Husserl y lo político

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Husserl y lo político
Rodrigo Arias

















































Tema: Husserl, lo político y lo humano
Subtema: Los límites y desafíos de la racionalidad europea del siglo XX
para el alcance de una razón aplicada a lo social que trascienda lo
empírico

Pregunta a responder: ¿Cómo debemos comprender los elementos que debe tener
en cuenta una ciencia del espíritu social para la cual la ciencia natural
empírica resulta insuficiente?

Introducción:

A lo largo de Kaizo: Renovación del hombre y de la ciencia, Husserl denota
la limitación de la razón europea para establecer una apriorización del
espíritu humano. Denota a su vez el cinismo y falta de fe que fue surgiendo
después del golpe de la primera guerra mundial, la preocupación por la
creciente pasividad con que se trata la decadencia misma de occidente, el
preocupante crecimiento del cinismo propio de la Realpolitik entre otros
conflictos.
La tentativa de este trabajo consiste en analizar la crítica husserliana a
la razón Europea e intuir a la vez la propuesta de Husserl para una nueva
política humana. (Kaizou, Husserl, p. 17, 18)

La problemática:

Husserl propone que la cultura europea está en decadencia, su reserva
cultural ha sido agotada y a su vez existe una pretensión de concebir una
vida racional tanto individual como colectivamente. Por otro lado, Husserl
llama a que no permitamos que la decadencia de Occidente ocurra mientras
vislumbramos todo de forma pasiva. La transformación, debe darse, sin
embargo a partir de la propia voluntad del hombre.(Kaizou, Husserl, p. 17,
18)

Solo se puede llegar a un trabajo eficiente y liberador si logramos volver
racional la fe para trascender la mera emotividad, así es como Husserl
concibe que se mueven montañas.Husserl propone que para llegar a una
ciencia del espíritu social se requiere racionalizar teniendo en cuenta las
bases aprióricas de la condición racional humana, y se debe juzgar teniendo
en cuenta esas bases, no se le puede juzgar de la misma forma en que se
juzga un objeto inorgánico dentro del mundo. Al estudiar la naturaleza se
suele hacerlo exteriormente y sólo se entiende en su sentido espacio-
temporal externo. En contraste, en las ciencias del espíritu la forma
espacio temporal posee mucha mayor individualidad e intimidad en la medida
en que posee leyes aprióricas reconocidas por cada individuo en sí mismo, y
que no pueden ser explicadas aprióricamente por una racionalidad exógena.
(Kaizou, Husserl, p. 19).

Las ciencias humanas (históricas, del espíritu) son insuficientes para
lograr una ciencia del espíritu humano que conduzca al hombre a un actuar
racional basado en un principio científico en la medida en que remiten a un
análisis desde una realidad presente y con una carga (prejuicio) ideológico
de antemano. (Kaizou, Husserl, p. 20)

Por otro lado, Husserl reclama el hecho de que no hay ya una metafísica de
la historia con aspiración de ciencia, por más que ésta haya superado la
etapa de historicismo escéptico (La filosofía como ciencia estricta,
Husserl, p. 48). Husserl constantemente hace manifiesta la incapacidad
tanto epistemológica como hermenéutica que se ha dado hasta el momento para
lograr abordar el problema en cuestión. Por otra parte, critica el hecho de
que el naturalismo que ve con ojos escépticos todo reduciéndolo a causas
naturales se contradice pues él mismo está a su vez llevando a cabo una
idealización (La filosofía como ciencia estricta, Husserl, p.51). Aquí
expone lo que podría considerarse como una suerte de oxímoron del
naturalismo.

Husserl confía, por otro lado, en una posibilidad de apriorizar el espíritu
humano basándose en ideas tales como hombre como ser racional o cultura
(término que será explayado más adelante), en tal sentido sería análoga a
la apriorización de las funciones matemáticas para la investigación de
temas referentes a lo espacio temporal. La propuesta está fundamentada en
que el ser humano no puede tomar decisiones basándose en un instinto
contingente, sino que es menester buscar refugio en una ciencia capaz de
darle soluciones generales absolutas (Kaizou, Husserl, p. 21).

Esta sección del trabajo husserliano gira en torno no solo al problema a
abordar, sino a la insuficiencia de los métodos existentes para abordarlo.
Hace reminiscencia del concepto de tecno ciencia utilizado de forma crítica
para poner de relieve la delimitación del concepto contemporáneo de ciencia
a cuestiones mecánicas. Esta concepción de la ciencia fue a su vez
criticada por Marcuse en su obra El hombre unidimensional (Marcuse, 1964)
en la cual pone de relieve la preocupante purga por parte del método
positivista con respecto a cada aspecto no solo del conocimiento, sino de
la vida humana en general: desde la orientación del trabajo hasta la
determinación del sentido de vida a partir de axiomas que alienan al hombre
de su verdadera dirección. Considero que entre ello y la crítica
husserliana a la limitación de la ciencia para abordar asuntos humanos
existe una relación de complementariedad.


Sobre la capacidad de autocorrección:

Dentro de la conducta social del hombre dentro de una comunidad, Husserl
habla acerca de la capacidad de autoconciencia del hombre como
autoreflexión y autoexamen, llega a autovalorar tanto sus fortalezas de
carácter como sus falencias. Se renueva en la medida en que es capaz de
corregir aquellos tipos de conducta que considere inadecuados, en tal
sentido Husserl habla del hombre como un ser dinámico (Kaizou, Husserl, p.
27). Es esta capacidad de auto corrección un elemento que debe ser tomado
en cuenta por cualquier eventual ciencia del espíritu social que intente
abarcar la condición humana en su correcto marco de oportunidades de
mejora.







Sobre el pluralismo y la ética autorregulativa:

Husserl comprende la ética como una forma de lograr regular al hombre, y
por ende es un aspecto vital dentro de una nueva ciencia del espíritu. La
ética permite que el hombre llegue a una atorregulación. Exige, a su vez,
el pasar de ser una ética pura basada en lo más general y abstracto
(apriórico) a una ética empírica que busca más bien ser guía para el
hombre.(Kaizou, Husserl, p. 26)

Otro elemento importante dentro de esta ciencia del espíritu es la adopción
de una ontología pluralista comprendida como lo originariamente dado; en
contraste con el pensamiento de Aristóteles quien proponía que la polis
antecedía a la familia y al individuo. (Husserl y lo político, Schuhmann,
p.53)

Ese pluralismo puede ser relacionado al hecho de que Husserl concibe a la
humanidad como a un ser humano en gran escala el cual está en toda la
capacidad de autorregularse y tomar sus propias decisiones éticas, así como
de lograr objetivos a nivel comunitario total. (Kaizou, Husserl, p. 26) La
interrelación comunicativa humana es una constante en lo que sería una
eventual teoría husserliana del estado. Esto se relaciona con la
observación de Schuhmann del sujeto husserliano como un sujeto comprendido
parcialmente como independiente, pero a su vez como ser que se constituye
mediante un proceso dinámico en el cual se da un encuentro con otros
(Husserl y lo político, Schuhmann, p. 54).



Para Husserl, la autorregulación del hombre no se debe limitar solo a una
autorreflexión con respecto a sus métodos, sino a cuestionar además la
axiología de los valores que persigue (Kaizou, Husserl, p. 30).

Este acto autor reflexivo conduciría al hombre al ideal de una humanidad
auténtica, Husserl denomina como humanidad auténtica a aquella capaz de
cuestionar sus principios y axiomas, que intenta acercarse a un ideal de
perfección absoluta que trascienda la relativa (Kaizou, Husserl, p. 32).



Husserl y la intersubjetividad comunitaria:

La comunicación con los otros, indica Husserl, se da como instinto y es
algo ineludible. No solo hace que se tome conciencia de las experiencias
del uno como sujeto aislado, sino también del otro (Husserl y lo político,
Schuhmann, p. 56). De este proceso es que surge la intersubjetividad que
es cuando se da la relación del uno para el otro, sujetos que se dan el uno
para el otro o también entendible como uno junto al otro, en sentido de
relación más íntima (Husserl y lo político, Schuhmann, p. 57).

La intersubjetividad se da en primera instancia entre extraños, entre seres
que no se conocen los unos a los otros, pero esto se da únicamente como una
primera etapa. Luego se da el proceso mediante el cual el uno conoce su
cuerpo vivido y posteriormente de otros cuerpos vividos como tales (Husserl
y lo político, Schuhmann, p. 58).

Indica además, que el acercamiento al otro y el placer del encuentro y el
extrañamiento causado por la lejanía se dan por naturaleza (Husserl y lo
político, Schuhmann, p. 60).
El uno se ve a sí mismo por medio de los otros al existir una reciprocidad
natural, una resonancia. Más allá de la subjetividad, hay una conexión con
el otro de los sujetos en toda su complejidad. La comunicación sirve para
comunicar los anhelos de la persona, la comunidad surge así como una
voluntad colectiva que llega a una unidad: se establece un querer común
(Husserl y lo político, Schuhmann, p. 61).

Este movimiento comunicador se da de forma integrada: no hay un yo detrás
de movimientos, sino que está integrado a ellos y de la misma forma ocurre
con el otro, no se requiere de un pensamiento para que el otro se mueva.

En esta sociedad se da y se recibe influencia, lo que se conoce como
"relieve social" que es una negociación dirigida a la persecución de un fin
particular (Husserl y lo político, Schuhmann, p. 62).

Por otro lado, dentro del concepto husserliano de "comunidad del amor" se
concibe principalmente el tanto aceptar al otro como darse a él (Husserl y
lo político, Schuhmann, p. 74). El uno se encuentra a sí mismo también
mediante la búsqueda del otro, logra a su vez esclarecer la idea del otro
dentro del otro y de esa forma se forja una relación retroalimentativa
(Husserl y lo político, Schuhmann, p. 78).

A partir de estas premisas es posible deducir que, de quererse lograr una
ciencia del espíritu humano seria, no puede concebirse al sujeto sin su
relación con los otros en toda la complejidad que ello requiere. Esta
complejidad incluye como se ha señalado relaciones de interdependencia,
negociación y, como se señalará más adelante, de subordinación. Es posible,
a su vez, deducir que gran parte de los conflictos con los que tenga que
lidiar esta nueva ciencia del espíritu sean de carácter comunicativo y dado
en casos particulares, antes que un mero diagnóstico conceptualizante con
soluciones pre determinadas. El objetivo para el cual se llevaría a cabo la
praxis es el ser humano mismo dentro de su dinamismo y altibajos
comunicativos, por lo que esta nueva ciencia deberá tener una gran
flexibilidad de carácter si pretende afrontar dichos retos.

Hacia un fin común:

Para Husserl, la fundamentación de lo social está basada en la persecución
de un fin social, los actos sociales persiguen este fin. El que individuos
entren o abandonen este sistema no afecta ello, de esta forma hay una
apertura indeterminada a la hora de añadir o sustraer individuos dentro del
colectivo (Husserl y lo político, Schuhmann, p. 63).

Como continuación de lo anterior, es de notar que las uniones sociales son
de carácter pasajero puesto que se hacen y deshacen (por dispersión
espontánea o decisión consciente) de forma contingente (Husserl y lo
político, Schuhmann, p. 64). Dentro de la teoría Husserliana, la autónoma
voluntad de las partes parece ser una constante.

Todo cuerpo vivido es expresión del espíritu y por ello portan significado
dentro de sí mismo, esto contrasta con las nociones de estado autoritario
en las que el estado es el espíritu que acaba por devorar al individuo.
(Husserl y lo político, Schuhmann, p.59).

Con el último punto se deja implícita la advertencia de que la nueva
ciencia no puede colocar a la entidad estatal antes que al individuo, en
tal caso se vería ineludiblemente politizada y perdería su pureza como
ángulo de estudio y praxis objetivo. La politización de una disciplina tan
compleja podría incluso llegar a ser peligrosa en manos equivocadas,
llegando incluso a degenerar en un gran aparato de ingeniería social antes
que en una piedra de toque mediadora para la armonía política. La ciencia
nueva debe tener en cuenta la diversidad de objetivos que puede existir en
cada comunidad.

¿Cómo comprender la cultura desde Husserl?

Husserl indica que la cultura es generada por las raíces y los intereses
comunes en un horizonte, asimismo por costumbres heredadas y respaldadas
por una unidad jurídica. Husserl comprende la idea de nación como un
entretejido de pueblos con una raíz de conciencia común, de esta forma la
idea de cultura está más ligada a lo tradicional y puede prescindir de la
idea de un estado (Husserl y lo político, Schuhmann, p. 68). El estado,
como se indicó anteriormente, es de carácter contingente y artificial y no
tiene la jerarquía de enraizamiento que la cultura como producto de un
pueblo podría tener.

Una ciencia del espíritu social debe tener en cuenta este carácter de la
cultura y actuar con respecto a éste, dándole de esta manera privilegio por
sobre la noción de estado; asimismo ligando siempre la idea de nación más
hacia una concepción de raíz folklórica que de aparato burocrático como
espíritu hegemónico (algo más propio de concepciones autoritarias de
estado, que tienden a instigar una noción utilitarista de los individuos).

Por otra parte, Husserl comprende la configuración estatal como una ciudad
con gobierno y ello está motivado por el miedo a una amenaza externa. Sin
esta amenaza lo que queda es una tradición interna. Lo que encontramos como
primordial es la tradición e historia interna del pueblo (Husserl y lo
político, Schuhmann, p. 72). Nuevamente lo que determina la cultura (y en
gran medida influye en lo estatal) es la raíz folklórica.

La idea de subordinación:

Hay, sin embargo, una jerarquía de voluntades unidas bajo un mismo objetivo
que de alguna forma les trasciende. Una de las voluntades suscritas a este
contrato termina siendo más determinante, y por ello escala en jerarquía y
consigue que otras voluntades se suscriban a sus órdenes (Husserl y lo
político, Schuhmann, p. 69).

Lo anterior es análogo a relación de señor-servidor. Habla de la idea de
dominio suscrita ya desde la noción nuclear básica de familia, en la cual
los niños son guiados por los adultos: este modelo puede extrapolarse a lo
social (Husserl y lo político, Schuhmann, p. 70). Un modelo bastante
similar se da en la tribu, los ancianos tienen cierta jerarquía por sobre
los jóvenes a los cuales tienen la obligación de guiar (Husserl y lo
político, Schuhmann, p. 71). De alguna manera hay una parte que "cede" con
respecto a la otra para alcanzar un objetivo común, este ceder suele estar
socialmente constituido como tradición.



El estado como fenómeno de la facticidad:

El estado para Husserl no puede ser descrito como algo inmanente en la
esencia humana, sino que la persona está más allá de dicha esencia y tiene
una relación que trasciende a dicho estado, no es que simplemente pertenece
a él (Husserl y lo político, Schuhmann, p. 82).

Dentro de una ciencia del espíritu social no se podrá tener al estado como
eje primordial, sino al individuo que lo antecede. Por otro lado, propone
que el estado nace del libre albedrío, de una voluntad estatal: ergo,
artificialmente fundada él (Husserl y lo político, Schuhmann, p. 83).

El estado se comprende como un ser histórico con una infinitud histórica,
es decir que jamás termina en su proceso de devenir histórico constante;
dentro de este esquema, el ser humano debe ser comprendido como ser
anhelante que vive dentro de una infinitud incesante, como jamás estando en
terreno cómodo (Husserl y lo político, Schuhmann, p. 88).

El anhelo constante del ser humano dentro de su infinitud como ser que
genera un estado debe tomarse en cuenta en una eventual formulación de una
ciencia del espíritu. El anhelo se comprende aquí como un motor que genera
movimiento en el ser humano. La completitud histórica parece entonces una
ilusión, no hay un "fin de la historia" (como propondría Fukuyama) sino un
constante proceso de reconstrucción y renovación.

Husserl describe un esfuerzo positivo de la humanidad por lograr a
objetivos en común y lo compara con un esfuerzo negativo que más bien busca
evitar el dolor, este segundo siendo únicamente una forma de transición
hacia lo positivo (Kaizou, Husserl, p. 28). Aquí comprendemos que la forma
que parece adoptar este movimiento incesante es hacia un progreso hacia
arriba, en tal sentido Husserl presenta una óptica optimista del flujo de
la historia humana que, aunque siempre inacabada, presenta un avance de
autosuperación. Quizás esto pudiera abrir el debate para una eventual
comparación con el proceso dialéctico histórico presentado por Hegel.

Conclusiones:

La propuesta de Husserl busca en definitiva refrescar las, como lo
demostró, ya desgastadas metodologías de las ciencias europeas. La
consideración de los nuevos factores que trabaja a lo largo de su obra
aumentará la extensión de los valores a considerarse pero, de llevarse a
cabo su propuesta, se logrará una visión más lúcida y realista de las
cuestiones que deben ser consideradas para lograr una mayor comprensión del
espíritu humano en conjunto.

La propuesta política de Husserl no está del todo definida en cuanto a
encasillamiento, pero parece trascender las concepciones con las que hasta
el momento se han trabajado. La adaptación de este pensamiento dentro del
pensamiento político ayudará a trascender los factores meramente
cuantitativos, y permitirá alcanzar una praxis más humana.





Bibliografía:

Kaizou: Renovación del hombre y de la ciencia, Emund Husserl
La filosofía como ciencia estricta, Edmund Husserl
Husserl y lo político, Karl Schuhmann
El hombre unidimensional, Herbert Marcuse
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