Disyuntiva forzada: democracia o soberanía

September 10, 2017 | Autor: J. Cardona Arias | Categoria: Religion, Democracia, ONG, Democratización, Presiones Internacionales
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Centro de Investigación y Docencia Económicas Licenciatura en Políticas Públicas Escritura y Argumentación I Dr. Mariano Rodríguez Muñoz

La disyuntiva forzada: Democracia o Soberanía José Manuel Cardona Arias

Aguascalientes, Ags., 17 de diciembre de 2014.

La disyuntiva forzada: Democracia o Soberanía La democracia involucra el derecho de la gente de determinar libremente su propio destino. El ejercicio de este derecho requiere un sistema que garantice la libertad de expresión, de fe y asociación, de elecciones libres y competitivas, respeto a los derechos inalienables de los individuos y las minorías, medios de comunicación libres y el estado de 1 derecho. - National Endowment for Democracy, Declaración de Principios y Objetivos.

Bastante amplio es el debate que ha surgido en el campo de la ciencia política y en el de las relaciones internacionales, referente al tema de procesos de democratización –fenómeno por el cual un régimen dictatorial pasa a convertirse a una democracia– y el fenómeno que especialmente ha acaparado la atención de estos estudios ha sido, sin duda alguna, la tercera ola de democratización, pero hay que recalcar que se reconocen cuatro de ellas. El siguiente ensayo, que tiene como finalidad analizar de una manera específica las presiones internacionales que fungieron como uno de los factores del proceso de democratización, se especializará en la cuarta ola de democratización, la cual se vio posible tras la caída del muro de Berlín entre los años de 1989 y 1991. La importancia del suceso, anteriormente mencionado, reside en que dada la caída del muro de Berlín, “…se generó un cambio en las agendas de las Organizaciones Internacionales (OI)

[…]

y la promoción de la

democracia pasó a formar parte de la agenda de todas las OI”2, es decir, fue

1

National Endowment for Democracy, “Strengthening Democracy Abroad: The Role of the National Endowment for Democracy –Statement of Principles and Objectives (Washington, 1984), 1. La traducción es mía, del fragmento original: “…that democracy involves the right of the people freely to determine their own destiny […] that the exercise of this right requires a system that guarantees competitive elections, freedom of expression, belief, and association, respect for the inalienable rights of individuals and minorities, free communicatons media, and the rule of law”. 2 Arturo López Levy, “Cuba y la OEA: cambio y continuidad”, América Latina Hoy, No. 52 (2009): 107-130.

surgiendo, como diría Tom Farer –aclamado politólogo neoconservador–, la “industria de la promoción de la democracia”.3 Si se requiriera analizar el papel que han tomado todas las asociaciones internacionales (OI) en los procesos de democratización, sería casi improbable lograrlo, debido a que en cada proceso juegan diferentes actores que buscan obtener algún beneficio y actúan desde un punto racional. Por tanto, en el presente ensayo, se analizará el papel que han tomado organizaciones como la ONU y el Banco Mundial; países como Estados Unidos y los pertenecientes a la Unión Europea para 1981; la iglesia católica y la musulmana. El título del presente ensayo intenta hacer alusión a la dicotomía establecida en la discusión referente a si es apropiada la intervención de actores extranjeros en los procesos de democratización de algunas dictaduras. De forma homogénea, existirá quien piense que sería preferible la no intervención de dichos actores internacionales, dado el principio de soberanía y de no intervención; y, por otro lado, habrá quien piense que es fundamental y de suma necesidad el apoyo de organizaciones internacionales, dadas las ventajas que ofrece la democracia como régimen. En el siguiente ensayo, se defenderá la postura “a favor” de la intervención de actores extranjeros en los procesos de democratización de diversos países, especialmente de los de América Latina y de Europa Oriental, después de la caída del muro de Berlín.

3

Tom Farer, Beyond Sovereingty: Colectively Defending Democracy in the Western Hemisphere (Estados Unidos: Johns Hopkins University Press, 1996), 33.

El contraargumento: un ataque visible a la Soberanía. Existe un argumento bastante debatido dentro de la transitología –rama de la ciencia política encargada de estudiar las transiciones de régimen– que expone que la vieja concepción de soberanía se está desquebrajando. Por ejemplo, en el año de 1990, Nicaragua, quien aún no era considerado un régimen democrático, sufría de una presión ejercida por Estados Unidos, cuyo congreso obligaba a Nicaragua a compensar la deuda extranjera a condición de no establecer elecciones libres y justas.4 En resumen, si cada país tiene su propia soberanía y la define como sea conveniente

según

su

presente

contexto,

cuando

las

organizaciones

internacionales se dan a la tarea de cambiar la definición de soberanía, dándole una concepción más extensa, a la misma palabra, donde se incluyan ideas de elecciones libres, estarían atacando de una manera directa uno de sus derechos más primordiales: el de la soberanía. Pero, por otro lado, en el presente ensayo, a continuación se analizarán cuestiones que desde el punto del autor tienen mayor significancia en el debate de la transitología. La democracia como valor universal. Haciendo un análisis histórico y econométrico del surgimiento de democracias, es factible pensar que la democracia puede emerger del rincón más remoto del planeta, incluso si, como afirma Lipset, no tienen un ingreso per cápita alto 5;

4

Para mayor información consulte: Joan Font, Ricard Goma, “El proceso de democratización en Nicaragua: actores, estrategias y conflicto”, Afers Internacionals, No. 20 (s.a.): 49-75. 5 Encuéntrese el estudio completo en: Seymour Martin Lipset, “Some social requisites of democracy”, American Political Science Review, Vol. 53, No. 1 (Marzo 1959), 69-105.

ejemplo de ello, son las insurrecciones democráticas en países como Benín, Malí, Malawi, Mozambique y Nepal, y es importante mencionar, también, que en dichos países es en donde han existido menos rupturas democráticas. Entonces, si la democracia puede emerger de donde sea, ¿Deberíamos considerarla un valor universal? En el año 2001, Amartya Sen –Premio Nobel de Economía en 1998– logró demostrar que: “La gente […] tiene necesidades de una voz política. La democracia no es un lujo que pueda esperar la llegada de la prosperidad general […] hay poca evidencia de que los 6 pobres, si se les da a elegir, prefieran rechazar la democracia” .

Poniendo así en evidencia que incluso en los lugares más remotos del planeta, con condiciones de vida ínfimas (refiriéndonos a educación, índice de mortandad, desarrollo humano, etc.), la gente considera que la democracia atribuye muchas y mejores ventajas que cualquier otro tipo de régimen. Además, la democracia es considerada un valor universal dadas las ventajas que expone, unas muy visibles y otras no tanto, entre ellas, las más importantes son: evita la tiranía; promueve derechos humanos esenciales; aclama la libertad general, la autodeterminación de los pueblos y la autonomía moral; promueve el desarrollo humano y la protección de intereses personales esenciales; establece igualdad política; y, además, se podría proponer que la democracia, promueve la búsqueda de la paz y la prosperidad en las naciones.7.

6

Amartya Sen, “Democracy as an universal value”, en The global divergence of democracies, ed. Larry Diamond y Marc Plattner, (Baltimore: Johns Hopkins University Press, 2001), 13. 7 Encuéntrese desarrolladas cada una de las ventajas en: Robert Dahl, La democracia, una guía para los ciudadanos, (España: Taurus, 1999), Cap. 5. He conglomerado varias de ellas debido a que exponen un argumento en común, y, por tanto, tienen el mismo valor significativo.

En conclusión, lo que hace que la democracia sea considerada un valor universal no es que todo el mundo la apruebe como el mejor sistema de gobierno, sino que esta tenga las virtudes necesarias para que cualquier individuo le pueda hallar elementos valiosos, que cualquier otro tipo de régimen no posee y, con base en esto y en los estudios expuestos en este apartado, se puede inferir que democracia sí se está convirtiendo en un valor universal. La importancia de la religión: iglesia musulmana y católica. Es de natural importancia saber que la religión es un contexto impulsador u opresor de cualquier régimen, para bien o para mal (según sea el régimen), la iglesia será una herramienta o un obstáculo que deban utilizar o afrontar al momento del performance del régimen. A continuación se abordarán los papeles que jugaron las iglesias, musulmana y católica, en los procesos de transición democrática posteriores a 1991. Estudiar el impacto que tuvo la iglesia musulmana en los procesos que analiza la transitología, simplemente tiene el objetivo de responder a la prácticamente falsa teoría de que el Islam tuvo severa influencia en la oposición a la transición democrática en países de Europa Oriental, África y Asia. Sin duda alguna, como sugiere Larry Diamond –sociólogo y politólogo estadounidense, aclamado por sus trabajos referentes a la transición democrática–, “el Islam tiene menos influencia en las actitudes políticas de lo que frecuentemente sugiere”8,

8

Larry Diamond, “Democracia, desarrollo y factores internacionales”, Revista Española de Ciencia Política, trad. Borja Díaz Rivillas, No. 9 (2003), 25.

dado que la cuarta oleada global de democratización apenas alcanzó al mundo árabe. Por otro lado, de una manera contrastante, podemos observar que la iglesia católica



fungió

como

presión

internacional

para

la

democratización,

especialmente para los países católicos. Con la llegada de Juan Pablo II al vaticano en 1978, se comenzó a ver como el papado apoyaba incondicionalmente los procesos de democratización, dados los valores que expone la democracia, la protección de los derechos humanos, y el combate que propone en contra de los regímenes autoritarios depravados. Posteriormente, tras el final de la guerra fría con la caída del muro de Berlín; se hizo más notorio el apoyo que mostraba el vaticano a los procesos de democratización, al no simpatizar del todo con los regímenes dictatoriales; brindando así, apoyo moral y social a los feligreses de las iglesias que se oponían a los regímenes autoritarios, es decir, los individuos en pro de la democratización. Prueba de la importancia de la iglesia católica en los procesos de democratización, podemos encontrar que: “En la actualidad, con las transiciones de la democracia, primero en Europa meridional, luego en América Latina y posteriormente en Europa del Este, la mayoría de los países 9 predominantemente católicos del mundo son democracias” .

Demostrando así, una evidencia del impacto que tuvo la religión católica dentro de los procesos de transición a la democracia. Influencia directa de la Unión Europea y Estados Unidos. En la Europa post-comunista, los doce países conformantes de la Unión Europea10 se vieron movidos a realizar campañas financieras y organizativas para promover 9

Diamond, 29.

la democracia en su continente; evidencia de ello, es que una condición para que algún país pudiera gozar de los privilegios otorgados a los pertenecientes de la Unión Europea, era que manifestaran “prácticas verdaderamente democráticas y respeto por los derechos y libertades fundamentales”11. A consecuencia, se puede observar como, para el año de 1996, el número de países pertenecientes a la Unión Europea aumentó12, ya sea porque algunos países ya eran democráticos y se añadieron o porque quisieron democratizarse y así pudieron añadirse a la Unión Europea. No obstante, el país que más papeles ha tomado en los procesos de democratización, como agente externo, ha sido Estados Unidos. Dicho país ha sido, a pesar de toda controversia, un actor imprescindible en los procesos de democratización ya sea por las políticas de algunos de sus presidentes, como J. Carter y Ronald Regan; por el rol que juega el parlamento norteamericano; por las intervenciones militares en regímenes dictatoriales; o por métodos de intervención a través de organizaciones internacionales sumamente conocidas como la ONU y el BM u otras no tan conocidas como la Fundación Nacional para la Democracia (NED, por sus siglas en inglés).

10

Según el sitio oficial de la Unión Europea, para 1991, los países que ya formaban parte de la Unión Europea son: Alemania, Bélgica, Dinamarca, España, Francia, Grecia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Países Bajos, Portugal y Reino Unido. 11 Laurence Whithead, “International aspects of democratization”, en Transitions from autoritarian rule: comparative perspectives, ed. Guillermo O´Donell, Philippe Schmitter y Laurence Whithead, (Baltimore: Johns Hopkins University Press, 1986), 21-23. 12 Según el sitio oficial de la Unión Europea, para el año de 1996, los países son: Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, España, Finlandia, Francia, Grecia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Países Bajos, Portugal, Reino Unido y Suecia. Además existía una serie de candidatos a unirse a la Unión Europea, tales como: Chipre, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Hungría, Letonia, Malta, Polonia, República Checa y Kosovo.

Bajo un supuesto dictado por Woodrow Wilson en 1913, acerca de la intervención en países con regímenes dictatoriales, donde el entonces presidente de los Estados Unidos afirmó: “enseñaré a las Repúblicas Sudamericanas cómo elegir buenos hombres”13, se crearon diversas asociaciones gubernamentales, como la NED, que financiada por el congreso norteamericano, envía un mensaje de solidaridad a muchos demócratas que están trabajando por la libertad y los derechos humanos, a menudo en oscuridad y aislamiento; además de fomentar el crecimiento de una gran variedad de instituciones democráticas en el exterior, incluidos: partidos políticos, sindicatos, economías de mercado y medios de comunicación. Según la Declaración de Principios y Objetivos de la NED, las metas principales de las organizaciones gubernamentales que trabajan en pro de la intervención extranjera en los procesos de democratización son: alentar a las instituciones democráticas alrededor del mundo, facilitar intercambios entre Estados Unidos y grupos democráticos, promover la participación de instituciones norteamericanas en los procesos de democratización, fortalecer el proceso electoral a través del mundo, promover la democracia como un valor universal, alentar el establecimiento de la democracia y el crecimiento constante de la misma.14. Por último, para concluir este apartado, es de suma importancia resaltar que en el periodo de tiempo posterior a la caída del muro de Berlín hasta la actualidad, 13

las

presiones

internacionales

ejercidas

por

organizaciones

“President Woodrow Wilson”, Congress and Woodro Wilson´s Military Forays Into Mexico, (17 de mayo de 2004), de http://www.wilsoncenter.org/sites/default/files/ACF18F1.pdf, (16 de diciembre de 2014). La traducción es mía, del fragmento: “I´m going to teach the South American Republics to elect good men!”. 14 Howard Wiarda, Democratic Revolution in Latin America, (Estados Unidos: Homes and Meier Publishers, 1990), 148-149 y 152-153.

gubernamentales y no gubernamentales han sido financiadas por los mismos países y por personas que simplemente son afines a la democracia y buscan que la ola de expansión democrática continúe con su rumbo; y, del mismo modo, hay especulaciones que anuncian la democratización del mundo entero para el año 2050, aproximadamente. Conclusiones El título del ensayo refleja de sobremanera el tema principal del mismo. Si se quisieran analizar las posibilidades que tienen los regímenes dictatoriales de hacer caso omiso a las presiones internacionales –ejercidas por actores prodemocráticos–, se podría llegar a la conclusión de que dado el gran poder –ya sea político, económico o religioso– que tienen las asociaciones que juegan un papel en los procesos democráticos, sería casi improbable lograrlo. De hecho, en algunos casos, no es solo un actor el que interviene, sino que son varios y de diferentes índoles. Recapitulando, las organizaciones internacionales que protegen a la democracia como un valor universal, y al sistema de mercado (que es afín a la democracia); han sido reconocidas por ser uno de los protagonistas en el “juego” de la democratización. Solo para retomar el cuerpo del ensayo, las organizaciones civiles como la ONU y el Banco Mundial; la iglesia católica; y los países afines a la democracia, especialmente Estados Unidos y los integrantes de la Unión Europea, han brindado herramientas, verdaderamente útiles, para que las células democráticas, en cualquier régimen autoritario, puedan propagarse, dando así un cambio de régimen dirigido hacia la democracia.

Las virtudes que atribuye la democracia sobre cualquier régimen, son de mayor importancia social para cualquier individuo a tal grado de ser, la democracia, considerada un valor universal. Por tanto, los cambios y daños que se tienen que hacer para instaurar un régimen democrático, se tomarían como sacrificios para llegar a un sistema de gobierno más ventajoso; lo anterior, para referirnos al ataque que recibe la soberanía tras las intervenciones internacionales en cualquier régimen dictatorial. Cabe destacar, para concluir, que los países bajo el yugo de la democracia no han tenido un performance perfecto, de hecho, como en cualquier otro tipo de régimen, se muestran ciertas desventajas. Lo que se debe considerar, entonces, es que la democracia aparte de ser el régimen que ofrece más ventajas visibles, es el menos malo de los sistemas. Pero, al paso que van los sistemas autoritarios, la victoria de la democracia sobre todo el mundo está lejos de ser inevitable, de hecho, las especulaciones que proponen un mundo democrático para el 2050, son más claras que su opuesto.

Fuentes Consultadas 

Carlos Barba Solan, José Luis Barros Horcasitas, Javier Hurtado (comps). Transiciones a las Democracia en Europa y América Latina. México: Miguel Ángel Porrua, 1991.



Don Wolfensberger. Congress and Woodrow Wilson´s Military Forays Into Mexico An Introductory Essay. United States: 2004.



Fernando Perosa. “La influencia externa en las transiciones de la “tercera ola” en América Latina. Debates, definiciones y propuestas teóricas”, PolHis. Vol. 6, No. 12 (segundo semestre de 2012).



Gary Prevost y Harry Vanden. Latin America. New York: Oxford University Press, 2011.



Gisela Landázuri, Juan Reyes del Campillo, Ernesto Soto Reyes, Gerardo Fernández (comps). Democracia y desarrollo: saldos de la transición. México: Eón, 2010.



Howard Wiarda. Democratic Revolution in Latin America. United States: Holmes & Meier Publishers, 1990.



Igor Vivero Ávila (comp). Democracia y reformas políticas en México y América Latina. México: Miguel Ángel Porrua, 2010.



Joan Font y Ricard Goma. “El proceso de democratización en Nicaragua: actores, estrategias y conflictos”, Afers Internacionals. No. 20 (s.a.).



Larry Diamond. “¿Puede el mundo entero ser democrático? Democracia, desarrollo y factores internacionales, Revista Española de Ciencia Política. No. 9 (Octubre de 2003).



National Endowment for Democracy. “Strengthening Democracy Abroad: The Role of the National Endowment for Democracy –Statement of Principles and Objectives. Washington, 1984.



Oscar José Martín García y Manuel Ortiz Heras (comps). Claves Internacionales en la Transición española. España: Catarata, 2010.



Robert Dahl. La democracia, una guía para los ciudadanos. España: Taurus, 1999.



Seymour

Martin

Lipset.

“Some

Social

Requisites

for

Democracy:

Economica

Developmentand Political Legitimacy”, The American Political Science Review. Vol. 53, No.1 (Marzo de 1959). 

Thomas Ponniah y Jonathan Eastwood. The Revolution in Venezuela. London: Harvard University Press, 2011.



Unión Europea Sitio Web. Europa – Países. Europa: s.a. http://europa.eu/abouteu/countries/index_es.htm.

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