Intimidades

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DES INDES OCCIDENTALES A L'AMERIQUE LATINE a Jean-Pierre BERTHE

Textes reunis par Alain MUSSET et Thomas CALVO

Coedite avec le Centre d'etudes mexicaines et centramericaines et 1'Institut des hautes etudes de TAmerique latine Avec le concours de 1'Institut universitaire de France

Les ouvrages ENS EDITIONS Fontenay/Saint-Cloud sont en vente au Centre de publications-recherche ENS 31, avenue Lombart BP 81 92266 Fontenay-aux-Roses Cedex © 01 41 13 24 81 ou 01 41 13 24 83 - fax 01 41 13 24 78 sont egalement diffuses et distribues par OPHRYS 10, rue de Nesle 75006 PARIS © 01 44 41 63 75 - fax 01 46 33 15 97

Diffusion - Distribution OPHRYS 10,ruedeNesle 75006 PARIS © 01 4441 6375 © ENS EDITIONS, 1997 CPPAP n° 57861 - ISSN 1258-1135 - ISBN 2-902126-37-9 - Depot Legal 1997 Imp. Bialec S.A. - D.L. n° 46418

INTIMIDADES

Asuncion LAVRIN

La dificultad de adentrarse en la vida privada y las experiencias mtimas de quienes vivieron hace varios siglos es uno delos obstaculos mas dificiles de veneer en la reconstruction historica no solo en la Nueva Espana, sino en toda la America hispana. La escasez de cartas y autobiografias que recojan las vivencias personales hacen la tarea mas ardua, especialmente si se desea recoger la mentalidad de la gente comun. El analfabetismo fue cosa corriente en la mayoria de la poblacion, pero aun personas que sabian escribir, dejaban poco mas que su firma en documentos legales, y aun menos frecuentemente un testimonio directo sobre sus pensamientos, opiniones, o emociones. El rescate de la experiencia intima y personal del hombre o la mujer comun seria casi imposible de lograrse sin la existencia de multiples instituciones de control social, a traves de cuyas investigaciones legales se obtuvieron numerosos testimonios de la vida diaria. La documentation forense abre las puertas a un mundo de personas demandadas y obligadas a hablar sobre si mismas y sobre otras para obtener evidencia o corroborar acusaciones. Es.a traves de estos testimonios que se pueden recrear situaciones en las cuales se transparenta la emotion personal, o donde se encuentran los gestos y las actividades que la simbolizaron. La mas reciente historiografia novohispana se ha enriquecido con la vision de un complejo mundo de relaciones interpersonales pacientemente extraidas de pleitos sobre propiedades, de reclamos sobre derechos de testamentaria, de juicios levantados ante las autoridades eclesiasticas, de investigaciones inquisitoriales sobre la firmeza de la fe, y otros ejemplos de literatura historico-legal1.

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La critica que se ha hecho a este tipo de fuentes es la de ser mediatizada. Los testimonies legales se hacen a traves de un notario, un abogado, o un juez eclesiastico, y la escritura sintetiza las palabras del sujeto historico. 0, de otro modo, un documento como un testamento refleja una voluntad pero envuelta en el ropaje requerido por la ley y la religion. Se pueden hacer ciertas objeciones a este argumento, pero careciendo de espacio para ello, se debe reconocer que en muchas ocasiones hay tanto monologo como dialogo en los careos, las confesiones y las acusaciones, que nos acercan tanto como pueden a la voz del testigo. Aun careciendo de un sujeto cuya voz se escuche directamente, estas fuentes ni anularon ni traicionaron la realidad que tuvieron la obligation de reflejar. Simplemente la enmarcaron dentro de una formula cuyas claves es la responsibilidad del historiador descifrar. En este trabajo deseo explorar la posibilidad de allegarnos a uno de los ambitos mas cerrados por el paso del tiempo y por el modo mismo de percibirlo y expresarlo contemporaneamente. Se trata del ambito de la intimidad entre dos personas de sexo opuesto, sea para expresar su afinidad mutua o para ocultarla de otros por una variedad de motivos personales y sociales. Por intimidad entiendo una relation emotiva compartida entre adultos y expresada en gestos, palabras y acciones. Esta intimidad es frecuentemente (aunque no exclusivamente) de caracter sexual y su existencia tuvo significado para otros que no la compartieron, pero que pudieron interpretarla a traves del lenguaje simbolico o real expresado por los sujetos que la vivieron. El valor emotivo y el significado social adscrito a la expresion de intimidad tiene que ser comun a todos los miembros de la comunidad para que pueda ser usado como un testimonio para investigar o corroborar una relacion personal. Por ejemplo, un enlace de manos entre dos amantes es un gesto de intimidad cuyo significado puede ser leido igualmente por los testigos como por los sujetos mismos. ^Cuales fueron los gestos, las expresiones simbolicas de intimidad, las situaciones que hablaron de la misma a los habitantes de la Nueva Espana? A traves del estudio de casos sometidos al escrutinio de los juzgados eclesiasticos, nos llegan testimonios ricos en sutileza y formas de percibir la conducta, que a ojos de los testigos llevaban un mensaje cuyo significado es crucial para entender los valores de esa sociedad respecto a la intimidad. Esta documentation colonial ofrece una variada gama de intimidades a las cuales no hubieramos poder tenido acceso si la rigurosa privacidad dentro de la cual se suponian desarrollar, no hubiera sido sometida a la fuerte presion de instituciones e individuos a cargo de mantener la moralidad social. La revelation de la intimidad fue voluntaria o forzada, denunciada o auto-confesada. En la mayor parte de los casos, la intention original de los actores fue la de mantener sus experiencias intimas en secreto, pero un desborde emocional les hizo cometer errores que revelaron la relacion a otros, o los llevo a exponerla intencionalmente cuando circunstancias imprevistas rompieron la armonia sobre la que se fundaban. La investigation eclesiastica expone ante la sociedad formas de intimidad consideradas «aberrantes» pero muy comunes, para que sirvieran de ejemplo moralizante. Casi siempre la revelation fue enmarcada dentro de la intolerancia

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de un acto que se percibio como subversive a la moralidad publica o privada. Un catalogo de intimidades reflejadas en los archives coloniales serf a posiblemente muy largo dada la naturaleza casuistica de toda experiencia personal. Sin embargo, para lograr cierto orden interno deseo revisar varios «tipos» de intimidades. Uso aqui casos especificos encontrados en fuentes documentales pero que representan estereotipos de muchos otros, similares en su naturaleza y significado. Social y etnicamente, las formas de intimidad que se detallan en este trabajo fueron experimentadas por todas las capas sociales y grupos raciales, aunque solo algunos esten representados en los ejemplos escogidos.

La virginidad feminina como cosa publica La virginidad fisica de una mujer llego a ser asunto piiblico al evaluarse y discutirse ampliamente en toda clase de documentos. Esta situacion toma forma al entenderse la honra publica y privada de una mujer y su familia como la preservation de la virginidad antes del matrimonio. El despliegue de testimonios sobre la condition fisica mtima de una mujer se encuentra en las cartas dotales, en las cuales se establecia el valor de las mercancias y objetos de uso diario que la mujer aportaba al matrimonio. Usualmente estas cartas expresaban la decision del hombre de entrar al estado matrimonial y conceder arras (un regalo en efectivo del hombre a su prometida) por «su virginidad y limpieza». 0 sea, que entre los aportes de la mujer a su future marido, una de los objetos que merecia especial atencion era la entereza fisica que garantizaba al hombre su absoluta y exclusiva posesion sexual. Tal posesion se proclama legalmente para conocimiento de la comunidad. Elocuentemente, a la mujer virgen se le llama siempre «doncella» mientras que a las que han perdido esa calidad se las llama «solteras», fraselogia que se extiende a los testamentos. La virginidad se vuelve objeto de una transaction juridica-social en los innumerables reclamos que su perdida origina en las mujeres que litigan por la restauracion de su honor, en los hombres que se auto-acusan de haber deprivado a la mujer de su virginidad y aceptan el casamiento como trueque moral para restitutir el honor de la mujer, y en aquellos que son acusados de haber desflorado y, por ende, desvalorizado a sus victimas. La virginidad se exhibe, se quita, se roba, se cobra y se paga en publico. No existe inhibition o privacidad alguna al respecto. Hombres y mujeres de todas las esferas sociales y en todo tiempo se refieren constantemente a la virginidad, que pierde su misterio para convertirse en uno de los asuntos mas traido de la literatura forense. Refiriendose a Maria Teresa, espanola e hija legitima, su amante de varios meses, Juan Garcia refuta en 1721 el haberle quitado su virginidad, «porque yo la tuve como mujer del uso, no doncella, y con tanto desorden que fue el motivo de que la largare, por saber que la manejaban tres...2». La vulgar manera de referirse al uso de una mujer por varios hombres no fue cosa fuera de lo comun en la escritura de la epoca. Por otra parte, vale apuntarse el uso de la palabra «gozar» refiriendose al acto sexual, palabra que se aplica a situaciones en las cuales hay un disfrute de algo, y comun en los documentos del siglo

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xvii. Josefa de los Reyes declara en 1664 haberse entregado a Juan de Aguirre, «y le hice dueno de mi honra, gozandome, lo cual ha continuado entrando en mi casa...3». La perdida de virginidad hecha voz publica implicaba la perdida de la honra personal y familiar para quienes se atribuian cierta position social. «Estar en fama de doncella» era tan importante como serlo, situacion que movio a muchas mujeres a ocultar sus embarazos o sus hijos para mantener la reputation de virgenes y no sufrir el entredicho de la comunidad4. Sin embargo, la perdida de virginidad fue asunto personalfsimo e intimo que solo se corroboro fisicamente en algunos casos de investigation de estupro o violation forzada. Si la mujer no exhibia embarazo o un hijo, el testimonio oral era la unica otra base sobre la que se decidfan estos casos. Tanto las mujeres como los hombres involucrados en los numerosos casos de reparo de honor tuvieron pocas inhibiciones para establecer abiertamente la perdida del objeto de tanto cuidado obsesionante. El epicentre de la intimidad expuesta es la virginidad, y su objetivo principal es la restauracion del «honor». Una vez iniciado el proceso de hacer publica la falta de virginidad, el mismo tiene que seguir siendo necesariamente publico. El honor es cosa publica, ya que depende en parte, de la opinion de otros y su restauracion siempre tiene un fin social. En 1721, Juan Garcia, de la jurisdiction de Santiago Ocotlan, fue acusado por una tal Maria Teresa, espanola sin apellido conocido, de haber violado su virginidad. En su defensa, declare Juan haber tenido relaciones solo «tres ocasiones consecutivas en que tuvo solo un acto en cada uno de ellos» habiendo hallado a Maria Teresa «sin tal integridad» y «corrupta» expresando que la susodicha era mujer liviana en cuya casa traficaban toda clase de hombres5. El abogado toma la palabra en este caso (uso no muy comun) para moralizar sobre las mujeres de baja esfera que pretenden hacer pagar a hijos de familia por deudas no contrafdas. Maria Teresa debia conformarse y tratar de buscar otros medios de «virtud y honestidad con que puede ocuparse en trabajo personal y no por otros medios estafar a quien le pareciese». Probar la virginidad o la paternidad fue siempre asunto dificil para una mujer, ya que al «caer» en una relation sexual perdia su gran ventaja inicia (la doncellez) y el respeto social que su virginidad le conferia, y el hombre aprovechaba la situacion para obligar a la victima a «probar» su virginidad, cosa completamente imposible fisicamente y cuya demostracion tenia que valerse de evidencias circunstanciales. En 1701 Antonio Samudio Jinete, vecino de Acambaro en Michoacan, declara que su hija doncella Casilda, quien vivia en casa de su hermano «loable y honestamente», fue sonsacada por el cura beneficiado del partido de Santa Clara, quien en en «vilipendio y desdoro de su credito y deshonor de su hija» y del «pundonor y credito de su parentela», «hombres honrados de nobleza y punto,» la sustrajo de su casa en forma de rapto y la tuvo viviendo con el por un tiempo6. Pedia justicia repitiendo la importancia del honor de su hija, la reparation de su credito y el sosiego de la parentela, y exigia se le diera dote segun la calidad de la nina para que entre en un monasterio, por temor que sus parientes, como nobles, ejecutaran «en ella ejemplar castigo». En otro documento

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insinuo temer por su vida. La satisfaction del honor publico de su hija lleva al padre a declarar el deshonor porque era «rapina», expresion que iguala la action del presbitero a la de un ave de caza. El abuso de la confianza de la casa de un amigo era ultrajante para el patriarca colonial. En su respuesta, el presbitero arguyo no haber violado a la muchacha y que era publico y de facto que habia hecho similares diligencias de buscar hospedaje para otras mujeres de buenas casas. Pero en su contra estaban los hechos de haberle cambiado el nombre y haber gestionado una casa para la joven. El padre no aceptaba el hecho de que su hija no fuera doncella mientras vivio en su casa. «A lo menos estaba en esta opinion» por su recogimiento. La extraction, aun con consentimiento, era prueba irrefutable de la perdida de su honor y de la violation, tanto como el estar en su casa le daban opinion de ser doncella. Ninguna de las dos situaciones necesitaban, en su estima, de corroboracion. Su forma de entender la realidad era inferencial y era compartida por el resto de la sociedad. Que sepamos, los casos de asesinato de una parienta por honor fueron infrecuentes en Mexico, pero quizas sea por la falta de estudio de estos testimonios. En 1756, Julian Navarro, analfabeto y residente en el puesto de Santa Catarina de Charcas (Michoacan), pequena comunidad rural, habia tratado de matrimonio a Maria Tepa Luque, espanola, residente en una estancia, hija legitima, y su parienta en tercero y cuarto grado. Esta situation requerfa dispensa eclesiastica. Todas estas atribuciones explican la situation en que se encontro Julian, cuando en vista de las posibles largas gestiones que la parentela demandaba, «extrajo» a su pretensa de casa de sus padres y violo su virginidad. «La misma noche que la saque», cuenta Julian, el padre de Maria «se arrojo a su casa en solicitud mia, y no hallandome en ella le prendio fuego, y dio de cuchilladas a quantos encontro en hizo todos los estragos que quiso». El casamiento no tuvo efecto y Julian declaro no tener «seguridad de mi vida, ni aun la de mi pretensa, a quien, no habra quien la quiera por mujer, por este acaecimiento». Pedia a las autoridades eclesiasticas le dieran pronta dispensa, para reparar el error y el deshonor7. El rapto fisico seguido de relaciones mtimas fueron utilizadas por parejas para resolver el problema de las dispensas. Para lograr ese fin tenian que confesar publicamente su intimidad sexual. Por otra parte, un padre celoso de la honra de su hija, debia hacer amenaza patente de buscar la muerte de quien le robo su honor usando cuanto gesto de violencia le fuera permitido. La intention criminal, fuera llevada a cabo o no, era necesaria para forzar al ladron de la honra, pero tambien para no sufrir merma ni como familia ni como hombre. Aceptar blandamente el rapto de una hija hubiera invitado a comentarios negativos en un pequeno circulo social como el que se presenta en este ejemplo.

La relacion extramarital Las relaciones extramaritales de un hombre casado podian o no verse como un deshonor, pero nunca fueron deshonor sexual para el hombre, especialmente cuando se

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llevaban a cabo con una mujer de rango social o etnico inferior. For otra parte, la relacion extramarital creo situaciones angustiosas y conflictivas en la familia del hombre que solo se pueden apreciar en aquellos casos en que todos los miembros de la familia participan. Un hogar en bancarrota por la relacion extramarital quedo minuciosamente expuesto en el caso de Juan de Duenas Garcia, vecino de San Luis Potosi. Entre los anos 1696 y 1698 encontramos a los principales actores en este sonado caso frente a las autoridades eclesiasticas de Michoacan : Juan de Duenas Garcia, maestro de cirugia y, al parecer, mercader en los reales de plata del norte de Nueva Espana ; su mujer Josefa de Cuellar, sus hijas Maria, Francisca, Andrea (ya difunta en 1698) su hijo Manuel de Duenas y el presunto amante de su hija Maria, Manuel Cabral. En el centro del escenario, se encuentra la esclava mulata Francisca de Duenas, cuya venta a espaldas de Juan, inicio la complicada trama de esta historia8. Juan de Duenas, cuya edad se cita por el como de 66 anos, y por sus hijas y otros como de 80 anos, era un hombre «mayor» aun asumiendo su propio testimonio. Su mujer declare ser de 48 anos, notablemente mas joven que su marido. De sus hijos, solo la edad de Manuel se da como de 18 anos. La evidencia interna nos lleva a asumir que las hijas eran mayores que Manuel, lo cual apunta a un matrimonio entre primavera y otono en el caso de Juan y Francisca, quien declare haber vivido matrimonialmente con Juan por 30 anos. Todos «espanoles», la situation social de la familia parece definirse como de media capa, ni con la elite provincial ni entre los blancos pobres. Francisca manejaba una tienda de mercancfas mientras Juan viajaba en busca de las mismas y, al parecer, ejerciendo sus conocimiento de «cirugia». El nodo de la trama se ato alrededor de la venta de la esclava Francisca a insistencia de la esposa de Juan, y usando la mediation de las autoridades eclesiasticas. Josefa de Cuellar y sus hijas testificaron que la esclava y Juan mantenian una escandalosa relacion sexual que absorbia la atencion del ultimo hasta el punto de negarle la atencion necesaria a su familia. El adulterio o amancebamiento con escandalo publico entre dos elementos sociales tan distantes fue suficiente razon para que las autoridades eclesiasticas sacaran a la esclava de la casa y la pusieran a deposito en casa de un vecino, quien fue encomendado a venderla en Parral. Enterado de la action Juan inicia un proceso legal para tratar de recobrar la esclava, decide otorgarle carta de libertad, y se enfrasca en vengar lo que consideraba traicion de su familia. Acusa al capitan Manuel Cabral de haber violado a su hija Maria, haber concebido hijos ilegitimos con ella, y haber vulnerado su honor familiar. Este es un caso muy rico en matices sociales y personales, y con el proposito de analizar la intimidad hogarena subvertida, me detendre solo en varios aspectos del mismo. En 1694 Juan Duenas, desde el real de minas de Guadalcazar, se comunico con Matias de Chavez sobre las sospechas que albergaba de que Josefa le traicionaba con Cabral. Investigando el asunto directamente, Chavez confirio con Josefa y la esclava Francisca. Ambas le aseguraron que la entrada y salida franca de que gozaba Cabral en el hogar de Duenas se debia a su trato matrimonial con Maria. La esclava anadio que Cabral era «un picaro» que no intentaba matrimonio y anadio la noticia de que Maria estaba prenada con «la

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barriga muy grande». Chavez, observando a Maria caminar y sentarse dentro de la casa, corroboro su estado y lo comunico a Juan Duenas. La relacion entre Cabral y Maria Duenas tambien era bien conocida por Maria de la Concepcion, mulata libre que tenia tratos con la familia por mas de veinte afios, y quien intimo que la relacion entre Cabral y Maria llevaba cinco anos. De hecho, Maria de la Concepcion, parte del cerco intimo de sirvientes y amos, fue la persona a quien se le encargo el ciudado del primer hijo de la union entre Cabral y Maria Duenas. «Como a camarada y persona de secreto» se le dio «un nino recien nacido al cual nombraron Juan Manuel, y declare dicha Dona Josefa que era hijo de su hija Mariquita». El nino fue llevado a casa de la declarante, donde estuvo varies dias, hasta que fue reclamado una noche por Juan Cabral, acompanado de Nicolasa de Latoya, su cocinera, a quien se le entrego y con quien se encuentra9. El secreto de la relacion de amancebamiento en el hogar Duenas no era tal para un circulo de personas ligadas a la familia. De hecho, varies de ellos, incluso el acusado Cabral, declararon que Juan de Duenas habia usado a su hija para pedirle dinero y que Cabral le habia otorgado a Juan cien pesos en una oportunidad y proveido con mercancias para sus negocios en otras. Los testigos no hicieron juicio moral sobre la situacion, excepto la mulata Maria Concepcion, que declaro que un embarazo no muy secreto y un hijo natural no eran nada criticable, anadiendo que en la entrada de Cabral a casa de Duenas «no habia action indecente». La cohabitation voluntaria de una pareja no implicaba desdoro moral en opinion de una mujer socialmente inferior a la elite racial novohispana. Ella es indice de una situacion que resulto en altas tasas de nacimientos fuera de matrimonio en el siglo xvn para las castas, pero que tambien fue practica de la elite cuando le convino. La declaracion de Maria Concepcion refleja la tolerancia de una situacion cotidiana. Manuel Cabral, en deposition de Abril de 1698 siguio ampliando los detalles del hogar de Juan Duenas. Cabral era de origen portugues (Lisboa) y residente en San Luis Potosi por 17 anos. Su amistad y vecindad con Duenas le permitio entrada en su casa, donde «engendro amores» con Dona Maria, habiendo logrado «gozarla» por 6 anos sin promesa de casamiento, sino por «la union de las dos voluntaries^ de acuerdo con sus palabras. De hecho, habian tenido tres hijos sin reclamo alguno ni de Maria ni de su padre. Esta declaracion fue corroborada por Maria de Duenas. /,Cual fue la verdadera razon para el inicio de un litigio por Duenas que revelo el escandalo interior de la familia ? Fue la mulata Francisca, por quien Juan habia perdido la cabeza, y a cuenta de quien amenazo de muerte a su esposa e hizo publica la relacion de su hija. Los detalles de como se leyeron estas complejas relaciones ilicitas en la sociedad novohispana vienen como hilos sueltos en esta pretada madeja. La union fisica del amo y la esclava fue testimoniada por una de sus hijas y aseverada por las otras dos. En la memoria de las hijas, un dia cuya fecha no podian recordar (^olvido por voluntad?) una de ellas paso por el corral de su casa donde vio a su padre y la esclava «en la torpeza de aquel acto» o en palabras de la otra «su padre sobre y encima de la dicha mulata ejecutando sus actos torpes e indecentes». Admirada quedo, segun el testimonio, «de que un

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hombre de tanta edad que podia estar rezando estuviera en tan inicuos ejercicios sin temor de Dios». La falta de privacidad a que obligaban las relaciones ilicitas se encuentran no solo en este caso, sino en muchos otros consultados, en los cuales testigos oculares corroboraraban la union sexual ejecutada en lugares accesibles a la curiosidad ajena. For otra parte, la edad de Juan lo ponia bajo entredicho, pues es patente que despues de cierta edad la actividad sexual masculina, especialmente ilicita, no era objeto de empatia ni fuera ni dentro del hogar. Esto no obvia el hecho de que como parte del proceso, Juan acusara a su mujer de no desear «hacer vida maridable» (lease relaciones sexuales) con el, aseveracion negada por la misma. Se infiere que dentro del matrimonio no se esperaba existiera coto a la sexualidad irrespective de la edad, pero que un viejo haciendo el amor a una esclava era objeto de censura, si no de ridiculo. Los celos crecieron alrededor de las relaciones entre amo y esclava. La esclava celaba a Juan cuando dormia con su mujer, interrumpiendo a la pareja para pedir cigarros por la ventana, por ejemplo. Juan pretendio celar a su mujer durante las visitas de Cabral a su hija, aunque esta fue posiblemente una excusa para cubrir su propia relacion extramarital. Las hijas y mujer de Juan obviamente resentian las atenciones que recibia la esclava y el hecho de que Juan no le permitia que las sirviera, expresando celos de la relacion ilicita que les robaba la presencia de su padre y el trabajo de la esclava. En 1700, en San Juan Tzitacuaro, el juez eclesiastico del obispado de Valladolid, detalla la relacion entre la negra esclava Juana de la Cruz y el amo mercader Francisco Ortuno. En este caso la intimidad tambien se hizo publica y el hogar del mercader fue revelado en su profunda escision intima10. «La amistad ilicita» entre Ortuno y Juana era «publica y notoria», atestiguando un mercader amigo algunas de la intimidades intercambiadas. Las mismas eran pequenas «fmezas» llevadas a cabo «a escondidas de su mujer», como el ordenar Francisco a su amigo dar a la esclava una libra de turron (dos pesos) y una pina de regalo. El secreto y el regalo eran parte de la intimidad, pero como en el caso anterior, otras personas forzosamente participaron en la relacion como complices o amistades. La esclava, por ejemplo, comunico a dos mujeres del pueblo que Ortuno no era su amo, sino «su amigo», obviamente una exibicion de orgullo personal y social para ella. Los amantes, como en el caso de Duenas, fueron sorprendidos durante las relaciones sexuales. En este caso por la propia mujer de Francisco, quien una noche los encontro «detras de su cocina con la dicha Juana de la Cruz en acto deshonesto». Una vez que comenzo este juicio, otros testigos de vista declararon haber visto a los amantes acostados juntos. Al fin, la mujer legftima se decidio a escribir al alcalde mayor del pueblo para que interviniera en el caso. El litigio legal, sin embargo, fue comenzado por el mulato libre Pascual, hijo de la esclava Juana, quien reclamaba que Ortuno habia prometido la libertad a su madre. Ambos madre e hijo murieron antes de la resolution de este caso. Los casos de Duenas y Ortuno descubren las intimidad entre amo y esclava en un piano muy personal, en el cual la subyugacion fisica ya no es un mero abuso fisico y de poder de genero y raza por el hombre, sino una relacion en la cual el amo se revela

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esclavizado por su pasion, y la mujer esclava se aduena del circulo familiar y subvierte el orden social y etnico. La intimidad de la vida cotidiana descubre una nueva cara de la situacion que pone un toque humano a relaciones que usualmente se han descrito exclusivamente como opresivas y brutales.

Relaciones «incestuosas» Al lenguaje simbolico de los actos que son leidos por la comunidad debe unirse otro elemento de gran importancia en la lectura de la intimidad y la revelation de la privacidad : la voz publica. Fuera la intimidad descubierta voluntariamente o por desliz, la trasmision oral de la situacion de intimidad es rapida y al apropiarse el publico de la misma se convierte en testimonio y propiedad de todos. La mayoria de los casos «criminales» llevados ante los jueces eclesiasticos se basaron en testimonios en los que «la voz publica» o «la voz y fama» de una situacion de intimidad, valida el testimonio de los testigos e incrimina a los acusados. Como herramienta legal, la voz publica era un importante elemento corroborative admitido por todos. En un caso de presunto «incesto» veamos como la evidencia circunstancial unida a ciertas formas de comportamiento sobre-entendidas como reveladoras de la intimidad, llegaron a constitutirse en evidencia aceptable para una decision juridica. En 1782 la Audiencia de Guadalajara dio orden de exilio a Don Juan de la Brena, gaditano radicado en Mexico, para que se trasladara a las minas y haciendas de su padre y no regresara a la ciudad sin licencia11. Este exilio legal resulto de la averiguacion de una acusacion de incesto con su hermana Felipa. Varios testigos dieron detalles de la supuesta relacion, nunca cabalmente comprobada, pero validas para los oidores. ^Cuales fueron los mensajes simbolicos de intimidad que dieron los hermanos? Un minero en solicitud de azogues vio a Juan dormir en la misma recamara de Dona Felipa. El testigo nunca los vio en la misma cama, pero las mismas estaban en rincones opuestos de la pieza sin que mediase cosa alguna que impidiese la vista de una a otra. Se rompia aqui la modestia que se suponfa existiera entre dos personas del sexo opuesto en el area intima de dormir. El testigo declare haberlos visto entrar a la recamara a la hora de la siesta, nunca en la noche, pero «oyo decir» a dos criadas que la pareja habia estado acostada junta de noche. Por mayor evidencia, este testigo los vio dar muestra de contacto fisico que, se presume, solo se daba entre casados: salir al corredor a tomar el fresco de noche «sempre recostados uno sobre otro sin recatarse», peinar la hermana a Juan, mostrar enojo si los observaban, y haber dicho Juan palabras muy obscenas en presencia de su hermana. El que un hombre dijera palabras fuertes frente a una mujer se traducia como prueba de una familiaridad que quitaba la inhibition de expresion que una relacion mas distante hubiera requerido. Asi como desnudarse fisicamente es permisible en el matrimonio, desnudarse de inhibiciones respecto a expresar palabras groseras fue indicative de intimidad. El retozo o juego corporal entre dos adultos tambien se interpretaba de

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modo sexual, asimismo como que una mujer peinara o ayudara a lavar a un hombre. Estas experiencias se repiten casi textualmente en otro caso investigado en Guadalajara en 177912. Otro testigo declare que los hermanos pasaban largos ratos juntos en la recamara, «a pesar de los calores», y una vez los encontro «acostados los dos en la cama de la hermana, vestidos» anadiendo que jugaban «como ninos de diez anos» y que en una ocasion estando Felipa peinando a su hermano, «lo beso». Este testigo, que habia viajado con Juan desde Espana, dio detalles sobre su aficion al juego y a mujeres perdidas, y de ser de mal hablar y mentiroso. El compartimiento de la cama para la siesta (aunque vestidos) fue atestiguado por un tercer hombre, quien relato la inquietud que esta action causaba en un amigo de su difunto padre. Mediaba el problema de resolver las ultimas disposiciones del mismo, estando estos tres testigos envueltos en un proceso que, por inferencias en los testimonios, parece haber causado descontento entre los herederos y los ejecutores. El que la presencia de estos hombres extranos a la familia, especialmente durante una adjudication testamentaria, causaran incomodo a los dos hermanos no fue tornado en cuenta por los oidores, que prestaron mas atencion a un desliz verbal de Juan, quien expreso en alta voz el deseo de que marcharon «esos demonios» para poder volver a poner su cama en la recamara de la hermana. De nada valio el testimonio de una sirvienta que dijo dormian los hermanos en recamaras separadas en la noche, aunque confirmo que Juan habia llevado una vida disoluta en Espana, habiendo dicho que dejaba hijo en mujer casada, y usaba ocasionalmente un lenguaje rudo. La evidencia circunstancial primo en este caso porque para la la mentalidad del siglo dieciocho estos gestos no podia sino expresar una relation sexual. Bajo esta evidencia circunstancial se obligo al hermano separarse de su hermana porque la sociedad no aceptaba signos de intimidad fisica sino entre amantes, y dos hermanos amantes incurrfan en incesto. Felipe y Juana pueden haber necesitado de una companfa mas intima que la comun entre hermanos por el hecho de haber quedado huerfanos, pero la mala reputation de Felipe como hombre de acciones censurables, lo condeno a priori. La falta de privacidad y la lectura publica de acciones personales tambien contribuyo a la causa contra Bernardino Rangel, de Mexico, mestizo casado y acusado de «comercio torpe y carnal» con su hijastra Francisca Paula13. Acusado por el juez eclesiastico, los inevitables testigos dijeron haberlos visto en acceso carnal en varias ocasiones y verlos «dormir juntos tapandose con una propia ropa». La expresion verbal sugiere que esa comunidad en el uso de ropa de cama simbolizaba el uso comun de los cuerpos. Aparentemente, dormir a vista de cualquiera fue cosa comun, ya que testigos en otros casos tambien declararon hallar a los culpables durmiendo juntos en una cama cuando visitaban por alguna otra razon14. Debe tenerse en cuenta el plan fisico de las casas coloniales, especialmente las de gente humilde. Los pequenos ranches, jacales, o las habitaciones urbanas donde vivfan la mayoria de la gente constaban de una pieza o dos, donde se llevaban a cabo todos los actos de la vida diaria. Aiin en casas acomodadas, las habitaciones alrededor de un patio comun y sin pasillos o paredes

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interferes, se hacian accesibles a la mirada de cualquier intruso o curioso tan pronto se abria la puerta de la misma, o al pasar de una habitation a otra. Andrea Rosenda Navarro, envuelta en una relacion intima con un hombre que tambien la tuvo con su hija, declaro que todos dormian en un jacal en el cual se acostaban cada uno en un rincon, pero que «a medianoche se rodaba Estrada con la confesante». El acusado dio otra version del trio amoroso. Segun el, poco despues de hospedarse en casa de las mujeres se enamoro de la hija, a quien falsamente le dio palabra de casamiento para lograrla fisicamente. «De noche, sin embargo de dormir la Juliana (hija) con su madre, cuando esta se dormia se iba quedo el confesante para donde estaba Juliana, y en cuanto tenia acto se retiraba para su lugar». Esta intimidad sexual en un solo lecho fue despues revisada cuando se dijo que la cama de la hija estaba junto a la de la madre. Fuera una cama o dos, la cercania de los actores sugiere que la intimidad «del acto» fuera dificil de ignorarse por la madre. El relate lleva a mayores detalles al narrar Estrada su resentimiento al llegar al jacal el padre de una criatura hija de Juliana y presumir la reunion de la pareja. En ese estado de animo dijo haber caido bajo la influencia de la madre, Andrea Rosenda, quien lo provoco e indujo a una relacion sexual. «En diversas noches cuando el confesante dormia le recordaba el calor de Andrea Rosenda, introduciendo sus piernas con las suyas». A pesar de haber huido de ese contacto, «se iba la Rosenda a su cama, y sin embargo de haberse resistido [...] considerandose flaco y tentado del demonio» tuvo accesos carnales con la madre, sin que esto fuera obice para tratar a Juliana, con quien siguio su amistad. El calor de la piel en el recuerdo y la sugerente caricia de las piernas dan al historiador cierta medida de lo erotico en la experiencia de un hombre y dos mujeres con la mas minima education y que a pesar de su pobreza y de la falta de un vocabulario adecuado trasmiten confiablemente la experiencia de la seduction en el auto legal.

La intimidad conyuga! y el abuso fisico Fue cosa comun en la realidad de los siglos xvn y xvm que en la intimidad del hogar el hombre ejerciera un dominio sobre la familia que frecuentemente se expresaba en el abuso corporal de la mujer. Siendo el abuso fisico con riesgo de la vida una de las causas licitas de separation matrimonial, existen numerosos casos corroborantes de esa realidad. Se pudiera pensar que el abuso fisico seria comun entre los miembros de la clasa baja colonial, donde el hombre podia desahogar su sentimiento de inferioridad economica o social en la persona sobre cuyo cuerpo ejercia dominio, su mujer. La falta de inhibition social llevo a muchas mujeres pobres a denunciar el abuso fisico de su marido. Los historiadores han asumido que la categoria social de una familia que se consideraba por encima de la gente «vulgar» o «comun» les llevo a ocultar sus problemas personales. Sin embargo, escandalos hubo que permitieron conocer las intimidades y los errores cometidos por personas socialmente por encima de la gente

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comun. Para disipar la ilusion de que solo los pobres apaleaban a sus mujeres, citare el caso de Dona Micaela de Pineda contra su marido Simon Guerrero, ambos vecinos de Irapuato en 168615. Dona Micaela, prestigiada por su apelativo social, llevo su caso al juez eclesiastico buscando un «divorcio» que le permitiera separarse de su marido. Para apoyar su petition revela la intimidad conyugal de un esposo que no solo le negaba lo suficiente para alimentarse y vestirse sino que la vapuleaba sistematica y sadicamente. Asi declara que al regresar a su casa tras quejarse al vicario de la falta de sosten economico, Simon «me desnudo, y ato a un palo, y me azoto a abofeteo toda la noche». Con su conducta, Simon rompio un juramento que habia hecho de no repetir el tratamiento, y la tuvo «toda la noche amarrada a un palo con injurias de palabra y obra», de las cuales su cuerpo guardaba aun la evidencia. La intimidad conyugal se habia heho publica pues Simon «no pocas veces» la dejo «en la calle sin piedad». Micaela reclamaba que la conducta de Simon se basaba en una sospecha de infidelidad, cuya raiz histerica se revelo en las acusaciones de Simon de que los supuestos amantes de Micaela escapaban de la casa en forma de perros, o se escondian debajo de la cama. El abuso corporal nunca tardo en ser conocido por los vecinos ya que debio ser acompanado de expresiones de ira o de dolor. En el caso de dona Micaela, la reaction del vecindario fue la de protejer a la peticionaria, cuyas razones para exponer publicamente las intimidades de su alcoba se basaban en la deshonra de su persona y la falta de libertad y violencia del albedrio «que pide el matrimonio», o sea, el respeto de la dignidad personal que debia regir la pareja. No por esto encontro apoyo en el teniente eclesiastico, quien trato de persuadirla para que retornara a su esposo a pesar de la desaprobacion social de la conducta de Simon. Es importante notar que el reclamo legal envuelve el concepto de honra personal y el respeto personal dentro de la relation matrimonial. La denigration fisica sobresee la sujecion que la mujer debia al marido porque la misma ha sido abusada. El complejo concepto de lo que se entendia por honor personal revela aqui uno de sus matices. La mujer de categoria social no debia permitir el maltrato de su persona ya que el concepto de honor comprendio el respeto del cuerpo mismo16. Estas descripciones tambien nos dan cuenta de como maltrataban los maridos a sus mujeres. Bofetadas, golpes con las manos con palos o espadas, amenazas con cuchillos, tijeras y armas de fuego, arrastre por los cabellos, ataduras a arboles o postes seguidas de golpes por todo el cuerpo, son varias modalidades encontradas. Maria Ruiz, vecina de Salamanca, confiesa en Mayo de 1701 una serie de incidentes de maltrato fisico incitados por los celos de su marido, y de que no pudieron librarla las intercesiones de los hermanos del mismo a su favor. Como evidencia, mostro «las senales que me ha hecho, como es una partida y descalabradura en la cabeza, los dedos de la mano cortados, la garganta rosada y aranada por quererme ahogar, todo el cuerpo sembrado y llagado de azotes, y no contento con esto me echo de su casa desnuda diciendome me saliese de su compafiia o me acabaria de matar...17». La intimidad desgarrante de la «mala vida» matrimonial nos revela aspectos sadicos en los hombres y la aceptacion del maltrato

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fisico por las mujeres hasta que se traspasaban las fronteras de lo permisible y se entraba en el area de «riesgo de la vida». Pero hasta que se llega a esa situation, la vida maridable dentro del hogar fue para muchas mujeres una serie de sumisiones femeninas frente al abuso del poder fisico por el hombre.

Otras intimidades sexuales Los argumentos legales no rehuyen discutir asuntos fntimos cuando se trata de evadir un compromiso matrimonial. Asi intimidades de la vida sexual que de otro modo no hubiera jamas salido de la alcoba de los amantes, se registran en los juicios eclesiasticos como evidencia para beneficio de los autos. Uno de los casos mas notables en cuanto a vividez del relato y narrativa que linda con el dialogo, fue el testimonio de Juan de Cardenas, vecino de San Luis Potosi, en un juicio que se le llevaba en 1721, por violation de virginida con embarazo de Dona Josefa Monasterios, parienta de mercaderes y de buena position social18. Cardenas era un gachupin, cajero en una tienda del comercio de San Luis, de 27 anos, buen mozo segiin su propia declaration, y al parecer sin inhibiciones algunas respecto a detallar sus aventuras sexuales. En su defensa recuerda el dialogo de sus conversaciones con Dona Josefa con gran precision. Dona Josefa no fue careada y no hay corroboracion o negation del testimonio de Juan. Fuera o no el incidente tal y como se narro, el interes nace de una recreation de circunstancias que pueden haber reflejado lo que actualmente paso entre hombre y mujer durante las cortas e intempestivas relaciones que mediaron entre las parejas que se presentan a reclamar debitos morales basados en relaciones sexuales. Juan conocio a Josefa de modo accidental al tropezar con una piedra frente a su casa y comenzar a intercambiar palabras, que fueron seguidas dos dias despues por una petition de parte de el de poderse encontrar en un lugar mas privado. Se hicieron cita para la noche. Josefa le permitio la entrada a su casa, acompanada de unas criadas pero «temblando de miedo». Inperturbable, Juan entro «y haviendose quitado el capote se sento sobre el, tendiendolo en el suelo ; se sento en compania de la dicha Maria Josefa» y su acompanante. Inmediatamente comienza el intercambio fisico, «haviendo comenzado el dicho Don juan a tener tocamientos de manos [y] osculos, correspondiendoles en los mismos la dicha Dona Josefa». Esta le acusa de ser falsas sus demostraciones, ya que «los gachupines no querran pobres, sino mujeres con mucho dote y buenas mozas». A esta incitacion verbal y etnica, sale en defensa Don Juan halagando su vanidad de mujer respondiendo «que no se persuadiera a tal cosa porque ella era buena moza y de buena sangre y que no solo los gachupines, sino el mismo rey si pasaba destas partes la merecia». Habiendo instado a las companeras a que se marchasen y los dejaran solos, las dos chaperonas se negaron. Prosiguio Don Juan su conquista en compania, comenzando «a abrazarse y besarse y darse lenguas uno a otro y forcejeando con ella [Josefa] el dicho Don Juan haciendo diligencias si podra copular con ella ; por diligencias que hizo no

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pudo porque la nina no dava lugar en el modo que dicho Don Juan pretendia y estar las dichas Ignacia y Marcela palpando a las ninas para ver el modo de como estavan por estar el dicho Don Juan y la dicha Dona Josefa medio recostados, arrimados a la pared y abrasados». Viendo que no podia conseguir lo que pretendia volvio a instar a la compania que se fuera, pero al negarse, pregunto Don Juan a una de las criadas «que le va en eso y le respondio la dicha Ignacia si me va por que es nina y doncella y cualquier cosa que le suceda lo pagare yo que me echaran de la casa, y viendo el dicho que empezaron todos a reirse por haverse levantado la dicha Ignacia a orinar en el dicho aposento y viendo el escandalo que se segufa de las risas, cogio su capote, la abrazo, la beso y aiin forcejeando por ver si podia conseguir su deseo le levanto las naguas y por estar parados y para conseguir su deseo y parecerle mas conveniente [...] por estar todos parados y a oscuras y viendo que se resistia la dicha Dona Josefa diciendoles que estaban alii aquellas criadas, entonces se despidio...». La forma directa de la narrativa (cierta o no en sus detalles) revela que la falta de privacidad no inhibio sexualmente al pretendiente, que tenfa una sola idea fija en su cabeza y careciendo de todo escrupulo ante la falta de soledad, confiaba en que la oscuridad cubriera sus acciones. Las chaperonas muestran gran flexibilidad en su conducta, ejemplos de alcahuetas que dan cierta rienda a sus protegidas para que disfruten de un encuentro, con tal de que no lleguen a perder lo mas privado, que seria lo mas piiblico tras la perdida. Despues de varios dias vuelve a encontrarse la pareja a instancias de Dona Josefa, quien al parecer aunque carente de experiencia no estaba escasa de deseos de relaciones intimas. Cuando se encuentran de nuevo Juan y Josefa en la tienda del primero, le explica la causa de ciertas ambiguas respuestas que habia dado a sus recados y explica como se arriesgaba al tenerla en su tienda por haberlo amenazado su «amo» o patron de que no recibiera mujeres. Comienza entonces a llorar Dona Josefa, arrepentida de haberle causado tantos contratiempos a Don Juan. «Lastimado de verla llorar comenzo a halagarla y a hacerle caricias y besandola y abrazandola le dijo : ven aca mi alma no te apesadumbres y por eso que aqui estoy para servirte y diciendole estas razones se pararon los dos diciendole el dicho Don Juan : ven aca acuestate aqui en la cama ; a que ella respondio : no me acuesto, ^para que quiere usted que acueste? Respondio el dicho D. Juan : para que estes mas descansada y viendo que no quiso acostarse le fue levantando las faldas parados los dos, arrimandola a la cama y alii versando uno con otro llego a ponerle entre sus piernas las partes verendas y llegandole con ellas a la superficie del vaso proximo sin penetrarle ; por los movimientos de uno y otro teniendo polucion extra vas y haviendolo consumado esta polucion se sosego el dicho Don Juan y se fue despidiendo la nina abrazandose y besandose uno y otros...» Varios dias depues «descuidado ya de sus amores» segun su propia cinica confesion, regresan la criada y Dona Josefa y vuelve de nuevo Dona Josefa a visitar a Don Juan, quien repitio la escena con besos y abrazos» y a decirse algunas ternuras como mi alma, mi vida, que te quiero, que te estimo, diciendole el dicho Don Juan : es cierto mi alma que si como yo te quiero tu me quisieras acabaramos de cumplir nuestro deseo y

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gozarnos, a que respondio ella diciendo : antes si Usted es el que no me quiere a mi, yo si quiero a Ud... y entonces el dicho Don Juan la fue parando y llevandola hacia la cama por ver si podria acostarla y no pudiendo le levanto las faldas y parados los dos el dicho Don Juan llego a la parte cum membro y forcejeando por copular, ya dudoso si penetra y si no penetra, estando en esto la nina se metio las faldas de la camisa entre las piernas y entonces dicho Don Juan se las quito y volviendo a forcejear de la misma manera que antes de lo cual le resulto polucion estando en dicha contienda y haviendose sosegado con esto advirtio haberse lastimado el membrum y hallarse en su camisa sangre que dijo tenia y hallo despues de una hora con abundancia en dicha camisa y calzones habiendo precedido antes el decirle el dicho Don juan que por que no se queria dejar gozar, respondio la dicha que por que era mucho dolor el de una doncella, a que le dijo : pues ya sabe Usted que es mucho dolor el de una doncella? y respondiendo ella : no lo se pero se deja entender y con esto se despidio besandose y abrazandose entrambos sin referir al dicho si llevaba sangre o no, si iba dolorida o perdida o no perdida...». Dieciseis dias despues le visito un bachiller, teniente de cura y lo acuso de haber perdido a Dona Josefa, que parecia estar embarazada. Don Juan nego haberle dado palabra de casamiento, y se enfrasco en un juicio por el pago de 1 000 pesos de dote para Dona Josefa. Esta detallada narracion tuvo por objeto de demostrar que Don Juan no fue culpable de estupro y que no estuvo seguro si perdio o no Dona Josefa su virginidad, y exculparse de la acusacion. Al contrario, para el lector, revela la premeditation de su intention, que fue conseguir relaciones sexuales, aprovechandose del obvio deseo de Dona Josefa. Llama la atencion el uso de algunas frases de ternura que se esperan como parte de un cortejo de brevfsima duration y que son las pocas que se encuentran tambien en cartas contemporaneas. La mujer se presenta como consciente de su deseo pero temerosa de sus consecuencias. Esta minuciosa description de un acoso sexual no es comun, pero revela que la intimidad se podia exponer en todos sus detalles y carnalidades a pesar de las hipocresias sociales. Tambien sugiere este caso, como otros consultados, que las citas amorosas eran cortas en elegancias y que las parejas se embarcaban en relaciones mtimas sin muchos preambulos. Otro dialogo testimonial revela la sexualidad femenina y el mutuo tender de redes para lograr una relation intima cuyas consecuencias muchos hombres no supieron o no quisieron preveer. Don Juan Rincon, vecino de Guaniqueo se vio envuelto en un juicio por palabra de casamiento con Luisa Lazcano de Tarimbaro, yendo a parar a la carcel en Valladolid19. De visita en casa de Luisa, entro en conversation con la misma, que zalameramente le pregunto por que no se casaba. Juan respondio que aun no habia llegado «la hora de Dios» aunque habia pedido a muchas mujeres, y comento que no habia quien lo quisiere y que solamente hurtando a una mujer podria casarse, y que esta seria Luisa. Alegaba Juan que habia hecho ese comentario con la esperanza de que Luisa lo dejara hablar con otras personas. Entendiendo la burla, Luisa le pregunto su razon para burlarse, lo cual Juan nego. Toma entonces la iniciativa Luisa, «diciendole que en siendo nochecito le esperaze en un mesquite que esta frontero de su casa». Juan fue a la cita, y

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habiendo esperado un rato y casi a tiempo de volverse, «llego la susodicha y le dijo que se apease [del caballo] y que la tapase por que no la viesen que venfa blanqueando porque habia salido el cuerpo en pechos de camisa. Haviendose apeado el declarante la tapo con su capa y empezaron a platicar diciendole la susodicha que la querria sacar y tirar por alia y que le respondio que no era su intencion esa ; y que le dijo : Usted lo vea bien que soy pobre, a que le respondio que ya lo tenia visto, que tambien era pobre. Y que llegando al acto se le resisitia la susodicha, por que le dijo el declarante, por que se resistia y a que habia salido, y entonces le dijo que era doncella y que temia el pasar trabajos por el declarante, dando entender que era doncella. Y que hallando el declarante no serlo le dijo que como decia era doncella, no siendolo, a que respondio que si era, que como queria negarlo el declarante que le habia quitado su virginidad, a lo que respondio que no lo quisiere hacer simple, que quien era el que habia hecho aquel dano, a que le volvio a replicar el declarante que no habia tal porque no la habia hallado doncella, y con esto se fue a su casa y el declarante a la suya...». La cita, de clara intencion sexual, termina con una rina sobre la virginidad. Notese que al aparecer Luisa en ropas menores en la noche, asumia el hombre que habia venido para algo que, efectivamente, tuvo lugar. Amenazado por su hermana de que le pondria reclamo, Juan hablo con Luisa, quien le aseguro «que no hiciese caso de su hermana, que era una loca ; que ella no demandaba nada ; que a Dios se lo dejara, pues lo habia hecho por su gusto». Despues parece haber cambiado de opinion, y comienza un litigio contra Juan, reclamando que Juan le habia dado dos anillos y palabra de casamiento. Pudo haber verdad en ambas declaraciones, ya que el motivo de este juicio fue el deseo expresado por Juan de casar con la hermana de Luisa. Las autoridades eclesiasticas no hubieran aprobado esta union, debido al «incesto» con una hermana, pero este punto no se dirimio durante el juicio. Despecho y miedo al entrampamiento se traslucen en este caso. La mention del acto sexual es casi casual, mientras que la discusion sobre la virginidad toma lugar central, siendo el unico fundamento legal sobre el cual podia la mujer pedir y obtener recompensa. En ambos casos, es crucial notar que el testimonio fue presentado en parafrasis de dialogo, con la memoria de la comunicacion oral entre los actores vertida en la documentation en forma tal que la mediation del escrivano y el abogado casi desaparece. El recuerdo de lo que sucedio era muy importante tanto para Juan de Cardenas como para Juan Rincon, que pretendian demostrar que no existia compromiso de su parte para con sus respectivas acusadoras. Esta forma de transcribir el recuerdo y el testimonio nos acerca al sujeto historico de un modo mas efectivo que en las transcripciones mas corrientes, que siguen una forma narrativa guiada por el escribano o el abogado. Estos dos casos son excepcionales en ese sentido.

Las cartas de amor Partiendo de la premisa de que la escritura no fue patrimonio de la gente de pueblo, pedir a las fuentes historicas testimonio de sentimiento amoroso es poner a prueba

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nuestra suerte en encontrar algo que resulta casi tan precioso como una perla negra. Sin embargo, entre tanto papel archivado y tanto husmear de la autoridad eclesiastica en la vida intima colonial, se ban encontrado buenas muestras, si no muchas, del genero epistolar amoroso. Las cartas fueron incluidas en procesos judiciales contra maridos o mujeres adiilteras, o por padres ofendidos, como testimonio irrefutable de la relacion. Las epistolas nos llevan mas alia de la lectura de gestos y acciones simbolicas al hablar directamente por el sujeto historico. En la escritura amorosa hay que tomar en cuenta que si quien escribe es persona educada, la misma se viste de las convenciones de expresion aprendidas a traves de lecturas. Este formulario amoroso es interesante en si como muestra del arte de expresion sentimental de su tiempo. Ademas de la casi siempre pesima ortograffa, las cartas existentes son casi todas de hombres a sus damas, expresando completo absorbimiento en la persona de la amada. Si bien las expresiones suenan a cliches se observan algunas formas populares de carino, como llamar a la amada «madrecita», «dueno» o «negrita», o firmarse «tu negro», curioso uso de estos apelativos que han sobrevivido en el hablar mexicano. En 1810 Dona Maria Josefa Lira acuso a su marido Manuel Cervantes de «comunicacion adulterina» con Maria Gertrudis Hernandez, mejor conocida como «La Guatalata20». A modo de testimonio ofrecio Dona Maria cartas que quitaban a la relacion «el velo de la honestidad», pero que la senora no dudo en descorrer para exponer a su marido y lograr sus fines. Las cartas intercambiadas entre Maria y Manuel eran solo parte del testimonio. Todos los testigos llamados a dar parte sobre el caso aseguraron que la relacion era publica en el vecindario y que habia durado tres anos. El hijo mayor de Cervantes, quien se infiere no era un muchacho, se queja del «extremo apasionado» en que vive su padre con desprecio de sus hijos y su mujer, situation que ya hemos visto anteriormente. La esposa legitima pedia se le quitara la tienda que administraba su marido y se le diera a sus dos hijos, petition que demuestra que su objetivo era salvaguardar la position economica de la familia, ya que se rumoraba que Cervantes estaba sacando hacienda de la tienda para proveer a su amante que habia «aumentado sus cortos intereses y se trata con mucha decencia», en palabras de un testigo. Y bien, este hombre en su pasion de estio avanzado escribe a su «Guatalata» Maria Gertrudis: «Mi muy estimada madrecita de todo mi aprecio : Recibi la que me escribiste el domingo, aunque no con mucho gusto de ver las cosas que me dices no mereciendolas [...] Y de lo que me dices que me volveras lo que te he dado, yo no te he dado casi nada. Si yo algun dia llegara a tener algo ninguna persona fuera dueno de ellos mas de tu y no es otro mi anhelo, pues ya sabes que estoy entre enemigos, pues no hallo a quien volver mis ojos. Me considero como la pluma en el aire. Y asi Dios me a de sacar de aqui.» «Dios Nuestro Senor guarde tu vida m. a tu negro que te ama y ver desea a quien tu sabes.» Un poema dirigido a la misma expresa : «Hermoso imposible mio Pensaras que no te adoro

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Pero te tengo en el alma Y asi guardame decoro.» Para un tendero, no esta mal como ejemplo de un esfuerzo por elevarse sobre lo comun en la confesion de amor. Notese la frase «guardame el decoro», que puede entenderse como guardar la fidelidad y comportarse honorablemente. Por el contrario, la respuesta de La Guatalata, escrito en mano aceptable se refiere a «un mal de la barriga», le urge a que guarde silencio y deja una misteriosa amenaza de que ha de pedirle al cura «que los mortifique a sus hijos de Ud y por mi casa andan echandome chifletes y yo le he dar una punalada. Y N. Dios Guarde, [...] su servidora Maria Hernandez». A pesar de la velada amenaza La Guatalata fue entrada en un deposito y eventualmente se le ordeno mudarse de residencia «para que no vuelva a perturbar la paz del matrimonio de Don Manuel Cervantes». El referido, olvidando quizas su pasion y obedeciendo las reglas eclesiasticas y sociales, retorno a su esposa. Bartolome de Acosta, preso en Ecatepec por haber robado a una mujer, escribe a finales del siglo xvm desde su cautiverio21: «En la carcel del olvido me tiene preso una dama ni ella espero ni me muera en la carcel poco amigo Con esa no digo mas, pues me retrato contigo seguire yo vuestros pasos asta que me vea contigo Como esta no digamos de este corazon herido que esta esperando la muerte pues te lo envio partido Alia va mi corazon partido en cuatro pedazos pero va con condition que ha de morir en tus brazos.» Corazones partidos y muertes en brazos de la amante presumen cierta education y un vocabulario de caracter romantico que sorprende pero que sugiere que en las provincias de Nueva Espana hubo quien sabia rimar amores a tono con la cultura popular. Dos cartas amorosas sirvieron a Marcos de la Mora, padre de Gertrudis de la Mora y vecino de Michoacan, para atestiguar una ambigua relacion entre su hija y el franciscano Fr. Juan Salazar del convento de Queretaro22. Caso complejisimo que fue elevado al virrey Felix Berenguer Marquina, la acusacion de rapto de su hija hecha por el padre, fue negada oficialmente por el fraile, quien alego tratar de proteger a Gertrudis de su propio padre. Segun el fraile, Marcos de la Mora empujaba a su hija hacia una relacion fuera de matrimonio con otro sujeto. Sin embargo, las cartas contenidas en este juicio

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parecen desmentir la defensa del fraile y atestiguar si no una relation amorosa del mismo con la joven, a quien en dos ocasiones llevo consigo y trato de ocultar en varios lugares, al menos un estado de enamoramiento quizas no consumado. La declaration de Gertrudis, firmada por su puno, negaba toda acusacion de relaciones entre ambos, y declaraba «ser de estado virgen, de diez y nueve anos de edad». La reiteracion publica de virginidad (cierta o no) obedecia a la necesidad de refutar la acusacion de su propio padre de que habia estado en relaciones con el fraile. Fray Juan de Salazar se muestra escritor de algun talento, con facilidad para expresar su admiration por Gertrudis y para envolverla en la red de su voluntad, a la que la muchacha parece haberse sometido completamente: «Dueno mio mui querido : Recivi tu papelito con el gusto que ya tu puedes conciderar. No puedo negar bien mio que tu sola eres la muger mas formal, y fma que e conocido, y que me as dado gusto en quanto he querido. No tengo que decirte mas que eres mi unico amor, que siempre te tendre en mi alma colocada, que soi y sere tullo, y que si no fuese a ti sola, a ninguna otra miraran mis ojos con atencion. Si tu eres fma, ya veras si yo lo soy. Aunque tu ballas con tus padres, y yo me valla de aqui, no por eso se a de acabar mi amor. Veremos como se ponen las cosas pues si tu no me olvidas, yo solo muerto te dejare. Ay dulce dueno, no sabes tu bien lo mucho que te amo. Para que entres a las Rosas [escuela para ninas] no tienes que hacer diligencia, pues yo te aprontare el dinero de los gastos. Lo que quiero es que tengas gusto y ningun diablo te incomode. Tu no dejes de avisarme de todo lo que pase. Adios, vello cielo.» Fr. Diego habia prometido ayudar a Gertrudis a entrar en el Colegio de las Rosas para librarla del hostigamiento de su familia. En otra carta se expresa como sigue : «Querido triste dueno : Recibi tu papelito. Mucho consuelo he tenido con lo que me dices. Permita el cielo que ese empeno venza quantos imposibles se atraviesen. Tu no dejes de estar suplicando. Vallas a donde fueres ve sin cuidado. El caso es no ir con tus tatas aunque sea como dices de criada en las monjas, no te de pesar pues ya te tengo dicho que no te he de desamparar. Tus trabajos duraran mientras yo salgo, pues he de buscar quantos arbitrios me sean posible para que tu seas servida, y tu a ninguno sirvas viviendo yo. Bien sabes lo mucho que te quiero, y que todo mi cuidado eres tu sola. Si soy fino en quererte ya lo has visto. No creas que en mi amor aiga mudanza. Tu sola dulce prenda, eres y seras siempre el dueno unico de mi corazon. Escriveme qualquier novedad que tengas, y si tanta es nuestra desgracia, que no valgan empenos, y que te entreguen, onde quiera que estes me avisas. Le escrives a Manuel que el, si yo no estoy aqui me dara luego noticia. No me asuste de tu enfermedad ; antes hube mucho gusto y ahora he tenido pena de ver que fue mentira. Yo sigo malo de los ojos aunque me incomoden no es cosa de mayor cuidado, y ciertamente no mirandote a ti para nada quiero ojos, Si vello cielo. Solo para verte a ti los quiero. Ojala, y pronto te vean, Adios madre. No te olvides de quien tanto te ama y siempre sera tullo.»

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Frente a estas irrefutables palabras de pretendido o real amor la negacion de interes alguno en Gertrudis se evapora. Fray Salazar, acusado por un testigo de haber tenido relaciones con varias mujeres, se muestra buen maestro en el arte de crear un ambiente de intimidad y emocion en su escuela. La respuesta de Gertrudis, escrita en mala letra y sin puntuaciones, revela una confianza extraordinaria en su «padrecito» y odio hacia «un maldito viejo» no identificado, pero carece de las educadas expresiones de su enamorado. Pocas mujeres hubieran sabido usar el arte de expresar amor, carente como fueron de lecturas en las que aprender a escribir literariamente : «Querido padrecito : Yo estoy mui mala de una pierna aunque me quiera llevar mi senor padre afuera no es posible ni a Rio Verde voy mas que me maten y a D. Mariana va a desempenarnos que sea de criada me entre en las monjas y yo quiero mas que sea de criada como no buelba a Rio Verde a ver aquel maldito viejo. Padrecito encomiendame a Dios no me desampare en lastima de mi que despues de Dios no tengo otro amparo no tengo con que pagarte lo que has hecho po mi. Dios te lo pagara y yo siempre te agradecere y te dare gusto en vivir en el convento como quieres padrecito estoy muy mala. Adios tu hermanita que ver desea.» El unico signo de confianza es el tuteo familiar y el diminutivo en la apelacion «padrecito». Es dificil inferir una intimidad sexual, y mas bien se apunta una dependencia emocional entre una joven mujer rebelde en busca de apoyo moral y el fraile, aun jugando el ambiguo papel de padre. Si hubo alguna relacion fisica entre ambos, queda oculta entre los floreos de la escritura amorosa del hombre y la contrita sumision de la mujer. El caso de Fr. Diego fue bien comun. Bien conocida es la situation de los clerigos envueltos en aventuras amatorias poco propias de su estado, que dieron pabulo a historiadores anticlericales a solazarse en la critica de la fibra moral de la iglesia23. Revelados algunos aspectos intimos de estas situaciones se nos presentan los frailes o clerigos simplemente como hombres, sujetos a las mismas pasiones y flaquezas de la carne que los demas de su sexo, y desnudos de autoridad moral o espiritual. Dona Juana Hurtado de Mendoza, autoconfeso un «adulterio» con Fr. Nicolas Macias, relacion de la cual trataba desesperadamente de salir en 168624. Pero Fr. Nicolas persistia en actuar como cualquier amante desesperado. «Llevado de celos» segun confesion de dona Juana, «por haber visto entrar en mi casa un hombre soltero» siembra cizana con el marido, atenta maltratar de obra con ella y envia «recados indecentes» con su criada. Dona Juan pide al obispo de Michoacan, Juan Ortega y Montanes, tome accion para sacar al clerigo de la villa de modo que pueda ella retornar a disfrutar de buenas relaciones con su marido, enmendar su yerros y recobrar su honra. Las autoridades franciscanas deseando guardar sigilio piden se mantenga el caso en secreto y prometen tomar accion contra el apasionado fraile. El tono de la carta de Fr. Diego de Salazar es elevado si se compara con la divertida y picaresca esquela de un amante cuyo recuerdo de la amada se concentra en el placer sexual del que ya ha disfrutado. La antinomia de la carta cortes es la carta soez, de la cual es muestra la que sigue, asi como un retrato intimo de un amante que no teme revelar a su dama la naturaleza fisica de su atraccion :

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«Luzero bellisimo de mis ojos: Oy, mi bien, me amaneciste para desterrar de este oprimido corazon las funestas sombras q[ue] en un abismo de confusion me tenian sepultado. Quien hubiera sido poderoso para hacerte tantos amores quantas las ansias sumas de mi corazon anhelaban. Quien huviera podito darte unas jodiditas, [Ay, ay! unas afondaditas. [Ay dulce dueno! unas fornicaditas, unas chingaditas, echandome ensima toda la barriguita y dado el empeinito, que levantando tu mi culito, se uniera tanto mi papito con su carajito, que ni un pelo pudiera cabe entre uno y otro. Esto, mi bien, es mas para executado que pensado, porq[ue] solo pensarlo causa terribles ansias sin alivio. Solo lo que me detenido en escribirte, todo derretido tarde en ir el mozo, Ad[io]s mi bien25.» La busqueda de la intimidad en la historia nos puede llevar a la mejor comprension del sistema de valores imperantes en cierto periodo, superando los preceptos normativos que nos ofrecen las nociones pedagogicas de los tratados teologicos o educacionales. No es lo mismo leer un confesionario, que tomarle el pulso a la realidad viva reflejada en los testimonios legales. Ambos tipos de fuente se complementan en cuanto al confesionario nos da la norma de la iglesia y la percepcion teologica del pecado, mientras que estos juicios por transgresiones llevadas a cabo, nos dan la certeza de como se transgredia el canon, por que razones, y a traves de que medios. Los comentarios y la parafrasis de las conversaciones que se transparentan en las declaraciones nos llevan directamente a la fuente emocional de quienes quizas no hubieran podido articular las experiencias de su vida interior si no hubieran actuado en contra de los canones sociales y religiosos. La obsesion con la conducta sexual en el periodo colonial debe contarse entre los rasgos mas significativos de ese periodo. Tras el choque de la conquista y la transition a un sistema normativo europeo, el legado represivo y normativo de Trento tiene especial interes en el mundo social americano, donde desde el siglo xvi se comenzo a desarrollar una sociedad muy diferente a la europea, y cuyas conductas sexuales se resisten a asimilar los canones morales dictados en Roma y en Madrid. Las formas de resistencia y acomodo se ban trazado de manera muy general, pero merecen mayor profundizamiento para poderse comparar con las espanolas y analizar hasta que punto la vivencia americana transformo la vision de la vida personal, hasta que punto se incorporan elementos indigenas, y si lo que prevalece desde el siglo xvn en adelante es una nueva forma de comprender las relaciones personales, o un constante acercamiento hacia el patron europeo. El concepto del honor, por ejemplo, parece enraizado en Nueva Espana en la elite social, pero tambien se encuentra en las peticiones de hombres y mujeres de casta e indigenas. Rodeados de altas tasas de ilegitimidad, pero tambien de numerosas vias de rectification y asimilamiento a la ortodoxia de los canones, hombres y mujeres de todas las clases etnicas y sociales, tuvieron que aprender y re-aprender a traves del tiempo, cuales eran las formas aceptables de comportamiento. La politica de iglesia y estado respecto a la normativa social tambien cambiaron. El dialogo entre estado, iglesia, e

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individuo se encuentra en los testimonies de la vida diaria, de los cuales aqiri se ha explorado solo una pequena muestra. Pero en ellas encontramos senales de valores universales sobre el comportamiento social y sexual colonial : la constante preocupacion por la virginidad y el honor familiar y personal; la tension entre el pecar, el aparentar, y el confesar, que se basa en el mensaje de la religion y la conducta de los eclesiasticos; la importancia de la opinion ajena, «la voz publica», en la formation de opiniones sobre la conducta personal. Tambien se encuentran esos atisbos del pasado sin los cuales la historia seria muy arida : el intercambio emotivo, sea carnal o espiritual, que sostiene y enriquece nuestra vida. Todos los cuales nos invitan a seguir adentrandonos en este ambito tan promisorio.

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Los numerosos trabajos producidos por el Seminario de Mentalidades en Mexico son ejemplo de estos nuevos rumbos. Vease, a modo de ejemplo, y sin agotar la production, Familia y sexualidad en Nueva Espana (Mexico : Fondo de Cultura Economica, 1982) ; Solange Alberro, Inquisition et societe au Mexique, 1571-1700 (Mexico : Centre d'etudes mexicaines et centramericaines, 1988) ; Simposio de Historia de las Mentalidades (Mexico : UNAM, 1983); Sergio Ortega, ed., De la santidad a la perversion (Mexico : Editorial Grijalbo, 1985); Carmen Castaneda, Violation, estupro y sexualidad : Nueva Galicia, 1790-1821 (Guadalajara : Editorial Hexagono, 1989); Maria Agueda Mendez, «Ilusas y alumbradas ^Discurso mistico o erotico?», Caravelle 52 (1989) : 5-15 ; Edelmira Ramirez, coord. Maria Rita Vargas, Maria Lucia Celis : Beatas embaucadoras de la colonia (Mexico : UNAM, 1988) ; Asuncion Lavrin, ed. Sexuality and Marriage in Colonial Latin America (Lincoln : University of Nebraska Press, 1989); Pierre Ragon, Les Indiens de la decouverte : evangelisation, manage et sexualite (Paris : Editions L'Harmattan, 1992) y Les Amours Indiens ou I'imaginaire du conquistador (Paris: Armand Colin, 1992) ; El placer de pecar y el afdn de normar Seminario de Historia de las Mentalidades (Mexico : Editorial Joaquin Mortiz, S.A. y otros, 1988). Sociedad Genealogica de Utah, Archivo Historico del antiguo Obispado de Michoacan, Seccion 5, Legajo 770, rollo 763238 (1721). De aqui en adelante, SGU AHAOM. Esta fuente consiste en los documentos microfilmados y depositados en Salt Lake City. Han sido clasificado en secciones, legajos y el numero final se refiere al rollo de pelicula. No existe otro tipo de guia, y los casos contenidos en cada legajo no estan numerados, pero no son dificiles de localizar. SGU AHAOM, Seccion 2, Legajo 35, Rollo 704998, Celaya, 1664. Ann Twinam, «Honor, Sexuality, and Illegitimacy in Colonial Spanish America,» en Asuncion Lavrin, ed. Sexuality, 118-155 ; Susan Socolow, «Acceptable Partners : Marriage Choice in Colonial Argentina, 1778-1810,» en Lavrin, Sexuality, 209-252 ; Carmen Castaneda, Violation y estupro, passim. SGU, AHAOM, Seccion 5, Legajo 770, Rollo 763238, (1721). El temor masculino a acusaciones de falsa paternidad se refleja en las leyes aun vigentes en el siglo xx en Hispanoamerica, donde los Codigos Civiles prohibian la investigation de la paternidad. AGU, AHAOM, Seccion 1, Legajo 20, Rollo 778785, (1701). SGU, AHAOM, Seccion 5, Legajo 254, Rollo 753975, (1756). SGU, AHAOM, Seccion 2, Legajo 101, Rollo 755456, (1698). Este proceso continuo en anos posteriores a los aqui mencionados. Ver, Thomas Calvo, «The Warmth of the Hearth : Seventeenth-Century Guadalajara Families», en Lavrin, Sexuality, 287-312. Calvo ofrece detalles sobre el nacimiento de ninos fuera de matrimonio en Guadalajara durante el siglo xvn. Ver tambien, Cecilia Rabell, «Matrimonio y raza en una parroquia rural : San Luis de la Paz, Guanajuato, 1715-1810», Historia Mexicana 42 : 1 (Julio-Septiembre 1992): 3-44, para nuevos datos sobre la ilegitimidad. SGU, AHAOM, Seccion 1, legajo 20, Rollo 778785 (1700). Biblioteca Publica del Estado de Jalisco, Archivo de la Real Audiencia, 113-5, 1214 (1782). Biblioteca Publica del Estado de Jalisco, Archivo de la Real Audiencia, Criminales (1779). Este caso se detalla mas abajo. En un pasaje se describe a Jose Santos, el acusado por incesto con madre e hija «teniendo manoseos con Juliana delante de Rosenda, peinandolo, y labandolo, y aun retozando...». AGN, Bienes Nacionales, Legajo 292, Expediente 11 (1790). Vease el caso contra Ignacio Ramirez, mulato libre, por conocimiento carnal con madre e hija. AGN, Bienes nacionales, Vol. 1056, exp. 1 (1777). SGU, AHAOM, Seccion 1, Legajo 18, Rollo 778780 (1686).

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16. El abuso fisico, llamado «la mala vida» fue una de las causas mas comunes de disension matrimonial. Vease, Richard Boyer, «Women, La Mala Vida, and the Politics of Marriage», en Lavrin, Sexualidad, 252-286. Vease otro ejemplos en SOU, AHAOM, Seccion 2, Legajo 88, Rollo 757264 (1697) Dona Juana de Herrera de la Villa de San Felipe contra Don Francisco de Sotomayor, su marido, quien la apaleo tras una rina y la mando desnudar instandole a que saliera de la casa en esa condition. 17. AGU, AHAOM, Seccion 5, Legajo 770, Rollo 763238 (1715) ; Legajo 174, Rollo 768731 (1744). Golpes con una escopeta habiendole hecho pedazos la cara, fueron reportados por un indio testigo del maltrato infligido por Nicolas Ortiz a su esposa Antonia de la Cruz, de Copandaro, Valladolid. Ver, SGU, AHAOM, Seccion 1, Legajo 18, Rollo 778780 (1687). 18. UGS, AHAOM, Seccion 5, Legajo 770, Rollo 763238 (1723). 19. SGU, AHAOM, Seccion 5, Legajo 772, Rollo 763247 (1704). 20. AGN, Criminales, Vol. 215, fol. 109-39v. (1804). 21. AGN, Criminales, Vol. 8, exp. 10, fols. 138-48. 22. GSU, AHAOM, Seccion 11, Legajo 1, Rollo 793803 (1780). 23. Ver, por ejemplo, Maria Agueda Mendez y otros, eds. Catdlogos de textos marginados novohipanos. Inquisition : siglos xvm y xix (Mexico : Archive General de la Nacion : El Colegio de Mexico, 1992), 96, 98 103, 104 para ejemplos de amores «desordenados» entre frailes y mujeres seculares. El ramo Inquisicion del Archivo General de la Nacion conserva numerosos casos de religiosos «solicitantes». 24. SGU, AHAOM, Seccion 1, legajo 18, Rollo 77 870, Leon, Autos Secretos (1686). 25. Texto publicado en Boletin Editorial de El Colegio de Mexico 44 (Julio-Agosto 1992): 14, y sacado de AGN, Inquisicion, vol. 928, exp. 1, fol. 38 r. Censura de algunas cartas amorosas de Jose Joaquin de Jesus Maria Martinez.

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