Estado de derecho y narcotráfico

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Universidad de Puerto Rico Recinto de Río Piedras Escuela de Derecho

Estado de Derecho y Narcotráfico: De Foucault, Sicarios y Estado Soberano

Ana Teresa Rodríguez Lebrón Derecho Público: Derecho y Narcoliteratura 1

INTRODUCCIÓN “-¿Tiene este problema solución? Mi respuesta es un sí rotundo como una bala: el paredón. Otra cosa sería buscarle la cuadratura al círculo”. 1 “Mueren tres jóvenes inocentes, en medio de una balacera a plena luz del día”. “Asesinan a dos jóvenes en centro comercial”. “La policía encuentra cadáver desmembrado a la orilla de la carretera”. Titulares como este son la orden del día en los principales periódicos de nuestros vecinos latinoamericanos y por qué no, del nuestro. ¿La fecha? Bien pudiese estar leyendo un titular de la década del 1990 del Periódico El Mundo en Colombia, del Periódico La Zeta en México hace dos días o el de ayer en el periódico El Vocero en Puerto Rico. Sin importar el país o la fuente, todas estas muertes tienen un factor en común: El narcotráfico y con éste, el oro blanco: la cocaína. Las más antiguas pruebas arqueológicas del consumo humano de la hoja de coca datan desde el año 2500 hasta el año 1800 antes de Cristo. El Estado la usaba tanto para la diplomacia del Inca (como expresión de amistad o de retribución de servicios) como también en el ceremonial religioso de la corte imperial; igualmente servía como moneda o instrumento general de intercambio, pues se practicaba el trueque de coca por otros productos 2. Hoy día la cocaína es posiblemente la droga que mayores ganancias genera en el mundo. Para finales de los años noventa, expertos de las Naciones Unidas estimaron que el narcotráfico generó más de 400.000 mil millones de dólares de ganancias entre los años del 1995 al 1997. Toda la operación que conlleva el narcotráfico, desde sembrar la hoja de coca hasta garantizar su entrega, ya procesada, en algún punto del planeta Tierra, se hace posible mediante una maquinaria imparable que tiene como piezas de engranaje a Capos, cultivadores, traficantes, empleados corruptos y sicarios. Hoy en día el narcotráfico es una ocupación o actividad de alcance mundial. Funciona como una máquina o un negocio, donde rige el principio de la jerarquía piramidal, cuyas cimas quedan siempre en el más absoluto anonimato. Es esta maquinaria y sus historias de ajusticiamientos y narco-guerras, las que dan paso en nuestra sociedad al fenómeno de la Narco-Cultura. Ésta se desarrolla a través de grupos de músicos que cuentan las hazañas de los miembros de algún cartel, escritores que nos adentran al narco mundo y “La Virgen de los Sicarios”, Fernando Vallejo “Narcotráfico y política: De la coca a la cocaína”http://www.derechos.org/nizkor/bolivia/libros/cocacoup/cap1.html#N_1_

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2Véase:

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películas y series de televisión que nos permiten darle un vistazo a ese otro mundo, donde el asesino a sueldo muchas veces juega el papel principal. Para propósitos de este escrito me estaré concentrando en la figura del Sicario; discutiendo el papel del mismo en las novelas: “La virgen de los sicarios” de Fernando Vallejo y “Trance” de Pedro Cabiya; y el acercamiento de éstas a la realidad histórico política social en que se viven. Partiendo de la teoría biopolítica de Foucault, específicamente su propuesta de Gubermentalidad y su comparación del Estado de Derecho v. Estado Soberano; auscultaré la posibilidad de co-exitencia de ambos Estados en un mismo espacio territorial. De esta forma busco demostrar que el sicario forma parte de un Estado Soberano, que se convierte a su vez en amenaza real para la legitimación del Estado de Derecho y sus garantías de brindar seguridad y proteger la vida de sus ciudadanos. 1. Trasfondo Histórico: Los sicarios El origen de la palabra "sicario" tiene sus inicios con la ocupación de Roma en Palestina. Siendo la secta judía de los “sicarios” también conocidos como “Celotas” los primeros en utilizarla. En esa época se le llamaba sicarii a la persona que escondía un puñal llamado “sica” entre sus ropas para durante las asambleas públicas, apuñalar a romanos o sus simpatizantes. Hoy día se le denomina sicario a los asesinos a sueldo en el mundo del narcotráfico. Atrás quedaron los “sicarii” con sus sicas; para darle paso a las uzi, metralletas, pistolas, torturas, coches bombas, etc. Nuevas fórmulas para cobrar deudas, aleccionar a traidores o eliminar al enemigo del que tuviese el dinero suficiente para pagarle, incluyendo a los funcionarios del Estado. A medida que fueron ampliándose los tentáculos del narcotráfico, nació y se fortaleció una nueva sepa de “sicarii” a la disposición de los Carteles para hacer del asesinato y el terrorismo más que un trabajo remunerado, un estilo de vida. Es con el inicio de exportación de cocaína a los Estados Unidos, por parte de los diversos carteles de narcotráfico en América Latina, que estas personas pasaron de ser simples mercenarios, a una pieza esencial de engranaje en el narco mundo; logrando sembrar el terror entre sus enemigos y la población en general.

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Para finales de la década de 1980, con el Cartel de Medellín exportando el 80% de cocaína para consumo a los Estados Unidos 3, el papel de los sicarios en y fuera del territorio norteamericano empezó a jugar un papel primordial. Los hermanos Ochoa, el Cartel de Sinaloa, Pablo Escobar y el Cartel del Golfo entre otros, darían inicio a lo que hoy día se denomina como narco terrorismo 4. Ya las guerras entre narco bandos no se limitarían a matarse entre sí, sino que llevarían la misma a las calles, a la luz del día. Solamente en Medellín, para finales de la década del 1980 e inicios del 1990, el Cartel contaba con más de 2,000 mil hombres en su ala militar constituyendo un ejército de sicarios con base en los jóvenes de estrato bajo. Para mediados del año 1990 se le había imputado a su líder, Pablo Escobar, el ser responsable por la muerte de unas 10,000 personas 5. Hoy día carteles como el de Tijuana, Sinaloa 6, Juárez 7 y el Golfo de México, cuentan con brazos armados, en su mayoría ex soldados o ex policías, que reciben entrenamiento en campos diseñados para estos fines 8; un ejemplo de esto es el temido grupo de sicarios del Cartel del Golfo conocidos como “La Zeta” 9. Los sicarios más contemporáneos, traen consigo además de su profesión un nuevo estilo de vida, logrando exitosamente mantener sumergida a la sociedad y al Estado como rehén. Como bien señala Élmer Mendoza: “Ahora, sus conductas visibles son parte del patrimonio intangible. Al principio y durante muchos años fue un negocio con sus etapas; es decir, tiempos de bonanza o lo contrario; pero todo negocio ilícito se respalda en la muerte y ahora parece que matar es el primer plano. Lo que en José Alfredo: la vida no vale nada, era un pensamiento tal vez producto de una decepción amorosa o de una Documental: “Cocaine Cowboys” El 15 de Septiembre de 2008, durante las celebraciones patrias de México en la plaza central de Morelia en Michoacán, ante cientos de asistentes a los festejos, fueron lanzadas varias granadas en un ataque contra la población, esto se dice por apoyar al gobierno en contra del narcotráfico, resultando hasta 9 personas muertas y 132 heridos. El ataque fue catalogado por primera vez por el gobierno de los Estados Unidos como un ataque narcoterrorista. 5 Documental: Cocaine Cowboys 6 El 13 de Septiembre de 2008 aparecen en las primeras planas mexicanas uno de los mayores asesinatos en serie donde con 24 muertos en el municipio de Ocoyoacac, en el Estado de Mexico todos y cada uno con el tiro de gracia. 7 A principios de febrero de 2010 ocurrió una matanza de jóvenes en la ciudad fronteriza mexicana de Ciudad de Juaréz, Chihuahua, a cargo de sicarios, donde fallecieron 13 adolescentes, estudiantes de secundaria sin vínculos al narcotráfico. 8 “Entrenan en Irán sicarios de Sinaloa”, Periódico El Universal, jueves 17 de Julio 2008. Doris Gómora. 9 El 28 de Junio de 2010, el candidato Rodolfo Torre Cantú por el PRI quien era favorito para llegar a ocupar la gobernatura del estado mexicano de Tamaulipas fue emboscado y asesinado junto con su comitiva. Las primeras investigaciones apuntan a sicarios de Los Zetas, ya que el «modus operandi», es el que utiliza dicha organización criminal. 3 4

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posible lectura de un soneto de Quevedo, en este tiempo se ha convertido en una postura ideológica frente a la posibilidad de matar o morir. Desde luego la temeridad de los jóvenes es superior a la generación anterior, en que los sicarios eran gente madura… Ahora es una forma de ser y de distinguirse en la tribu. Las ciudades más golpeadas por la violencia son ciudades de jóvenes. 10” 2. La figura del sicario en la narcoliteratura “Porque la narcoliteratura, en México, suele ser mejor si parte de la realidad que si trata de ficcionarla. No porque, como suele decirse, la realidad le gane a la ficción. Sino porque contar lo que está ocurriendo es más difícil que inventarlo. Y, por lo tanto, los textos que se lo proponen, suelen ser mejores. Más ambiciosos”. -Lolita Bosch 11Para el escritor Élmer Mendoza, la narcoliteratura se ha convertido: “En una de esas jaulas en las que entran los buzos para poder ver de cerca a los tiburones, para explorarlos sin el temor de que sus colmillos se claven en su carne. 12” Escritores como él, han sabido poder observar y escuchar atentamente la realidad que nos ha tocado vivir, logrando plasmarlo en libros para así “buscar una estética de lo marginal 13”.Muchos de ellos han crecido y vivido en medio de ese otro mundo, donde sólo rige el Estado Soberano con el Capo como Rey. Es así como el fenómeno y la aceptación de la narcoliteratura ha ido creciendo y posicionándose como elemento conciliador entre el narco mundo y el mundo formal. En estas obras literarias, la figura del sicario pasa en muchas ocasiones a ser agente catalizador de las historias que se relatan. Los llamados ángeles de la muerte, con sus apodos que le hacen honor a sus quijotescas hazañas, logran salir del anonimato y vivir su propia película. Esto por medio de historias que hacen dudar al lector y cuestionarse dónde termina la ficción e inicia su propia realidad. Materializada por recortes de periódicos y noticias diarias donde ese otro mundo, se pasea entre nosotros y en ocasiones nos convierte en sus víctimas colaterales. 3.

Panorama histórico del Sicario de Vallejo: El narcotráfico, la guerrilla colombiana y el Estado de Derecho (1978-1985)

Ante el crecimiento imparable del crimen organizado en Colombia, el asesinato de políticos, periodistas y jueces; adicional a la violencia que vivía Estados Unidos por las narco guerras en su

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“Dueños de la calle”, Reportaje por Élmer Mendoza. Revista Literaria AzulArte, 2009.

Lolita Bosch es escritora española, autora de La familia de mi padre (Barcelona, Mondadori, 2008), entre otras obras. Ha vivido diez años en México.

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Entrevista a Elmer Mendoza, Periódico Digital El Espectador, 15 de Agosto 2009 Íd.

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propia casa, el gobierno colombiano, decidió aceptar un acuerdo judicial para extraditar a los capos más importantes del narcotráfico colombiano. Con esto se buscaría llevar ante la justicia norteamericana a narcotraficantes como los Hermanos Ochoa y Pablo Escobar. A raíz de esta orden judicial, surge el grupo Los Extraditables, organización creada por los capos de la droga en Colombia a principios del 1980. Con el lema: "Preferimos una tumba en Colombia a una cárcel en Estados Unidos"; buscaron influenciar la sociedad y la rama jurídica y legislativa del gobierno colombiano con el propósito de evitar el tratado de extradición. Inicialmente el grupo se dedicó a publicar avisos de prensa en donde defendían su tesis como un justo reclamo por la soberanía colombiana, acusando inclusive a los Estados Unidos de querer hacer una intromisión indebida en territorio extranjero. Sin embargo, con el paso del tiempo, la lucha de “Los extraditables” se convirtió en una guerra entre el Estado, la mafia y la guerrilla. De un momento a otro, el asesinato indiscriminado por parte de los sicarios, ordenados por los Capos, se hizo incontenible. Acciones violentas como: coches bombas, disparar a mansalva a la población, asesinar periodistas, policías, jueces 14 y políticos (incluido un candidato presidencial); harían de Colombia una tierra ingobernable y la ola de violencia una imparable. Como ejemplo, el efecto de la violencia en el Estado se ve reflejado directamente en la rama judicial, con un promedio anual de aproximadamente 25 jueces y abogados asesinados o víctimas de atentados, entre 1979 y 1991 15. El nivel de ingobernabilidad de Colombia era insostenible. Mientras el Estado libraba una guerra con los Carteles, a su vez se levantaban grupos guerrilleros armados que buscaban, entre otras cosas, derrocar el gobierno; primero presidido por Julio Cesar Turbay (1978-1982) y luego por Belisario Betancur (1982-1986). Siendo sumamente controversial el gobierno de Turbay, donde se destacaba su política pública de “mano dura” contra los grupos de “izquierda” y la creación de leyes restrictivas. Partiendo del artículo 28 de la Constitución Colombiana, su gobierno retenía, hasta por diez días hábiles, a toda persona sospechosa de alterar el orden público. Con estos mecanismos se 14

Uno de los mensajes que recibió el doctor Gaona, magistrado de la sala constitucional, como amenaza por parte de los extraditable, fue entregado por su familia a la Comisión de la Verdad. El aterrador texto decía: “El tiempo es inexorable y usted sabe muy bien que el plazo que le fijamos está próximo a vencerse y todo parece señalar que no le interesa su seguridad personal y la integridad de su familia. Recuerde que no admitimos otra traición, ni vamos a tolerar que el grupo del Externado, esa mafia que usted dirige y orienta, salga a defender tesis diferente a la de la inconstitucionalidad del tratado. El tratado se tiene que caer y usted tiene gran responsabilidad en esa tarea. No nos defraude, porque no va a tener tiempo de lamentarse. muy buenos defensores y el apoyo indispensable para lograr lo que consideramos un acto de justicia y de defensa de nuestra soberanía. Estamos cerca de usted, muy cerca, tanto que nos hemos tomado la molestia de enviarle la grabación que acompaña a la presente carta. Hay voces que son muy familiares; no es cierto? GUARDE TOTAL RESERVA!” 15 “Informe Final Comisión de la verdad sobre los hechos del Palacio de Justicia”, noviembre 2008.

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procedió a arrestar a muchas personas y fueron numerosos los allanamientos ilegales, torturas, desapariciones y no faltaron las ejecuciones extrajudiciales. Era precisamente por la utilización de estos mecanismos, que la legitimidad del Gobierno estaba en tela de juicio 16. Mientras todo esto tomaba lugar, para el 1981, el M-19 17 secuestró en Medellín a Martha Nieves Ochoa Vásquez, hermana de quienes eran considerados jefes del narcotráfico de esa ciudad, y a raíz de esta acción surgió el movimiento MAS (Muerte A Secuestradores) compuesto en su mayoría por grupos de paramilitares y sicarios del Cartel. Una vez estos identificaron como autores del secuestro a los miembros del M-19, da inicio una nueva guerra, esta vez de los narcotraficantes contra el grupo guerrillero, altercado que casi logra su extinción en Antioquia 18. Posteriormente, cual lema: “El enemigo de mi enemigo es mi amigo”, ambas partes llegaron a un acuerdo y el M-19 realizó diversos trabajos para el Cartel de Medellín. Entre estos, su asistencia en perpetuar uno de los hechos más sanguinarios de la historia de Colombia, la Toma del Palacio de Justicia 19 el 6 de Noviembre del 1985. 3.1

El Sicario de Vallejo

En “La virgen de los sicarios”, Fernando Vallejo logra atraparnos en la caótica vida cotidiana de la Ciudad de Medellín, Colombia para la década del 1990, presentándonos con una ciudad asqueada, sumergida más que en la pobreza en la misma miseria. En ésta, nadie espera nada que no sea la muerte, elemento que en la novela puede llegar más temprano que tarde y lejos de ser una sentencia, se convierte en un alivio. Si bien no para el que pierde la vida, sí para el que aún continúa vivo compartiendo el mismo aire y espacio. Vallejo logra así, retratar una Colombia que ha sido raptada, al igual que el Estado de Derecho, por el nuevo Estado Soberano y sus sicarios. Asesinos a sueldo, Íd. El Movimiento 19 de Abril abreviado como M-19 o el eme fue un movimiento insurgente colombiano nacido a raíz de un supuesto fraude electoral en las elecciones presidenciales del 19 de abril de 1970, nace como rebeldía y movimiento político y luego se vuelve un movimiento armado. Tras su desmovilización se convirtió en un movimiento político de izquierda conocido como AD-M19 (Alianza Democrática M-19) que ganó importante respaldo popular y fue uno de los constituyentes del 1991; desapareció a mediados de la década del 1990 y algunos de sus miembros se unieron a otras agrupaciones políticas. 18 Antioquia es uno de los 32 departamentos de Colombia, localizado en la zona noroccidental del país. Su capital es Medellín. 19 Según informes de la “Comisión de Verdad sobre los hechos del Palacio de Justicia”, se estableció que Pablo Escobar, capo del cártel de Medellín, financió la ocupación guerrillera del Palacio de Justicia de Bogotá en 1985 y entregó armas a los asaltantes, según ha revelado en su informe final, Escobar "entregó dos millones de dólares" a Iván Marino Ospina, por entonces jefe del Movimiento 19 de abril (M-19), y miembros de ese grupo guerrillero recibieron armas para poder llevar a cabo la toma, explicó Nilson Pinilla, integrante de la Comisión de la Verdad y presidente de la Corte Constitucional. 16 17

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que luego de la caída de Pablo Escobar, se ven sin oficio y al igual que sufre un empleado la restructuración de su empresa, van siendo devueltos al mundo de la miseria con su oficio a cuestas, buscando reinventarlo. Es en este espacio/tiempo donde renacen figuras de sicarios como Alexis y Wílmar, sólo que en esta ocasión como los antihéroes añorados por Vallejo. Los sicarios de Vallejo, ya no viven la gloria de un Cartel intocable y la contratación por parte de los narcotraficantes. Vallejo, logra así proponer una solución social ante este violento panorama. Es por medio del narrador de su historia, Fernando, un pequeño burgués y escritor de profesión, que nauseabundo ante el caos, la pobreza y el sin gobierno, inicia una limpieza su social por medio de los sicarios. Los Alexis y Wílmar, sicarios desempleados que nada tienen que ganar y nada tienen que perder; dan así el inicio de limpieza de Colombia de los “indeseables”: “Basuqueros, buseros, mendigos, policías, ladrones, médicos y abogados, evangélicos y católicos, niños y niñas, hombres y mujeres, públicas y privadas…todos fueron cayendo fulminados por su mano bendita, por su espada de fuego 20”. En el Medellín de Vallejo, las autoridades son una masa amorfa que solo toma forma y sustancia a la hora de recoger un nuevo cadáver, mismo que minutos atrás, cuando aún estaba entre los vivos, habría sido acorralado, enjuiciado y ajusticiado en segundos por algún sicario, bien por encargo o por cuentas pendiente, como por simplemente existir en ese plano en ese segundo. De mujeres a niños, de rateros a taxistas; los sicarios desempleados de Vallejo van por Medellín haciendo lo único que saben hacer, exterminar seres humanos, sin que el Estado de Derecho pueda verse capaz de intervenir para garantizar la vida del otro ante la arbitrariedad del asesino. Como bien señala Vallejo cuando su personaje Fernando dice: “Nada funciona aquí. Ni la ley del talión ni la ley de Cristo. La primera porque el Estado no la aplica ni la deja aplicar…Cuando tu vuelves en Colombia la otra mejilla, de un segundo trancazo te acaban de desprender la retina 21”. El Estado les falló a sus ciudadanos, en palabras de Vallejo: “Como usted comprenderá, en ausencia de la ley que se pasa todo el tiempo renovándose, Colombia es un serpentario 22”. Habiendo sido derrocado por el Estado Soberano, el ciudadano colombiano queda desprovisto de seguridad, ya no existe ese contrato social que legitimaba la existencia del Estado de Derecho y por consiguiente sus garantías, incluida el derecho a la vida.

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Es en esa Colombia putrefacta, que nos presenta un grupo de seres humanos descarnados, incapaces de asociar el concepto de la vida y la inocencia en otro ente. Los sicarios logran así, construir un mundo paralelo al formal, cuyo reinado hace del Estado de Derecho uno inexistente y la vida del ciudadano un negocio. Mundo que se observa por los afortunados desde “arriba”, siendo testigos como el sicario y su limpieza no es capaz de matar a un perro, pobre criatura indefensa e inocente; pero si dispararle al corazón de un infante que iba agarrado de la teta de su madre. Criados entre la violencia y sentenciados desde el primer día a morir en la miseria; estos limpiadores sociales solo conocen una forma de hacer justicia y solo reconocen y legitiman un Estado, el Narco-Estado Soberano. Mismo que en la mayoría de los casos será quien también los ajusticie, salvándolos finalmente de seguir vivos. Leer los sicarios de Vallejo, para quien no conoce esa parte de la historia contemporánea latino americana; le resultara insultante y vomitiva. Exagerada por demás. No es hasta que se realiza un acercamiento histórico a la Colombia de los años 70, 80 y 90 con sus narco guerras, corrupción y guerrillas que uno se puede ver tentado a pensar que lejos de ser una remota fantasía de un escritor exiliado, es la cruel realidad de 45millones de habitantes. Después de todo, la Colombia real si mataba a 10 personas diarias, si instauro el narco terrorismo y permanecer vivo más que un derecho, como parte del contrato social con el Estado, se convirtió en hazaña dantesca. No solo para el ciudadano común si no para el propio gobernante. 4. Puerto Rico y el sicario contemporáneo de Cabiya: Obedeciendo a esa nueva tribu que se levanta entre el Mundo formal y el Narco Mundo a ritmo de canciones que incitan la violencia y recuerdan la miseria isleña; nos llegan Cano y Cheo. Pedro Cabiya de esta forma nos enfrenta con un Puerto Rico igualmente violento y sanguinario. Donde da igual la ciudad y la calle donde ocurra, pues en un 100 x 35 no hay mucho para donde correr. Lejos de la narco guerra colombiana, el autor nos despierta a nuestra propia guerra. Y es que Puerto Rico nunca ha estado exento del narcotráfico y por consiguiente de sus sicarios. Mismos que en la actualidad han logrado tomar notoriedad por la crudeza de sus actos. Atrás quedaron los días en que se vivía enajenado de ese “otro mundo”, donde el de un bando mataba al del otro y en venganza alguien mataba al primero. Todo esto dentro de espacios diligentemente etiquetados por el Estado. En muchos casos literalmente amurallados, como lo son nuestros residenciales públicos. Y mientras aquellos, los otros, se mataban en su propio Mundo, los demás permanecíamos inmóviles 9

sumergidos en nuestra propia realidad, indiferentes a quien moría. Éramos ciudadanos del mundo formal con las garantías de un contrato social aun vigente con el Estado, contrato que incluía brindar protección y seguridad a nuestras vidas. Es en este espectro social donde se pasea Cano y Cheo, con el primero sumergido en un trance provocado por mal de amores, dispuesto a eliminar de un tiro a quien le ha roto el corazón y de paso todos los que se encontraran con él en ese fatídico momento. Porque nuestro sicario en “Trance” bien podrá despreciar el derecho a la vida del que le rodea, pero eso no le dificulta tener en claro lo que es el amor y la felicidad. Como bien le explica a su colega en medio de un desahogo: “Si tú supieras Cheo…Wichi y yo…la compenetración que teníamos. Estar juntos era la felicidad más completa. ¿Qué tu quieres que yo haga? El amor es el amor, nadie tiene control sobre los sentimientos. Yo por lo menos no los tengo 23”. Y ante este desdoblamiento emocional de nuestro sicario, por unos momentos Cabiya logra que olvidemos de que se trata el asunto, nos lleva a ver al sicario, no como el tan mencionado ángel de la muerte, sino como uno de los de “acá” de esos que sufre por amor y llora. Pero esta identificación con Cano no dura mucho, pues Cheo le recuerda, y a su vez nos recuerda, porque estamos ahí. Montados en la parte delantera de un auto, a la espera de que Cano tropiece con la vida de Wichi. Es la voz de Cheo, quien preocupado porque su colega de trabajo desate en medio de su locura de amor una cadena de venganzas y reprimendas que inevitablemente también lo sacudirán, quien hace el trabajo, desde la seguridad de la periferia, de rondar la conciencia de su compañero: “Bueno, Cano…yo creo que tú debes hacer otro tanto, olvidar esa jodienda. Hazte cuenta que nunca paso. Te lo estoy diciendo como amigo. Eso es lo mejor que puedes hacer en este momento. Si no te vas a perjudicar tu y vas a perjudicar a Wichi 24”. Es así como se nos presenta la jerarquía en el mundo de los sicarios. Queda claro a través de la lectura, que Cano goza de mayor poder que Cheo y que este último no tiene como opción negarse a montarse en el carro para ayudar a su “socio” a saldar cuentas personales. Es durante su recorrido por las calles metropolitanas que queda evidenciado el debate práctico entre ambos sicarios. Cuando Cheo, poniéndose al volante, acelera el auto, rebasando luces rojas, deseando por primera vez que el Estado de Derecho interviniese con su mundo: “Que los detuvieran, los esposaran y los metieran en

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Estracto novella “Trance” de Pedro Cabiya Íd.

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chirola: esa era la única manera de contener la desgracia 25”. Más adelante Cabiya deja al descubierto que esto no pasaría, el Estado no llegaría a detenerlos, esto porque: “la policía estaría ocupada en operativos relámpagos, en incautaciones, en dirigir el caótico tráfico de la hora pico 26”. El Estado está demasiado ocupado para intervenir con el sicario. Como si estos en efecto no fueran parte de la cadena o el eslabón detonante a la hora de llenar de sangres las calles. Es el sicario un ente invisible y soberano que transita entre el narco mundo y el mundo formal sembrando el terror a ambos lado. Al igual que en Vallejo, el Estado llega en “Trance” a tomar forma para recoger e identificar los cadáveres. Cheo conoce demasiado bien su mundo y sabe que la desgracia que quiere evitar es la suya propia, cuando tenga que responder no ante el Estado sino ante el Narco Estado, por las acciones de Cano. Dejando claro que en el Narco Mundo las leyes del estado son invalidadas y al igual que los sicarios de Vallejo, los nuestros quedan fuera de ese contrato social. Cabiya no tarda en devolvernos a nuestros dos sicarios contemporáneos, envueltos en ese halo de ángel de la muerte, que una vez tiene un encargo llegan hasta las últimas consecuencias por cumplirlo. Como una extensión misma del arma que porta, mente y maquina se hacen una y no es hasta que se dispersa el humo y se apaga el ruido que por un segundo puede que se pregunte que acaba de pasar. Así nuestro Cheo regresa a su trabajo como subordinado a enfrentar su destino y por consiguiente enfrentar con la muerte a los ocupantes del carro, que entendía Cano era el de su Wichi. Y aun cuando el propio sicario vacila en poder identificar a su enemigo, ya mente y arma estaban interconectadas y para cuando el ciudadano del mundo formal se ve invadido por el miedo; nuestro sicario emprende toda su maquinaria contra él. “Sin que mediara palabra, Cheo maniobro hasta ponérsele al lado, y fue entonces que Cano hizo fiesta. Tiraba sin mirar, porque estaba lo suficientemente cerca como para darle a quien fuera que estuviera en el carro, pero al mismo tiempo disparaba guiado por la necesidad oscura y certera de rendir sus municiones...Cano abrió los ojos y apuntó al conductor…quería que Wichi lo mirara por última vez, quería que lo viera matarlo…Pero la cara que le devolvió la mirada no era Wichi. La cara que le devolvió la mirada pertenecía a un adolecente desconocido, casi un niño27”

Íd. Pág. 87 Íd. 27 Íd. Pág. 90 25 26

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Una vez el sicario retira su arma y toma conciencia de su equivocación, se escucha la reprimenda del otro sicario, el mismo que minutos antes habría posibilitado que este alcanzara con su arma a los pasajeros inocentes del auto. Cano, mientras tanto, quedaba absuelto en su pensamiento: “Había asesinado a un número indeterminado de personas…Esto no lo preocupó tanto como el hecho innegable de que Wichi seguía vivo…y que él también seguía vivo.” Y de esta forma Cabiya nos choca con la realidad latente del pueblo puertorriqueño, con la víctima colateral de sicario. Nos lleva a través de un baño de sangre a enfrentarnos con el inocente y a su vez con su verdugo. El narco estado se asienta sobre el Estado de Derecho, busca desaparecerlo por medio de la coacción y violencia. Le ha declarado la guerra y por consiguiente a sus ciudadanos. Este es el narco mundo de Cabiya y es a su vez nuestra realidad político social. Las víctimas inocentes de Trance, se convierten así en ese conducto que devuelve al lector a la realidad del titular del periódico. “Muere joven abogada víctima de una balacera”, “Sicarios inician un tiroteo en la Ave. Baldorioty de Castro dejando a tres heridos”, “Muere niño de dos años cuando el carro de su padre fue baleado por desconocidos”. 5. La Biopolítica de Foucault : “La vieja potencia de la muerte, en la cual se simbolizaba el poder soberano, se halla ahora cuidadosamente recubierto por la administración de los cuerpos y la gestión calculadora de la vida”.-FoucaultLa teoría respecto al desarrollo del liberalismo como forma de gobierno actual, según Foucault, se funda en la legitimación del poder o dominio a través de la técnica que él llama biopolítica. 28 La biopolítica, según expresada por Foucault, consiste en el control de la vida humana en su conjunto a través del control de sus fenómenos particulares. 29 A través de la biopolítica y en cierta medida de lo que Foucault viene a definir como gubermentalidad o el arte de gobernar, se constituye una técnica de gobierno mediante la cual el estado, sus leyes e instituciones, no constituye la fuente primordial de control o sujeción a determinado régimen sino que, tomando como principio la seguridad de los

Respecto a la relación que aduce Foucault entre biopolítica y liberalismo expone: “He considerado que no se podían disociar estos problemas del marco de racionalidad política dentro del que han aparecido y se siguen agudizando, a saber, “el liberalismo”, ya que con relación a él estos problemas han tomado el cariz de un desafío. ¿Cómo se puede tener en cuenta el fenómeno “población”, con sus defectos y problemas específicos, en un sistema preocupado por el respeto a los sujetos de derecho y por la libertad de iniciativa de los individuos? ¿En nombre de qué y según qué reglas se puede administrar?” Foucault, Ética, estética y hermenéutica, pág. 209. 29 “Entendía por este término la forma en que, a partir del siglo XVIII, ed han intentado racionalizar los problemas que planteaban a la práctica gubernamental fenómenos propios de un conjunto de seres vivos constituidos como población: salud, higiene, natalidad, longevidad, razas, etc.” Foucault, Id. 28

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súbditos, se toma control de los procesos cotidianos a través diversos mecanismos e instrumentos entre los cuales la ley, si bien no constituye el mecanismo central, constituye un mecanismo efectivo al servicio de esta técnica de gobierno. 5.1

Gobierno vs. Soberanía

La diferencia entre el gobierno y la soberanía, según distinguidas por Foucault, se puede entender en términos de la forma en que se dirige el poder. En el gobierno, el control se aplica desde el interior de la población y del sujeto mientras que en la soberanía, el poder se ejerce desde fuera de la población. Así, mientras en los gobiernos monárquicos o feudales el soberano se encuentra en una relación de exterioridad respecto a sus súbditos –y de esta forma su poder sobre ellos se ejerce desde fuera- en el gobierno moderno, el poder se ejerce tomando control de las relaciones internas a la población. En el primero, la legitimidad del poder estatal utiliza la noción de derecho bajo la cual éste constituye una forma de asegurar o proteger la vida de los individuos. En cambio, la soberanía ejerce su poder a través de la ley, mediante la amenaza de muerte. Esta distinción es desarrollada por Foucault a través del lo que él llama derecho de hacer morir o de dejar vivir en contraposición al poder de hacer vivir o rechazar hacia la muerte. El primero se refiere a la forma de gobierno en la que el soberano utiliza la amenaza de muerte como método de control, en la segunda el control se viabiliza a través del poder del estado de controlar los distintos fenómenos vitales, el cual va a ser legitimado a través de la protección de la vida. El cambio conceptual que aduce Foucault sigue en realidad latente. Se sigue ejercitando un derecho de hacer morir o dejar vivir. Lo que ha cambiado es la forma en que se legitima el poder, ya no a través del Estado de Derecho sino del Narco Estado. Es así como el Mundo del Narcotráfico se empodera de la figura del soberano y se contrapone al Gobierno, utilizando como ley y orden la intimidación y la violencia por manos de su ejército de sicarios. 6. Conclusiones "Hacen falta mapas estratégicos, mapas de combate, porque estamos en guerra permanente, y la paz es, en ese sentido, la peor de las batallas, la más solapada y la más mezquina." –Foucault-

La guerra contra el narcotráfico ha sido una de las más sanguinarias y largas que existe; extendiéndose la misma por todos los espacios geográficos del planeta. El Narco Estado ha logrado 13

no solamente pasearse por los cimientos del Estado de Derecho sino que a su vez se ha posicionado y desde ahí cuestiona la legitimidad del mismo. Convirtiendo al Gobierno y a sus ciudadanos en rehenes de su soberanía. Por medio de la intimidación, extorsión, violencia, narcoterrorismo, entre otros, el narcotraficante y su ejército de sicarios ha hecho del Estado Soberano una realidad económica, política y social. Es así como el orden, las leyes y el propio Gobierno se estremece. El sistema de “hacer morir o dejar vivir” usurpa el derecho a la vida y protección social invalidando el contrato social que da razón de ser al Gobierno. La Soberanía pasa a definir nuestra existencia social. El Capo, a través de sus emisarios sicarios, representa un retroceso político en el Estado de Derecho, haciendo de la Gubermentalidad un imposible. Desde el tope de su sistema piramidal, los Jefes de Carteles se insertan en nuestro orden social, muchas veces logrando inclusive escaños públicos dentro de los congresos 30 o colocando en estos puestos a figuras que signifiquen un adelanto a su causa. Teniendo como resultado representantes del Estado Derecho que operan fuera de este. Es así como el famoso lema del cartel de Medellín: “Plata o Plomo” se mantiene aún vigente, con ciudadanos que en la mayoría de los casos escogen la “plata”. Esta incursión y poderío del cual disfrutan los narcos no podría ser posible sin un sistema represor, capaz de poner a correr una maquina de miedo entre los ciudadanos. Es el sicario, figura temeraria, quien tendrá como deber laboral poner en marcha el aparato opresor del soberano. Fríos y calculadores, han hecho de la muerte un estilo de vida 31. Nacidos de la miseria, renuncian a un Estado que renuncio a ellos desde mucho antes. Otorgándole a variables binomial como lo correcto/incorrecto, moral/inmoral, vida/muerte, un nuevo valor dentro del paradigma social. Se hace imposible mantener un sistema Biopolítico, cuando a su vez se mantiene un Estado Soberano a modo paralelo. Los acuerdos que legitiman el Estado de Derecho han sido quebrantados, dejando a discreción del sicario si transitar cierta vía pública, vivir en ciertos espacios o como en la Colombia de Vallejo, caminar y tropezar con alguien, es suficiente afrenta para pagar con la vida. Ya la vida y la protección de seguridad se ha invalidado, el ciudadano ya ha asumido esto y entiende solo queda aprender la reglas del Estado Soberano. Entender códigos de conductas, armarse y entrenarse; para En 1982, Pablo Escobar fue elegido como diputado/representante suplente a la Cámara de Representantes del Congreso de Colombia, como parte del Partido Liberal Colombiano. 31 Véase: “El Cartel de la droga más sanguinario se adueña del norte de Guatemala” en http://www.elpais.com/articulo/internacional/cartel/droga/sanguinario/aduena/norte/Guatemala/elpepui nt/20110519elpepiint_2/Tes 30

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así velar por su propia seguridad. Desde los sicarios de las novelas de narcocultura a los sicarios que a diario transitan nuestras calles y las hacen suyas; lo cierto es que de esa línea fina entre ficción y realidad ya solo quedan trazos. Curiosamente el sicario, como fenómeno político/social, ha venido ocupando un sitial cada vez más prominente en nuestra cultura, logrado posicionarse como una garantía de índice de audiencia para las cadenas de televisión y un bestseller para nuestros escritores. Después de todo, mejor leer sobre nuestra violenta realidad que salir a la calle y vivirla de mano de uno de ellos.

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