Guevara, Nicolás de

September 16, 2017 | Autor: Vicenç Beltran | Categoria: Cancionero poetry, Cancionero, Poesía cancioneril, Cancioneros medievales, Poesia De Cancionero
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Guevara, Nicolás

Bibliographia Missionalia ­Augustiniana. América Latina (15331993), Madrid, Editora Revista Agustiniana, 1993, págs. 344348; A. Enríquez Chillón, “Sugerencias en torno al soneto ‘No me mueve, mi Dios’”, en Naturaleza y Gracia, 49 (2002), págs. 299-332. Rafael Lazcano González

Guevara, Nicolás. ?, s. t. s. xv – Medina del Campo (Valladolid), 1504. Mayordomo de Isabel la Católica, noble y poeta. En los cancioneros de fines del siglo xv (General y de la Biblioteca Británica) aparece un grupo de poemas atribuidos a un misterioso Guevara que, desde los tiempos de Menéndez Pelayo (“cuento entre los mejores [poetas] a un cierto Guevara”, del que destacó “cuatro o cinco [poesías] muy lindas, de expresión mucho más natural y tierna que lo que suele encontrarse en los Cancioneros”), ha atraído fuertemente la atención de los estudiosos por sus peculiaridades estilísticas, temáticas y de expresión poética, pues denotaba una intensa penetración de elementos petrarquistas desde fecha muy temprana. Es autor de varias obras menores (preguntas y respuestas, esparsas) que, sin embargo, figuran entre lo más interesante del período, de una compleja Sepultura de amor (que él mismo vincula a Ocaña), inspirada en las concepciones de la filosofía natural del período sobre el sentimiento amoroso, y de otras coplas, entre las que destaca “Oh desastrada ventura”, localizadas en la sierra de Guadalupe. Sin embargo, hasta hace poco tiempo no ha sido posible establecer una datación precisa, ni su adscripción a un grupo social ni, mucho menos, una identificación, que ahora resulta segura. En 1464 debió de asistir en Guadalupe a la entrevista entre Alfonso V de Portugal, Enrique IV y su hermana Isabel, quizá ya en el séquito de la princesa, que se reflejó en alguno de sus poemas más petrarquizantes; el poema “a una partida que el Rey don Alonso hizo de Arévalo” puede datar de noviembre de 1465, en que estaría en su séquito: quizá sea entonces cuando él y Jorge Manrique se cruzaron una pregunta con su respuesta. Por otra parte, fray Francisco de Ávila (seguramente hijo del secretario de Isabel la Católica Alfonso de Ávila), en su largo poema La vida y la muerte (Salamanca, 1508), mencionándolo (“De Gueuara ya no hablo”), como en los cancioneros, sólo por el apellido junto a poetas como Garci Sánchez de Badajoz, Diego de San Pedro o Cartagena, parece ya darlo por muerto.

A partir de estos datos no resulta excesivamente difícil identificarlo con un personaje que en diversas fuentes documentales del período de los Reyes Católicos aparece citado a menudo como “Guevara”, con sólo el apellido (el Libro del Limosnero, los “descargos de la Reina”, las nóminas de su Corte, las cuentas de Gonzalo de Baeza o las de Alonso de Morales, el Registro General del Sello...). Se trata en realidad de Nicolás Guevara, criado de Gonzalo Chacón (protegido de Isabel de Portugal, la madre de Alfonso e Isabel, luego encargado de la educación de ambos; este personaje tenía su casa en Ocaña, donde Guevara localiza la composición de la Sepultura de amor), que fue contino y contador de la casa real, comendador de Santiago y alcaide y justicia mayor de Cartagena, cuya segunda esposa (Leonor de Avendaño), hijo e hija (María y Juan) aparecen al servicio de miembros de la casa real en los años de fin de siglo; fue teniente del mayordomo mayor a las órdenes de Chacón, a quien sucedió en el cargo a su muerte en 1502. Salazar y Castro nos informa de que fue hijo de Pedro de Guevara, a su vez hijo natural de Íñigo de Guevara, primer conde Oñate (de donde le vienen los títulos de señor de Ameyugo y Tuyo y de la casa de Larraztegui), y que estuvo casado en primeras nupcias con Gracia de Yarça, de quien fueron hijos los dos que están documentados en la Corte; por fin, comunica que murió en Medina del Campo, en octubre de 1504, de la misma epidemia que acabó con la vida de la Reina y de otros notables. Como caballero, aparte de sus cargos en Cartagena, había recibido la fortaleza de Irurita en 1487 y participó en la Guerra de Granada. En los numerosos documentos autentificados con su firma, normalmente usa sólo el apellido, Guevara, como en las rúbricas de los cancioneros y en la documentación interna de la Corte. En cuanto a su dedicación a las letras, no se puede olvidar que también la tuvo su antepasado Pero Vélez de Guevara, notable poeta del Cancionero de Baena, y su mentor Gonzalo Chacón, que intervino en la crónica de Álvaro de Luna. El riguroso paralelismo entre el personaje histórico y el poeta, su coincidencia en unos mismos círculos sociales y políticos y en una misma época permiten identificarlos sin lugar a duda. Obras de ~: “La ‘Sepultura de amor’ de Guevara. Edición

crítica [de M.  Toro Pascua]”, en A.  Méndez Collera y V. Roncero López (eds.), Nunca fue pena mayor. Estudios de literatura española en homenaje a Brian Dutton, Cuenca, Universidad de Castilla-La Mancha, 1996, págs. 663-690; Poesie. Guevara, ed. crít. de M. d’ Agostino, Napoli, Liguori, 2002.

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Guevara, Pedro de

Bibl.: L. de Salazar y Castro, Historia genealógica de la Casa de Lara [...], Madrid, en la Imprenta Real por Mateo de Llanos y Guzmán, 1696-1697; M. Menéndez y Pelayo, Historia de la poesía castellana en la Edad Media, ed. ordenada y anotada por A. Bonilla y San Martín, Madrid, Librería General de Victoriano Suárez, 1914-1916, 2 vols; P. le Gentil, La poésie lyrique espagnole et portugaise à la fin du Moyen Age, Rennes, Plihon, 1949-1953, 2 vols.; A. y E. A. de la Torre, La casa de Isabel la Católi­ca, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 1954; Cuentas del tesorero Gonzalo de Baeza, Madrid, CSIC, 1955-1956; E. Benito Ruano, El libro del limosnero de Isabel la Católica, Madrid, Ministerio de Trabajo y de Asuntos Sociales, 1989; P. Cátedra, La historiografía en verso en época de los Reyes Católicos. Juan Barba y su Consolatoria de Castilla, Salamanca, Universidad, 1989; A. Rodado Ruiz, “Un caso de intertextualidad explícita: las coplas de Guevara ‘a una partida que el rey D. Alonso hizo de Arévalo’”, en J. Paredes (ed.), Medioevo y literatura. Actas del Congreso de la Asociación Hispánica de Literatura Medieval (Granada, 27 septiembre-1 octubre 1993), vol. IV, Granada, Universidad, 1995, págs. 165-178; M. Toro Pascua, “Algunas notas para la edición de la poesía de Guevara”, en J. Paredes (ed.), Medioevo y literatura, op. cit., vol. IV, págs. 389-403; R. Andrés Díaz, El último decenio del reinado de Isabel I a través de la tesorería de Alonso de Morales (1495-1504), Valladolid, Universidad, 20­04; V. Beltran, “Guevara”, en C. Parrilla y M. Pampín (eds.), Actas del IX Congreso de la Asociación Hispánica de Literatura Medieval, La Coruña, Toxo Soutos, 2005, págs. 43-81. Vicenç Beltran

Guevara, Pedro de. Belorado (Burgos), m. s. xvi – Madrid, 21.IX.1611. Humanista, teólogo, filósofo. Se dispone de muy pocos datos sobre su vida. Parece que estudió Teología en la Universidad de Alcalá y que posteriormente se ordenó sacerdote. Por el tenor de sus libros, se puede decir que asimiló intensamente la doctrina filosófica y teológica del mallorquín Raimundo Lulio, una de las figuras más eminentes de la cultura del siglo xiii, cuya difusión en la Universidad de Alcalá debió mucho al magisterio de Nicolás de Pax y al respaldo del cardenal Cisneros. Dos de sus obras se dedican íntegramente a glosar las de Lulio, “el Doctor Iluminado”, así conocido por su agudeza y clarividencia intelectuales, a las que acompañó siempre un gran afán divulgador; estas señas inequívocas de la obra luliana impregnan también la de Guevara. Las dos obras citadas son: Arte general y breve en dos instrumentos para todas las ciencias. Recopilada del Arte Magna y Arbor Scientiae del Doctor Raymundo Lulio (1584) y Declaracion muy copiosa para las obras de Raimundo Lulio (1618). Colaboró con la Academia Matemático-Filosófica, también de raigambre luliana, creada por Felipe II y dirigida por Juan de Herrera. Para esta institución, tra-

dujo varias obras de Lulio al castellano. Fue maestro, en la Corte de Felipe II, de las infantas Isabel Clara Eugenia y Catalina Micaela, quienes aparecen explícitamente citadas en el título de uno de sus libros de gramática: Nueva y subtil invencion en seis instrumentos intitulado juego y ejercicio de letras de las serenissimas infantas Doña Isabel y Doña Catalina de Austria, publicado en Madrid en 1581. Además, su libro Escala del entendimiento (Madrid, 1593), que se ocupa de las disciplinas de la gramática, la dialéctica y la retórica, está dedicado a la infanta Isabel Clara Eugenia. Aunque habitualmente se situaba la fecha de su muerte en torno a los años 1628-1629, Cristóbal Pérez Pastor, en sus estudios de bibliografía madrileña de los siglos xvi y xvii, señala un inventario de los bienes de Guevara donde se dice que murió en Madrid el 21 de septiembre de 1611. Algunos críticos han llegado a considerar a Pedro de Guevara como el mayor representante del pensamiento luliano en la cultura de Castilla. Ciertamente, además de ser uno de sus grandes impulsores y divulgadores, la gran variedad de disciplinas que Guevara abarcó en sus numerosos escritos es muestra fehaciente de que, hasta en este punto, quiso emular el carácter enciclopedista de su modelo. En este sentido, sobresalen sus libros La escala del entendimiento, que concibe como síntesis de las disciplinas gramaticales, dialécticas y retóricas, o los tratados, citados al comienzo, en los que profundiza en la explicación de las grandes obras del maestro Lulio. Obras de ~: Nueva y útil invención de aprender gramática, Al-

calá, 1563 (vers. lat. de N. Antonio, Methodum inventionis & dispositionis & eloqutionis, Hispali, Alphonsum de la Barrera, 1577); Nueva y subtil invencion en seis instrumentos intitulado juego y ejercicio de letras de las serenissimas infantas Doña Isabel y Doña Catalina de Austria, Madrid, Herederos de Alonso Gómez, 1581; Arte general y breve en dos instrumentos para todas las ciencias. Recopilada del Arte Magna y Arbor Scientiae del Doctor Raymundo Lulio, Madrid, Herederos de Alonso Gómez, 1584 (El arte general y breve de Pedro Guevara: para estudios de lógica y gramática, ed. de M. Á. Bermejo Garrido, Madrid, 1987); Breve y sumaria declaración de la Arte General, Madrid, Pedro Madrigal, 1584; Escala del entendimiento en la cual se declaran las Artes del Licenciado Pedro de Guevara, de Gramática, Dialéctica y Retórica y la universal para todas las ciencias, Madrid, Pedro Madrigal, 1593; Declaracion muy copiosa para las obras de Raymundo Lull, Doctor iluminado de la ciudad de Barcelona; que son las tres Artes de Gramatica, Dialectica, y Rethorica, y la universal para todas las ciencias, y la escala del entendimiento, 1618; Tabulam Grammaticae, s. f.

Bibl.: N. Antonio, Biblioteca Hispana Nova, t. II, Madrid,

Joaquín de Ibarra-Viuda y herederos de Joaquín de ­Ibarra,

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