¿En qué consiste pensar históricamente?

May 19, 2017 | Autor: Leopoldo Moscoso | Categoria: Social Theory, Philosophy of History
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1.

iEN QUE CONSISTE

PE,NSAR HISTORICAMENTE?I

Lsopolno Moscoso''' La ciencia no es hoy un don de visionarios y profetas que distribuyen bendiciones y revelaciones, ni parte integrante de la meditaci5n de sabios y fii6sofos sobre el sentido del mundo. Si de nuevo en este punto surge Tolstoi dentro de Uds. para preguntar que, puesto que la ciencia no 1o hace,

qui6res el que ha de respondernos a las cuestiones de qu6 es 1o que debemos hacer y c6mo debemos orientar nuestras vidas, o [...J qui6n podr6 indicarnos a cuil de los dioses hemos de servir, habr6 que responder que s61o un profeta o un salvador. Si ese proteta no ex.iste o si ya no se cree en su mensaie, es seguro que no conseguirdn Uds' hacerlo bajar de nuevo a la tieta intentando que millares de profesores. como pequefros profetas pagados o privilegiados por el Estado, usrrman en las aulas su funci6n. Por ese medio s61o conseguir6n impedir que se tome plena conciencia de la verdad fundamental de que el profeta por el que una gran parte de nuestra generaci6n suspira no existe.

Max r{/pepn, Wissenschaft als Beruf

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Tan importante es el tema sobre el que versa este libro y tan c6lebre su autor que es dificil discernir si el comentario que sigue es de recibo porque se trata de un libro sobrehistoria o porque se trata de un

libro /dosep Fontana. Todaviapeor Introducci6 a l'estudi de la his' tdria (t;:lu) es una obra de catl.ctet general. Y frente a una obra introductoria y general todo comentarista corre el riesgo de ordenar sus observaciones en torno al insidioso argumento de c6mo otras personas (o acaso 61 mismo) habrian escrito el libro. No s6 si ser6 capaz de sortear tantos Peligros. En todo caso, IEH no es otro m6s de los vehementes y controver-

tidos libros deJosep Fontana sobre historiografias, teorias o filosofias de la historia. Se trata, por el contrario, de una introducci6n ele" Soci5logo.

1 Esta nota se origin6 en un comentado, que nunca vio laluz, al libro deJosep Fontana, Introducci6 a l'estudi de la histdria, Barcelona, Critica,1997,29) pp., con indice de conrenidos e indice alfab6tico (bibliografias a1 final de cada capitulo). Agradezco aJulio Pardos su infinita paciencia, que este texto nunca podrd compensar por completo. 2 Max 'Weber, E I politico y el cientifico, Madrid, Ntanza, pp.226-227 .

Lpoporno Moscoso mental y, como taI, desprovista de toda carga pol6mica (excepci6n hecha, eso si, de toda aquella que pueda desatarse en tomo alainiciativa de escribir un libro como 6ste). En principio, por tanto, una saludable iniciativa en un contexto en el que (aqui tanto como en otras la-

titudes) los libros de lntroducci6ru se centran con frecuencia, y con m6s bien poco 6xito, en las m5s complejas y controvertidas cuestiones de las historiografias o las teorias de la historia. El de Josep Fontana es, por el contrario, un manual, cl6sico, sobrio y de buena factura. Y, como manual, se encuentra bien centrado en su objeto: se trata

de una irutroducci6n a la historia como objeto del conocimiento y no de una introducci5n al pensamiento de los historiadores.

I.

PROBLEMAS (HIST6RICOS>

La historia en tanto que objeto del conocimiento no es examinada en IEH, sin embargo, si como una secuencia de acontecimientos ordenados cronol6gicamente. Este , en Loredana Sciolla y Luca Ricolfi (eds.), Il Soggetto ,1,'ll'/zi.nc (Paradigtni Sociologici ed lrumagini dell'Attorc Sociale), Milin, l.]anco /\ r rlicl i, pp. 181 -21 0, cspecialmcnte, pp. 1,1)1 1 c) 6, 204 205, 206 -207 y 208. L5

Lsopor-no Moscoso

quiero decir, del hecho de que esos procedimientos se encuentren ahi, y sean usados simult6neamente por varios observadores) ninguna clase de comunicaci6n. La operaci6n can de suyo (m6s

a116,

que el observador lleva a cabo termina en el sujeto de esa misma acci6n intelectiva. Es una actividad sin mediaci6n, inmediata. Se ffata de una interpretaci5n, de una representaci5n del mundo, que funciona sobre la base de las imSgenes familiares de la experiencia social, y que permite al sujeto seguir adelante. Pero la operaci5n realizadapor el segundo observador no puede quedar reducida a un modelo de decisi6n con el que seguir actuando. Implica un saber comunicable y, por 1o tanto, organizable. La operaci6n no puede finalizar en el sujeto de esa acci5n intelectiva. Se encuentra al contrario, y necesariamente, referida a otros sujetos, en la medida en que : primero los controles sobre el self, Tas tecnologias del yo fundacional de la filosofia moderna, el autocontrol; segundo, 1os controles sobre la sociedad; y por

riltimo, el control y el uso de las fuerzas de la naturalezal0. El distdnciamieutc.t del observador podria, por consiguiente, verse como e] t'csultado natural de la convergencia y de la superposici6n entre eslrls tres formas de control. Pero semejante no corresponde de suyo al ,r[rservador, sino mds bien a la imagen clue de 61 nos hemos hecho. l,as tareas a las que el observador sc entrega consisten, si, en desculrt'ir: ccimo y por qu6 se conectan entre si los zrcontecimientos observitclos. Pero, a diferencia de las ciencias naturales que tratan de clar ilicrrr los nexos enf rc aconrecimicntos prchurnanos. las cir.ncias srlcizrles se ocupan de conexiones entre los hombres.

En este sector conocimiento organizado, los hombres se encuentran consigo tnismos y con los dem6s; los >, toda vez que los mismos investigadores se encuentran insertos ('n sus propios modelos. No pueden evitar vivirlos descle dentrorr. Las observaciones precedentes tienen implicaciones ciirectas solrrc cl primer escenario descrito. Si ei observador se encuentra denltr de la escena, su modo de razonar no podr6 distinguirse netanl('ute de su modo de actuar. Sus razonamientos sobre el mundo t'starhn destinados a encontrarse invariablemente con su propia forrnrr de ser. Su procedimiento de explicaci6n lrabr6 de recurrir a las irrrilgcnes famjliares procedentes de su forma de actuar. De ahi, el rt'lrlegamiento de las explicaciones racionales sobre si mismas y las 1,irt'ado1'as a las que 6stas nos conducen cuando nos obstinamos en ( ()lrvertirlas en explicaciones comunicables. Porclue no se trata de (llrc los actores obren . Lo (nico que los actores l,rrcrlen hacer es pensar y ello, ltigicamente, debe itrt lLrir el pensarse a si mismos. La explicaci5n del no adopta un formato

r" Ncrrbelt l)lias, Coinuolgiruento e Distacco (Saggi di Sc.,ctoktgia t/ella Cr.,noscen ,r), lirkrgna, Il Mulino, 1988, pp. 94-96 (sobre 1a ), y p. 98 (sobre 1a . t lirritlad> dc controles).

tt lhitl., pp.104 105.

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Lroporoo Moscoso sea el modo de obrar de los actores. Al contrario, es el modo de obrar de los actores el que termina por revestirse de todo su halo de , porque es como sus acciones han sido pensadas por el observador. Pero es, en realidad, el procedimiento del observador el que asume que sea posible estatlecer una nitida distinci6n entre su modo de pensar y sL modo de ser. La

imagen del observador de la natutaleza se desliza entre uno y otro. como si el observador se encontrase observando algo distinto de si mismo, privado de capacidad de autoobservaci6n. Neg6ndose la vi_ si5n de si mismo, el obseruador/participante puede ahora consrrmar el programa de mimesis frente a la imagen q.r. por.. del procedimiento de las ciencias fisicas, esto es, sobre el modo de actuar de los cientificos naturales. Y, en lugar de observar y comunicar lo que los cientificos hacen, opta por repetir lo que loi cientificos /zceru, perdiendo asi de vista su propia constituci5n. El juego, desde el momento en que empieza a ser jugado, no puede ser un juego de comunicaci5n. No se trata de comunicar, se trata de actuarl2- Si el obseruador/participante se obsdna en convertir su saber en un saber otganizado, comunicable, no estard haciendo m6s que reif.icar como teoria (elevar ala categoria de explicaci6n) 1o que no es sino una forma de proceder, un modelo de decisidn. Pero puede suceder, en segundo lugar, que el distanciamiento seala condici1n inevitable de la operaci6n inielectiva (por ejemplo, en las situaciones de derrumbe de estados de reconocimienio, o en las situaciones de inconmensurabilidad cultural antes mencionadas). si los riesgos apenas descritos radican en que el observador no consiga (o no desee) ser consciente de su grado de implicaci5n con el escenario observado, el peligro inverso ,. .r.r.ri.u al acecho cadavez que el observador no consigue reconocer la distancia que 12 Norbert Elias (Coinuolgimento e Distacco, op. cit. pp. Il4-I15) es m6s explici_ to, si cabe, cuando sefrala que, transferido a las cienciaiiociales, el mismo m6tod., (el *metodo cienLificoor es con frecuencia utilizado para estudiar problemas y teorf

propuestas y examinadas bajo la influencia de un fuerte grado de implicaci6n (o de compromiso). Por ello, el empleo de un m6todo similar al desarrollaio en las ciencias fisicas con frecuencia confiere a los soci6logos la apariencia de un elevado grado de distanciamiento o de_ qr", en r"aliiud, se encuentra por ei contrario ausente en todos aquellos que se sirven de tal m6todo, mientras que;ea un distanciamiento fingido detr6s del cual se esconde, por el contrario, una implicaci6n extrema. as que son

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1EN c2uE coNsrsrE plNSAR Hrs,toRtcAMEN'tE?

le separa del escenario observado. Porque encontrarse obligado a adoptar una posici6n objetiva y ,-,o .orrrlguirla (o rehusar buscaria) de suyo implica el corrocircuito de la iomunicaci5n entre el observador y su audiencia, esto es, el fracaso de la operaci6n de cultural que esa posici5n lleva implicitr. D" cste observador que produce un saber re-identtf.icanre no se espera (lue tenga la habilidad de interacruar con los sujetos obs.ruados (con los natiuc.rs, si se prefiere). No se espera de 6i la capacidad de .bservar una acci5n o acontecimiento y la facultad de poder situar en_el-ecto

(anadir)

la accici, o el acontecimiento observldos dentro .le una clase general de acciones o aconrecinrientos. semejante facurtad, r;tre sirve para actua! pero no para deciq sdlo la posee eJ natiuo. N.nca el observador. Este no puede reconstruir el saber natiuo o er Itrcgo de lerugudje de los actores bajo observaci5n. Ni puede repro.ltrcir:, repJicar, el proceso intelectivo de los participantes que son (luicnes El observador s61o puede explicaq esto es, .comprenden

*'itlcntificar a los sujetos con sus propias categorias culturales, con ,'l lcnguaje reconocible por su auditorio. Ello implica que las clasifi-

rrci.nes de acciones y acontecimientos que el observalo r cc.tmunica por fuerza distintas de ias clasificaciones que l.s ,ativos Lrsen para seguir procediendo. y de ahi tambi6n se derir,,r lzr renuncia, por parte de la comunidad de observadores, a la ('()nll)rensi6n especifica cle una acci6n. Por lo dem6s, semejante ( )l)('r'aci6n (suponiendo que fuera viable) ni tendria sentido ni servilrrr rr prop5sito alguno a quienes no tienen ninguna necesidad de enllrr cr-r relaci5n con los natiuos. F,l iuego de lenguaie jugado por la ,,,rrrnidad de observadores es otro disdnto) que se juega exclusiva,r('r)r('cor) los rnicmbros.le la comunidrJ interpretante. Estos pre , isrr, de ia dislocaci6n de las reglas de los sujetos observados y su n':rrl iculaci5n posterior en el contexto de un juego mds general. Visto desde el lado de la audiencia, sin embuigo, ei froblema de l,r ,'cguera ante el distanciamiento es similar al anterilr problema ,1,' l,r ceguera ante la propia involucraci6n, pues, al renunciar ai dist:rrr('irlmiento frente a su objeto, el observador en realidad se niega a r('(()nocef qlle su ser ha de encontrarse implicado en otro lugaq ,r srrlrcr, que su verdadero lugar de inserci6n es la audiencia freni. , lrr r;rrc acttia, a 1a que ha de comunicar (esto es, explicar) las otras l.r'rn,lq.de ser. Y para poder hacedo no puede renunciar al propio r r, ,,lr r de ser y de razonar. t

,r srr auditorio serdn

r

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Lpopoloo Moscoso Ahora bien, 1qu6 papel le aguarda al historiador o al soci5logo del pasado, unavez que volvemos a ser conscientes de este dilema? Paru empezar a claificar el panorama, convendr6 tener presente que el historiador se encuentra privado de toda posibilidad de sobre el pasado, o de intervenir en 61. No conoce ninguna posibilidad de control experimental de sus propias observaciones. Sus acciones, consistentes en producir
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