Defensa de tesis doctoral

Share Embed


Descrição do Produto

1 Defensa de la tesis doctoral1 Proceso de economización de los objetos. Análisis de las prácticas de valorización, magia y medición en la formación por competencias.2 Víctor Hernández Ramírez Programa de doctorado en Psicología Social. Lugar del acto: Sala de Graus de la Facultat de Ciències Polítiques i Sociologia, Universitat Autònoma de Barcelona (Bellaterra), viernes 29 de noviembre de 2013. Saludos y agradecimientos al tribunal, a mi tutor y al departamento. En un texto de 1991, escribe Deleuze (un texto firmado por Deleuze y Guattari, ¿Qué es la filosofía?): "El pintor no pinta sobre una tela virgen ni el escritor escribe sobre una página en blanco, sino que la página o la tela ya están de tal manera cubiertas de clichés preexistentes, preestablecidos, que en principio hay que borrar, limpiar, laminar, incluso desmenuzar para hacer pasar corriente de aire que viene del caos que nos aporta la visión".3 François Dosse, en la biografía cruzada sobre Deleuze y Guattari, remite esta cita al encuentro entre Deleuze y el pintor Gerard Fromanger. Deleuze visita a su amigo pintor en el taller y le hace preguntas sobre su manera de trabajar. Deleuze le dijo "Te voy a hacer preguntas estúpidas" y entonces le hacía preguntas como un niño, sobre lo que el pintor iba haciendo. Así, le pregunta cómo hace para poner cosas sobre esa tela que es blanca al comienzo. Le responde el pintor "Ves la tela blanca, pero en realidad está negra". Deleuze dice, "¡Ah!,formidable, está negra, ¿está negra de qué?". Y el pintor le dice: "Está negra de todo lo que los otros pintores hicieron antes que yo". Y Deleuze dice: "Entonces, no se trata de ennegrecer la tela sino de blanquearla…".4

1

Ante el tribunal formado por el Dr. Francisco Javier Tirado, Dra. Teresa Cabruja y la Dra. Lucía Gómez, tuvo lugar esta defensa de la tesis. Dictamen final del jurado académico: EXCELENTE, con mención CUM LAUDE. 2 Enlace a tesis completa: http://hdl.handle.net/10803/129297 3 Citado por François Dosse, 2007, Guilles Deleuze y Félix Guattari. Biografías cruzadas, Buenos Aires: FCE, 2009, p. 564. 4 Op. cit.

2 Creo que uno puede tomarse bastante en serio ese hallazgo de Deleuze, después de su visita al taller del pintor, sobre la tela negra, la página negra, con que uno se halla cuando comienza un trabajo de investigación. ¿Qué significa pues esa página o ese lienzo negro, con respecto a la economización de los objetos? ¿Y qué significa respecto a la economización del objeto competencias? ¿Qué tanto está allí puesto que ha ennegrecido la tela? Como una primera aproximación de tachar, limpiar, intentar desmenuzar, diría que esa tela fuliginosa se compone al menos de lo siguiente: 1. La (cuasi) ubicuidad de la economización. Aún cuando enunciemos todos que somos parte de sociedades capitalistas, no siempre hablamos de lo mismo, porque la definición de "el capitalismo" es una cuestión abierta. Con todo, es un lenguaje en el que al parecer nos entendemos, cuando decimos que el modo de organización de la sociedad es el de una economía de mercado. Si decimos que los mercados son dispositivos de coordinación que hacen que unos agentes, con intereses divergentes, realicen transacciones que se expresan en precios5, entonces los precios son una especie de pacto que resuelve los conflictos de tales intereses y son también el resultado de complejos cálculos económicos. Pero los mercados se extienden, se difuminan, reúnen y unifican muchos elementos por doquier, de manera que no sólo están en el "espacio" donde emergen precios y donde se compra y se vende. No. Los mercados también están allí donde se producen, valorizan y cuantifican las cualidades de los bienes que llegarán a ser mercancías y los mercados también están donde se movilizan personas que participan, activa o pasivamente, en los procesos mediadores que hacen posible el mercado. Es así que, en la insólita ubicuidad de los mercados, la economización nos hace devenir en agentes y dispositivos de la producción del valor economizado. 2. La innumerabilidad de los objetos. Otra capa o lámina de negritud en mi trabajo de indagación es que nos hallamos con muchos, muchísimos objetos, que no son objetos aislados: los objetos que se economizan son entramados de relaciones, conglomerados de muchos materiales y producciones que se componen de muchos elementos antiguos y nuevos. Los objetos que se 5

Callon, Michel y Latour, Bruno (2011) (orig. 1997), “«¡No calcularás! » o cómo simetrizar el don y el capital” en Athenea Digital, 11 (1), 171-192, p. 172.

3 economizan no se pueden definir meramente como bienes de consumo o como instrumentos de producción. En los procesos de economización de los objetos de hoy día estamos muy lejos de poder concebir aquella mesa que Marx colocó en el parágrafo 4, del primer capítulo de El Capital ("El carácter fetichista de la mercancía y su secreto"), que primero puede ser un objeto de madera, una mesa, un producto artesanal útil para el uso en la vida, y que sólo cuando entra en escena como mercancía se transforma en un objeto vivo, que danza con el valor de cambio del mercado. Ahora, más bien, cualquier objeto, o cualquier práctica o afecto, parecen venir a la existencia en la forma de cuasi-mercancía o con unas funciones de mediación para producir otras mercancías. No obstante, es precisamente en su "materialidad" objetual donde se inscriben de modo diverso los trazos de la economización, es decir de la valorización en dinero. 3. Una nostalgia por el trabajo que se esfuma. Otra capa más, u otro aspecto relevante fuertemente sedimentado en la economización de objetos, y en concreto con la cuestión de las competencias, es la nostalgia por el trabajo como capacidad, como posibilidad de hacer algo bien y hallar un digno sustento en ello. En las sociedades de mercado el trabajo ha dejado de existir, el trabajo como instancia para desplegar una fuerza que pueda ser recompensada, donde el sudor y las ansiedades del cuerpo puedan tener un horizonte mínimo o porvenir. Es lo que ya no está o no lo está de la misma manera. Foucault decía que la explotación capitalista se realizó sin formular jamás su teoría, dicha explotación –dice Foucault– se ejerció sobre las vidas, sobre los cuerpos, sobre sus horarios, en su vida y en su muerte 6; pero la explotación de las sociedades de mercado se ejerce no sólo sobre los cuerpos sino sobre el tiempo de los cuerpos, sobre su futuro, es decir sobre una dimensión virtual de los cuerpos que es su potencia, puesto que las competencias para el empleo son la medición del potencial para la rentabilidad. O, para decirlo en una perversa paráfrasis de la frase de Spinoza, el mercado de trabajo sí que ha determinado lo que puede un cuerpo cuando configura su portafolio de competencias o lo define a partir de un perfil de competencias.

6

Cf. Foucault (1978), La verdad y las formas jurídicas, Barcelona: Gedisa, 1996, pp. 162 – 163.

4 Esta utilización del tiempo de los cuerpos lo ejemplifico en mi tesis con una herramienta que se utiliza en Francia, en 25 universidades francesas: el proyecto PEC (Le Portefeuille d'experiences et de Competénces), que se implementa con el uso de un software en el cual el estudiante organiza las experiencias y competencias que va adquiriendo a lo largo de los cursos, para que pueda planificar asignaturas y actividades, también para que pueda comunicar sus experiencias y proyectos de cara a su inserción laboral. El artefacto "proyecto PEC" ensambla muchos elementos (experiencias de formación, logros personales, diplomas o certificados, estrategias de comunicación, CV, contactos) ciertamente, pero opera precisamente sobre el tiempo futuro, sobre el porvenir en términos de empleo, en un horizonte que se llama "mercado de trabajo". Todo esto ennegrece el lienzo, la página, el asunto sobre el que uno trabaja, porque parece indicar que para abrirse camino en la densidad enunciada, ya hay bastantes vías abiertas: la sociología económica, la disciplina económica, la antropología económica, la psicología de la economía, por decir unas cuantas. Y entonces parece que los problemas ya están planteados, que las vías de indagación ya están delineadas. Pero los borrones, los cortes, el trabajo sobre las capas de esa negritud, permiten advertir un cierto caos, un desorden que viene de los interrogantes suscitados: ¿Cómo se producen esos efectos de incesante conectividad entre los objetos y los mercados, entre los agentes y los precios producidos, entre el potencial de trabajo y el mercado de trabajo? ¿Cómo se constituyen los marcos, las estructuras o las pautas que dan formato a los procesos de valorización que alcanzan incluso el trabajo mismo que produce la valorización? Se trata de la cuestión, nada sencilla, de analizar y comprender la producción del valor económico, sea a partir de los individuos o de los marcos institucionales o en la relación de ambos, pero que en conjunto hacen posible las acciones económicas. Y uno elige cierto camino, aunque parezca provisorio o sin muchas garantías, pero que como camino permite mantener vivo el interés en lo que se indaga. El camino que elegí tiene que ver con el concepto de dispositivos-máquina,

5 porque es un concepto que permite trabajar de manera local, en un campo acotado, y porque hace posible el análisis pragmático de las complejas performaciones de la valorización económica. Está muy cerca del camino tan magníficamente abierto por el programa de investigación de Michel Callon sobre "los procesos de economización"7, porque utiliza la noción de dispositivos como instancias que enmarcan y posibilitan las performaciones economizadoras y porque tienen muy en cuenta la dimensión socio-técnica del agenciamiento de los dispositivos. Pero me parece que uno puede salirse del camino, hacer derivaciones e incluso ensayar senderos aledaños, como cuando nos preguntamos sobre la eficacia de los dispositivos y sus efectos en las subjetividades. Me refiero a que las prácticas que se ensamblan por medio de los dispositivos-máquina tienen una cierta potencia eficiente, es decir que funcionan, iteran y se reiteran, se difunden e incluso se muestran "exitosos". En el caso de la formación por competencias en la universidad, las prácticas que se despliegan, al tiempo que se articulan por el dispositivo-máquina, tienen una orientación definida hacia la funcionalidad, hacia unas pautas de acción que definen lo que es posible e incluso lo que es deseable, dentro de unas condiciones dadas. El dispositivo de la formación por competencias convierte la pregunta "¿puedo ser competente?" en una afirmación "puedo ser competente" y despliega entonces un programa de entrenamiento por medio de una multiplicidad de acciones docentes y de aprendizajes. Me parece que el Espacio Europeo de Estudios Superiores (EEES) o proceso de Boloña, que se implementó en la universidad española introduce con toda claridad el dispositivo de las competencias para la formación universitaria. Entre las complejas redes de actores y procesos que permitieron implementar el EEES he señalado en la tesis dos 7

Koray ÇÇalışkan y Michel Callon (2009): Economization, part 1: shifting attention from the economy towards processes of economization, Economy and Society, 38:3, 369-398. Koray ÇÇalışkan y Michel Callon (2010): Economization, part 2: a research programme for the study of markets, Economy and Society, 39:1, 1-32. Cf. también Michel Callon (1998), The Laws of the Market, Oxford: Blackwell Publishers; Michel Callon (2011), "La formulation marchande des biens" en François Vatin (2013) Évaluer et valoriser. Une sociologie économique de la mesure, Toulouse: Presses Universitaires du Mirail, 2013; Donald MacKenzie, Fabian Muniesa y Lu Siu (eds.) (2007), Do economists make markets? On the performativity of economics, Princeton: Princeton University Press.

6 actores que fueron relevantes para acoplar las competencias dentro del modelo de los créditos europeos (ECTS) en la universidad, me refiero a 1) los descriptores de Dublín y 2) el proyecto Tuning. Los descriptores de Dublín se asumieron como parámetros válidos y su uso permeó los procesos de implementación en la universidad española, como se aprecia en el lenguaje que distingue entre "conocimientos", "habilidades" y "competencias". Por su parte, el proyecto Tuning, en el cual participaron más de 135 universidades europeas, afinó mucho más el dispositivo de las competencias en términos metodológicos y precisó que su uso permite potenciar la inserción laboral. La colonización que el modelo de las competencias parece alcanzar sobre la formación universitaria hace pensar en una inoculación viral que en realidad funciona parasitariamente, puesto que las prácticas docentes y su racionalidad, en la universidad, son aparentemente las mismas de siempre, pero algo se ha modificado ligeramente, pues ahora la formación universitaria se sitúa frente al horizonte de la empleabilidad, hacia el mercado de trabajo. En el análisis de mis entrevistas a los/las docentes de las 7 titulaciones emergió un eje significativo sobre la relación entre la formación por competencias y el mercado laboral que permite ver que: la demanda laboral respecto a los estudiantes de los grados no es algo nuevo, es variable y en ella se asume un cierto pragmatismo, derivado del hecho de que las competencias tienen un sesgo con respecto al mercado laboral. La acción docente configura en sus prácticas la creación de puentes entre la formación universitaria y ese horizonte de empleabilidad, en diversas tareas muy cotidianas en el diseño de actividades, prácticas, formas de evaluación, en actitudes y visión que se integran en el quehacer formativo. En esa perspectiva pragmática el/la docente sigue haciendo lo mismo que antes, pero también hace otra cosa: ofrece o sugiere pedazos de un futuro laboral imaginado, conectados con el estímulo que quiere dar a sus estudiantes para las tareas de aprendizaje.

7 En el trabajo de investigación, en una perspectiva pragmática que trabaja sobre las prácticas y sus discursos, creo que no podemos operar exclusivamente sobre los modos de funcionamiento, sobre los elementos que operan con unas determinadas racionalidades (en éste caso la racionalidad del "homo competens"), antes bien me parece necesario echar mano de otros elementos, como son los elementos ficcionales que, en mi caso, tomo de la literatura: así, por ejemplo, el personaje de Hermann Melville, Bartleby el escribiente, hace posible pensar las nuevas reglas del juego, que le permiten a "la empresa" solucionar el problema de la voluntad de los trabajadores: si Bartleby es la potencia misma, como dice Agamben, o es la fórmula que destroza el mundo, como dice Deleuze, Bartleby también es la ficción literaria que nos permite ver lo que ya vemos cada día: la desaparición del territorio de la empresa (o su reterritorialización) y por tanto de las condiciones que hacen posible el trabajo asalariado. Y no es que deje de ser posible la libertad o que la voluntad haya devenido en una "servidumbre voluntaria", para decirlo con la espantosa frase de Étienne de La Boétie, sino que se han creado las condiciones para que opere el dispositivo de las competencias, que "hace querer" lo que quiere la empresa. Dentro de éstas condiciones es importante advertir cómo se operativiza, cómo se pone a funcionar, el dispositivo de las competencias en la universidad. El análisis de la "acción docente" en el uso del dispositivo, muestra la importancia que tienen las operaciones que hace que las competencias sean relevantes por medio del control (vr.g. la evaluación continuada, la evaluación por competencias como "acción formativa" y no como "vigilancia") o por operaciones que naturalizan las competencias ("es sentido común", "se hace lo que ya se hacía antes", "es lo que se encontrarán en la empresa"). Lo que hace la literatura es romper la tela ennegrecida, rasgar las capas y dejar entrar la luz de sus ficciones: con Bartleby no sólo vemos la comicidad de lo literal, que muestra la potencia del sujeto cuando dice "preferiría no hacerlo", sino que en el uso del relato, en mi lectura, vemos la fuerza de lo literal que resulta de imaginar que todo empleador puede destruir la fórmula devastadora

8 de Bartleby cuando la empresa se larga y deja a los desempleados, a los futuros empleados y a los inempleables, en el patio de una prisión, como si fueran vagabundos. La visión que ilumina la luz ficcional de Bartleby coincide con la comprensión de la sociedad de control, según la cual, nos movemos en un régimen nuevo, donde los mercados tienen mucha relevancia. En su "Post-scriptum a las sociedades de control"8 Deleuze decía, hace 23 años9, que hemos pasado del régimen disciplinario (con los dispositivos de los espacios confinados: fábricas, escuelas, prisiones) al régimen de las sociedades de control, donde no se disciplinan los cuerpos sino que se despliegan dispositivos en los cuales: El lenguaje numérico de control se compone de cifras que marcan o prohíben el acceso a la información. Ya no estamos ante el par “individuo-masa”. Los individuos han devenido “dividuales” y las masas se han convertido en indicadores, datos, mercados o “bancos”. Quizá es el dinero lo que mejor expresa la distinción entre estos dos tipos de sociedad, ya que la disciplina se ha remitido siempre a monedas acuñadas que contenían una cantidad del patrón oro, mientras que el control remite a intercambios fluctuantes, modulaciones en las que interviene una cifra: un porcentaje de diferentes monedas tomadas como muestra. El viejo topo monetario es el animal de los centros de encierro, mientras que la serpiente monetaria es el de las sociedades de control.10 Al comentar este texto de Deleuze, y la obra del útlimo Foucault, Santiago Castro11 señala que las tecnologías que operan en estas sociedades de control operan sobre el medio ambiente y permiten una relativa libertad en la que cada individuo pueda encontrar su espacio dentro de la economía de mercado. En dicha sociedad "el individuo tendrá que aprender a 'vivir peligrosamente' y convertirse en un 'empresario de sí', capaz de reinventarse constantemente y gestionar su propio capital humano [… y] los sujetos nunca terminan de 8

Gilles Deleuze, Conversaciones 1972 – 1990, Valencia: Pre-textos, 2006. El "Post-scritum…" se publicó en L’Autre Journal, nº 1, en mayo de 1990. 10 Op. cit., p. 152. 11 Historia de la gubernamentalidad. Razón de Estado, liberalismo y neoliberalismo en Michel Foucault, Bogotá: Siglo del hombre-Pontificia Universidad Javeriana-Universidad Santo Tomás de Aquino, 2010. 9

9 adiestrarse, sino que están lanzados a un proceso de 'formación permanente'"12. Con lo anterior encaja muy bien el modo de funcionamiento de las competencias en la educación, donde el sujeto que ha de gestionar su capital humano queda arrojado a un proceso de formación permanente. Mi análisis de la acción docente que utiliza las competencias muestra que su gran diversidad (hay múltiples competencias, hay muchos tipos de competencias) e incluso la variación de su especificidad no es tan amplia: las diversas competencias (o sus avatares: las competencias expresivas o de comunicación, de trabajo en grupo, y de transferencia o cambio de dominio) son todas competencias de tipo transversal. Es precisamente esa característica común (la transversalidad) la que mejor hace corresponder a la formación por competencias en la universidad con el tipo de exigencias que demanda el mercado laboral en las sociedades de control. Pero no se trabaja únicamente sobre la negritud del lienzo, no todo son cortes o despliegues del trabajo de otros, sino que también se ponen colores que uno elige, que tienen alguna función en la obra. En el caso de mi investigación ese colorido, me parece, consiste en la decisión de enfocarme sobre la valorización, sobre la producción del valor economizado. Se trata de un enfoque sobre lo que está en medio, sobre los procesos de mediación en las que operan los dispositivos–máquina, sobre las prácticas que son articuladas por los dispositivos y que hacen posible la generación de valor economizado. Es cierto que la economización tiene como extremo el precio, pero en el medio están las redes de formalización, interconexión, organización y coordinación que hacen posible que un objeto se valorice en dinero, y esas redes no se explican sin su conexión con el valor del objeto. Así pues, en los procesos de economización hay unos valores indexados, hay por tanto un vínculo fundamental con creencias y deseos colectivos. El colorido de la economización reside precisamente en esa indexación del precio con respecto

12

Op. cit., p. 216.

10 a las opiniones, las creencias, los deseos, las ansiedades, los sueños, los temores y las esperanzas. El análisis de la acción docente en el uso del dispositivo de las competencias permite comprender cómo la valorización del objeto es posible por una variedad de operaciones: formaciones discursivas que producen encadenamientos lógicos que hacen que las competencias sean algo necesario e imperioso para los estudiantes; intervenciones sobre las tareas de aprendizaje que performan el valor de las competencias y producen un "querer hacer" en los estudiantes; o juicios de valor sobre las competencias que las indexan al mercado de trabajo. En éste punto, donde la valorización económica se liga a creencias y deseos, es que puedo decir algo sobre el recurso a la magia, o la teorización sobre la magia, en el funcionamiento de los dispositivos que se economizan la educación universitaria. Este recurso supone importantes dificultades pero también ofrece una nueva iluminación sobre el trabajo de análisis de los procesos de economización. Las dificultades de usar la teoría de la magia se relacionan, evidentemente, en la noción comtiana de que el pensamiento (y las prácticas) mágico se corresponde con un primitivismo, previo a la evolución hacia la racionalidad moderna. Es lo que Giorgio Agamben ha llamado mitologemas científicos. Pero las dificultades también se relacionan con algo que es propio de las prácticas de los economistas: la economía se ejercita como una disciplina "apotropaica", es decir como un ritual que aleja el influjo mágico maligno y propicia el bien, o como lo dice McCloskey: "El miedo al futuro motiva el asesoramiento económico. Que los políticos y hombres de negocios, por lo general bastante presuntuosos, contraten economistas es apotropaico"13. Pero este uso de los economistas es tan sólo el lado oscuro de la economía, porque la economía es una disciplina "postmágica", es decir, un conjunto de prácticas y racionalidades que no pueden ceder a la tentación de la magia. La economización supone pues el disciplinamiento, más o menos riguroso, de la magia en los mercados.

13

Donald McCloskey (1990), Si eres tan listo. La narrativa de los expertos en economía, Madrid: Alianza, 1993, p. 97.

11 Pero el recurso a las teorías sobre la magia ofrece una nueva luz sobre la economización de las competencias en la universidad: resulta muy interesante constatar cómo el valor no deriva de una naturaleza inherente a un objeto o de una subjetividad, sino que el valor emerge, aparece, por medio de unas prácticas que pueden analizarse como cuasi-rituales de encantamiento, que invocan (llaman) al objeto de un más allá ficcional. En el caso de las competencias en la universidad esa "otra" realidad de la que proviene el objeto es el mundo futuro de la empleabilidad. La fuerza de este tipo de análisis reside, me parece, en dos cosas: primero en tomar las prácticas como vienen dadas, sin asumir que operen con un solo tipo de racionalidad, y considerar que dichas prácticas son un conjunto de acciones, lenguaje y ficciones que aportan inteligibilidad, por lo que la magia puede coexistir (y co-funcionar) con otras racionalidades y potenciar dichas prácticas. Por otro lado, me parece que el análisis de lo mágico en las prácticas de economización se liga con una dimensión absolutamente pragmática de la acción social y no tanto con un régimen de verdad; en ese sentido lo mágico se asocia más al campo de la moral, de las creencias y las ilusiones. En la magia no importan tanto la verdad, como una cierta funcionalidad que se comunica con los deseos. Pero en la economización creo que la magia sólo opera como contraparte de otros procesos; procesos en los cuales se producen las mediaciones que transforman las cualidades del objeto en cuantificaciones, en ratios, en formas de valorización sujetas a la medición. El último eje temático del análisis muestra cómo las prácticas docentes se organizan y orientan hacia formas de valoración que ensamblan las cualidades del objeto con formas de evaluación que se aproximan a la cuantificación del valor. Estos procedimientos son el efecto de operaciones de nominación, y en el análisis se muestra la singular potencia que tienen las operaciones de nominación sobre el objeto– competencias (poder para delimitar, para envolver, para coaccionar moralmente o poder para directamente economizar por contigüidad de los nombres). Igualmente son de relevancia las operaciones de ordinalidad (como la creación y el uso de "listas" de competencias) y la producción de escalas (como acción colectiva, la creación de

12 instrumentos de medición y las vicisitudes de la conversión numérica de las competencias en notas de evaluación). Es el largo y complejo camino entre el valor del objeto y su precio. Sólo que ahora tenemos una nueva iluminación, con las teorías de la magia, que nos muestra que la formación por competencias, en su proceso de valorización económica, y en su promesa de un futuro de empleabilidad, se vincula de alguna manera con aquella felicidad que no pueden darnos todos nuestros esfuerzos y fatigas. Por ello las competencias en la universidad podrían ser, en tanto lenguaje y performación cuasi-mágicos, el gesto que conduce al porvenir del mercado de trabajo. Aquí me detengo con la metáfora del lienzo negro y los procedimientos para borrar, laminar, limpiar, desmenuzar, sobre lo que muchos otros han puesto allí, en el intento de obtener un poco de iluminación sobre la tela de la economización de los objetos. Con este ejercicio he intentado dar cuenta de lo que para mí ha implicado la interrogación de mi trabajo, sobre la manera de articular el análisis de las competencias como dispositivo de economización en la universidad y sobre el asombro e interés que para mí tienen los procedimientos intermedios y complejos de la valorización económica. El resultado queda a vuestra consideración y yo quedo a la orden para vuestras preguntas. Sólo diría, como palabra penúltima, que las prácticas de valorización económica de los objetos nunca dejaron de suscitar en mí asombro e interés. Es apasionante indagar sobre la potencia eficiente de la valorización económica de las competencias en la universidad y ello quizá se deba a que nunca antes hemos necesitado tanto de los dispositivos, para que nos sepamos capaces y para que nos creamos que tenemos un porvenir. Muchas gracias.

Lihat lebih banyak...

Comentários

Copyright © 2017 DADOSPDF Inc.