13 poemas escritos

August 12, 2017 | Autor: R. Lopez De La Serna | Categoria: Poesia
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13 poemas escritos en SEPTIEMBRE DEL 2009-09-21

A LA MISERIA DE LA CRUCIFIXIÓN

Enséñale a hurgar y el arte de tentar,
todos los espacios de tu cuerpo, a mis dedos.
A deambular sobre tu piel sin penequear,
con pasos de ciego o de un añoso vetusto.
Quiero bañarme y zambullirme cual pico kamikaze,
rebuscando a la gran perla perdida entre las algas
El desalmado desamor me destroza y transforma
en bocado de cardenal para la hambruna carroñera.
¡Disfruto la genética molecular del sabor cubano del ron!
La realidad nos abofetea sin enmendar sus ofensas
La estupefacta embriaguez, hace de escudera;
son horribles ¡pavorosas las espantosas imágenes!
de la orgiástica realidad del mal que nos exorciza
Una mancha de sangre levita para testimoniar
el escozor de la miseria que nos calcina hasta la médula
Eres la triste metáfora de una rama rota del otoño;
de ese paraíso que se transformó en humedal muerto.
Tu belleza se marchita como el fulgor de un sol que agoniza,
tiritan los guijarros calcinadas por una estrella,
mientras la carne transpira su pasión puesta a la brasa.
Al ensalivar tu pudor ¡se ensalvaja la locura arremolinada!
Tu vientre palpita como la panza de una rana en celo,
mientras se sacia el trillado deseo empalado en holocausto.


¿Quién no ha aconsejado, a una virgen de lupanar?

Abre de par en par tus piernas,
para poder contemplar el sabor de la fiesta.
No hay que ser profeta para vaticinar lo previsible.
Tienes un sabor a luna, a frutas, a cisterna.
Soy más rapaz que pájaro omnívoro.
El azar ya no me ofrece doncellas para el holocausto.
Le agradezco a Dios por los recuerdos inconfesables.
Tanto placer y odios vertidos del amoroso cáliz.
Mi vida siempre fue: mitad cloaca y mitad paraíso.
Me gasté una vida aprendiendo a vivir,
a comprender lo que no aceptaba comprender,
me cansé de remodelar sobre lo remodelado.
¿Quién no ha aconsejado, a una virgen de lupanar?
Son invisibles las buenas intenciones de mi cuerpo.
Sobre las sábanas abandonamos los esqueletos del naufragio.
Mis recuerdos se agazapan cual tímida basura
o el azufre lúdico que nos dispensaba la cerveza.
El placer es más que una sonrisa o una libación de abeja.


Oda a la virgen de lupanar

Me has bautizado: sexo de leproso.
El falo se desliza cabizbajo hacia su querencia,
después de depositar el alimento dentro de la garganta,
embriagada por las alucinaciones de la madrugada.
Tu corazón luce como la abandonada cárcel de Alcatraz.
Nuestras locuras hambrientas se devoraron hasta los huesos.
Nada agradables son los olores de las miserias del jardín del goce.
Tus manos me masturban como un triunfo del escape.
Tus senos estrangulan la sed del fuego de mi piel.
Mi inocencia enloquecida se despidió de la decencia.
Todo cambia cuando el mezquino tiempo, salta por la ventana.
Me tortura que la pobreza le demarque los linderos a la magia.
Me desgastó como el sueño de las aguas enfermas.
Pienso en Raquel, en Roberto, en Alicia, en Isa, en Ana, en Grisell…
Pospongo para mañana el suicidio de las lágrimas.
Escribiré una ópera a la miseria de los amores que se pudren en vida.
Hilda me enseñó a orarle a las vírgenes del lupanar.
Imagino cuál banderas a sus olfateadas vaginas.
Mi malparidez existencial no soporta más, la soledad a la intemperie.
Cuento las horas que puede soportar mi carne en esta alcantarilla.
He acumulado demasiado dolor y desencantos de mis amantes.
Me siento acorralado contra las cuerdas ¡y no suena la campana!
El aroma de tu piel se cuela como el frío de la oscuridad.
Mis pesadillas superaron a las orillas de lo imaginable.
Ni un milímetro separa a la vida de la muerte;
así como la lluvia a nuestras pieles africanizadas...
Nunca volveré a contar hasta veinte para controlar,
las compuertas de la represa desbocada de mis instintos.
Me desbordaré como un tsunami contra las paredes.
Transformaré el semen en un nenúfar de lágrimas.


LÍRICA A MI ANGUSTÍA

Madrugo a escuchar el silbido de las pieles de las mujeres.
Este nuevo milenio me ha transportado a un lugar común,
donde la pobreza y el infortunio se citan: ¡En la mierda!
Una sociedad degenerada lucha por conquistar espacios.
¡Da lágrima el nuevo mundo, que se consigue sin amor!
Mi vida son siglos perdidos en falsos éxtasis.
Solo el sexo me reencuentra con la vitalidad la naturaleza.
El sobrevivir nada nos garantiza una vida digna.
A uno conozco el rostro, el destino ni la personalidad de mi vida.
¿Puede llamarse vida, a la poesía o antipoesía de nuestros pasos?
Quiero colgarle campanas al cuello, al viento.
Me arrodilló para besar como un árbol, a tu victoria regia.
Lírica al hermoso sexo de las flores

Mi corazón es un Amazonia esmeralda.
Saboreas al sexo vigoroso y recio, como una taza de café.
Tu tristeza serpea cual lágrimas raptoras entre espinas,
se confunden como las raíces rapteras sin desyerbar de la maleza.
Al sol el dolor de tu piel, podría mudar de nido.
Escucho al ardiente grito silencioso de la escarcha.
La corteza de la piel vieja, ahora es un nostálgico paisaje.
El trino los pájaros me impiden escuchar al silencio.
Crepitan recuerdos de mis amadas cual leños purificados al fuego.
Mi espíritu respira el mismo aire de los pájaros, pero no vuelo.
Platicó con esta hoja en blanco, como si fuera la amante ideal:
Sorda, muda y ciega como las hermosas flores.


Me cansé de ser un lienzo para el amor.
Bebo ron con jugo de naranja ¡nunca lo hubiera imaginado!
Tu recuerdo danza como una libélula excitada alrededor de mi plexo.
Me encanta recordar los cantos de amor de tu piel desnuda,
mientras mi instinto grita cual racimos de micos amazónicos,
confundidos entre las hojas brumosas de los árboles de la tristeza.
Como una ardilla me detengo, levantó la cabeza y me pregunto:
¿Por qué los hombres toman siempre, el sendero de lo absurdo?
¡Jamón serrano, ron cubano! ¿Así quien no escribe poesía?
Vivo como un nómada persiguiendo el aroma de los nenúfares.
El destino es un absurdo mapamundi de destinos y sentires.
Navego por continentes en procura del corazón de un afecto.
Sé que no soy el arco iris, del olvido que seré…
Lírica al sabor del viento

Nuestro destino está anillado al corazón del arco iris.
Una tortuguita entró a hurtadillas, al galope, como el aroma del arreglo de rosas.
Siento ira y dolor al ver que el corazón de los que amo,
como un molino de viento, han transformado en tormentas mis ilusiones.
He cambiado por dolorosos recuerdos, a mis oportunidades de ser feliz.
¿Por qué las cuatro estaciones viven peleándose, la soladez de tu espíritu?
La ironía se mece como una silla de la sábana costeña bajo la sombra.
El amor y la ansiedad tienen que aprender a convivir,
como las frutas dentro del platón de una negra cartagenera,
que se desliza como una sensual palmera por las playas,
ofreciendo el sabor silvestre de su sensorial y voluptuosa anatomía...
Nísperos, mangos, piña, papaya ¡papaya me reclama el cuerpo!
Invierto el saldo de mi pobreza, comprándole un sueño al viento.
Lírica al verde entre tú y yo

¿Será que es imposible construir un puente,
entre tu corazón y el mío?
¿Para que cruza la soledad las piernas,
si mi lengua se desliza y se sumerge,
cuando descubre el pasadizo secreto de la grieta?
El polvo de una noche lluviosa es más que una ilusión.
Siento la respiración virulenta del deseo raptero,
me desbordo como un desesperado cántaro sobre tu sed.
Alunado por tu sexo, brillante como la planta de una mulata.
La nostalgia del desesperado vértigo, me quema con su sombra.
Ignoramos los ruidos necios de la calle, los miedos de la ciudad.
Engulló desde la punta de los pies con amorosos mimos.
Nos abrazamos como el viento o serpientes en celo.
Me amas transportada por los recuerdos de las canciones vallenatas.
Nunca he podido saber, si me pertenece un pedazo de tu alma
o si soy un fugaz inmigrante, que debe conocer el exilio.
No sé cómo escapar de la melancolía de la nostalgia.
Vivo la zozobra de las añoranzas de un corazón vagabundo.
He sido un talego de aciertos y fracasos

Un girasol siempre será un semillero de soles.
Mi corazón siempre ha sido el antejardín de la melancolía.
He sido la noche el crepúsculo de la humeante soledad.
La morriña añoranza que recibo como transfusión por tus besos,
¡Cadáveres insepultos que regresan por las noches a acompañarnos!
¿Serán las estrellas los refugios de las almas, de los amores muertos?
De fracaso tras fracaso, fui perdiendo un mar de ilusiones.
Las lágrimas y la bruma se fueron carcomiendo el rojo del amor.
No sé cómo pesar mis logros y fracasos etéreos para conocer,
la tendencia del sino que escribe nuestro diario de aborto.

Lírica de un antihéroe

Mi marmolea soledad: ¡apesta!
como la mórbida poesía que destila.
Toda mi sangre, ¡es una sola llaga!

Obsesivo como un pájaro carpintero,
los espasmos de los dientes de mis labios,
se deslizan sobre la carne resucitada,
regando esquirlas sobre el polvo de los escombros.

Me siento acribillado como un héroe mutilado,
traicionado por el amor y el destino.
Estoy aprendiendo a morir, envejeciendo.
Me siento inútil cual pedazo de corazón roto.
La vida me abofetea ¡dándome la espalda!

Ya no soy la veleta de tus sueños

Ya no hay luz en tu cuerpo
ni en las sábanas, ni en el horizonte,
solo escucho el eco del naufragio
¡Nos alejamos como pájaros del hedor!

Nunca volverán a tatuarme tus caricias.
Deseo vivir embriagado como Li Po, hasta ahogarme.
Me arrodillo a escuchar los gritos de la cloaca.
Me embriaga el vino putrefacto de la lujuriosa cava.

Ya no serán de fiesta las excitantes curvas,
ni la explosión de la carne: ¡un amoroso holocausto!
La locura de nuestro impudor, ya no se envidia.
Me disfrazó para disimular al calcinante otoño.
Giro como las alas de una veleta: sin sueños ni viento.

¡Cómo te extraño, mi amor! ¿Por qué será?

¡Como extraño la impaciencia tu cuerpo!
Es mordaz el calcinante silencio de tu sexo.
Balbuceas palabras sin compasión ni aliento.
Los recuerdos se secan cual manchas de sangre.
Ya no escribe: ¡te amo! Sobre el vaho del espejo
Extraño los recuerdos tirados, a la hoguera.
Sin respuestas es imposible conciliar el sueño
¡Cómo te extraño, mi amor! ¿Por qué será?


A los recuerdos de mis huesos

Todos mis recuerdos son como los nudos del bambú.
La ausencia de mi hija, me recuerda a los vientos de la Antártida.
A veces pienso que se llevó mi alma como parte de su equipaje;
ni siquiera las cenizas pudieron soportar, las imágenes del fuego.
Las lágrimas de mi risa desboronan a la carne que gritaba de placer.
Siento cual extranjero mirando por la escotilla un nuevo mundo.
En secreto la luz del reloj se resbala para brindar con el poeta,
que arma con los desechos del pensamiento un magistral libro.
Ha abortado mi alma tantos recuerdos desnudos como hojas caídas.
La melancolía de nuestro hogar vacío, transpira una dolorosa tristeza.
¿Como se puede tildar de progreso, al dolor gris de los versos?
¿Será la osteoporosis, la metamorfosis de la poesía de mi crepúsculo?

Desyerbando recuerdos de la piel

El camino que recorro, mira hacia atrás para respirar.
Me embriagó con el néctar del sol que cargo en los bolsillos.
Es extraña la buena suerte del corazón de mi mano izquierda.
En la soledad crepita cual madera seca, la nostalgia de los sonidos.
La luz de mis repasos me estoquea con los pasos invisibles del reloj.
El diario vivir se asemeja más a un juego de cartas, que a otro azar.
Dejo abierto el músculo de los sentidos para captar mejores retratos.
En la oscuridad murmuro con las estrellas sobre nosotros.
Disfruta del placer cuando me acaricio como un pez con el agua.
¿En qué instante me dediqué a coleccionar momentos insignificantes?
Ahora le dedicó más tiempo a la poda, que a la siembra de versos;
mientras desyerbo con licor a la duermevela, de la piel que expira.

Roman lopez De La Serna

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