Espejismo Fractal

July 27, 2017 | Autor: Lilia Morales Mori | Categoria: Haiku, Literatura, Poesía, Narrativas
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ESPEJISMO FRACTAL Selección de la Obra Literaria de LILIA MORALES Y MORI Por Lilia Morales y Mori

Revisión Septiembre 2013 Edición Smashwords, publicada por Lilia Morales y Mori en Smashwords Copyright 1963-2013 Lilia Morales y Mori

Diseño de la portada Lilia Morales y Mori

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ÍNDICE

POESÍA A VECES EL TIEMPO PASA ALGUNA VEZ ALIOTH: NOCTURNO ADAGIO AMANECE AMOROSO PAISAJE

AÚN LLUEVE AZUL BREVE ROMANCE DESTINO DE MI MEMORIA DOLOR DE CADA DÍA DORMIRÉ ENTONCES EL JARDÍN DE LOS LUCEROS EL RITUAL DEL AGUA EN CÁMARA LENTA ESPEJO DE ANTAÑO ESPEJO ROTO FRACTAL DEL TIEMPO HOY NO ME DISTE UN BESO INSECURITY LAS SEÑALES LETANÍA LIQUIDÁMBAR DE OTOÑO LOS SEDRAKS MELANCÓLICO JARDÍN NOCTURNO CIELO PÁJARO ENCUMBRADO PERIFERIA DE UN OCASO QUIÉN PUDIERA RABORÁ SILENCIOSO PAISAJE TAN SÓLO UNA PALABRA TEORÍA DEL CAOS TODO DUERME UN MUNDO AL REVÉS VIEJOS HÁBITOS

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HAIKÚ ACARÍCIAME ANTÍPODA AÑORANZA ASEQUIBLE PAISAJE BÁLSAMO CAMINO DE PIEDRA CAOS CÉFIRO CENIZAS CLANDESTINA

COMO EL DESTINO COMPLACIENTE CONSONANCIA CONTIENDA CRISTAL CUANDO LLEGUE EL VERANO DESCONSUELO DESPEDIDA EL DÍA AMANECE EL RUMOR DE LA NOCHE ENIGMA EN RECUERDO DE TI ENSOÑACIÓN ESPEJO ÉXTASIS FASCINACIÓN FLORACIÓN FRAGMENTOS GALIMATÍAS GARDENIAS GERMINAL HASTA MAÑANA HOLOGRAMA ILUSIÓN IMAGEN DE OLVIDO INDIFERENCIA INEXORABLE INFINITO LETARGO LÍQUIDA AMBROSÍA LUCIÉRNAGAS LUZ AZUL MATICES DIFERENTES MUDANZA NIEBLA NO PROHIBIR NOSTALGIA OCASO OLVIDO OTOÑO PARA VOLVER A VERTE PASIÓN PRELUDIO DE UN RESPLANDOR QUÉDATE CONMIGO REFLEXIONES SOBRE EL AMOR RENACER RESPLANDOR

RIBERA SEDIENTO SOL SENSIBLE RAZÓN SILENCIOSA ESPERA SORTILEGIO SUSPIRO SUTIL ILUSIÓN TRISTEZA UNA RAZÓN UN DESEO

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TANKA ALBEDRÍO ANHELO DESLUMBRAMIENTO ENTELEQUIA IMPULSO ELÉCTRICO PERIPLO

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SONETO DESHIELO LEJANO AMOR

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DÉCIMA BUENA SUERTE - MALA SUERTE EL VIGÍA DEL FARO SUSTANCIA LUMINOSA

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CUENTO

EL MURAL DE LA CANTINA HUKA-YAMI LA CRÓNICA TERMINAL DE TRENES

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ENSAYO EL 9 ¡ESE NÚMERO MISTERIOSO! ¿DÓNDE SE HA IDO EL ENANO? MÁGICOS Y DIABÓLICOS

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A través de la literatura se plasma en el espacio-tiempo la Memoria del Universo, la Memoria de la Humanidad y la memoria de cada Ser.

POESÍA

A VECES EL TIEMPO PASA Averno fatigado de las horas te vas sin dejar huella porque a veces el tiempo pasa y muero un poco cada día cuando el mar enmudece con las olas que se alzan al vuelo como un triste volar de las gaviotas. La ciudad a lo lejos ilumina los rincones que transpiran con el brillo de las alcantarillas

su tenue luz nocturna porque ellas no conocen del tedio que se desgarra en el concreto acerado de la noche en el vértigo de las tinieblas en las sombras que se ocultan con el día en el designio imperfecto de mi alma. Tras el cansancio la aurora desfallece con el dorado fulgor que a la deriva agita mis pensamientos porque a veces el tiempo pasa y te busco en el borde del espejo junto al bisel del cristal que besa con hielo el fuego de mi boca. ¡Ah! de mis palabras conjuro al tiempo que se cuela entre mis dedos con sonido austero estrujando el paisaje calamitoso de mis sueños porque a veces el tiempo pasa y yo te espero como siempre en este mórbido lecho. ***** Regresar al índice de poesía

ALGUNA VEZ Alguna vez podrán las flores en invierno exhalar aromas de canela y cierzo vientos de sal marina frutas de azúcar aguamiel de tus besos.

Alguna vez podrán los caminos sin sendero conquistar las piedras turquesa del cristal parques arrebolados en la fronda azahares de inmóvil vuelo alas coloridas de todas las aves canoras. Alguna vez podré amarte más que ahora tal vez mañana cuando los luceros revivan quimeras dormidas y el tiempo detenido en nuestros cuerpos envuelva con dulzura el azul perenne del cielo. Entonces… sólo entonces todo podrá ser alguna vez como aquellos días de cocuyos y luciérnagas espejos nocturnos que iluminaron nuestros sueños. ***** Regresar al índice de poesía

ALIOTH: NOCTURNO ADAGIO (Acróstico doble) Para Ana Muela Sopeña Ilustre Poeta del Espacio-Tiempo

Alioth cósmico que enciendes los mares de Sagitta Néctar de un eterno y tumultuoso lucero del Wezen Adhara, ¡Virgen volátil! Zafiro intangible de Andrómeda. Mizar de perpetua luz en la sombría soledad del ámbar Caelum Ursa major, extinta danza carnaval de fuego, espejo fracturado de Sulú Estrellas titilantes que encienden las bengalas del cielo cristalino del Dubhe Lacerta de tierra inerte. Oquedad de cadáveres, tiempo sumergido en el ritual Acuario noctámbulo, escombro de tinieblas, reloj de Cassiopeia. Sirius florece en el jardín amatista de Crateris Orión de voces disecadas, luciérnagas con alas de Pegaso Perseo apasionado, ambrosía insaciable de tus labios, cabriola y rap Errai tatuado en el vacío, espacio-tiempo, incesante pulsar de Tucanae Ñandú de antiguo criptograma, caótico misterio en el delirio de kalañ

Astro liquidámbar, lenguaje ignoto que en el eco de tu voz se eclipsa. ***** Regresar al índice de poesía

AMANECE Sediento destino de un viento crepuscular céfiro ungido de imágenes sombrías jaulas de un lánguido verano enredaderas de un muro coronado de espinas. Y así… el tiempo se acurruca en las tardes polvorientas de los siglos como un crisol de la conciencia carcomida agua de mi frágil memoria nido de versos distantes del olvido. Amanece y cada día igual plegaria de estéril canto estremece las rocas inertes que alucinan atajos cautivos en la senda gloriosa de un lejano país que aún no muere. Dolorosa humanidad sangrante brisa húmedo rostro que refleja desteñido los postreros colores de un paisaje mirada sombría de tu ausencia pies descalzos de un camino interminable. Muerte cautiva en las sombras que surgen de la nada estrellas que se encienden con el ámbar predilecto de una fragua vehemente infierno enrarecido fuego que se quema con la luz fugaz de tu mirada. ***** Regresar al índice de poesía

AMOROSO PAISAJE Amoroso paisaje que a mis ojos te nombra suspiro verde de las acacias reflejo irresistible casi ámbar casi luz en el espejo fugaz del cristal de la mañana. Tintinean las voces del rocío con gotas perladas como tus húmedos besos profundo sueño de las noches frías de las estrellas templadas con el fuego de una caricia que se enciende al pie de la hoguera y se apaga cuando inicia el alba. ***** Regresar al índice de poesía

AZUL Homenaje al poeta Jorge Cuesta Azul se disuelve el tiempo fermento suspendido en la alquimia de los siglos. Azul éxtasis de un mar sombrío prisionero mutable del crepúsculo errante bálsamo esencia transitoria del ser. Azul

espejo de fatuos pasadizos melancolía del cristal ardiente y lúcido reflejo azogue volátil clandestino suprema síntesis del firmamento. Azul adormecida luz antorcha de fuego polvorienta crisálida de las tinieblas fantasma de un navío perdido en la inmensidad. Azul como el pensamiento que ilumina la palidez del cielo vorágine de una centella sibilino movimiento del tiempo espíritu colmado de silencios reflejo del recuerdo lenguaje infinito de tus versos. Azul como el canto a un dios mineral inorgánico rumor de la nube ceniza volátil de los sueños conjetura del intelecto. Azul... siempre azul líquido cristal. ***** Regresar al índice de poesía

AÚN LLUEVE Afuera llueve hace frío las sábanas permanecen aún calientes tu cuerpo ha dejado su aroma en mi almohada te abrazo en silencio te recuerdo miro en la ventana aún llueve

sí... te has ido. ***** Regresar al índice de poesía

BREVE ROMANCE El amor es como el día a veces lleno de sol y otros tan nublado como el gis plomizo de las hojas que mueren en el árbol cuando el viento las arrincona entre los vericuetos intransitables de mi triste desconsuelo. Es tu ausencia en el breve romance capullos renacidos como el fulgor de la noche que adormecen bajo el ímpetu de la carne cual terso almizcle de un perfume que empieza lentamente a desvanecerse. Vestidura de marfil impenetrable de frío semblante en el tiempo de la vigilia donde danzan alrededor del fuego faunos y medusas máscaras ocultas de un pasado que exhala la sombra de los fantasmas entre las rendijas del recuerdo de un paisaje de hirientes visiones. El amor es como el día a veces lleno de sol de un sol que se refleja en el espejismo matinal de la aurora donde duerme el ropaje mutable de un soplo esculpido en la niebla presagio de un jardín luz tallada en el fuego de un cristal perene marejada de sueños que contienen el crepúsculo precario del tiempo

que siempre muere al caer la tarde. ***** Regresar al índice de poesía

DESTINO DE MI MEMORIA Ven sombra acompaña mi destierro y has de este camino el destino de mi memoria. ***** Regresar al índice de poesía

DOLOR DE CADA DÍA Mansedumbre… amaneceres de sombras tormento de un sol atribulado tinieblas del viento negrura que se adhiere a la nostalgia pesadumbre de un vacío silencioso. Dolor de cada día hambre que se sacia con migajas frío que se cubre con escombros infierno fatigado de pesares perenne congoja cadavérico averno del tiempo. Dolor de cada día mancha del infortunio entreverada en la nada en la ausencia de quién lo olvida y lo pasa de largo como el aire cotidiano irrespirable

donde sangran los ríos que lavan las penas del pasado y nutren inmutables los desvelos fortuitos del mañana. ***** Regresar al índice de poesía

DORMIRÉ ENTONCES Adormece la luz en la desnuda fronda el viento marchita las flores de los sueños se derrama de verde el camino con un purpúreo dolor de encrucijada. Aguas mágicas evocan el fuego de una silenciosa tumba cubierta de sombras titilantes luceros permanecen atrapados en la noche y niegan la muerte que a su paso llora. Despiertos los astros se desploman sobre el mundo cubierto de bruma gris suplicio que se vuelve eterno gélidas ruinas construyen la memoria. Olvidar… tal vez sería posible más la historia se repite marcando con sangre la piedra que se jacta de ser condescendiente. Perecederas mis manos atrapan del vacío la nada y evocan con nostalgia la esperanza de un sentido que nos brinde la alegría de las formas. Dormiré tal vez… entonces un profundo sueño en la noche más hermosa del olvido que destierre para siempre este recuerdo. ***** Regresar al índice de poesía

EL JARDÍN DE LOS LUCEROS ¿Recuerdas cuando florecen del barro las mariposas en el jardín de los luceros? ¡Aquellos cántaros llenos de flores! como suaves campanas que tocaron el cielo bajo la sombra fugaz de los almendros. Caricias moldeadas en el torno de tus manos arcilla dúctil de tus besos sueños bruñidos en la tierra de antaño. Ánforas que guardan la luz del recuerdo cuencos de sándalo morteros de fuego. Canto de un pájaro que se rompe en la noche pedazos de nardos… aromas del tiempo. ***** Regresar al índice de poesía

EL RITUAL DEL AGUA Se desliza líquida como una fuente que nace en las tinieblas solitarias de tu cuerpo el agua fresca sedienta de tu piel. Y bebe ávida la geografía de tu desnudez crepuscular en los amaneceres de latitudes tormentosas como los días de lluvia

con el aroma impregnado del musgo y la bruma del rocío matutino que se precipita gota a gota sobre la límpida pureza del agua. Como un cuenco de aromas son las manos que te contienen en las flores campana y las orquídeas violeta para beber como fresco cántaro la dulzura del almíbar que baja de la montaña serpenteando entre las rocas. Bajo el follaje verde a la sombra de un paraguas del paisaje los hongos blanquecinos se dispersan en la humedad del trémulo encaje que se viste del otoño silvestre con el agua del manantial cuando se evapora la nube gris sobre la tupida fronda. Llueve la húmeda savia que engendra la vida en la tierra mojada los días interminables del estero mientras las aves acuáticas esperan que escampe el ritual del agua para devorar en las charcas los infaustos cadáveres. *****

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EN CÁMARA LENTA Leo un libro incomprensible en la terraza de un bar debiera sentirme sola porque la silla frente a mí está vacía y porque la gente que me rodea no se ha percatado de mi presencia. Tomo una cerveza oscura y… tibia (como siempre) algo imperdonable para una bebida que debiera ser refrescante pero esta mañana con la luz del día algo se me escapa porque todo transcurre en cámara lenta ¡y a la inversa! ¡si! no cabe duda te has levantado de la silla desandando tus pasos lejos de mí. Un niño en la calle vende periódicos a nadie le interesan las noticias de ayer ni siquiera las de hoy porque pronto todo dejará de ser noticia tal vez por eso los duraznos han vuelto a la flor y la flor del árbol a la semilla que permanecerá en la tierra oculta latente implícita y silenciosa. El viento arrastra las nubes que anunciaban lluvia un joven se desprende de los brazos de su amada que ha vuelto al calor de otros brazos su primer amor de cabellos oscuros y rizados el ajetreo de la ciudad se ha paralizado y como una ola de polvo se diluye por sus calles llevándose entre los restos de la gente

el lánguido sonido de un organillero. El mesero se ha ido el bar permanece cerrado recorro las calles que antes fueron avenidas senderos que serpentean la nostalgia de un sueño vuela un pájaro nace una flor inicia el día todo transcurre con la insensible monotonía que aprisiona el transcurrir del tiempo mientras yo leo desde mi ventana las páginas de un libro incomprensible. ***** Regresar al índice de poesía

ESPEJO DE ANTAÑO Oculto en la espesura de la nada adormece el germen sombrío de un instante. Inmóvil el tiempo fecunda luz de un sol disecado en la materia inerte sucumbe frente al reflejo atormentado de sí mismo. El astro capullo de una estrella espera que recorra el viento sus frágiles alas volátiles pétalos ansiosos de emprender el vuelo bajo el espacio de sombras y nubes fragantes cascadas de tierras perennes. Amanece temprano el horizonte paisaje azul de un mar liviano ámbar de un sueño futuro atrapado en el olvido viajero del pasado agonía perpetua del tiempo presente.

Transitorio universo espejo de antaño fulgor inanimado de una esfera rueda luminosa que despliega las mareas tortuosas del pensamiento símbolo de la razón espacio de fuego despertar de la conciencia. ***** Regresar al índice de poesía

ESPEJO ROTO Yacen bajo la sombra fragmentos de un espejo roto cenizas del viento clandestino viajeras semillas olvidadas en el huerto… ¿Quién dispersó el color de la mañana? céfiro que toca a mi puerta con un polvo ruin agazapado entre las grietas de un universo incomprendido. Se extinguen serenas las horas alas fugaces del tiempo mariposas encendidas con fuego aroma vespertino de los signos. La vida y la muerte esperan… mientras la enredadera florece junto a la piedra como blancas estrellas que se encienden cuando alguien te nombra… ¿lo recuerdas? Los números construyen poemas geométricos palabras de un espectro de luz infinitud que se sumerge en el vacío como el agua del mar como el azul de un cristal como el reflejo de un paisaje hecho jirones. Cientos

miles multitud de imágenes… galaxias de tu rostro y de mi rostro eternamente se repiten. ***** Regresar al índice de poesía

FRACTAL DEL TIEMPO Espejismo suspendido en el fractal de una onda paisaje abrupto, sahumerio de un abalorio, canto rodado en la infinita curvatura del espacio-tiempo. Se escucha silencioso el azul del cosmos como aire de espigas movidas por el tedio bajo las gélidas tormentas compactadas de nube y polvo. Acrisolada turba de arcaicos atardeceres donde germinan y sucumben las estrellas, inmortales despojos de un espejo roto. Vetustos sueños de una dimensión umbría, baluarte que arroja sus brazos elípticos como tentáculos hambrientos que mueren en el abismo de los cielos. Superficie calcinada en la memoria de un suspiro, beldad que se arrincona en las cautivas sombras que esperan impasibles la agonía amatista de las órbitas. ¡Oh memoria de mi pensamiento! fractal del tiempo letargo adormecido en la holgura contumaz del universo. ***** Regresar al índice de poesía

HOY NO ME DISTE UN BESO Hoy no me diste un beso ayer tampoco, ni siquiera antes de ayer. Y bien que lo sabe el viento céfiro febril de mis sueños, luz cegadora de tus ojos. Impetuoso delirio de mi espíritu aliento extenuado en el espejo de tu pródiga sonrisa sustancia atrapada en la fuente de mis labios demonio acurrucado en las tersas y húmedas paredes prístinas aristas vestidas de encaje, de luz y de sol. Bosteza la bóveda del silencio suspiros marinos como el azul del mar que estremece las sábanas olas perfumadas de sándalo destellos del alma que se llenan de sombras en la oscuridad. ¡Sí!... Hoy no me diste un beso ayer tampoco, ni siquiera antes de ayer. Se pilló el olvido tu último beso ¡Imperdonable extravío de mi alma! caricia de un sendero melancólico que deshilvana los muros del recuerdo espaciosas montañas donde evoco el fuego silencioso cristal, ave fugaz que me dejó sin nada. ***** Regresar al índice de poesía

INSECURITY El Ciberespacio es de Todos Escribo entre textos alucinados que cubren mi pantalla de mensajes Outlook Express correos spam chatarra propagación de mierda que viaja al ciberespacio con su virtual narcótico

a cuarenta y cinco KBs por minuto Norton Internet Security Asunto: Hi Ed tattoo A v a l a... I n s e c u r i t y Asunto: Hi Egan Yahoo, Hotmail, Prodigy Insecurity Asunto: War in Líbano Silicon Valley Tarot Asunto: missiles diversión en bits bits… bits… bits… Divino Dragon Ball me too fans wwww.veryfunnylandyet.net imágenes vertiginosas atiborran saturan invaden no veo la página electrónica mundo paranoia la conexión rápida hacker… hacker… please don’t me. ***** Regresar al índice de poesía

LAS SEÑALES Repentinas como las estrellas fugaces las señales de luz descienden en el delirio de una duda inquietante. Son austeras y discretas viajeras frágiles peregrinas llegan candorosas y se alejan eclipsadas como el sol bajo la nube

que esconde el fulgor de los rayos incendiando su ígneo calor. Las señales de ámbar se visten de éter se inflaman de ecos se dicen del tacto nos llaman con voces que tocan sonidos de graves espías. Más la vida las pasa de largo como sueños que en el viento las evoca como ríos que en el agua las olvida como cantos que enmudecen en el rostro sempiterno del glauco cristal en mis noches profundas en mis tristes ensueños. ***** Regresar al índice de poesía

LETANÍA Inasible el día de hoy es igual al de ayer permanece con el mismo sol con sus mismas nubes de tarde y sus guijarros de lluvia nocturna con aromas de tierra mojada de amaneceres sombríos náufragos entre el canto de los pájaros que anidan en el tejado en la oquedad de los botones en flor junto a la frondosa huele de noche vestida de blanco silvestre que espera el canto del pregonero el pasar del afilador de cuchillos la madre presurosa con sus hijos

el miserable cadáver de un gato en el pavimento el tranvía a Xochimilco el olor a fritanga los puestos del tianguis la bolsa del mandado el aroma de la canela la sartén en el fuego la carne picante la sal en la escudilla los niños en la escuela la ropa en el lavadero el perro sobre la cama el polvo en los rincones las noticias de la radio el horóscopo del día el tranvía de regreso el fregadero lleno de platos el sopor de la siesta la telenovela de la tarde el calor de la plancha la tarea de los niños el jarro de café el cigarro en la ventana el humo que se disuelve los grillos en la maleza las estrellas la luna la misma luna con sus mismas nubes nocturnas la lamparita encendida vela de tenue luz por si esta noche alma mía tu regresas. ***** Regresar al índice de poesía LIQUIDÁMBAR DE OTOÑO Fractal homenaje a Philip K. Dick Esta tarde… liquidámbar de otoño se percibe la cadencia cacofónica del viento

junto a las voces de un roble carmesí en el paisaje encendido de arces naranja. El ciruelo incendia sus ramas de fuego y los frutos se humedecen con palabras cristales de sal que habitan quimeras caudalosas señales saturadas de lágrimas. Esta tarde… perenne de luz como silenciosa sombra se posa sobre la hierba el vetusto césped que anida canciones y arrulla las horas de aves viajeras. Esta tarde… extravío de amor se conmueven del sol las mareas luceros de gracia y lluvia de estrellas cáliz de tregua espejismos del sol. ***** Regresar al índice de poesía

LOS SEDRAKS Sedrak, palabra que acuñé con el significado de: Guardián de la Memoria Ayer entre la multitud vi tu rostro en el semblante taciturno de otros rostros como una ola gigante desplazándose… hacia un despeñadero indiferente sombrío y detrás de ti un tumultuoso polvo de tiempo desterrado de profundas grietas de cientos de miles de años.

En los cántaros el vino ya no fluye como el agua en la montaña ya no canta el pájaro de barro los sedraks ahuyentan el perfume de la hierba flotan barcos de papel sobre el golfo de Lepanto ¿dónde ha quedado la fragua de hierro que funde el sueño de la mandrágora? ¿qué luz cobijará a los sedraks? que hoy nos sonríen con palabras de una lengua que nace en las tinieblas de un largo viaje oculto en el fondo de un enigma de un rostro que emerge espacioso… en un vacío... que se llena de nada. ***** Regresar al índice de poesía

MELANCÓLICO JARDÍN Anuncian los sauces el cansancio de la mañana la soledad del camino el rumor de la braza crepitando en el fuego silencioso cristal cubierto de nostalgia. La luz de la luna inunda de ámbar la tierra fértil apacible amanecer bajo el destello de tus ojos melancólico jardín… aroma perfumado con el sol de tus cabellos. Ahora yacemos a la orilla de la montaña atrapados en la música ahíta de sibilinos tiempos arrullo de una calma volátil casi transparente que nos envuelve en este cálido lecho. Pequeñas gotas de lluvia humedecen los recuerdos

sangran los ríos que fluyen por nuestras venas las aves anidan con sigilo en moradas que brotan del follaje espectros de verde fatiga aromas de guerra paz de todos los muertos. ***** Regresar al índice de poesía

NOCTURNO CIELO Nocturno cielo que hoy descubro arena de un desierto que escala la eternidad encrucijada de bosques inhabitables de cúmulos y galaxias soles que se dispersan en las profundidades de un mar impenetrable fugaz meteoro como el azul del viento destino vacilante perplejo irresoluto enigma. Historias que acontecen sin un nombre por que nadie las nombra y todo ocurre donde la luz converge en la espesura del tiempo en el árido espacio ausente de nidos de pájaros en la montaña entelequias que se mueven con la fuerza de un tornado retrato austero de soledad vacío intangible de las cosas cotidianas de los espejos que reflejan el silencio de la simetría el rumor de las cuerdas alas de un ave que vuela vigilante trémula discreta como una brizna de polvo que revolotea sobre mi mano hasta que una ráfaga sutil del pensamiento el vuelo cósmico la ahuyenta. *****

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PERIFERIA DE UN OCASO Veo sin remordimiento que la triste vida fluye En la periferia de un ocaso. Y así acontecen mis días sin tribulaciones en el mar de oquedades que se lleva la corriente tumultuosa de los seres. Más esta dimensión de vientos silentes que opaca la sustancia etérea se aleja vertiginosa a otros firmamentos menos densos más iridiscentes de lunas eternas en el cálido sopor de la memoria que todo lo contiene. ***** Regresar al índice de poesía

PÁJARO ENCUMBRADO Un pájaro encumbrado canta alabanzas de sí mismo lascivia de un velo con que cubre su talante rostro insondable que el viento iza en la cumbre sombría de un precipicio. Estéril corazón desnudo abyecta ilusión indiferente luz

teñida de un barro rojo fuego calcinado en las grietas oscuras del gentío. Torbellino… implacable brisa lamento de un silencio simulacro del tiempo inhóspita luna forjada en la ignominia. ¿Qué trono endeble te espera? ¿Qué lémures podrán recordarte? pacto aterido de seísmos ni el encaje bajo el sol te dará sombra ni las aguas del desierto calmarán tu sed. ***** Regresar al índice de poesía

QUIÉN PUDIERA Quién pudiera inventar un jardín de no me olvides azucenas lirios y zarzas ensartados en el collar de mil luceros que inundaron los aromas del huerto. Quién pudiera decir adiós y olvidarte bajo la luna que se oculta entre las nubes del tiempo cuando vuelan las mariposas junto a la flor y se nutren los campos de frondosos sueños. Quién pudiera teñir de verde la luz del sol ilusión azul gris desconsuelo brisa del mar que se aleja con la tarde y se posa en el espejo de agua que devora la sed de tu recuerdo. *****

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RABORÁ Homenaje a los poetas Malditos Este poema fue escenificado en el MUSEO UNIVERSITARIO DEL CHOPO de la ciudad de México y en la casa de cultura SINAC. PERSONAJES El Filósofo El Vidente La Conciencia El Hombre El Poeta El Artista La Pasión El Espíritu Humano (coro)

I El Filósofo Como divino céfiro circunscribe al cosmos un espíritu insigne cuya fúlgida luz concéntrica y lenta pulsación de onda adormece al arcano sueño de eternas orgías vindicadoras.

El Vidente Mas Raborá no pende de un sólo momento luminoso nace cuando nacen los espejos sobre las aguas tranquilas al morir las tempestades y ausentes los vientos justo cuando emergen voluptuosos los astros arrojados de un frágil universo

carente de memoria pleno de reticencias al influjo de las aguas tibias dispuestas a calmar la sed eterna.

La Conciencia Ahora sé que Raborá habita los abismos siderales incitando las tormentas eléctricas que estremecen el plácido canto más allá del vértigo de la materia pálida y desnuda como esferas danzarinas dispersas sobre lodo ancestral.

II

El Hombre ¡Oh hexagrama! Preciso eclipse sobre la extraña superficie lacustre en el preludio del breve renacer con sorda magia ondulante de líneas paralelas y cadencia que embruja el flamante despertar de los poetas.

El Poeta ¿Sabes acaso de otros paisajes menos sombríos? ¿Tal vez alguna canción que palidece acechando con grave melodía en el umbral de la conciencia sutil cabellera indolente del glauco rostro de la sinrazón?

El Artista Mira cómo duermen los recuerdos coagulados

en el ámbar de antaño entre los brazos del verso por donde escala la vida enigma y principio cual denso muro recinto de osamentas acribilladas de pájaros que se agitan en la naturaleza con símbolos inconmovibles.

El Vidente Y cuando el viento y la gaviota se forjaron y la torre y el campanario y las tinieblas y el incienso y la cúspide y los aliados de la Ceremonia del Rito Universal se presagiaron secretos diabólicos para complacer a las almas poseedoras de mentes agudas.

III

El Filósofo En el crepúsculo de esta galería antigua y espaciosa el silencio se cubre de bruma cuando se anudan los ecos hasta volverse badajo y campana.

El Espíritu Humano (coro) Tocan las sombras que incendian la noche con su presencia de espía en el instante de la premonición etérea nave cuando copula el sueño con su túnica de hojas.

El Vidente Nadie habitó dos veces la misma escollera del barco que zozobra sepultado en el lóbrego mar del hastío.

La Pasión Ya nada es tangible en la esencia del tiempo porque somos testigos de la forma y la sustancia modelada con paciente creación inconclusa como austera casa que enciende los ojos de luciérnaga encabritada al precipicio de la nostalgia.

El Poeta Sólo el llanto de la sirena aguarda en el sarcófago lujurioso de la serpiente que alucina entre la sábana tibia y la espuma y el mar frenético como espectro furtivo ¡Oh espíritu! vacío de la tumba estéril.

La Pasión Dócil cual gacela te devuelvo el tiempo porque antaño también navegaron simétricas figuras asexuadas de un enjambre de ángeles extraviados en delirios amorosos envueltos con vapores amargos cuyo sol paliatorio

es la ofrenda cautelosa y la ira temeraria de la muerte.

La Conciencia Hay un lenguaje en la boca como rumor de aves mirando el amanecer y heme aquí junto a este barro de forma interminable donde la agonía esculpe la imagen inversa del espejo en el caleidoscopio multicolor de una Torre de Babel mientras un simulacro de mariposas con alas de fuego purifican el camino del sol.

El Poeta Danza la telaraña sobre la suave espuma y es su blancura tan tersa que la luna líquida perla inmaculada al humedecer la transparencia del cristal se desliza en súbita gota de agua.

La Pasión Inmensidad azul grave oquedad donde sacio mi sed cada mañana y es un timbal y tu mágica voz el tiempo suspendido en éste mi espacio inhabitado vacío de mi cuerpo ausente que atrapado en la malla blanca

reposa junto al dintel mientras el Cuervo te habla.

El Hombre ¡Abre viento la ventana! que entre el sol con sus cintas de colores que no se atormente mi alma con frágiles tibiezas porque en este denso espacio donde suena el gong de China quiero eternizar mi cuerpo y suspender mi alma sobre el cristal de la perla inmaculada que se desliza en la negrura sedosa implacable de tus alas.

IV

El Artista Abre viento la ventana que aniquila el camino del verbo en fecunda reflexión de ecos sobre la cúpula del faro con pátina herrumbrosa en perverso equilibrio donde instiga el azar la retórica y el reflejo de la opaca materia sembrada en el abandono del mar.

El Filósofo Más allá de las pardas y grises palomas que disertan estéril movimiento y al viento tocan con su frágil cuerpo hendiendo el ala

el pico y la cola.

El Vidente En vano se disputan candorosas difunta presa que su sed reclama y con ojo que avizora la distancia irrumpen al azar el vuelo.

El Filósofo Aves de surcar ligero de sueños parásitos del aire ignoran que el cálido reposo se lo deben al color de su plumaje.

V

El Artista Y como toda imagen que se organiza secretamente en símbolos de un mundo exterior de formas y colores a lo lejos del sinuoso camino entre el sueño y la vida asoma un espejo divinamente inútil encarnizado en la búsqueda del reflejo relativo y absoluto finito e infinito entre el paisaje de un cuasicristal de una flor de una cascada efímera que rompe el caleidoscopio multicolor.

La Pasión Y esta muerte cósmica de imágenes que florecen

en la conciencia bajo el signo de figuras abruptas transpuestas a nuestros ojos cuando renacen especulativos frente al universo perfecto palpamos la correspondencia que tienen los objetos del delirio atrapados en su propia existencia.

El Filósofo Es como esbozar el sol con la elegancia de una función matemática cuya luz natural imprime la objetividad más honda del ser atrapado en el límite paradisíaco de los sentidos.

El Poeta Más que un acto compensador tal vez el espectro vital del drama de la creación cuyo deseo inconsciente de imitar la naturaleza fortifica el proceso de misteriosas correspondencias entre lo terreno y el paraíso de una actividad trascendente.

El Hombre El símbolo como juego de la imaginación desciende en el reflujo de mis sueños que la razón esclarece en el orden universal de una ilusión perfecta en imponderable provocación que anhela el equilibrio dinámico y extravagante en el mar acústico que se impacta

con la frontera del silencio.

VI

La Pasión ¡Ay! Si esta soledad no fuera mía atormentado amor florecería altivo el espejo donde duerme la luz de tus ojos cuando mi boca ave que anida el calor de tus besos siembra indiferente algas marinas en el abismo trémulo y vacío de la piel.

El Espíritu Humano (coro) Crepita la mañana cuando el sol revienta en el tejado agua de mar salobre.

El Filósofo Los nidos en la playa aguardan el verano de la parturienta sombría y lánguida afilada cuna sin caricia ni barcas.

El Vidente En soberbia sinfonía se desgarra la esfinge sádica y frondosa tras el mástil que bifurca con intervalo angular de péndulo amplio y virginal el latido pausado

del pétreo mármol golpeteando el insomnio cruel de Raborá.

VII

El Filósofo Algunas cosas se ven con mayor claridad en noches de luna llena porque esa luz voluptuosa tiene la virtud de iluminar la porción exacta del pensamiento que materializa el recuerdo haciéndolo nítido y palpable.

La Conciencia Tal es la ensoñación del poeta cuando convierte en sustancia los versos arrojados con febril erupción.

La Pasión Cúmulos de lava candente crecen como piedra petrificada en el rincón del armario en los frascos mohosos y en cada lugar preciso de las tinieblas donde sucumbió el deseo al abismo profundo e insalvable.

La Conciencia No hay búsqueda infructuosa sólo una eterna espera pero al fin has visto florecer al amor como un puñado de pétalos suaves

que deshojas tiernamente con la boca.

La Pasión ¡Cuán castrado es mi cuerpo! que vulnerable es la centella cuando pierde su luz espectral al romperse en mil pedazos los espejos.

La Conciencia Ahora ya nada importa porque soy la sombra atrapada en el reflejo de tu dolorosa verdad y así como la antípoda se pierde en la distancia yo me desvanezco en el tiempo remoto de la memoria convertida en polvo que se hundió en el mar.

VIII

La Pasión Navegan las olas en el océano de recuerdos y yo me veo pez y coral y anémona temblorosa a veces lirio triste y sublime a veces espíritu de fuego en réplica perfecta a una razón superior acorde al movimiento de la luna que viaja con la noche como eterna compañera de luz incierta y breve canto luminoso.

La Conciencia

He visto vacilante tu claridad como cirio encendido en mi pupila solitaria con un brillo misterioso de azul y ámbar rompiendo el viento en el fondo del mástil mutable de la lágrima.

El Hombre Quiero tocar las barcas que perfuman la noche e incendiar el instante mismo como sereno pájaro dormitando bajo la fronda rumorosa de la nube.

El Poeta Quiero olvidar que te he olvidado en el imponderable sueño que se extingue frágil cuando la marea se descubre vigilante.

El Artista Quiero olvidar y en el tiempo tenaz del olvido tejer recuerdos inventados de un mundo parecido al mío cuyas formas y colores se deshacen en la palma de mi mano.

El Filósofo Y si el olvido es la onda del espejo el viento agita su sombra como altivo reflejo

de la criatura humana ahí, donde las sábanas son colgadas de los versos cara al sol que se interna en el sarcófago lujurioso de la nube entre el hueco acerado de esta muerte silenciosa.

La Pasión Mas si el olvido es la centella del cirio encendido en mi pecho que invoca el verano de la serpiente bajo la sombra desdeñosa de los almendros igual se esclarece el reflejo del espejo mirando el amanecer de esta muerte silenciosa.

La Conciencia Lo sé porque yo he visto tu vacilante claridad en las tinieblas de la Torre de Babel con fuego que purifica el umbral de la memoria desnuda como espectro furtivo cuyo glauco rostro copula en el sueño abandonado al arbitrio de tu piel.

El Hombre Mas ¿quien puede olvidar? Si el olvido es la incitación del alba sumergida en las tinieblas de una funesta encrucijada cuando inicia el día sobre el horizonte.

El Poeta Y hoy esta mañana tu recuerdo se diluye en la cinta gris del paisaje volátil de la nube.

IX

El Artista ¡Ah! Cómo me devora este inmensurable espacio trazado con hábil pincelada tal vez de purísima acuarela embebida en agua de una gema turquesa cual límpida cosmogonía que se impregna sobre mi rostro y mi piel inflamándome con el cálido añil en solemne estado crepuscular cuando el mar se cristaliza.

El Filósofo Nada se interpone entre la voluntad de la superficie acuática y el cielo porque ambas latitudes permanecen atrapadas entre el reflejo extravagante de sus espejos.

La Conciencia Mas ¡qué ironía! De repente veo como un ave irrumpe con plácido vuelo

el espacio celeste y mis ojos en afinada percepción veneran sus gráciles alas.

El Artista Diestra se sabe la plumífera incauta y no cesa de admirarse en la bruñida superficie de este mar vítreo con que me deleito.

El Poeta Efectivamente grandiosa tal parece un narciso extasiado en sí mismo verdad consabida del hermoso que pretende en su diario afán refrescarse con agua proveniente de Leteo.

El Hombre Vana esperanza cuando el tiempo se acumula y todo languidece como la ninfa Eco.

La Pasión Es así que advierto la música del murmullo de las olas y pienso que tal vez la divinidad me cantase en este momento e inútilmente pretendo imitar la hipnótica melodía.

La Conciencia Pero finalmente me río de mí porque bien sé que no puedo ser mar ni azul ni lamento de ola ni aunque me cubra el cuerpo de abalorios y madréporas ensartados con hilo verde-azul de las algas y medusas.

X

El Poeta Y cuando ya nada tiene importancia guardo el ave del atardecer en la vieja maleta y me lleno la boca de plumas para que vuelen muy lejos las palabras.

El Hombre Mas el viento agita la sombra estéril de los versos deshojados en otoño y en ocre insomnio florece el áurea primigenia de mi alma.

El Artista ¡Cuánto júbilo el verde desparrama! Alegre terciopelo que acaricia altivo al divino céfiro.

La Pasión Desnuda el espejo el reflejo luminoso y primitivo que la opaca sombra ebria y silenciosa oprime en mi pecho la forja de hierro y el silencio tan quedo tan suave tan pájaro huraño en el que yo me veo.

XI

El Filósofo Inagotable es la muerte transmutación del sueño como aciago manantial que desfallece en el hueco acerado de la sombra inerme.

El Poeta Sólo el cuerpo semidesnudo consume la ceniza al borde del epitafio ¿acaso lo recuerdas? Alguien vino a cambiar las flores por monótonos mares que se marchitan con el sol de oriente.

El Espíritu Humano (coro) Toda materia es precaria en la vigilia donde una vez iniciado el ascenso se torna en precipicio

la trémula vida como el acto mismo que devora el pensamiento.

El Filósofo Huérfanas las horas acarician la tarde que ciñe la ladera de la montaña y con encaje de aromas distantes reverdece el aposento agazapando las casas y la aldea y el hermano pueblo y el vientre del camposanto y la tierra de fuego.

El Espíritu Humano (coro) Esbelto caserío prisionero entre las sábanas colgadas de los almendros calcinando con sombra desdeñosa la apariencia de huesos el rumor de la piedra y la flor y el carmín que tiñen la fronda virgen.

XII

El Filósofo Profundas como el mar las ventanas del cielo anidan campanarios en las pupilas del claro paisaje ávido de azahares y amapolas que el follaje tabernáculo ofrenda a la piel de la quimera.

El Vidente Adverso y paradisíaco como desecado fruto el mundo alberga en su antiguo peregrinar un tornado de bárbaros mortales que nutren a rampantes dioses con bálsamo y tatuaje de precioso metal.

El Hombre ¡Ah! Qué perversidad nos acuchilla cuando este infausto crisol socava al planeta apocalíptico con infecta discordia que exhuma dolencias muertas.

El Vidente Inflexible círculo sempiterno contenido en el vacío de la dimensión umbría de arcángeles indómitos impalpables crisálidas talladas en roca de obsidiana para que el rayo idólatra desgaje el manto cruel de Raborá.

XIII

El Filósofo Mágica es la onda del espejo tan pronto expira el valle resurge la cresta con el día que paciente se interna al vaivén del tiempo árido y místico cuyo templo funerario

exhala el perfume de las ninfas.

La Pasión Bien dicen que hay un no sé qué en el aire que ahoga quizá sea la brisa coagulada recordándonos algo monstruoso cuando aspiramos las formas atrapadas de figuras incongruentes.

El Poeta ¡Oh perezoso claustro! fortifica mi pobre existencia de asceta que roe su propia entraña.

El Artista Yo que de la nada inventé un postigo para ver la piedra de Sísifo en la cima de la montaña advierto tan sólo el musgo del muro desdentado navegar en la vertiente de la aurora ¡Oh anatema mía infinita soledad del alma!

La Conciencia Yo que de tu vago recuerdo hago un atado de alas luminosas para escapar del reino furtivo de la palabra silencio mis versos taciturnas voces

que se alejan como aves meciéndose en la espiral impostergable de la muerte.

El Hombre Yo aprendiz de juglar frustrado anacoreta transporto el universo a mi aposento irreductible con la conciencia del heraldo incansable burlador nocturno.

XIV

El Filósofo Inminente se avecina el crepúsculo ahora navegamos sin rumbo fijo con las velas izadas viento en popa arrastrando el cuerpo lejana la sombra entre lamentos y gritos de lúcidos fantasmas cuyos ojos cadavéricos se abandonan al arbitrio de la criatura humana.

La Pasión Atrás van quedando los cementerios de muertos enterrados vivos bajo tierra salitrosa capaz de corroer hasta el último rayo de esperanza.

La Conciencia Inútil maldecir

Eolo hijo de Hipotes ha llegado con su banda de cornos y flautines augustos oboes de música sombría.

El Espíritu Humano (coro) Empieza a extinguirse el fuego crepitando con pálida luz mas el tímido calor resurge en el recuerdo violeta de la llama avivada con cáusticas delicias ¡cómo debió Raborá advertirnos! Nuestra es la naturaleza y nuestros son los frutos del Edén. ***** Regresar al índice de poesía

SILENCIOSO PAISAJE Vaga en el paisaje de lejano puerto un laberinto caprichoso que me incita con agua embriagadora a beber el cristal caudaloso de los mares. Y sublime en el centro un pequeño farol apenas encendido se suspende del firmamento donde el silencio envuelve la monotonía jubilosa de las constelaciones. Indiferente me observa

dormido entre las flores un sueño que a veces sueño en un lejano puerto cuando tocan los clarines de viajeros horizontes. Y yo te veo y te pienso y te sueño en el paisaje del lejano puerto de agua embriagadora que a veces bebo cuando en mi sueño el cristal caudaloso de los mares vaga dulcemente en mi silencioso paisaje. ***** Regresar al índice de poesía

TAN SÓLO UNA PALABRA Di una palabra tan sólo una palabra que recorra el abismo del tiempo piélago y crisol taciturno del ayer del espejo del mar Neptuno mensajero de mil voces. Tan sólo una palabra que infunda tu ira y conmueva las olas de castillos dorados blancos corceles diadema de espuma para las sirenas refugio de náyades en los estuarios. Tan sólo un vocablo un sonido de dioses del olimpo que rompa el viento umbrío tempestad insensata del silencio polvo que cubre de humedad los huesos

sobre los campos arados del averno. Tan sólo un sollozo apocalíptico resplandor de los campos de fuego que incendian la luz del otoño nocturna sombra de invierno gélido cadáver del amor que convirtió el sonido en silencio eterno. ***** Regresar al índice de poesía

TEORÍA DEL CAOS Nacer vivir la vida hacer el amor ver el tiempo pasar morir. Todo le pertenece a la teoría del caos. Esos comportamientos impredecibles alojados en un mínimo espacio registran la existencia de todos los acontecimientos vividos ignorados ajenos apenas presentidos en el fiel registro de la memoria de la energía de la materia de todos los sistemas dinámicos caóticos de nuestro ser. ***** Regresar al índice de poesía

TODO DUERME Las nubes permanecen inmóviles en el cielo la playa ha detenido las olas en su linde ni una hoja se mueve bajo los rayos lacerantes del sol el mar ha silenciado el rumor del agua suspendida en el despeñadero. Todo duerme en un sueño que agoniza paralizado en espera de un suceso inconcebible las huellas del tiempo se dibujan en la arena aletargadas como la mirada infinita de los astros y el extravío de la luz que se apaga en la noche más solitaria de mi alma. Mi corazón se estremece sin aliento ni esperanza misteriosas miradas me persiguen son tus ojos que me hieren es tu recuerdo diáfano y tenue silencioso murmullo que me habla. ***** Regresar al índice de poesía

UN MUNDO AL REVÉS Mi primer poema, a la edad de 12 años. El viento mueve las hojas de un frondoso árbol y a lo lejos las casas están al revés todo absolutamente todo está al revés. ***** Regresar al índice de poesía

VIEJOS HÁBITOS

Mirad la ciudad a lo lejos inadvertido páramo encendido entre las calles de su fuego eléctrico. Nocturno mar de flujo luminoso navío grotesco de horas volátiles como sus ecos Babel de un laberinto involuntario sombrías aguas de precarios aires. ¡Debe ser la muerte! esa perversa muerte que sabe a humedad y polvo esa maligna forastera que nos sonríe en la hora suprema de infaustas despedidas. Más allá del cosmos habitado que nos aguarda anhelante con signos de ignotos ideogramas trazados en las paredes de piedra avenidas de graffiti que sangran pertinaces como los espectros de una vieja taberna. Mas, ¡qué peregrino camino! acantilado de un piso de tierra ruinosas y misteriosas huellas crepúsculo de un rumor crujir de cristales viejos hábitos que renacen al morir la tarde con la fuerza de la costumbre. ***** Regresar al índice de poesía

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HAIKÚ

ACARÍCIAME Gentil lucero de ardiente caricia. Tú me seduces.

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ANTÍPODA Blanco y negro trémulo resplandor del pensamiento. ***** Regresar al índice de haikú

AÑORANZA Pasión y amor recuerdos del pasado ensueños de hoy. ***** Regresar al índice de haikú

ASEQUIBLE PAISAJE Cansadas aguas de un camino ignoto, sendero sutil. ***** Regresar al índice de haikú

BÁLSAMO

Una lluvia de estrellas, humedece mi desconsuelo. ***** Regresar a la página de haikú

CAMINO DE PIEDRA Vuela descalza el camino de piedra la triste sombra. ***** Regresar al índice de haikú

CAOS Vida fractal, números engendrados del universo. ***** Regresar al índice de haikú

CÉFIRO Trémula fronda, el sonido del viento anuncia tu voz. ***** Regresar al índice de haikú

CENIZAS

Albor de sombras el fuego en las cenizas destellos de amor. ***** Regresar al índice de haikú

CLANDESTINA ¡Abrid la puerta! impenetrable sois sombra fugaz. ***** Regresar al índice de haikú

COMO EL DESTINO Las olas del mar reflejan en el cristal ocasos de luz. ***** Regresar al índice de haikú

COMPLACIENTE Espera dócil oculta entre la niebla la luz del sol. ***** Regresar al índice de haikú

CONSONANCIA Lánguido eco tiempo olvidado del futuro péndulo fugaz. ***** Regresar al índice de haikú

CONTIENDA Exiguas reglas del juego de la vida nos desafían. ***** Regresar al índice de haikú

CRISTAL ¡Oh misterioso desvarío! nocturno rumor del cristal. ***** Regresar al índice de haikú

CUANDO LLEGUE EL VERANO Rojos colores teñirán con aromas las frescas flores. ***** Regresar al índice de haikú

DESCONSUELO Es de tu imagen, el recuerdo que me ata a la existencia. ***** Regresar al índice de haikú

DESPEDIDA Néctar del viento aroma del recuerdo canción del adiós. ***** Regresar al índice de haikú

EL DÍA AMANECE Vuelan las aves cuando el día amanece y tu sonríes. ***** Regresar al índice de haikú

EL RUMOR DE LA NOCHE Cae la noche… se llena de rostros, la voz de mis versos. ***** Regresar al índice de haikú

ENIGMA Jeroglífico de un lenguaje oculto es tu silencio. ***** Regresar al índice de haikú

EN RECUERDO DE TI Tu ausencia hará del olvido, palomas de alas viajeras. ***** Regresar al índice de haikú

ENSOÑACIÓN Nocturno ensueño: Sueño cuando me sueñas que yo te sueño. ***** Regresar al índice de haikú

ESPEJO Aciago cristal, frágil es el espejo que hoy se rompe. ***** Regresar al índice de haikú

ÉXTASIS Tendida al sol la húmeda sábana canta de placer. ***** Regresar al índice de haikú

FASCINACIÓN Sigilosas, las sombras en el espejo, nos embelesan. ***** Regresar al índice de haikú

FLORACIÓN Nace una flor. Viento de primavera, aromas del sol. ***** Regresar al índice de haikú

FRAGMENTOS Espejo roto sinfonía del cristal reflejo de luz. ***** Regresar al índice de haikú

GALIMATÍAS Laberinto de puertas, umbral de niebla. Sinuosa noche. ***** Regresar al índice de haikú

GARDENIAS Son las gardenias florecientes de aromas campos de luz. ***** Regresar al índice de haikú

GERMINAL Hoy como ayer el amor florece con la luz del sol. ***** Regresar al índice de haikú

HASTA MAÑANA El día muere debo decirte adiós hasta mañana. *****

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HOLOGRAMA Espacio-tiempo… confín de un holograma gravitacional. ***** Regresar al índice de haikú

ILUSIÓN Del Universo: Nada es lo que parece. Todo es, y no es. ***** Regresar al índice de haikú

IMAGEN DE OLVIDO Espejo roto. Húmedo cristal de agua reflejos del mar. ***** Regresar al índice de haikú

INDIFERENCIA De rojo fuego una brasa crepita polvo de olvido. *****

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INEXORABLE Esquivo mar, como una gota de agua imperceptible. ***** Regresar al índice de haikú

INFINITO Ciclo del tiempo. Un eterno retorno hacia el pasado. ***** Regresar al índice de haikú

LETARGO Campos tiernos del trigo, visión de tardes adormecidas. ***** Regresar al índice de haikú

LÍQUIDA AMBROSÍA Duerme en el mar tu líquida ambrosía fuego de mieles.

***** Regresar al índice de haikú

LUCIÉRNAGAS Brilla la noche encienden los faroles mil luciérnagas. ***** Regresar al índice de haikú

LUZ AZUL Es tu nombre en el espejo, el reflejo de mi sosiego. ***** Regresar al índice de haikú

MATICES DIFERENTES Agua azul de mar, los peces no van a las verdes montañas. ***** Regresar al índice de haikú

MUDANZA Místico alud. La Tierra prometida se estremece.

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NIEBLA Triste quimera tu imagen se diluye en sombras de luz. ***** Regresar al índice de haikú

NO PROHIBIR ¡No mutilar! No prohibir la libertad de fértil razón. ***** Regresar al índice de haikú

NOSTALGIA Viejo baúl recuerdos desgastados de mi memoria. ***** Regresar al índice de haikú

OCASO Ausente luz, percibo las tinieblas

si no estás tú. ***** Regresar al índice de haikú

OLVIDO A la mar se hacen los barcos del recuerdo que a leteo van. ***** Regresar al índice de haikú

OTOÑO Un ave anida en cada hoja, que el viento esparce. ***** Regresar al índice de poesía

PARA VOLVER A VERTE Cariño mío, desandaré el tiempo de mi memoria. ***** Regresar al índice de haikú

PASIÓN La ígnea brasa

fuego de azul crepita rojo delirio. ***** Regresar al índice de haikú

PRELUDIO DE UN RESPLANDOR Te he vuelto a ver sublime umbral del sol luz de mis ojos. ***** Regresar al índice de haikú

QUÉDATE CONMIGO Estás conmigo cuando sueño, te vas cuando despierto. ***** Regresar al índice de haikú

REFLEXIONES SOBRE EL AMOR ¿Y de tu amor? Me preguntaste un día. ¿Tú tienes miedo? * Sólo de amarte. Yo... no... no tengo miedo. ¡Muero de pánico! *

El amor es... tan efímero y frágil a eso le temo. ***** Regresar al índice de haikú

RENACER Ardiente sol al calor de tus besos nace una flor. ***** Regresar al índice de haikú

RESPLANDOR La luz sublima el camino de niebla en la montaña. ***** Regresar al índice de haikú

RIBERA Playa de arena memoria que las olas olvido llevan. ***** Regresar al índice de haikú

SEDIENTO SOL Cántaro de agua de la fuente, te bebe sediento el sol. ***** Regresar al índice de haikú

SENSIBLE RAZÓN En el corazón leal a mi intelecto vive tu amor. ***** Regresar al índice de haikú

SILENCIOSA ESPERA En mi soledad la silenciosa espera siempre te aguarda. ***** Regresar al índice de haikú

SORTILEGIO Laberinto... Albo sortilegio de espejos. ¡Cuán infinito! ***** Regresar al índice de haikú

SUSPIRO Hondo suspiro tu suave cercanía me besa fugaz. ***** Regresar al índice de haikú

SUTIL ILUSIÓN Amor virtual sutil ilusión del ciberespacio. ***** Regresar al índice de haikú

TRISTEZA Sueño los días de esos recuerdos, que no volverán. ***** Regresar al índice de haikú

UNA RAZÓN Debo creer tan sólo una razón para vivir. ***** Regresar al índice de haikú

UN DESEO Sí detrás de toda creencia hay un deseo. Creo, Que tú sí me quieres, porque yo lo deseo. Igual, Espero que tu desees lo que yo así deseo. Y que me quieras tanto como te quiero: Eso deseo. ***** Regresar al índice de haikú

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TANKA

ALBEDRÍO Soy pez de mar, navego en aguas claras mi libertad. El sol y la marea me nutren luz y sal. ***** Regresar al índice de tanka

ANHELO

Como un lucero sonríe esta mañana la luz del día y una nueva esperanza se irradia con el sol. ***** Regresar al índice de tanka

DESLUMBRAMIENTO Tenue horizonte rasgas el mar del cielo con densa flama que mis ojos se ciegan por la luz del camino. ***** Regresar al índice de tanka

ENTELEQUIA El todo inmerso En la nada. Vacío del universo. Infinita memoria quimera de un recuerdo. ***** Regresar al índice de tanka

IMPULSO ELÉCTRICO Imagino... al contacto con tu cálida piel de embriagante aroma, el paraíso insalvable del éxtasis.

Sexo y amor rondan en mi cerebro, en la discordia de un fino impulso eléctrico, que me aturde y fascina. ***** Regresar al índice de tanka

PERIPLO Sinuoso amor, azul de soledad. Para encontrarte habré de recorrer del sol, un haz de luz. ***** Regresar al índice de tanka

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SONETO

DESHIELO Será cuando llegue la primavera de mi cuerpo fugaz este deshielo sueño que aligera del canto el vuelo luz del alba que un día yo perdiera. Romperá la noche de añil certera el nevado rostro que como un velo de blancas aves perfumando el cielo hallarán la estrella que nunca muera. Yerto cristal del mármol me contempla sol de roca que el fuego descongela agua de mar que gélida se templa.

Como una ráfaga ingrata que me hiela las sombras ríen al son de una copla la dicha del amor que mi alma anhela. ***** Regresar al índice de soneto

LEJANO AMOR Con cada luz habrá de renacer tu suave amor que crece como un mito y se adhiere a mi piel y yo lo admito en este mar que me hace estremecer. Es un sol que me inunda de placer y estremece mi cuerpo al infinito con sus besos ardientes como un rito en el delirio de cada amanecer. Efluvio azul de mi felicidad crepúsculo de luz que yo amaré en cada cielo, en cada eternidad. ¡Oh! Sueño del que no despertaré ¡Oh amor! De sublime intensidad ¡Oh de mí! Y yo sin ti, no sé qué haré. ***** Regresar al índice de soneto

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DÉCIMA

BUENA SUERTE - MALA SUERTE En el aciago camino viose un hombre diletante que reía muy campante

su coraje y su destino más la suerte lo previno de mortal despeñadero entre piedras y un madero surgió un cofrecillo de oro que presto agarró el tesoro hundiendo su cuerpo entero. ***** Regresar al índice de décima

EL VIGÍA DEL FARO La cumbre altiva del faro de azul y verde conmueve. En límpido aire se mueve un vigía tan avaro. Y en la playa al desamparo las olas que van y vienen en la arena se contienen de barcos a la deriva que a mis ojos los cautiva las velas que te entretienen. ***** Regresar al índice de décima

SUSTANCIA LUMINOSA Agua clara y silenciosa que bebo de lo profundo azogue con que me fundo en sustancia luminosa. Sed que sacia maliciosa la imagen en el espejo del mar se queda perplejo junto a la faz del destino místico sol clandestino fantasma de mi reflejo. *****

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CUENTO

EL MURAL DE LA CANTINA -En el dominó- dijo Luis Cabral -la ficha clave es como la mujer. La tienes que tener siempre en la mano... no sabes en que momento la puedes necesitar... y menos a cual de todas. Rodeados del humo del cigarro y el calor de las copas, los jugadores van deslizando las fichas sobre la mesa. Las van empatando una a una, mientras los más hábiles adivinan las que quedan aún por jugar, las que se acarician ávidamente entre los dedos o giran vertiginosas en espera de ser lanzadas en el acto final. -No la chingues compadre, esa guárdatela en el culo... era la otra. -Uta Luisito, comiste gallo... que se me hace que esa vieja anda rejega. Hay dos cosas que Luis Cabral nunca perdonaba: perder una partida de dominó y perder a una mujer. Y por esos días andaba perdiendo las dos cosas. -!Paso!... no me oíste compadre... !paso!... límpiate las lagañas para que mires bien. El Comandante le sonrió a Anselmo cuando arrojó su penúltima ficha, hizo pasar a los tres, ni siquiera les dio tiempo de ver su juego cuando dejó caer la última ficha. -!Carajo compadre!... siempre al final te cagas... a ver si al menos haces bien "la sopa". Las fichas se revolvían volteadas sobre la mesa entre las manos toscas de Remigio. Se revolvían como Amalia en la cabeza de Luis Cabral. -La muy cretina- dijo -se hace del rogar compadre... todas se ponen muy difíciles al principio... y después hasta se te resbalan solas. Cabral tomó sus siete fichas, las fue parando una a una, las acomodó bien juntitas, ni una carreta, cinco cuatros, cuatro cincos. -Ya chingamos compadre- se frotó las manos y apuró un trago de cerveza. Salió la carreta cargada de tinta que Anselmo puso al centro de la mesa. Cabral empató la seis/cuatro -para comenzar compadre- pensó lamiéndose los labios. Inmediatamente se escuchó el sonido certero de la ficha seis/cinco a la retaguardia de la carreta. Cabral encendió un cigarrillo, vio cómo se disolvía el humo entre la luz pálida de la lámpara. Sabía que el Comandante no tenía "cuatros" y para colmo le había dejado abierto el juego por ambos lados. Remigio tardó en jugar, tenía la vista clavada en las tres fichas, cuando sintió que materialmente se cagaba, estaba de un color amarillo-violeta, que viraba dolorosamente a

gris-ceniciento. Apenas alcanzó a decir: -paso... paso Luisito... en verdad que esto es cosa del diablo. -Juegas como marica- arremetió Cabral contra el compadre arrojándole todas sus fichas. De inmediato se alejó del salón dando violento portazo. No se le volvió a ver en su mesa de juego por varios días hasta que llegó el sábado. La cantina estaba concurrida como siempre, salvo que ahora Luis Cabral, quien era el dueño del bar, les tenía a todos una sorpresa. Un enorme letrero tan largo como la pared, sobre un débil fondo marino rodeado por ambos lados de unas esculturales sirenas decía: TODAS LAS MUJERES SON UNAS PUTAS Cabral llegó a media tarde. Muy alegre y oliendo fuertemente a colonia. Lo vio venir su compadre Remigio que se encontraba frente al "mural". -Dichosos los ojos Luisito- se dieron un fuerte abrazo -tú sí que conoces bien a las pinches viejas- agregó Remigio -esto hay que celebrarlo. -Pues que sea por Amalia- dijo Cabral. Remigio se aproximó al mural para deleitar su vista con una de las frondosas sirenas, pero sus ojos se desviaron hacia un discreto letrerito escrito en la parte superior de una ola que decía: "Menos Doña Cuquita Trejo viuda de Cabral, que Dios tenga en su Santa Gloria". -Ay Luisito que noble eres de corazón... si tu madrecita viviera. - ¿Tú crees que le daría gusto compadre? -Harto Luisito, ya vez lo buena que fue y lo mucho que te quiso... pero olvidémonos de pinches tristezas Luisito, que ya están esperando Anselmo y el Comandante. Después de varias rondas las fichas seguían abriéndose sobre la mesa. Se abrían ruidosas y seguras cortando el silencio de los jugadores. -No le afloje compadre, que ya ganamos uno y éste lo tenemos que cerrar con zapatero. Carmelo se llevó las botellas vacías y trajo más cervezas. Limpió los ceniceros y acomodó sobre la mesa unos platitos con cacahuates, tostadas de manitas de puerco en vinagre y guacamole. -Pinche compadre, ya jodimos- dijo sonriendo Cabral que sólo le quedaba una ficha. El Comandante se pasó la mano sudorosa sobre el lacio cabello negro. Tenía dos fichas, le llevó un minuto contar las que estaban sobre la mesa. Vio que Remigio tenía dos fichas también y Anselmo sólo una. Dudó por un momento pero acabó lanzando la que creyó más conveniente. -!Esa era la buena!- dijo Remigio empatando una de sus dos fichas. -Ya ni la chingas Comandante, mejor no la pienses tanto y tira a lo pendejo... a ver si así le atinas. Cabral dejó escapar una ruidosa carcajada abriendo su última ficha. Puso su mano izquierda sobre el hombro de Anselmo y le dijo: así son las cosas del juego. Carmelo se llevó los platos vacíos de la botana, los volvió a llenar, trajo más cervezas, chicharrón en salsa verde y tortillas recién hechas.

Remigio estaba contento. El juego había salido a pedir de boca, pero algo le picaba. No le hacía gracia el gusanito que se le arremolinaba por dentro. -Usted me va a perdonar compadre Luisito... pero para que más que la verdad, a mí eso del letrero me tiene bien encabronado. -¿Por qué Remigio? -Usted sabe cómo lo quiere la comadre. Hasta me lo consiente, ya ve que buenos chiles rellenos le prepara. ¿Y qué peros le pone a las tortas de vena?. No hay que ser Luisito, no corte parejo. -¿Conque era eso?, que falta de confianza compadre. A ver Carmelo háblale a Jacinto. -Diga patrón. -Ponme bonito el nombre de la comadre Margarita... ya sabes dónde. -Y el de la Magali, que ya está en edad de merecer- añadió Remigio. -Para no agraviar a los presentes- intervino el Comandante -háganos usted el favor. -No faltaba más Comandante. Anota los nombres que te indiquen los señores Jacinto, y sin decir más se despidió. Al día siguiente que era domingo, Cabral se sorprendió de ver tan concurrida la cantina. Y con gran asombro vio que las olas azules del mural, transportaban gran cantidad de nombres. Las santas madrecitas, las abnegadas esposas, las tías solteronas dedicadas en cuerpo y alma a Cristo, las hermanas, las hijas y hasta las nietas de los más asiduos parroquianos, estaban cuidadosamente anotadas. Conforme pasaban los días las olas se iban haciendo más espesas, y Jacinto que era el anotador oficial, vivía gustoso su nuevo oficio, pues le dejaba más que su paga mensual con todo y propinas. Llegó a tener tanta fama el mural de la cantina, que prácticamente todas las mujeres del pueblo estaban anotadas, incluyendo las de la familia del Alcalde, y la madre y la hermana del Señor Cura. Un día se encontraban tres parroquianos jóvenes bebiendo junto a la barra, cuando uno de ellos les aseguró a los otros dos: -Ya le bajé los calzones a la Lupe. -No mames güey. -Lo juro. -¿Donde? -Cerca del arroyo. -¿Y todo lo demás? -Toditito... (Suspiró) -Pinche Lupe, me juró que la próxima semana se hacía mi novia, hasta me dijo que le iba a pedir permiso a su jefa. -Ni modo cuate, te comieron el mandado. -Puta vieja, pero esto no se queda así, por lo pronto... !Que la tachen! -Estás jodido. -Sí, !que la tachen!... a ver Jacinto, ¿cuánto por tachar a la Lupe? -!Ah jijo!, pues eso te va a costar el doble. -No seas cabrón ¿por qué el doble?

-Es más responsabilidá. -Pues cóbrate y que no quede ni la seña. Lupe se enteró que la habían tachado en la cantina y de puro coraje empezó a rajar leña, dijo que la hermana de Juancho se acostaba con su primo en la cama de sus papás. Y que Delfina desde cuando que ya no era señorita. Y que la tía beata de Ubaldo se daba golpes de pecho con la reata del Señor Cura. Y una a una fueron apareciendo tachadas como el lado negro de las fichas del dominó. Cabral estaba muy al pendiente de "las bajas" que había en el mural de la cantina -lástimadecía -esas olas van quedando muy manchadas. Jacinto había estado muy activo en los últimos días. Subía y bajaba a cada rato de la escalera. Apenas si tenía tiempo de ir a ver unos terrenitos que estaba por comprar. Si algún parroquiano casadero andaba en busca de novia, primero se aseguraba que la candidata no estuviera tachada. -lo malo- decían -es que ya sólo quedan las más viejas... y las más feas. Un día apareció tachada la loca Matilde. Nadie lo podía creer. -¿Pero cómo es posible que alguien se halla acostado con esa bruja desdentada y coja? Se requiere estar bien jodido... y armarse de mucho valor... o andar muy necesitado- Entre risas y comentarios se supo que el enterrador se veía con Matilde en el cementerio. -Seguramente primero le hecha agua bendita. Todos celebraban a morir las agudas bromas. Lo grave fue cuando tacharon a la esposa del Alcalde, y por si fuera poco a sus dos hijas. Nunca se supo quién fue el autor de los cuernos. Aunque algunos aseguran que fue cosa política. Lo cierto es que a los pocos días el Alcalde renunció, y el nuevo representante que era viudo y sólo tenía hijos varones, se hizo asiduo de la cantina y muy amigo de Luis Cabral. Remigio abandonó a su familia el mismo día que tacharon a Margarita su mujer, pues se enteró que no sólo chiles rellenos le hacía a su compadre Luisito. Cabral estaba por iniciar una tarde de dominó, cuando le avisaron que acababa de llegar su padrino. Salió inmediatamente a recibirlo. -!Padrino, hasta que por fin se deja ver! -Muchacho, para que te voy a decir que vengo por ti, ahora que estoy tan ocupado con los asuntos del rancho. Vengo por lo de tu mural, que hasta allá ha llegado la fama de tu cantina. Pues la mera verdad es que hay que ver para creer. !Y mira nomás! tal como me lo habían dicho. !Ah que punta de cabrones!, ninguna virgencita me dejaron en este pueblo. -No se queje padrino, que de usted han sido casi todas. -No en balde me dicen el gallo de oro. -No en balde soy su ahijado padrino. -Todavía estas verde muchacho, aún te falta mucho por aprender... pero menos plática y más acción. Por lo pronto déjame ganarte en el dominó. -Pa luego es tarde padrino. Luis Cabral hizo pareja con el nuevo Alcalde. El padrino sólo jugaba de compañero con el capataz del rancho. La primera ronda la ganó el padrino. -Para que no diga que no soy buen anfitrión. -Eso dicen los pendejos que no saben perder ahijado.

Cabral tragó saliva. -No te me duermas Alcalde- le dijo enchilado a su compañero que en ese momento hacía "la sopa". En la quinta ronda se cerró con zapatero la primera partida, a favor del padrino y el capataz. -La revancha es la que cuenta ahijado. -Pinches viejas, no lo dejan pensar a uno. -Todo en su lugar ahijado, las viejas se juegan con las manos, y el dominó con la cabeza. Carmelo trajo más cervezas. La botana casi nadie la comía -llévate estos platos que nomás estorban- dijo Cabral que estaba empezando a desesperarse. El anfitrión seleccionó sus siete fichas prácticamente con los dedos cruzados. Le salió la mula de seis -por lo pronto llevamos "mano"- pensó, eso reanimó al Alcalde que con una risita irónica dio a entender que tenía buen juego. La primera ronda fue de Cabral y la segunda también. Cuando abrió el juego de la tercera ronda por poco y se atraganta con la cerveza, -cuatro pinches mulas hijas de la tiznadaestuvo a punto de decir, pero se aguantó como los hombres. -¿A ver que hace este hijo de puta?- pensó, pero no tardó mucho en saberlo cuando éste le preguntó: -¿Sale usted Luisito? -!Me lleva!- se mordió la boca para no delatarse. -Salga usted Alcalde. El representante del pueblo salió con la ficha anodina tres/cinco. Cabral se tomó de un sólo trago la cerveza, rápidamente Carmelo le trajo otra bien fría. El padrino pidió botana y Cabral aprovechó para ir a orinar. Se vio la cara en el espejo del baño, tenía los ojos irritados y en su semblante se adivinaba el cansancio. Se echó abundante agua en la cabeza, y con el cepillito que llevaba en la bolsa trasera del pantalón, se peinó con gran esmero. Así me gusta ahijado, no hay que perder el ánimo. El juego fue un estire y afloje, finalmente lo cerró el capataz con cinco puntos en su contra, los contrincantes tenían toda la tinta. Cabral estaba al borde de la histeria. Habían perdido "la mano" y empezaba a darle vueltas la cabeza. -!Ah que mi ahijado! ¿Y cómo te tratan las viejas?... ¿todavía te siguen haciendo cosquillas las tortas de vena?... cuidado muchacho, que mucho picante puede hacerte daño. -No la chingue padrino. -Más respeto muchacho, que te voy ganando en el juego y en experiencia. Cabral se tomó tres cervezas más durante la ronda que perdió deplorablemente. -¿Tú dices si le llegamos al final o aquí le paramos? -Yo nunca me rajo padrino- dijo casi babeando. -!Este es puro hombrecito!... eso dijo tu madre el día que naciste muchacho. -No la meta en esto- empezó a sollozar Cabral recostado sobre la mesa. -Estás bien pedo ahijado, si te viera tu madrecita santa. !Ay Refugio!... !Que carita!... !Que manos!... !Que cuerpecito!... !Ay hijo! y yo que la quise tanto. ***** Regresar al índice de cuento HUKA-YAMI

Cuento de ciencia-ficción Premiado por el Gobierno y la Universidad de Guanajuato Alejarse por algún tiempo de su actividad como investigador del Instituto de Estudios Biomédicos, le provocaba al Dr. Nagachi Takama una inexplicable reacción de insensatez personal hacia su lealtad a la ciencia. Durante doce años de empecinado trabajo había siempre encontrado las circunstancias experimentales adecuadas que le habían permitido aplazar para mejor ocasión sus temporadas de descanso. Todo aquél que conoció a tan particular y solitario hombre, debió quedar sorprendido ante la noticia de su inusitado viaje a la isla Funchai. Viajó en tren hasta el puerto Sakú donde pasó la noche. Al día siguiente un coche lo llevó al muelle frente al embarcadero, donde ya lo esperaba Fumico Soseki, el barquero a quién el Dr. Nagachi conociera en sus incipientes años de investigador. Cuando llegaron a la isla Funchai el Dr. Nagachi se dirigió a casa de la viuda Tané -amiga entrañable de su familiaquién vivía sola. Esa noche se celebraban las ceremonias a Niké-Nekó. Enorme gato hecho de papel, el que según la tradición era el simbólico protector de los naufragios. Fumico al ver llegar al Dr. Nagachi a la fiesta, lo recibió ceremoniosamente y lo acomodó en el lugar de honor de su barcaza. Fumico estuvo particularmente alegre y conversador. Como todo hombre de mar, solía contar aventuras fabulosas a la cual más extraordinarias. De cuando en cuando tomaba unos sorbos de su tasa de sake. El Dr. Nagachi no acostumbraba tomar, así que su taza permaneció todo el tiempo llena. Fumico en cambio la vació varias veces sin dejar de narrar sus aventuras. De pronto, con un gesto decidido, se acercó al Dr. Nagachi y le dijo cerca del oído, muy quedo: Todos los monstruos marinos de que he hablado son pequeños en comparación a los de la isla Huka-Yami. El hombre que pisa la isla muere. Nunca, nunca vayas a Huka-Yami. Ahí te espera la muerte. Era ya media noche cuando la gente comenzó a retirarse. El Dr. Nagachi se despidió agradeciendo infinitamente las atenciones de la familia Soseki. La claridad nocturna iluminaba sus ojos rasgados y su tez pálida, donde aún se dibujaba el asombro del relato de Fumico. A la mañana siguiente, muy temprano, encaminó sus pasos a casa de la familia Soseki. Fumico se encontraba arreglando la empalizada del jardín. -Hermosa mañana Dr.dijo Fumico -pase, ya lo esperaba. Se sentaron en la terraza. El viento traía hasta ellos la brisa del mar. El Dr. Nagachi escudriñaba el horizonte tratando de adivinar la existencia de la isla Huka-Yami. Fumico rompió el silencio, como si de alguna extraña manera hubiera adivinado los pensamientos del doctor. -Allá se encuentra Huka-Yami. La isla que olvidaron los dioses y los hombres. Todo lo recuerdo muy bien- continuó Fumico -Fue en el mes de agosto. A los pocos días de la bomba nuestra isla se había convertido en campo de refugio. La gente huía del desastre en todas partes. Nadie ha podido explicarse, por qué en Huka-Yami se sintieron los efectos de una bomba invisible. Nadie escuchó nunca detonación alguna. Se perdieron las cosechas y los animales, la gente enfermó gravemente. Al principio se mostraban sin fuerzas ni ánimo para nada. Se pasaban todo el tiempo sentados en la playa con la vista al mar. Hasta que morían quedando sus cuerpos quemados y secos como pedazos de cartón.

Fumico hizo una pausa y continuó el relato. -Hace tres años organizamos una expedición para ir a Huka-Yami. Éramos seis hombres en una embarcación. Cuando nos acercamos a la isla, parecía como si hubiésemos llegado a un lugar equivocado. Aquella vegetación exuberante que siempre anunciaba la proximidad de Huka-Yami, se había transformado en una gran mancha gris. Un aire cálido agitaba los faroles del mástil. Cada vez se hacía más fuerte y más cálido. Corría por nuestro cuerpo, haciendo un sonido cortante que terminaba en silbido agudo y comenzaba nuevamente como si viniera del centro de la tierra. Todos luchábamos para escapar de esa pesadilla. Nos faltaban las fuerzas para retroceder. Con gran esfuerzo controlé el timón y poco a poco nos fuimos alejando con los ojos clavados en la isla hasta que la perdimos de vista. Durante la noche el Dr. Nagachi no pudo más que pensar en Huka-Yami, ya que después de una acalorada discusión con Fumico, había logrado convencerlo para hacer el viaje. Saldrían en un par de días ellos dos, acompañados tan sólo de Hanaoka y Mizoguchi. El mar estaba tranquilo. La figura de Niké-Nekó guiaba al frente la embarcación. Fumico paró el motor para acercarse lentamente. Al momento se sintió un gran silencio que los hizo escuchar el silbar del viento. El Dr. Nagachi fue el primero en bajar de la barcaza, vio a sus compañeros poco decididos a acompañarle, así que retomó el paso. Apenas se había alejado unos metros cuando Fumico descendió de la barcaza haciendo lo mismo Hanaoka y Mizoguchi, quienes bajaron cargando el material que el Dr. Nagachi había seleccionado para la exploración. El Dr. Nagachi se encontraba sorprendido ante aquel desolado paisaje. A lo largo del trayecto se dedicó a recolectar muestras del suelo y de los escasos arbustos de extrañas formaciones foliares. Ejemplares que parecían ser los únicos representantes de la vida en la isla. El cálido viento empezó a soplar con más fuerza. Parecía que viniera de todas direcciones y penetrara con furia en una cueva. El Dr. Nagachi sintió deseos de entrar. Se sintió arrastrado hacia ella por un impulso ajeno a su voluntad. Empezó a caminar lentamente hacia la cueva, mientras un ruido ensordecedor mantenía paralizados a sus compañeros. Mizoguchi logró movilizarse. Jaló al Dr. Nagachi quién se resistía a retroceder. Entre todos lograron alejarlo del fantasma invisible. Los cuatro hombres emprendieron el regreso. Inesperadamente una densa nube se lanzó contra ellos. Eran insectos, cientos de insectos que los atacaban. Inútilmente trataban de espantarlos. Hasta que desaparecieron con la misma velocidad con la que habían llegado. En la desesperación por evitar el ataque, Mizoguchi había tropezado y caído al suelo. No se dio cuenta que de las rocas había salido un enorme escorpión hasta que sintió un agudo dolor en la pierna. Al escuchar sus gritos, el doctor, Hanaoka y Fumico regresaron hacia él. ¡Un escorpión ha picado a Mizoguchi! gritó Fumico. El Dr. Nagachi procedió de inmediato a atenderlo haciéndole sangrar la herida. Una inconsciente reacción de investigador le hizo dejar gotear la sangre en un frasco y ordenar que atraparan al escorpión. -Debemos alejarnos de aquí inmediatamentedijo el doctor al ver alarmado la inflamada pierna de Mizoguchi. Entre él y Hanaoka lo levantaron. Fumico se adelantó llevando el material que el Dr. Nagachi había recolectado. En unos instantes estuvieron listos para partir. Fumico echó a andar la máquina, y al ver alejarse a la isla Huka-Yami, sintió que su corazón retomaba el latir normal.

Todos habrían de temer más desde ese día, a la serpiente roja que habita en el pantano, cerca de la costa norte, donde el Dr. Nagachi, Fumico y Hanaoka dijeron había ocurrido el accidente en el que perdiera la vida Mizoguchi. Un mes después, el Dr. Nagachi recibió del Instituto de Estudios Biomédicos el material que había solicitado. El Dr. Hachiya le incluía una carta en la que le expresaba lo bien que le parecía que prolongara sus vacaciones. Mas su sorpresa por la petición del microscopio y el específico material de laboratorio. Concluía el Dr. Hachiya su carta, expresándole al Dr. Nagachi la esperanza porque éste le confiara el honor de conocer su nuevo proyecto de investigación que, a no dudar, había emprendido. El Dr. Nagachi encontrándose en su improvisado laboratorio, al sacar el frasco donde estaba aún vivo el escorpión recordó con tristeza la muerte de Misoguchi. Estaba sumido en sus pensamientos cuando escuchó la voz de la pequeña Murasaki que había entrado al laboratorio. Era una niña vivaz, hija de los vecinos de la señora Tané. Desde que el Dr. Había comenzado a instalar su laboratorio, la niña solía visitarlo atraída por el microscopio y todo aquel mundo de reluciente cristalería de tubos y matraces. Momentáneamente se olvidó el Dr. Nagachi de la niña y se puso a vaciar en un tubo de ensayo el suero que había separado de la sangre de Mizoguchi. Se dio cuenta que mostraba un aspecto denso y refringente. Lo estaba observando con gran cuidado cuando de pronto se escuchó un grito lastimero de la pequeña Murasaki. La niña había destapado el frasco donde se encontraba el escorpión, el cual de inmediato insertó en el brazo de Murasaki su potente aguijón introduciéndole el líquido de sus glándulas venenosas. El Dr. Nagachi rápidamente tomó en sus brazos a Murasaki y la sacó del laboratorio. En tanto, la señora Tané atraída por el grito de la pequeña había acudido hasta ahí. Enterada en rápidas palabras por el doctor de lo que había ocurrido, no vaciló en convertir al siniestro animal en una masa amorfa. La pequeña Murasaki había dejado de llorar, sólo a ratos se quejaba. El doctor le había limpiado la herida, aunque en el fondo sabía que todo era inútil y que nada habría de salvarla. Cuando amaneció, la niña ya no tenía temperatura. Su brazo aún estaba adolorido, inflamado y enrojecido, pero nada indicaba que se fuera a morir. Después de hacerle una curación, Murasaki se fue a su casa con sus padres. Por un momento el Dr. Nagachi llegó a suponer que la muerte de Mizoguchi no la había podido causar la picadura del escorpión ya que no se explicaba que la niña no hubiera sucumbido al supuesto veneno mortal. Pero, ¿qué había causado la muerte a Mizoguchi? Tomó el tubo de ensayo donde se encontraba el suero, lo vio durante largo rato, su aspecto refringente le inquietaba. Vertió una gota en un portaobjetos y la observó al microscopio. Al principio aparecieron como pequeños puntos luminosos que se encontraban repartidos en toda la gota. ¿Qué es esto? Se preguntaba el Dr. Nagachi. Dio el máximo aumento al microscopio y observó maravillado perfectas estructuras poliédricas compuestas de numerosas facetas brillantes. ¡Estos cuerpos son enormes! ¡Deben ser del tamaño de una gran bacteria! -murmuró el Dr. Nagachi. Hizo varias preparaciones y en todas encontró las mismas estructuras poliédricas. Realizó algunos dibujos y detalló al máximo sus observaciones, las que concluyó: -Creo que he encontrado el origen de la muerte de Mizoguchi.

Al día siguiente salió de compras. Regresó con cuatro conejos y una bolsa de galletas. Cuando la señora Tané lo vio llegar se alegró mucho, sabía que a él le agradaba el guiso de conejo, pero el Dr. Nagachi sólo le entregó las galletas y entró al laboratorio con los animales a los que les acondicionó jaulas separadas. A cada conejo le marcó un número distinto en la oreja. Al conejo número 1, le inyectó una pequeña dosis del suero de Mizoguchi, al número 2 le inyectó el doble de la dosis del mismo suero y al número 3 le inyectó suero normal. Si su tesis era cierta pronto morirían los conejos 1 y 2. Se sentó tranquilo a esperar, pero después de dos horas los conejos no mostraban signos alarmantes. Llegó la noche y los conejos seguían vivos. -¡Esto es imposible!- repetía una y otra vez moviendo la cabeza y caminando de un lado a otro del laboratorio. Se pasó gran parte de la noche esperando que murieran los conejos, hasta que se quedó profundamente dormido recargado en la mesa de trabajo. A media mañana despertó sobresaltado. Levantó la vista hacia la jaula de los conejos que seguían vivos. Tomó al conejo número 2, le hizo una incisión en la oreja de donde recogió 5 mililitros de sangre. Después de separar el suero, observó varias preparaciones al microscopio. -¡Ahí están!dijo, ¡las figuras poliédricas circulan por el torrente sanguíneo del conejo y no le ocurre nada! El Dr. Nagachi necesitaba poner las cosas en orden. Así que decidió analizar todas las muestras traídas de Huka-Yami. Durante varios días analizó todo el material. Llegó a preparar 175 extractos en diferentes medios acuosos, pero no encontró nada importante. Sólo le quedaba una pequeña cantidad del suero de Mizoguchi y un escorpión despatarrado nadando en solución alcohólica, además de los conejos a los que tenía que alimentar diariamente. Después de varios días sin salir a la calle, la señora Tané se encontraba muy preocupada por la necedad del doctor de permanecer encerrado en el laboratorio. Y para sorpresa suya, ese día el Dr. Nagachi la invitó a dar un paseo. Fueron a casa de Murasaki donde pasaron un rato muy agradable. Al despedirse el Dr. Nagachi les dijo a los padres de la pequeña que era necesario hacerle un estudio. Una biometría de rutina que se acostumbraba hacer en esos casos. Cuando estuvo preparado el suero de Murasaki, se dispuso a observarlo al microscopio. De momento le pareció ver algo, enfocó dando el máximo aumento. -Aquí hay algo- decía excitado el Dr. Nagachi. Una figura poco definida era apenas perceptible. Había gran número de ellas en todo el campo visual. Preparó diversos colorantes, probó con todos ellos, pero no logró teñir el extraño corpúsculo. Probó incluso con un extracto hecho de pigmento de granos de polen, hasta que por fin descubrió la interesante simetría del corpúsculo empleando el colorante que él llamó 3-EV. Una esfera anaranjada de la que salían numerosos filamentos se encontraba en gran número en el suero de la niña. El Dr. Nagachi permanecía estupefacto ante los inexplicables acontecimientos. Leía y releía sus anotaciones. Veía una y mil veces el dibujo que había hecho de las figuras poliédricas y sus nuevos bosquejos de la esfera filamentosa. -¿Qué está ocurriendo aquí?- se preguntaba. No tenía una respuesta razonable con que sustentar sus descubrimientos. Era necesario comenzar nuevamente por el principio. Hacía tiempo que no veía a Fumico. Encontrándose perplejo ante las insólitas circunstancias acaecidas en su laboratorio, pensó que la compañía del barquero le haría despejar un poco la maraña de sus pensamientos. Fumico desde el viaje a Huka-Yami no

había vuelto a navegar. Lo encontró descansando en la terraza. Caminaron un rato por la playa, siguieron bordeando la aldea hasta llegar a la casa del Dr. Nagachi. El laboratorio olía a corral, las charolas de las jaulas estaban llenas de excrementos y orines. El doctor no permitía que la señora Tané las limpiara y él, en los últimos días se había pasado la mayor parte del tiempo observando las preparaciones microscópicas. Entre Fumico y el Dr. Nagachi limpiaron el laboratorio. Toda la cristalería quedó reluciente y en orden como el primer día. Ya se despedía Fumico cuando el Dr. Nagachi le dijo que le permitiera tomarle una muestra de sangre. Necesitaba un poco de suero para el control de un experimento que estaba por iniciar. Se le ocurrió revisar nuevamente todo el material traído de Huka-Yami, pero ahora emplearía el suero de Fumico como medio acuoso. Llevó los portaobjetos ya preparados a la estufa y los dejó ahí durante una hora. Llegado el momento se dispuso a observar las preparaciones en el microscopio. Tomó primeramente el control donde había solamente suero de Fumico. -¡Qué estupidez!- he empleado el suero de Mizoguchi. -Gritó, al ver las relucientes figuras poliédricas repartidas en toda la gota. -¡Qué estupidez!- continuaba gritando, al mismo tiempo que se pasaba las manos por el lacio cabello negro. Recargó sus codos sobre la mesa, dejando caer su barbilla entre sus manos. Calma Nagachi- se repetía mentalmente- mientras su corazón empezaba a acelerarse. -¡No he podido equivocarme!- Tomó nuevamente el suero de Fumico, leyó varias veces la etiqueta con la fecha de la muestra y el nombre de Fumico. Hizo otra preparación y la colocó en el microscopio. Era inevitable, ahí estaban relucientes y retadoras las figuras poliédricas. Con repentina desesperación tomó una jeringa y se extrajo sangre de su brazo izquierdo. Etiquetó muy bien el tubo de ensayo. Mientras separaba el suero revisó cuidadosamente sus apuntes. Limpió la jaula de los conejos y comió un poco de verduras que tenía para ellos. Cuando observó el suero marcado con el nombre de Nagachi, sabía bien lo que encontraría. Por supuesto, ahí estaban, relucientes los corpúsculos con perfectas facetas inconfundibles. En el momento que las observaba, un tenso frío recorrió todo su cuerpo. Una extraña estructura -pensó- invade tranquilamente mi organismo y mi cuerpo la acepta como propia, como si nada, sin ocurrir ni la más elemental respuesta inmunológica. Por la tarde salió en busca de Hanaoka, el más joven de los que habían ido con él a Huka-Yami. Lo encontró en su casa, acababa de regresar de pesca. El muchacho muy alegre mostraba aspecto saludable. El Dr. Nagachi le pidió tomarle una muestra de sangre. Hanaoka aceptó gustoso. Ya en el laboratorio analizó el suero al microscopio. -¡Si, aquí están! -exclamó el Dr. Nagachi, quién ya estaba íntimamente familiarizado con las perfectas figuras poliédricas. Sin embargo, todo eran piezas sueltas de un rompecabezas sin sentido. Vio nuevamente al microscopio el suero de la pequeña Murasaki, lo preparó con el colorante 3-EV. Eran realmente interesantes esas esferas filamentosas de intenso color anaranjado. Tomó un poco del suero de Mizoguchi, lo observó largo rato. Tenía junto a él el gotero con el colorante 3EV y pensó que quizás si lo empleara en la preparación del suero de Mizoguchi destacaría aún más la estructura poliédrica. Así lo hizo y al ver al microscopio, sus ojos no podían dar crédito a tan maravillosa imagen. Empezó a dar saltos de gusto. Reía como un niño, hasta que los ojos se le llenaron de lágrimas. -La figura poliédrica- decía -tiene adentro a la esfera filamentosa. ¡Está adentro la figura filamentosa!

La señora Tané escuchó los gritos, se acercó alarmada a la puerta del laboratorio. -Doctor, ¿qué le ocurre? Se está volviendo loco encerrado en ese laboratorio. Calla mujer, que estoy ocupado. -Le gritó el doctor sin abrir la puerta. Inmediatamente se dispuso a teñir preparaciones del suero de Fumico, Hanaoka y su propio suero. Primero tomó una preparación de su suero, quería admirar el bello espectáculo de los corpúsculos que se habían apoderado de su cuerpo. Las manos le temblaban cuando colocó la preparación al microscopio. Recorría cuidadosamente la imagen iluminada del campo microscópico, al mismo tiempo que un gesto de desencanto ensombrecía su rostro. -¡Qué extraño!- dijo incrédulo -¿es que ya no sirve este colorante? Nada espectacular había ocurrido. Tan sólo se encontraban las figuras poliédricas como él las había visto en un principio. Lo mismo ocurrió con el suero de Fumico y Hanaoka. Sólo el suero de Mizoguchi tenía en el interior de la estructura poliédrica a la esfera filamentosa. Todo empezaba a aclararse con este último descubrimiento. Las ideas adquirían sentido lógico para el investigador. Tomó nuevamente su libro de notas. Recordó hasta el último detalle de lo ocurrido en la isla de Huka-Yami. Repasó cuidadosamente todos sus descubrimientos. E inició de inmediato un nuevo experimento. Ya estaba todo listo: Al conejo 1A, le inoculó una dosis del suero de la pequeña Murasaki. Al conejo 2A, una dosis del suero de Hanaoka. Al conejo 3A le inoculó primero una dosis del suero de la niña y otra dosis igual del suero de Hanaoka. Tomó un cuarto conejo 4A al que inoculó de los mismos sueros que al conejo 3A, pero invirtiendo el orden de inoculación. Se sentó frente a la jaula de los animales a los que veía atentamente mientras devoraba nervioso una hoja de lechuga. Después de unos minutos el conejo 3A comenzó a convulsionar y casi al mismo tiempo el conejo 4A era presa de violentos espasmos. Pocos minutos más tarde ambos conejos presentaban obstrucción respiratoria, hasta que sus cuerpos se desplomaron sin vida. No había duda ya para el doctor, Fumico, Hanaoka y él, sólo habían sido atacados por los insectos, la pequeña Murasaki en cambio, sólo por el escorpión. Entonces... ¡Los insectos tenían que ser los portadores de la estructura poliédrica y el escorpión era quién transmitía la esfera filamentosa! ¡Por eso había muerto Mizoguchi! ¡Solo él fue atacado tanto por el artrópodo como por los insectos!... El Dr. Nagachi comprendió que una nueva forma de vida había surgido en Huka-Yami. Las radiaciones atómicas y las circunstancias particulares de la isla debieron generarla. Dos nuevos, extraños corpúsculos, se adaptaban perfectamente en los organismos vivos y éstos se convertían en portadores sanos, si es que albergaban a una u otra estructura. Estructuras que al integrarse ambas dentro de un ser vivo, se ensamblaban convirtiéndose en una unidad mortal. Esa misma noche el doctor se entrevistó con Fumico. Sin más rodeos le pidió que lo llevara cuanto antes a Huka-Yami. Discutieron largamente. Fumico se negó, le hizo ver el peligro que representaba para ambos volver a la isla. Finalmente el Dr. Nagachi le pidió que le prestara la barcaza. ¡Él acudiría sólo! Fumico lo vio tan decidido que al fin aceptó acompañarlo, pero le advirtió que él no pisaría la isla ni un sólo instante. Bien, mi buen amigo. Así lo haremos. No te haré esperar mucho. Sé perfectamente bien por lo que voy a Huka-Yami. Partieron al amanecer. El viaje fue lento y silencioso. Al llegar a la isla un terrible presentimiento embargó a Fumico. El Dr. Nagachi reconoció de inmediato el lugar. ¡Era la cueva! La misma cueva que él había encontrado con Fumico,

Hanaoka y Mizoguchi. Un impulso irrefrenable lo hizo introducirse en la boca siniestra. El doctor abrazaba fuertemente la caja en que llevaba unos cuantos frascos y su atesorada libreta de notas. Avanzó penosamente hacia el ígneo interior, hasta quedar atrapado por aquel túnel crematorio. Ahí murió, quedando su cuerpo horriblemente calcinado. Era ya de noche cuando Fumico regresaba a Funchai. El cielo tapizado de estrellas centelleantes se reflejaba en el mar. Al frente de la embarcación sonreían sugerentes y extraños los ojos luminosos de Niké-Nekó. ***** Regresar al índice de cuento

LA CRÓNICA Cuento de Ciencia -Ficción Domingo 29 de Junio del 2025 10 AM Permanecía sentado en una banca de Central Park al norte, cerca de la Quinta Avenida y la 97. Pensativo, le daba de comer a un grupo de palomas exuberantes tratadas genéticamente contra el bórtilo, un virus aviar pandémico que había arrasado prácticamente con toda la población de pichones localizados en las zonas templadas y en las proximidades de los círculos polares de todo el mundo. Se veía agotado, con el rostro macilento parecía declinar en menos tiempo de lo usual en esa época donde la vejez era una grave y peligrosa enfermedad. Había pasado un año desde su histórica hazaña frente al mundo. Testigo de su propia descrionización, Daniels Hokoppler había vuelto a la vida para atestiguar su más terrible y lastimosa realidad. A los ochenta y cinco años, con la apariencia de sesenta y cinco era irremediablemente un anciano. Imaginó bajo la sombra de ese majestuoso árbol a Mónica, la adorable joven que había cautivado los últimos días de su anterior existencia, y ahora, en su retorno a la pos-realidad, la encontraba plenamente rejuvenecida, primaveral, fragante como una rosa en capullo, una chiquilla apenas de dieciocho años. No recordaba si entonces Moni, la querida Moni, tenía treinta, sólo recordaba la pasión desbordada que junto a ella su corazón enfermo dejó su vida marchita en jirones. Los domingos le parecían aciagos, la soledad de su departamento en un lujoso edificio del barrio de Manhattan era insoportable, su familia le era completamente ajena y sus amigos ocasionalmente lo llegaban a visitar. Miró con melancolía el espejo de agua del lago donde muchas veces se soñó caminar junto a Mónica tomados del brazo, tal vez enamorados. Vio en el reflejo del agua la imagen inversa de los altos edificios que tan bien conociera desde su infancia. Añoró si vida o su pre-vida, ahora todo le parecía confuso, no se ubicaba en una sociedad caótica de multi-seres prefabricados, no alcanzaba a distinguir entre unos y otros y eso lo irritaba, siempre estaba colérico, había gastado un dineral en el Instituto

Alcecor de suspensión criónica para nada. Por fortuna tenía dinero y mucho, sus inversiones post-morten habían crecido como la espuma, su negocio de productos y organismos transgénicos acaparaba notoriamente el mercado de las bolsas de valores. Se levantó de la banca e inició su acostumbrada caminata en dirección al lago cuando fue interceptado por un tropel de jóvenes deportistas de todos los sexos, que marchaban al ritmo de un canto neosonik-hard muy sonoro y retumbante como la estupenda musculatura de las piernas y los brazos desnudos de los soniks. Irremediablemente los odiaba, a pesar de que esa generación de músculos de hierro era producto del consumo de sus transgénicos. Los vio alejarse dejando a su paso una nube de polvo y un olor a feromonas frenético de juventud y atracción indiscriminada entre ellos. Apresuró el paso por el césped hasta la orilla del lago donde se sentó junto a unas rocas bajo la sombra de una carpa colorida, adornada con flecos y borlas que el viento movía refrescando el cálido ambiente. 11AM Alargó la vista hacia el sector de las canchas de tenis donde había dejado los mejores años de su vida, ahora no tenía ánimo ni siquiera para ver un partido por el plasma. Reconoció frente a su propia introspección que era un “single” perfecto, con el inconveniente de su estropeado físico y algunas dolencias a las que no les había querido dar importancia. En cuanto a su intelecto, reconocía que nunca había sido muy brillante y en cuanto a su memoria, no era peor que antes. Sin embargo, algo sí le preocupaba, las visiones que con más frecuencia se hacían presentes acompañadas de fuertes dolores de cabeza y una indescriptible sensación de ausencia, o mejor dicho, un abandono hacia el mundo que lo instalaba de forma inesperada en lugares abruptos y ajenos rodeado de personas y circunstancias totalmente disparatadas, de las cuales no había ninguna forma de salir, hasta que algo ocurría y ¡zas! Volvía a la realidad hecho un guiñapo de interrogantes. Pero esa mañana, era muy importante para él, Cynthia la célebre mujer crionizada estaba a punto de ser descongelada. Daniels dejaba pasar el tiempo en ese sector de Central Park, cuando una nanirobot corrió a la orilla del lago donde un pequeño perseguía a una graciosa ardilla mecánica. El autómata alcanzó al chiquillo y lo llenó de besos. La ardilla detectó con sus censores la presencia del agua y retrocedió en dirección de una guarida de maya metálica camuflajeada con suave alfombrilla verde. Los niños, seres vivos casi en extinción eran prácticamente venerados. Representaban minoría en una población donde predominaban humanos adultos-jóvenes, cyborgs, clones, replicantes con diversas mutaciones y una gran variedad de autómatas tremendamente especializados. Hokoppler vio el reloj, con parsimonia se alejó de las rocas frente al lago y se dirigió hacia la explanada Great Lawn del “magnífico césped” donde lo esperaba la escritora e ilustre periodista científica Baruxha. La vio a lo lejos, con sus llamativas nano-gafas de sol y su breve conjunto veraniego. Se aproximó a él sosteniendo en su mano derecha un minúsculo micrófono que le colocó en el cuello de su camisola. -Qué placer verle Sr. Hokoppler. -El placer es mío, estimada Baruxha. Ambos personajes se dieron un cálido abrazo y se sentaron cerca de un minibar improvisado para tal efecto en la explanada.

-He reservado este espacio convenientemente custodiado, que nos da privacidad y a la vez nos permite una vista preferencial hacia el plasma –dijo la mujer retirándose los lentes que dejaron al descubierto sus hermosos ojos azul intenso- La gente comenzaba a congregarse y en unos minutos el magnífico césped albergaba multitud de cuerpos expectantes que se desperezaban a su antojo bajo las imágenes holográficas de un conjunto de música sonikhard que sonaba como un arrullo hipnótico con la melodía salida de una bandola de cuerdas láser. -Si no tiene inconveniente me gustaría iniciar la entrevista. -Adelante, cuando usted guste. 12PM La música cesó en el plasma creando una disolvencia donde apareció la figura femenina de una de las mujeres más conocidas en el ámbito noticioso y junto a ella, el enigmático magnate y primer ser humano salido de un alambique comatoso del Instituto Alcecor. Después de las presentaciones de rigor la periodista dejó caer como piedra demoledora la primera pregunta. -¿Qué se siente ser un criónico? La cámara enfocó sin pudor el rostro turbado de Daniels. El hombre tardó en contestar, imaginaba su rostro envejecido del tamaño de una montaña donde cada arruga y cada gesto suyo eran vistos bajo la lente de un gigantesco microscopio. -No lo sé exactamente, aún estoy aprendiendo a ser criónico –dijo sin ninguna afectación el hombre. La mujer rió graciosamente ante la respuesta e inmediatamente anunció a su compañero Ramírez que se encontraba con el Dr. Batllori junto al laboratorio de Criónica. -Dr. Batllori sabemos que se ha completado la descrionización y corporización de la primera mujer en el mundo. ¿Cómo valora la ciencia este acontecimiento? -Tremendamente exitoso. -Y... ¿Nos puede decir algo del fracaso previo frente al éxito? -Era algo que ya habíamos previsto, en el caso de Hokoppler contábamos con toda su estructura corporal impecablemente tratada con alfa-gen-droxina una especie de gelatina sintética que evita la cristalización de los líquidos celulares y por ende la ruptura de las paredes celulares en el momento de la descongelación. En el caso de Cynthia su cuerpo fue tratado con el mismo componente pero una reacción particular de su organismo impidió el óptimo efecto del sintético. -¿Qué medidas se tomaron al respecto? -Tuvimos que trabajar bajo la presión del tiempo, no contábamos con esta anomalía que seguramente se dará con frecuencia en otros organismos. Por fortuna el departamento de replicantes nos proporcionó un cuerpo y una cabeza idénticos al original perdido. Hokoppler al escuchar desde la carpa de entrevistas las palabras del médico sintió un estremecimiento tan notorio que inmediatamente un autómata le ofreció una bebida estimulante. -Ramírez... Ramírez... pásame al Dr. Batllori. -Dr. Batllori ¿me escucha? -Sí, con claridad. -Nos puede explicar exactamente entonces ¿qué partes originales de Cynthia se pudieron conservar? -Sólo su cerebro.

Al escuchar estas palabras el público que atiborraba una de las explanadas de Central Park frente a las imágenes del monumental plasma, dio tremendo alarido. -Nos puede explicar con detalle el proceso. -Es algo complicado explicarlo técnicamente, pero es sencillo entenderlo como un núcleo de energía con capacidades particulares que es adaptado a un componente idóneo para su expresión. -¿Un núcleo de energía? -Preguntó Baruxha. El médico sin pronunciar palabra asintió con la cabeza. -¿Cómo se encuentra Cynthia? ¿Podemos verla? -Sólo unos instantes –dijo el doctor avanzando hacia una habitación del laboratorio. Las cámaras y Ramírez le seguían con evidente nerviosismo. Se abrió la puerta y una mujer hermosa, sonriente, plena de juventud desbordada, saludaba con su mano mientras repetía – Gracias... gracias a Todo y a todos los que me han permitido vivir nuevamente. Baruxha se apresuró a decir –Cynthia ¿sabes que eres la primera mujer criónica? -Si lo sé. -Está aquí conmigo, el primer hombre criónico, te va a decir unas palabras. Daniels enmudeció por un instante. Y antes de decir algo enfocó sus ojos enrojecidos a los de Cynthia, ambos se compenetraron en las herméticas profundidades del núcleo de la energía. Ya no tuvieron que hablar, estaba todo dicho. ***** Regresar al índice de cuento

TERMINAL DE TRENES Cuento de Terror Velino Gómez Chico se ajustó el cuello de la gabardina y el sombrero gris de fieltro casi a la altura de los ojos. Resguardado bajo el toldo del café Córdoba, vigilaba la puerta de acceso a las oficinas de la terminal de trenes en Alpuyeca. Hacía seis meses había desaparecido inexplicablemente y sin dejar rastro, uno de los tres socios de la creciente empresa ferroviaria y principal transportadora de caña a la factoría de aguamiel, piloncillo y melaza de la región. Durante ese tiempo había entrevistado en varias ocasiones a todos los posibles sospechosos de la familia, los empleados, clientes habituales, amigos y posibles enemigos y prácticamente a todos los habitantes de Alpuyeca. Eleuterio Gracián, hombre taciturno de cincuenta y siete años había salido un día de su casa, sin compañía, en su Ford azul-verde con el capacete descubierto, como siempre solía hacerlo y jamás se supo en que tramo de los diez kilómetros que recorría a diario por las empedradas calles del pueblo fue secuestrado. Su esposa Doña Margo, insistía en el secuestro aunque nadie hasta la fecha había pedido rescate alguno. De sus dos hijos y socios de la empresa ferroviaria, Gerardo el primogénito, suponía sin lugar a dudas que su padre los había abandonado en busca de alguna aventura. Marcelo en cambio, daba por un hecho que lo habían asesinado pero sin cadáver no había delito que perseguir.

El tiempo pasaba y la familia parecía no sucumbir ante la desdicha y los jóvenes empresarios Gracián continuaron su vida sin mayores contratiempos. Tal acontecimiento pareció importarle sólo a Velino el circunspecto detective asignado por el Alcalde de Alpuyeca y amigo personal del ahora desaparecido. Gómez Chico no descartaba la posibilidad de que alguno de los hijos de Eleuterio o la misma esposa tuvieran algo que ver en el penoso asunto. La lluvia había arreciado y un aire frío lo invitó a entrar al café. Se sentó en una mesa junto a una ventana donde podía vigilar con comodidad la puerta de acceso a las oficinas y al mismo tiempo observar el movimiento del portón que resguardaba el estacionamiento de los vehículos particulares. Nada extraño advirtió ese día ni los siguientes dos meses que estuvo de guardia en los alrededores de la terminal ferroviaria. Desalentado de esa rutina decidió viajar por tren hasta la factoría del endulzante, propiedad también de los Gracián. El viaje era muy placentero, principalmente porque duraba apenas unas ocho horas y el paisaje majestuoso se entreveraba por senderos boscosos, antiguos puentes de piedra y un gran lago famoso por la pesca de tilapia que daba de comer a todos los habitantes de la región. El fuerte olor a melaza lo alertó de la proximidad de la fábrica. Descendió del tren a eso de las cuatro de la tarde y lo primero que hizo fue dirigirse al mercado donde comió el magnífico pescado que se preparaba frito con ajo y se servía siempre con un buen plato de arroz. Vagó un rato por los alrededores y al filo de la noche tomó un cuarto de hotel. Temprano en la mañana ingresó a las instalaciones de la factoría donde recibió por parte del gerente todas las facilidades para realizar su metódica investigación. Su libreta de notas y observaciones hasta ese momento no aportaban nada más relevante de lo que tenía hasta entonces. Habiendo permanecido una semana en la región de la factoría y a falta de pistas o cualquier indicio sospechoso, había decidido comenzar nuevamente desde el principio las averiguaciones del desaparecido. Se despidió del gerente prometiendo volver pronto, el ejecutivo de la factoría le agradeció su estancia y le ofreció un ticket gratis de ida y vuelta hasta Alpuyeca. Velino, ni tardo ni perezoso fue a recoger el billete a la oficina del despachador pero como éste parecía discutir con un individuo joven, se mantuvo a cierta distancia sin poder evitar el tema de la disputa. Finalmente el encargado le entregó al muchacho un ticket y un sobre tamaño carta. Gómez Chico temió por un momento que le pretendieran negar también a él el billete, pero no, el detective recibió su boleto con una amplia sonrisa. Antes de las ocho de la mañana las salas estaban llenas de gente ansiosa por subir al tren. Velino esperaba con paciencia el arribo de éste cuando vio al joven que discutía con el despachador formado en la fila de tercera clase. En ese momento se percató que el muchacho era lisiado, cojeaba un poco de la pierna izquierda y el brazo derecho, a la altura del codo lo tenía un tanto deforme. A pesar de eso, el chico sostenía con la mano del brazo afectado un envoltorio y con la otra mano cargaba una caja que a Velino a simple vista le pareció algo pesada. Durante el recorrido no volvió a acordarse del extraño personaje y durmió como bendito hasta que la locomotora soltó sus silbatos y pitidos en los andenes de la estación de Alpuyeca.

Agapito Fonseca llevaba tres años en la alcaldía y se había postulado de nueva cuenta como candidato en el pueblo de Alpuyeca. Esa tarde Velino había pasado a sus oficinas a felicitarlo cuando solicitó permiso un comandante para informar de la desaparición de Gerardo Gracián. El alcalde y Velino enmudecieron en el acto y sin más aspavientos se dirigieron de inmediato a la casa del empresario. Margarita, la esposa estaba inconsolable, no tardó en llegar su suegra con su hijo Marcelo, la esposa de éste y sus dos pequeños. El detective inició un riguroso interrogatorio a todos los presentes, incluyendo por supuesto también a los miembros de la servidumbre e incluso, el mismo alcalde fue objeto del severo interrogatorio. Diez meses después de la primera desaparición, un día como cualquiera Marcelo no acudió a trabajar a la terminal ferroviaria y no regresó a su casa esa noche. No se volvió a saber más de él, ni de su hermano ni de su padre en ningún lugar, ni en ninguna parte donde se conociera la fatídica historia de los Gracián. Velino continuó con el caso revisando día a día sus notas y sus observaciones que se habían acumulado sin pistas reales a lo largo de todo ese tiempo. Repasando sus apuntes se encontró sorpresivamente con el ticket de ida y vuelta que el gerente de la factoría de endulzantes le hubiera obsequiado tiempo atrás. Sin pensarlo dos veces abordó el tren sin saber exactamente a qué iba. Caminaba por el pueblo entre el olor de la melaza y el pescado frito cuando vio en una bocacalle cruzar al muchacho lisiado. Por una actitud tal vez instintiva comenzó a seguirlo a cierta distancia, el chico a pesar de su afección se movilizaba con destreza entre los plantíos por donde parecía iba cortando camino. Al llegar a campo traviesa el detective se dio cuenta que el muchacho lo había advertido acelerando el paso hasta un lugar boscoso donde la tarde empezaba a declinar. Velino se apresuró de igual manera y aunque con torpeza, no le perdía la vista al extraño sujeto ni entre las sombras de la oscura noche. Al llegar a una pequeña colina Gómez Chico alcanzó a ver la silueta de una antigua edificación y pudo precisar como el lisiado penetraba por una arcada que daba a un patio central con varias puertas. Eran tres o cuatro pero ignoraba si el sujeto había entrado por alguna de ellas, esperó un momento, las piernas le temblaban y sentía que una sed demoledora le secaba la garganta. De repente se dio cuenta que una luz tenue salía de la primera puerta que estaba entreabierta. De esa habitación no se apreciaba ninguna ventana hacia el exterior así que no alcanzaba a ver nada. Avanzó un poco cuando tropezó con algo, era un madero de buen tamaño que pensó podría usar en caso necesario como defensa. Con gran sigilo empujó la puerta, no había nadie en la habitación que estaba iluminada con una lámpara de aceite. Una sala antigua, un piano cubierto con una chalina, un librero con algunos ejemplares de ingeniería mecánica, algunos tapetes, varios muebles viejos y muchos cuadros en las paredes distraían su vista cuando sintió a sus espaldas la respiración agitada del lisiado. Velino se dio la vuelta con un giro vertiginoso y al ver al tipo de frente se descubrió apuntado por una pistola que sostenía el individuo con la mano izquierda. -Como detective eres lento, te esperaba hace meses.-¿Quién eres?-No estás en posición de hacer preguntas y a punto de morir de nada te servirán las respuestas.-Creo que debemos hablar –dijo Velino- apretando con su mano el madero que sostenía casi al ras del suelo. No soy buen conversador y será mejor que tires el tronco. –El lisiado cortó cartucho y al

instante se escuchó el golpe del madero caer sobre el piso.-Muévete –le ordenó el desconocido al detective indicándole que avanzara hacia una puerta lateral. Mientras caminaba con los brazos en alto sintió que su mano derecha topó con el poste de una lámpara de piso, instintivamente la agarró y se la arrojó a su agresor quién dejó escapar una bala que fue a impactarse en el techo de la habitación, mientras el lisiado había caído al piso golpeándose la cabeza en el hierro de la base de una máquina de coser. Velino se paralizó por un instante, bastante agitado se aproximó al lisiado y comprobó que seguía con vida, trató de moverlo para auxiliarlo pero su vista se detuvo en la base del pedal de la máquina, que ostentaba claramente el símbolo de la compañía ferroviaria y el nombre de una mujer con todas sus letras. En medio de la penumbra y en esa aterradora soledad escuchó un ruido que venía de abajo y se aproximaba a la puerta lateral. Como un resorte se puso de pie y salió de estampida alejándose torpemente dando tumbos por la zona boscosa. Sin medir sus pasos cayó por la ladera de la colina donde rodó hasta la orilla de una carretera. Habían pasado cinco años del episodio que mantuvo internado al detective por más de un mes en la cama de un hospital. Unos trabajadores de la fábrica lo habían encontrado inconsciente y malherido. El diagnóstico después de su convalecencia lo mantenía atado a fuertes medicaciones de analgésicos por terribles dolores de cabeza, alucinaciones y conjeturas por demás inexplicables. Un grupo de personas calificadas, mientras Velino se encontraba aún en recuperación, habían ido a la supuesta edificación en el bosque y solo habían encontrado los restos de una ruinosa casa que en otros tiempos había sido una próspera hacienda. La descripción que el detective había hecho de la sala era totalmente fantasiosa, la habitación de la primera puerta estaba completamente desierta, no había rastros de sangre en el piso, ni siquiera una máquina de coser, ni mucho menos una bala impactada en el techo. Nadie en el pueblo sabía gran cosa del lisiado ya que no era oriundo de la región, y el despachador de billetes de la factoría había muerto de un infarto algunos meses antes del incidente. Velino se fue a vivir a la ciudad de Tezoyuca y Agapito Fonseca que se dedicaba a atender un despacho de abogados era prácticamente su vecino. Cierto día una cliente del despacho solicitó la asesoría del ex alcalde de Alpuyeca para unas inversiones que pensaba realizar en su negocio de antigüedades. Agapito acudió al comercio y después de una charla amistosa con la dama, convinieron en un proyecto para un convenio legal de la compraventa de algunas piezas de colección. El ex alcalde se despidió de la señora que le entregó un catálogo de los principales artículos que pensaban adquirir. Fonseca se retiró con prontitud ya que había quedado de verse con Gómez Chico en un café cercano. -Te dije que te gustaría este trabajo, es sencillo, sólo tienes que hacer un archivo de seguimiento histórico de los artículos que adquiera el negocio de antigüedades. –Dijo muy vehemente Agapito quién le entregó el catálogo a Velino.-Ya estás muy mejorado y toda la información te llegará sellada por correspondencia. Gómez Chico comenzó a hojear el cuadernillo con evidente curiosidad cuando sus ojos se paralizaron frente a una página que mostraba una máquina de coser.

Dio tremendo grito que provocó que todos los comensales voltearan a mirarle. -¡Ésta es, estoy totalmente seguro...! ¡Ésta es!-¿Qué cosa?-La máquina de coser, acércate, velo con tus propios ojos. Ahora lo recuerdo bien, Carmen, Carmen era el nombre de la mujer. Agapito se quedó perplejo, en efecto, la foto de la base del pedal de la máquina mostraba el símbolo de la compañía ferroviaria y con todas sus letras el nombre de Carmen. Velino regresó a la vieja hacienda acompañado de Agapito y de un grupo de ingenieros que sin muchas dificultades lograron desentrañar el misterio de la habitación de la primera puerta. El cuarto vacío era una estructura movible que se corría hacia la derecha encajando perfectamente bien en un hueco que no era visible por fuera. Al correr la cámara desierta apareció la habitación que había visto Velino, no se encontraba absolutamente nada en su interior pero en el techo permanecía la bala incrustada y en el piso era evidente una mancha que podía ser de sangre. La puerta lateral donde había escuchados los pasos que le paralizaran el corazón momentáneamente estaba atrancada como aquel día. El jefe de ingenieros tomó con firmeza la cerradura, abrió y descendió a esa especie de sótano iluminándose con una linterna, le siguieron los demás hombres y al final Velino que no podía contener el ruido que sus dientes hacían al castañear violentamente sus mandíbulas. La pieza era bastante grande, las paredes estaban decoradas con muchos cuadros familiares, o mejor dicho con uno que se repetía decenas de veces en las imágenes de Eleuterio, Carmen y su pequeño hijo, así lo señalaba el letrero sobrescrito en una de las fotografías. En una sala, sentados en un mueble, representando una absurda y macabra escena estaban los esqueletos de Eleuterio Gracián y Carmen tomados de la mano. Escasos objetos personales, libros y recuerdos se veían repartidos sobre algunas mesitas y al fondo, horrorosamente clavados en el muro estaban las osamentas de Gerardo y Marcelo. Los especialistas dictaminaron que la mujer había muerto de inanición encerrada en el mismo lugar y que los cadáveres de los hombres habían sido fracturados y vueltos a armar con pegamento y alambre. Un diario entreabierto mostraba de cada lado sendas actas de nacimiento. Eleuterio y Carmen eran hermanos. Para Velino todo adquiría sentido pero en esa horrorosa escena familiar faltaba un personaje, el niño. Cuando llegaron a las oficinas de la terminal de trenes de Alpuyeca, Oliverio se había suicidado. La autopsia de su cadáver dictaminó una cirugía reconstructiva en la pierna izquierda y en el brazo derecho. En un diario había escrito minuciosamente los detalles de cómo había descuartizado los cuerpos de su padre y sus medios hermanos y los había transportado en cajas embebidos en melaza que traía desde Alpuyeca. No le fue difícil secuestrarlos, Los cuatro solían verse en secreto en una casa cerca de la terminal de trenes. Lo que nunca se imaginó Marcelo que era su cómplice, es que él correría con la misma suerte. ***** Regresar al índice de cuento

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ENSAYO

EL 9 ¡ESE NÚMERO MISTERIOSO! Después de un tiempo razonable y a manera de modesto artículo, pretendo esclarecer algunas cuestiones que juzgo interesantes, surgidas de una memorable conversación de tarde literaria, donde los números y Borges exaltaron el espacio laberíntico de los espejos, junto al reflejo transverso de la historia narrada en Tlön, Uqbar, Orbis Tertius. Un heresiarca de Tlön ideó el sofisma de las nueve monedas de cobre: algunos pensadores dijeron que al heresiarca no lo movía sino el blasfematorio propósito de atribuir la divina categoría de ser a unas simples monedas y que a veces negaba la pluralidad y otras no. Argumentaron: “si la igualdad comporta la identidad, habría que admitir así mismo que las nueve monedas son una sola”. Ciertamente nueve monedas contenidas en un ilusorio universo, sujeto al movimiento del cosmos deshilvanado en la magnánima concepción del “eterno retorno”. Número y tiempo aristotélicos, concebidos en el curso entrañable de un círculo repetitivo, que más pudiera parecerse a un suceso continuo capaz de prolongarse al infinito. Tal concepto tlöneano permanece debidamente subordinado a procesos mentales, carentes de una concepción espacial, la cual perdura irrestrictamente en el tiempo. Ciertamente nueve monedas contenidas en la vastedad de una sola; cien monedas, mil monedas, cien mil más una y todas, vinculadas a la extensión “inespacial” de una sola, porque “los metafísicos de Tlón no buscan la verdad, ni siquiera la verosimilitud” buscan el asombro razonado en un presente indefinido, tan indefinido como los números en que basan su aritmética, donde las operaciones de contar modifican las cantidades y las convierten de indefinidas en definidas. Quiero suponer que a partir de este fantástico principio, debí generar el fundamento relativo al misterioso comportamiento del número nueve, y no me refiero exclusivamente a un nueve tlönico, sino a cualquier nueve infinito contenedor de todos los números donde obligadamente la igualdad comporta la identidad. Para tal efecto, me he remontado a la Escuela Pitagórica auxiliándome con un número figurativo. Donde el noveno número es representado por nueve puntos dispuestos en tres filas paralelas, en las cuales instalé –ilusa de mí- las nueve monedas de tlön, configurando de tal modo un número cuadrado. Recordemos que análogamente los pitagóricos obtenían números “triangulares”, “rectangulares”, etc. Lo cierto es que los números “cuadrados” representaban la “perfección”, de la misma manera que los números nones la idea de lo “perfecto”. A partir de esta concepción pitagórica del número cuadrado, deberé inferir el comportamiento singular del nueve. Veámoslo con un ejemplo: escojamos arbitrariamente

un número ni muy pequeño ni muy grande, por decir el primero que me viene a la mente, que sea el cincuenta y cuatro mil seiscientos setenta y ocho. ¿De qué forma puede justificarse este número conteniéndolo en la sutil perfección del “perfecto” número cuadrado, de tal manera que la igualdad comporte la identidad? Nada más fácil como un acto cotidiano, tan simple como el hecho de sobra conocido de reducir el número al elemental concepto de un solo dígito, sumando las cifras de 54678 y eliminando el nueve, aceptamos categóricamente que es “representado” por el número 3. Esto es: 54678 donde 5+4=9, eliminamos el 9, 6+7=13, 13+8=21, finalmente decimos que 2+1=3. De aquí surgen naturalmente dos cuestionamientos obligados: ¿por qué eliminamos el nueve durante la suma, y por qué el tres “equivale o representa” al número 54678? Primero voy a contestar la segunda pregunta y, para esto, me apoyaré de la configuración del número cuadrado de las nueve monedas de Tlön. Es decir: si usted tuviera que acomodar el número 54678 dentro del módulo cuadrado, y para ello tuviera cincuenta y cuatro mil seiscientas setenta y ocho monedas, vería que la última moneda caería exactamente en el mismo lugar ocupado por la casilla del número tres.

Ahora la primera pregunta: ¿por qué eliminamos el nueve? Eliminamos el nueve porque los nueve primeros dígitos saturan las nueve casillas del módulo, y cada vez que vamos saturando los nueve espacios vamos sistemáticamente eliminando el nueve. No olvidemos la magnánima concepción del “eterno retorno” de un entrañable ciclo repetitivo carente de un concepto espacial, ya que el mundo tlönico “no es un concurso de objetos en el espacio; es una serie heterogénea de actos independientes”, como un hecho fortuito donde abundan los objetos ideales según las necesidades imperantes. Veámoslo de otra manera: si queremos acomodar 14 monedas en el módulo cuadrado, tendremos que saturar primeramente el espacio de las nueve casillas presuponiendo la identidad de las nueve primeras monedas, y a partir de la número diez reiniciar el acomodo de las restantes, iniciando lógicamente siempre en el mismo lugar figurativo de la primera

casilla, pero en un segundo nivel edificado en una especie de reductio ad absurdum donde hipotéticamente cada ciclo de nueve monedas se reduce en el grado máximo de saturación. Es así como las 14 monedas quedan ubicadas en la quinta casilla ya que indiscutiblemente el 14 corresponde a 1+4=5. Retomando el ejemplo anterior, veamos que ocurre con las 54678 monedas: en este caso se han reducido 6075 niveles de nueve espacios inexistentes, quedando finalmente ubicadas todas las monedas en la tercera casilla del módulo, por lo tanto no es necesario acomodarlas pacientemente ya que efectuando una simple división de 54678 entre 9 el residuo nos dará inmediatamente la ubicación, o lo que es más interesante y más práctico: sumemos los dígitos del número eliminando siempre el número nueve. De aquí surge naturalmente otra pregunta. ¿Por qué sumando los dígitos de cualquier número hasta llevarlo al valor de una sola cifra, encontramos inmediatamente su ubicación dentro del módulo? Esto se da por una circunstancia muy particular que ocurre al dividir cualquier número del 1 al 8 seguido de “n” números de ceros o ninguno, entre 9. Para entender lo anterior usaré el mismo número 54678. Iniciemos con el 5 que por su posición espacial sabemos que vale 50000. De tal modo ahora tenemos el número seguido de cierta cantidad de ceros. A continuación hacemos lo mismo con el 4 y le otorgamos su valor espacial de 4000, continuamos con el 6=600, el 7=70 y el 8=8. He aquí lo interesante: La división de un número cualquiera del 1 al 8, seguido de “n” cantidad de ceros o ninguno entre 9, da siempre como resultado el mismo número entero repetido “n” veces correspondientes a la división, de igual manera que la fracción decimal estará también representada infinitamente sólo por ese mismo número. Por ejemplo 50000 entre 9 es igual a 5555 más un número infinito de 5s o lo que es lo mismo, 5555.5. Si dividimos 4000 entre 9 es igual a 444.4, 600 ente 9 es igual a 66.6, 70 entre 9 es igual a 7.7 y 8 entre 9 es igual a .8, si sumamos las fracciones decimales tenemos que 5+4+6+7+8=30 y 3+0= 3 Ya se habrá dado cuenta lo fácil que es encontrar la ubicación de cualquier número dentro del módulo. Este procedimiento se puede analizar parcialmente como en el caso anterior, desglosando las unidades, decenas, centenas, etc. O directamente mediante la división del número entre nueve, donde se puede observar, como es de esperarse, que también la fracción y el residuo se repiten un número infinito de veces. 54678 entre 9 es igual a 6075.333... n veces 3. El 6075 indica la cantidad de veces que se saturaron los espacios ahora ya inexistentes.

Recuadro A: Desarrollo del número 54678 en unidad, decenas, centenas, millar y decenas de millar, con la finalidad de obtener un número seguido de X cantidad de ceros o ninguno. Recuadro B: planteamiento de la división entre 9 de los números obtenidos en el recuadro A. Recuadro C: Un número seguido de X cantidad de ceros o ninguno dividido entre 9, resulta el mismo número repetido n veces tanto en la parte entera como en la decimal. La sumatoria 6075 indica los niveles de saturación del 9. Recuadro D: La suma de los dígitos decimales determina la ubicación en el módulo. Retomando el recuadro C, vemos que las fracciones (escritas con un solo decimal que se encuentran encerradas en cuadros) son las siguientes: 5, 4, 6, 7 y 8. Como usted podrá observar, corresponden al mismo número dividendo del que resultaron como fracción y residuo. La sumatoria de los valores del recuadro C indica la cantidad de niveles de nueve espacios que se han saturado. El recuadro D nos demuestra cómo al sumar los números fraccionarios encontramos inmediatamente la ubicación del número 3 dentro del módulo. Quizá tenga razón de Quincey cuando dice que “el mundo está hecho de correspondencias, está llenos de espejos mágicos y que, en las cosas pequeñas está la cifra de las mayores”. Tal es la cosmogonía del sistema metafísico, donde no hay “la posibilidad de conocer objetos transfísicos, ni posibilidad de una ciencia universal y necesaria”. Bien se dice que “el número nació en la superstición y fue criado en el misticismo”; de tal modo fueron los números el fundamento de la religión y la filosofía, tal vez también el fundamento de la filosofía del planeta Tlön, pleno de procesos mentales que no se desenvuelven en el espacio sino de modo sucesivo en el tiempo. Arquímedes, el más grande sabio de la antigüedad, quien murió por estar “demasiado absorto en un trabajo intelectual”, entendía el aspecto formal del número aun careciendo de un sistema estricto de numeración. El número apareció y se desarrolló en las sociedades primitivas bajo una mística actitud mental, impregnada de creencias y fuerzas imperceptibles para los sentidos, hondamente transformados en clara conciencia. No hay esfuerzo intelectual considerable capaz de despojar a los números de las virtudes y propiedades mágicas que les fueron concedidas. Algo de Platón y Aristóteles aún divaga en oscuras extravagancias, al amparo supremo de

la extraordinaria influencia pitagórica, enfática adoradora del número donde trece, número nefasto, es indiscutiblemente un número primo. La mitología abriga el oculto significado de los símbolos numéricos. Inmensa es la numerología y, más grande aún –desde tiempo inmemorial- la fascinación que ejercen éstos sobre el espíritu humano. Los fenicios, más inteligentes que los romanos, inventaron el sistema de numeración empleando solamente nueve caracteres cuyos símbolos gráficos son de origen hindú, quienes tuvieron la genial idea de inventar el cero. No son pocas las definiciones formuladas sobre el concepto del número; en este momento quiero recordar la de Kant (1724-1804), quien lo define como “la repetición sucesiva de la unidad”; y la de Boutroux (1845-1921), quien dice que: “Número es una colección de objetos de cuya naturaleza hacemos abstracción”. Para la escuela Pitagórica, colmada de secretos y símbolos mágico-matemáticos, “el número entero corresponde a la idea de Dios”. Pitágoras considera al número como la esencia y el principio de todas las cosas. Indudablemente “Tlön es un laberinto, un laberinto urdido por hombres, un laberinto destinado para que lo descifren los hombres”, donde nada sabemos con certidumbre de las cincuenta y cuatro mil seiscientas setenta y ocho monedas, porque todo ha sido reformado y, “las matemáticas aguardan también su avatar...” Imagino así, la existencia de un lugar artificioso pleno de encrucijadas y plazuelas, sustentado en el conjuro numérico más allá de las paredes adelgazadas frente al juego de los espejos, y encuentro la conjunción involuntaria que produce el reordenamiento de tales números. Porque finalmente, todo se traduce en el instrumento de un hecho esencial, el enigma del número por el número mismo, que se descubre y se renueva en fugaces destellos, como en la metódica aparición de los “hrönir”, que permiten modificar el pasado en un producto de la sugestión y el objeto educido por la esperanza. Similar es la asociación de las monedas que bien pudieran haber sido ¿por qué no 86574 o cualquier combinación numérica posible entre sus cinco dígitos? No obstante, para cualquier caso hay siempre un método válido, ventajosamente gráfico y sustancialmente rápido para explicar el mismo objetivo: y para el caso concreto coloquemos las 54678 monedas, o si usted lo prefiere las 86574, y vayamos colocando por separado el valor absoluto de cada uno de sus dígitos, acomodándolos en módulos independientes de nueve casillas, de tal manera que se logre la saturación del espacio.

Primer bloque: Los cinco dígitos del número 54678 se colocan en módulos independientes. A continuación los números figurativos se reacomodan nuevamente en los módulos de manera que se vaya saturando el 9 hasta obtener la posición equivalente al valor de la igualdad e identidad del número original. Segundo bloque: El número 86574 es sólo una combinación posible de todos los números que se pueden obtener del original. Como se puede observar el resultado en cada caso, siempre será el mismo. Este brevísimo método ilustra la igualdad del número 3 comportando la identidad y la pluralidad de ambos números y de otros afines, que comienzan “a borrarse porque se pierden los detalles cuando la gente los olvida”. A tales actitudes de ocio me conducen ciertas conversaciones de tardes literarias, tal es el planteamiento del número 9, ese número misterioso que determina si usted, amable lector, por ejemplo, nació el 15 de septiembre de 1963, habiendo sumado los dígitos y eliminado el espacio inexistente, ahora comprenderá por qué es el 7 su número cabalístico. Ahora bien, si como dice Borges al final de Tlön, Uqbar, Orbis Tertius: “Yo no hago caso, yo sigo revisando en los quietos días del hotel de Adrogué una indecisa traducción quevediana (que no pienso dar a la imprenta) del Urn Burial de Browne”... usted tampoco haga caso... ***** Regresar al índice de ensayo

¿DÓNDE SE HA IDO EL ENANO?

Examina la primera imagen con 15 enanos. Está dividida en tres partes Si cambiamos de lado las dos partes de arriba, solo nos quedan ¡14 enanos! ¿Dónde se ha ido el enano que falta?

...Einstein dio una buena explicación aplicando una analogía con la vida real acerca del significado de la palabra cuántica y cuantos. En su libro “La física, aventura del pensamiento” dice que por ejemplo en una mina de carbón la producción puede variar en

un modo continuo, si aceptamos cualquier unidad de medida por más pequeña que sea, es decir podríamos decir que se produjo un granito más de carbón que ayer. Lo que no podemos hacer es expresar la variación de personal en forma continua, no tiene sentido hablar de que se aumentó el personal en 1,80 persona, es decir la medida de la cantidad de personal es discreta y no continua. Otro ejemplo, una suma de dinero solo puede variar de a asaltos, discontinuamente. La unidad mínima para el dinero es el centavo. Decimos entonces que ciertas magnitudes cambian de una manera continua y otras de una manera discontinua o discreta, o sea por cantidades elementales o pasos que no pueden reducirse indefinidamente. A estos pasos mínimos e indivisibles, se los llama cuantos elementales de la magnitud en cuestión. Es evidente que al aumentar la precisión de cómo se realizan las medidas de cualquier tipo de magnitud, unidades que se consideran indivisibles dejen de serlo y adoptan un valor aún menor. O sea ciertas magnitudes que se consideran continuas pueden tener una naturaleza discreta. El fragmento del texto anterior me parece un buen argumento para tratar de explicar el tema de la desaparición del personaje en el genial diseño de Pat Patterson, aunque fue Sam Loyd, (1898) quién se internó por primera vez con gran habilidad y extraordinario ingenio en el meollo de estos sensacionales enigmas. En efecto, la cantidad relativa a las personas es discreta, es decir discontinua. Aunque tratándose en este caso de un diseño gráfico pareciera que aquí el concepto anterior carece de veracidad. No obstante no es así, Si alineamos tal cual como se ilustra en el siguiente diseño las fotos de 14 amigos nuestros y hacemos el corte y el desfasamiento del sector superior observaremos efectivamente que hay 15 personajes, de los cuales ninguno es conocido nuestro porque lo cierto es que al hacer el corte central y el intercambio de segmentos las 14 personas originales ya no existen, ahora hay 15 personas mezcladas en dos fragmentos de cuerpos notoriamente modificados. Sin embargo, esta experiencia de pasar de un concepto real (las fotos) a una percepción abstracta nos permite percatarnos de que tanto la primera como la última figura carecen de sustento inferior como superior, es decir: la primera es autónoma sobre la línea de corte y la última es autónoma bajo la línea de corte. No obstante, y observe con atención, ambos sectores (en el de 15 personas) superior e inferior, cada uno contiene 14 elementos, algunos muy sutiles, pero esto evidentemente NO se ha modificado. Incluso en el diseño de una diagonal menos pronunciada haciendo un doble desfasamiento podríamos hacer “desaparecer” a dos individuos.

14 Enanos

15 Enanos Otra sencilla explicación tomada de la mano de las matemáticas sería suponer que en el caso de la primera figura (14 elementos) el punto de origen para comenzar a contar a los enanos es desde el primer personaje. En el segundo gráfico, también comenzamos a contar desde el primer personaje, salvo que aquí el conteo termina en otro sector espacio-tiempo, que se ha liberado de la unidad de la que es origen. El desfasamiento de ambos sectores se ha modificado incrementando los elementos reales. Ahora son dos sectores espacio temporales los que intervienen en las relaciones del nuevo diseño y le corresponde a nuestra percepción cualitativa y cuantitativa maravillarse de este fenómeno que como explica la física cuántica en los seres humanos no se puede dar. Sin embargo, nuestro cerebro y nuestra capacidad intelectual son capaces de crear este tipo de situaciones espacio temporales y quiero creer como un vestigio de algo que quedó en la memoria del universo, atrapada en la memoria de la humanidad y que pronto podremos rescatar a través de nuestros procesos mentales, en la memoria de cada ser.

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MÁGICOS Y DIABÓLICOS ¿Quién no ha sido alguna vez víctima del irresistible encanto de los cuadrados mágicos? Recuerdo aquella ocasión cuando pretendía encontrar una nueva “cara” para mi “caleidoscubo” (juego matemático constituido por 16 cubos que, integrados en una base cuadrada, permiten la formación de seis planos o superficies de 16 recuadros cada una, en las cuales se plantean acertijos de composición específica y variable solución) Cinco de las caras del caleidoscubo tenían diseños que, obedeciendo a las reglas de los espacios polivariantes, permitían encontrar diversos atributos de forma, figura y color, sujetos al reordenamiento de los 16 recuadros integrados en la superficie de un módulo de 4X4 cuadros. Un ejemplo de esto lo podemos ver en la cara denominada “Los dos colores” si intercambiamos respectivamente los cuadros de la fila 3 a la fila 4 y los de la fila 2 a la fila 1, encontramos de manera sorpresiva que la figura básica ha cambiado de color.

Diseños similares presentaban las cuatro caras restantes y para completar la sexta cara del caleidoscubo pensé que resultaría interesante elaborar un sencillo diseño exclusivamente con números. Así y sin saberlo, me iniciaba en ese momento en el fascinante mundo de los cuadrados mágicos. El planteamiento consistía en colocar números enteros del 1 al 16 respectivamente, en cada uno de los recuadros de tal manera que, sumando cuatro números determinados dieran siempre 34. ¿Por qué 34? Porque sumando cada uno de los números del 1 al 16 dan 136 que divididos entre 4 resulta lo que será la constante 34. Ahora sólo faltaba encontrar la solución que permitiera satisfacer esta constante en el mayor número de variables lógicas repetidas en todas sus simetrías posibles, el resultado fue el siguiente:

Cada una de las horizontales, verticales y diagonales, más cada una de las cuatro letras iguales suman 34. Observe la posición de las letras iguales y su arreglo en el módulo 16,

encontrará que presentan una estructura lógica y armónica en el interior de los 16 recuadros) Encontré 28 arreglos lógicos, en los cuales cuatro números estratégicamente posicionados en el módulo satisfacían la suma de 34. Me disponía a buscar otra alternativa capaz de aceptar un mayor número de posibilidades cuando casualmente me encontré con la página 97 del libro “El hombre que calculaba” del autor Malba Tahan, donde hablaba de los cuadrados mágicos y diabólicos. Me impresionó sobremanera encontrar algo que yo planteaba como una idea original. Naturalmente lo tomé con calma. Me senté tranquilamente y leí los siguientes fragmentos: “…Es oscuro el origen de los cuadrados mágicos. Antiguamente se atribuían a ciertos números propiedades cabalísticas y, era muy natural que vieran cualidades mágicas en la especial característica que poseen estos cuadrados…” Los matemáticos chinos que vivieron 45 siglos antes de Mahoma, ya los conocían. Los antiguos magos de Persia pretendieron curar aplicando un cuadrado mágico en la parte enferma, siguiendo el conocido principio: “primum non nocere”. Sin embargo, es en el terreno de la matemática donde el cuadrado mágico constituye una curiosa particularidad. Cuando un cuadrado mágico presenta ciertas características como, por ejemplo, ser susceptible de descomposición en varios cuadrados mágicos, lleva el nombre de hipermágico. Entre los cuadrados hipermágicos se pueden citar los diabólicos. Así se denominan los cuadrados que continúan siendo mágicos cuando trasladamos una columna que se halla a la derecha hacia la izquierda, o cuando pasamos una línea de abajo hacia arriba. Mi intención había sido honesta, no obstante el hallazgo en vez de desilusionarme me entusiasmó muchísimo, y a partir de ese momento, mi interés por los cuadrados mágicos se volvió un reto. Pasaron un par de semanas cuando tomé mi libreta de notas. Me dispuse a observar detenidamente el acomodo de los números que había encontrado para los 16 recuadros del caleidoscubo y descubrí con pesar que la solución correspondía simplemente a la de un cuadrado mágico. En ese momento me pregunté si habría sólo una solución que lo caracterizara como diabólico. Me intrigaba hondamente cómo una persona tan remota, seguramente tan misteriosa como el cuadrado mágico, hubiera llegado a tan excelsa combinación y armonía numérica. Sin encontrar respuesta a mis preguntas, me quedé viendo fijamente la figura del cuadrado diabólico de loa página 97. Al principio los números no me decían nada parecía como si hubieran sido colocados sin guardar entre ellos relación alguna. Mas al poco rato, una sensación de “tono” saltó a la vista. Pares de números “pesados”, guardaban equilibrio alternado con pares de números “ligeros”, de tal forma que, si los números fueran estructuras geométricas, estas quedarían entrelazadas magnéticamente en una estrecha unidad integradora.

Así apareció ante mí el recuadro de oscuro origen y remotas propiedades cabalísticas. De inmediato procedí a analizar el valor numérico de los pares y sus relaciones de equilibrio entre ellos.

El acomodo de los pares de números “ligeros” con el de los pares de números “pesados”, se presenta tanto horizontal como verticalmente de forma alternada en ambas direcciones, con lo cual se establece una estrecha e inquebrantable simetría de valor unificadora. Esto es más fácil suponerlo si nos olvidamos por un momento del valor numérico del cuadrado, y pensamos que los pares de números son piezas independientes factibles de ensamblarse. O mejor aún, pensemos que los pares de números son colores, esto quiere decir que necesitaremos cuatro colores diferentes para colorearlos, por ejemplo: * Amarillo para los pares de números “ligeros” horizontales. * Azul claro para los pares de números “ligeros” verticales. * Rojo para los pares de números “pesados” horizontales y * Rosa para los pares de números “pesados” verticales. Al producirse la mezcla de los colores que se superponen se obtiene el siguiente diagrama.

A simple vista tenemos que se ha establecido un equilibrio dinámico del color, y por si esto no fuera suficiente, los datos del tercer cuadro nos muestran los colores comportándose como números pareados en cuanto al valor numérico, que se sujetan fuertemente a una recta imaginaria, la cual pasa siempre por el centro. Número y color, en ambos casos, fundamentan el equilibrio dinámico e integrador de la magia del diabólico cuadrado. El cuadrado mágico-diabólico acepta 86 combinaciones lógicas en la sumatoria igual a 34, y éstas se pueden incrementar tantas veces como se muevan las columnas o filas al extremo opuesto. Todo esto puede ser muy interesante, sin embargo, aún quedan pendientes dos cuestiones: a) ¿Cómo se pudo llegar a tan excelsa combinación y armonía numérica? y b) ¿Existe sólo una solución para el cuadrado diabólico? Quizá esto no lo llegue nunca a saber, (*) pero al menos pretendo encontrar una relación de cómo pudo haber ocurrido. Acomodemos los 16 números de la siguiente manera: del 1 al 8 en fila corrida, y debajo de ellos respectivamente de derecha a izquierda, del 9 al 16 como se ve en la siguiente figura.

Si trazamos arcos de unión concéntricos entre pares de números, y estos a su vez los relacionamos diagonalmente con los de la segunda fila, de tal manera que se alteren las uniones diagonales, podemos observar que se dan automáticamente los pares de números “pesados” y los pares de números “ligeros”. Ahora, ¿cómo saber qué pareja tomar primero para acomodar en el cuadrado? Parece lógico escoger primeramente el par central, que se llevará con él a sus acompañantes diagonales. Inicialmente hemos colocado los primeros cuatro números en el cuadrado. El siguiente paso es “equilibrar” el procedimiento anterior, por lo tanto, los elegidos son el 16 y el 9, que son los opuestos extremos inferiores, y éstos “jalarán” a su vez a sus diagonales correspondientes. Hemos colocado ya ocho números en el cuadrado. A continuación, siendo congruentes con esta misma lógica, tomamos los pares extremos superiores que se llevarán consigo a sus diagonales y, finalmente, terminaremos tomando de manera opuesta que al principio el par central inferior, que también “jalará” a sus correspondientes diagonales. Y así, todo queda

bellamente engranado, magistralmente místico, sensacionalmente mágico. O si usted lo prefiere, digamos que se intuye en todo esto, la microscópica armonía, fuerza y magnetismo de todas las estructuras numéricas del universo, o simple y llanamente la innata capacidad creativa del hombre. ¿Cree usted que hay sólo una solución para este cuadrado diabólico? Sería una pena suponer que sí. ¿No cree? Pues hay otra solución, tan encantadoramente diabólica como la de la página 97. Fue fácil llegar a ella. Se me ocurrió acomodar ahora los números pares en fila corrida del 2 al 16, y debajo de ellos, respectivamente de derecha a izquierda los números nones del 1 al 15. Tracé arcos de unión, repitiendo exactamente el mismo procedimiento. Cuando los 16 números quedaron colocados en el cuadrado, pude comprobar que obedecían al acomodo de un hermoso y sencillo cuadrado diabólico, hijo legítimo del hipermágico original.

LOS FRUTOS DEL TIEMPO Unos meses después, cuando la felicidad del cuadrado mágico de 16 casillas se volvió nostalgia, me propuse retomar el tema y decidí buscar la solución del cuadrado mágico de 25 casillas. Y para mi fortuna o para mi desgracia, en esta ocasión nunca llegué a tener una página X que me auxiliara en tan abrumadora pero excitante empresa. Lo primero que se me ocurrió, es suponer que los números deberían guardar entre sí una simetría cartesiana, donde el 13 estaría obligadamente en el centro. (Es obvio que ahora la constante de la sumatoria es 65 y que el número de combinaciones será mayor) El razonamiento de la simetría cartesiana fue gratuito, ya que se daba solo, es decir: si analizamos la siguiente figura, vemos en el ordenamiento natural de los números del 1 al 25 del cuadrado, 20 combinaciones lógicas posibles, las cuales satisfacen la constante 65.

Sin embargo, faltaban algunas sumatorias verticales y horizontales, lo que me hizo suponer que cambiando algunos números y conservando entre ellos su original simetría cartesiana, todo quedaría resuelto. Pero esto no ocurrió así de fácil. Tampoco era factible recurrir al razonamiento empleado en la solución del cuadrado mágico de 16 casillas, ya que este modelo requiere emplear series de números pares y series de números nones. Insistiendo con la idea de la simetría cartesiana en la siguiente figura podemos observar el 13 aislado del conjunto de pares de números, por lo que le asigné a este número el punto de origen del eje de coordenadas, por su parte, los números pares podrían ser colocados en lugares opuestos equidistantes al eje. De tal manera que existiera entre ellos una simetría cartesiana.

A partir de este momento todo fue cuestión de mucha paciencia. Finalmente apareció el cuadrado mágico de cinco casillas, pero desalentadora y simplemente mágico. Por lo tanto, fue necesario descartar el método anterior.

Después de unos días de darle vueltas al asunto, una afortunada y sencilla idea me condujo finalmente al hallazgo del tan anhelado cuadrado diabólico. En principio, opté por reducir al máximo posible la inmensa cantidad de combinaciones que existen en el ordenamiento de los 25 números del cuadrado. El método de la simetría cartesiana había reducido considerablemente la cantidad de combinaciones, al trasladar pares de números, desafortunadamente, el sistema pareado de la simetría cartesiana no cumplió con el objetivo fundamental, y por lo tanto, era necesario encontrar un artificio que permitiera disminuir al máximo el excesivo trabajo que genera la inmensa cantidad de combinaciones en el ordenamiento de los 25 números. La idea del artificio no se hizo esperar. Y es así como surgió el cuadrado diabólico de las cinco vocales. Como es de suponer, en el cuadrado de las cinco vocales no hay que sumar nada sólo se requiere encontrar siempre las cinco vocales en cada uno de los lineamientos que determinan una secuencia de combinación lógica. Esta característica se da al menos en 30 secuencias lógicas.

A partir de este momento, empleando el artificio del cuadrado de las cinco vocales, el trabajo se redujo notablemente. Los números del 1 al 25 corresponderían a vocales arregladas de la “A” a la “U” en cinco secciones, como se ve en la siguiente figura que denominé: Tabla Básica.

En la figura de la izquierda está representada la Tabla Básica (cuadro superior) y la Tabla de Ajuste de Coordenadas (cuadro inferior).A la derecha el cuadrado de 25 casillas que estamos formando. Para completar el correcto funcionamiento de la Tabla Básica, requerí de otro esquema que me indicara cuáles lugares del cuadrado eran ocupados en sus respectivas coordenadas. A este gráfico lo denominé Tabla de Ajuste de Coordenadas. Con estos elementos se puede ya iniciar la búsqueda del cuadrado diabólico de 25 casillas. Veamos un ejemplo: Para llenar los números de la fila “f” el cuadrado de las cinco vocales nos dice que debemos tomar

primero una “A”. Tenemos cinco números “A”. Tomemos arbitrariamente el que corresponde al 21-A, e indicamos este valor con un recuadro en la Tabla Básica, y con un círculo de color en la Tabla de Ajuste de Coordenadas, marcando su posición tanto en la columna “a” como en la fila “f”.

Finalmente, colocamos el 21 en el primer recuadro del cuadrado que estamos formando. La segunda letra del cuadrado de las cinco vocales es la “i”. Volviendo a la Tabla Básica, nos dice que las “i” de las cinco secciones están disponibles, pero la Tabla de Ajuste de Coordenadas nos indica que el lugar de la fila “f” de la última sección se encuentra ocupado, por lo tanto debemos tomar la “i” de cualquiera de las otras cuatro secciones. Cuando solamente falta un número para completar una fila o una columna, es necesario hacer la sumatoria que determine el número que resta para la constante 65, si dicho número no ha sido ocupado, se puede seguir adelante. Con este sencillo procedimiento y un poco de paciencia, obtuve finalmente el tan anhelado cuadrado diabólico de 25 casillas. ¿Sencillo, verdad? ¿Por qué no intenta usted encontrar el cuadrado mágico-diabólico de 36 casillas? Créamelo, es divinamente mágico y encantadoramente diabólico. (*) Algunos años después, cuando internet se encontraba en sus inicios, encontré una extensa publicación con todos los cuadrados mágicos y diabólicos para el cuadrado de 16 casillas. ***** Regresar al índice de ensayo

Lilia Morales y Mori

A través de mi obra como escritora, poeta, diseñadora de arte fractal e inventora de juegos y modelos matemáticos, he querido manifestar algunas de las inquietudes que me han motivado a lo largo de la vida: La ciencia en general y las tecnologías futuristas que cambiarán nuestra propia concepción del mundo.

Nota Biográfica en Poesía de Mujeres (Incluye el poema Los Sedraks) Blogs de la Autora Fractal de las Palabras Poesía Fractal Espacio-Tiempo Sincronía El Espejo Cautivo La Naturaleza de las Formas Toward the Future Videos, Arte, Ciencia y Tecnología

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