Arquitectura moderna para el servicio postal – Argentina, 1947-1955

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Arquitectura moderna para el servicio postal – Argentina, 1947-1955

Arquitectura moderna para el servicio postal – Argentina, 1947-1955 Dra. Arq. Adriana Collado Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo. Universidad Nacional del Litoral

En la segunda mitad de la década 1940-50 el ambiente de la producción de arquitectura en Argentina tuvo una particular intensidad, caracterizándose por la coincidencia de varios acontecimientos que mostraron una voluntad de renovación respecto de las prácticas precedentes. La terminación de la Segunda Guerra Mundial, que permitía reabrir las fronteras y normalizar la dinámica de intercambios, se solapaba con la fuerte transformación política, social y económica que se impulsaba en el país con el advenimiento del peronismo, generando un contexto en el que la novedad era la marca dominante. El bienio 1947-48, durante el cual se van a idear primero y proyectar luego, más de la mitad de los edificios y conjuntos que estudiamos en este trabajo1, estuvo signado por algunos eventos en el campo de la arquitectura y el urbanismo, que planteaban desafíos a la disciplina y a sus actores; - El de 1948 fue el año más activo dentro de la gestión del EPBA (Estudio Plan Buenos Aires), organizado en la Municipalidad de Buenos Aires, bajo la dirección de Jorge Ferrari Hardoy; un espacio donde, además de estudiar la factibilidad del plan de Le Corbusier elaborado diez años antes, se buscaban estrategias de coordinación para encuadrar al plan regulador de la ciudad en el Primer Plan Quinquenal (en adelante PPQ) del peronismo; en fin, un ámbito oficial donde, por un par de años, se pensó en términos del urbanismo CIAM. - En la Universidad Nacional de Tucumán se ponía en marcha el proyecto para erigir la nueva ciudad universitaria, al frente del cual se encontraba Jorge Vivanco; el proyecto era un acontecimiento de escala excepcional, que no tenía precedentes en la producción de arquitectura y urbanismo modernos en el país y se daba asociado con un espacio académico de excelencia, el Instituto de Arquitectura y Urbanismo de la misma universidad; - Tanto el Instituto de Arquitectura y Urbanismo de la UNT, buscando jerarquizar su plantel docente, como el Estudio Plan Buenos Aires, requiriendo consultores, convocaron coordinadamente a un grupo de arquitectos italianos -Ernesto Nathan Rogers, Luigi Piccinato, Ernesto Lapadula, Enrico Tedeschi, Cino Calcaprina- que llegaron al país en ese mismo año, para sumarse a un debate apenas abierto con relación a la transferencia y reelaboraciones de las ideas dominantes en Europa en el campo de la disciplina; algunos permanecieron aquí y otros regresaron a Italia luego de una estadía más o menos prolongada, aunque todos tuvieron impacto; - Llegará para entonces, después del largo paréntesis de la Guerra, el tomo 4º de las Obras Completas de Le Corbusier, publicado en Zurich en 1946, en el que se pueden ver referencias formales que alimentan un repertorio a disposición, para los arquitectos enrolados en la modernidad; entre ellas, la secuencia de bóvedas en las construcciones rurales en el norte de África; el perfil quebrado de la cubierta para la versión rural de la maison Jaoul proyectada en 1937 o la maison Clarke Arundell de 1939; proyectos tipológicos como la casa para el capataz, o el cubo excavado de la casa para el ingeniero; las propuestas Murodins y la prefabricación de emergencia; la teoría del brise-soleil explicada y aplicada reiteradamente en Argel y en Río; la reflexión sobre la síntesis de las artes mayores (“una epopeya plástica que comienza”) y, por fin, el proyecto prototípico de las unidades de habitación de grandeur conforme, con fotos de Marsella en construcción.

Tomo 4º de las Obras Completas de Le Corbusier. Croquis de Río de Janeiro, p. 81

1. De los más de ochenta edificios y conjuntos que dan soporte al presente trabajo, cincuenta fueron proyectados en 1948, en tanto que las primeras ideas esbozadas en anteproyectos surgieron entre agosto de 1947 y mayo de 1948.

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- El Dr. Curutchet concreta, también en 1948, el encargo a Le Corbusier de su casa en La Plata, la única obra íntegramente proyectada por el Maestro que se levantara en América Latina; aunque la casa demoró muchos años en construirse, el tema tuvo repercusión inmediata en el ámbito disciplinar. - Desde otros escenarios llegará en 1947 Marcel Breuer, invitado por la UBA en una gira de tres meses por Sudamérica, siendo sus anfitriones Eduardo Catalano y Carlos Coire. Durante su estadía en Buenos Aires, además de dictar un ciclo de conferencias, realiza un trabajo de proyecto con un grupo de estudiantes avanzados de la Escuela, al que se sumaron alumnos de otras escuelas del país y de la de Montevideo. - Nuestra Arquitectura abre perspectivas al publicar, en esos dos años, un abanico diverso de temas y problemas que se vinculan con las innovaciones de posguerra; numerosas notas sobre el problema de la vivienda social y la prefabricación, dos números especiales dedicados a la obra de Marcel Breuer, varios artículos dedicados a la arquitectura italiana de posguerra, un número especial sobre arquitectura, urbanismo y vivienda social en la URSS y algunas obras claves de la modernidad en Argentina como la Casa del Puente, el Mercado del Plata, el proyecto para el Auditorio Ciudad de Buenos Aires de Catalano y el parador Ariston en Mar del Plata (Breuer, Catalano y Coire). Edición especial de Nuestra Arquitectura dedicada a la obra de Marcel Breuer. Septiembre de 1947

Frente a este somero punteo, tendenciado por la perspectiva desde la que se abordará el tema aquí, no resulta descabellado pensar que en esos años el panorama se presentaba favorable para el desarrollo de algunos proyectos de envergadura en el país, bajo la hegemonía de la arquitectura moderna. La preocupación central de este trabajo es estudiar un conjunto de edificios públicos construidos por el Estado en el área Comunicaciones, en el marco de los dos planes quinquenales (1947-52 y 1952-57, este último interrumpido abruptamente con el golpe de septiembre de 1955) del gobierno de Juan D. Perón, centrando el interés especialmente en los ejemplos de arquitectura moderna que dicha producción generó.

Auditorio Ciudad de Buenos Aires. Arq. Eduardo Catalano, 1947. No construido (Fuente: Nuestra Arquitectura, enero de 1948) 2. Sonderéguer, Pedro C. Arquitectura y Modernidad en la Argentina I. Buenos Aires: CESCA, 1986; p. 11. 3. Dec 15.372 del 13/06/1944 citado por Castro Esteves, Ramón. Historia de las comunicaciones argentinas. Buenos Aires: Talleres Gráficos del Ministerio de Comunicaciones, 1958; p. 497. 4. Dec. 6.353 del 28/02/1946 citado por Castro Esteves, R. Op. Cit.; p. 498. 5. El nombramiento de Nicolini, es de fecha 4 de junio de 1946 por Dec. 3915; el Dec. 1.068/46 del 24/06/1946, dispone la anulación de la autarquía; citados por Castro Esteves, R. Op. Cit.; pp. 498 y 499.

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Como es sabido, la arquitectura del primer peronismo fue durante muchos años estigmatizada con los rótulos de monumentalista, historicista, e incluso fascista; si bien es cierto que algunas de las producciones admitían estas adscripciones y que otras se enrolaban en los pintoresquismos -neocolonial o californiano-, hubo también muchas obras que respondieron a otros paradigmas y que asumieron otra estética. Para sostener el argumento de la arquitectura historicista, monumental o pintoresca como expresiones excluyentes, la crítica y la historiografía del pos-peronismo debieron desdeñar muchas de las manifestaciones generadas en el período y, sobre todo, debieron negar o minimizar obras que daban cuenta de la opción por la arquitectura moderna. Por arquitectura moderna entenderemos a aquélla en la que se reelaboraron localmente los elementos funcionales, espaciales y formales surgidos de las vanguardias europeas, logrando una apropiación eficaz de los mismos por parte de la edilicia nativa; los rasgos dominantes de la arquitectura moderna serán en general, el manejo de una estética abstracta, la probada y eficiente funcionalidad, la recurrencia a estándares muy ajustados de superficie, la aplicación de nuevos materiales, tecnologías y dispositivos constructivos novedosos, que coincidirán total o parcialmente en las distintas obras.2 Sin embargo, y a modo de hipótesis de partida, podría afirmarse que el caso que se está investigando aquí, los edificios de la Secretaría de Comunicaciones proyectados durante los planes quinquenales de Perón son, mayoritariamente, ejemplos claros de una opción deliberada por la arquitectura moderna para definir una imagen de estos servicios públicos asociada a la prestación estatal de los mismos, bajo el signo de la eficiencia, la funcionalidad, la racionalidad y la innovación. Nos preguntamos cuáles fueron las motivaciones que llevaron a funcionarios políticos y cuadros técnicos de la Secretaría, a definirse en coincidencia por esta opción, en momentos

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en que la dotación de arquitectura que se promovía desde otras áreas del Estado (como las de salud y educación) estaba siendo afrontada desde los códigos de la arquitectura neocolonial californiana; fue éste un interrogante sobre el que esta investigación ha tratado de aproximar algunas respuestas, al menos provisorias.

La estructura posibilitante En 1876, con la sanción de la Ley Nacional de Correos (nº 816) y la unificación de los servicios postales y telegráficos quedó creada, dentro del Ministerio del Interior, la Dirección Nacional de Correos y Telégrafos; al poco tiempo, a los dos servicios básicos se les agregaron los de encomiendas, giros postales, valores declarados y cartas certificadas, con lo que las prestaciones se incrementaron notablemente, requiriendo instalaciones más complejas para el funcionamiento de las oficinas. Durante casi setenta años fue ésta la estructura de los servicios postales en el país; en 1944, en la antesala del período que nos ocupa, se definió un cambio significativo mediante un decreto del PEN que dispuso la autarquía de Correos y Telégrafos, quedando a cargo de un consejo integrado por un director general y vocales designados por el gobierno, aunque conservaba dependencia política con el Ministerio del Interior.3 La misma disposición introdujo un cambio de nombre que anunciaba un interés por estar a tono con los tiempos, ya que pasó a llamarse Dirección Nacional de Correos y Telecomunicaciones. A partir de octubre de 1945 se hará evidente que para el peronismo, el área de las comunicaciones era de máxima importancia; en febrero de 1946 se produjo una jerarquización, pasando del nivel de Dirección, a Administración General de Correos y Telecomunicaciones, manteniéndose en la órbita del Ministerio del Interior.4 En junio de ese mismo año asumió como administrador una figura que habría de ser clave en el proceso de renovación del Organismo, Oscar Nicolini; pocos días más tarde fue dejada sin efecto la autarquía de la Administración General y se canceló el funcionamiento del consejo creado en 1944. 5 Con el rango de Administración General se reorganizó la estructura de funcionamiento y se reforzó la División Arquitectura dándole total independencia respecto de la antigua Dirección General de Arquitectura del MOP, en la que hasta entonces se habían desarrollado la mayor parte de los proyectos para edificios de correos, tanto los nuevos a construirse como las refacciones y remodelaciones de edificios existentes; los últimos planos que se identifican como de la DGA del MOP están fechados en 1944 y corresponden a anteproyectos ejecutados para territorios nacionales.6 Esta oficina técnica, la Dirección de Arquitectura de Correos y Telecomunicaciones (en adelante DACyT), existía desde la década de 1930, pero fue renovada y ampliada en virtud de los cambios mencionados; allí habrían de incorporarse, a lo largo de 1947, los profesionales que concretaron la mayor parte de los proyectos que analizaremos aquí. No obstante, la modificación más importante y decisiva en la estructura del Organismo se iba a producir a principios de 1949, cuando fue creada la Secretaría de Comunicaciones de la Nación, por un decreto del PEN, del 26 de enero de 1949; esta nueva dependencia unificó los servicios postales, telefónicos, telegráficos y radioeléctricos de propiedad nacional “elementos básicos e indispensables para el desenvolvimiento de la economía y la cultura argentinas”. En simultáneo a la creación se nombró secretario de Comunicaciones, con rango de ministro-secretario de Estado, al entonces administrador, Oscar Nicolini.7 Apenas un par de meses más tarde, los cambios que surgieron con la sanción de la Constitución de 1949 llevaron a una reestructuración de los ministerios nacionales, según la cual el área de Comunicaciones pasó a asumir el rango de ministerio, por lo cual desde entonces, sin que se haga explícito el cambio, pasaría a reconocerse al Ministerio de Comunicaciones.8 La nueva Ley de Ministerios en su artículo 18º, disponía lo concerniente al de Comunicaciones, asignándole las responsabilidades relativas al desarrollo, promoción, orientación y fisca-

Partida de la delegación argentina al Vº Congreso de la Unión Postal de las Américas. Agosto 1946. (Fuente: Revista de C y T, 109, set. 1946)

Tipo oficial de edificio para oficina de Correos. Dirección Gral. de C y T, Arquitectura, 1931 (Fuente: Archivo CRIHDAC) 6. Según se pudo constatar en los archivos del Centro de Recuperación, Investigación Histórica y Digitalización del Archivo de Correos (en adelante CRIHDAC), si bien algunos proyectos y anteproyectos ejecutados entre 1930 y 1945 se rotularon con la sigla DGCyT (Dirección General de Correos y Telégrafos), la mayor parte se identifican como DGA-MOP. 7. Young, Juan R. “Creación de la Secretaría de Comunicaciones”, Revista de Correos y Telecomunicaciones, 138-9. Buenos Aires, febrero-marzo 1949; pp. 8 a 12. 8. Ley nacional 13.529 del 07/07/1949. En el art. 1º dispone: “Los ministerios secretarías de Estado en que se divide el Despacho de los negocios de la Nación, serán los siguientes: Relaciones Exteriores y Culto, Interior, Justicia, Educación, Salud Pública, Comunicaciones, Asuntos Políticos, Hacienda, Economía, Finanzas, Industria y Comercio, Obras Públicas, Agricultura y Ganadería, Trabajo y Previsión, Transportes, Defensa Nacional, Ejército, Marina, Aeronáutica y Asuntos Técnicos”.

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lización de los sistemas de comunicaciones en el territorio de la Nación y en particular abarcaba la administración y explotación de los servicios postales y de telecomunicaciones ejecutados directamente por el Estado; la coordinación de los servicios de telecomunicaciones de jurisdicción nacional; los servicios de correos; la red telegráfica propiedad de la Nación; los sistemas de comunicaciones telegráficas de jurisdicción nacional; la red de comunicaciones telefónicas propiedad de la Nación; los sistemas de comunicaciones telefónicas de jurisdicción nacional; el servicio de radiocomunicaciones y el servicio de radiodifusión y televisión. Sólo quedaban fuera de su jurisdicción las comunicaciones relacionadas con seguridad y defensa, que pertenecían a la órbita del Ministerio de Defensa Nacional.9

Revista de Correos y Telecomunicaciones de septiembre de 1948, en la que se expone el plan de construcción de nuevos edificios

La designación de este nuevo ministerio fue cuestionada en su momento por algunos especialistas que consideraban más acertado el nombre original de Correos y Telecomunicaciones por cuanto bajo la genérica denominación de Comunicaciones deberían incluirse también los transportes y vías de comunicación;10 no obstante la objeción no alteró los proyectos ni limitó el empuje que dominaba los planes de crecimiento, siendo muy notable la dinámica desplegada por el ministro Nicolini que recorría el país impulsando el plan de modernización. Un plan que, obviamente, no comprometía sólo a lo edilicio, sino que preveía una renovación plena de todos los aspectos técnicos y organizativos en los servicios postales, telegráficos, telefónicos y radiales. En relación con el volumen construido, se debe recordar que el peronismo consolidó fuertemente la noción de estado benefactor y llevó adelante en Argentina una política de dotación de equipamientos para el bienestar social inédita hasta entonces y, cuantitativamente, nunca superada por ningún otro régimen en el país. Se construyeron y reformaron hospitales y otros centros de salud (200) en todo el territorio nacional; se concretaron numerosísimas escuelas (casi 5000), además de hogares colectivos para niños y ancianos, colonias de vacaciones, hoteles y equipamientos turísticos, centros recreativos diversos, los que generaron un volumen enorme de obra construida, haciendo de la industria de la construcción uno de los pilares de la economía y alcanzando record tales como el de que 1950 fuera el año de mayor consumo de cemento portland por habitante en el país, durante todo el siglo XX.11

Homenaje de Correos y Telecomunicaciones al presidente Perón; a su izquierda el ministro Nicolini. Teatro Colón, marzo de 1947 (Fuente: Revista de C y T, 116, abril 1947) 9. González Climent, Aurelio. Los transportes, el correo y las telecomunicaciones en el Segundo Plan Quinquenal. Buenos Aires: Macchi, 1953; p. 27. 10. Wolfenson, Enrique. “Secretaría de Comunicaciones. Informe presentado al Instituto de Economía de los Transportes”, febrero de 1949. Citado por González Climent, A. Op. Cit.; p. 25. 11. Sonderéguer, P. C. Op. Cit ; p. 13. 12. González Climent, A. Op. Cit.; p. 10. 13. Arenas Luques, Fermín. “Los Delegados Argentinos a los Congresos de la Unión Postal Universal”, Revista de Correos y Telecomunicaciones, 119. Buenos Aires, julio 1947; p. 692. 14. González Climent, A. Op. Cit., p. 30. 15. “Modernización de las instalaciones”, Revista de Correos y Telecomunicaciones, 111. Buenos Aires, noviembre 1946; p. 161.

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Por otra parte, el área de transportes también estaba recibiendo una atención especial y para 1949 las concreciones en este sector habían superado las propias previsiones del PPQ, con la nacionalización de los ferrocarriles y el crecimiento de la industria ferroviaria, el impulso al transporte aéreo y a la aeronáutica comercial, el plan de construcción de aeropuertos y la expansión de la flota naval y de la marina mercante; todo este desarrollo justificaba la necesidad de un ente que atendiera el problema del transporte de manera específica, lo cual fundamentaba el desdoblamiento en dos organismos de máximo nivel como eran los ministerios, con una estructura acorde a las necesidades que cada rubro planteaba. En la estrategia de desarrollo nacional establecida por el PPQ, las áreas de Comunicaciones y de Transportes presentaban equivalencia en el orden de prioridades; en tanto el orden de prioridad fijado por el Segundo Plan Quinquenal (en adelante SPQ) daba un rango uno al agro, la energía, la minería y las industrias (siderúrgica, metalúrgica y química); en el rango dos estaba definido el transporte, en tanto que en el tres se ubicaban las telecomunicaciones; esto llevaría a que en el lapso recorrido entre 1952 a 1955, las inversiones en edilicia de correos y telecomunicaciones fueran proporcionalmente menores a las verificadas en el PPQ.12 No es exagerado decir que la figura de Nicolini resultó vital en la concreción de una fuerte publicidad de las políticas estatales en el área de Comunicaciones. Destacaba por haber sido empleado del servicio postal desde muy joven, cumpliendo inicialmente funciones subalternas para, luego de una prolongada carrera, llegar al más alto escalón con su cargo de ministro; conociendo al Organismo desde adentro, Nicolini cumplía en todo con el paradigma de la mística peronista, mostrándose en su desempeño como un funcionario eficiente y comprometido Había nacido en Buenos Aires en 1899; la biografía oficial refiere a sus estudios de medicina en la UBA, que al parecer no completó, aunque le sirvieron para ser docente de asignaturas

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como biología e higiene en escuelas secundarias de la Capital, en forma paralela a su trabajo en Correos. En 1921, a los 22 años, ingresa como empleado a Correos y Telégrafos donde, pasado algún tiempo, comienza a escalar posiciones, siendo en los años ´30, jefe de sección; no obstante, el ascenso decisivo se dio en junio de 1943, cuando fue designado secretario privado del director general de CyT, el teniente coronel Aníbal Imbert, quien acababa de asumir, nombrado por el general Ramírez después del golpe del 4 de junio.13 Al año siguiente pasó a la Secretaría de Informaciones, Prensa y Propaganda del Estado, ocupando primero la subdirección y luego la dirección de radiodifusión; de allí, con algunas intermitencias no del todo aclaradas, pasó a ocupar sucesivamente los cargos de director (1945), administrador general (1946) y, por último, a ministro-secretario de estado, en la Secretaría de Comunicaciones, a partir de 1949. A estas referencias oficiales se podrían agregar datos de su historia personal, ya que es reiteradamente citada y reconocida su íntima amistad con Eva Perón y su proximidad con el matrimonio a partir de la confianza que tanto Eva como Juan Perón le dispensaban. Su brillante carrera terminó abruptamente en septiembre de 1955, cuando además de separarlo del cargo, fue detenido y encarcelado, falleciendo pocos meses después.

Edificio del Correo en Río Gallegos (Fuente: Revista de C y T, 114, feb. 1947)

La nueva escala de la oficina de arquitectura El mayor rango del Organismo, llevó también a jerarquizar decididamente la oficina de arquitectura que pasó a ser una Dirección14, a cargo del arquitecto Aristóbulo Martínez, profesional de confianza de Nicolini; además pasó a abarcar las áreas de telefonía y radio, ampliándose la envergadura del trabajo, diversificándose los temas y los tipos funcionales a resolver, aumentando la cantidad de proyectos a encarar, al igual que el volumen de obra por atender y los presupuestos que se dispusieron. Los intereses renovadores de la gestión de Nicolini comenzaron a ponerse de manifiesto desde 1946, cuando se inicia un plan de remodelación del equipamiento de atención al público de las sucursales de las ciudades principales, con el cambio de mobiliario y el reemplazo de las “anticuadas instalaciones y vetustas ventanillas” por otras de “aspecto renovado”.15 El énfasis en lo edilicio continuó, cuando comenzó a publicarse en la revista institucional una sección titulada Nuestros Edificios en la que se mostraban imágenes de sedes del interior con algún rasgo destacado en su arquitectura (Salta, Tucumán, Bariloche, Paraná, Río Gallegos, Comodoro Rivadavia), sección que se mantuvo durante varios números, entre el 112 y el 116, mostrando sólo fotografías, sin texto; si bien la muestra se inició con edificios construidos para correos, a poco de avanzar se incorporaron casos de sedes alquiladas a particulares (Casilda, Venado Tuerto, Río Cuarto), que habían sido levantadas para comercios o viviendas y que no cumplían con las nuevas expectativas de eficiencia e imagen institucional. Una referencia sobre el cambio de escala en la tarea de la DACyT pueden darla algunos datos estadísticos expuestos en la revista, en un número especial, dedicado a las nuevas construcciones que se estaban encarando.16 Se consignaba entonces que en un lapso de 13 años -1933 a 1946- que se podía considerar el período más productivo en la historia de la edilicia de Correos y Telégrafos, se habían concretado en total 60 edificios; en tanto, entre octubre de 1947 y septiembre de 1948 -once meses- se habían organizado los trabajos previos, proyectado, licitado, adjudicado e iniciado la construcción de 80 edificios.17 En la nota de prensa mencionada, se ponía énfasis en la coordinación necesaria para llevar a cabo esta obra, entre los tres niveles responsables de la misma: “...el P.E. que empeñado sin desmayos en su campaña por colocar a nuestro país a tono con sus posibilidades, proyectó esta ley /…/ la Administración General en cuanto a su importante gestión compete y en la eficaz elección de su agente directo que habría de llevar a la práctica el plan /.../ y la División de Arquitectura que con su fecunda acción y medios propios, pese a lo reciente de su creación, ha conseguido desarrollar en pocos meses una obra tan vasta que por sus alcances merece el reconocimiento de los que de una u otra forma se beneficiarán con la construcción de los nuevos edificios …”18

Plan de edificios del Ministerio de Comunicaciones en el 2º Plan Quinquenal (Fuente: Nicolini, O. Op. Cit., p. 16 bis) 16. “Gobernar es poblar”, Revista de Correos y Telecomunicaciones, 133. Buenos Aires, septiembre 1948; pp. 11 a 15. 17. La fecha de octubre de 1947 se corresponde con el lanzamiento del PPQ, dispuesto en la Ley 13.011/47, que asignaba cien millones de pesos (a razón de veinte millones anuales) para las construcciones del área de Comunicaciones. Puede agregarse que los ochenta edificios mencionados se concluyeron casi en su totalidad antes de 1952. 18. “Gobernar es poblar”, Op. Cit.; p. 14.

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Los 80 edificios del primer año, se incrementaron con el correr de los restantes que abarcó el PPQ, aunque con un ritmo más lento; para 1952 se hallaban concluidas 78 sedes de correos y/o estaciones de radio, mientras 25 se encontraban en construcción y 26 estaban proyectadas para ser ejecutadas durante el SPQ, con inicio inminente (cabe aclarar que entre estas últimas se hallaban varias importantes cabeceras de distrito: Santa Fe, Corrientes, Posadas y Santa Rosa de la Pampa). Cuantificando en superficies ocupadas, en 1946 existían 52.000 m2 de superficie cubierta por edificios de propiedad de Correos y Telecomunicaciones, aunque sólo un 50% había sido construida por el MOP; en 1952, la superficie había crecido a 172.000 m2, debiendo destacarse que los 120.000 m2 que se agregaron habían sido ejecutados por la DACyT. La previsión, de cumplirse el SPQ, era que en 1957 la superficie ocupada por edificios de la repartición creciera a 392.000 m2, es decir, se planificaba un incremento de 220.000 m2.19 Arquitecto Aristóbulo Martínez, director de Arquitectura de Correos y Telecomunicaciones (Fuente: Revista de C y T 133, sept. 1948)

19. Nicolini, Oscar. Las comunicaciones en los Planes de Gobierno. Buenos Aires: Ed. Oficial, 1954. Los datos corresponden a un informe de setiembre de 1953. 20. Ver el artículo de Constanza Eliggi en esta misma publicación. 21. La particularidad de este proceso de selección, ha sido comentada por todos los historiadores que han trabajado sobre este tema, y el hecho se vio enfatizado a raíz de las reflexiones que, diez años más tarde, se formularon en Nuestra Arquitectura, hablando de la inexperiencia de unos jóvenes que, puestos a proyectar, “…diseñaron lo que habían aprendido en las aulas, sin pensar en la tradición de los edificios oficiales…”, teniendo como primeros encargos algunos “correítos de poca monta”. En Nuestra Arquitectura, 345, agosto de 1958. Ver el trabajo de Patricia Méndez en esta misma publicación. 22. No se pudieron localizar los nombramientos en el archivo de Correos; las referencias acerca del momento de ingreso se registraron en una entrevista con los arquitectos Eudaldo Vidal y Fernando Saladrigas, realizada en el CEDODAL, Buenos Aires, 13 de julio de 2011. El rótulo de “arquitectos tradicionales” fue planteado por el arquitecto Vidal. 23. Entrevista con los arquitectos Eudaldo Vidal y Fernando Saladrigas, citada supra. Las fechas fueron verificadas en los legajos técnicos correspondientes. Archivo CRIHDAC.

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La Secretaría abarcaba un campo muy amplio (desde los servicios postales en sus distintos formatos, el ahorro postal, el servicio telegráfico, la telefonía y la radiofonía) todos los cuales tenían sus especificidades y necesidades de renovación técnica propias y es muy evidente que la arquitectura actuó como uno de los soportes más contundentes de la representación del Organismo; en las mismas páginas de la revista, además del espacio dedicado a publicar los nuevos proyectos y las inauguraciones de obras concluidas, se nota el interés que suscitan los temas edilicios.20 En medio de esa reorganización debida a los cambios que se necesitaba afrontar, un imperativo fue consolidar el plantel profesional, para lo que se convocó en los últimos meses de 1946, a los primeros nuevos integrantes, seleccionados por Aristóbulo Martínez de entre los estudiantes con mejores condiciones de los últimos cursos de la Escuela de Arquitectura, que dependía de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA.21 Del numeroso grupo que se iría formando, el primero en ingresar fue Agustín Bianchi que fue quien, aparentemente, recomendó a algunos de sus compañeros; lo siguieron José Ma. Spencer, a fines de 1946 y Eudaldo Vidal a principios de 1947. En la oficina ya estaban, además del Director, los arquitectos Emilio Jozami y Mariano Casares, y Guillermo S. Quesada Maschwitz, que había trabajado en el MOP como dibujante; para los jóvenes que se integraban, los cuatro anteriores eran arquitectos tradicionales.22 Si bien los ingresos se produjeron, en muchos casos, antes de la graduación de los convocados, el rol de proyectistas no lo asumían hasta después de obtener el título; inicialmente realizaban tareas de dibujantes-proyectistas y en los primeros meses ejercían una práctica preparatoria, trabajando en anteproyectos de casos menores hasta adquirir los manejos sobre la especificidad de los programas que debían afrontar. En el caso de Eudaldo Vidal cuyo título está fechado en marzo de 1948, al año de haber ingresado a la dependencia y dos meses después de graduarse, firmó el proyecto del edificio para la ciudad de Mendoza; hasta entonces había realizado dos anteproyectos (Chamical y San Cristóbal) durante 1947, casos de los que desarrolla el proyecto en abril de 1948. Una situación similar se plantea con el desempeño de Agustín Bianchi, co-autor del proyecto para Mendoza, quien a fines de 1947 desarrolla los primeros anteproyectos (Vera y Barranqueras), cuyos proyectos completa en marzo de 1948. 23

Primeras decisiones ante el Plan Quinquenal Con seguridad, en la Secretaría se conocía la opción por la arquitectura moderna para los edificios del servicio postal en países como Portugal, Brasil y Chile, con los cuales CyT mantenía contactos a través de la participación activa en distintos organismos internacionales como la Unión Postal de las Américas y España, la Unión Postal Universal y la Unión Internacional de Telecomunicaciones; la revista documenta la frecuente participación de los delegados argentinos en las conferencias que organizaban estas entidades. La funcionalidad de los edificios y su aporte a la eficacia del servicio postal, fueron tema de tratamiento en los distintos encuentros; en Portugal, la figura de Adelino Nunes y sus obras de la década de 1930 para los correos, estaciones de radio y centrales telefónicas en Lisboa, Estoril, Setúbal y otras numerosas ciudades, pudieron ser referentes para un funcionarios que, como Nicolini, abrigaba un plan de modernización notable.24 Más grande aún pudo ser la influencia del caso de Brasil, donde el plan de

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construcción de edificios del Departamento de Correos y Telégrafos ocurrido durante la década de 1930, con la construcción de sedes regionales de correos en las capitales de regiones y principales ciudades de todo el país, plan que más tarde sería considerado “...el más ambicioso proyecto nacional de normalización arquitectónica oficial”.25 Al margen de las posibles influencias, debe notarse que muchos de los 80 proyectos de edificios que se mencionan en la estadística del primer año de actividad del PPQ, (1947-48) contaban con el antecedente de anteproyectos o proyectos completos, desarrollados en los años anteriores, algunos realizados en la DGA del MOP, ejecutados apenas un par de años antes de 1947. Sin embargo la decisión del Organismo fue elaborar un nuevo proyecto, desechando las ideas previas. Esto permite suponer que la tendencia por resolver un proyecto moderno que se verifica en la mayor parte de los edificios que se encaran con el PPQ, no resiste el argumento que sostuvo en algún momento la prensa especializada, respecto de las urgencias que habían motivado esa opción por parte de los funcionarios de Comunicaciones que aceptaron estas formas modernas en decenas de edificios dispersos por el país, en función de cumplir rápidamente con el plan.26 Es decir, si el problema era el apuro por resolver los proyectos, podría haberse echado mano a los que ya estaban resueltos, puesto que en muchos casos el programa de necesidades para la función postal propiamente dicha, estaba todavía plenamente vigente. En el caso del edificio del correo de Mendoza, sede del Distrito 8º, se conserva un anteproyecto de la DGA del MOP fechado en diciembre de 1943 y modificado en marzo de 1945, para un edificio de 6.000 m2 en el mismo terreno en que en 1948 comenzaría a erigirse el edificio definitivo.27 Resuelto en lenguaje neocolonial, replicando el tipo instituido por la DGA para los edificios públicos nacionales que se levantaban en las provincias en la década de 1930, el anteproyecto para el correo de Mendoza, con sus dos niveles, los faldones de tejas coloniales, los balcones de herrería artística, las recovas con arquería de medio punto y la torre esquinera, manifiesta con elocuencia un ideal estético que el plan de la Secretaría de Comunicaciones vendría claramente a desestimar. Para San Juan, existió un anteproyecto de Quesada Maschwitz fechado en agosto de 1946, ejecutado dentro de la propia DACyT, cuando comenzaba a organizarse bajo la dirección de Aristóbulo Martínez; ubicado en un terreno de media manzana, de medidas similares al que tuvo el que albergó al edificio definitivo, presenta rasgos monumentalistas y planteo académico (pórtico hexástilo, podio elevado, estricta simetría), en consonancia con otras obras públicas del período.28 Del mismo modo que lo ocurrido con la propuesta para Mendoza, tampoco estas ideas se consideraron al momento de encarar el proyecto de la Cabecera del Distrito 9º, San Juan, en 1950. Un anteproyecto muy similar y con la misma fecha, se había elaborado para el correo de la ciudad de Córdoba, sede del distrito 6º y en este caso el edificio se ubicaba en el mismo terreno en el que luego se emplazó el definitivo; la autoría era de la DACyT, y llevaba sólo la firma del director A. Martínez. Se trata de un edificio monumental de planteo netamente simétrico, con el ingreso principal resuelto en un podio ubicado sobre la avenida General Paz, flanqueado por sendos cuerpos cerrados que contienen las cajas de escaleras, haciendo las veces de contrafuertes; la superficie que preveía este anteproyecto es considerablemente menor (cerca de 10.000m2) que la del edificio que luego se construyó (18.000m2).29 Para el correo de Puerto Santa Cruz el plano de mensura y subdivisión del terreno otorgado está fechado en 1935; en septiembre de 1943 la DGA del MOP ejecutó un anteproyecto de lineamientos neocoloniales con zócalo de piedra, cubiertas de fuerte pendiente y algunos dispositivos especiales para afrontar el clima frío y ventoso del lugar; si bien la superficie prevista para este edificio es apenas un tercio de la que habría de tener el que se proyectó en 1948, el aumento de superficies y la mayor complejidad del programa de necesidades no es argumento que justifique el rotundo cambio que se dio en la expresión arquitectónica.30

Inauguración del Correo de Estoril, Portugal. Arq. Adelino Nunes, 1937 (Fuente: colección particular)

Anteproyecto para el Correo de Mendoza, fachada, MOP/DGA, 1943-45. (Fuente: Archivo CRIHDAC) 24. Agradecemos al arquitecto Carlos Gómez Sierra las referencias sobre la obra de A. Nunes. Se debe mencionar que en octubre de 1947, durante el lanzamiento del PPQ, disertó el Administrador de Correos, Telégrafos y Teléfonos de Portugal, Duarte Calheiros, sobre los criterios a tener en cuenta para proyectar edificios de correos. Ver el trabajo de Constanza Eliggi en esta misma publicación. 25. Segawa, Hugo. Arquiteturas no Brasil 1900 – 1990. Sao Paulo: USP, 2010; p. 69. 26. “El apuro por cumplir planes fue, en pocos meses, el factor principal para que se aceptase un estilo propio para la repartición que veía con asombro los nuevos trabajos /…/ las autoridades no tuvieron otro remedio que aceptar el equipo, el estilo y la escuela.” En “Siete obras para la Dirección de Correos”, Nuestra Arquitectura, 345. Buenos Aires, agosto de 1958; p. 25. 27. Archivo CRIHDAC – Expte. Correo de Mendoza. Obra nº 52. 28. Archivo CRIHDAC – Expte. Correo de San Juan. Obra nº 109. 29. Archivo CRIHDAC - Expte. Correo de Córdoba. Obra nº 126. 30. Archivo CRIHDAC - Expte. Correo de Puerto Santa Cruz. Obra nº 65.

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Anteproyecto para el Correo de Puerto San Julián, fachada, MOP/DGA, 1933 (Fuente: Archivo CRIHDAC)

Anteproyecto para el Correo de Neuquén, fachada, MOP/DGA, 1944 (Fuente: Archivo CRIHDAC)

Para el caso de Puerto San Julián hubo dos anteproyectos previos desarrollados por la DGA del MOP en el terreno que luego ocuparía el edificio actual; el primero, fechado en 1933, proponía un chalet pintoresco de dos plantas y aproximadamente 1000 m2, con un planteo compacto de estricta simetría y la fachada principal recostada sobre la gran ochava que presenta el predio en la avenida costanera atlántica; fue anulado en septiembre de 1944. El segundo anteproyecto, fechado en mayo de 1944, tenía una superficie de 650 m2, ubicado en posición análoga al anterior, aunque con un partido de volúmenes abiertos, se desarrollaba en una sola planta con una escala más modesta aunque apelando igualmente a lineamientos pintorescos; distante unos 300 m del correo, también sobre la costa, la DGA proyectó en el mismo año, una estación radioléctrica de 500 m2 resuelta con idénticas líneas arquitectónicas. Es decir, entre ambos edificios se completaba el programa de necesidades y la superficie que en 1948 tuvo el proyecto del edificio definitivo; sin embargo ambos anteproyectos fueron descartados al momento de decidir una toma de partido y un lenguaje claramente diferentes.31 Para la ciudad de Neuquén existieron dos proyectos sucesivos, uno desarrollado en la DGA del MOP en abril de 1944, de 2.600 m2, de rasgos pintoresquistas, y otro fechado en 1946, realizado en la DACyT, de composición académica; ambos se desarrollaban para el mismo terreno de 50 m x 50 m, en la esquina de Santa Fe y Rivadavia, en el que se ubicó el edificio definitivo.32 En el caso de Santa Rosa de La Pampa, se pudieron relevar dos anteproyectos desarrollados por la DGA del MOP, para un terreno de un cuarto de manzana, con idéntico planteo simétrico, disposición de planta en U con una superficie cercana a los 3.000 m2; el primero, fechado en abril de 1942, estaba resuelto en lenguaje académico y el segundo, de enero de 1943, recurría a una estética neocolonial, mediante un cambio de ornamentación de la fachada y el agregado de algunos efectos plásticos.33

Anteproyecto para el Correo de Santa Rosa de la Pampa, alternativa neocolonial, MOP/DGA, 1943 (Fuente: Archivo CRIHDAC)

31. Archivo CRIHDAC – Expte. Correo de Puerto San Julián Obra nº 52. 32. Archivo CRIHDAC – Expte. Correo de Neuquén. Obra nº 90. 33. Archivo CRIHDAC – Expte. Correo de Santa Rosa de la Pampa. Obra nº 147. 34. Para reconstruir el método de trabajo dentro de la dirección, no habiendo logrado ubicar documentación que exponga de manera explícita las formas organizativas (libros de órdenes o registro de memorandum internos), hemos trabajado con tres tipos de fuentes: las entrevistas a profesionales de la Dirección; la documentación técnica del archivo del CRIHDAC; las informaciones publicadas en la Revista del organismo.

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Ubicamos situaciones similares con anteproyectos ejecutados entre 1942 y 1947, resueltos con lineamientos pintorescos en Esquel, General Alvear (Mendoza), Huinca Renancó, La Quiaca, o resueltos con lenguajes historicistas o académicos en Azul, Corrientes, Pehuajó, San Cristóbal, Paso de los Libres, Posadas, San Rafael. En todos los casos fueron desestimados al momento de plantearse el edificio definitivo, evidenciando un interés por diferenciar las nuevas políticas edilicias de la Secretaría y la voluntad de generar una imagen institucional contundente, desde la órbita estatal. En algunos casos se disponía de proyectos desarrollados completos, con superficies y programas de necesidades muy próximos a los que luego se aplicaron a los edificios del PPQ: se verificó esto en General Alvear, Mendoza (1939), Pehuajó, Buenos Aires (1943), Ancasti, (1941). La otra cuestión que se plantea con el grupo de los primeros proyectos (1947-48), es la consideración del programa de necesidades; como se pudo ver, la Secretaría de Comunicaciones (y antes aún, la Administración General) abarcaba un espectro mucho más amplio de funciones y tipos de comunicación, que trascendían a los servicios postales y telegráficos originales. Dada esta situación, muchos proyectos se complejizaron en función de incorporar en un solo edificio, además del correo, el servicio telefónico y la radiofonía nacional; es decir, aunque el programa exigido para el servicio postal no hubiera tenido grandes modificaciones, la Secretaría pretendió nuclear en sus sedes todas las áreas de su dependencia, aumentando el impacto del volumen construido y convirtiendo a estos edificios en íconos urbanos de referencia.

Los proyectos El incremento de la tarea a desarrollar, a partir de las transformaciones de la Secretaría apuntadas más arriba, llevó a una reorganización de la oficina de arquitectura que, como dijimos, pasó a constituirse en Dirección y a asumir la organización jerárquica propia de ese rango.34 Los proyectos pueden diferenciarse por su escala, que llevaba aparejada la idea del objeto individual para el caso de los edificios de mayor envergadura (especialmente las cabeceras de

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distrito) y la noción de prototipo para los edificios menores, dentro de los cuales existía una gradación, relativa a complejidad y superficie. Dada la enorme dispersión de las obras a ejecutar, se ha confirmado que en el momento de encarar el proyecto los arquitectos no habían tenido contacto directo con el sitio; el conocimiento de las características del mismo, se obtenía a través de informantes calificados o de personal de la sección de Instalaciones Especiales, que visitaba el lugar y confeccionaba una descripción según ciertas pautas. Un artículo publicado en septiembre de 1948 en la revista del Organismo expone el tipo de datos que se proveían a los proyectistas: “...indispensables para la mejor situación del proyectista, tales como clima de la zona, temperatura mínima, mediana y máxima, vientos dominantes, intensidad y régimen de lluvias, calidad del agua y las profundidades en las que es necesario buscarla, sistemas de provisión, resistencia del terreno, materiales usuales y de fácil adquisición en la zona, tipos de combustibles y energía provistos en la localidad...”35

Correo de Laboulaye (Arq. Garófalo), anteproyecto DACyT, 1947 (Fuente: Revista de C y T, 133, septiembre 1948)

A esto se sumaba la información demográfica y funcional sobre la localidad de emplazamiento, el plano de ubicación del terreno en la planta urbana, y las referencias acerca de la escala de todos los servicios que se preveía instalar en el sitio, para lo cual uno de los indicadores, es la cantidad de personal que se desempeñará en la sucursal. En algunos casos, disponían también de fotografías del sitio. El programa de necesidades para cada edificio, que debía contemplar la expansión previsible para un lapso de 25 años, se redactaba en cada una de las direcciones que tenía incumbencia según la magnitud del mismo; los de menor porte, en general, estaban destinados sólo a correos y telégrafos e intervenía dicha Dirección; a medida que se ampliaban las funciones participaban también en la planificación la Dirección de Teléfonos, la de Radiodifusión, la de Servicios Médicos, etcétera.

Correo de Zapala (Arq. Bó), anteproyecto DACyT, 1950 (Fuente: Revista de C y T, 161-62, ene-feb. 1951)

En todos los casos, el sobre-dimensionamiento, que se ha criticado con frecuencia en estos edificios, estaba motivado en esa previsión de crecimiento de las distintas localidades, que llevaba a considerar necesaria una equivalente expansión de las superficies de la sede; no era previsible, en ese esquema, una reducción en la superficie requerida, como la que hoy puede verificarse. Tampoco había una relación directamente proporcional entre la superficie del edificio y la magnitud de la localidad a la que estaba destinado, porque la sede se dimensionaba teniendo en cuenta no sólo el área urbana sino la extensión territorial a la que esta sucursal servía; para las cabeceras esto es particularmente notable. Como ejemplo, a la ciudad de Neuquén, que en el censo de 1947 contaba 7.500 habitantes urbanos, se le asigna una sede para Cabecera del Distrito 22º, de casi 5.000 m2, en función de su condición de capital de una vasta región, mayoritariamente rural, con escasa cantidad de sucursales o estafetas, con un área de cobertura muy importante. Con respecto a la distribución de las tareas en el proyecto, las referencias que proporcionaron algunos de los protagonistas, indican que en aquellos primeros años, era el Director quien distribuía los distintos trabajos entre el grupo; luego los equipos se formaban espontáneamente, cuando era necesario, de acuerdo a la magnitud de la obra; a los dibujantes los asignaba también el Director, en función de la disponibilidad y de las mayores o menores urgencias que planteaba cada una de las obras. De acuerdo a los protagonistas, no había directivas precisas de parte de los superiores acerca de las decisiones de proyecto, con excepción de las consideraciones relativas al clima que exigía ciertos detalles técnicos particulares (las aberturas de doble hoja o marcos especiales, en las zonas frías y ventosas, los aleros en zonas cálidas, etcétera). 36 Los arquitectos desarrollaban primero un anteproyecto en escala 1:200 o 1:100, según la envergadura del caso, consistente en plantas, una perspectiva volumétrica general, con ciertas referencias a la materialidad y un esquema de ubicación del lote en la planta urbana; este ante-

Correo de Azul (Arqs. Bunge y Villamil), anteproyecto DACyT, 1950. (Fuente: Revista de C y T, 161-62, ene-feb. 1951)

35. “Como se construye un edificio para Correos y Telecomunicaciones”, Revista de Correos y Telecomunicaciones, 133. Buenos Aires, septiembre 1948; pp. 18 y 19. 36. Entrevista con los arquitectos Eudaldo Vidal y Fernando Saladrigas (2011) ya citada.

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proyecto era visado por las distintas secciones, y autorizado por el Director, para dar paso a la etapa siguiente. El proyecto de arquitectura consistía en geometrales generales en escala 1:100, planos, planillas y detalles de aberturas y mobiliario, y las planillas de locales, muy completas, definiendo con precisión todos los materiales previstos para cada rubro; luego el caso pasaba a las secciones de estructuras e instalaciones, para completar las condiciones para el llamado a licitación. Una vez adjudicada la obra, los planos constructivos, especialmente los de estructura de hormigón armado, de replanteo, de tendidos de instalaciones, los ejecutaba la empresa adjudicataria. Correo de Cañada de Gómez (Arq. Bianchi), anteproyecto DACyT, 1949 (Fuente: Revista de C y T, 161-62, ene-feb. 1951)

En el contenido de las Planillas de Locales queda claro el interés de innovación que los proyectos contenían; no sólo en la solución estructural en que, aún para edificios de 300 o 400 m2 se utilizaba el hormigón armado como estructura independiente, sino en muchos de los materiales empleados para cerramientos y terminaciones, donde se evidencia la voluntad de ruptura con las pieles tradicionales y la audacia que implicaban ciertas decisiones. Por ejemplo, llevar a localidades tan remotas como Vera (en el Chaco santafesino) o Puerto San Julián (en la Patagonia Austral) los paramentos de glass-beton (ladrillo de vidrio) de cinco centímetros de espesor, muchas veces de perfil curvo, para cerrar la zona de atención al público. Del mismo modo, el uso del revestimiento Fulget fue otra de las novedades, y luego de los primeros años de experimentación, en muchos casos se decidió aplicarlo en reemplazo del Super-Iggam previsto inicialmente, por presentar mejores condiciones de mantenimiento, durabilidad, calidad uniforme y un resultado estético más conveniente;37 usado en todas las grandes cabeceras de distrito, se aplicó también en edificios de muy diferentes escalas en todo el país.38 El seguimiento de las obras, sobre todo en los primeros años, era llevado a cabo por los proyectistas con una frecuencia que dependía de la ubicación de las mismas; en las más próximas, situadas en Capital o en el GBA, las visitas se realizaban a razón de dos o tres por mes, según la etapa de obra que se atravesara; en los casos de obras importantes en el interior, la frecuencia se espaciaba, realizándose inspecciones mensuales y, en caso de proyectos en equipo, los viajes eran siempre individuales, alternándose los proyectistas de una a otra visita; en las obras menores, las inspecciones eran menos frecuentes.

El arquitecto Francisco Bó visita las obras del Correo de Rawson, 1948 (Foto: colección familia Bó) 37. Justificando ese cambio de material en el Edificio Movimiento, los proyectistas –Páez, Gallardo, Gaido y Rossi- argumentan que en el inicio del proyecto, en 1949, el Fulget era un material que estaba aún en etapa de ensayo, pero en 1952, ya había experiencias suficientes sobre el mismo. Archivo CRIHDAC - Expediente Edificio Movimiento. Documento: Nota nº 463-EP-52, del 13 de mayo de 1952. 38. Los arquitectos Malter Terrada y Heguilor Rocca recibieron el Primer Premio en la categoría “Vivienda Mínima” en el concurso de la firma Fulget Argentina SRL, en 1955, por el uso del material en las casas para empleados de la Estación Radioeléctrica de Gral. Pacheco, con un jurado integrado por Prebisch, Repossini, Vivanco y G. L. Peani entre otros. Publicado en: Schere, Rolando. Concursos 1825-2006. Buenos Aires: SCA, 2008; p. 252.

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Las Cabeceras de Distritos Los edificios mayores, concebidos como objetos singulares, casi en su totalidad coincidieron con las sedes de los distritos para las ciudades principales del interior del país; además de los locales para correo, estos imponentes conjuntos albergaban las oficinas de Teléfonos del Estado, las instalaciones para la Radio Nacional, oficinas para la administración de todo el distrito y locales destinados a servicios para el personal. En su mayoría, estos proyectos respondieron a un partido que estructuraba el cuerpo principal con una importante fachada urbana y un sector de servicios y apoyo técnico en un cuerpo posterior o lateral, funcional y morfológicamente diferenciado. En el conjunto principal se plantea un contrapunto volumétrico entre una placa elevada (de variables proporciones según el caso) que en la funcionalidad original contenía los usos repetitivos (oficinas, dependencias para servicios asistenciales, viviendas de personal jerárquico) y un basamento que albergaba actividades singulares y cuyo volumen daba continuidad al perfil de la manzana, aunque sin respetar condiciones urbanas particulares, como las ochavas. Sin configurarse dentro de los cánones de lo que la ortodoxia compositiva podría definir como basamento, este sector se concretó, en los diversos casos, a partir del uso de distintos recursos que permitieron entenderlo como tal (cambios de materiales, zócalos elevados, uso de pórticos, recesos y emergencias de planos). Así, en el cuerpo de ese basamento, que con frecuencia se eleva medio nivel respecto de la vereda (Mendoza, Córdoba, Mar del Plata, Neuquén), se localizan las grandes salas de atención al público remedando la idea de planta libre característica de la arquitectura corbusierana; allí el espacio y las pieles acristaladas, inicialmente

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Edificio del Correo de Santa Fe. Arqs. Spencer y Finkbeiner, 1954-59 (Foto: A. Collado, 2010)

Edificio del Correo de Santa Fe. Brise-soleil en la fachada oriental. (Foto: M. M. Acosta, 2009)

sólo aparecían interferidos por el ritmo de los pilotis, con su orden modular y la definición de sectores virtualmente organizados. La fachada de la placa, elemento distintivo por sobre todos los que componen el conjunto, que emerge con el sistema estructural atravesando generalmente el cuerpo del basamento, se constituye a su vez en el contenedor de otro de los elementos lingüísticos de fuerte identidad: el brise-soleil, una amplia retícula de hormigón armado que se convierte en dispositivo de control solar adecuado a cada orientación, a la vez que remite sin lugar a dudas al repertorio arquitectónico del que se nutren los proyectistas. En casi todos los ejemplos de mayor envergadura, entre la placa y el basamento aparece una interrupción, un receso (hoy desvirtuado en varios casos), que enriquecía la lectura plástica del conjunto; en algún tramo notable de ese receso o en el coronamiento, se incorporaron volúmenes curvos, sinuosos, que contrastan con la rigurosidad geométrica de los demás elementos. Apoyando su carácter diferenciado, esos volúmenes curvos se revistieron con cerámica tipo veneciana vitrificada que en ciertos planos aparecía colocada en composiciones murales de notable valor plástico, acentuando la relación con el referente. Entre los edificios de este tipo, aún con todas las características comunes que se han podido marcar, el factor dimensional fue decisivo en la relación del edificio con el fraccionamiento urbano en que se insertó. Para todos los casos, la elección del sitio se orientó a los centros comerciales, con mayor dinámica que las áreas cívicas, aún en las capitales de provincias y disponiendo siempre de áreas de garages y playas de operaciones dentro del predio mismo, sin interferir en la vía pública. De acuerdo a las superficies, para los que superaban los 10.000 m2 (Córdoba con 18.000, Mendoza con 15.000 y Santa Fe con 11.000) la Dirección de Arquitectura requirió al inicio, predios de 70 m x 100 m, es decir, 7.000 m2 de terreno, aplicando un factor de ocupación de entre 1,5 y 2,5;39 en Santa Fe y Mendoza se logró un fraccionamiento de bloque independiente, con dimensiones diferenciadas de la manzana tradicional, pero con el perímetro rodeado de calles. En Córdoba, a igualdad de superficie de terreno, se decidió resignar esa alternativa de bloque independiente con frentes sobre todo el perímetro, por una óptima localización en la encrucijada de las avenidas Colón y General Paz, quedando uno de los lados como medianera. Para los casos de superficies más reducidas, el edificio se insertaba en la manzana tradicional de la ciudad, pero desde la administración central se requería disponer de un cuarto de

Edificio del Correo de Córdoba. Arqs. Heguilor Rocca y Quesada del Valle, 1950-55 (Foto: J. Arroyo, 2011) 39. El procedimiento para decidir el emplazamiento requería del concurso de autoridades nacionales y locales, ya que la administración nacional ofrecía ejecutar la obra solicitando el terreno como aporte del estado provincial o municipal. La selección se realizaba de manera conjunta, una vez que desde la DACyT se establecían las condiciones y dimensiones mínimas que debía reunir el lote. Por ejemplo, en el caso del edificio de Santa Fe, en agosto de 1948 el Administrador Nicolini visitó la ciudad a fin de conocer los dos terrenos céntricos que habían sido propuestos (uno por la Provincia y otro por el Municipio). “El edificio para el Correo”, El Litoral. Santa Fe, 4 de agosto de 1948; p. 3.

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manzana (2.500 m2) aproximadamente, con emplazamiento en esquina. Los que se ubicaron en esta situación fueron los edificios de Corrientes (8.100 m2), Posadas (7.200 m2), Mar del Plata (5.700 m2), Santa Rosa de La Pampa y Neuquén (cerca de 5.000 m2), aplicando factores de ocupación del suelo de entre 2 y 3. La coincidencia plena entre el edificio y la manzana urbana se dio sólo en San Juan (con cerca de 10.000 m2), donde se destinó una de las fracciones frentistas al eje cívico-monumental trazado en la reconstrucción posterior al terremoto de 1944; es decir, el edificio se proyectó ex-novo, desechando las tipologías usuales en ese momento, en un tejido también generado ex-novo.40

Edificio del Correo de San Juan. Arqs. Vidal y Bianchi, 1950-57. Fachada sobre Avenida Central (Foto: J. Arroyo, 2005)

Edificio del Correo de Mendoza. Arqs. Vidal y Bianchi, 1948-51. Detalle ingreso principal. (Foto: C. Montoro, 2010)

Vale repetir que en esta escala de producciones, se verifica que los diez grandes edificios ejecutados en ciudades del interior, con fecha de proyecto entre 1948 (Mendoza) y 1954 (Santa Fe, Neuquén y Sta. Rosa de La Pampa) se encuadran en los lineamientos de la arquitectura moderna de matriz corbusierana sin hacer ninguna concesión a referencias historicistas o pintorescas y poniendo de manifiesto una clara voluntad de marcar una diferencia con toda la producción anterior del Organismo, definiendo una imagen contundente para los paradigmas que, desde la arquitectura, emblematizaban al Ministerio de Comunicaciones en el espacio público. Fueron el vehículo para la incorporación, en las principales ciudades del interior del país, de un tipo arquitectónico que en Argentina a principios de los ’50, casi no tenía antecedentes, y es interesante considerar la contemporaneidad entre las cabeceras de distritos de correos y algunos edificios paradigmáticos de la modernidad; en la propia arquitectura de Le Corbusier el tipo había sido reiterado en diversos proyectos (incluso en el del Palacio de las Naciones Unidas publicado en el tomo 4º) pero, hasta entonces, escasamente concretado.41 El contrapunto entre placa y basamento, se encuentra en el famoso Lever House de SOM, (arquitecto Gordon Bunshaft) levantado en la Park Avenue de Nueva York entre 1950 y 1952 y en el igualmente notorio Edificio SAS proyectado por Arne Jacobsen para Copenhage en 1956; en la arquitectura moderna brasilera, se impone con el Ministerio de Educación y Salud de Río de Janeiro, finalizado en 1945 y con el Conjunto Nacional sobre la Avenida Paulista, en Sao Paulo, proyectado en 1952 por David Libeskind, aunque inaugurado recién diez años más tarde.42

La escala intermedia 40. Sobre este tema ver los artículos de Marcelo Vizcaíno y Ma. Laura Bertuzzi, en esta misma publicación. 41. La Unidad de Marsella, proyectada en 1946, se inauguró en 1952; entre las obras anteriores de Le Corbusier, efectivamente construidas, que asumen tipológicamente la placa, se cuentan la sede del Ejército de Salvación, París (1931-33), el Centrozoyuz, Moscú (1928-35) y el Pabellón Suizo en la Ciudad Universitaria de París (1930-32). 42. Curtis, William. Arquitectura Moderna desde 1900. Barcelona: Phaidon, 2006; pp. 410 y 464. Segre, Roberto. “A sede do Ministério da Educação: Ícone Urbano da Modernidade Carioca (1935-1945)”, ArqTexto, 6, revista digital, UFRGS, 2005. 43. Todos los casos que se mencionan en este apartado pueden verificarse en el inventario anexo en edición digital, que acompaña esta publicación.

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Lo que se puede denominar escala intermedia, se corresponde con aquellos edificios de mediana complejidad, que suman a las tradicionales funciones del servicio postal y telegráfico, las centrales telefónicas y, en algunos casos, servicios de radio y cuyas superficies oscilan entre los 1.000 y los 2.500 m2. A diferencia de una cierta unidad de criterio en la configuración, que se identifica en los grandes edificios para las sedes de distrito, en este caso se puede notar una mayor diversidad que se relaciona con las dimensiones del terreno disponible, las condiciones del sitio, pudiendo notarse también diferencias según la fecha de los proyectos y la intervención de uno u otro de los proyectitas, que aparentemente tenían más ocasión de marcar una impronta personal en los proyectos de esta escala.43 En general todos se localizan muy próximos a la zona céntrica, a no más de dos cuadras de la plaza principal o, en el caso de ciudades costeras de reciente formación, sobre las avenidas de borde o en sus inmediaciones. De los 17 edificios de esta escala proyectados entre 1948 y 1953, hay tres (Zapala, Rafaela y La Quiaca) que se ubican frente a la plaza de la ciudad; diez se localizan en el área céntrica, a pocas cuadras de la plaza, en relación con la zona de bancos, establecimientos comerciales y recreativo-culturales. Sólo un caso (Berisso) fue colocado en proximidades de un área fabril, en tanto que en Cañada de Gómez, donde el área ferroviaria coincide con el núcleo de mayor dinámica, el correo se insertó en esa zona; en las poblaciones nuevas de la costa patagónica (puertos San Julián y Santa Cruz), donde a mediados del siglo XX no existían áreas centrales consolidadas, los correos se colocaron en las proximidades de las avenidas costaneras.

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Con respecto a la implantación en el tejido, de los 17 casos que se ubican en este segmento, 15 cuentan con lotes en esquina y en su mayoría aprovechan esta localización para desarrollar las áreas públicas de mayor jerarquía en relación con la misma. Sólo uno utilizó un lote entre medianeras (San Martín en el Gran Buenos Aires), y en Cañada de Gómez el edificio se colocó ocupando el lado menor de una manzana rectangular. Las dimensiones de estos lotes esquineros oscilan entre 1.000 m2 y 2.000 m2, predominando los cuadrados de treinta a cuarenta metros de lado, aunque en algunas localidades pequeñas de baja densidad de ocupación del lote, llegan a mayores dimensiones (en Mercedes, Corrientes, el lote es de 57 m x 57 m y el edificio se compacta sobre la esquina, muy retirado de las medianeras). En otras ciudades, con un tejido más compacto, se cuentan lotes menores, rectangulares, aunque también esquineros; son los casos de Esperanza en Santa Fe, (22 m x 43 m) que elevó al segundo piso la vivienda del jefe de correos y aplicó un FOT de 1,66; otro caso es el de Rivadavia, en Mendoza, que se ubicó en el más pequeño de los lotes de los edificios de esta escala (15 m x 40 m), aplicando un FOT de dos, con una altura parcial de tres niveles.

Edificio del Correo de Puerto San Julián, Santa Cruz. Arq. J. M. Spencer, 1948. (Foto: L. Lolich, 2008)

El partido define siempre una sectorización del lote, disponiendo en la esquina las áreas de atención al público y oficinas principales, dejando buena parte del terreno para playa de cargas, taller, estacionamiento de vehículos, etcétera. Estas actividades se disponen dentro del lote, sin ocupar las calles públicas con tareas específicas, y ejecutar todo el movimiento de correspondencia en zonas protegidas y, en muchos casos, abrazan literalmente al edificio, abriendo pasos vehiculares sobre las dos medianeras. Esto lleva a que muchos edificios recorten de manera contundente su perfil respecto de los linderos, enfatizando diferencias con relación a los mismos. La disposición volumétrica y las relaciones de llenos y vacíos no responden a un patrón tan definido como en la escala anterior, pudiendo suponerse la incidencia de factores de clima y paisaje, aunque este argumento no puede generalizarse; por ejemplo, para la Patagonia, se pueden verificar ciertas analogías entre los casos de Puerto Santa Cruz, Puerto San Julián y Esquel, respecto del modo de disponer los cuerpos edificados, articulados en distintas alas de dos niveles, que toman como nexo al hall de público, jerarquizado espacialmente con una mayor altura interior (doble altura, en Esquel); no obstante en el primer caso, la lectura exterior define una volumetría más contundente, presentando claras relaciones de opuestos entre llenos y vacíos que se materializan en bloques rústicos de piedra a la vista y grandes vidrieras. En San Julián y Esquel esta relación no tiene la misma contundencia, con excepción del hall, las demás dependencias tienen aberturas reducidas y, por el contrario, el énfasis se pone en exhibir ciertos elementos característicos del lenguaje de la arquitectura moderna, como los pilotis recedidos del plano del muro, marcando la independencia de la estructura respecto del cerramiento y adquiriendo sentido en la emergencia del volumen de la planta alta por sobre el perfil de la planta baja. Este recurso será utilizado en otras obras de esta misma escala, algunas contemporáneas y otras posteriores a las nombradas, como las sucursales de Esperanza, Presidencia R. S. Peña, Cañada de Gómez, Berisso, General Alvear, San Rafael, aunque en estos casos no se ve la estructuración de cuerpos articulados de los tres ejemplos iniciales sino un planteo más compacto, definiendo una volumetría más contundente.

Edificio del Correo de Cañada de Gómez, Santa Fe. Arq. Agustín Bianchi, 1948-50. (Foto: Correo Argentino)

El otro rasgo característico de la arquitectura del período, el brise-soleil, está ausente de los casos patagónicos; aparece con fuerza en Cañada de Gómez, sobre la fachada oeste de la planta alta en Presidencia R. S. Peña y en Esperanza y en el hall público de San Rafael; en Berisso estuvo proyectado sobre la fachada nor-este pero se ejecutó apenas en una mínima expresión, en tanto que en General Alvear no se utilizó. Por contraste, Rafaela, La Quiaca y Rivadavia, demuestran su modernidad con la austeridad de la volumetría, el uso de grandes superficies vidriadas y una escala diferenciada del entorno bajo y homogéneo de la ciudad circundante, que en el caso de Rivadavia se hace más marcada por la adopción de los tres niveles sobre la línea de fachada, dada la escasez de terreno. El edificio de La Quiaca, proyectado en 1948, aunque el último en concluirse de toda la serie,

Edificio del Correo de San Rafael, Mendoza. Arq. Eudaldo Vidal, 1950 (Foto: N. M. Adamo, 2013)

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Edificio del Correo de La Quiaca, Jujuy. Fachada principal. Arq. Pedro Rossi, 1948 (Foto: Correo Argentino) Edificio del Correo de Rawson, Chubut. Arqs. Jozami y Casares, 1948 (Foto: B. Goytía, 2010) presenta la doble contradicción, ya que además de este contraste, se diferencia por comparación con otros correos de la región, construidos pocos años antes (Salta, Humahuaca) de acuerdo a una preceptiva neocolonial; en La Quiaca los brise-soleil se pensaron en el anteproyecto, pero no fueron construidos y la fachada oriental presenta dos fuertes aleros que enmarcan los volúmenes.44

De los 17 edificios que se identifican dentro de esta escala de superficies mayores a 1.000 m2, sólo dos casos no siguen los cánones estéticos de la arquitectura moderna: los correos de Mercedes (Corrientes) y Rawson (Chubut); el primero recurre a un partido compacto, con una disposición de locales comparable con las de Esperanza o Presidencia R. S. Peña, pero con paramentos de ladrillos a la vista y cubierta de tejas a cuatro aguas. En el caso de Rawson la disposición es más abierta, con tres bloques ubicados en secuencia lineal, apareciendo detalles de sillería de piedra y cubierta de altura variable, a dos aguas; en ambos el plan funcional y la composición espacial pueden asimilarse a la de los correos modernos, pero los rasgos ornamentales y la imagen de conjunto rompen totalmente con las líneas del resto de la serie, orientándose a un pintoresquismo. No obstante, la solución más reiterada en esta escala de edificios (pilotis recedidos, volúmenes superiores emergentes, brise-soleil) es lo que puede entenderse como la norma, y será retomada en los proyectos posteriores, cuando en 1957, pasada la etapa de los planes quinquenales peronistas y transformada la estructura burocrática de soporte por el alzamiento militar de septiembre de 1955, se reinicie la provisión de equipamientos para el servicio postal en las ciudades del interior; será entonces cuando los edificios para Venado Tuerto (Santa Fe), Nogoyá (Entre Ríos), Orán (Salta), y los anteproyectos de W. Finkbeiner para Dolores (Buenos Aires) y de A. Ochoa para Alvear (Corrientes) reproduzcan, de la mano de los mismos arquitectos, los lineamientos de aquellas estéticas del período anterior.

44. El correo de Salta forma parte del relevante conjunto para Oficinas Nacionales y fue proyectado por la DGA en los años 30; Humahuaca, planteado originalmente en 1938 por la misma dependencia, tuvo algunas modificaciones y el proyecto definitivo es de 1941, inaugurándose poco antes de iniciarse las obras de La Quiaca y de Tilcara.

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Los edificios menores Se comprueba una mucho mayor diversidad de soluciones y las situaciones urbanas son muy dispares, coincidiendo en que se trata de pequeñas localidades o de zonas semi-rurales en proceso de consolidación; si bien muchos se colocan en lotes en esquina, también aparecen con frecuencia los terrenos entre medianeras, aunque siempre ubicados en áreas próximas al polo urbano de mayor dinamismo, localizándose frente mismo de las plazas o muy cercanos a ellas, en un radio no mayor de 200 m. En los casos de emplazamiento semi-rural, se encuentran siempre sobre alguna ruta principal o camino de acceso.

Arquitectura moderna para el servicio postal – Argentina, 1947-1955

Dentro de esta categoría también es posible diferenciar los tipos edilicios haciendo un quiebre en los 500 m2; en general los edificios mayores a dicha superficie conservan –sobre todo por comparación con su entorno- una imagen institucional fuerte, en tanto que los edificios de menos de 500 m2 se aproximan a la escala doméstica y la confrontación con el tejido urbano circundante se atenúa por la homogeneidad de tamaño, aunque la novedad del lenguaje resulta distintiva. Revisando los casos identificados dentro de esta escala, sobre un total de 56 edificios proyectados entre 1947 y 1953 para correos, se reconocen 44 que pueden encuadrarse dentro de la arquitectura moderna y 12 que se definen en lineamientos pintorescos; vale aclarar que estos últimos fueron todos proyectados entre 1947 y 1948, es decir que la opción por las formas pintorescas tuvo una acotada vigencia. Atenderemos aquí los casos mayoritarios, identificados como de arquitectura moderna.

Edificio del Correo de Choele Choel, Río Negro. Arq. Francisco Rossi, 1948. (Foto: M. E. Moreno, 2010)

Para trabajar en esta escala, el proyectista partía de una serie de prototipos establecidos por las letras C, D, E y F, que presentaban disparidades relativas al la disposición del lote (en esquina o entre medianeras) y a las dimensiones del mismo (hasta 15, 20 o 30 m de frente) y se fijaba una escala de superficies (tipo F 200 m2, tipo E 300 m2 o tipo D 500 m2);45 el prototipo definía también lineamientos básicos del proyecto: una o dos plantas, ubicación de la vivienda para el personal jerárquico, tipo de ingreso vehicular al predio, etcétera. Encuadrado en esas condiciones y de acuerdo con el programa de necesidades, se elaboraba el proyecto particularizado, es decir, no se transfería literalmente el prototipo como si se tratara de un edificio prefabricado, sino que se adecuaba la configuración a las características del terreno, del entorno y del clima. La tecnología empleada presenta también disparidades de acuerdo a la disponibilidad de recursos en el sitio, un aspecto que el estudio preliminar siempre ponía en conocimiento del proyectista; en general, los edificios más pequeños y ubicados en lugares más alejados de los centros urbanos de magnitud, recurrían a materiales y técnicas tradicionales, eludiendo incluso el hormigón armado en algunos casos, lo que implica una contradicción respecto de la pretensión de concebir al edificio en clave moderna. Se verifica también que los complementos y dispositivos de cerramiento, aunque sistematizados en sus dimensiones, presentan facturas artesanales (caso de las celosías de madera que se aplicaban en los locales de la vivienda) y una recurrencia a paramentos de piedra o ladrillo a la vista, introduciendo un efecto plástico contrastante entre la volumetría racional y una estética expresiva.46 Sea por la vigencia de los prototipos, por directivas superiores o por acuerdos entre los proyectistas, se verifica en la mirada sobre el conjunto, que hubo ciertas morfologías que se repitieron, aún con la firma de distintos proyectistas. El volumen puro, cúbico, contrastando paramentos texturados con planos vidriados, se repite en Chepes (González Laguinge), Suncho Corral (Quesada del Valle), Colonia Sarmiento (Gaido), San Antonio Oeste (Finkbeiner) y resulta una aproximación a la propuesta de Le Corbusier de maison-type pour ingénieur publicada en el 4º tomo de las Obras Completas, que llegaba a Buenos Aires al momento de proyectarse estos edificios.47 En la misma línea de propuestas de las maison-type corbusieranas parecen haberse inspirado los planteos de articulación volumétrica, cubiertas de perfil quebrado con pendiente convergente, aleros profundos, 48 que pueden encontrarse reiterados en los casos de Caleta Olivia y Embarcación (Gaido), Choele Choel y Famatina (Francisco Rossi), General Vedia (Quesada del Valle), Loreto (Pedro Rossi), Ancastí (Hinsch), Campo los Andes y Catriló (Finkbeiner), Chamical (Vidal) o Punta de Vacas (Spencer), que conforman un tipo claramente identificable como arquitectura de correos, utilizado en poblados muy pequeños pero donde el rango de la sucursal requería, en general, una mayor superficie con desarrollo en dos plantas. La versión surgida del prototipo C de mayor superficie (500 m2), con dos plantas y lotes de no menos de 30 m de ancho entre medianeras, pretendió dar una imagen más contundente en términos de estética moderna, definiendo claramente un basamento recedido de línea municipal, y un volumen emergente, de marcada horizontalidad en la planta alta, la que, en los ca-

Edificio del Correo de Campo de los Andes, Mendoza. Arq. Walter Finkbeiner, 1948 (Foto: P. Tagarelli Ortega, 2013)

Correo de Chepes, La Rioja. Arq. G. Laguinge, 1948. El edificio era para La Rioja, pero se asociaba con una imagen estereotipada del Altiplano (Fuente: Revista de C y T, 133, septiembre 1948) 45. Archivo CRIHDAC - Expediente Prototipos. 46. Esto puede verificarse en numerosos casos presentados en el inventario anexo en edición digital que acompaña esta publicación. 47. Le Corbusier. Oeuvre Complète 1938-46. Vol. 4, Zurich, W. Boesiger, 1946; pp. 34-35. 48. Ibídem; pp. 30 a 33.

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sos más audaces era sostenida por pilotis que destacaban por delante del plano del basamento. Esta solución se reitera en Metán y Huinca Renancó (Malter Terrada), Barranqueras (Bianchi)49, San Antonio de los Cobres (Dimartino), La Paz (Heguilor Rocca), Laboulaye (Garófalo) y en el primer proyecto para Tinogasta (Gaido), luego no ejecutado.

Inauguración del Correo de Colonia Sarmiento, Chubut. Arq. Gaido, 1948-49. (Fuente: Revista de C y T, 146-48, oct. a dic. 1949, p. 19)

Vale notar que la mencionadas referencias corbusieranas son apenas esbozos en los componentes morfológicos externos de ambos tipos, ya que es fácilmente demostrable que ni en la propuesta tecnológica ni en las cualidades espaciales estos ejemplos se aproximan al referente. A diferencia de los casos revisados en el apartado anterior, para la escala intermedia, en los que se ensayaban dobles alturas y soluciones espaciales de cierta complejidad, en esta escala no se identifica ninguna búsqueda en ese sentido y las resultantes son sumamente modestas.

Los edificios especiales La DACyT, como hemos visto, no sólo se ocupó de los proyectos y dirección de las obras de sedes de correos, sino que también fue resolviendo distintos programas vinculados a las funciones de la Secretaría de Comunicaciones. Por una parte, figuran en los registros una gran cantidad de estaciones de radio que, al igual que los correos, se distribuyeron por todo el país, llegando hasta los más remotos rincones; en la memoria de la Secretaría, al iniciarse el SPQ, se cuentan 14 estaciones para la red nacional de radiodifusión, de las cuales seis estaban terminadas y ocho en ejecución y se planificaban otras 42 para realizar durante dicho lapso. Se trabajaba también en los proyectos de los centros para las redes radioeléctricas zonales y para la red de radios rurales.50 Es evidente el carácter de serie que, al igual que los correos, asumen estas estaciones radioeléctricas; se cree que aunque no hayan sido tema de este estudio, abren un interesante panorama para la comparación, dado el carácter prototípico y la diversidad de climas y paisajes para las que son adaptadas.

49. Edificio demolido en 2007. 50. Nicolini, O. Op. Cit., (1954); pp. 53 a 56. 51. Sobre las fechas de esta obra: en diciembre de 1948 los proyectistas visitan el predio y solicitan precisiones sobre las dimensiones del terreno. Durante 1949 realizan el anteproyecto (publicado en agosto en la revista del Organismo) y se aprueba el proyecto sobre el final de ese año; en 1950 se licitan las obras y se comienza con el sector de talleres. En enero de 1951 los arquitectos reclaman ser consultados ante un intento de la empresa adjudicataria de modificar el proyecto del garage. Se termina a fines de 1955. 52. Edificio para el Ministerio de la Industria Ligera en Moscú; proyectado en 1928 y finalizado en 1935. 53. Ver el artículo de Eduardo Maestripieri en esta misma publicación. Ver también: “Edificio Movimiento”, Nuestra Arquitectura, 328-29. Buenos Aires, noviembrediciembre de 1956; pp. 43 a 55.

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Además de las grandes sedes para cabeceras de distrito y de los casos seriales, hubo dos enclaves de gran relevancia, que alientan la hipótesis sobre la opción deliberada y contundente por la arquitectura moderna. El más destacado de los casos estudiados, y no sólo por sus 30.000 m2 es el Edificio Movimiento, ubicado en la zona de Puerto Nuevo, en Capital, que en algún momento tuvo gran visibilidad e impacto, proyectado en 1949 por un grupo de cuatro arquitectos de la DACyT: Gaido, Páez, Francisco Rossi y Gallardo.51 Se trata de un edificio cuyo programa fue planteado desde el utilitarismo más extremo pero que, sin embargo, contiene todos los elementos para convertirse en una celebración de la arquitectura moderna corbusierana, de escala monumental, que además de los aspectos funcionales, resuelve espacial y lingüísticamente todos los caracteres del canon. Los ámbitos que concretan las tres funciones básicas para las que fue proyectado: garage, talleres y oficinas, se plantean en el conjunto con una autonomía volumétrica y una independencia sintáctica notables (a la manera de un fragmento del Centrosoyuz de Moscú52, de Le Corbusier); en el Movimiento, la contradicción entre la placa de oficinas y el volumen que exterioriza la dinámica de la rampa de los garages, parece querer resolverla una rítmica secuencia de once bóvedas de medio punto que cubren los talleres y, en todo caso, lo logren o no, se trata de una composición equilibrada, para el código en el que se inscribe. El Movimiento no se pensó a escala de la ciudad sino de la metrópolis, articulándose con una autopista -prolongación de la avenida Pueyrredón- que atravesaría el área ferroviaria de llegada a Retiro, para empalmarse con la costanera; frente al edificio se generaría un nodo de intercambio mediante rampas que conectarían con la de los garages; un edificio-máquina que, sin dudas, constituye, un paradigma de la arquitectura moderna que trasciende el ámbito local.53 Reiterando nuestra hipótesis del deliberado valor de modernidad de esta obra, el conocimiento y la directa intervención de las autoridades del Ministerio sobre el proyecto se hace manifiesta en muchas instancias, entre ellas, el testimonio del arquitecto Malter Terrada en la entrevista que sostiene con Pedro C. Sonderéguer en 1986, cuando afirma que fue el ministro

Edificio Movimiento. Anteproyecto, Arqs. Gaido, Páez, Gallardo y Fco. Rossi, 1949. (Fuente: Revista de C y T, 144-45, ago-sept. 1949, p. 33). Edificio Movimiento en construcción. (Fuente: Revista de C y T, 195 a 198, nov.1953 a feb. 1954, s/p.) Nicolini quien dispuso el agregado de dos niveles a la placa, con lo cual el edificio quedó dentro del cono de seguridad del aeroparque metropolitano; esto permite notar un seguimiento explícito y concreto sobre la propuesta misma, de parte de la máxima autoridad del Ministerio. Los enunciados, tanto técnicos como políticos, emitidos al momento de la presentación del proyecto, también dan cuenta del soporte conceptual de las decisiones de proyecto; en la memoria de los autores, avalada por el director de arquitectura, se lee: “…el estudio funcional del programa de necesidades, en el que aparecen netamente diferenciados como elementos dominantes: garage, taller de reparaciones y oficinas administrativas, ha llevado a adoptar como solución la reunión de cada uno de estos elementos en tres blocks, los que por su ubicación en el terreno, además de permitir un máximo de aprovechamiento del mismo y definir volumétricamente su función, conducen a una solución con claridad de accesos, tanto de vehículos como de empleados.” Firmado: A. Gaido, F. Rossi, R. Páez y A. Gallardo.54

Radio Estación Pacheco en construcción. Vista aérea Central de Equipos. (Fuente: Revista de C y T, 195 a 198, nov.1953 a feb. 1954, s/p.)

La claridad de estructuración, la magnificencia y la funcionalidad del edificio son destacadas desde el discurso oficial, cada vez que se hace mención a la obra, siendo reiteradas las ocasiones en que la misma es presentada como emblema de los logros del Ministerio, publicada en las páginas de la revista del Organismo o mostrada a visitantes ilustres.55 Otra de las obras de gran magnitud que puede leerse desde la perspectiva del valor paradigmático de modernidad, es el conjunto para la Radio Estación Pacheco. En el lugar existía desde los años ‘20 una estación radioléctrica que funcionaba como central transmisora del servicio de comunicaciones del correo; con el tiempo, esta central se fue ampliando y modernizando sus equipos, incorporando funciones vinculadas al Ministerio de Marina para radiotelegrafía marítima y fluvial. Sobre un gran predio de más de 500 hectáreas, separado del conjunto anterior por las vías del FCCA y un camino regional, la Secretaría de Comunicaciones planificó la complementación del enclave existente, para ubicar las instalaciones de la Red Oficial LRA, cuya primera emisora era LRA1 y cuyo objetivo principal era afianzar el servicio de radiodifusión internacional en ondas cortas; vale agregar que en Pacheco, con el poderoso transmisor librado al servicio de radiodifusión internacional en 1950, Argentina contó con la unidad más potente de América del Sur para la época, capacitada para operar en seis frecuencias diferentes, con llegada potencial a todos los rincones del planeta. También se preveía instalar en el sitio una central de telecomunicaciones de alcance internacional.56 El extenso terreno se dividió entonces en dos sectores: el de radiodifusión y, al norte de éste, distanciado unos 1500 m, el de telecomunicaciones, quedando la estructuración del conjunto a cargo del arquitecto Malter Terrada. Las obras del sector de radiodifusión comenzaron a fines de 1948 con el replanteo de las primeras, proyectadas entre junio y septiembre de ese

Radio Estación Pacheco en construcción. Nave de la Central de Equipos (Fuente: Revista de C y T, 195 a 198, nov.1953 a feb. 1954, s/p.) 54. Archivo CRIHDAC - Expediente Edificio Movimiento. Documento: “Memoria descriptiva del proyecto del Edificio de Movimiento del Ministerio de Comunicaciones”, año 1949, s/f. 55. “Edificio para la oficina de Movimiento”, Revista de Correos y Telecomunicaciones, 144-45. Buenos Aires, agosto-septiembre 1949; pp. 32-33; idem, 161-62, enero-febrero 1951; p. 17; idem, 201-202, mayojunio 1954; p. 4. 56. González Climent, A. Op. Cit.; p. 182.

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año; el grupo de profesionales se integró fijando responsables para los distintos edificios que se programaban: área de ingreso y control, garages, talleres y dependencias (Quesada del Valle), Central de Equipos (Heguilor Rocca), Pabellón de la Guardia (Francisco Rossi), Pabellón de Tiro (Malter Terrada), y el primer conjunto de seis viviendas para empleados y una para el jefe de planta (Gaido).57 Cuando se inauguró, en diciembre de 1949, la primera construcción importante de esta etapa, la torre tanque, proyectada en 1946, los edificios antes mencionados se encontraban en una primera etapa de construcción.58

Radio Estación Pacheco en construcción. Edificio de la Usina (Fuente: Revista de C y T, 195 a 198, nov.1953 a feb. 1954, s/p.)

Radio Estación Pacheco. Residencia para el ministro de Comunicaciones. Arqs. Bianchi, Devoto y G. Laguinge, 1951-55

57. Archivo CRIHDAC – Expediente: Radio Estación Pacheco. Obra nº 96. 58. “Torre Tanque en Gral. Pacheco”, Revista de Correos y Telecomunicaciones, 149-50. Buenos Aires, enero-febrero 1950; pp. 67-68. 59. Los planos “conforme a obra” de la primera etapa, se ejecutaron en diciembre de 1955. Archivo CRIHDAC – Expediente: Radio Estación Pacheco. Obra nº 96. Planos 520 a 539. Sobre la inauguración de la Usina, ver: Revista de Correos y Telecomunicaciones, 262-63. Buenos Aires, junio-julio 1959; pp. 6 a 11. 60. Archivo CRIHDAC – Expediente: Radio Estación Pacheco. Obra nº 96. Planos nº 240 a 252.

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Para fines de 1950 se hallaban casi concluidas las obras de la Central de Equipos, el edificio principal del conjunto destinado a radiodifusión y a punto de terminarse los edificios anexos, aunque la sistematización del predio y la parquización no estaba siquiera iniciada. A fines de 1951 se proyectó uno de los más importantes cuerpos del conjunto, la Usina de electricidad, que daría la posibilidad de obtener autonomía total de funcionamiento, aun sin el suministro de energía proveniente del servicio público; proyectada por Gaido, Rossi, Malter Terrada, Heguilor y Quesada del Valle fue uno de los objetos que mejor interpretó el discurso moderno imperante en todo el conjunto. La construcción de la Usina sufrió retrasos, como consecuencia de los déficit del SPQ, y se inauguró muchos años más tarde, a mediados de 1959, fecha en la que recién se puso toda la planta en pleno funcionamiento.59 Sólidos contrafuertes de piedra, sugerente volumen curvo de la casilla de la guardia y una losa visera delgadísima marcando el ingreso; la fuerza de la estructura aporticada del garage; la sutileza con que se articulan las alas de la Central de Radiodifusión que se expanden pivotando en el cuerpo menor, más bajo, ligeramente curvo; la audacia de las soluciones estructurales de ese sector; los elaborados sistemas de ventilación natural para el Pabellón de la Guardia; los gigantescos louvers de la Central de Telefonía; la secuencia de bóvedas que cubre la Usina, a modo de gigantesca sombrilla; en fin, una amalgama de formas y materiales contrastantes, a veces novedosos, que define al complejo cuyas funciones son, en sí mismas, un alarde de modernidad. En tanto conjunto arquitectónico integrado por piezas de notable individualidad, la Radio Estación Pacheco actúa como la contra-cara del Movimiento. En el edificio de Puerto Nuevo, las piezas se articulan en un todo, en tanto que en Pacheco el juego de los volúmenes operando libremente en el amplísimo terreno arbolado, plantean una aclamación de las formas, basada en la autonomía y no en la visión de totalidad. La nota discordante, a primera vista, la constituyó la inclusión en el conjunto de obras proyectadas, de la casa pintoresquista para ser usada como vivienda oficial del ministro de Comunicaciones; a cargo de los arquitectos Bianchi, Devoto Almanza y González Laguinge, los planos se aprobaron en julio de 1951 y quedó terminada en 1955. La casa se ubicó en el sector antiguo de la planta, y es obvio que sus cubiertas de fuerte pendiente sobre estructura de madera a la vista, los paramentos de piedra Mar del Plata y los grandes faldones de tejas Llao-Llao se integraban mejor a las construcciones de los años ’20 que a las contemporáneas a ella.60 Hasta qué punto la presencia de esta casa resulta contradictoria con el conjunto, dependerá de la perspectiva con que se analice la recurrencia a la arquitectura moderna por parte de los cuadros burocráticos del peronismo; es decir, el gesto deja traslucir que la modernidad no se asumía como un acto militante y la estética requerida para la representación de un servicio público no tenía porqué ser coincidente con las formas que representaban la investidura institucional. Y así lo habrán asumido los proyectistas, especialmente Agustín Bianchi que para esa fecha ya había planteado algunos de los más elaborados ejemplos de arquitectura moderna para Correos, en los casos de Mendoza, Barranqueras, Cañada de Gómez y San Juan.

Del ornamento a la síntesis de las artes La inclusión de obras de arte (especialmente murales interiores o exteriores) en los edificios de Correos, resulta otra sugerente manera de integrar a esta producción en el mundo de la arquitectura moderna contemporánea a ella. Como dijimos, Le Corbusier venía trabajando

Arquitectura moderna para el servicio postal – Argentina, 1947-1955

sobre esa cuestión desde los años ‘30, en virtud de su relación con Fernand Léger a partir de 1925 y las propias elaboraciones pictóricas y escultóricas que el maestro llevó siempre en paralelo a su arquitectura, que fueron un campo más que fructífero para el desarrollo de unas ideas que cristalizarían a mediados de los ’40. Es precisamente en 1948, año clave para nuestro tema de estudio, cuando incorpora, con la restauración posterior a la Guerra, los magníficos murales en la sala de estar del Pabellón Suizo de la Ciudad Universitaria de París (1930-32). En 1946, Le Corbusier escribía: “Perseverancia! Las artes de los nuevos tiempos están listas, están preparadas, están reformadas. Que el aliento del arte se expanda con fuerza. Que el amor al arte penetre esta arquitectura...”61 Su conceptualización sobre la síntesis de las artes mayores y el espace indecible se hizo explícita en abril de 1946, en un número especial sobre arte de L’architecture d’aujourd’hui (el texto fue publicado en Argentina, al año siguiente, en Revista de Arquitectura) apareciendo también el tema en el tomo 4º de las Obras Completas. El impacto que pudieron tener estas reflexiones sobre la producción de los arquitectos de la DACyT, seguramente no resultará fácil de verificar; no obstante, hubo un interés en vincular la arquitectura con la plástica, en un proceso que reconoce dos momentos bien marcados. Un primer momento, cuando se proyecta el edificio de la Cabecera Mendoza; éste se da en coincidencia con el apogeo de la figura de Amadeo Dell’Acqua como Director Adjunto de Correos y Jefe de Propaganda del Organismo.62 La obra de Dell’Acqua no se propone dialogar con el edificio en el que se incorpora, no se plantea nada que tenga que ver con un arte de vanguardia, sino que se detiene en representar escenas de historia regional, figurativas sin ser estrictamente realistas, mostrando un arte alegórico y literal, en coincidencia con las políticas que el peronismo mantenía en ese momento para los salones del Museo Nacional, donde se alentaban las temáticas patrióticas, históricas, relacionadas con costumbres y paisajes del país y donde la abstracción era un campo, si no prohibido, al menos puesto en cuestión por algunas figuras del equipo de gobierno.63 Dell’Acqua ejecuta los murales de Mendoza en 1951 y, mucho más pequeños, los que se realizan a fines de 1952 para San Rafael; cuando se proyecta en 1950 el edificio de Cabecera de San Juan, también diseña los bocetos para un importante panel decorativo, de 6 m x 4 m, dentro de las mismas temáticas, el cual nunca se ejecutó. Durante los años ’40 había habido en Buenos Aires varios casos de incorporación de murales en edificios de acceso público, con distintas técnicas y materiales, entre los que destacan los de Berni, Castagnino y Urruchúa para el nuevo edificio de la Sociedad Hebraica Argentina (1943), los que se instalaron en el edificio central de ACA realizados por Alfredo Guido, Centurión, Ortolani, Basaldúa (1943), o las famosas obras elaboradas para la renovación de las Galerías Pacífico por Berni, Castagnino, Spilimbergo y otros (1946);64 pese a estos importantes antecedentes, la relación de las obras de Dell’Acqua con la muralística local se establece, a nuestro juicio, con las alegorías a las riquezas argentinas realizadas en 1939 para el Ministerio de Economía, por diversos artistas (entre los que se cuentan Alice, De Quirós, Lezcano Ceballos y otros) con las que, tanto los murales de Mendoza como los bocetos para San Juan, presentan un mayor parentesco.65 Queda en evidencia un muy diferente modo de incorporación de la plástica a la obra de arquitectura, entre la etapa en que las decisiones en ese campo quedaban en la órbita de Amadeo Dell’Acqua y el ministro Nicolini, y la que se inaugura con el golpe de 1955, cuando es notable una mayor consistencia entre los espacios y lenguajes de los edificios que se habían proyectado en la DACyT y las obras de arte que deben convivir con ellos. Un primer paso se da en el edificio de San Juan cuando el proyecto para el panel decorativo de Dell’Acqua es sustituido por un nuevo estudio del arquitecto Fernando Saladrigas, de 1957, para realizarse en cerámica veneciana; figurativa, la obra de Saldrigas está más próxima a las imágenes de los murales que la arquitectura brasilera venía presentando desde la década anterior. Con el cambio de rumbo que se impone en el ‘55, se desmantela la Jefatura de Propaganda, pasando algunos empleados de la misma a la DACyT; es entonces cuando se incorpora el artista Héctor Sixto Nieto,66 que se desempeñaba como dibujante en aquella Jefatura. Nieto

Correo de Mendoza. Fragmento de boceto para los murales del salón principal, Amadeo Dell’Acqua, 1950. (Fuente: Revista de C y T, 189 a 192, mayo-agosto 1953, s/p.)

61. Le Corbusier. Op. Cit.; pp. 150 a 161. 62. Sobre el peso de la figura de Dell’Acqua ver el trabajo de Rodrigo Gutiérrez Viñuales y sobre los murales de Mendoza el de Graciela Moretti, ambos en esta misma publicación. 63. Son más que conocidas las descalificaciones del entonces ministro de Educación Oscar Ivanissevich hacia el arte abstracto (arte morboso, arte perverso); sin embargo y, al igual que lo que se verifica en arquitectura, en otros campos de la plástica se vivió un pluralismo en las posibilidades de expresión y, sin ser alentadas, las vanguardias no fueron tampoco reprimidas. Ver: Giunta, Andrea. “La batalla de las vanguardias. Entre el peronismo y el desarrollismo”. En Burucua, José (ed.), Nueva Historia Argentina, Tomo II. Buenos Aires: Sudamericana, 1999; pp. 59 a 62. 64. Gutiérrez Viñuales, Rodrigo. “Seoane en el centro. Algunos itinerarios por el arte en Buenos Aires (1936-1963)”, Gutiérrez Viñuales, R.; Seixas Seoane, M. Buenos Aires. Escenarios de Luis Seoane. La Coruña: Fundación Seoane, 2007; pp. 59-153. 65. Los bocetos para los murales de Mendoza se publicaron en Revista de Correos y Telecomunicaciones, 189 a 192. Buenos Aires, mayo a agosto de 1953; los de San Juan se ubicaron en el Archivo del CRIHDAC. Expte. San Juan, Obra nº 109. 66. “Valores de nuestro Ministerio”, Revista de Correos y Telecomunicaciones, 246. Buenos Aires, febrero de 1958; pp. 10-11.

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Correo de San Juan. Mural cerámico, diseñado por arquitecto Fernando Saladrigas de la DACyT, en 1957 (Foto: F. Saladrigas, 2006) Correo de Neuquén. Mural cerámico del artista Héctor S. Nieto, 1960. (Foto: L. Lolich, 2013) también resultará una figura significativa para este cambio estético que se verifica; ejecuta una obra con mucha fuerza plástica y gran coherencia con la arquitectura, para la Cabecera Neuquén, integrando cerámica y metal, e incorporando la tridimensionalidad, propia de su formación como escultor; la obra se inaugura con el edificio en 1960.67

Correo de Santa Fe. Composición mural. Arq. Rinaldo Miscione, 1958. (Foto: A. Collado, 2010)

Otro tanto ocurre con los murales para la fachada del segundo piso del edificio de Cabecera de Santa Fe; una composición de gran presencia, que aporta fuertes rasgos de identidad al edificio, y que no estuvo integrada al proyecto original de Spencer y Finkbeiner de 1954, sino que se incorpora en 1958, según idea del arquitecto de la DACyT, Rinaldo Miscione. Obra abstracta, sin ninguna concesión figurativa, ejecutada en cerámica veneciana de distintos colores, sin dudas Miscione trabajó referenciado en las composiciones del artista brasilero Paulo Werneck, en especial los murales que Werneck realiza para dos obras de los hermanos Roberto, el Instituto Brasilero del Seguro (1949-51) y el Edificio Marques do Herval (1955), ambas en Río de Janeiro. Miscione trabajó también en el edificio de la Cabecera Córdoba, en la bóveda cáscara que cubre el sector de Radio Nacional y murales para el interior del salón principal. Se trata de un aspecto de la concepción edilicia que nos ocupa que, a nuestro juicio, no se ha indagado lo suficiente. En la etapa posterior a 1955 pudo tener incidencia en las decisiones relativas a este tema, la dirección del arquitecto Hernán Lavalle Cobo, fundador del Instituto de Arte Moderno y hombre de reconocida formación en este campo. Lo que no puede dudarse es que el aporte de estas creaciones significó un plus en la calidad de los edificios, un aporte que permite entenderlos como obras más plenas, con mayor integridad y vínculo con su tiempo.

Jóvenes modernos? Los arquitectos de Correos Correo de Santa Fe. Detalle en la fachada del segundo piso. Arq. Rinaldo Miscione, 1958. (Foto: A. Collado, 2010)

67. Ver el trabajo de Liliana Lolich en esta misma publicación. 68. “Siete obras …” Op. Cit.; p. 25. 69. Entrevista con el arquitecto J. C. Malter Terrada, realizada por Pedro C. Sonderéguer el 8 de septiembre de 1986, en San Isidro. Agradecemos a Pedro C. Sonderéguer permitirnos el acceso a los borradores de las distintas entrevistas.

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Como ya se dijo, en 1958 Nuestra Arquitectura comenta, acerca de aquellos jóvenes que habían ingresado aún antes de graduarse a la DACyT, que puestos a proyectar, “…diseñaron lo que habían aprendido en las aulas, sin pensar en la tradición de los edificios oficiales.”68 El propio Malter Terrada dice algo similar, ante la pregunta sobre las opciones del proyecto, cuando Sonderéguer lo entrevista en 1986: “…se proyectaba así porque así tenía que ser. Así habíamos sido formados”, con lo que reproduce el discurso de la revista.69 Cabe la pregunta de si realmente era esto lo que había aprendido en las aulas; repasando la currícula de la Escuela de Arquitectura y las figuras de los principales profesores en la etapa en que el grupo se había formado, puede verificarse que, en todo caso, la arquitectura moderna era un aprendizaje desarrollado por fuera de la Escuela, puesto que hasta el cuarto año no tenían casi contacto con esta arquitectura ni proyectaban dentro de esos criterios. En los proyectos que se publican en la Revista de Arquitectura, realizados por algunos de los arquitectos del grupo durante su período estudiantil, entre segundo y cuarto año (Vidal, Finkbeiner, Quesada del Valle, Malter Terrada), se verifica que en esa etapa resuelven sus trabajos

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en una diversidad de lenguajes: pintoresco, neo-colonial, californiano, historicista o monumental, para temas tan diferentes como una pequeña capilla, una escuela rural o una sub-prefectura marítima, sin incursionar en una estética moderna. Recién sobre el final de la carrera, varios de ellos obtienen premios en el concurso organizado anualmente por la Compañía Argentina de Electricidad (Premio CADE) para estudiantes del último curso, mostrando una clara adhesión a la arquitectura moderna, con proyectos donde la forma arquitectónica y el despliegue de luz artificial iban totalmente asociados.70 Lo que puede inferirse del contexto general de formación del grupo, es que los últimos años de la carrera resultaron claves para la incursión en la modernidad; en muchas ocasiones posteriores, los arquitectos coincidieron en señalar a ciertos profesores como decisivos en su formación, citando a René Karman, Raúl Villalonga, Alfredo Casares y Alfredo Agostini, estos dos últimos en coincidencia con los cursos finales. 71

La Mesa de Estudios y Proyectos de la DACyT en 1948. De derecha a izquierda, arqs. Escobar, Pedro Rossi, Jozami, Páez y Casares. (Fuente: Revista de C y T 133, sept. 1948)

Una particularidad que debió definir el modo de asumir el trabajo profesional en la situación de arquitectos trabajando en la función pública, era la coincidencia generacional y la participación en un mismo grupo de estudiantes con experiencias académicas y lecturas muy homogéneas; “estábamos todos enamorados de Le Corbusier”72 le dice Spencer a Sonderéguer casi cuarenta años más tarde y, ciertamente todos coinciden en presentar a la obra de Le Corbusier como decisiva, principalmente a través de los volúmenes de las Obras Completas, como también a la concurrencia a la hemeroteca de la facultad para acceder a revistas extranjeras (L’Architecture d’Aujourd’hui, Record, Forum, entre las más citadas). También hay coincidencia en la relevancia de algunos episodios de sus últimos años de estudio, como el curso que impartió Marcel Breuer durante su visita en 1947, al que aparentemente asistió casi todo el grupo. Esta visita, asociada a la figura de Eduardo Catalano, el anfitrión, se confunde en algunos, con otros cursos paralelos a los talleres formales de la Escuela, dictados por Coire y Agostini. La figura de Catalano es siempre destacada y el peso del diseño estructural debió ser importante en el perfil profesional general; de hecho, es un dato conocido que cuando en 1949 se debió resolver el garage para el edificio Movimiento, la idea de la rampa vehicular se inspiró en un proyecto de aquél, publicado en la Architectural Record.73 El interés con que los proyectistas encararon la tarea y la conciencia de estar frente a unas encomiendas que los posicionaban de manera relevante en el mundo de la arquitectura local, lo demuestra la atención que, una vez concluidos los proyectos, mantenían sobre la marcha de las obras. En el caso del Edificio Movimiento, los proyectistas siguieron todas las etapas de los ajustes para el llamado a licitación y de la ejecución, ubicándose en una suerte de defensa del proyecto, no como empleados de una repartición oficial sino como arquitectos de estudio. En un memorándum remitido a Mariano Casares, entonces Jefe de la Mesa de Estudios y Proyectos, el equipo de arquitectos pide tener intervención, ante el intento de la Compañía General de Construcciones (adjudicataria de la obra) de introducir modificaciones en el proyecto. “Al efectuar los representantes de la Empresa adjudicataria de la obra MOVIMIENTO las primeras consultas, hemos sido enterados que ésta ha introducido variantes substanciales de la estructura en los planos originales del proyecto que inciden en su concepción general, trayendo ello aparejado un estudio especial indispensable. Por lo expuesto, solicitamos del señor Jefe, tenga a bien informarnos sobre este particular, a los efectos de fijar el temperamento a adoptar en las próximas conversaciones. Firmado: A. Gaido, F. Rossi, R. Páez y A. Gallardo”.74 Se trataba de cambios en los planos de replanteo de bases y columnas, ya que la empresa proponía modificar la disposición de algunos elementos estructurales que hubieran afectado la volumetría del garage, y los proyectistas pedían ser consultados, tanto como si fueran profesionales contratados, para ejercitar arquitectura de autor. No resultan tampoco extrañas, en este contexto, las sociedades que se formaron o la integración de estudios compartidos entre miembros del grupo: la más conocida, de Francisco Rossi con Augusto Gaido, pero también se dieron entre Agustín Bianchi y José M. Spencer, entre

Pequeña Capilla. Proyecto del alumno J. M. Spencer en el 2º año de estudios. (Fuente: Revista de Arquitectura. Buenos Aires, octubre de 1943; p. 403)

70. En 1946 lo obtienen J. C. Malter Terrada (1er. Premio) y Francisco Rossi (3º), sobre el tema “Un club social”; en 1947 son premiados Pedro Rossi (2º), Francisco Dimartino (3º) y R. Hinsch (mención), sobre el tema “Una escuela-museo de arte nocturna para obreros”. Revista de Arquitectura. Buenos Aires, abril de 1947; pp. 15459; Nuestra Arquitectura. Buenos Aires, noviembre 1947; p. 355. 71. Tanto en las entrevistas realizadas en 1986 por Pedro C. Sonderéguer, como en la que se mantuvo con el arquitecto Vidal en 2011, es notable la coincidencia en esos nombres y en la marca dejada sobre esa generación por dichos profesores, entre los que sólo identificaron como modernos a Casares y a Agostini. 72. Entrevista con el arquitecto José M. Spencer, realizada por Pedro C. Sonderéguer el 5 de septiembre de 1986, en Buenos Aires. 73. Yurchenko, Basil; Catalano, Eduardo. “A multi story garage for public parking”, Architectural Record, abril 1947; pp. 125-26. 74. Archivo CRIHDAC - Expediente Edificio Movimiento. Documento: Nota del 10 de enero de 1951, s/f.

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Julio Heguilor Rocca y Héctor Quesada del Valle, entre Wilfredo Bunge y Guillermo Quesada Maschwitz, no sólo para afrontar encargos particulares sino para participar en numerosos concursos, realizar viajes de estudio, etc.75 Algo de esas experiencias compartidas debió trasladarse a la DACyT, puesto que, a través de las entrevistas se pudo recabar un espíritu de grupo, manteniendo la práctica del debate sobre los proyectos, el intercambio de opiniones, la polémica sobre temas generales de arquitectura y la publicación artesanal de la revista La Mampara que comentaba las peripecias de la oficina.76

Un Club Social. 1º Premio Concurso CADE para estudiantes, 1946. Alumno: J. C. Malter Terrada. (Fuente: Revista de Arquitectura. Buenos Aires, abril de 1947; p. 156)

En abril de 1954 estuvo en Buenos Aires el arquitecto brasilero Rino Levi y fue invitado a visitar la DACyT, donde tomó contacto con el conjunto de la obra, a través de los proyectos; pudo conocer además las más próximas. La revista del Correo publicaba entonces: “Visitó acompañado por los profesionales de la dependencia, el edificio Movimiento (de concepción moderna y absolutamente funcional) y la planta de Pacheco, donde se sirvió un vino de honor...”. La nota se acompaña con fotografías de la visita, una de ellas tomada en la rampa del Movimiento, con los coches oficiales en fondo.77 La visita de Rino Levi aviva el interrogante acerca de las referencias tomadas de la arquitectura brasilera, que ha sido mencionada en reiteradas ocasiones por la crítica como fuente de sugerencias formales; ninguno de los entrevistados reconoció aproximación alguna respecto de esa producción en la época en que se proyectaron los primeros edificios, aunque el Ministerio de Educación y Salud, aparece publicado en el tomo 4º de las Obras Completas de Le Corbusier.

Modernidad en los materiales en bruto. Marcel Breuer, alojamiento para esquiadores en Tirol. (Fuente: Nuestra Arquitectura, Buenos Aires, septiembre 1947, s/p, fig. 23)

Pudo ocurrir que, mediando el maestro, los arquitectos de la DACyT conocieran el paradigma por excelencia de la arquitectura moderna brasilera; en el medio local, la brasilera no era una producción demasiado difundida en esos años, ya que la Revista de Arquitectura sólo publicó un par de notas sobre el tema entre 1945 y 1955 y Nuestra Arquitectura comienza a incluir con mayor frecuencia artículos sobre Brasil después de 1955, pero en el período que nos ocupa aparecen muy pocos. No obstante, con seguridad no pudo el grupo desconocer los dos números especiales dedicados a Brasil de L’Architecture d’Aujourd’hui, publicados en septiembre de 1947 y agosto de 1952, que existían en la biblioteca de la Facultad, ni quedar al margen de la “explosiva difusión internacional” que tuvo esta arquitectura en la Segunda Posguerra.78 Sin embargo, es extraño que no se recoja ninguna referencia de contacto con Brasil, en un marco de reconocimientos generosos hacia la arquitectura de Le Corbusier, las enseñanzas de Breuer sobre los materiales, la espacialidad de Neutra o el diseño estructural de Catalano, que se pudieron verificar en las entrevistas.79 Muchas circunstancias llevan a suponer un vínculo de compromiso con la tarea desarrollada, por parte de los profesionales de la DACyT; la pregunta sobre qué tipo de arquitectura hubieran hecho si las directivas superiores hubieran sido otras, si los límites y las restricciones hubieran prevalecido, y cómo se hubieran adecuado o no a dichas directivas, queda en el campo de las hipótesis o de la adivinación. Lo cierto es que dejaron unas obras que exceden como conjunto, tanto cuantitativa como cualitativamente el común de la producción de la obra pública en el país.

La modernidad desde la esfera oficial Visita del arquitecto Rino Levi a la DACyT, durante el recorrido por el Edificio Movimiento. (Fuente: Revista de C y T 201-02, jun-julio 1954)

Los funcionarios del Ministerio de Comunicaciones, y en esto no caben dudas de que la figura de Nicolini fue decisiva, hacían alarde en sus discursos destinados a la opinión pública, de los valores de modernidad que deliberadamente habían asumido las obras. Insistimos con ciertas expresiones que, aunque puedan entenderse como una obediencia verticalista, dejan en claro que este conjunto de edificios no pasaban, al menos, desapercibidos. Al inaugurar la cabecera Mendoza, la primera gran inauguración posterior al lanzamiento del plan de obras, todo el equipo de funcionarios de mayor rango estuvo presente y las palabras del ministro Nicolini respecto de los valores del edificio fueron elocuentes:

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“En su monumental concepción ha privado un espíritu armónico y práctico, pues a la sencillez de la línea arquitectónica moderna, se une la belleza del conjunto, y al eficaz aprovechamiento de sus ambientes para adaptarlos a las instalaciones técnicas de los sistemas más adelantados, no se ha sacrificado el confort ni la estética que guardan una íntima relación /.../ se han previsto usos presentes y futuros. La inspiración regente en sus aspectos estéticos es moderna; los grandes espacios, la iluminación y la aireación tan imprescindibles en esta suerte de edificaciones lo rendirán como un ejemplo entre sus similares. Su funcionalidad no se ha convertido en severidad inamistosa sino en comodidad alegre y acogedora...”80 Un año y medio después, al inaugurarse en marzo de 1953, en la misma provincia, una serie de edificios de menor envergadura del conjunto planificado dentro del PPQ, (San Rafael, Villa Atuel, General Alvear y Rivadavia) se difundía la cifra total de treinta millones de pesos invertidos en total por el gobierno nacional en la provincia de Mendoza, para la ejecución de los cinco edificios; se volvía a hacer mención sobre la modernidad de las concepciones arquitectónicas, tanto de parte de la prensa como en los discursos de los funcionarios: “Los cuatro edificios son /... / espaciosos, bien montados y provistos de los equipos más perfectos /.../ su solidez y apariencia arquitectónica, tanto interna como externa, son técnica y artísticamente una garantía de eficacia al par que una expresión de buen gusto...”81 “…las comunicaciones son nervio vital de las naciones modernas y especialmente en lo que se refiere a la construcción de locales para oficinas de Correos y Telecomunicaciones: un exponente de esa atención es este magnífico edificio, que es fruto de la mente de un buen arquitecto...”82 Algunos años después, en abril de 1955, al recibir las autoridades del Ministerio de Comunicaciones una fracción de tierras del Parque Alberdi de Santa Fe, que la Provincia entregó en discutida decisión, y donde se inició de manera inmediata la construcción del Correo de esa ciudad, el administrador del Distrito 5º expresó: “El monumental edificio a levantarse en este lugar, será una obra maestra, orgullo de la arquitectura moderna” 83 Los discursos para la prensa y la opinión pública pudieron haberse visto teñidos por el interés de convencer acerca de las bondades de la política llevada adelante, sin mostrar ninguna fisura ni incoherencia; pero cuando esos mismos funcionarios rendían cuentas en sede gubernamental o en espacios destinados a cuadros técnicos, las expresiones no diferían demasiado. Al presentar el ministro Nicolini su informe sobre los resultados del PPQ, ante el inicio del segundo, enfatizó acerca del funcionalismo de la arquitectura: “...se continuará con el plan de construcciones de edificios, cuya arquitectura funcional permite el desenvolvimiento de las diferentes tareas.../ alcanzar la independencia total con respecto a los inmuebles arrendados /... que carecen de las condiciones de habitabilidad y muchos se encuentran en estado ruinoso”.84 Insistencia en el argumento y convicción en la solución adoptada, parecen ser las constantes en todas las manifestaciones identificadas. Cuando en enero de 1953 se desarrolla en el ámbito del Ministerio un seminario de evaluación bajo el título El Plan Quinquenal y las Comunicaciones, el director de arquitectura, Aristóbulo Martínez, expuso los aportes desde su área; en su versión, los nuevos edificios: “contribuyen grandemente a mejorar las condiciones en que se ejecutan los servicios /.../ aportan condiciones más humanas de trabajo para el personal, viviendas cómodas, higiénicas y científicamente planeadas para los jefes /.../ y significan un progreso edilicio incuestionable para cada una de las localidades donde se levantaron...”85 Son muy abundantes las referencias que se han podido identificar provenientes de los funcionarios del Ministerio, conteniendo ponderaciones hacia los edificios, llegando a presentar al momento como “una nueva era en materia de construcciones”, en razón de los enormes beneficios para personal y usuarios que deparaban los edificios encarados con los “últimos adelantos en materia arquitectónica”.86

75. No sería posible reseñar aquí todas las intervenciones en concursos y trabajos de estos equipos. Ver la sección de biografías preparada por Elisa Radovanovic, al final de esta misma publicación. 76. La Mampara era editada por Rinaldo Miscione, quien ingresó como dibujante en 1948, siendo estudiante del primer curso de la Facultad; talentoso dibujante caricaturista, luego de obtenido su título en 1955, permanecerá en la DACyT como proyectista hasta los años 60. 77. “Visita de un arquitecto brasileño”, Revista de Correos y Telecomunicaciones, 201-202. Buenos Aires, mayo-junio 1954; p. 4. 78. Borthagaray, Juan M. “La Facultad de Arquitectura y Urbanismo”, en AAVV. La construcción de lo posible. La UBA de 1955 a 1966. Buenos Aires: del Zorzal, 2003; p. 84. 79. El arquitecto Eudaldo Vidal mencionó expresamente a Richard Neutra entre sus fuentes. Entrevista citada. 80. “Un nuevo eslabón de C y T en Mendoza”, Revista de Correos y Telecomunicaciones, 169-7071. Buenos Aires, septiembrenoviembre 1951; p. 8. 81. Reseña del acto de inauguración en San Rafael. Diario Los Andes. Mendoza, 24 de marzo de1953. 82. Del discurso del ministro Nicolini en el acto de inauguración en San Rafael. Diario El Litoral. Santa Fe, 24 de marzo de 1953; p. 1. 83. Diario El Litoral. Santa Fe, 15 de abril de 1955; p. 2. 84. Nicolini, O. Op. Cit.; p. 25. 85. Martínez, Aristóbulo. “El Segundo Plan Quinquenal. Análisis de sus concepciones”, Revista de Correos y Telecomunicaciones, 18586. Buenos Aires, enero-febrero 1953; p. 46. 86. “Prosiguiendo la Nueva Era”, Revista de Correos y Telecomunicaciones, 161-62. Buenos Aires, enero-febrero 1951; p. 16.

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Los prejuicios sobre la arquitectura del período La construcción para el edificio para la Cabecera del 6º Distrito, en la ciudad de Córdoba, estaba llegando a su fin en septiembre de 1955; era previsible que uno de los más imponentes ejemplos de la arquitectura del Ministerio fuera inaugurado con gran despliegue, tal cual había acontecido con el de Mendoza, cuatro años antes. Sin embargo, el sangriento quiebre institucional del día 16 hizo que esa inauguración se pospusiera indefinidamente. Al anonimato conque se desarrolló la puesta en funcionamiento del Correo de Córdoba, se le sumaron muy pronto todas las visiones cargadas de prejuicios que, desde la opinión pública primero y desde la prensa especializada más adelante, habrían de estigmatizar por muchos años a esta arquitectura. “El monumental edificio construido en la Avenida General Paz ha sido virtualmente incorporado al servicio público /.../ en una forma reticente, sin mayor entusiasmo e interés se ha dado a Córdoba un gran edificio, del que no puede decirse que con el mismo se contribuya al progreso edilicio /.../ las entradas son pequeñas y dificultosas, entre otros defectos que se irán viendo poco a poco /.../ sobre este frente –se refiere al frente sur- se ha construido algo que no pasa de ser un galpón moderno /.../ relativamente, la ciudad ha ganado y haciendo abstracción de lo que dilapidó la dictadura, permitirá beneficiar en mejor forma a Córdoba...”87 El 1 de julio de 1957 se inauguró, esta vez si con autoridades y discursos, la Cabecera del Distrito 9º, San Juan, en la que se habían anexado una biblioteca y una cooperativa de consumo para uso del personal; a lo largo del acto, en los dos discursos oficiales registrados por la revista del Organismo, se hicieron algunas referencias ligeras sobre la tiranía depuesta y no se incluyó ninguna alusión acerca del edificio mismo, mencionándose reiteradamente la importancia de los dos equipamientos agregados para el bienestar de los empleados. Sólo el título de la nota en la revista da pistas sobre el edificio.88 En diciembre de 1957 se desarrolló en Buenos Aires, convocada por el Ministerio de Comunicaciones, la Primera Conferencia Nacional de Jefes de Distritos, a la que asistió por el área de arquitectura, su director el arquitecto Hernán Lavalle Cobo y el sub-director, ingeniero Oscar Petersen; cabe aclarar que Lavalle Cobo había sido designado a fines de 1955, con posterioridad al golpe de septiembre, en tanto que Petersen se venía desempeñando desde muchos años antes en el sector de cálculos estructurales. La transcripción de las sesiones de la Conferencia resultan muestra elocuente de la voluntad de impugnación sobre toda la producción del período anterior; la sesión en la que se debían afrontar los temas edilicios, abordó primero lo atinente a la conservación de los edificios y el modo de organizarla, para que resultara más eficaz y económica; salvado eso, se comenzaron a tratar los planes de nuevas obras a encarar, informando Lavalle Cobo que tenían por delante la construcción de 1300 edificios, ya que esa era la cantidad de locales alquilados. Su juicio sobre la obra anterior es lapidario: 87. “El servicio de Correos y Telégrafos”, en La Voz del Interior, Córdoba, 26 de octubre de 1955; p. 1. Agradecemos a Cuqui Bustamante por esta referencia. 88. “Inauguróse (sic) en San Juan un monumental edificio del Ministerio de Comunicaciones”, en Revista de Correos y Telecomunicaciones, 23641. Buenos Aires, abril-septiembre 1957; pp. 12 a 15. 89. Primera Conferencia Nacional de Jefes de Distrito. Buenos Aires, Ministerio de Comunicaciones, 1957, T. I; p. 167. 90. Ibídem; p. 170. 91. Ibídem; p. 171.

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“Es la primera vez que se plantea en conjunto el problema de las obras en el país, porque las últimas obras que están inauguradas últimamente –iniciadas en 1950-54- han sido hechas con un criterio caprichoso, más que constructivo y racional. Se ha perdido la noción de lo que debe ser un edificio de correo; pues se obedecía a directivas precisas del entonces Ministro actuante que obligaron a que los edificios de cabeceras fuesen exageradamente importantes. Eso nos lleva a un hecho consumado, porque los demás deberán también serlo, lo que significará un gran costo de construcción y mantenimiento...”89 Las críticas a la arquitectura del período anterior abundan a lo largo de toda la Conferencia, apuntando no sólo a los caprichos, a la grandilocuencia de algunos edificios, sino a un desconocimiento por parte de los profesionales de la DACyT, de los procedimientos y circuitos que deben respetarse por básicas razones funcionales; el director general de administración del Ministerio, el abogado Luis Marforio ataca duramente al plantel de arquitectos de la DACyT, por una supuesta desvinculación y pretendida autonomía respecto de los requerimientos burocráticos, su resistencia a aplicar los prototipos, y hace mención a ciertos problemas de disposición que exigen poner en marcha con urgencia, el nuevo plan que se está delineando.90

Arquitectura moderna para el servicio postal – Argentina, 1947-1955

En ese punto, Lavalle Cobo defiende a su equipo, legitima los procedimientos de trabajo que acordó con los profesionales de la DACyT a partir de su gestión y se embandera en una defensa disciplinar, dirigiéndose al ministro de Comunicaciones que en ese momento presidía la sesión, “…Sr. Presidente: exijo, tengo derecho a hacerlo como representante de la profesión en el ministerio, la más absoluta libertad de criterio en cuanto a la conveniencia de los estudios que se realizan /…/ específicamente a cargo de profesionales universitarios”.91 En relación con esto, vale reiterar que bajo su dirección, durante todo el año 1957, se elaboraron proyectos que reproducían los criterios, tanto de composición como funcionales, del período anterior, en casos muy notables como Venado Tuerto, Nogoyá, Orán, entre otros. Por otra parte, las obras iniciadas en los últimos años del peronismo, estaban en sus inicios cuando Lavalle asume la Dirección; en el caso de Santa Fe, en septiembre de 1955 apenas llevaba cuatro meses de trabajo y se ejecutaban ensayos de suelo, preparación de obrador y replanteos, por lo que no hubiese sido descabellado hacer alteraciones en el proyecto, el que, sin embargo, se respetó casi en su totalidad. Las críticas relacionadas con la escala magnificada y con las fallas en la funcionalidad de los proyectos se repitieron durante varias décadas, aunque con el paso del tiempo los cuestionamientos se fueron ubicando en un nivel de mayor objetividad: “En esta área /.../ la administración 1946-55 había sido bastante activa. Se construyeron innumrerables edificios en zonas inhóspitas y en algunas cabeceras de distritos. Sin embargo, la concepción funcional de estas últimas no había sido muy afortunada, al parecer debido a la falta de oficio postal y telegráfico de los arquitectos. Era visible la preocupación por el aspecto exterior, más que por una concepción interna, que debe responder en su totalidad a los procesos naturales de entrada y salida de correspondencia...”92 Apuntado el problema de la funcionalidad, Gargantini hace consideraciones sobre el tipo de organización requerido y concluye en que recién con el proyecto para la Cabecera del Distrito 7º, San Luis, proyectada por el arquitecto Esteban Insausti en enero de 1960, se tenderá a resolver las distorsiones funcionales. El enfoque desde la mirada de los especialistas, desde el interior de la disciplina, tampoco estuvo exento de prejuicios; la historiografía de la arquitectura moderna en Argentina, gestada a principios de los años ’60, leyó este conjunto de obras en clave ideológica y los edificios de Correos fueron minimizados en su valor como programa arquitectónico. En el traumático contexto de la Argentina pos-peronista, luego de casi una década en que la corporación profesional se había replegado en una sostenida oposición al programa político del gobierno, es comprensible que, ante la necesidad de fortalecer el status del arquitecto como profesional liberal independiente, se impugnara a la arquitectura oficial y se olvidara a la arquitectura moderna producida desde las oficinas técnicas del Estado, a la vez que se reivindicaban las arquitecturas de autor.93 La depreciación de esta arquitectura oficial persistió en Argentina por varias décadas y recién en torno a los años ’80 se revirtió la perspectiva de valoración.94 Hoy este conjunto se pondera como un eslabón notable en la arquitectura argentina, se asume que forma parte de la historia de la cultura material, como artefactos urbano-arquitectónicos que forjaron una imagen de modernidad desde lo estatal, asociados a un proyecto modernizador integral.

Volviendo a la hipótesis El recorrido que hicimos a lo largo de este artículo, nos permite sostener que hubo un ajuste evidente entre los planes estatales relacionados con las comunicaciones y las formas que se produjeron desde la DACyT para satisfacer los requerimientos gubernamentales que pedían resolver la entidad espacial y material para acoger un programa de alcance nacional.

92. Gargantini, Luis B. Paralelismo entre la Generación del ’80 y la administración 1958-62 en la concepción organizativa del Correo Argentino. Buenos Aires, 1980, s/f. 93. Ballent, Anahí. “La condición profesional en la década del 50”, Materiales 3. Buenos Aires, 1983, pp. 31 a 41. 94. Dos trabajos pioneros sobre el tema, son: Petrina, Alberto y Larrañaga, M., “Arquitectura de masas en la Argentina.1945-1955”, Anales del IAA, 25. Buenos Aires, 1987; pp. 107 a 115; Sonderéguer, Pedro C., Arquitectura y Modernidad en la Argentina. Buenos Aires: CESCA, 1986. Mucho más reciente, destaca la particular y amplia interpretación del fenómeno realizada por Ballent, Anahí. Las huellas de la política. Vivienda, ciudad, peronismo en Buenos Aires, 1943-1955. Buenos Aires: UNQui, 2006.

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Al inicio planteamos a manera de hipótesis que los edificios de la Secretaría de Comunicaciones proyectados durante los planes quinquenales de Perón demuestran una opción deliberada por la arquitectura moderna para definir una imagen de estos servicios públicos asociada a la prestación estatal de los mismos, bajo el signo de la eficiencia, la funcionalidad, la racionalidad y la innovación. De qué tipo de modernidad se habla en esta producción, es una pregunta difícil de responder; fuimos recorriendo las distintas escalas y las diferentes soluciones, concluyendo en que, desde la órbita estatal fue una modernidad pragmática, encarada a fin de resolver con una imagen clara, de decidido carácter innovador, los requerimientos técnicos de avanzada que el plan de comunicaciones implicaba, mucho más allá de la arquitectura. Los funcionarios del peronismo hacían alarde en sus discursos destinados a la opinión pública, en sus memorias oficiales, en sus balances, de los valores de modernidad que deliberadamente habían asumido las obras, pero a la vez, al momento de decidir la vivienda del ministro se recurría al pintoresquismo más ortodoxo, en el mejor estilo Bustillo, con tejas Llao-Llao. Y al momento de ornamentar artísticamente los interiores de esta arquitectura tan moderna y funcional, recurrían a los murales figurativos de Amadeo Dell’Acqua, con imágenes estereotipadas de lo nacional y de lo identitario. Al referirse a la producción del período que nos ocupa, Anahí Ballent explicó, años atrás: “…lo primero que llama la atención en la producción estatal es su profunda diversidad. No existió un único conjunto de formas y tipologías arquitectónicas, ni una única tendencia que homogeneizara la producción, ya que en ella coexistieron repertorios formales rústicos y variaciones modernistas, más o menos radicalizadas, junto a formas neoclásicas: un universo plural que desestima desde el inicio toda posible búsqueda de una arquitectura peronista o, en términos más generales, de una estética peronista”.95 En el caso del Ministerio de Comunicaciones esto también se verifica, ya que hemos visto como no se dio una homogeneidad plena sino que, aun siendo mayoritarias las variaciones modernistas, también hay obras que se encuadran en otras estéticas; muchas veces, unas y otras, elaboradas por los mismos arquitectos. No obstante, es evidente que hubo una idea dominante que se impuso de modo coherente, más allá de algún tic pintoresco, sosteniendo la idea de modernidad institucional. El Estado, en el particular recorte del mismo que supone este Ministerio, a través de la DACyT, construyó una imagen persistente para las comunicaciones, una imagen que atravesó las épocas y todavía se perpetúa a través de los ejemplos de mayor visibilidad. Con respecto a los modelos, si bien se ha tratado de ensayar algunas inferencias acerca de las alusiones de las que partían las formas adoptadas por los arquitectos de la DACyT, no creemos que resulte demasiado productiva una búsqueda arqueológica de referencias, que nunca son absolutas y lineales, que pueden estar tamizadas por recuerdos entrecruzados de experiencias y vivencias de distintas épocas. Interesa si volver sobre el fuerte contenido de modernidad que estas obras presentan, aún con sus incoherencias, que obviamente existen y hemos tratado de ir repasando, un contenido que se pone más aún en evidencia al verificar la asombrosa correspondencia cronológica, entre los supuestos modelos y los casos de estudio. Importa, más que buscar referencias, volver sobre las relaciones entre la arquitectura moderna y el Estado peronista sin reproducir en la consideración de este aspecto, la falsa antinomia arquitectura moderna versus arquitectura nacional que, tendenciosamente, se manejó desde buena parte de la historiografía y la crítica durante muchos años. 95. Ballent, Anahí. “Chalecitos kitsch, columnas dóricas y Le Corbusier”, Ramona. Revista digital de artes visuales, 17. Buenos Aires: octubre de 2001. Consultado en: http://ramona.org.ar/files/r17.pdf.

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Más bien hemos tratado de entender que esa opción figurativa por la arquitectura moderna, en el caso de los edificios del Ministerio de Comunicaciones, fue representativa del extremo pragmatismo requerido para afrontar la magnitud de la empresa, que llevó a que los problemas se abordaran en función de un complejo de circunstancias, frente a las cuales también jugó su rol la capacidad evocativa del lenguaje de la arquitectura moderna.

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