Halitosis: un problema médico y social

June 20, 2017 | Autor: Antonio Bascones | Categoria: Halitosis, Humans, Female, Male, Chewing gum, Medicina Clinica
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[Halitosis: A medical and social problem.]
Bascones-Martinez A.
Med Clin (Barc). 2014 Feb 10. pii: S0025-7753(14)00008-6. doi: 10.1016/j.medcli.2014.01.002. [Epub ahead of print] Spanish. No abstract available.



Halitosis un problema médico y social
Antonio Bascones-Martinez
Catedrático de Medicina Bucal y Periodoncia. Departamento de Estomatología III-Facultad de Odontología-Universidad complutense Madrid, España.


En los últimos años, una consulta cada más frecuente por la que acuden los pacientes a nuestra consulta es la halitosis, el olor desagradable del aire que se expele por la cavidad bucal. Esto significa no solamente un problema de salud sino además uno de tipo social, dado que interviene en las relaciones sociales y de comunicación, hoy día tan importantes en la sociedad actual.
El interés que ha despertado este problema abarca una serie de causas, a veces difíciles de señalar como son las bacterias intraorales que degradan el material orgánico de restos de alimentos, placa bacteriana etc. La degradación produce sustancias aromáticas y compuestos sulfurados. A ello contribuye, en mayor o menor medida, la enfermedad periodontal con sus distintas variantes, las caries y la sequedad bucal (1) Aproximadamente el 90% de los casos tiene su origen en la cavidad bucal por la presencia de las bacterias anaerobias gram-negativas que actúan sobre las superficies orales (mucosas y dientes), bolsas periodontales y superficie dorsal de la lengua. El proceso es la fermentación microbiana de proteínas, péptidos y aminoácidos que contienen sulfuros aportados por la saliva, fluido crevicular, sangre, neutrófilos, células epiteliales descamadas y restos de alimentos. Principalmente es el sulfuro de hidrógeno (H2S) y el metilmercaptano (CH3SH) en los casos de halitosis de origen oral y el dimetilsulfuro (CH3)2S en los de origen extraoral.
Aunque los compuestos sulfurados volátiles (CSV) son los más frecuentes entre los componentes odorigénicos, se han identificado también otros productos que pueden contribuir, en mayor o menor intensidad, cómo compuestos aromáticos volátiles (indol y escatol), ácidos orgánicos (acético, propiónico) y aminas (cadaverina y putrescina).
La boca sana es la mejor medida para evitar el problema por lo que el control de las infecciones gingivales y de las caries, principalmente, debe ser el objetivo fundamental complementado, si procede, por el uso de colutorios con antimicrobianos y chicles. No se debe olvidar que en la cavidad bucal coexisten multitud de especies bacterianas como Porphyromonas gingivalis, Treponema dentícola, Prevotella intermedia, Tannerella forsythia, Porphyromonas endodontalis etc (2)
Hay una relación directa entre la inflamación gingival y el aumento de la concentración de CSV que aumenta a medida que la presencia de la gingivitis y el biofilm se acumulan.
En relación con la periodontitis se ha visto que esta relación entre la concentración de CSV y la profundidad de sondaje. Las bolsas encierran en su interior una masa microbiana rica en anaerobios. Así, pues, se ha comprobado una relación directa estadísticamente significativa entre la concentración de CSV y los índices de placa, gingivitis y profundidad de sondaje con un predominio del metilmercaptano. La superficie dorsal de la lengua es un buen lugar de producción del mal olor. La profundidad de las bolsas facilitan un medio anaerobio y de potencial óxido-reducción favorable al crecimiento de ciertas especies por lo que los pacientes que presentan una periodontitis, y cuánto más grave peor, son más propensos a la halitosis.
Hay ciertos métodos para detectar y cuantificar los compuestos odorigénicos como la cromatografía de gases, la espectrometría de masa y la crioosmocopia. Rosenberg y col. (3) Fueron los primeros e describir la utilización de un monitor portátil para medir los sulfuros, el Halimeter ( Interscan, Chatsworth, California, EEUU) que tiene la virtud de cuantificar la concentración de CSV en el aliento demostrando que la halitosis se correlacionaba significativamente con las medidas organolépticas.
La halitosis no sólo es un problema social sino también de orden tóxico para los tejidos pues los CSV pueden jugar un papel en la etiopatogénesis de las periodontitis. No en balde los productos cómo el sulfuro de hidrógeno y el metilmercaptano pueden destruir la membrana basal de la unión dentogingival así como alterar los fibroblastos y el contenido de colágeno inhibiendo la síntesis de DNA y la afectación de la respuesta inflamatoria con la aparición de interleuquina-1, estímulo de la producción de prostaglandina E2 y aumento de la colagenasa.
La evaluación organoléptica es una de las claves en el diagnóstico y en el tratamiento de la halitosis. El olfato humano es un método de referencia aunque necesita de varios jueces. Rosenberg et al (3,4) los clasifica de 0 a 5 y que va desde no se aprecia olor hasta que el olor es desagradable. Es necesario complementar esta prueba con un cuestionario sobre salud general (sinusitis crónica, obstrucción nasal, alergias, amígdalas, disfagias, y hábitos de vida y costumbres (alcohol, tabaco, medicamentos, dieta, higiene oral, cepillado, colutorios etc.). Todo ello junto la evaluación organoléptica nos servirá para tener una aproximación diagnóstica que se puede complementar de una manera más objetiva con el osmoscopio diseñado por Sulser en 1939 y la cromatografía de gases de Tonzetich y Schmidt a finales de la década de los 80 (5). Hoy día los monitores portátiles de sulfuros como el Halimeter(R) muestran una buena correlación entre la cromatografía de gases y la evaluación organoléptica. Puede ser interesante evaluar la microflora del dorso lingual por su asociación con la halitosis. La muestra se obtiene con un raspador lingual y realizar un análisis bacteriológico para la cuantificación y el porcentaje de anaerobios gram-negativos, detección de especies asociadas a la halitosis. Los resultados no son concluyentes y debe de interpretarse con cautela. El diagnóstico se basa en estos análisis, exploración de la cavidad bucal y la historia clínica completada con el cuestionario de salud.
El tratamiento más efectivo es el de la prevención con la higiene oral, cepillado, control de placa y revisiones periódicas con el especialista (6). En el caso de que haya una periodontitis clara es necesario proceder a la desinfección bacteriana y al control de la inflamación (7) Se han utilizado con cierto éxito los agentes antimicrobianos tópicos cómo colutorios, dentífricos, pastillas y chicles procurando que su uso a largo plazo no interfiera con el equilibrio natural de la flora bucal y no favorezca la aparición de organismos exógenos, resistencias microbianas y efectos adversos.
De Luca-Monasterio et al (8) presenta un estudio sobre la prevalencia de la halitosis en una población joven y el efecto del chicle sobre el aliento. El monitor de sulfuros antes y después de masticar chicle demostró una disminución de los CSV y una mejora de la percepción del paciente y de terceros.
En suma el control de la halitosis pasa por una prevención de la salud oral y una mejora de los hábitos de vida y costumbres. En el futuro se dará una mayor importancia a este hecho valorando la cavidad bucal como reservorio de especies responsables del mal olor y haciendo hincapié en la mejora de los hábitos de vida.

Bibliografía
1. Rösing CK, Loesche W. Halitosis: an overview of epidemiology, etiology and clinical management. Braz. Oral Res. 2011 ; 25:466-71.
2. De Boever EH, De Uzeda Loesche WJ. Assessing the contribution of anaerobic microflora of the tongue to oral malodor. JADA 1995 ; 126. 1384 -1392.
3. Rosenberg M, Kulkarni GB¡V GV, Bosy A, McCulloch G. Reproducibility and sensitivity of oral malador measurements with a portable sulphide monitor. J Dent Res 1991; 70. 1436 -1440.
4 Rosenberg M. First international workshop on oral malodor. J Dent Res 1994; 73:586-589.
5 Tonzetic J, Ng SK. Reduction of malodor by oral cleansing procedures. Oral Surg Med Oral Pathol 1976; 42: 172 -181.
6 Scully C, El Maaytah M, Porter SR, Greenman J. Breath odor: etiopathogenesis, assessment and management. Eur J Oral Sci 1997; 105: 287-293.
7 Yaegaki K, Sanada K. biochemical and clinical factors influencing oral malodor in periodontal patients. J Periodontol 1992; 63:783-789.
8 De Luca Monasterio F, Chimenos-Küstner E., López-López J. Halitosis. Análisis del aliento antes y después de masticar chicle. Med Clin 2014 (Aceptado para publicación).

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