Redes.com Nº7

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Redes.Com Revista de Estudios para el Desarrollo Social de la Comunicación

N° 7

Instituto Europeo de Comunicación y Desarollo Grupo Interdisciplinario de Estudios en Comunicación, Política y Cambio Social

Redes.Com Revista de Estudios para el Desarrollo Social de la Comunicación

N° 7

2013

EDITOR Francisco SIERRA CABALLERO DIRECTORA Lucía BENÍTEZ EYZAGUIRRE SUBDIRECTORA Daniela GARROSSINI CONSEJO DE REDACCIÓN Mari Cruz ALVARADO, Ángel BADILLO, Amparo CADAVID, Rogério José CAMARA, José CANDÓN MENA, Ángela CARVALHO, Antonio CASCALES, Lucía DEL MORAL, Fátima Aparecida DOS SANTOS, Javier ENCINA, Francesco EVANGELISTI, Juan Carlos FERNÁNDEZ SERRATO, Ana FERNÁNDEZ VISO, Jaime FIGUEROA, Marta FUERTES, Antonio GARCÍA GUTIÉRREZ, Gladys GONZÁLEZ, Eugenia GONZÁLEZ CORTÉS, Antolín GRANADOS, Tommaso GRAVANTE, Eliana HERRERA, Marcela IGLESIAS, Mar LLERA LLORENTE, Francesco MANIGLIO, Marcelo MARTÍNEZ, Francisco Javier MORENO, José Manuel MORENO, Pablo MARTÍNEZ COUSINOU, David MONTERO, Agustín OLMO, Alicia REIGADA, Jessica RETIS, Hernán REYES, Hilda SALADRIGAS, Ana Isabel SEGOVIA, Víctor SILVA ECHETO, Barbara SZANIECKI, Óscar TORO, Miguel VÁZQUEZ LIÑÁN, COMITÉ CIENTÍFICO INTERNACIONAL Jesús MARTÍN-BARBERO (Universidad Nacional/Colombia), Luis RAMIRO BELTRÁN (Universidad Católica Boliviana/Bolivia), Manuel MARTÍN SERRANO (Universidad Complutense de Madrid/España), César BOLAÑO (ALAIC), Enrique BUSTAMANTE (UCM/España), Carlos DEL VALLE (UFRO/Chile), Gaetan TREMBLAY (UQAM/Canadá), Ramón ZALLO (UPV/España), Guillermo OROZCO (UDG/México), Jacques PIETTE (Universidad de Sherbrooke/Canadá), Thomas JACOBSON (State University of New York/EE.UU.), Enrique SÁNCHEZ RUIZ (UdG/México), Daniel HERNÁNDEZ (UCV/Venezuela), Armand MATTELART (Universidad París VIII/Francia), Murilo RAMOS (UNB/Brasil), Robyn QUIN (Edith Cowan University/Australia), Jan SERVAES (Universidad Católica de Bruselas/Bélgica), Manuel PINTO (Universidad do Minho/Portugal), Luis RAMIRO BELTRÁN (Jhon Hopkins Univerity/Bolivia), Delia CROVI (UNAM/México), Carlos GUZMÁN CÁRDENAS (UCV/Venezuela) Rosa María ALFARO (CALANDRIA/ Perú), Gustavo CIMADEVILLA ( UNRC/ Argentina),Gabriel KAPLÚN (Universidad de La República/Uruguay), Keval Joe KUMAR (University of New Delhi/India), Gustavo GÓMEZ (AMARC/ Uruguay), Toby MILLER (Queens College/ USA), Richard MAXWELL (Queens College/ USA), Antonio PASQUALI (ULEPICC/ Venezuela), Peter LEWIS (London School of Economics and Political Science/Inglaterra), Humberto ABDALLA Junior (Universidad de Brasilia/Brasil), Dr. Othon JAMBEIRO (Universidad Federal de Bahía/Brasil)

© Coedición: Instituto Europeo de Comunicación y Desarollo; Grupo Interdisciplinario de Estudios en Comunicación, Política y Cambio Social (Compolíticas) (sej45679e-pai), 2013 Facultad de Comunicación. Departamento de Periodismo I. Despacho D7. Isla de la Cartuja — 41092 Sevilla (Spain) www.compoliticas.org Universidade de Brasília, Núcleo de Multimídia e Internet NMI , SG11, 1o andar Brasília — Brasil CEP 70910-900 © De los autores, 2013 Nota de Copyleft: La reproducción de la totalidad o parte del contenido de Redes.Com está permitida citando su procedencia. Diseño: Marina Dourado L. Cunha Deposito legal: SE-2807-2004 ISSN 1696-2079 Impreso en España — Printed in Spain

Redes.Com es una revista científica del Grupo Interdisciplinario de Estudios en Comunicaión, Política y Cambio Social (compoliticas) creada para aportar a la comunidad académica internacional y a los profesionales de la comunicación nuevos conocimientos y herramientas analíticas para el estudio y transformación del sistema informativo desde principios filosóficos y culturales que contribuyan a la socialización colectiva de los medios, tecnologías y procesos de información y comunicación públicos.

Índice I. Editorial

11

II. Monografía

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Presentación: Ideología y comunicación pública: apuntamientos para el debate ciencia-sociedad Juliano Maurício de Carvalho, Mateus Yuri Passos

19

Comunicación Pública de la Ciencia como factor de consolidación democrática Carlos Alberto Galvis Ortiz, Luis Horacio Botero Montoya

25

Divulgação Científica: Discurso, Mídia e Educação. Controvérsias e Perspectivas Marcia Reami Pechula, Elizabeth Gonçalves, Graça Caldas

43

Comunicação da ciência e cidadania: os critérios da produção jornalística Danilo Rothberg, Letícia Passos Resende

61

Transferencia a la sociedad del conocimiento universitario: Los Science Shop Diana Cazaux

83

A comunicação pública da ciência por meio dos selos postais: o caso do Brasil no século XX Isaltina Maria de A. Mello Gomes, Diego Andres Salcedo

95

El papel de los museos de ciencia y tecnología en los estudios demoscópicos de percepción social de la ciencia: El caso de España Belén Laspra Pérez

123

Comunicação e consultas públicas online em Ciência e Tecnologia Henrianne Barbosa, Camila Carneiro Dias Rigolin, Maria Cristina Piumbato Innocentini Hayashi

141

Lo que los estudiantes opinan acerca de las carreras profesionales Silvia Domínguez Gutiérrez

163

III. Guía de Recursos

191

IV. Estudios

201

Del conocimiento como puesta en relación. El paradigma de la imagen dialógica en el cine de no ficción David Montero Sánchez

203

Desencuentros, mutación de sentido y migraciones mentales en la comunicación TIC Lucía Benítez Eyzaguirre

219

Brasil-Espanha: análise da experiência de Castilla y León aplicada ao CentroOeste Bruno Augusto Amador Barreto

231

Transmitir ou Comunicar? Dilemas epistemológicos na formação da Mediologia de Régis Debray Ana Carolina Kalume Maranhão

249

Aliando Tecnologia da Aprendizagem à Qualidade de Vida dos Idosos Maria Aparecida Santana, Beltrina Côrte, Flamínia Manzano Moreira Lodovici, Vicente Paulo Alves

269

La imposible neutralidad. Radios educativas y comunitarias en el contexto de conflictos socioambientales Jorge Acevedo Rojas

281

V. Recensiones

303

MARTÍNEZ-GÓMEZ Raquel y LUBETKIN Mario (2011) Políticas, Redes y Tecnologías en la Comunicación para el Desarrollo. Zamora: Editorial Comunicación Social S.C. Sonsoles Valenzuela Sánchez de las Matas

305

ZALLO, Ramón. (2011) Estructuras de la comunicación y de la cultura. Políticas para la era digital. Barcelona: Gedisa. Juliano Mauricio de Carvalho

309

GRANADOS, Antolín (ed.) (2013) Las representaciones de las migraciones en los medios de comunicación. Madrid: Trotta. Bernardo Gómez Calderón

313

MARTÍNEZ HERMIDA, M. y SIERRA CABALLERO, F. (coords.) (2012) Comunicación y desarrollo. Prácticas comunicativas y empoderamiento local. Barcelona, Gedisa, 2012 Marcela Iglesias Onofrío

315

VI. Notas de los Autores

321

VII. Call for Papers - Español

331

VIII. Call for Papers - English

335

Comunicación, ciencia y sociedad. El reto de la mediación como procomún

Desde la aprobación de la declaración de Bolonia, las universidades europeas vienen tratando de concebir y adaptar los sistemas de docencia, ordenamiento académico y certificación profesional al espacio de integración económica de la Unión Europea. Las exigencias de convergencia del Espacio Europeo de Educación Superior y los retos de las crecientes demandas formativas han impuesto, como consecuencia, la definición de nuevas estrategias y políticas científicas, formalizando y dando coherencia interna a la organización de los trabajos que históricamente han venido articulando la ciencia y el conocimiento aplicado en la modernidad. Tras el Consejo de Lisboa, la ciencia y la tecnología han sido identificadas como vectores estratégicos de la UE. La innovación en una economía del conocimiento, y la propia consecución de los objetivos declarados en Lisboa, exige de la economía y del sector público universitario un esfuerzo de anticipación inteligente de iniciativas de progreso para la promoción del saber y la socialización de los beneficios y resultados de la actividad investigadora. Concebida como “mercado común” de la innovación, a imagen y semejanza del mercado de bienes y servicios, la divisa de la ciencia y la tecnología, de la investigación y el desarrollo aplicados son hoy así concebidos, en la UE y otras economías avanzadas, un ámbito estratégico de las políticas públicas en tanto que “anunciado” motor de la denominada “nueva economía”. Así viene señalándose en los sucesivos programas institucionales de la Comisión Europea, y es predicamento común en los documentos oficiales de la política científica de nuestro país y en los foros de expertos sobre la materia, donde una y otra vez se insiste en lo que podríamos considerar nuevos lugares comunes de la política de I+D. La constatación de este hecho no por obvia debe ser considerada de poca importancia. Primero, porque está teniendo, de hecho, consecuencias directas en la actividad diaria de la investigación. Los grupos e investigadores debemos hoy hacer frente a la exigencia de implantación de una cultura innovadora abierta al cambio, así como al

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tiempo tratar de abrir un diálogo fructífero con industriales, responsables políticos y grupos de interés, además de con el conjunto de la población, directa o indirectamente afectada por el intercambio de ideas y la proyección pública de las políticas científico-técnicas. Tradicionalmente, el sistema de investigación ha operado sobre la base de la hipótesis de que la ciencia, a partir de una autonomía necesaria, genera conocimiento que, a medio y largo plazo, es aplicable socialmente, transformándose en utilidades, más allá de los intereses e instrumentación de los usuarios finales. Pero en la nueva Sociedad de la Información, tal autonomía no es posible, el conocimiento científico no puede ser imaginado al margen de la sociedad ni al margen de los efectos o consecuencias sociales que derivan de sus aportaciones y resultados de investigación. Antes bien, instituciones especializadas como las universidades deben procurar, por todos los medios, componer redes de intercambio que vinculen sus trabajos a los usuarios, públicos y privados, a fin de garantizar la pertinencia de sus programas y resultados académicos, a fin de certificar, en otras palabras, la función de servicio público originaria. Ahora bien, desde la crítica fundamental de la Escuela de Frankfurt a esta deriva de la sociedad de consumo, sabemos, por la experiencia anticipatoria de Estados Unidos y el funcionalismo sociológico, que el conocimiento, en el capitalismo tardío, es un instrumento de desarrollo al servicio del proyecto de expansión y acumulación del capital. Es por ello que resulta inevitable repensar las mediaciones que tienen lugar en la comunicación entre Ciencia y Sociedad, dada la importancia y repercusiones que ello tiene en la política y la vida universitaria ordinaria, más aún desde el Sur de Europa, en Andalucía, o, en general, desde una Epistemología del Sur y una posición periférica, considerando los intereses de poder y dominio que gobiernan hoy la UE y en general las exigencias de Comunicación Pública de la Ciencia. Sólo en este marco es, a nuestro entender, comprensible, de forma productiva, una remediación que dé sentido al proyecto ilustrado de socialización del conocimiento en la era de la Revolución Científico-Técnica magistralmente analizada por Mandel. Pues la ciencia y la sociedad civil mantienen en la UE unas relaciones cuando menos paradójicas. En el VI Programa Marco (2002-2006), Bruselas definió, por ejemplo, las condiciones estructurales del Espacio Europeo de Investigación insistiendo en la necesidad de la promoción de relaciones armoniosas entre la ciencia y la sociedad en virtud de un diálogo informado y abierto entre investigadores, industriales, ciudadanos y responsables públicos. El objetivo: acercar la investigación a la sociedad dando lugar a condiciones propicias para la adopción de decisiones políticas acordes con las necesidades sociales, las preocupaciones de la población y el progreso general del conocimiento. Una prioridad en este sentido viene siendo desde entonces tratar de vincular el trabajo de los investigadores a cuestiones sociales prioritarias, abordando temas como la ética pública, la igualdad de género, la integración de minorías o aspectos de especial sensibilidad y demanda social de la población. Más aún cuando, como reconoce Bruselas, la ciencia y la tecnología se han situado en el corazón de la economía y del funcionamiento de las instituciones y procesos de organización social, influyendo en algunos casos positivamente en la vida

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Comunicación, ciencia y sociedad. El reto de la mediación como procomún

de los ciudadanos comunitarios, mientras la población sigue demandando la resolución de problemas vitales acuciantes por parte de los científicos. La realidad práctica de los criterios de asignación y presupuesto de la política de I+D europea, y de su proyección en las políticas nacionales de los Estados miembros, ha caminado sin embargo en dirección contraria, prevaleciendo los criterios de rentabilidad, eficacia e interés empresarial, por encima de cualquier otro parámetro o consideración, marginando de hecho los estudios sociales y humanísticos y desde luego las demandas sociales de la población. Paulatinamente, los intereses económicos, fundamentalmente financieros y comerciales, están determinando de hecho el progreso del conocimiento, llegando a cuestionar incluso los valores y principios que distinguen la actividad de la comunidad científica y, de forma indirecta, las formas de vida y convivencia social. En este contexto, se torna pertinente o cuando menos necesario repensar las relaciones y criterios de organización de la ciencia, la tecnología y la sociedad, a fin de comenzar a definir estrategias y programas específicos en materia de política científica, máxime cuando el alcance de las transformaciones en curso y la complejidad constitutiva de la crisis civilizatoria que vivimos cuestionan las bases del pensamiento científico y de la Academia apuntando la necesidad de nuevas lógicas conceptuales y otros estilos de investigación con las que representar y cambiar el mundo, alterando de raíz las históricas relaciones establecidas en el mundo moderno entre cultura, economía y democracia. Las fracturas e incertidumbres que acompañan al cambio tecnológico representan, sin duda alguna, una oportunidad de desarrollo para la construcción de otro mundo y de otra comunicación posible, considerando la apertura de espacios y procesos para repensarnos y dar voz a culturas, minorías, y actores sociales excluidos e históricamente sometidos a la condición de periferia en los márgenes de la subalternidad. En este proceso, cabe cuestionarse qué presencia actual tiene la Academia en los movimientos de democratización de los códigos culturales y los sistemas de comunicación en el cambio social que experimentan los países de diversas regiones del mundo. Pensar crítica y prospectivamente la Universidad que necesitamos, de lo general y abstracto a lo concreto y local, y viceversa, se torna hoy, en tiempos de libre comercio, un ejercicio sin duda complejo al tiempo que necesario y perentorio. La aceleración de los cambios y mudanzas estructurales exigen un ejercicio reflexivo de doble articulación, una práctica discursiva, en fin, de doble sentido, si hemos de procurar el cambio social. Pues en la era global, con la emergencia de la Sociedad de la Información y del Conocimiento, pensar productivamente la relación entre sistema formal de enseñanza y sistema productivo, no puede proponerse de otro modo que articulando este bucle recursivo, a fin de evitar los lugares comunes que gobiernan las políticas públicas y los discursos de los propios agentes educativos. Entre otras razones que justifican nuestro punto de vista, cabe señalar el hecho de que nuestra era, la del Capitalismo Cognitivo, viene marcada por la conversión de la cultura y el trabajo creativo en un recurso estratégico de las políticas internacionales de desarrollo, al concentrar la producción inmaterial –esto es,

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el conjunto de las actividades de gestión, almacenamiento, distribución y organización del acceso a los bienes simbólicos– la función centralizadora de acumulación en el ciclo de valor transnacional del capitalismo. De hecho, ya no es posible, hoy por hoy, plantear una política educativa sin considerar la instancia de la comunicación y las nuevas tecnologías digitales. Pues asistimos a un proceso de subsunción del sistema universal de educación sin precedentes en la historia moderna que, con las nuevas máquinas de procesamiento de información y conocimiento, atraviesa y repercute poderosamente en la institución formal de enseñanza, un sector por cierto históricamente al margen de la administración directa del Capital y que, paradójicamente, hoy, como bien saben en Chile, o actualmente en España, por razones históricas, reproduce y funciona como campo promisorio de acumulación y concentración de capital, siguiendo los designios de antiguos horizontes y planteamientos de partida que alumbraron las iniciativas de renovación pedagógica de organismos internacionales como la OCDE, el BM o el FMI, por no mencionar los discursos parafascistas del Documento de Santa Fe que inspiraron los designios de la era Reagan en algunos países de la región. Como resultado de esta orientación directamente mercantil, privatista y consumidora de la función básica de la socialización cultural y la educación, las políticas educativas han experimentado una transformación significativa en las dos últimas décadas en las formas de acceso y reproducción del capital cultural. Por ello, conviene recordar que si la retórica ha de primar sobre la lógica, si la razón no es algo más que una forma discursiva o, en términos de Foucault, si no es posible una forma de saber que, más allá del régimen de conocimiento y su economía política, no reproduzca las formas asimétricas y conocidas, social e históricamente, de poder dominantes en cada régimen de verdad, modernizar la Universidad no es otra cosa que repetir la historia como farsa. Por ello, quienes pensamos que es necesario un esfuerzo de “pensamiento negativo” sobre el modelo de mediación y comunicación de la ciencia, es preciso, en fin, comenzar preguntando cuestiones impertinentes que, en estos tiempos de pensamiento único, parecieran impensables, a saber: ¿Para qué y por qué comunicar públicamente la ciencia ? ¿ Desde dónde ? ¿Con quién y para quién ? Tal razonamiento nos sitúa ante el escenario lógico de la realidad social y las posibilidades alternativas existentes. Pero conviene subrayar que tales cuestiones se plantean hoy en un contexto de despolitización y acriticismo genérico que, de facto, ignora o elude pensar consecuentemente evidencias como que la globalización contemporánea tiene lugar dentro de la de estructuración asimétrica de los procesos de configuración de la Sociedad del Conocimiento. No todas las culturas ni grupos sociales tienen acceso por igual a los recursos e insumos informativos, por lo que, en una situación radicalmente desigual, no pueden eludirse los problemas de equidad y pertinencia de las políticas públicas que promueven el uso de las nuevas tecnologías o la “interdependencia cultural” en una situación de explotación y dominio de las culturas periféricas de acuerdo a lo que Boaventura Sousa Santos critica como injusticia cognitiva.

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Comunicación, ciencia y sociedad. El reto de la mediación como procomún

La profundización del análisis crítico de las asimetrías y desniveles culturales en la globalización debe servir, en este sentido, para un análisis interno de las relaciones de poder que el propio ejercicio de la formación de las élites tiene actualmente, evaluando el sentido y voluntad emancipadora de la enseñanza e investigación social; cuestiones éstas olvidadas en las últimas décadas por el culturalismo y el neofuncionalismo empirista hegemónicos. Si Max Weber hace tiempo que pensó la relación entre el político y el científico como una forma paradigmática de la modernidad, hoy esta relación debe ser reformulada repensando el habla y la escucha del intelectual, su función como dispositivo, en fin, de reflexividad, reconfigurando nuestra tarea como el arte de profesionales de la atenta escucha. Aprender a ESCUCHAR es quizás la tarea más importante que un Académico puede aportar a sus conciudadanos, pues es la base de la democracia, del diálogo como convivencia. No hay solidaridad ni libertad posible sin atender al OTRO, sin oír ni aprender a escuchar... esta es la base de toda ciudadanía... y de la REPÚBLICA... del lugar común que exigen los Derechos Humanos entendidos desde una Ética de la Comunicación... desde el pensamiento dialógico... Y éste es el reto de la Universidad del presente-futuro. Frente a la lógica de la Universidad MUSEO, y la expropiación de la biopiratería que alientan nuestras Universidades por omisión, es el momento de defender la idea de que, hoy más que nunca, es precisa la materialización de una lógica generativa de la actividad investigadora que pasa por comprometerse en un modelo de mediación democrático, participativo y autogestionario, basado en una cultura del desarrollo dialógica, culturalmente dinámica e inspirada en el lenguaje de los vínculos. El reto de la Universidad y la actividad investigadora debe ser, en este sentido, propiciar formas de intervención y apropiación de los medios para la expresión y desarrollo social de las minorías culturales. Quizás para quienes pensamos en el conocimiento como un proceso socrático de adquisición del saber tendamos a sobrevalorar esta cualidad, pero sin duda, en el denominado modo de información, en la Sociedad Global del Conocimiento, en el actual Capitalismo Cognitivo, los afectos, la conversación, las redes cooperativas, el diálogo, la creatividad humana compartida constituye sin duda la principal fuente de productividad y progreso. Una lógica bien distinta a la que prima en la Universidad del Mercado. Ahora que se habla de organizaciones inteligentes, de CREATIVIDAD e INNOVACIÓN, palabras fetiche del nuevo mercantilismo de las políticas de Calidad Total, nuestras organizaciones parecen no estar dispuestas a aprender, ni a interpretar, esto es, a saber LEER y ESCUCHAR, incapaces de una ADAPTACIÓN CREATIVA, al negar la opción diligente de la estrategia de la sospecha - mirar y ver, oír y escuchar, atreverse a abandonar los confortables territorios, burbujas, familiares, donde todos los códigos son ya conocidos para explorar caminos propios – por exigencias de la norma estándar de evaluación y homologación del mercado de las acreditaciones. Frente a esta inercia o deriva institucional, la Universidad del Presente-Futuro, la utopía educativa de nuestro tiempo debe cultivar una forma de institución y de gobierno de la Comunicación Pública de la Ciencia que procure en todo

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momento el habla como una forma de escucha, definiendo, como diría el Subcomandante Marcos, una Universidad que trata de Mandar Obedeciendo en sus formas de producción y socialización de la inteligencia colectiva al servicio público y de los intereses colectivos. En este contexto, la necesidad de articular proyectos comunes de excelencia, de impulsar la investigación innovadora en contacto con las organizaciones sociales, el tejido productivo y la población, colaborando internamente entre grupos e investigadores, es una exigencia cada día más prioritaria. Las experiencias de definición de redes de cooperación científica y académica demuestran que la unión de voluntades entre científicos, ciudadanos e instituciones públicas y privadas fortalece el desarrollo y progreso comunes. No olvidemos nunca que todo progreso concreto exige, en justa correspondencia, un esfuerzo combinado y sistemático de ordenación y organización del conocimiento. Sólo la acción común, un trabajo coordinado y la voluntad de cooperación en el impulso y desarrollo del conocimiento garantizan, parafraseando a Castoriadis, la permanente voluntad de progreso y superación. Pero ello pasa por aprender a COMUNICAR la CIENCIA. Paradójicamente, un empeño poco o casi nada ponderado en el campo, pese a la centralidad que hoy adquiere este ámbito disciplinar. Esperamos y deseamos que la lectura del presente número monográfico de REDES. COM contribuya a alentar las relaciones intersectoriales y académicas entre Comunicación y Ciencia, aportando lecturas y fuentes para favorecer los puentes y lazos de contacto entre la investigación comunicacional y las demandas sociales. Tenemos por delante el reto de construcción de una nueva ciudadanía. Y más aún, un nuevo modelo de Facultades de Comunicación y de la Ciencia, en general.

Francisco SIERRA CABALLERO Editor [email protected]

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Monografía

Presentación

Ideología y comunicación pública: apuntamientos para el debate ciencia-sociedad Juliano Maurício de Carvalho, Mateus Yuri Passos

Ciencia. Nos impresiona la miríada de imágenes, ideas y reacciones que tal palabra, tal concepto, despierta en la sociedad contemporánea: entusiasmo, desconfianza, miedo, indiferencia. Hay esperanza en la cura que pueden traernos las investigaciones de nuevos fármacos y terapias; admiración por las nuevas posibilidades de los productos tecnoelectrónicos; asombro y a veces rechazo cuanto a las recientes postulaciones sobre la natureza del ser humano, de la vida, de la propia materia del universo. Y hay, sobre todo, un isolamiento hermético de las verdades y conquistas científicas y de los propios hombres y mujeres que las construyen. Los media se han tornado en uno de los principales canales de interacción entre ciencia y sociedad, aunque no siempre cumplen tal papel de modo satisfactorio por lo que pasan a ser el objetivo de críticas que van desde la “distorsión” de conceptos a la subordinación y exaltación de la ciencia y de la tecnología, de la figura del científico, de la pureza y del carácter absoluto -definitivo- de sus teorías y “descubrimientos”. Esta postura en esencia acrítica de los productos y hechos científicos nos plantea dos problemas: Por un lado, se prometen salvaciones y maravillas tecnológicas de las cuales la mayor parte de la sociedad probablemente no disfrutará, o lo hará solamente de forma tardía, pensando en los costos o en el carácter preliminar de los resultados divulgados, necesitando aún décadas de estudio para que sean aplicaciones viables: hay un desajuste cronotópico entre la ciencia y los media. Por otro lado, se ignora toda investigación que no coincide con esa visión utilitarista, ya sea por su contenido esencialmente teórico o por no ofrecer verdades para que sean consumidas como productos finalizados, poniendo a lo largo, por ejemplo, cuasi la totalidad de las ciencias humanas. Pensar en los científicos como portavoces de la verdad lleva a la dificultad de contestar a sus acciones, en un contexto complejo de desacuerdos y controversias.

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Juliano Maurício de Carvalho, Mateus Yuri Passos

Leite Lopes (1969) atribuye a la ciencia un papel libertador, en su dimensión politicoeconómica. Para los países en desarrollo, realizar investigaciones y lograr un equipo adecuado para ello supone un gradual acto de independencia en relación a los países hegemónicos, que dominam las técnicas científicas y pretenden venderles su producción tecnológica. Con ese punto de vista, la ciencia y la tecnología son estratégicas y tienen fines desarrollistas. Un argumento sobre la necesidad de la difusión de la comunicación pública de la ciencia se apoya que los resultados de la investigación de universidades e institutos sean abiertos y accesibles para la sociedad, ya que la mayor parte de las realizaciones brasileñas en investigación y desarrollo están financiadas con dinero público, procedente de agencias públicas de los gobiernos estatales y federal (Dagnino, 2007), que tienen que hacer un gran esfuerzo para financiar la divulgación de los resultados de ciencia y tecnología. Aún así, supone un acto unidirecional, un proceso en que la población es pasiva, como mera receptora de informaciones, espectadora y, a veces, beneficiaría de las realizaciones del mundo científico. Hay un consenso por el que el periodista de ciencia debe ser también, o incluso esencialmente, un crítico de ciencia, una afirmación que nos depara algunos puntos problemáticos. Se piensa en la crítica del discurso público para áreas más o menos desarrolladas o relevantes, socialmente, de acuerdo con las demandas, principalmente económicas o sanitarias. Se defiende un mayor acceso e incorporación del conocimiento resultante – algo justo, puesto que los impuestos que indirectamente apoyan esas investigaciones deberían revertirse en bien social. Pero la política pública de la ciencia está aislada; el sentido común pone a los políticos en el centro del control a causa de la desconfianza, pero sin embargo no a los investigadores. La ciencia queda alienada por la política y la ideología – a pesar de que no corresponde a la esencia del universo de la investigación, el desarrollo y la innovación. Como comenta Furnival (2008), la expectativa de tal visión es la de ampliar el conocimiento y la aceptación de los resultados de la ciencia, sin preocuparse de la inclusión de la población en la fase inicial de los debates para orientar los caminos y soluciones tecnológicas que se adopten, y que tendrán impactos sociales, cuando no ambientales. Se trata de un mecanismo que fortalece la apropiación y el control porque, para Wynne (1991), constituyen parte de la naturaleza de la ciencia y de sus instituciones. Snow (1995) lamentaba en los años cincuenta la baja difusión de los contenidos científicos en la comunicación social y la consecuente baja “alfabetización científica”, o sea, la ausencia de este tipo de conocimientos en la población en general. Identificamos en su trabajo la idea de que un mayor conocimiento sobre la ciencia, y la reconciliación de ésta con la cultura son necesarios y esenciales para favorecerla, aunque su perspectiva es principalmente desarrollista: los conceptos científicos recientes deberían tener mejor difusón para impulsar el crecimiento económico. La noción de cultura científica tiene como objetivo mejorar el conocimiento público sobre lo que este tipo de investigación produce, y que recibe diferentes nombres: divulgación científica, popularización de la ciencia, vulgarización de la ciencia, comunicación

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Ideología y comunicación pública: apuntamientos para el debate ciencia-sociedad

pública de la ciencia. Su principio fundamental es informar a la población, ya sea por su derecho inalienable al conocimiento, ya sea por el mencionado argumento de devolver la deuda de su financiación. La propuesta de que la población participe de los debates de las políticas públicas sobre la ciencia y la tecnología, movilizando el apoyo crítico a la orientación de la investigación y el desarrollo, hace necesario comprender, más allá de teorías y conceptos, cómo la ciencia se constituye y de qué modo impacta en la sociedad (Lévy-Leblond, 2006). Como señala Vogt (2006), el interés de la población por la actividad científica conduce de forma potencial a elegir profesiones relacionadas con esa actividad, algo fundamental para el logro de las metas nacionales de crecimiento y desarrollo económico y social – de nuevo, una postura desarrollista y de cooptación: la principal justificación o finalidad es realimentar y expandir la red social da ciencia. Si Leite Lopes habla de una función económicamente liberadora de la ciencia, creemos necesaria una liberación ideológica: la igualdad enunciativa o discursiva entre la comunidad científica y la sociedad civil, algo viable si la comunicación pública de la ciencia asume un tono más polifónico y surgen comunidades extendidas de pares más exhaustivos, algo más próximo a las emergentes redes sociales virtuales. Cuando se habla de un abismo social y cognitivo que aleja a los expertos, se percibe a los ciudadanos como “analfabetos” científicos y, así, como vacíos de informaciones que las iniciativas comunicacionales llenarían con el saber; a eso llamamos modelo deficitario, basado en la transmisión unidirecional del conocimiento hacia públicos ajenos a la ciencia. No es raro que se apliquen cuestionarios para medir la percepción de temas científicos, pero incurren en el mismo error: se espera que la población tenga en la cabeza los conceptos y verdades, que esté iniciada en la doctrina cientificista. Vogt y Polino (2004) contradicen esta tesis y ponderan que saber más sobre ciencia y tecnología no implicará necesariamente en mayor aceptación de sus logros. Estos autores mantienen que una sociedad con menor conocimiento sobre los conceptos, procesos e intereses en la investigación, el desarrollo y la innovación puede ser más receptiva a la ciencia, a la vez que conocerla lleva a la sociedad a disponer de un mayor repertorio de argumentos para afrontarla, y contestar sus prácticas. Así, una mayor información sobre la naturaleza de la ciencia, su práctica y posibles impactos puede ser más útil cuando la sociedad civil tenga medios y condiciones para influir en las decisiones públicas y juzgar proyectos de investigación y desarrollo cuyos tópicos les interesan de forma directa o indirecta – según el ejemplo de la comunidad extendida de pares propuesta por Funtowicz y Ravetz (1993). Esta comunidad presenta como premisa que ciencia y tecnología no deben ser discutidas y determinadas solamente dentro del ámbito académico, pues sólo una pequeña parte de las investigaciones tiene interés apenas a la comunidad científica. Al paso que se deja las esferas de la ciencia aplicada y de la innovación tecnológica, así que se alcanzan níveles considerables de incertidumbre sobre sus efectos y aumentan los grupos sociales influídos por las decisiones de los rumbos de la investigación, llegamos a lo que Funtowicz y Ravetz

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Juliano Maurício de Carvalho, Mateus Yuri Passos

llamaran ciencia posnormal, en contrapunto a la ciencia normal o estable de Kuhn, aquella que funciona bajo reglas conocidas y cuyos efectos serían razonablemiente previsibles. En el estrato posnormal (en el que poderíamos citar las discusiones del cambio climático o procesos sobre cuestiones éticas), todos los grupos sociales deberían tener voz, y su saber autoridad, para influir no sólo en la evaluación y selección de enunciados y productos ofertados sino también en la dirección de las investigaciones en sus estados más básicos. En este monográfico del séptimo número de Redes.com – nacido de la colaboración entre el grupo Compoliticas de la Universidad de Sevilla y el Laboratorio de Estudios en Comunicación, Tecnología y Educación Ciudadana (LECOTEC), de la Universidad Estadual Paulista (UNESP, Brasil) –, investigadores de Argentina, Brasil, Colombia, España y México nos presentan ocho artículos que giran en torno del eje “comunicación pública de la ciencia”. Carlos Alberto Galvis Ortiz y Luis Horacio Botero Montoya abren el conjunto con la reflexión sobre el derecho a la información, los modelos de comunicación de la ciencia y su importancia como factor de consolidación democrática. El segundo texto, “Divulgação Científica: Discurso, Mídia e Educação. Controvérsias e Perspectivas”, de Marcia Reami Pechula, Elizabeth Gonçalves y Graça Caldas, presenta una discusión sobre uso pedagógico de los media en las escuelas, y principalmente de los cuidados sobre la reproducción del discurso científico intermediado por la construcción y reconstrucción discursiva del periodismo. El tercero, de Danilo Rothberg y Letícia Passos Resende, analiza la comunicación pública de la ciencia desde los estudios CTS (Ciencia, Tecnología y Sociedad) para proponer ocho elementos informativos que pueden ser utilizados como criterios noticiosos, con foco en las nanotecnologías. Diana Cazaux, en “Transferencia a la sociedad del conocimiento universitario: Los Science Shop”, defiende de la transferencia de conocimiento académico y analiza los requisitos, procedimientos y efectos de la creación de Science Shops, unidades universitarias mediadoras del contacto con la sociedad civil. En el quinto artículo, Isaltina Maria de A. Mello Gomes y Diego Andres Salcedo interpretan la divulgación de la ciencia en sellos postales conmemorativos brasileños emitidos durante el siglo XX. El tópico de la percepción pública desarrollado por Belén Laspra Pérez en un estudio sobre los museos de ciencia y tecnología como diagnóstico de la participación de individuos en temas científicos; para ello, analiza resultados de los informes Eurobarómetro y de las encuestas de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología sobre el uso de los museos. Henrianne Barbosa, Camila Carneiro Dias Rigolin y Maria Cristina Piumbato Innocentini Hayashi, en “Comunicação e consultas públicas online em Ciência e Tecnologia”, discuten las noticias y estrategias comunicativas del sitio del Ministerio de Ciencia y Tecnología del Brasil en función de las consultas públicas relacionadas con las acciones del ministerio, y se investigan los textos presentanse de forma estimulante a la participación del público en el proceso consultivo. Finalmente, Silvia Domínguez Gutiérrez analiza la representación social de la ciencia y de los investigadores vista por estudiantes de pregrado, confirmando que aún hay una idea preconcebida de ciencia como sinónimo de las áreas naturales, mientras que

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Ideología y comunicación pública: apuntamientos para el debate ciencia-sociedad

las humanidades no son percibidas en general como campos científicos. Más allá de la diagnosis, la autora presenta una búsqueda de los orígenes de esa percepción. ¡Buena lectura!

Referencias DAGNINO, Renato (2007). Ciência e Tecnologia no Brasil, Campinas: Editora da Unicamp. FUNTOWICZ, Silvio O. y RAVETZ, Jerome (1993). “Science for the post-normal age”. Futures, v.25, n.7, pp.739-755. FURNIVAL, Ariadne Chloe Mary (2008). “Algumas reflexões sobre a assimilação pública da C&T” en HOFFMANN, Wanda Aparecida Machado y FURNIVAL, Ariadne Chloe Mary (Eds.). Olhar: Ciência, Tecnologia e Sociedade, São Carlos: Pedro & João, pp.77-87. LÉVY-LEBLOND, Jean Marc (2006). “Cultura científica: impossível e necessária” en VOGT, Carlos (Ed.). Cultura científica – desafios, São Paulo: Edusp/Fapesp, pp.28-43. LOPES, José Leite (1969). Ciência e libertação, Rio de Janeiro: Paz e Terra. SNOW, C. P. (1995). As duas culturas e uma segunda leitura, São Paulo: Edusp. VOGT, Carlos (2006). “Introdução” en VOGT, Carlos (Ed.). Cultura científica – desafios, São Paulo: Edusp/Fapesp, pp.18-26. --------- y POLINO, Carmelo (2004). “Percepção Pública da Ciência: uma revisão metodológica e resultados para São Paulo” en FAPESP. Indicadores de Ciência e Tecnologia no Estado de São Paulo, São Paulo: Fapesp, pp.12.1-12.28 WYNNE, Brian (1991). “Public understanding and the management of science” en HAGUE, Douglas (Ed.). The management of science, London: Macmillan, pp.143-169.

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Abstract Communication and science, in public policy, should allow society to develop their democratic systems. In limiting the increasingly democratic systems located in various corners of the world, science seems to be a matter of strange or gifted beings and some of itss findings have become an absolute mystery. The academy (represented in public and private universities) and state institutes and/or private research highly complex subjects and has become a kind of ivory tower to which the ordinary citizen has no access and where scientific results are considered as issues uniquely destined for the discussion of an empowered elite. This article, which is a product of research on “Public Communication: a space for the construction of democracy” made by a collective group of researchers in Communication, Organization and Policy-COP-, attempts to address the importance of public communication, disclosure and social appropriation of science as a factor in the consolidation of democracy. Keywords: Communication science, Public communication, Political communication, Democracy, Science.

A modo de introducción Por lo regular, las democracias consolidadas y estables en el mundo se miden desde diversos tópicos, tales como las estructuras y los procedimientos; las relaciones internas de esas estructuras; los partidos y sistemas de partidos; las estructuras económicas públicas y privadas; las estructuras de mediación de la sociedad civil y el gobierno; la limitación y

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exclusión del poder de los militares; la autonomía; el respeto a la legalidad y el manejo de los recursos públicos. Es en este entorno de la democracia en el cual trabaja el profesor Leonardo Morlino de la Universidad de Florencia, quien propone la hipótesis sobre cómo hacer o construir democracias y plantea sus modelos en torno al tema, contribuyendo así a la cimentación de una epistemología en la filosofía política y, en especial, en la teoría democrática. A la par, el profesor Morlino esboza la formulación de indicadores empíricos, como los indicadores de mediación partidistas y los de disminución de la volatilidad electoral, entre otros, que sirven para analizar científicamente el proceso de consolidación democrática en un país. No obstante, resulta paradójico reconocer que los indicadores de ciencia y tecnología y, en especial, de la comunicación pública, la divulgación y la apropiación social de la ciencia no estén considerados como factores de consolidación democrática, cuando de eso depende la supervivencia del ciudadano en el planeta, ni su urgente participación para resolver problemas multidimensionales que hay que atender como la superpoblación, el efecto invernadero, la contaminación ambiental (que integra lo visual y auditivo), el aumento de enfermedades pandémicas como la gripe aviar y/o la amenaza termonuclear, entre otros asuntos. Este artículo intenta establecer esa necesaria y estrecha relación entre ciencia y democracia, máxime cuando asistimos a una emergencia planetaria que implica un redimensionamiento de la polis, así como la resemantización de la política y de la democracia misma. El planeta en definitiva no puede ser de unos pocos y los poderes autocráticos y excluyentes cada vez más están tambaleando en el mundo1. La ciencia no puede ser ajena a este nuevo panorama y, por ello, al igual que la polis, necesita replantearse y retornar a su esencia, que no es otra que integrarla en su dimensión humana y en su razón intrínseca de mejorar la forma de vida de los sujetos en sociedad.

La ciencia como institución social Más allá de las diversas definiciones derivadas de su entorno epistemológico, la ciencia es considerada como una institución social (Ziman, 2003: 16), que tiene sus repercusiones en la vida cultural, política y comunicativa del ser humano y de la sociedad. Uno de los múltiples y complejos productos de la ciencia es el conocimiento, considerado en términos genéricos como el proceso en que están vinculados estrechamente las operaciones y procedimientos mentales, subjetivos, con las operaciones y formas de 1 Las marchas de protesta en el mundo árabe (Túnez, Egipto, Jordania, Yemen, Libia, Siria, entre otras) por una mayor democracia y su petición de que se marchen los líderes autocráticos de la región, evidencian un poder latente de la comunicación pública como una alternativa para la movilidad social.

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actividades objetivas, prácticas, aplicadas a los objetos (Ruiz Limón, 2006: 20). La creación de conocimiento determina, en sí misma, la estructura interna de la ciencia y su participación como ente social2. Dentro de ese devenir de producir y recrear conocimiento, el ser humano desarrolla su propio discurso semántico de la comunicación, que no es otra cosa que la transformación de la realidad en sus configuraciones conceptuales, lógicas, semánticas, morfosintácticas, fonológicas y fonéticas. Esto significa que el ser humano vive en función de la ciencia y del conocimiento, aunque a veces, la mayoría de las veces, no haga consciencia de este agregado sustancial. Es más, en el imaginario ciudadano, la ciencia no forma parte de las preocupaciones cotidianas y el ciudadano no ve la ciencia como un complemento vital a su humanidad. Según Ziman, para algunos especialistas este fenómeno perceptivo se debe a que en la sociedad capitalista actual se acepta comúnmente que el papel de la ciencia es servir a la práctica social, a través de sus capacidades instrumentales. Se confunde así la ciencia con la tecnología, y se celebra la tecnociencia y su aparato burocrático como instrumento para alcanzar fines sociales o materiales, determinados por distintos poderes sociales fácticos. Sin embargo, esta preeminencia de la tecnociencia también hace a la ciencia sospechosa para el público y ambigua en su papel social. “Por eso la empresa científica necesitaría ser políticamente corregida para asegurar que el público haza contacto con ella en un ambiente de verdadero espíritu iluminador. La ciencia puede desempeñar un papel relevante combatiendo la tecnocracia desde la crítica y la imaginación de escenarios alternativos, aportando la defensa de los valores humanos que deben subyacer a nuestra civilización” (Ziman, 2003: 177-178). El problema contemporáneo radica en que el capitalismo, sistema donde se actualiza esta visión instrumental del mundo, dejó de ser una posibilidad para la búsqueda de una nueva relación más humana, toda vez que éste se ha reducido a un capitalismo ficticio, marcado más por una especulación financiera que por un capitalismo capaz de transformar y transformarse, para mejorar la relación de los sujetos-actores y no de los consumidores-pasivos, en que los convirtió el capitalismo actual. Incluso, este capitalismo ha degenerado en otros tipos de capitalismos y su afán por la búsqueda del mismo capital, a lo que Aristóteles denominó crematística, será el causante de su propia crisis. El capitalismo industrial del siglo XIX ha dado paso a capitalismos degenerativos, tales como los capitalismos mafiosos, criminales, especulativos financieros y de guerra. Hoy es más rentable generar ganancias y acumulación, a través de la especulación y la guerra que generar capital a partir de la transformación de la materia prima en productos y servicios. La ciencia, lamentablemente, ha cedido su quehacer a la dimensión crematística del mundo y, por ello, se precisa de un repensar de ésta en relación con su capacidad de generar cambios, incluyendo, cambios en el sistema capitalista. 2  Este “ente” está definido por la idea de sustancia o esencia de Heidegger, como una especie de competencia que nos capacita para mirar los principios y causas respecto de lo que es. (Nota de los autores).

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Ciencia y comunicación Para enfrentar este desafío de una ciencia con consciencia desde el espacio de la complejidad, hay que reconstruir una nueva gnoseología de lo fundamental en lo educativo, aupada en lo ético, lo humanístico y lo científico. La tarea es recuperar la sensibilidad hacia lo humano, hacia el fratellos, hacia la formación de ciudadanos y a la utopía educativa de re-creación de sujetos políticos contemporáneos que privilegien la ciencia desde el sujeto, lo relacional, la alteridad y la diferencia como alternativas3. Para responder a esta emergencia, la comunicación pública se perfila como una vía para la alfabetización y difusión de la ciencia. Se constituye en una filosofía de vida, que trata de interesar al ciudadano nuevamente por las cuestiones públicas, la participación en torno a la ciencia y la democracia, como rasgo cultural sobresaliente de la modernidad tardía. La comunicación pública, como enfoque de investigación en el campo de la comunicación, empieza a generar nuevos estudios, dados los cambios operados en la llamada “comunicación de masas” y en la aparición de nuevas formas de concebir lo comunicativo en la estructura global del sistema político. Dado el vertiginoso desarrollo registrado a lo largo de los últimos años y el impacto que está teniendo en todas las esferas del convivir social, la comunicación se ha convertido en un área de acción fundamental para tal propósito. Las implicaciones de estos cambios que sin necesarios y urgentes, se muestran complejas y diversas. El desarrollo de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación –Tic- corre entrelazado con el proceso de globalización, como efecto y causa a la vez, al tiempo que la información se afirma como el principal insumo de los procesos productivos de punta y la comunicación como el proceso sin el cual no es posible la comprensión de las nuevas interacciones que se dan en la red y en lo social. En el plano político encontramos que las reglas del juego están cambiando aceleradamente al son del impacto mediático y del refinamiento de técnicas comunicacionales como las mediciones de opinión (sondeocracia4), el marketing político y los manejos de imagen, y la información que se genera en las redes sociales, tales como Facebook, Twitter, entre otras. Y en este nuevo escenario, el peso de la comunicación, cuando es pública, se está tornando cada vez más preponderante, al punto que se ha tornado común que los medios masivos de información tengan que colocar los temas que circulan en el entorno en una agenda pública propia. 3  A propósito, en el VII Encuentro del Foro Iberoamericano sobre estrategias de comunicación –FISEC-, celebrado en la ciudad de Cartagena de Indias, Colombia, los días 16 y 17 de septiembre de 2009, el tema central fue “El cambio en el sujeto: del actor racional al hombre relacional”. En dicho encuentro, el filósofo Edgar Morín participó como conferenciante central. Se sugiere visitar la página de FISEC, www.fisec-estrategias.com. 4  Para mayor información sobre sondeocracia, se sugiere ir al capítulo IV del texto de Luis Horacio Botero Montoya, titulado: “Teoría de Públicos. Lo público y lo privado en la perspectiva de la comunicación”, publicado por el Sello Editorial de la Universidad de Medellín en su tercera edición, enero de 2011.

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En el ámbito cultural, en tanto, fenómenos como la televisión por satélite o Internet registran un impacto inédito, cuyo potencial para contribuir a ampliar el diálogo intercultural está siendo disminuido por la acción homogeneizadora de las poderosas “industrias culturales” dominantes y por una ciencia que se aleja cada vez más de las necesidades sociales. Es sabido que en el curso de los avances de la ciencia y la tecnología tienen un rol determinante los patrones impuestos por los centros de poder. El desarrollo de la comunicación no escapa a esta pauta; por el contrario, su condición de factor de poder hace que se refuerce tal tendencia. Un indicio de ello nos lo dan las proporciones que están alcanzando los procesos de monopolización y transnacionalización de las empresas que actúan en este campo, acentuando los ancestrales desequilibrios existentes entre países del Norte (desarrollados) y los del Sur (subdesarrollados y pobres). Precisamente porque la comunicación es un elemento cada vez más central para la democracia, se torna imprescindible que existan mecanismos sociales para garantizar una mayor democracia en la comunicación. Comunicación para la democracia y democracia en la comunicación implica definir e implementar un marco de derechos que responda a las nuevas características de la época actual y que refleje su importancia social. Y este es un desafío que interpela al conjunto de la ciudadanía a tomar cartas en el asunto. De allí nuestro interés de teorizar e investigar sobre la comunicación pública, desde múltiples tratamientos, en especial, el que corresponde como el espacio intangible de los ciudadanos de participar activamente de su propio desarrollo, mediante la consolidación de redes activas de comunicación que actúen como mediadoras ante las instituciones gubernamentales y ante las entidades encargadas de la producción científica, sean éstas públicas o aquellas patrocinadas por círculos de poder privados5. Al decir del investigador inglés Denis McQuail, “el concepto de comunicación pública actualiza la lucha de los sujetos por intervenir en la vida colectiva y en el devenir de los procesos políticos concernientes a la convivencia con “el otro” y por participar en la esfera pública, concebida ésta como el lugar de convergencia de las distintas voces presentadas en la sociedad” (McQuail, 1998:112). La comunicación pública tiene por finalidad poner en marcha procesos de concertación social para la movilización, a partir del consenso y el disenso, bajo un norte orientador que es la negociación de propósitos colectivos. Por ello, es necesario desvelar la manera cómo la sociedad se comunica y cómo articula sus imaginarios, reconociendo siempre la diferencia. La comunicación pública no sólo es un concepto, sino una oportunidad para la construcción democrática de sociedad, a partir de una comunicación estratégica que posibilite escenarios para el desarrollo de las comunidades.

5  Para una mejor comprensión de la comunicación pública se pueden remitir al libro Comunicación Pública: repensar la comunicación para la democracia. Autores: Luis Horacio Botero Montoya y Carlos Alberto Galvis Ortiz. Sello Editorial Universidad de Medellín. Medellín 2009.

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En este sentido, la comunicación pública denota la intrincada red de transacciones informacionales, expresivas y solidarias que ocurren en la esfera pública o el espacio público de cualquier sociedad. En su significado moderno extendido, este espacio designa principalmente los canales y redes de comunicación masiva, y el tiempo y el espacio reservados en los medios para la atención de temas de preocupación pública general (McQuail, 1998: 136)

La comunicación pública significa “competencia y circulación de sentidos que la sociedad reconoce y tramita en su agenda, es decir, que se traduce en movilización social” (Jaramillo y Toro, 2002: 13). Este asistir a la reconfiguración de las mediaciones exige que el carácter participativo de la democracia esté permeado por la escena pública que se construye con el ecosistema comunicativo. Para Manuel Martín Serrano, la comunicación pública es “ese espacio para la acción social en el que las comunidades también se han jugado, a lo largo de la historia, su viabilidad como organizaciones y, por tanto, su destino” (Martín Serrano, 2004: 18). Complementa el mismo autor que la comunicación pública es una “forma social de comunicación en la cual la información se produce y distribuye por el recurso a un sistema de comunicación, especializado en el manejo de la información que concierne a la comunidad como un conjunto” (Martín Serrano, 2004: 89). Martín Serrano propone unos temas fundacionales en torno a la comunicación pública, que permiten establecer los linderos conceptuales en este campo de conocimiento. Los temas se fundamentan en preguntas radicales a saber: • ¿En qué se diferencia, y cómo llega a diferenciarse, la comunicación pública de las otras modalidades de comunicación social? • ¿Cuántos tipos diferentes de sistemas comunicativos han existido y existen para gestionar la comunicación pública? ¿Qué características los diferencian? • ¿Cuáles son las categorías, los métodos, y las técnicas necesarias para investigar la naturaleza y las funciones de los productos comunicativos, tanto en su dimensión de cosas materiales como en su dimensión de narraciones? Sin embargo, hay que admitir que tradicionalmente se conoce a la comunicación pública como el conjunto de información que el Estado entrega a sus ciudadanos y que se centra más en divulgar lo que hacen el poder y la farándula que en darle visibilidad a la ciencia y al ciudadano. De allí que este último se convierte en un personaje apático frente a los asuntos públicos, desinteresado, desinformado, destinado a que otros piensen y asuman por él las decisiones fundamentales de su devenir. Desde otro ángulo, son los medios y no los ciudadanos los que determinan qué

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ofrecer, qué informar, qué leer, cuáles son los temas de interés público, y los temas fundamentales que conectan al ciudadano con la ciencia y con lo público6. Los investigadores de la comunicación coinciden en afirmar que uno de los rasgos más definitivos de la época contemporánea es justamente la producción desmesurada de información, producto del acelerado desarrollo de tecnologías electrónicas. Parece legítimo preguntarse si tal explosión de información se corresponde con una mayor y mejor comprensión de los contenidos por parte de los seres humanos. O, si por el contrario, y como lo advierte Bettetini, “en un mundo cargado de artefactos comunicativos como nunca ha existido en la historia de la humanidad, la comunicación puede quedar reducida a un rumor ensordecedor. La espectacularidad global de lo cotidiano es muda” (Bettetini, 1986: 86). O, para expresarlo en términos del colectivo de investigadores del grupo en Comunicación, Organización y Política –COP– de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Medellín, ¿será que hoy estamos más mediados que comunicados7? La sociedad cuenta hoy con múltiples medios y tecnologías de información que deberían permitir una mejor comprensión de las mismas organizaciones y del ser humano que habita en ellas. Sin embargo, y en términos de Martín-Barbero: La centralidad indudable que hoy ocupan los medios resulta desproporcionada y paradójica en países con necesidades básicas insatisfechas en el orden de la educación o la salud como los nuestros, y en los que el crecimiento de la desigualdad atomiza nuestras sociedades deteriorando los dispositivos de comunicación esto es cohesión política y cultural (Martín-Barbero, 2003, p. xii).

Se trata, en definitiva, de entender la responsabilidad social que compete a los medios en lo que respecta al papel que éstos juegan en la construcción de las identidades culturales, en la formación en lo político, en lo cultural, en lo científico y en la defensa de lo público. Frente a la crisis de la conciencia pública y la pérdida de relieve social de ciertas figuras tradicionales del intelectual, es necesario que los comunicadores hagan relevo y conciencia de que en la comunicación se juega de manera decisiva la suerte de lo público, la supervivencia de la sociedad civil y de la democracia (Martín-Barbero, 2005: 127). La comunicación no puede estar exclusivamente orientada al ámbito de la información; por tal motivo, es preciso entender que la universalidad de los fenómenos 6  Este hecho se conoce con la Agenda Setting. Para más información sobre este particular, se sugiere leer el capítulo VII sobre Agenda Setting y la espiral de silencio, que aparece en el libro escrito por Luis Horacio Botero Montoya, titulado “Teoría de Públicos. Lo público y lo privado en la perspectiva de la comunicación”, publicado por el Sello Editorial, Universidad de Medellín, tercera edición, 2011. 7  Para mayor información sobre este particular, se sugiere leer las publicaciones “Anagramas, rumbos y sentidos de la comunicación”, Volumen 6, n. 11, Julio-Diciembre de 2007. ISSN 1692-2522 de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Medellín y el capítulo III del texto “Pensar la Comunicación. Reflexiones y resultados de investigación”, Tomo II, publicado por el Sello Editorial de la Universidad de Medellín. 2010, donde el colectivo de investigadores del grupo COP hemos escrito sobre los medios, mediaciones, mediados o incomunicados.

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comunicativos alberga también comprensiones y representaciones colectivas, expresiones sociales, sentidos compartidos y contextos tan disímiles que, sin lugar a dudas, modelan y decantan la naturaleza misma de la información, amén de caracterizar al individuo mismo en sus múltiples interacciones. Uno de los alcances de la investigación de donde se desprende este texto, lo constituye el hecho de demostrar cómo la dinámica de las interrelaciones sociales, desde su complejidad, posibilita los mecanismos de participación con miras al fortalecimiento de la democracia, permitiendo con ello, la viabilidad de la construcción de una esfera para lo público y para la ciencia, a partir de la comunicación pública. Asimismo, se trata de recrear las inmensas posibilidades que emergen desde la comunicación como reconstructora del tejido social, como constructora del desarrollo y como filosofía de vida para hacer visibles a los invisibles, además como espacio para hacer más perceptibles los hallazgos y las teorizaciones que produce la ciencia.

La comunicación y la ciencia como derecho a lo público La comunicación como derecho se desarrolla a partir de las ideas liberales provenientes del siglo XVIII. La comunicación es un derecho fundamental del hombre y una de las manifestaciones más liberales de la sociedad y en particular, de las burguesas, pues constituye la mejor garantía para la interacción social; es una necesidad humana que se realiza en la convivencia y en los proyectos e ideales del colectivo. Gracias a la comunicación, el individuo puede proyectarse a los demás y, en tal virtud, existe para él la posibilidad de autorrealización personal y la posibilidad de crear comunidad. La comunicación hace parte de la estructura social y política del Estado porque facilita la construcción y la expresión de la democracia. Como categoría legal, la comunicación es un derecho individual y social, regulada por el ordenamiento jurídico del Estado, en atención a la función pública que se le atribuye. El derecho a la comunicación tiene sus raíces en el contexto jurídico internacional, gracias a la consagración de normas contenidas en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789) y en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la Asamblea General de las Naciones Unidas (1948). Igualmente, ha sido elevado a la categoría de norma internacional al incluirse, de manera específica, en el Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos (1966), ratificado por varios países, entre ellos Colombia en virtud de la Ley 74 de 1968, y en la Convención Americana sobre Derechos Humanos o “Pacto de San José de Costa Rica”, ratificada en el caso colombiano mediante la Ley 16 de 1972. En el contexto internacional, se han creado los mecanismos y los instrumentos para garantizar el ejercicio de la comunicación y la libertad de información y de expresión,

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como derechos fundamentales. En el contexto internacional, le corresponde a organismos como la Asamblea General de las Naciones Unidas, la Comisión de Derechos Humanos, con sede en Ginebra, y la Corte Interamericana de Derechos Humanos, para los países de América Latina, velar por el cumplimiento de este derecho. En el caso particular de Colombia, se puede afirmar que el contenido del derecho de la comunicación, se aborda desde dos ópticas diferentes. La primera como relación jurídica de carácter público, dada la conexión que puede establecerse entre comunicación, libertad y democracia, por la intervención directa del Estado en la regulación de la información y por la función pública que se le atribuye. Y la segunda, como relación jurídica de carácter privado, por la responsabilidad social, civil y penal de los informadores, el régimen de las empresas informativas, la regulación de los medios de comunicación y sus relaciones con el público. El referente constitucional inmediato del derecho de la información en Colombia, lo encontramos en el contenido del artículo 20 de la Carta Política de 1991, con el cual se trasciende el antiguo concepto de la libertad de prensa de la Constitución de 1886 y se avanza de una manera significativa hacia el reconocimiento expreso de la libertad de expresar ideas y opiniones, informar y recibir información veraz e imparcial, fundar medios de comunicación con responsabilidad social, derecho de rectificación y prohibición de censura. El artículo en mención reza así: Se garantiza a toda persona la libertad de expresar y difundir su pensamiento y opiniones, la de informar y recibir información veraz e imparcial, y la de fundar medios masivos de comunicación. Estos son libres y tienen responsabilidad social. Se garantiza el derecho a la rectificación en condiciones de equidad. No habrá censura (Manrique Reyes, 1991: 23).

Sin embargo, la noción de derecho de información es insuficiente frente a las aspiraciones pluralistas, participativas y democráticas de la actual Constitución y por ello se amplía el criterio hasta el derecho de la comunicación, configurado y delimitado por la consagración de otros derechos constitucionales, como el derecho a la intimidad y al buen nombre (art. 15); el derecho al libre desarrollo de la personalidad (art. 16); derecho a la honra (art. 21); el derecho de petición (art. 23); la protección a la actividad periodística (art. 73); la regulación del espectro electromagnético, la regulación de la televisión (artículos 75, 76 y 77) y la acción de tutela (art. 86). El hecho de que la comunicación misma esté consagrada como un derecho fundamental, no implica que la sociedad misma esté más comunicada ni que las interacciones humanas sean mejores. Incluso, y pese a la norma misma, el asunto trasciende el ámbito de lo constitucional o legal. Desde esta perspectiva, la ciencia en su esencia epistemológica requiere también que el conocimiento que produce se haga público. De hecho, es una responsabilidad social y un imperativo para democratizar el conocimiento. Para Durant, “la calidad de una democracia

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depende de una adecuada comprensión por parte del público de los problemas a resolver, entre ellos los relativos a cuestiones científicas y tecnológicas y (…) la democracia es siempre difícil, pero sin un nivel mínimo de comprensión pública de la ciencia, debemos cuestionarnos si ésta es siquiera posible” (Durant, 1990: 10). Ziman explicita que “los resultados de la investigación no se consideran científicos a menos que se recojan, se extiendan, se compartan y, finalmente, se transformen en una propiedad común, al ser publicada formalmente”. Agrega, además, que “lo distintivo de la comunicación científica formal no es ni el medio ni el mensaje, sino lo que se publica” (Ziman, 2003: 115).

El cambio de modelos La comunicación pública de la ciencia ha sido dominada por lo que algunos especialistas llaman el “modelo de déficit”, donde un divulgador transmite los conocimientos científicos de los especialistas, pero en una versión simplificada de los hechos para hacerla accesible a los no especialistas (Dickson, 2001).

Esta visión dominante de la divulgación científica pone a los científicos en una posición privilegiada frente a la ciudadanía y se constituye en un modelo autoritario de información de una sola vía, que a su vez pretende llenar el vacío de conocimiento de un público científicamente analfabeto. Dickson propone otros dos modelos desde una perspectiva democrática, tales como el “modelo de diálogo”, donde se le pide a los científicos que escuchen y respondan a las preocupaciones del público (modelo que estimula a los periodistas científicos a ser más pluralistas en el uso de sus fuentes), y el “modelo de dar poder” o “modelo de participación ciudadana”, donde los ciudadanos pueden participar en las decisiones públicas sobre la ciencia. En este último modelo, el público dispone de una depurada información que “implica una completa consciencia acerca del modo en que el conocimiento científico es producido y aplicado, de manera que pueda tomar o apoyar decisiones correctamente informadas –no decisiones basadas en las descripciones que les quieren dar aquellos que son formalmente responsables de tomar esas decisiones” (Dickson, 2001). El modelo participativo estimula el conocimiento de la ciencia por parte de los “presuntos” legos, genera construcción de democracia a través de la educación y la participación ciudadana, y desdibuja los estereotipos que le confieren al público un halo de ignorancia y desinterés. En este sentido, el público no es un sujeto pasivo, sino actuante; se comporta como un stakeholder, capaz de deliberar y contradecir, ya que es consciente de su papel como público. Luego, en la participación y en la democracia participativa, es donde se construye

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y se forma al ciudadano. Al decir de Martín-Barbero: “hay democracia en la medida en que no sólo la gente se informa, sino que sea capaz de contra informar, de debatir y de que su palabra también sea pública” (Barbero, 2005, p. 7). Lewenstein formula la existencia de cuatro modelos de comunicación pública de la ciencia y la tecnología, fundamentado en los estudios realizados, a través del Departamento de Comunicación y Estudio de la Ciencia y la Tecnología, de la Universidad de Cornell, en New York. Según Lewenstein, el primero de ellos es el “modelo deficitario” (deficit model), que surge de la propia comunidad científica y está dirigido a un público supuestamente con conocimientos científicos. Su ineficacia radica en presentar la ciencia como un asunto de especialistas y en fragmentar el conocimiento científico, en vez de mostrarlo en su contexto sociocultural (Lewenstein, 2003: 2). El segundo es el “modelo contextual” (contextual model), que tiene en cuenta las experiencias culturales y el contexto social de las personas, pero requiere también, como el primero, un público con conocimientos científicos. El tercero es el “modelo de la experticia”, del sentido común (lay expertise model), basado en las experiencias e historias de vida de las comunidades y que pretende aprovechar la práctica y las costumbres de la misma comunidad en la resolución de problemas específicos, con el apoyo de la investigación científica. Sin embargo, el modelo puede generar problemas en el sentido de que la comunidad no acepta otros métodos o técnicas que no se identifiquen con su experiencia, y pueden desechar tecnologías modernas o más eficaces. El cuarto es el “modelo de participación pública” (public participation model), que es un modelo de consenso, de participación ciudadana, de deliberación y democratización de la ciencia. La comunidad participa en la definición de políticas de ciencia y tecnología, a través de audiencias públicas, encuestas de opinión, panel ciudadano, congresos de consenso, gestión negociada, comité asesor, mediación, audiencias, entre otras formas de participación. En Colombia, según el estudio de Colciencias y el Observatorio Colombiano de Ciencia y Tecnología, durante el último lustro ha imperado el modelo deficitario con especial énfasis en la divulgación de conocimientos científicos para niños y jóvenes. Empero, según la misma investigación, no se han definido mecanismos claros y efectivos que logren la articulación con los sectores que no han estado presentes como beneficiarios ni como gestores de la actual política de comunicación pública de la ciencia, como las asociaciones civiles, los organismos no gubernamentales, las entidades públicas regionales, los sectores productivos y de servicios, y los grupos indígenas y afrocolombianos, entre otros. La propuesta de modelo de comunicación pública para la divulgación social de la ciencia que proponemos en este artículo se centra en el modelo de participación de Dickson y en el modelo mediador de acción social, formulado por el profesor español Manuel Martín Serrano. Según Martín Serrano (2004: 78), un modelo mediador es una única representación de la práctica social que actúa al mismo tiempo en tres niveles, a saber:

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1. Asigna a los recursos y a los objetos que son creados, transformados, utilizados o destruidos, para llevar a cabo la remodelación de los Sistemas, un modo de ser utilizados y un significado funcional o histórico. 2. Orienta la organización del trabajo hacia la producción de determinados objetos, relacionando la especialización o división técnica de la comunidad con el logro de unos objetivos funcionales o históricos. 3. Legitima la orientación de la acción social hacia el logro de unos cambios funcionales o históricos concretos presentando esa opción política como la necesaria consecuencia de los recursos disponibles y de las peculiaridades organizativas de la comunidad. Para Martín Serrano (2004: 78), el rasgo que le permite a un modelo mediador de la acción social cumplir con la función de integración es precisamente, su capacidad para establecer una y la misma lógica para el manejo de los recursos, de los actos y de los fines.

El modelo macrointencional Una versión cercana a estas dos iniciativas se usó inicialmente como “Modelo macrointencional de comunicación pública”, elaborado por los especialistas José Bernardo Toro y Juan Camilo Jaramillo, que se implementó y experimentó por primera después del terremoto de 1999, en la región cafetera que comprende los departamentos de Quindío, Caldas y Risaralda, en Colombia. El modelo de comunicación macrointencional fue aplicado después del terremoto de Armenia en 1999. Luego del desastre, el gobierno nacional creó el Fondo para la Reconstrucción y el Desarrollo Social del Eje Cafetero, Forec, para atender la emergencia. A su vez, el Forec encargó a la organización no gubernamental “Corporación Viva la Ciudadanía” la gerencia del proyecto de comunicaciones. Bajo la orientación del comunicador Juan Camilo Jaramillo, se aplicaron estas ideas a un proceso importante y significativo de movilización social, encaminadas a generar sentido de pertenencia de los damnificados con respecto al proceso, además de articular las políticas de reconstrucción del gobierno nacional y las ONG nacionales e internacionales que participaron en el proyecto. La ejecución de este proyecto durante sus dos años de duración fue igualmente un proceso de aprendizaje, en el que surgieron nuevos ejes problemáticos de la comunicación pública relacionados con el carácter político de la movilización, la inclusión de nuevos actores, el papel central de la información en la opinión pública, y la apropiación

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de nuevas herramientas como la Pedagogía Ciudadana, el Periodismo Público y los medios alternativos de comunicación. Se destinaron 2.500 millones de pesos (cerca de 1.2 millones de dólares americanos), para atender tres frentes de acción en comunicaciones: una estrategia de medios masivos, una red de re-editores y un fondo de proyectos de comunicación en apoyo a las iniciativas comunitarias y públicas. En la primera etapa, el proyecto puso el énfasis en la comunicación comunitaria, entre julio y septiembre de 1999. En la segunda parte, se activó una estrategia masiva de medios hasta diciembre del año 2000, con el periódico “El Ejemplar”, el programa de radio “La Hora del Enlace”, la radionovela “Los Nuevos Vecinos” y el programa de televisión “Ojos al Eje”. Se activó, igualmente, la red de re-editores, que vinculó a líderes comunitarios, educadores, comunicadores y periodistas, en los procesos de reconstrucción del tejido social. Finalmente, el Fondo de Financiación de Proyectos de Comunicación Comunitaria aprobó más de 300 millones de pesos, para financiar el trabajo de periodismo público de 32 organizaciones comunitarias, que contribuyeron a un proceso de democratización de la información sin antecedentes en la historia sociopolítica de Colombia. Para la comunicación pública de la ciencia, hay que enfatizar en que el modelo no es la panacea para suplir el acceso de los ciudadanos a la apropiación de social de la ciencia, que es un deber y una obligación gubernamental, pero es un camino que permitiría la participación comunitaria en asuntos públicos de interés. Jaramillo sostuvo que muchos fueron los aportes de esta experiencia, pero, quizás el más significativo fue el replanteamiento del paradigma: si el modelo macrointencional centraba su atención en la capacidad movilizadora de la comunicación, apuntándole a la construcción de un proyecto de nación, se requería una reflexión más amplia que empezara por definir la comunicación misma en un contexto político. Entonces fue evidente que la movilización es el instrumento, pero el paradigma tiene que ver con la manera como se comportan las interacciones comunicativas en la esfera pública y que de lo que se trata, es de entender la comunicación, y su columna vertebral que es la información, como los bienes públicos que materializan ese espacio discursivo y sólo posible en el intercambio de significados y sentidos, donde la sociedad y los grupos negocian sus comprensiones compartidas y trazan el derrotero de su acción política. (Jaramillo, 2005. Texto inédito)

El modelo consta de tres áreas muy definidas: un productor social, cuya intención aporta al sentido general del proceso y provee los recursos necesarios (agencias gubernamentales). En segundo término, una unidad editora con capacidad técnica para el diseño y realización de materiales comunicativos y piezas publicitarias, producción de medios y manejo de redes (facultades de comunicación de las universidades colombianas). Y en tercer lugar, una red de actores sociales (re-editores) con público propio, es decir, en condiciones de movilizar audiencias particulares (red de medios alternativos y comunitarios).

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Siguiendo las recomendaciones de Colciencias, entidad estatal colombiana encargada de liderar las políticas y acciones en ciencia y tecnología en Colombia, es vital hacer un tránsito de los modelos deficitarios a los modelos democráticos que estimulen actividades más participativas e involucren actores de diversas instancias sociales. En este caso, nuestra propuesta es involucrar a las instituciones gubernamentales como la Alcaldía de Medellín, la Gobernación de Antioquia y Colciencias, como productores sociales que aporten los recursos. En segundo lugar, es necesario vincular las facultades de comunicación de la zona de influencia del proyecto (Medellín) como unidades editoras que generen y capaciten en comunicación pública, divulgación y apropiación social de la ciencia. Estas facultades de comunicación, como entidades editoras, formarían un público inicial compuesto por la Red de Medios Alternativos y Comunitarios del municipio de Medellín, que incluye a 138 medios, orientados inicialmente por el Programa de Convivencia Ciudadana del municipio de Medellín. En el caso de esta ciudad, la red consta de 70 medios escritos (periódicos, revistas de colegios, corporaciones y fundaciones), 27 de radio (emisoras escolares, comunitarias y pastorales), 23 de televisión (televisión comunitaria y parabólica) y 18 medios en la web. Y, finalmente, esta red de medios alternativos y comunitarios se convertirían en los re-editores con la meta precisa de movilizar a la ciudadanía hacia la participación ciudadana en comunicación pública, divulgación y apropiación social de la ciencia.

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Ciencia y democracia o la apuesta por lo público La comunicación pública se constituye en un espacio propicio para fortalecer la democracia y la participación ciudadana en la ciencia misma, dados los vacíos conceptuales, teóricos y prácticos, sobre la comunicación, lo público y lo político y la ciencia. La divulgación de la ciencia y la apropiación por parte del ciudadano de los resultados de aquella, sólo será posible en la medida en que la comunicación pública y el comunicador mismo lo posibiliten. El comunicador es dimensión significante de la cultura en la medida en que luche contra la tendencia más extrema de ghetto y de repliegue que es hoy el encerramiento en lo privado, la privatización de la ida disolviendo el tejido colectivo, desvalorizando la experiencia social al confundirla con el ámbito de la agresividad, el anonimato y la inseguridad. No sólo desde la política, también desde la cultura puede activarse lo que en público hay de pueblo, de sentido comunitario y solidario (Martín-Barbero, 2005:113-114).

Incluso, y al decir de David Merrit, resulta pertinente señalar que: Los propósitos de la comunicación política y pública giran en torno a la idea de reconectar a los ciudadanos con la vida pública, potenciar la capacidad de deliberación de la ciudadanía, ofrecer información con miras a la participación, apoyar los procesos ciudadanos con un buen cubrimiento (y especialmente un adecuado seguimiento), dar elementos para la creación de capital social, al tiempo que pone a los medios en calidad de actores y promotores del diálogo social (Merritt, 1995: 113-114).

Y en la medida en que la comunicación pública de la ciencia llegue a los ciudadanos y éstos se apropien de los hallazgos de la ciencia para mejorar sus espacios vitales, los cuales incluyen a las demás especies vivientes y a la naturaleza misma, entonces será posible señalar que hay lugar para las utopías, incluyendo aquel que permita sellar la brecha existente entre ricos y pobres; entre un Norte desarrollado y un Sur subdesarrollado y casi sin posibilidades.

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Divulgação Científica: Discurso, Mídia e Educação. Controvérsias e Perspectivas Marcia Reami Pechula, Elizabeth Gonçalves, Graça Caldas

Abstract The task of disseminating science is inevitably tied to the media, and lately has gained significant proportions. This situation, however, has generated controversy, specially in the educational field. The educational use of media resources in the classroom requires extra care of teachers, due to multiple meanings of content as well as eventual errors of existing information. Some publications are recognized by universities and research institutes, while others generate controversy, given that its legitimacy is not consensual. Thus, this article discusses the use of scientific discourse re / constructed by the media discourse in the classroom, unveiling its risks and benefits of the formation of a civic and critical scientific culture. Keywords: Communication, Scientific Disclosure, Speech, Media, Education.

Introdução A influência crescente da Ciência, Tecnologia e Inovação (CT&I) na sociedade, o reconhecimento público e governamental de seu papel estratégico no desenvolvimento político, econômico e social, além da curiosidade natural que suas conquistas em diferentes campos do conhecimento provocam nas pessoas, tem favorecido o debate científico na sala de aula. Isso porque os meios de comunicação tornam-se cada vez mais importantes na tarefa de atualizar o conhecimento científico, ao mesmo tempo em que possibilita a participação pública nas discussões contemporâneas de temas polêmicos como transgênicos, células tronco, energia nuclear, entre outros.

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Se para a sociedade em geral é inegável o papel da mídia na disseminação da informação científica, seu uso como recurso pedagógico tem se revelado um aliado importante do professor. Esta situação, entretanto, traz em seu bojo algumas controvérsias, uma vez que a tarefa do ensino das ciências na educação básica, sempre esteve, majoritariamente, vinculada aos textos didáticos, que não conseguem acompanhar a dinâmica do próprio processo científico e tecnológico. Sob essa perspectiva, os meios de comunicação ocupam função complementar no exercício de construção do conhecimento. Entretanto, considerando a diversidade dos conteúdos e a qualidade de informação presentes em diferentes veículos, é fundamental o exercício cotidiano da leitura crítica da mídia, sob a pena de provocar falsas polêmicas ou ampliar erros presentes no processo de divulgação científica. É bem verdade que a tarefa de educação científica não pode ser creditada unicamente à escola ou à mídia. Por outro lado, considerando o baixo índice de leitura no Brasil e a quase inexistência de visitas a museus e centros de ciência, que só recentemente começam a se expandir no país, é inegável a centralidade da mídia, em seus diferentes suportes (televisão, rádio, jornais, revistas e internet), no processo de construção do imaginário social sobre os riscos e benefícios da ciência. É preciso ver também, com cautela, a crescente inserção da mídia na sala de aula, pelos diferentes projetos institucionais de mídia na escola, que distribuem, gratuitamente, seus exemplares ou vídeos, com o objetivo nem sempre claro de formar leitores/ telespectadores/consumidores ou cidadãos. Obviamente, não se pode considerar que a formação da cultura científica vá se dar de forma crítica e analítica apenas pelo acesso às informações de um único veículo de comunicação. Portanto, não só acesso, mas a pluralidade dos meios e de informações é essencial para a formação cidadã.

Ciência e Tecnologia a serviço de quem? Antes, porém, de considerar a importância da divulgação científica junto à população, examinaremos dois problemas importantes quando se fala em divulgação científica, sobretudo aquela proposta pelos meios de comunicação de massa. O primeiro é o de que a ciência, na sociedade contemporânea, está quase sempre vinculada à tecnologia e, mais recentemente, à inovação. Nesse sentido, a ciência não se restringe a um conhecimento de ordem puramente acadêmica, mas está a serviço de uma sociedade, cuja base de sustentação é o mercado de consumo. O segundo refere-se à polêmica em torno do reconhecimento da divulgação científica e sua acessibilidade junto ao público consumidor, o que confere maior ou menor legitimidade do produto junto à sociedade. Dessa forma, a problemática que envolve tanto o propósito quanto a qualidade da divulgação científica não se define facilmente. Por isso, a análise desenvolvida nesse estudo implica no levantamento de diversos aspectos inerentes ao desenvolvimento tanto

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da ciência em seu caráter institucional como instrumental, quanto de sua divulgação junto aos meios de comunicação de massa. Explicando melhor: a produção do conhecimento de base intelectual e acadêmica, incluindo-se aí o conhecimento científico, sempre esteve centrada nas instituições de ensino e pesquisas, distanciadas da sociedade como um todo (população leiga e iletrada). O desenvolvimento dos chamados meios de comunicação de massa ocorreu quase que invariavelmente apartado dessas instituições de ensino, que só recentemente têm oferecido abertura para uma aproximação estimulando o uso desses meios como complemento das atividades didáticas. A inserção das mídias de divulgação científica no contexto da sociedade atual é polêmica, pois se para alguns especialistas esses meios de comunicação são meios de banalização e deturpação do conhecimento científico (Siqueira, 1999), para outros, eles podem ser instrumentos, ou até mesmo parceiros na produção de uma cultura científica (Caldas, 2005), isto é, uma cultura orientada pelo conhecimento científico. Não por acaso, textos de divulgação científica de alguns veículos têm pautado exames de ingresso em universidades pelas possibilidades de reflexão sobre temas contemporâneos que oferecem. Na sala de aula, professores utilizam a mídia frequentemente, sem a necessária reflexão sobre os erros e acertos da divulgação científica, em prejuízo da formação do conhecimento científico. Examinar os usos e recursos pedagógicos do discurso jornalístico no ensino de ciências e disciplinas congêneres é essencial para uma reflexão sobre o papel dos educadores no desenvolvimento de uma leitura crítica da mídia. Para isso é necessário, porém, que entendam as diferenças e semelhanças entre o discurso científico e o discurso jornalístico, seus processos de produção para a mediação possível na construção do conhecimento, numa perspectiva crítica e analítica. Alfabetização ou cultura científica? Divulgação ou marketing científico? Quais seriam as reais funções do jornalismo e da divulgação científica para a formação do sujeito cidadão, leitor e receptor? No mundo da informação rápida, fragmentária, a ilusão do conhecimento provoca uma busca desenfreada por notícias científicas, que veiculadas de forma apressada, pasteurizada, descontextualizada, prometem soluções rápidas para os problemas que afligem a humanidade (Caldas, 2003). Aprender a aprender, ensinava Paulo Freire. Saber pensar, complementa Pedro Demo. Aprender a fazer como dizia Celestien Freinet. Como, porém, “aprender a aprender”, “saber pensar” e “aprender a fazer”? Os caminhos são múltipos, inúmeros e não necessariamente convergentes. Entretanto, em todos eles, não importam os atalhos ou percursos realizados, o fundamental é manter a curiosidade pelo conhecimento, ensinar a fazer perguntas, a pensar, a desenvolver argumentos, sejam eles contrários ou favoráveis ao tema em estudo. Nessa perspectiva, o Jornalismo Científico deve contribuir para além da mera divulgação da produção científica e do avanço do conhecimento, para a compreensão e percepção pública de que não existem respostas imediatas, não existem respostas prontas. Ajudar a entender que a ciência é, sobretudo, uma busca permanente e a possibilidade de formulação de questões relevantes para dirimir dúvidas, em lugar de aceitar como verdadeiro

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e definitivo, tudo o que é veiculado pela mídia sobre CT&I. O educador francês, Celestin Freinet (1986-1966) já compreendia o papel da mídia no processo educativo e o usava, de uma forma dinâmica e participativa. Sua proposta pedagógica era definida pela atividade e criatividade. Acreditava no trabalho prático e cooperativo, na educação prazerosa. Uma das técnicas usadas era o jornal escolar, qualquer que fosse o formato, impresso, mural, falado ou o livro da vida, onde, cotidiamente, as crianças iam registrando suas experiências, descobertas e indagações. À semelhança da necessidade de experiência para o aprendizado científico, defendia a experiência do fazer para aprender. Hoje, os recursos da mídia são inúmeros: rádio, TV, revista, jornal, internet e formatos multimídia. Na sala de aula, a verdadeira construção do conhecimento científico precisa se dar de forma lúdica e cooperativa. A mídia deve atuar como uma aliada, ao lado de outros recursos didáticos como os livros e os centros e museus de ciência, para que professores e alunos percorram juntos os caminhos e os desafios da aventura do conhecimento. Esta aventura, entretanto, não é simples, pois em nossa história ocidental as relações detentoras dos conhecimentos e práticas sociais jamais coexistiram harmoniosamente. A trajetória histórica, sobretudo aquela forjada pelas tradições escritas mostram que em cada época houve um “alicerce cultural”, em nome do qual os discursos se amparam e constituem as bases do conhecimento. Assim, grosso modo, podemos afirmar que na antiguidade houve a supremacia do conhecimento de base filosófico-metafísica; substituído pelo da cristandade medieval; superado pelo conhecimento científico, que desde o século XVI, vem se firmando, sob o estatuto da verdade. É evidente que esta história pode ser analisada sob várias óticas, e as controvérsias são infindáveis. Entretanto, uma base permanece: a ciência ocupa lugar privilegiado no estatuto do conhecimento. Prova disso é o trabalho de formação educacional fundado em nome da ciência e voltado para o progresso tecnológico. Entretanto, não é dessa história que nos ocupamos neste estudo. O que nos interessa, aqui, é entender de que forma se relacionam os conhecimentos hoje produzidos nas esferas acadêmicas e reconstituídos no campo midiático, com a finalidade de refletir sobre os usos pedagógicos e as perspectivas e controvérsias acerca do discurso científico divulgado pela mídia em relação àquele produzido pela Academia. Para tanto é necessário compreender o trânsito (percurso) empreendido tanto na esfera acadêmica, como no espaço público mediatizado, sem perder de vista que, atualmente estes espaços estão imbricados e por isso, em contínua conexão.

A ciência na ótica intra-acadêmica A discussão sobre o conhecimento científico no âmbito acadêmico pode ser empreendida sob diferentes perspectivas ao longo da história. Na atualidade, entretanto, ainda se man-

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tém, na convenção dos discursos, a conotação orientada pelo imaginário construído ao longo da modernidade (séculos XVIII e XIX), cujo entendimento parece evidenciar a ciência enquanto um conhecimento único e universal, que gera resultados definitivos e absolutos. Esse modelo discursivo ainda sobrevive nos livros didáticos de ensino de ciências, que apresentam o conhecimento científico sustentado no modelo cartesiano (que previa ao homem a condição de senhor e possuidor da natureza). Na verdade, a história da ciência, na modernidade, é marcada por uma visão de ciência que, capaz de dissecar a natureza (compreendida como algo externo e independente do sujeito), pode traduzi-la na linguagem matemática (Galileu e Newton). Grosso modo, esse modelo ainda é predominante no ensino de ciências no Ensino Básico (Fracalanza y Megid Neto, 2006). Esse discurso, evidentemente, não é mais reconhecido no campo acadêmico. Mesmo porque após o vasto trabalho de cunho teórico e filosófico produzido desde as primeiras décadas do século passado, primeiramente por Popper (A Lógica da descoberta científica,1934; Conjecturas e Refutações, 1963), depois Kuhn (Estrutura das revoluções científicas, 1962) e Feyerabend (Contra o Método, 1974), não há mais espaço para se pensar na ciência de base cartesiana ou positivista. Apesar da superação do modelo no plano teórico-filosófico, os textos produzidos nos campos das chamadas “ciências duras” (física, química, biologia, geologia), mantém, em sua maior parte a visão positivista, nos mesmos moldes atribuídos por Comte (1830). Para os positivistas, só a ciência é fonte válida de conhecimentos, pois, sustenta-se na observação direta da realidade a partir do fato, que é a base do conhecimento científico. O método observacional proporciona a unidade do conhecimento. Garante a previsibilidade: “ver para prever” (Comte, 1991). Controvérsias à parte, o apogeu do conhecimento científico é, historicamente, localizado no século XIX. As bases constitutivas desse conhecimento são construídas no espaço acadêmico e as universidades tornam-se não só as “progenitoras”, mas também guardiãs do conhecimento. Ainda hoje é forte a defesa de que a universidade é o espaço da produção do conhecimento. Nesse sentido, as instituições acadêmicas estão amparadas nos “pilares” do conhecimento científico de bases racionalistas e positivistas. Este estatuto, entretanto, sofre grande crítica na contemporaneidade, pois a partir do século XX as questões postas pelo e para o conhecimento científico parecem não caber mais no escopo racionalista ou positivista. Dentre as diversas leituras críticas da modernidade (além daquelas citadas acima), destacamos três pensadores – Latour (1994), Stengers (2002) e Feyerabend (2007) – que trazem elementos importantes para se pensar o espaço tanto da produção quanto da difusão do conhecimento na atualidade. O primeiro que nos chama à atenção é o antropólogo e filósofo francês, Bruno Latour. Figura que gera polêmica tanto no espaço intra acadêmico, quanto no espaço extra-acadêmico. Leite (2004) o apresenta como “uma figura difícil de classificar”. Fiorini (2010) diz que ele “é um pensador considerado único, por uns e, representante de uma grande corrente filosófica do futuro que estará em voga talvez daqui a 20 ou 30 anos”.

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Latour, sem dúvida, é portador de uma das maiores críticas do pensamento moderno, na atualidade. Para ele, “o que é importante nas ciências sociais agora é se interessar pela questão da produção das instituições que permitem a criação das coletividades e das associações que se desenvolvem no mundo de hoje, que não mais tem relação com a que antes chamamos de natureza e sociedade” (Fiorini, 2010, on line). Em Jamais fomos modernos, o autor afirma que o maior engano cometido pela constituição moderna foi o de acreditar que seria possível separar o inseparável. Segundo ele, o projeto de “purificação” da modernidade previa a partição e o distanciamento entre a natureza, a sociedade e o homem, sendo este superior as outras duas. O Positivismo leva essa proposta ao extremo em sua previsão do conhecimento enquanto previsão e dominação da natureza. A crítica de Latour (1994: 33) a esse respeito é severa: eles inventaram nosso mundo moderno, um mundo no qual a representação das coisas através do laboratório encontra-se para sempre dissociada da representação dos cidadãos através do contrato social... Era preciso que a partir de então todos “vissem imagens duplicadas” e não fosse estabelecida uma relação direta entre a representação dos não-humanos e a dos humanos, entre o artifício dos fatos e a artificialidade do corpo político... Hoje em dia, quando não somos mais totalmente modernos, os dois sentidos aproximam-se novamente.

Para este autor as esferas, separadamente, não permitem o conhecimento, pois este é fruto de redes de interação: “as redes são ao mesmo tempo reais como a natureza, narradas como o discurso, coletivas como a sociedade” (Latour, 1994: 12). Nesta perspectiva, não há como continuar empregando os métodos da modernidade, que distinguem homem, natureza e sociedade, pois essas partes são hibridas, formam uma rede, na qual as esferas se entrelaçam ao ponto de não permitirem qualquer separação. Na mesma direção encontramos a contribuição de Isabelle Stengers, que na obra A Invenção das Ciências Modernas, de 1993 (tradução brasileira pela Editora 34, 2002), analisa os interesses políticos da ciência, interesses esses que na condição de poder, estabelecem o estatuto da cientificidade. Nesse sentido afirma a filósofa: “O cientista transforma-se em representante do acreditado de uma conduta em relação à qual toda forma de resistência poderá ser considerada obscurantista ou irracional” (Stengers, 2002: 31). No estatuto do conhecimento a investigação científica ocupa o lugar mais nobre e se envolve em um discurso que parece ocultar os interesses, alvos dessa investigação. Ciência e tecnologia, tecnologia e ciência, uma tecnociência diz a autora (em concordância com Latour); e disso desaparece as tramas envoltas nas relações de interesses em torno do conhecimento científico: o que se pode fazer “em nome da ciência”?, indaga. “A definição de ciência nunca é neutra, já que, desde que a ciência dita moderna existe, o título da ciência confere àquele que se diz cientista, direitos e deveres. Toda definição aqui exclui e inclui, justifica ou questiona, cria ou proíbe um modelo” (Stengers, 2002: 35).

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A terceira base de referência para a análise aqui proposta é aquela assumida por Feyerabend (2007: 8)1, que defende dois pontos de vistas: 1º) “a ciência pode ficar em pé sobre suas próprias pernas e não precisa de nenhuma ajuda de racionalistas, humanistas seculares, marxistas e movimentos religiosos semelhantes”; 2º) “culturas, procedimentos e pressupostos não científicos também podem ficar em pé sobre suas próprias pernas e deveria ser-lhes permitido fazê-lo, se tal é o desejo de seus semelhantes. A ciência tem de ser protegida das ideologias, e as sociedades, em especial as democráticas, têm de ser protegidas das ciências”.

As posições assumidas por Latour, Stengers e Feyerabend são resultantes de reflexões sobre o discurso científico edificado no bojo da modernidade, que impulsionado pelo desenvolvimento tecnológico nascente no século XIX, atribui ao conhecimento científico as bases de sustentação da sociedade. É sob esse discurso que a ciência será elevada à confiança máxima de que o progresso só trará benefícios à humanidade. Certamente, os acontecimentos das últimas décadas mostraram que já não se pode mais “sustentar a crença na excelência universal da ciência” ou de qualquer outro discurso ou instituição que isolado solucionará todos os problemas da humanidade ou do planeta (Feyerabend, 2007). Nessa perspectiva, damos destaque ao pensamento de Feyerabend (2007), que assume para si, em consonância com vários outros agentes, a tarefa de uma ciência “humanitária”; observando que “muitos intelectuais adaptaram o que aprenderam em universidades e escolas especiais de modo que tornasse seu conhecimento mais eficiente e mais humano”. É sob esta ótica que analisamos a relação do conhecimento intra-acadêmico, dito conhecimento científico, com aquele forjado fora desse âmbito, que possui interesses e pedagogia próprios.

Ciência na mídia Os meios de comunicação de massa têm sido o foco de uma gama de estudos no meio acadêmico. Esses estudos, desenvolvidos nas diversas áreas do conhecimento, tentam dar conta de problemas e propostas que surgem em decorrência da expansão da mídia junto à sociedade, acarretando um maior volume de informações sobre todos os fatos e acontecimentos diários. Trata-se de estudo sobre como a pedagogia das mídias de massa se apresenta na educação informal da população. A tarefa de divulgação científica está inevitavelmente vinculada às mídias (impressa, televisiva e digital), e, ultimamente, têm adquirido proporções significativas. A situação, 1  A obra Contra o Método foi editada pela primeira vez em 1974 e reescrita pelo autor em 1994, com tradução brasileira pela editora Unesp, em 2007

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entretanto, tem gerado conflitos, sobretudo no campo educacional, pois o uso pedagógico dos recursos midiáticos na sala de aula exige cuidados redobrados do professor, face aos múltiplos significados dos conteúdos, assim como aos eventuais erros de informação. Antes de pensar a pedagogia dos meios de comunicação, consideraremos dois problemas importantes quando se fala em divulgação científica, sobretudo aquela proposta pelos meios de comunicação de massa. • Mídia x Mercado? O primeiro refere-se ao vínculo entre ciência e tecnologia, na sociedade contemporânea. Nesse sentido, a ciência não se restringe a um conhecimento de ordem puramente acadêmica, mas está a serviço de uma sociedade, cuja base de sustentação é o mercado de consumo. • Mídia x Status acadêmico O segundo refere-se à polêmica em torno do reconhecimento da divulgação científica e sua acessibilidade ao público consumidor, o que confere maior ou menor legitimidade ao produto junto à sociedade. Exemplo para se pensar essa questão são as revistas Pesquisa Fapesp (com tiragem de aproximadamente 35 mil exemplares/mês) e Ciência Hoje (em torno de 40 mil exemplares/mês), que são veículos de divulgação científica reconhecidos pelas universidades e institutos de pesquisa (tanto que representantes dessas instituições estão ligados diretamente ao corpo editorial das revistas). Já as revistas Superinteressante (com tiragem superior a 400 mil exemplares/mês) e Galileu (tiragem média de 165 mil exemplares/mês), têm reconhecimento acadêmico não consensual, mas, pela popularidade, comprovada pela tiragem mensal das revistas, são reconhecidas socialmente como material de divulgação científica. Enquanto os meios formais adotam uma postura que pode ser interpretada como “distante” da população comum, pela forma como se organizam e pela linguagem que utilizam, a mídia de massa e segmentada, apoiada por seus diferentes suportes, é acessível ao grande público ou públicos especializados. Para isso, valem-se de imagens esclarecedoras, textos com vocabulário do cotidiano, gráficos, animações etc, levando a população a crer que, por meio dos veículos midiáticos, todas as pessoas podem adquirir conhecimento, quando em grande parte, estão apenas adquirindo informações gerais sobre diferentes temas. Isto não significa, porém, que as informações veiculadas pela mídia não devem ser consideradas relevantes, pelo contrário, uma vez que representam a porta de entrada para o conhecimento. Além disso, atuam como elementos motivadores da formação do conhecimento e complementos vivos para o aprendizado em sala de aula, ao lado dos livros didáticos e dos professores.

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Discursos da divulgação científica A atividade jornalística de divulgar ciência de diferentes maneiras, de acordo com o perfil do público, do órgão editorial, das características da publicação, leva, necessariamente, à construção de diferentes discursos, considerando as manifestações enunciativas como resultantes da interação entre os interlocutores, ideologicamente marcadas pela linguagem. Esta discussão está subsidiada pelas teorias de Charaudeau (2003) e Maingueneau (2008), em especial no que se refere ao ethos do divulgador de ciência e ao conceito de cenas da enunciação. A relação que se estabelece entre a instância de produção e a de recepção é marcada pela intencionalidade, ou seja, há um desejo em se comunicar de determinada maneira e de produzir determinados efeitos. Ao selecionar o conteúdo veiculado e, naturalmente ao excluir outros, a publicação manifesta sua visão de mundo e sua ideologia, transitando, como explica Charaudeau (2003), entre a lógica econômica, segundo a qual todo órgão informativo atua como uma empresa, cuja finalidade consiste na fabricação de um produto definido pelo lugar que ocupa no mercado de intercâmbio de bens de consumo; e uma lógica semiológica, segundo a qual, todo órgão de informação deve considerar-se uma máquina produtora de signos que se originam na parte da atividade humana dedicada a construir sentido social. Embora se reconheça que o ethos se constroi e se reconhece na enunciação, é fato que o próprio gênero do discurso, além das características da revista já garantem uma previsibilidade em relação ao comportamento dos interlocutores desse processo comunicativo. Em mensagens para o público leigo, muitas vezes, o enunciador torna-se um parceiro do seu leitor e um fiador em relação aos dados expostos e ao mundo ali construído. Por outro lado, a publicação tem a previsibilidade do comportamento do seu público leitor, tanto no que se refere aos conteúdos abordados, quanto em relação à forma de exposição, o que justifica a seleção dos assuntos que compõem a publicação e o estilo assumido pelo jornalista ao falar de Ciência e de intermediar cientista e leitor. Esta previsibilidade do leitor é determinada pela experiência da área e a partir de pesquisas de mercado para identificar nichos não cobertos/atendidos pelos eventuais concorrentes. Aqui cabe resgatar o conceito de Cenografia, entendido segundo a concepção de Maingueneau (2008), não como simples cena teatral, mas como um processo no qual se insere a enunciação. Toda publicação procura construir uma cenografia adequada a cada conteúdo e válida estritamente para aquele contexto, buscando nos estereótipos sociais, elementos capazes de persuadir o destinatário a fazer uma leitura atenta e a se interessar pelo conteúdo veiculado. O processo de leitura da cenografia construída obedece a um percurso contrário ao seguido pelo momento da sua construção: o leitor vai da cenografia à cena englobante, passando pela cena genérica.

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Divulgação científica: múltiplos discursos Temos vivenciado um momento importante rumo à conscientização sobre a relevância da ciência, tecnologia e agora inovação, no cotidiano do cidadão. Prova disso é a inserção dessa temática na grande mídia, seja impressa, nas páginas dos principais jornais e revistas, seja na televisão e no rádio, em noticiários e em canais especializados ou nas páginas da web, onde se multiplicam sites, blogs e múltiplas outras formas presentes na rede para a comunicação da ciência. Além, evidentemente do crescimento acentuado, nas últimas décadas, de revistas especializadas em divulgação de ciência, tecnologia e mais recentemente, inovação. Dessa forma, tantos veículos e formas de comunicar levam-nos a acreditar que não existe apenas um discurso de divulgação científica, mas reconhecemos a construção de diferentes discursos, conforme as características dos veículos e do público a que se destinam, haja vista que as manifestações enunciativas são resultantes da interação entre os interlocutores, ideologicamente marcadas pela linguagem. A linguagem enquanto discurso não constitui um universo de signos que serve apenas como instrumento de comunicação ou suporte de pensamento; a linguagem enquanto discurso é interação, e um modo de produção social; ela não é neutra, inocente e nem natural, por isso o lugar privilegiado de manifestação da ideologia” (Brandão, 2004:11).

Charaudeau (2003:16) apresenta a mídia como uma máquina produtora de signos que se originam na parte da atividade humana dedicada a construir sentido social (lógica semiológica), que está em relação com o contexto econômico, pois todo órgão informativo atua como uma empresa, cuja finalidade consiste na fabricação de um produto definido pelo lugar que ocupa no mercado de intercâmbio de bens de consumo (lógica econômica). Portanto, na perspectiva discursiva, o enunciado não deve ser abordado isoladamente do seu contexto enunciativo, que envolve desde as condições de produção até as possíveis condições de recepção, passando, evidentemente pelo conteúdo a ser veiculado e pelo impacto que as informações científicas e/ou tecnológicas possam ter para a sociedade. No contexto da divulgação científica, a relação que se estabelece entre o divulgador (jornalista ou cientista), por meio do veículo e o público leitor, revela um ethos diferenciado, considerando-se a especificidade do conteúdo veiculado e os objetivos envolvidos nesse processo comunicativo, caracterizado como um campo entre o discurso científico e o jornalístico, ora mais próximo do primeiro, ora do segundo. Portanto, quem divulga os avanços da ciência e da tecnologia deve estar/ser ciente de que sua tarefa ultrapassa os limites da pura informação, às vezes entendida, equivocadamente, como mera tradução. Entendemos, como Maingueneau, que a atividade de divulgação científica constroi discursos a partir de um ethos específico exigido pelas próprias características desse fazer jornalístico:

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Não se trata de afirmações elogiosas que o orador pode fazer a respeito de sua pessoa no conteúdo do seu discurso, afirmações que correm o risco, ao contrário, de chocar o auditório, mas da aparência que lhe conferem a cadência, a entonação, calorosa ou severa, a escolha das palavras, dos argumentos... Em minha terminologia, direi que o ethos está associado a L, o locutor enquanto tal: é na medida em que é fonte da enunciação que ele se vê revestido de certos caracteres que, em conseqüência, tornam essa enunciação aceitável ou refutável (Ducrot apud Maingueneau, 2008: 59).

Maingueneau explica que o ethos do enunciador se revela ao leitor por meio da conjunção de diferentes elementos: a) o ethos pré-discursivo, o que se espera desse enunciador, considerando o estilo da publicação, seu público e seus objetivos comerciais; b) o ethos discursivo, ou o tom que assume ao elaborar o texto (ethos mostrado), além de “fragmentos do texto em que o enunciador evoca sua própria enunciação (ethos dito): diretamente […] ou indiretamente, por exemplo, por meio de metáforas ou de alusões a outras cenas de fala” (Maingueneau, 2008: 71). A cientificidade e a imparcialidade esperadas do divulgador da ciência em geral são repensadas em publicações dirigidas ao grande público, das quais se espera uma aproximação do leitor por meio de um estilo e de uma linguagem nem sempre compatíveis com a linguagem da Ciência ou mesmo da Divulgação Científica. Entretanto, esta imparcialidade não existe, mas sim uma interpretação do jornalista ou do divulgador sobre o tema em questão, considerando as variáveis presentes no processo de produção do discurso científico e jornalístico que também sofrem interferência direta do suporte midiático em que é veiculado. A falta de domínio dos termos técnicos e até dos elementos julgados primários para a compreensão dos fatos científicos possivelmente explicam a posição assumida, por exemplo, pela revista Superinteressante, que mostra um divulgador de ciência com um ethos da parceria, da amizade, da conivência com o leitor. Quem divulga ciência e tecnologia nessa publicação é um jornalista que se situa ao lado do leitor, como alguém confiável, que sabe do que está falando, por isso fala com autoridade, ainda que precise sempre recorrer à citação das falas do pesquisador para reforçar o que está sendo exposto. Assim, o jornalista assume a posição de fiador, na terminologia de Maingueneau (2008), explicando o conteúdo e selecionando da fala do pesquisador elementos simples para os fatos apresentados e posicionando-se ao lado do seu leitor, como alguém que também não conhecia o conteúdo, mas que já tomou conhecimento e passou a dominar esse assunto. Portanto, é um intermediário, um mediador, um intérprete que elabora um discurso em parceria com o cientista e com o público frente ao conhecimento novo que se apresenta. Nessas publicações de caráter mais popular, o autor, jornalista, desenvolve uma relação de intimidade com o leitor como se também fosse um deles, de forma que não é raro encontrar no texto, com uma linguagem coloquial, direta. Muitas vezes o uso da

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primeira pessoa do plural insere o jornalista como participante da cena, outras vezes a figurativização torna concreto o que até então era abstrato. As aspas destacam as falas diretas do pesquisador, selecionadas pelo jornalista, para ratificar o que ele já disse ou vai dizer. Embora a fonte das informações seja o cientista, o jornalista as apresenta com muita segurança e com domínio, dando a impressão de que a fala do cientista é utilizada para reforçar ou dar credibilidade a sua afirmação. No que se refere às fontes, não há uma preocupação com os dados concretos sobre todo o processo de construção e elaboração da pesquisa, com seus erros, acertos e dificuldades, a metodologia e os procedimentos metodológicos. Na prática o que interessa, na visão equivocada de alguns jornalistas, são apenas os resultados e sua aplicação prática, em prejuízo da compreensão do contexto da produção da ciência e da tecnologia. Trata-se de uma visão pragmática que reforça o processo de mitificação da ciência. O pesquisador é citado como alguém que domina o conhecimento e, assim, ratifica ou reforça a ideia exposta pelo jornalista. O que interessa para ser divulgado na Superinteressante, como o próprio nome sugere, é a parte atrativa da ciência, aquilo que faz parte do dia a dia do leitor: a ciência que ajuda a desvendar os crimes, a controlar a ansiedade do cotidiano e a salvar os oceanos. São temas que permeiam a vida do homem e onde os avanços da ciência podem ser pragmaticamente vistos, ainda que todo o processo para se chegar aos resultados apresentados tenham sido longos. Em suas atrativas páginas cheias de ilustrações, infográficos e jogos de palavras, a revista revela uma imagem do seu leitor – jovem, ousado, interessado no inédito e surpreendente, mas que exige muita rapidez e objetividade. Nesse sentido, o jornalista, divulgador de ciência, nessa publicação tem uma postura, um comportamento que revela seu ethos de fiador, de parceiro do seu leitor, aquele que aprendeu antes para poder ensinar com segurança. Essa segurança e confiabilidade, contudo é assegurada pela fala do cientista que vem a legitimar a voz do jornalista. Nesse jogo de imagens – do enunciador e do coenunciador – processa-se o que Maingueneau (2008) denomina de ethos pré-discursivo: o leitor da Superinteressante sabe o que esperar da revista e esta, por sua vez, apresenta os elementos necessários para corresponder às exigências desse leitor. Nessa revista há, portanto, um movimento importante entre o jornalista e o cientista – enquanto, por um lado o jornalista encontra na fala do cientista a validação e o reforço da sua fala, assume-se como um fiador da veracidade dos fatos, garantindo que o leitor possa incorporar-se ao texto, com segurança em relação aos dados apresentados, ou, conforme Maingueneau (2008: 53): “a legitimação do enunciado não passa somente pela articulação de proposições, ela é habitada pela evidência de uma corporalidade que se dá no próprio movimento da leitura”. A Superintessante procura ainda construir uma cenografia adequada a cada conteúdo e válida estritamente para aquele contexto, buscando nos estereótipos sociais, elementos capazes de persuadir o destinatário a fazer uma leitura atenta e a se interessar pelo

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conteúdo veiculado. Trata-se de outro recurso amplamente explorado pela publicação, no intuito de aproximar-se do seu leitor: a linguagem da divulgação científica, nesse caso, é acrescida da característica lúdica. Esses aspectos lúdicos são normalmente valorizados na sala de aula. Ainda na perspectiva da cenografia, Maingueneau (2008) define como cena englobante a identificação do enunciado como pertencente a um tipo de texto específico, no caso da Superinteressante, a um texto de divulgação científica; a cena genérica identifica o texto como pertencente a um gênero específico, neste caso, a divulgação em revista de divulgação científica o para público jovem; e a cenografia se caracteriza com a escolha dos elementos que devem compor a apresentação do conteúdo, que pode variar de acordo com os objetivos que se tem em mente. O processo de leitura da cenografia construída obedece a um percurso contrário ao seguido pelo momento da sua construção: o leitor vai da cenografia à cena englobante, passando pela cena genérica. Os números de assinantes, de leitores e de circulação, divulgados pelo site do grupo Abril, são suficientes para marcar o perfil mercadológico da revista Superinteressante. Trata-se de vender ciência para um público já conquistado ao longo dos anos, ainda que sejam dados científicos distantes da divulgação científica pretendida pelos pesquisadores, que possam promover a inserção, de fato, do progresso da ciência na sociedade, e que o cidadão sinta-se parte desse processo. O uso de expressões populares e de gírias ajuda a construir um discurso de divulgação científica muito peculiar, na tentativa de se aproximar do jovem, público da revista. Por um lado, trata-se de uma percepção comercial de manter o contato com esse público, por outro, pode significar uma superficialidade na divulgação dos dados científicos, como se o jovem não fosse capaz de apreender um significado mais complexo, mais próximo dos próprios fatos da ciência. Diferentemente da Superinteressante, a revista Scientific American Brasil apresenta um divulgador de ciência com um ethos muito distinto. Muitas vezes o papel é assumido pelo próprio pesquisador e o distanciamento dos fatos relatados e também do público a que se dirige marcam um posicionamento mais aprofundado ou elitista, em relação ao conhecimento divulgado. A análise da linguagem da Scientific American Brasil mostra que o modo como os resultados da pesquisa científica figuram na publicação, está ainda muito distante de trazer o saber científico brasileiro para a agenda de discussões no país. Trata-se de uma revista de divulgação científica para um público bastante específico, estudioso das temáticas científicas e tecnológicas, interessado nas inovações, pesquisadores acadêmicos ou leitores bem preparados para textos complexos. Se por um lado não se trata de comunicação entre os pares, também não chega a atingir o cidadão comum, leigo em ciência ou não participante de uma cultura científica. Por ser uma revista norte-americana, a ênfase na ciência desenvolvida nos Estados Unidos é recorrente, como se observa no levantamento quantitativo elaborado por Gonçalves (2008). O número de matérias brasileiras que tem destaque na publicação não chega a ultrapassar os 30% a que a revista se propôs em 2002, quando iniciou sua edição

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brasileira. Grande parte das matérias são escritas pelo próprio editor e outra parte também significativa pelos próprios pesquisadores. Neste caso, o discurso científico predomina sobre o jornalístico, exatamente o contrário da revista Pesquisa Fapesp, que procura, por meio exclusivamente de reportagens, fazer o discurso jornalístico predominar sobre o científico, mantendo uma linguagem se não acessível ao público jovem, mas pelo menos ao público adulto em geral, particularmente o universitário e pesquisadores. O grupo seleto de cientistas brasileiros que figuram na capa da Scientific American Brasil representa o sucesso do desenvolvimento científico do país e a crença no seu crescimento, principalmente por intermédio de parcerias nacionais e estrangeiras, embora em comparação com os dados dos investimentos internacionais em ciência e tecnologia mostre uma grande distância nos investimentos destinados à CT&I, apesar das reiteradas promessas de duplicar esses recursos para 2% do PIB nacional. A publicação da revista Scientific American no Brasil, contudo, tem representado um elemento positivo de fazer a ciência nacional figurar, lado a lado, entre resultados de pesquisas mundialmente reverenciadas. Mesmo assim, é importante observar que o discurso de divulgação científica dessa publicação apresenta-se muito distante do grande público. Embora haja uma preocupação em explicar, definir, organizar os dados para divulgar de forma clara e precisa, ainda é abundante o uso de jargões, de linguagem impermeável, acessível a poucos que detém o poder da informação científica como pré-requisito para aprender mais. Assim, perpetua-se o ciclo de que quem sabe mais pode saber mais ainda.

Os processos de comunicação científica A ciência é, antes de mais nada, um mundo de idéias em movimento – o processo para a produção do conhecimento – e busca descobrir a unidade existente nas diferentes facetas da experiência do homem com o seu meio. Assim como ela, as artes também procuram a unidade na variedade (Bronowski, 1965) De acordo com a Declaração da Unesco “A educação científica, em todos os níveis e sem discriminação, é requisito fundamental para a democracia. Igualdade no acesso à ciência não é somente uma exigência social e ética: é uma necessidade para realização plena do potencial intelectual do homem.” O documento chama a atenção para o fato dos benefícios da ciência serem, ainda, distribuídos assimetricamente entre países, grupos sociais e sexos, apesar dos avanços registrados nos últimos anos. O desenvolvimento científico torna-se, portanto, um fator crucial para o bem-estar social, a tal ponto que a distinção entre povo rico e pobre é hoje feita pela capacidade de criar ou não o conhecimento científico (Unesco, 2003). Nesse sentido, pesquisas vêm sendo realizadas, buscando-se observar as habilidades e o nível de conhecimento científico da população. O jornal Folha de S.Paulo (05 dez. 2007),

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por exemplo, apresentou dados de avaliação realizada com mais de 400 mil estudantes em 57 países. Os resultados apontam que estudantes da Finlândia ficaram em primeiro lugar, seguidos pelos de Hong Kong (na China) e do Canadá. Já o Brasil foi reprovado em Matemática, Leitura e Ciências, ocupando 53ª posição em Matemática, a 48ª em leitura e a 52ª em Ciências. Tais dados evidenciam a necessidade de se repensar a educação da ciência, e inserir a divulgação científica neste processo, assim como os pais para possibilitar o real desenvolvimento de uma cultura científica no país. Esta tarefa e responsabilidade não podem ficar exclusivamente com a escola: enquanto a mídia forma leitores e telespectadores capazes de compreender o mundo em que vivem, o mundo real; aos jornalistas cabe mostrar as diferentes vozes para possibilitar a formação autônoma; aos professores, o papel de ensinar o educando a aprender a pensar, a refletir sobre os fatos relatados e aos pais a maior tarefa de ajudar o aluno a compreender o mundo editado e o mundo real para uma formação cidadã. Assim, entendemos a educação, conforme Paulo Freire (1966) como um processo para além da mera transferência de conhecimento, mas criar as possibilidades para a sua produção ou a sua construção, pois, como lembra o filósofo Karl Popper (2007) os cidadãos civilizados não são produto do acaso, mas de um processo educativo. Atribuir à mídia um papel educacional implica em refletir sobre o processo de manipulação a que os fatos estão submetidos. Nesse processo, segundo Abramo (2003), sempre há variações de forma e de intensidade, de acordo com diferentes padrões de manipulação presentes na mídia. São eles: Padrão de ocultação, Padrão de fragmentação, Padrão de inversão, e Padrão de indução. O que se observa nesse contexto de manipulação é o seu significado político, no que se refere à distorção deliberada e muitas vezes velada, apesar de muitos veículos propagarem a neutralidade da mídia. Nesse sentido, a imprensa assume-se como uma mercadoria à venda, inserida na lógica do capitalismo, o que pressupõe a lógica política vinculada à lógica do poder e à lógica da publicidade e não da informação de interesse público. Porém, identificar e compreender o processo de manipulação, embora essencial, não é suficiente para a apreensão dos conteúdos midiáticos como participantes do processo de aprendizagem, que exige uma leitura crítica da mídia. Como explica Demo (2001: 51), “enquanto não ocorrer a presença crítica e criativa do sujeito, não existe aprendizagem, mas manipulação da consciência alheia (…) O excluído precisa saber pensar sua própria história, para refazer-se como sujeito de suas soluções possíveis”. A leitura crítica da mídia deve, porém, envolver educadores e comunicadores para ajudar os leitores a descobrirem o mundo real fora das ‘telas’ para a construção de um saber ao mesmo tempo coletivo e autônomo e de uma cidadania ativa e transformadora. Entende-se, dessa forma, que a mídia funciona como filtros sociais dos fatos e acontecimentos, produzindo versões e consensos fabricados e só uma leitura crítica pode promover uma emancipação do sujeito, rumo à cidadania de fato, na medida em que busca a compreensão das relações entre os fatos e uma visão histórica ou a contextualização da

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informação. Como explica (Giroux, 1986) uma teoria da educação para a cidadania terá que combinar crítica histórica, reflexão crítica e ação social. No sentido de promover a construção coletiva do conhecimento, o que se espera é que a informação científica na mídia vá além da reprodução da fala do cientista, mas que contemple uma visão histórica e política de ciência e tecnologia, desmistificando a ciência e o cientista. Portanto, deve-se tomar a mídia como ponto de partida, no processo de ensino e aprendizagem, e nunca como chegada, numa perspectiva crítica e analítica, aplicando o princípio da multiplicidade de vozes (UNESCO) que defende a mídia como veículo para o fluxo de uma pluralidade de pontos de vista, permitindo, assim, exercícios de cidadania como participação, crítica e voto. Entende-se que cidadãos informados podem participar melhor e mais ativamente nos processos de decisões em suas sociedades. Assim, Educar por meio da mídia é uma maneira importante para desenvolver habilidades valiosas que ajudarão no término da violência e na erradicação de formas de discriminação como diferenças de gênero e racismo. Por isso é importante trabalhar com professores e praticantes de mídia educacional no desenvolvimento da capacitação do uso da informação e da mídia, promovendo o entendimento crítico da própria mídia, assim como a habilidade de decodificar, entender, comunicar e criar produtos de mídia. Muitas iniciativas nesse sentido têm sido praticadas, a exemplo das rádios comunitárias, jornais, revistas, TV, Internet e centros comunitários de mídia, que capacitam grupos frequentemente marginalizados e incentivam a participação da maioria dos cidadãos na vida pública. Não se pode, porém, levar a mídia à escola com o objetivo único de formação de novos leitores daquele veículo, numa perspectiva meramente mercadológica, embora revestida da áurea educativa. O princípio basilar dessas experiências é que a liberdade da imprensa não compreende somente a liberdade dos jornalistas para reportar e comentar, mas também o direito do público de obter livre acesso à informação e ao conhecimento e fazer parte ativamente da vida política. É preciso, portanto, que o professor, ao utilizar a mídia como recurso didático na sala de aula tenha a compreensão mínima do processo de produção da informação, sobretudo, em se tratando de divulgação científica, quando é necessário, no mínimo conhecer a história e os princípios básicos da Ciência. Entender a Ciência como atividade humana e, portanto, falível, sujeita a interesses históricos, ajuda a formar uma cultura científica cidadã para além do mero acúmulo de informações (Caldas, 2010: 155).

Considerações Finais Considerando as reflexões elaboradas ao longo deste artigo, que perpassam pelo discurso científico e o discurso jornalístico, é possível, agora, afirmar que a construção do conhecimento científico implica em observar e refletir sobre as muitas variáveis envolvidas no

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processo da educação científica, que não se limitam à sala de aula, mas que são “atravessadas” cotidianamente pela mídia. No necessário processo de leitura crítica da mídia para melhor compreender seus enunciados, é fundamental, também, entender que a sociedade contemporânea pode ser muitas vezes caracterizada pela fragmentação da informação que circula em diferentes formatos e contextos, em estilo videoclipe. Sem tempo para pensar, refletir, o receptor da informação, na maior parte das vezes, absorve conteúdos desprovidos de sentido, sem poder transformar essas informações em conhecimento. Na solidão interativa propiciada pela web e os fragmentos de informação veiculados pela própria mídia; é necessário reconhecer que o ritmo de aprendizado do aluno, diferente do ritmo de ensino do professor evidencia o descompasso existente entre o conteúdo da informação midiática com o conteúdo programático da sala de aula. Soma-se a essa complexa situação a formação do professor, que muitas vezes, faz uma reprodução acrítica do conteúdo, não aproximando a experiência relatada com a experiência vivida pelo aluno. Nesse contexto, a divulgação científica assume múltiplas funções: informativa, educativa, social, cultural, econômica e político-ideológica. Complementa a educação formal e a responsabilidade de manter o interesse pelo conhecimento, pela atualidade de suas informações. Por outro lado, não pode, porém, eximir-se de garantir o necessário contexto no processo de divulgação da ciência, para que o público em geral e os estudantes em especial possam olhar o conhecimento como parte de sua formação para melhor entender os riscos e os benefícios inerentes à própria produção científica e tecnológica e assim, poder tomar suas próprias decisões.

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Comunicação da ciência e cidadania: os critérios da produção jornalística Danilo Rothberg, Letícia Passos Resende

Abstract As a technological innovation, the research of nanomaterials requires efforts to foster an adequate public understanding of possibilities, applications, and risks to the human health and the environment. This paper analyses the roles and goals of science communication within the Studies of Science, Technology, and Society and suggests directions to initiatives devoted to the strengthening of citizenship. Our theoretical approach gives support to the proposal of eight categories of information to be adopted as news values according to the democratic model of communication to the nanoscience. Keywords: Nanoscience; Science communication; Journalism; Citizenship.

Introdução1 Como inovação tecnológica, a pesquisa de nanomateriais demanda esforços para promover uma adequada compreensão pública de suas possibilidades e aplicações. À medida que a atitude pública é um dos fatores que podem contribuir favorável ou desfavoravelmente para a formulação e continuidade de políticas públicas de ciência e tecnologia, conforme indicam estudos, torna-se necessário investigar as características da divulgação de uma área que assume cada vez mais proeminência entre as prioridades 1  Este texto se beneficia de contribuições trazidas por dissertação de mestrado desenvolvida no âmbito do Programa de Pós-Graduação em Ciência, Tecnologia e Sociedade da Universidade Federal de São Carlos por Letícia Passos Resende, sob a orientação de Danilo Rothberg. Os autores agradecem à Fapesp – Fundação de Amparo à Pesquisa do Estado de São Paulo pela bolsa de pesquisa concedida.

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das agências de fomento no Brasil. A adequação de ações de comunicação de nanotecnologia pode ser avaliada com o aporte de contribuições teóricas provenientes dos Estudos CTS (Ciência, Tecnologia e Sociedade), uma vez que seus autores oferecem uma visão diferenciada sobre a ciência divulgada através de meios de comunicação de circulação generalizada entre o público. A pesquisa em comunicação desenvolvida no contexto dos Estudos CTS não se preocupa apenas em investigar como deve ocorrer a transmissão de um conteúdo especializado ao receptor, porque considera que a informação científica não deve ser vista como produto acabado, mas sim como ferramenta de mudança social e compartilhamento de conhecimento. Cabe aos comunicadores incentivar e oferecer subsídios para a reflexão sobre o que é o conhecimento científico, o que é tecnologia e como se relacionam política, cultural e ideologicamente com a sociedade. A autonomia e a neutralidade da ciência e da tecnologia são questionadas, assim como o mito de sua superioridade e de que seus produtos seriam, por natureza, benignos. Perceber a ciência e tecnologia de maneira integrada à sociedade é contestar que o público em geral continue à margem de seu desenvolvimento, sem debatê-lo. A comunicação pública pode assumir o relevante papel de ser uma ferramenta mediadora da integração entre ciência, tecnologia e sociedade. Dependendo da intenção do comunicador, a divulgação de informação pode alavancar a compreensão pública dos assuntos de C&T. É possível e desejável que a sociedade compreenda os fatores políticos da ciência como algo que gera impactos sobre seu cotidiano, aumentando sua capacidade de questionar ou opinar sobre tais temas. Em geral, a literatura especializada sugere a existência de ao menos quatro modelos de comunicação pública de C&T. Dois deles, denominados modelo de déficit cognitivo e modelo contextual, são considerados unidirecionais, ou seja, pressupõem a comunicação como via de mão única, na qual o papel do receptor como ator do processo político não é devidamente considerado. Enquanto a comunicação realizada sob o modelo de déficit cognitivo não busca conhecer as respostas do público, o modelo contextual prevê a construção das mensagens de acordo com as realidades particulares dos públicos-alvo, mas ainda apreciadas de maneira superficial e intuitiva. As outras duas concepções de comunicação de C&T, denominadas modelo de experiência leiga e modelo de participação pública (ou democrático), tendem a considerar o público como sujeito político, capaz de participar das esferas de decisão sobre os rumos da produção científica e tecnológica. O modelo de experiência leiga supõe que o conhecimento obtido pelo público, adquirido por meio de suas vivências, pode ser importante para a formulação da decisão política. Já o modelo de participação pública posiciona a informação como meio de emancipação e aprofundamento da cidadania, instrumento necessário para dar condições à participação na discussão de prioridades da produção de C&T. No contexto dos Estudos CTS, a divulgação científica é pensada sob os modelos de experiência leiga e participação pública, como veículo para o esclarecimento da sociedade,

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para que haja aproximação entre produtores e consumidores do conhecimento científico; para que se estimule a discussão dos impactos sociais e ambientais da C&T e, por conseqüência, haja fortalecimento da percepção da capacidade dos cidadãos em participar da discussão e formulação de políticas públicas de ciência e tecnologia. Este artigo analisa funções e objetivos da comunicação científica e da compreensão pública da ciência no contexto dos Estudos em Ciência, Tecnologia e Sociedade e sugere diretrizes à comunicação da ciência para o aprofundamento da cidadania. Em primeiro lugar, são contextualizados o estado atual da pesquisa em nanotecnologia e as razões e consequências da exploração dessa área como inovação tecnológica. Em segundo lugar, uma abordagem sobre os Estudos CTS situa a comunicação como área de pesquisa multidisciplinar com uma visão diferenciada sobre as interações entre ciência, tecnologia e a sociedade, e examina os resultados esperados das ações de comunicação nos termos da compreensão pública de C&T. Por fim, o eixo teórico percorrido sustenta a proposta de oito categorias de informação a serem adotadas como critérios de produção da notícia adequados ao contexto do modelo democrático de comunicação da ciência.

Nanotecnologia e inovação no Brasil A nanotecnologia está presente no imaginário das pessoas: mini robôs penetrariam a corrente sanguínea e realizariam uma viagem dentro do corpo humano a fim de liberar remédios na hora certa; livros seriam feitos de páginas flexíveis como papel, mas com conteúdo eletrônico, tudo muito próximo da ficção científica. Mas hoje a inovação é real, e a possibilidade de manipular materiais em nível molecular pode trazer impactos tão sensíveis quanto aqueles decorrentes da revolução industrial. Um nanômetro (nm) equivale a um bilionésimo de um metro. Na dimensão nanométrica, entre 0,1 e 100 nm, os materiais apresentam comportamentos ou propriedades diferentes daqueles conhecidos em proporções maiores. A mudança está ligada à diferente influência das forças de gravidade, atrito e eletrostática. “Um fator atraente é a possibilidade praticamente infinita de obter diferentes materiais a partir de síntese química e eletroquímica”, indicam Ferreira, Mattoso, Junior (2006: 32). Materiais inorgânicos, como silício e outros semicondutores, se destacam por seu uso nas indústrias eletrônicas e de comunicação. Já os materiais orgânicos servem à produção de nanotubos de carbono para diversas aplicações. Em março de 2010, pesquisadores divulgaram a criação de nanomateriais para “baterias de íons de lítio mais eficientes e utilizados em carros elétricos, sofisticados filtros com capacidade de reter gases tóxicos e compostos voláteis nocivos à saúde, além de sensores para detecção de glicose no sangue” (Vasconcelos, 2010).

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Destaca-se também a produção de filmes nanoestruturados. Em dezembro de 2009, pesquisadores criaram uma “película finíssima composta por nanopartículas de óxido de titânio com alto poder bactericida” (Ereno, 2009), a ser aplicada em cerâmicas ou azulejos de hospitais e cozinhas industriais para a eliminação de bactérias, que seriam exterminadas assim que entrassem em contato com o material, diminuindo o risco de contaminação e infecção hospitalares. A tecnologia poderá ser utilizada no futuro em residências. Na área da saúde, as aplicações previstas parecem promissoras. Rossi-Bergmann (2008) indica três áreas da medicina onde se aguardam maiores êxitos: implantes e próteses (engenharia de tecidos), diagnóstico e administração de medicamentos. No primeiro caso, a nanotecnologia contribuiria para reduzir as chances de o organismo humano rejeitar próteses e implantes, porque estes se aproximariam mais do tecido original a ser substituído. No segundo, a detecção sensível seria possível através da utilização de nanosensores implantáveis no organismo que poderão monitorar continuamente os níveis de indicadores biológicos e ajustar a liberação de drogas nas quantidades certas. No terceiro, estão cápsulas que só se dissolveriam quando atingissem seu alvo dentro do corpo humano. Um medicamento foi desenvolvido em setembro de 2009 para o tratamento da leishmaniose. Trata-se de um “derivado sintético do fitoterápico chalcona extraído da planta pimenta-de-macaco (Piper aduncum) e encapsulado em lipossomos, vesículas de tamanho nanométrico formadas por fosfolipídios, um tipo de gordura. Essa substância é capaz de penetrar na pele e atingir o protozoário causador da enfermidade” (Vasconcelos, 2009). Já no campo da agricultura e no agronegócio, são esperados avanços como o desenvolvimento de defensivos agrícolas ambientalmente corretos, a diminuição de emissão de poluentes e a criação de sistemas integrados de monitoramento e controle de pragas em culturas e da qualidade de alimentos e bebidas. Um exemplo vem do trabalho de pesquisadores que pretendem utilizar uma substância produzida em goiabeiras capaz de repelir o inseto psilídio (Diaphorina citri), responsável por contaminar laranjeiras com bactérias que geram amarelamento das folhas, deformação dos frutos e abortamento de sementes (Oliveira, 2009). Já a diminuição de emissão de poluentes seria possível por meio da conversão eficiente de energia e de materiais agrícolas em produtos de valor agregado. “O desenvolvimento de novos nanocatalisadores para a conversão de óleos vegetais em biocombustíveis e solventes industriais biodegradáveis é uma abordagem já sob investigação científica” (Medeiros e Mattoso, 2006: 197). De acordo com Knobel, “por se tratar de uma revolução em sua infância, ainda é possível ao Brasil participar ativamente e inovar no campo da nanotecnologia” (2005: 4). Desde 2001, ano de criação de quatro redes de pesquisa e desenvolvimento em nanotecnologia, por intermédio de edital lançado pelo CNPq, o valor já investido pelo Governo Federal é de cerca de R$ 191 milhões (MCT, 2008). Fernandes e Filgueiras (2008: 2207) indicam o Plano Plurianual (PPA) 2000-2003 do governo federal como o ponto de partida dos investimentos na área, que mais tarde

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foram expandidos através da Política Industrial, Tecnológica e de Comércio Exterior (Pitce) e do Programa Nacional de Nanotecnologia, o que “demonstra o caráter que vem sendo atribuído à nanotecnologia, exaltada por seu potencial de inovação para o desenvolvimento industrial e econômico”. A sociedade em geral também é parte integrante do desenvolvimento da nanotecnologia, como consumidora, direta ou indireta, de seus produtos, ou como agente de financiamento das pesquisas através da tributação de sua renda e consumo. Assim, o caráter multidisciplinar da nanotecnologia não deveria se limitar aos profissionais da química, biologia, física e das engenharias. “É preciso explicitar que o caráter multidisciplinar atribuído à nanociência e nanotecnologia nunca incorporou as ciências humanas, e que aquelas sempre foram entendidas e praticadas com a exclusão da área de humanidades” (Martins, 2007a: 12). Os pesquisadores das ciências humanas e sociais devem acompanhar as investigações em nanotecnologia, identificando riscos e avaliando impactos, além de buscar a participação pública nas deliberações sobre políticas do setor e a ética nas pesquisas. “Embora os recursos aplicados no desenvolvimento da nanociência e nanotecnologia sejam oriundos de impostos pagos pela sociedade, os atores e agentes que contribuem e decidem os rumos do desenvolvimento da nanociência e nanotecnologia no Brasil não abarcam os atores e agentes sociais” (Martins, 2007a: 14). O autor cita as entidades representativas dos trabalhadores, iniciativas religiosas e entidades de defesa do consumidor, dos direitos humanos e de interesses coletivos como tais agentes. Existem ainda muitas controvérsias a serem consideradas sobre o uso da nanotecnologia, justamente por causa do comportamento desconhecido dos materiais nesta escala. Seus custos e a concentração de recursos em detrimento de outras áreas de pesquisa também não podem ser negligenciados. No entanto, seu desenvolvimento no Brasil ocorre com a exclusão de participação e controle social e a reafirmação do mito de que “novas tecnologias, inovação, competitividade, crescimento econômico levam necessariamente a mais bem-estar social”, segundo Martins (2007a: 15). Ao passo que a nanotecnologia é tida como uma forma de desenvolvimento industrial e aumento da competição internacional do Brasil em relação a outros países produtores e exportadores, os editais do Ministério da Ciência e Tecnologia para fomento de redes de pesquisa na área incluem, entre seus objetivos, incentivar a competitividade internacional da ciência, tecnologia e inovação brasileiras e integrar a pesquisa realizada pelo setor público (universidades e centros de pesquisa) ao setor privado. A relação entre universidade e empresa no estímulo à inovação no Brasil merece atento escrutínio. O Manual de Oslo (OCDE, 2004) diferencia cinco tipos de inovação: introdução de novos produtos; introdução de novos métodos de produção; abertura de novos mercados; desenvolvimento de novas fontes provedoras de matérias-primas e outros insumos; e criação de novas estruturas de mercado em uma indústria. A inovação está em estreita associação com imperativos de mercado. “A razão última (por que as empresas inovam)

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é a melhoria de seu desempenho, por exemplo, pelo aumento da demanda ou a redução dos custos. Um novo produto ou processo pode ser uma fonte de vantagem mercadológica para o inovador” (OCDE, 2004). “No caso de inovações de processo que aumentam a produtividade, a empresa adquire uma vantagem de custo sobre seus competidores (...) para ganhar fatias de mercado e aumentar os lucros. No caso da inovação de produto, a empresa pode ganhar uma vantagem competitiva (...), maior demanda e maiores margens sobre custos”. O investimento em inovação seria indispensável para a concorrência entre as empresas, levando a dianteira aquelas que, em menos tempo, implantarem ou disponibilizarem no mercado a sua novidade. Esta lógica está fundamentada na economia baseada em conhecimento, dependente de informação e altos níveis de especialização. A concorrência através da obtenção de maior valor agregado aos produtos se faria pela produção de conhecimento (Castells, 2001). Schwartzman (2008: 4) lembra que a economia do conhecimento baseia-se no “desenvolvimento para os mercados mundiais de produtos sofisticados, que fazem uso de conhecimento intensivo, e na crescente concorrência entre países e corporações multinacionais, com base em sua perícia científica e tecnológica”. Se a concorrência econômica se dá entre países, a inovação passa a depender de políticas públicas de ciência e tecnologia, na forma de arranjos institucionais específicos entre os atores estratégicos: universidades, centros de pesquisa, empresas privadas e governos. Ou seja, a produção de ciência e tecnologia e a transferência de conhecimento para governos ou iniciativa privada passariam a ser vistos de maneira integrada e isto mudaria as práticas e convenções tradicionais da relação entre aqueles atores. No Brasil, na década de 1990, com a abertura da economia, empresas locais foram forçadas a competir no mercado internacional, e o governo modificou as linhas de apoio à pesquisa. A inovação ganhou espaço significativo na produção de políticas públicas de C&T. “No final dos anos 1990, já se configurava claramente a introdução da inovação como um novo elemento constituinte das políticas de ciência e tecnologia, ao menos de seus objetivos explícitos” (Grynzpan, 2008: 148). A Política Industrial, Tecnológica e de Comércio Exterior (Pitce) definida em 2005, que posicionou a nanotecnologia como prioridade, é um dos instrumentos criados sob a tendência da associação entre inovação e desenvolvimento econômico, a ser obtida por meio de três linhas de ação: constituição de ambiente propício às parcerias estratégicas entre as universidades, institutos tecnológicos e empresas; estímulo à participação de instituições de ciência e tecnologia no processo de inovação; incentivo à inovação na empresa (MCT, 2009). Quando inovação e desenvolvimento econômico são eleitos como prioridades das políticas de ciência e tecnologia, outras possibilidades podem ser obscurecidas. Para Schwartzman (2008), “a importância do conhecimento baseado em ciência não se limita a seus impactos sobre o setor de negócios”. Entre outros aspectos relevantes, estão “a proteção ambiental, mudança climática, segurança, cuidados de saúde preventiva, pobreza, geração

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de empregos, eqüidade social, educação geral, decadência urbana e violência, questões também consideradas dependentes de conhecimento avançado a serem “adequadamente compreendidas e traduzidas em práticas políticas efetivas” (2008: 4). A sociedade em geral deve possuir papel mais relevante na formulação e avaliação de políticas públicas de C&T, inclusive como consumidora dos produtos, usuária dos serviços ou parte dos processos resultantes da inovação. Se “os sistemas de inovação influenciam o processo de modernização social de forma decisiva” (Kuhlmann, 2008: 48), a complexa rede de atores e instituições envolvidas na criação, implementação e avaliação de políticas deve ser representativa não apenas dos interesses dos setores envolvidos na produção de C&T. A articulação entre universidade, governo e empresas privadas alicerçada no argumento da inovação tem fugido da transparência e do controle social, argumentam pesquisadores. A política científica e tecnológica se torna “uma política (...) encoberta por uma neblina ideológica que torna muito difícil a apreensão de seu caráter de politics e que, por isto, está a demandar ferramentas analíticas orientadas a desvelar esse caráter” (Dagnino y Dias, 2007: 378). Enquanto cresce a participação social na formulação de políticas públicas de diversas áreas (Dagnino, 2002; Avritzer, 2004, 2008), no âmbito das políticas de C&T as decisões permanecem em círculos restritos. Subjaz aos editais lançados no âmbito da Pitce a crença de que o desenvolvimento científico-tecnológico resulta automaticamente em desenvolvimento econômico. Estudos de impactos e riscos não são incentivados. Prevê-se a exclusão da participação pública e do controle social das pesquisas de áreas sensíveis a riscos e impactos difíceis de antecipar, como a nanotecnologia. Mas Martins (2007b) indica que a nanotecnologia, em função de suas amplas possibilidades, traz a oportunidade de estimular a reflexão sobre os impactos sociais, econômicos, políticos, ambientais, éticos, legais e culturais que envolvem a produção de C&T. A comunicação social assume papel decisivo neste contexto, que os Estudos CTS ajudam a esclarecer.

Comunicação da ciência e Estudos CTS Kearnes, Macnaghten e Wynne (2005: 271) propõem questões a serem colocadas pela sociedade, em fóruns adequados, previamente ao desenvolvimento de inovações como a nanotecnologia. Cabe questionar: “Por que estas tecnologias? Por que não outras? Quem precisa delas e quais propósitos humanos estão por trás delas? Sob quais condições elas serão regidas e quem estabelecerá estas condições? Quem as controla? Quem se beneficia delas? Elas podem ser confiadas?” A função da comunicação da ciência é propiciar condições para o fortalecimento de pressões dirigidas à criação de oportunidades formais nas quais questões como estas

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possam ser feitas, e dar subsídios para a busca de respostas. A nanotecnologia é uma oportunidade para que se crie uma cultura de reflexão diante das inovações científicas e tecnológicas. De acordo com Lewenstein (2005), a cobertura da mídia sobre nanotecnologia na Europa tendeu a seguir padrões e regularidades estabelecidos no tratamento de assuntos como organismos geneticamente modificados, energia nuclear e biotecnologia. O foco se deu superficialmente sobre as controvérsias mais comuns, com rasas informações sobre riscos e incertezas. Em geral, não foi explorada a complexidade das interações advindas das situações nas quais a ciência e a tecnologia deveriam ser postas sob controle da sociedade. Os Estudos CTS são um campo de pesquisa multidisciplinar que se fundamenta em reflexões críticas sobre o papel da ciência e da tecnologia em seu contexto social. Sua origem vem dos anos 1970, com o amadurecimento de questionamentos sobre a imagem do desenvolvimento científico-tecnológico como fenômeno autônomo, neutro, supostamente independente de influência social, política, econômica ou cultural, em sua busca pelo saber pretensamente objetivo e pela apropriação e objetivação do mundo natural. Bazzo, Linsingen e Pereira (2003) reconstroem os antecedentes históricos do surgimento do campo. Segundo os autores, a imagem tradicional da C&T advém de uma concepção essencialista e triunfalista, baseada no “modelo linear de desenvolvimento”. Este modelo define que o desenvolvimento de C&T oferece, necessariamente, condições para o crescimento econômico de um país, assim como para a melhora do bem-estar social. Esta visão tem origem no fim da década de 1940, após a Segunda Guerra Mundial, quando havia um otimismo generalizado acerca das possibilidades da ciência. Uma sucessão de desastres em que a ciência e a tecnologia foram vetores centrais desde o final da década de 1950 trouxe fim ao otimismo. A violência das bombas atômicas, a destruição do meio ambiente e os envenenamentos químicos guiaram o olhar de muitos cientistas para a necessidade de amadurecer as formas de controle de C&T pela sociedade. Passa-se a se questionar a crença de que o resultado das pesquisas se reverte sempre em benefícios econômicos e sociais. Impõe-se a necessidade de observar sistematicamente a influência de “elementos não técnicos (por exemplo, valores morais, convicções religiosas, interesses profissionais, pressões econômicas etc)” sobre as pesquisas (Cerezo, 1998: 44). Os próprios cientistas são vistos em sua rede de compromissos pessoais e institucionais, capazes de favorecer determinadas linhas de investigação e estorvar outras. As empresas são tidas como especialmente capazes de incentivar determinadas áreas de pesquisa que as privilegiam, às expensas do desenvolvimento social de extensas coletividades. Hayashi, Hayashi e Furnival (2008: 43) afirmam que as atitudes da comunidade científica que deram origem às reflexões mais acuradas sobre a interação entre ciência, tecnologia e sociedade podem ser divididas em três fases: a) período de otimismo, correspondente aos anos de 1940 a 1955, quando havia plena confiança na ciência como motor do progresso; b) período de alerta, diante dos custosos desastres nucleares e químicos resultantes da ciência institucionalizada no período de 1955 a 1968; c) período atual, com

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a consolidação dos Estudos CTS e sua nova visão social da atividade tecnocientífica, com o objetivo de superar a visão da ciência como atividade neutra politicamente. O principal caráter do novo campo de trabalho é a interdisciplinaridade, com a cooperação entre disciplinas como a filosofia e a história da ciência e da tecnologia, a sociologia do conhecimento científico, a teoria da educação, a gestão do conhecimento e a economia, preocupadas em refletir sobre as dimensões sociais da ciência, seus antecedentes e consequências (Cerezo, 1998: 41). Três importantes direções dos Estudos CTS podem ser sintetizadas desta forma: a) a formulação de uma visão alternativa àquela de suposta neutralidade da C&T; b) proposição de políticas públicas para regulação social e democrática da C&T, com criação de oportunidades de participação pública; c) oferta de educação, nos âmbitos formal e informal, pensada de acordo com a nova imagem de ciência conectada a sociedade (Bazzo, Linsingen y Pereira, 2003). No âmbito da educação informal, a comunicação da ciência assume o objetivo de proporcionar subsídios para a participação na decisão pública sobre prioridades de pesquisa. Países como Estados Unidos, Reino Unido e Dinamarca desenvolvem oportunidades de participação em assuntos controversos como nanotecnologia, biotecnologia e transgênicos. O cenário da pesquisa em nanotecnologia traz, em especial, exigências de participação, em função de seus riscos e impactos ainda pouco estudados (Bal y Cozzens, 2008; Kearnes, MacNaghten y Wynne, 2005). A comunicação pública da ciência sob a perspectiva dos Estudos CTS exige novas práticas para subsidiar a compreensão pública de C&T, que podem ser elucidadas através da teorização de quatro modelos de comunicação pública de C&T: déficit cognitivo; contextual; experiência leiga; participação pública. No âmbito de cada um destes modelos, subjazem distintas concepções, expectativas e projeções sobre o comportamento do público diante de questões relacionadas à formulação, execução e avaliação de políticas públicas de ciência e tecnologia (Fares, Navas y Marandino, 2007; Lewenstein, 2003; Lima, Neves y Dagnino, 2008). Sob o modelo de déficit cognitivo, considera-se a comunicação como processo unidirecional, do emissor para receptor. O público é visto como leigo e carente de informações científicas, que seriam transmitidas por cientistas ou emissores especializados. A falta de conhecimento seria preenchida pela informação especializada, e esta seria a solução para a alfabetização científica. O modelo está associado a uma visão dominante de popularização da ciência que se preocupa com a disseminação do conhecimento, sem atentar à qualidade da resposta do público, na suposição de que o conhecimento científico é largamente superior àquele possuído pelo público, e este dispõe de limitada capacidade de discernimento. Críticas apontam que a visão da ciência como motor do progresso, difundida em ações realizadas sob o modelo de déficit cognitivo, pode propagar a mitificação da ciência. E que o modelo seria ineficiente, sobretudo, por permitir um distanciamento entre

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as expectativas do emissor e as do receptor. “Teorias mostram que as pessoas aprendem melhor quando os fatos e teorias têm um significado em suas vidas pessoais”, indica Lewenstein (2003: 2). O modelo contextual foi pensado como um avanço em relação ao modelo de déficit cognitivo. O receptor deixa de ser considerado uma página em branco a ser preenchida com conhecimento técnico. Tramas sociais, psicológicas e culturais presentes em seu saber prévio são vistas como fatores que influenciam a maneira como a informação será ou não aceita e assimilada. O modelo contextual reconhece a “habilidade dos sistemas sociais e da mídia em refrear ou amplificar a preocupação do público sobre certos assuntos”, segundo Lewenstein (2003: 3). Fares, Navas y Marandino (2007) lembram, no entanto, que, apesar de conter uma visão diferenciada de público, o modelo contextual também é baseado na noção de comunicação unidirecional e preserva a concepção de ciência como forma de conhecimento verdadeiro e superior. O alegado analfabetismo científico ainda é explicado nos termos de uma suposta ausência de informação do público, mantendo-se uma perspectiva de condescendência do emissor para com o receptor, eventualmente explorada no contexto de campanhas dirigidas a fins instrumentais. “O uso recente do marketing e estudos demográficos também levantaram a preocupação de que as pesquisas sobre o modelo contextual têm a intenção de ser uma ferramenta de manipulação de mensagens para atingir alvos particulares; a finalidade não seria ‘compreensão’, mas ‘submissão’” (Lewenstein (2003: 4). Em desdobramento posterior, os modelos de experiência leiga e participação pública foram pensados para fundamentar a comunicação de maneira bidirecional, provendo oportunidades de interação dialógica entre emissor e receptor. No âmbito das ações de comunicação realizadas sob o modelo de experiência leiga, o conhecimento baseado na experiência cotidiana e transmitido oralmente por tradições locais, pode ser eventualmente considerado de equivalente relevância, em relação ao conhecimento científico, para a solução de problemas que envolvam a cooperação do público. Os comunicadores devem considerar o conhecimento contextual adquirido pelo público em suas vivências como um dado que motiva, em par com o conhecimento especializado, escolhas pessoais ou políticas. Já sob o modelo de participação pública, a comunicação da ciência busca a difusão de informações como subsídio à participação em processos de formulação, execução e avaliação de políticas públicas que envolvam gestão e aplicação de ciência e tecnologia. O modelo “se aplica particularmente ao subconjunto de desenvolvimentos científicos e tecnológicos que têm implicações significantes para as políticas públicas” (Durant, 1999: 315). A difusão do conhecimento científico sob o modelo de participação pública gera duas implicações: de um lado, pode levar ao compartilhamento das decisões sobre C&T entre elites políticas, científicas e grupos de cidadãos; por outro, pode aumentar o diálogo entre estes atores em oportunidades de participação pública (Lewenstein, 2003), que abrangem

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conselhos de políticas públicas, orçamento participativo, fóruns de discussão e consultas públicas na internet. Também denominado modelo democrático por Lima, Neves e Dagnino (2008), é considerado um meio mais sofisticado de popularização da ciência, que “parte de uma visão de conhecimento científico como parcial, provisório e controverso”, no qual se identifica a influência das críticas e reflexões trazidas pelos Estudos CTS. Se o modelo de déficit cognitivo privilegia cientistas e a comunicação unidirecional do especialista para o público, indica Durant (1999: 315), o modelo democrático “procura estabelecer um relacionamento de equidade entre cientistas e não-cientistas e enfatiza o diálogo entre especialistas e leigos como pré-condição para a resolução satisfatória de desentendimentos”. Enquanto o modelo de déficit privilegia o conhecimento científico sobre outras formas de expertise, o modelo democrático “reconhece a existência de muitas (e ocasionalmente conflitantes) formas de expertise, e procura acomodar todas elas em um debate público” (Durant, 1999: 315). A teorização destes quatro modelos de comunicação científica se afirma em consequência de uma visível influência dos Estudos CTS, e é possível encontrar sua repercussão sobre outras áreas do conhecimento, como a ciência da informação. Na diferenciação feita por Albagli (1996: 397), por exemplo, a difusão científica pode assumir diferentes objetivos: educacional, cívico ou de mobilização popular, em uma perspectiva que afirma a relevância de os comunicadores esclarecerem a finalidade de suas ações. De acordo com o objetivo educacional, a comunicação deve levar as pessoas a compreender os fenômenos científicos do mundo natural e saber como lidar com eles em seu cotidiano. Sob o objetivo cívico, procura-se desenvolver a opinião crítica do público sobre os impactos sociais, econômicos e ambientais do desenvolvimento científico e tecnológico na sociedade, “particularmente em áreas críticas do processo de tomada de decisões”. Sob o objetivo de mobilização popular, pretende-se ampliar a possibilidade e a qualidade da participação da sociedade na formulação de políticas públicas de C&T. “Trata-se de transmitir informação científica que instrumentalize os atores a intervir melhor no processo decisório” (Albagli, 1996: 397). Mas não é comum encontrar, no campo das ciências da comunicação, reflexões que, influenciadas pelos Estudos CTS e sua ênfase sobre a importância da participação pública nas decisões sobre ciência, fundamentem ações de comunicação científica alinhadas ao modelo democrático. Muitos autores do campo da comunicação não problematizam a finalidade da difusão de informações e conhecimento científico para além das usuais ações destinadas a suprir supostas lacunas no repertório do receptor. Para Bueno (2009), por exemplo, a divulgação científica é um processo naturalmente unidirecional. “A divulgação científica compreende a utilização de recursos, técnicas e processos e produtos (veículos ou canais) para a veiculação de informações científicas, tecnológicas ou associadas a inovações ao leigo”. Sua linguagem deve ser, de acordo com o autor, recodificada para que o conteúdo seja facilmente assimilado por um público heterogêneo. O desafio central da comunicação da ciência é pensado aqui como a tradução

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necessária à transmissão de um conhecimento denso e esotérico para a simplicidade alegadamente característica do repertório do público leigo. Ainda que a comunicação deva ser vista como responsável pela prestação de contas dos cientistas e instituições de pesquisa diante do público, conforme o reconhece, por exemplo, Duarte (2004), não são contempladas em profundidade as dimensões propriamente políticas da inserção do sujeito no terreno da gestão de ciência e tecnologia. Caldas (2009) oferece uma das raras abordagens teóricas sobre comunicação da ciência no Brasil que avançam na problematização das finalidades das ações comunicativas. “É essencial que a opinião pública compreenda os processos e os mecanismos da produção de ciência e também os seus limites”, mas o “crescente interesse do cidadão comum pela ciência e a ampliação do espaço nos meios de comunicação a assuntos dessa natureza não são, porém, acompanhados por uma reflexão crítica da produção científica e tecnológica do país”, segundo Caldas (2009:60), para quem a mídia limita-se a tratar os resultados da ciência e as novas tecnologias como produto acabado, desvinculado de seu contexto social. As questões, por exemplo, de política científica, que revelam os aspectos sociais no desenvolvimento científico-tecnológico, não costumam aparecer nos meios de comunicação. Caldas (2009) aponta a ausência de questionamentos referentes a prioridades de financiamentos e alocação de recursos em relação ao atendimento de interesses sociais. Albagli (1996: 398) argumenta que a divulgação científica voltada para a cidadania, realizada de maneira crítica a exemplo do modo assinalado por Caldas, deve ser motivada pela necessidade de maior controle social de C&T. “Mais importante do que popularizar o conteúdo científico em si, ou os métodos e processos científicos, é informar a sociedade sobre os mecanismos institucionais relacionados com o controle, o financiamento e a organização da ciência” (Albagli, 1996: 398). Sousa e Silveira (2001) responsabilizam a insuficiente formação dos profissionais da comunicação pela eventual ausência de conteúdos ligados àqueles questionamentos. A formação inadequada se mostraria nas escolhas dos jornalistas no cotidiano da produção de notícias, baseadas no que, na sociologia do jornalismo, se conhece por critérios de noticiabilidade (newsmaking), valores utilizados para operar a descontextualização de um fato em relação à sua dimensão de origem e sua recontextualização dentro dos limites do noticiário. Os valores de noticiabilidade se definem por pressupostos relacionados a quatro aspectos: a) características substantivas da notícia; b) disponibilidade do material e critérios relativos à inserção comercial do produto informativo; c) características do público; d) características da concorrência (Wolf, 1999). O primeiro critério guia-se pela importância e o interesse que a notícia pode gerar, dependendo da posição social e política que seus personagens, o impacto estimado sobre a sociedade, a quantidade de pessoas que o acontecimento envolve e sua relevância para a evolução futura de uma determinada situação. Sob o segundo critério, os jornalistas verificam se dispõem de meios para a cobertura do acontecimento e se há material sufi-

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ciente para a produção completa da notícia. O terceiro critério diz respeito à imagem que os jornalistas formam de seu público, seja através de suposições genéricas ou de pesquisas. O quarto critério envolve considerações sobre a importância estratégica de divulgar o acontecimento à frente dos competidores, fator que acentua “impulsos para fragmentação, para centrar a cobertura informativa nas personalidades de elite e para todos os outros fatores co-responsáveis pela distorção informativa que pretere uma visão, articulada e global, da realidade social” (Wolf, 1999: 214), além de favorecer o estabelecimento de parâmetros estreitos de referência para a cobertura jornalística e prejudicar a expressão da diversidade de pontos de vista envolvidos em dado fato ou acontecimento. Como resultado da aplicação automática de critérios rasos, o jornalismo especializado aceita a visão da ciência como motor do progresso, difundida sob o contexto do modelo de déficit cognitivo, o que pode dar origem à mitificação da ciência. A distorção a ser vencida, neste caso, é a tendência de os meios de comunicação produzirem estereótipos que podem reduzir o significado das políticas de C&T, resultando no que tem sido chamado de fetichização da ciência. Subtraindo o lugar dos atributos propriamente políticos das questões de pesquisa e desenvolvimento, “estão matérias que preferem destacar traços pitorescos das descobertas, apresentando enfoques personalistas e sensacionais que, mais uma vez, oferecem ao público leigo o espetáculo necessário ao entretenimento evasivo” (Rothberg, 2005: 75). “A ciência fetichizada no noticiário aparece como uma contribuição da humanidade para o progresso e o bem-estar geral da nação. Não estão em questão os atributos propriamente políticos da pesquisa como atividade suportada por fundos públicos (ou privados, mas sob a coordenação das instituições do Estado)” (Rothberg, 2005: 76). Se, para a sociologia do jornalismo, os critérios de produção da notícia são dados principalmente em função da necessidade de um meio de comunicação conferir diferenciais competitivos ao seu produto diante de seus concorrentes, pode-se sustentar aqui que existe espaço para o aperfeiçoamento da teoria e a proposição de outros critérios, que se relacionem a dimensões específicas da comunicação da ciência pensada nos termos das contribuições trazidas pelos Estudos CTS.

Critérios da comunicação democrática da ciência À luz da influência dos Estudos CTS sobre a comunicação da ciência, sugere-se aqui um conjunto de oito critérios de produção da notícia a serem adotados na divulgação das pesquisas de nanotecnologia no Brasil, considerando-se a importância de contextualizá-las no quadro das políticas de ciência e tecnologia no país. Por vincular-se às estratégias de inovação formuladas pelas atuais políticas brasileiras de C&T, a nanotecnologia se revela como área a receber atenção especial dos jornalistas, porque, nesse caso, a fetichização da ciência poderá gerar a omissão de importantes informações sobre as políticas da área.

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Tal omissão levaria à composição de um cenário anti-democrático, no qual determinadas linhas de pesquisa figurariam não como produto da ação humana, sujeita à influência de interesses políticos e econômicos, mas sim como fruto de uma ação alegadamente benéfica para a humanidade, pretensamente neutra. Neste caso, o papel social do jornalismo nas democracias contemporâneas de fiscalizador e vigilante das políticas públicas se enfraqueceria, e em seu lugar o entretenimento evasivo tomaria corpo com a espetacularização da ciência. Os critérios a serem aqui propostos foram pensados como contribuição adicional aos valores de noticiabilidade usualmente empregados nas editorias de jornalismo científico e podem ser aplicados de maneira sistemática pelos jornalistas, sem necessidade de treinamento específico. Bastaria tão-somente a incorporação de um roteiro objetivo de perguntas à rotina industrial de produção noticiosa. Se as usuais limitações de tempo e espaço podem dificultar a veiculação de informações relativas a tais questões, ao menos o roteiro aqui proposto se coloca como instrumento acessível para a produção de comunicação ajustada às demandas de formação científica para a cidadania, porquanto ofereça procedimentos simples a serem situados como técnicas de reportagem. Vejamos a seguir os critérios sugeridos. 1. Valor e origem dos recursos investidos em pesquisas Sob este critério, a notícia deve ser produzida de maneira a abranger informações sobre as prioridades de atuação das instituições de pesquisa em relação aos investimentos públicos que recebem. Quais são as fontes dos recursos? Quais são os valores absolutos investidos? Como pode ser avaliado o valor total em relação aos investimentos realizados em outras áreas do conhecimento? Quais são os principais atores envolvidos nas decisões sobre prioridades de pesquisa? As decisões incorporaram instrumentos de controle social estabelecidos democraticamente, como conselhos inclusivos de entidades de classe, categorias profissionais etc? Houve transparência da divulgação das decisões e meios de sua eventual revisão, se solicitada por atores relevantes? Sob este critério, estas são questões para as quais é preciso buscar respostas. 2. Critérios empregados na definição de prioridades de pesquisa Esta categoria diz respeito às informações sobre a distribuição de recursos entre as várias linhas em uma instituição de pesquisa (universidade, faculdade, centro etc). Certas linhas de investigação têm, como beneficiário direto, determinada indústria ou setor industrial. É preciso esclarecer as razões da associação de uma instituição de pesquisa com setores de mercado. Muitas vezes, o setor abrangido figura como o único beneficiário possível, sem esclarecimentos sobre os benefícios efetivos para a sociedade ou informações sobre possíveis interesses não assumidos. Uma determinada linha de investigação pode ser criada para atender uma demanda sem que seus desdobramentos sejam questionados. A competição entre setores industriais e sua influência sobre a delimitação de prioridades

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de pesquisa através da pressão sobre formuladores de políticas de C&T tendem a ser fatores ignorados. Fazer perguntas para desvelá-los é uma prática jornalística recomendada sob este critério. A nanotecnologia tem sido pesquisada, por exemplo, para a produção de cosméticos. Caberia questionar por que recursos públicos deveriam ser aplicados na criação de produtos que beneficiarão poucos. A criação de parques fabris especializados e o correlato desenvolvimento da indústria cosmética, com o aumento do número de ocupações no setor, justificariam o investimento? Mini robôs nanotecnológicos poderão circular pelo corpo humano para a administração precisa de medicamentos, mas com custo elevado. Esta tecnologia poderia ser oferecida no sistema público de saúde? Haveria tecnologias mais acessíveis, de uso generalizado, a serem pesquisadas? Estas são questões pertinentes sob este critério. 3. Critérios para o estabelecimento de colaborações com a iniciativa privada As chamadas “parcerias” entre instituições públicas de pesquisa e empresas são bemvindas no cenário de inovação tecnológica desenhado pela Política Industrial, Tecnológica e de Comércio Exterior (Pitce) e o Programa Nacional de Nanotecnologia. Mas raramente são explicitados os critérios de seleção das empresas parceiras pelas instituições públicas de pesquisa, os benefícios e as contrapartidas dos acordos de cooperação etc. É preciso fazer perguntas dirigidas a obter informações sobre o contexto mais amplo em que os acordos são celebrados, identificando suas finalidades, condições, alternativas, setores privilegiados e setores preteridos etc. 4. Métodos utilizados na seleção dos beneficiários dos resultados das pesquisas Muitas vezes, o jornalismo especializado caracteriza determinadas linhas de investigação como se elas representassem a única forma de avanço possível em dada área do conhecimento. Alternativas viáveis não são estimadas. Não se buscam fontes capazes de proporcionar a compreensão do cenário mais abrangente no qual opções existiram anteriormente, mas foram reduzidas por força de escolhas específicas dos escalões responsáveis pela formulação de políticas de C&T no interior das agências oficiais de fomento. Neste caso, recomenda-se buscar informações sobre quais critérios foram levados em conta na hora de decidir porque certo recurso foi alocado para beneficiar determinado grupo, classe social ou setor, em detrimento de outros. Tais decisões, embora com frequência controversas e excludentes, tendem simplesmente a ser ignoradas pelo jornalismo científico. Fazer perguntas e descobrir fontes para conhecer os bastidores das decisões tomadas pelas instâncias superiores das agências se torna importante sob este critério de produção da notícia. 5. Impactos sociais de inovações, processos e produtos A complexa estratificação social da sociedade contemporânea dificulta a identificação dos setores que serão mais ou menos beneficiados por determinadas linhas de

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pesquisa. Não obstante, é provável que certas camadas serão privilegiadas e outras, não atendidas. Tornam-se necessárias, sob este critério, indagações que tragam subsídios para a consideração de questões de bem-estar social, exigências de igualdade social e não discriminação. 6. Impactos ambientais de inovações geradas Fatos e acontecimentos relacionados à sustentabilidade ambiental tendem a ser enfocados em editorias de jornalismo especializado que operam restrições efetivas à natureza das informações a serem admitidas no formato final das matérias. Sob este critério, cabe fazer questões que procurem captar a dimensão usualmente ignorada do avanço industrial. Filmes nanométricos podem, por exemplo, levar à substituição dos atuais monitores de vídeo e televisão por produtos mais econômicos. Se a redução do consumo de energia é obviamente necessária, o descarte dos aparelhos atualmente em uso é um problema ainda a ser devidamente equacionado. Em alguns países europeus, a aquisição de um computador novo pode incluir um pequeno valor referente ao descarte seguro do equipamento antes usado pelo consumidor, incluindo processos de reciclagem. Cosméticos empregam nanogotículas para colorir e hidratar cabelos, materiais que depois vão para os rios pelo esgoto, afetando a vida fluvial e mananciais de abastecimento. O Brasil, enquanto inova com nanotecnologia, estará pronto para lidar com os impactos da inovação sobre a sustentabilidade? 7. Possíveis riscos das pesquisas enfocadas para a saúde humana Enquanto a escala nanométrica começa a ser conhecida em suas propriedades físico-químicas, seus impactos sobre a saúde humana ainda precisam ser mais estudados. A experiência européia com os transgênicos, que envolveu maciça rejeição do público ao seu consumo, ensinou que são enormes as implicações políticas da tentativa de difusão de uma tecnologia que ainda não foi devidamente testada em seus impactos sobre a saúde humana, simplesmente porque não se passou tempo suficiente para conhecê-los. Publicamente, quando uma linha de pesquisa aparece suportada por fundos públicos, os jornalistas tendem a supor que a segurança dos processos e produtos a serem gerados já está garantida. Nem sempre é o caso, e é preciso fazer perguntas e buscar fontes, geralmente em outros países, para verificação. 8. Aplicações de resultados de pesquisas A pesquisa básica nas ciências naturais tende a despertar intenso fascínio, de modo que acontecimentos relacionados permitem a exploração de aspectos pitorescos e intrigantes. Mas, se recursos públicos são investidos, a função de prestação de contas da comunicação proveniente das instituições de pesquisa deve ser respeitada, em direção ao encontro da função de fiscalização a ser exercida pelo jornalismo. Quais são as possibilidades de aplicação dos resultados das pesquisas? As aplicações são prioritárias, considerando-se os interesses sociais mais prementes? Estas são questões a serem respondidas sob este critério.

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É possível argumentar que nem sempre os oito critérios devem, simultaneamente, merecer atenção do jornalismo especializado a ser produzido no contexto do modelo democrático de comunicação da ciência, sob influência dos Estudos CTS. O último critério, por exemplo, referente às aplicações de resultados, poderia ser julgado como descartável nas usuais matérias sobre curiosidades como a estrutura surpreendentemente simétrica dos nanomateriais sob o microscópio ou da chamada antimatéria nos colisores de elétrons, em paralelo com os filmes de ficção científica. Não cabe nos limites deste artigo discutir a função alegadamente natural do jornalismo para o entretenimento, questão para a qual a economia política da comunicação tem muito a contribuir (Rothberg, 2010). O pressuposto aqui é o da relevância da afirmação da comunicação da ciência para a formação da cidadania, enquanto exercício de direitos políticos sobre a formulação, execução e avaliação de políticas de ciência e tecnologia que gerenciam a aplicação de fundos públicos e podem gerar significativos impactos sociais e ambientais. Por fim, cabe assinalar que o fato de as esferas de participação política estarem, com frequência, distantes da percepção de muitos não invalida a atualidade do modelo democrático de comunicação da ciência. Se conselhos de políticas públicas, orçamento participativo, fóruns de discussão e consultas públicas pela internet são uma inovação somente dos últimos 20 anos no Brasil, é plausível supor que deve haver um atraso em seu impacto sobre as reflexões profissionais dos comunicadores em torno das finalidades de seu trabalho. Mas deve haver um aperfeiçoamento gradual e progressivo como forma de atualização de técnicas e saberes. O que importa, enfim, é que o jornalismo especializado praticado anteriormente à década de 1990 tinha diante de si um contexto político bem diferente, e as demandas da atualidade impõem exigências inadiáveis de treinamento e requalificação profissional. O conjunto de critérios de produção da notícia aqui propostos são uma contribuição para esse necessário aperfeiçoamento profissional.

Considerações finais Desenvolver ações de comunicação que proporcionem compreensão pública da C&T vai além de enfrentar o que se convencionou denominar como alfabetismo científico ou meramente despertar o interesse da sociedade para a ciência e a tecnologia. Cabe, enfim, despertar o público para a ciência como peça de um jogo cotidiano com diferentes personagens que, cada um à sua maneira e com seus próprios interesses, tentam influenciar as regras de produção de C&T. No entanto, sejam os próprios cientistas, os policy makers, a mídia ou a indústria, os participantes desta engrenagem parecem manter o público distante das decisões relevantes sobre os rumos da ciência e da tecnologia, temendo que suas necessidades sejam confrontadas. É na mudança deste quadro que a comunicação pública de C&T tem papel ativo.

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Escolher os modelos de comunicação que vão ao encontro dos Estudos CTS é assumir o compromisso de transformação. Há um caminho complexo a seguir; apesar de remontar às décadas de 1960 e 1970 na Europa e nos Estados Unidos, o campo CTS ainda está em formação nos países latinoamericanos. O que se encontra, muitas vezes, é a influência da noção da autonomia e neutralidade da ciência na percepção social da C&T. As políticas de incentivo à pesquisa dos órgãos públicos, principais financiadores da pesquisa no país, concentram recursos nas mesmas áreas priorizadas nos países que são atualmente os maiores produtores de ciência e tecnologia. As decisões são limitadas a pequenos grupos e as informações sobre elas, apesar de, em tese, serem públicas, se mostram de difícil acesso. Entender as estratégias da ciência ainda é privilégio de poucos. Na área da comunicação da ciência, a prática dominante ainda é o uso generalizado do modelo de déficit cognitivo. Na grande mídia, os valores de noticiabilidade para reportagens de ciência com frequência são a espetacularização e a valorização de imagens distorcidas e mitificadas da ciência, o que pode contribuir para legitimar os modelos de desenvolvimento e inovação criticados pelos Estudos CTS. Foram aqui sugeridas oito categorias de informação a serem consideradas critérios de produção de comunicação da ciência, representando questões que podem esclarecer ao público bastidores políticos, ambientais, sociais, culturais e econômicos. Elas podem servir de guia a comunicadores preocupados com que seu público adquira a visão de ciência como algo a ser submetido a controle democrático pela sociedade. As sugestões propostas somam-se aos outros trabalhos realizados na área e trazem uma contribuição à consolidação do campo CTS no Brasil. Sugerimos uma maneira diferenciada de considerar o papel da comunicação de ciência e tecnologia que poderia ser útil tanto na comunicação pública quanto nos meios de comunicação em massa, de maneira a indicar mudanças pertinentes, que poderão ser exploradas por iniciativas de comunicação e pesquisas futuras.

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Comunicação da ciência e cidadania: os critérios da produção jornalística

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Transferencia a la sociedad del conocimiento universitario: Los Science Shop Diana Cazaux

Abstract The transfer of knowledge to society is one of the basic functions of the university. However, this transfer is usually limited to the services provided by the university to business and industry, especially with regard to applied research. In contrast, other social actors that may expose research needs and specific training, such as non-profits that can be picked up by the university to contribute to the dissemination of knowledge in society. To meet the needs of effective knowledge transfer and dissemination of socially relevant research attempt to answer some universities under the name of Science Shop. This research is intended that the University of Moron can also use this strategy beginning with a Science Shop at the Faculty of Computer Science, Communication Sciences and Special Techniques. Keywords: Knowledge transfer, University, Nom-profits, Science Shop, Public Communication of Science.

Introducción Por Comunicación Pública de la Ciencia se entiende hoy (Calvo Hernando: 2003) cualquier sistema susceptible de ser vehículo de comunicación científica para la gente común. La comunicación pública de la ciencia se propone provocar una apropiación cultural de contenidos científicos. Cada país, cada cultura, tiene que desarrollar sus propias vías y modos de acción cultural específica, aunque, pueda inspirarse en lo hecho afuera. Este nuevo abordaje de la divulgación científica se centra en el receptor del mensaje con la

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idea de desarrollar en él un pensamiento reflexivo y crítico hacia la actividad científica. La Comunicación Pública de la Ciencia comprende, entre otras actividades: periodismo científico, ciencias de la información y de la comunicación, asociaciones de ciencia/tecnología/sociedad, relaciones públicas de los centros de investigación, museología científica, exposiciones científicas, conferencias, coloquios, feria de ciencias, olimpíadas científicas, cafés científicos, libros de divulgación y, más recientemente, los Science Shop. como transferencia del conocimiento generado en las universidades hacia la sociedad. La transferencia de conocimiento a la sociedad es una de las funciones básicas de la universidad. Sin embargo, esta transferencia habitualmente se limita a los servicios que presta la universidad al comercio y la industria, especialmente en lo que se refiere a la investigación aplicada. En cambio, existen otros actores sociales que pueden realizar demandas o exponer necesidades de investigación y de formación específicas, como es el caso de las organizaciones sin fines de lucro de la sociedad civil, este reclamo es conocido como la demanda social del conocimiento que puede ser recogida por la universidad por tratarse de una institución que desarrolla funciones de bien público. Por otra parte, la universidad debe contribuir a la difusión del conocimiento en la sociedad. No obstante, este mandato suele acabar reducido a la divulgación de los resultados de la investigación que en ella se realiza. De esta forma, casi nunca se presta atención a los reclamos de información y transmisión de conocimientos desde la sociedad a la universidad. Por eso, con frecuencia existen deficiencias en cuanto a la pertinencia social de las actividades de difusión de la investigación que se realizan en la universidad.

Los Science Shop: una manera de responder a la demanda social del conocimiento En el marco de la divulgación científica y, más recientemente, en el de la comunicación pública de la ciencia y la tecnología, la clásica difusión del conocimiento que se reducía a la comunicación espontánea desde los investigadores hacia la sociedad se vio modificada por la existencia de una demanda in crescendo de información y comunicación por parte de la sociedad hacia los investigadores que se define como la demanda social del conocimiento. Esto es porque, además, de las demandas por parte de entidades con ánimo de lucro como el comercio y la industria, las distintas organizaciones que constituyen la sociedad civil tiene también sus propias necesidades de conocimiento científico. Esta demanda condujo a que actualmente entre los científicos-investigadores y la sociedad existan interesantes canales de comunicación como el Science Shop. Los Science Shops (SS) o Tiendas Científicas se definen como “una unidad que proporciona apoyo a la investigación independiente y de carácter participativo, como respuesta a las inquietudes expresadas por la sociedad civil” (Sara y Menéndez, 2005).

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Transferencia a la sociedad del conocimiento universitario: Los Science Shop

El objetivo de los Science Shop (SS) es poner a disposición de organizaciones que no son capaces de invertir en investigación, los resultados de la investigación científica. Las SS ofrecen a ciudadanos, ONGs, municipios, y pequeñas y medianas empresas, a bajo precio, acceso a conocimiento científico y tecnológico, utilizando la palabra ciencia en un sentido amplio (tanto sociales, naturales como exactas). En la actualidad, los SS están relacionados con aspectos medio ambientales, salud, educación, empleo y asuntos de desarrollo.

El origen de los Science Shop La idea se inspira en una iniciativa francesa nacida a finales del siglo XIX, que sigue estando de actualidad: las boutiques de droits (o “tiendas jurídicas”). Estos centros dirigidos por juristas voluntarios, implantados dentro de un entorno obrero, ofrecían información y asesoramiento sobre asuntos sociales y jurídicos. En 1908, una primera “réplica” de este modelo, versión ciencias, apareció en los Países Bajos, en la universidad de Delft. Fue una iniciativa pionera, la primera que reveló la idea de que los ciudadanos podían pedir a estudiantes y a graduados que se interesaran por las cuestiones que les preocupan en el campo de la salud, de las condiciones de trabajo o de cualquier otro aspecto de la sociedad. Después de mayo del 1968, estaba en el aire la rebeldía, la necesidad de justicia y de igualdad. Se trataba de dar a cada uno el acceso a un saber, de responder a las necesidades de investigación demostradas por colectividades u organismos que no disponían de los recursos financieros para pedirlo, de protestar contra una investigación considerada como demasiado vinculada al beneficio. El informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) de 1979 presentaba un breve proyecto piloto que el gobierno holandés había puesto en marcha en cinco universidades, y cuya intención era hacer que las personas u organizaciones accedieran al conocimiento desarrollado en las universidades: El objetivo de este mecanismo denominado ‘Tiendas de ciencia’ es promover I + D socialmente relevante (‘investigación de acción’) para beneficio de los grupos menos privilegiados. Este experimento de ‘Science Shop’ es, por supuesto, relativamente modesto, ya que depende, en gran medida, de la contribución que voluntariamente hacen los equipos investigadores de su tiempo y energía. No obstante ha servido para animar al crecimiento de nuevos vínculos comunicativos entre los investigadores universitarios y los grupos comunitarios, para estimular que los investigadores tengan más conciencia de los problemas de la comunidad y promover relaciones más estrechas entre los especialistas técnicos y científicos y el público en general.

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La primera tienda de ciencia abrió sus puertas en 1974 en la Universidad de Utrecht y rápidamente le siguieron otras. Y como la denominación de ‘tienda’ puede resultar equívoca, no está de más recordar alguna de sus características. Para que una tienda de ciencia se ocupe de un proyecto, en primer lugar, el cliente, que siempre debe ser un grupo, una asociación o comunidad, no debe tener dinero para pagar la investigación como sus costes reales; en segundo, no debe haber motivaciones comerciales y, por último, el proyecto tiene que permitir mejorar e implementar los resultados con algún propósito práctico. Dicho de otro modo, las tiendas de ciencia están pensadas para que grupos que no pertenecen a la institución y a su discurso dominante, planteen sus propias demandas nuevas o critiquen las prácticas de investigacion generalizadas exigiéndole a la institución que las reformule de modo que pueda obtenerse conocimientos que sean socialmente relevantes. Como se exige que las demandas provengan de grupos u organizacione, que carezcan de recursos financieros para pagar las investigaciones, se asegura, por un lado, la relevancia social de los problemas planteados a la vez que se permite indagar sobre cuestiones y temas que, de otro modo, no entrarían bajo el paraguas de la investigación convencional. El concepto de Science Shop nace en las universidades holandesas durante los años 70 como un movimiento estudiantil apoyado por parte del personal universitario, con la intención de acercar la universidad a los ciudadanos de a pie y permitir la influencia de la sociedad civil sobre ella. El concepto de Science Shop se difundió en Europa impulsado por las publicaciones de Tony Ades en Nature (1979) y de David Dickson en Science (1984) y en la actualidad son muchos los países europeos (incluyendo los de Europa del este) que junto con Israel, Corea Del Sur, Malasia, Nueva Zelanda, Australia, Canadá, Sudáfrica y USA han desarrollado de un modo u otro ese concepto. Estas organizaciones actúan como mediadores entre grupos de ciudadanos organizados habitualmente denominamos sociedad civil (colegios profesionales, autoridades locales, casas de cultura, voluntarios, ONG`s, grupos religiosos, sindicatos, asociaciones de amas de casa, de consumidores, de vecinos y, en general, todo tipo de asociaciones sin ánimo de lucro) e instituciones depositarias de conocimiento científico (universidades y centros de investigación).

Características de los Science Shop Aunque son muchas las diferencias existentes entre los distintos tipos de Science Shop, todos tienen en común que proporcionan soporte de conocimiento independiente y participativo en respuesta a los problemas experimentados por la sociedad civil, frente a los intereses particulares de los investigadores, las instituciones académicas o las compañías privadas.

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Transferencia a la sociedad del conocimiento universitario: Los Science Shop

En la práctica, se establece un contacto entre la organización de la sociedad civil “cliente” que busca solución a un problema y el Science Shop. La respuesta a ese problema se trata de encontrar entre ambas partes (solución participativa) y, o bien se genera nuevo conocimiento, o como mínimo el saber existente se combina y se adapta para satisfacer las necesidades “del cliente”. A través de sus contactos, los Science Shop realizan una función de antena para las demandas actuales y futuras de ciencia que provienen de la sociedad. No existe ninguna estructura organizativa que defina un Science Shop, ya que depende fuertemente del contexto en el que se encuentre. En cuanto al término Science, se emplea en su más amplio sentido, incorporando ciencias sociales y humanas así como las naturales, físicas, técnicas o de la salud. La finalidad de todos los Science Shop es: • Proporcionar a la sociedad civil conocimientos y herramientas para la educación e investigación. • Promover y apoyar el acceso y la influencia públicas a la ciencia y la tecnología. • Fomentar el entendimiento entre políticos, educadores e investigadores acerca de las necesidades de educación e investigación de la sociedad civil.

Los Science Shop tienen tres criterios para aceptar clientes: • Los clientes no deben tener objetivos comerciales ligados a su problema y los resultados de la colaboración deben llegar a ser públicos (si hay común acuerdo). • Los clientes deben ser capaces de emplear de modo autónomo los resultados obtenidos para lograr su propósito (pero si así se acuerda podrían ser ayudados para lograrlo). • Los clientes no deben tener los recursos financieros suficientes para lograr sus propósitos por otros medios (pero se podría aceptar la petición total o parcialmente financiada). De este modo, los Science Shop ofrecen a la sociedad civil un acceso gratuito o de bajo coste al conocimiento científico y tecnológico que puede contribuir a conseguir importantes mejoras sociales. La experiencia acumulada en los Science Shop muestra que además de ayudar a la sociedad civil, también pueden contribuir al desarrollo de la investigación y los curricula

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universitarios. Un impacto directo sobre los curricula son las habilidades y la competencia que desarrollan los estudiantes mientras realizan los proyectos del Science Shop, trabajando junto a los ciudadanos en los asuntos que éstos últimos proponen. Cuantas más posibilidades ofrezcan los curricula universitarios de desarrollar este tipo de trabajos, mayores son los potenciales impactos del Science Shop, por ejemplo: • La posibilidad de realizar proyectos científicos como parte de la enseñanza reglada, elevando el grado de competencia científica de los estudiantes. • El trabajo junto a grupos de ciudadanos como parte del currículo (trabajo en equipo). • La existencia de cursos en los que los estudiantes puedan entender el gran aprendizaje que puede suponer para ellos la participación en los proyectos del Science Shop. • El empleo de los proyectos en marcha o finalizados del Science Shop como casos prácticos que ejemplifiquen las materias regladas que se imparten. • El desarrollo de cursos con temas planteados por grupos de ciudadanos. • El ajuste, en lo posible, de la formación investigadora a las demandas del Science Shop, constituye a éste en una fuente de temas de interés social para la investigación. Para que un Science Shop funcione, es fundamental que se impliquen distintos estamentos de la universidad, desde el rectorado hasta el personal de administración y servicios, pasando obviamente por la gerencia y por sus principales actores, los profesores y alumnos. Está comprobado que el grado de implicación y convencimiento aumenta cuando se es consciente de las múltiples ventajas que puede proporcionar un Science Shop a la universidad y también a la sociedad, ya que cambia por completo su percepción no sólo de su relación con aquella (los científicos salen de su torre de marfil) sino que se hace más consciente de sus necesidades acerca de los titulados superiores que forma la universidad y que puedan resolver sus problemas. Dependiendo del contexto científico, socio-político y cultural general, existen básicamente dos modelos de Science Shop, el holandés (basado en la universidad) y el nobasado en la universidad. El último se podría subdividir a su vez en aquellos que tienen relación con una universidad (frecuentemente las ONG’s), aquellos que no la tienen en absoluto (también frecuentemente las ONG’s) y aquellos que actúan como incubadores o promotores de un Science Shop.

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El proyecto SCIPAS (Study and Conference on Improving Public Access to Science through science shops), financiado por la Comisión Europea, ha dado lugar a siete informes y a una conferencia científica. Luego de estudiar la evolución de los Science Shop a lo largo de todo el mundo se llega a las siguientes conclusiones: • Existe una demanda, al menos latente, de apoyo científico por parte de la sociedad. • Los potenciales clientes pueden tener una expectativa irrealmente elevada de la ciencia y no estar bien organizados • Es necesario desarrollar proyectos piloto para demostrar la viabilidad de los Science Shop partiendo de problemas sociales o medioambientales obvios. • Los clientes, la sociedad civil, pueden estar representados en el consejo asesor del Science Shop, para convencer a otros de la oportunidad de suyas actividades.

Es necesario que el Science Shop tenga una buena base de conocimientos y capacidad investigadora, en el más amplio sentido de la palabra, para resolver los problemas que se le planteen. • Puesto que no suelen tener dotación económica, es importante integrarlos en actividades investigadoras o docentes ya financiadas o con posibilidad de financiación. • Los miembros del personal del Science Shop deben ser buenos comunicadores y poseer una cultura general en distintos campos científicos, además de experiencia o interés en trabajar con legos en ciencia. Suele funcionar bien una combinación de personas que en conjunto integren estas habilidades. Los Science Shops pasaron por una crisis en los años ochenta, que casi los llevó a la desaparición. Pero en los años noventa, la participación ciudadana en Ciencia y Tecnología vuelve a adquirir considerable vigor y se expande en diversos países desarrollados, de manera que se la puede ver como un movimiento nuevo (Fondation Travail-Université, 2003; Chopyak y Leveske, 2002; Horning, 1999). Inclusive, adquiere reconocimiento en publicaciones científicas tradicionales como Nature, donde el asunto mereció un reporte especial (Nature, 2001) realizado por Tony Ades y también en Science (1984) por David Dickson, como hemos dicho. En la actualidad son muchos los países europeos (incluyendo países de Europa del este) que junto con Israel, Corea Del Sur, Malasia, Nueva Zelanda,

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Australia, Canadá, Sudáfrica y USA han desarrollado de un modo u otro el concepto de Science Shop. En Latinoamérica y la Argentina en particular aún las universidades no han desarrollado Science Shop.

La transferencia universitaria Las actividades de extensión y transferencia, cuyos orígenes se remontan a los movimientos por la autonomía universitaria y a la emblemática Reforma Universitaria de Córdoba a comienzos del siglo XX, han sido el aspecto menos desarrollado, menos organizado y menos valorado por la comunidad académica del trípode educación, investigación y extensión (Marcovich, 2002; Arocena y Sutz, 2001). Como señalan Arocena y Sustz (2003), desde una perspectiva original, la extensión fue definida como la tercera misión de las universidades, centrada en la difusión cultural y en la asistencia a sectores con carencias de la población. Las actividades de extensión debían ser realizadas en relación a las de docencia e investigación y su propósito era involucrar a los estudiantes, graduados y a las universidades como tales en la transformación de sociedades muy desiguales (Navarro et al, 1997). Función que también le afecta a la transferencia, que debe transformarse y revitalizarse con mayor participación pública como una estrategia viable para refundar el compromiso de las universidades con la sociedad y con el desarrollo de la ciudadanía. El desafío requiere, por un lado, centrar la transferencia en la demanda de diversos grupos de la sociedad civil orientadas a un alto impacto en la solución de problemas y en el desarrollo de la ciudadanía, a partir de metodologías participativas que involucren activamente al público. Finalmente, lograr lo anterior requiere profundizar el vínculo investigación, docencia y extensión (Invermizzi, 2004). Este es el caso de los Science Shop cuando recogen demandas de investigación sin finalidades comerciales, propuestas por diversos grupos y comunidades movilizados en torno a problemas, cuyas soluciones son buscadas conjuntamente por investigadores, estudiantes y los grupos involucrados. Hacia el medio, los impactos son de dos tipos: a) acceso a conocimientos y técnicas, solución de problemas, desarrollo local, etc. y b) formación, organización y empoderamiento de los participantes. Los beneficios no son menores para la universidad, cuyos estudiantes e investigadores experimentan la relación teoría-práctica, desarrollan habilidades de relacionamiento, encuentran temas de investigación y, además, incluyen en la agenda de investigación de la universidad temas socialmente relevantes.

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Conclusiones Crear un Science Shop en una universidad, donde se reciben demandas de investigación de la sociedad civil, es una tarea realizable. Se trata, más que nada, de organizar formalmente muchas experiencias de investigación junto a grupos sociales, organizados o no, ya existentes en un departamento, un curso, una facultad o toda la universidad, y de transitar hacia metodologías de investigación más participativas, así como de crear canales eficientes para recibir demandas. Es preciso contar con verdaderas “antenas” que consigan captar las necesidades del medio. Internamente, la universidad debe distribuir a sus docentes y estudiantes una lista de demandas que pueden despertar interés para proyectos de investigación, tesis, etc. El impacto e importancia de este Trabajo de Investigación está estrechamente vinculado con las capacidades de extensión y transferencia de la Universidad de Morón y serán de: Carácter social: • Efecto sobre la sociedad civil del Partido de Morón, donde el apoyo de la investigación a las organizaciones de la sociedad capacita a la ciudadanía para desarrollar sus actividades y modelos de vida en base a conocimientos aplicados a sus casos específicos. • Favorecer y estimular el acceso a la información científica en los diferentes colectivos sociales seleccionados de la comunidad. • Localizar temas de interés comunitario hacia los que orientar la actividad formativa e investigativa del sector académico de la Facultad de Informática, Ciencias de la Comunicación y Técnicas Especiales (FICCTE). • Servir de mediador en circunstancias en las que las carencias de conocimiento científico y técnico supongan un obstáculo para el proceder democrático de la comunidad.

De carácter formativo: • Impacto sobre la Facultad de Informática, Ciencias de la Comunicación y Técnicas Especiales (FICCTE), especialmente en la formación de los estudiantes, que desarrollan habilidades para trabajar en Investigación con Base Comunitaria. • Efecto sobre la investigación científica de la FICCTE, ofreciendo inputs para que

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los programas de investigación puedan adaptarse a las demandas de la sociedad, siendo más pertinentes socialmente. • Ofrecer al alumnado situaciones en las que puedan ejercitar habilidades y adquirir hábitos necesarios en las tareas científicas y de divulgación. • Facilitar al profesorado y alumnado la inclusión de actividades prácticas con utilidad social en la dinámica formativa habitual. • Aprovechar los recursos de la universidad como herramienta para la docencia de las ciencias y las tecnologías en el ámbito no universitario.

De carácter comunicativo: • Servir de espacio de encuentro entre la comunidad y la universidad (tanto estudiantes como profesores e investigadores), para crear un marco de influencia mutua.

Se espera también, en primer lugar, despertar en los investigadores y alumnos de grado o postgrado en proceso de realizar su trabajo de tesis el interés por desarrollar investigaciones que beneficien a la comunidad del Partido de Morón. En segundo lugar, detectar las demandas de investigaciones de la sociedad civil del Partido de Morón que puedan ser llevadas a cabo por investigadores o alumnos de grado o postgrado en proceso de realizar su Trabajo de Tesis de la FICCTE para de esta manera contribuir con sus conocimientos a resolver problemas que presenten. Además, se aspira a desarrollar como subproducto del Trabajo de Investigación desarrollar una plataforma Web que actúe como canal de comunicación entre la sociedad civil del Partido de Morón y la Facultad de Informática, Ciencias de la Comunicación y Técnicas Especiales de la Universidad de Morón, a través del cual se puedan realizar las demandas de investigaciones de la sociedad civil hacia la FICCTE. Una vez que esta plataforma esté funcionando se espera poder crear un Science Shop para cada una de que las restantes unidades académicas de la UM. en un próximo Proyecto de Investigación. La Web incluirá los siguientes apartados: • La sección “Consulte con el experto” es el más típico servicio del Science Shop y pone en conocimiento de la sociedad civil las áreas de trabajo abordables por parte

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de la universidad, recogiendo, a través de un formulario on line, las inquietudes de ésta por obtener conocimiento científico. • En el “Aula de Divulgación Científica” se publican artículos y se organizan cursos, ciclos de conferencias y de cine científico.

En el apartado sobre “Noticias de la Ciencia” se ofrecerá una selección de noticias interesantes acompañadas de comentarios didácticos así como de opinión. También se ofrecerá una relación de los mejores enlaces para la consulta de noticias relacionadas con la ciencia y la tecnología, “Noticias en la RED”, así como noticias de ciencia y tecnología en tiempo real. Desde “El Rincón del Lector”, se pretenderá invitar a la lectura de distintas obras relacionadas con el ámbito científico, mediante sugerencias, comentarios, y reseñas. Las lecturas recomendadas abarcan desde la más pura divulgación científica hasta la cienciaficción, pasando por cualquier otro género literario que haga referencia o que estimule la reflexión sobre cuestiones de índole científico. Todas estas acciones tienen una finalidad no únicamente social sino también claramente docente como complemento de las enseñanzas académicas regladas que reciben los alumnos de la Universidad de Morón, ya que profesores y alumnos podrían beneficiarse de esta iniciativa en relación con trabajos tutelados en asignaturas regladas. El proyecto en general, y la Web en particular, se pueden convertir en la extensión de las clases presenciales donde habitualmente no se dispone del suficiente tiempo para comentar con detalle cuestiones de actualidad hacia las que los alumnos son dirigidos en la Web. Los alumnos interesados, por su parte, también pueden colaborar en la elaboración de artículos de divulgación o en la selección de noticias científicas siempre bajo la supervisión de un profesor responsable. Los profesores interesados pueden participar como tutores-directores de trabajos de alumnos, organizadores y/o ponentes en los ciclos de conferencias organizad, así como autores de artículos de divulgación científica o en la elaboración de las noticias científicas, traduciendo y/o explicando las que consideren interesantes. Además, todo el personal docente e investigador de la universidad puede también participar en calidad de consultor especializado en una serie de temas que quedan a disposición de la sociedad civil a través de correo electrónico. El Science Shop podrá colaborar con medios de comunicación de masas filtrando noticias científicas de alcance para evitar los frecuentes errores de bulto que a diario pueden observarse en las informaciones de corte tecnocientífico que éstos ofrecen. El Ágora de la Ciencia es pues un proyecto abierto a la participación de todos los profesores y alumnos de la Universidad de Morón, así como de cualquier otra Universidad o Centro de Investigación.

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En definitiva, lo que se espera con todas las acciones desarrolladas a partir de la creación del Science Shop es acercar la universidad a la sociedad civil y, de manera recíproca, la sociedad civil a la universidad de tal manera que esta nueva manifestación de Comunicación Pública de la Ciencia y la Tecnología se convierta en un adecuado instrumento para la transferencia del conocimiento universitario a la sociedad.

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A comunicação pública da ciência por meio dos selos postais: o caso do Brasil no século XX Isaltina Maria de A. Mello Gomes, Diego Andres Salcedo

Abstract Scientific images are used as a discursive resource to informs, communicate and challenge us. They are also objects that provide the most diverse and different forms of public communication of science. Thus, this work reveals the diffusion of science through the brazilian commemorative postage stamps issued in twentieth century. In this research, 2354 postage stamps were identified, using both RHM and Scott Catalogs. From this universe, 104 stamps formed our amplified sample, from a proposed categorization of its textual-pictorial elements. Finally, 4 stamps were used as our restricted sample, on which we deepen an interpretative reading. The research enabled us to consider that postages stamps participates, as well as other media, in the diffusion of science, contributes to build scientific cultures and indicates theoretical and technical criteria towards the statute of postages stamps. Keywords: Discourse, Postage Stamps, Scientific Images, Science Diffusion

Introdução Ao longo da história humana, a disseminação da informação científica acompanhou o desenvolvimento da produção do conhecimento. Durante o século XIX, paralelamente ao crescimento exponencial desse conhecimento, houve uma ampliação e aprimoramento das ferramentas de difusão dos saberes, que até hoje acompanham as comunidades científicas e as sociedades. Afinal, sem divulgação, a comunidade permanece às cegas das descobertas relevantes

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no campo da ciência e tecnologia, desconhece os pesquisadores e suas atividades e não acompanha os trabalhos desenvolvidos nas instituições de pesquisa. Logo, a comunicação científica tem um relevante papel social, tanto para o progresso da ciência como para o amadurecimento social. Na mesma direção, Gomes e Salcedo (2005: 81) afirmam: Comunicar conhecimentos gerados nas instituições de pesquisa é difundir informações para que a comunidade científica possa desenvolver e aprofundar os conhecimentos e também para que a sociedade tome ciência do papel desses conhecimentos na melhoria de sua qualidade de vida. Nesse sentido, tanto a disseminação quanto à divulgação da ciência são relevantes para essa difusão.

Para que o progresso social se torne uma realidade experimentada na vida cotidiana, é imprescindível o desenvolvimento científico e tecnológico, associado a um processo contínuo de socialização da informação. Apresentar resultados de investigações científicas à sociedade é algo próprio da ciência. Meadows (1999: vii) corrobora com essa assertiva: “A comunicação situa-se no próprio coração da ciência [...]. Qualquer que seja o ângulo pelo qual a examinemos, a comunicação eficiente e eficaz constitui parte essencial do processo de investigação científica”. É extremamente relevante às sociedades ter acesso ao conhecimento científico, tornando-se também evidente o papel social da mediação dessa informação. Para Oliveira (2005: 13), [...] o acesso às informações sobre C&T é fundamental para o exercício pleno da cidadania e, portanto, para o estabelecimento de uma democracia participativa, na qual grande parte da população tenha condições de influir, com conhecimento, em decisões e ações políticas ligadas a C&T [...] No entanto, o acesso às informações sobre C&T como um dos mecanismos que pode contribuir de maneira efetiva para a formação de uma cultura científica deve ser facilitado ao grande público carente delas.

Situada num complexo sistema de comunicação, entre as várias facetas da divulgação científica, o tipo de suporte em que a informação científica é veiculada torna-se um aspecto relevante quando é proposta uma avaliação da produção de conhecimento científico e sua divulgação. É imperativo e relevante que todo e qualquer suporte disponível seja utilizado para contribuir, cada qual à sua forma, no desenvolvimento de modelos de divulgação científica. Dentre os diversos e distintos suportes que podem servir a esse propósito está a documentação filatélica, que inclui o selo postal do tipo comemorativo. Esse pequeno pedaço de papel elimina distâncias, preserva na forma de texto e imagem, com criatividade, uma possível história da humanidade. Resgata, pois, na forma de documento temático, as pessoas e suas feituras, efemérides, eventos, símbolos (lo-

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cais, nacionais e internacionais), celebrações, costumes, tradições, processos e o tempo (memória), de forma particular e geral. Funciona como um elo entre os indivíduos, seu processo histórico e os diversos e distintos conhecimentos. Salcedo (2008: 5) sugere que as informações “textuais e pictóricas” registradas nesses pequenos artefatos culturais, constituem-se discursos de conteúdo endógeno e exógeno, que passam despercebidos ao leitor comum que, por sua vez, apenas os identificam como taxas devidas ao Correio para envio de missivas postais. Por outro lado, afirma Altman (1991: 4): “stamps have become useful ideological and cultural artifacts, and a means for governments to […] promote certain images at home and abroad”. Propõe-se que o selo postal, “documento produzido pelo Estado”, como confirma Salcedo (2006: 1), seja considerado um meio que pode ser aliado ao processo de difusão e, portanto, à socialização da informação científica. É válido e possível um esforço nesse sentido se forem analisadas, para além da relevância e função social, as características diversas que lhe é inerente. Assim, a proposta deste artigo é analisar os selos postais comemorativos brasileiros emitidos no século XX e de que forma os elementos verbo-visuais contribuem à comunicação ou veiculação de informações científicas. Para tanto, tomamos a imagem como objeto de estrutura significante, que viabiliza a construção de sentidos. Entendemos que a interface imagética possibilita ao leitor a compreensão de que os elementos verbo-visuais ali presentes apontam para a relevância das atividades científicas, suas conquistas, seus méritos e, por vezes, seus malefícios, e os atores e instituições sociais envolvidos nessa específica esfera das sociedades.

O selo postal brasileiro No caso do Brasil, as primeiras missivas epistolares foram, conforme Hue (2006: 21) “as cartas de 1551 e 1555 que nos revelam um panorama algo absurdo”. Relatos emocionantes e comoventes de jesuítas que vieram em nome da Companhia de Jesus e se defrontaram com um enorme choque cultural. Em pleno século XVI, as cartas jesuíticas ou epistolares eram um artefato de divulgação das atividades da Companhia de Jesus, ordem religiosa que nascera da idéia de conversão de infiéis e restituição à pureza primitiva da igreja, liderada por Inácio de Loyola. Devido à expansão ultramarina, o aumento dos espaços geopolíticos ocupados e a distribuição de seus integrantes, a Companhia utilizou as cartas como um instrumento fundamental à manutenção de sua unidade e comunicação entre Roma - matriz da Companhia - e os membros dispersos pelo mundo. O sistema postal utilizado pela Companhia, de certa forma, imitou o sistema de comunicação utilizado pelo comércio. Com a expansão marítima o volume dos negócios

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aumentou e, por conseguinte, o das correspondências. Elas partiam e chegavam dos quatro cantos do mundo, utilizando o transporte marítimo. Mas assim, também, elas naufragavam ou eram saqueadas por piratas. Como efeito do nascimento do selo postal na Europa (Inglaterra, 1840), e a expansão de sua utilidade para além desse continente deriva o início da utilização do mesmo no Brasil. Mas essa assertiva é a que menos importa. Não foi apenas porque alguém selou alguma correspondência e a enviou às Terras do Brasil, que ao selo postal lhe foi atribuída a sua função primeira na neófita república. Decerto, podemos pensar que com o processo da Independência iniciada em 1801 e culminando em 1822, segundo os historiadores atuais, esse novo Brasil tinha relações diplomáticas estáveis com os soberanos ingleses. Alguns autores têm opiniões sobre como as relações entre Brasil e Inglaterra, em âmbitos políticos e comerciais, foram fundamentais ao surgimento do selo postal no Brasil. Altman (1991: 8) defende que “instado por um cônsul astuto em Londres, Brasil foi o primeiro país a seguir a Inglaterra”. Segundo Almeida e Vasquez (2003: 23) foram “as estreitas relações comerciais e políticas entre o Império brasileiro e o britânico [que] no período favoreceram a absorção quase que imediata da novidade entre nós”. Nagamini (2004: 156) relata que “com a derrota de Napoleão, não havia motivos para a permanência de Dom João no Brasil, pois Portugal era governado por uma junta inglesa sob o comando do Marechal Beresford”. Marson, (1989: 74) afirma que o Brasil “cedeu a uma parte das exigências britânicas, pois estas beneficiavam, em parte, os negócios de certos empresários brasileiros”. No território brasileiro algumas atitudes e decisões, mesmo diante de revoltas espalhadas por toda nação, foram decisivas para a aceitação do selo postal. Como no caso inglês, várias são as perspectivas de leituras tanto político-econômicas, quanto sócio-culturais, sobre as causas prováveis que culminaram com a emissão do selo postal adesivo no Brasil. Assim como na Inglaterra, a emissão do primeiro selo postal adesivo, no Brasil, foi problemática. Também como ocorreu além-mar, pessoas vinculadas ao império estavam engajadas em elaborar uma estampa que representasse, satisfatoriamente, o Império. Eram funcionários ou encarregados de instituições vinculadas ao império, como por exemplo: a Casa da Moeda, a Diretoria Geral dos Correios do Império, Secretaria de Estado do Império etc. Podemos afirmar que, nesse sentido, um pequeno Brasil impele um grande Brasil por meio das estampas impressas nos selos postais. Essa prática de exercer o poder, seja ele político ou econômico, não começou com os selos e nem com eles terminou. Um seleto grupo de pessoas cultas e elitizadas centralizavam as suas ideologias e visavam uma unidade política. Nos termos de Scott (1997: 735), seria adequado entender que o selo postal tem uma “densidade ideológica, por centímetro quadrado, maior que qualquer outra forma de expressão cultural midiática”. O surgimento desse artefato teve como uma de suas

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causas as disputas político-econômicas. Almeida e Vasquez (2003: 63-64) relatam como ocorreu a problemática da emissão do primeiro selo postal brasileiro e como o governo contornou a situação, tomando um rumo distinto daquele tomado pela realeza britânica. Inicialmente, era desejo do governo imitar o primeiro selo postal inglês, utilizando a efígie do Imperador D. Pedro II. Com essa intenção, o presidente do Tesouro enviou ao provedor da Casa da Moeda, Camilo João de Valdetaro, alguns exemplares de selos ingleses para saber se o mesmo modelo poderia ser aqui empregado. A resposta foi afirmativa, pesar do estabelecimento não contar com todos os equipamentos necessários. No entanto, chama atenção um Ofício enviado pelo provedor ao presidente do tesouro que demonstra preocupação com o modelo adotado pela Coroa inglesa: ‘[...] como nessa repartição é onde naturalmente se hão de fazer os selos ou chapas [...] julguei do meu dever levar ao conhecimento e V. Exª esta dúvida [...]. Na Inglaterra usam a efígie da rainha cm o valor da respectiva taxa [...]. Entre nós, além de impróprio, pode dar lugar a continuadas falsificações: usa-se, aqui, por princípio de dever e respeito pôr a efígie do monarca só em objetos perduráveis ou dignos de veneração, e nunca naqueles que, por sua natureza, pouco tempo depois de feitos têm de ser necessariamente inutilizados.

Exatamente em 1° de agosto de 1843 os Correios do Império colocaram em circulação, na Corte, os três primeiros selos postais brasileiros, conhecidos como “Olhos-deBoi”. Esses artefatos foram desenhados por Carlos Custódio de Azevedo e Quintino José de Faria, impressos pela Casa da Moeda do Brasil em talho-doce, sem denteação, tendo como base chapas de cobre. Podemos destacar dois elementos verbo-visuais: a cifra, sem coloração e com pequenos detalhes estéticos (números ornamentais) e, também, um fundo arabescado preto em forma elíptica. O Decreto que possibilitou essa emissão e, também a sua regulamentação, foi o de n° 255, publicado em 29 de novembro de 1842.

Figura 1. Olho-de-Boi, de 30, 60 e 90 Réis. 1° selo postal brasileiro (1843). Fonte: http:// www.girafamania.com.br/

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É importante perceber que o Brasil, no período imperial, emitiu selos postais adesivos num padrão que utilizou apenas cifras. Disso podem resultar duas observações: a emissão de selos postais brasileiros, de 1843 até 1866, não seguiu um acentuado padrão internacional de estabelecer seu lugar de sujeito falante, por meio das efígies dos soberanos, dos brasões e escudos de armas e dos nomes dos países propriamente ditos. Essa escolha manteve o Brasil, a partir de um olhar atento sobre esses artefatos, no anonimato, visto que, suas emissões não tinham tipo algum de simbologia que remetesse ou representasse o império. É possível reconhecer uma recorrência padronizada a partir das cifras estampadas nos selos postais adesivos brasileiros de 1843 até 1866. Além disso, é interessante perceber que todos esses selos tiveram, também, um outro padrão recorrente: a sua nomenclatura alusiva aos animais. Após 23 anos imprimindo selos com um padrão de cifras, na Casa da Moeda do Brasil, o Império decidiu por encomendar à empresa American Bank Note, de Nova York, a impressão de selos com a efígie de D. Pedro II, com o intuito, segundo Almeida e Vasquez (2003: 66), de “fortalecer e legitimar a figura do monarca”. Podemos dizer que de 1866 até 1883 foram emitidos diversos selos postais com a efígie do Imperador, dessa feita com algumas novidades: o nome do país (Brazil), a indicação do padrão monetário vigente (Réis), a indicação do valor facial por extenso (por exemplo: dez réis), maior variedade de cores e, pela primeira vez, os selos postais tinham os chamados ‘picotes’, ou seja, para separá-los não era mais necessário cortá-los com tesouras ou navalhas, bastava destacá-los. As mudanças ocorridas nos períodos imperial e republicano brasileiros refletiram diretamente na produção e circulação de selos postais, seus desenhos, suas tarifas e seus tipos. Ao mesmo tempo em que os próprios selos postais, de alguma forma, integravam um acervo documental que materializava àquelas mudanças. A expansão do comércio nacional internacional, as revoluções separatistas das colônias, os avanços tecnocientíficos, a explosão do uso de correspondências e o aumento do comercio estritamente filatélico, foram algumas das causas que impulsionaram os governos a olhar mais atentamente para os selos e verem ali, uma possibilidade de instrumentalizar o potencial de propaganda e comunicação dos Estados. Esse foi o contexto de emergência do selo postal do tipo comemorativo. Uma das principais razões para a expansão desenfreada da produção, circulação e uso do selo postal comemorativo, foram as revoluções que acarretaram a independência das colônias, principalmente, européias. Ninguém imaginava que uma das primeiras atitudes dessas novas repúblicas seria veicular, por meio de selos postais comemorativos, o seu grito de liberdade. Pois assim foi, como nos é contado por Ferreira (2003: 25): O selo é um dos símbolos da soberania de um Estado, é natural que ele evidencie, igualmente, seu regime político, sobretudo quando, por motivos históricos esse regime se modificou. Natural é, portanto, que uma monarquia que se torna república, não continue a gravar nos seus selos a efígie do seu monarca reinante

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[...] A História recente iria uma vez mais pregar-nos uma partida, dando à filatelia grandes motivos de reconhecimento, e que veio justificar de uma forma incontornável a afirmação que fiz algures de que vivemos numa época “interessante” sob o aspecto filatélico. Pretendia eu dizer então que, às alterações políticas que decorriam e talvez ainda decorram sobre o espaço geopolítico da Europa, sobretudo a partir do desmembramento da ex-USSR, proporcionando o ressurgimento de diversas repúblicas e a afirmação de algumas regiões, sujeitas agora a um processo de autodeterminação, tem correspondido um enriquecimento extraordinário no campo da filatélico [sic], confirmando o que temos dito, que o selo é ou pode constituir-se como um dos elementos fundamentais da afirmação de uma nacionalidade (Ferreira, 2003: 57).

Mas não foi apenas isso. Os governos republicanos e as colônias que se independizavam, utilizavam o selo postal comemorativo como um texto de divulgação das tradições e da identidade nacional, em constate diálogo com outras textualidades, como as cerimônias, a documentação oficial do Estado, currículos escolares, cédulas, moedas, cartões-postais, fotografias, discursos políticos, a construção de monumentos, edificações, etc. Assim defende Le Goff (2006: 458): A comemoração apropria-se de novos instrumentos de suporte: moedas, medalhas, selos de correio multiplicam-se. A partir de meados do século XIX, aproximadamente, uma nova vaga de estatuária, uma nova civilização da inscrição (monumentos, placas de paredes, placas comemorativas nas casas dos mortos ilustres) submerge as nações européias. [...] O desenvolvimento do turismo dá um impulso notável ao comércio de souvenirs. Ao mesmo tempo, o movimento científico, destinado a fornecer à memória coletiva das nações monumentos de lembrança, acelera-se.

São claras as lutas de poder, por meio dos selos postais e das estampilhas neles impressos. Não se trata, apenas, da luta do homem contra o homem e sua representação nos selos, mas a luta pelo poder, através de uma representação coletiva, e de uma prática social estabelecida e dominante, que é o uso de sobrecargas em selos postais por países que já foram oprimidos. O surgimento do selo postal comemorativo sofreu todo tipo de acometida, desde a acusação que rompia com o padrão de selo postal estabelecido, tanto no cerne comercial quanto no âmbito do colecionismo até pelo pouco valor que davam aos motivos que os primeiros selos aludiam. Os elementos verbo-visuais dos selos comemorativos foram sendo modificados paulatinamente. Talvez seja prudente e didático separar essas mudanças em dois momentos. De início, como afirma Marson (1989: 83) “predominam representações alegóricas e retratos oficiais de presidentes ou de pessoas notáveis”. Alegorias essas, que transmitem os símbolos

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materiais de novos regimes, em sua grande maioria repúblicas como, por exemplo, afirma Scott (1998: 302, tradução nossa), em que “boa parte do selo é devotado ao perfil da Marianne, símbolo de Liberdade, da República Francesa e do país França”. Esses poucos e repetidos elementos, nos quais já era possível identificar algumas recorrências temáticas1 , aludiam a certos tipos de eventos, jubileus, algumas paisagens, pessoas poderosas e, decerto, mensagens claramente ideológicas. O momento seguinte pode ser identificado pelo acréscimo de recorrências temáticas que não aludiam, apenas, aos elementos verbo-visuais já mencionados. É a partir desse segundo momento que a possibilidade de identificação das recorrências temáticas mostra quantidade e qualidade satisfatórias à análise pretendida: a ciência como um dos motivos das emissões dos selos postais. A explosão das emissões postais comemorativas também possibilitou a utilização, ainda que incipiente, do selo postal como objeto de estudo por pouquíssimos pesquisadores acadêmicos.2 Foi o caso do estudo feito por Covington e Brunn (2006: 125, tradução nossa), que analisou a temática música em selos postais emitidos pelo Brasil, por Senegal e pela Hungria, considerando “a variedade e quantidade de emissões, a relevância que foi dada aos instrumentos musicais, aos compositores e aos instrumentistas, além dos eventos musicais”3. No Brasil, os primeiros selos comemorativos foram emitidos para celebrar os 400 anos da chegada dos portugueses ao país. Foram emitidos no dia 1 de janeiro de 1900, por sugestão da Associação do Quarto Centenário do Descobrimento do Brasil.

Figura 2 - Primeiros selos comemorativos brasileiros (1900)

1  As recorrências temáticas são as mais variadas possíveis: fauna, flora, esportes individuais e coletivos, espaços públicos e privados, instituições, encontros locais, regionais, nacionais e internacionais, tecnologias, brincadeiras, jogos, campanhas preventivas, campanhas publicitárias, conflitos, independências, minorias e personalidades. 2  Não devemos confundir as incontáveis publicações em periódicos não-científicos (estas não nos servem, por enquanto), sobre selos postais e a prática filatélica, com as incipientes publicações formais acadêmicas, principalmente escritas em língua portuguesa. 3  Texto original: “In each case, of Brazil, Senegal and Hungary, we examine the number and variety of issues, the importance they place on musical instruments, composer and performers, and musical events”.

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As quatro imagens, de certa maneira, celebravam justamente um sentimento que os republicanos queriam que o povo percebesse. Uma trajetória de liberdade no Brasil, refletida através de quatro eventos significativos. Ou como sugere Marson (1989: 83) “punha-se em relevo que a República coroava uma trajetória de liberdade no Brasil”. Tanto na Europa, como no Brasil, com o advento do selo postal comemorativo, o elemento frase-motivo4 passou a ter, igual ou maior valor representativo do que a imagem-motivo.

Apontamentos teórico-metodológicos A primeira aproximação com o nosso objeto foi feita por meio de três obras de referência, o Catálogo de Selos do Brasil RHM (1993-1995), o Catálogo de Selos do Brasil RHM (2008) e o Catálogo Mundial de Selos Scott (2002). O Catálogo RHM é a principal obra de referência do Brasil, com publicação anual, utilizada pelos colecionadores e comerciantes de documentos filatélicos brasileiros. Nele, são catalogadas as informações sobre todos os documentos filatélicos emitidos pelo Brasil, desde 1843 até os dias atuais, incluindo os documentos Pré-filatélicos. O grande trunfo do catálogo RHM foi a elaboração dos códigos identificadores que acompanham cada tipo de documento filatélico produzido no país. Por sua vez, o Catálogo Scott é uma obra de referência publicada anualmente, em inglês, que cataloga informações sobre quase todos os selos postais emitidos, por quase todas as nações e instituições, em todo o mundo. No entanto, vale ressaltar que algumas emissões postais não são catalogadas por questões editoriais e políticas. Outro aspecto relevante sobre essa obra de referência tem relação com a sua função de servir como parâmetro internacional na cotação do selo postal e suas possíveis variedades. A utilização dessas obras de referência partiu de duas necessidades: a possibilidade de identificação dos selos postais que fariam parte do corpus da pesquisa e a curiosidade em comparar as informações catalogadas no catálogo brasileiro com aquelas constantes no catálogo americano. Assim, foram estabelecidos os critérios de leitura dos catálogos. 1. Selecionar, apenas, o selo postal do tipo comemorativo. Excluímos da leitura todos os outros tipos de documentos filatélicos. 2. Analisar todos os selos postais comemorativos emitidos a partir de 1900 até 2000 (inclui as emissões de 2000). Essa decisão coincidiu com o fato de que o primeiro 4  Neste estudo, criamos duas expressões: frase-motivo e imagem-motivo. A primeira pode ser entendida como um tipo de ‘legenda’. Em certa medida, a frase-motivo tem o papel de direcionar a leitura. Por vezes como explicação ou comentário, ou ainda como título. Se o leitor utilizar unicamente a frase-motivo como indicação temática de um selo, o seu olhar poderá ser bastante reduzido, não deixando emergir outras ‘verdades’ que constituem a imagem-motivo. Por sua vez, a imagem-motivo pode ser entendida como um tipo de ‘ilustração’. Pensamos que é nela que está a maior parte do que podemos chamar de ‘poder comunicativo’. O que primeiro salta aos olhos é ela. Depois vem a frase-motivo. A própria limitação linguística da frase-motivo, que apenas pode ser escrita em uma única língua, passa, automaticamente, todo o poder de comunicação à imagem-motivo, em que pese a relação entre os elementos lineares e pictóricos.

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selo postal comemorativo brasileiro foi emitido em 1900. 3. Compilar, a partir de estudos previamente realizados5, apenas os selos postais comemorativos que tinham elementos verbo-visuais que caracterizavam uma ‘ImagemCientífica (IC)’. 4. Considerar, apenas, as informações impressas nos selos postais comemorativos. Quando necessário, as designações atribuídas pelos catálogos (Representações Temáticas), pelas quais seus editores são responsáveis, foram lidas com o objetivo de complementar a experiência visual. A aplicação desses critérios iniciais resultou na identificação dos selos postais a partir das obras de referência – catálogos. A partir daí, tomamos por base uma categorização proposta por Jones (2001: 406, tradução nossa)6, em que a imagem científica foi caracterizada sob seis aspectos distintos: “cientistas específicos (célebres); cientistas de natureza diversa (pesquisadores anônimos); instituições científicas; equipamentos científicos; fenômenos naturais; símbolos científicos diversos (fórmulas, nomenclaturas científicas etc)”7, e assim chegamos à nossa proposta que tem quatro categorias: cientistas, instituições científicas, encontros científicos e símbolos científicos. Entre 1843 e 2000, o Brasil emitiu 5.639 documentos filatélicos. Esse levantamento levou em consideração, apenas, as informações disponíveis no Catálogo de Selos do Brasil RHM (1993, 4 v.) e no Catálogo de Selos do Brasil RHM (2008). É importante não perder de vista a possibilidade de o levantamento poder estar incompleto, uma vez que alguns tipos de documentos filatélicos não foram catalogados pelos Editores do Catálogo de Selos do Brasil. Do universo de documentos filatélicos emitidos pela ECT, entre 1843 e 2000, consideramos unicamente os selos postais comemorativos. Essa amostra soma 2354 selos. A partir da observação e identificação das recorrências dos elementos verbo-visuais, da amostra, compilamos 104 selos que formaram o corpus ampliado. Especificadas as características dos elementos verbo-visuais, o gráfico 1 mostra a relação entre esse corpus e as quatro categorias.

5  Em artigo publicado sugerimos uma divisão de “Imagem-Científica (IC), Imagem-Tecnológica (IT) e Imagem-Tecnocientífica (ITC)” (Salcedo, 2008: 111), quando da análise dos elementos verbo-visuais em selos postais comemorativos. Neste estudo não selecionaremos IT e ITC. 6  Nesse artigo, o autor compara como foi feita a celebração de cientistas em selos postais comemorativos, entre 1951 e 1990, pela Grã-Bretanha, França e Alemanha Ocidental. 7  No texto original: “...specific scientists, scientific workers in general, scientific research institutions, scientific equipment, natural phenomena and miscellaneous symbols, e.g. scientific formulae”.

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Gráfico 1 - Relação entre o corpus ampliado e as quatro categorias.

Ao tomar como parâmetro as grandes áreas do conhecimento estabelecidas pelo CNPq, a área mais citada foi Ciências da Saúde, seguida pelas Ciências Sociais Aplicadas, Engenharias, Ciências Exatas e da Terra e, por fim, Humanas. A subárea mais contemplada foi Medicina, seguida pela Geografia, Engenharias diversas, Direito, Comunicação Social e Urbanismo. Uma característica do corpus é dominante: a questão de gênero. Nenhuma mulher, brasileira ou estrangeira, foi homenageada nos selos postais comemorativos brasileiros emitidos no século XX. Essa constatação oferece campo à argumentação de Chassot (2007: 88) ao afirmar que “usualmente não se valorizam significativamente as contribuições científicas femininas”. Outro aspecto diz respeito à nacionalidade das personalidades ilustradas nos selos postais. Vinte e sete selos homenageiam cientistas nacionais. Além disso, 1 cientista norte americano, 3 alemães e 2 franceses aparecem no corpus. A ilustração de cientistas internacionais constitui um discurso legitimador, por parte do Estado brasileiro, com relação à práxis científica internacional, que é baseada no reconhecimento dos pares e na produção cooperativa. Altman (1991: 46-47) explica que a “modernização também é reconhecida amplamente nas emissões que ilustram certos cientistas”8. Outra característica está relacionada com a emissão de selos alusivos às espécies da fauna e flora nacionais, além de alguns minerais. Esse tema ganhou rápida repercussão nacional e internacional no âmbito do colecionismo e do comércio filatélico. Esse tipo de selo apresenta um elemento verbal muito particular: a nomenclatura científica da espécie ou do mineral. O fato de a taxonomia aparecer junto às espécies ou aos minerais não indica, necessariamente, que o selo está difundindo ciência. E sim, simplesmente nomeando esses elementos. 8  Tradução nossa: “...modernisation is also shown in the wide recognition of certain scientists”.

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Se considerarmos a afirmação de Altman (1991: 63), ao sugerir que “a maioria dos governos deu início ao uso de representações simbólicas da nação no design do selo postal”9, podemos afirmar que isso inclui a utilização da imagem de animais, vegetais e minerais característicos de um país. Essa composição tem mais a dizer sobre a construção ou estabelecimento de uma identidade nacional do que, propriamente, difusão científica. Por essa razão, os selos com essa especificidade não foram incluídos no corpus ampliado. O gráfico 2 trata sobre o comportamento da frequência das emissões nacionais de selos postais comemorativos em intervalos de dez anos.

Gráfico 2 - Quantidade de selos emitidos (corpus ampliado) por décadas

A análise do gráfico 2 permite afirmar que na primeira década do século XX, não houve emissões de selos com as características de nossa amostra. A partir dos anos 20 até a década de 80 há uma tendência ascendente, com as suas devidas oscilações, de como foi difundido um discurso científico pelo Estado às sociedades brasileira e internacional. Por sua vez, do final dos anos 80 até o ano 2000 há uma queda vertiginosa da emissão de selos com discurso científico. Uma das razões dessa queda é a emissão de selos em blocos comemorativos, justamente uma tipologia que não foi considerada nas nossas análises. Uma breve argumentação, pautada na dialética do processo histórico, pode explicar o uso do selo postal como difusor de ciência. De fato, a Revolução de 30 é um marco essencial da História do país e isso inclui as transformações ocorridas pelas comunidades 9  Tradução nossa: “Most governments have turned to symbolic representation of the nation for stamps design”.

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científico-tecnológicas brasileiras. Aos poucos as condições culturais que cercavam o âmbito de C&T foram sendo alteradas por meio de medidas governamentais federais e estaduais. As preocupações que ocupavam os discursos da época podem ser resumidas nas palavras de Eusébio de Queiroz (apud Motoyama, 2004: 255), reiterando a necessidade de os poderes públicos ampararem a ciência brasileira: julgamos ser fundamental, para apressar esse progresso, o cultivo e todos os ramos da ciência, fator que não tem sido até agora reconhecido com segurança pelos responsáveis pelos destinos do país. O nosso progresso econômico está em estreita dependência com o valor de seus homens de ciência. Precisamos trabalhar no sentido de ampliarmos os meios da cultura científica no país, procurando criar nesse sentido uma opinião pública.

O governo de Getúlio Vargas entendeu o recado. Por essas e outras causas podemos encontrar, nos selos postais comemorativos, emitidos entre 1930 e 1980, uma tendência de ilustrar elementos que caracterizam o discurso no domínio científico. Por exemplo, na década de 30 vários encontros científicos foram difundidos por meio dos selos postais comemorativos: 4° Congresso de Arquitetura, 1° Congresso Nacional de Aeronáutica, 1° Congresso Nacional de Direito Judiciário, 2ª Conferência Sul-Americana de Radiocomunicações, 1ª Reunião Sul-Americana de Botânica etc. A década de 40 mantém uma frequência de emissões parecida com a década de 30. No entanto, a partir de 1950 identificamos um grande número de emissões referentes aos encontros científicos e cientistas. A partir da década de 60 até os anos 80 houve uma diminuição na frequência de emissões relacionadas aos encontros e instituições científicas, mas, por outro lado, os cientistas são amplamente veiculados. Na década de 80 até os anos 90, as instituições voltam como motivo principal do discurso científico do Estado brasileiro. Por fim, durante todo o trabalho utilizamos a expressão elementos verbo-visuais. Escolhemos essa nomenclatura porque contempla o nosso foco de análise. Eles constituem o plano de expressão, a interface, a superfície material de um selo postal. Ao analisarmos sob esse enfoque estaremos interpretando aquilo referente aos assuntos que estão representados no artefato. Eco (1984) e Pietroforte (2004) sugerem que um “plano de expressão” pode ser entendido como o lugar ou espaço onde o conteúdo é manifestado, independente do sistema de significação utilizado. No caso do selo postal, encontramos, no plano de expressão, tanto elementos verbais, quanto visuais. Com o objetivo de indicar quais e como esses elementos se manifestam, mostramos, a seguir, um exemplar analisado por Salcedo (2008a: 116)10 10  Segundo a proposta de classificação das imagens em selos postais, este artefato ilustra um “Imagem Tecnológica - IT”, e não de difusão de ciência.

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Usualmente, mas não necessariamente, entre o limite da margem e os picotes é inserida a legenda (frase-motivo). Em alguns casos, outras informações podem ocorrer: ano de emissão, nomes de pessoas, nomes de lugares, nome do artista ou artistas designados à elaboração da ilustração ou sigla do órgão impressor do selo postal (ex.: CMB - Casa da Moeda do Brasil). Diferentemente de outros tipos de selos postais, os comemorativos têm sua tiragem e seu período de validade pré-determinados pelos Atos Normativos e Editais. Por convenção, três elementos verbo-visuais devem ser, obrigatoriamente, impressos seguindo um padrão normativo internacional: motivo de sua emissão, o valor facial e o nome do país ou instituição emissora. Brait (2005: 97) sugere que ao trabalhar com “textos visuais ou verbo-visuais (foto e sua legenda, a pintura e seu título...)” assumamos a “sua textualidade, sua discursividade”. Barthes (2007: 5) vê nessa relação “um entrelaçamento que busca garantir a circulação dos significantes”. Nesse sentido, é necessário fazer a seguinte divisão: o

Elementos verbais: o nome do país emissor, ano de emissão, motivo da emissão

(legenda => frase-motivo), nome do artista, unidade monetária e o valor facial. o

Elementos visuais: todos os elementos verbais e os elementos pictóricos (imagem-

motivo).

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Tratar com selos postais seja como objeto de pesquisa, seja como artefato de coleção, estabelece alguns limites. Um deles diz respeito à análise de imagens. Sobre isso Rose (2001: 26 apud Raento; Brunn, 2005: 147) comenta que “não muito tempo atrás, existia pouco debate na literatura sobre como imagens poderiam ser lidas, não obstante a explosiva diversificação e desenvolvimento tecnológico da cultura visual, além da crescente demanda de estudos orientados à visualidade”. Olhar o nosso corpus não tem como objetivo recompor a experiência perdida no passado. Não pensamos que a polêmica teórica que versa sobre a legitimidade ou não dos artefatos utilizados como provas caiba neste trabalho, mas, decerto, é fundamental para os estudos de análise de imagens ou em pesquisas de cunho histórico. Por outro lado, um selo postal não é apenas o congelamento, a irreversibilidade ali mostrada. Ele faz saber, também, que existiu uma autoria e uma técnica. No decorrer deste trabalho identificamos os autores do selo postal, mas não abordamos o relevante aspecto do contexto e das intenções de produção. A sugestão seria identificar quais tecnologias e como elas estariam envolvidas na configuração do artefato e na viabilização de seus conteúdos. Certamente é possível olhar o selo enquanto objeto de estudo histórico, entendendo que sua leitura é um processo hermenêutico, como propõe Ferro (1984: 3-4, apud Cunha, 2006: 222): ...agentes da história (na medida em que as imagens protagonizam, por elas mesmas, ações sociais e políticas), como engrenagens de um sistema de relações entre representações técnicas e as sociedades que as produzem e consomem e, finalmente, como sintomas do próprio movimento da história.

Além disso, todo selo postal comemorativo é um artefato intencionalmente criado, para além de sua função administrativa. No caso específico do selo postal do tipo comemorativo, existe uma intenção. Esse fato não elimina, em hipótese alguma, a fruição estética do artefato. No entanto, a discussão estética de cada peça do corpus não é o foco deste estudo. De certa maneira, a intenção e o testemunho registrado em cada peça são inseparáveis ou como afirma Kossoy (2003: 50) “componentes de um binômio indivisível”. Do ponto de vista da análise de imagens, os conceitos que permitem essa ação resultam de um longo processo histórico-social. Burke (2004: 222), por exemplo, considera três escolas de análise de imagens e como elas estão interconectadas: ...os estruturalistas são criticados por uma falta de interesse em imagens específicas (que eles reduzem a simples padrões), e também por uma falta de preocupação com a mudança. Em reação contra este enfoque desenvolveu-se um movimento conhecido como ‘pós-estruturalista’. Se os iconógrafos enfatizam a produção consciente de

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significado e os estruturalistas, como os freudianos, destacam os significados inconscientes, o foco do pós-estruturalismo recai na indeterminação, na ‘polissemia’, ou no que Jacques Derrida chamou de ’jogo infinito de significações’. Eles estão preocupados com a instabilidade ou multiplicidade de significados e com as tentativas dos produtores de imagens de controlar esta multiplicidade por meio, por exemplo, de rótulos e outros ‘iconotextos’.

Tacca (2005), por sua vez, sugere uma ciência da significação em que três aproximações são possíveis. A “abordagem semiológica”, que utiliza conceitos de Roland Barthes (1990): denotação, conotação, ancoragem, studium e punctum. A “abordagem semioticista”, que recorre às idéias de Philippe Dubois (1986): intenção e referente. Por fim, “o ícone como símbolo social construído”, que considera conceitos como Outro e símbolo, numa concepção que se aproxima da semiótica de Charles Sanders Peirce, importantes para entendermos criticamente as imagens, por meio de estudos de Goldberg (1991) e do próprio Tacca (1995, 2001). De certa maneira nos sentimos em uma posição ambígua com relação ao enfoque metodológico. Parece com a situação experimentada por Barthes (1990) em sua “abordagem semiológica”. Por um lado, como ele, não estamos analisando o selo postal sob o ponto de vista de um produtor - “operator”. Também não pretendemos falar como aquele que é representado pelo texto - ”spectrum”. Mas nos vemos na posição de como observadores/ interpretantes - “spectator”, ligados afetivamente ao objeto analisado. Observadores que fizeram escolhas estabeleceram critérios baseados, também, na nossa experiência, fragilidade e história de vida. Iremos nos apropriar, portanto, desses conceitos propostos por Barthes (1990) operator, spectator, spectrum, studium e punctum – e da sugestão metodológica de Agustín Lacruz (2006: 129), que entende “a determinação do conteúdo com um processo que perpassa três fases distintas: descrição, identificação e interpretação”. A partir deles, pensamos que é adequado fazer uma adaptação com relação aos estudos de selos postais. Essa adequação se dará da seguinte maneira: o operator é o Estado e aquele conjunto de pouquíssimas pessoas que possibilitam a emergência de cada selo postal; o spectator, que pode ser um colecionador, um jornalista filatélico, um comerciante, um atendente do Correio, uma pessoa na fila do Correio, um pesquisador. Um conjunto de pessoas que manuseiam o selo postal no seu cotidiano. Alguns o tocam, o lambem, o destroem e outros, por vezes, o olham; o spectrum é o selo postal, propriamente dito, no entanto, num nível em que a frase-motivo e a imagem-motivo sejam postos em evidência, alvo de análise e interpretações. Por fim, o punctum, aquilo que salta aos nossos olhos, o que nos selos nos alcança afetivamente.

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A ciência nos selos comemorativos brasileiros: quatro olhares Primeiro Olhar - Categoria Símbolos

O que neste selo postal pode ser descrito? Seguindo o enfoque sugerido por Barthes (1990), existem três tipos de mensagem neste selo postal. A linguística (verbal), a denotada (icônica ou visual) e a conotada (simbólica ou socialmente construída). No caso deste selo existem duas mensagens linguísticas na margem: a frasemotivo, propriamente dita: “Antártida - Primeira Expedição Brasileira – Verão 82/83” e o nome do autor do desenho: “Jorge Eduardo”. Dentro do quadro estão, no canto superior direito, o valor facial (cifra) “150,00”, e no canto inferior esquerdo o nome do país emissor “Brasil”, ao lado do ano de emissão “83”. Esse é, por definição, um modelo padrão de emissão de selo postal comemorativo. A inscrição desses elementos é obrigatória para todos os selos comemorativos, conforme normas internacionais estabelecidas nas sessões da UPU. Para além dos padrões internacionais e, diferentemente do que ocorre com outras tipologias filatélicas, pode ser observado que os elementos verbais “Brasil” e “83” estão destacados em negrito, sobre o fundo branco de gelo. O “Brasil” confirma a presença do enunciador (Estado brasileiro) e especifica uma atividade realizada, na Antártida, por brasileiros ou pelo Brasil. A impressão do nome do país emissor, em destaque, é uma forma de o sujeito da enunciação estar presente, mas, também, porque o selo postal comemorativo circula o mundo, de projetar seu discurso nacionalista aos outros países. Todavia, o artista que elaborou a ilustração também consta na peça. Com o detalhe que ele fica com o nome bastante reduzido e fora da ilustração, num contraste direto com “Brasil”. Existem, então, um sujeito enunciador e um narrador assumido (o artista que cria os elementos verbo-visuais é, em si, um enunciador projetado), com o enunciador “Estado” sobrepondo sua voz ao enunciador projetado (artista) por meio de destaques gráficos e expressivos (cor, tamanho de fonte e localização geográfica na ilustração). A abreviação

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do ano de emissão “83” (em vez de 1983) é uma convenção e tem relação direta com o espaço destinado à ilustração do selo. No plano denotativo, a cifra “150,00” e “Brasil 83” são elementos referenciais de valor, espaço e tempo, respectivamente. Com relação à cifra, algumas considerações são possíveis: a falta do símbolo da moeda corrente ao lado da cifra (Cruzeiro = Cr$) pode ter relação com a questão do espaço, mas, também, com uma decisão político-econômica interna da Casa da Moeda ou, ainda, em alguma especificação no Ato Normativo. De fato, podemos dizer que a invisibilidade do signo “cifrão” é compensada pela semelhança gráfica - negrito - dado ao valor facial e ao nome Brasil. Por estarem, ambos, em negrito, sugere uma relação do país com sua moeda corrente. Ainda sobre a cifra “150,00” é um altíssimo valor se comparado aos outros selos emitidos no mesmo ano, em que a média do valor facial ficou entre 30,00 e 45,00 cruzeiros. Logo, que tipo de missiva postal custaria 150,00 cruzeiros em 1983? Quem teria condições de pagar esse porte postal? Decerto os colecionadores e comerciantes filatélicos, como sugerem Almeida e Vasquez (2003: 139): “Comerciantes filatélicos aguardavam nos guichês das agências especializadas dos Correios à abertura dos trabalhos no dia do lançamento de novas emissões, adquirindo folhas inteiras, que seriam depois desmembradas para venda dos selos isoladamente”. Todavia, um outro aspecto surge do campo do não-visível e do simbólico. Por se tratar da comemoração sobre a participação brasileira na ocupação de terras polares, o valor é alto, pois estimula a internacionalização da mensagem do governo brasileiro. Apenas pessoas com poder aquisitivo alto e com relações internacionais usariam esse selo nas suas correspondências. A circulação dessa peça é voltada para um público internacional mais do que nacional. A hegemonia nacional, o discurso político-econômico e o discurso simbólico tecno-científico são o punctum desse artefato. Decerto, todos os elementos linguísticos (verbais) que foram explicados têm uma função de auxiliar na compreensão dos outros elementos, sejam eles denotativos ou conotativos. Neste selo postal, a frase-motivo funciona tanto no sentido de explicar de que trata a imagem (ancoragem) quanto de complementar (relais). Dito isso, podemos passar para a descrição dos elementos visuais. São figurativizações que, no seu conjunto, não apenas delimitam o sentido conotativo, mas remetem a um dado tema ou temas. Assim, pensamos que é possível dizer que o conjunto de elementos icônicos (visuais) que constituem a imagem indica que esse selo postal está, em certa medida, informando e documentando traços de cientificidade ou de uma cultura científica nacional. Vejamos. As figuras são: céu azul (limpo), mar calmo, icebergs, quatro pinguins. Por um lado, elas tematizam a natureza, mas por outro, se relacionam com os termos “Antártida” e “Verão”. Além disso, as figuras: navio em movimento, helicóptero voando, ondas na proa do navio, fumaça saindo da chaminé do navio, a bandeira verde e o mapa azimutal, também têm relação com os termos “Antártida”, “expedição” e “brasileira”. Todos esses elementos verbo-visuais se entrelaçam num jogo denotativo-conotativo.

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Descrever apenas a parte verbal ou apenas a parte icônica acarretaria uma análise pobre, em que não se chegaria ao signo pleno. Mas, ao considerar a relação entre todos os elementos (figuras) é possível sugerir que se trata de uma tematização de cunho científico. Neste selo postal existe um discurso voltado para o científico, mas não exclusivamente. As expressões “primeira” e “82/83” estão isoladas com relação a uma possível tematização. Não há figuras que dêem suporte icônico a esses termos. Ainda assim, analisadas isoladamente, elas constituem parte de uma oração e não de um enunciado. Apenas passam a ser consideradas constituintes de um enunciado quando analisadas no contexto da leitura completa dos elementos verbo-visuais, ou como sugere Bakhtin (2003: 277): “essa oração assume novas qualidades e é percebida de modo inteiramente diverso de como é percebida a oração emoldurada por outras orações no contexto de um enunciado”. Neste caso, não há outras orações, mas existe a linguagem icônica (denotativa) que funciona como um objeto que se relaciona com a oração, acarretando a possibilidade de enunciação. A maneira como a tematização científica é ilustrada instiga e manifesta não apenas o imaginário sobre um lugar-espaço geográfico (Antártida, Pólo Sul, lugar frio e inóspito), ou sobre a presença da nação brasileira nesse lugar (afirmação internacional da soberania brasileira), mas, também, os investimentos do Estado em tecnologia para conseguir essa soberania e por meio da ação. Tal ação é manifestada por três figuras: os pinguins (tem-se, em primeiro plano no canto inferior esquerdo, um grupo de quatro pinguins. Um deles, o da esquerda e mais à frente, sugere estar em movimento, pois está com as asas afastadas do corpo além de ter umas das patas erguidas). Buscam o afastamento de algo que os incomoda ou amedronta. Outra figura é o navio em movimento ao considerar tanto as ondas na parte dianteira (proa) do casco, quanto a fumaça que sai da chaminé no sentido da sua popa. A última figura é o helicóptero, que sobrevoa o local fazendo, geralmente, reconhecimento da área. Também é utilizado como transporte de pessoas e suprimentos, entre o navio e as bases terrestres. Esses são dois tipos de transportes utilizados pela expedição brasileira nas ‘Operações Antárticas’. O navio de apoio oceanográfico Barão de Teffé (hoje inutilizado) e um helicóptero do tipo “Esquilo”, bi-turbinado, ambos adquiridos pela Marinha brasileira. O navio tinha capacidade para transportar dois helicópteros. A imagem só mostra um deles em ação. As cores fortes, com tonalidades de vermelho ou laranja, são características desse tipo de transporte em terras geladas, por motivos de identificação e segurança. Com o objetivo de dar início aos trabalhos de instalação da Estação Antártica Comandante Ferraz (EACF) e de possibilitar a admissão do Brasil ao Conselho Consultivo do Tratado da Antártica, o Brasil adquiriu o Navio de Apoio Oceanográfico (NApOc) Barão de Teffé, H-42, navio polar, com antigo nome de “Thala Dan”. O navio participou de doze Operações Antárticas e serviu para fornecer apoio logístico e transporte de pessoal à EACF (EXPLORANDO..., informação eletrônica, 2009).

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Uma quarta figura enfatiza a questão da Antártida. No plano inferior direito há uma projeção cartográfica azimutal caracterizada pela projeção central dos meridianos à imagem central do mapa. Esse tipo de representação corresponde à área científica denominada Cartografia. Observa-se ainda, uma pequena inadequação na representação, pois os meridianos deveriam confluir até o ponto central, o que não ocorre nessa imagem. A Antártida, por ser um local distante, desconhecido, inóspito e praticamente inatingível para a grande maioria das pessoas, exerce um fascínio sobre elas. Talvez, por isso, essa imagem retrate um momento de céu claro e mar calmo, sugerindo uma expedição sem infortúnios, o que é uma exceção, além de mostrar um pouco da fauna local. A claridade e a paz nessa imagem escondem o não-dito: território desconhecido, perigoso, com ambiente climático desfavorável à vida urbana etc. A composição e harmonia entre os diversos símbolos impressos nesse selo postal comemorativo e seguindo os critérios estabelecidos neste trabalho, nos possibilita afirmar que este selo difunde elementos que caracterizam um domínio discursivo científico ou uma cientificidade. Parte da identificação e descrição de alguns dos elementos verbo-visuais será suprimida na análise dos próximos selos postais. Isso nos é permitido porque os selos do corpus restrito seguem um modelo padrão de emissão, ou seja, a inscrição de alguns dos elementos é obrigatória, o que tornaria a sua descrição redundante.

Segundo Olhar - Categoria Cientistas

Esta peça, emitida em 13.11.1943, ao contrário dos demais selos que compõem o corpus restrito, foi elaborada com uma única cor (monocromático em tom de verde). Assim era impressa boa parte dos selos comemorativos brasileiros, entre 1900 e 1967. A partir da segunda metade da década de 60 é possível perceber uma mudança com relação à utilização de impressões policromáticas.

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Em contraste ao o fundo verde alguns elementos verbais estão em branco: “BRASIL CORREIO”, “40” e “CENTENÁRIO BARBOSA RODRIGUES”; por sua vez, “CENTAVOS” e “18421942” estão em negrito. Esse selo não tem informações entre a margem e os picotes. Outra característica marcante das emissões comemorativas até meados dos anos 50. O valor facial reduzido de 40 centavos, ao contrário do selo anterior, busca a circulação interna, no Brasil. O tamanho da cifra sugere que a custo baixo do selo é o que deve ser visto primeiro, garantindo, assim, sucesso na sua circulação e geração de receita para o Estado. Esse tamanho de cifra é até mais relevante do que o próprio nome do país ou do motivo da emissão, ambos escritos em letras maiúsculas. Outro aspecto dos selos postais brasileiros que só vai diminuir nos anos 50. Um detalhe que viabiliza a afirmação da circulação postal nacional diz respeito à linguagem utilizada nos elementos verbais em geral. Todos eles estão na língua portuguesa, incluindo o nome do homenageado, destacado na margem inferior em letras brancas e maiúsculas. Dificilmente esse selo suscita interesse no cenário internacional, posto que a língua torna-se uma barreira forte. Esse selo comemora cem anos de nascimento de uma pessoa chamada Barbosa Rodrigues (1842-1909). A referência a esse período de tempo está nos elementos verbais “CENTENÁRIO” e “1842-1942”. O selo não especifica quem era ele (não indica seu nome completo) ou em qual área de conhecimento ele atuou. O fato de ser homenageado num selo postal, pelo Estado brasileiro, no mínimo, nos permite afirmar que teve, em sua prática profissional, uma certa relevância. Duas reflexões são possíveis a partir dessa assertiva. Por um lado, os colecionadores e as pessoas que não atuam na mesma área de conhecimento teriam que, necessariamente, utilizar um Catálogo de Selos, nacional ou internacional, para descobrir quem ele foi e em que área de conhecimento atuou. Assim, em Meyer (1993: 178) descobrimos que esse selo ilustra um desenho de “João Barbosa Rodrigues”, atuante nas áreas de “Botânica e Bacteriologia”. Além disso, observamos que esse selo foi desenhado pelo artista R. Trompowski. Por outro lado, mesmo que a frase-motivo, por si, não indique um discurso científico, o conjunto das figurativizações indica elementos de um discurso científico. Uma paisagem natural ao fundo, com árvores e água, indica o local de pesquisa das pessoas que atuam nas ciências naturais (Botânica). Um microscópio apoiado sobre os galhos de uma planta com flores. Uma mesa, sobre a qual um homem, bem apresentado, simula uma ação de escrita. O uso de papel e lápis, tecnologias necessárias à prática científica. Todos esses elementos visuais constituem um sentido que indica a cientificidade da pessoa homenageada no selo. Duas figuras, em especial, caracterizam um discurso científico: o microscópio, um signo culturalmente reconhecido na prática científica e que remete às práticas em laboratórios, sala de aula e institutos de pesquisa. O próprio cientista e a cena de enunciação da qual ele participa (a paisagem retrata a Amazônia, local de trabalho desse botânico; a planta que sustenta o microscópio é uma orquidácea, espécie estudada por esse cientista).

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Podemos perceber que o quadro foi montado no sentido de indicar que esse cientista, como geralmente os botânicos fazem, está trabalhando ao ar livre, pronto para desvendar os segredos da natureza ao fundo. Lichacowski (1958: 5) explica: “...botânico brasileiro, que fez estudo no Vale do Amazonas, escritor da obra ‘Iconograhie des Orchidées du Brésil’, que o tornou célebre”. Nessa imagem, também percebemos um gênero de caricatura, identificado por meio dos pequenos desenhos que lembram figuras simpáticas e alegres. Elas estão ilustradas nas margens direita e esquerda inferior. Todos os elementos verbo-visuais compõem uma totalidade coerente de sentido, pré-determinada por uma temática específica (ou motivo de emissão): comemorar o centenário de um cientista brasileiro. Por fim, a composição verbo-visual nesse selo nos permite afirmar que o Estado brasileiro enaltece, não apenas o homem-cientista, mas um discurso científico.

Terceiro Olhar - Categoria Encontros

Este selo comemorativo tem o mesmo padrão utilizado por todos os tipos comemorativos dos anos 70 em diante. Esta imagem trata especificamente da divulgação de um evento científico, por meio da expressão entre a margem e os picotes: “III CONGRESSO INTERNACIONAL DE ODONTOLOGIA”. Na margem inferior estão: o nome do artista “Aluísio Carvão” e o nome da casa impressora por extenso: “Casa da Moeda do Brasil”. Os elementos “Brasil”, “77” e “1,30”, seguem o mesmo padrão de análise dos selos anteriores. Neste caso, o Brasil legitima junto à comunidade internacional o seu interesse e participação efetiva na área odontológica. Os termos “CONGRESSO” e ODONTOLOGIA”, propriamente ditos, cumprem a função de difusão científica, pelo menos no que diz respeito a uma das práticas dos cientistas: aquelas em que se reúnem para refletir e

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discutir sobre as áreas de conhecimento (Congresso), neste caso a Odontologia (Ciência da Saúde). O que salta à vista são as figuras centrais da imagem. Os elementos “água”, “flúor” também mantém uma relação direta com a área odontológica. Esses elementos são culturalmente conhecidos, pelos brasileiros, já que as palavras estão escritas em língua portuguesa, como partícipes do discurso dos dentistas. O mesmo não pode ser dito das fórmulas químicas que acompanham esse discurso: “H2O” e “NaF”. Apesar de sua relação direta com as palavras água e flúor, respectivamente, pois é isso que essas nomenclaturas químicas indicam, apenas quem teve condições de estudar química saberia disso. Por outro lado, e isso é mais particular ainda aos dentistas, estudiosos da área e àqueles que com eles convivem, a figura central é o símbolo adaptado da área específica de Odontologia. Trata do Caduceu de Esculápio com uma serpente enrolada da direita para esquerda, oficializada pelo Artigo n° 275 da ‘’Consolidação das Normas para Procedimentos nos Conselhos de Odontologia’’11. A figurativização utilizada neste selo reforça e legitima a área odontológica e a coloca, junto ao público, no mesmo patamar científico que qualquer outra área. Uma luta política entre médicos e dentistas e que, atualmente, ainda vigora. Todos esses elementos contribuem para que se difunda o evento, em particular, e a área odontológica, em geral, fora do ambiente acadêmico-profissional. Esse selo difunde elementos discursivos do campo científico para um público heterogêneo, nacional e internacional.

Quarto Olhar - Categoria Instituições

Esse selo foi emitido com a intenção de homenagear uma das maiores agências de financiamento de pesquisas no Brasil: Financiadora de Estudos e Projetos (FINEP). “Promover 11  O Artigo n° 275 da ‘’Consolidação das Normas para Procedimentos nos Conselhos de Odontologia’’ especifica (1993, informação eletrônica) que o símbolo “conterá o Caduceu de Esculápio, na cor grená, com a serpente de cor amarela com estrias pretas no sentido diagonal, enrolando-se da esquerda para a direita e o conjunto, circunscrito em um círculo também na cor grená, contendo as seguintes dimensões e proporções”.

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o desenvolvimento econômico e social do Brasil por meio do fomento público à Ciência, Tecnologia e Inovação em empresas, universidades, institutos tecnológicos e outras instituições públicas ou privadas”12 é a missão institucional desse órgão vinculado ao MCT. Neste caso, bastaria observarmos a frase-motivo para incluir este artefato na categoria de instituições científicas. Os demais elementos verbais, externos ao quadro, como o nome da artista Izabel Persijn (Maria Izabel Spézia Persijn) e os dois símbolos: “logomarca” e “CMB’13, não têm ligação com essa categorização. Por outro lado, a composição denotativa dessa interface é inteligente e intrigante. Os elementos visuais se mesclam com alguns verbais no que poderíamos chamar de a destilação da pesquisa científica nacional. Por quê? Ora, os elementos padrões “Brasil” e “Cr$”, além do valor facial “550,00”, constituem o fator de legitimidade, credibilidade e determinação desse processo de destilação. Estão fora do Balão de Erlenmeyer, a figura central, que está preenchida por figurativizações daquilo que é partícipe e produto das atividades de pesquisa nacional. Um frasco branco com inscrições em rótulo, o que remete ao uso de substâncias químicas ou aos fármacos; um trem de design arrojado sobre trilhos elevados, o que remete à inovação tecnológica que o país desenvolve na área de transporte urbano público; um automóvel, outro produto tecnológico que não para de sofrer alterações inovadoras e, por fim, a figura de uma pessoa, protegida com roupas especiais para o tratamento de substâncias tóxico-químicas, que, por sua vez, segura em suas mãos uma pipeta e um pequeno frasco de análises químicas (Balão de Erlenmeyer). Todos esses elementos visuais que estão dentro do Balão de Erlenmeyer, são objetos de um discurso científico voltados para uma ação de inovação, de processo contínuo de desenvolvimento e progresso nacional. Não poderíamos deixar de fora a observação de que tudo isso está demarcado sob um fundo lilás. No entanto, esse processo de destilação da inovação nacional depende de financiamento. Sendo assim, o fato que torna esta imagem-motivo intrigante é a parte externa ao suposto frasco: a representação gráfica do cifrão, cujo símbolo é ($), associado ao contexto monetário/financeiro de diversos países. A coloração verde é bastante sugestiva, ao indicar que esses cifrões remetem ao dinheiro brasileiro. O que fica legitimado pelo elemento “Brasil”. Temos, assim, uma composição harmônica bem ordenada. Os elementos visuais dessa composição ancoram fortemente o discurso científico do Estado, projetado sobre a FINEP. A FINEP ganha visibilidade e acolhimento junto aos setores poderosos do Estado e da sociedade como um núcleo simbólico de prosperidade tecnocientífica. A grande quantidade de cifrões afasta a possibilidade de que as pessoas comuns sintam-se parte do fazer cientifico nacional, visto que um discurso econômico é situado de forma extravagante, dissimulando contrapontos entre si e o discurso de difusão de ciência. 12  Disponível em: http://www.finep.gov.br/. Última consulta: 12 de janeiro de 2010. 13  De 1992 até meados de 2001, os selos postais comemorativos, emitidos no Brasil, tiveram a inclusão de uma logomarca da Casa da Moeda do Brasil, ao lado da abreviatura desse nome: CMB.

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Esse selo, apesar de difundir a FINEP para um público heterogêneo nacional e internacional, chega com muito mais apreciação e clareza para um público homogêneo e detentor de um poder sócio-econômico muito distante de outras esferas sociais. Sobre o discurso analisado neste artefato vale a pena perguntar: em que consiste e para quem é a inovação de produção tecnocientífica se não chega a todos os recantos da sociedade?

Considerações Finais Em geral não damos o devido valor a um selo postal. No nosso corrido e ocupadíssimo cotidiano, encaramos esse artefato apenas como um pequeno e insignificante fragmento de papel descartável que indica a taxa a ser cobrada ao remetente de uma correspondência. Esse pequeno pedaço de papel, por vezes, nem chega a ser percebido como um documento, propriamente dito. Mas ele é. O seu processo de construção tem um início, meio e fim. Além de um valor ou função social atribuído pelo Estado, é ele quem indica a tarifa corrente às comunicações postais. Mas não apenas isso. É um artefato documental que percorre o mesmo sistema de produção capitalista como qualquer outro objeto tecnológico, provenientes dos regimes sócio-político-econômicos trazidos à tona no pretérito europeu. O Estado, ao produzir selos postais comemorativos, contribui para a possibilidade de que ocorra um processo de assujeitamento. Os sujeitos que constituem o tecido social, particularmente aquele de interação com o regime de informação do selo postal, assumem os discursos institucionais possíveis conforme o seu trânsito. Mas, percebemos esses sujeitos como elementos participativos e atuantes do processo comunicativo. Agentes partícipes do processo discursivo. Defendemos que, em certa medida, existe uma sustentação das relações sociais a partir desses códigos, divulgados e traduzidos por componentes de uma operacionalização imposta por um sistema capitalista, uma vez que gera o simulacro do desejo do consumo da ‘verdade’ científica. O real ou a ‘verdade’ científica’ também é produzida com a contribuição dos selos postais comemorativos, sejam eles constituintes de acervos individuais ou coletivos, privados ou públicos. A nossa pesquisa mostrou que a cientificidade ilustrada por meio dos selos postais comemorativos brasileiros, emitidos no século XX, é do tipo clássica, linear. A ciência clássica interessava-se pela regularidade, pela linearidade. O nosso corpus mostrou um tipo de discurso científico em que a irregularidade científica parece não existir. Mas, na verdade, a linearidade e o determinismo não são a regra e sim a exceção. Os selos postais detêm na sua minúscula textualidade uma incontável variedade de signos, que deixaram de ser apenas signos e são transformados em veículos de trans-

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missão de verdades estabelecidas, de significações de mundo e de sentidos socialmente construídos. Isso implica dizer que os signos são mutáveis na ação social. Vemos o selo postal como uma manifestação material humana. Não nos interessa olhar para esse artefato no sentido de condenar ou absolver os seus atributos discursivos, mas de enaltecer os lugares possíveis de expressão subjetiva, das transmutações históricas, figuras do pensar e sentir humanos. Não vemos nesses media apenas uma imagem ou uma frase, mas distintas qualidades verbo-visuais que, entrelaçadas num processo discursivo, garantem a circulação de significantes. Um resultado satisfatório deste estudo tem relação com o fato de que desenvolvemos as condições necessárias para que tanto os pesquisadores quanto o público não-pesquisador tenham a possibilidade de olhar atentamente ao selo postal como um artefato que difunde ciência a partir de estratégias discursivo-textuais específicas e, por conseguinte, considerá-lo integrante do gênero divulgação científica. Mas, também podemos olhar esse artefato como memória sócio-científica, objeto que registra o fato, a memória, impedindo o acontecimento do esquecimento. Por fim, defendemos a utilização do selo postal também como instrumento pedagógico, como uma ferramenta de fácil manuseio, custo baixo, que provoca o processo criativo e auxilia na leitura das realidades possíveis. Os selos postais permitem mediar essas realidades, assim como fazem outros media (fotografia, cinema, novela, romances etc).

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El papel de los museos de ciencia y tecnología en los estudios demoscópicos de percepción social de la ciencia: El caso de España Belén Laspra Pérez

Abstract Museums and science and technology displays aspire to become places of trade, multidisciplinary and interdisciplinary centers capable of boosting the relations between science, technology, the scientific community, audiences and the museum itself. The public understanding of science studies museums include science and technology museums in their surveys understanding them as indicators of the involvement of individuals in a society in matters related to science and technology. The results offered by various opinion polls differ in the results offered for museums of science and technology. The difference in results could be due to a lack of consensus in the conception of science and technology museum.

Keywords: Science museums, Public understanding of science, Science, Technology and Society.

Introducción1 Desde los años 70 los Estudios de Ciencia, Tecnología y Sociedad han abordado la relación entre la ciencia, la tecnología y la sociedad desde diversos campos como la política, la 1  Este trabajo ha sido posible gracias a la Ayuda Predoctoral Severo Ochoa del Plan de Ciencia y Tecnología 2006-2009 de la Fundación para el Fomento en Asturias de la Investigación Científica y Aplicada y la Tecnología (FICYT), y al Proyecto Concepto y dimensiones de la cultura científica (FFI 2008-06054/FISO).

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educación, la comunicación, la sociología o la historia. Dentro de estos estudios, los de comunicación social de la ciencia y la tecnología han dedicado sus esfuerzos a la reflexión del papel que juega la comunicación de masas en la conformación de la opinión pública en asuntos relacionados con la ciencia y la tecnología. No obstante, como señala Bruce Lewenstein (1995), generalmente cuando se atiende a la fórmula “ciencia y medios de comunicación”, ésta suele referirse al periodismo científico, aunque sea en un sentido amplio y aunque también incluya temáticas relacionadas con desarrollos tecnológicos. A su vez, suele considerarse “periodismo científico” al material no ficticio sobre ciencia que puede aparecer en periódicos, revistas, libros, televisión, radio, y en los documentales. De esta manera no se suelen incluir otros medios y formatos en lo que también se podrían encontrar contenidos científico-tecnológicos no ficticios, como son los muesos, especialmente los museos de ciencia y tecnología. No es de extrañar. Las exposiciones de estos museos son muy atractivas, pero exceptuando alguna rara excepción, suelen limitarse a presentar la superficie de la sociedad. De hecho, muchos de los museos calificados de “importantes” por especialistas en museología no contribuyen realmente a comunicar los elementos esenciales de la sociedad, al menos no como puede llegar a hacerlo una película, un programa de televisión o una conferencia (Hudson, 1987). En cualquier caso el hecho es que ha habido una extraordinaria proliferación de museos de ciencia y tecnología, algo sorprendente ya que, como afirma Hudson (1987:3), “en cierto modo desafía la lógica económica y el sentido común”. Los museos de ciencia comenzaron su andadura con la creación en 1794 con del Conservatoire National des Arts et Métiers en París, considerado el primer museo de ciencia y tecnología. En su etapa inicial, que tuvo lugar en Europa, los museos principalmente centraban sus exhibiciones en los objetos de sus colecciones, instrumentos y máquinas producto del desarrollo de las ciencias y de las técnicas, dioramas y otros artefactos tecnológicos, muchos provenientes de las Exposiciones Universales. A una segunda etapa pertenecen los museos de ciencia y tecnología creados a partir del primer tercio del siglo XX, cuando a las funciones de conservación y presentación del patrimonio científico y técnico se les unió una decidida voluntad pedagógica. Los museos comienzan a preocuparse más por la calidad de las exhibiciones que por la cantidad de los objetos. De hecho muchos de ellos comienzan a diseñar sus exposiciones en torno a ideas o fenómenos de la ciencia. A partir de los años 60 y 70, como consecuencia de la renovación de la comunicación social de la ciencia, comenzó a imponerse una nueva tendencia en los museos: la elaboración de un estilo de presentación que situaba al individuo en el centro, (Pérez, et al, 1998), con lo que el proceso de comunicación pasa a tener un papel destacado en estas instituciones. Y es que, siguiendo el diagnóstico de Fayard (1999:10) “hasta los años setenta, la divulgación se iniciaba a partir de los contenidos científicos que había que divulgar, por el contrario, la estrategia adoptada por el movimiento de la cultura científica, partía de situaciones y de terrenos ya existentes para incorporar en ellos aportaciones de información”. Esta tercera

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etapa es la de mayor expansión museística. Los museos de ciencia y tecnología aparecen por todo el planeta bajo diferentes nombres. El Ontario Science Center de Toronto o el Exploratorium de San Francisco, dos de los grandes museos de referencia en comunicación de la ciencia aparecen en 1967 y 1969 respectivamente. Los museos de ciencia y tecnología pueden desempeñar un papel importante como espacios de comunicación entre la ciencia, los científicos y la sociedad. Estos museos permiten al ciudadano acercarse comprensivamente al proceso que tiene lugar ente el descubrimiento o el avance científico-tecnológico y su aplicación social; proporcionan conocimientos científico-tecnológicos para el debate de las implicaciones sociales, morales y económicas de los productos y procesos de la ciencia y la tecnología; desarrollan actividades que abren el intercambio de ideas entre científicos en aspectos de actualidad; además, favorecen el debate interdisciplinar donde se pueden explicitar las diferentes faceras de la naturaleza de la ciencia como su filosofía, sociología e historia (Guisasola y Intxausti, 2000). Los museos de ciencia y tecnología están siendo promocionados como lugares de comunicación de la ciencia y la tecnología por excelencia. Por un lado, los fines del museo coinciden con las funciones que los medios de comunicación han desempeñado con mejor o peor fortuna desde su aparición hasta el papel que tienen hoy en día, a saber: informar, formar y entretener. Por otro, los museos de ciencia y tecnología reflejan lo que sucede en el campo científico: los descubrimientos, las teorías y paradigmas dominantes, la investigación que se considera importante, útil, que resiste la prueba del tiempo. Finalmente, reflejan las intenciones de los gobiernos que financian y promueven estos museos con el propósito de formar actitudes y conductas en los ciudadanos que generen un entendimiento y apoyo a la ciencia (Delicado, 2009). Sin embargo, el diferente protagonismo que los estudios de comunicación de la ciencia y la tecnología han dado a estos museos respecto a la comunicación reglada y a los medios de comunicación ha propiciado que se creen lagunas en la comprensión de los museos de ciencia y tecnología que afectan, entre otras cosas, a los instrumentos de medición de la salud del sistema de ciencia, tecnología y sociedad. Los estudios demoscópicos de percepción social de la ciencia están tomando a los museos de ciencia y tecnología como indicadores del grado de implicación, información e interés de la sociedad en cuestiones científicas y tecnológicas. No obstante, la falta de consenso en lo que se refiere a qué se entiende por “museo de ciencia y tecnología” tanto en la sociedad como en las preguntas que conforman las distintas encuestas, está mediatizando los resultados que posteriormente podrían servir para orientar las políticas científicas. Con este trabajo se pretende comparar el tratamiento y los datos concernientes a los museos de ciencia y tecnología ofrecidos por diferentes estudios demoscópicos y estadísticos de España. Concretamente entre los Eurobarómetros y las Encuestas de Percepción Social de la Ciencia. Finalmente se contrastan los resultados con los proporcionados por la Estadística de Museos y Colecciones Museográficas.

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Belén Laspra Pérez

Las Encuestas Nacionales de Percepción Social de la Ciencia La Encuesta de Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología que lleva realizando bienalmente la FECYT desde 2002 analiza el nivel de conocimiento, la familiaridad y las opiniones de los ciudadanos sobre la imagen de la ciencia en los medios de comunicación, la importancia que tiene la investigación científica para nuestra sociedad, la labor de los investigadores y las políticas de I+D+I. En el marco del interés, información y formación de los ciudadanos en la ciencia y la tecnología se encuentran dos preguntas que aportan información sobre las visitas a los museos de ciencia y tecnología y la frecuencia de realización de estas visitas. La única excepción tiene lugar en la encuesta de 2002, en la que se pregunta a los encuestados por la confianza que les inspiran una serie de medios listados a la hora de mantenerse informados sobre ciencia y tecnología. (Ver Tabla 1)

Tabla 1: Confianza que inspiran los distintos medios de información a la hora de mantenerse informado sobre Ciencia y Tecnología (% de menciones). Fuente: (FECYT, 2002) Programas científicos o técnicos en televisión y radio

38.3%

Revistas de divulgación científica o técnicas

30.1%

Telediarios

28.7%

Libros especializados

22.1%

Noticias en la radio

9.3%

Internet

7.7%

El periódico que compra habitualmente

6.8%

Visitas a museos de Ciencia y Tecnología

4.0%

Exposiciones temporales o acontecimientos como la Feria de las Ciencias

3.8%

Revistas semanales de información general como Tiempo, Época etc.

2.0%

Ninguno

0.3%

Otros

0.1%

NS/NC

10,3%

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El papel de los museos de ciencia y tecnología en los estudios demoscópicos de percepción social de la ciencia: El caso de España

Los medios que a los encuestados inspiran más confianza son los “programas científicos o técnicos en televisión o en radio”, las “revistas de divulgación científica o técnicas” y los “telediarios”. Los “museos de ciencia y tecnología”, así como las “exposiciones temporales o acontecimientos como la Feria de las Ciencias” no parecen inspirar tanta confianza, o quizá los encuestados los asocian menos con medios capaces de difundir la ciencia y la tecnología. Si estos datos responden a la realidad los museos de ciencia y tecnología deberían plantearse a qué es debida esa pérdida de confianza y hacer un esfuerzo por recuperarla. Las cuatro encuestas de la FECYT a la hora de recopilar información sobre las visitas a los museos de ciencia y tecnología y la frecuencia de realización de estas visitas utilizan casi siempre la siguiente fórmula “¿Ha visitado alguna vez en los últimos doce meses un museo de ciencia y tecnología? ¿Cuántas veces?” Como se puede ver en la Tabla 2, los resultados muestran que desde 2002 hay un progresivo incremento en las visitas a museos de ciencia y tecnología.

Tabla 2: Porcentaje de encuestados que afirma haber visitado un museo de ciencia y tecnología al menos una vez en los últimos 12 meses en el periodo 2002-2008. (Fuente: FECYT, 2002-2008) 2002

10,60%

2004

11,70%

2006

14,70%

2008

13,00%

Los resultados para 2006 plantean una serie de cuestiones. En primer lugar el leve aumento que tiene lugar en ese año podría ser debido a la apertura de un nuevo museo de ciencia y tecnología, la coincidencia de un evento científico de particular interés social, una mejor campaña publicitaria por parte de los museos o si atiende a la casualidad. Dado que en 2008 el porcentaje de visitas a los museos de ciencia y tecnología desciende, dicho aumento de 2006, podría ser indicativo del comienzo de un descenso, habrá que esperar a los resultados de 2010 para comprobar si la tendencia se mantiene hacia la baja. A pesar del incremento, las cuatro encuestas de percepción social de la ciencia realizadas por la FECYT revelan el mismo dato: la visita a museos de ciencia y tecnología ocupa siempre el último o el penúltimo lugar de la lista de actividades. (Ver Tabla 3).

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Belén Laspra Pérez

Tabla 3: Porcentaje de encuestados que afirma haber asistido al menos una vez en el último año por cada actividad listada en el periodo 2002-2008. (Fuente: FECYT, 2002-2008) 2002

2004

2006

2008

58,2%

57,5%

28,6%

34,6%

33,1%

30,9%

35,3%

31,3%

27,5%

33,8%

31,0%

25,9%

25,8%

Ir al teatro, cine, conciertos Visitar parques naturales Visitar monumentos históricos

32,2%

Visitar museos o exposiciones de arte Acudir a bibliotecas Visitar zoos o acuarios

20,4%

20,0%

22,0%

20,7%

Visitar museos de ciencia y tecnología

10,6%

11,7%

14,7%

13,0%

4,6%

4,5%

Acudir a alguna actividad de la semana de la ciencia Ir al cine

53,3%

Ir a un concierto

27,0%

Visitar una Feria del Libro

24,6%

23,4%

Ir al teatro

19,7%

Asistir a conferencias y cursos especializados

13,6%

Visitar un museo especializado o temático

11,3%

11,3%

Visitar un museo especializado o temático

11,3%

11,3%

Asistir a un festival de música o teatro

35,7%

Visitar un Museo de arte o pintura

22,5%

Visitar una exposición de arte o galería

20,1%

La tendencia se mantiene a lo largo de las encuestas, o al menos no crece significativamente. Los datos del 2002 revelan que sólo el 11,1% de los encuestados habían visitado un museo de ciencia y tecnología. En el 2004 el porcentaje fue de un 11,7%, en el 2006 ascendió al 15% y en el 2008 bajó hasta el 13%. Si comparamos las visitas a museos de

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El papel de los museos de ciencia y tecnología en los estudios demoscópicos de percepción social de la ciencia: El caso de España

ciencia y tecnología con las visitas a museos de arte, la segunda actividad supera en más del doble a la primera. Una posible explicación podría ser la gran oferta de exposiciones artísticas frente a la de exposiciones científicas y tecnológicas. Lo que los datos revelarían entonces es una demanda social de más y mejores exposiciones y muestras científicotécnicas (FECYT, 2006). Por otro lado a partir de la Encuesta 2006 se incluye dentro del listado “Acudir a alguna actividad de la semana de la ciencia”, con una fuerte correlación con las visitas a los museos de ciencia y tecnología. Es decir, en aquellas autonomías en las que mayor ha sido el número de actividades programadas para la Semana de la Ciencia, mayor ha sido también el número de visitas a museos. Las cifras de la actividad “Acudir a alguna actividad de la semana de la ciencia” son tan bajas que es posible pensar que los ciudadanos confunden las actividades de la semana de la ciencia con las visitas a los museos de ciencia y tecnología. La mayoría de los encuestados que afirman haber visitado un museo de ciencia y tecnología lo han hecho sólo una vez, en menor medida dos veces, y en muy pocos casos tres o más de tres veces. (Ver Tabla 4).

Tabla 4: Porcentaje de visitas a museos de ciencia y tecnología por número de visitas realizadas en el último año en el periodo 2002-2008. (Fuente: FECYT, 2002-2008) 1 vez

2 veces

3 veces

2002

71,5%

18,4%

3,1%

2004

65,1%

16,6%

4,3%

2006

55,0%

22,0%

6,7%

2008

59,8%

22,9%

5,0%

A pesar del incremento de las visitas a los museos de ciencia y tecnología en todas las encuestas ocupan el final de la lista. Las actividades más realizadas por los españoles son ir al teatro, al cine y asistir a conciertos. En la Encuesta 2006 se realiza una comparación de la asistencia a museos por Comunicad Autónoma con la existencia de museos de ciencia y tecnología. (Ver Tabla 5).

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Belén Laspra Pérez

Tabla 5: Relación de museos de ciencia y tecnología por comunidad autónoma y porcentaje de visitas a museos de ciencia y tecnología. (Fuente: FECYT, 2006) % de visitas a museos de ciencia y tecnología

Número de museos de ciencia y tecnología

Madrid

21,6%

14

La Rioja

21%

1

Valencia

18,4%

11

Castilla-La Mancha

17,2%

4

Murcia

16,8%

2

Cataluña

16,7%

13

Castilla y León

16%

7

Navarra

16%

2

Aragón

15,6%

7

País Vasco

15,4%

12

Baleares

13,2%

2

Asturias

12,5%

3

Cantabria

12,2%

2

Andalucía

10,6%

2

Canarias

10,6%

1

9%

0

2,7%

4

Comunidad Autónoma

Extremadura Galicia

El mayor número de visitas a museos de ciencia y tecnología tiene lugar Madrid, la comunidad autónoma con más museos de este tipo. Le sigue La Rioja que, junto a Canarias y Extremadura, son los que menos museos tienen. Después de Madrid, Cataluña, País Vasco y Valencia son los que más museos tienen, y el número de visitas que tienen los reparten a distintas alturas de la tabla. No se puede afirmar que exista una fuerte correlación entre el número de museos de ciencia y tecnología y las visitas a ellos. Si se aceptan las visitas a museos como indicadores del interés científico de los ciudadanos, estos datos aportarían información sobre el interés de las distintas Comunidades en cuestiones de

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El papel de los museos de ciencia y tecnología en los estudios demoscópicos de percepción social de la ciencia: El caso de España

ciencia y tecnología. Los ciudadanos de Madrid, La Rioja y Valencia serían los más interesados. También podría ser que Madrid, País Vasco y Valencia sean las ciudades con mayor atractivo museístico, y por tanto con mayor número de visitas. Las cuatro encuestas de la FECYT organizan las opiniones y actitudes hacia la ciencia y la tecnología mediante perfiles de población. En lo que concierne a los museos de ciencia y tecnología, aquellos que pertenecen al segmento de población de los “Desinformados” son los que menos han visitado este tipo de museos, tienen un bajo nivel de formación científica y no manifiestan demasiado interés en obtenerla. Aquellos que pertenecen al segmento de población de los “Críticos desinformados” son los que menos asocian nociones positivas a la ciencia y son muy críticos con la noción de participación, sus visitas a museos de ciencia y tecnología está en la media. Los “Pro-científicos medios” acuden mucho a los museos, están informados, buscan informarse y son participativos en cuestiones relacionadas con la ciencia. Los “pro-científicos entusiastas” son quienes tienen más presente la ciencia en su vida diaria, son críticos con la ciencia y los que más visitan museos de ciencia y tecnología. Estos datos revelan que una mayor formación científica está directamente relacionada con una mayor participación científica y una mejor concienciación de los problemas que atañen a la ciencia y a la tecnología. Las personas más interesadas en la ciencia son las que más museos de ciencia y tecnología visitan.

Los Eurobarómetros de Ciencia y Tecnología “No seremos capaces de implementar una política científica europea a menos que el pueblo de Europa, y los ciudadanos individuales, comprendan el importante papel que desempeñará ésta en la conformación de su futuro”. Son las palabras Dr. G. Brunner, miembro de la Commission of European Communities. Este compromiso se recoge en el prefacio del primer Eurobarómetro de Europeans, Science and Technology realizado en 1977. Contando con ésta son ya seis las encuestas realizadas de esta índole (1977, 1989-1990, 1993, 2001, 2005, 2010) y de doce países que participaron en la primera han llegado a 34. La primera vez que aparecen la cuestión de los museos en los Eurobarómetros es en la encuesta de 1989 Europeans, Science and Technology. El hecho de que ya en la segunda encuesta celebrada en 1989-1990 se incorporara la pregunta por la frecuencia de visitas a museos de ciencias y técnicas es indicativo de la consideración de estos museos como indicadores complementarios a los de percepción pública de la ciencia. Las cuestiones relacionadas con los museos de ciencia y tecnología se plantean en el marco del grado de implicación, información e interés de los encuestados en cuestiones científicas y tecnológicas. Los indicadores utilizados atienden a la lectura y seguimiento de artículos, revistas y programas de ciencia y tecnología, a la participación en debates y foros de ámbito científico, al grado de interés en avances científicos y tecnológicos, y a la

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Belén Laspra Pérez

visita a cierto tipo de instituciones como los museos de ciencia y tecnología. No obstante los museos como indicadores del grado de implicación en estas cuestiones desaparecen del cuestionario en el último Eurobarómetro realizado en 2010. Quizá los resultados eran poco significativos. En un intento de localizar las causas por las que las personas no van a los museos de ciencia y tecnología, en el Eurobarómetro de 2001 se incluye la pregunta por las razones de los encuestados para no visitar este tipo concreto de museos. Lógicamente en el Eurobarómetro de 2005 se incluye además la pregunta por las razones de los encuestados para visitar estos museos. En la encuesta de 2001 las visitas realizadas a un museo de ciencia y tecnología se abordan desde dos preguntas. En una se pregunta a los encuestados si han visitado o no un museo de ciencia y tecnología, para posteriormente preguntarles, en caso de respuesta negativa, las razones de no visitarlo. En la otra se pregunta por las visitas realizadas a cierto tipo de instituciones, entre ellas los museos de ciencia y tecnología. El porcentaje de personas que afirman haber visitado un museo de ciencia y tecnología en el primer caso es 17,8%, y no coincide con el porcentaje de personas que afirman lo mismo en el segundo caso, un 11,3%. La diferencia entre las dos cifras reside en que la noción de museo no está clara entre los encuestados ya que algunos de los que afirmaron haber visitado un museo de ciencias en la primera pregunta, en la segunda afirman haber estado en un zoo o un acuario, pero no en un museo de ciencia y tecnología. (Ver Tabla 6).

Tabla 6: Porcentaje de encuestados que afirma haber visitado un museo de ciencia y tecnología al menos una vez en los últimos 12 meses, en el periodo 1990-2005. Resultados para España. (Fuente: Eurobarómetro, 1990-2005) Año

1990

1993

2001

2005

% Visitas

21%

19%

17%/11%

16%

Las visitas a museos de ciencia y tecnología nunca han sido muy elevadas si se ponen en relación con otras instituciones. Las galerías de arte son las más visitadas, seguidas por las bibliotecas públicas, los zoológicos y los acuarios y finalmente quedan los museos de ciencia y tecnología (Ver Tabla 7). El desarrollo de Internet explicaría la caída de las bibliotecas del 42% en 1993 al 15% en 2001. Su recuperación en 2005 sería debido a que muchas bibliotecas ofrecen nuevos servicios a sus usuarios, como la apertura de aulas de estudio o salas de ordenadores.

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El papel de los museos de ciencia y tecnología en los estudios demoscópicos de percepción social de la ciencia: El caso de España

Tabla 7: Porcentaje de encuestados que afirma haber asistido al menos una vez en el último año por cada actividad listada en el periodo. Resultados para España. (Fuente: Eurobarómetro, 1993-2005) Museos de Ciencia y Tecnología

Zoos / Acuarios

Bibliotecas Públicas

Galerías de Arte

1993

19%

33%

42%

32%

2001

17%/11%

13%

15%

38%

2005

16%

19%

23%

20%

La mayoría de los encuestados que afirmaron no haber visitado un museo de ciencia y tecnología alegaron fundamentalmente dos razones: la falta de tiempo y la falta de interés, representando más del cincuenta por ciento de las respuestas. En menor medida adujeron la lejanía del lugar. Otras razones fueron el elevado precio de la entrada y el desconocimiento de dónde encontrar este tipo de instituciones. En el caso de haber afirmado haber visitado un museo de ciencia y tecnología, más del 60% afirman que es interesante. En menor medida, aunque también numerosos, fueron los encuestados que afirmaron que lo visitaron porque les gustaba la ciencia y la tecnología, para aprender algo o por sus hijos, amigos o familia. Ser divertido, una exhibición especial, o no tener nada mejor que hacer fueron los otros motivos. Los resultados para España indican que, aunque se mantiene por encima de la media europea en lo que respecta a visitas a museos de ciencia y tecnología, la tendencia es ir a la baja. (Ver Tabla 8).

Tabla 8: Porcentaje de visitas a los museos de ciencia y tecnología en el periodo 1990-2005. Fuente: Eurobarómetro, 1990-2005) España

Media Europea

1990

21%

19%

1993

19%

18%

2001

17%/11%

17%

2005

16%

16%

Los países que suelen encabezar la lista pertenecen al norte de Europa. Bélgica, Dinamarca, Reino Unido y Luxemburgo son los estados en los que más se visitan museos

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de ciencia y tecnología. Irlanda, Portugal y Grecia son los países que la cierran. En cualquier caso los resultados de los Eurobarómetros indican que el perfil de visitante de un museo de ciencia y tecnología es una persona joven, generalmente hombre, que vive preferentemente en la ciudad, que tiene estudios o está estudiando, goza de un poder adquisitivo medio-alto, y muestra interés en los temas relacionados con la ciencia y la tecnología. La única excepción a este perfil son las familias con hijos, que al margen de su educación y sus ingresos, parecen frecuentar estos museos como actividad familiar.

Comparación de resultados Los datos de los Eurobarómetros revelan que en España la población realiza menos visitas a museos de ciencia y tecnología. Los resultados de las encuestas de la FECYT revelan lo contrario. ¿Quién tiene razón? Para averiguarlo es necesario acudir a otra fuente: a la Estadística de Museos y Colecciones Museográficas (en adelante EMCM). Esta estadística está elaborada por la División de Estadísticas Culturales y la Subdirección General de Museos Estatales del Ministerio. Se trata de una investigación bienal que se realiza desde el año 2000 por el Ministerio de Cultura. Su finalidad es ofrecer al ciudadano datos básicos sobre los museos y las colecciones museográficas de España, poner a disposición de las Administraciones Culturales la información necesaria para la toma de decisiones en relación con el patrimonio museográfico y atender a las demandas de información estadística en los ámbitos autonómico, nacional y de las organizaciones internaciones. La EMCM ofrece datos sobre la oferta museística, las características generales de los museos, la accesibilidad y la infraestructura, los equipamientos y los fondos museísticos. La EMCM también recoge datos sobre las visitas a museos de ciencia y tecnología, arrojando resultados similares a los de las encuestas de percepción social de la ciencia de la FECYT. La Tabla 9 muestra, según la EMCM, que el número de visitantes a los museos de ciencia y tecnología ha ido incrementándose significativamente en el periodo 20002006. No sólo eso, sino que ha ido ganando puestos en el ranking de visitas respecto de otros museos. Del undécimo puesto que ocupaba en el año 2000 ha ascendido al quinto, tercero y cuarto en 2002, 2004 y 2006 respectivamente.

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El papel de los museos de ciencia y tecnología en los estudios demoscópicos de percepción social de la ciencia: El caso de España

Tabla 9: Cifras de visitantes a museos de ciencia y tecnología en el periodo 2000-2006 (Fuente: EMCM) Año

Número de visitas

2000

1.200.273

2002

2.633.832

2004

4.671.163

2006

5.610.207

No obstante, si ponemos en relación el número de visitantes con las cifras oficiales de la Revisión anual del Padrón municipal del Instituto Nacional de Estadística (INE), que estudia la evolución demográfica de la población basándose en censos y padrones, la tendencia se invierte apoyando los resultados de los Erobarómetros. (Ver Tabla 10).

Tabla 10: Relación de visitantes a museos de ciencia y tecnología en relación a la demografía española. (Fuente: INE, EMCM, 2000-2006)

Año Población española/Número de visitantes a museos de ciencia y tecnología. (En porcentajes)

2000

2002

2004

2006

0,33%

0,15%

0,09%

0,079%

La explicación más plausible para las diferencias entre los resultados de las encuestas de la FECYT y los de la EMCM es que, evidentemente, las personas podrían visitar más de una vez al año museos de ciencia y tecnología. En realidad esa explicación no es muy convincente si se tiene en cuenta que, según los resultados de la FECYT, la mayoría de los encuestados que afirman haber visitado un museo de ciencia y tecnología lo han hecho sólo una vez, en menor medida dos veces, y en muy pocos casos tres o más de tres veces como se vio anteriormente en la Tabla 4. Los resultados evidencias que no existe un concepto unívoco de “museo de ciencia y tecnología”. Ni si quiera a nivel administrativo. De hecho, en la Encuesta de Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología de 2006 los resultados de las visitas a museos de ciencia y tecnología por comunidad autónoma se ponen en relación con el número de museos de este tipo que existen en cada autonomía. El número de museos y el lugar físico en el que

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Belén Laspra Pérez

están ubicados según la encuesta de la FECYT no coincide con el número de museos y el lugar físico en el que están ubicados según la EMCM realizada en mismo año. Los datos se ponen en relación en la siguiente Tabla 11.

Tabla 11: Número de museos de ciencia y tecnología por comunidad autónoma en el periodo 2006*. ( Fuente: EMCM, FECYT, 2006) Comunidades Autónomas

EMCM

FECYT

Andalucía

1

2

Aragón

2

7

Asturias

2

3

Baleares Canarias

2 3

Cantabria

1 2

Castilla y León

5

7

Castilla-La Mancha

1

4

Cataluña

6

13

Extremadura





Galicia

3

4

La Rioja



1

Madrid

6

14

Murcia

1

2

Navarra

..

2

País Vasco

5

12

Valencia

2

11

Total

37

87

* No se incluyen aquellas autonomías en las que no consta algún museo de ciencia y tecnología

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El papel de los museos de ciencia y tecnología en los estudios demoscópicos de percepción social de la ciencia: El caso de España

La realidad es que cada organismo parece ejercer criterios propios para seleccionar qué museos españoles caen bajo la denominación de museos de ciencia y tecnología. La EMCM recoge 37 museos de ciencia y tecnología; FECYT contabiliza hasta 87; según el Directorio de Museos de España del Ministerio de Cultura (que además es de quien depende la EMCM) hay 58 museos de ciencia y tecnología; a la Red Nacional de Museos de Ciencia y Tecnología están adscritos 25; según la página web http://www.directoriomuseos.com que recoge más de 2.000 museos de España existen 50 museos de tecnología. Las desviaciones en la consideración de los museos de ciencia y tecnología afectan a los resultados de los estudios demoscópicos y estadísticos. Tanto es así que las discrepancias no sólo parecen existir entre distintos análisis y se presentan dentro del mismo estudio. Al menos los resultados ofrecidos por la EMCM, mostrados en la Tabla 12, en lo que respecta a la apertura y clausura de museos de ciencia y tecnología para el periodo 2002-2006 resultan un poco contradictorios.

Tabla 12: Número de museos de ciencia y tecnología por año y comunidad autónoma*. (Fuente: EMCM, 2000-2006) Comunidades Autónomas

2000

2002

2004

2006

Andalucía

3

1

1

1

Aragón

1

..

..

2

Asturias

2

2

1

2

Canarias

1

1

1

3

Castilla y León

2

3

4

5

Castilla-La Mancha

3

2

2

1

Cataluña

10

10

7

6

Valencia

2

1

1

2

Galicia

1

3

2

3

Madrid

11

8

10

6

Murcia

..

1

1

1

Navarra

..

0

1

..

País Vasco

3

5

6

5

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Belén Laspra Pérez

Total

39

37

37

37

* No se incluyen aquellas autonomías en las que no consta algún museo de ciencia y tecnología

La metodología de la EMCM no ofrece información alguna sobre si se contabilizan sólo los que están abiertos, así que es imposible saber si la aparición y desaparición de los museos responde a cierres temporales, a unificaciones de museos, o a cambios en el tipo de colección del museo y por tanto a un cambio de tipología museística. En cualquier caso, estos datos no se repiten para otros museos, siendo sus resultados mucho más coherentes.

Conclusiones El estudio en profundidad de los datos de los estudios demoscópicos y encuestas en lo que concierne a museos de ciencia y tecnología muestra que existe una cierta discrepancia en los resultados. El problema reside en la carencia de un método de clasificación de estos museos. Así museos cuyo contenido se acercaría más al de los museos de ciencias naturales o de historia natural son clasificados como museos de ciencia y tecnología, y viceversa; los planetarios, los zoológicos o los parques naturales también aparecen a veces como museos de ciencia y tecnología. Los propios museos de ciencia y tecnología son denominados mediante distintos nombres: centros de ciencia, casas o ciudades de las ciencias, exploratorios, etc. Esto hace muy difícil su agrupación bajo un único rótulo. Ciertamente es inevitable que a nivel social se establezca tal diversidad conceptual, pero a nivel institucional debería promoverse una cierta unidad de criterio. No existe en el diseño de las encuestas una univocidad en cuanto a qué se entiende por museo de ciencia y tecnología. Esta vaguedad afecta al análisis y a la interpretación de los resultados de las encuestas que las administraciones públicas utilizan para medir la salud del sistema de ciencia y tecnología, y por ende, pueden dificultar la toma de decisiones en política científica. Quizá el que se planteen tantos problemas en torno a los museos de ciencia es indicativo de que en el fondo no son buenos indicadores complementarios a los de percepción social de la ciencia, y la solución sea la que se ha adoptado en el último Eurobarómetro de 2010: no incluirlos en la encuesta. Sin embargo, siendo los museos de ciencia y tecnología espacios tan adecuados para mediar entre las cuestiones científicas y la sociedad ¿no deberían las encuestas de percepción social de la ciencia reflexionar sobre las relaciones entre la sociedad y los museos para construir un mejor indicador? Este trabajo tan sólo pretende poner de manifiesto que las diversas encuestas y estudios demoscópicos están utilizando metodológicamente un concepto distinto de museo de ciencia y tecnología. Esas diferencias provocan que los estudios arrojen resultados diferentes e incluso opuestos. Un criterio metodológico unificado podría permitir una

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El papel de los museos de ciencia y tecnología en los estudios demoscópicos de percepción social de la ciencia: El caso de España

mejor comparación de los resultados de las encuestas de percepción social de la ciencia, y quizá ofrecer datos más fiables para la toma de futuras decisiones.

Referencias Commission of the European Communities (1977). Special Eurobarometer of Science and European Public Opinion. Ref: 9. Dirección: http://ec.europa.eu/public_opinion/ archives/ebs/ebs_9_en.pdf (Última consulta: 15 de febrero de 2011). ---------------- (1989-1990). Special Eurobarometer Europeans, Science and Technology. Ref: 43. Dirección: http://ec.europa.eu/public_opinion/archives/ebs/ebs_43_fr.pdf (Última consulta: 15 de febrero de 2011). ---------------- (1993). Special Eurobarometer Europeans, Science and Technology. Ref: 76. Dirección: http://ec.europa.eu/public_opinion/archives/ebs/ebs_076_en.pdf (Última consulta: 15 de febrero de 2011). ---------------- (2001). Special Eurobarometer Europeans, Science and Technology. Ref: 154. Dirección: http://ec.europa.eu/public_opinion/archives/ebs/ebs_154_en.pdf (Última consulta: 15 de febrero de 2011). ---------------- (2005). Special Eurobarometer Europeans, Science and Technology. Ref: 224. Dirección: http://ec.europa.eu/public_opinion/archives/ebs/ebs_224_report_en.pdf (Última consulta: 15 de febrero de 2011). ---------------- (2010). Special Eurobarometer Europeans, Science and Technology. Ref: 340. Dirección: http://ec.europa.eu/public_opinion/archives/ebs/ebs_340_en.pdf (Última consulta: 15 de febrero de 2011). Delicado, A. (2009). “Scientific controversies in museums: notes from a semi-peripherical country”. Public Understanding of Science, volumen 18, número 6, pp.759-767. Fayard, P. (1999). “La sorpresa de Copérnico: ¡el conocimiento gira alrededor del público!’. Alambique, número 21, pp.9-16. FECYT (2002). Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología en España. España: FECYT. ---------- (2004). Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología en España. España: FECYT. ---------- (2006). Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología en España. España: FECYT. ---------- (2008). Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología en España. España: FECYT Guisasola, G. y Intxausti, S. (2000). “Museos de ciencia y edicación científica: una perspectiva histórica”. Alambique, número 26, pp.7-14. Hudson, K. (1987). Museums of influence. Cambrige: Cambrige University Press. Instituto Nacional de Estadística. Estadística de museos y colecciones museográficas. Dirección: http://www.ine.es/jaxi/menu.do?type=pcaxis&path=/t12/a111/a02/&file=pcaxis (Última consulta: 15 de febrero de 2011). ------------ Series de población desde 1996. Cifras oficiales de la Revisión anual del

Redes.Com n°7 | 139

Belén Laspra Pérez

Padrón municipal a 1 de enero de cada año. Dirección: http://www.ine.es/jaxiBD/ menu.do?L=0&divi=DPOP&his=0&type=db (Última consulta: 15 de febrero de 2011). Lewenstein, B. V. (1995). “Science and the Media” en S. Jasanoff, S., Msrkle, G. E., Petersen, J. C. y Pinch, T. (Eds.). Handbook of science and technology studies, United States of America: SAGE Publications, pp.343-360. Pérez, C., Díaz, M. P., Echevarría, I., Morentin, M. y Cuesta, M. (1998). Centros de ciencia. Espacios interactivos para el aprendizaje. País Vasco: Servicio Editorial de la Universidad del País Vasco.

140 | ISSN 1696-2079

Comunicação e consultas públicas online em Ciência e Tecnologia Henrianne Barbosa, Camila Carneiro Dias Rigolin, Maria Cristina Piumbato Innocentini Hayashi

Abstract Public Understanding of Science and Technology includes debates and actions towards informations rights, digital inclusion and citizen participation in public policies. This paper analyzes a group of news about public consultations published in the governmental website of the brazilian Ministry of Science and Technology. In this way, the study discusses the relationship between Communication and online mechanisms that promote citizen engagement in Public Administration in order to foster and legitimate joint deliberations made possible by technological resources applied to journalistic practices. We argue that this practices are still underrated, despite the possibilities presented by technological advancement. Keywords: Public Communication, Online Public Consultations, Science and Technology, Journalism, Public Transparency.

Introdução Estratégias comunicacionais do Estado, amparadas por mecanismos tecnológicos e legais, devem favorecer e ampliar trocas argumentativas e contra-argumentativas de atores diversos que influam efetivamente nos projetos e decisões governamentais acerca da ciência, tecnologia e inovação. A compreensão da Comunicação Pública em Ciência e Tecnologia (C&T) inclui debates e ações referentes ao direito à informação com ênfase na inclusão cidadã para a gestão compartilhada em questões de interesse público.

Redes.Com n°7 | 141

Henrianne Barbosa, Camila Carneiro Dias Rigolin, Maria Cristina Piumbato Innocentini Hayashi

A partir da análise de notícias publicadas no portal do Ministério de Ciência e Tecnologia (MCT) sobre consultas públicas, este estudo discute a relação entre Comunicação e mecanismos online que visam à participação na Administração Pública para incrementar e validar as deliberações conjuntas, a partir da articulação de dispositivos tecnológicos com a prática jornalística direcionada à C&T.

1. Comunicação Pública: bases legais Com o avanço da Comunicação Estatal, a expressão Comunicação Pública vem sendo apropriado pelo Estado para definir a sua prática jornalística e suas estratégias comunicacionais. No entanto, a Comunicação Estatal só se torna pública quando está comprometida com o “bem comum” e atende aos requisitos de transparência pública. A comunicação do Estado deve ser regida pela supremacia do interesse público. Justen Filho (2006: 36) comenta que juridicamente “o efetivo titular do interesse publico é a comunidade, o povo” e enfatiza que o interesse público não se confunde com o interesse do Estado, nem com os interesses do aparato administrativo ou do agente público. Diante da complexidade do termo “interesse público”, é necessário que haja canais de comunicação para que os diversos segmentos da sociedade, em conjunto com o Estado, se manifestem, interajam, negociem, estabeleçam intercâmbio e visem a resoluções estabelecidas democraticamente. O administrado não é mais o súdito, mas o cidadão, o “consumidor dos serviços públicos”, dotado de direitos, que estabelece uma relação mais policêntrica, descentralizada, negociada com a Administração Pública. Na transformação de um Estado regido pela visão ptolomaica do direito administrativo – que privilegia o governante – para uma visão copérnica, que coloca administrado e administrador no mesmo plano; os meios de comunicação, em especial a Internet, desempenham papel central. (Toba, 2003: 86-7) A grande imprensa e meios de comunicação privados, quando promovem a informação de qualidade e estimulam a participação em questões públicas e na esfera decisória do Estado, praticam a Comunicação Pública. Comunicação Pública tem a ver com participação popular, multiplicidade de vozes, esfera de interação social. O conceito não remete, necessariamente, a instituições públicas, estatais ou não. Estas, contudo, devem assumir seu compromisso cívico. A prática da Comunicação Pública une diversos aspectos, entre eles os legais, pautando-se, sobretudo, pela interação social e atenção aos direitos da informação: direito de saber – o cidadão tem o direito de saber o que se passa no interior da Administração Pública; direito de controle – a verificação cidadã da legalidade das decisões administrativas, bem como do uso do dinheiro público; e os direitos de participar e interagir (Taborda, 2002). O Estado transparente não é o que se mostra superficialmente ou que busca no

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recurso do jornalismo e da tecnologia apenas credibilidade e restauração de sua imagem pública, mas é o que une dispositivos tecnológicos e estratégias comunicacionais para promover a legitimidade dos processos decisórios. Para que a prática da comunicação estatal atenda aos ideais de comunicação pública, devem-se considerar os quatro aspectos interrelacionados: 1. Direitos; 2. Informação; 3. Motivação e 4. Participação e interatividade. A seguir apresenta-se o detalhamento de cada um desses aspectos.

1.1Direitos O direito à informação está diretamente relacionado ao direito à comunicação – procurar e receber informações e comunicá-las, com interatividade. Historicamente, a busca pela liberdade de expressão e comunicação já estava presente na Grécia Antiga e também na cultura judaica. A conquista dos direitos à informação e à comunicação passou por uma longa trajetória para o seu reconhecimento, constitucionalização e fundamentalização (Ferreira, 1997; Farias, 2004) Após a Magna Carta Libertatum, de 1215, que faz menção ao direito à informação, houve outras conquistas democráticas: direito de informação ao preso (Bill of Rights, 1628), direito de petiç 199ão ao rei e liberdade de expressão parlamentar (Bill of Rights, 1689), supressão da censura prévia e licença para impressão na Inglaterra (Abolição do Licensing Act, 1695), positivação jurídica da liberdade de imprensa (Virginia Bill of Rights, 1776), liberdades de consciência, de opinião e de publicação (Declaração Francesa dos Direitos do Homem e do Cidadão, 1789), direito de reunião (Constituição francesa, 1791), reafirmação da liberdade de imprensa (Primeira Emenda à Constituição Americana, 1791), liberdades de procurar, receber e transmitir informações e ideias (Declaração Universal dos Direitos do Homem, ONU, 1948), liberdades de receber e de comunicar informações ou ideias (Convenção Europeia de Salvaguarda dos Direitos do Homem, 1950), direito à comunicação (Comissão MacBride, 1974-1980) (Ferreira, 1997; Farias, 2004; Lopes, 1997). O direito à comunicação foi reivindicado, em 1969, pelo francês Jean D’Arcy, à época diretor de serviços audiovisuais e de rádio do Departamento de Informações Públicas das Nações Unidas (Brittos y Collar, 2008; O’Siochru, 2008; Rebouças, 2008). Informação é poder, é bem-estratégico determinante na conquista de territórios econômicos e espaços públicos ativos. A informação deve circular do Estado para o povo e do povo para o Estado, sem privilegiar grupos específicos. Um direito à informação não assegura a eliminação da mentira e do segredo, mas pode constituir um instrumento útil na preservação da democracia e na luta pela melhoria

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das condições de participação efetiva de todos na discussão política e nas decisões que dela decorrem (Almino, 1986: 106).

Para Valente (2004: 114), que analisou o acesso à informação orçamentária no Sistema Financeiro de Administração Financeira (Siafi), “a participação na vida pública depende fundamentalmente das condições políticas e sociais colocadas, mas sem acesso à informação, a existência de canais de participação torna-se obsoleta.” O acesso à informação não garante a participação e interatividade cidadã, mas se configura como um pré-requisito indispensável para a concretização da transparência. Se quisermos entender a envergadura do tema do acesso à informação para a transparência administrativa e governamental e, consequentemente, para uma prática políticoadministrativa menos suscetível à corrupção, não é suficiente termos em vista apenas o processo político-administrativo como tal e as condicionantes de seu controle. É preciso levar em consideração a crescente importância da questão informacional na sociedade contemporânea, o papel do Estado como gestor das informações públicas, as exigências de transparência, assim como a fundamental importância do acesso à informação para o processo de participação democrática (Frey, 2005).

O direito à informação deve estar associado à pluralidade de visões, portanto, à comunicação. Karam (1997), ao falar sobre jornalismo, ética e liberdade, afirma que cada grupo social tem o direito de se reconhecer nos meios de comunicação e entrar em contato com o outro, na constituição de um palco de conflitos saudáveis para a democracia. Do ponto de vista histórico, na segunda metade do séc. 20, o direito à informação e à comunicação passa a ser um ponto central nas discussões que visavam a estabelecer os direitos humanos universais. No centro desse debate situa-se a Nova Ordem Mundial da Informação e Comunicação (Nomic) que veio à tona em 1980 com a divulgação na Assembleia Geral da ONU, do relatório Many Voices, One World, elaborado pela Comissão MacBride, constituída em 1977 pela Unesco e liderada pelo prêmio Nobel da Paz Sean MacBride. Essa Comissão tinha como objetivo de traçar um panorama da concentração dos meios de comunicação em nível mundial e a iniciativa visava ainda sugerir uma nova ordem comunicacional para resolver tais problemas promovendo a paz e o desenvolvimento humano. Entre outros aspectos o Relatório MacBride recomendou: As necessidades de comunicação numa sociedade democrática devem ser atendidas pela extensão de direitos específicos, como o direito de ser informado, o direito de informar, o direito à privacidade, o direito de participar na comunicação pública - todos os elementos de uma nova concepção do direito para se comunicar. Ao desenvolver o que poderia ser chamado de uma nova era dos direitos sociais, sugerimos que todas as

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implicações do direito à comunicação sejam mais bem exploradas. (Many Voices, One World, 1980. Tradução nossa.)

Tendo em vista o estudo da legislação, Farias (2004) distingue “o direito de informar” (aludido no inciso IX do art. 5º da Constituição), o “direito de acesso à informação” (inciso XIV do art. 5º), “direito de ser informado” (aludido no inciso IX do art. 5º). Também com base na lei, Ferreira (1997) estabelece a diferença entre “direito à informação” (inciso XIV do art. 5º) e o “direito à comunicação” (inciso IV do art. 5º). Atento à polissemia dos termos e insatisfeito com a “Torre de Babel” que caracteriza os conceitos no campo da Comunicação, Antonio Pasquali (2005: 27) discorre sobre os significados dos termos “informação” e “comunicação” são problematizados por Pasquali (2005): Informação é ontologicamente relacionada à causalidade. Ela conota a mensagem/ causa de um transmissor ativo, que busca gerar no receptor passivo um comportamento/ efeito imediato ou remoto. Comunicação é ontologicamente relacionada à comunidade. Ela conota a mensagem/diálogo, que busca produzir respostas não programadas, reciprocidade, consenso e decisões compartilhadas.(Pasquali, 2005: 27)

O conceito de transparência implica na diferenciação entre “direito à informação” e “direito à comunicação” e no cumprimento imprescindível dos dois direitos, cujo aspecto mais importante é a interatividade cidadã. Segundo Pasquali (2005), a informação isolada caracteriza um comportamento com verticalidade, subordinação, competitividade, imperatividade, ordens e propaganda em comparação com a comunicação que resultaria em mais equilíbrio e perfeição no relacionamento por prover mais igualdade, reciprocidade, complementaridade, diálogo. Considerado um direito de “quarta geração”, o direito à comunicação “não recebeu ainda sua forma definitiva, nem o seu conteúdo pleno”, na visão de Ramos (2005: 248). Pede-se por saúde, educação, liberdade de ir e vir, emprego, mas fala-se pouco do acesso universal à informação e à comunicação. Vista como mercadoria, a informação perde-se em um regime de trocas, sem que efetivamente existam diálogos transformadores com a inserção de atores diversos numa perspectiva de interatividade horizontal – “num plano de igualdade, sem domínio dos elementos mais fracos e sem discriminações” (Ramos, 2005: 249).

1.2 Informação: veracidade e impessoalidade Ao cumprir o direito de informar, o Estado deve priorizar a qualidade da informação, tendo em vista o dever da veracidade, da impessoalidade e da moralidade. Sobre o dever da veracidade, a procuradora do Estado de São Paulo e jornalista, Vera Nusdeo Lopes afirma:

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À unanimidade todos concordam em que a melhor forma de garantir a busca da verdade é assegurar a pluralidade das fontes de informação, impedindo a formação de monopólios e oligopólios, a fim de que os indivíduos possam escolher dentre as várias versões apresentadas de um dado acontecimento e suas interpretações possíveis, a que melhor lhe parece e, assim, estar apto a formar sua própria consciência política, social e cultural, bem como ter suas próprias opiniões, as quais poderão ser objeto, por seu turno, da liberdade de expressão. (Lopes, 1997: 209)

Entre as diversas acepções do princípio da impessoalidade, relacionadas tanto ao administrado quanto à própria Administração, está a exigência de não prevalência da figura pública em detrimento do interesse público (Di Pietro, 1990; Martins, 2004; Meirelles, 2002). A personalização da publicidade oficial, proibida por lei, “é desvio de finalidade, vício frequentemente cometido” (Martins, 2004: 121), mesmo que seja com o pretexto de educar, informar ou prestar orientação social. No entanto, estratégias comunicacionais, estatais ou privadas, têm privilegiado um ambiente espetacular e centrado na figura política, em detrimento da esfera pública política ou da política de negociações, termo utilizado por Gomes (2004: 83). Segundo Gomes, a mídia funciona como uma “esfera de visibilidade pública”, focada na cena política, na construção de imagens – o “ser visível” está restrito à mera visibilidade exterior. A construção da imagem pública, por meio da comunicação eletrônica, sobretudo, é considerada peça essencial no jogo político contemporâneo. O princípio da impessoalidade enfrenta muitos obstáculos diante de uma das características da sociedade contemporânea: o culto à imagem, a autopromoção, o marketing político em detrimento das razões públicas.

1.3 Subprincípio da Motivação Este subprincípio é parte integrante do princípio da Transparência Administrativa. Seu significado está diretamente ligado ao controle do poder por parte da população, uma vez que o Estado é obrigado a explicar as razões ou os motivos de seus atos, além de expor os planejamentos, antes da tomada de decisões. “Disto decorre que aos administrados em geral haverá de ser dado não apenas o direito de saber o que a Administração faz, mas, também, por que o faz” (Martins, 2004: 236). A obrigatoriedade do dever da motivação foi consagrada com a Lei n. 9.784/99, estabelecida pela primeira vez em 1965, com a Lei n. 4.717, e acabou sendo garantida no art. 37 da Constituição Federal (BRASIL, 1988). Conforme argumenta Martins (2004: 237) as finalidades da motivação são diversas, destacando-se como “princípio valioso na moralização da Administração Pública – contra

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a inércia, a lentidão, o hábito de agir sem pronunciamento explícito. Na visão desse autor, a prática do subprincípio da motivação aumenta a transparência na medida em que: combate o segredo político e favorece a gestão pública, reduz o espaço para o arbítrio, a parcialidade, os favorecimentos e as preterições, a corrupção e a improbidade ao exigir que o agente público exponha sua convicção, valoriza o processo administrativo. O subprincípio da motivação está diretamente ligado ao da publicidade legal, haja vista que há uma “visível conexão entre publicidade e motivação e a transcendência do princípio da transparência nelas calcado” (Martins, 2004: 235), estando também ligada ao subprincípio da participação popular. De acordo com Martins (2004: 270), o subprincípio compreende os seguintes requisitos: “Explicitação, suficiência, clareza, congruência com graus adequados de certeza e segurança para viabilizar seus fins”, uma vez que o requisito da suficiência consiste na exposição dos motivos públicos de maneira reflexiva, mostrando as correlações, e explicando por que uma “opção, e não as outras, é a que melhor satisfaz o interesse público específico”. Ademais, como assinala Alamino (1986: 24-5), “a linguagem especializada funciona, ademais, como código e eleva barreiras de segredo com vistas à preservação ou aquisição do poder”. As publicações estatais, de fato, nem sempre atendem aos requisitos de clareza, coerência, didatismo que tornam possível ao público leigo compreender os atos do poder e discuti-los. “Assim, se não permitir o seu devido entendimento, a motivação não atenderá aos seus fins, podendo acarretar na nulidade do ato” (Meirelles, 2002: 96). A diferença entre motivação e publicidade foi estabelecida por Martins (2004: 292), ao mostrar que a motivação é intrínseca, essencial para o processo decisório do governante, enquanto a publicidade faz parte de “uma etapa extrínseca e posterior com objetivos diferenciados”. Expor motivos, causas, contextualizar a informação, e não apenas disseminar imagens e textos factuais é também um princípio do Jornalismo, comprometido com a democracia. Como é definido pela própria lei, um poder transparente não só informa, mas, sobretudo, contextualiza, explicita, torna claro e expõe o conflito, em vez de suprimi-lo. Alberto Dines, em seu livro O papel do jornal, faz uma análise da comunicação governamental em 1986, que ainda continua válida: Não adianta focalizar apenas obras grandiosas, mas, sim, os problemas que as geraram. A propagação dos feitos monumentais tende a acomodar a comunidade, paternizá-la e impedir seu ímpeto criador. Uma corajosa menção aos problemas e às suas causas explicará os programas empreendidos para saná-los e levará a sociedade a uma parceria construtiva. Este é um dos principais defeitos da hipercomunicação que atacou os administradores brasileiros: numa típica situação de bumerangue, foram enganados pelos próprios efeitos do feito. (Dines, 1986: 126)

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1.4 Participação e interatividade A comunicação estatal pode promover a participação popular e oferecer mecanismos de interatividade, além da informação factual. Na grande imprensa, os jornais reservam alguns espaços para a participação e interatividade do leitor, com o envio de mensagens e o envolvimento em debates, além de certo espaço para contestações representadas pelo ombusdman. Embora limitados na sua eficiência, tais canais significam uma chance do leitor expor suas opiniões e devem servir de modelo para sistemas de comunicação estatal. A participação e interação popular no processo de comunicação já havia sido enfatizada por Dines (1986) que afirma A comunicação é um processo múltiplo, funcionando bilateral e simultaneamente entre emissor-receptor. Quando se pretende uma comunicação na direção única emissorreceptor, sem retorno (ou feedback), temos apenas a etapa primária da divulgação. E mesmo quando ocorre um retorno, mas do qual não participa toda a audiência potencial, persiste a disfunção. (Dines, 1986: 132-3)

A participação popular foi incorporada nas legislações progressivas como Pacto Internacional dos Direito Civis e Políticos (Resolução n. 2.200-A XXI) da Assembleia Geral das Nações Unidas, de 19 de dezembro de 1966, sendo aceita no Brasil pelo Decreto Legislativo n.226/91, além de estabelecida na Constituição de 1988. A função da participação popular, de acordo com Martins (2004) assume um significado importante no contexto da transparência pública. O autor comenta que Além do atendimento aos fins da transparência pública, a participação tem como pressuposto a multiplicidade de interesses públicos. É antídoto contra o clientelismo e a participação oculta (lobby, grupos de interesse e de pressão). Mister à luz da moralidade e da imparcialidade, garantias para evitar a confusão entre os espaços do público e do privado na admissão de pessoas estranhas aos quadros da Administração Pública (incompatibilidades, restrições de acesso, transparência etc.) em seu processo decisório. (Martins, 2004: 390)

Por sua vez, Di Pietro (1993: 127) já chamava a atenção para o fato da expressão ‘participação popular’ parecer ser “a mais oportuna, no momento presente, por ser inerente ao princípio democrático em que se inspira o Estado de Direito sob a fórmula adotada a partir do preâmbulo da Constituição de 1988: Estado Democrático de Direito”. As diferentes modalidades de participação, como pesquisa de opinião, ou enquete, participação indireta via ombudsman, são explicadas por Martins (2004) que também discute os mecanismos de audiência e consulta pública, direito de petição (quando o cidadão faz requisição de participação e emite sugestões ou cobra punição de atos públicos ilícitos), entre outros mecanismos de participação popular.

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A consulta pública é considerada um instrumento polivalente da transparência administrativa cuja origem está relacionada com a enquête francesa. Relaciona-se diretamente aos princípios legais da publicidade, motivação e participação popular na Administração Pública. Mecanismos de consulta pública foram estabelecidos por meio de bases legais como a Constituição Federal de 1988, a Lei Complementar no. 95, de 26/2/1998, e o Decreto no. 2.954, de 29/1/1999 (posteriormente substituído pelo Decreto no. 4,176, de 28/3/2002). Essa legislação define as normas e diretrizes para a elaboração, redação, alteração, consolidação e encaminhamento ao Presidente da República de projetos de atos normativos de competência dos órgãos do Poder Executivo Federal. De acordo com o art. 15 da Lei Complementar (1999), tanto a ampla divulgação, pela internet ou outros meios, de projetos do governo de “especial significado político ou social”, quanto a realização de audiências públicas é considerado facultativo. Posteriormente, o Decreto no. 4.176, de 2002 estabelece que em matérias de interesse geral há a possibilidade de realização de consultas públicas. Assim, ainda que seja obrigatório, o resultado da consulta pública não é vinculante, uma falha que na visão de Martins (2004: 357) “compromete o fim da participação e o exercício da soberania popular”.

2. Consultas públicas em C&T: análise de notícias Tendo em vista o conceito de Comunicação Pública, o estudo aqui relatado investigou notícias publicadas no portal do Ministério de Ciência e Tecnologia (MCT) sobre consultas públicas (CP), a partir de critérios que analisam a qualidade da informação em função do processo participativo. O MCT não mantém em seu website uma página exclusiva para as consultas públicas ligadas direta e indiretamente ao Ministério. Para definir as matérias submetidas à análise, foi utilizado o sistema de buscas do Portal do MCT. A partir dessa ferramenta, foram selecionados 50 textos noticiosos diretamente relacionados ao termo de busca “consultas públicas”. As 50 notícias ou unidades informativas (UNs) correspondem a consultas públicas abertas e finalizadas entre os anos de 2003 e 2011 (Ver Figura 1), referentes a diversas temáticas em C&T. conforme listadas na Tabela 1.

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Figura 1: Unidades noticiosas (UN) sobre CPs

As UNs fazem referência principalmente a (1) CPs finalizadas, (2) CPs abertas e (3) CPs previstas, sendo que apenas um texto não corresponde a nenhuma dessas classificações, pois está incompleto1. Na Tabela 1 pode ser visualizada a distribuição anual das UNs das Consultas Públicas, no período entre 2003 e 2011.

1  Trata-se do texto “Consulta pública avalia Olimpíada Brasileira de Matemática”, Dirección: http://www.mct.gov.br/index.php/content/view/311223.html

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Tabela 1. Unidades noticiosas de CPs

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Foram definidas categorias de análise das unidades informativas a partir dos princípios legais de prestação de informação de qualidade e promoção da participação que caracterizam a Comunicação Pública, e devem conduzir a prática jornalística na produção de notícias em websites estatais. Buscou-se compreender se ao noticiar as CPs finalizadas, abertas e previstas, os textos noticiosos prestam as informações necessárias para estimular o processo participativo, tais como: é informado o número total de participações nas CP finalizadas? Há divulgação dos critérios de avaliação dessas contribuições? O número de participações incorporadas é divulgado? Há justificativa para exclusão de contribuições? Existem links para o banco de dados sobre a CP, para os documentos e para o resultado da CP? Em relação às CPs abertas, buscou-se identificar se as notícias informam canais de contato (e-mail, telefone, endereço postal) e disponibilizam o link para o website da CP em questão, além de apresentar os critérios de avaliação das contribuições. Quanto às CPs previstas, o principal objetivo foi investigar se as notícias apresentavam canais de contato para obtenção de informações bem como explicações sobre modos de participação. Os resultados do levantamento das UNs no Portal do MCT foram analisados a partir do estabelecimento de critérios de análise das notícias, conforme explicitado na Tabela 2. Os critérios de análise estão relacionados ao número total de participações e aos princípios de avaliação, incorporação, motivação e exclusão das contribuições via e-mails ou demais formas de participação, tanto das CPs abertas quanto das finalizadas e previstas. A partir da análise das notícias, o estudo buscou identificar uma política de estímulo à participação bem como a disponibilização de canais interativos.

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Tabela 2. Análise das unidades informativas (UNs) das Consultas Públicas

Com base nos critérios de análise já descritos, a Tabela 2 permite observar alguns aspectos referentes às CP abertas, finalizadas e agendadas. Com relação às CPs Abertas, dos 31 textos que mencionam CPs nenhum apresenta

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o prazo para apresentação dos resultados que podem incluir tanto resultados parciais com a avaliação das contribuições ou resultados finais, com a disponibilização de um documento oficial. Quanto aos canais de informação, 15% não têm o link para a página da CP, 80,65% não informam, sequer, o e-mail de contato e apenas 6,4% informam o contato telefônico e o endereço postal para participação. O texto “Resolução que trata sobre riscos de OGMs está disponível no site da CTNBio” (RESOLUÇÃO, 2011) oferece um padrão mínimo de composição de um notícia sobre CP ao fornecer e-mail, telefone e endereço para viabilizar o processo participativo. Não se constatou nas matérias analisadas preocupação em informar os critérios de avaliação das contribuições resultantes da CP. Ao informar sobre seleção de contribuições na CP do Livro Azul, a matéria limita-se a uma explicação sintética: “Após a consulta pública a comissão de redação se reúne para analisar os comentários e fazer as modificações necessárias” (CONSULTA, 2011f). Apenas um texto – “Regras para comitê na internet” (REGRAS, 2011) – apresenta uma diretriz, ainda que subjetiva, sobre o critério de avaliação do processo participativo. De acordo com o texto, que trata da formação do Comitê Gestor da Internet, só as contribuições que “merecem destaque” seriam incluídas na versão final do documento. Em 16% dos textos, há apenas a menção à CP, sem nenhum esclarecimento adicional tendo em vista os critérios analisados. Enquadram-se nessa condição, por exemplo, o texto que trata de normas para coleta e transporte de material biológico (SEMINÁRIO, 2011) e outro sobre a regulamentação da lei de informática (GOVERNO, 2001a). A respeito das CPs finalizadas, dos nove textos que mencionam CPs finalizadas, 33,3% citam o número total de participação e apenas um texto menciona o critério adotado para avaliação dos comentários enviados para a CP em questão. Nenhuma matéria corresponde aos demais critérios analíticos. Ao tratar da CP do livro Azul, à época recém-finalizada, a matéria “Comissão pretende lançar Livro Azul até o fim do mês” (COMISSÃO, 2011) informa o total de participações, sem precisar os critérios para definir a validade das contribuições, apesar de veicular uma avaliação feita por Luiz Davidovich, secretário-geral da 4ª Conferência Nacional de Ciência, Tecnologia e Inovação para o Desenvolvimento Sustentável (4ª CNCTI): “O documento foi disponibilizado para consulta pública no mês passado. Segundo Luiz Davidovich, secretário-geral da 4ª CNCTI, foram mais de 700 consultas e cerca de 350 comentários, por ele avaliados como ‘muito qualificados’” (COMISSÃO, 2011). No texto sobre a CP que definiu as instruções normativas do Sistema de Autorização e Informação em Biodiversidade (Sisbio) (PESQUISADORES, 2011), apesar de haver o número de participações, não há links disponíveis para nenhuma informação adicional da CP, incluindo a versão final do documento resultante, embora a CP estivesse finalizada há quatro meses. Finalmente, com relação às CPs agendadas, dos nove textos que mencionam CPs apenas um dos critérios investigados foi identificado: metade dos textos analisados men-

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ciona apenas a data prevista da CP citada. Assim, dos 50 textos considerados, embora existam aspectos positivos isolados, nenhum atende às condições necessárias para estimular a participação pública com a prestação de informações de qualidade, que podem incluir o link para documentos oficiais, o relatório com a íntegra das contribuições daqueles que participaram ou manual explicativo sobre o funcionamento das CPs e o modus operandi do processo participativo online.

Conclusão Os princípios legais da transparência administrativa, que incluem a prestação de informações de qualidade, o subprincípio da motivação e da participação popular, oferecem importantes contribuições para a Comunicação Pública em Ciência e Tecnologia. A informação deve se caracterizar pela veracidade e impessoalidade, sem privilegiar e promover o agente público ou o Estado, mas proporcionar uma esfera comunicacional ampla, voltada a troca de argumentos, debates e opiniões matizados para garantir a gestão compartilhada das questões públicas. Diante de tão importante mecanismo participativo – as consultas públicas –, a Comunicação digital precisa ser continuamente repensada em função de processos participativos que resultem em interações efetivas. É recomendado que o significado central das CPs para a gestão horizontalizada da Administração Pública estar incorporado a políticas de comunicação digital do governo, que incluam, por exemplo, websites com páginas destinadas especificamente às consultas públicas, a exemplo do que ocorre no site do Governo Eletrônico2, que informa as consultas abertas e disponibiliza um banco de dados com as consultas finalizadas. O Portal do Ministério da Ciência e Tecnologia (MCT), por exemplo, não mantém uma página que unifique tais informações e reúna todas as consultas públicas em ciência e tecnologia, com o link para as respectivas páginas, ainda que as consultas sejam de iniciativa de outras instituições públicas. Além de haver lócus unificados de informações sobre CPs, as consultas públicas poderiam ser noticiadas sob critérios que atendam a requisitos mínimos de estímulo à participação: Informar canais de contato, como e-mail; disponibilizar link para a página da CP, esclarecer formas de participação e o modus operandi das consultas online, publicar com antecedência consultas previstas, segundo o subprincípio da motivação. O estudo constatou que nenhuma notícia sobre CPs em ciência e tecnologia publicadas no portal do MCT esclarece quais são os critérios para vinculação ou rejeição de contribuições para as CPs, sendo que a maioria não informa sequer o e-mail para informações sobre CPs abertas, finalizadas ou previstas. 2  Dirección: http//:www.governoeletronico.gov.br

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A comunicação aliada à tecnologia representa um grande avanço para a concretização de processos comunicacionais polivalentes, viabilizando mecanismos de participação como as consultas públicas, tendo em vista que recursos tecnológicos, como os links, possibilitam o desdobramento da informação, com a interligação de conteúdos, a disponibilização de documentos oficiais e de legislação específica, centralizados pela produção jornalística digital. No entanto, a produção de notícias e sua divulgação em websites públicos, por si sós, não garantem a prática da Comunicação Pública. Os avanços tecnológicos quando superdimensionados a ponto de prescindir de estratégias comunicacionais mais amplas não atendem à finalidade da democracia. Mecanismos legais de participação popular, impulsionados e viabilizados pela tecnologia, devem ser prioridade da Comunicação Pública tanto no âmbito da ciência e tecnologia quanto em outras áreas. Mas essa compreensão precisa, ainda, avançar.

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fevereiro de 2011). MCT disponibiliza dados ampliados sobre Inventário preliminares de emissões de gases de efeito estufa (2011). Dirección: http://www.mct.gov.br/index.php/content/view/314481. html (Última consulta: 15 de fevereiro de 2011). MCT disponibiliza documento para consulta pública (2011). Dirección: http://www.mct.gov.br/index.php/content/view/115598.html (Última consulta: 15 de fevereiro de 2011). MCT vai adiantar dados de inventário de emissões de gases do efeito estufa (2011). Dirección: http://www.mct.gov.br/index.php/content/view/314429.html (Última consulta: 15 de fevereiro de 2011). MINISTÉRIOS criam grupo de trabalho para estudar pesquisas com células-tronco (2011). Dirección: http://www.mct.gov.br/index.php/content/view/125402.html (Última consulta: 15 de fevereiro de 2011). MINISTÉRIO faz avaliação de impacto da olimpíada de matemática nas escolas públicas (2011). Dirección: http://www.mct.gov.br/index.php/content/view/308701.html (Última consulta: 15 de fevereiro de 2011). OLIMPÍADA de matemática é avaliada em consulta pública (2011). Dirección: http://www.mct.gov.br/index.php/content/view/309054.html (Última consulta: 15 de fevereiro de 2011). PARAGUASSÚ, Lissandra (2011). “Casa civil conclui decreto sobre lei de biossegurança”. Dirección: http://www.mct.gov.br/index.php/content/view/128735.html (Última consulta: 15 de fevereiro de 2011). PESQUISADORES do Inpa conhecem sistema online de solicitação de licenças ambientais (2011). Dirección: http://www.mct.gov.br/index.php/content/view/140744.html (Última consulta: 15 de fevereiro de 2011). PROGRAMA de nanotecnologia aberto a consulta pública (2011). Dirección: http://www.mct.gov.br/index.php/content/view/9351.html (Última consulta: 15 de fevereiro de 2011). PROJETO de norma está disponível para consulta (2011). Dirección: http://www.mct.gov.br/index.php/content/view/117602.html (Última consulta: 15 de fevereiro de 2011). REGRAS para comitê na internet (2011). Dirección: http://www.mct.gov.br/index.php/content/view/115247.html (Última consulta: 15 de fevereiro de 2011). RELATORES da 4ª CNCTI se reúnem esta semana em Brasília (2011). Dirección: http://www.mct.gov.br/index.php/content/view/321383.html (Última consulta: 15 de fevereiro de 2011). RESOLUÇÃO que trata sobre riscos de OGMs está disponível no site da CTNBio (2011).

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Abstract To some undergraduate students the most scientific professions are those related to the “hard sciences”, such as physics, chemistry, biology, mathematics and medicine. Social sciences and the humanities are, except for a few students’ opinions, away from being considered as scientific. Such perception is tightly interrelated with the social representations of science and the person who does scientific research; beliefs that show similar concepts of science and stereotyped images of the scientific. We used several instruments to generate the information from the students and analyzed it through qualitative and quantitative approaches. Keywords: University professions, Undergraduate students, Science perception, Mexico.

El problema1 1. Situación político económica La importancia que tiene el desarrollo de la ciencia y la tecnología en todos los países del orbe es de sobra conocida. En primer lugar, se reconoce que los conocimientos generados a través de la ciencia, y eventualmente aplicados por la tecnología, se han establecido como factores determinantes para incrementar los niveles de bienestar de la población, 1  Lo que se señala como “problema” hace referencia no sólo a un hecho, fenómeno o circunstancia, sino a múltiples factores que tienen repercusiones en una situación identificada como problemática porque frena el desarrollo del país. En el presente análisis, sólo se incluyen dos situaciones sabiendo de antemano que el curso mexicano en el área de la ciencia y la tecnología no se reduce a estos dos aspectos.

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además de que son elementos indispensables en la resolución de problemas apremiantes de la humanidad y en el desarrollo de los procesos productivos. La efectiva comunicación de la ciencia es, en consecuencia, un imperativo político, económico, cultural y educativo en los países en desarrollo. En segundo lugar, el papel fundamental de la investigación científica no se reduce solamente al ámbito económico y de crecimiento material, ya que de igual manera trasciende en la orientación y en el fortalecimiento del sistema educativo, enriqueciendo así el acervo cultural como nación y reforzando una convivencia más razonable acorde a los nuevos tiempos. Y en tercer lugar, la cultura sobre la ciencia no consiste solamente en un depósito de conocimientos codificados que incorpora el individuo, sino que también implica otras dimensiones como la distribución de información y conocimientos adecuados en el público en general, los aspectos administrativos del sistema científico (recursos humanos, inversión, organizaciones, patentes, etc.), los mecanismos de sustentabilidad de las instituciones científico-tecnológicas, y la orientación de éstas actividades. El conocimiento público de la ciencia no puede ser visto como un lujo en una era de la informática y del manejo multimedia. Diversos estudios y escritos (Manzini, 2003; Worcester, 2001; Huergo, 2001; Pérez-Tamayo, 1999) muestran que las sociedades alfabetizadas científicamente son más fuertes económicamente, ya que una ciudadanía mejor informada puede ser más innovativa y más crítica con los productos y servicios de la ciencia. En México, a pesar de que se reconocen los beneficios que se derivan de la ciencia y la tecnología, incluso, desde los primeros años de la independencia (Rodríguez, 1992), y aunque se han logrado avances importantes en pro de instituciones relacionadas (fundación de instituciones educativas, formación de cuadros especializados, estímulo de actividades de investigación, creación de sociedades profesionales científico-técnicas, difusión de la cultura científica y tecnológica, etc.), no se ha logrado alcanzar el nivel esperado, es decir, hay rezagos en comparación con otros países. El interés por la investigación científica no es una prioridad en las políticas públicas; el problema radica no sólo en los montos que se dirigen a la generación, conservación y transmisión del conocimiento científico. En realidad existe, por un lado, un escaso conocimiento entre los políticos y decisores sobre qué es la ciencia y lo que hacen los científicos; y por otro lado, las representaciones sociales sobre las funciones de la ciencia son casi nulas (Loyola Díaz y Paredes López, 2008). El problema no es nuevo; ya desde la década de los ochenta, Fuentes-Navarro y Sánchez-Ruiz (1989) describieron los problemas por los que atravesaba la investigación científica en México, que respondían a toda una jerarquía de condiciones complejas de índole estructural: desde el nivel macro social, determinado por factores económicos, políticos y culturales, en el que afectaba la operación de las instituciones, y en particular o a nivel micro social, en relación a los grupos de científicos. Los autores apuntaban entonces que la economía cíclicamente cae en crisis afectando a grandes capas de la población;

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por ejemplo, se ha observado que las desigualdades sociales no tienden a desaparecer o que la situación económica ha provocado una profunda crisis de legitimación del Estado. Tomemos unos cuantos datos de años atrás y presentes para ilustrar lo anterior. De acuerdo al estudio titulado “Inversión para impulsar la investigación científica y el desarrollo tecnológico en México” que emprendió el Foro Consultivo Científico y Tecnológico en septiembre de 2004, se invirtió en ese año un 0.6 % del PIB, pero lamentablemente para 2005 y 2006 este porcentaje se redujo a 0.39 %. Al final de 2008, la entonces presidenta de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), Dra. Rosaura Ruiz, argumentó: “No hay congruencia entre el discurso y el presupuesto. El Ejecutivo tuvo un discurso de apoyo a la ciencia, pero en la práctica no fue así porque el presupuesto bajó una centésima. Si seguimos disminuyendo así, no llegaremos nunca al 1 por ciento del PIB como establece la Ley” (Academia Mexicana de Ciencias, 2008). El último dato reportado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de Méxito (CONACYT, 2010) refiere que en el año de 2009 se siguió invirtiendo el 0.39% del PIB, a pesar de que las exigencias en ese rubro han aumentado de manera considerable. Drucker y Beyer (2009) coinciden en que México ha enfrentado una larga serie de crisis sociales y económicas que parecen no tener fin. Anotan que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) es un organismo internacional que brinda indicadores que pretenden apoyar el crecimiento económico y social de los treinta países participantes, y México es miembro de la OCDE desde 1994. Esta organización sugirió a los países miembros una inversión sostenida en ciencia e innovación tecnológica superior al 1% del PIB para garantizar una economía creciente y saludable. Pero en México, agregan los autores, los gobernantes no se dan por enterados y continúan apretando los bolsillos cuando de inversión en ciencia y tecnología se trata. La OCDE advierte que el bajo apoyo económico de México a la ciencia y la tecnología no es el único indicador que nos anticipa un problema serio. De acuerdo al estudio titulado “Análisis temático de la educación terciaria 2006”, Drucker y Beyer acotan que autoridades en el tema coincidieron en rotular que México padece una insuficiencia de investigadores capaces de desempeñar actividades de alta calidad en materia científica, por ejemplo, la falta de un programa sostenido de creación de plazas para que los jóvenes talentos encuentren una posición laboral adecuada para desarrollar en nuestro país lo que han aprendido. En México hay una crisis en relación a la masa crítica de los científicos que permanecen en nuestro territorio, consiguen un empleo y pueden hacer ciencia. La OCDE indica que el número total de investigadores que trabajan por la ciencia en México es 10 veces menor que el promedio de las naciones que este organismo ha analizado, concluyen Drucker y Beyer (2009). La situación planteada no ha tenido grandes variaciones puesto que en la actualidad el panorama no es nada satisfactorio: seguimos con un bajo presupuesto federal, estatal y universitario. Recientemente, el Dr. René Drucker Colín (2010), Director General de Divulgación de la Ciencia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM),

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señaló que en la realidad esta cifra se ha mantenido en 0.2%, ya que el CONACYT contabiliza el dinero que reciben las dependencias federales para la investigación, pero éste es gastado en otras cosas. Al disertar sobre el ejercicio de las profesiones liberales a la luz del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), la directora del Centro de Calidad e Innovación de la Educación Superior de la Universidad de Guadalajara, la Dra. Elia Marúm (2010) enfatizó que el TLCAN puso al sistema educativo nacional a competir asimétricamente a México con los sistemas educativos de Estados Unidos y Canadá. Para México, las asimetrías se traducen en menos infraestructura y equipamiento, menos capacidad para desarrollar investigación, menos presupuesto para la educación: “Nosotros, señaló, formamos a un profesionista con la quinta parte del costo de lo que forma un profesionista Estados Unidos o Canadá” (Marúm, 2010). Asimismo, el actual presidente de la Academia Mexicana de Ciencias, Arturo Menchaca Rocha (2010), advirtió que en cuestión de ciencia y tecnología, México va “empeorando”. Puso como ejemplo la llamada balanza tecnológica (que compara lo que el país compra y vende en materia de tecnología). “Hace diez años comprábamos el 66% de la tecnología y vendíamos el 33%; ahora compramos el 96% y sólo vendemos el 4%” (Rocha, 2010), apuntó.

2. Escasa cultura científica El problema no sólo radica en los montos que se dirigen a la generación, conservación y transmisión del conocimiento científico, no obstante sea un área determinante en el desarrollo de la ciencia y la tecnología. Este es únicamente la punta del iceberg, es lo que se ve y se reporta con una frecuencia moderada por diferentes medios. Más en la realidad existe una escasa cultura sobre qué es la ciencia, lo que hacen los científicos y lo que está ligado a las profesiones. Nuestro saber acerca del imaginario colectivo sobre las funciones de la ciencia raya en la ignorancia. Los esfuerzos realizados en este sentido en México son recientes2 comparados con las investigaciones efectuadas en otros países desde hace más de medio siglo, y nos atrevemos a decir que estos esfuerzos más que una preocupación genuina, son resultado de coacciones externas a un gobierno “forzado” por los países que pertenecen a la OCDE. Aunado todo anterior, a pocos de los alumnos les atrae participar en algún proyecto de investigación. Hay poca o nula difusión de los proyectos en marcha y sobre quién los está llevando a cabo. Cabe resaltar que es doble el desinterés (o aparente desinterés), tanto por parte del alumnado, como por parte de los cuerpos de investigadores. Muchos de los 2  En México se han realizado cinco encuestas a nivel nacional para medir la percepción pública de la ciencia a través del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT). La primera oficial data de 1999, dada a conocer por Wilfrido Urueta en el marco del IV Taller Iberoamericano e Interamericano de Indicadores en Ciencia y Tecnología.

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alumnos desconocen los centros de investigación que existen en su universidad o en su localidad más cercana; pocos han oído hablar del CONACYT y de la labor que realiza este consejo (Domínguez-Gutiérrez, 2009). Y si a esto le agregamos la actitud poco favorable hacia algunas carreras universitarias, el panorama en general no es nada seductor. En un reporte reciente, Polino, Chiappe y Massarani (2009) dan a conocer un estudio titulado “La ciencia como profesión. Valoración pública a partir de una encuesta en grandes ciudades de iberoamérica”, en el que de entrada apuntan, siguiendo a Berthelot (2003), que una de las preocupaciones presentes desde los inicios de la realización de las encuestas y censos sociales en el siglo XIX, ha estado centrada en la necesidad de conocer la realidad para actuar. La investigación es relevante para los propósitos de este escrito, porque por un lado detalla: • La apreciación sobre la gratificación personal que supone para los científicos dedicarse a su trabajo, y • La opinión sobre la remuneración que reciben quienes hacen ciencia. Y por otro lado, resume los resultados de siete ciudades cosmopolitas como Bogotá (Colombia), Buenos Aires (Argentina), Caracas (Venezuela), Madrid (España), Panamá (Panamá), Santiago de Chile (Chile) y São Paulo (Brasil), ciudades que si bien no son tan parecidas a México, sí guardan cierta similitud latina e iberoamericana. Con relación al primer punto, está claro que la mayoría de las actividades poseen una serie de atributos que las hacen atractivas, pero que al mismo tiempo presentan características que devalúan su imagen. En este sentido, el reporte señala que prácticamente la mitad (48%) de los encuestados de las ciudades mencionadas considera que la profesión de científico es atractiva para los jóvenes (porque es creativa, prestigiosa, intelectualmente estimulante, y porque ayuda a solucionar problemas de la sociedad), aunque una porción similar (44%) opina lo contrario (actividad para personas especiales, implica estudiar indefinidamente, el mercado laboral es escaso) y una minoría (7%) no sabe qué opinar al respecto. No obstante, la apreciación del atractivo de la profesión científica presenta cierta variación cuando se observan las respuestas de acuerdo a la edad (el rango de edad osciló entre 16 y 65 años de edad y el tamaño total de la muestra fue de 7.740 casos, estimando 1,100 casos por ciudad), ya que son los estratos más jóvenes -entre 16 y 24 años- quienes consideran dicha profesión como menos atractiva; es justo en esta franja donde radica la población aún con posibilidades de decidir y orientar su futuro profesional en torno a la práctica científica. La valoración negativa disminuye gradualmente a medida que aumenta la edad de los encuestados. Es en Bogotá y Buenos Aires donde los más jóvenes son los más críticos hacia esta profesión. Por otra parte, es muy notoria la relación con el nivel de esco-

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laridad: a medida que aumenta el grado de estudios en los encuestados, también aumenta la mirada crítica hacia el atractivo de la profesión científica. Es decir, más de la mitad (53%) de los que estaban estudiando o finalizando estudios universitarios no la consideraron atractiva. Con respecto al segundo punto, dos tercios de la población encuestada coincidieron en que la actividad científica tiene una gratificación personal para quien la practica, aún cuando en el punto anterior haya expresado que era poco atractiva -como salida laboral para los jóvenes-. En este sentido, Polino, Chiappe y Massarani (2009) se cuestionan por qué esta actividad puede ser valorada como muy gratificante y poco atractiva al mismo tiempo y dan algunas réplicas basadas en las respuestas de los encuestados que sugieren que es mucha la dedicación y el esfuerzo que implica la actividad científica con poco atractivo remunerativo. Por otra parte, los autores hacen una relación muy atrayente: a mayor consumo informativo en temas relacionados con ciencia y tecnología, mayor es la tendencia a valorar positivamente la satisfacción que brinda esta actividad. No obstante, no todas las ciudades coincidieron, y es en Panamá donde prevaleció la percepción de que la actividad científica no es muy gratificante para quien la practica. El último punto hace referencia a la remuneración económica de los científicos, aspecto central que toca de una manera tangible la percepción de la ciencia como profesión. Cuatro de cada diez encuestados opinan que los científicos reciben un buen salario por su trabajo, mientras que tres de diez dicen lo contrario. Una parte considerable (20%) ignora si reciben o no una remuneración salarial satisfactoria. El panorama de contrastes que ofrecieron las ciudades en este aspecto quizá se deba, argumentan los autores, al reflejo de las condiciones institucionales de la ciencia y la tecnología en cada país, así como de las percepciones que nutren el imaginario social sobre la calidad del mercado de trabajo de los científicos. En este sentido, los datos expresan una coherencia con el contexto político y científico de los países en que se llevaron a cabo las encuestas: São Paulo, donde la remuneración es alta -incluso superior a otras regiones brasileñas- fue la ciudad que obtuvo el porcentaje más alto al considerar que los científicos reciben buenos salarios; mientras que en Buenos Aires -a pesar de los esfuerzos gubernamentales de incrementar los sueldos y becas en los últimos años-, el escenario sigue siendo desfavorable puesto que la mayoría señala mala retribución. En contra de lo esperado, entre los más jóvenes prevalece la idea de que los científicos están bien pagados, no así entre los informantes de mayor edad. Destaca, sin embargo, que los universitarios bonaerenses y madrileños son de la opinión que los científicos están mal pagados, datos que concuerdan con el entorno socio histórico y político de sus respectivos países en relación a los manejos públicos relacionados con el desarrollo de la ciencia y la tecnología. El reporte anterior muestra datos que afianzan el presente estudio, ya que en términos generales, son los jóvenes que no consideran la actividad científica atractiva, aspecto relevante para la enunciación de nuestras conjeturas. El hecho de que no se promueva la investigación científica en los términos deseados en la nación mexicana, esto es, con mejores apoyos financieros, con más incentivos para

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Lo que los estudiantes opinan acerca de las carreras profesionales

la realización de estudios de corte nacional y regional que den cuenta de las situaciones concretas en materia de ciencia y tecnología, así como con estudios que continúen periódicamente la percepción pública de la ciencia, y más programas de calidad para la captación de jóvenes estudiantes (investigadores en germen) para continuar con estudios de posgrado en cualquiera de las disciplinas científicas, se traduce, entre muchos otros factores, en el poco entusiasmo que muestran los jóvenes para dedicarse de lleno a una carrera científica (“dura” o “blanda”)3 y considerarla como su profesión principal.

Marco conceptual Nos sustentamos en la teoría de las representaciones sociales para dar cuenta de los significados que los alumnos le atribuyen a la actividad científica y que se refleja en la clasificación que hacen acerca de las carreras profesionales. Incluimos, principalmente, algunas de las propuestas que como fundador de dicha teoría hace Serge Moscovici (1979). La teoría de las representaciones sociales permite desvelar cómo los estudiantes han construído sus percepciones sociales de la ciencia y de lo que gira alrededor de ésta en la vida cotidiana a través de múltiples interacciones en la escuela, con los familiares, los profesores, los medios de comunicación, etc. Como señalara Moscovici (op.cit.), las representaciones sociales son entidades casi tangibles ya que éstas circulan, se cruzan y cristalizan sin cesar en nuestro universo cotidiano, a través de una palabra, un gesto, un encuentro. Las representaciones sociales aluden al sentido común, conocimiento con el que nos enfrentamos al día a día; este conocimiento, aparentemente sencillo y sin reglas explícitas (a diferencia del conocimiento científico), permite comunicarnos ordinariamente, estar al tanto de lo que acontece de manera regular, y que además nos resulta muy útil y práctico porque con él formamos “micro teorías” (Moscovici, 1979; Jodelet, 2000) que nos permiten comprender, entender y explicar los fenómenos que suceden en la vida diaria, y que sobre todo, contribuye en la toma de decisiones. Denise Jodelet nos comparte un claro y sencillo concepto de las representaciones sociales. Proporcionamos una de muchas definiciones que hay acerca de las representaciones sociales. Aunque la mayoría confluya en aspectos similares, ésta en particular contiene de una manera bastante comprensible las ideas fundamentales de dicha teoría. El concepto de representación social designa una forma de conocimiento específico, el saber de sentido común, cuyos contenidos manifiestan la operación de procesos gene3  En la jerga académica, las ciencias “duras” son la física, la química, la biología, las matemáticas, principalmente; mientras que las “blandas” son las ciencias sociales y de humanidades como la sociología, la antropología y la psicología social, entre otras.

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rativos y funcionales socialmente caracterizados. En sentido más amplio, designa una forma de pensamiento social. Las representaciones sociales constituyen modalidades de pensamiento práctico orientadas hacia la comunicación, la comprensión y el dominio del entorno social, material e ideal. En tanto que tales, presentan características específicas a nivel de organización de los contenidos, las operaciones mentales y la lógica. La caracterización social de los contenidos o de los procesos de representación ha de referirse a las condiciones y a los contextos en los que surgen las representaciones, a las comunicaciones mediante las que circulan y a las funciones a las que sirven dentro de la interacción con el mundo y los demás (Jodelet, 1986:474-475).

En sí, las representaciones sociales implican las creencias, los pensamientos, los estereotipos, las actitudes, los sentimientos, las informaciones, los gustos y costumbres de algún tema con relevancia social, pero no aisladas sino que son las representaciones de un grupo, determinadas macro y micro socialmente. De esta manera, estudiar la ciencia4 y algunos conceptos relacionados como la actividad científica y el científico implica conocer también los medios a través de los que circulan dichas concepciones y de las que hemos aprendido, principalmente, en las escuelas. No obstante las universidades, instituciones, colegios o escuelas sean el medio favorito para tratar cuestiones científicas, existen otras fuentes como la familia, los amigos, los medios de comunicación, por ejemplo, que son fuentes formales e informales importantes en la formación de imágenes, estereotipos, creencias, opiniones, gustos y costumbres hacia la ciencia, fuentes y medios que tampoco están libres de influencias globales o macro sociales. A través del estudio de las representaciones sociales de la ciencia llegamos a los diferentes significados que los alumnos le atribuyen tanto a ésta como a diferentes aspectos relacionados, como lo es el tema que nos concierne sobre las carreras universitarias. Una vez que se da cuenta de estas representaciones sociales, junto con el análisis de otros aspectos involucrados, podremos establecer acciones concretas en pro de una comunicación efectiva de la ciencia.

Abordaje metodológico Participantes. Se seleccionaron al azar 60 estudiantes de 6 carreras de pregrado de un centro univer4  Cuando decimos “ciencia” hacemos referencia a un sentido general de ésta; sabemos que hay diversas codificaciones acerca de la ciencia dependiendo de los usos y significados que se le han atribuido de acuerdo a los espacios y tiempos históricos por algunos investigadores conforme su adscripción paradigmática, pero para los propósitos de este escrito la mencionamos como un término conceptual genérico no inscrito en alguna disciplina específica.

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sitario perteneciente a la Universidad de Guadalajara cuyo eje temático son las ciencias de la salud. Es una muestra dirigida o intencional, conformada por 10 estudiantes de cada carrera; por lo mismo, no se pretende generalizar en ningún momento al resto de la población estudiantil cuando se hagan presentes los hallazgos.

Acopio de la información. El levantamiento de la información se hizo a través de un cuestionario o ejercicio de preguntas asociativas (18 preguntas en total que indagaron acerca de las opiniones, actitudes, sentimientos y creencias acerca de la ciencia, del científico y de la actividad científica; algunas de ellas consistieron en preguntar: ¿Si algún amigo, familiar, compañero, o cualquier otra persona te pregunta ¿qué es la ciencia? tu le responderías que…..; ¿qué te imaginas cuando escuchas el término “científico”? Lo que creo que un científico hace es…; el lugar de trabajo de los científicos es….; ¿Con qué carreras asocias más a la ciencia? ¿Te imaginas a ti siendo científico? ¿Por qué? ¿Cómo crees que se hace la ciencia? ¿Qué tipo de personas practican la investigación científica?, La investigación científica me recuerda a....; etc.) mismo que iniciamos con enunciados en forma de pregunta o afirmación y se dejaba que los alumnos la contestaran de manera abierta. Para afianzar y reafirmar la información derivada del ejercicio anterior se realizaron entrevistas individuales o personales relacionadas con las preguntas del ejercicio, pero abordadas con otros términos, y además de cuestionar sobre las fuentes o medios más influyentes en tales concepciones. Cabe hacer notar que en este trabajo en particular sólo se destaca lo relacionado con las percepciones que tienen los alumnos de sus carreras, pero que están en estrecho vínculo con sus representaciones de la ciencia en su conjunto, por lo que no se pueden descontextualizar y mostrarse de manera aislada. Se presentan únicamente sus opiniones y actitudes hacia las carreras científicas, porque en cierta forma al catalogar a las carreras de científicas o poco científicas, se proyectan sus percepciones de la imagen del científico y de algunas actividades que se realizan en la investigación científica.

Análisis de la Información. A partir de las respuestas abiertas del ejercicio de preguntas asociativas y las entrevistas individuales, se establecieron códigos y categorías temáticas, tomando como base los conceptos o temas referidos en cada una de las respuestas emitidas por los alumnos; esto es, se analizaron a través de técnicas inductivo-deductivas en la configuración de códigos y categorías para localizar los núcleos figurativos, las ideas más persistentes y cargadas de significados sobre las cuales giran el resto de los conceptos. El análisis de los datos significó también hacer las relaciones pertinentes de acuerdo a la perspectiva

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teórica, el estado de la cuestión y las diferentes lecturas (horizontales y verticales) de las respuestas de los informantes sin perder la orientación de las mismas para llegar a los núcleos figurativos, ejes fundamentales de las representaciones sociales de la ciencia en los estudiantes. Al hacer este tipo de triangulación, se buscó minimizar los posibles sesgos hermenéuticos en la investigación.

Resultados Como este trabajo hace referencia específicamente a las consideraciones de las carreras universitarias entre los estudiantes, se enfocará particularmente el tópico, aunque no por eso se obvien algunos hallazgos derivados de la investigación en general. En la Tabla No. 1 se presentan las frecuencias derivadas de la información proporcionada por los alumnos en correspondencia a la pregunta: ¿Con qué carreras asocias más a la ciencia?

Tabla 1: Carreras más asociadas con la ciencia Estudiantes de Cultura Física y Deportes

Estudiantes de Enfermería

Estudiantes de Medicina

Estudiantes de Nutrición

Estudiantes de Odontología

Estudiantes de Psicología

MEDICINA

3

6

7

7

5

8

36

QUÍMICA

5

5

8

4

5

5

32

FÍSICA

4

3

7

-

5

3

22

BIOLOGÍA

2

1

6

2

3

5

19

INGENIERÍAS

1

2

2

3

1

5

14

MATEMÁTICAS

3

-

4

2

2

2

13

SUMA

18

17

34

18

21

28

SUMA

Las seis carreras más citadas fueron Medicina, Química, Física, Biología, las Ingenierías -en general- y las Matemáticas. Prevalecen las que se han denominado comúnmente como

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“ciencias duras” o “ciencias exactas y naturales”. Hicimos un corte parcial a una lista más extensa de carreras enunciadas por los estudiantes para advertir sobre la notoriedad en frecuencias de las carreras más asociadas con la ciencia; en esta separación que corresponde a la Tabla No. 1, los estudiantes de Medicina le otorgan mayor crédito a las seis más mencionadas que el resto de los alumnos, y son los alumnos de Enfermería los que menos énfasis otorgaron a este grupo. Esta separación también tiene la intención de resaltar las otras carreras citadas, como se muestra en la Tabla No. 2

Tabla 2: Carreras no tan asociadas a la ciencia Estudiantes de Cultura Física y Deportes

Estudiantes de Enfermería

Estudiantes de Medicina

Estudiantes de Nutrición

Estudiantes de Odontología

Estudiantes de Psicología

PSICOLOGÍA

1

1

-

1

-

4

7

ENFEMERÍA

-

5

-

-

-

-

5

SOCIOLOGÍA

1

-

-

-

-

3

4

VETERINARIA

-

-

-

2

-

1

3

NUTRICIÓN

-

-

-

2

-

-

2

ADIMINISTRACIÓN

-

-

-

2

-

-

2

COMPUTACIÓN E INFORMATICA

1

1

-

-

-

-

2

ODONTOLOGÍA

-

-

-

1

-

-

1

SUMA

3

7

-

8

-

8

SUMA

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Observamos en esta segunda tabla que son los informantes de Psicología los que señalan a la Psicología y la Sociología como carreras asociadas a la ciencia, no obstante las hemos puesto en esta segunda tabla, más por las frecuencias que por las asociaciones de estos estudiantes en particular. Los alumnos de la carrera de Cultura Física y Deportes también señalan a Psicología y Sociología, no obstante haya sido mencionada sólo una vez. Es de notar que los alumnos de Medicina y los de Odontología no consideraron estas carreras como científicas. En otros términos, para la mayoría de los alumnos que conformaron este estudio, las ciencias duras o ciencias exactas y naturales son las de mayor peso científico; no obstante, para los alumnos de Psicología y de Enfermería sus carreras si son de las más asociadas con la ciencia, incluso por arriba de la Física. Así mismo, parece que para la mayoría de estos estudiantes, las ciencias sociales y del área de humanidades no están tan cercanas a “La Ciencia” (así, con mayúsculas, como si hubiera un solo tipo de ciencia). Inferimos, en consecuencia, que los patrones y esquemas hegemónicos sobre el concepto de ciencia se hacen presentes en diversos medios, como por ejemplo, los programas educativos que inician desde la enseñanza básica hasta la educación superior y que afloran en el nivel superior de una manera explícita. Evoquemos sólo tres –pero muy ilustrativas- situaciones de la vida cotidiana como afirmación de lo anterior: • Los contenidos y métodos de las llamadas “ciencias” en las diversas escuelas -empezando desde pre-primaria-, se basan en la experimentación, observación, comprobación, casi de manera exclusiva. • En la mayoría de las librerías y bibliotecas las secciones etiquetadas bajo el rubro de “Ciencia” indican que las ciencias, en general, son las relacionadas precisamente con las seis más señaladas por los estudiantes que conforman la investigación, y • El llamado periodismo científico o de divulgación científica, remite casi exclusivamente a trabajos relacionados con la salud, descubrimientos recientes en genética, o descubrimientos de nuevos planetas y galaxias. Esto se arraiga a través del contenido de los diferentes programas de televisión que ofrecen algunos canales, cuyos temas están relacionados con lo que denominamos como ciencias duras, y que incluyen imágenes de científicos trabajando en laboratorios casi de manera exclusiva. Conviene subrayar, retomando de nuevo los 6 primeros datos de la Tabla No. 1, que era de esperarse que los 60 alumnos participantes mencionaran que su carrera de adscripción fuera de las más relacionadas con la ciencia, más no fue el caso. Sólo 4 de 10 de Psicología señalaron que su carrera sí está relacionada (menos de la mitad); ninguno de Cultura Física y Deportes mencionó su carrera; 7 de 10 de Medicina sí hizo la asociación (poco más de dos terceras partes); tampoco ninguno de 10 de Odontología relacionó su

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carrera como cercana a la ciencia; la mitad de los estudiantes de Enfermería sí lo hace, y por último sólo 2 estudiantes de 10 de Nutrición asocian a su carrera cercana a la ciencia. Los datos anteriores son significativos porque ¿qué percepciones están construyendo, o han sido construidas a lo largo de su vida escolar, los propios alumnos acerca las carreras que están estudiando? ¿Qué expectativas de formar investigadores se tienen si los propios estudiantes poco relacionan su carrera con la ciencia? ¿Cuál es la imagen de su propia actividad profesional? Surgen cuestiones relevantes a raíz de la información proporcionada, que necesariamente tiene que ser retomada por muchos sectores educativos en sus diferentes niveles de intervención. Es cierto que no se pretende generalizar a partir de poco más de medio centenar de informantes, pero aún así, es de cuestionarse que los alumnos con quienes se intercambió información no hayan considerado a su propia carrera como de las más asociadas con la ciencia. La Figura No.1 resume el análisis precedente.

Figura 1: ¿Cómo consideran a su propia carrera los estudiantes informantes?

En dicha figura, la cúspide representa a la ciencia; y de acuerdo a los estudiantes participantes las carreras más cercanas a la cúspide son las que están mayormente asociadas a la ciencia. Tomemos esta figura para unir una de las atribuciones que se le adjudican al científico5, por ejemplo, el uso de la bata blanca. De acuerdo con las percepciones de los alumnos informantes, las carrera de Medicina y la de Enfermería son las más cercanas a la ciencia y las más lejanas son las de Cultura Física y Deportes, y la de Odontología. Sorprende que estos últimos alumnos no hayan considerado su carrera como científica, siendo, por ejemplo, que la bata blanca es casi un identificador “oficial” o generalizador del científico, y ellos mismos porten, casi desde su ingreso a la universidad, la bata como distintivo. 5  Este tema se encuentra ampliado en Domínguez-Gutiérrez (2007), trabajo en que se detallan las representaciones sociales del científico.

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Esta última apreciación está relacionada con las consideraciones que de la ciencia tienen los alumnos. Entre ellos, por ejemplo, las carreras de Cultura Física y Deportes y Odontología han sido más relacionadas con aspectos prácticos más que teóricos, haciendo evidente la eterna y falsa disociación entre teoría/práctica. Por ejemplo, el testimonio de un alumno de odontología deja ver más a la ciencia como un resultado que como un proceso: “Avances tecnológicos, que nos llevan a mejorar aspectos de la vida diaria, brindan comodidad y crean ganancias (todo por método científico)”. Quiere decir que la ciencia está más relacionada con la tecnología y los beneficios derivados de ésta. Por otra parte, los estudiantes de la carrera de Cultura Física y Deportes perciben un menosprecio a su profesión: Él [el profesor] me dio un tema, entonces, hice mi comentario tal como lo tomé del libro que él nos dio... y él decía que estaba mal, por más que le mostraba el documento y me decía que no. Se quedó con su idea.... yo de casualidad era de Cultura Física, tenía que equivocarme, como tenía compañeros de Medicina, de Enfermería, ellos tenían la razón. Los de Cultura Física éramos tontos....

Otro alumno de la misma carrera agrega: “Ellos dicen [los maestros] que nada más nos la pasamos jugando, que nada más vemos puros deportes... no tienen conocimiento de todas las materias, este, teóricas que tenemos”. Estos breves extractos de las entrevistas dan cuenta de cómo estos alumnos de esta particular carrera son percibidos por los otros. Y no obstante estén en desacuerdo con dichas actitudes, pareciera que el efecto de la “profecía que se auto cumple”6 se hace efectiva en ellos mismos al no considerar su carrera como una profesión científica. Con relación a los resultados globales, CONACYT (2008) en su reporte titulado “Informe General del Estado de la Ciencia y la Tecnología. México, 2007” incluye la cuarta investigación a nivel nacional sobre la percepción pública de la ciencia y la tecnología en la que presenta la percepción de contenido científico en diferentes disciplinas. Los resultados de la encuesta muestran que el 94.6% de las personas perciben a la Medicina como muy científica o científica, en segundo lugar están las Matemáticas con 86.6%, enseguida la Física con 85.7 y la Biología con 82.0%. Las matemáticas ocupan la siguiente posición con 79.8%. Como podemos ver, los resultados son muy similares a los reportados por nuestros informantes. La encuesta citada por el CONACYT muestra la calificación de la percepción de las personas con relación al respeto que les merecen algunas actividades. Con la mayor puntuación está la de médico (8.3), en segundo término la de deportista (8.2), el profesor está en el tercer rango (8.1) y en cuarto lugar la de investigador científico; el último lugar, el doceavo, lo ocupa el abogado. Estos últimos datos son significativos en el sentido de que el médico 6  O Self-fulfilling prophecy; una profecía declarada como verdad cuando en realidad es falsa puede influenciar a las personas (a través de diferentes mecanismos y medios), y sus acciones, a final de cuentas, cumplen la profecía.

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se sigue sosteniendo como una figura muy importante entre las personas; pero además las actividades realizadas por deportistas también ocupan un lugar relevante, aspecto que no coincide con nuestro estudio. Sorprende, por otra parte, que la imagen del profesor siga teniendo peso en la mayoría de los mexicanos, ya que en los últimos años ha sido vapuleado por su desempeño político desgastado como gremio. Y es medular que el investigador científico sea reconocido, ya que de esta imagen pueden surgir más intereses por emularlos y dedicarse a esta actividad, aspecto que probablemente no esté siendo aprovechado. En sí, la percepción que tienen los alumnos de su carrera, está estrechamente relacionada con la representación social que tienen de la ciencia y del científico. El gráfico siguiente sintetiza las concepciones sobre la ciencia en los alumnos informantes.

Gráfico 1: Lo que significa la ciencia para los estudiantes

Se percibe del gráfico, por ejemplo, un concepto de ciencia muy similar entre ellos, es decir, remiten los estudiantes a una “definición” en la que predominan los fines en un 32% (ya sea por la adquisición de conocimientos o por comprender los sucesos humanos y naturales), en la que “el” método para lograr dichos fines sea uno sólo, esto es, el empleado básicamente en las ciencias naturales o duras (experimentación, comprobación, observación, principalmente) en un 26%, y es vista mayormente (23%) como un proceso, como una actividad humana, que como algo ya dado (19%), como un resultado. No es improcedente entonces, por una parte, que una de las carreras consideradas como más cercanas a este concepto de ciencia, sea por ejemplo, la medicina. Por otra parte, el científico para estos estudiantes, remite a una imagen casi caricaturesca: medio loco, distraído, aislado, con poca vida familiar y social, aunque también es una persona muy brillante, con muchos estudios, casi genio. Es siguiente esquema muestra dichas creencias.

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Esquema 1: Imagen del científico para los estudiantes

Al científico lo ubican en un laboratorio haciendo experimentos en medio de tubos de ensayo y probetas, portando obviamente la típica bata blanca, imagen que remite a algunas películas y a varias exageraciones del mismo expuestas en algunos programas televisivos, sobre todo infantiles. Esta figura ambivalente del científico pocos la quieren emular, ya que según varios de ellos, es una actividad “muy matada”, solo para los muy estudiosos, y que además es poco remunerativa. Nuestros hallazgos no son simples datos parroquiales, coinciden con diversas investigaciones llevadas a cabo en diferentes tiempos y lugares (Solomon, 1993; Petkova y Boyadjieva, 1994; Nobigrot et al., 1995; De Cheveigné y Verón, 1996; Jones, 1997; Vázquez y Manassero, 1998; Nascimento, 1999; Urueta, 1999; Pettrucci y Ure, 2001; Kerlinger y Lee, 2002; Jörg, 2003; Weingart y Pansegrau, 2003; Santos, 2006; Reis, Rodrigues y Santos, 2006, Bowtell, 1996; entre muchas otras). Una de las últimas, reportada por Polino, Chiappe y Massarini (2009) -en el que levantan información en siete ciudades iberoamericanas-, se señala, precisamente, que la ciencia sólo la desempeñan personas especiales y que estudian indefinidamente, algo que traducido a otros términos significa que sólo los muy brillantes e inteligentes pueden desempeñar actividades científicas,que no son para cualquier persona, además de que conlleva un significado de privación de las relaciones de tipo social y familiar. Por ejemplo, una estudiante comentó: A mí no me gusta la investigación, no tengo la paciencia para estar haciendo todo ese proceso, y..., o sea, yo pienso que cada quien se inclina por las cosas que le interesa, y en eso se especializa, y nosotros en sí no estamos con mucho contacto directo con la ciencia...

Es inquietante que las carreras de pregrado percibidas por los estudiantes informantes se vean muy poco ligadas con el quehacer científico, con excepción de la carrera

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Lo que los estudiantes opinan acerca de las carreras profesionales

de medicina. La mayoría de estos estudiantes no se ven así mismos siendo científicos, ni se visualizan haciendo actividades de este tipo. ¿Las causas? Las respuestas tampoco son sencillas, pero por lo que se desprende de nuestro análisis inferimos que las representaciones sociales estereotipadas que tienen los alumnos sobre el científico (percepción que puede parecer ingenua, pero que tiene una influencia decisiva) así como una percepción homogénea de la ciencia, pueden ser algunas de las posibles causas, aunadas con otras más. El extracto de una entrevista de un alumno es un reflejo de dichas percepciones: La pregunta que usted nos hacía de ¿Con qué relacionamos a un científico? a mí me costaba algo de trabajo no relacionarlo con otra cosa que no fuera un laboratorio... y otra pregunta que también se me hizo muy interesante fue la de que ¿Con qué carrera relaciono la ciencia? y la verdad yo no puse Cultura Física con ciencia, la verdad, en serio, en serio, la verdad, yo no la puse, pero es muy importante también la ciencia con nuestra carrera, y que la debemos tomar, porque eso va a ser una parte importante que nos va a dar la seriedad que necesitamos para que la demás gente, este, le tome la seriedad que se merece nuestra carrera. Y creo que fui sincero, la verdad, fui sincero ¿no? no quise mentir, por eso no puse la carrera, pero pienso que es muy importante que todos debemos de tener en cuenta a los procedimientos científicos, hacer de lo más científico que se pueda la carrera, es súper importante para nosotros y para la demás gente.

El testimonio anterior es sólo un pequeño apuunte del sentir y pensar la ciencia en el ambiente universitario. Como se acotaba en párrafos precedentes, las representaciones que los estudiantes de pregrado desvelan no han sido construidas de un día para otro, sino que como señalaba Moscovici (1988), son procesos psicosociales que se vierten de gota en gota, y la escuela (particularmente el profesorado) junto con otras fuentes mediadoras como la televisión, Internet, la familia, los amigos, etc., van configurando actitudes, gustos, preferencias y sentimientos hacia la actividad científica que estimulan o no su práctica profesional, lo que constituye, en ocasiones, pérdida de talentos. Las representaciones sociales anteriores están en estrecha relación con las fuentes o medios más decisivos en su formación. Cuando se les preguntó a los alumnos sobre las posibles influencias en sus percepciones de la ciencia y conceptos aledaños, ellos acotaron diversas fuentes, pero las más significativas fueron las tres primeras:

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Tabla 3: Fuentes influyentes en las construcciones sociales de la ciencia y conceptos aledaños Medios o fuentes decisivas

TOTAL

EDUCACIÓN FORMAL * Escuela * Maestros * Materias, clases o cursos * Estudios en general

25 22 12 4 Total

MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN * Medios de comunicación en general * Televisión * Periódico Total FAMILIA * Familia en general * Mamá * Papá * Ambos

63 17 11 2 30 17 1 1 3

Total

22

Total

11

Total

8

Total

6

LIBROS Y REVISTAS * Libros y revistas

SOCIEDAD * Sociedad y cultura en general

EXPERIENCIAS PERSONALES

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Lo que los estudiantes opinan acerca de las carreras profesionales

Salta a la vista la educación formal, entre ellos lo experimentado con los profesores. Un estudiante al respecto comentó: Eeeh... bueno... en mi opinión sería la escuela y los profesores ya que te ponen un estereotipo de lo que es la ciencia, simplemente para entrar al laboratorio tienes que traer bata y, o sea, ya es un estereotipo que un científico o lo relacionado con la ciencia, es la bata o el laboratorio, no puedes hacer prácticas si no es en el laboratorio, y los maestros tienen su propia idea de lo que es la ciencia y te la van inculcando a ti... en cierta forma ya sea directa o indirectamente te van diciendo qué es lo que es la ciencia en su opinión, y te van moldeando con lo que ellos piensan.

Los muchachos son conscientes, en la mayoría de las ocasiones, de la formación recibida por parte de sus profesores. Influencias positivas o no tan positivas son las que relatan los informantes a través de su andar por escuelas y universidades. Como dijeran Bourdieu y Passeron (1977), las ideas predominantes de un sistema social están relacionadas con estructuras de clase, producción y poder, y cómo éstas son legitimadas y perpetuadas a través de las instituciones educativas. Ellos mostraron cómo la educación conforma un esquema cultural arbitrario basado en el poder; la reproducción de la cultura a través de la educación, se muestra como una clave central en el sistema social global. Por tanto, no extrañe que los estudiantes informantes tengan representaciones sociales homogéneas de la ciencia y decidan qué carreras son científicas y cuáles no, construidas –en parte- por su relación con los profesores, los que a su vez son portadores de representaciones sociales que reflejan los contenidos de las instituciones educativas. Además de la educación formal, fuente formadora muy evidente, otro de los factores que determinan la construcción de la ciencia, es el que se refiere a los medios de comunicación. Son varios los testimonios de los estudiantes que dan cuenta de la influencia de la televisión en particular, así como de los medios en general que han incurrido en difundir una imagen estereotipada del científico y de la ciencia. Existen numerosos estudios que reportan cómo los medios de comunicación son fuentes determinantes en la formación de ciertas imágenes respecto a la ciencia y el científico (Cf. De Cheveigné y Verón, 1996; Long y Steinke, 1996; Jones, 1997; Nisbet et al., 2002; Weingart, Muhl y Pansegrau, 2003; Jörg, 2003; Flicker, 2003; Bauer y Schoon, 1993; Lee, 1998; etc.), estudios en los cuales hay predominio de la televisión como educación informal en cuestiones científicas, amén de otras más. Orozco-Gómez (2001:63) escribió: “La presencia expansiva, incisiva y poliforme de la televisión en las sociedades latinoamericanas ha introyectado una fuente de educación inédita. Esto, con o sin que la televisión o su programación contengan una intencionalidad educativa específica. Toda la televisión, todas las televisiones ‘educan’ aunque no se lo propongan”. Esta cita evidencia, junto con las respuestas de los informantes, que la televisión sigue siendo un medio muy decisivo en la conformación de gustos, ideas,

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creencias, etc. Cómo se presente a la ciencia y lo que gira alrededor de ésta a través de la pantalla del televisor, es un elemento esencial en la formación de algunos estereotipos, y por ende del rechazo o la admiración. El tercer medio más mencionado fue la familia, como una de las determinaciones sociales mediadoras fundamentales tanto en la elección de una profesión, como en las opiniones que giran alrededor de ciertas actividades científicas. A la familia la relacionan más los alumnos de primer ingreso, posiblemente por la presión directa ejercida por cursar cierta carrera, por el deseo de emular a algún familiar, o por las pláticas entabladas en la relación familiar. Los comentarios de varios estudiantes lo dejan ver: Mi papá y mi mamá y casi todos los familiares tienen que ver con estudios y cosas así, entonces pues nace el deseo de conocer más cosa. Mi papá es contado y mi mamá es licenciada en filosofía y letras, y yo tengo un tío que es odontólogo también, y pues, le gusta mucho investigar, y como yo trabajo con él pues, este, estoy muy apegado. Pues mi mamá es química, entonces todo el tiempo en la comida está haciendo como experimentos [risas], y ella siempre me decía “pues ahora todo lo que tu ves como este medicamento, todo lo que ves ya está comprobado, primero tuvieron que experimentar y equivocarse”, o sea ¿no?, y me decía “con lo que tengo, voy a ver qué hago”.

A pesar de que la familia constituye un elemento básico en la decisión sobre qué carrar profesional elegir, sea considerada científica o no, son muy pocos los estudios que dan cuenta de este tipo de influencia (Cf. Solomon, 1993; Pingree, Hawkins y Botta, 2000; Tryscience, The Parent Page, 2003). Es pertinente ahondar más en dicha cuestión de una manera directa, no solamente a través de las opiniones de los estudiantes, no obstante ellos sean un destello de lo acontecido en el seno familiar. En síntesis, constatamos que las fuentes formales e informales más influyentes en la construcción social de la ciencia, del científico, de las profesiones, entre otras, están mediadas por el transcurso en las escuelas, el contacto con los diversos medios de comunicación masiva, en particular con la televisión (no descartamos el contacto con Internet, aunque los alumnos la mencionan para las búsquedas de información escolar y no como medio formativo), y la familia. Habrá que considerar dichas fuentes, amén de otras más, si queremos cautivar a los jóvenes estudiantes en el mundo de la investigación científica, y deconstruir las ideas erróneas alrededor de la ciencia, del científico y de las profesiones.

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Lo que los estudiantes opinan acerca de las carreras profesionales

Corolario Para los alumnos de las seis licenciaturas de este centro universitario en particular, las carreras más científicas son aquellas asociadas a las “ciencias duras” o “exactas”. Parece, salvo para muy pocos, que las ciencias sociales y del área de humanidades no son científicas. Dichas creencias son afines con los resultados de varias investigaciones de diferentes partes del mundo7, lo que nos permite afirmar que existen ideas hegemónicas de la ciencia, del científico y de su actividad. Estas ideas denotan una racionalidad de las obras humanas; Velasco (2000) lo dice de una manera clara y sencilla: La cultura occidental moderna que se ha gestado desde hace más de cuatro siglos y que ha llegado a su culminación en el siglo XX, nos ha enseñado o, mejor dicho formado en un credo ‘racionalista’ que identifica la racionalidad de las creencias y de las obras humanas con el uso con el uso de algún método demostrativo que permite eliminar las cuestiones subjetivas y garantiza la objetividad del conocimiento. (Velasco, 2000, p.1).

De acuerdo con esta idea de racionalidad, las ciencias, especialmente la física, química, la biología, las matemáticas y la medicina son las que tienen mayor jerarquía, pues se caracterizan por comprobaciones metódicas rigurosas, de las que algunos creen que adolecen las ciencias sociales. El problema radica en que sólo se vea un solo lado del poliedro, y a través de éste se quiera conceptuar todo tipo de ciencia; aquello que no cumpla con dichos criterios, no será considerado como tal, y si existe la vacilación, se da el beneficio de la duda, es decir, “sí, pero....”. Es en este sentido, existe una rigidez que limita tanto la razón como la subjetividad en la jerarquización de las diversas disciplinas científicas. Estas creencias han sido mediadas por diferentes fuentes; los alumnos comparten y se exponen a varios medios (formales, como la escuela, e informales, como la televisión) desde su niñez, experimentando, conociendo y comunicando los diferentes usos y significados de la ciencia y de las carreras que quieren estudiar. Y si a esto le sumamos las imágenes estereotipadas del científico y de su actividad profesional, pocos querrán dedicarse a aquellas profesiones que ellos mismos consideran que implican mucha dedicación o una capacidad extraordinaria, aunque sean éstas consideradas como las más científicas, como la biología, las matemáticas, la física, la química y la medicina. Es conocido que las carreras percibidas con mayor acercamiento a la ciencia, son las que menos demanda tienen, con excepción de medicina. Habrá que seguir cuestionándose, 7  Existe un gran número de estudios que han analizado la percepción pública de la ciencia. Son muchos los países que periódicamente llevan a cabo una encuesta nacional para medir las opiniones, creencias y actitudes hacia la ciencia, en términos generales. Baste citar que Estados Unidos de Norteamérica, varios países europeos (como España, Portugal, Inglaterra, Francia, Italia, Alemania), Japón, China, algunos países africanos y latinoamericanos (México, Panamá, Brasil, Argentina, Colombia, Venezuela), se suman a este interés.

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en consecuencia, qué atractivos ofrecen a los muchachos las llamadas ciencias sociales y de humanidades -las que están menos cercanas a la ciencia de acuerdo a los estudiantes-, ya que estas carreras, comparadas con las anteriores, tienen mayor demanda estudiantil. Las indagatorias anteriores no son concluyentes, la realidad caleidoscópica es compleja; se requieren más investigaciones con énfasis en las múltiples relaciones que hagamos con temas afines, que nos den indicios firmes para sustentar las propuestas en pro de la actividad científica y del desarrollo de las naciones.

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Organismos universitarios y oficiales Casa da Ciência Centro de popularización de la ciencia de la Universidad Federal del Rio de Janeiro (Brasil). El sitio web presenta publicaciones de la propia institución y un banco de teses y disertaciones en torno de la comunicación pública de la ciencia. http://www.cciencia.ufrj.br Cienciaweb Programa de comunicación pública de la ciencia del Instituto de Estudos Avançados del campus de la Universidade de São Paulo en São Carlos, Brasil. http://www.cienciaweb.com.br

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Guía de Recursos

DGCC – Dirección General de Divulgación de la Ciencia Núcleo de comunicación pública de la ciencia de la Universidad Autónoma de México. Reúne dos museos de ciencia y la revista ¿Cómo ves?, entre otros proyectos. http://www.dgdc.unam.mx FECYT – Fundación Española para la Ciencia y Tecnología http://www.fecyt.es LABJOR – Laboratório de Estudos Avançados em Jornalismo Núcleo de investigación en periodismo de la Universidad Estadual de Campinas, Brasil. Realiza tres cursos de posgrado relacionados a la comunicación pública de la ciencia y las revistas ComCiência y Ciência e Cultura, entre otros proyectos. http://www.labjor.unicamp.br NJR – Núcleo José Reis de Divulgación Científica Órgano de la Associação Brasileira de Divulgação Científica que realiza publicaciones y cursos especializados en la Universidade de São Paulo, Brasil. http://abradic.com/njr/ OEI – Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura Órgano de cooperación que realiza diversos proyectos en comunicación pública de la ciencia. http://www.oei.es Museu da Vida Uno de los más renomados museos de ciencia de Brasil, creado por la Fundação Oswaldo Cruz. http://www.museudavida.fiocruz.br NUPEJOC – Núcleo de Pesquisa de Linguagens em Jornalismo Órgano de investigación en periodismo científico de la Universidade Federal de Santa Catarina, Brasil. http://www.nupejoc.cce.ufsc.br OCC – Observatori de la Comunicació Científica Centro de investigación en Comunicación Pública de la Ciencia de la Universitat Pompeu Fabra, Barcelona, España. http://www.occ.upf.edu

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Fuentes Electrónicas

Science and Society Página creada por el BIS – Department for Business Innovation and Skills, del Reino Unido. Congrega noticias, blogs y documientos de cinco grupos de expertos: Science and the Media, Science for All, Science for Careers, Science and Trust y Science and Learning. http://scienceandsociety.bis.gov.uk Science in Society Proyecto de la Comisión Europea de Investigación y Innovación para establecer espacios de diálogo entre ciencia y sociedad, similar a la propuesta de comunidad estendida de pares de Funtowicz y Ravetz. http://ec.europa.eu/research/science-society/

Otros sitios y documientos CASW – Council for the Advancement of Science Writing http://www.casw.org EMPÍRIKA – Feria Iberoamericana de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación Proyecto bienal itinerante. http://www.empirika.org/ Models of Public Communication of Science and Technology http://communityrisks.cornell.edu/BackgroundMaterials/Lewenstein2003.pdf Portal do Jornalismo Científico Página brasilera editada por Wilson da Costa Bueno, investigador y periodista de ciencia. http://www.jornalismocientifico.com.br OPUS – Optimising Public Understanding of Science and Technology Proyecto europeo, con sede en Austria, de evaluación de percepción pública de la ciencia. http://www.univie.ac.at/virusss/opus/index.html Open Places Proyecto de promoción de parcerías entre gerentes locales y instituciones de comunicación pública de la ciencia. http://www.openplaces.eu Science and Development Network http://www.scidev.net/en/

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Estudios

Del conocimiento como puesta en relación. El paradigma de la imagen dialógica en el cine de no ficción David Montero Sánchez

Resumen Históricamente la exploración de la realidad desde la práctica audiovisual, tanto en cine como en formatos televisivos de no ficción, se ha regido por una lógica de representación que privilegia el valor de la imagen como índice. Frente a esto, el presente artículo aboga por rescatar dinámicas de pensamiento dialógico puestas en marcha desde espacios marginales de la institución cine. Aquí el gesto fundamental reside en la puesta en relación de discursos como base de un proceso de conocimiento que cuestiona la validez de la imagen como evidencia axiomática, y sustituye este principio por el devenir incierto de la reflexión filosófica. Siguiendo esta línea de trabajo, el texto se centra en el análisis de prácticas que de forma consciente trabajan para socavar el valor documental de las imágenes, planteando que el mismo debe articularse en continua tensión con los parámetros discursivos que estructuran cualquier ejercicio audiovisual.

Abstract Non-fiction discourses in both cinema and TV have mostly been determined by what we can term as ‘the logic of reality representation’ whereby factuality resides to an extent in the value of the image as index. In opposition to this, the present article advocates the importance of knowledge as an open-ended process as illustrated by a number of examples in film history.

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Here, the clash of discourses lays the foundations of a truly dialogic conception of knowledge. As a result, axiomatic values are openly questioned and philosophical reflection is put forward as a valid model for non-fictional cinematic practice in spite of its uncertainty and lack of resolution. Following this, the text focuses on films and examples which consciously undermine a documentary logic, defending the need to assess the latter in constant tension with the discursive parameters inherent to any audiovisual exercise.

Ver, pensar, entender En el lenguaje común “ver” y “entender” comparten ciertas afinidades semánticas. Expresiones como “verlo claro” o términos como “revelación” y “esclarecer” convocan significados de comprensión intelectual, aunque obviando en general un sentido de proceso en favor de una súbita iluminación. No se alude pues a la ardua tarea de pensar, sino al fogonazo último que ordena un fenómeno y permite aprehenderlo. Como reflejo de posiciones sociales e ideológicas extendidas entre la comunidad, estos vocablos parecen oponer lo evidente a lo que necesita ser pensado, mientras que un enfoque crítico presupone precisamente una actitud inquisitiva para la que cuestionar lo evidente se configura como el punto de partida, el gesto que marca el inicio de una reflexión, no la conclusión de la misma. En la institución cine las acciones de ver, pensar y entender se dan la mano de forma explícita en el terreno de la no ficción o del cine de lo real1. Aquí la lógica dominante, aún hoy día, sigue siendo la documental, que impone patrones cognitivos derivados del binomio “ver-entender”, es decir, las imágenes revelan, no buscan ser pensadas. Las condiciones de la mediación se ocultan o se incorporan al discurso, pero el resultado es el mismo: la representación veraz de algo que ocurrió, lo que refuerza una cierta sensación de incontestabilidad frente a lo visible. Tampoco la mayoría de ejemplos de cine documental crítico tiende a romper esta asociación entre “ver” y “entender”. En estos filmes, las dinámicas de pensamiento o cuestionamiento crítico suelen estar restringida al ámbito de lo verbal (a través de la voz-en-off, intertítulos, entrevistas, testimonios, etc.) y con frecuencia limitan su examen al tema del documental, sin abordar ni las exigencias culturales, económicas y sociales que impone el propio discurso audiovisual, ni la carga ideológica de las imágenes. Son contados los casos en los que la curiosidad del cineasta abarca el espacio de la representación y muy escasos aquéllos en los que las imágenes se revelan como los complejos nodos discursivos que en realidad son. 1  La utilización que se hace de estos términos pretende abarcar la profunda heterogeneidad de las prácticas noficcionales en cine. En consecuencia, el artículo hará uso del vocablo “documental” para designar una lógica de trabajo concreta dentro de este terreno y nunca la totalidad de formas que en el mismo se agrupan, rechazando abiertamente expresiones como la de “nuevo documental”(Bruzzi, 2006) que resultan ambiguas y frustrantes.

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Ante esta situación, las preguntas que se abren paso refieren pues a la posibilidad de generar sistemas de conocimiento crítico autorreflexivos en la práctica audiovisual; discursos que no sólo escapen a la idea de la imagen como evidencia, sino que también aborden las circunstancias de producción, circulación y consumo de las mismas como una dimensión central del ejercicio crítico. Pensar no sólo debería extenderse a lo que vemos, sino que debería incluir preguntas acerca de cómo vemos e incluso por qué vemos lo que vemos. Estas cuestiones sí incorporan ya patrones de pensamiento profundamente interrelacionados con el hecho de ver que, si bien han recibido cierta atención en el ámbito de la reflexión filósofica, han estado en general alejados de la práctica audiovisual. De cara a examinar las bases epistemológicas sobre las que podrían asentarse este tipo de ejercicios, este artículo propone explorar la dialogización de la imagen en el ámbito del cine de no ficción. La expresión “dialogizar la imagen” refiere de forma directa a la teorización del lenguaje llevada a cabo por Mijail Bajtín. De forma más concreta nos interesan las reflexiones de Bajtín sobre lo que el pensador ruso denominaba sistemas de conocimiento abiertos, basados en la lógica del intercambio que prima la búsqueda colectiva por encima de la afirmación irrefutable. En el ámbito del cine de no ficción, el paradigma de la imagen dialógica implicaría pues subvertir los principios de representación documental al menos de dos formas significativas. Primero, poniendo en cuestión el valor de la imagen de no ficción como índice. No se trata del rechazo pleno que se ha llevado a cabo desde un posmodernismo mal entendido y que incide en la idea de que toda imagen es ficción. Lo que se busca es desentrañar las claves de una negociación compleja entre diferentes aspectos discursivos con el objetivo de elucidar la relación de la imagen con los procesos que se representan. Además, dialogizar la imagen conlleva necesariamente la puesta en relación de distintos discursos, visuales y verbales, de cuya confrontación emerge una verdad fugaz, mutable y abierta a la contestación, por ello mismo, esencial. Cabe reseñar que en la adopción de marcos teóricos adecuados para el análisis de prácticas audiovisuales de no ficción está en juego mucho más que una cuestión terminológica. Por ejemplo, la correcta evaluación de estrategias críticas de raíz audiovisual resulta esencial para evaluar si las actuales dinámicas de apropiación social de espacios comunicativos como youtube.com están dando lugar a discursos auténticamente críticos o si, por el contrario, dichas dinámicas diluyen posturas subversivas bajo la superficie de una apariencia dialógica. Sin duda, prácticas como el “vídeo remix” o los conocidos “mashups” cuestionan en sí mismas nociones de autenticidad y univocidad asociadas frecuentemente con el género documental en cine. Sin embargo, también es cierto que las mismas van poco más allá de un cuestionamiento del orden establecido que podríamos denominar como frívolo. En este sentido, el principal objetivo del artículo es emplazar el debate sobre formas de trabajo críticas en imágenes en un marco de referencia más amplio, en el que su especificidad como práctica comunicativa adquiera mayor protagonismo. A menudo, y

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en concreto en lo que respecta a la institución cine, tal discusión ha primado aspectos estéticos y de género que la han ido cerrando sobre sí misma, ignorando el poder transformador de dichas prácticas en ámbitos como la televisión o el vídeo on-line. Además, también se pretende contribuir a un mejor conocimiento del discurso dialógico en cine mediante la utilización de ejemplos tomados del trabajo de autores como Chris Marker, Harun Farocki o Alain Resnais, entre otros.

Del cine-ensayo... En el ámbito de la teoría fílmica tradicional el trabajo dialógico de ciertos cineastas se ha abordado desde la categoría del cine-ensayo, aunque (como veremos) no todas las características discursivas asociadas con el ensayismo fílmico pueden considerarse dialógicas. La asociación entre ‘ensayo’ y ‘cine’ ha tendido a explorar la capacidad de la práctica audiovisual para generar reflexión. Parafraseando la fórmula godardiana en Histoire(s) du cinema (1998), el ensayo fílmico sería “una forma que piensa”, pero que lo hace relacionando elementos (imágenes, sonidos, música) y proponiendo un espacio de sugestión intelectual que el propio Godard ha identificado en numerosas ocasiones como el auténtico objetivo irrealizado del lenguaje cinematográfico. No completamente irrealizado, desde luego, si tenemos en cuenta la obra del propio Godard, la de Chris Marker, la de Luis Buñuel, Jonas Mekas o Dziga Vertov, por mencionar sólo algunos nombres. Como categoría, tanto el cine-ensayo como su correlato filosófico-literario parecen estar caracterizados precisamente por su heterogeneidad y por las dificultades taxonómicas que presentan (Lukács, 1974). Así la forma ensayo ha llegado a ser definida como un “género atópico” o “excéntrico” (Bensmaia, 1987: 95), como una categoría que provoca “desorientación e incomprensión” (Arenas, 1997: 17) e incluso como un “no-genero” (Snyder, 1991: 12)2. Si bien la naturaleza profundamente híbrida del ensayo no invalida la categoría (de hecho la enriquece), sí pone en cuestión su utilidad a la hora de discutir aspectos concretos relacionados con la forma, generando un bucle que ancla cualquier esfuerzo teórico en la constante redefinición del concepto. A esto hay que añadir las limitaciones que impone el propio concepto de género, especialmente en el ámbito de los estudios fílmicos, donde cualquier intento de determinar características discursivas comunes parece desembocar exclusivamente en la identificación de núcleos de afinidad formal o temática. La respuesta de los estudios fílmicos frente a la práctica del cine-ensayo (o más bien frente a su vertiente más dialógica) adolece por lo tanto de una serie de limitaciones 2  Las dificultades para definir el cine-ensayo han llegado hasta tal punto que una de las posibilidades puestas en juego por José Moure en “Essai de Définition de l’Essai au Cinéma” es definir la categoría por extensión, es decir, agrupando bajo esta etiqueta todas las películas que no pueden ser claramente definidas como documentales, filmes de ficción o cine experimental (ver Moure, 2004: 35).

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entre las que cabe destacar al menos dos de especial relevancia para los objetivos de este trabajo: la asimilación del ensayo fílmico al ámbito del documental y la búsqueda de elementos formales comunes que resuelvan la falta de referencias a la hora de reconocer un ensayo cuando lo vemos en la pantalla. En el primero de los casos la tendencia entre los teóricos (ver Aprà, 2005; Arthur, 2003) ha sido situar el ensayo fílmico en los terrenos más marginales de la práctica documental. Si bien la mayoría de estos estudios especifican que el cine-ensayo cuestiona abiertamente el afán documental por mostrar la realidad a partir del principio de indexicalidad de la imagen, pocos abordan la contradicción de situar la forma ensayo en cine en el seno de la tradición que pretende subvertir. Entre los casos más representativos está Michael Renov quien, en su estudio de Lost, lost, lost (Jonas Mekas, 1976) como exponente del ensayismo fílmico, reconoce las dificultades conceptuales que supone enmarcar la forma ensayo en el ámbito documental, señalando que para entender la película de Mekas como no ficción “es necesario disociar nuestro pensamiento de los límites impuestos al cine de no ficción para replantearnos sus parámetros históricos y discursivos” (Renov, 2004: 73). Conviene indicar que en su libro The Subject of Documentary, del que se toma esta cita, Renov considera los términos “no ficción” y “documental” como sinónimos, por lo que su afirmación nos invita a redefinir nuestra idea de lo documental de cara a analizar el filme de Mekas como tal. Sin embargo, Renov se limita a dejar entrever la necesidad de cartografiar más en profundidad el terreno de la no ficción en cine, sin ofrecer los posibles caminos que esta redefinición podría tomar3. De cualquier modo la reflexión que plantea Renov sigue sin resolver la contradicción esencial que representa la existencia una categoría analítica que da cabida a una opción y su contraria. La dialogización de la imagen presente en muchos de los exponentes del ensayismo fílmico subvierte por completo la lógica de la revelación en la que se basa el documental y que Carl Plantinga establece en su definición normativa como aquél cuya postura enunciativa implica que “el estado de cosas se presenta tal y como ocurrió en el mundo real” (Plantinga, 2000: 139). Frente a esto, el proceso por el cual se dialogiza la imagen pretende precisamente destacar su naturaleza discursiva, subrayando la importancia de los intereses y motivaciones que generan dicha imagen. No se trata, como equivocadamente puede interpretarse, de reducir a cero el valor de la imagen documental como índice, sino de presentarlo en continua tensión con su valor discursivo.

3  Otros autores se han hecho eco de formas diversas de las dificultades para inscribir el cine-ensayo dentro de la categoría documental. Así Bill Nichols argumenta que películas como El hombre de la cámara de cine (1929) o Far from Poland (1984) en su uso de una autorreflexividad extensiva a los modos de exploración de la realidad, representan la maduración del género documental dado que ponen en cuestión nociones de objetividad y transparencia, al tiempo que nota que “la transparencia (...) la capacidad para conocer el mundo visible y el poder para visualizarlo desde una posición desinteresada y objetiva (..) constituyen los cimientos sobre los que se asienta la tradición documental” (Nichols, 1991: 63). Al igual que Renov, Nichols pone de relieve la contradicción, pero sin profundizar en ella.

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El último bolchevique, 1993

En Le Tombeau d’Alexandre (El último Bolchevique, 1993), por ejemplo, Chris Marker4 utiliza imágenes de archivo de 1913 que representan un desfile de dignatarios zaristas durante la conmemoración del tercer centenario de la ascensión de los Romanov al trono. La voz-en-off informa de que todos los documentales sobre el periodo han utilizado estas imágenes. “¿Pero quién las ha mirado realmente? El gesto del tipo fornido llevándose la mano a la cabeza... ¿qué significa? ¿Que la multitud se ha vuelto loca? No. Les está diciendo que se quiten gorras y sombreros. No está permitido cubrirse delante de la nobleza”. Aquí la lógica documental se resquebraja, descubriendo la imagen como expresión de un poder concreto: su intención primaria no es mostrar lo que ocurrió, sino documentar la grandeza de los Romanov y, desde esta perspectiva, la imagen de campesinos poco serviles no es deseable. A partir de dicho descubrimiento es posible pues dialogizar, y Marker no tarda en hacerlo, de nuevo a través de la voz-en-off: Dado que se ha puesto de moda rebobinar el tiempo para encontrar a los culpables de los crímenes y el sufrimiento infligidos a Rusia durante el siglo XX, me gustaría que todos recordásemos, antes que Lenin, antes que Stalin, a este tipo gordo que ordenaba a los pobres descubrirse ante los ricos.

La segunda de las limitaciones mencionadas en la teorización del cine-ensayo, la necesidad de encontrar elementos formales comunes, se ha traducido a nivel práctico en una atención excesiva al uso de la voz-en-off en análisis de la forma, hasta el punto de que varios académicos han declarado este recurso formal como el rasgo definitorio del ensayo fílmico, sin el cual no es posible hablar de auténtico pensamiento en cine. Así, por ejemplo, Philip Lopate en uno de los textos de mayor influencia sobre el tema que 4  El lector puede ampliar las referencias al trabajo de Chris Marker utilizando las monografías publicadas por Catherine Lupton (2004) y Norah Alter (2006). En castellano, la fuente bibliográfica más completa remite al volumen editado por Maria Luisa Ortega y Antonio Weinrichter en 2006 y titulado Mystère Marker. Pasajes en la obra de Chris Marker.

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nos ocupa define cinco aspectos que deben estar presentes en la práctica audiovisual para justificar el uso del término cine ensayo: el filme debe utilizar palabras, escritas o a través de una voz-en-off, debe representar una única voz, intentar resolver un problema de forma razonada, transmitir una opinión personal y, finalmente, estar bien escrito (ver Lopate, 1998: 245, 247). Las palabras traicionan a Lopate, que habla de filme “escrito” y que también se refiere, por ejemplo, a la “intratable naturaleza de la cámara como aparato con el que registrar el pensamiento” (Lopate, 1998: 266). Laura Rascaroli matiza más esta postura, aunque indica igualmente que en un ensayo la voz-en-off aparece “ante todo como la herramienta privilegiada a través de la que el autor/a articula su pensamiento (...) y, por lo tanto la fuente principal de su subjetividad” (Rascaroli, 2009: 38). No se trata, desde luego, de una tendencia reciente. Ya en 1958 André Bazín asociaba el cine-ensayo con la inteligencia verbal al comentar el filme Lettre de Sibérie (1957) de Chris Marker. Bazín argumentaba que en el cine-ensayo “la materia prima es la inteligencia, la palabra su expresión inmediata, y la imagen no interviene más que en tercera posición, en relación con la inteligencia verbal” (Bazin, 1998: 36 ). En cualquier caso el resultado parece ser la concepción de la palabra como única expresión posible del pensamiento. Frente a esto un acercamiento dialógico busca el pensamiento en los espacios de relación entre palabra e imagen, entre las propias palabras o entre las imágenes (Blümlinger, 2004). Es la fricción discursiva la que genera asociaciones que dan al trabajo con imágenes la categoría de reflexión, dado que de otro modo estaríamos ante reflexiones puramente verbales ilustradas de modo poético o factual por las imágenes. En este sentido, Lopate, Rascaroli, Weinrichter o el propio Bazin intuyen correctamente la ruptura con la lógica documental en ciertas prácticas del ensayo fílmico. Sin embargo, ninguno de ellos asigna a la imagen el valor que tienen como vértice clave en el ejercicio de pensamiento que estructura las prácticas a las que se acercan.5

… a las imágenes dialógicas Como apuntábamos al comienzo, la concepción del conocimiento como puesta en relación remite de forma directa al trabajo de Mijail Bajtín. En varios pasajes de Problemas de la poética de Dostoyevsky, Bajtín se refiere a los sistemas de conocimiento en general como impermeables a una actitud dialógica, dado que se dedican a transformar “un dialogo abierto y sin capacidad de finalización en una afirmación monológica, resumiendo parte de sus contenidos, pero creando una representación 5  Una aclaración: no es la pretensión de este texto reivindicar el trabajo dialógico con imágenes como práctica puramente visual en la que la palabra no juega papel alguno (aunque ésta es una de las posibilidades que se abre por ejemplo en filmes como Leben BRD (1990) o Home Stories (1990) donde son imágenes distintas las que se ponen en relación). Se trata más bien de situar en la interacción discursiva entre imágenes, texto o música el valor de conocimiento que poseen estas prácticas.

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falsa de su espíritu no finalizable” (citado en Morson y Emerson, 1990: 60). A esto, Bajtín opone una concepción de la verdad que materializarían los diálogos socráticos en los que ésta “no nace ni reside en la cabeza de un individuo, sino que reside en el intercambio dialógico entre personas en búsqueda colectiva” (Bajtín, 1973: 90). Tales conceptos señalan hacia el encuentro como espacio fundamental del conocimiento. Es sólo a través de la puesta en relación de ideas como es posible avanzar hacia la definición de una verdad siempre provisional.“Socrates se definía a sí mismo como una partera: reunía a personas y provocaba una disputa, a partir de la cual se avanzaba hacia la verdad” (Bajtín, 1973: 90). Esta línea de pensamiento guarda afinidad con ciertos intentos de definición del ensayo literario y filosófico que han quedado marginados a la hora de abordar el desarrollo de la forma en cine6. Así, por ejemplo, Adorno expone un principio de funcionamiento dialógico cuando afirma que en el ensayo el pensador no piensa como tal, sino que “se transforma en el escenario en el que se desarrolla la experiencia intelectual” (Adorno, 1991: 13). De la misma forma, Max Bense propone el ensayo principalmente como ars combinatoria. “El ensayista es un combinador; un laborioso productor de distintas configuraciones en torno a un objeto” (citado en Aullón de Haron, 1992: 50). Un ejemplo de la forma en la que este ejercicio dialógico se orquesta en un filme de no ficción podemos encontrarla en la apertura de Nicht löschbares Feuer (Un fuego que no se apaga, 1969) del realizador alemán Harun Farocki, que trata sobre el uso del napalm como arma de destrucción. Aquí, el cineasta (tras leer el testimonio de una víctima vietnemita) se dirige directamente a la cámara para explicar por qué, en un filme acerca del uso del napalm, el espectador no va a ver imágenes de las víctimas. A través de la voz-en-off se ponen en cuestión las estrategias visuales del filme. ¿Cómo podemos mostraros el napalm en acción? ¿Y cómo mostraros las heridas que causa el napalm? Si mostramos imágenes de quemaduras de napalm, la reacción lógica es cerrar los ojos. Primero cerrar los ojos ante la imagen. Después cerrarlos ante el recuerdo de la imagen. Posteriormente, mantenerlos cerrados para no ver los hechos. Por último, cerrarlos ante el contexto.

Y es precisamente el contexto social, económico e ideológico que produce y circula estas imágenes de las víctimas el que se encuentra en el punto de mira de Farocki, lo que Nora Alter define como un espacio de invisibilidad política (Alter, 1996), recurrente en sus filmes. Desde esta perspectiva, las imágenes de los cuerpos quemados resultan no sólo innecesarias, sino incluso contraproducentes para sus intenciones. En su lugar, Farocki ofrece un acto de auto-mutilación, quemando el revés de su mano con un cigarrillo mientras la voz-en-off informa en un tono neutro de que “un cigarrillo arde a 6  En general la teorización del cine-ensayo no ha hecho hincapié en la naturaleza dialógica de la forma. Las principales aportaciones hacia una comprensión del funcionamiento del principio dialógico en cine han venido de la mano de Robert Stam (1989) y R. Barton Palmer (1989)

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600 grados Celsius, mientras que el napalm lo hace aproximadamente a 3.000 grados”.

Un fuego que no se apaga, 1969

Estamos aquí ya frente a una contraimagen, comprensible sólo en relación con las imágenes originales que el espectador no ha visto, pero sin duda conoce, y con el testimonio que abre el filme. Se puede ir más lejos y afirmar que las imágenes que Un fuego que no se apaga se niega a mostrar tienden a reforzar la distancia entre la víctima y el espectador (Becker, 2004). Por el contrario, el gesto de Farocki pretende liquidar dicha distancia, invitándonos a escapar del circulo vicioso que tiende a desactivar el poder original de las imágenes de forma que éstas puedan ser reevaluadas críticamente, pero no de forma aislada, sino a través de las conexiones que las unen a intereses políticos, económicos y comerciales concretos. Otro ejemplo. Chris Marker dedica un segmento de Sans soleil (Sin sol, 1982) a la lucha conjunta por la independencia en Cabo Verde y Guinea, liderada por el revolucionario Amilcar Cabral en 1962. El fragmento comienza con la voz-en-off femenina del filme, que sitúa históricamente al espectador. Sobre imágenes de archivo en blanco y negro esta voz comenta la habilidad de Amilcar como líder e informa sobre su hermano Luiz, quien posteriormente sería presidente de una Guinea independiente. También se mencionan las terribles condiciones en los que la guerrilla se vio obligada a combatir a los portugueses y sobre el papel que jugaron países socialistas y democracias sociales en el conflicto. Sin embargo, tras un par de minutos el discurso de la voz-en-off adopta un tono distinto. A través de imágenes en color, más recientes, de un desfile militar en el que aparece el ya presidente Luiz Cabral, se propone un salto en el tiempo. Sólo un año después del desfile militar, el partido revolucionario fundado por Amilcar se habrá dividido en dos, Luiz Cabral estará en prisión y uno de los militares que lloran de emoción al ser condecorados, el General Nino, habrá tomado el poder.

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Sin sol, 1982

La voz-en-off se lanza entonces a una disquisición sobre la naturaleza de la historia como fuerza que reprime la memoria individual y la subordina a una narrativa totalitaria. “En lugar de lo que se nos presentaba como memoria colectiva, miles de recuerdos personales que pasean su laceración individual en la gran herida de la historia (...)” El ejercicio está efectivamente diseñado para exponer la fragilidad y la tiranía de la historia, pero representa un perfecto ejemplo de dialogización de la imagen, en cuanto al confrontar una imagen aparentemente autosuficiente (de nuevo un desfile militar que celebra en este caso la consecución de la independencia) con una imagen futura que no se muestra (el conflicto entre los dos hombres que en la imagen se abrazan) nos permite cuestionar la primera y vincular claramente su interpretación a un contexto mutable, cambiante, plenamente alejado de cualquier patrón simplista de conocimiento. El enfoque hacia este tipo de conocimiento dialógico está basado como venimos argumentando desde el comienzo en la tensión entre el valor de la imagen como índice y su naturaleza discursiva, permitiendo un conocimiento más profundo del rol que juega el contexto socio-histórico como parte integral del discurso audiovisual. El objetivo es articular el signo como producto de una realidad socio-ideológica concreta. Siguiendo esta línea, ningún discurso existe en el vacío, sino que es el resultado de un conjunto de condiciones históricas concretas tales como clase, nacionalidad o etnicidad y, por lo tanto, queda impregnado de subtextos ideológicos. Por ello, en lugar de evocar la idea de un diálogo armonioso o colaborativo, el término dialogismo debe entenderse como una lucha constante por el poder discursivo (ver Pearce, 1994: 89). En nuestra opinión ningún ejercicio audiovisual realmente crítico puede dejar de lado esta dimensión, ya que son las imágenes las que se configuran como los nodos que articulan lo que se dice. Es necesario partir desde ellas como base del ejercicio de exploración de la realidad. De hecho, la pregunta que más claramente estructura una concepción dialógica de la imagen es la que remite a su esencia: ¿qué es una imagen? O, de forma más precisa: ¿qué dice una imagen como signo discursivo sobre el contexto ideológico en el que ha sido producida?

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El autor como devenir ideológico, el espectador empoderado Para calibrar las repercusiones del paso de una lógica documental al espacio de las imágenes dialógicas la última parte de este artículo se centra en las transformaciones que ocurren en el posicionamiento tanto del emisor del discurso como de la persona o grupos que lo reciben. El propio Bajtín advierte que un acercamiento dialógico a la práctica cultural supone, en primer lugar, la reformulación del problema de la autoría, enfatizando dinámicas intersubjetivas que determinan no sólo el sentido de la exploración, sino también la configuración del propio sujeto investigador. Conceptos como “heteroglosia” o “dialogismo” (centrales en el pensamiento bajtiniano) se basan directamente en la importancia que se concede al interlocutor y en los diferentes usos que las articulaciones discursivas pueden adquirir para grupos socio-ideológicos diversos. En el espacio de la teoría formulada por Bajtín, el concepto que describe de forma más completa el posicionamiento del autor respecto a los discursos que se convocan desde la perspectiva de la dialogización de la imagen es el del “devenir ideológico”. El pensador ruso define este devenir como “una lucha intensa por la hegemonía entre distintos puntos de vista, acercamientos, direcciones y valores tanto ideológicos como verbales” (Bajtín, 1981: 346) que, en última instancia, determina nuestra identidad como sujetos. Bajtín insiste en que, como resultado de esta dinámica, el yo debe concebirse más como una forma de organizar diferentes voces que dialogan que como una condición estática. Siguiendo esta concepción el trabajo de reflexión subjetiva con las imágenes aparece como un espacio en el que escenificar la pugna intelectual en torno a un tema, con caminos y soluciones tomadas y posteriormente desechadas, materializando el conflicto continuo en el que avanza y retrocede cualquier línea de pensamiento. Es por lo tanto en la orquestación de voces internamente persuasivas donde se debe localizar la presencia autorial, más que en cualquier signo de estabilidad identitaria. Frente a la lógica documental que determina la minimización del espacio del yo o la teorización del ensayo fílmico en la que la subjetividad se emplazaba de forma exclusiva en el discurso verbal, un enfoque basado en la dialogización de la imagen localiza la autoría en una estructura concreta de organización del pensamiento.

Noche y niebla, 1955

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Esta fragmentación del autor en las imágenes marca también un desplazamiento hacia posiciones en las que la tarea principal de éste consiste en reconfigurar los bloques discursivos desde los que se estructura su pensamiento. En el caso de las imágenes dialógicas se privilegia el gesto de volver a ver, de recolocar las imágenes en contextos diferentes a la búsqueda de sentidos explicativos, de contradicciones y puntos de fuga diversos (Elsaesser, 2004). Por ejemplo, en Nuit et Brouillard (Noche y niebla, 1955), es el contraste entre las imágenes del presente narrativo del filme con el material de archivo sobre los campos de concentración, el que permite a Resnais dialogizar las imágenes de forma que la pregunta central que recorre el filme evoluciona desde el “¿cómo pudo ocurrir?” hacia un “¿puede estar ocurriendo?” La presencia del autor no se minimiza en virtud de una supuesta objetividad, ni se puede asumir que corresponda en exclusiva a la voz-en-off (la cual asume tonalidades diferentes que invitan de hecho a pensar en una perspectiva múltiple, como ya he argumentado en otra ocasión (ver Montero, 2012: 144-148), sino que se organiza en torno al armazón discursivo del filme. Tal disposición remite igualmente hacia el papel del espectador en relación con la imagen dialogizada. Aquí el desplazamiento discursivo que se observa es el opuesto. El espectador se acerca a posiciones enunciativas dado que la dialogización de la imagen privilegia el proceso de interpretación. En su teorización del cine-ensayo, Josep Maria Català se refiere precisamente al papel del espectador como conciencia activa de las imágenes. Según Català, en el ensayo fílmico (y nosotros podemos añadir que en cualquier proceso de dialogización de la imagen) el objetivo del discurso no se limita a exponer la reflexión del autor, sino que también es necesario dar al espectador los mimbres para llevar a cabo su propia reflexión (ver Català, 2005: 145-158). Es un proceso que también identifica Laura Rascaroli, quien indica: La reflexión personal del autor demanda ser compartida o rechazada por el espectador. Efectivamente, la asunción tentativa de una cierta unidad de la experiencia humana que permite a dos sujetos encontrarse y comunicarse en base a la misma está presente en la estructura del ensayo. En cuanto posiciones subjetivas, el “yo” y el “tu” se determinan y dan forma mutuamente (Rascaroli, 2009: 36)

En mi opinión no es posible separar la posición del espectador del hecho de que la audiencia sea interpelada, emplazándola a leer las imágenes a través del marco interpretativo de su propia experiencia. El espectador no se configura como consumidor pasivo de las mismas o testigo de la verdad: se le pide que cuestione el discurso en base a su articulación en imágenes. Interpelar a alguien no significa sencillamente dirigirse a él o ella. Se trata de una individualización a través del discurso a través de la cual el interlocutor deviene sujeto y se le posiciona en relación directa con lo que se dice o se muestra (Bellour, 1998). La mayor parte de los análisis que utilizan el concepto de interpelación en el ámbito

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de la comunicación audiovisual se limitan a las referencias directas o explícitas a la audiencia, aunque, en el caso de las imágenes dialógicas, la extensión del gesto interpelativo va mucho más allá. Se podría incluso argumentar que todo el entramado discursivo busca establecer formas de intercambio comunicativo con una audiencia individualizada. Esto rompe la lógica del monólogo en la que permanece anclada buena parte de la crítica que se ha acercado a formas subjetivas en el cine de no ficción. El acto de interpelar en cine está lleno de matices, entonaciones, motivaciones e intenciones que se deben estudiar con cuidado en cada contexto7. En el caso de las imágenes dialógicas la interpelación actúa como fuerza liberadora dado que anima al espectador a desarrollar una postura crítica frente a lo que ve. Es, por lo tanto, en relación directa con este proceso de interpelación que cabe hablar de espectador empoderado. Se debe entender esta referencia de forma restringida, ya que se trata de un empoderamiento discursivo, que refuerza su función como destinatario último del mensaje y valora su capacidad para generar respuestas creativas ante el mismo.

Conclusiones Los distintos modos de trabajo con las imágenes de no ficción están adquiriendo una importancia crucial en un ámbito cultural dominado por lógicas de expresión audiovisuales cada vez en mayor medida. Los modelos disponibles en el trabajo con imágenes no sólo determinan ya buena parte de las prácticas periodísticas, sino que parecen colonizar nuevas formas de la cultura popular que se asientan sobre el uso de repositorios ingentes de imágenes. Urge pues trabajar hacia un enfoque que permita acercarse a estas imágenes desde presupuestos críticos para situarlas en relación con los contextos ideológicos en que las mismas se producen y consumen. De otra forma, asistiremos (si no estamos asistiendo ya) a la reproducción automática de mensajes connotados ideológicamente y ante los que los espectadores-productores, incluso los más tecnológicamente capaces, permanecen indefensos. La referencia a Bajtín a través de la fórmula de las imágenes dialógicas tiene pues en este texto una doble finalidad. Por un lado contribuye a restituir la dimensión ideológica al signo visual. Como explica Robert Stam, para Bajtín, hablar de diálogo sin hablar de poder es “hablar sin sentido, en el vacío” (Stam, 1992: 8). En nuestro caso, esto implica 7  Ahondar en un concepto tan complejo como el de “interpelación”, incluso limitándolo a su utilización en el ámbito de la cultura, supera los límites de este artículo. Sin embargo, es necesario mencionar al menos de pasada el trabajo de Althusser sobre este tema. Althusser argumenta de forma convincente que el acto de interpelar es un elemento central a la hora de comprender cómo se forma la subjetividad y de qué forma se dirigen a nosotros (y nos determinan) diferentes discursos ideológicos. Una de las críticas más habituales al enfoque de Althusser es la escasa consideración que otorga a nociones de agencia y autonomía. Mi argumento, aunque breve, pretende presentar ejemplos de interpelación como fuerza liberadora en el ámbito de las imágenes dialógicas, ya que empodera a los espectadores y les anima a contestar críticamente el discurso que les interpela.

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la concepción del discurso audiovisual como pugna de intereses, motivaciones e intenciones que es necesario desvelar para hablar de un auténtico acercamiento crítico. Por otro lado, la teoría dialógica de Bajtín nos permite presentar las imágenes del cine de no ficción en continua tensión entre su valor como índice y los parámetros discursivos en los que el mismo se integra. No se trata de un tema baladí.Aún hoy día, la mayor parte de los discursos audiovisuales a los que tenemos acceso pretenden hacer desaparecer el aparato discursivo que los sostiene en lugar de compartir el mismo con la audiencia de forma abierta y reflexiva de forma que los condicionamientos sociales, económicos e ideológicos que determinan qué deviene imagen y cómo queden incluidos en la reflexión. En un entorno en el que lo que vemos se emplaza en entornos discursivos crecientemente complejos, ignorar estos condicionantes supone dejar de lado una dimensión central para cualquier ejercicio crítico relacionado con la imagen. A pesar de que este texto se ha centrado en el caso del cine de no ficción, es importante señalar por último que el debate en torno a prácticas audiovisuales dialógicas es aún más pertinente en el ámbito del vídeo on-line. Aquí la presencia de mecanismos de respuesta, las facilidades tecnológicas y la popularización de software de edición innovador (utilizado, por ejemplo, en prácticas culturales como los mashups) está generando nuevas posibilidades que, para ser realmente críticas, necesitan herramientas conceptuales que integren sin complejos la dimensión ideológica presente en todo discurso audiovisual.

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Desencuentros, mutación de sentido y migraciones mentales en la comunicación TIC Lucía Benítez Eyzaguirre

Resumen El mundo espacio-temporal que diseñan los flujos de la comunicación precisa de una reflexión sobre los referentes trastocados por la aceleración del transporte y la conectividad, como una dinámica que gravita sobre las personas. La asincronía y la ubicuidad son ahora el medio ambiente de las prácticas sociales y subjetivas, que también desordenan los imaginarios y la subjetividad. La Red distribuida es la estructura de los procesos comunicativos en sus diferentes direcciones y sentidos, con un diseño rizomático que cumple la profecía de Baudrillard: “Hoy nosotros no pensamos lo virtual, lo virtual nos piensa”. Palabras clave: espacio-tiempo, migración de sentido, ubicuidad, asincronía

Abstract The spatiotemporal world designed by communication flows requires a reflection on references which have been disrupted by the acceleration of transport and connectivity; a dynamic process that gravitates on people. Social and subjective practices, as well as imaginaries, take place in an environment of asynchrony and ubiquity. The distributed Network is the structure of the communicative processes in their different directions and ways, with a rhizomatic design that fulfills Baudrillard’s prophecy: “Today we do not think the virtual, the virtual thinks us”. Key Words: space-time, migration of meaning, ubiquity, asynchrony

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La epistemología de los flujos Los cambios espacio-temporales de la globalización han sobrevenido como un mandato cotidiano e insistente del impacto tecnológico; lo asumimos con una vivencia inadvertida sobre la que es necesaria la reflexión. Harvey (2003, p. 79-82) ha descrito algunas de estas transformaciones como las esenciales de la globalización: los cambios en el sistema financiero, la innovación y transferencia tecnológica acelerada, la revolución de la información hacia la desmaterialización, y la reducción exponencial de los costes y el tiempo empleados en el transporte de personas y mercancías. En este contexto, impulsado por el capitalismo a la medida de sus necesidades de expansión, la dinámica también gravita sobre las personas: la aceleración impuesta por el transporte y la comunicación se vive con asincronía y ubicuidad, el medio ambiente en el que hay que reconstruir las prácticas sociales y subjetivas. La ubicuidad y la asincronía desordenan la mayor parte de las variables sobre las que se desarrolla la comunicación: las definiciones culturales, la globalización, las cartografías, la representación, lo simbólico, las interacciones, los discursos, la recepción de los medios, las mediaciones, la subjetividad, la imaginación, motivación y emoción de los sujetos, el concepto de la racionalidad. Junto a ellas, definidas como objetos críticos por su alta capacidad reveladora, están las transformaciones que se registran en los imaginarios y en la subjetividad con la movilidad y apertura de fronteras. Trazar una ruta común del entendimiento que, en tiempos de la ubicuidad y la asincronía, registre fenómenos dinámicos, mutantes y mutables, sólo se puede llevar a cabo en función de los puntos de vista, la velocidad y los referentes. Como quiera que el terreno complejo en el que nos movemos puede dificultar la comprensión referencial, los mapas de la globalidad se definen por los flujos y la conectividad: las conexiones entre lugares crean nuevos espacios y una difusa idea del tiempo. Los flujos de la comunicación y la movilidad se desarrollan en el contexto transnacional como lugar de encuentro cultural, el único espacio posible de los imaginarios. La virtualidad de este proceso se agiganta y acelera a cada instante, a la vez que disuelve las antiguas certezas: lleva a la reconversión del entorno físico en otro desmaterializado y cada vez más próximo al virtual, que nos obliga a negociar los nuevos contratos de un mundo que se ensancha por minutos. Castells (2005, pp. 488-489), a partir de Harvey, define la materialidad del espacio y del tiempo en clave social; son estas relaciones las que le asignan al espacio el significado, la forma y la función. La vivencia del tiempo sincrónico se construye en la socialidad a partir de lo instantáneo, la discontinuidad o la condensación producto de fragmentos y secuencias de origen diverso que generan significados y estimulan los sentidos hasta el logro de un tiempo ‘cristalizado’ (Castells, 2005: 444). La Red en su modelo social se transforma y adapta a las nuevas formas de los flujos y los nodos; reproduce un sistema de concentración y desertización que Baudrillard (2000,

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p. 72) ha descrito con todo detalle a través de la comparación entre las autopistas de la información y del tráfico, como una desertización del espacio real: “Anulación del paisaje, desertización del territorio, abolición de las distancias reales. Lo que aún no es sino físico y geográfico en el caso de nuestras autopistas adquirirá toda su dimensión en el campo electrónico con la abolición de las distancias mentales y el encogimiento absoluto del tiempo”. Por ello, la reorganización espacial también redistribuye las grandes ciudades, con concentraciones alrededor del poder y la toma de decisiones. Son espacios en los que se articulan las tensiones fruto de la asincronía de la superposición de modelos: “Es este rasgo distintivo de estar conectada globalmente y desconectada localmente, tanto física como socialmente, el que hace de las megaciudades una nueva forma urbana” (Castells, 2005, p. 483). El espacio de los flujos configura la gran megaciudad globalizada porque comparte las mismas características y un similar modelo de sociabilidad. Los teóricos de Estudios Culturales han abierto una brecha en la crítica al sistema de dominio que, en el contexto de la conectividad global, toma un nuevo impulso ante las posibilidades del modelo de comunicación y social. La cara y la cruz de este modelo están precisamente ahí, en el control y en la construcción de alternativas, en la apertura de brechas en el sistema. Las comunidades, la interacción, el debate y la flexibilidad de la conexión son las estructuras de significado que elaboran alternativas a la dominación discursiva. Así, en el modelo distribuido de la comunicación, cabe integrar este campo con el enfoque crítico de la teoría de la economía política y de las industrias culturales, especialmente si lo orientamos dentro de la ubicuidad y la asincronía, en la misma tendencia en que se entiende la productividad comunicativa como ‘emirec’1. Esta vía aporta una visión de conjunto de los procesos comunicativos en sus diferentes direcciones y sentidos, en la estructura rizomática y compleja que dibuja, entre los que se enlazan los campos de la mediación, la interacción y la experiencia. La transformación impuesta por lo digital y los flujos a la comprensión del mundo llega hasta su dimensión ontológica: “Hoy nosotros no pensamos lo virtual, lo virtual nos piensa. […] Ni siquiera puede imaginar qué pone fin a su espacio. Del mismo modo, nosotros tampoco podemos imaginar hasta qué punto lo virtual ya ha transformado, como por anticipación, todas las representaciones que tenemos del mundo” (Baudrillard. 2000, p. 126).

El desorden, la migración del sentido y de la realidad La realidad se configura sobre el desorden (Balandier, 1996, p. 161), fruto de la mutación del tiempo y el espacio, que desdibuja las fronteras físicas e inmateriales, las divisiones 1  Cloutier (1975) analizó la comunicación al margen del sistema, de la tecnología, para centrar su atención en la práctica comunicativa humana e individual que supera a la mediática y que une los signos de la emisión y la recepción: ‘emirec’.

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del mundo a favor de una clase de ‘superrealidad’ cada vez más densa y compleja que genera tensiones y nuevos valores como lo subjetivo, la fugacidad, la rapidez, la transformación, la movilidad, la adaptación a lo inmediato, el valor de lo emocional, de la intuición y los impulsos. Vilches (2001, p. 38) llama la atención sobre el efecto de confusión entre lo virtual y lo real y sus conexiones: “la inmersión del usuario en una realidad virtual promueve la estabilidad de su propia existencia; la realidad aparece como algo más pobre que la experiencia virtual.” Appadurai (2007, p. 109) interpreta este contexto como uno de los vectores más significativos de la desterritorialización de las personas: “El flujo global de imágenes del yo y del otro […] crea un archivo creciente de hibridaciones que desdibuja las líneas firmes que demarcan las identidades a gran escala”. En la medida en que estos flujos circulan de forma paralela y complementaria, como dispositivos sistémicos, generan homogeneidad, interactividad en una dinámica de capacidad viral. El análisis de sus dinámicas, lógicas y comportamientos es fundamental dentro de la interacción de los poderes económicos y políticos como “comunidades instantáneas para el consumo instantáneo; son totalmente desechables después de su uso” (Bauman, 2003, p. 84).

Los nuevos nexos de conexión para la gestión de las identidades son las redes globales, que generan ‘sujetos de ubicación múltiple’ en el ‘espacio de los flujos’ de una comunidad transnacional, en principio sólo al alcance de las élites cosmopolitas, aunque la estructura se generaliza al ritmo en que aumenta la movilidad y la comunicación. Las redes globales también disuelven el ‘espacio-lugar’ y la territorialidad con contradicción, porque la ubicuidad y la asincronía alimentan la idealización del lugar, la familia, la tradición e incluso la religión (Castells, 1997, p. 89). En la dinámica creciente de intercambios financieros, mediáticos, ideológicos —no armonizados sino fracturados y desconectados (Barker, 2003, p. 78)—, son los sujetos quienes conforman identidades y representaciones, pero expuestos a las prácticas de agentes locales y de los medios de comunicación. En los flujos de la ubicuidad y la asincronía, la identidad es el principio fundamental y primero de organización —aunque es complejo, especialmente en contextos de fragmentación social y de ruptura de la comunicación—, según Castells (2005, p. 52). Se resiste a la regulación porque hay que negociar los atributos culturales que lleva ligados, a través del propio reconocimiento y también por exclusión de otras referencias sociales. En este sentido se produce la crítica a lo cultural de Bauman (2006), una expresión que analiza desde la crisis del concepto, por su falta de utilidad para analizar nuevos contextos que, sin embargo, se muestran con mayor claridad en función de la movilidad y lo transitorio. La industria audiovisual y de los medios se ha adaptado a las innovaciones hasta quedar totalmente sesgada en su razón de ser, por el impacto de nuevas estrategias

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mercantiles en la producción cultural (Ritzer, 1999). Este imperialismo cultural tiene alcances también en la ‘periferia’, con distorsiones en los diferentes sistemas culturales, así como en el rescate de sus tradiciones; los intercambios y las movilidades que discuten las antiguas posiciones a través de sus roces entre sí mismos y el contexto local, entre las antiguas colonias y sus habitantes y los antiguos colonizadores (AlSayyad, 2003, p. 29). Es el caldo de cultivo del desentendimiento y la alteridad, que el poder aprovecha para crear dialécticas como la del culturalismo y la absurda “equiparación de cultura e identidad” (Grimson, 2008, p. 45-63). Se establecen jerarquías, se trazan fronteras, se homogeneizan y esencializan las identidades como estereotipos inquebrantables, con intereses políticos innegables. Yúdice (2002, p. 65-74) las califica de guerras culturales sobre intereses tan diversos como los reproductivos o la política social, con una retórica persuasiva por parte de los medios de comunicación, el mercado, y las instituciones estatales. Los gobiernos interpretan en función de los interesados valores culturalistas las necesidades sociales de colectivos; en este contexto sitúa Yúdice (2002, p. 78) el concepto de “desidentidad”, un juego sobre las representaciones como resistencia o desafío a las políticas que niegan el derecho a negociar las identidades a través de las interacciones. Hall (1999), Martín Barbero (2002) o Morley (1998) han sabido captar en la construcción de significados la clave transnacional y de negociación, entre la resistencia y la ambigüedad. La visión problemática de la identidad es un efecto reciente de la globalización2, ya que ahora se visibilizan con más frecuencia las diferencias, al margen del contexto (Bauman, 2003b, p. 40-41). La ubicuidad y la asincronía cuestionan el control hegemónico de la identidad unitaria —blanca, masculina y de clase media—, ya que cada vez son más las voces de los ‘otros’, de los no occidentales, de las mujeres, de los homosexuales (Barker, 2003, p. 32). Es también en la globalización donde se pueden resolver estos conflictos, si se atiende a la diferencia —diferentes lugares y diferentes culturas— en función de la identidad pero no de la alteridad (Beck, 2002, p. 3). Para Zizek (2001, p 351), se han acabado los días del ‘yo idéntico a sí mismo’ y de su performatividad. El recurso esencial está en la imaginación entendida en el sentido que le da Appadurai (2001, p. 47-55) en su idea de la ampliación de paisajes y escapes, como identidades imaginadas, de mundos imaginados y que explica como la ‘migración de sentido’, similar a la ubicuidad de la vivencia globalizada. En este escenario, las aspiraciones y los deseos son una necesidad: “En la medida en que las necesidades del capital internacional van cambiando, o los Estados-nación cambian sus políticas respecto de los refugiados, estos grupos en movimiento nunca pueden darse el lujo de dejar que su imaginación descanse por mucho tiempo, aunque así lo deseen”.

2  Como ejemplo, el concepto ‘identidad’ no figura entre las Palabras Clave de Raymond Williams (1976), y tampoco forma parte de las entradas del Diccionario de Teoría Crítica y estudios culturales de Payne (1996).

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La dimensión del tiempo y el espacio: virtualidad y movilidad como relación social La transformación del tiempo en un elemento de la productividad económica y de la generación de valor ha dislocado (Appadurai, 2001) el mundo de referentes. De una parte se rompe la secuencia tradicional de los acontecimientos y, con ello, gran parte de las certezas humanas y sociales; la comprensión de este elemento dinámico presenta diferentes ritmos, velocidades y una secuencia nueva que se aleja del tiempo sensorial con pasado, presente y futuro, del tiempo social. La asincronía que se registra entre velocidades y ritmos pone en cuestión relaciones históricas entre la producción y el trabajo marcada por valores establecidos en equivalencias entre el tiempo y el dinero, o mejor, entre el trabajo y el dinero. Un modelo que ha devenido en irracionalidades de la racionalización de las organizaciones complejas, cuya evolución se puede seguir a través de Harvey (1998), Ritzer (1999), y que, para Castells (2005, p. 509), supone el dominio del tiempo del reloj sobre el espacio y sobre la sociedad como uno de los elementos esenciales de la modernidad. El reloj posibilitó el desarrollo del fordismo y del capitalismo industrial, fue útil sólo mientras facilitó el incremento de la productividad. La compresión del tiempo, la elasticidad que imprime la aceleración y el juego de la relatividad, no sólo ha permitido nuevas dinámicas económicas, sino también humanas y sociales. Ahora, en los relojes asincrónicos no hay nada previsible, existe tan sólo un flujo incesante que nos da una perpetua sensación de atemporalidad —Castells (1997, p. 23) lo llama el tiempo atemporal— y una intuición de que se expande hacia lo eterno. La organización de la tecnología y de la cultura ha acabado con el orden del ciclo vital sin lograr crear una alternativa: “Propongo la hipótesis de que la sociedad red se caracteriza por la ruptura de la ritmicidad, tanto biológica como social, asociada con la noción de ciclo vital” (Castells, 2005, p. 523). En el camino hacia la economía inmaterial la dinámica separa a las personas de la producción, en la ausencia de referentes, la dimensión colectiva y el valor social. Se desmaterializa con el riesgo de perder el valor social, ético y la dimensión humana: “El tiempo atemporal pertenece al espacio de los flujos, mientras que la disciplina temporal, el tiempo biológico y la secuenciación determinada por la sociedad caracterizan a los lugares de todo el mundo, estructurando y desestructurando materialmente nuestras sociedades segmentadas” (Castells, 2005, p. 545). Del conocimiento y de la lógica que la tecnología ha aportado al concepto del tiempo, de la capacidad de licuarlo o congelarlo, surge un dominio que altera lo social y permite ejercer el poder de forma difusa, imperceptible e incontrolable para muchas sociedades e individuos. El tiempo vive una cronología a la que las sociedades dan un valor cultural y social diferente que, al igual que el espacio, se transforma en realidades cambiantes: “El espacio y el tiempo han relativizado las dificultades tecnológicas de su control”, dice Vizer (1999, p. 141). Así, lo social se transforma en un objeto cultural que

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genera a su vez otros hechos sociales, en un perpetuo proceso de negociación y redefinición del mundo simbólico. En el contexto de las sociedades digitales y el mundo virtual, hay nuevos valores para el tiempo, como la importancia de lo instantáneo que rige nuestra vida, el trabajo o la política. Lo instantáneo nos hace interminables las esperas, nos impacienta y nos precipita, mientras diversificamos las actividades en paralelo, en simultáneo. De esta forma, se canaliza la recuperación del orden que quedó liquidado por la superposición de ritmos y la generación de asincronías y la disolución de las distancias: “los medios simbólicos y rituales son empleados para la restauración del orden” (Balandier, 1996, p. 90). Así, lo emergente y lo imaginario cobran un nuevo significado en los efectos de la condensación del tiempo y la desmaterialización de la realidad. Un efecto que ha contribuido a romper fronteras entre lo público y lo privado, entre lo exterior y lo interior, desdibujadas mientras las relaciones se configuran como una posibilidad de ‘vivir juntos separadamente’, tal y como lo ha descrito (Balandier, 1996, p. 161), quien también advierte de sus riesgos comunicativos: El espacio pierde progresivamente su función protectora, defensiva, pues la distancia ya no tiene la función de una pantalla opaca; las imágenes no se hacen sólo invasoras sino también inquisidoras; los sistemas de teledetectación, adaptables a todas las escalas, introducen y multiplican una amenaza de carácter panóptico.

La dinámica de la globalización desdibuja la espacialidad física y la transforma en un constructo social imaginario, en el que se produce el roce de las imágenes, como lo entiende Wolton (2000, p. 135), que evidencia las desigualdades planetarias que se pueden interpretar como uno de los motores del impulso a la movilidad. A través de los medios se reproducen también las migraciones, movilidades mentales o de almas deslocalizadas, viven físicamente en un lugar pero viajan virtualmente en el tiempo y en el espacio hacía los mundos opulentos que conocen a través de la mediación y los ‘paisajes mediáticos’ (Appadurai, 2001). En la ubicuidad y la asincronía, estos paisajes se viven desde la recepción como procesos de decodificación, reapropiación y resistencia, en un nuevo catálogo de mundos posibles y estilos de vida, ahora cotidianos para el imaginario de las sociedades receptoras. El mundo de los flujos y la movilidad nos lleva a contradicciones imperceptibles: “Concebir la movilidad en el espacio pero ser incapaz de concebirla en el tiempo es, finalmente, la característica que define al pensamiento contemporáneo atrapado en una aceleración que lo sorprende y lo paraliza” (Augé, 2007). Resistiendo a las divisiones de la modernidad, se dibuja un nuevo espacio social de la movilidad virtual, ligada a las tecnologías, en el que se desmaterializa la relación entre la comunidad y lo local, el espacio de lo glocal. La movilidad, desde el punto de vista reflexivo, es una metateoría en desarrollo: “Desmitifica y relativiza todos los enfoques teóricos” (Ritzer, 1993, p. 569). De hecho, la

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reconstrucción personal y ciudadana entre los flujos de la ubicuidad y la asincronía genera “nuevos modos de sentir la pertenencia a territorios, de convivir en la heterogeneidad y del empoderamiento local en la toma de decisiones” (Martín-Barbero, 2009, p. 26). En paralelo a la movilidad virtual que socializa, Urry (2000) destaca la otra tendencia transformadora para la acción, la de “lo social como movilidad”. Este aspecto, unifica la visión de los espacios de la movilidad y la comunicación que trazan los flujos globales en cuyo desplazamiento se han incorporado a la apertura; con sus estelas y su velocidad desdibujan la territorialidad que los oprimía. Los nómadas de Deleuze y Guattari (1995), los vagabundos de Bauman (1999), los turistas de Augé (1997) y Urry (2004), o los viajeros de Clifford (1995) tratan de encontrar nuevas posibilidades de vida con la misma lógica, con movimientos sistemáticos, caóticos, de doble sentido, en múltiples direcciones —con su desorden— a las lógicas impuestas por la aceleración y las múltiples conexiones. En este sentido, la propuesta de Coles, Duval y Hall (2005) sobre las disciplinas de los desplazamientos voluntarios permite, en el contexto de la ubicuidad y la asincronía, una integración de diferentes tipos de movilidades, tanto de las personas como de la circulación de capital en todas sus formas: la transferencia de conocimiento y propiedad intelectual, el capital social, el poder y la coerción. El dinamismo de la movilidad impulsa el desarrollo social —aunque se abre a riesgos impredecibles—, mientras su extensión y ubicuidad aumenta su influencia y ritmo en la totalidad de lo social. En ese contexto sitúa Delanty (2008) la comprensión de la comunidad transnacional dispersa y desterritorializada, sin límites en el espacio-tiempo, que se reconstruye en la conectividad a través de lo social. La conectividad incrementa el valor de las interacciones hasta el logro del capital social interconectado (Van Babel, Punie y Tuami, 2004). En el cruce de tendencias se generan fenómenos contradictorios: “Cada vez resulta más difícil diferenciar las formas de movilidad que se consideran esenciales para el comercio y las inversiones internacionales de las que se consideran indeseables” (Castles, 2004, p. 34). Quizá por ello, se producen los increíbles contrastes respecto a su calificación política y jurídica, así como a su consideración social, lo cual se refleja en las ambigüedades sobre los desplazamientos de los migrantes y los turistas (Augé, 2007, p. 61-62), que alcanzan diferente percepción en la cuestión identitaria y cultural.

Migraciones mentales y de sentido Los desplazamientos trazan direcciones y redes que luego encuentran su sentido —y suele ser en su ida y vuelta, con lógica interactiva para la comunicación— en función del momento, del instante en que se analiza. De la misma forma, los sujetos que se desplazan son seres en movimiento que dibujan un tránsito permanente, una transmigración en la que

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dibujan estelas tras la movilidad, sobre las que cabe la posibilidad de repetir el recorrido en cualquiera de los sentidos posibles y relatividades; la concepción espacial sufre de las contradicciones por la simultaneidad asíncrona de escenarios sociales. El espacio del anonimato abierto a los flujos y que Augé (2002) ha denominado como no-lugar, el sitio de encuentro anónimo de los individuos en las vías de circulación rápida de las mercancías y de los pasajeros, en los propios medios de transporte. La abolición de las distancias físicas abre la brecha de las diferencias culturales, para las cuales el remedio es precisamente el viaje, la necesidad de experimentar físicamente las diferencias climáticas, lingüísticas, políticas o geográficas (Wolton, 2004, p. 180), como un desplazamiento imprescindible para reconstruir el diálogo cultural, en su condición de encuentro físico, y para la reflexión sobre las escalas de espacio y tiempo —la ubicuidad y la asincronía—, que ha mostrado la importancia de las distancias entre las culturas: “El fin de las distancias físicas revela la importancia de las distancias culturales” (Wolton, 2004, p. 22). Coles, Duval y Hall (2005, p. 195) coinciden en su inquietud sobre cómo se reimaginan, reagrupan y se reorganizan las comunidades globales. Las situaciones de la ubicuidad y la asincronía tienen en común el olvido del carácter social de las representaciones y de su capacidad para generar conflictos (Mato, 2006, p. 8). Ya Berger y Luckmann (2001, p. 216-217) ponían el acento en la dialéctica conflictiva que está determinada por la estructura social y que se orienta hacia el concepto erróneo de ‘identidades colectivas’: “Las estructuras sociales históricas específicas engendran tipos de identidad, reconocibles en casos individuales”. A pesar de que, como bien señala Grimson (2008, p. 64), las retóricas, las creencias y las prácticas alrededor de la identidad no permiten distinguir de forma clara y objetiva a los grupos humanos, lo cierto es que las identidades tienen una enorme capacidad movilizadora y desmovilizadora. Como antítesis de los modelos identitarios ligados a la territorialidad está el de los migrantes mentales —almas deslocalizadas—, que viven físicamente en un lugar pero viajan virtualmente en el tiempo y en el espacio hacía los mundos opulentos que conocen a través de la mediación. Cada vez hay más lugares del planeta donde se imprimen esas dinámicas de aculturación en la distancia impulsadas por empresas transnacionales, como es el caso de los call centers, cuyos operadores a menudo a través de la relación comunicativa con clientes de otros países se identifican con ellos por encima de la balcanización de su identidad territorial3. El aislamiento alrededor de unos intereses, o de unos grupos concretos, también llevaría a otro tipo de balcanización del interés público (Van Babel, Punie y Tuami, 2004). Las prácticas comunicativas cotidianas crean nuevas demandas de la identidad, transforman los modelos de referencia en la ampliación de los horizontes mentales, por encima de la vivencia física y próxima. Las experiencias individualistas se refuerzan en la Red con efectos singulares en lo social, ya que de la presencia en el mundo de los flujos depende su integración en el sistema: “Los sujetos que entran en la Red se encuentran 3  Novelas, documentales y películas de la India, como John & Jane, reflejan esa transformación de los operadores americanizados de los call centers.

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desvinculados de la sociedad. Y los sujetos que no pueden acceder a las redes se encuentran igualmente desvinculados de los beneficios de la nueva sociedad” (Vilches, 2001, p. 23). García Canclini (2004) comparte esta visión pesimista, pero es un planteamiento que olvida la capacidad de la propia Red para amplificar sus efectos y para las transformaciones, con la liquidez de lo virtual y con el alcance global. El reto de la comprensión múltiple, diversa y en transformación del conjunto de los sistemas culturales supera las ideas sobre la cultura como un modelo único, como una representación o una construcción inmutable. Se interpretan los procesos en la globalidad por el impacto de los fenómenos de la ubicuidad y la asincronía, como definitivos de la esencia cultural. Frente a la insistencia en los efectos de la homogeneización cultural sobre los estilos de vida y los sistemas de valores de lo local y lo nacional, hay que recordar que, a la vez, también se producen formas novedosas de diversidad en la creatividad, la resistencia y la imaginación.

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Brasil-Espanha: análise da experiência de Castilla y León aplicada ao Centro-Oeste Bruno Augusto Amador Barreto

Resumo O artigo pretende analisar a formação da Comunidade Autônoma de Castilla y León, na Espanha, inventariando seus sistemas midiáticos e o seu campo comunicacional. Em continuidade, aplicando parâmetros análogos, faz-se um estudo comparado com o Centro-Oeste brasileiro. Os indicadores da pesquisa demonstram que a mídia, no Centro-Oeste brasileiro, não contribuem para a formação de uma identidade regional à margem do regionalismo observado no caso espanhol. Palavras-chaves: Comunicação Comparada – Brasil – Centro-Oeste – Espanha – Castilla y León.

Resumem El foco de esta investigación es analizar la formación de la Comunidad Autónoma de Castilla y León, en España, inventariando sus sistemas mediáticos y sus condiciones de producción, rescatando la memoria del campo comunicacional en la referida región. Aplicando parámetros análogos, se hizo también un estudio comparativo entre la región Centro-Oeste y la Comunidad Autónoma de Castilla y León. Los indicadores de la investigación muestran que los medios de comunicación y la academia, en el centro de Brasil, no contribuyen a la formación de una identidad regional, sino más bien amplían y fortalecen los conflictos históricos, dejando la Ciencia de la Comunicación fuera del regionalismo observado en el caso español. Palabras-clave: Geografía de la Comunicación – Brasil – Centro-Oeste – España – Castilla y León.

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Abstract This research explores the formation of Autonomous Community of Castile and León, in Spain, it shows the media system and communication scholarship memory in the macro-region. By applying the same procedure, it was made a comparative study between Brazilian Middle-West and the Castile and León. The indicators suggested that both media and academy systems in Brazilian Middle-West had almost no contribution for the formation of a regional identity, contrasting to the Spanish case, where is evident the feeling of strong regionalism. Key words: Geography of communication – Media system – Communication scholarship - Brazil – Spain

Conhecer a história e a formação da atual Comunidad Autónoma de Castilla y León é uma tarefa complexa. Andar por este percurso é o mesmo que percorrer os caminhos da história da própria Espanha, da Europa, da América e até mesmo da humanidade. Castilla y León possui uma história longínqua, achados arqueológicos do Homo Heidelbergensis 1 na região foram importantes para conhecer a evolução da espécie humana. Suas terras conheceram diversos povos no período pré-românico, foram colonizadas pelos romanos e depois por visigodos e por mulçumanos até chegar na Idade Média. Nelas surgem as primeiras Cortes européias, cuja organização política foi usada para construir o Estado Espanhol, sem contar que de suas terras saíram os homens que colonizaram a América. Desta longa história, interessa-nos aprofundar no período de formação da Comunidad Autónoma, para que possamos compreender a sua indústria midiática e traçar comparações com a Região Centro-Oeste do Brasil.

O processo Autonômico de Castilla y León Com uma democracia recente, a história espanhola é marcada pelo autoritarismo. PARÉS I MAICAS (2006: 41) observa que prevaleceu no país o “sistema autoritário, salvo as exceções da Primeira República (com onze meses de duração, 1870-1871) e da Segunda República (1931-1939)”. O regime democrático atual surge apenas após a morte do General Franco, em 1976. La formación del Estado autonómico español y la propia Comunicad Autónoma de Castilla y León fue consecuencia de un triple reto de carácter histórico, político y funcional al 1  Espécie que viveu de 500.000 a 250.000 anos, antecedente do homem de neandertal.

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que tuvo que enfrentarse la España que salía de un régimen dictadura que se había prolongado casi cuarenta años. En el aspecto histórico, el Estado autonómico trataba de dar solución a un largo contencioso entre el centro y la periferia sobre el modelo de Estado, y que había tenido en Cataluña y el País Vasco sus más importantes conflictos. A su vez, era un reto político ya que a mediados de los setenta se identificaba democracia y descentralización. Una de las características de la dictadura franquista fue la vuelta al modelo centralista del siglo XIX, pero todavía más exacerbado, la ‘España Una’ fue uno de los pilares del régimen. Esto hizo que la oposición de izquierda, naciolalista o regionalista a la dictadura hiciera del derecho a la autonomía de los territorios del país una de sus principales banderas. Pero incluso dentro del propio régimen de Franco había sectores que estaban convencidos del agotamiento del modelo centralista y de la necesidad de su reforma, era el tercer reto: el funcional. (PÉREZ LÓPEZ, PELAEZ LÓPEZ e GONZÁLEZ CLAVERO, 2008: 17).

Desta forma, entre a administração central e a local (nas províncias), a Constituição de 1978 criou as Comunidades Autônomas, tornando a Espanha um “Estado de Autonomias”. Ademais, a “nova” Espanha é uma monarquia parlamentarista, onde o Chefe de Estado, o Rei, é determinado por uma sucessão hereditária; e o Chefe de Governo ou Presidente de Governo é nomeado em um processo conhecido como “Investidura”. Atualmente, o país abriga “17 comunidades autônomas de distintos tipos, das quais se destacam as chamadas comunidades históricas (Catalunha, País Vasco, Galícia y Andaluzia), dotadas todas elas de seu correspondente estatuto de autonomia (ainda que diferenciadas em alguns casos) e de seu próprio parlamento e poder executivo” (PARÉS I MAICAS, 2006: 41). A concepção de Castilla y León é distinta da formação de outras regiões da Espanha, como Cataluña, Galicia, Andalucía e País Vasco, pois a formação do Estado de Autonomias não foi uniforme no país, não são em todas as Comunidades que encontramos uma ligação histórica com a configuração atual das macro-regiões espanholas. “La historia de Madrid, por ejemplo, en cuanto Comunidad Autónoma, prácticamente no existe y ha sido apenas promovida. En el otro extremo Cataluña y el País Vasco, donde prácticamente desaparece la historia que no trate de ellos mismos. Y entre esos dos polos, todos los demás.” (PÉRES LÓPEZ, 2004: 11). A Comunidade Autônoma de Castilla e León não possui um histórico recente de violência por identidades, como em outras regiões, nela o terrorismo não foi utilizado como via para sua autonomia. No entanto, politicamente a construção da Comunidade foi “a mais complexa e conflituosa” dentre os dezessete processos autonômicos da Espanha (MANERO, 2003: 24), sendo a última região a ser formada. BILBAO descreve que “o nascimento da comunidade não foi precisamente um parto normal: foi um parto repleto de complicações, que necessitou em vários momentos da ajuda do fórceps” (apud MANERO, 2003: 23). Opinião também compartilhada por GONZÁLEZ CLAVERO (2004a: 18), que vê

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a construção da Comunidade Autônoma como “um processo que não foi simples, senão que esteve cheios de obstáculos e dificuldades”. Se em outras Comunidades a forte identidade regional foi o marco para suas construções, em Castilla e León a sua intangibilidade, ou até mesmo ausência, foi o seu maior dificultador. Na longa história de mais de 1000 anos de León e de Castilla, do século IX ao XX, com tantos altos e baixos, distanciamentos e uniões, glórias e fracassos “a busca de sinais de identidade específicos de Castilla y León não é tarefa fácil” (VALDEÓN, 1988: 115). Alguns vão justificar no próprio ato de construção da Comunidade a sua identidade “una”, como o então presidente das Cortes de Castilla y León, José Manuel Fernandez Santiago (2004: 10), que exalta que a Autonomia da Macro-região é o maior “arraigo y justificación social” para o fortalecimento da identidade regional. “O novo modelo descentralizador proposto pela Carta Magna se revelou como um canal mais que adequado para a organização política da nossa região, conjugando sabiamente os princípios de autonomia e de unidade”, completa. O único ponto de consenso na região é a sua representatividade como própria Espanha, uma “España Una”. Esta região que ajudou a construir a base do estado espanhol teve dificuldades em descentralizar o país e criar o seu próprio território dentro desta nova realidade. Determinar qual seria o território de Castilla e León foi o maior dos problemas enfrentados, afinal, quais províncias deveriam fazer parte dele? Os quatro séculos que Castilla participou como protagonista na cena nacional construiu uma sociedade centralista nacional, então, quando foi necessário recorrer ao seu passado remoto para justificar sua futura união, os problemas brotaram. Isto ocorreu não por falta de identidade, porque isso a região tem muita, e é exatamente este o problema. A dificuldade é encontrar uma identidade comum, específica para Castilla y León como um todo, no mínimo encontramos duas, uma para Castilla e outra para León – dentro do longínquo passado de ambas podemos encontrar outras. Em 1983, mesmo passando a existir de fato, Castilla e León ainda conviveu com diversas divergências políticas em seus primeiros anos. Vale lembrar que todas estas discussões estavam apenas na esfera política, a sociedade civil estava pouco mobilizada para os assuntos regionais. Em 1986, segundo as pesquisas encomendadas pela Junta de Castilla e León, 40% da população não sabia quem era o presidente regional e 48,5% não sabia o que fazia o Governo regional, nem estava interessada. Segundo os pesquisadores PÉREZ LÓPEZ, PELAEZ LÓPEZ e GONZÁLEZ CLAVERO, entre os anos de 1983 e 1991 houve a institucionalização e a afirmação da Comunidade: Fueron ocho años tormentosos, plagados de indecisiones, contradiciones y dificuldades en los que hasta cuatro presidentes se sucederían al frente de la recién nacida Comunidad. (…) En 1991, se cerraba una época, la de creación y consolidación del autogobierno. Tras unos inicios inseguros y balbuceantes, Castilla y León había ocupado finalmente su lugar dentro de la España autonómica. Los principales partidos políticos regionales lo habían

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hecho posible. Alternándose en el poder, primero los socialistas y luego los populares con los centristas, cada uno con sus errores y aciertos, habían impreso su sello particular a las nuevas instituciones (2008: 53 e 89).

Mesmo com todas as dificuldades enfrentadas no passado e com os problemas atuais GONZÁLEZ CLAVERO, um dos principais estudiosos da região, analisa com otimismo o cenário atual: “sin embargo, a principios del XXI, Castilla y León parece una autonomía consolidada, que dispone de un aparato administrativo y de unas competencias cuyas dimensiones y cantidad pocos podían imaginar siquiera en 1983. Sólo una reestructuración global del Estado de las autonomías podría, en principio, poner en peligro la estructura territorial e institucional que conocemos en la actualidad”. (2004b: 364)

Castilla y León chega ao final da primeira década do século XIX com uma população de 2.559.515 de pessoas, menor que a do início dos anos 80 e maior que a do ano 2000, 2.583.159 e 2.479.000 habitantes, respectivamente. Além do problema de declínio da sua população, enfrentado desde a criação da Comunidade Autônoma, a região vive um forte envelhecimento da mesma, “temos que assinalar a elevada esperança de vida da população, que com 82 anos, se encontra entre as mais altas de toda a União Européia e do mundo, a níveis de países como Canadá, Suécia ou Suiça” (JCYL, 2008: 23).

Sistemas midiáticos castellanoleoneses Na Espanha encontramos diversos organismos que medem a audiência e a difusão dos meios de comunicação, dentre eles ressaltamos as importantes fontes para compreender e analisar o mercado da comunicação no país: Oficina de Justificación de la Difusión (OJD), Estudio General de Medios (EGM) e Sofres. Apenas a OJD, criada em 1964, no início dos anos 80 já registrava 98% dos jornais espanhóis; já o EGM, além de auditar jornais e revistas, “controla as visitas de internet, a quantidade de telespectadores e as audiências de radio e cinema” (CES, 2008: 27). A mensuração dos veículos de comunicação na Espanha, e respectivamente em Castilla y León, são bastante precisas. Na Macro-região, além dos dados dos organismos nacionais, citados anteriormente, a Junta da Comunidade publica periodicamente o Guía de la Comunicação de Castilla y León, com informações sobre a Indústria da Comunicação em seu território. A administração regional divulga ainda outros estudos sazonais sobre a Mídia, com realce ao Consejo Económico y Social da Comunidade e seus informes. As empresas de comunicação surgem em Castilla y León na metade do século XIX,

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quase todas as províncias possuem um periódico em circulação fundado neste período. As primeiras empresas eram familiares e geralmente não era a atividade principal da família, como esclarece o Consejo Económico y Social da região (CES, 2008: 49). No início do século XX surgem as primeiras sociedades e a área começa a profissionalizar-se. Na segunda metade do século passado, a chegada das novas tecnologias diminuiu o número de jornais, em compensação, surgiram novos formatos, como os de distribuição gratuita. Atualmente “as empresas castellano-leonesas do setor da comunicação são pequenas e médias empresas, especialmente se as comparamos com as empresas do setor na Espanha” (CES, 2008: 156). Segundo a Junta de Castilla y León (JCYL, 2011), a Comunidade Autônoma possui 49 empresas de comunicação, 93 agências de publicidade e 59 produtoras. Com a maior população e sede da capital regional, a província de Valladolid concentra 45,74% destas empresas, na outra ponta, Ávila e Soria não chegam a abranger 5%. Valladolid também concentra o maior número de veículos de comunicação, representa 23,3% da mídia regional; como podemos observar na Tabela 1. Tabela 1: Veículos de Comunicação de Castilla y León Mídia Impressa

Emissoras

Total

Jornais

Revistas

Rádios

TV

Ávila

3

5

7

1

16

Burgos

9

5

15

4

33

León

12

3

19

2

36

Palencia

5

1

8

1

15

Salamanca

3

5

19

4

31

Segovia

4

6

12

2

24

Soria

2

3

6

2

13

Valladolid

11

30

18

3

62

Zamora

3

1

13

2

19

Regional

-

14

-

3*

17

Castilla y León

52

73

117

24

266

Fonte: Guía de la Comunicación de Castilla y León 2009 (JCYL, 2010); *Radio Televisión de Castilla y León – RTVCYL (emissora privada), Antena 3 Televisión (retransmissora privada) e Centro Territorial de TVE en Castilla y León (retransmissora pública). (Elaboração própria)

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O meio jornal tem uma grande presença em Castilla y León, tamanha tradição faz do El Norte de Castilla o jornal espanhol mais antigo em circulação. O meio possui expressiva tiragem e difusão, a Comunidad Autônoma que possui um pouco menos de dois milhões e meio de habitantes, somente em seus principais diários, alcança uma média diária de 214.584 exemplares e uma difusão de 177.050 edições, rigorosamente auditadas. Os principais jornais diários da Macro-região são, respectivamente: El Norte de Castilla, El Mundo de Castilla y León, ABC-Castilla y León, Diario de León, La Gaceta Regional de Salamanca e Diario de Burgos – todos com tiragem maior que 14 mil exemplares/ dia. Quando ao meio Rádio, o Consejo Económico y Social de Castilla y León (CES, 2008: 134) cita que a audiência na Espanha tem mantido altos índices na última década: “que tem convertido a rádio em um dos meios mais consumidos pela população nacional”. O consumo médio do meio rádio na Comunidade de Castilla y León é de 115 minutos por dia, sexta posição entre as comunidades autônomas. Apenas as províncias de Salamanca, Ávila e Soria apresentam dados abaixo da média nacional. O consumo do meio TV em Castilla y León a classifica na quinta posição do ranking nacional das comunidades autônomas. Se Salamanca é a província que menos ouve rádio na Macro-região, em contrapartida, junto com Segovia, Zamora e Valladolid são as que possuem a maior audiência televisiva. Como explanado, em Castilla y León o meio é assistido por 89,7% da população durante 225 minutos diários. Aunque pudiera parecer contradictorio, en la era global en la que vivimos, el fenómeno de las televisiones regionales o locales no ha hecho más que expandirse. Al contrario de lo que en un principio pudo pensarse, han aumentado el número de cadenas reginales y locales que oferecen al público una formación más cercana a su ámbito cotidiano. (...) El 75,5% de la población de España sintoniza televisiones locales. Castilla y León se sitúa por encima de ella al alcanzar un 80,9% (CES, 2008: 129-130).

Segundo a Federación de Organismos de Radio y Televisión Autonómicos (FORTA, 2011), atualmente apenas quatro Comunidades Autonômas, das 17 existentes na Espanha, não possuem um canal de televisão autonômico público: Cantabria, La Rioja, Castilla y León e Navarra. Segundo BADILLO (2003: 206), (…) durante años se han sucedido las declaraciones referentes a la posibilidad de crear un ente autonómico audiovisual [em Castilla y León]. Durante el periodo en que José Mária Aznar fue presidente de la Junta (1987-1989), el ejecutivo encargó estudios a diversos juristas, entre ellos Gaspar Ariño, en torno a la posibilidad de crear una televisión regional mixta o privada.

No entanto, o canal regional vai surgir apenas no final da década de 90, com a sociedade de 12 canais locais privados e a criação da Televisión Castilla y León. A outra

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emissora regional a ser criada, Canal 4 Castilla y León, nasceu da parceria com a rede nacional Antena 3 e um grupo comunicacional já existente na região, também no final dos anos 90. No final de 2008, com o início das transmissões da televisão digital, a Junta de Castilla y León abre uma licitação para um canal autonômico digital. Neste momento, Televisión Castilla y León e Canal 4 Castilla y León criam uma nova sociedade e formam a Radio Televisión Castilla y León (CyLTV), ganhando a concorrência no início do ano seguinte. Ainda no início de 2009, a CyLTV começa sua transmissão, tornando-se um dos principais veículos de comunicação na cobertura regional. Até o momento o CyLTV 7 é o único canal autonômico privado do país, no entanto, por razões econômicas, algumas comunidades já estudam privatizar seus respectivos canais, como é o caso da Telemadrid.

O fenómeno da Edicionalización na imprensa espanhola La demanda social de información local se ha acentuado en los últimos años como consecuencia de la fragmentación de la audiencia en función de sus intereses dentro de la sociedad de la multi-información. Se trata de un proceso paralelo al vivido por el individuo desde el punto de vista existencial. Es decir, lo que filosóficamente se ha denominado búsqueda de la identidad personal del individuo moderno, tiene su analogía en el ámbito comunicacional. Y es en el seno de la sociedad actual donde la audiencia protagoniza la demanda de Medios locales como individualizadores de la información. (...) A pesar de la importancia de este fenómeno informativo, calificable de “localismo”, su relevancia no ha comenzado a ser reconocida en nuestro país hasta estos momentos. Todo lo próximo, lo cercano, lo local, se ha ignorado e identificado durante mucho tiempo con el folclorismo. (GONZÁLEZ BORJAR, 2000: 89)

Nas últimas décadas a busca e o fomento do regional/local provocaram a edicionalización na imprensa espanhola, revolucionado o jornalismo regional e os próprios meios nacionais. O modelo espanhol é uma mescla de dois paradigmas: o estadunidense e o francês. O fenômeno foi iniciado nos Estados Unidos, com o jornal USA Today, no qual “desde um grande centro jornalístico enviam a quase trinta sedes diferentes as páginas centrais do jornal que contém a informação sobre política internacional, sociedade, economia e esportes; em cada cidade encartam as páginas de local correspondentes e imprimem em pequenas gráficas” (GONZÁLEZ BORJAR, 2000: 87); multiplicando-se por cadeias. Já o modelo francês multiplica as edições, a exemplo do Ouest-France, também com mais de três dezenas de edições. Na Espanha, a pesquisadora GONZÁLEZ BORJAR (2000: 90) distingue três fórmulas usadas pelos grandes diários espanhóis: 1º) A edição de um mesmo jornal em diversas

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partes do território nacional, chegando a imprimi-lo no próprio local; 2º) Distribuir a “cabecera” por regiões, por meio de sociedades com empresas regionais e locais; 3º) “Compra de jornais, majoritariamente líderes de venda, e posteriormente integram os mesmos ao grupo da matriz”. La posibilidad de realizar ediciones ha sido el hecho tecnológico más importante para la prensa cercana. Las ediciones son auténticos diarios locales en el interior de un medio de mayor ámbito de difusión, impresas por separado y con numeración propia. El esfuerzo es loable porque se hace sin recargo en el precio del ejemplar, lo que significa que toda la operación debe ser pagada con el incremento de la publicidad local, más las ventas. (...) Los actuales medios de edición permiten al diario nacional estar en el punto de venta a la misma hora que el local (CES, 2008: 213).

Entre os grupos com edicionalización em Castilla y León, o de maior presença é o que edita o diário El Norte de Castilla. Atualmente, este grupo produz cinco edições, que totalizam uma média de 56 mil exemplares/ dia, além da edição da sede, em Palencia (Valladolid), de Segovia e Zamora, mais a edição regional: El Norte de Castilla – Castilla y León. Esta última edição, além de ser dirigida para toda a região, busca “abrir um âmbito ao nível nacional” (CES, 2008: 125). Já o grupo UNEDISA, que publica o jornal El Mundo, expandiu sua presença na Comunidade Autônoma comprando antigos jornais provinciais, ele publica em Castilla y León uma média de 45 mil exemplares/ dia, também com cinco edições: 1) El Mundo – Castilla y León, 2) La Crónica – El Mundo de León, 3) Diario de Valladolid – El Mundo, 4) El Mundo – El Correo de Burgos, e 5) El Mundo – Diario de Soria. A edição de Castilla y León está em circulação desde 1994. Destacamos ainda as edições regionais dos jornais nacionais ABC Castilla y León e La Razón Castilla y León; porém, o diário El País não possui uma edição em Castilla y León, mas possuí em Cataluña, por exemplo. Em seu Libro de Estilo, o jornal El Mundo reconhece que “a informação local nunca foi nos jornais espanhóis de difusão nacional uma coluna vertebral como em outros países” (EL MUNDO, 1996: 38), e justifica suas edicionalizações: “não pretende invadir o terreno dos jornais de âmbito mais reduzidos, regionais ou provinciais, El Mundo pretende tirar essa informação do gueto da marginalidade” (idid.). GONZÁLEZ BORJAR (2000: 95) conclui que “o sistema de edições parece construir uma fórmula de êxito para a imprensa do ano 2000, na qual a informação geral terá que compaginar-se necessariamente com a informação mais próxima dos leitores”.

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Estudos regionais em Castilla y León O processo de institucionalização do campo comunicacional sobre a Comunidade Autônoma de Castilla y León ainda é incipiente, as pesquisas sobre a região não chegam a uma dezena. Dentre as investigações destacam-se as pesquisas realizadas pelo professor da Faculdade de Ciências Sociais da Universidade de Salamanca, Ángel BADILLO. Pioneiro nos estudos sobre os meios de comunicação audiovisuais castellanos-leonenses, é um dos poucos pesquisadores que trabalha a Comunicação Regional. BADILLO (2003: 189) também chama a atenção para a carência de estudos comunicacionais sobre a região, “diferentemente do que vem ocorrendo em outras comunidades autônomas, Castilla y León ainda não conta com um corpus de pesquisa sobre seu sistema de comunicação de massa”. Em sua tese de doutoramento, realizada na Universidade Autônoma de Barcelona, BADILLO (2003) estuda La desregulación de la televisión local en España: el caso de Castilla y León. Recentemente, BADILLO (2009) coordenou, juntamente com os professores Luis Pedrero e Marta Fuertes o livro: La industria audiovisual y publicitaria en Castilla y León. A obra é o estudo mais completo sobre a mídia na Macro-região no final da primeira década do século XXI, por meio dele, os professores apresentam um mapeamento da concentração audiovisual em Castilla y León, um resgate histórico e uma análise da radiodifusão, das emissoras de televisão e da indústria cinematográfica regionais. A investigação apresenta ainda as inversões publicitárias e o panorama das empresas de publicidade na Comunidade Autônoma. No que se refere ao livro organizado por GONZÁLEZ GARCÍA (1998), elaborado pela Filmoteca de la Junta de Catilla y León e lançado durante a Semana Internacional de Cine de Valladolid, trata-se da primeira obra sobre o cinema de Castilla y León: Este libro recoge los resultados de un primer rastreo de la imagen que el cine – fundamentalmente el cine ‘convencional’, el fabricado con vocación de difusión comercial, independiente del metraje de las películas o de su carácter ‘documental’ o ‘de ficción’ – ha venido ofreciendo hasta ahora del conjunto de provincias que componen la Comunidad Autónoma de Castilla y León. (…) contribuyendo al hilo de un interés creciente por el cine como fuente historiográfica, como documental, social y cultural, como testigo de su tiempo, pero también como forma específica de creación – corresponderá determinar ahora por ejemplo, la validez y fiabilidad de la imagen que de Castilla y León han ofrecido esas casi mil películas” (GONZÁLES GARCÍA, 1998: 9)

Outro exemplo de investigação sobre a indústria audiovisual de Castilla y León é promovida por IGLESIAS CRUZ (2006), em La información en la televisión local: las emisoras de Castilla y León, que se dedica ao que a autora chama de “televisión de proximidade”, ao estudar o conteúdo de produção própria veículado nas emissoras de televisão locais. O

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livro é dividido em duas partes: com análises qualitativas e quantitativas, a primeira faz uma radiografia da televisão local, mostrando o baixo nível da produção local no início dos anos 2000 e os principais grupos empresariais da região; a segunda parte é uma analise de 650 casos de produções próprias de Castilla y León, investigando o tempo de duração das notícias, estrutura, temas, fontes, âmbito geográfico, publicidades, entre outros. Outros estudos que podemos destacar são os citados anteriormente: Guía de la Comunicación de Castilla y León (JCYL, 2010), publicado pela Junta da Comunidade Autônoma e La relevancia de los Medios de Comunicación en Castilla y León (CES, 2008), do Consejo Económico y Social da Comunidade. Também o Guía del sector audiovisual en Castilla y León (ACALPA, 2000), editado pela Asociación Castellano-leonesa de Productores Audiovisuales. O tema começa a despertar interesse também na graduação, com o trabalho de final de curso realizado por MARROQUÍN PÉREZ (2001) na Universidade Pontifícia de Salamanca: Estructura de la programación en Televisión Castilla y León, no qual conclui que a televisão na Macro-região, mesmo ainda com problemas técnicos e de qualidade de imagem, no início da década, “contribui com muitas das necessidades da população” (MARROQUÍN PÉREZ, 2001: 11) Como estudado, a mídia impressa de Castilla y León publica semanalmente quase uma exemplar por habitante, dos seus 52 títulos, oito são periódicos com mais de cem anos. Entretanto, a mídia impressa ainda não é estudada na Macro-região. Os poucos estudos sobre a Comunicação em Castilla y León são investigações sobre a indústria audiovisual (rádio, cinema e televisão). Um dos primeiros estudos sobre os meios regionais realizado em meados dos anos 90, Estructura de la Información radiofónica en Castilla y León, realizado por MERAYO (1994), já apontava a tendência dos estudos comunicacionais da Macro-região em estudar os meios audiovisuais. Tampouco as novas tecnologias e o estado da arte do campo comunicacional em Castilla y León possuem estudos significativos.

A experiência de Castilla y León aplicada ao Centro-Oeste Brasil e Espanha, uma República Presidencialista e uma Monarquia Parlamentarista, possuem algumas diferenças, mas muitas semelhanças na sua história política atual, sobretudo a partir da segunda metade do século XX. Em um estudo de comunicação comparada: Brasil/Espanha, publicado no início dos anos 90, MARQUES DE MELO (1990: 7) investiga a influência que a transição do regime totalitário para o democrático, na Espanha, exerceu sobre a transição brasileira, ele declara que como “países dotados de perfis históricos contemporâneos que se assemelham (...) as duas nações vivenciaram processos modernizadores, favorecendo o desenvolvimento industrial e criando condições para a emergência de uma moderna indústria de comunicação de massa”.

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Entre as principais diferenças dos meios de comunicação espanhóis e brasileiros está a grande presença de rádios e televisões privadas no Brasil, aqui “a presença do Estado tem sido residual, limitando-se a operar programas educativos e culturais” (ibid.). Diferente do padrão europeu, onde as emissoras de rádio e televisão públicas possuem um significante papel. No caso espanhol, MARQUES DE MELO (1990: 7) explica que “a privatização foi bastante retardada. Somente em 1990 começam a funcionar três redes privadas”. Além da diferença de papéis entre o público e o privado, outra assimetria é a existência da radiodifusão no Brasil apenas no âmbito nacional, estadual e municipal – nesta esfera, em maior número nas rádios e em menor nas emissoras de televisão. Na Espanha, existe também a radiodifusão regional em quase todas as Comunidades Autônomas, como é o caso da Radio Televisión de Castilla y León (RTVCYL). Já nos meios impressos brasileiros há jornais estaduais com circulação nacional, como é o caso da Folha de São Paulo e O Estado de São Paulo. Na Espanha, encontramos periódicos nacionais com circulação e edições regionais, como El País e El Mundo. A história recente de Castilla y León e a do Centro-Oeste brasileiro também possuem semelhanças, ambas tiveram um processo de criação tumultuado, com conflitos internos e interesses políticos divergentes dentro de cada Macro-região. As duas também possuem uma formação recente, cujas configurações atuais não chegam há 30 anos. O CentroOeste e, em menor escala, Castilla y León, ainda enfrentam movimentos divisionistas, aqui existem as propostas de criação de novos estados e lá, o movimento separatista de alguns partidos políticos da província de León. As similitudes entre as duas regiões também são encontradas em outras esferas, como a econômica: ambas não são centros hegemônicos dos seus países, São Paulo e Rio de Janeiro e Madri e Barcelona não estão em seus territórios. Tanto o Centro-Oeste como Castilla y León são regiões com predominante presença do agronegócio atrelado a um processo de industrialização recente. Por outro lado, os empresários de Castilla y León fazem acordos de integração e de fortalecimento da economia regional desde o século XIX, fenômeno ainda pouco visto no Centro-Oeste do século XXI. Na Geografia, são literalmente o “centro oeste” de seus países, interior no sentido estrito; ambas representam aproximadamente 18% dos territórios dos seus países (o Centro-Oeste, com 18,9% da área brasileira e Castilla y León com 18,62% do território espanhol). Castilla y León com 94.225,47 km², corresponde ao estado de Santa Catarina (95.346,181 km²). Mesmos sem saídas para o mar, o Centro-Oeste e Castilla y León são territórios estratégicos das suas nações: La posición que Castilla y León ocupa dentro de la geografía española la sitúa en un lugar destacado como nexo de comunicación dentro de nuestro país, especialmente en el ámbito de los transportes y comunicaciones terrestres entre las comunidades autónomas del norte y el resto de España. También es territorio de tránsito de los intercambios comerciales entre Portugal y el resto de países de la Unión Europea, incluido España (JCYL, 2008:221).

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Pelas rodovias do Centro-Oeste brasileiro escoam toda a produção do norte aos portos e principais mercados nacionais do Sul e Sudeste. É também local de trânsito e porta de entrada do Mercosul e de grande parte da América do Sul. Demograficamente, as duas regiões estão entre as menos povoadas de seus países; o Centro-Oeste possui uma densidade demográfica de apenas 8,23 habitantes por km² (IBGE, 2009), já Castilla y León conta com 27,14 habitantes por km² (JCYL, 2008: 37), uma das menores taxas da Europa, três vezes menor que a densidade da Espanha. Quanto à população, os brasileiros estão entre os principais estrangeiros de Castilla y León, atrás apenas da Bulgária, Romênia, África (sendo 79% do Marrocos), Portugal e Colômbia; com uma colônia estimada em 1.338 pessoas no ano de 2006 (JCYL, 2008: 23). Na Comunicação, ambas possuem um grande número de meios e veículos marcados pela ausência de estudos, as duas regiões ainda não despertam o interesse da academia, que continua focada, sobretudo, nos estudos sobre a mídia nacional. As simetrias entre Castilla y León e o Centro-Oeste cessam aqui: no caso da Educação ela é 90% pública na Espanha e mais de 70% privada no Brasil. Passando para o campo de comparação dos sistemas midiáticos presentes nas regiões, encontramos muitas desigualdades. Ao contrário do que ocorre em Castilla y León, no Centro-Oeste não existe veículos regionais; os conteúdos e o alcance das mídias centro-oestinas são estaduais e municipais. O conhecimento sobre as audiências das mídias é outro ponto de divergência, Castilla y León possuí um grande conhecimento da dieta midiática regional, com institutos confiáveis de verificação desde os anos 60 do século passado, como já mencionado. Já o Centro-Oeste possui uma vaga noção do tamanho e da penetração da sua indústria midiática, com dados controversos de dois ou três institutos nacionais de verificação, baseados em uma pequena minoria de veículos mensurados. Mesmo com a precariedade dos dados da Macro-região brasileira, é fácil perceber que a mídia no Centro-Oeste encerra uma presença muito menor junto à sua população que a de Castilla y León. No caso dos jornais impressos, por exemplo, Castilla y León distribui uma tiragem de 1.744.271 exemplares por semana, representando 0.7 exemplar por habitante. O Centro-Oeste precisaria imprimir 9,5 milhões de edições por semana para ter porcentagem semelhante à dos periódicos da comunidade espanhola. No entanto, do Centro-Oeste sabemos a existência com precisão (tiragem auditadas pelo IVC), de apenas 215 mil exemplares/ dia, o que representaria 0,015 exemplar semanal por habitante, 46,6 vezes menos que na região estudada na Espanha (BARRETO, 2011). Em Castilla y León o mercado já atingiu uma maturidade que ainda não percebemos no Centro-Oeste. Na Macro-região brasileira temos um título de jornal para cada grupo de 283 mil pessoas, por outro lado, a Região espanhola tem seis vezes mais jornais por habitante. No segmento Revista, os números são ainda mais alarmantes, Castilla y León possui 23,3 vezes mais títulos que o Centro-Oeste. Na radiodifusão, nosso número de emissoras de televisão é duas vezes menor e o de rádios é 1,5 vezes menos que em Castilla y León.

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A população castellanoleonesa é ainda mais pesquisada e abordada pela Publicidade. Em Castilla y León existe uma agência de publicidade para cada grupo de 27 mil pessoas, enquanto que no Centro-Oeste esta proporção é de uma agência a cada 40 mil. Apenas no número de empresas de comunicação o Centro-Oeste ocupa a liderança nos dados comparativos, com 9,4 vezes mais empresas que Castilla y León. Este número é explicado pelo fato da Macro-região brasileira abrigar a capital do país, pois no Distrito Federal a proporção é de uma empresa de comunicação para cada 1.174 habitantes. Além de possuir proporcionalmente uma menor indústria midiática, os veículos do Centro-Oeste fazem uma cobertura irrisória da própria Macro-região, diferentemente do que é observado em Castilla y León. BARRETO (2011: 252), em um estudo comparado sobre o Centro-Oeste e Castilla y León aponta que o conteúdo regional dos jornais do Centro-Oeste é de apenas 0,15% do total, em Castilla y León o conteúdo é 70 vezes maior. É valido salientar que em Castilla y León grande parte da população tem o hábito de ler dois jornais diários – um regional e outro nacional. Diferentemente da população do CentroOeste, onde uma minoria assina apenas um título. Sendo os veículos estaduais os principais títulos lidos pela população da Macro-região brasileira, nota-se que os centro-oestinos não são informados sobre sua região, e que conhecem muito pouco os fatos internacionais, visto que o conteúdo estadual ocupa 65% de suas páginas (BARRETO, 2011: 253).

Considerações finais Em linhas gerais, no Centro-Oeste os meios de comunicação não noticiam a região e há uma ausência de estudos sobre a estrutura produtiva da indústria midiática, profissional e laboral, além do profundo desconhecimento da difusão e da audiência dos meios locais. Já em Castilla y León, a mídia fortalece a unidade regional, possibilitando à Comunidade Autônoma adquirir e compartilhar um grande conhecimento sobre sua dieta midiática. A macro-região Centro-Oeste continua em formação, sua composição atual recém completou duas décadas. Entretanto, novas mudanças já são desejadas por representantes legislativos, segmentos da sociedade civil, pesquisadores e governo. Tantas mudanças mostram um país que ainda não conseguiu administrar suas dimensões continentais e demarcar suas fronteiras, configurando divisões realmente adequadas. Na sociedade regional nota-se uma linha muito tênue entre o “existir de fato” e o “existir apenas administrativamente”. Esta é a principal diferença entre o Centro-Oeste brasileiro e a autonomia espanhola de Castilla y León. A formação daquela macro-região espanhola não foi menos conflituosa que a nossa, no entanto, ela foi discutida e pensada pela classe política regional e por representantes da sociedade local; aqui, o processo foi sempre determinado pelo Estado. Do estudo comparado, a maior contribuição de Castilla y León para o CentroOeste brasileiro é o fenômeno da edicionalización dos seus veículos e a forte presença

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do conteúdo regional. Visto que: (...) o diálogo da mídia regional com a mídia nacional é importante e deve ser estimulado, não se pode deixar de reconhecer que, em muitos casos, a força do poder modelizador de mídia dita nacional que, têm contribuído para apagar características específicas de mídia regional. Mas existem ainda muitos exemplos em que se pode perceber a influência da cultura regional. Dessa forma, conhecer a mídia regional pode ser uma forma de se aproximar das regiões e suas identidades. (FADUL, 2006: 24)

Como justifica o periódico El Mundo (1996: 38), a edicionalización vem tirar a informação regional e local “del gueto de la marginalidad”. O fenômeno da edicionalización, como estudado no caso espanhol, sem dúvidas, estimula a criação do conteúdo regional. No Brasil, devido às suas dimensões continentais, a edicionalización é ainda mais necessária. Atualmente ficamos reféns do conteúdo de apenas dois ou três centros nacionais que disseminam a informação para todo o país. A marginalização da comunicação regional dificulta até mesmo o desenvolvimento de outras áreas na macro-região, já que: Las páginas locales colaboran en la fiscalización de la acción política en planos más bajos; dan seguridad, inconscientemente, al reflejar las conductas cambiantes de un medio dinámico, difícil e incluso hostil, como puede llegar a ser la sociedad de hoy. La edición funciona así como un espejo de la vida social de esas colectividades que sesean contemplarse y encontrarse en el reflejo periodístico. (…) Pero además, del papel de seguridad, el diario regional con incidencia local tiene otro: la ayuda a la evolución. (YBARRA, Enrique apud GONZÁLEZ BORJAR, 2000: 96)

No Brasil a edicionalización já é encontrada em nível estadual, com as afiliadas de grandes redes nacionais nos estados. No entanto, sem a tradição de televisões públicas estaduais fortes e na ausência de emissoras privadas estaduais – como observado no caso espanhol, as retransmissoras apenas agregam alguns minutos na grade nacional. No meio impresso, encontramos no Brasil movimentos de edicionalización em revistas, como a semanal Veja, com edições nas cidades de São Paulo e Rio de Janeiro. Levando em consideração que: [No Brasil], há grande diversidades culturais e de renda entre as suas várias regiões. Essa diferença, que poderiam ser trabalhadas pela mídia em favor de um congraçamento e de um reconhecimento de convivência fraterna entre grupos diferentes, mantendo as tradições e a riqueza cultural, vêm sendo conduzidas em sentido contrário, aguçando controvérsias e críticas. (ANDRADE, 1999: 167-168)

Desta forma, a edicionalización dos grandes jornais nacionais e a fusão de pequenos veículos estaduais a fim de formarem edições regionais, apresentam-se como alternativas

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para a comunicação na Macro-região Centro-Oeste, assim como foi em outros países, tais como Espanha, Estados Unidos e França.

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Transmitir ou Comunicar? Dilemas epistemológicos na formação da Mediologia de Régis Debray Ana Carolina Kalume Maranhão

Abstract This article, from a study of Régis Debray’s work, discusses mediology in its role as a tool for analyzing ideas and symbolic transmission. It first poses questions regarding the definition of this line of thought and its real contributions in the field of communication. As such, the principal theories proposed by Mediology have been discussed in order to trace the material conditions for its approach to communicational knowledge, having Régis Debray’s four works on mediology as the main focus. Keywords: mediology, mediation, communication, transmission, Régis Debray.

Resumo O trabalho parte de um estudo sobre a obra de Régis Debray, discute a mediologia em seu papel de instrumento para análise das ideias e da transmissão simbólica, colocando em primeiro lugar questões que dizem respeito à definição dessa corrente de pensamento e suas reais contribuições ao campo comunicacional. Para tanto, os principais postulados teóricos da Mediologia foram discutidos como forma de traçar condições materiais para sua aproximação com o saber comunicacional, tendo como principal foco quatro obras mediológicas de Régis Debray. Palavras-chave: mediologia, mediação, comunicação, transmissão, Régis Debray.

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Introdução Transformações simbólicas estão em curso desde que o homem começou a se relacionar e a transmitir ao longo das gerações sua carga cultural. É possível vislumbrar a palavra de profetas que deram origem a Igrejas, manifestos que viraram partidos políticos, prosaicos cartazes que se tornaram reforma, ou mesmo a transmissão de informações pela televisão, com pedido de ajuda humanitária, que acabou sendo revertida em doações reais de alimentos para pessoas necessitadas. Não é possível precisar ao certo desde quando acompanhamos efeitos reais de transformação do mundo, apenas que estas mudanças não se limitam a fatores políticos, geográficos ou mesmo culturais entre os países. Elas perpassam culturas e atravessam décadas originando transformações em nossa paisagem e convívio social. Em 1984, ao regressar da Europa Central, as formas de transmissão simbólicas sofreram transformações importantes, que permitiram ao filosofo Régis Debray verificar a existência de um poder mais forte no rock n’roll, na calça jeans ou mesmo nos satélites de televisão do que em todas as forças armadas soviéticas. Pouco estudado na história do pensamento comunicacional, Debray é um autor que esteve notadamente presente no cenário intelectual dos anos 1980 e parte dos anos 1990, particularmente no tocante aos estudos de mediação. Político e revolucionário francês nasceu em setembro de 1940, em Paris, e foi como aluno da École Normale Supérieure, um dos jovens mais brilhantes de sua geração. Filósofo de formação, Debray construiu ao longo dos anos uma imagem rica e complexa, fruto de peregrinações que vão do marxismo teórico e panfletário de Révolution dans la Révolution (texto através do qual Fidel Castro o descobriu nos anos 1960) a práticas de guerrilha. Seu pensamento se voltou à formação de todo um simbolismo presente na cultura e na vida social. Como explicar que a maneira de se manifestar, quer seja por meio de um vocábulo, da escrita, ou até da forma de se vestir seja capaz de acarretar efeitos tão reais de transformação do mundo? Essas são interrogações feitas há cerca de duas décadas por Debray, por meio de uma análise dos fatos de transmissão cultural, com a exclusão obrigatória do véu da ideologia e das barreiras que nos impedem de enxergar nossas manifestações culturais com os olhos do real. “É necessário ‘des-ideologizar’ as ideologias a fim de compreender a sua ação”, disse ele como forma de dar cabo aos mecanismos da crença e sistematizar uma corrente de pensamento que possa realmente analisar de que maneira a transmissão cultural é realizada ao longo das gerações. É necessário, primeiramente, conceituar o que é Mediologia e que corrente de pesquisa é esta responsável por organizar em torno de si todo um movimento intelectual voltado ao estudo dos fatos de transmissão simbólica que mais marcaram a humanidade. Régis Debray acabou por propor algo originalmente marcado pelo estudo dos mecanismos de suporte e formas de transmissão que se configuram em transformações do real. Para delimitar variações concomitantes, o mediólogo deve atravessar épocas e meios diferentes. Precisa estar atento a uma proposta que consiste em contribuir com a construção de um

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solo firme capaz de transformar o conceito de transmissão cultural em objeto de reflexão, de forma que a análise do real passasse do operatório para o inteligível. Os iniciados no assunto devem, obrigatoriamente, passar a ter alma de antepassados e o olhar focado não apenas na crítica literária do romance ou folhetim do século XIX, mas acima de tudo na prensa, no jornal de um vintém, na rede nacional de escolarização ou mesmo nas estradas de ferro que serviram de suporte a essa demanda literária. “Uma análise mediológica ordena e subordina a escola ao ensino, o museu à exposição, a biblioteca à leitura, o estúdio à aprendizagem, o laboratório à pesquisa, a igreja ao culto” (DEBRAY, 2004, p.16). O que Debray tenta fazer é tirar o véu que deixa escondido de nossas vistas artefatos, muitas vezes, mantidos intactos por trás de monumentos já concluídos, sejam eles literários, estéticos ou jurídicos. Desta forma é possível renunciar à ilusão idealista das “mensagens fundadoras de nossa cultura”. A pergunta epistemológica para o mediólogo é: em quais condições materiais e sociais é possível uma herança? Para Régis Debray, uma curiosidade tão trivial quanto insólita, responsável por transformar uma banalidade em enigma. Para voltar a uma rubrica conhecida, a transmissão cultural parece ser, atualmente, um tema com pouca solidez, flutuando à margem de vários saberes – sociologia, história das mentalidades, genética – respaldados em si mesmos, mas neste caso não congruentes (DEBRAY, 2000, p. 9).

Debray propõe um estudo pragmático do pensamento e suas relações com as técnicas de transmissão. Abordagem que dará origem ao método e indexação mediológica, como forma de analisar, caso a caso, atos e sentidos estabelecidos a partir de práticas que envolvem atividades simbólicas de um grupo humano. Em suma, como determinadas formas simbólicas tornaram-se forças materiais. Partindo desta perspectiva, é necessário entender que para o estudo mediológico, a dinâmica do pensamento é inseparável de uma materialidade, de uma física de vestígios, subjacente ao estudo dos mitos, crenças e doutrinas, que nos últimos cem anos estiveram submersos em uma palavra falaciosa, para o mediólogo, denominada “ideologia”. Palavraarmadilha, que na visão de Debray representa não apenas uma antítese do saber, mas também um dos mais tenazes “obstáculos epistemológicos” ao estudo e entendimento dos processos abordados pela Mediologia. “Este termo, inventado pelo francês Destutt de Tracy, em 1796, para designar a ‘ciência da origem das ideias’, foi retomado de forma bastante leviana por Marx para designar o conjunto das produções simbólicas de uma sociedade” (DEBRAY, 2004, p.95). Regis Debray fundamenta esta afirmação quando diz que Marx havia descrito bem o fenômeno ideológico: “Quando uma idéia se apodera das massas torna-se força material”. Mas para ele, só é possível abrir o ventre deste tornar-se força virando as costas ao termo marxista “ideologia” que não permite explicar a interação das ideias e dos acontecimen-

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tos. Neste contexto, o mediólogo para conseguir alcançar as funções superiores - arte, religião, ideologia - dos quais trata a Mediologia, deve “des-ideologizar” as ideologias a fim de compreender a sua ação. Deve-se passar da história das ideias às suas ligações e suportes materiais, que não podem ser explicadas independentemente do fator técnico. Por exemplo, é comumente citado na obra de Debray o nascimento do cristianismo e como este fenômeno se constitui enquanto mecanismo de transmissão (de um capital simbólico aos seus fiéis) e através das gerações acabou dando origem a uma das mais populares religiões de todos os tempos. Ao invés de se questionar se Jesus de Nazaré ressuscitou ou não no terceiro dia, a questão mediológica tentar elucidar de que maneira se perpetuou a tradição que estabeleceu tal crença. “Nunca saberemos de verdadeiramente Jesus ressuscitou. Em compensação, estamos seguros de que houve quem acreditou nisto verdadeiramente. Pode-se imaginar o mecanismo de tal crença”, (DEBRAY, 2000, p.33). Ele sintetiza seu pensamento questionando-se de que maneira, por meio de quais estratégias e sob quais restrições, a humanidade consegue transmitir as crenças, valores e doutrinas que tem produzido nas diferentes épocas da história. O que oculta de essencial essa operação? A resposta pode ser encontrada no estudo mediológico que centra suas forças no terreno da história das doutrinas, mas Debray prefere classificá-la como a ciência social do futuro, já que segundo ele, o século XXI será o século das mediações tecnoculturais, onde cada vez mais uma reflexão política e moral deverá passar pelo estudo técnico do poder dos meios, o que para ele, é uma excelente definição de Mediologia.

Estratégias de persuasão “Será que os livros fazem as revoluções?” (DEBRAY, 1995, p.133). Com esta pergunta o autor inicia seus estudos mediológicos, em meados de 1960. Com foco na pragmática do pensamento, empreende um percurso intelectual focado no modo como livros, ideais e ideias vigentes fazem as revoluções. Época onde esteve profundamente envolvido com a guerrilha, iniciada com o texto-manifesto Révolution dans la Révolution, segundo ele, manifesto portátil, que em 1969, teorizava sobre a Revolução Cubana e convocava os latinos a desenvolverem outras a partir do mesmo modelo. Fase, que além de marcá-lo como apóstolo da guerrilha, acabou também por levá-lo a aventuras políticas ao lado de Che Guevara. Perseguido, preso e condenado a 30 anos de prisão, Régis Debray nunca deixou de lado a questão canônica da história das ideias. A maior parte de meus colegas de escola, filósofos e militantes, tinham tido a sabedoria de enfrentar – mas em paralelo, por caminhos distintos – a militância revolucionária e o trabalho intelectual. Cometi o erro (filosófico) de ter procurado fazer convergir estes dois

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aspectos, o que me levou a abandonar, ao mesmo tempo, meu país e a philosophia perennis para tentar conciliar as duas extremidades: o dizer com o fazer (DEBRAY, 1995, p.133).

Mas o fazer com o qual Régis Debray se debruça não ficou restrito apenas a influência intelectual de suas ideias. Há quem diga que ele também provocou indiretamente muitas mortes em terras ibero-americanas. “Não tenho certeza do elo de causalidade, mas posso certificar o massacre, como testemunha direta e indireta” (DEBRAY, 1995, p.133). Foi durante viagens à Turquia, Palestina, Tailândia que pôde encontrar antigos presos políticos que o interceptavam na rua e diziam: “Bom dia, Régis Debray. Fui preso por causa de seu livro”. A outros, que não chegaram a sair da prisão, ele não terá a chance de sequer dizer bom dia. Problema de responsabilidade moral e também problema penal já que os códigos prevêem pena de morte e prisão para autores de crimes intelectuais. Mas o fato é que sua atuação como militante requeria um fundo filosófico-científico que só poderia ser sanado com o trabalho de mediador. Atuação que iniciaria o percurso de um intelectual disposto a descobrir como uma mensagem ideológica torna-se força, ou fraqueza. Como se dava o percurso de um discurso, de seu início às suas repercussões finais? Foi com esse intuito e sob a égide de Robert Badinter, que, em 1978, Régis Debray participa da redação de uma Carta das liberdades, onde tomava corpo a relação que demonstra, claramente, a simbiose entre o dizer e o fazer. A redação da carta foi uma tarefa que aproximou o mediólogo de seu objeto de estudo e levou o pensador a analisar em loco a produção de um discurso no mesmo espaço-tempo em que se tomam as decisões. Não é a pior maneira de estudar as relações que unem o governo dos homens e a administração dos signos. Neste caso, talvez seja preferível dizer: o governo dos signos e a administração dos homens (DEBRAY, 1995, p.135).

Alguns anos mais tarde, continuou a observar o estado do mundo e o estado de espírito de seus compatriotas, experimentando outras experiências mediológicas que o levariam às análises, por meio de telegramas, relatórios e viagens sobre as questões estratégicas entre civilizações e países, e mesmo, toda a panóplia simbólica, imagética, sonora e mítica, que envolve a passagem do simbólico ao ato. O que movia todo aquele simbolismo? O que estava por trás de toda aquela linguagem? Com essa questão em mente, o autor redigiu La Puissance et les rêves (1984), Les Empires contre l’Europe (1985) e Tous Azimuts (1989). Estava decretado aí o nascimento da figura do mediólogo, o estudo das ideias e da influência ideológica. Régis Debray tentaria provar de que forma a resistência quase física de um meio ideológico pode conduzir às tecnologias da crença. “A sociedade funciona a base da ideologia, como um carro à base de combustível” (Althusser apud Régis Debray, 1995, p.138). Mas mesmo com o funcionamento a base de combustível, Régis Debray tenta mostrar as limitações da profissão de frentista e nos mostra com o saber mediológico que está na

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hora de se interessar pela mecânica e abrir o capô para observar como funciona a máquina da crença. É necessário um recuo ou mesmo desligamento para passar do ativismo a uma possível pragmática do pensamento, proposta por Debray para o entendimento mediológico. Embora com início bem datado, foi em 1979, com a publicação de Pouvoir intellectuel em France, que o pensador assinala pela primeira vez a palavra Mediologia. Munido de um pequeno ensaio de descrição, o livro fazia parte de um trabalho teórico mais amplo intitulado Traité de médiologie, ainda em vias de ser editado. Com a titulação, mas ainda sem fundamentação teórica que a sustentasse, a verificação de toda eficácia simbólica conceituada como Mediologia foi apresentada na primeira linha do livro Pouvoir intellectuel en France de maneira localizada e momentânea. Não era possível naquele momento formular debates ou mesmo abrir questões sobre um saber ainda em fase de elaboração. Foi em 1991, após publicar seu primeiro trabalho inteiramente mediológico, intitulado Cours de médiologie générale, que o autor veio a público elucidar questões a respeito da nova disciplina que estava sendo proposta. Em 1988, o filosofo foi convidado pelo professor Daniel Bougnoux, para lecionar uma disciplina de Mediologia no quadro da unidade de formação e pesquisa em Ciências da Informação e da Comunicação da Universidade Stendhal de Grenoble. No ano seguinte, juntamente com Daniel Bougnoux, ministraram um curso de Mediologia no Collège Internacional de Philosophie. Hoje, passados quase 20 anos, a Mediologia candidata-se ao posto de ciência e tenta explicar, por meio de uma logística de operações de pensamento como age o “poder das palavras”, a “eficácia simbólica” ou mesmo, “o papel das ideias na história” (Debray, 1993, p.14). É por meio da publicação de Cours de médiologie générale, que Debray retoma as sessões deste percurso didático e oferece as primeiras explicações referentes ao tomo do tratado anunciado.

Análise e crítica mediológica Passaram-se dez anos entre a publicação de Pouvoir intellectuel en France e Cours de médiologie générale. Tempo que Debray afirma ter utilizado para idealizar soluções para os problemas abordados e atingir a frieza ideal da exposição demonstrativa. Curso de Midiologia Geral (1993) foi a primeira publicação dentro de um primado de outros sete volumes sobre o tema, que realmente explica e traz à público o significado do saber proposto. Três anos após a publicação de Cours de médiologie générale (1991), ele lança Manifestes médiologiques. Publicação responsável por fundamentar o papel do significante, de forma a reencontrar vetores e técnicas que levam ao aprofundamento do saber mediológico. De acordo com o que o pensador expõe no primeiro capítulo de Manifestos midiológicos (1995), a nova disciplina tem início na figura do mediador contemporâneo, sob a figura do intelectual francês descrito em Le pouvoir intellectuel em France (1979), e Le scrib

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(1980), encaminha-se para a mediação como foi exposto em Critique de la raison politique (1981) e, por último, direciona-se às mídias ou os comportamentos contemporâneos de influência, este último aspecto definido em Cours de médiologie genérale (1991); Vie et mort de l’image, une histoire du regard en Occident (1992) e L’État séductuer (1993). Gênese literária, responsável por demarcar as fronteiras do saber proposto e esclarecer de que forma Régis Debray alcança um de seus questionamentos chaves: como um símbolo abstrato pode produzir efeitos concretos de transformação do real? Voltada ao domínio das relações entre a técnica e a cultura, a Mediologia se interessa antes de tudo por questões práticas que pretendem não decifrar o mundo dos signos, mas compreender os processos pelos quais os signos tornaram-se mundo. Mas o estudo dos signos e das representações simbólicas não é o que faz a semiologia? Pois bem. Caso a Mediologia fosse interrogada por um guarda, que a parasse em um controle disciplinar qualquer e solicitasse sua carteira de identidade, como quem diz: – “Ei, você aí, trabalha com que?”, quais respostas poderiam ser dadas no sentido de responder o que ela realmente representa?

– “Apesar de meu nome, não precisamente com as mídias. Ocupo-me dos signos”. – “Mas há muito tempo que a lingüística se encarrega disso”, seria a réplica do policial de fronteiras. – “Com certeza, mas entendo ‘signo’ em sentido amplo e não somente dotado dessas características – arbitrário, diferencial, linear e discreto – que lhe são atribuídas pelos lingüistas. Ocupo-me de todos os vestígios sensíveis a uma intenção se sentido”. – “Mas isso é o que faz a semiologia”. – “Com efeito, alguns teóricos ocupam-se do sentido dos signos. Quanto a mim, interessome pelo seu poder: trata-se de um outro problema. [...] A influência sobre os homens não se exerce somente com palavras. As mensagens também se transmitem por gestos, figuras e imagens, ou seja, toda a panóplia dos arquivos do signo” (DEBRAY, 1995, p.15).

Ele traça inter-relações com disciplinas de saberes já estabelecidos no quadro do conhecimento, como a semiologia, a psicologia, a história e a lingüística. Sua intenção é mostrar a originalidade da corrente de estudos mediológicos e evitar freqüentes equívocos que envolvem a Mediologia com os saberes existentes. Nesta lista, no entanto, a comunicação é uma disciplina que sequer é mencionada por Debray. O autor parte do princípio que o campo de estudos supracitado não deve nem configurar na lista de disciplinas que formam o campo das ciências sociais. A Mediologia e a comunicação, de acordo com Debray, são totalmente incongruentes e esta última não passa de uma extensão entre uma linha telefônica e o envio de mensagens por meio de um canal.

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“Mídia” e “Midiologia” No Brasil, são inúmeras as publicações que se destinam a tratar de um termo falacioso relacionado à Mediologia. Disseminada nas traduções das obras para o português, divulgada em sites de pesquisa na internet, a “midiologia” está longe de tratar das reais implicações de Régis Debray ao fundar o estudo sobre as formas simbólicas de transmissão. Tampouco, a palavra faz parte do dicionário do autor francês. “Midiologia” é empregada como o estudo das “mídias”, dos meios de comunicação de massa, da imprensa ou do jornalismo. A confusão é tamanha com relação a tal “midiologia” que é possível encontrar citações referentes a qualquer um dos campos acima citados, sendo atribuídas à “midiologia”. Sua invenção encontra fundamento em outro termo bastante conhecido e disseminado, a palavra “mídia”. Assim como a “mídia”, a “midiologia” deriva da expressão americana mass media, os quais canadenses e americanos construíram a partir do latim medivs, media, médium. Etimologicamente, a palavra correta é media. Americanos e canadenses vieram buscar no latim, que não está na base da língua deles, mas da nossa, a raiz para a construção do termo e como explica Ciro Marcondes Filho (2002, p.25), nada mais natural para nós, como língua neolatina, seguirmos nossa tradição linguística, da mesma maneira que fizeram os portugueses e espanhóis e mantermos a palavra media. Para Debray o prefixo médio também denomina médium e significa um vetor ou canal por onde as transformações simbólicas tomarão corpo. Os movimentos sociais não são capazes de se proliferar sem um médium respectivo que dê suporte a esta demanda. Sinônimo do médium empregado por Debray está o médium no campo dos estudos comunicacionais. A palavra adquire sentido similar ao de dispositivo, plataforma de operações, que servirá para transportar a mensagem. Por exemplo, uma peça publicitária que carrega consigo informações sobre a mensagem que será transmitida, ou mesmo a televisão, também outro exemplo de médium. Da mesma maneira, outros suportes comunicacionais agem como médium ao transportar mensagens no tempo e no espaço. O médium nada mais é do que a noção construída de dispositivo veicular. É possível visualizar, desta forma, que a proposta de Debray, com a Mediologia, nada tem de similar à “midiologia”. Mas se o termo mídia, no Brasil, é utilizado para designar meios de comunicação de massa, os quais os portugueses sabiamente mantiveram a tradução advinda do latim como medias, pode-se explicar a tradução errônea do termo em francês Médiologie para “midiologia”, onde a raiz médio retirada da palavra francesa é a mesma utilizada em terras brasileiras só que descrita como mídia e usada como sinônimo para meios de comunicação de massa. No entanto, esse aportuguesar linguístico, utilizado no Brasil não faz sentido algum quando se trata da obra de Debray. Vamos resumir. Na Mediologia, “médio” não significa “mídia” nem médium, mas mediações, ou seja, o conjunto dinâmico dos procedimentos e corpos intermédios que se interpõem entre uma produção de signos e uma produção de acontecimentos (DEBRAY, 1995, p.28).

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O trabalho de Régis Debray encontra-se muito mais ligado ao exame do processo comunicacional mediado pelos meios de comunicação do que simplesmente a um estudo da “mídia” e de comunicação de massa – como é sugerido em diversas fontes de pesquisa analisadas1 – e que, pese as dificuldades, não constituiu uma redundância, mas traz uma tentativa de abordagem original.

Transmitir ou Comunicar? Ao desmembrar a palavra Mediologia, medio designa em primeira abordagem, o conjunto dos meios simbólicos de transmissão e circulação. Conjunto, que na visão do pensador, supera e precede os meios de comunicação de massa contemporâneos, formados por veículos impressos, eletrônicos, radiofônicos e televisivos. Meios, estes, que ele aproveita para utilizar como conceito central de comunicação. “[...] Meios de informação ainda unilaterais, chamados sem razão de ‘comunicação’- que supõe retorno, encontro, feedback” (DEBRAY, 1993, p.15). E logia que vem do grego Logos, cuja tradução usual é saber, estudo, conhecimento, palavra, linguagem, tornando-se, desta forma, crucial para o saber mediológico, esta divisão quase que obrigatória entre a Mediologia e o saber comunicacional. No entanto, ao deparar-se pela primeira vez com a palavra Mediologia, muitos poderão relacioná-la diretamente com o estudo dos meios de comunicação de massa, ou mesmo com o conjunto de teorias que regem o saber comunicacional. Dedução fácil e equivocada. O estudo e interpretação concernentes aos fenômenos comunicacionais, as teorias que integram o campo ou mesmo os meios de comunicação de massa estão longe de ser o objeto de estudo mediológico ou uma real preocupação para Régis Debray. Seu pensamento centra-se no estudo das mediações. Sua tese principal consiste em substituir a palavra “comunicação” por “mediação” e desta forma valer-se de uma importante mudança de elemento que coloca a comunicação totalmente fora de suas pesquisas ou mesmo do seu interesse intelectual. À primeira vista, uma disciplina é definida pelo seu objeto, e ter-se-á então a tentação de dizer: “A Mediologia é o estudo dos media”, o que seria um grave equívoco, pois, como lembrava recentemente o historiador das técnicas André-Georges Haudricourt: “Na realidade, o que caracteriza uma ciência, é o ponto de vista e não o objeto” (DEBRAY, 2004, p.11).

E é justamente o ponto de vista comunicacional ao qual Debray – ora ignora, ora se contrapõe – ao longo de quatro obras mediológicas analisadas (Curso de midiologia 1  Diversas foram as fontes de pesquisa que contêm a palavra mediologia associada ao estudo das teorias da comunicação, a pesquisa em comunicação de massa, ou mesmo ao estudo da mídia. Dentre elas, destaca-se matéria publicada na Agência Folha, no dia 01/09/98. Conteúdo disponível em: Acesso em novembro, 2012.

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geral, 1993; Manifestos midiológicos, 1995; Transmitir: o segredo e a força das ideias, 2000 e Introdução à mediologia, 2004). Na prática, a visão do autor está focada no conceito transversal do ato de transmitir, onde é possível imprimir à humanidade sua herança cultural, valores, bens e capitais. Transmitem-se o fogo sagrado, os grandes segredos de família, de Estado, do partido, dos deuses, da natureza. Transmite-se para ele, tanto ideias quanto o poder pontifical. Comunica-se, em contrapartida, sem limites. Comunica-se, pelo contrário, qualquer coisa, tendo a semântica da comunicação apenas a utilidade de fazer conhecer, fazer saber. O termo comunicar adquire um viés bem mais superficial e resumido que sua prima-irmã, a transmissão e atua essencialmente como o transporte de informações no espaço, enquanto a transmissão é capaz de transportar ideias através do tempo e das gerações. Encontra-se aí a diferenciação colocada por Debray entre transmissão e comunicação. A primeira será tratada como um termo regulador, onde se transmitem bens e ideias. E a segunda, como um simples fazer conhecer, fazer saber. Mas a diferenciação do autor vai além. A comunicação, enquanto tal se mostra como uma rede responsável por religar um emissor a um receptor, presentes em duas extremidades da linha. Já para a Mediologia, a transmissão se mostra como o arrimo luminoso, algo que vai ordenar presente e passado, articular o efetivo ao virtual. A transmissão para ele, portanto, é algo que vai além do simples fato de comunicar. É fator chave para a perpetuação de vários movimentos sociais importantes, como: o cristianismo, o protestantismo, o liberalismo, o socialismo e não apenas atuou como sua vizinha “tacanha, burguesa ou em todo caso, tardia comunicação” (DEBRAY, 1995, p.60), pois esta seria entendida como demasiado superficial para gerar os fenômenos de transmissão de herança e valores culturais atribuídos aos fenômenos citados. A primeira [comunicação] é pontual ou sicronizante – trata-se de uma trama: uma rede de comunicação religa, sobretudo contemporâneos – um emissor a um receptor, presentes nas duas extremidades da linha. A segunda [transmissão] é diacrônica e caminhante – trata-se de uma trama – além de um drama – ela estabelece ligação entre os vivos e os mortos, quase sempre na ausência física dos “emissores” (DEBRAY, 2000, p.15).

Segundo ele, os homens comunicam-se em um horizonte individualista imposto pelo processo comunicacional. Ato que se opõe ponto a ponto à natureza militante da transmissão, responsável por garantir status bem mais seguro ao patrimônio simbólico da humanidade. A Mediologia para Debray representa, além do estudo das formas simbólicas de transmissão, uma ciência sobre o transmitir. Na prática, o autor francês utiliza-se deste conceito como parte capital de sua teoria, que inclui os mecanismos de transmissões como responsáveis pelo processo gerador das grandes ideias sociais. Quando substitui a palavra “comunicação” por “mediação”, o autor passa de uma filosofia da comunicação para uma filosofia da mediação, onde “o mediador substitui o mensageiro”. Seu pensamento se move focado em uma problemática de pesquisa dico-

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tômica entre comunicação e transmissão, colocando os meios de comunicação contra a cultura; a cultura de massa contra valores simbólicos transmitidos ao longo dos séculos pela humanidade. Estes apenas poderiam ser transmitidos pelas valiosas forças da técnica e transmissão de ideias, mas colocados totalmente fora do escopo da comunicação. “O transporte da trama memorial de uma civilização através das épocas não foi feito pelos mass media. Nem as doutrinas de ontem ou os saberes de hoje parecem ser levados em consideração pelos pressupostos da ‘comunicação’” (DEBRAY,1995, p.61). Para definir o pensamento comunicacional, Debray centra-se na trajetória do matemático Claude Elwood Shannon, tido como o pai da Teoria da Informação, cujos trabalhos objetivavam aperfeiçoar e avaliar os custos das mensagens telefônicas2. Ser-nos-á perdoado o fato de lembrar que Shannon, o pai da teoria da informação, que criou um quadro matemático rigoroso para avaliar o custo de uma mensagem era um empregado da Bell Telephone Co? Isso evidentemente, não altera o valor científico de seus teoremas, mas sugere-nos a limitar suas extrapolações ao universo mecânico (DEBRAY, 1995, p.59)

Para ele, a história das teorias da comunicação aparece como a conjunção de duas extrapolações, intelectual (lingüística) e material (telefônica). Seguindo seu raciocínio, o termo comunicação estaria no cruzamento de conhecimentos lingüísticos e técnicos e exclui qualquer possibilidade de integração com a Mediologia por apenas tratar-se de algo superficial, já que o conhecimento comunicacional é demasiado genérico. A semântica da comunicação opõe-se sobremaneira ao material mediológico. Mas somado a crítica aos meios de comunicação, é nítido que Debray avalia a questão da definição do campo comunicacional como sinônimo ao estudo da Teoria da Informação. Para ele, as grandes heranças da humanidade não foram difundidas pela comunicação e menos ainda conseguiram ser transmitidas ao longo dos séculos por fio, cabo ou ondas hertzianas. Para Régis Debray o pensamento comunicacional se restringe a discussões, bem datadas, sobre o produto dos meios de comunicação e da cultura de massa. Sua visão sobre a problemática comunicacional tem por base o debate dos anos 40 e 50, em torno de duas correntes bastante conhecidas: o Funcionalismo estadunidense e a Teoria da Informação. Deste modo, a abordagem comunicacional colocaria os indivíduos em um contexto social de isolamento e o efeito comunicacional não levaria em conta as relações sociais, 2  A citação de Régis Debray faz referência ao modelo de Shannon-Weaver sem mencionar o último autor, comumente citado nas Teorias da Comunicação. “A origem do modelo encontra-se nos trabalhos de engenharia das telecomunicações: Escarpit (1976) caracteriza três momentos fundamentais: um estudo de Nyquist, de 1924, sobre a velocidade de transmissão das mensagens telegráficas; um trabalho de Hartley, feito em 1928, sobre a medida da quantidade de informação e, por fim, o esboço publicado por Shannon-Weaver, em 1948, no Bell System Technical Journal, a respeito da teoria matemática da informação, que é essencialmente uma teoria sobre a transmissão ideal das mensagens. A transferência de informação efetua-se da fonte para o destinatário, enquanto a transferência da energia vetorial ocorre do transmissor ao receptor. Esse esquema constitui uma presença constante nos estudos de comunicação” (WOLF, p.109, 2005).

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situacionais, nem mesmo a cultura. Os efeitos da comunicação, para Debray, dizem respeito a destinatários atomizados, diferentemente do processo de transmissão, que conta com a participação de sujeitos ativos e capazes de gerar seu patrimônio cultural e imemorial às gerações seguintes por meio de formas simbólicas de transmissão.

Uma tensão a ser resolvida: A problematização mediológica e o campo comunicacional Além de uma tensão claramente estabelecida entre os dois termos, não foram poucas as fontes de pesquisa, onde o autor deixa bastante claro sobre o que pensa acerca da comunicação e porque a coloca de fora do escopo formador da Mediologia. Ao analisar as quatro obras mediológicas de Régis Debray foi possível observar que, ao longo destes volumes foi dedicado pelo menos um capítulo, em cada obra, para demonstrar porque a Mediologia não versa sobre o saber comunicacional. Se prestarmos uma atenção minuciosa, nenhum dos problemas levantados aqui [estudo das tecnologias da crença] é suscetível de ser pensado segundo as categorias já definidas da “comunicação” (DEBRAY, 1995, p.58).

Mas apesar de afirmar com veemência não tratar da comunicação ou mesmo ignorá-la por completo, será que é possível traçar condições para sua aproximação com o pensamento comunicacional? De fato, seu pensamento coloca a comunicação totalmente fora do escopo das ciências humanas e na linha contrária à formação de um saber autônomo, regido pelas Teorias da Comunicação. Daniel Bougnoux, por outro lado, incorpora à história das novas tecnologias e da transmissão simbólica a formação do pensamento comunicacional, na medida em que: Podemos defini-la [a Mediologia], como o estudo das relações entre fatos de comunicação e de poder, ou da influência (complexa, não mecânica) de uma inovação mediática sobre um movimento intelectual (BOUGNOUX, 1994, p.17).

Mas o problema em jogo é a autonomia da disciplina. Debray nega à comunicação um estatuto de ciência ou de saber independente por meio da negação constante do pertencimento da comunicação ao quadro formador das ciências humanas, como por exemplo, a sociologia, antropologia, história e a psicologia. Estas, responsáveis por ocupar o papel de formadoras da base do pensamento mediológico. Será que a visão de Debray sobre a comunicação constitui uma atitude isolada entre os pensadores que compõe o cenário intelectual da atualidade e realmente serve para reforçar a pouca noção constituída de comunicação enquanto saber autônomo? A

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multiplicidade de novas teorias aplicadas e doutrinas que viram moda e prêts-à-penser, como bem definiram Armand e Michele Mattelart, reforçam a impressão de frivolidade do objeto de estudo referente ao saber comunicacional. Talvez, mais nesse campo de conhecimentos do que em outros, seja forte a ilusão de pensar que se possa fazer tabula rasa dessa sedimentação e que, nessa disciplina, diferentemente de todas as outras, tudo está por ser criado (MATTELART, 2003, p.11).

Para Daniel Bougnoux: “Esta disciplina bastante recente é construída a partir de diferentes horizontes do saber” (BOUGNOUX, 1994, p.17). Ele também acredita que a Comunicação não poderia ascender ao estatuto de ciência, já que resiste às tentativas de torná-la uma área fechada, pela falta de precisão acerca de seu objeto, pela possibilidade disciplinar, de pesquisa e da pouca concordância sobre seus fundamentos metodológicos. Mas ele confere a estes fatores a principal riqueza da Comunicação já que suas características permitem que ela transite por outros campos de estudo sem se fixar em nenhum deles. Ao concordar com o estado de grande fragmentação do campo comunicacional, Bougnoux lhe confere, entretanto, um caráter positivo, no sentido em que vê nesta ciência uma das premissas de resistência às tentativas prematuras de fazer da ciência um saber fechado, universitário ou profissional. A comunicação “é uma disciplina desconfortável para o estudante se este espera um programa, objetos ou perspectivas” (BOUGNOUX, 1999, p.14). Seu pensamento se apóia em proposições epistemológicas utilizadas em outras áreas de saber, como a Filosofia, que compensa a ausência de fundamentos ou de teoria dominante. Sua “missão” seria a de circular entre os saberes e questionar estes últimos. Na verdade, o que Bougnoux propõe nada mais é que a justificativa para a desajeitada pluralidade de teorias que surgem no escopo do saber comunicacional e muitas vezes são confundidas com estudo da realidade social, responsável por abarcar variados tipos de conhecimento relativos às humanidades e que, com frequência, não deixa de ser tomado como objeto de estudo comunicacional. Luiz C. Martino avalia que a dificuldade de delimitar com precisão o domínio do objeto de estudo comunicacional parece ser o centro sobre o qual gira a problemática epistemológica da área e seu principal contraponto enquanto estabelecimento de uma disciplina autônoma. As razões para isto são de ordem diversa. Elas se encontram presentes na própria origem da problematização da comunicação no século XX, cuja variedade de abordagens abarca dimensões que vão desde a natureza do processo, até a diversidade das correntes de pensamento, com suas diferentes escolas e modos de problematização, passando pela sobreposição com outras problemáticas, mais bem definidas e que contam com tradições de pesquisa estabelecidas em disciplinas já consolidadas (transmissão da cultura, formação de subjetividade, dinâmica dos processos sociais, processos intersubjetivos...), sem falar,

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é claro, dos problemas políticos e de interesses diversos relativos à divisão dos saberes e sua institucionalização (MARTINO, 2003, p.57).

O que Martino assinala é uma melhor definição quanto ao domínio de estudos da comunicação, como forma de atuar contra a corrente fragmentada, múltipla e principalmente com pouca ou nenhuma sistematização dos conhecimentos que atuam na área. Para Francis Balle, a comunicação varia entre a técnica e a ciência, dando ao campo caráter tão fragmentado que poderia ser comparado a uma “colcha de retalhos” (Balle, 1992, p. 44). O autor chama atenção para a pluralidade de disciplinas que levam qualquer pessoa que se aventure pelo tema a depara-se com um “saber em mosaico”. Isso se deve, segundo ele, “a inexistência de um acordo entre os pesquisadores sobre os contornos do domínio estudado” (Balle, 1992, p. 45). Nesse sentido, Bernard Miège, incorpora a lista dos que acreditam na falta de unificação do pensamento comunicacional e diz que, embora tenha alcançado um certo nível de elaboração, que, a partir de agora, lhe permite apreender a complexidade dos fenômenos que pretende abordar, o pensamento comunicacional não está unificado, nem pronto para se apresentar como tal (MIÈGE, 2000, p.129).

De fato, a posição de Miège integra o quadro dos que acreditam na falta de maturidade relativa às ciências da comunicação e a parca concordância entre os pesquisadores que compõe o campo. Daniel Bougnoux ressalta ainda que o estudante que se aventura pelas veredas do saber comunicacional enfrentará, segundo as universidades e os cursos, programas sensivelmente diferentes; quanto aos professores e pesquisadores. Cada um deles detém apenas uma parte incompleta do mapa dos estudos, e têm eles próprios dificuldade, quando lêem os trabalhos dos colegas, para entender-se sobre as definições de base ou para bem comunicar (BOUGNOUX, 1999, p.7).

Coloca-se, assim, um problema epistemológico, que demonstra claramente a necessidade de se implementar uma organização e conseqüente sistematização das teorias já existentes e situar a Mediologia neste quadro. Questão que implica a necessidade de conhecimento do universo das teorias já existentes e a conseqüente formulação de um inventário sobre este conjunto. Com objetivo de incluir nesse panorama, além das teorias já instituídas, aquelas mais recentes, assim como resgatar as contribuições das escolas que foram “sufocadas” por correntes hegemônicas [o funcionalismo norte americano e a Escola de Frankfurt] (MARTINO, 2003, p.58).

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De acordo com o pensamento de Luiz C. Martino, a sistematização das teorias já existentes seria um caminho para distinguir, de maneira clara, critérios que servem de base para a apreciação das teorias que se julga pertencer ao campo da Comunicação. E aqui encontramos o que nos parece ser o ponto crucial para a área, e que tomamos como o problema de nossa pesquisa: explicitar e analisar criticamente os critérios que nos permitem dizer que tal ou tal teoria ou escola pertencem ao campo da Comunicação (MARTINO, 2003, p.60).

Antonio Fausto Neto integra a posição interdisciplinar quando afirma que a compreensão sobre a dinâmica disciplinar da comunicação deve ultrapassar a noção fundadora de um sentido estrito. Mas a investigação em comunicação, não é um “espasmo”, efeitos dos ventos que são endereçados por uma determinada corrente teórica, mas conseqüência, ou ações caucionadas por dinâmicas complexas. Esta compreensão sugere admitir que a comunicação como objeto e disciplina resulta, assim, de movimentos e de processos que transcendem a noção de fundação no sentido estrito, o que também permite dizer que, como objeto de estudo, não pode permanecer à mercê de um “senhor epistemológico” (FAUSTO NETO, 2005, p.17).

Vera Veiga França pondera a questão interdisciplinar com a premissa de que múltiplos olhares advindos de outras áreas de estudo sobre a formação do saber comunicacional podem tanto contribuir para a construção de um pensamento multidisciplinar, quanto adquirirem caráter difuso no que diz respeito à integração teórica e metodológica da disciplina. Fenômeno empírico com tantas facetas, a comunicação suscita múltiplos olhares; é um objeto complexo que apresenta recortes passíveis de serem investigados por várias disciplinas. De tal maneira que aquilo que chamamos “teoria da comunicação”, principalmente em seus primórdios, apresenta-se como um corpo heterogêneo, descontínuo e mesmo incipiente de proposições e enunciados sobre a comunicação, fruto de investigações oriundas das mais diversas filiações (sociologia, antropologia, psicologia, entre outras) – cada uma refletindo o olhar específico e o instrumental metodológico de sua disciplina de origem. Essa herança heteróclita tanto enriquece os olhares quanto dificulta a integração teórica e metodológica do campo (FRANÇA, 2001, p.50).

José Luiz Braga expõe seu ponto de vista com ênfase na história da constituição do campo comunicacional. Para ele,

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uma parte excessiva das contribuições para o nosso foco de interesse é gerada no âmbito de outras Ciências Humanas e Sociais (CHS); e porque uma boa parte dos próprios problemas e questões que movem o campo nos é ainda sugerida “de fora” (às vezes, diretamente por transferência) (BRAGA, 2004, p.2).

É possível notar que para diversos estudiosos e pesquisadores do campo comunicacional, essa capacidade faz com que a mediação que a caracteriza torne-se objeto de estudo de diversos saberes e modalidades, o que caracteriza com veemência o pensamento interdisciplinar. Seria a comunicação em processo, ou seja, um estudo interdisciplinar, com a tomada de vários saberes advindos de outros campos de estudo, que, ao final, formariam a comunicação.

Uma aproximação é possível? Mas embora se recuse a falar dos e meios de comunicação de massa, o trabalho de Debray advém de uma filiação comum ao saber comunicacional, onde ambos tentam por diferentes caminhos e métodos sistematizar, analisar e compreender fenômenos ligados a processos de transmissão simbólica, em função da mediação técnica. Se pudéssemos dispor em um gráfico de coordenadas cartesianas a metodologia mediológica, poderíamos colocar de um lado, em ordenada e de forma ascendente, questões relacionadas à transmissão simbólica e de outro, em abscissa, o aparato técnico que a tornou capaz. Uma depende intrinsecamente da outra para agir e a partir disto dar origem ao que Debray denomina de técnicas de mediação. Na prática, mudanças no ambiente social ocasionadas pelo aparato maquínico em conjunto com as ideias circundantes. Alguns teóricos já haviam analisado esta simbiose, dentro do quadro do pensamento comunicacional, e é possível encontrar nele densa e extensa corrente de pesquisa relacionada a fenômenos que envolvem os resultados da inserção dos novos meios de comunicação, representados pelos estudos da Teoria do Meio. Marshall McLuhan dá seguimento à Teoria do Meio durante as décadas de 1960 e 1970 quando começa a estudar os meios de comunicação enquanto extensões de órgãos e tecidos humanos. O pesquisador americano Joshua Meyrowitz procura ligá-la ao Interacionismo Simbólico proposto por Erving Goffman. Sua abordagem tenta relacionar a Teoria do Meio às mudanças provocadas no cotidiano das pessoas em função dos meios de comunicação de massa. O objeto de estudo de todos estes pesquisadores encontra-se na análise dos meios de comunicação, como forma de compreender os fenômenos sociais provocados por intermédio do fator técnico, que atingem tanto o indivíduo quanto o meio o qual estão inseridos. De forma simplificada, cada meio de comunicação muda as fronteiras que definem os papéis sociais e as instituições. E é justamente pela mudança acarretada e como forma de

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sistematizá-las, que os teóricos do meio dividem a história em períodos que representam a predominância de determinados meios de comunicação. Assim ocorre com a fase oral, fase manuscrito/impressa e fase eletrônica. Essa divisão facilita o trabalho de eleição dos meios de comunicação enquanto objeto de estudo privilegiado para as transformações sociais. Se para os teóricos do meio, o telefone, a televisão ou a internet são capazes de modificar a paisagem social onde estão inseridos, para Debray, os meios técnicos – que podem estender-se do papiro às rodovias – também não deixam de alterar a percepção social e principalmente as transformações simbólicas em jogo. Ou seja, para Debray não são apenas os meios de comunicação de massa que contam no processo de transformação social, sua visão estende-se a objetos técnicos, ou médium 3, que representa o dispositivo veicular técnico capaz de originar mudanças reais em nosso espaço social. Evidentemente, não se trata de um determinismo tecnológico, os quais muitos autores acabam por incidir, mas claramente de uma postura humanista onde o homem é capaz de progredir com e por meio da técnica. Debray em seu percurso mediológico não deixa de analisar as mudanças nas “funções sociais superiores”, representadas pela arte, política e religião, e suas relações com as tecnologias de memorização e transmissão, compostas pela influência do meio técnico. “O Airbus transformou a França em um hexágono de uma hora e trinta de lado e as auto-estradas apagam as fronteiras da Europa” (DEBRAY, 2004, p. 80). Apesar de frequentemente não acreditar na comunicação, Debray em alguns momentos parece deixar tal postura de lado e reconhecer que a nova paisagem social é também forjada pelos meios de comunicação de massa. A principal comprovação disto é a divisão das idades mediológicas, ou mediasferas, em épocas determinadas pelos suportes de transmissão vigentes. Assim é com a logosfera, grafosfera ou videosfera. Cada uma é nomeia uma época específica dependendo do suporte técnico que a determina: oral, escrita e gravada. Na Mediologia, diferente da Teoria do Meio, o acasalamento do fator técnico com o fator simbólico originado não ocorre unicamente pela televisão, rádio, internet, imprensa ou outro meio de comunicação de massa. É um processo mais abrangente, que leva em conta a inserção de diversos tipos de máquina na alteração espaço temporal ocorrida dentro de toda uma dinâmica de transformação do pensamento. A mediasfera une simbólico e técnico. Exerce influencia decisiva no instante t, que não pode deixar de ser explicado independentemente das tecnologias de memória utilizadas no mesmo instante. A técnica em conjunto com a estrutura organizacional que a cerca seria responsável por mudar nosso sentido de lugar como também pela criação de novos ambientes sociais. Como poderíamos definir um meio social alterado por transformações simbólicas mediadas por um instrumento técnico? O melhor exemplo disto estaria no poder dos meios de comunicação de massa. 3  Para um comparativo da palavra médium, dentre as definições de média e meio, ver: Debray, 2004, p. 33.

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Desta forma, a Mediologia se apóia na questão técnica para estudar a trajetória material das ideias e vestígios sensíveis a uma intenção de sentido. Tem como caminho a trajetória de um fato simbólico até sua transformação em força material. O caminho metodológico percorrido até aqui nos mostra seu caráter interdisciplinar, composto por diferentes horizontes de saber.

Considerações Finais E, com efeito, a realização desta pesquisa centra-se em um primeiro objetivo: discutir os principais postulados teóricos da Mediologia e, a partir daí, traçar condições materiais para sua aproximação com o saber comunicacional, tendo como principal foco quatro obras mediológicas de Régis Debray. A Mediologia enfoca os efeitos de transmissão simbólica, a partir da mudança provocada no meio social onde ocorre, e a partir disto, se baseia numa equação simbólica onde a técnica é o instrumento que irá ajudar a plantar ideias em um terreno fértil dentro da história da humanidade. Debray propõe algo novo, reúne em torno de si um movimento intelectual bastante significativo na França, para isso, ele propõe um fazer mais sintético e reúne em torno de si trabalhos importantes de diversas áreas para pensar como técnica e cultura caminham juntas na transformação de nossa paisagem social. Debray não foge da proposição céptica por constantemente desacreditar na formação de um saber propriamente dito, regido pelas Teorias da Comunicação. Ele ocupa tal posição, que acaba por impedi-lo de enxergar como os processos comunicacionais estão intrinsecamente relacionados ao desenvolvimento e análise mediológica. Tal negação, no entanto, levou à investigação dos reais pressupostos mediológicos e como tais fundamentos poderiam ser tomados enquanto processos de transmissão e análise relacionados à Comunicação. Se a tese de Debray realmente consiste em substituir a palavra “comunicação” por “mediação”, é possível adotar o pressuposto de que estes dois conceitos admitem bases similares, o que permite a comparação das duas disciplinas. Ambas podem ser vistas como estudos de processos bem datados, contextualizados em um certo tipo de organização social, que têm no emprego dos meios de comunicação sua expressão mais evidente, ainda que para a Mediologia este último conceito tenha uma acepção mais ampla do que em Comunicação. Para isso, foi possível comprovar ao longo da análise das quatro obras mediológicas analisadas, como a constante negação da Comunicação por parte dos estudos mediológicos, não pode ser aceita como tal. Reconhecida pela comunidade acadêmica e tratada enquanto fenômeno trans-histórico, a Comunicação versa sobre fenômenos e processos bastante similares aos estudados pela Mediologia. O que vemos é que a Mediologia, em algumas partes do texto de seu criador, desconsidera os meios de comunicação como objetos técnicos capazes de transmitir ideias,

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pensamentos e o legado simbólico. Em outros momentos, e de forma mais branda, o autor lança um olhar transversal sobre os meios e os insere dentro do aparato técnico que sustenta o fazer mediológico. Mas acima de tudo é possível vislumbrar um papel bastante estimulante junto à pesquisa em Comunicação. Por fim, o trabalho de Régis Debray é fundamental no que tange aos estudos de mediação, bem como à retirada do véu que encobre as “ideologias”. São as interações entre tecnologia e cultura e suas inferências no campo das técnicas de memória, transmissão e crença que inspiram a pesquisa mediológica, tão original quanto sua maneira de interpretar os fatos que se propõe a analisar.

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Aliando Tecnologia da Aprendizagem à Qualidade de Vida dos Idosos1 Maria Aparecida Santana, Beltrina Côrte, Flamínia Manzano Moreira Lodovici, Vicente Paulo Alves

Resumo: Projeto interinstitucional realizou pesquisa empírica acerca da questão da qualidade de vida da pessoa idosa vinculada ao uso orientado da Internet. Com vistas à criação de um ambiente virtual de aprendizagem adequado aos idosos, a presente investigação objetivou verificar que temáticas poderiam ser exploradas nesse espaço por predileção dos usuários, e em que dimensões situar-se-ia sua capacidade de melhorar a qualidade de vida do usuário-idoso. Os métodos envolveram aplicação de 128 questionários contendo 29 perguntas (fechadas e abertas) dirigidas a mulheres idosas moradoras das cidades de Brasília e São Paulo e com experiência no uso da Internet. Resultados são mostrados em dados frequenciais simples, e sugerem efeitos potencialmente benéficos da tecnologia sobre a qualidade de vida dos idosos brasileiros em temas relacionados a saúde e viver, interação social, cidadania, e acesso a produtos e serviços. Palavras-chave: Qualidade de Vida, Aprendizagem, Idosos, Tecnologia.

Abstract: Interinstitutional project conducted empirical research concerning the quality of life of the elderly individual connected with the guided use of the Internet. For creation of an adequate 1  Pesquisa financiada pelo Conselho Nacional de Desenvolvimento Científico e Tecnológico (processo CNPq 4026992007/6) e pela Fundação de Amparo à Pesquisa do Distrito Federal (processo FAP-DF 193.000.309-2007). Este projeto obteve aprovação junto ao Comitê de Ética em Pesquisa da UCB-DF, mediante Ofício 01/2008.

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virtual learning environment to the elderly, the present investigation aimed to verify what themes could be explored in this space based on the users’ predilection, and in what dimensions would rely its capacity to improve the quality of life of the elderly user. Methods involved 128 respondents to a questionnaire containing 29 questions (closed and open), living in the cities of Brasília and São Paulo and with experience in the use of the Internet. Our results are expressed as simple frequential data and suggest effects potentially beneficial to the quality of life of elderly individuals on what concerns health and coping, social networking, citizenship, and access to products and services. Key words: Quality of Life, Learning, Elderly, Technology.

Resumen: El Proyecto inter-institucional efectuó una investigación empírica sobre el tema de la calidad de vida del adulto mayor, relacionada al uso orientado de la Internet. Con la finalidad de crear un ambiente virtual de aprendizaje adecuado al adulto mayor, el objetivo de la presente investigación fue verificar los temas que podrían ser explorados en ese espacio por preferencia de los usuarios-adultos mayores. Los métodos incluyeron la aplicación de 128 cuestionarios con 29 preguntas (cerradas y abiertas) dirigidas a mujeres adultas mayores residentes de las ciudades de Brasilia y São Paulo, con experiencia en el uso de la Internet. Los resultados son mostrados en datos frecuenciales simples, y surgen efectos potencialmente benéficos de la tecnología sobre la calidad de vida de los adultos mayores brasileños en temas relacionados a la salud y vivir, interacción social, ciudadanía y acceso a productos y servicios. Palabras- claves: Calidad de Vida, Aprendizaje, Adulto Mayor, Tecnología.Introdução

Ultimamente as pesquisas que fazem aliar o uso das tecnologias à questão da qualidade de vida vêm demonstrando que essa articulação produz grande impacto no bem-estar individual além de ressonância junto à população em geral, o que ratificaria os resultados da pesquisa sobre o Uso das Tecnologias da Informação e da Comunicação no Brasil, desenvolvida pelo Comitê Gestor da Internet no Brasil concluída em 2007. No entanto, para subsidiar a adaptação de uma tecnologia e a formatação de um conteúdo de relevância ao cotidiano dos idosos (Côrte, Mercadante & Arcuri, 2005), faz-se necessário primeiramente realizar um diagnóstico situacional com foco nas necessidades e expectativas auto-referidas pelo segmento de usuários, propósito este para o qual o presente inquérito foi formulado. Portanto, compete à presente investigação realizar um

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recorte metodológico focado no interesse manifesto por pessoas idosas pela tecnologia. Dados da literatura (Kachar, 2003) pautados nessa temática evidenciam que a maioria dos novos usuários consiste em uma parcela idosa que, por conseguinte, será aqui caracterizada em seus interesses no/dentro do meio internáutico. Esse universo de dados, que se poderia dizer intrigante na sua problemática, se pretende a fornecer subsídios para empreender estudos intervencionistas subseqüentes que verificarem ser possível estabelecer uma associação entre a tecnologia da aprendizagem e a considerada melhoraria na qualidade de vida dos usuários idosos.

Métodos Dentro de um projeto de pesquisa intitulado “Atenção à Saúde e à Qualidade de Vida dos Idosos”, construímos um componente com o nome de Ambiente Virtual de Aprendizagem (AVA) que tratou de um estudo sobre a qualidade de vida e o uso da Internet. Realizou-se um inquérito transversal entre maio e novembro de 2008 para obtenção de dados frequenciais com amostra não probabilística composta por 128 pessoas com idade entre 60 e 89 anos e com experiência no uso da Internet, residentes nas cidades de Brasília e São Paulo (Tabachnick e Fidell, 1996). Cada sujeito foi recrutado para entrevista em ordem consecutiva de anuência à participação no estudo, e suas opiniões foram colhidas por meio de questionário semi-estruturado, contendo 29 perguntas (entre perguntas fechadas e abertas). Os resultados são expressos de forma de estatísticas descritivas. Esse estudo foi realizado pela Universidade Católica de Brasília (UCB-DF) e pela Pontifícia Universidade Católica de São Paulo (PUC-SP), tendo sido aprovado pelo Comitê de Ética em Pesquisa da UCB-DF mediante Ofício 001/2008. Cabe reiterar que os resultados do presente inquérito visam subsidiar a construção de um ambiente virtual de aprendizagem adaptado à realidade dos idosos, a partir de temas apontados por eles como os mais relevantes. Assim, os objetivos perseguidos por esta pesquisa se delineiam duplamente: de um lado, pretende-se promover a qualidade de vida na velhice com a inserção de pessoas idosas em um autêntico ambiente virtual de aprendizagem que lhes proporcione educação continuada, com foco centrado nas questões de bem-estar em seu sentido lato, incluindo direitos sociais; de outro lado, busca-se aferir os efeitos das tecnologias de aprendizagem em ambiente virtual sobre a condição geral dos idosos com relação a sua saúde, incluído o registro subjetivo ou psicológico, a convivência familiar e social e o exercício da cidadania.

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Resultados Na atualidade, poucos relatos acadêmicos dão conta do envolvimento de idosos em atividades de ambientes virtuais. Com esta pesquisa, nos propomos a realizar uma investigação direcionada a identificar as necessidades e os interesses dos idosos na utilização de tais tecnologias, de modo a mapeá-las para adequação às restrições etárias, propondo-lhes, em suma, um papel promotor de inclusão social e de qualidade de vida. Os dados iniciais da coleta visaram caracterizar os sujeitos de pesquisa: dos respondentes ao questionário aplicado, 85 são mulheres e 43, homens; 95% deles acessam o computador de suas residências, contra apenas 7 que o acessam em Lan House. Do total, 65% estão entre 60 a 69 anos; 23% na faixa de 70 a 79 anos; e 12%, entre 80 a 89 anos. Em relação ao grau de escolaridade, 38% deles têm o 2º grau completo; 32%, superior completo; 13%, Pós-Graduação. Apenas 2% dos respondentes têm pré-primário; e 5%, primário. Em relação ao estado civil, 48% dos entrevistados são casados; 30%, viúvos; 12%, separados; 7%, solteiros; e 3%, divorciados. A maioria vive com a família (esposo(a)); e, filhos (26%); só com o cônjuge, 25%. Deles, 27% moram sozinhos; 19%, com filhos(as); e 3%, com outros parentes. Do total de participantes, 86 são provedores da família. Em relação à renda familiar, 39% deles dizem receber de R$ 1.000 a 2000; 31%, mais de R$ 4.000; e 23%, de R$ 2.000 a 4000. Apenas 9% deles responderam que recebe de R$ 500 a 1000; e 3%, menos de R$ 500,00. Dos 128 entrevistados, 29% deles recebem aposentadoria no valor de R$ 1.000 a 2.000 mensais; 20%, de R$ 500 a 1.000 e 18% disseram não receber aposentadoria. Indagamos em primeiro lugar como os idosos se veem diante da qualidade de vida, buscando aferir seu auto-conceito e classificação. Constatamos que 50% dos entrevistados apresentaram como resposta Satisfeito relativamente a sua qualidade de vida; Muito satisfeito para 27%; e 16%, para Mais ou menos. Isso totaliza 99% em termos positivos. Apenas em 5% a resposta foi Insatisfeito, seguido por Muito insatisfeito em 3%, portanto em um contraponto de negatividade de 8%. Levando em conta que o conceito de Qualidade de Vida pressupõe um processo que envolve aspectos como o físico, o espiritual, o subjetivo, o cultural..., como define a Organização Mundial da Saúde (OMS), é alto o índice de Satisfação dos entrevistados, em relação àqueles que responderam negativamente (Orley, 1994). Supõe-se que o usuário da Internet constitui pessoa com percepção de satisfação consigo mesma relativamente favorável, apesar de não ser possível atribuir uma relação de causa e consequência. Considerando o quesito como navegar pela Internet contribui para a Qualidade de Vida dos internautas entrevistados, os índices evidenciam: 68% consideram Bastante saudável o uso da Internet. 21%, Mais ou menos. 8%, Extremamente saudável esse uso e apenas 3%, Muito pouco. Verifica-se que a maior parte dos entrevistados considera saudável o uso da Internet contra 3% deles que minimizam seus efeitos benéficos.

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Como resposta à pergunta Em que medida sua qualidade de vida depende do uso da Internet?, obteve-se os seguintes resultados: 29% dos entrevistados responderam Mais ou menos. 26%, Bastante. 26%, Muito pouco. 17%, Nada. 2%, Extremamente. Constatase, portanto, que, na opinião de 77% dos entrevistados, qualidade de vida não depende propriamente de apenas estar na Internet e 33% maximizam seus efeitos, confirmando os resultados apresentados na questão Como você classifica sua qualidade de vida? Para a questão Como você avalia a capacidade de aprender novas informações?, o resultado para 65% dos entrevistados foi Satisfeito; 33%, Mais ou menos; e 2%, Insatisfeito. Constata-se, aqui, que 98% dos participantes entendem de maneira positiva sua capacidade de adquirir novas informações em relação aos 2% que responderam negativamente, derrubando um mito do envelhecimento: aquele de que “velho não aprende”. Com a pergunta seguinte, constatamos que 55% dos sujeitos entrevistados sentem-se com Bastante capacidade de trabalho; 19%, Mais ou menos; 9%, Extremamente capazes de trabalhar; 9%, Não; e 8%, Muito pouco. Observa-se que mais da metade dos entrevistados reconhecem sua capacidade de trabalhar. Tais respostas nos levam a afirmar que é a própria sociedade, não o idoso, que faz perpetuar o mito de que a pessoa idosa não tem capacidade de trabalhar, desmistificando-se, assim, mais um mito: o de o velho ser inapto para o trabalho. Ao se indagar se O uso da internet ampliou suas relações com familiares?, constatase que é Bastante significativa a ampliação das relações familiares a partir da utilização da Internet, representando 34% dos casos; já 23% dos sujeitos de pesquisa responderam Não. Aqueles que responderam Mais ou menos correspondem a 20%; Muito pouco, 18%; e Extremamente, 5%. Da soma dos que responderam Mais ou menos, Bastante e Extremamente, verifica-se que, para além da metade dos 128 entrevistados (60%), relata-se a Internet ter possibilitado ampliar as relações familiares. Quanto a se o grupo de amigos aumentou por causa da Internet?, observa-se que enquanto estimativa geral o resultado apresenta congruência com o obtido com a questão anterior, haja vista o percentual que respondeu afirmativamente (54%) apresentar-se em proporção equivalente. Pode-se pressupor daí que as pessoas idosas utilizam a Internet a fim de se comunicarem com familiares, possivelmente os distantes, assim como para ampliar sua rede de amizade. Este achado corrobora pesquisas que apontam o aumento da rede por pessoas idosas para se comunicarem, como mostra estudo desenvolvido pelo Comitê Gestor da Internet no Brasil - sobre o Uso das Tecnologias da Informação e da Comunicação no Brasil 2006, concluído em 2007. O item que identifica a proporção de indivíduos que usam a Internet com a finalidade de comunicação mostra que, na faixa etária acima de 60 anos, 87,2% - sobre o total de usuários de Internet dessa faixa etária – utilizam esse meio para se comunicar; índice muito próximo ao percentual da faixa entre 16 e 24 anos – 85,01% - e acima do percentual de 71,97% da faixa de usuários entre 10 e 15 anos. O referido estudo do Comitê Gestor, ao analisar as atividades desenvolvidas na Internet no ano de 2007, indicou que, mensagens instantâneas e participação em sítios

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de relacionamento, representaram mais de 50% dos motivos do acesso à rede por idosos. À pergunta o que você considera importante em um relacionamento amoroso?, 44% dos sujeitos responderam Amor; seguido de Segurança (13%); e Fidelidade (11%). Como se pode observar, esses três atributos, especialmente Amor, representam o que os idosos consideram de mais importante em uma relação amorosa. Outras questões também foram apontadas, mas em um nível de importância menor, tais como: Confiança (9%); Carinho; Companheirismo; e Amizade, com 6%; e, por último, Cumplicidade, com 5%. Tais respostas chamam a atenção para outro mito do envelhecimento: aquele que aponta o companheirismo, amizade e cumplicidade como componentes essenciais de uma relação amorosa na velhice. No universo pesquisado, observamos acentuada valoração de outros qualificadores de um bom relacionamento. Dos entrevistados, 29% responderam sim ao serem questionados se seu(s) relacionamento(s) amoroso(s) hoje está(ão) melhor(es) do que na época de sua juventude, ao passo que 27% revelaram não ter relacionamentos amorosos atualmente; 22% disseram serem piores; 15% não souberam comparar; 5% não tiveram relacionamentos; e 2% revelaram ser moderno “o ficar”. Pelo exposto, não pudemos constatar que, segundo opinião dos entrevistados mais idosos, os relacionamentos amorosos estão melhores do que aqueles da época de sua juventude. Acerca de o que levaria uma pessoa a buscar amigos na Internet?, Solidão aparece como achado mais frequente (53%) dentre os motivos. Em segundo lugar, aparece a Aventura, com 28%; a Falta de opção, com 17%; e Problemas de saúde e de ordem emocional, com 2%. Podemos considerar, a partir destes índices, que a Internet pode vir a ser um veículo que possibilita uma melhor qualidade de vida às pessoas idosas. Quando perguntados livremente sobre quais são suas necessidades em relação à internet?, observa-se que os idosos elencaram temáticas que podem resumidamente ser descritas como participação na sociedade. Entre elas, pode-se destacar o acesso à privacidade, à rede bancária, à comunicação entre amigos e familiares, ao acompanhamento dos acontecimentos políticos e sócio-culturais, a aprendizagem continuada, a capacitação profissional, a comunicação com outros países, o exercício da memória, jogos e lazer, além do conhecimento virtual e pesquisas. Essas necessidades se articulam com os aspectos positivos da rede, com a importância da ampliação da rede social das pessoas idosas e com o exercício da cidadania. Além, é claro, da melhoria da qualidade de vida da população idosa. Verifica-se que 59% dos entrevistados decidiram optar pela alternativa Bastante, diante da questão A informação ou o conhecimento da Internet pode contribuir para a atualização da pessoa idosa aposentada a voltar ao mercado de trabalho?. Às alternativas Mais ou menos e Extremamente corresponderam os respectivos 16% e 12%. Os 13% restantes pulverizam-se em 9% e 4%, cujos respondentes optaram por Muito pouco e Não, respectivamente. Esse resultado favorável à atualização em Internet por parte da pessoa idosa apo-

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sentada levanta-nos alguns pontos: - essa habilidade adquirida é fator de ordem bastante decisiva ao reingresso da população aposentada ao mundo do trabalho; - o quão profícua em seus resultados pode ser a oferta de cursos de otimização dos recursos da Internet, especialmente o aperfeiçoamento daqueles cujos efeitos incidem sobre a questão da cidadania. Dizendo mais concretamente: a possibilidade de a pessoa idosa poder encontrar, em função do aperfeiçoamento do instrumental internáutico, tudo o que precisa em termos de produtos e serviços indispensáveis a uma melhor condição de vida, tornando-a digna de ser vivida em sua maioridade. Assim, cursos oferecidos a pessoas idosas já iniciadas no universo internáutico devem ser incrementados on line, pela sua abrangência de atendimento geográfico, assim como cursos destinados aos iniciantes do universo tecnológico e no da Internet. Como resposta à pergunta para você, quais são, em ordem de prioridade, as qualidades positivas que uma pessoa idosa deve ter para voltar ao mercado de trabalho, obtiveram-se os seguintes resultados: 37% dos entrevistados apontaram a alternativa Experiência, como a qualidade acima de todas as demais. Outros 20% optaram por Compromisso e qualidade no que faz; e igual proporção por Saber utilizar a informática e a Internet. Já 12% optaram por Ética. As qualidades da Pontualidade, Solidariedade e Senso de Humor obtiveram 5%, 3% e 3%, respectivamente. Resultados percentuais indicam que as qualidades voltadas ao individualismo predominam em relação àquelas voltadas ao coletivo, embora várias empresas hoje privilegiem em seu quadro funcionários com qualidades como Solidariedade, Voluntariado e Senso de Humor. Chama-nos a atenção o fato de que foi atribuída ao item Domínio do uso da Internet como a terceira grande qualidade para o retorno ao ambiente de trabalho. Em relação à questão Se você fosse dono de uma empresa, qual dos candidatos você escolheria?, 83% dos entrevistados selecionaram a resposta Contrataria uma pessoa entre 60 e 80 que sabe usar a informática e a Internet. A segunda alternativa Contrataria uma pessoa entre 30 e 50 que não sabe usar nem a informática e nem a Internet, ficou reduzida em 17%. O resultado aqui auferido indica que a habilidade tecnológica na utilização do computador e da navegação on line impõe-se como critério dominante ao cronológico, a esses entrevistados que respondem a partir de uma imaginária posição de contratantes do universo empresarial. Os dados evidenciam uma mudança de ordem nos requisitos imprescindíveis em uma contratação de serviços: uma pessoa idosa tecnologicamente proficiente pode sobrepor-se, em termos de contratação para o trabalho, a um jovem tecnologicamente imaturo. E ainda: a idade cronológica, segundo a subjetividade do entrevistado idoso, tende a deixar de ser a priori critério desfavorável ou impeditivo ao contrato regular de um prestador de serviços. Urge, pois, a partir dos presentes dados de pesquisa, que cursos que promovam a habilidade tecnológica na utilização do computador e da navegação on line sejam imple-

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mentados. Como condições, porém, de que sejam especialmente formulados por privilegiar as especificidades de seu público-alvo, as pessoas idosas, e que sejam oferecidos on line, visando a favorecer, em um só tempo de aprendizagem, populações distanciadas geograficamente. Quanto perguntados sobre os aspectos negativos da Internet, constata-se que para a maioria dos entrevistados, a Internet aparece como Espaço sem controle moral. Em primeiro lugar, ficaram as preocupações concernentes à pornografia infantil, problemática até hoje não encaminhada devidamente pelas autoridades mundiais. Em segundo lugar, os participantes assinalaram os vírus, spams e propagandas como outro grande aspecto negativo da rede, seguido da não-confiabilidade, o que alerta para, sob o entusiasmo do excesso informacional, não se descuidar da veracidade e da procedência das informações veiculadas na rede internáutica. Certa dependência tecnológica foi apontada como o quinto aspecto negativo, seguido do sedentarismo: aspectos que, invariavelmente, se correlacionam, quando um pode levar ao outro. Interessante observar que tais aspectos apontados remetem para valores ditos “tradicionais” da sociedade e que fazem parte da sociabilidade que ocorre em espaço físico/ material (Goldenberg, 2011). A não-privacidade, a não-absoluta veracidade, a interferência do “internetês” na escrita (Bisognin, 2009) a ausência de crítica à Internet, a traição e a não-acessibilidade também figuraram, porém em menor proporção, no ranking dos aspectos negativos da Internet. Entre os assuntos mais interessantes para o idoso oferecidos pela rede, figuraram Notícias Locais e Educação, ambos com 20%; seguidos de Saúde (14%); Programação cultural (8%); Artes e Serviços, estes dois com 7%; Política e Roteiros Turísticos, com 5%; e Ciência, Economia e Longevidade, com 3%; Esportes e Cursos, com 2%; e, finalmente, Espiritualidade, com 1%. Observe-se que Notícias locais, Educação e Saúde totalizam 54% entre os assuntos de maior interesse para os idosos, assuntos esses que se supõe poderem estar ligados à sua qualidade de vida. Poucos são aqueles que manifestam interesse pela Longevidade. No tocante ao ideário do idoso acerca da Internet, coloca-se, em primeiro lugar a praticidade e rapidez em obter informações; em segundo, que revolucionou o nosso mundo; e em terceiro, ajuda-me muito na qualidade de minha vida. Agrupando estes primeiros percentuais, constata-se, que o acesso à Internet, uma singularidade do século XXI (Castells, 2000) vem evidenciar - independentemente da categorização social (idade, sexo, nível cultural ou socioeconômico) -, que a praticidade, a rapidez, a eficiência e outras visões de como ser/estar no mundo virtualizado, são condições para a pessoa idosa posicionar-se como tendo qualidade de vida. Para uma minoria (3%), a Internet ainda é muito difícil de aprender; resposta esta que sinaliza ainda haver dificuldade na aquisição de novas linguagens (símbolos e ícones, termos em outra língua, a sintaxe da própria navegação etc.) e ferramentas da rede (Skype, Messenger, Facebook, Hi5, MySpace, Live Spaces etc.). É de se ressaltar que a aprendizagem dessas novas linguagens e ferramentais pode possibilitar uma qualidade de vida à pessoa idosa; se não melhor em todos os sentidos

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possíveis, diferenciada ao menos por aliviar-lhe custos financeiros ao beneficiar-se da rede para ligações nacionais e internacionais, por exemplo. Essa seria uma das hipóteses do maior uso da rede por parte dos idosos na comunicação com familiares, especialmente os distantes, mais do que ampliar a sua rede de amizade ou amenizar sua solidão, conforme atestam os parcos 2% obtidos com a resposta faz sentir-me menos só. Diante da pergunta sobre compras na Internet, constata-se que 78% dos respondentes não o fazem; 21% com resposta Sim; e 1%, Mais ou menos, entendendo-se aqui compras esporádicas. Similarmente às hipóteses anteriores, aqui também podemos indicar, nas respostas dos idosos, a falta de confiança nas empresas que oferecem produtos e serviços via Internet. Tal falta de confiança deve-se, muitas vezes, à complexidade surgida no momento de seleção de um produto/serviço, por exigir habilidades de aquisição muito recentes, ao se lidar na compra/pagamento on line: (i) primeiramente, a de um agudo discernimento diante do excesso visual de marcas, de produtos/serviços similares; diante da ausência muitas vezes do detalhamento necessário para a decisão por um ou outro; (ii) as habilidades presentes em certo grau de domínio da linguagem internáutica exigido para aquisição de um pretendido produto/serviço; (iii) certa prevenção não se desejando expor na tela dados pessoais e bancários; (iv) a necessidade de um acompanhamento (que se poderia qualificar como longitudinal) de uma compra on line que vai até o recebimento do produto/serviço, verificação se corresponde ao ajustado no momento da compra quanto à qualidade e seu pagamento; (v) além da preocupação com o rastreamento subsequente do endereço eletrônico do comprador on line pelo próprio mercado. Como resposta à pergunta você faria um curso pela Internet caso fosse necessário para conseguir trabalho?, obteve-se os seguintes resultados: 53% dos respondentes fariam se o fosse parcialmente pela Internet e parcialmente via presencial; 20% fariam, se totalmente pela Internet; 5% deles conversariam com familiares; e 22%, não fariam o curso. Interessante observar que apenas 22% não fariam o curso para conseguir trabalho, enquanto 73% o fariam, o que leva a supor que um curso via Internet é considerado pelas pessoas idosas fundamental para conseguir trabalho. Tais resultados fazem supor também que as pessoas idosas estão inseridas nesse novo formato de aprendizagem em rede ou multidirecional, o que implica um grande desafio para elas (Kachar, 2001), levando-se em conta que são pessoas de uma geração de educação pautada pela linearidade e que as novas tecnologias comunicacionais antes não faziam parte da sua formação, muito menos de sua condição existencial. E, por último, constata-se que 5% teriam que consultar seus familiares para se sentirem “licenciados” ao ingresso no curso.

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Discussão Conceitua-se Ambiente Virtual como o espaço que pode ser compartilhado por diferentes pessoas, a partir de pontos diversos de conexão, por meio da Internet (Behar, 2009). Tanto o Programa de Gerontologia da UCB-DF quanto o da PUC-SP (Nóbrega, Faleiros, Telles, 2009) dispõem de iniciativas de utilização dessas tecnologias de aprendizagem a distância que contemplam alunos acima dos 60 anos de idade (Miranda, Farias, 2009); daí essas duas instituições se sentirem credenciadas para realizar uma pesquisa interdisciplinar e interinstitucional a partir de conhecimentos comuns. Para subsidiar o desenvolvimento desta tecnologia direcionada ao cotidiano dos idosos, fez-se necessário em primeiro lugar realizar um diagnóstico situacional, foco do presente inquérito, pelo qual se pretendeu conhecer as necessidades e os interesses desse segmento de usuários. Nesta primeira etapa, propôs-se incluir idosos que já utilizavam a Internet, como uma das tecnologias que possibilitam a aprendizagem e que eles nos indicassem quais seriam seus temas de maior interesse e quais eram seus hábitos de navegação na Internet. Em sendo assim, compôs-se uma casuística que pode ser considerada como de nível sócio-cultural elevado para os padrões nacionais. A análise e a interpretação dos dados coletados e sistematizados para esta fase da investigação apontam, singularmente no caso das pessoas idosas, a tendência para uma internet com caráter de substitutibilidade ou complementaridade relativamente ao que lhes representam os “arranjos familiares” tradicionais: um resultado curioso e instigante a ser analisado com mais profundidade posteriormente (Ceccarelli, 2007). O trabalho com os dados advindos de pessoas idosas que fazem uso do computador+internet aponta para uma nova maneira de se experimentar a sociabilidade (Simmel, 1983). A pesquisa traz algumas surpresas, em que se destaca a seguinte: Internet é associada a eficiência e praticidade; por assim ser reconhecida, a Internet torna-se um veículo para buscar amigos ou encontrar novos, quando se está em solidão, autonomizando o idoso e liberando-o dos mais próximos, ao ampliar a rede de relações para além da familiar e assim por diante. Como principal produto conceitual do inquérito realizado, destaca-se a identificação de quatro noções categoriais que podem resumir os temas considerados como relevantes na visão dos idosos, manifestos nas respostas ao questionário, definidas nos seguintes eixos temáticos: (1) Saúde e Viver; (2) Interação Social; (3) Cidadania; e (4) Produtos e Serviços. Em Saúde e Viver, incluem-se os temas mais afeitos ao bem-estar propriamente dito: as mudanças físicas; a saúde psicológica; e ainda sobre o uso da Internet: a capacidade de aprendizagem e a qualidade de vida no trabalho. Esta se apresentou como uma das temáticas centrais para os idosos no uso das tecnologias. Sob o tema Interação Social, inserem-se as respostas relacionadas ao “mostrar-se ao outro”; as relações familiares, amorosas e sociais; o lazer; a ampliação da sociabilidade,

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temáticas que foram assinaladas pelos próprios idosos como as mais importantes. Sob a temática Cidadania, conjugam-se as falas sobre a inclusão e a exclusão digital-social; a educação continuada; o mercado de trabalho; a liberdade para expressão pessoal; e as necessidades digitais. Estas últimas, como o próprio nome indica, configuramse como condição necessária para a construção da qualidade de vida almejada por eles. Em Produtos e Serviços, situa-se a Internet como ferramenta de busca e de utilização de seus recursos, propiciando, dentre outras coisas, o acesso a contas bancárias, a compras, a cursos, a marcação de consultas etc., temáticas essas de grande interesse dos pesquisados.

Considerações Finais Nas próximas etapas da investigação, utilizar-se-ão as escalas já validadas (WHOQOL BREF e WHOQOL OLD), de acordo com Fleck, Chachamovich & Trentini (2006), para que se possa refletir sobre diversos aspectos dos dados coletados que, embora pontuados, ainda estão disponíveis à problematização, como os seguintes: (i) a partir do exercício no Ambiente Virtual de Aprendizagem (AVA), que faces das temáticas de preferência dos idosos ainda não se fizeram observar; (ii) de que habilidades se sustentam os níveis de manuseio do ferramental utilizado no AVA e o que isso significa para seus usuários; enfim, em que outros sentidos pode-se dizer que o AVA é capaz de contribuir significativamente para a melhoria da qualidade de vida dos idosos que nele interagem

Referências Behar, P. A. (2009). Modelos pedagógicos em educação a distância. Porto Alegre: Artmed. Bisognin, T. R. (2009). Sem medo dos internetês. Porto Alegre/RS: AGE. Castells, M. (2000). A era da informação: economia, sociedade e cultura. In: A Sociedade em rede. São Paulo: Paz e Terra, v. 1. Ceccarelli, P. R. (2007). Novas configurações familiares: mitos e verdades. Jornal de Psicanálise, 40(72), 89-102. Côrte, B., Mercadante, E. F., & Arcuri, I. G. (2005). Velhice, envelhecimento, complex (idade). São Paulo: Vetor. Fleck, M. P., Chachamovich, E., & Trentini, C. (2006). Development and validation of the Portuguese version of the WHOQOL-OLD module. Revista de Saúde Pública, 40 (5), 785-791. Goldenberg, M. (2011). De perto ninguém é normal. Rio de Janeiro: Edições Best Bolso. Miranda, L.M., Farias, S.F. (2009). As contribuições da internet para o idoso: uma revisão

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Abstract The article presents the main results of a research to understand and analyze the performance of two educational and community radio stations: Radio Cutivalú of Piura and Radio Marañón of Jaén, in the context of socio-environmental conflict generated by the Rio Blanco mining project (2005 -2007) located in a header basin in northeastern of Peru, whose sphere of influence includes the provinces of Huancabamba and Ayabaca in Piura region, and San Ignacio, in Cajamarca region. The study emphasizes the kinds of involvement and roles configured for both stations in the dynamics of social conflict.

Resumen ¿Son las radios educativas y comunitarias medios de comunicación las que promueven la violencia en contextos de conflicto socioambiental, como han sostenido algunas autoridades gubernamentales y un sector del empresariado vinculado a las industrias extractivas en el Perú? ¿Toman partido por las organizaciones sociales que se movilizan en contra de determinados proyectos mineros y energéticos? ¿Se trata, por el contrario, de medios de comunicación que informan desde una perspectiva imparcial, buscando principalmente puentes de diálogo entre las partes en conflicto? ¿O es que las radios educativas y comunitarias desempeñan diferentes roles en procesos de conflicto social, roles definidos principalmente a partir de sus enfoques o proyectos político comunicativos y en función de la propia dinámica y las fases de los conflictos, así como del comportamiento de los diversos actores involucrados? El presente artículo ofrece los principales resultados de una investigación orientada a conocer

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y analizar la actuación de dos emisoras educativas y comunitarias: Radio Cutivalú de Piura y Radio Marañón de Jaén, en el contexto del conflicto socio ambiental generado por el proyecto minero Río Blanco (2005-2007) ubicado en una zona de cabecera de cuenca, en el nororiente peruano, cuyo ámbito de influencia abarca las provincias de Huancabamba y Ayabaca, en la región Piura, y de San Ignacio, en la región Cajamarca1. El estudio pone énfasis en el tipo de involucramiento y en los roles configurados por ambas emisoras en la dinámica del conflicto social. No se centra en los relatos periodísticos construidos por las dos radioemisoras, es decir, en un análisis de los discursos radiofónicos sino más bien en los enfoques políticos y en los roles desempeñados como medios de comunicación y actores de sociedad civil en la dinámica y diferentes etapas del conflicto. Palabras clave: Comunicación, radios educativas y comunitarias, actividades extractivas, conflictos sociales.

La mayor parte de los estudios sobre conflictos sociales en el Perú, particularmente los trabajos realizados en la última década a propósito del incremento sostenido de los conflictos de carácter socioambiental, provienen de la ciencias sociales y ponen énfasis en tres niveles de análisis: las condiciones estructurales de conflictividad social existentes en el país, principalmente la pobreza y exclusión que experimentan comunidades andinas y amazónicas en cuyos ámbitos se implementan proyectos de carácter extractivo; el surgimiento y el carácter de nuevos movimientos sociales a raíz del incremento de la actividad minera desde la segunda mitad de la década del 90, así como sus estrategias de acción pública y recursos puestos en práctica; y, el curso de conflictos sociales específicos: etapas, coyunturas, roles de los actores y desenlaces2. Se trata de publicaciones que reúnen aproximaciones teóricas, metodológicas y estudios empíricos respecto a conflictos sociales vinculados al desarrollo de actividades extractivas. Estos trabajos permiten concluir, al menos de manera general, que la dinámica de los conflictos está altamente influida por condiciones estructurales de conflictividad social: profundas asimetrías y fracturas sociales y económicas; la aparición de nuevos actores sociales (organizaciones populares e indígenas) en el ámbito de las poblaciones afectadas por la minería; por algunos actores empresariales que desarrollan prácticas tradicionales de verticalidad (y abuso de poder) en sus relaciones con las comunidades y por otros que intentan desarrollar políticas y estrategias más modernas, permeadas en algunos casos por programas de responsabilidad social empresarial; y, finalmente, por la débil y en algunos casos inadecuada presencia estatal en las zonas de conflicto, con énfasis en la promoción 1  La investigación ha sido auspiciada por el Departamento Académico de Comunicaciones de la PUCP y el Centro de Competencia en Comunicación de la Fundación Friedrich Ebert (C3). 2  Puede verse los trabajos de De Echave et. al (2009); De Echave, Hoetmer y Palacios (2009); Grompone y Tanaka (2009) entre otros.

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de la inversión privada (nacional y extranjera) y no tanto en el cumplimiento de un rol regulador y fiscalizador de la actividad extractiva. Surgen como recomendaciones generales la necesidad de contar con una autoridad ambiental autónoma del Ministerio de Energía y Minas, capaz de tomar decisiones vinculantes respecto a la aprobación de los estudios de impacto ambiental, condición necesaria para avanzar en procesos de exploración y explotación de recursos minerales y energéticos; implementar procesos de ordenamiento territorial con participación de los gobiernos subnacionales (regionales y locales); generar y/o fortalecer mecanismos de participación ciudadana. En buena cuenta, avanzar en un procesamiento institucionalizado de los conflictos sociales. Sólo algunos estudios de caso elaborados desde las ciencias sociales incorporan una aproximación -tenue- sobre el rol de los medios de comunicación en la dinámica de los conflictos sociales. Así, en relación con el conflicto vinculado al proyecto Río Blanco, en la sierra de la región Piura, Revesz sostiene que los medios ‘’... adoptan diversas posiciones en el proceso, cumpliendo voluntaria o involuntariamente funciones que van más allá de lo meramente informativo. Tienen un rol en la formación y difusión de opiniones y posiciones, y sobre todo transmiten y transportan el conflicto hacia otros escenarios” (2009b: 48). Se reconoce que los medios de comunicación de alcance local y regional, así como los medios nacionales y espacios y redes internacionales, se constituyen como actores importantes en la dinámica de los conflictos sociales, pero no se ha avanzado en un estudio a profundidad sobre este campo. Desde la investigación en comunicación vinculada al campo del desarrollo, Macassi y Subauste (2009) y Macassi (2010) han elaborado aproximaciones respecto al rol de los medios y periodistas en situaciones de conflictividad social. A través de estudios de análisis de contenido de medios de comunicación, Macassi sostiene que a diferencia de los medios de alcance nacional, los medios de comunicación locales ofrecen una cobertura bastante sostenida de los conflictos sociales, desde las fases de latencia y escalamiento, hasta las etapas de crisis, eventualmente de violencia, y de procesamiento de los conflictos por la vía del diálogo. Para estos autores, los medios locales se debaten entre el rating y su responsabilidad ética vinculada a su rol de información y orientación de la opinión pública. La propia dinámica del conflicto, las posiciones asumidas por periodistas y medios, así como la débil preparación profesional de los primeros para afrontar la cobertura, generarían la pérdida de una oportunidad para aportar -desde una posición como terceros en los conflictos- al procesamiento por la vía institucional y del diálogo. En el marco de una investigación sobre el conflicto vinculado a la Hidroeléctrica de Inambari, en el sur andino del Perú, Willer (2010) encontró tres tipos de roles desempeñados por medios y periodistas en el marco de conflictos sociales. El rol de mediador, en tanto medios y periodistas intentan abrir espacios de participación y diálogo para la búsqueda de acuerdos entre comunidades, Estado y empresas. El rol de mediador se acentuaría especialmente cuando las autoridades estarían a punto de tomar decisiones

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sustantivas en el marco de situaciones de conflictividad social. El segundo rol sería el de abogado a favor de la parte percibida como la más débil en el marco de un conflicto, generalmente poblaciones ubicadas en las zonas de ejecución e impactos posibles de proyectos extractivos. Medios y periodistas contribuirían, desde un rol de abogados en el espacio público mediático, a visibilizar la problemática de los conflictos y conocer las carencias e impactos que afrontan generalmente organizaciones sociales y comunidades indígenas. El tercer rol sería el de representante o vocero de una de las partes, lo cual ubicaría al medio y/o al periodista prácticamente como parte directamente involucrada, sin legitimidad social para mediar en alguna etapa crítica del conflicto o parar dar espacio a la otra parte confrontada. En la línea de análisis y reflexión de un trabajo anterior respecto al rol de las radios educativas y comunitarias en el marco de conflictos socioambientales (Acevedo 2009), sostenemos que estas emisoras construyen roles diferenciados -no estáticos sino más bien cambiantes pero a la vez coherentes desde sus perspectivas institucionales- en el marco de conflictos sociales. Parten de una visión crítica respecto a la minería, promueven la defensa de los derechos humanos y la protección del medioambiente, se ubican por ello en una posición afín a las comunidades a las que perciben como las principales afectadas por los proyectos extractivos. Pueden incluso ser parte -en determinados momentos- del tejido organizativo confrontado con el Estado o con las empresas extractivas, adoptando una posición a la que no pocas veces se la ha definido como radical, pero ello nos les impide desarrollar un seguimiento informativo y una labor de alerta en la etapa de latencia del conflicto, y configurarse también como mediadores incluso en los momentos de mayor tensión, contribuyendo de esta manera a la búsqueda de alternativas institucionalizadas de diálogo y procesamiento de los conflictos.

El contexto del conflicto El proyecto minero Río Blanco se encuentra ubicado en el noreste de la región Piura, en el norte del Perú, cerca de la frontera con el Ecuador. Existen dos rutas de acceso a la zona del proyecto, una desde la localidad de Carmen de la Frontera (Piura) y la otra a través de la localidad de Namballe, provincia de San Ignacio, región Cajamarca. El proyecto está en el área de drenaje del Río Blanco. La zona tiene influencia en tres quebradas: Cañón de Maíz, Quebrada Parradota y Quebrada El Gallo. Según la Red Muqui, conformada por organizaciones ambientalistas, las cerca de 6500 hectáreas concesionadas a la empresa minera Majaz (subsidiaria de Monterrico Metals), actualmente Río Blanco Cooper S.A., se encuentran ubicadas –de manera irregular- en los terrenos de las comunidades campesinas de Segunda y Cajas y de Yanta, forman parte además de un bosque

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de neblina que contribuye con el control de la calidad del flujo de agua que drena desde los páramos (3000 metros sobre el nivel del mar) a zonas más bajas. Aparte de alterar el ecosistema de las zonas altas, el proyecto impacta en las actividades agropecuarias que se realizan en localidades más bajas3. El proyecto, que implica explotación de cobre y molibdeno, está concebido para ejecutarse con tajo abierto y su duración aproximada es de poco más de 30 años. El estudio de impacto ambiental realizado en el marco del proyecto ha tenido serias observaciones, al igual que el carácter de la concesión en tanto afecta tierras de una comunidad campesina4. Por ello, organizaciones sociales de cada una de las zonas afectadas, tanto de la región Piura como de la región Cajamarca, se han movilizado desde el año 2003 planteando la inviabilidad ambiental y social del emprendimiento minero. El conflicto causado por las implicancias sociales y ambientales del proyecto minero Río Blanco constituye uno de los más de doscientos conflictos sociales que experimenta el Perú, buena parte de ellos vinculados a actividades de carácter extractivo5. Las movilizaciones sociales en el marco del conflicto han sido reprimidas con extrema dureza. Así por ejemplo, según la organización SERVINDI6, en abril del año 2004 el comunero Remberto Herrera murió por impacto de una bomba lacrimógena en el marco de una marcha de protesta en contra del proyecto en la provincia de Huancabamba, Piura. En julio del año 2005, una marcha de comuneros y miembros de organizaciones sociales hacia el campamento del entonces proyecto Majaz tuvo como resultado la muerte de una persona (el comunero Melanio García) y la tortura de 32 de los manifestantes, entre varones y mujeres, en el propio campamento de la empresa y como resultado de una cuestionada actuación de las fuerzas policiales. En el año 2007 los alcaldes de los distritos de Carmen de la Frontera (Provincia de Huancabamba), y de Ayabaca y Pacaipampa (Provincia de Ayabaca) convocaron a una consulta vecinal para que la ciudadanía se pronuncie sobre el proyecto Río Blanco. Aproximadamente un 95% de quienes concurrieron a la consulta se manifestó en contra del proyecto7. El gobierno presidido por Alan García trató de desprestigiar el proceso así como a las autoridades locales organizadoras, organizaciones de sociedad civil y a medios de comunicación que mostraron una posición favorable a la consulta8. Dos años más tarde, en noviembre del 2009, tres personas murieron cuando un grupo 3  Ver al respecto http://www.muqui.org/index.php?option=com_content&view=article&id=272:piura-caso-huancabamba-proyecto-rblanco&catid=14:observatorio-de-conflictos&Itemid=16 (Consulta: 15 de octubre del 2012). 4  Cabe señalar que en agosto del año 2006, La Defensoría del Pueblo remitió una comunicación a la entonces viceministra de Minas, Rosario Padilla, en la que remarcaba varias irregularidades en los procedimientos administrativos de autorización de exploración en el marco del proyecto Río Blanco. 5  Según la Defensoría del Pueblo, en el mes de enero del 2012, se registraban 228 conflictos en diferentes regiones del país, de los cuales 153 (67%) tenían un carácter activo y 75 (33%) eran conflictos latentes. La mayor parte de los conflictos se concentra en zonas de pobreza y extrema pobreza. 6  Al respecto puede verse: http://servindi.org/actualidad/70660 (Consulta: 10 de octubre del 2012). 7  Con información tomada de: http://www.todosobrerioblanco.com/ (Consulta: 10 de octubre del 2012). 8  El Ministerio de Energía y Minas, a través de un spot radial, señaló que la Defensoría del Pueblo había declarado “improcedente” la consulta vecinal. La versión fue desmentida por la ex Defensora del Pueblo, Beatriz Merino.

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armado atacó el campamento minero de la empresa Río Blanco Cooper S.A. Las fuerzas policiales reaccionaron violentamente, lo que provocó la muerte de dos integrantes de la ronda campesina del caserío de Cajas Canchaque9. En razón de sus ámbitos de cobertura y actuación, tanto Radio Cutivalú de Piura como Radio Marañón de Jaén, Cajamarca –ambas emisoras promovidas por la Compañía de Jesús, congregación religiosa con una significativa presencia en América Latina y el Perú- han realizado un seguimiento informativo permanente a los sucesos vinculados al conflicto, y han participado también en espacios y redes de acción colectiva, conformadas en el ámbito de la sociedad civil, para brindar soporte a las organizaciones sociales y comunidades afectadas, así como para promover puentes de diálogo orientados a facilitar el procesamiento pacífico del conflicto. La actuación de estas emisoras, como se verá más adelante, ha estado enmarcada en sus respectivos proyectos institucionales y se ha visto afectada también por la propia dinámica y por las etapas de escalamiento y crisis por las cuales ha atravesado el conflicto.

Las emisoras y sus proyectos político comunicativos Radio Cutivalú de Piura10 La radio empieza sus operaciones en octubre de 1986, promovida por el Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA) a través del Instituto Teleducativo Los Tallanes, ambas organizaciones creadas por la Compañía de Jesús. Inicialmente, la emisora fue concebida como una herramienta informativa para la promoción del desarrollo en la región, fortaleciendo y a su vez ampliando el número de beneficiarios (indirectos) de los proyectos de promoción del campesinado ejecutados por el CIPCA, a manera de un “altoparlante” institucional. Sin embargo, al poco tiempo de iniciar sus operaciones los directivos y el equipo de trabajo de la radio fue re-definiendo su perfil y su identidad comunicativa en la idea de constituirse en un espacio para la participación popular, principalmente de sectores campesinos y urbanos marginados de la región Piura. Implementó un conjunto de programas informativos y educativos cuyo eje transversal era la participación de los sectores populares. Participación política y social pero también de carácter cultural a través de la música y la narrativa regional, escrita y oral. 9  Años más tarde, según informa SERVINDI “En julio de 2011 Monterrico Metals, empresa británica propietaria de la minera Río Blanco Cooper S.A. (…) aceptó indemnizar a 28 campesinos que fueron torturados en la sede del campamento minero en el año 2005”. En: http://servindi.org/actualidad/70660 (Consulta: 10 de octubre del 2012). 10  La aproximación al itinerario y al proyecto político comunicativo institucional ha sido elaborada en base al documento (interno) Proyecto Político Comunicativo de Radio Cutivalú, de mayo del 2011, y a un conjunto de entrevistas sostenidas con miembros de la emisora durante el año 2011.

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La radio generó así mismo una red regional de corresponsales, en su mayoría educadores y comunicadores sin estudios universitarios, pertenecientes a diferentes localidades de la costa y sierra piuranas. Los corresponsales se constituyeron en una especie de voceros de sus propias comunidades, en una región que -como otras en el Perú- ha tendido a reproducir el centralismo político, económico e informativo característico del país. Los integrantes de la radio, una combinación de jóvenes comunicadores11 con experimentados promotores y educadores del CIPCA, tuvieron en los primeros años un intenso proceso de formación política y capacitación en materia de recursos y formatos educativos y comunicativos12, en el que se puso énfasis en el rol político y cultural de la radio en la región, en la importancia del conocimiento y diálogo con los principales públicos de la radio, así como en la necesidad de responder a las problemáticas estructurales (pobreza y exclusión) pero también a los asuntos coyunturales propios de toda agenda periodística. En la década de 1990 la radio asume una actitud crítica con relación al autoritarismo y la corrupción desplegada por el gobierno de Alberto Fujimori, además cuestionó severamente en sus espacios informativos y de opinión la aplicación del programa económico de ajuste estructural y sus impactos en los sectores más pobres. En los años 90 Radio Cutivalú fortaleció su vínculo con la Coordinadora Nacional de Radio (CNR), red de emisoras educativas y comunitarias integrada por unas 60 experiencias de comunicación en diversas regiones del país. Mediante su participación en la red, la radio proveyó de información y de visiones regionales a diversas emisoras del país, y canalizó a través de sus programaciones, perspectivas críticas respecto a la situación política y económica del país, proporcionadas por las emisoras y equipos de producción integrantes de la red. Radio Cutivalú participó, en el marco de CNR y conjuntamente con otros medios independientes, en un esfuerzo permanente de investigación y denuncia de casos de corrupción y violación de derechos humanos perpetrados por el gobierno fujimorista. En el contexto de la segunda (e ilegal) reelección de Fujimori, la radio desplegó una intensa cobertura de la marcha de los Cuatro Suyos, movilización política y social que se desarrolló en julio del año 2000 en contra del régimen autoritario. A principios de la década del 2000, en los inicios del proceso de transición democrática, Radio Cutivalú desarrolló un seguimiento permanente al conflicto entre el Comité de Defensa de los Intereses de Tambogrande y la empresa canadiense Manhattan, originado por el proyecto para explotar oro y otros minerales en el Valle de San Lorenzo y en la propia localidad de Tambogrande, pese al rechazo mayoritario de la población de la zona pues la iniciativa amenazaba con afectar severamente la actividad agrícola y transformar 11  Un parte importante de los periodistas y productores que participaron en la etapa fundacional de la radio y permanecieron en la emisora hasta los años del conflicto, estudiaron (paradójicamente) en la Universidad de Piura, centro de estudios de carácter conservador promovido por el Opus Dei. 12  Durante los cinco primeros años se realizan talleres de formación y capacitación, los cuales fueron conducidos por comunicadores y capacitadores de reconocida trayectoria en el ámbito de la educación radiofónica en América Latina, algunos de ellos con una valiosa experiencia previa en radios populares y educativas en la región: José Ignacio López Vigil, Amable Rosario, Amparo Cadavid, Andrés Geerts, Manuel Calvelo, entre otros.

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radicalmente la forma de vida de la gente. La radio inicia entonces una actuación sostenida en el marco de conflictos sociales vinculados a la actividad minera en la región Piura. Actualmente Radio Cutivalú tiene como misión ser un espacio de comunicación, diálogo e incidencia social y política, para que mujeres y hombres de la región Piura ejerzan sus derechos ciudadanos, se reconozca y respete sus identidades culturales, religiosas, políticas y de género, y contribuyan desde el campo de la sociedad civil a la construcción de una sociedad más justa y solidaria13.

Radio Marañón de Jaén, Cajamarca14 Radio Marañón fue creada con la finalidad de promover el desarrollo integral de los habitantes de las provincias de San Ignacio y Jaén, en la región Cajamarca. Promovida por el Vicariato Apostólico de San Francisco Javier del Marañón15, la radio comienza su período de prueba en el año 1976. La misión original de la radio fue consolidarse como una emisora educativa, dedicada a alfabetizar a la población campesina. Al poco tiempo de su salida al aire, Radio Unión de Lima le obsequió 300 receptores de radio exclusivos para sintonizar la programación educativa de la emisora jesuita. Testimonios recogidos durante la investigación sostienen que la gente del campo, reunidos en grupos en locales comunales, escuchaba los programas educativos producidos por profesores y productores radiales, y afianzaba de esta manera sus procesos de aprendizaje. A principios de la década de 199016, con la llegada de los sacerdotes Ubaldo Ramos y Luis Távara, la radio redefine su perfil comunicativo teniendo como principal referente político y comunicativo a Radio Cutivalú. Deja de ser una radio educativa y evangelizadora en un sentido más o menos tradicional, para transformarse en una emisora participativa, interesada en promover los derechos humanos, la democracia participativa y la protección del medioambiente en la zona. En el marco de su relanzamiento, en el año 1993, Radio Marañón completó su proceso de integración a la Coordinadora Nacional de Radio (CNR) y en el año 1994 fue aceptada como miembro de la Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica (ALER), con sede en Quito, casi simultáneamente se integra a la Asociación Mundial de Radios Comunitarias (AMARC - ALC). La radio convocó a concurso público para seleccionar el nuevo equipo de productores y capacitadores. A diferencia de Radio Cutivalú, una parte importante de las personas seleccionadas no contaba con estudios universitarios en periodismo o comunicaciones, en 13  Plan Estratégico de Radio Cutivalú (2011-2013). Documento Interno. Piura, 2012. 14  La aproximación al itinerario y al proyecto político comunicativo institucional ha sido elaborada en base al documento (interno) Proyecto Político Comunicativo de Radio Marañón, de febrero del 2012, y a un conjunto de entrevistas sostenidas con miembros de la emisora entre febrero del 2011 y marzo del 2012. 15  Conducido también por la Compañía de Jesús. 16  Entrevista con Francisco Muguiro, S.J. realizada en Jaén, Cajamarca, el 23 de febrero del 2011.

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algunos casos se trataba de educadores. La emisora inició entonces un intenso proceso de pasantías –en CNR y ALER- para fortalecer las capacidades del nuevo personal. En este marco, en el año 1993 la radio informa y acompaña la movilización social en favor de la protección de los bosques de la provincia de San Ignacio. Una empresa había recibido una concesión durante el gobierno de Alberto Fujimori para explotar recursos forestales en dicha zona, y con la finalidad de contrarrestar la movilización campesina en su contra desplegó una serie de ataques públicos en contra del comité de defensa de los bosques de San Ignacio, conformado por organizaciones sociales de la zona. La radio también fue víctima de ataques, su director, Luis Távara, y algunos de sus periodistas fueron amenazados debido a su trabajo informativo y de investigación con relación a los perjuicios ambientales de la concesión otorgada. Durante los años 90, al igual que Radio Cutivalú de Piura, Radio Marañón se convierte en un medio crítico del gobierno de Fujimori. Cuestiona su carácter autoritario, la sistemática violación de los derechos humanos en el marco de la lucha contra la subversión, así como la política económica de corte neoliberal, considerada sumamente concesiva con el capital extranjero y nacional, a su vez atentatoria con relación a los derechos de comunidades indígenas y campesinas afectadas por diversos proyectos extractivos. Al igual que Radio Cutivalú, Radio Marañón promueve una red de corresponsales en diversas localidades de la región, especialmente en las provincias de San Ignacio y Jaén. En diciembre de 1999, asume la dirección de la radio el sacerdote Francisco Muguiro, integrante del Consejo Directivo del CIPCA y también de INTELTA, como consecuencia de ello se estrecha la relación entre ambas emisoras. En los primeros años del nuevo siglo, la radio participa activamente en espacios de diálogo y concertación provincial y regional, como la Mesa de Concertación para la Lucha contra la Pobreza, constituyéndose como un actor social protagónico en la región más allá de su rol como medio de comunicación. En concordancia con la pastoral social del Vicariato, la radio acentúa el tratamiento de temas sensibles para la población rural de las provincias de Jaén y San Ignacio, especialmente el problema de los impactos sociales y ambientales desencadenados en la zona por proyectos mineros y de explotación de recursos forestales. La radio ve repotenciada su capacidad de cobertura en la ciudad de Jaén y localidades aledañas con la adquisición y puesta en funcionamiento de FM Stereo Marañón, que desarrolló una programación dirigida especialmente a jóvenes habitantes de la ciudad y alrededores, incorporando en la nueva señal los noticieros y programas de opinión que contaban con una significativa audiencia. Actualmente, la radio se autodefine como un proyecto evangelizador, un espacio de encuentro intercultural, que ayuda a generar una sociedad articulada, organizada, digna y solidaria. Una emisora regional, educativa, informativa, evangelizadora, popular, cultural, campesina e inclusiva. Una radio defensora de los derechos humanos, con com-

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promisos social, evangelizador, participativa, educativa, referente y actor social, intenta ser del pueblo17.

El rol de las radios en el marco del conflicto Posturas de partida Tanto Radio Marañón como Radio Cutivalú de Piura son proyectos comunicativos y educativos promovidos por un sector progresista de la Compañía de Jesús. Desde sus bases programáticas fundacionales, en el caso de Radio Cutivalú, y desde su redefinición institucional a principios de la década del 90, en el caso de Radio Marañón, ambas emisoras se han definido como medios de comunicación que acompañan y a la vez son parte del movimiento popular, campesino e indígena. Se ubican “en el corazón del pueblo”. Es decir, sus posiciones de partida se sitúan en el ámbito del movimiento social, promoviendo la visibilidad de los sectores populares y rescatando las problemáticas, las alternativas de cambio, así como sus estéticas y lenguajes. Ambas radios abren espacios de participación ciudadana en la radio, en cabina o a través del teléfono, o desplazándose a mercados, plazas y espacios públicos con el objetivo de tratar participativamente las problemáticas más sentidas en diversas localidades. Se trata de emisoras que no conciben el ejercicio periodístico y comunicativo como neutral y objetivo, sino que tienen abiertamente una opción política a favor de los derechos ciudadanos de sectores populares, rurales e indígenas, perspectiva desde la cual desarrollan su trabajo informativo y abren espacios para la participación ciudadana, para el diálogo y el debate sobre asuntos de interés público local y regional, incluso convocando a actores opuestos o críticos a sus posiciones editoriales. Desarrollan, desde sus perspectivas, un periodismo “al servicio” de los sectores empobrecidos y marginados. Ambas emisoras tienen una vocación de actuación social y política en sus ámbitos de influencia. Una de las vías para ello tiene que ver con la dinámica de producción radiofónica y su incidencia en las agendas públicas locales y regionales, además de la articulación que tejen permanentemente con la CNR y otras redes o plataformas especializadas en el ámbito nacional: movimientos medio ambientalistas, por la equidad de género, por la descentralización, por la defensa de los derechos humanos. Así mismo, una vía de conexión muy importante con poblaciones rurales y urbano marginadas de Piura y Cajamarca la constituyen las redes de corresponsales o agentes de comunicación, entre 60 y 70 integrantes en cada caso. Los corresponsales no son en su mayoría periodistas formados en universidades, son más bien educadores y líderes sociales con legitimidad en sus respectivas comunidades. Varios de ellos son, en este sentido, una 17  Proyecto Político Comunicativo de Radio Marañón. Documento Interno. Jaén, 2012.

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especie de “voceros” de sus comunidades. Desde este rol informan, relatan y juzgan lo que pasa en sus localidades, promoviendo la participación de la gente a través de sus reportes periódicos y en los diversos espacios de las programaciones de las radios. La otra vía de actuación social y política en sus respectivas regiones es la participación en espacios de concertación y vigilancia configurados por organizaciones de sociedad civil. Ambas radios participan y en algunos casos lideran espacios de concertación sobre políticas regionales de género, respecto a políticas y estrategias de lucha contra la pobreza, con relación a la promoción de un desarrollo sustentable, entre otros temas de articulación y acción colectiva de carácter local y regional. En suma, las radios afrontan la cobertura y el tratamiento periodísticos de los conflictos socioambientales desde un tipo de política editorial e institucional que las ubica en el lugar de las comunidades y sus demandas, en el ámbito del movimiento social, sin que ello signifique necesariamente que pierdan una actitud crítica con relación a las organizaciones populares y mucho menos que no afronten dilemas y tensiones institucionales principalmente en etapas de crisis y violencia en el marco de conflictos sociales. Enfrentan los conflictos -editorialmente y desde su actuación en espacios de concertación y vigilancia de la gestión pública- desde la no neutralidad pero afirmando la importancia de la pluralidad de actores y voces en sus programaciones.

Escenarios de actuación En general, la actuación de ambas emisoras en contextos de conflicto social es influida por decisiones y comportamientos que adoptan otros actores en cuatro escenarios o arenas sociopolíticas interrelacionadas. Dos de estos escenarios se ubican en el ámbito interno (institucional) y los otros dos en el ámbito externo. En el ámbito interno, al tratarse de radios promovidas por la Compañía de Jesús, a través del CIPCA y de INTELTA en el caso de Radio Cutivalú y en el marco del Vicariato Apostólico de San Francisco Javier del Marañón, en el caso de Radio Marañón, ambas emisoras definen sus proyectos político-comunicativos y sus estrategias de intervención a partir de las orientaciones generales de la congregación. En situaciones de conflictividad social y política, los directivos de la radio consultan la opinión de miembros de la congregación y de laicos de confianza que forman parte de los directorios institucionales vinculados a las emisoras. En los casos estudiados la congregación ha respaldado la actuación de los responsables directos de las radios –los directores- y ha contribuido a que las emisoras perfilen sus roles principalmente en períodos de crisis y confrontación, enfatizando la importancia del diálogo sobre el reconocimiento de la problemática de las comunidades. También en el campo interno, es importante reconocer el rol que cumplen los periodistas, productores y corresponsales de las emisoras en las definiciones editoriales de las emisoras. Se trata, en buena parte de casos, de comunicadores y comunicadoras que

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han optado por trabajar en las radios para experimentar una especie de militancia política no partidaria, una particular combinación de profesionalismo y de apuestas políticas por el cambio a través de la comunicación social y el periodismo. Las visiones de periodistas, productores y corresponsales son –en general- críticas a la actividad minera, y tratan de situarse desde la problemática y las preocupaciones de las comunidades afectadas, especialmente los corresponsales. Sin embargo, en el marco de una visión crítica compartida pueden encontrase tendencias orientadas hacia la búsqueda del diálogo y la concertación, como también a la confrontación mediática especialmente cuando las emisoras y las organizaciones sociales sufren ataques por parte del gobierno y de las empresas mineras. Estas posiciones se expresan en los noticieros y programas de análisis y opinión. Configuran tensiones internas que en el transcurso del conflicto son procesadas al interior de las radios y en permanente diálogo entre los directivos y los miembros de la congregación. En el ámbito externo es posible identificar un primer escenario configurado por las redes y espacios de concertación (locales, regionales y nacionales en algunos casos) integrados por organizaciones de la sociedad civil en los cuales participan. Las posiciones iniciales de ambas emisoras y sus decisiones en el marco del conflicto son también influenciadas por el carácter de los debates y de las intervenciones que se generan en el marco de dichos espacios. Los colectivos pueden influir en los roles que desarrollan las emisoras (pueden liderar o ser parte de acciones colectivas) así como en las posiciones que adoptan (confrontacionales u orientadas más bien al diálogo y la búsqueda de acuerdos). La otra arena (externa) está configurada por el espacio político y público mediático en el cual operan el Estado (gobierno nacional, gobiernos regionales y locales), las empresas mineras, los medios de comunicación nacionales y locales, diversas organizaciones de sociedad civil no relacionadas directamente con las radios en el marco de espacios y redes de concertación (gremios empresariales y colegios profesionales), así como la propia opinión pública local y regional expresada mediante encuestas y otras formas de participación en el espacio público, como foros y consultas ciudadanas. Este cuarto escenario es, en la dinámica del conflicto, el más relevante para la actuación pública de las emisoras en tanto constituye una arena inherente a cualquier medio de comunicación con pretensión de influir en las agendas públicas y decisiones políticas. Las posturas y actuaciones de los actores directa e indirectamente involucrados en los conflictos impactan en las emisoras en el sentido de desencadenar posiciones más dialogantes y concertadoras o más bien posturas con un carácter más confrontacional.

Información y denuncia tempranas El carácter regional y a la vez descentralizado de ambas emisoras ha posibilitado que desplieguen un esfuerzo informativo permanente con relación al conflicto generado por

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el proyecto minero Río Blanco. Desde principios de la década pasada, ambas emisoras profundizaron su interés por informar y promover el debate respecto a las implicancias sociales y ambientales del proyecto. A través de numerosos despachos de corresponsales ubicados en las zonas de influencia del proyecto, y también mediante los programas producidos centralizadamente en Piura y Jaén, ambas radios abrieron espacios de participación y diálogo principalmente –pero no de manera exclusiva- a autoridades y dirigentes de los distritos y comunidades afectadas por la iniciativa minera. Informaron y trataron ampliamente también las irregularidades asociadas a la concesión minera, con determinaciones poco transparentes por parte del gobierno central en favor de la empresa. Los esfuerzos periodísticos de ambas emisoras han tenido eco en el espacio nacional, principalmente a través de su participación en la Red Informativa Nacional de la Coordinadora Nacional de Radio, servicio informativo producido y difundido por decenas de emisoras locales y regionales a lo largo y ancho del país, y también en el portal de noticias de la misma institución. Así mismo, ambas emisoras se han vinculado con otras redes y medios de comunicación de alcance nacional18, proporcionando información y elementos de análisis a lo largo de varios años. Así, anunciaron e informaron acerca de la movilización de organizaciones comunales realizada en el año 2004 en la provincia de Huancabamba, en Piura. Denunciaron las circunstancias en las cuáles un comunero resulto muerto. Informaron tempranamente también acerca del temperamento de las organizaciones sociales luego de los sucesos de Huancabamba, y acerca de la preparación y realización de la movilización realizada en julio del año 2005, una marcha masiva hacia el campamento del proyecto minero que culminó con la muerte de una persona y con el secuestro y tortura de más de 30 comuneros de la zona. Las radios no afrontaron periodísticamente el conflicto únicamente en sus etapas de crisis y violencia, lo hicieron en la etapa de latencia y de escalamiento, tratando de cumplir desde sus perspectivas editoriales un rol de alerta y prevención de las situaciones de crisis y violencia que finalmente se desencadenaron. Tanto Radio Marañón como Radio Cutivalú, dos años más tarde, informaron y alentaron desde sus programaciones la consulta vecinal respecto al proyecto Río Blanco convocada por los alcaldes de los distritos de Carmen de la Frontera, Ayabaca y Pacaipampa en la región Piura. Ambas emisoras transmitieron en directo el desarrollo de la consulta y sus resultados, no sólo para sus respectivas audiencias, sino también a nivel nacional e internacional a través del servicio informativo de la CNR. A lo largo del proceso brevemente descrito, ambas radios fueron objeto de ataques por parte de autoridades gubernamentales y medios de comunicación, tanto en sus respectivas regiones como también en el ámbito nacional. Se las ha calificado, como se 18  Destacan por ejemplo el diario La República, Ideéle Radio, entre otros medios críticos de la actividad minera sin responsabilidad social y ambiental.

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explicará más adelante, como emisoras “antimineras”. Incluso se las ha llegado a caracterizar, sin fundamento, como medios de comunicación al servicio de sectores radicales y violentistas opuestos a la inversión privada.

Las radios al servicio de la causa de las comunidades Según directivos y periodistas de ambas emisoras, las radios no están en contra de la actividad minera en general, sino en contra de proyectos mineros que no cumplen con estándares medioambientales mínimos y avasallan los derechos de las comunidades, contando para ello con la anuencia y complicidad de algunas autoridades gubernamentales19. Esta postura es coherente con respecto a sus proyectos institucionales, no limitaría sin embargo su capacidad para abrir espacios a las voces empresariales y gubernamentales favorables a los proyectos extractivos, así como a voces de otros actores con visiones no polarizadas: colegios profesionales, ONG no ambientalistas, universidades, centros de investigación y gremios empresariales no vinculados al sector minero. Desde las emisoras se percibe que la causa de las comunidades afectadas por el proyecto Río Blanco es justa. Pero además, se tiene la convicción de que las organizaciones comunales opuestas al proyecto afrontan un conflicto en el marco de una profunda asimetría, pues es sumamente superior la capacidad de movilización de recursos económicos e influencias políticas que puede movilizar una empresa minera en comparación con las capacidades de influencia de las organizaciones sociales. Así mismo, se percibe que el Estado a nivel del gobierno nacional se ha convertido en un abierto impulsor de la actividad minera y despliega su capacidad coercitiva para atenuar, y en algunos casos reprimir violentamente, las protestas sociales. En articulación con la acción directa de la empresa minera y del gobierno, otros actores han intervenido en la formación de corrientes de opinión en los ámbitos locales, regionales y nacionales a favor del proyecto. En el ámbito nacional, es importante el rol promotor de la inversión en actividades extractivas desplegado por la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía, a través de un cabildeo directo con las autoridades gubernamentales, se especula también mediante el financiamiento de campañas electorales, así como a través de costosas campañas publicitarias de amplia difusión en medios de alcance nacional. En el campo de las comunicaciones, destaca el rol cumplido principalmente por los grupos mediáticos El Comercio (con predominio en la prensa nacional y con participación mayoritaria en un canal de señal abierta y otro de cable), el grupo EPENSA (el segundo grupo con predominio en el sector de medios impresos) y el grupo RPP (el grupo más poderoso en el ámbito de la radio)20. En los ámbitos locales y regionales, diversos medios 19  Entrevista con Francisco Muguiro, realizada en Jaén el 23 de febrero del 2011. 20  En el Perú se ha configurado un alto nivel de concentración mediática. Tanto en radio y televisión como en el sector de la prensa, los cuatro primeros operadores superan el 75% de participación en el mercado de audiencias promedio y de inversión publicitaria. Además, la legislación peruana no establece límites a la propiedad cruzada de medios de

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de comunicación y periodistas se han sumado a una serie de campañas publicitarias y propagandísticas a favor de la iniciativa empresarial. Buena parte de estos medios enarbola la bandera de la objetividad periodística, pero son en la práctica poco “objetivos” en el sentido de informar lo que ven y registran (debido a la autocensura), y escasamente plurales. Caracterizado así el escenario local y nacional en el que las comunidades despliegan sus esfuerzos de resistencia y lucha en contra del proyecto minero, las radios educativas y comunitarias se convierten en sus aliados casi naturales. “La gente de las comunidades, frente a un Estado ausente o que se sitúa a favor de las empresas mineras, no tiene a quién recurrir… entones viene a la Iglesia, a la radio, nos pide ayuda pues se siente sola en sus esfuerzos por defender sus derechos”21. Y las dirigencias de las comunidades afectadas por la minería, están convencidas a su vez que la construcción de alianzas con medios y redes locales, nacionales e internacionales, les abre la posibilidad de visibilizar sus problemáticas en otras arenas o ámbitos, y de influir en ciertos sectores de la opinión pública a favor de sus causas. Así por ejemplo, para Francisco Ojeda, alcalde de Tambogrande y ex presidente del Comité de Defensa de los Intereses de dicho distrito en el marco del conflicto contra la empresa canadiense Manhattan, Radio Cutivalú y otros medios locales han expresado permanentemente la “auténtica” problemática y el “verdadero” sentir de los pueblos afectados por proyectos extractivos, a diferencia de algunos medios regionales y especialmente de los “grandes medios” limeños favorables a las empresas mineras22. Finalmente, cabe remarcar que ambas emisoras a partir de las visiones brevemente descritas, entienden que su rol es informar y abrir espacios de opinión y debate plural, pero desde un lugar o referente político discursivo cercano a las comunidades afectadas. Conciben de la misma manera el carácter de su participación en espacios de concertación y vigilancia conformados local y regionalmente por organizaciones de sociedad civil.

Crisis y radicalización Las posiciones críticas de las emisoras con relación al proyecto minero y al rol del Estado en el marco del conflicto se acentúan y enfocan en determinados actores tanto públicos como privados como consecuencia de graves ataques directos de los que han sido objeto a lo largo del conflicto, de un contexto caracterizado por una permanente actitud confrontacional especialmente por parte del gobierno del APRA presidido por Alan García, y también debido a algunas presiones provenientes de las organizaciones sociales opuestas al proyecto. comunicación. La gran mayoría de medios de comunicación son, además, bastante centralistas lo cual genera una subrepresentación de sectores locales y regionales, problema que se acentúa cuando se trata de problemáticas que tienen que ver con comunidades campesinas e indígenas. 21  Entrevista con Francisco Muguiro, realizada en Jaén el 23 de febrero del 2011. 22  Entrevista con Francisco Ojeda, realizada en la localidad de Tambogrande, el 15 de febrero del 2011.

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En el caso de Radio Cutivalú, en el marco de la movilización social realizada en los alrededores del campamento del Proyecto Río Blanco, en agosto del año 2005, las fuerzas policiales detienen a más de 30 personas y las llevan (ilegalmente) a las instalaciones de la empresa minera. Entre los detenidos y posteriormente torturados se encontraba el corresponsal de la radio en la zona, Julio César Vásquez. La radio movilizó una serie de esfuerzos, conjuntamente con otras organizaciones de sociedad civil de Piura, para que se libere al periodista, hecho que ocurrió varias horas después. El hecho configuraba –desde la perspectiva de los directivos de la radio- una represalia directa por parte del gobierno (y la empresa) en contra de la emisora, y podía ser interpretado también como una especie de “advertencia” para no seguir teniendo una postura crítica respecto al proyecto. Paralelamente, tanto el CIPCA (organismo promotor de la radio), como sus directivos y la propia emisora eran objeto de ataques mediáticos principalmente por parte del diario Correo, edición regional, periódico del grupo EPENSA23. Como consecuencia, la radio fortalece su opción respecto a lo que considera es una causa justa y responde a lo que entiende son represalias y ataques, tanto por parte del gobierno como también por parte de sectores no gubernamentales afines a los intereses de la empresa minera. Con relación a Radio Marañón, cabe señalar que en octubre del año 2005, luego de los sucesos de violencia ocurridos en el campamento minero del proyecto Río Blanco, el programa dominical Panorama, de Panamericana Televisión (canal de alcance nacional), denunció a través de un reportaje la supuesta existencia de una “red del terror” en la región Cajamarca, opuesta al proyecto Río Blanco, autora intelectual y material de las movilizaciones y enfrentamientos entre campesinos y las fuerzas policiales. El programa sostuvo que uno de los integrantes de la red era el director de Radio Marañón, Francisco Muguiro. Se acusaba también a dirigentes de rondas campesinas de la región. La difusión nacional del informe causó conmoción en Jaén y en un sector de la Iglesia Católica. El sacerdote inició una acción legal por difamación y calumnia en contra de los periodistas responsables de la elaboración y difusión del reportaje, y ganó el juicio en primera instancia. Paralelamente, en Jaén el periódico local El Paisa criticó sostenidamente a Radio Marañón y a su director, acusándolo incluso de cometer un homicidio en complicidad con dirigentes sociales. Al igual que en el caso anterior, el sacerdote Muguiro ganó el caso por difamación y calumnia en el ámbito judicial. Los ataques recibidos por la radio y su director fueron discutidos ampliamente por el equipo de la emisora. Lejos de ceder ante las presiones y las amenazas recibidas por algunos periodistas y corresponsales, la emisora reafirmó sus convicciones con relación al 23  Cabe señalar al respecto que desde la perspectiva del director de la edición regional de Correo, Rolando Rodrich, el diario argumenta que la inversión privada en minería es clave para el desarrollo de Piura y en general del país, y que si existen organizaciones sociales que están en contra de un proyecto minero éstas debieran procesar su rechazo por la vía institucional y democrática, no mediante la violencia y la intolerancia. El CIPCA y Radio Cutivalú formarían parte, según Rodrich, de una red de organizaciones ambientalistas (de izquierda) que en la práctica tendrían un carácter opuesto a toda inversión minera (Entrevista realizada en Piura, el 17 de febrero del 2011).

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enfoque y cobertura del conflicto, profundizando su discurso crítico respecto al proyecto. A partir de agosto del año 2006, ya con Alan García nuevamente en la presidencia de la república, el apoyo gubernamental a la inversión minera se hizo más vigoroso y abierto. A través del discurso del Perro del Hortelano, elaborado por el propio ex presidente y publicado en sendos artículos periodísticos publicados en medios de circulación nacional como los diarios El Comercio y Expreso, se criticó severamente a quienes se oponían a las inversiones mineras y consiguientemente al crecimiento económico, calificándolos de radicales y en algunos casos de violentistas. “No comen ni dejan comer”, es decir no promueven el desarrollo ni el crecimiento económico pero a la vez se oponen a las inversiones y a la modernización del país24. La alianza entre el gobierno y los capitales extranjeros y nacionales vinculados a las actividades extractivas se hizo cada vez más evidente. En el año 2007, los alcaldes de los tres distritos piuranos afectados por el proyecto empezaron a organizar una consulta vecinal para preguntarle a la población si estaba de acuerdo o no con el emprendimiento minero. En septiembre de ese año, como respuesta frente al inminente proceso de consulta, el Ministerio de Energía y Minas (MINEM) produce y difunde en algunas emisoras de la región un spot publicitario en el cual se sostenía que la Defensoría del Pueblo había declarado “improcedente” la consulta, hecho que era falso pues este organismo había explicado que las municipalidades podían organizar consultas vecinales aunque sin un efecto vinculante en el caso del proyecto Río Blanco. Cuando personas enviadas por el MINEM llegaron a Radio Cutivalú y solicitaron la difusión (pagada) del spot, como era una práctica habitual en la emisora el entonces director de la emisora, Rodolfo Aquino, escuchó el spot y detectó la información inexacta. Dispuso que el spot no sea difundido. La decisión, en la que también participó el sacerdote Francisco Muguiro en su calidad de presidente de INTELTA, generó la inmediata reacción del gobierno aprista. El entonces presidente del Consejo de Ministros, Jorge Del Castillo, calificó el hecho como un atentado contra la libertad de expresión, una censura por parte de la radioemisora piurana al gobierno encarnado en el Ministerio de Energía y Minas: “… es un atentado contra la libertad de expresión impedir la transmisión de un aviso contratado (…). Es muy grave que exista este precedente en el Perú de hoy por parte de un medio de comunicación”, expresó en CPN Radio, emisora de alcance nacional. Los cuestionamientos y ataques a la radio por parte del ministro Jorge Del Castillo y del propio presidente Alan García continuaron y fueron reproducidos –casi sin ningún nivel de interpelación o consulta plural de fuentes- por parte de los principales grupos mediáticos del país. Entretanto, el director de la radio denunció haber recibido amenazas de muerte a través de llamadas y correos electrónicos debido a la posición de la radio respecto al proyecto. La CNR, organización de la que forman parte Radio Cutivalú y Radio Marañón, 24  Cabe señalar que según Bruno Revesz, investigador y directivo del CIPCA, varios medios de comunicación y líderes de opinión regionales reprodujeron en parte el discurso presidencial señalando que las comunidades campesinas afectadas por el proyecto eran “ignorantes y fácilmente manipulables” por las ONG y grupos radicales (Entrevista realizada en Piura, el 16 de febrero del 2011).

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desarrolló un conjunto de acciones de cabildeo en la idea de que la posición de la radio y sus razones para no difundir la pauta publicitaria del MINEM sean conocidas en Lima y, en razón del carácter centralista de la mayoría de medios, en el ámbito nacional. Además, para que se garantice la vida e integridad del director de la emisora y de su equipo periodístico, víctimas de amenazas. Como resultado de la acción pública de esclarecimiento de los hechos vinculados a la no difusión del spot respecto a la consulta vecinal, importantes gremios vinculados a los medios y al periodismo nacional como el Consejo de la Prensa Peruana, organización que agrupa a los principales diarios del país; el Instituto Prensa y Sociedad (IPYS), organización conformada por periodistas; la Asociación Nacional de Periodistas (ANP), así como las redes ALER y AMARC – ALC en el concierto latinoamericano, expresaron su rechazo a las críticas y amenazas gubernamentales en contra de Radio Cutivalú, afirmando el derecho del medio de comunicación de no difundir publicidad sobre la cual se tenían serios cuestionamientos en términos de la veracidad de la información contenida. La Defensoría del Pueblo tomó interés en el caso y dispuso una investigación exhaustiva de los sucesos. Las amenazas públicas del gobierno en contra de la radio se diluyeron con el correr de las semanas, pero hubo dos represalias directas en contra de la radio y de la propia CNR. La radio solicitó la renovación de su licencia en diciembre del año 2007, trámite que no fue atendido sino hasta más de dos años después, hecho que puso a la emisora en una situación de gran vulnerabilidad legal y política. En cuanto a CNR, los ingresos por intermediación de publicidad estatal para las emisoras integrantes de la red cayeron a un 25% entre mediados del 2007 y comienzos del 2008, hecho que fue calificado por los directivos de la institución como un mecanismo de censura indirecta por parte del gobierno aprista. Cabe señalar que en el contexto de la confrontación pública entre Radio Cutivalú, la CNR y el gobierno, la empresa minera responsable del proyecto solicitó a la radio suscribir un contrato para la difusión de avisos publicitarios a favor de la inversión privada y de lo que se presentaba como los impactos positivos en la calidad de vida de la gente de las comunidades cercanas. La solicitud generó un intenso debate interno en la emisora pues, para un sector del equipo periodístico, difundir los spots de la empresa significaba poco menos que contradecir la línea editorial de la radio25, en tanto que para otro sector de directivos y periodistas la difusión de la pauta publicitaria no tendría por qué interferir en la orientación política de la emisora. Finalmente, la radio decidió difundir los spots hecho que generó no sólo algunas resistencias internas sino que propició en las poblaciones afectadas por el proyecto un nivel de malestar con relación al comportamiento de la emisora. La radio habría recibido incluso algunas llamadas desde las zonas afectadas por el proyecto, señalando que estaba 25  Entrevista con Edgard Cárdenas, ex jefe de informaciones de Radio Cutivalú, realizada en Tambogrande el 15 de febrero del 2011.

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“traicionando” su compromiso con las comunidades26. En respuesta a las críticas de un sector de las organizaciones sociales, la radio decidió explicar públicamente que la pauta publicitaria contratada por la empresa no comprometería en absoluto su línea editorial con relación al conflicto. Las críticas por la difusión de los spots publicitarios en apoyo al proyecto Río Blanco se diluyeron a los pocos días. Aunque de orden distinto y con una diferencia notable de poder respecto a los ataques y hostigamientos gubernamentales y de actores privados vinculados a la empresa, las presiones recibidas desde un sector de las comunidades también influyeron en la radio en términos de afirmar sus posiciones editoriales críticas al emprendimiento minero.

A favor del procesamiento institucional del conflicto A partir del año 2008, luego de la consulta vecinal realizada en los distritos afectados por el proyecto y pasada la etapa de crisis, altamente confrontacional con el gobierno, ambas emisoras continuaron desarrollando un seguimiento informativo permanente respecto al conflicto. Sin variar sus posiciones editoriales críticas al proyecto y a sus impactos negativos en el ámbito de los ecosistemas y las comunidades cercanas, ambas emisoras centraron sus esfuerzos en informar acerca de lo que consideraban nuevos atropellos en contra de los derechos de las poblaciones –como la brutal represión policial luego del ataque delincuencial al campamento minero en el año 2009- visibilizando también las acciones de incidencia por parte de las organizaciones sociales, pero propiciando a la vez espacios de diálogo y búsqueda de acuerdos entre las comunidades afectadas, el gobierno y la empresa minera. Aunque cabe señalar, con relación a este último aspecto, que se reconoce en las emisoras una debilidad en términos de debatir una gama más amplia de opciones de política institucional y editorial orientadas a la prevención y al diálogo, así como la ausencia de un esfuerzo sistemático en términos de formación y capacitación de los periodistas, productores y corresponsales de las radios en lo que se refiere a marcos conceptuales y herramientas metodológicas para el análisis, la prevención y transformación de conflictos en oportunidades de desarrollo sostenible para las comunidades.

26  Es importante señalar que en el marco de algunas movilizaciones sociales originadas por conflictos de carácter socioambiental, periodistas de medios de comunicación críticos de las protestas sociales han sido víctimas de amenazas y en algunos casos de ataques físicos, bajo el argumento de que representan los intereses de grandes empresas extranjeras y nacionales y atentan contra el derecho a la información de las comunidades, distorsionando la información y las visiones de cara a la opinión pública nacional. Aunque entendible el malestar de las comunidades por el carácter centralista y excluyente de buena parte de las agendas mediáticas, no se justifica la violencia.

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A manera de cierre La investigación realizada a partir de la actuación de Radio Cutivalú y Radio Marañón en el marco del conflicto generado por el proyecto minero Río Blanco, revela que las radios educativas y comunitarias en el Perú desarrollan sus políticas editoriales respecto a contextos de conflictividad social a partir de principios de carácter identitario que las definen como proyectos político comunicativos orientados al cambio social, a la transformación de las relaciones de poder respecto a las comunidades en las que operan, al ejercicio de derechos ciudadanos y a la mejora de la calidad de vida de las poblaciones ubicadas en sus ámbitos de influencia. Afrontan los conflictos desde la no neutralidad, pero abriendo espacios para una pluralidad de actores y voces divergentes a sus planteamientos. Las políticas editoriales y los discursos de las radios sobre el cambio y el desarrollo social y humano incorporan dimensiones de sustentabilidad ambiental, de derechos ciudadanos y de autodeterminación. En este marco, las radios parten de una visión crítica respecto a la actividad minera, aunque sostienen a la vez no oponerse a todos los proyectos y a todas las formas de relación entre empresas y comunidades, siempre y cuando se garantice el respeto a sus derechos. Apostarían, en este sentido, por proyectos social y ambientalmente responsables, ubicados en zonas en las que no se ponga en riesgo los ecosistemas, la calidad y los estilos de vida de las poblaciones. Estas emisoras caracterizan a las comunidades afectadas como actores colectivos que no pueden asumir la confrontación con el Estado y con empresas mineras en igualdad de condiciones, por lo tanto deciden situarse como una especie de aliados estratégicos en procesos de cabildeo e incidencia pública y política, visibilizando sus problemáticas, demandas y propuestas, tratando de situarlas en agendas públicas y políticas de muy difícil acceso para poblaciones rurales e indígenas. Producto de su cercanía y en algunos casos de su participación en el tejido social, las radios experimentan una tensión permanente. Confrontan sus identidades y roles como medios de comunicación con su autodefinición como actores sociales (y políticos) vinculados a procesos de cambio y desarrollo social. Participan y son condicionadas a la vez por el movimiento social, pero toman distancia –no sin dificultades- de las organizaciones sociales para informar y opinar buscando mayores márgenes de autonomía. Sus definiciones identitarias, su incorporación, cercanía y en algunas coyunturas distancia con el movimiento social, definen las características de los procesos de mediatización de los conflictos que llevan a cabo. Pueden radicalizar sus posiciones en tanto perciban marcadas asimetrías estructurales y mediáticas en el conflicto, y se vean amenazadas y hostigadas por actores privados y gubernamentales, como en los casos de Radio Cutivalú y Radio Marañón. Los roles que asumen, en consecuencia, no son estáticos sino más bien cambiantes pues responden a la dinámica de cada conflicto, a escenarios o arenas de actuación (tanto

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internas como externas) y al comportamiento de los actores involucrados en cada uno de estos. Por ello, pueden, en ciertas coyunturas, abonar al diálogo y el procesamiento de los conflictos por vías institucionales. Y podrían hacerlo de mejor manera si incorporasen en sus prácticas organizativas procesos de debate y de formación especializada en materia de un rol preventivo en el marco de conflictos, conducente a tender (o fortalecer) puentes de diálogo entre las partes directamente confrontadas. Cabe señalar que este tipo de emisoras contribuye, a través de su articulación en redes nacionales e internacionales de medios alternativos y comunitarios, a visibilizar causas y dimensiones no abordadas por los medios masivos de carácter comercial, extremadamente centralistas y excluyentes en relación con las problemáticas locales (especialmente rurales e indígenas), medios que generalmente abordan los conflictos en sus fases de crisis y violencia, y principalmente desde perspectivas oficialistas y pro-empresariales. Las radios educativas y comunitarias contribuyen, de esta manera, a situar los conflictos en otras arenas –nacionales e internacionales- del moderno espacio público configurado por las redes multimedia. Desarrollan una perspectiva política y discursiva que pone de relieve las visiones de las organizaciones sociales y redes de sociedad civil, especialistas, activistas, líderes sociales y autoridades locales respecto a las problemáticas que enfrenta las comunidades. Tratan de complejizar, así, la construcción de relatos y la compresión respecto a los conflictos sociales, ofreciendo una alternativa crecientemente significativa y controversial a la vez respecto a la manera cómo se informa y caracteriza una problemática extendida en el Perú a raíz del boom minero de las dos últimas décadas, considerado por los últimos gobiernos y un sector del empresariado como el principal motor del crecimiento económico.

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Recensiones

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MARTÍNEZ-GÓMEZ Raquel y LUBETKIN Mario (2011) Políticas, Redes y Tecnologías en la Comunicación para el Desarrollo. Zamora: Editorial Comunicación Social S.C. Sonsoles Valenzuela Sánchez de las Matas

Políticas, Redes y Tecnologías en la Comunicación para el Desarrollo forma parte de un proceso de reflexión iniciado en 2007 en el marco de un acuerdo entre la Agencia Inter Press Service (IPS) y la Agencia Española de Cooperación Internacional y Desarrollo (AECID) para contribuir a convertir el desarrollo en una prioridad en las agendas de los medios de comunicación. En este libro, fruto del curso «Comunicación y desarrollo: políticas, redes y tecnologías» que se celebró en junio de 2010 en la Universidad Meléndez Pelayo, se recogen las ponencias de catorce analistas que participaron en el encuentro. El libro gira en entorno a una primera línea de reflexión, la misma que motivó al encuentro: cómo mediante los medios de comunicación tradicionales y las nuevas tecnologías se puede comunicar a la ciudadanía la información del marco actual que atraviesan los países en desarrollo y la cooperación internacional, para que esta llegue a adoptar una actitud crítica y participativa que exija a los gobernantes el cumplimiento de los objetivos internacionales en materia de desarrollo. Cabe recordar que los objetivos de desarrollo del milenio (ODM) fueron suscritos por 189 jefes de Estado y de Gobierno el pasado año 2000 en el marco de la Cumbre del Milenio, y su cumplimiento se estableció para antes de 2015. Como apunta ya en el prólogo Federico Mayor Zaragoza, presidente de la agencia Inter Press Service (IPS), para que estos objetivos del milenio lleguen a alcanzarse es necesaria la participación de una ciudadanía formada, y esta formación y participación no serán posibles mientras persista la actual tendencia en los medios de comunicación de informar sesgada, superficial y puntualmente sobre la labor que se desempeña constantemente en materia de cooperación internacional para el desarrollo, e incumpliendo el papel que deberían ejercer de mediadores entre el poder y la ciudadanía. A lo que agrega

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Cees, J. Hamelink, profesor y director de la agencia IPS, que hay que tener presente que los medios de comunicación son una de las herramientas fundamentales mediante las que el poder opera para perpetuar su hegemonía y por tanto no deja de ser evidente que trasladen esta visión parcial de la cooperación, pero a su vez los medios son fundamentales porque nos sitúan ante un mundo que debería darnos vergüenza, y que con más razón motiva a una profunda reflexión sobre cómo alcanzar una comunicación para el desarrollo eficaz, hasta el momento prácticamente ausente en la agenda de los medios, y otra comunicación y mundo posibles, caminos arduos a los que hay que mirar con una visión constructiva y a largo plazo. Las limitaciones de los medios de comunicación están ligadas a la supeditación de estos al poder pero también a la falta de un conocimiento profundo y riguroso por parte de los propios comunicadores del desarrollo. Uno de los males que afronta el periodismo actual es la creciente ausencia de especialización e investigación de las informaciones a favor de un periodismo de sucesos, que aboga por lo “novedoso” y que no envía corresponsales sino que recurre cada vez más a los comunicados y las informaciones trasladadas desde agencias y gabinetes de comunicación. Un periodismo que informa en cuantía de datos pero que en sí mismos no muestran la complejidad de la realidad porque estos aparecen descontextualizados, y por tanto la sensación del espectador es de incertidumbre, desconocimiento, de lejanía entre su realidad y la de otros y de impotencia por no poder hacer nada mientras en el mundo sucede tanto, o como recalca Hamelink: la ansiedad que el poder crea y que los medios trasladan para mostrar una visión de permanente temor. Este es un debate abierto actualmente por parte tanto de los profesionales de la comunicación, que aseguran que el periodismo atraviesa un proceso de redefinición incrementado por la aparición en escena de las nuevas tecnologías, como de una parte importante de la ciudadanía que reclama participar y acceder a una información veraz y contextualizada. En cuanto a este punto, Elisabeth Ford aporta la experiencia del proyecto que el periódico The Guardian abordó junto a dos ONG en Katine, una de las poblaciones más pobres de Uganda, para mostrar que es posible hacer un periodismo diferente que acerque a los lectores a la realidad desde una visión integral de la cooperación. El periodista Óscar Gutiérrez explica en su los cambios que desde la redacción de El País han ido observando con el uso de las nuevas tecnologías, que están moldeando una forma de comunicarnos diferente, y por tanto las dinámicas periodísticas. Por otro lado, afirmar que los medios de comunicación trasladan precariamente la información sobre el desarrollo, supone que ONG e instituciones dedicadas a la cooperación asuman su parte de responsabilidad porque estas, sugiere Marta Caravantes, deberían reflexionar sobre la forma en que llevan a cabo sus estrategias comunicativas para hacerse un hueco en el competitivo y limitado espacio informativo del que disponen los medios de comunicación. La periodista propone en su artículo que para superar los obstáculos que surgen en este sentido es primordial recurrir a la creatividad, mediante la que se pueden encontrar nuevas fórmulas para hacerse un hueco en la agenda informativa de los medios y por tanto informar de su labor al público.

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En cuanto a la revolución que las nuevas tecnologías están causando en el ámbito de la comunicación para el desarrollo, además de la aportación del periodista Óscar Gutiérrez sobre las nuevas dinámicas interactivas, la profesora Olga del Río apunta a que en la llamada Sociedad de la Información las TICs están ocupando un papel central pero en sí mismas no son un objetivo sino una herramienta que conlleva oportunidades, como el acceso a la información y a la participación de actores sociales implicados directamente en los procesos de desarrollo y hasta ahora silenciados, pero también numerosos riesgos como el incremento de las desigualdades y de la brecha digital. Recalca Olga del Río que la horizontalidad es la principal aportación de las nuevas TICs en los procesos de desarrollo. Por su parte, Manuel Acevedo añade que la potencialidad de las mismas está en el valor que la información y la comunicación tienen para la ciudadanía implicada en dichos procesos. Las TICs, como se insiste a lo largo del libro, son una herramienta fundamental y de apoyo al trabajo solidario que hay que aprovechar e impulsar pero sin olvidar sus limitaciones y el proceso de definición que están atravesando puesto que, como señala el profesor Hamelink, todavía está por ver a dónde nos conducirán y hasta qué punto serán tan democráticas como hasta el momento se muestran. Por otra parte, en cuanto a las políticas de comunicación Raquel Martínez-Gómez recalca que es necesario revisarlas de forma exhaustiva, concretizando en la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo. Las experiencias noruega y argentina que trasladan Ivan Evensmo y Damian Loreti respectivamente, muestran ejemplos concretos de leyes que garantizarían el derecho a la comunicación. Nuria Clotet, aporta la experiencia en cooperación desde Cataluña, apostando por la descentralización de la cooperación como estrategia que habría que seguir en detrimento del modelo asistencialista que se ha venido practicando hasta el momento. Las diferencias entre Norte y Sur se ponen de relieve en los ejes problemáticos principales que se abordan en el libro: la comunicación para el desarrollo, los medios, la participación ciudadana y las políticas en materia de desarrollo y comunicación. En este sentido, Mirta Lourenço, jefa de la sección refuerzo de las capacidades de los medios de la UNESCO, recuerda que muchos países en desarrollo carecen de las estructuras mediáticas necesarias por las que circule la información y se generen debates públicos en materia de desarrollo, dignos de todo país que se defina como democrático. Por su parte, Paula Fray, directora regional de IPS África, muestra el papel de los medios de comunicación, periodistas y sociedad civil en África, y cómo desde la agencia periodística intentan abordar la comunicación para el desarrollo partiendo de la primera premisa de dar voz a los sin voces de la sociedad civil. Las aportaciones de esta obra son destacables e interesantes de incorporar a los debates sobre cómo abordar la Comunicación para el Desarrollo desde una perspectiva real, humana y eficaz, recurriendo a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, sin perder de vista el amplio y complejo contexto en el que nos movemos y que está por determinar.

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ZALLO, Ramón. (2011) Estructuras de la comunicación y de la cultura. Políticas para la era digital. Barcelona: Gedisa. Juliano Mauricio de Carvalho

Un mundo globalizado, marcado por la reestructuración productiva con fuerte acento en la centralidad del capitalismo inmaterial y cognitivo, tensionado por la digitalización de los media, inmerso en una gran crisis y con el cual contrastan, dialécticamente, sociedades excluyentes y fuerte desterritorialización de las identidades, de forma más notable de las minorías, es el locus para el análisis crítico propuesto en Estructuras de la comunicación y de la cultura: Políticas para la era digital (Barcelona: Gedisa, 2011). Ramón Zallo, Catedrático de Comunicación Audiovisual de la Universidad del País Vasco, ofrece en este su último libro un breve pero exhaustivo panorama sobre los tópicos distintos y nuevas realidades en plena transformación: cultura, comunicación, capitalismo inmaterial, identidad, internet, propiedad intelectual. En sus páginas, la economía política es revisitada y reinterpretada con vistas a desvelar utopía y realidad, consensos y disensos del campo, dada la complejidad epistemológica que hoy por hoy nos obliga a renovar la propia teoría. Zallo no sólo realiza una síntesis de trabajos desarrollados recientemente, sino que, como en otras obras de su trayectoria intelectual, innova y inaugura una perspectiva seminal al instrumentalizar nuevos horizontes teóricos para la comprensión del diagnóstico de las transformaciones del papel del Estado, de la desregulación social y el predominio de nuevos grupos económicos en las últimas décadas. La globalización y la crecente valorización de la cultura y de los bienes simbólicos inaugura una nueva dinámica marcada por el uso de tecnologías digitales y redes sociales, y la consolidación de la denominada economía del conocimiento y de los servicios intangibles en los que, pese a las promesas de socialización, prevalece la ampliación del foso de excluidos de la sociedad de la información. El autor ilustra, a este respecto, cómo las implicaciones conceptuales y prácticas del ritmo acelerado de innovación, transfor-

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mación y la transversalidad de la industria mediática, traza nuevas intersecciones entre comunicación y cultura, cuya dimensión ecosistémica y mecanismos de retroalimentación dentro del sistema capitalista se ha traducido en una falsa y mixtificada concepción de la denominada economía creativa. La nueva terminología puesta en circulación por el Reino Unido con la organización de la Creative Industries Unit and Task Force em 1997 da cuenta de este proceso y debate truncado. Diversos autores – de modo más notable aquellos reunidos en Ulepicc (Unión Latina de Economía Política de la Información, de la Comunicación y de la Cultura) – han abordado este problema y sus posibles implicaciones, contextos, naturaleza y vocación, a partir de los análisis de Garnham (2005)1, Schlesinger (2007)2, Bustamante (2011)3 y Tremblay (2011)4. Todos ellos coinciden en cuestionar la originalidad del “concepto”. ¿Qué hay de nuevo en el escenario de las industrias creativas? ¿ La mercantilización del proceso de creación suplanta las contradicciones y limitaciones del concepto de industria cultural? ¿Cuál es la razón política y económica para el encajamiento de los organismos multilaterales como UNCTAD (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo) con vistas a la formulación de políticas y la producción de cartografías de la economía creativa? ¿La revisión de las políticas de comunicación del eje norte-sur, de los mecanismos de dependencia cultural entre los países desarrollados y en desarrollo y la urgencia de políticas nacionales de comunicación, inspiradas en el informe Macbride5 han sido superadas por la mundialización de los mercados?. Tales cuestiones exigen cuando menos un análisis en profundidad. Para dar respuesta a las nuevas interrogantes del Capitalismo Cognitivo, el autor desarrolla su ensayo en tres partes bien diferenciadas. En la primera, se desarrolla una aproximación sobre la estructura de la comunicación y cultura. Un análisis conceptual que impregna las varias dimensiones de esta, los movimientos de la globalización y las redefiniciones de ambas en ese escenario, las mutaciones sobre la identidad con el avance inmaterial de la globalización y digitalización y una sección acerca de la introducción de la internet, sus usos, las incertidumbres sobre las relaciones producidas en el interior de las nuevas dinámicas de las redes sociales y del capital cognitivo, la lógica interna de las redes y los modelos de negocios en disputa. La economía de la cultura, de la diversidad y la comprensión de la crisis es el marco de análisis de la segunda parte. Zallo recupera, con maestría, su relevante contribución al binomio economía y cultura publicado en 1988, Economía de la comunicación y la cultura, y sigue adelante con el aporte de nuevos elementos conceptuales tanto en la decodificación de la “nueva” economía como en materia de nuevos medios y problemas 1  GARNHAM, N. From cultural to creative industries. International Journal of Cultural Policy, v. 11, p. 15-29, mar. 2005. 2  SCHLESINGER, P. Creativity: from discourse to doctrine? Screen, v. 48, n. 3, p. 377, 2007. 3  BUSTAMANTE, E (org.) et al. Industrias creativas: amenazas sobre la cultura digital. 1. ed. Barcelona: Gedisa, 2011. 4  TREMBLAY, G. Criatividade e pensamento crítico. Intercom – Revista Brasileira de Ciências da Comunicação, v. 34, n. 1, p. 255-66, jun. 2011. 5  MACBRIDE, S.; INTERNATIONAL COMMISSION FOR THE STUDY OF COMMUNICATION PROBLEMS. Un solo mundo, voces múltiples: comunicación e información en nuestro tiempo. 2. ed. México: Fondo de Cultura Económica, 1987. Dirección: http://unesdoc.unesco.org/images/0004/000400/040066sb.pdf (Última consulta: 30 de octubre de 2011)

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teóricos ocasionados en el interregno de las dos publicaciones. La perspectiva es ampliada a fin de configurar y describir las características económicas de la cultura y de la comunicación, dibujando una aproximación significativa sobre efectos del desarrollo de la diversidad cultural, la fuerza motriz del audiovisual y su sistema de producción. Una síntesis propositiva para otro modelo de economía crítica se plantea como hipótesis de partida al afirmar el autor que el Capitalismo Cognitivo: Es una economía de valores intangibles o simbólicos generados por trabajos creativos, en forma de bienes o servicios individualmente insustituibles y en permanente renovación de contenidos o de interpretaciones. Es una economía de la oferta múltiple, oferta que crea la demanda y que tiene una funcionalidad y eficacia social más allá de su valor económico. Su valor material e intelectual tiende a decrecer históricamente pero, en cambio, tiende a incrementarse el coste de la exclusividad, de la complejidad y de la notoriedad, con lo que el coste marginal en general tiende a cero y hay una amplia gama de costes hundidos, así como una incertidumbre sobre el resultado de la puesta en valor. Tiene amplias zonas de bien público, también mercados bien imperfectos y una inevitable presencia de las Administraciones públicas. Todo ello permite considerar económicamente que hay un sector cultural con sus ramas, subsectores y actividades auxiliares, gestionado mayoritariamente desde de la economía privada pero también por la economía pública y grandes espacios de no mercado (ZALLO, 2011, p. 170).

La vivencia como formulador y gestor de políticas culturales en el País Vasco da consistencia al análisis aportando al lector una perspectiva concreta y políticamente generativa. Aquí reside el principal propósito del trabajo, cuando el autor se posiciona sobre los criterios fundantes para pensar y proponer políticas en comunicación y cultura. Nuevamente, emprende un esfuerzo analítico para arrojar luz sobre las experiencias, mostrando las tendencias de la globalización y de las industrias culturales sobre la política vigente en España, reflejando las reformas del gobierno socialista español y el modelo de servicio público en la radiodifusión, poniendo énfasis en la regulación y su consecuente legitimación en el ámbito de la sociedad española. La última parte del libro, finalmente, Ramón Zallo dialoga con un tema complejo y neurálgico para el sistema capitalista: la propiedad intelectual. La masificación de contenidos y su capilaridad han sido indudablemente aceleradas por la diseminación de las redes sociales y el uso de nuevas tecnologías en el proceso creativo. La popularización de los contenidos es acompañada de nuevas formas y mecanismos de reproducción que establece nuevos límites de regulación en el contexto de la sociedad del conocimiento, al imponerse las contradicciones del modelo vigente y los nuevos modelos de socialización y valoración del derecho de autor. Sin pretensiones de dibujar un nuevo modelo para las políticas culturales, del audiovisual y de internet en España, el ensayo aporta una significativa contribución al debate político proponiendo una agenda con prioridades

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para el desarrollo cultural. Un itinerario cognitivo atrevido y fructífero que sintetiza un conjunto de acciones sobre el modo de hacer política, la centralidad del usuario, el papel del servicio público frente a la concentración económica, etc. . . . En este línea, propone varias alternativas para pensar el sector audiovisual y las estrategias para instrumentalizar internet como plataforma creativa y espacio público de los actores sociales y el Tercer Sector en tanto que repositorio socialmente libre, abierto y gratuido para la disposición del conocimiento público digitalizado. Dotado de un preciso sentido crítico, el libro destaca por ser un compendio de aportaciones relevantes que sitúa el trabajo teórico de Zallo en un lugar distinguido en la literatura de todos los que buscan comprender las interrelaciones entre comunicación y cultura, políticas culturales y sociedad, identidad y diversidad, crisis y mercados alternativos, economía ortodoxa y economía crítica. Con prefacio de Enrique Bustamante y Germán Rey, la obra es, en suma, una invitación rigurosa y consistente para descifrar y actuar democráticamente en el ámbito de la comunicación ante los cambios estructurales en curso en el sector.

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GRANADOS, Antolín (ed.) (2013) Las representaciones de las migraciones en los medios de comunicación. Madrid: Trotta. Bernardo Gómez Calderón

La consolidación del fenómeno migratorio en España, una realidad innegable a tenor de las estadísticas, ha merecido a lo largo de las tres últimas décadas la atención de los medios de comunicación, que han sido testigos privilegiados de su impacto en la vida de los ciudadanos y que han contribuido a forjar una particular visión del extranjero, en absoluto neutral y con frecuencia discutible. Las representaciones de las migraciones en los medios de comunicación, editado por el catedrático de la Universidad de Granada Antolín Granados, ofrece una panorámica amplia y documentada de la representación del extranjero en nuestra prensa. Al principio, el fenómeno migratorio penetra en la agenda informativa de los medios de manera excepcional, obedeciendo a criterios de exotismo o truculencia; solo con el asentamiento de comunidades foráneas populosas y su normalización a efectos de convivencia, la inmigración empieza a propiciar acercamientos periodísticos más rigurosos. Aun así, las noticias trasladan del extranjero, del “otro”, un discurso ambivalente, con frecuencia sesgado, raramente comprensivo. La obra coordinada por el profesor Granados reúne catorce trabajos en los que se aborda, desde perspectivas teóricas y metodológicas muy distintas, las relaciones entre la inmigración y los medios de comunicación, un territorio cada vez más transitado por la investigación universitaria de nuestro país. Miguel Rodrigo y Pilar Medina se ocupan de la dificultad de los informadores para abordar la diversidad cultural. Benítez, González, Granados y Sierra analizan el discurso periodístico considerando los factores que sesgan la posibilidad de relatos “normalizantes” de los extranjeros. Jessica Retis, por su parte, se ocupa de los condicionantes y las rutinas a los que se ven sometidos los redactores que tratan los fenómenos migratorios.

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El capítulo colectivo que se ocupa de la labor de los medios en la lucha contra el racismo y la xenofobia, revela cómo los esfuerzos realizados por las instituciones públicas en este sentido no obtienen el eco mediático esperado. Lorite y Grau llaman la atención sobre la asociación recurrente entre alteridad y conflicto, un aspecto del que también se ocupan García Castaño, Olmos y Rubio, por un lado, y Granados y García Castaño, por otro, en relación con la integración escolar de los menores extranjeros en Andalucía, reflejada habitualmente por la prensa en términos de fracaso, segregación y violencia. Las representaciones de las migraciones en los medios de comunicación atiende también a episodios concretos en los que el discurso informativo adquiere tintes arquetípicos y poco matizados. Es el caso de la noticias que tienen que ver con los extranjeros que tratan de alcanzar España a través del Estrecho de Gibraltar, analizadas por Lucía Benítez; de la representación de los inmigrantes en la ficción televisiva, consumida de forma masiva y que abunda en el estereotipo y el prejuicio (Igartua, Marcos, Alvidrez y Piñeiro); o de la cobertura de la llegada de menores inmigrantes a nuestras costas practicada por un diario provincial, Informaciones, en la que los sujetos son descritos de forma generalmente negativa (Martínez Lirola). Bañón reflexiona sobre la responsabilidad de la prensa en la adopción de una óptica discriminatoria hacia el extranjero por parte de la sociedad, mientras que García Castaño y Chovancova analizan las implicaciones del discurso intercultural trasladado a la información. González Cortés, finalmente, plantea la necesidad de que los medios empiecen a considerar a la población inmigrante como un segmento de audiencia potencialmente rentable, del mismo modo que ya han hecho las operadoras de telefonía móvil, las marcas de alimentación o las entidades bancarias. El volumen editado por Antolín Granados acaba perfilando un estado de la cuestión solvente, que desvela las numerosas deficiencias del discurso mediático en materia de inmigración y establece los retos principales a los que se enfrenta en este comienzo de siglo. En todas las contribuciones subyace una apuesta clara por la normalización de la imagen mediática del extranjero, que debe ser el paso previo a su integración completa como ciudadano en un país irreversiblemente multiétnico.

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MARTÍNEZ HERMIDA, M. y SIERRA CABALLERO, F. (coords.) (2012) “Comunicación y desarrollo. Prácticas comunicativas y empoderamiento local”. Barcelona, Gedisa, 2012 Marcela Iglesias Onofrío Universidad de Cádiz

“Comunicación y desarrollo” es ya, en sí mismo, un título sugerente, pero todavía más el subtítulo que lleva el libro: “Prácticas comunicativas y empoderamiento local”. De esta forma, plantea un enfoque de vinculación entre teoría y práctica, de construcción del conocimiento desde una visión crítica y en conjunto con los actores que forman parte de la realidad social que se investiga, cuestiones tan necesarias y muchas veces olvidadas por el mundo académico. Pero además, este libro no es un producto aislado sino que es parte de un proyecto más amplio que surge en el seno de la Red Europa -América Latina de Comunicación y Desarrollo (REAL_CODE) creada a finales de 2011 como un espacio de encuentro entre investigadores y agentes sociales, de una y otra orilla del Atlántico. Esta obra tiene el valor de ser producto de grupos de investigación de aquí y de allá, que comparten sus preocupaciones sociales, avanzan conjuntamente en sus reflexiones teóricas y están dispuestos a aprender mutuamente de las experiencias que se desarrollan en contextos geográficos diferentes, con actores diferentes, pero haciendo frente a problemas que hoy más que nunca se plantean como comunes, en particular en el campo de la comunicación y el desarrollo. Como coordinadores de la obra, dos académicos de dilatada experiencia en el campo de la Comunicación y desarrollo. De una parte, el profesor Marcelo Martínez Hermida de la Universidad de Santiago de Compostela, es coordinador de REAL CODE, vincula la comunicación a los aspectos sociales y comunitarios, al cambio social y las transformaciones, especialmente a partir del audiovisual, para avanzar en la ciudadanía. De otras, Francisco Sierra Caballero, de la Universidad de Sevilla y Director del Grupo Interdisciplinario de Estudios

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en Comunicación, Política y Cambio Social (COMPOLÍTICAS), promueve y acoge diversos proyectos de formación e investigación como el Observatorio de Ciudadanía Digital (CICO), el Seminario Andaluz de Comunicología, el Observatorio EURASIA y la Red CARACOL, entre otras iniciativas como el Instituto Universitario de Estudios para América Latina. La reseña de esta obra parte de un análisis del contexto y la oportunidad en los que surge el libro como parte de los elementos que le dotan de originalidad y de valor añadido. En cuanto al contexto, la Red Europa -América Latina de Comunicación y Desarrollo nace de un encuentro entre representantes de 15 grupos de investigación europeos y latinoamericanos que se desarrolla en Santiago de Compostela en noviembre de 2011 con el objetivo de constituir una red que contribuyera a los estudios de comunicación y desarrollo, dos esferas claves e interrelacionadas para la comprensión e interpretación de la realidad social contemporánea. En su primer manifiesto, REAL-CODE acuerda una primera definición de los conceptos de Desarrollo y Comunicación. Y digo primera porque de las reflexiones teóricas que a posteriori se han ido discutiendo se revisan dichos conceptos desde una perspectiva crítica incorporando matices a partir del desarrollo de las epistemologías y de las experiencias del Sur, básicamente las latinoamericanas. En todo caso, parten de considerar el ‘desarrollo’ como humano, integral y sostenible, y lo definen como “el proceso de expansión de las capacidades de las personas que amplían sus opciones y oportunidades”. Por su parte, la ‘comunicación’ se define como “interacción social consistente en compartir informaciones y significados, que en cuanto proceso, refuerzan la construcción del común”. En este sentido, la comunicación, entendida como derecho y bien común, se convierte en un instrumento clave para facilitar el proceso de desarrollo de las capacidades de las personas y los grupos humanos, especialmente para amplificar al conjunto de la sociedad la participación y la toma de decisiones. En lo que se refiere a la oportunidad, REAL-CODE reconoce la necesidad de apostar por nuevas propuestas de aproximación a las problemáticas sociales y comunicativas, una necesidad de reconstrucción y transformación social. Para ello se propone producir nuevos materiales a partir de un trabajo cartográfico para identificar espacios, actores, conflictos/procesos y representaciones. Esta necesidad se une a la oportunidad que recoge la Red para aprovechar la trayectoria y experiencia de diversos grupos de investigación, y decide trabajar de forma colaborativa incorporando además a los agentes sociales que conocen de cerca los problemas ligados al desarrollo. Entre estos actores, no sólo están los ya conocidos sino a aquellos que suelen quedar marginalizados o silenciados, porque precisamente su acción de resistencia los termina haciendo invisibles para el resto de la sociedad. De ahí la importancia de fomentar nuevas prácticas comunicativas desde la base de la sociedad, partiendo de un enfoque abajo-arriba y no perdiendo de vista la necesaria horizontalidad en los flujos de comunicación. Quizá la mejor oportunidad, de cara a la producción científica, es la práctica que recoge la Red de aprovechar las prácticas universitarias de intercambio y movilidad de

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investigadores en el diseño y ejecución de proyectos de investigación, para consolidar una red de trabajo colaborativo transatlántica. Además, la incorporación de los actores de la base social contribuirá, sin lugar a dudas, a facilitar la transferencia bidireccional del conocimiento entre el ámbito académico y la sociedad, objetivo de proyección social que se fija la Red desde su constitución. Todo ello permite analizar los puntos que dotan de valor añadido al libro en cuestión que aporta un conjunto de trabajos que están organizados en tres partes claramente diferenciadas que son las siguientes. Primero, 5 capítulos dedicados a las reflexiones teóricas sobre Comunicación y Desarrollo, desde una perspectiva crítica y que recoge la evolución y los debates más actuales sobre este campo de conocimiento. De ahí que se agrupen bajo el título: “Repensar las mediaciones. Nuevas fronteras del conocimiento” con firmas destacadas dentro de la Comunicación y el desarrollo, como Alfonso Gumucio Dragón, Carlos del Valle Rojas, Thomas Tufte, Gustavo Cimadevilla o César Ricardo Siqueira Bolaño. En segundo lugar, encontramos 3 capítulos sobre “Metodologías y estrategias de intervención”, en las que se aportan diferentes campos de interés. De una parte, el análisis de redes sociales como metodología a aplicar en procesos de intervención en comunicación y desarrollo local con las aportaciones de Francisco Sierra Caballero y Daniela Favaro Garrossini. De otra, la perspectiva de género como herramienta metodológica transversal y de obligaba incorporación tanto en el campo de la investigación como en la práctica social transformadora, en materia de comunicación y desarrollo, por Lucía Benítez Eyzaguirre. Y, y por último, el paradigma de las comisiones fílmicas como motor y práctica institucional de desarrollo local, a cargo de Marcelo Martínez Hermida. La tercera parte del libro contiene 6 trabajos que transmiten experiencias que podrían considerarse como “Buenas Prácticas” en lo que se refiere al buen uso de la comunicación para promover el cambio social con el fin de contribuir a promover el desarrollo humano, integral y sostenible en distintos lugares del planeta. Por lo tanto, nos encontramos frente a una obra que en 429 páginas nos ofrece teoría, metodología y estrategias de intervención, y experiencias prácticas de las que aprender y cuyos resultados a su vez posibilitan e invitan a repensar y revisar los referentes teóricos-metodológicos de partida. Cabe resaltar el carácter internacional y multidisciplinar de los autores del libro, con personalidades de la talla de Thomas Tufte o Alfonso Gumucio Dragon. Encontramos investigadores de distintas nacionalidades (argentina, brasileña, chilena, boliviana, colombiana, danesa y española) y de diversas universidades (Universidad de la Frontera –en Chile-, Universidad Nacional de Río Cuarto –en Argentina-, Universidad Federal de Sergipe, Universidad de Brasilia y Universidad Metodista de San Pablo –en Brasil-, Corporación Universitaria Minuto de Dios –en Colombia-, Universidad de Roskilde –en Dinamarca-, Universidad de Santiago de Compostela, Universidad Carlos III de Madrid, Universidad Autónoma de Barcelona, Universidad de Sevilla y Universidad de Cádiz). La conexión de esta actividad académica con la realidad es otro de sus valores, ya que la tercera parte del libro nos acerca a experiencias de la realidad social tanto en Amé-

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rica latina como en España. Cuatro de los capítulos de esta tercera parte están dedicados a experiencias de comunicación comunitaria: En su relación con la educomunicación, a través de herramientas de difusión de discursos ciudadanos con la reapropiación de la cultura audiovisual en Cataluña, en la línea de trabajo de Carme Mayugo i Majó; las radios comunitarias en distintos contextos latinoamericanos, desde las emisoras urbanas juveniles hasta las radios rurales indígenas, por Amparo Cadavid Bringe; los ejemplos sobre la comunicación popular y comunitaria y la prensa alternativa en Brasil en la era del ciberespacio, con manifestaciones polifacéticas que representan las voces disonantes y que luchan por transformar la sociedad a la vez que se refleja el carácter más autónomo e independiente de la prensa alternativa, que ha desarrollado Cicilia M. Krohling Peruzzo. Los otros tres capítulos, se centran en movimientos sociales y ciudadanos como es el caso del 15-M en España, como un fenómeno abierto, flexible y contradictorio, que se analiza como un estudio de caso a partir del cual se plantea una revisión del alcance y potencialidades de las redes digitales como elemento en el empoderamiento de la ciudadanía, por Alejandro Barranquero; Ana Fernández Viso aporta las estrategias comunicativas y proyectos de construcción de paz de ONG catalanas para reflexionar sobre los nuevos actores, espacios y procesos comunicativos de transformación de conflictos no violentos que se perfilan en la actualidad; y aplicado al campo de la sostenibilidad ambiental en la zona Andina Colombiana, a partir de la participación sociocultural, relacionada con estrategias educativas y los procesos económico-políticos, desde la comunicación-desarrollo, en relación con la capacidad de incidencia y re-construcción de lo público, que aporta Eliana del Rosario Herrera Huérfano. Todos los trabajos del libro comparten la cualidad de utilizar un enfoque crítico, reivindicativo y en la mayoría de los casos propositivo. Asimismo, proporcionan ejemplos del pasado y del presente más actual vinculando teoría y práctica a través del uso de herramientas metodológicas. En definitiva, un libro de lectura obligada y de referencia para aquellos que ya trabajan en el ámbito de la comunicación y el desarrollo y para quienes esta presentación pudiera haberles despertado interés sobre el mismo.

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Notas de los Autores

Notas de los Autores

Belén Laspra Pérez Investigadora en la Universidad de Oviedo (España) como Becaria Predoctoral Severo Ochoa de la Fundación para el Fomento en Asturias de la Investigación Científica Aplicada y la Tecnología (FICYT). Licenciada en Filosofía por la Universidad de Oviedo y Máster Oficial en Estudios Sociales de la Ciencia de la Red de Excelencia del Centro de Altos Estudios Universitarios de la OEI, por la misma institución. Máster en TIC y Entornos Virtuales de Formación por el Grupo G-9 de Universidades. Correo electrónico: [email protected]

Beltrina Côrte Investigadora y docente permanente en el Programa de Estudios de posgraduado en Gerontología; Pontifícia Universidade Católica de São Paulo. Correo electrónico: [email protected]

Bruno Augusto Amador Barreto É doutor em Comunicação Social pela Universidade Metodista de São Paulo/ Universidad Pontificia de Salamanca (Espanha), com MBA em Administração Acadêmica e Universitária pela Faculdade Pedro Leopoldo/Carta Consulta de Belo Horizonte/MG, graduado e Mestre em Comunicação Social pela Universidade de Marília. Atualmente é Diretor de Planejamento de Ensino no Centro Universitário da Grande Dourados. Correo electrónico: [email protected]

Camila Carneiro Dias Rigolin Doctora en Política Científica Tecnológica por la Universidade Estadual de Campinas – IG/Unicamp, Brasil. Profesora del Departamento de Ciencia de la Información y del Programa de Posgrado en Ciencia, Tecnología y Sociedad de la Universidade Federal de São Carlos – DCI/PPGCTS/UFSCar. Correo electrónico: [email protected].

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Notas de los Autores

Ana Carolina Kalume Maranhão Doutoranda em Comunicação pela Universidade de Brasília. Mestre em Comunicação pela Universidade de Brasília (2008). Especialização em Bioética pela Universidade de Brasília (2004). Graduação em Comunicação Social pelo Centro Universitário de Brasília (2003). Atualmente é pesquisadora do Núcleo de Multimídia e Internet - Faculdade de Tecnologia - Universidade de Brasília e professora da Universidade Católica de Brasília e da Faculdade Senac. Áreas de atuação: Tecnologias da Informação e Comunicação, Mídias Digitais, Governo Eletrônico, Teorias da Comunicação e Novas metodologias de aprendizagem. Pesquisas realizadas sobre produção de conteúdo digital, novas metodologias de aprendizagem, análise de redes sociais, dispositivos móveis, epistemologia, mediação, jornalismo e políticas públicas em saúde no Brasil. Correo electrónico: [email protected]

Carlos Alberto Galvis Ortiz Comunicador social y periodista de la Universidad Jorge Tadeo Lozano de Bogotá (Colombia). Licenciado en Español y Literatura de la Universidad del Quindío. Magíster en Educación (énfasis en Democracia) de la Universidad Católica de Manizales. Doctorando en Relaciones Internacionales Iberoamericanas, Universidad Rey Juan Carlos de España. Profesor a tiempo Completo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Medellín. Coordinador del Grupo de Investigación en Comunicación, Organización y Política-COP. Editor Asociado para América Latina de la revista electrónica Global Media Journal, de la Maestría en Comunicación y el Doctorado en Estudios Humanísticos del Tecnológico de Monterrey (México). Miembro de la Comunidad de Educadores por la Cultura Científica de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI). Investigador de la IAMCR (International Association for Media and Communication Research). Coautor del libro “Pensar la Comunicación. Reflexiones y avances en investigación” (Sello Editorial Universidad de Medellín, 2006) y editor académico del libro “Investigación en Comunicación: vigencia y prospectiva” (Sello editorial Universidad de Medellín, 2008). Coautor del libro “Comunicación pública: repensar la comunicación para la democracia”. (Sello Editorial Universidad de Medellín, junio de 2009). Correo electrónico: [email protected].

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Notas de los Autores

Danilo Rothberg Doctor en Sociología de la UNESP (Universidade Estadual Paulista, Brasil). Docente del Departamento de Ciencias Humanas de la Faculdad de Arquitectura, Artes y Comunicación de la UNESP. Correo electrónico: [email protected]

David Montero Sánchez Profesor e investigador posdoctoral en cine y estudios de comunicación de la Universidad de Sevilla. Es miembro del Grupo Interdisciplinario de Estudios en Comunicación, Política y Cambio Social (COMPOLITICAS). Hasta 2010 desempeñó su tarea docente en la Universidad de Bath (Reino Unido) donde completó su doctorado en 2009 y un Máster en Cine Europeo (2004). Su investigación se centra en la intersección entre cultura visual y medios digitales. En 2012 publicó Thinking Images. The Essay Film as a Dialogic Form in European Cinema (Peter Lang). Entre sus publicaciones se cuentan artículos sobre cultura visual para revistas como “Studies in French Cinema” (Intellect), “Global Media and Communication” (SAGE) y “TELOS” (Fundación Telefónica). Correo electrónico: [email protected]

Diana Cazaux Licenciada en Ciencias de la Información y Opinión, Universidad del Museo Social Argentino. Postgrado de Profesora Universitaria, Universidad de Morón. Doctoranda en Comunicación, Universidad Austral. Ex-becaria OEA/CIESPAL. Directora de la Diplomatura en Divulgación Científica de la Universidad de Morón. Investigadora Principal, Consejera Académica y Profesora Titular en la Facultad de Informática, Ciencias de la Comunicación y Técnicas Especiales de la Universidad de Morón. Presidente de la Asociación Iberoamericana de Periodismo Científico y de la Asociación Argentina de Periodismo Científico. Conferencista internacional en reuniones de la especialidad. Investigadora, divulgadora y periodista científica. Editora para la Argentina de Scientific American Latinoamericana. Autora de los libros “Historia de la divulgación científica de la Argentina”, 2010, editorial Teseo y “El ADN del periodismo científico. El reportaje interpretativo”, 2010, Colección Intiyán del Centro Internacional en Comunicación para América Latina (CIESPAL). Correo electrónico: [email protected]

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Notas de los Autores

Diego Andres Salcedo Actualmente es Profesor Ayudante de la Universidade Federal de Pernambuco, Brasil. Docente de los cursos de Biblioteconomía y Gestión de la Información, del Departamento de Ciencia de la Información de la UFPE. Master y Doctorando en Comunicación, especializado en Divulgação Científica, del Programa de Posgrado en Comunicación de la UFPE. Correo electrónico: [email protected]

Elizabeth Moraes Gonçalves Doctora en Comunicación Social por la Universidade Metodista de São Paulo – UMESP (1999), Brasil. Licenciada en Letras por la UMESP (1978). Master en Lengua Portuguesa por la PUC/SP (1989). Docente e investigadora del Programa de Posgrado Stricto Sensu em Comunicação Social da UMESP. Responsable del proyecto de investigación “Comunicação e Linguagem”. Site: http://www.elizabethgoncalves.pro.br/ Correo electrónico: [email protected]

Fabiano Goulart Graduado en Ingeniería Agrícola de la Universidad Federal de Lavras (UFLA) y Maestría en Educación de la FACED / UFU (Concepto CAPES 5). Estudió MBA en Administración de Empresas de la Facultad de Empresa y Gestión (FAGEN / UFU), Especialización en Pedagogía de la Facultad de Educación Comercial (FACED / UFU). Profesor investigador, erudito, en el Centro de Educación a Distancia (CEAD) desde / UFU y profesores del Curso de Postgrado en Neuropsicología PUC / Uberlândia. Miembro del equipo directivo CONOCIMIENTO Programa de Conexiones en UFU (MEC / SECAD - PROEX UFU) investigador y desarrollador del proyecto: PROGRAMA MEDIA: Educomunicación y Medio Ambiente - Las acciones de Ciudadanía y Educación Ambiental a través de herramientas de comunicación y medios de comunicación (PROEXT / MEC) y el proyecto de investigación / extensión CIENCIA / UFU a lo largo del curso de la FACED medios / Periodismo / UFU. Tiene experiencia en el área de la comunicación, la producción de contenidos y EAD radiodifusión educativa. Correo electrónico: [email protected]

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Notas de los Autores

Flamínia Manzano Moreira Lodovici Investigadora y docente invitada en el Programa de Estudios de posgraduado en Gerontología; Pontifícia Universidade Católica de São Paulo. Correo electrónico: [email protected]

Gisnelli Bataglia Mincache Maestría en el Programa de Estudios de posgraduado en Gerontología; Pontifícia Universidade Católica de São Paulo. Correo electrónico: [email protected].

Graça Caldas Periodista desde 1969. Posdoctorado en Política Científica del Departamento de Política Científica (DPCT) de la UNICAMP (2008), Brasil. Doctora en Ciencias da Comunicación de la ECA/USP (1995). Master en Comunicación Científica e Tecnológica de la UMESP (1988). Especializaión en Periodismo Científico de la CAPES (1982). Profesora e investigadora de los Programas de Posgrado en Comunicación Social de la Universidade Metodista de São Paulo (UMESP), do Lato Sensu de Jornalismo Científico del Master en Periodismo Científico e Cultural del LABJOR/UNICAMP. Dirige el Grupo de Investigación del CNPq, Comunicação Científica, Mídia e Poder. Coordinadora Académica de la ABJC (Gestão 2009-2011). Correo electrónico: [email protected]

Henrianne Barbosa Doctora en Comunicación Social por la Universidade Metodista de São Paulo – UMESP/ CAPES, Brasil. Posdoctorada en el Programa de Posgrado en Ciencia, Tecnología e Sociedad de la Universidade Federal de São Carlos – PPGCTS/UFSCar (Prodoc/Capes). Correo electrónico: [email protected]

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Notas de los Autores

Isaltina Maria de A. Mello Gomes Doctora en Lingüística por la Universidade Federal de Pernambuco, Brasil. Actualmente es Profesora Asociada de la UFPE, como docente no curso de Jornalismo, del Departamento de Comunicación Social y del Programa de Posgrado en Comunicación de la UFPE. Investiga cuestiones relacionadas con el lenguaje de los medios de comunicación, y se interesa especialmente por el área de Divulgación Científica, en la cual desarrolla trabajos académicos y profesionales. Correo electrónico: [email protected]

Juliano Maurício de Carvalho Coordinador del Programa de Posgrado en Televisión Digital (Máster Profesional), profesor del Programa de Posgrado en Comunicación Mediática (Máster Oficial) y del grado en Periodismo en la Universidade Estadual Paulista “Júlio de Mesquita Filho” (UNESP, Brasil). Líder del LECOTEC (Laboratório de Estudos em Comunicação, Tecnologia e Educação Cidadã), grupo de investigación de la misma universidad. Doctor en Comunicación por la Universidade Metodista de São Paulo, con estancia postdoctoral en la Universidad de Sevilla, España. Máster en Ciencia Política en la UNICAMP y grado en Periodismo en la Pontifícia Universidade Católica de Campinas. Correo electrónico: [email protected]

Jorge Acevedo Rojas Profesor e investigador de la Facultad de Ciencias y Artes de la Comunicación de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). Ha sido director ejecutivo de la Coordinadora Nacional de Radio entre los años 2004 y 2010.

Letícia Passos Resende Bacharel en Comunicación Social: Periodismo por la UNESP y Máster en Ciencia, Tecnología y Sociedad de la UFSCar (Universidade Federal de São Carlos), Brasil. Correo electrónico: [email protected]

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Notas de los Autores

Lucía Benítez Eyzaguirre Periodista, redactora de Canal Sur Televisión, y realizadora de documentales. Ha trabajado en otros medios de comunicación como Radio Nacional de España, Cadena SER, Agencia EFE o Cadena COPE. Profesora Asociada de la Universidad de Cádiz. Doctora por la Universidad de Sevilla. DEA en Economía Aplicada. Máster en Tecnologías digitales y sociedad del conocimiento. Máster en Inmigración. Experta universitaria en Realización Audiovisual y en Software Libre. Premio RTVA a la mejor tesis doctoral de Comunicación por la investigación “La recepción transnacional de la televisión como estímulo a las migraciones: un estudio de campo en poblaciones marroquíes”, y Premio Extraordinario de Doctorado de la Universidad de Sevilla. Miembro del grupo de investigación COMPOLÍTICAS, en la línea de investigación del binomio comunicación y movilidad, como un campo productivo de las transformaciones de la globalización, ha participado en congresos y revistas científicas. En el campo de la Comunicación para el desarrollo participa en proyectos de cooperación de investigación y de enseñanza del periodismo y las nuevas tecnologías en países como Marruecos, Guinea Ecuatorial o Cabo Verde. Correo electrónico: [email protected], [email protected]

Luis Horacio Botero Montoya Colombia. Comunicador Social-Periodista de la Universidad de Antioquía. Especialista en Gestión Pública de la Escuela Superior de Administración Pública; especialista en Dirección Empresarial y en Gerencia de la Fundación Universitaria CEIPA, Executive MBA de la Escuela de Administración de Empresas –EAE- de Barcelona-España y Magister en Ciencias de la Administración de la Universidad EAFIT -HEC de Canadá). Investigador de la IAMCR (International Association for Media and Communication Research. Miembro del Foro Iberoamericano de estrategias de Comunicación –FISEC-; socio investigador de la Asociación Latinoamericana de Investigadores en Comunicación –ALAIC-Docente-investigador del grupo de Investigación en Comunicación Corpus de la Universidad de Medellín y clasificado en categoría A1 de Colciencias. Autor del libro “Teoría de Públicos. Lo público y lo privado en la perspectiva de la comunicación (Sello Editorial Universidad de Medellín, Primera, segunda y tercera edición, 2006, 2007 y 2011). Coautor de los libros: “Pensar la Comunicación. Reflexiones y avances en investigación (Sello Editorial Universidad de Medellín, 2006); “Pensar la Comunicación. Reflexiones y resultados de investigación. Tomo II” (Sello Editorial de la Universidad de Medellín octubre de 2010); “Investigación en Comunicación: vigencia y prospectiva” (Sello Editorial Universidad de Medellín, 2008) y “Comunicación pública: repensar la comunicación para la democracia”. (Sello Editorial Universidad de Medellín, junio de 2009). Correo electrónico: [email protected]

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Notas de los Autores

Maria Aparecida Santana Maestría en el Programa de Estudios de posgraduado en Gerontología, Universidade Católica de Brasília. Correo electrónico: [email protected].

Marcela Iglesias Onofrío Profesora Ayudante Doctor del Área de Sociología de la Universidad de Cádiz (UCA). Licenciada en Relaciones Internacionales por la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (Argentina) y Doctora en el área de Historia Contemporánea. Ha sido Coordinadora y docente del Máster en Cooperación al Desarrollo y Gestión de Proyectos durante cinco ediciones desde 2005 a 2010, así como del Experto en Desarrollo Local impartido en la Universidad Abdelmalek Essaadi de Tánger-Tetuán (2007). Miembro del Grupo de Estudios de Historia Actual desde 2003 e investigadora en diversos proyectos europeos, nacionales y autonómicos sobre: cooperación transfronteriza y gobernanza multinivel en el espacio euromediterráneo, flujos migratorios y codesarrollo en el Estrecho de Gibraltar, las relaciones hispano-marroquíes, diplomacia pública y Estrategia-Marca-País, entro otros. Correo electrónico: [email protected]

Márcia Reami Pechula Doctora en Comunicación y Semiótica (PUC-SP, 2001), Brasil; Master en Educación (UNICAMP, 1995) e graduada en Filosofia (PUC-Campinas, 1987). Es profesora del Departamento de Educación de IB-UNESP/Rio Claro, con docencia en disciplinas de Filosofía de la Ciencia y la Filosofía de la Educación. Sus estudios están orientados hacia la comprensión de los conceptos de la ciencia en la sociedad contemporánea en el ámbito entre la universidad y los medios. Desarrolla estudios sobre la divulgación científica en el aula y en los medios. Correo electrónico: [email protected]

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Notas de los Autores

Maria Cristina Piumbato Innocentini Hayashi Doctora en Educación por la Universidade Federal de São Carlos – UFSCar, Brasil. Profesora del Departamento de Ciencia de la Información del Programa de Posgrado en Ciencia, Tecnología y Sociedad da Universidade Federal de São Carlos–DCI/PPGCTS/UFSCar. Correo electrónico: [email protected]

Mateus Yuri Passos Doctorando en Teoría e Historia Literaria en la Universidade Estadual de Campinas (UNICAMP, Brasil), desarrolla actualmente investigaciones sobre transmisión cultural e reinterpretación del canón operísitico, orientadas a producciones contemporáneas (Regietheater) de la tetralogía Der Ring des Nibelungen, de Richard Wagner. És Master en Ciencia, Tecnología y Sociedad de la Universidade Federal de São Carlos (UFSCar) y bacharel en Estudios Literarios de la UNICAMP y en Periodismo de la Pontifícia Universidade Católica de Campinas (PUC-Campinas). Su producción anterior está dedicada principalmente al periodismo literario y la comunicación pública de la ciencia. Correo electrónico: [email protected]

Otávio de Tolêdo Nóbrega Investigador y docente permanente en el Programa de posgrado en Ciencias Médicas de la Universidade de Brasília; Investigador asociado al Programa de Estudios de posgraduado en Gerontología; Universidade Católica de Brasília. Correo electrónico: [email protected]; [email protected].

Silvia Domínguez Gutiérrez Doctora en Educación, Profesora Investigadora en el Departamento de Estudios de la Comunicación Social, CUCSH, Universidad de Guadalajara, México. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Correo electrónico: [email protected]

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Notas de los Autores

Vicente Paulo Alves Investigador y docente permanente en el Programa de Estudios de posgraduado en Gerontología; Universidade Católica de Brasília. Correo electrónico: [email protected]

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Call for Papers — 2013

Las redes digitales en los movimientos ciudadanos. Una revisión crítica.

El uso activista de Internet se ha considerado determinante en la consolidación de experiencias como la del movimiento zapatista dentro del altermundista, a la que han seguido otros muchos ejemplos: Venezuela, Francia, Reino Unido, 13M, movimiento por la Vivienda Digna y 15M en España, primavera árabe, Occupy…). Tanto en el ámbito académico como entre los activistas abundan interesantes y agudas reflexiones, visiones pero también lecturas simplistas que, o bien mitifican el papel de las TIC en los procesos de movilización social cayendo en un marcado determinismo tecnológico o, por el contrario, minimizan o incluso descartan la importancia de las TIC en los actuales procesos de participación ciudadana. A pesar de la multiplicación cuantitativa de textos sobre la relación entre los movimientos y las nuevas tecnologías comunicativas, resulta aún pertinente el esfuerzo por indagar de forma crítica en esta línea de investigación tanto lejos de refugiarse en la seguridad de las posturas inmovilistas como de las que defienden que esencialmente nada ha cambiado con la irrupción del uso social de las TIC, así como las que están al margen del aventurismo de la utopía digital como causa y vanguardia de todos los procesos sociales contemporáneos, para indagar realmente en las oportunidades y amenazas del uso social de las tecnologías. Una investigación que sepa vislumbrar tanto las ventajas como los inconvenientes del desarrollo tecnológico en las sociedades actuales, a la vez que revisa la idea de la revolución digital en curso como el “punto cero” de una nueva historia despojada del pasado y de las estructuras sociales, políticas y culturales que aún hoy rigen en el mundo contemporáneo. El tema del próximo número de la revista REDES.COM conjuga además dos puntos de interés que han desarrollado durante los últimos años tanto el proyecto editorial como el más amplio proyecto investigador del grupo COMPOLÍTICAS. En primer lugar, resulta indispensable atender a internet y las nuevas tecnologías que están transformando el panorama comunicativo, conformando un nuevo ecosistema mediático en el que conviven viejos y nuevos medios, así como a las prácticas sociales y de los sujetos, dentro de nuestro interés por la comunicación digital. En segundo lugar, se busca contribuir desde la teoría tanto a la comprensión de la realidad como a su propia transformación. En línea con el planteamiento marxista y la corriente crítica en general, consideramos que la mayor objetividad se da cuando se reconocen los intereses y motivaciones del sujeto investigador que, en las ciencias sociales, forma parte del propio objeto de estudio en el que proyecta sus propias ideas y opiniones.

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En este sentido la investigación de y con los movimientos sociales adquiere una utilidad más allá de la acumulación per se de conocimientos, para proponer prácticas desde la comprensión de la complejidad del mundo, para diseñar estrategias de transformación social en pro de mejorar la vida de la gente, la libertad y la democracia. Este número de la Revista Redes.Com pretende por tanto abordar la realidad de los nuevos medios y, desde la comunicología, reforzar la comprensión y el aprovechamiento de las nuevas tecnologías para la participación social y la construcción de iniciativas emancipadoras desde la sociedad civil y los movimientos sociales. Con ese objetivo, hacemos un llamamiento a la comunidad académica para aportar textos inéditos que indaguen de manera crítica y rigurosa en la relación de los movimientos sociales con internet y los nuevos medios, a partir de las siguientes líneas de trabajo y de algunas preguntas de investigación, a modo de sugerencia para los autores: Soberanía tecnológica: El potencial emancipador de las nuevas tecnologías entra a menudo en contradicción con el dominio de grandes corporaciones y el control legislativo de los estados que influyen en su desarrollo. Por su parte, los movimientos usan la tecnología mediante dos vías principales; el uso disruptivo de tecnologías ajenas y la creación de proyectos autónomos de innovación tecnológica. ¿Cuáles son los riesgos y amenazas del uso por parte de los movimientos de tecnologías ajenas? ¿Qué peligros supone la vigilancia y el control por parte de gobiernos y empresas? ¿Cuáles son los retos, posibilidades y las barreras de los desarrollos autónomos por parte de los movimientos? Ciberactivismo: Los movimientos enriquecen su repertorio de confrontación, con acciones organizadas virtualmente y en el espacio físico, con dinámicas en las que se detecta el peso de las emociones sociales. La red no se limita a ser una herramienta de lucha, sino que conforma el propio campo de batalla y el objeto de reivindicación que guía la acción colectiva. ¿Son “reales” las acciones en el espacio virtual? ¿Cómo complementan a las luchas en el territorio? ¿Qué relaciones se dan entre el activismo clásico y el virtual? ¿Qué emociones son definitivas para la acción coletiva? Activismo móvil: La tecnología móvil ha sobrepasado las pantallas de ordenador y garantiza la conectividad permanente y la movilidad del acceso. Incluso tecnologías a priori más simples, como los SMS, han jugado un papel esencial en el control democrático en países como Kenia o Zimbaue. Como instrumento de transparencia, de empoderamiento comunicativo, capaz de burlar la censura y el control, también estimula la microcoordinación en los movimientos sociales. ¿Qué aporta la movilidad al ciberactivismo? ¿Cómo se relacionan los distintos dispositivos tecnológicos? ¿Qué nuevos usos pueden surgir de la conectividad permanente y móvil? Sociabilidad física y virtual: Los movimientos sociales construyen espacios híbridos, físicos y virtuales, en los que se produce la socialización de los activistas, con diferentes características, ventajas y límites para la participación, el debate y la toma de decisiones. La interrelación de ambos espacios es un tema habitual de debate en el seno de los movimientos. ¿Qué ventajas e inconvenientes tiene cada espacio, físico y virtual, para la

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acción, debate y participación políticas? ¿Cómo se complementan ambos espacios? ¿Puede darse una plena sociabilidad en el espacio de las redes? Democracia Digital: Internet no es solo una herramienta de lucha, sino que se convierte también en un símbolo de nuevas formas de participación y organización social. Si la imposibilidad del debate y la participación directa en amplios grupos ha sido la justificación máxima de los modelos representativos de democracia, la red, permitiendo una comunicación horizontal a gran escala (una autocomunicación de masas, en palabras de Castells), ilustra y abre vías de posibilidad para cuestionar la irremediabilidad de la representación. ¿Cómo pueden las nuevas tecnologías ampliar la participación y mejorar la democracia? ¿Cuáles son los riesgos de la participación digital? ¿Cómo pueden complementarse la representación y la participación directa? Cultura digital y movimientos sociales: La cultura de la red, su lenguaje, sus memes y sus mitos impregnan la acción política de los movimientos. Éstos movilizan los marcos culturales de la red, adoptando su lenguaje y sus valores. Las caretas de Anonymous, lemas como “Error 404: Democracy not found” o “Cayó el sistema”, términos como “manifiestos de código abierto” o “La Caixa es Mordor” ilustran la influencia de las culturas de la red (cultura hacker, cultura friki, etc.) en el lenguaje y los marcos simbólicos para la movilización social. ¿Cuáles son los referentes culturales movilizados por el activismo? ¿Cómo influye la cibercultura en los discursos y prácticas políticas? ¿Qué relación se establece entre la cultura de masas y la cultura popular en el nuevo entorno digital? Medios de comunicación en la red: La red es ante todo un medio de comunicación, en la que interactúan medios convencionales y usuarios en el nuevo y complejo ecosistema mediático. Surgen medios digitales como Periodismo Humano o Indymedia, se refuerzan medios alternativos en papel como Diagonal y se crean otros nuevos como Madrid 15M, se crean espacios de debate basados en la información de blogs y medios convencionales como Meneamé y, desde los medios tradicionales en crisis, surgen proyectos en los que los propios periodistas buscan su independencia en nuevos medios como La Marea. ¿Cómo se relacionan los medios convencionales y los nuevos medios? ¿Siguen los primeros dominando la agenda y el discurso público? ¿Hasta qué punto pueden los nuevos medios influir en la opinión pública? ¿Qué papel juega el periodismo tradicional frente al nuevo periodismo ciudadano?

Coordinador del monográfico: José Candón Mena (US) Fecha de publicación de la convocatoria: 20 de abril de 2013 Fecha de cierre de la convocatoria: 20 de junio de 2013 Recepción de originales y normas: www.revista-redes.com

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Call For Papers - 2013

A Critical View of Digital Networks and Social Movements

Activism on the Internet has often been seen as a key factor in consolidating instances of social unrest in examples ranging from the Zapatista movement to the Arab Spring, as well as protests in Venezuela, France, the United Kingdom, the Vivienda Digna movement and Indignados in Spain, Occupy, etc. Scholars and activists have provided both thoughtful insights and simplistic readings either overemphasizing the role played by digital networks (technological determinism) or downplaying their importance in relation to citizen participation. In spite of the increasing number of articles and books dealing with the link between social movements and communication technologies, it still seems relevant to further this line of enquiry, questioning critically both positions which resist change as well as those which foreground the role of digital networks as the avant-garde and origin of each contemporary process of social transformation; the aim is to look seriously into the chances and threats brought about by the use of communication technologies. Research is needed in order to review the “digital revolution” as a sort of degree zero concept, which sidesteps social, political and cultural structures still relevant in today´s world. In line with previous issues and with the general interests of research group COMPOLITICAS over the last few years, the current issue of Redes.com deals with the subject of digital networks and social movements from a double perspective. First, it acknowledges the fact that the Internet and technological advances are transforming the landscape of communication practices, drawing up a new media ecosystem where new and old media coexist with a number of subjective and social practices. Also, it looks to contribute theoretically to the understanding and to the transformation of reality. In line with Marxist and critical views in general, positions which depart from the acknowledgment of research interests and motivations are seen as fostering a deeper objectivity by virtue of recognizing the researcher´s role in a social world in which he/she projects ideas and opinions. Research about and with social movements goes beyond data accumulation in order to propose complex practices and socially transformative strategies with the aim of improving people´s lives, freedom and democracy. The current issue of Redes.com aspires to tackle the reality of new media and, from a communication studies perspective, also to promote greater understanding and a better use of technological advances with a view to foster social, emancipatory practices within civil society and social movements.

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With this in mind, we welcome academic contributions which inquiry critically into the relationship between social movements, Internet and new media along the following working lines and research questions. Topics include: Technological sovereignty. The emancipatory potential of communication technologies often clashes with the interest of big corporations and with nation-state control via legislation; elements which greatly affect lines of development. Social movements, on the contrary, use technology in two distinct ways: disruptive use of alien technologies and the creation of autonomous, innovative projects. Which are therefore the risks of using technology not owned by the movement? Which specifics threats are posed by surveillance on behalf of governments and technological corporations? Which challenges, opportunities and limitations can be identified in autonomous uses of technology by the social movements? Cyberactivism. Social movements have enriched their traditional confrontation repertoire; they combine virtually organized and public space actions, foregrounding dynamics which give great importance to social emotions. The Internet is not only seen as a tool for action, but also as the field of struggle and as a political claim which guides collective action. Which are the real actions in virtual spaces? How are struggles complemented in the field? How does classic and virtual activism relate to each other? Which emotions determine collective action? Mobile Activism. Mobile technology has gone beyond computer screens in an effort to secure permanent connectivity and access. Communication systems such as SMS have played a pivotal role when it comes to democratic control in places such as Kenya or Zimbabwe; it promotes empowerment and transparency and is also able to escape censorship as it stimulates micro-coordination among social movements. What does mobility contribute to cyberactivism? How do different technologies relate to each other? Which uses does permanent, mobile connectivity foster? Virtual and physical sociability. Social movements generate hybrid spaces, both in virtual and physical realms, where activists are socialized. Each of these spaces displays advantages and limitations when it comes to participation, debate and decision-making. How the virtual and the physical interact is a permanent subject of debate within the social movements themselves. How can we identify advantages and limitations within these spaces in terms of action, discussion and participation? How do these spaces complement each other? Can complete sociability be achieved in the virtual space of the networks? Digital democracy. Internet cannot only be conceived as a tool within a wider struggle for social change; its role as a symbol of new forms of participation and social organization is also paramount. While the representative democracy deems direct participation and extended debate unfeasible, Internet allows horizontal communication on a mass-scale (massive self-communication in the words of Manuel Castells), opening a line of thought which questions the inevitability of representation. How can communication technologies articulate and widen participation in order to improve democracy? Which

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are the threats involved in digital participation? How can representative and direct models complement each other? Digital cultura and social movements. Network culture, its terminology, memes and myths pervade political action within social movements. The latter foreground cultural frameworks which originate on the Net and respond to specific values. Anonymous masks, open-source manifestos and slogans such as “Error 404: Democracy not found”, “System Failiure” or “La Caixa is Mordor” illustrate the extent to which network cultures (hacker ethos, freak culture) influence symbolic dimensions within social movements. Media on the Internet. Internet remains overall a complex ecosystem where conventional media and users interact in complex ways. Digital media such as Periodismo Humano or Indymedia reinforce the role played by alternative papers (Diagonal) or give birth to new ones (Madrid 15M); the networks also foster debate based on the contents of blogs and conventional media (Meneamé) and allow traditional media in crisis to develop projects where journalists look for their independence through initiatives such as La Marea. How does conventional media and new media relate to each other? Do mainstream media still set the agenda and dominate public discourse? To what extent can new media influence public opinion? Which role does traditional journalism play in relation to citizen journalism?

Supervisor: José Candón Mena (US) Call for paper opens on April, 20th 2013 Call for papers deadline: June, 20th 2013 Guidelines for submission and reception of articles: www.revista-redes.com

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