LA HISTORIA NOS CONSTRUYE O NOS DESTRUYE

September 13, 2017 | Autor: S. Aldana Rivera | Categoria: Historia Regional, Historia del Perú, Historia del Norte del Perú
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LA HISTORIA NOS CONSTRUYE O NOS DESTRUYE

Susana Aldana Rivera Periódico Expreso. Sección cultural (1999) Lima, domingo 20 de junio Aunque Ud. no lo perciba. Pocos recuerdan lo que alguna vez estudiaron en el colegio de historia o lo que leyeron en la Universidad -si pasaron por- y casi nadie es consciente de lo que ella ha determinado en sus personas. La historia y su enseñanza no dejan una muestra externa; no es una horripilante construcción, realizada en nombre de la modernidad y que afrenta día a día la sensibilidad de la ciudadanía, que sufridamente tiene que soportarla. Sino que puede ser -y en muchos casos es- mucho peor y se legitima con algo imbatible: el tiempo y la memoria colectiva -para la que, todos sabemos, todo tiempo pasado fue mejor-.

Probablemente no lo ha percibido pero querer este país es una labor de titanes. Y cómo no!. Si desde pequeño lo único que le han enseñado son los múltiples fracasos nacionales, las promesas abortadas, y poco, muy poco, del Perú posible, a pesar del énfasis que a ello daba el ilustre Jorge Basadre. Incluso no dejamos de sorprendernos de como hemos llegado hasta hoy. ¿Donde arranca el problema?. En lo que le enseñaron en el colegio. Y qué fue?. Historia.

En efecto. Primero, habrá estudiado de manera casi anecdótica y metidas en un saco indiferenciado, las diversas civilizaciones pre-incaicas: lo más importante, el asa estribo o el asa puente, la monocromía y las representaciones

huaco-retratos

moche.

Exquisiteces

impersonales,

prácticamente aculturales, que se pierden en la noche de los tiempos. Casi sin saber de donde, aparecerá el Tawantinsuyu, el maravilloso imperio inca cuya comparación más cercana es el impresionante imperio romano pero que por la incapacidad de los locales fue vencido en un dia por 200 españoles como mucho (de saque, nuestra mitad andina ya salió perdiendo por cobarde -de acuerdo al mensaje subliminal- y por incapaz). Luego habrá estudiado los 300

años de ominosas cadenas, de yugo y de explotación, donde hasta los españoles terminaron degenerandose por el contacto con los indígenas -raza degenerada según Clemente Palma1-,

En el virreinato toda manifestación

cultural no fue más que una mala copia -y pobre- de la europea y en él nunca hubo posibilidad de que los locales aprendieran a manejar políticamente su sociedad. De allí que todas nuestras taras sociales sean “herencias coloniales”.

Mas que algo aplanados, enfrentamos uno de los momentos fundantes de nuestra historia: la independencia y la creación de la República. Pero resulta que, incapaces de todo esfuerzo para separarnos, tuvimos que ser libertados desde el exterior, primero, por la Corriente libertadora del Sur y luego por la del Norte. De los locales, los indígenas eran simplemente una masa informe, que se movía a donde se necesitaba carne de cañón, mientras que los criollos, elite que no sabia serlo, se movían entre la duda y la indiferencia. ¿Quien estaba capacitado para enfrentar un proceso autonomista?. Establecer la República fue establecer el caos del que apenas sale un nombre en claro, Andrés de Santa Cruz, boliviano de nacimiento. El guano, excremento de aves, vino a ser nuestra oportunidad de salvación que, por supuesto, no supimos aprovechar: la corrupción, como siempre, fue amplia y generalizada.

De allí, estudiamos la guerra del Pacífico que nos enfrentó, pacifistas a ultranza, con las ambiciones expansionistas de nuestros vecinos. Por supuesto, perdimos la guerrra y hay mil justificaciones sin que ninguna nos convenza. El civilismo y la República aristocrática implicaron la marginación de grandes mayorías por cuanto la redención del Perú pasaba por el poder de la inteligencia y la participación política restringida. Leguía fue el signo del término de nuestro periplo colonialista, de España a Inglaterra y de ésta a Usa. Incapaces de nada nos dejamos arrastrar por la marea de la historia: hasta Lima, la ciudad jardín (que, en verdad, nunca fue) terminó arrasada por ella. Y nosotros también; los buenos, los verdaderos peruanos, eran los que tenían sensibilidad social, optaban por lo popular (si venían de la sierra mejor), la

1

.-Tesis exitosa en un momento en que triunfaba el racismo en el mundo (fines del siglo XIX). Una rápida visión de las ideas de este autor aunque con una muy mala ambientación histórica, en Expreso, Domingo 17.04.99

música vernacular y el quechua. Los malos, los herederos directos de los criollos (los mistis en la sierra) eran los burgueses, mantenían las diferencias y la explotación. La marea se convirtió en una verdadera marejada, expresada en una guerra interna, de la que apenas estamos saliendo, prácticamente destrozados y agotados como sociedad.

Con esta visión histórica, con la que la mayoría de nosotros nos hemos criado como personas, apostaría Ud. por hacer algo en este país?.

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