REGÍMENES DE TRATA EM MOMENTOS DE ALTERAÇÕES GEOPOLÍTICAS: REFLEXIONES A PARTIR DE BRASIL

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REGÍMENES DE TRATA EM MOMENTOS DE GEOPOLÍTICAS: REFLEXIONES A PARTIR DE BRASIL

ALTERAÇÕES

Texto preparado para ser presentado na reunião da LASA, 2015, San Juan de Puerto Rico – versión preliminar Adriana Piscitelli – Núcleo de Estudos de Gênero PAGU/Unicamp, Brasil e-mail: [email protected]

INTRODUCCIÓN  

Durante varios años, los estudios críticos sobre trata de personas destacaron el hecho de que en diversas partes del mundo el combate a ese crimen, utilizando un lenguaje de protección a los derechos humanos, ha estimulado acciones que contribuyen para reprimir la migración y combatir la prostitución, inclusive en países en los que no es ilegal. Y, al mismo tiempo, se ha ofrecido escasa protección a las personas consideradas víctimas de ese crimen.1     Las discusiones establecidas a partir de esas investigaciones tienden a señalar los aspectos comunes de los efectos del combate a la trata de personas en países europeos, de Asia, de América del Norte y del Sur y del Caribe. Una de las preguntas que ese debate suscita, y que orienta la propuesta de nuestro panel, es como comprehender la integración en los regímenes de trata y los efectos aparentemente análogos de esa integración en países con diferentes posiciones geopolíticas; políticas migratorias; flujos de movilidades a través de las fronteras y modelos legales relativos a la prostitución. En esta presentación trato de ofrecer algunos elementos para responder esa pregunta y avanzar en el debate a partir de una reflexión, todavía en elaboración y en gran parte colectiva2, sobre las nuevas flexiones en las discusiones y prácticas para                                                                                                                           1  Esta   observación   está   vinculada   a   diálogos   con   Kamala   Kempadoo;   Julia   O’,   Connell   Davidson,  

Dag   Stenvoll,     Elizabeth   Bernstein   e   Jaris   Mujica,     en   el   encuentro   Human  Rights,  Victimhood  and   Consent,   Social,   legal   and   political   dilemmas   of   victimhood,  Bergen,  10th–12th  of  June  2010  (Uni   Rokkan   Centre),   e   en   la   IASSCS  Conference  2011  -­‐  Naming  and  Framing  -­‐  The  Making  of  Sexual   Inequality,   Madrid,   julio   de   2011.     Para   una   lectura   de   los   argumentos   de   esos   autores   ver:     Kempadoo,   2005;   Piscitelli,   2008;   Universidad   Complutense   de   Madrid,   2009;   Mujica,   2011;   Bernstein,  2007;  Zeng,  2010.   2  Este   texto   es   tributario   de   las   discusiones   colectivas   con   un   grupo   de   investigación   en   el   Núcleo  

de  Estudos  de  Gênero,  PAGU,  da  la  Unicamp,  que  ha  incluido  a  Laura  Lowenkron,  Aline  Tavares,   Paula   Luna,   Natalia   Corazza   Padovani,   Paula   Togni,   Andreia   Sckackaus   y   José   Miguel   Olivar   y   con   una   amplia   red   de   investigadores   en   otras   partes   del   Brasil:   Thaddeus   Blanchette,   Ana   Paula   da   Silva,   Maia   Sprandel,   Guilherme   Mansur,   Bela   Feldman   Bianco,   Dra   Ela   Wiecko   de  

 

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combatir la trata en Brasil. Considero políticas, disposiciones legales y acciones destinadas a ese combate a partir de la ratificación en ese país del Protocolo de Palermo, en 20043. Me baso en diversos estudios sobre el tema que realicé y coordiné a partir de ese año y en investigaciones realizadas por otros/as académicos que llaman la atención para alteraciones en las prácticas anti-trata y para la diversificación de sus efectos en el período transcurrido a partir de esa ratificación (Piscitelli, 2013; Piscitelli et alii, 2015; Lowenkron e Piscitelli, 2015; Tavares, 2015; Teixeira, 2015; Olivar, 2014). Tomo como hilo conductor los cambios en la configuración de la noción de víctima en el país. Mi argumento principal es que esas alteraciones adquieren sentido considerando el relativo desplazamiento geo-político del Brasil en el ámbito global y la ampliación de los intereses nacionales en relación a los flujos de movilidades desde y hacia el país y la re-elaboración de la preocupación con las fronteras. En las dos primeras partes de la presentación trazo un cuadro de las alteraciones en la noción de víctima que circula a partir de diversas instancias de gobernamentalidad,

contextualizándolas.

Finalmente,

considero

los

aspectos

contradictorios de la implementación de esas nociones y la diversificación de los efectos de las políticas anti-trata. ALTERACIONES EN LA NOCIÓN DE VÍCTIMA

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Entre 2014 e 2015, una serie de imágenes utilizadas en cursos y campañas de sensibilización sobre la trata de personas llamaron la atención de los investigadores sobre la problemática. En 2014, en el ámbito de una campaña nacional fue difundido un folder con un mensaje amenazador:

“la decisión de viajar es suya, las

consecuencias también”, amenizado por la frase: “sus derechos viajan con usted donde quiera que usted vaya”. En ese folder, la responsabilidad por la trata es individualizada y atribuida a la persona que viaja. Más allá de ello, los aspectos que llamaron la atención fueron el género y el color en la corporificación de la víctima y el abanico de instancias de gobernamentalidad que apoyaron la campaña. El mensaje amenazador acompaña la imagen de una estera de aeropuerto, en la que un hombre joven, blanco, de espaldas, con postura erecta, lleva una maleta.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                             Castilho,   Flavia   Teixeira,   Larissa   Pelucio,   Gregoy   Mitchel.       Agradezco   a   todos   los   comentarios   que,  a  lo  largo  de  los  años,    hicieron  posible  estas  reflexiones.     3  El  Protocolo  de  Palermo,  la principal disposición legal supranacional relativa a la trata de personas, fue  formulado  e  2000,  entro  en  vigor  internacional  en  2003  y  fue  ratificado  pelo  Brasil  en  2004.      

 

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En términos de los apoyos institucionales, en esta campaña adquieren destaque en primero lugar, no instancias brasileñas, sino la Unión Europea, el ICMPD/Centro Internacional para el desarrollo de Políticas Migratorias, sediado en Suiza, que consolidós sus actividades en el trabajo con fronteras entre el Espácio Shengen y los países del Este Europeo que no integraban la Unión Europea4. Les siguen agencias del gobierno de Portugal5, uno de los países que concentró migrantes brasileñas/os y supuestamente víctimas de trata de personas durante a la década del 2000 y “On the Road”, una organización no gubernamental internacional. Solo después son registrados los apoyos de instancias gubernamentales brasileñas: el Departamento de Policía Federal, la Secretaria Nacional de Justiça y el Ministério da Justiça, agencias centrales en el control de la trata de personas en Brasil.

APOYO de: • 

ICMPD

• 

Unión Europea

• 

CIG/ COMISSÃO PARA A CIDADANIA E IGUALDADE GÊNERO/PORTUGAL

• 

SEF/ SERVIÇO DE ESTRANGEIROS E FRONTEIRAS

• 

ON THE ROAD

• 

Departamento da Policia FederaL

• 

Secretaria Nacional de Justiça

• 

Ministério de Justiça

Las otras dos imágenes que llamaron la atención fueron una en la que la noción de víctima es corporificada por un hombre joven, blanco, amordazado, atrás de alambres de púa, en un local que parece ser una prisión y otra que, más diversificada, muestra una mano (blanca), que rompe las cadenas que aprisionan manos de hombre, mujer y de niño o niña, blancas y negra - una de las cuales tiene un órgano diseñado,                                                                                                                           4

International Centre for Migration Policy Development, organización creada por iniciativa de los gobieernos de Suiza y Austria em 1993 para dar assistência técnica en matérias de migración y de asilo. 5  CIG/ Comissão para Cidadania e Igualdade de Gênero e SEF, Serviço de Estrangeiros e Fronteiras, de Portugal.  

 

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que parece ser un riñón, aludiendo al tráfico de órganos. La primera de estas dos imágenes, de 2015, fue utilizada en la divulgación de un seminario de capacitación para juristas que se realizó en un estado del Nordeste del Brasil. La segunda fue el símbolo de la Campaña de la Fraternidad, campaña de sensibilización diseminada en escala nacional por la Iglesia Católica en el Brasil. Uno de los aspectos notables de estas imágenes es que ellas interrumpen una larga serie de campañas preventivas en las que, desde finales de la década de 1990, la noción de víctima es corporificada por mujeres jóvenes. El conjunto de imágenes utilizadas en las campañas de combate a la trata en Brasil, con el doble objetivo de “sensibilizar” para el drama de la trata y de alertar para el peligro (Blanchette e Silva, 2011) opera de manera análoga remitiendo, en términos de Lowenkron (2012), a una “pedagogía del miedo”. Pero el punto que quiero destacar es que, en la historia del debate reciente sobre la trata en Brasil, las marcas de género y raza que caracterizan a las víctimas, dotándolas de características particulares, han cambiado y responden a significativas alteraciones en las discusiones sobre la problemática. Como en otras partes del mundo, en Brasil, las imágenes que presentan a las mujeres como víctimas presentan aspectos reiterativos. Fuertemente feminilizadas, evocan simultaneamente la idea de prisión, esclavización, impotencia y miedo, visible en las lágrimas de las mujeres encadenadas. Esas imágenes, como afirma Andrijasevic (2007), suelen ser violentas, fundiendo nociones de feminilidad y pasividad y reiterando estereotipos sexualizados sobre las mujeres de regiones pobres del mundo. La particularidad, en Brasil, es que las mujeres-víctimas fueron primero caracterizadas como mujeres negras o morenas y solo después con colores de piel diversificados, en campañas realizadas y apoyadas por organizaciones no gubernamentales locales y por diversas instancias del Estado, federales o estaduales, a vezes con el apoyo del UNODC/Escritório de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Crimen. La vinculación entre víctimas de trata femeninas y colores de piel oscuros adquiere sentido considerando que las preocupaciones iniciales con la trata internacional de personas, en Brasil, asociaron esta problemática al turismo sexual, relacionado con el consumo de sexo de mujeres negras por parte de hombres blancos de los países “ricos”. En el país, la relación entre turismo internacional y prostitución está presente ya en el comienzo de la década de 1980, en los escritos de la feminista

 

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negra Lélia Gonzalez (1982), que considera como esa relación afectó de manera particular a las mujeres negras. La lectura de esta articulación como “turismo sexual” y su vinculación con la trata de personas fue realizada más tarde, en la segunda mitad de la década de 1990, por organizaciones no gubernamentales que trabajaban en el Nordeste, articuladas con feminismos transnacionales.

Organização não governamental Chame 1999/2000

En las denuncias de esas organizaciones, la idea era que los extranjeros procuraban en el Nordeste sexo fácil y barato, accesible por causa de la pobreza, asociada a la negritud. Esas relaciones, al establecer una conexión íntima entre turismo sexual y trata de personas, produjeron una idea de víctima de trata calcada en la caracterización de las mujeres y adolescentes que participaban en el turismo sexual en lugares como Salvador y Recife. Y la vinculación entre turismo sexual y trata incluyó también los casamientos con turistas extranjeros, considerados caminos para la explotación sexual y cárcel privada en el exterior (Coletivo Mulher Vida, 1996; Theodoro, s/d). Estas nociones se materializan en las imágenes presentes en las campañas humanitarias promovidas por esas organizaciones en Brasil en el período

 

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anterior a la ratificación del Protocolo de Palermo en las que, invariablemente, mujeres de piel oscura son acompañadas por extranjeros blancos. La idea de mujeres y niñas negras como víctimas predominantes de la trata de personas se difundió en el debate en el período de la ratificación del Protocolo de Palermo. Ese período coincide con grandes inversiones gubernamentales del Estado, asociado a agencias multilaterales supranacionales como el UNODC, en el esfuerzo de combatir la trata de personas. Esa idea, basada en la caracterización de víctimas de trata delineada por ONGs involucradas en el trabajo con turismo sexual, fue reproducida en investigaciones académicas y gubernamentales, sin base empírica, pues esos estudios no contemplaron informaciones sobre el color de la piel en la recolección de datos. (Cecria, 2002; Secretaria Nacional de Justiça, 2004).6 Investigaciones posteriores que sí incluyeron información relativa al color de la piel indicaron que personas cuyas trayectorias de desplazamiento en dirección a países europeos sugerían posibles indicios de trata componían un mosaico diversificado, en términos de edad, género y color, escolaridad y grados de pobreza. En estos movimientos de población predominaban, en la mitad de la década de 2000, personas que, a pesar de no considerarse blancas, tampoco eran negras y ese punto es relevante en los flujos destinados a los países del Sur de Europa en los que, de acuerdo con los criterios predominantes en sectores mas intensamente vinculados a la trata de personas, como la industria del sexo, las personas consideradas negras tenían escaso valor de mercado (Secretaria Nacional de Justiça, 2005; 2007). La diseminación de estas ideas en el debate se refleja en la relativa diversificación, en términos de color de la piel, progresivamente presente en las imágenes de las campañas que muestran mujeres con el color de piel más claro y que, además, no parecen corporificar extrema pobreza. Las campañas con la configuración                                                                                                                           6

A primeira dessas pesquisas, o “I Diagnóstico sobre tráfico de seres humanos -- São Paulo, Rio de Janeiro, Goiás e Ceará” --, esteve centrado em análises de processos judiciários (Justiça Federal) e inquéritos (Polícia Federal) relativos ao crime de tráfico de pessoas nesses quatro estados. Esse estudo indica que as vítimas são, sobretudo, do sexo feminino e que no tráfico internacional de pessoas, as vítimas são, sobretudo, mulheres e não adolescentes. A pesquisa traça o perfil das vítimas considerando ocupação e grau de instrução, deparando-se com as limitações da informação presente nos processos. No que se refere à “cor”, o instrumento de pesquisa utilizado não inclui essa informação entre os dados da vítima. E aqui é necessário observar que em diferentes processos, incluindo sentenças condenatórias, a cor dificilmente aparece registrada nas informações sobre a vítima Contudo, no CD preparado para a difusão dos dados de pesquisa, o Diagnóstico é acompanhado pela imagem de uma mulher negra. (Secretaria Nacional de Justiça, 2004).  

 

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femenina de las víctimas co-existen con las que muestran las nuevas y más diversificadas nociones de víctima, en términos de color y también de género.

Gobierno del Estado de Ceará, Probablemente 2013/2014

Como se produjo la transición entre unas y otras imágenes de víctimas de la trata y entre el apoyo a esas campañas por parte de instancias de gobernamentalidad locales, estaduales o nacionales, con el soporte de las Naciones Unidas y la participación de instancias más diversificadas, supranacionales y de países europeos? Y como entender la co-existencia de las diferentes nociones de víctima? CONTEXTOS E INTERESES EN TRANSFORMACIÓN Las nuevas imágenes de víctimas adquieren sentido considerando la reciente percepción del Brasil, con una economía en crecimiento, como un nuevo objetivo de las migraciones internacionales y tomando en cuenta la re-elaboración de los intereses nacionales en relación a la trata, a los flujos de población y las fronteras nacionales (Olivar, 2014). Cuando, durante la década de 2000, en países europeos como España, considerado uno de los principales locales de destino de víctimas de trata brasileñas,

 

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se delineban regímenes de trata que, a pesar de las presiones humanitárias, seguian caminos coherentemente represivos en relación a la migración y, en grado un poco menos coherentes, en relación a la prostitución (Piscitelli, 2013; Pérez, 2014; 2015), los intereses que alimentaron la formulación de leyes, políticas, planes y acciones policiales en el Brasil eran más heterogéneos. En los primeros años de esa década, el debate público sobre la trata de personas comenzó a intensificarse en el país, coincidente con el incremento de la migración brasileña para las naciones “ricas”7. En ese momento adquirieron extrema visibilidad los desplazamientos para trabajar en la industria del sexo, principalmente en Europa, que suscitaba preocupación por su vinculación con la trata internacional de personas. Lowenkron y Piscitelli (2014) afirman que esas inquietudes estaban asociadas a la situación de esas personas como víctimas de la trata de personas, pero también a las violaciones de derechos en los procesos en los cuales eran deportadas. Un segundo foco de preocupación fue la trata de personas en la frontera, particularmente en el norte del Brasil, vinculada al desplazamiento de brasileñas para ejercer la prostitución en el exterior, principalmente en Suriname y, a partir de ese país, en Holanda8. En ese contexto, las acciones policiales “preventivas” incluyeron medidas que interfirieron con la movilidad hacia el exterior de brasileñas consideradas pobres y potenciales prostitutas, y acciones policiales represivas sobre la prostitución en diversas ciudades del Brasil (Silva, Blanchette y Bento, 2013). A partir de 2009, en el contexto de la crisis económica que afectó a varios países del “norte global” y del crecimiento económico que condujo a la integración de Brasil en el grupo de los BRICS, el país se tornó un foco de atracción para migrantes de diversas partes del mundo. En ese marco, las disposiciones legales orientadas a la trata de personas, la migración y las acciones policiales alimentaron y conformaron un conjunto diversificado de prácticas, cuyo carácter conflictivo se volvió evidente en los casos de personas extranjeras consideradas víctimas en el Brasil de la trata internacional de personas y, sin embargo, sujetas también ellas a deportación. La manera cómo el gobierno brasileño trataba a esas personas comenzó a provocar inquietud en la segunda mitad de la década del 2000. Los artículos                                                                                                                           7  En   términos   de   trata   interna,   dentro   del   país   o   doméstica,   la   principal   preocupación   estaba  

dirigida  a  la  trata  de  personas  asociada  a  la  explotación  sexual  de  niños  y  adolescentes.     8

Esas inquietudes llevaron a que el gobierno brasileño realizara investigaciones orientadas a detectar violaciones de los derechos de brasileños/as en el exterior (Secretaria Nacional de Justicia, 2006; 2007; SODIREITOS/GAATW REDLAC, 2008).  

 

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periodísticos sugerían que ellas recibían un tratamiento análogo al conferido a las personas brasileñas en el exterior9. Esas migraciones comprendían flujos de personas de países europeos afectados en ese continente por la crisis económica de finales de la década (Cadernos ObMigra, 2015) 10 . Sin embargo, los flujos migratorios de población que han provocado preocupación y han sido vinculaban a delitos como la trata de personas y el tráfico de migrantes han sido mayoritariamente originarios de regiones “pobres” del mundo, entre las que se ha destacado Haití (Vieira, 2014)11. En mayo de 2015, pocos días atrás, en el momento en el que tramita una nueva ley de extranjeros en Brasil, con destaque también para la regulación de flujos en territorios transfronterizos12, el estado de Acre estudiaba como cerrar las fronteras, para impedir nuevo ingreso de haitianos ilegales “para defenderlos de las acciones de coyotes”, que los convierten en víctimas de tráfico humano.13 La propuesta de reformulación de las leyes de extranjeros coincide con la reformulación de las leyes sobre la trata. Hasta ahora, en el Brasil no hubo una armonía entre las leyes nacionales y el Protocolo de Palermo. La multiplicidad interna de la manera de entender y de la actuación estatal frente al fenómeno de la trata de personas proviene, en parte, de la existencia y de la discrepancia de dos instrumentos legales que sirven de referencia para la definición del “problema”. Los debates públicos y campañas humanitárias construyen la trata como problema político, siguiendo el Protocolo de Palermo. Y las prácticas administrativas que regulan en el país la “trata de personas” siguen el Código Penal Brasileño.                                                                                                                           9

“Una casa de prostitución para coreanos es clausurada en São Paulo. Los clientes y las chicas de programa eran coreanos; las mujeres estaban en el Brasil como turistas”, globo.com, 29/02/08,  in:   http://g1.globo.com/Noticias/SaoPaulo/0,,MUL331891-­‐5605,00-­‐ CASA+DE+PROSTITUICAO+PARA+COREANOS+E+FECHADA+EM+SAO+PAULO.html,   consultado   el   día   24/07/2014. 10  De   acuerdo   con   recientes   investigaciones   realizadas   con   el   censo   de   2010,   Portugal, Japão, Paraguai, Bolívia, Itália e Espanha são as nacionalidades com maior participação em 2010 (56,2%) 11  Según Dutra et alii (2015) el crecimiento del colectivo haitiano entre los trabajadores con empleo legal fue de 406% (2012/11) e 214% (2013/12). Ese crecimiento hace que ese colectivo se destaque sobre los demás, adquiriendo el primeor lugar entre los dos períodos comparados. Pasó a ocupar el primero lugar en 2013, siendo que en 2011 y 2012, los portugueses tenían el primero lugar. 12 Ver: A Comissão de Relações Exteriores do Senado Federal aprovou dia 21/05/2015, o Substitutivo ao Projeto de Lei do Senado nº. 288 (PLS, de Aluysio Nunes, com Substitutivo do Senador Ricardo Ferraço), com vistas à adoção da Lei de Migrações no Brasil, in: http://www12.senado.gov.br/noticias/materias/2015/05/21/cre-aprova-nova-lei-da-migracao-parasubstituir-estatuto-do-estrangeiro 13  “União decide coibir entrada de haitianos ilegais, 22/05/2015, Blog do Josias, UOL notícias, política, in://josiasdesouza.blogosfera.uol.com.br/2015/05/22/governo-decide-coibir-entrada-de-haitianoilegal/

 

 

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La noción jurídica de “trata de personas” que orienta el sistema judicial penal brasileño se asocia exclusivamente a la intermediación o facilitación de desplazamientos internacionales e internos con fines de prostitución u otras formas de explotación sexual (arts. 231 y 231-A del Código Penal). Aquí, la coerción no define el crimen. La Política Nacional de Combate a la Trata de Personas, aprobada en 2006, los dos Planes Nacionales de Combate a la Trata de Personas y los debates públicos sobre el tema, están orientados por la definición del Protocolo de Palermo, donde se define el “delito” colocando el énfasis en la coerción o en el abuso de una situación de vulnerabilidad en alguna etapa del proceso de desplazamiento realizado para ser explotado en cualquier sector de la actividad” (Piscitelli, 2008). Durante los primeros años después de la ratificación del Protocolo de Palermo, las lecturas críticas sobre los regímenes de trata en Brasil llamaron una y otra vez la atención para como la discrepancia entre las dos tipificaciones legales afectaba, sobre todo, a las personas que se desplazaban para realizar actividades en la industria del sexo. Y destacaron como las re-formulaciones de las leyes de trata y de prostitución, realizadas en 2005 y 2009, no llegaron a armonizar el Código Penal brasileño con el Protocolo de Palermo, pero redifinieron el alcance de las posibles personas víctimas de la trata, incluyendo travestis y hombres y equipararon practicamente la prostitución a la explotación sexual, ampliando así el espectro de las personas cuyos movimientos eran afectados por las acciones anti-trata. Pero hacia finales de la década del 2000, el debate fue alterándose, considerando como trata desplazamientos para la explotación en cualquier actividades, um movimento que se realizaba como desplazándose relativamente de la prostitución. Ese movimiento fue realizado como si las formulaciones de la Política y de los Planes de Combate a la Trata que, siguian el Protocolo de Palermo, tuvieran peso equivalente o mayor que el Código Penal. Esa idea fue desafiada por la Policía Federal. Vale destacar cuatro aspectos de esos cambios. En la primera mitad de la década de 2010, diferentes causas históricas en la agenda de los derechos humanos en Brasil pasaron a utilizar el lenguaje de la trata de personas. En este sentido adquiere destaque el movimiento contra el “trabajo esclavo”, dirigido para personas en trabajo forzado en industrias de la confección y, en algunos estados del país, principalmente para hombres en la agricultura y minería (Sprandel e Mansur, 2010; Teixeira, 2015). Con la reciente preocupación por las “grandes obras” y de los “mega-eventos”, el

 

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trabajo forzado en la construcción de usinas hidroeléctricas y de estadios utilizados en la Copa del Mundo también fue incluido en el abanico de preocupaciones con la trata. En segundo lugar, en este período, ese lenguaje se intensificó la difusión de ese lenguaje en un proceso de amplia capilarización. Parte de ese proceso está vinculado a la mayor elaboración de la arquitectura administrativa dirigida a la trata de personas, incluyendo la ampliación de redes de enfrentamiento, de la instauración de un Comité Nacional dedicado a ello, de la creación de una diversidad de centros de atención y de diversificadas campañas de sensibilización. Esa capilarización no puede ser disociada de las articulaciones del Estado con los medios y el mercado y también con la Iglesia Católica. La Campaña de la Fraternidad de 2014 escogió como tema la trata de personas, cuya imagen comenté antes, y, con una lectura amplia del crimen de trata que sigue la definición del Protocolo de Palermo, expandió la discusión para todas sus parroquias. Además, la preocupación con la vinculación de la trata a los grandes eventos deportivos suscitó la adhesión de otras Iglesias y de redes religiosas transnacionales que trabajaron en la prevención a la trata en locales sede de la Copa del Mundo (Luna, 2015). En esa capilarización han participado también redes transnacionales feministas. Ese proceso muestra efectos en los procesos de subjetivación de trabajadoras sexuales, inclusive en organizaciones que se resienten de los efectos de las prácticas anti-trata (Tavares, 2015). En tercero lugar, vale destacar las connotaciones particulares que las preocupaciones sobre los flujos migratorios y sobre las fronteras adquieren en este período.

De acuerdo con Olivar (2015), en el período 2010-2014, políticas

específicas para las fronteras fueron elaboradas en el ámbito de un debate en el que se destacan nociones como seguridad, integración y defensa. En el marco de esas nociones fue recreado un discurso sobre soberanía nacional articulado con retóricas de amenazas asociadas a la ilegalidad y criminalidad en regiones de frontera, que justificarían la demanda por una presencia mayor del Estado. En el ámbito de la “Estrategia Nacional de Seguridad Pública en las Fronteras (ENAFRON)”, la trata de personas y la intensificación de los flujos migratorios adquieren destaque en el combate a la criminalidad en regiones de frontera. Finalmente, hay alteraciones en las articulaciones del gobierno nacional con instancias supranacionales e internacionales para combatir la trata de personas. Las articulaciones del Estado con agencias multilaterales supranacionales, particularmente el Escritorio de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Crimen, fueron relevantes

 

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durante el período de ratificación del Protocolo de Palermo y continuaron siéndolo a lo largo de los años. Este organismo participó en la ampliación de la estructura administrativa dirigida al enfrentamiento a la trata, en la alimentación del proceso de alteración de las leyes nacionales y su armonización con el Protocolo de Palermo, en la promoción de la capilarización del debate sobre la trata y apoyando en la obtención de informaciones y promoción de colaboraciones internacionales en las regiones de frontera.14     Sin embargo, en la década de 2010 adquiere creciente importancia la articulación con organizaciones inter-gubernamentales internacionales, particularmente el ICMPD, (International Centre for Migration Policy Development)15. Según Laura Lowenkron (2014), el ICMPD y el Ministério de Justicia del Brasil firmaron un acuerdo en 2009 para el intercambio de experiencias, tales como asistencia a las víctimas de trata y cooperación con países miembros del ICMPD en Europa. A partir de ese momento, ese organismo ha implementado proyectos, programas y acciones conjuntas con el gobierno brasileños. En un primero momento, en 2009 y 2011, los proyectos estuvieron centrados en los flujos de Brasil para Europa16. En el marco de esta cooperación,   que   contó   también  con  el  apoyo  de  la  Unión  Europea  y  Portugal,  fue  elaborada  la  imagen  de   potencial  víctima  de  trata  masculina,  con  la  que  comencé  la  presentación.       La articulación entre el gobierno brasileño y el ICMPD es sugestiva. Los primeros proyectos realizados conjuntamente se encuadran en la tendencia ya existente de la mayor parte de las estrategias políticas nacionales anti-trata                                                                                                                           14

Ver: http://portal.mj.gov.br/main.asp?Team={E9147ED8-C9E0-481F-97AC-15DEA04F494E}

15  La   organización   tiene   15   países-­‐miembros:   Áustria,   Bósnia   y   Herzegovina,   Bulgária,   Croácia,  

República   Tcheca,   República   da   Hungria,   Antiga   República   Jugoslava   da   Macedônia   (ARJM),   Polônia,  Portugal,  Romênia,  Sérvia,  Eslováquia,  Eslovênia,  Suécia  e  Suíça.  Su  objetivo  es  promover   políticas   migratórias   inovadoras   y   sustentables   y   actuar   como   plataforma   de   consultas   y   de   promoción   de   diálogos   especializados   entre   gobiernos   y   organizaciones.   Trabaja   en   torno   de   6   áreas   temáticas:   (a)   migración   irregular   y   retorno;   (b)   administración   de   fronteras;   (c)   enfrentamiento   a   la   trata;   (d)   protección   y   asilo;   (e)   migración   y   desarrollo;     (f)   migración   legal   e   integração.   16 Proyectos “Promovendo Parcerias Transnacionais: Prevenção e Resposta ao Tráfico de Seres Humanos do Brasil para os Estados Membros da União Europeia" (2009-2011), co-financiado por la Comisión Europea e “Itineris: Proteção dos direitos dos migrantes contra a exploração, do Brasil para Estados-Membros da União Européia”, tambiém financiado por la SNJ; Comisión Europea; Conselho Nacional de Imigração, Ministério do Trabalho e Emprego do Brasil; Escritório Federal para Migraciones de Suíza; Secretaria Geral para Igualdade de Galícia, España. Integran también la iniciativa el UNODC- Cone Sul e Brasil; el Serviço de Estrangeiros e Fronteiras, de Portugal; la Divisão de Direitos Humanos da Polícia Federal do Brasil; la Comissão para a Cidadania e a Igualdade do Gênero, de Portugal; e la OIT – Escritório de Brasília

 

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internacional que, a partir de proyectos de cooperación internacional, estuvieran dirigidas predominantemente para prevenir y controlar la emigración de brasileños/as para el exterior. Pero cabe considerar como esa articulación se vincula a la particular posición ocupada por el Brasil en el momento actual. El país continua siendo percibido como marcado por profundas desigualdades y como emisor de vícitmas de trata de personas, pero también es considerado como nuevo centro de atracción de migración internacional, calificada y no calificada. En este contexto, y en el marco del renovado interés en las fronteras brasileñas, a partir de 2012, el ICMDP está coordenando en el país investigaciones en esas fronteras, implementando una metodologia desarrollada para el control de las fronteras europeas. Esos estudios/diagnósticas muestran el creciente interés, en las políticas actuales, en el control de inmigrantes extranjeros. Trazar las alteraciones en el debate e intereses presentes en las acciones anti-trata en Brasil posibilita contextualizar la producción de la diversificación de las nociones de víctima de trata. Que relaciones hay entre estos cambios y los efectos del combate a la trata de personas? CONEXIONES

Lowenkron y Piscitelli (2014), comparando las políticas anti-trata de España y Brasil afirman que en este último país las políticas anti-trata, con un carácter tutelar y de afirmación de protección a los derechos humanos de las víctimas, independientemente de la colaboración con las autoridades, parecen no condicer con la implementación de una política de represión a la inmigración de extranjeros. De  hecho,  la  Política brasileña prevé la protección y asistencia a las víctimas de la trata de personas, su acogimiento y refugio provisorio y la reinserción social, independiente de su situación migratoria 17 , sin condicionarla a colaboración en procesos judiciales (Ministerio de Justicia, 2008). Las disposiciones relativas a la atención de las víctimas se elaboran de manera más detallada en el II° Plan de Combate a la Trata de Personas, producido a partir de 2011 y publicado en el 201318, que garantiza atención asistencial y jurídica a víctimas extranjeras y también la

                                                                                                                          17  Artículo  7,  I,  II,  III,  IV,  V,  VI,  VII    (Ministerio  de  Justicia,  2008).     18  Línea   Operativa   2   –   Integración   y   fortalecimiento   de   las   políticas   públicas,   redes   de   atención,  

organizaciones  para  la  prestación  de  servicios  necesarios  al  combate  a  la  trata  de  personas.  

 

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eventual elección de una permanencia en el país (Secretaría Nacional de Justicia, 2013). Lowenkron y Piscitelli (2014) muestran como instancias del gobierno brasileño contrastan el carácter humanitario y de defensa de los derechos humanos de las víctimas presente en esas formulaciones con las prácticas de los países del “norte”. Un ejemplo lo ofrece la carta enviada por la Secretaría Nacional de Justicia a la Asociación Brasileña de Antropología, respondiendo a la manifestación del Comité de Migraciones y Desplazamiento de dicha Asociación en contra de la inclusión de la trata de personas en una Feria Nacional de Experiencias de Migraciones y Refugio. En su respuesta, la Secretaría afirma "que en el contexto internacional, en especial en los países del norte, las acciones de combate a la trata de personas se identifican y equivocadamente vinculan a acciones de restricción de movilidad urbana. En el contexto nacional, sin embargo, la política nacional ha dialogado con los avances más recientes y profundos en el refinamiento y transversalización de la agenda migratoria, en un sentido opuesto al del control y la vigilancia policiales, reforzando los lazos profundos con el desarrollo de más y mejores condiciones de inclusión social plena y autónoma de la persona migrante"19. En 2010, una Resolución Normativa del Consejo Nacional de Inmigración20 afirmaba que podía concederse visa permanente a los extranjeros que estuvieran en el Brasil en situación de vulnerabilidad, víctimas de la trata de personas para explotación sexual, trabajo análogo al de esclavos o remoción de órganos. Pero, de acuerdo con Lowenkron (2014) hasta ahora, la aplicación de esta modalidad de visa ha sido inexistente, así como todavía es rara la identificación de extranjeros como víctimas de la trata de personas, al menos desde el punto de vista del sistema de justicia penal brasileño. En 2012, la Polícia Federal divulgó una comunicación a sus agentes, con la orientación de no deportar extranjeros/as víctimas de la trata de personas 21 . La                                                                                                                           17-

Ver: www.portal.abant.org.br/images/Noticias/Oficio_nº_018_-_Petición sobre la I Comigrar_MJ.pdf   20  Resolución  CMOG  93,  del  21/12/2010.     21

Mensaje oficial (circular) de la Coordinación General de la Policía de Inmigración del Departamento de la Polícia Federal que trata directamente con extranjeros”, haciendo referencia a la Resolución Normativa nº 93/2010 del CNIg, además del decreto sobre el acuerdo relativo a la residencia de los miembros del MERCOSUR (Decreto 6. 975/2009). El 01/04/2013 se envió un

 

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comunicación sugería que podrían estar realizándose deportaciones. Esa práctica, además, está mencionada en las narraciones de ONGs del Brasil. De acuerdo con los relatos de una asociación del Centro Oeste, en 2012 y 2013 la Polícia Federal deportó paraguayas, inclusive menores de edad, víctimas de la trata de personas con fines de explotación sexual y para el trabajo doméstico, e incluso a víctimas de la trata de personas para el trabajo esclavo, originarias de Bangladesh22. El trabajo de investigación de Lowenkron (2014) en la Policia Federal de Rio de Janeiro muestra como la definición de trata de personas del Código Penal es lo que sirve de base para la actuación de la Polícia Federal brasileña, lo que lleva a la criminalización solamente de la trata a fines de explotación sexual. Los esfuerzos de persecución penal se concentran en la criminalización de los casos que implican desplazamientos de mujeres y travestis brasileñas para el exterior o entre diferentes estados.

En estos casos, la noción de víctima de delito no es necesariamente

vinculada, por la policia, a violencia ni a violación de derechos humanos. Paralelamente, hay casos que incluyen a trabajadores extranjeros explotados en otros sectores de actividades, sometidos a torturas y cárcel privado, en los que los policías reconocen la violación de los derechos humanos, pero no pueden encuadrar la conducta en el delito de trata de personas en función del marco legal. Así, de manera paradojal, los que son reconocidos por los policías como “verdaderas víctimas” de la trata de personas acaban siendo tratados por ellos mismos como “inmigrantes irregulares” a ser deportados.

CONSIDERACIONES FINALES Retomo ahora la pregunta inicial sobre como comprehender la integración en los regímenes de trata y los efectos aparentemente análogos de esa integración en países con diferentes posiciones geopolíticas; políticas migratorias; flujos de movilidades a través de las fronteras y modelos legales relativos a la prostitución. El caso de Brasil remite a una serie de dualidades y contradicciones.

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                            nuevo comunicado oficial para todas las unidades de la PF, a partir del organismo central, con orientaciones relativas a la “referenciación de víctimas de la trata de personas encontradas en situación de vulnerabilidad”, citando el II PNETP, la Polícia Nacional, el Protocolo de Palermo y la Resolución del CNIg.   22

Comunicación de un integrante de la ONG IBISS a Adriana Piscitelli, en mayo de 2013.  

 

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La reciente diversificación en las nociones de víctima remite a una ampliación en la conceptualización de la trata, que adquiere características particulares en el marco de la capilarización de la discusión. Diferentes sectores de gobernamentalidad, utilizando muchas veces de manera estratégica el lenguaje de la trata pasaron a traducir en esos términos problemas casi endémicos en el país vinculados a crímenes sexuales como la explotación sexual comercial infantil y el abuso sexual, concentrados en ciertas clases sociales y regiones del país, a los que se adicionaron no solo el trabajo esclavo sino también el trabajo infantil doméstico e inclusive en actividades como modelo o jugadores de futbol y también adopciones. Esa ampliación es desafiada en el plano administrativo realizado por la Policía Federal, que solo considera víctimas de ese crimen aquellas vinculadas a la prostitución.

Y, en ese caso, no las percibe como necesariamente víctimas de

violación de derechos humanos. Paralelamente, en términos de la prostitución, diversas instancias gubernamentales trazan una separación entre trabajadoras sexuales migrantes y víctimas de trata. Esta separación también es desafiada por la Policía y el sistema judicial, que funden las dos categorías, siguiendo una ley que, hasta el momento, torna sinónimos el trabajo sexual migrante y la trata, particularmente, cuando involucra mujeres pobres/no blancas, vistas como en situación de vulnerabilidad (Perez, 2014). En este proceso, los efectos del combate a la trata de personas se están diversificando. A la represión de la prostitución en el país y el control de los movimientos de ciudadanos/as brasileñas que supuestamente la ejercerían el exterior, se adiciona ahora el control de personas extranjeras en el Brasil vistas de manera ambivalente como potenciales víctimas de trata y extranjeros/as irregulares. Estudios historiográficos que analizaron la participación del Brasil en las campañas anti-trata de comienzos del siglo XX, llaman la atención para como esa participación era considerada como expresión de “modernidad” en el país (Schettini, 2000). En el momento actual, instancias del gobierno consideran sus posiciones en relación a las víctimas de trata y a la migración afinadas con “los avances más recientes y profundos en el refinamiento y transversalización de la agenda migratoria, en un sentido opuesto al del control y la vigilancia policiales”, en una posición que sugiere tensionar, con cierta superioridad humanitária, los regímenes anti-trata y migratorios europeos.

 

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Sin embargo, es posible percibir la adhesión a esos regímenes. Esa adhesión se manifiesta en la traducción realizada, en términos tutelares, de protección, de la restricción en relación a la movilidad de brasileñas percibidas como pobres, racializadas y sexualizadas que desean viajar al exterior. Pero, también se manifiesta en la apropiación de nociones presentes en esos regímenes utilizadas siguiendo intereses nacionales, en las nuevas lecturas sobre fronteras e extranjeros. No es posible atribuir a Brasil la idea de criminalización de la migración análoga a la de países del “norte”. Es verdad que en Brasil no hay una persecución a los migrantes irregulares equivalente. Sin embargo, en el país, las tensiones entre las disposiciones legales, políticas y acciones policiales también redundan en deportaciones, a pesar de darse en un número aparentemente bastante menor que en países europeos. Y cabe preguntar si en el ámbito de la creciente preocupación por la inmigración irregular en el país y la renovación del interés por las fronteras, la busca del saber experto de especialistas en fronteras europeas no expresa también una adhesión a los regímenes globales anti-trata en función de nuevos intereses nacionales vinculados al control de las fronteras para evitar no la salida de brasileños/as sino la llegada de extranjeros/as indeseables. Finalizando, retomando la diversificación en las imágenes de víctimas presentes en las campañas anti-trata en Brasil, y sintetizando, reitero la importancia de percibir que esas alteraciones coexisten con continuidades en la conceptualización de las víctimas de trata.

Esa coexistencia y las contradicciones en las prácticas

heterogéneas involucradas en el combate a ese crimen muestran acuerdos y también tensiones con los regímenes transnacionales de seguridad nacional, humanitarismo u moralidad, en re-elaboraciones locales cuyo carácter contradictorio se acentúa en el ámbito de los cambios en el contexto del país.

 

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