Narrativas castro diaz

June 19, 2017 | Autor: Loreto Castro | Categoria: N/A
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LA TERAPIA FAMILIAR CENTRADA EN LAS NARRATIVAS Psicóloga Loreto Castro G. Psicóloga Carola Díaz L. Postitulo Terapia Familiar y de Parejas 2004, Instituto Chileno Terapia Familiar Introducción

El objetivo del presente trabajo es presentar un bosquejo del modelo de trabajo de la Terapia Narrativa. En nuestra inquietud de conocer acerca de las terapias de vanguardia en el campo de la Terapia Familiar nos encontramos con esta área emergente denominada Terapia Narrativa. La terapia narrativa se enmarca dentro de las terapias posmodernas, basadas en el construccionismo social, con una filosofía que contextualiza la forma de hacer terapia, cuestionando la tradición científica positivista, y yendo más allá de ser una serie de técnicas altamente definidas. Las premisas que sostienen la terapia narrativa son que la vida y las relaciones de las personas se moldean por los conocimientos e historias de las comunidades en que viven, donde se negocian y dan significado a sus experiencias y prácticas personales y relacionales, lo cual constituye formas de vida asociadas a estos conocimientos e historias. La terapia narrativa habla de una forma de entender las problemas y los efectos de los problemas en la vida de las personas (White, 1992). En nuestro operar como terapeutas, creemos que este modelo ofrece una alternativa de intervención distinta, basada en ciertas premisas y valores que no sólo cuestionan al sujeto cliente en la intervención sino también a la posición desde la cual se relaciona u opera el terapeuta. A lo largo de la revisión bibliográfica hemos encontrado que las premisas posmodernas son valorables en los procesos terapéuticos, en el sentido de la importancia otorgada al lenguaje como herramienta y recurso de intervención, pues en cada distinción existe la posibilidad de intervención lo que conlleva a su vez el desafío de hacerse cada vez más responsable en el uso del lenguaje. Este trabajo se inicia con una revisión de las ideas fundamentales del movimiento construccionista, que se encuentra a la base de la terapia narrativa, luego se realiza una breve revisión de los autores más destacados que han aportado a la terapia construccionista. Posteriormente se describen centrales usados en la terapia narrativa, para luego realizar una profundización en la técnica de la Externalización.

Fundamentos Teóricos Para iniciar este camino en la Terapia Narrativa creemos necesario explicitar las ideas que han influido en su desarrollo. Este modelo de hacer terapia se enmarca dentro de las llamadas teorías basadas en el construccionismo social.

El construccionismo apoya la idea de que no hay verdades sociales incontrovertibles, sino sólo relatos del mundo, relatos que nos contamos a nosotros mismos y que contamos a los otros. Y por ello, la mayoría de los psicoterapeutas tienen un relato acerca de cómo los problemas se desarrollan y como se resuelven o disuelven. A su vez la Terapia Narrativa tiene como supuesto central que la vida de las personas se organiza entorno a las narrativas de las historias de sus vidas. Esta idea no es original de la Terapia familiar, sino que surgen de ideas adoptadas desde la antropología y sociología con los aportes de variados autores, como Goffmann, Foucault, Derrida, Brunner que se revisarán a continuación. Los antecedentes filosóficos que permitieron fundamentar el cambio del foco de la atención desde individuos y familias a las creencias y prácticas culturales como fuente de los problemas se encuentra en autores como Foucault y Goffman. Foucault planteaba como los muchos discursos dentro de una sociedad deshumanizaban, objetivaban y marginalizaban varios grupos sociales mientras mantenían el poder de otros. Consideraba como a través de la historia ciertos procesos o prácticas sociales habían etiquetado ciertas conductas como anormales y luego se habían convertido en opresivas en base a esas etiquetas. No sólo creía que las narrativas dominantes tienen el poder de exclusión, sino que además se convierten en verdades internalizadas, con las cuales todas las personas comienzan a juzgarse a sí mismos, sus logros, personalidades sobre la base de jueces sociales, como psicólogos, clérigos, políticos, médicos, educadores, profesiones con poder de conocimiento. Foucault fue el mentor de White que llevo a tomar el axioma del construccionismo social, donde no hay verdades absolutas, llevándolo a la deconstrucción de las verdades establecidas que oprimen la vida de las personas. Los terapeutas narrativos aplicaron las ideas del análisis político de la sociedad de Foucault para entender las narrativas internalizadas de las cuales familias e individuos necesitaban liberarse. Otro de los autores que influyeron el desarrollo de la Terapia Narrativa fue el trabajo de Jerome Brunner, quien estudió como se construyen y deconstruyen las narrativas. “el significado se convirtió en el tema central de las ciencias sociales, como se interpreta el mundo y como la cultura puede ser tratada como un texto a partir de los cuales los sujetos se van guiando. Según él organizamos nuestra experiencia y memoria de sucesos básicamente en una forma de narrativas, historias, excusas, mitos, explicaciones para comportarnos de una u otra manera. En la conformación de las narrativas las personas iban resaltando y agregando a sus historias aquellos aspectos que daban fundamento y forma a la trama, e ignorando aquellos que no le resonaba a su historia”. También creemos que es importante mencionar el aporte realizado por los psicoanalistas, como Donald Spence, Roy Schafer, y Paul Ricoeur, quienes sostenían que la terapia trata con versiones de la realidad que son mediadas por la narración. Ellos estaban en contra de la concepción psicoanalítica positivista de la realidad. El objetivo de la terapia para ellos era construir verdades al servicio de la coherencia personal (auto coherencia), dejando de lado la idea de que en

terapia uno lo que intenta realizar es un dibujo verdadero del pasado. El terapeuta es en este enfoque, un poeta o novelista, que rescribe la historia de sus clientes. Según Gergen, (1992), desde Wittgenstein hasta los teóricos contemporáneos de la literatura, los estudiosos han establecido que el lenguaje de la vida mental cobra significado a partir de su uso social. Los individuos por sí mismos no pueden significar nada: sus actos carecen de sentido hasta que se coordinan con los otros (Gergen, 1992). Los terapeutas familiares empezaron a encontrar que metáfora de las narrativas eran útiles para entender las relaciones interacciónales. Éstos reconocían cuanto afectaban las historias e interpretaciones de las percepciones, a dichas percepciones. Desde esta perspectiva el cambio en el comportamiento no es suficiente sino existe un real cambio en el significado de los clientes en la elaboración de sus narrativas, pues sin esto se perpetúa el énfasis en el problema. Los terapeutas se dieron cuenta que preferían la explicación de la metáfora narrativa que la explicación cibernética que había dominado el campo de la terapia familiar. Creían que el pensamiento sistémico sumerge al terapeuta desde una posición objetiva como observador externo donde se estudia a la familia como un sistema disfuncional sin referencia a su historia, punto de vista o contexto social. Entendiéndose esta postura como la primera cibernética, que se caracterizaba por el terapeuta como un experto en relación a la familia, búsqueda de los circuitos defectuosos que había que intervenir y reparar, trata a las personas como objetos que pueden ser manejados y donde no se consideran los contextos históricos políticos y culturales, en que la familia se encuentra sumergida. Por otra parte, la teoría narrativa se centra en una visión del terapeuta como tomando una posición de colaboración, con fuerte interés en la historia del cliente, busca los momentos o situaciones donde el cliente se muestra fuerte o lleno de recursos, usa preguntas desde un enfoque respetuoso no impositivo para cualquier historia planteada, jamás etiqueta a las personas sino que las trata como seres humanos con historias únicas de vida, validando su experiencia personal, además ayuda a las personas a separarse de las narrativas culturales dominantes que han internalizado a lo largo de su vida, abriendo espacio para historias alternativas de vida. Los terapeutas narrativos creen que los problemas surgen porque las personas son inducidas culturalmente a adoptar visiones de ellos mismos y del mundo estrechas y auto derrotistas. Las terapias narrativas intentan en algún sentido ampliar el círculo de responsabilidad de los problemas. Es decir, mientras los psicoanalíticos responsabilizaban a los individuos y los sistémicos a la familia, los narrativos responsabilizaban a las tramas construidas socialmente internalizadas en las narrativas de los clientes.

Para observar la forma en que nuestra cultura convence a las personas que ellos son sus problemas, los terapeutas narrativos externalizan los problemas: en vez de ser un problema o tener un problema, ellos comprometen a los clientes en conversaciones “externalizadoras” que permiten a los pacientes a pensar sobre ellos mismos como combatiendo el problema. Ellos hablan del problema como si fuera una entidad separada que oprime a cada miembro de la familia, incluyendo al paciente identificado. No se considera que ni el paciente ni la familia sea el problema, puesto que el problema es solo el problema. Desde esta perspectiva, los terapeutas narrativos no exploran las dinámicas familiares o estructuras disfuncionales que pueden mantener los problemas. Ellos no se encuentran interesados en la contribución de la familia al problema, sino más bien en el impacto del problema sobre la familia y en los puntos de vista o historias construidas socialmente que apoyan los efectos del problema. La idea de que familias e individuos no son los responsables en la creación de sus problemas requiere una visión especial de los seres humanos y como son influenciados con facilidad por lo que los terapeutas llaman los discursos dominantes (prevalentes, temas culturales cargados de juicios) en la sociedad. Las ideas del construccionismo social son acordes a esta visión, porque ven a las personas como fácilmente influenciadas por las narrativas culturales. A diferencia de la visión tradicional de los terapeutas familiares que ven el self como lleno de recursos y eminentemente positivo, el sí mismo para los construccionistas sociales es una reconstrucción constante que surge de la interacción con los otros. No se entiende ni como esencialmente positiva ni negativa, sino como lo llama White, es un self constitucionalista, que significa que nosotros constantemente reexaminamos nuestras creencias para asegurarnos que nos constituimos a nosotros mismos en la forma que queremos ser, más que en la forma en que somos inducidos a ser por la sociedad. Nosotros nos vamos constantemente constituyendo a nosotros mismos en el cuestionamiento permanente, redescribiendo la historia nuestra a la luz de los otros y de nosotros mismos, en la trama de las narrativas individuales y colectivas. El construccionismo social considera que las ideas y significados surgen del intercambio social y son mediados por el lenguaje. La concepción de un self moldeable, que se constituye por narrativas dinámicas, que no consisten de cualidades esenciales o duraderas, es el pilar fundamental de la terapia narrativa, pues permite a los terapeutas confiar que en la coautoria de nuevas narrativas con sus clientes están haciendo todo lo necesario para producir un cambio profundo y duradero en el autoconcepto y vida del cliente. Esta nueva narrativa se convierte en un self reconstituido.

El construccionismo social (Hoffman, 1996) cree que las ideas, los conceptos y los recuerdos surgen del intercambio social y son mediatizados por el lenguaje. Todo conocimiento -sostienen los construccionistas- evoluciona en el espacio entre las personas, en el ámbito del mundo común y corriente; y es sólo a través de la permanente conversación con sus íntimos que el individuo desarrolla un sentimiento de identidad o una voz interior. La terapia construccionista se plantea como una situación en la que se favorece la presencia de una pluralidad de relatos y en la que los formatos de construcción conjunta entre el terapeuta y el sistema consultante superen los discursos individualistas y deterministas de un yo aislado y en medio de su realidad. Los principios del construccionismo social en la psicoterapia expresan una ruptura tajante de la tradicional y asimétrica relación entre terapeuta y paciente. Este supuesto supone la desaparición del poder-control unilateral del terapeuta y propone una dinámica de co -construcción sistémica. Asume la responsabilidad de su poder de construcción dentro de lo relacional/ social. El terapeuta pierde su posición de experto, su estatus jerárquico desaparece. (Hoffman) El lenguaje cambia en el contexto de la terapia posmoderna, su aplicación y utilización ya no son iguales a la que existía en la terapia modernista; ya que manifiesta un cúmulo de ideales filosóficos que deben hallar su expresión en la relación terapeuta / cliente por medio de un nuevo lenguaje. El lenguaje es menos directivo y jerárquico, pretende convertir la situación relacional en democrática, basada en una configuración de igualdad de poder y expresión del mismo.

Los trabajos posmodernistas suelen centrarse en ideas vinculadas al texto y la narración. En este contexto la narración es una unidad de significado que brinda un marco para la experiencia vivida. A través de las narraciones se interpreta la experiencia vivida, como lo expresa Brunner (1986) citado por Epston y cols. (1996): "Creamos las unidades de experiencia y significado a partir de una continuidad de la vida. Todo relato es una imposición arbitraria de significado al fluir de la memoria, porque destacamos ciertas causas y desestimamos otras, es decir, todo relato es interpretativo".

El énfasis sobre la narración vincula necesariamente la terapia posmoderna con las teorías de deconstrucción, dentro de la cual uno de sus principales exponentes es Jacques Derrida. La propuesta del análisis deconstruccionista nos obliga a mantenernos distanciados y escépticos respecto de las creencias concernientes a la verdad, el poder, el yo y el lenguaje, creencias que casi siempre se dan por sentadas pero que no son absolutas sino completamente relativas. La deconstrucción aboga por dejar a un lado los juicios absolutos de se es una cosa o se es otra "o...o", mas bien nos propone Derrida buscar siempre otra visión posible mas allá de "o...o”, con el fin de deconstruir

nuestro mundo tal y como lo conocemos, buscando siempre lo inesperado que podría reemplazar esta visión. Gergen llama a la construcción-deconstrucción progresión-pregresión. (White)

El análisis del terapeuta a la situación del cliente nunca se puede considerar objetivo. No hay descripciones más correctas que otras para la realidad. La investigación social objetiva no existe, ya que no podemos saber que es la realidad social, no hay una verdad única, objetiva y absoluta. Por lo tanto la relación terapéutica co-construye una descripción de la realidad del cliente donde ambos son responsables y activos en el proceso de solucionar el problema. Los puntos de vista individuales se transforman y amplían en la interacción social terapeuta-cliente. De hecho se propende por la ruptura con la idea de un individuo que construye un yo diferenciado, autónomo e inmutable que maneja sus actuaciones. Gergen en su libro "el yo saturado" (Gergen, 1992), manifiesta que es una falacia que el yo sea una entidad autónoma e independiente. La identidad individual es una ilusión modernista ya que el yo no esta dentro de la persona sino que tiene un compuesto temporal construido a partir de la interacción social, el yo no esta separado del otro por que es sólo a través de la relación social donde se construye la idea de una personalidad. El yo no se concibe como una entidad cosificada e intra psíquica sino como una entidad narrativa que se aborda dentro de un contexto de significado social. Se define socialmente a la psicoterapia como un contexto para la resolución de problemas, la evolución y el cambio. Los problemas son acciones que expresan nuestras narraciones humanas, existen en el lenguaje y son propios del contexto narrativo del que derivan su significado (Anderson y Goolishian,1996). El cambio en la terapia por lo tanto es la creación dialogal de la nueva narración. La patología en el construccionismo desaparece como tal. No existe un interés por la etiología de los síntomas sino los procesos sociales e interpersonales y la dinámica que mantiene esos síntomas. El terapeuta podrá desencadenar un proceso de cambio si logra interferir la repetición de la misma experiencia que llevó al cliente a la terapia. Gergen (1996) considera que a medida que el acento se desplaza a la construcción lingüística de la realidad, las enfermedades y los problemas pierden su privilegio ontológico ya que no son independientes sino construcciones culturales. No hay problemas más allá del modo en que una cultura los constituye como tales. Del diagnóstico y la cura a la responsabilidad cultural. Desaparecen los niveles y capas jerárquicas estructurales. No existen capas jerárquicas donde unas son más importantes que otras y por lo tanto detentan en última instancia la causa de la situación considerada "problema" (Hoffman, 1996). Se propone un análisis de configuración lateral u horizontal que rompe con las dualidades síntoma superficial vs. causa subyacente, contenido manifiesto vs. contenido latente, comunicación abierta vs. comunicación

encubierta, etc. La configuración horizontal permite entender que existen formas de análisis todas de igual valor y que serán validadas y utilizadas para la intervención en la media en que el contexto social lo exija.

AUTORES

En la literatura revisada podemos encontrar el aporte singular de diversos terapeutas que evolucionado hacia el construccionismo. A continuación describiremos algunas de sus aportes que se observan en sus prácticas clínicas. Uno de los autores centrales en los aportes al tema planteado es Michael White, quien afirma que los seres humanos viven la vida como un relato o narrativa, son seres interpretantes: quienes interpretan activamente la experiencia a medida que van viviendo sus vidas. En la terapia el cambio se produce a través de conversaciones externalizadoras, como deconstrucción de las verdades que las personas sienten que tanto aprisionan sus vidas. Las conversaciones externalizadoras son de gran relevancia cuando los problemas que las personas experimentan tienen un efecto totalizante sobre sus vidas, es decir, cuando los relatos que la familia posee acerca de cada uno de sí mismo están saturados por el problema. Para White la terapia consiste en un proceso de deconstrucción de estas historias y el proceso de renarración o de crear nuevos relatos. Estos nuevos relatos a veces están eclipsados por relatos más dominantes y en el curso de la terapia el trabajo del terapeuta es sacar a la luz y poner en contacto al cliente con estos otros relatos. Al reflexionar sobre historias alternativas, a las personas se les abre la posibilidad de identificar valores y compromisos preferidos para su vida, prestando gran atención a las historias que se han contado. Para White externalizar los discursos es una manera de pensar, hablar y actuar en relación a hechos que nos han resultado problemáticos. White señaló la importancia de contar una historia, volver a contarla y volver después a contar otra vez la historia re-contada, como una forma de engrosar la descripción del self. Epston y sus colaboradores (1996), señalan lo que se denomina "terapia de re-escritura" y como su nombre lo indica es una terapia que esta basada en sendas misivas escritas entre terapeuta y paciente, es decir, que las posibilidades de reflexión después de la sesión personal donde se conversa, se desarrollan por cartas escritas por el terapeuta y contestadas por su cliente. La terapia centra su trabajo no tanto en la narración sino en el relato, y considera que este es fundamental en la organización de la experiencia de cada persona. Los relatos en los que situamos nuestra experiencia determinan el significado que damos a la experiencia. Estos relatos son los que determinan la selección de los aspectos de la experiencia que se expresarán; determinan la forma de la expresión que damos a esos aspectos de la experiencia y finalmente determinan efectos y orientaciones reales en nuestra vida y en nuestras relaciones.

La propuesta terapéutica de Goolishian y Anderson (1996) se basa en: "La ignorancia como enfoque terapéutico". Estos autores plantean como núcleo de su enfoque la posición no de experto del psicólogo sino de ignorante. El terapeuta parte de una ignorancia deliberada, ignorancia que es entendida como "no saber", ya que creen que no hay esencias que captar en las narrativas del cliente y por lo tanto el terapeuta tampoco puede ofrecer al cliente el secreto infame de su problema para que este pueda reemplazar sus viejas e ilusorias narraciones. Hoffman (1996), considera que la esencia de la nueva terapia posmoderna se centra en la palabra "reflexivo". Este enfoque trata de replegarse sobre sí mismo, ya sea utilizando equipos de reflexión para la terapia, conversaciones reflexivas entre los componentes de la terapia, interrogatorios reflexivos, etc.; que junto con la preponderancia del prefijo "co" describen la conversación terapéutica (co-creación, co-autoría, co-evaluación), lo que indica un proceso de influencia mutua y no de unidireccionalidad o jerarquía. Cecchin (1996) establece que: "no hay una verdad sobre el problema sino hipótesis que compiten en dar una explicación". Las posibilidades terapéuticas no pueden predeterminarse en virtud de la validez o la superioridad teórica de un modelo. Sin embargo, el construccionista no entabla una relación terapéutica despojado de ideas, experiencia o construcciones privilegiadas. El terapeuta al igual que los clientes acude a las terapias provistas de ciertas versiones de la realidad. El desafío está en la negociación y la construcción de maneras de ser viables y sostenibles, que convengan a la familia, al terapeuta y a las formas de obrar culturalmente aceptadas.

Conceptos Centrales

A continuación presentaremos los términos fundamentales que se desarrollan en este enfoque teórico de la terapia narrativa. La Narrativa: es un sistema de significados compartidos constituidos por personajes, un guión, conversaciones, y un escenario donde transcurren las acciones ligadas entre sí por una trama narrativa, es decir, por un conjunto de conectores lógicos explícitos o implícitos que establece la relación entre todos sus elementos, de manera que si uno de estos cambia repercute en el resto. Co Construcción de la alianza terapéutica: fase inicial donde se negocia un acuerdo sobre las metas y las tareas implícitas en terapia, y se desarrolla un buen vínculo emocional con el sistema consultante. Historia Dominante: término para describir la visión principal del mundo o explicaciones del paciente.

Elicitación de las narrativas dominantes: se evalúa cuál es el problema, las expectativas sobre la terapia, la explicación que se dan sobre a qué se debe el problema, la fase del ciclo vital familiar, el patrón interaccional en que se sitúa, las alianzas y coaliciones entre miembros del sistema, y la función sistémica del problema. Deconstrucción de las narrativas dominantes terapéutica susceptibles de transformación.

dimensiones de relevancia

Fomento de la reflexividad: finalizar la terapia y reconocer los méritos de manera que el sistema se haga consciente de hasta qué punto ha sido capaz de reavivar sus procesos discursivos de atribución de significado a la experiencia. En esta fase se puede pedir a los clientes que redacten una narrativa sobre su historia en la terapia, dado que ello contribuye a externalizar su capacidad de cambio y los factores que han contribuido a ella. Externalización: técnica usada para separar al cliente de su síntoma, que permite habilitarlo y descubrir recursos o situaciones en que ha superado su problema. Hermenéutica: la actividad del entendimiento lograda a través de la interpretación de la narrativa. Equipo Reflexivo técnica desarrollada por Tom Andersen en que el equipo observador comparte sus reflexiones con la familia consultante en la sesiones. Salida Única (Unique Outcome) es el término que usa White para describir los momentos en que los clientes han actuado el libro de sus problemas, aún cuando no se hayan percatado, estas salidas inusuales son para los terapeutas narrativos como una forma para ayudar a los clientes las visiones negativas de sí mismos.

Técnicas utilizadas por la Terapia Narrativa

A continuación se describirán las técnicas centrales desarrollada por este enfoque terapéutico. Nos referiremos a la Técnica de Externalización desarrollada por Michael White (1993) en el principio de los años ochenta y fundamentalmente derivada del trabajo con niños pequeños con encopresis. Las prácticas de externalización localizan los problemas como producto de la cultura y la historia del individuo, socialmente construido y mantenidos en el tiempo. La externalización puede entenderse como aquella técnica usada para separar al cliente de su síntoma, que permite habilitarlo y descubrir recursos o situaciones en que ha superado su problema. La Externalización es un recurso de la terapia que alienta a las personas para que objetivicen y, a veces, personifiquen los problemas que experimentan

como opresores. Dentro de este proceso, el problema se convierte en una entidad separada y, por lo tanto, exterior a la persona o la relación que se identifica como problema. Permite a las personas separarse de las narrativas dominantes que han estado modelando sus vidas y sus relaciones y observar el efecto de sus acciones en el mantenimiento del problema. Una forma de realizar esto es a través de realizar preguntas en que se cambien los adjetivos por los cuales las personas se describen a sí mismas por sustantivos. Ejemplo desde soy una persona depresiva a ¿Hace cuanto tiempo te influencia la depresión en tu diario vivir? Otra practica de externalización se genera cuando se invita a la persona a personalizar – personificar, el problema, por ejemplo, ¿Cómo es que el mal genio te juega una mala pasada?, creando un espacio que permite a la persona a revisar la relación que mantiene con su problema. No sólo los problemas se externalizan, sino que también se externalizan los recursos personales, ya sea como “fortalezas”, “auto confianza”, “autoestima”. La conversación externalizadora: Una conversación externalizadora no sólo busca la externalización del problema, sino que ser un hilo conductor o histórico para describir los momentos de entrada y momentos de influencia del problema en la vida de las personas. El situar el problema en su contexto histórico puede proveer más claridad acerca del tamaño de la influencia que ha tenido en la vida de la persona. También provee a las personas de una gran cantidad de información y un mayor entendimiento de cómo pueden recuperar sus vidas de la influencia de los problemas. Otra de las características más significativas de estas conversaciones es considerar los contextos más amplios que pueden tomarse en cuenta, en el sentido de entender la historia de una persona con sus problemas modelados por factores de género, raciales, culturales, de clases sociales y otras relaciones de poder, etc. Estas explicaciones alternativas le ofrecen menor valor al sentimiento de responsabilidad personal del “paciente” en el problema, y dando mayor conciencia/peso al contexto en que se enmarca el problema. Respecto de cuales son los temas a externalizar en la conversación terapéutica podemos observar que cada vez que una persona se describe a sí misma de una manera muy negativa o verbalizar un rasgo, característica predominante existe una oportunidad para la externalización. Uno realiza preguntas que llevarán a una conversación externalizadora sobre estas descripciones de sí mismo. Esta conversación permite una descripción más enriquecedora de esta característica, permitiendo aprender acerca de cómo históricamente esta característica se relaciona con algunas habilidades y conocimientos que pueden ser útiles en el momento presente. Al externalizar es muy importante considerar que lo que esta siendo externalizado sea denominado correctamente de manera que corresponda a la preocupación genuina verbalizada por la persona. Es decir, lo importante es que el nombre puesto en la externalización calce con la experiencia vivida de la persona, de manera que las habilidades e ideas de la persona respecto de su problema se hagan más accesibles. A mayor congruencia en la definición

externalizada del problema se da una mayor habilitación en la persona para crear sus propias estrategias y habilidades de solución, pues estas son coherentes han sido generadas en el curso de la historia de su vida. Cabe destacar que no sólo existe una definición de la externalización del problema, éstas pueden ser varias e ir cambiando a lo largo de la terapia de la persona. Por otra parte cuando se trabaja con una familia puede haber tantas definiciones del problema como miembros de la familia, y aún así pueden ponerse de acuerdo en señalar un problema externalizado a la vez. Los efectos que ofrece el uso de la Externalización en terapia son; produce una disminución de los conflictos improductivos entre las personas, por ejemplo los que incluyen las disputas acerca de quién es el responsable del problema. Es decir se deja de buscar culpables del problema, ya sea en la estructura familiar o en los circuitos interaccionales en la familia. Por otra parte reduce el sentimiento de fracaso que suele producir la persistencia del problema en el tiempo, a pesar de los esfuerzos por resolverlo y las innumerables soluciones intentadas sin éxito. Además facilita la cooperación mutua entre las personas, pues estas se unen contra el conflicto y se libran de la influencia que ejerce en sus vidas y relaciones. Este enfoque ofrece nuevas posibilidades para que las personas tomen una postura y acciones positivas de las historias narradas que las atrapan, ofreciéndoles una forma de liberarse de ellas y así puedan adoptar un enfoque más práctico y puedan sentir que tienen un control sobre el problema. Además ofrece opciones que permitan dialogar sobre el problema sin referirse a la persona que sufre el problema. Permite tomar conciencia de otras historias de la vida de la persona que se relacionan con áreas de la vida que no son manejadas por el problema. Se focaliza en la exploración de los recursos de la persona para controlar el problema. Luego que hemos externalizado el problema, se buscan los momentos en que la influencias del problema no hayan sido tan grande o predominantes sobre la vida de la persona. A estos momentos se les llama Salidas Únicas, Situaciones Excepcionales o en inglés lo que se denomina unique outcomes. Al observar estas situaciones se realizan preguntas tales cómo ¿que hizo esto posible? y desde ahí se puede empezar a generar historias alternativas. Los terapeutas narrativos creen firmemente en que las descripciones detalladas y ricas de las historia de la vida de persona proveen a las personas nuevos relatos para la acción y por ende los habilita para que ocurran cambios significativos. Un ejemplo de los tipos de pregunta realizado durante la entrevista externalizadora o narrativa realizada por White/Epston luego de externalizar el problema son las preguntas dirigidas a mapear la influencia del problema en la vida y relaciones de la persona y su familia, que ayudan a entender la historia experiencia saturada de problema de las persona. Es esencial detenerse en este punto hasta que la persona sienta que el terapeuta conoce su experiencia y como afecta detalladamente sobre su vida. Luego de esto se empieza explorar como las personas o las familias influencian a la vida del problema, es decir las personas se empiezan a ver como

son autores o al menos como coautores de sus propias historias. Aquí se realizan las preguntas de salidas únicas o excepciones, que invitan a las personas a tomar conciencia de acciones o pensamientos que contradigan a la historia dominante. Preguntas tales como ¿Ha existido algún momento que ha sido capaz de rebelarse sobre el problema y satisfacer alguno de sus otros deseos? Si no han existido tales momentos, ¿ha habido veces que pensara por al menos un momento, que puede salir o pasar por encima de este problema? ¿Puedes imaginarte un momento en el futuro en que desafíes a tu problema y te des un recreo? También se realizan preguntas de contabilización de excepciones que invitan a las personas a tomar conciencia de las excepciones que no han registrado como significativas, y contarlas como parte de una emergente historia alternativa coherente. También se pueden realizar preguntas de redescripción de la realidad donde se invita a las personas a dar un significado a las excepciones que han identificado mientras se redescriben a ellos mismos, a otros y sus relaciones. Por ejemplo se realizan preguntas tales como ¿Qué te dice esto de ti mismo que no sabías? De todas las personas que se relacionan contigo, quien podría hablarme de este aspecto tuyo, ¿quién se ha dado cuenta? Las preguntas acerca de las posibilidades excepcionales en el futuro permiten a la persona especular respecto de su futuro personal y con los otros que derivan de estos hechos excepcionales y redescripciones de las excepciones. ¿A donde crees que te lleva esto ahora que te has embarcado en esta nueva visión de ti mismo? ¿En cuanto tiempo te ves a ti mismo tomando este nuevo camino? Además se realizan preguntas circulares sobre las excepciones, éstas incluyen a otros en esta nueva historia que se esta desarrollando, ¿hay alguien más que me quiera contar acerca de esta nueva posición que estas tomando? Por otra parte existen las preguntas sobre la experiencia de la experiencia en que se invita a la gente a ser espectadores de su propia historia a través de los ojos de otros, ¿qué crees tú estoy viendo yo acerca de ti mientras escucho como has ido dejando X y tomando esta nueva postura? Existen las preguntas que dan un sentido histórico a las excepciones, su función es servir para desarrollar la historia alternativa naciente, como teniendo un pasado memorable y aumentando su probabilidad de ser realizada en el futuro. Las respuestas a este tipo de preguntas generan historias alternativas del presente. ¿De todas las personas que te han conocido en tu vida, quién hubiera predicho qué ….? Estas son los tipos de preguntas más generales de acuerdo a su propósito y temporalidad, su objetivo es que las respuestas del cliente permiten conectar estos relatos con la experiencia de las personas y sus relaciones. Durante todo el proceso terapéutico para los terapeutas narrativos es relevante realizar preguntas de preferencia, que permitan ir confrontando a través

los caminos a seguir en el proceso terapéutico desde lo que es relevante para el paciente, de manera de lo que guíe el proceso no sea las preferencias del terapeuta. Por ejemplo ¿crees qué este tema es importante? Por último se realizan preguntas donde el cliente es consultor, experto en su problema, que tiene conocimientos fundamentales acerca de cómo dominarlo. ¿Cómo un veterano en el dominio de x, que les podría advertir a otras personas con el mismo problema? En esta intervención, se realza el conocimiento y dominio que el cliente tiene sobre su problema, y lo importante que esto pudiese resultar para otras personas. Una vez que los problemas se han externalizado y hemos empezado a generar historias alternativas a través de las salidas únicas o excepciones, se pueden usar otras prácticas narrativas para enriquecer las descripciones de las historias alternativas de manera de lleva a las persona a ser capaces de realizar cambios significativos en sus vidas. Las cartas son los relatos que se sitúan en la experiencia personal o familiar, en el curso del tiempo y son más ricos y complejos que los breves esquemas explicativos, permitiendo acomodar, dotar de significado y rescribir las vidas de las personas, sus relaciones, y las relaciones con sus problemas. Existen distintos tipos de cartas, de invitación, de despido, de predicción, de contra derivación, de recomendación, y breves.

Respecto de qué posición debe tomar el terapeuta cuando se trabaja con personas que han presentado conductas de violencia, abuso, robo o daños a otros es importante destacar que de ninguna manera excusemos a la persona de la responsabilidad de sus actos. Se pueden usar las conversaciones externalizadoras de manera de hacer posible que la persona tome la responsabilidad de prevenir y aceptar los efectos de su problema. El efecto de la externalización no es separar a las personas de las consecuencias de sus acciones, sino explorar en detalle los efectos del problema externalizado sobre sí mismo y sobre las demás personas que afecta el problema. Al detallar cabalmente estos efectos, este tipo de conversaciones permite a la persona tomar una postura sobre el problema y comprometerlo en aceptar frente a otras personas y reducir la influencia de su problema. En estas temáticas es de fundamental importancia explorar las ideas, creencias y valores que mantienen el problema, articulando claramente cómo estas formas de pensar mantienen la conducta problemática. Al hacer esto hacemos que la persona se haga más conciente sobre los orígenes y consecuencias del problema, de manera que la persona pueda tomar una posición respecto de estas ideas y prácticas y por ende una acción responsable. En el tipo de problemáticas involucrado el daño a terceros es importante que el terapeuta tome responsabilidad por la consideración de la seguridad de las víctimas, en el sentido de chequear que se mantengan protegidos. CONCLUSIONES

También existen las contras prácticas terapéuticas o técnicas de Liberación que pueden existir como contra prácticas literarias: Reescritura y Cartas, Contra documentos; Certificados y diplomas. Se caracterizan por la redefinición de la utilidad de los documentos escritos, de manera de realizar una práctica social, de legitimación de los recursos personales, de introducción de nuevas perspectivas y de consolidación de nuevos significados.

Creemos que para concluir esta integración teórica no podemos dejar de exponer y reflexionar críticamente respecto de este modo de hacer terapia, proponiendo ciertas interrogantes las cuales abren nuevas puertas para continuar el proceso reflexivo. A continuación expondremos algunas de las ideas y críticas de diversos autores respecto de esta forma de hacer terapia.

Por otra parte se puede utilizar el Dibujo como técnica narrativa con una dimensión sensorial más directamente ligada con las emociones, así como con lo cognitivo. Los dibujos son utilizados por parte del terapeuta y o el equipo como intervención terapéutica. Persigue el impacto tanto a nivel sensorial emocional analógico como a nivel textual cognitivo digital. Se construye siempre en términos sistémicos relacionales. Fomentan mediante cierto grado de provocación una visión autocrítica, responsabilidades compartidas y simultáneamente se valoran sus méritos y sufrimientos. Se restringe su uso a un número limitado y seleccionado de casos.

Uno de los aspectos esenciales de la terapia construccionista no es la pasividad y la celebración del cambio imprevisto y azaroso, sino su epistemología participativa; que requiere obviamente de la participación tanto de terapeuta como paciente asumiendo la responsabilidad de las elecciones tomadas, puesto que todo construccionista no debe concebir que tiene prohibido tener o expresar preferencias, esperanzas u opiniones, lo que no debe pretender es que sus elecciones deriven de un acceso privilegiado a una realidad objetiva externa. Lo anteriormente señalado se entiende como una filosofía que contextualiza la forma de hacer terapia, lo cual le da mayor flexibilidad y libertad al enfoque terapéutico.

Creemos necesario para finalizar esta exposición de la técnica de la externalización presentar algunas reflexiones para su uso. Cuando se externaliza no es recomendable ocupar la metáfora de pelear, combatir contra el síntoma externalizado, pues esto conlleva implícito la idea de que se puede perder la batalla del control sobre el problema. Además es estresante y causa tensión al entender que el problema puede estar dentro de la persona

En este modelo de hacer terapia, se podría vislumbrar que algunos terapeutas familiares estaban adoptando una postura política en su trabajo sobre la base de un construccionismo social. Según Anderson los terapeutas subyugan o sacrifican a un cliente frente a la influencia de este contexto más amplio que es primariamente patriarcal, autoritario y jerárquico.(Minuchin, 1993) Freedman y Combs (1996) creen que “... las historias dominantes pueden estar subyugando las vidas de las personas. Según White la terapia narrativa puede ayudarnos a

desenmascarar las así llamadas "verdades" que "ocultan" sus sesgos y prejuicios. Al adoptar y reclamar este tipo de deconstucción, estamos asumiendo una postura política contra ciertas prácticas de poder en nuestra sociedad. La pregunta que surge a posteriori es ¿le corresponde eso al terapeuta familiar? Quizá una de las mayores críticas que se le puede atribuir a este modelo de terapia es que en el proceso terapéutico, los teóricos parecen haber desplazado a la familia – ese “locus” prominente e intermediario de contexto y de cultura en el que viven las personas, enfatizando la importancia del contexto social, como voces que articulan los relatos que se cuentan los individuos y dejando de lado la metáfora de “la pauta que conecta”. Minuchin en un artículo plantea las siguientes interrogantes. ¿Puede la práctica narrativista procedente del construccionismo social tratar las pautas de relaciones entre los miembros de la familia, en donde se supone que radica el “locus” del conocimiento? o ¿Debe focalizar solamente en la forma con que cada miembro individual de la familia explica la realidad familiar?. Con otras palabras, ¿puede un terapeuta narrativista trabajar con la familia en cuanto sistema social?. De acuerdo a nuestra revisión bibliográfica nos parece que el contexto familiar desaparece en el sentido más estructural, donde se objetivizan límites, subsistemas, circuitos de mantención del síntoma. Entendemos que en este enfoque se sitúa a la familia como el vehículo a través del cuál las fórmulas sociales son transmitidas al individuo. De esta forma, la función del terapeuta consiste en liberar a los miembros de la familia de la narrativa constrictiva de la familia. Según Minuchin se pierde la idea sistémica de que los miembros de la familia co-construyen el significado y de que se les puede observar en el proceso de construir las historias individuales y familiares. La familia, según Minuchin como ese contexto natural interpersonal en el que las personas desarrollan su visión de sí mismos dentro, desaparece de la práctica clínica. A nuestro parecer, la familia en sus diversas formas que pueda adoptar sigue siendo el vehículo a través del cual el problema oprime al individuo o al sistema con su dinámica totalizante y el foco tiende a privilegiar el discurso de los miembros individuales de la familia, convirtiéndose en público a los otros miembros. Uno de los aportes a la terapia de los terapeutas narrativos es la preocupación por el uso del poder, y por tanto, quieren por encima de todo evitar imponer el marco personal de referencia del terapeuta a la comprensión que se hace el paciente de la realidad. Esta preocupación con el tema del control ha producido una serie de técnicas orientadas hacia la organización de un tipo de terapia colaborativa y no jerárquica. Una metáfora que ilustra el tipo de relación existente entre terapeuta y cliente es lo Efran y Clarfield sugieren como proceso de Interacción Ortogonal. Los terapeutas se sitúan de manera de actuar ortogonalmente sobre los sistemas de sus clientes y de modificar las formas de interrelación de sus sistemas. Como podemos intuir la interacción ortogonal implica un nivel de jerarquización, un objetivo y una capacidad de influencia del terapeuta, que los construccionistas radicales no estarían dispuestos a aceptar. Este tipo de interacción se vislumbra

en la terapia narrativa, pues es en esta interacción (entre sistema consultante y terapeuta) que se produce un cambio en el relato del cliente, que a su vez le permite actuar de modo diferente, relacionándose de un modo distinto con los otros miembros del sistema generándose cambio terapéutico.

Desde el argumento construccionista, en donde no existe una realidad objetiva, surge la crítica obvia de que nunca surgiría un método construccionista "aprobado", ya que en el espíritu mismo del construccionismo está considerar todas las posturas igualmente válidas, (Efran y Clarfield) y si acaso se diera primacía a una sobre otra estarían traicionando su principio de no realidadobjetiva. A esto Efran y Clarfield contestan que es un error tal crítica, puesto que en honor a la verdad nunca ningún terapeuta por más construccionista que sea puede dejar de tener ciertas convicciones acerca de los problemas que tiene la gente y que puede hacer la terapia por ellos. En este sentido el terapeuta debe hacer un esfuerzo conciente de identificar que es de cada quien. Estos profesionales comparten la tendencia a una terapia de preguntas, a partir del supuesto de que las preguntas son más respetuosas con el propio marco de referencia del paciente, que los comentarios, las interpretaciones o las prescripciones. Además de plantear como preocupación el poder del terapeuta para influir a sus clientes, llevando a una especie de práctica clínica que destaca la colaboración entre paciente y terapeuta. En su práctica clínica hacen una exploración elegante del lenguaje en forma de preguntas. Otro punto a tener en cuenta es que la "terapia como conversación" es una metáfora descriptiva de lo que es la terapia, no un mandato o prescripción. La conversación es sólo uno de los instrumentos que el terapeuta puede utilizar, ya que todas las terapias, sean del tipo que sean, son analizadas como procesos conversacionales con algún nivel de co-construcción. Los terapeutas narrativos aportan a la terapia familiar el focalizarse sobre descripciones múltiples y significados alternativos de la experiencia, lo que desafía el énfasis sobre el diagnóstico y los déficit, quedando estos en segundo plano, desintoxicando al paciente. En este modelo se han desarrollado una serie de técnicas que enriquecen las descripciones estrechas que los pacientes hacen de sus experiencias: entre ellas se encuentra el equipo reflexivo, los grupos de testigos, escribir cartas y recontar historias que dan un foco mayor en las voces internalizadas, además de la conversación externalizadora que fue descrita en detalle en este trabajo. No podemos dejar de mencionar que este enfoque terapéutico ha resultado de gran utilidad para el trabajo con niños y es desde allí donde nos parece muy interesante su aplicación. Creemos además que resulta muy respetuoso de cada historia del paciente. Además sentimos que la incorporación del contexto social más amplio, a través de las narrativas o historias dominante que entrampan a los clientes es útil pues permite deconstruir aquellos significados

asociados a los casos de grupos que se encuentran en situaciones de discriminación. A través de la realización de este trabajo se nos hizo evidente algunas relaciones de este modelo con otros de los modelos de intervención conocidos, el enfoque estratégico centrado en la soluciones desarrollado por De Shazer. Dentro de las semejanzas observadas pudimos notar que ambos se centran en los recursos que posee la persona, en las excepciones al problema, situaciones donde la persona ha podido hacer algo diferente a la situación problemática. La diferencia de estos modos de hacer terapia familiar radica en el énfasis que otorgan los terapeutas narrativos a la historia, a la deconstrucción y renarración de los relatos, en la articulación histórica de las narraciones para generar tramas alternativas a la historia dominante.

BIBLIOGRAFIA Anderson, H., 1997, Conversación, Lenguaje y Posibilidades, Un enfoque posmoderno de la terapia, Amorrortu, Buenos Aires Carey, M. Russel, S., Externalising-commonly asked questions., Dulwich Centre, www. McNamee, S. Gergen, K., 1996, La terapia como construcción social, Paidós, Barcelona Minuchin, S. ¿Dónde queda la familia en la terapia familiar narrativa? Revista de Sistemas Familiares, Año 14, No 3, Nov .1998. Nichols, M., Schwartz R., Family Concepts and Methods, Fifth Edition, Allyn and Bacon, Boston Morgan, A. What is narrative therapy, Dulwich Centre, www. Roth, S., Epston D., Framework for a White/Epston type interview Dulwich Centre, www. Rozo, J. La terapia desde el punto de vista del construccionismo social. Universidad de Sevilla, en www.psicologíacientificos.com/articulos/arjairo_rozo02.htm White, M. , Epston, D., 1993, Medios Narrativos para fines terapéuticos, Editorial Paidós. White, M. Narrative Therapy Dulwich Centre, www. White, M. Workshop Notes Dulwich Centre, www.

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