TIERRA ADENTRO

July 21, 2017 | Autor: P. Ediciones | Categoria: History, Historia Social, Historia, Historia Argentina, Historia Cultural, Historia Regional
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Descrição do Produto

Tierra adentro...

Instituciones económicas y sociales en los Territorios Nacionales (1884 -1951)

Andrea Lluch y Marisa Moroni compiladoras

Rosario, 2010

Índice

Palabras preliminares Andrea Lluch - Marisa Moroni............................................................................

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Instituciones económicas. Tierras, mercados y actores Producción y redes de comercialización de lanas en La Pampa (1884-1950) Andrea Lluch - Selva Olmos................................................................................

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Neuquén en el espacio Patagónico Tierra, ganado y comercio al comenzar el siglo XX Graciela Blanco....................................................................................................

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Tenencia y uso de la tierra de las poblaciones indígenas en el oeste de La Pampa (primera mitad del siglo XX) Claudia Salomón Tarquini - Anabela Abbona......................................................

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El azar y la técnica en las pampas del sur Agricultores, expertos y producción agrícola (1908-1940) Federico Martocci................................................................................................

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Instituciones sociales. Los actores redefinen la intervención estatal Una larga marcha hacia la inclusión Enfermedades y campañas en el interior argentino (1900-1940) María Silvia Di Liscia.......................................................................................... 121 Los niños en escena Las políticas de protección a la infancia en el Territorio Nacional de La Pampa (1920-1940) María José Billorou.............................................................................................. 141

Las instituciones deportivas y su vinculación con el Estado en el marco de las primeras políticas públicas orientadas al deporte en el Territorio Nacional de La Pampa (1930-1946) Stella Cornelis...................................................................................................... 163 Diseño para el ensayo y el error La Justicia letrada y los jueces en el Territorio Nacional de La Pampa (1884-1934) Marisa Moroni..................................................................................................... 183 Las relaciones institucionales entre la Iglesia católica y las autoridades gubernativas en La Pampa (1934-1955) Ana María T. Rodríguez - Mariana Funkner........................................................ 203



Palabras preliminares

SIGLAS MÁS UTILIZADAS

ACS

Archivo Central Salesiano, Buenos Aires

AHP

Archivo Histórico Provincial, Santa Rosa

AJLTN Archivo de la Justicia Letrada del Territorio Nacional de Neuquén APN

Archivo Provincial de Neuquén

DGTyC Dirección General de Tierras y Colonias DPC

Dirección Provincial de Catastro, Neuquén

DRPI

Dirección del Registro de la Propiedad Inmueble, Neuquén

PEN

Poder Ejecutivo Nacional

UGM

Unidades Ganaderas Mayores

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Palabras preliminares

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Palabras preliminares Andrea Lluch - Marisa Moroni

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ste libro es el resultado de un proyecto de investigación1 y, por lo tanto, de un esfuerzo colectivo de un grupo investigadores cuyo propósito es avanzar en el conocimiento histórico de las sociedades territorianas pampeana y extrapampeanas. El estudio de los Territorios Nacionales –entendiendo por ello los vastos y heterogéneos espacios conformados mediante la ley 1532 de 1884 que estableció su dependencia del Estado central hasta mediados del siglo XX– se inserta, a su vez, dentro de un amplio movimiento que busca discutir las particularidades de las economías de reciente asentamiento, de las cuales Argentina fue uno de los ejemplos más clásicos del mundo contemporáneo. La comprensión de los aspectos involucrados en la conformación y evolución histórica de las dinámicas sociedades territorianas permitirá abrir un diálogo fructífero con la extensa producción académica para áreas de mayor antigüedad de asentamiento y, en especial, con otros espacios del ámbito patagónico y del norte argentino. Como queda expuesto en estas páginas, el estudio de estas sociedades conlleva múltiples desafíos analíticos y metodológicos. Asimismo, los artículos aquí reunidos exploran distintas dimensiones económicas y sociales, contribuyendo a un debate historiográfico que hasta el momento ha privilegiado los aspectos políticos. Además del espacial, otro eje que aglutina los distintos capítulos del libro recae en la atención sobre las instituciones. A pesar de la inexistencia de una definición unánimemente aceptada, una de las más reconocidas es la de Douglas North quien define a las instituciones como: “Las reglas de juego en una sociedad”.2 En un sentido más amplio puede entenderse que las instituciones son el conjunto de reglas que articulan y organizan las interacciones económicas, sociales y políticas entre los individuos y los grupos sociales. Partiendo de esta definición, los textos congregados en este volumen despliegan la desigual conformación de las tramas institucionales y de las

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Proyecto de Investigación “Instituciones, actores y prácticas en el interior argentino (1884-1951)”, Proyecto PICTO 18-30782, UNLPam Res. Directorio ANPCyT núm. 092/06. NORTH, Douglass Institutions, Institutional Change and Economic Performance, Cambridge University Press, Cambridge, New York, 1990, p. 13 y AYALA ESPINO, José Instituciones y economía. Una introducción al neoinstitucionalismo económico, FCE, México, 1999.

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estrategias de los diferentes actores, mostrando la conformación de estas sociedades como un proceso dinámico y no lineal. El primer eje del libro se compone de cuatro capítulos que analizan los procesos de ocupación e incorporación productiva describiendo la evolución de las instituciones económicas hasta mediados del siglo XX. Desde diferentes perspectivas, los artículos examinan el desarrollo paulatino de las formas capitalistas y los numerosos cambios a lo largo de estas décadas en las estructuras agrarias y en los perfiles productivos y comerciales. En particular, se descubre el interés por analizar en qué medida las instituciones buscaron disminuir los costos y la incertidumbre, mientras se rescatan las variadas experiencias de los protagonistas de los procesos analizados. El punto de partida de todos los textos es el proceso abierto a fines del siglo XIX mediante la re-ocupación de espacios hasta entonces dominados por las sociedades indígenas. Uno de los principales bienes exportables de la economía argentina a mediados del siglo XIX fue la producción y exportación de lanas. La historicidad de este proceso es analizada en el artículo de Andrea Lluch y Selva Olmos quienes examinan los ciclos productivos y los agentes que sustentaron la producción y comercialización de lanas en el Territorio Nacional de La Pampa. En su análisis, superan el período conocido como la fiebre del lanar y alertan sobre la convivencia y complementariedad de distintas áreas productoras así como sobre la revitalización del comercio de lanas en las exportaciones argentinas a mediados del siglo XX. Junto al análisis de aspectos productivos y los tradicionales vaivenes de los mercados, el artículo recorre los perfiles y funciones desarrolladas por los agentes y redes empresariales en el proceso de dinamizar el flujo productivo, comercial y financiero de la economía del lanar en la región. La problemática del afianzamiento de los derechos de propiedad y de los fundamentos jurídico-administrativos de la propiedad y de la distribución de la tierra ha sido un tema de reciente reconsideración en la historiografía argentina. En tal sentido, diversos estudios han alertado sobre la heterogeneidad en los sistemas de tenencia de la tierra, las formas de acceso a los recursos, las prácticas de los actores económicos y los patrones de distribución territoriales. Los dos trabajos siguientes abrevan en esta vertiente. Graciela Blanco sintetiza los rasgos básicos del proceso de distribución/ apropiación de tierras en el espacio neuquino, junto al análisis de las características de la ganadería regional, los circuitos mercantiles y los sujetos sociales emergentes. En su análisis, se revelan los diferentes ciclos productivos y los dinámicos perfiles de las empresas ganaderas, afectadas por los constantes problemas de rentabilidad pero, en especial, por la interrupción definitiva del comercio libre con Chile en la década de 1930. A partir de entonces se produjo la desarticulación de las principales relaciones comerciales que definían la organización social del espacio neuquino, iniciándose otra etapa donde la ganadería regional y los productores asociados a ella desplegaron nuevas estrategias organizativas, productivas y comerciales.



Palabras preliminares

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El proceso secular de afianzamiento de la propiedad privada es retomado por Claudia Salomón Tarquini y Anabela Abbona. A pesar del pleno desarrollo de las formas capitalistas y el predominio liberal en la legislación, las autoras muestran que estas tierras re-ocupadas a finales del siglo XIX habrían permitido actualizar los debates en torno a la organización productiva pero también –y en alta correlación con lo primero– serían espacios de supervivencias y mostrarían la complejidad del proceso de reparto de tierras. En concreto, el artículo explora las experiencias de las poblaciones indígenas que ocuparon –bajo distintas formas de acceso– diversas extensiones en el oeste de la provincia de La Pampa, en un contexto de destribalización e incorporación subordinada. Sus hallazgos remiten a la inexistencia de un brusco corte entre un período y otro, así como al surgimiento posterior de un mosaico de situaciones. Tal diversidad les impide postular un cuadro homogéneo pero reflejaría que, aún en una situación desventajosa, algunos grupos indígenas lograron constituir asentamientos que les permitieron vivir de manera relativamente autónoma sin la necesidad de asalariarse en forma permanente durante la primera mitad del siglo XX. El análisis de las instituciones económicas no se reduce a temas clásicos como tierras, mercados y producción sino que también incluye el rol de técnicos y las políticas públicas. El análisis del accionar y del perfil de los ingenieros agrónomos regionales respecto de las capacidades “técnicas” de los agricultores y, en relación directa con ello, sobre la viabilidad económica de la agricultura en el sudeste del Territorio Nacional de La Pampa es el objetivo del artículo de Federico Martocci. El autor demuestra que los expertos a cargo de estas dependencias, en tanto integrantes de un campo profesional determinado y en un juego de legitimaciones cruzado con otras instituciones estatales y con los propios agricultores, buscaron ofrecer diversas soluciones a los problemas del agro pampeano. Los debates y propuestas fueron cambiando con el tiempo, siguiendo los vaivenes en los ciclos productivos. En los años 1930 se produjo un quiebre, y el discurso, el papel y el accionar de las instituciones oficiales y de los técnicos agrícolas fue reorientándose. La crisis del modelo productivo vigente, las intensas sequías y el proceso erosivo fueron incrementando el desencanto hacia el porvenir agrícola de las tierras del sureste productivo y, poco a poco, fue reforzándose en el discurso y en la práctica la vocación ganadera de La Pampa. En síntesis, el complejo y dinámico proceso de distribución de la tierra, la reocupación y puesta en producción, la organización de los circuitos productivos y comerciales, las formas de acceso a los mercados y las estrategias y accionar de los agentes en los entramados económicos y sociales dan cuenta de las múltiples facetas involucradas en el desempeño de las economías territorianas a fines del siglo XIX y su posterior evolución hasta mediados del siglo XX. Desde diferentes enfoques teóricos y metodológicos estas páginas contribuyen a enriquecer y reactualizar viejas discusiones planteadas en torno al papel del Estado nacional en la configuración institucional y en las políticas sociales implementadas.

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Sobre estos temas en particular se explayan los trabajos que componen el segundo eje del libro. Dentro del complejo y dinámico proceso de formación estatal, los artículos reunidos adoptan una dimensión analítica capaz de integrar las variadas identidades regionales y de registrar las disímiles capacidades del Estado nacional para intervenir en los márgenes. La atención de los autores se concentró en la conformación de diferentes instituciones sociales, muchas de ellas de alcance nacional, a partir del estudio de la legislación específica pero en especial considerando el surgimiento y consolidación de un campo de acción profesional y de los actores que incidieron en ellas (médicos, abogados, ingenieros agrónomos, maestros, jueces, sacerdotes, vecinos). En este sentido, el artículo de María Silvia Di Liscia focaliza su atención en las campañas sanitarias realizadas en el interior argentino donde las características de una geografía difícil, con una población dispersa y sin una estructura institucional pública motivaron la desterritorialización de las prácticas médicas públicas. La autora propone el abordaje de los recorridos sanitarios en los territorios que se encontraban fuera del alcance de la modernización ocurrida en las grandes ciudades del Litoral, reconociendo en las campañas sanitarias, además del papel médico tradicional, un interés político por intentar incluir dentro de la “nación” a nuevos sectores sociales. En esta misma línea que considera la implementación de políticas sanitarias estatales se encuadra el trabajo realizado por Maria José Billorou. La autora se explaya sobre la protección a la infancia como uno de los tópicos centrales de la creciente preocupación por la salud a principios del siglo XX. El artículo examina los lineamientos gestados por la Dirección de Maternidad de Infancia y de la Comisión Nacional de Ayuda Escolar en el Territorio Nacional de La Pampa. Al mismo tiempo, destaca la mediación de distintos agentes estatales y de los pobladores en la ejecución concreta de las políticas asistenciales durante la primera mitad del siglo XX. A través del análisis de la instalación de comedores escolares y, en especial, desde el rol de la sociedad civil como su principal sostén, el artículo postula las dificultades para el financiamiento y la asistencia integral a la infancia en el interior argentino. La reconstrucción del andamiaje institucional permite aproximarnos a los cambios y continuidades en las políticas públicas y la participación de diferentes actores alrededor de las políticas sanitarias. Estas dimensiones se interrelacionan directamente con la recreación y el deporte como ámbito de intervención estatal respecto al cuidado y control del cuerpo tal como reseña el artículo de Stella Cornelis. Esta contribución arroja luz sobre las primeras políticas estatales para el deporte en La Pampa durante las décadas de 1930 y 1940 y nos introduce en la vida institucional de los clubes convocados por la Gobernación para acordar una planificación deportiva uniforme. Específicamente, el artículo examina los intentos de fomentar el deporte mediante la creación de la Comisión Oficial de Fomento, Turismo y Deportes y el creciente interés por el cuidado del cuerpo durante el mandato del gobernador Duval entre 1939 y 1946.



Palabras preliminares

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La institución judicial también se suma a la reconstrucción del entramado institucional territoriano. En este caso, el análisis incorpora a los actores vinculados con la administración de justicia en el Territorio Nacional de La Pampa desde 1884 hasta mediados de la década de 1930. El trabajo de Marisa Moroni recupera el clima de disputas y el debate inherente a la conformación de la institución judicial desde la perspectiva de los jueces letrados que actuaban en un espacio con un marco legal específico. El estudio del establecimiento de los juzgados letrados, su traslado, ampliación y, por último, el conflictivo proceso de descentralización, ratifican para la autora que la demanda de recursos para el funcionamiento de la justicia actuó como un disparador para exigir al poder central mayor atención al desarrollo económico y social del Territorio. En el análisis de la organización institucional de la iglesia católica en los Territorios Nacionales, la contribución de Ana María T. Rodríguez y Mariana Funkner sigue la orientación analítica de aquellos estudios que coinciden en señalar las tensiones y conflictos presentes en la conformación de la institución clerical. En tal sentido, este capítulo rastrea las múltiples formas de la movilización católica y la estrecha relación con el poder político en el Territorio Nacional de La Pampa desde los años 1930, focalizando el análisis en los diferentes actores que participaron del proceso, sus lógicas y prácticas sociales. En particular, las autoras indagan en las viejas y nuevas prácticas religiosas, tales como las movilizaciones masivas, las que reflejaron el interés por cimentar los pilares de una pampeanidad católica. Las variantes analíticas de los trabajos reunidos en este libro dan cuenta de una renovada selección bibliográfica y la utilización de una serie de fuentes documentales que complejizan los estudios referidos al proceso de conformación institucional en la Argentina. La integración de estas conclusiones permitiría enriquecer las interpretaciones acerca de la capacidad estatal para intervenir en estos “nuevos” espacios que representaban más de la mitad de la extensión geográfica del país. Los trabajos invitan a esta relectura al recuperar las experiencias de los actores sociales como mediadores entre el supuesto poder normalizador del Estado central y la realidad institucional en los Territorios Nacionales, caracterizada por una débil asistencia material y por una aguda escasez de recursos humanos. Para ello, los autores exploran el proceso de conformación de un conjunto de instituciones sociales y rastrean no sólo las representaciones discursivas, sino también la ejecución concreta –y los límites– de las políticas estatales. En definitiva, las contribuciones aquí reunidas revelan la profusión de instituciones endógenas y de estrategias de los actores económicos, estatales, políticos y sociales dentro del quehacer histórico de las sociedades territorianas. El avance en esta línea de análisis posibilitará establecer con mayor precisión los aspectos distintivos –o semejantes– en los procesos económicos y sociales dentro de espacios tan heterogéneos entre sí, a la par que permitirá detectar las adaptaciones en relación con socie-

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dades de más antiguo asentamiento, contribuyendo con ello a reforzar la propuesta de pensar las delimitaciones espaciales como problemas y no como datos apriorísticos.



Palabras preliminares

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Instituciones económicas Tierras, mercados y actores

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Producción y redes de comercializaciónc

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Producción y redes de comercialización de lanas en La Pampa (1884-1950) Andrea Lluch - Selva Olmos

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Introducción os inicios de la actividad lanar en la Argentina se remontan a la etapa colonial. Sin embargo, recién en las primeras décadas del siglo XIX se produjo una especialización productiva que derivó más tarde en la ocupación progresiva de la frontera bonaerense y el desplazamiento de los vacunos hacia nuevas áreas. Este desarrollo adquirió una fabulosa magnitud hacia mediados del siglo XIX cuando la lana se convirtió en el motor de las exportaciones argentinas.1 La historiografía ha prestado especial atención a este primer período pero no ha considerado el desarrollo de la actividad lanar durante la primera mitad del siglo XX, con la excepción de los estudios para el área patagónica. En la primera sección, este artículo se propone mostrar que la producción ovina constituía un rasgo significativo de la economía del Territorio Nacional de La Pampa a fines del siglo XIX. A la par, postula que existió un segundo boom lanar luego de la crisis de 1930, asociado a la complementariedad entre actividades ganaderas y al paulatino retroceso de la agricultura. Asimismo, se propone la especificidad de los ciclos del lanar en el Territorio Nacional de La Pampa, detectándose diferencias con la provincia de Buenos Aires y la Patagonia. El segundo objetivo del artículo es reconstruir las instituciones económicas que vertebraron el proceso productivo y la comercialización de lanas durante la primera mitad del siglo XX. Para ello, se describen los canales de comercialización del lanar, analizando los roles y prácticas de los productores-criadores, intermediarios comerciales locales, representantes de barracas y firmas consignatarias. 1

Si bien se habla de la fiebre del lanar como un fenómeno típicamente bonaerense, esta actividad también se expandió en la misma época en otras zonas del litoral como Entre Ríos, donde de una presencia de un millón de animales en el período 1845-1855 se pasó a seis millones en 1866. Véase BARSKY, Osvaldo y DJENDEREDJIAN, Julio Historia del capitalismo agrario pampeano, Universidad de Belgrano-Siglo XXI, Buenos Aires, 2003, p. 316.

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El análisis de los mecanismos de producción y comercialización regional de la lana se apoya en las perspectivas teóricas que subrayan la relevancia de las instituciones y de la información asimétrica en el intercambio económico.2 Las fuentes utilizadas cubren un extenso abanico desde estadísticas productivas y censos, análisis contemporáneos del mercado de lanas hasta archivos y documentación de empresas ganaderas y comerciales. En este nivel se destaca la riqueza y originalidad de la información provista por los libros contables, registros de gastos, contratos de arrendamiento y la copiosa correspondencia de empresas ganaderas y comerciales.3 Los ciclos del lanar en Argentina y en el Territorio Nacional de La Pampa La Argentina acredita una larga tradición ovejera.4 En la segunda mitad del siglo XIX, la lana ocupó un lugar destacado entre las exportaciones argentinas. La gran demanda externa de lanas se produjo a partir de 1860, proveniente de países como Bélgica, Francia, Inglaterra y Estados Unidos. La alta rentabilidad de la oveja durante toda la segunda mitad del siglo XIX generó cambios estructurales en la producción evidenciados en la modernización de las unidades productivas. Esta dinámica alentó el surgimiento de nuevos y variados actores en el paisaje pampeano, en principio por la importante mano de obra que demandaba la producción de lana, pero también por la puesta en marcha de nuevas esferas de comercialización, transporte y financiamiento. La provincia de Buenos Aires fue el principal epicentro –aunque no el único– de la denominada fiebre del lanar hasta bien entrado el siglo XX. La actividad fue perdiendo protagonismo en sus tierras frente al avance de la agricultura y la ganadería bovina. Como ha explicado Hilda Sabato, hacia fines de la década de 1880 la actividad lanera 2

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La literatura teórica al respecto es muy extensa, algunas obras de referencia básica al respecto: EGGERSTSSON, T Economic Behavior and Institutions, Cambridge University Press, Cambridge, 1991; NORTH, Douglass Institutions, Institutional Change and Economic Performance, Cambridge University Press, Cambridge, 1990; PEJOVICH, S. Fundamentos de economía. Un enfoque basado en los derechos de propiedad, FCE, México, 1985. Una síntesis de los principales fundamentos teóricos en AYALA ESPINO, José Instituciones y economía. Una introducción al neoinstitucionalismo económico, FCE, México, 1999. Es importante señalar que esta investigación no sería posible sin los aportes brindados por las familias Fernández, Lernoud, Coya y Russo, respectivamente. Ellos con su gesto han dado muestra de su compromiso con la conservación y difusión del patrimonio cultural pampeano, actitud que agradecemos infinitamente. Si bien existen algunos estudios de larga data sobre la actividad ganadera en Argentina (por ejemplo, GIBERTI, Horacio Historia económica de la ganadería argentina, Raidal, Buenos Aires, 1954), no hubo una dedicación específica al estudio de la economía lanera argentina hasta SÁBATO Hilda, Capitalismo y ganadería en Buenos Aires: la fiebre del lanar (1850-1890), Sudamericana, Buenos Aires, 1989. Ver también ADELMAN, Jeremy Frontier Development. Land, labour and capital on the wheathlands of Argentina and Canada, 1890-1914, Clarendon Press, Oxford, 1994. Otras valiosas referencias sobre el tema en BANDIERI, Susana Historia de la Patagonia, Sudamericana, Buenos Aires, 2005 y REGUERA, Andrea Patrón de Estancias. Ramón Santamarina: una biografía de fortuna y poder en la pampa, Eudeba, Buenos Aires, 2006, entre otros.



Producción y redes de comercialización de lanas

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había alcanzado su madurez, con la organización de un aparato productivo y una aceitada red comercial y financiera. En las últimas décadas del siglo XIX se inició la reconversión de los rebaños. Este proceso se produjo como consecuencia del mayor interés en el aprovechamiento de la carne, impulsado por la creciente demanda del mercado internacional. Hasta 1880, la lana había sido el producto casi exclusivo de la actividad ovina. Mientras que desde fines del siglo XIX, la rentabilidad se sostuvo a través de un aprovechamiento más integral, produciéndose el reemplazo por razas productoras de carne. La inversión se concentró en la adquisición de reproductores Lincoln (de mayor peso y rápido crecimiento) por sobre la tradicional raza merino.5 Hacia mediados de la década de 1890, el proceso de reemplazo del rebaño se había consolidado. En 1899 Carlos Lix Klett calculaba que sólo un 20% de la lana producida en el país era merino, aunque debe indicarse que este proceso se focalizó en las áreas productoras vinculadas con los frigoríficos (Buenos Aires, sur entrerriano y cordobés) mientras que en el norte entrerriano y en el Territorio Nacional de La Pampa, el merino continuaba siendo predominante en 1895.6 En el período 1875-1900 se alcanzó la cantidad máxima de ovinos (considerando el período hasta 1950). En 1895 el 70% del stock de lanares se concentraba en la provincia de Buenos Aires. El proceso de expansión agrícola-ganadera en la campaña bonaerense conllevó una progresiva reconversión de las tierras del entonces Territorio Nacional de La Pampa. Si en el período inter-censal 1886-1895 se produjo un relativo estancamiento en la población de ovinos en la provincia de Buenos Aires, las tierras del recién organizado Territorio Nacional de La Pampa experimentaron su propio boom lanar. Los ovinos desplazaron definitivamente de las tierras de la franja este a los vacunos criollos, tal como había ocurrido en Buenos Aires medio siglo antes.

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La lana merino era más apta para el cardado, en donde el producto natural era partido y enlazado mediante un procedimiento industrial que finalizaba con el torcido, formándose hilos ondulados y rizados, muy largos. Por su parte, la lana de raza Lincoln era más apta para el proceso de peine, en donde el hilo se estiraba y torcía para formar géneros de lana lisa; BARSKY, Osvaldo y DJENDEREDJIAN, Julio Historia del capitalismo…, cit., p. 336. LIX KLETT, Carlos Estudios sobre producción, comercio, finanzas é intereses generales de la República Argentina, Thailhade y Roselli, Buenos Aires, 1900. Según el Censo Ganadero de 1930, la raza merino argentino cubría todavía el 27%, en tanto el merino australiano estaba prácticamente extinguido (0,96%). La raza Lincoln hacía lo propio con el 63% de los lanares, Rommey Marsh el 4% y otras razas de menor peso como Corriedale y Hampshire Down.

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Cuadro 1 Existencia de ganado lanar en Argentina, 1888-1947 Provincia o Territorio Censo 1888 Buenos Aires 51.557.750 Entre Ríos 4.901.123 Córdoba 2.355.030 Santa Fe 2.977.382 La Pampa 1.670.393 Corrientes 611.085 Río Negro 287.940 Santa Cruz Chubut -

Censo 1895 52.630.451 6.210.185 2.594.662 1.988.777 5.295.177 1.405.101 1.009.777 369.264 47.306

Censo 1908 34.604.972 7.005.469 1.992.110 969.406 4.809.077 3.138.563 4.724.844 2.387.566 2.123.628

Censo 1914 18.776.260 4.304.305 1.410.486 563.896 2.282.823 2.348.584 2.802.282 3.940.616 2.047.037

Censo 1930 14.086.741 3.396.295 1.109.783 532.600 2.253.070 3.298.657 2.315.985 6.880.392 5.004.173

Censo 1937 Censo 1947 13.908.364 2.330.831 1.445.792 500.017 3.003.622 4.410.303 2.393.341 2.622.041 7.503.568 5.163.910

Otras prov. y territorios 2.340.394 Totales del país 66.701.097 % La Pampa / Total 2,5%

2.828.862 74.379.562 7,1%

5.456.119 67.211.754 7,2%

4.749.163 43.225.452 5,3%

5.535.525 44.413.221 5,1%

5.011.242 43.882.728 50.857.000 6,8% 8,7%

Fuente: DUVAL, Miguel Memoria presentada al Superior Gobierno de la Nación, Período: 1940-1941, Talleres Gráficos de la Gobernación de La Pampa, Santa Rosa, 1941, p. 196.

Medido en Unidades Ganaderas Mayores (en adelante, UGM), si en 1889 todavía existía una mayoría de ganado bovino con el 58%, en 1895 el lanar ya concentraba el 45% de las UGM, indicando lo temprano de la llegada de los lanares a La Pampa y que estas tierras también participaron del boom expansivo bonaerense (Cuadro 2). Su crecimiento absoluto fue fabuloso desde entonces, ya que los 1.670.393 lanares de 1888 se transformaron en 5.295.177 en 1895, en la medida en que el proceso de expansión agrícola-ganadera en la campaña bonaerense profundizó la reconversión de las tierras del entonces Territorio Nacional de La Pampa. El aumento porcentual más notable ocurrió en los límites del sureste productivo donde la presencia del transporte ferroviario contribuyó a la valorización de la economía lanar.7

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MALUENDRES, Sergio “El proceso de conformación de la frontera productiva en La Pampa”, en LASSALLE, Ana M. y LLUCH, Andrea –compiladoras– Arando en el desierto, Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional de La Pampa, Santa Rosa, 2001; LLUCH, Andrea “La economía desde la ocupación capitalista a la crisis del ’30 y los años posteriores”, en LLUCH, Andrea y SALOMÓN TARQUINI, Claudia –editoras– Historia de La Pampa. Sociedad, política, economía. Desde los poblamientos iniciales hasta la provincialización (ca. 8.000 AP a 1952), EdUNLPam, Santa Rosa, 2008, pp. 131-161.



Producción y redes de comercialización de lanas

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Cuadro 2 Existencias ganaderas, Territorio Nacional de La Pampa, distintos años vacuno

1889 1895 476.929 530.162

1906 443.490

1914 561.264

1920 919.353

1930 1937 1947 1960 1978 894.174 1.292.936 1.471.700 1.961.587 3.492.448

ovino caballar

1.674.893 5.295.177 6.567.461 2.282.823 2.490.395 2.253.070 3.003.622 4.418.203 3.555.894 1.130.832 110.125 229.003 243.119 364.791 371.836 464.118 360.486 289.401 170.023 92.095

caprino UGM TOTAL

115.165 89.670 74.056 139.447 823.947 1.478.313 1.568.321 1.302.606 1.695.447 1.755.955 2.118.996 2.385.727 2.618.603 3.748.921 2.151.822 6.054.342 7.254.070 3.208.878 3.781.584 3.611.362 4.657.044 6.179.304 5.687.504 4.715.375

%bovino %ovino %caballar

1889 58%

1895 36%

1906 28%

1914 43%

1920 54%

1930 51%

1937 61%

1947 62%

1960 75%

1978 93%

25% 17% 100%

45% 19% 100%

52% 19% 100%

22% 35% 100%

18% 27% 100%

16% 33% 100%

18% 21% 100%

23% 15% 100%

17% 8% 100%

4% 3% 100%

Fuente: Ministerio de Economía y Asuntos Agrarios de La Pampa (1976), Estadística Ganadera (1875-1974), Santa Rosa.

Gráfico 1 Lanares en La Pampa, 1889-1978 7000000 6000000 5000000 4000000 3000000

ovino

2000000 0

1889 1895 1906 1908 1914 1916 1917 1920 1920 1989 1937 1938 1947 1960 1978

1000000

El dominio del ovino dentro de las UGM del Territorio de La Pampa se prolongó hasta entrado el siglo XX. En 1905 el lanar representaba el 52% del total de las UGM, para iniciar sólo a partir de 1910 un sostenido descenso, esta vez a tono con la tendencia de desplazamiento del ovino hacia las tierras del oeste. A partir de esos años, y en coincidencia con la expansión agrícola y el mejoramiento del ganado vacuno, en la franja

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este del Territorio de La Pampa, el lanar comenzó a reducir su importancia global (descendió al 22% de las UGM en 1914; Cuadro 2). A partir de la Primera Guerra Mundial la majada nacional disminuyó aunque la producción y la exportación no cayeron en la misma medida, gracias al aumento de la productividad alcanzado como resultado de la mejora genética y otras innovaciones en el método de crianza y explotación del ovino.8 La estabilización del stock global de ovinos en Argentina y en La Pampa se explicaría porque la Patagonia comenzó a jugar un papel importante como concentradora de la población lanar.9 Cada uno de estos desplazamientos implicó la reconversión en el interior del espacio productivo regional. Como se indicó, en la primera etapa (hasta 1905-1910) el lanar ocupó las mejores tierras de La Pampa. Un indicio de tal fenómeno es que en los departamentos del oeste predominaba el ganado vacuno con el 41% de las UGM, mientras que el ovino representaba sólo el 37% de las UGM y el caballar el 23% restante. Por lo tanto, en las zonas más aptas del Territorio, y hasta el advenimiento de la frontera cerealera, el lanar fue predominante. Estudios previos sobre estrategias productivas han demostrado la combinación de especies dentro de las explotaciones ganaderas desde épocas muy tempranas.10 Los establecimientos, en un margen variable, exhibieron diversidad en sus rebaños, alentados por un contexto de alta vulnerabilidad productiva. En un ámbito de características semiáridas, cuyo régimen pluviométrico oscilaba entre los 500mm y 300mm anuales junto al desgaste del suelo producido por la oveja, resultaba importante regular los stocks lanares, combinarlos con vacunos o diversificar los espacios productivos por medio del arrendamiento u otros acuerdos contractuales, como la habilitación. La producción para el mercado se basaba en la exportación de lanas pero también en ventas de ganado en pie y cueros. En la zona productiva analizada, la producción de lana fue más importante que la de carne ovina. En la segunda etapa (1914-1930), se produjo el desplazamiento del ganado ovino hacia las tierras del centro y oeste del Territorio Nacional de La Pampa. Estas áreas 8

La participación de la lana argentina en el comercio mundial era del 3,7% a fines de los años 1920. En estos años se produjo un crecimiento en las cantidades comerciadas, producto de una mayor especialización: los países europeos disminuyeron su producción y las naciones exportadoras (especialmente, Australia, Sudáfrica y Nueva Zelandia) aumentaron la suya; citado en LLACH, Lucas Cuando desenamorarse es de a dos; Argentina y el mercado mundial de sus productos, 1920s-1976, CEPAL, Buenos Aires, 2006, pp. 40 y 45. 9 La Patagonia, que para 1888 contaba con apenas 300.000 lanares, incrementó sus majadas a 11,2 millones en sólo veinte años, hasta alcanzar un stock de 16 millones en 1930. Debe indicarse igualmente que, en particular, fueron las tierras de la meseta y del área costera más cercanas al mercado bonaerense, como el norte de Santa Cruz, Chubut y Río Negro, las zonas esencialmente productoras de lana y más tarde de carne con destino a los mercados externos. Véase el artículo de Graciela Blanco en este mismo volumen. 10 Véase OLMOS, Selva “Vida productiva, empresas y productores rurales en La Pampa territoriana (siglos XIX y XX)”, Informe de Investigacion, Beca de Investigación, Subprograma Becas de Perfeccionamiento en Investigación, IESH-FCH, UNLPam, 2009.



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se constituyeron en las mayores productoras de lana del Territorio, representando el ovino un 42% de las UGM en 1914 en los Departamentos VII al XV. El Departamento Utracán, situado en las puertas del oeste, evidenció entre 1914 y 1934 un crecimiento del 50% en sus stocks. En la etapa 1914-1930, entonces, se habría producido un reacomodamiento de zonas productivas, pero no habría existido competencia directa por la tierra sino complementariedad entre actividades ganaderas, y entre éstas y la agricultura. La Pampa, en función de su organización productiva y comercial, presentaba dos zonas laneras: la franja noreste, asociada a Buenos Aires y la región sureste (incluyendo a algunos departamentos del oeste) vinculadas con las lanas de Bahía Blanca. Las lanas del Territorio en general eran descriptas como terrosas, de poca naturaleza y de poco rendimiento en lavado.11 A fines de los años 1930 Pablo Link caracterizaba a las lanas de La Pampa como similares a las de Bahía Blanca. Las sequías, el clima cálido y los fuertes vientos secaban en demasía a estas lanas y las hacían muy quebradizas, aunque también agregaba que en épocas normales eran de las más finas del país.12 El impacto de la crisis de 1930 produjo una tercera etapa del lanar en La Pampa –ciertamente específica de estas tierras– caracterizada por un sostenido incremento del stock lanar entre 1930 y 1947 (variación de casi 50%). El mayor incremento se registró entre 1937 y 1947 (35%; cuadros 1 y 2). Ello permite afirmar que las tierras del entonces Territorio Nacional de La Pampa vivieron una suerte de segundo boom lanar. Asimismo, fue el área productora donde más creció en términos relativos el stock lanar pues el aumento total entre 1937 y 1947 fue del 16%. Este incremento se asoció con los profundos cambios productivos acaecidos en el interior del Territorio. A partir de 1930 se acentuó la participación de la ganadería y se retrajo la agricultura cerealera. En el período posterior a 1930, la franja este de La Pampa se convirtió en una de las principales zonas de cultivo de centeno y segunda zona productora de cebada del país y se impuso la utilización de los cultivos de cereales para pastoreo. Estos cambios consolidaron la importancia de las explotaciones mixtas. La recuperación del stock lanar impactó en casi todo el Territorio, si bien las zonas más importantes continuaron siendo por concentración de lanares los departamentos Utracán, Loventué, Lihué Calel o Caleu Caleu. Igualmente, las estadísticas de 1947 indicarían que este proceso incluyó también a las tierras de la franja este, tal como había sucedido durante el primer boom lanar.

11 LIX KLETT, Carlos Estudios sobre producción…, cit., p. 15. 12 LINK, Pablo Lanares y lanas de la República Argentina, Imprenta Ferrari Hnos., Buenos Aires, 1938 [2ª ed. ampliada], p. 61.

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Cuadro 3 Existencia de lanares por departamentos, 1930-1947 Departamentos Utracán Lihué Calel Catriló Leventué Cura Có Chadileo Total

1930 284.242 221.770 201.528 183.460 130.207 114.356 2.253.070

13% 10% 9% 8% 6% 5% 50%

Departamentos Utracán Lihué Calel Leventué Toay Conhelo Caleu Caleu

1947 495.707 312.617 288.425 268.820 266.824 252.656 4.410.303

11% 7% 7% 6% 6% 6% 43%

Fuente: Ministerio de Economía y Asuntos Agrarios de La Pampa (1976), Estadística Ganadera (1875-1974), Santa Rosa.

Cuadro 4 Existencias ovinas por departamentos, 1930-1960 Departamento Atreucó

1930 113.539

1937 165.432

1947 187.462

1960 179.058

Caleu Caleu Capital Catriló

106.922 71.588 201.528

226.018 129.207 180.000

252.656 212.924 224.577

89.133 213.106 221.859

Chadileo Chapadleufú Chicalcó Conhelo

114.356 83.215 60.823 60.946

85.782 85.929 29.975 134.852

142.782 90.271 57.645 266.824

86.976 97.670 23.230 235.222

Cura Có Guatraché Hucal

130.207 62.006 67.429

105.603 88.515 98.749

178.234 122.334 13.791

87.267 116.171 104.551

Lihué Calel Limay Mahuida Loventué

221.770 93.904 183.460

80.025 194.363 253.653

312.617 116.116 288.425

169.851 83.478 227.485

Maracó Puelén Quemú Quemú Rancul Realicó Toay Trenel Utracán

70.357 16.115 75.872 46.546 67.212 89.001 32.032 284.242

115.332 17.955 135.482 150.587 177.120 71.293 152.922 324.828

188.132 36.514 225.623 243.542 227.220 145.637 268.320 495.787

176.128 28.580 266.028 177.026 250.628 232.726 220.123 267.597

Fuente: Elaboración propia sobre la base de Ministerio de Economía y Asuntos Agrarios de La Pampa. Dirección General de Estadística (1976), Estadística Ganadera 1875-1974. Nota: Los totales de las estadísticas oficiales no coinciden con la suma de cada uno de los Departamentos.



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Gráfico 2 Existencias ovinas por departamentos, 1930-1947 600000 500000 400000 300000 200000 100000

Li

Ut rac hu án éC a Lo lel ve ntu é Tr en e Co l Ca nhe leu lo Ca leu Ra nc u Qu Re l em alic úQ ó ue m ú Ca tri ló Ca pti a M l ara có At reu c Cu ó ra Có To Ch ay ad ile o Hu Gu cal Li m atra ay c M hé Ch ahudi ap ad a leu Ch fú ica lcó Pu elé n

0

1930

1937

1947

Más allá de especificidades regionales, este proceso formó parte de una tendencia al alza (aunque más moderada) o de mantenimiento de los stocks en todo el país, poniendo freno a una etapa de retroceso global. Entre 1930 y 1943 la producción de lanas registró su máximo volumen ocupando la Argentina el tercer lugar mundial como país productor-exportador. En 1938 las lanas alcanzaron el pico máximo de participación en las exportaciones argentinas (considerando el período 1925-1960) con un 24,1% del total.13 El acceso a los mercados europeos se vio complicado por la Segunda Guerra Mundial. No obstante, durante el primer trienio de la Guerra, la lana aumentó su importancia relativa como bien exportable respecto de los años 1935-1939. En los años 1940 y 1941 las exportaciones de lanas superaron a las de carne y en 1941 y 1943 a las de trigo.14 En este primer período bélico la demanda de lanas se trasladó desde Europa hacia los Estados Unidos, por lo que aumentaron los precios.15 Asimismo, el consumo 13 Los otros productos considerados en este análisis fueron: las carnes (30,2%, 1972), trigo (29,1%, 1929), maíz (26,9%, 1936), lana (24,1%, 1938), lino (14,5%, 1932), cueros (11%, 1949); véase LLACH, Lucas Cuando desenamorarse…, cit. 14 LLACH, Lucas Cuando desenamorarse…, cit., p. 45. 15 Argentina Review, Roberts, Meynell & Co, núm. 1, 1940, p. 9.

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interno absorbido por la industria local fue creciendo y llegó a duplicarse pasando de las 25,6 mil tn en 1939-40 a 52,9 mil tn en 1944-45.16 La notable expansión de la producción de lanas en La Pampa durante este segundo boom lanar se observa en el incremento de las ventas en el Mercado Central. En el período 1925-1935 las ventas fueron en promedio 1.930.000 kg,17 mientras que en 1940 alcanzaron los 8.100.110 kg aportando La Pampa el 11,21% del total del país (dominado en un 36,5% por Buenos Aires, el 20,14% por Santa Cruz y 12,86% por Chubut).18 Las ventas de ganado ovino realizadas en este mismo mercado alcanzaron las 590.504 cabezas. En cuanto al stock de lanares, aumentó la participación relativa del Territorio, el cual por primera vez llegó casi al 9% (récord histórico). Por tanto, corroboramos la hipótesis de un incremento de la orientación ovina en el espacio productivo pampeano, visible aún hacia 1950. Esta imagen suavizaría las perspectivas que daban cuenta de un temprano corrimiento de los ovinos hacia la Patagonia y por ende de un territorio pampeano –y bonaerense– poblado de vacunos para esta época. A partir de la década de 1950 comenzó la declinación del sector lanar en Argentina y en La Pampa.19 La población ovina disminuyó entre 1950 y 1980 en 35,2 millones de cabezas (31%), mientras que la producción de lana lo hizo en un 34,5%.20 En La Pampa la caída fue más abrupta aún ya que entre 1947 y 1978 se redujo la población ovina en un 75%, participando apenas entonces con el 4% en las UGM, el registro más bajo desde 1889 (cuadros 1 y 2). Diferentes razones, de índole internacional y local, explicarían esta situación. En el primer caso, el descenso en el precio fue una variable central. Entre 1910 y 1930, el precio de la lana (en dólares constantes) era cinco veces superior al de 1992-96. En tal sentido, si bien hubo períodos de recuperación a partir de 1950 el precio de la lana muestra una de las tendencias declinantes más pronunciadas dentro de los productos agropecuarios.21 La baja en la demanda de lanas en el largo plazo estuvo asociada con un menor consumo mundial y la creciente competencia ejercida por las

16 DI TELLA, Guido y ZYMELMAN, Manuel Las etapas del desarrollo económico argentino, Eudeba, Buenos Aires, 1967. 17 Memoria Presentada al Superior Gobierno de La Nación, Año 1935, Gobernación de La Pampa, Santa Rosa, 1936, p. 110. 18 DUVAL, Miguel Memoria presentada al Superior Gobierno de la Nación, Período: 1940-1941, Talleres Gráficos de la Gobernación de La Pampa, Santa Rosa, 1941, p. 201. Cifras de la Dirección de Economía Rural y Estadística. 19 No fue así en toda la Patagonia, por ejemplo Santa Cruz mantuvo relativamente estables sus stocks entre 1930 y 1975 y el descenso se produjo a partir de los años 1980. 20 En los años 1960 descendió a 50 millones de cabezas, en la década de 1980 a 32 millones y luego de la crisis de los años 1990 continuó en disminución, siendo la cifra oficial cercana a los 12,5 millones de cabezas. 21 [En línea] http://www.zonaeconomica.com/explotaciones-ovinas/actividad-lanera.



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fibras sintéticas en los países desarrollados.22 En cuanto a los factores de orden interno pueden mencionarse las políticas cambiarias y la tendencia dominante –aun en zonas marginales– de reconversión a la cría de ganado bovino en la región pampeana (donde podrían haber jugado procesos como la disminución de la capacidad receptiva de estas tierras). En síntesis, esta sección ha pretendido mostrar que junto a la reconocida fiebre del lanar de fines del siglo XX el Territorio Nacional de La Pampa vivió un segundo boom lanar entre 1937 y 1950. Asimismo se ha propuesto la especificidad de los ciclos en La Pampa, por su particular ubicación geográfica, la cual le permitió adaptarse a los distintos vaivenes productivos. Si en Buenos Aires –en términos globales– se produjo un paulatino pero inexorable descenso del stock lanar en el largo plazo, la dinámica de la actividad ovina en La Pampa no respondería a idénticos parámetros. Primero tuvo un descenso menos pronunciado entre fines del XIX e inicios del XX, luego se observa una clara meseta entre 1914-1930, debido a la menor competencia entre zonas productivas. Este período fue seguido por una rápida reconversión y boom lanar entre 1930-1947, para finalmente experimentar un rápido descenso a partir de 1960-1970. Estos ciclos tampoco se corresponden con la dinámica de la Patagonia, zona que –en términos generales– experimentó una tendencia de crecimiento sostenido hasta mediados del siglo XX, con un descenso brusco recién a partir de los años 1980.23 No sólo estas diferencias pueden explicarse por el tradicional desfasaje temporal respecto a Buenos Aires en la etapa agro-exportadora, sino que también serían atribuibles al particular emplazamiento de las tierras del entonces Territorio Nacional de La Pampa, caracterizado por las múltiples pertenencias regionales y la diversidad de sus espacios productivos.

22 GINÉS Santiago “La producción ovina ante un nuevo escenario. Pasado, presente y futuro de la actividad” [en línea] http://www.produccionbovina.com/produccion_ovina/produccion_ovina/07-ovino_ aapa_mza.htm. 23 Además de las referencias ya brindadas, pueden indicarse entre otros textos: CISELLI Graciela Bailando al compás de la lana. El ovino: motor del desarrollo comercial de Puerto Deseado (1881-1944), UNPSJB, Comodoro Rivadavia, 1999; GORLA, Carlos “La comercialización de las lanas de la Patagonia y Tierra del Fuego. 1910-1920”, en Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios, núm. 24, 1º semestre 2006, pp. 49-80. Para la Patagonia norte, BLANCO, Graciela “Las explotaciones ganaderas en la Patagonia: sujetos sociales, articulación comercial y organización socio-espacial”, en BANDIERI, Susana; BLANCO, Graciela y VARELA, Gladys –directoras– Hecho en Patagonia. La historia en perspectiva regional, CEHIR-UNCo, Neuquén, 2006, pp. 155-190; BANDIERI, Susana “Espacio, economía y sociedad regional. Neuquén: el auge del ciclo ganadero y la organización social del espacio. 1879-1930”, en Entrepasados. Revista de Historia, Año I, núm. 1, Buenos Aires, 1991, entre otros textos.

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Producción y comercialización de la lana Actores económicos e instituciones informales ¿Qué actores y mecanismos hacían posible que la lana encontrara su salida desde recónditas zonas de la pampa seca hasta los mercados de exportación? La segunda parte de este artículo examina a los actores económicos y las instituciones informales involucradas en la comercialización de la lana, con énfasis en los circuitos regionales.24 Desde mediados del siglo XIX una variedad de mecanismos surgieron en Argentina para comercializar la lana.25 La descripción más acertada sobre los mismos continúa siendo la de Hilda Sabato para el boom lanar de la provincia de Buenos Aires. Pero ¿qué sucedió en otras áreas productoras y hasta 1940? ¿Siguieron sosteniéndose las mismas prácticas? ¿Qué fisonomía adquirieron las redes de comercialización vistas desde un espacio marginal de la región pampeana? La primera advertencia la brindaba Pablo Link al declarar que: “…el sistema de compra-venta de este producto es bastante complicado en el país…”.26 El mercado se caracterizaba por fuertes fluctuaciones y por una gran multiplicidad de agentes involucrados. Observado este fenómeno desde este espacio, se distingue la participación de tres actores en los circuitos regionales de comercialización. Los estancieros y criadores de los márgenes Las diversas condiciones de los suelos y regímenes pluviométricos de La Pampa dieron como resultado un abanico de experiencias productivas. En un contexto donde predominaban los arrendatarios (53% en 1914 y 62% en 1937), el arrendamiento adquirió amplia relevancia en la actividad ganadera, constituyendo el 27% y 50% de las explotaciones en ambos momentos.27 Los Censos no reflejan las estrategias de combinación de propiedad y arrendamiento u otras formas de locación para rentabilizar el capital por parte de los productores. No obstante, la modalidad de combinar propiedad-arrendamiento habría estado sumamente extendida en La Pampa, siendo uno de los rasgos más destacables de los criadores de la región. Este mecanismo se 24 Un análisis de estos temas pero volcados hacia la producción agrícola en el Territorio Nacional de La Pampa, LLUCH Andrea Comercio y Crédito en La Pampa a inicios del siglo XX. Un estudio sobre el papel económico de los almacenes de ramos generales, Tesis Doctoral, Programa InterUniversitario de Doctorado en Historia, Universidad Nacional del Centro, Tandil, 2004. 25 VILLE, Simon The Rural Entrepreneurs: A History of the Stock and Station Agent Industry in Australasia, Cambridge University Press, Cambridge, 2000, presenta un completo estudio sobre el rol de las intermediarios (stock agencies) en la producción y comercialización de la lana en Australia. 26 LINK, Pablo Lanares y lanas..., cit., p. 60. 27 Por ejemplo, en el IX Departamento en 1914, el número de arrendatarios contabilizaba el 43% de los predios; los propietarios el 32% y el resto eran empleados afectados a la ganadería. Y más al norte, en el VII Departamento, con un perfil productivo ganadero, el 48% de las explotaciones estaban bajo arriendo en un panorama de estrecho vínculo entre ganadería y propiedad. Pero si desagregamos las explotaciones netamente ganaderas, las cifras se equilibran y dan cuenta de 35% de arrendatarios, 36% propietarios y 29% de empleados.



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ha identificado en particular entre los productores localizados en la zona del centrooeste,28 donde a la diversificación productiva se le añadía la espacial. Esta estrategia era vital para garantizar la rentabilidad en un área semiárida, ya que los riesgos naturales tornaban necesario diversificar el espacio productivo y escalonar la producción a través de un manejo flexible de las explotaciones. Si bien no es posible brindar un panorama pormenorizado de las vías de acceso a los mercados por parte de los productores –debido a la multiplicidad de situaciones presentes– existieron diversas formas. En esta línea, podemos aventurar que las ventas de lanas dependieron más de los ciclos productivos que de las fluctuaciones de los precios, en especial entre los productores más pequeños quienes no contaban con lugares propicios para el almacenamiento. Habrían existido dos grandes sistemas de ventas. En primer lugar, el productor podía vender la lana en su propio establecimiento (tranqueras adentro) o antes/después de la esquila a distintos intermediarios locales. En segundo lugar, podía consignar su lana. En La Pampa habría existido un sistema bifronte en lo espacial, con dos grandes zonas de influencia comercial para el accionar de las casas consignatarias: la del puerto de Bahía Blanca (Mercado Victoria) o la de Buenos Aires (Mercado Central de Frutos).29 Los envíos de la lana se realizaban después de las esquilas de las majadas, generalmente en los meses de abril y noviembre (en La Pampa se hacía una segunda esquila). El estudio de caso de algunos productores rurales30 permitió observar que también podían enviarse remesas en otros meses, al ponerse en práctica estrategias de espera hasta un momento más propicio, en donde la variable de ajuste era la capacidad de almacenamiento y un bajo endeudamiento con el sistema comercial. Existían, además, otros envíos tardíos o a destiempo relacionados con la esquila de ovejas rezagadas. Dentro de la multiplicidad de situaciones se podrían delinear dos grandes modelos: el de los productores más pequeños –o incluso aquellos casos en los cuales la lana era un producto menor en sus perfiles productivos– que vendían su producción a intermediarios locales, los cuales a su vez procedían a venderla o a consignarla (ver sección siguiente). Estos productores no tenían acceso directo al mercado y dependían de los intermediarios locales para disponer de sus frutos. En segundo lugar, se encontraba un grupo diverso conformado por medianos y grandes productores, quienes con28 Departamentos Séptimo, Octavo y Noveno del Territorio Nacional de La Pampa. 29 El Ing. Agrónomo Cassegne Serres describía al Mercado Central de Frutos, ubicado en Avellaneda, como “…una Sociedad Anónima, y concurren a él diariamente los compradores extranjeros que adquieren el producto para las principales casas del exterior y fábricas especiales que se dedican a la confección de tejidos y, por consiguiente, este centro ofrece al remitente las mayores probabilidades de obtener un buen precio para el artículo enviado…”; CASSAGNE SERRES, Alberto Establecimientos Ganaderos, Baiocco & Cía, Buenos Aires, 1925. 30 Véase OLMOS, Selva “Criadores de los márgenes. Estrategias de acceso a la tierra, organización empresaria, producción y acceso a los mercados. El caso de la familia Russo, 1893-1939 ca.”, en Anuario 2005, Facultad de Ciencias Humanas, UNLPam, Año VII, núm. 7, Santa Rosa, EdUNLPam, REUN, 2006.

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signaban o vendían la lana directamente a firmas de confianza locales (acopiadores y comerciantes), con las que establecían vínculos comerciales y financieros particulares; pero también operaban con casas consignatarias de Bahía Blanca o Buenos Aires. A partir de la evidencia de los casos estudiados –y exceptuando a los productores muy pequeños– no detectamos contratos de exclusividad con los agentes locales. El margen de independencia y capacidad de plantear estrategias de acceso a los mercados habría dependido fuertemente de la existencia de acuerdos previos en cada ciclo productivo y, en especial, de la situación financiera con los diferentes acreedores que los habilitaban para el ciclo productivo.31 En tal sentido, los grandes productores contaban con fuentes de financiación propia (mediante operatorias con bancos, casas mayoristas o consignatarias).32 Es interesante notar la diferencia entre consignar y vender. En el primer caso, el productor corría con los riesgos. La capacidad de mantener almacenada su producción –mediante la consignación– aparejaba la posibilidad de obtener un mejor precio. Las ventas directas, y siguiendo la experiencia de un productor local, fueron de volúmenes reducidos y se habrían vinculado con la necesidad de saldar deudas. Como veremos en el apartado siguiente, estas operaciones también habrían estado asociadas con la disponibilidad de ofertas y la capacidad de negociar con el sistema comercial (donde la reputación de cada productor también intervenía). Otro rasgo que surge del análisis de operaciones de consignación es que el precio percibido por kilogramo de lana no era el precio de mercado al momento de la venta sino el resultante al final de la operación (liquidación). No sólo detectamos grandes variaciones en los precios de ventas sino también una tendencia a ser más bajos que el promedio nacional, aunque en este punto deberían considerarse con detenimiento los costos asociados a las comisiones, depósito y operaciones conexas al manejo de la lana. Igualmente, ¿qué factores determinaron los precios pagados a los productores locales?

31 El caso de Macario Russo, localizado en departamento Lihué Calel, pone de manifiesto que este productor consignaba su lana con distintas firmas de Bahía Blanca como Lanusse y Olaciregui o Álvarez & Olivieri (no había exclusividad). Pero también vendía partidas menores a la firma comercial Ruíz Pérez & Cía., de General Acha. Este criador, por tanto, mantenía una actitud de diversificación respecto a la comercialización de sus frutos. Sus estrategias también habrían dependido del tipo de producto disponible, las perspectivas del mercado y, como indicamos, de los compromisos asumidos con diferentes agentes comerciales. En 1931, por ejemplo, Russo remitió el 61% de su producción a una casa comercial, Álvarez & Olivieri de Bahía Blanca, firma que le había provisto adelantos monetarios (mediante giros) para solventar los gastos del arrendamiento de un campo. OLMOS, Selva Criadores de los márgenes..., cit. 32 LLUCH, Andrea “Las manos del mercado: hacia una identificación de intermediarios comerciales del cercano oeste (1895-1914c.)”, en DI LISCIA, María Silvia; LASSALLE, Ana María y LLUCH, Andrea Al oeste del paraíso. La transformación del espacio natural, económico y social en La Pampa Central (Siglos XIX-XX), Miño y Dávila-EdUNLPam, Buenos Aires, 2007, pp. 15-40.



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En principio, los precios habrían dependido de las fluctuaciones propias de un mercado donde la demanda internacional era el principal determinante. En sus variaciones habría jugado un papel clave el momento de cada venta, aunque también intervenían otros factores asociados a un proceso complejo y costoso de intercambio.33 En especial, las lanas adquirían diferentes cotizaciones según calidad, condición, limpieza y rendimiento de la mecha.34 Por ejemplo, y siguiendo la experiencia de un mediano productor de Lihué Calel, encontramos la comercialización de ocho tipos diferentes de lanas en la década de 1930; lo cual determinaba que una misma remesa registrara distintas cotizaciones.35 Los productores de La Pampa, por su marginalidad espacial, fueron altamente vulnerables a los vaivenes del mercado, detectándose los severos efectos de la crisis a inicios de los años 1930 y, en un sentido contrario, el mejoramiento en los niveles de acumulación y la expansión de la actividad lanar en la segunda mitad de esa misma década y durante los años 1940. Por tanto, en un mercado cambiante, las relaciones entre los productores y las redes de comercialización variaron según el perfil del productor, el grado de independencia con el sistema comercial y las circunstancias específicas del mercado lanar en Argentina. En este complejo entramado, la mayor o menor flexibilidad comercial y productiva de las empresas habría sido vital para permitirle a los productores adecuarse a las distintas oscilaciones del mercado. Los intermediarios locales Los intermediarios comerciales proliferaron en la pampa seca. Debido a la diversidad de los actores involucrados en la actividad es complejo trazar un panorama sintético. No obstante, a partir de la evidencia recopilada es posible determinar la preeminencia de dos tipos de agentes comerciales: los comerciantes-acopiadores locales y los representantes de barracas. En el primer caso, casi el 80% de la estructura comercial en la zona estaba conformada por los clásicos almacenes de ramos generales. Sin entrar en el desarrollo de una tipología de los almacenes rurales, puede indicarse que estos comercios cumplían múltiples funciones, una de las cuales se vinculaba con el acopio de frutos del país. La mayoría de los comerciantes de ramos generales oficiaba de acopiadores, adecuán33 A modo de ejemplo y según los registros de venta de Julián Russo, este productor envió lana a la firma Lanusse y Olaciregui de Bahía Blanca en noviembre de 1933 y su precio osciló entre $0,70 para la lana barriga cruza y $1,40 la cruza fina. 34 La calidad de la lana dependía de la finura de la hebra (medida en micrones de diámetro), la ondulación, el largo de la hebra, la suavidad o tacto, el color, la forma de la mecha, el tipo de vellón, y la suarda o grasa. TAGLE, Ezequiel C. El merino argentino, El Ateneo, Buenos Aires, 1941. Véase también REGUERA, Andrea “Mercados y circuitos de comercialización en estancias del sudoeste pampeano”, en Siglo XIX, núm. 14, julio-diciembre, México, 1993, p. 48. 35 Los tipos de lana producidas y vendidas por Russo son definidas por las propias fuentes como: borrega cruza, barriga cruza, cruza fina, segunda esquila cruza, segunda esquila cruza fina, segunda esquila cruza gruesa, segunda esquila media gruesa y segunda esquila cruza fina media.

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dose a las distintas zonas de operación.36 Los beneficios del acopio iban unidos a otro tipo de intereses y operaciones comerciales, generándose contratos interconectados.37 La modalidad típica era otorgar crédito con base en la apertura de cuentas corrientes, aprovisionando a los productores de efectivo, mercaderías e insumos a lo largo del ciclo productivo. Al igual que en zonas agrícolas, la operatoria más clásica era el uso de vales para el pago de mano de obra y otros gastos. El grado de independencia variaba en función del perfil de los productores, pero aun los productores más grandes utilizaban los servicios de los comerciantes locales para conseguir mano de obra e insumos, y realizar también otro tipo de gestiones impositivas e informativas. Para reconstruir la dinámica operativa de estos agentes es necesario reducir la escala de observación. Un ejemplo típico de un comerciante asentado en zonas ganaderas es el de Severino Fernández quien en treinta y cinco años de actividad comercial combinó el comercio minorista con la actividad ganadera (primero como arrendatario y luego como propietario),38 la de consignatario de cueros, ganados y lanas y la de administrador y vendedor de campos de la zona.39 La forma de hacer negocios de estos empresarios rurales era la interrelación de distintas actividades, si bien el acopio de frutos del país era la palanca para el comercio y la base de la expansión y crecimiento económico. El sistema de Severino Fernández consistió en no anticiparse y realizar operaciones con lanas a partir del mes de agosto, salvo casos excepcionales.40 El flujo de movimiento comenzaba en julio-agosto, pero en esta zona sólo a manera de prospección de lo que ocurriría durante la esquila. La magnitud de sus operaciones se incrementó paulatinamente, aunque la consignación de unos 100.000 kg fue el promedio comercializado –con variaciones entre 50.000 y 150.000 kg anuales– los cuales eran despachados a consignación a Buenos Aires o Bahía Blanca. 36 Dicha observación es compleja de probar sólo por datos cuantitativos porque podían ser censadas las casas como doble perfil o bien rubro predominante. No obstante, listados nominales de comerciantes como la Guía Comercial de Ecignard de 1914 y la de De Fougères de 1905 permiten comprobar este rasgo. Lógicamente el grado de importancia de uno y otro rubro (acopio y comercio minorista) dependía de distintos factores siendo los más importantes la localización y el perfil productivo del área. Sobre el comercio minorista rural, LLUCH, Andrea “‘Tengo que hacer las veces de médico, comisario, comerciante, defensor de oficio...’ Repensando a los comercios rurales de la pampa argentina 19001930”, en Anuario del Centro de Estudios Históricos, núm. 2-3, Prof. Carlos S. A. Segreti, Universidad Nacional de Córdoba, Córdoba, 2003. 37 HAYAMI, Yujiro y KEIJIRO, Otsuka The Economics of Contract Choice: An Agrarian. Perspective, Clarendon Press, Oxford, 1993. 38 Severino Fernández manejaba el arrendamiento de una parte de las 32 leguas propiedad de la familia Fuhrmann en La Pampa hasta que en 1920 compra una hectárea y media donde estaba asentado. 39 Tanto en el Carbón como en La Vanguardia, al oficio de comerciante le sumó el de administrador de arrendamientos de la zona. Mayor información sobre este comerciante en LLUCH, Andrea “Las manos del mercado…”, cit. 40 Fondo Fernández, Colección Privada, Libro Copiador Correspondencia, Severino Fernández, núm. 6, f. 372, 28 de agosto de 1916.



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Otra de sus prácticas era no comprar lanas sin conocer previamente su condición. En función de algunas tipologías previas sobre intermediarios, se observa que Severino Fernández no actuaba por encargo de terceros, sino que compraba lana a productores locales, la cual era consignada junto a las de su producción. En este nivel, se detecta una multiplicidad de situaciones. En determinados casos, y aun en contextos de bajos precios, el comerciante local compraba lotes de mala calidad para cobrar las cuentas y en otras ocasiones para conservar mis buenos clientes. Aquí se proyecta la importancia de los fiados con los pequeños productores arrendatarios, los más numerosos y débiles dentro de las cadenas de comercialización. En segundo lugar, si decidía no comprar lanas se ocupaba de recolectarlas para enviarlas a consignación (por cuenta y riesgo de sus clientes). Existían tres grandes tipos de clientes: aquellos denominados amigos, con los cuales incluso manifestaba que existían compromisos morales de comprar sus lanas.41 En estos casos se detecta un cuidado en mantenerlos (“no vendan sin consultarme, yo traigo 3000 lienzos vacíos”)42 e incluso estaba dispuesto a pagar los precios ofrecidos a sus clientes por otros compradores.43 En estos casos también se mostraba más confiado para operar porque eran lanas conocidas. El segundo tipo de cliente lo constituían aquellos nuevos o con los cuales mantenía escasos negocios y donde las operaciones eran aisladas, detectándose un menor interés en comprar sus lanas, salvo a precios convenientes. Finalmente, en su contacto con los clientes-productores independientes, su rol era menor en el proceso de comercialización de la lana pero continuaba aprovisionándolos de crédito a corto plazo, mercaderías, gestionando diversos trámites y también brindando asesoramiento. Los comerciantes-acopiadores estaban en contacto permanente con los clientes. El intercambio de información (precios, condiciones del mercado y de las lanas locales) era constante. Las ofertas por la lana incluían no sólo el precio sino también plazos y condiciones de ventas. ¿Qué precios se pagaban? Los analistas de la época alertaban: “la lana es un producto de precio muy oscilante, no sólo de un año a otro, sino de un mes, de una semana y a veces de un día a otro.”44 Al analizar este proceso desde una perspectiva desagregada, se pueden detectar las distintas variables que 41 Fondo Fernández, Colección Privada, Libro Copiador Correspondencia, Severino Fernández, núm. 6, f. 969, 25 de junio de 1918. En esta carta enviada a la casa consignataria Chapar y Cía. de Buenos Aires, les indicaba: “…yo tengo un compromiso moral entre algunos clientes de comprarles dentro de los precios que rijan a principios de octubre así que aunque se gane poco, no estaré expuesto a que las lanas me lleven a la ruina…”. 42 Fondo Fernández, Colección Privada, Libro Copiador Correspondencia, Severino Fernández, núm. 5, f. 615, 9 de septiembre de 1915. 43 “Tengo compromiso moral de pagar por ellas lo que pueda pagar otro. Somos en este caso como Napoleón en Austria y cayó prisionero en la isla Santa Elena”, en Fondo Fernández, Colección Privada, Libro Copiador Correspondencia, Severino Fernández, núm. 7, f. 9, 12 de julio de 1917. 44 LINK, Pablo Lanares y lanas…, cit., p. 217 y BANK OF BOSTON Wool Production in Argentina, Economic Series, núm. 1, 1928, p. 17.

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intervenían, sin olvidar que la dinámica principal provenía de la situación global del mercado. En los precios pagados por los acopiadores locales a sus clientes se ratifica la importancia de la mayor o menor afluencia de compradores externos. El hecho de que otros agentes hubieran estado dispuestos a pagar mejores precios, habría contribuido a elevarlos o al menos de esto se quejaban los comerciantes locales. Esta situación se habría repetido hasta los años 1940 cuando un informe oficial consideraba que las “…lanas de la zona se han vendido a precios elevados, superiores a los que normalmente se han obtenido en otros años, posiblemente a consecuencia de la entrada al mercado de nuevas firmas compradoras, hecho que viene a tonificar a las zonas ovejeras del Territorio.”45 Los acopiadores locales formaban su base a partir de la información que recibían de sus consignatarios, en función del tipo de lana y zona productora.46 No era extraño verlos dilatar las negociaciones si no tenían referencias ni información sobre las tendencias a futuro. En algunas coyunturas, las noticias de derrumbamiento de precios los hacían paralizar todas las operaciones. Los acopiadores locales recibían ofertas de otros compradores y los precios pagados iban generando un entramado de referencias que fijaban pautas seguidas –o pretendidas– por los clientes. Debe recordarse que la mayoría de los acopiadores locales no tenía vinculación directa con el mercado internacional, salvo los comerciantes más grandes que no operaban en esta zona. Dichas perspectivas elevaban el riesgo de comprar la lana o aceptarla en parte de pago, pues los precios podían no compensar los gastos e intereses. En la época de esquila las tensiones por las operaciones de compra-venta de lana se elevaban al máximo. Los productores parecen haber estado muy atentos y dispuestos a reclamar y averiguar posibles ofertas. La suba de precios y la presencia de compradores alternativos generaban –de acuerdo a este narrador privilegiado– un estado nervioso entre los criadores. En particular en 1916 y 1917 se ofertaron altos precios, agudizándose los conflictos entre productores y comerciantes locales. En la correspondencia de Severino Fernández no sólo se cuela la existencia de ciertos acuerdos entre comerciantes locales por no invasión de zona sino también que las expectativas por mayores ganancias rompían esos convenios previos y motivaban enfrentamientos entre los comerciantes. Severino Fernández se mostraba ciertamente cauteloso para operar en el mercado lanar y sus expresiones destilaban, en algunas coyunturas, cierta resignación (“...ya conozco operaciones en esta zona a $21 sin compromiso de esquila ni nada, lo que equivale decir que por donde pasan esa clase de compradores no hay nada que hacer entre gente sensata…”).47 La lógica de consignar a nombre de clientes por parte 45 DUVAL, Miguel Memoria presentada…, cit., p. 141. 46 Fondo Fernández, Colección Privada, Libro Copiador Correspondencia, Severino Fernández, núm. 1, f. 178, 28 de octubre de 1906. 47 Fondo Fernández, Colección Privada, Libro Copiador Correspondencia, Severino Fernández, núm. 10, f. 342, 13 de octubre de 1924.



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de este comerciante se explicaría en los años 1920 por las malas experiencias previas y por las constantes fluctuaciones de precios, sopesando lo arriesgado de comprar a precios cotizados varios días antes de recibir la mercancía y vender a los precios que imperaban después.48 El método de consignaciones le evitaba este riesgo. Asimismo, con el correr del tiempo se lo observa poco propenso a inmovilizar una parte del capital en mercancías, las cuales en una mala temporada podían ser invendibles. Hasta aquí se desprende que la competencia era múltiple, desde comerciantesacopiadores de zonas cercanas a operadores de las grandes barracas. También podrían haber actuado agentes de exportación o compradores de lanas para la industria a partir de Primera Guerra Mundial, los cuales se internaban en el interior estimando producción, sanidad y rendimiento de las lanas. Entre estos agentes se destacaron los representantes de las barracas. En su origen, el oficio principal de las barracas era la clasificación y el enfardado de la lana para su exportación, pero a medida que fue incrementándose el comercio de lanas, esta actividad fue adquiriendo mayor importancia. En la zona estudiada, poco a poco, se observa la presencia de los representantes de barracas, quienes recorrían las distintas áreas productoras adquiriendo la mercadería a los productores. Además de barracas más pequeñas, y de algunos otros agentes que parecen haber actuado por orden de algunas casas de Buenos Aires o Bahía Blanca, las mayores referencias apuntan a la presencia de Lahusen y Cía. Ltda., especializada en la exportación de lanas en fardos. Esta empresa fundada en 1921 tuvo una estrategia muy agresiva en lo comercial, expresada en una rápida extensión de su radio de acción en todas las zonas productoras, ya sea con el establecimiento de sucursales o mediante el envío de sus compradores ambulantes.49 En algunos años el gerente zonal recorría las zonas y hablaba con los productores (y acopiadores locales). De acuerdo a las palabras de Severino Fernández, cuando las barracas entraban en la zona limitaban los márgenes de acción de los agentes locales: “…este año los comerciantes de campaña han operado muy poco…”.50 Las referencias apuntaban a la agresividad en las operaciones, la cual en algunos años se incrementaba por la intervención de los agentes enviados por las casas consignatarias.

48 Esta práctica sostenida en varias temporadas ilustra que las elecciones individuales de los actores no responden únicamente a cambios en los precios sino también a otros estímulos provenientes del entorno institucional y a la información disponible. Ello implica desde ya, que las elecciones pudieran ser equivocadas y, por tanto, generar decisiones de venta-compra incorrectas. 49 En 1930 contaba con sucursales-barracas en Azul, Ayacucho, Bahía Blanca, San Antonio Oeste, Puerto Madryn y Comodoro Rivadavia, Concordia, Resistencia y Montevideo. 50 Fondo Fernández, Colección Privada, Libro Copiador Correspondencia, Severino Fernández, núm. 2, f. 170, 20 de octubre de 1909.

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Los consignatarios Cassagne Serres definía a estos agentes como aquellos que desempeñaban negocios y obraban a nombre propio sin tener que declarar el nombre del individuo o razón social que les había realizado el encargo.51 Como ha sido expuesto previamente, los consignatarios fueron los principales intermediarios entre el productor local y los compradores externos. Los negocios los llevaban a cabo sin la obligación de manifestar el nombre del cliente basado en economía de tiempo y dinero. Los principales consignatarios operaban en el Mercado Central de Frutos de Avellaneda o en el Mercado Victoria de Bahía Blanca. La Argentina se caracterizaba por una enorme concentración de las operaciones de lanas en Buenos Aires, plaza que disponía de la mitad de la capacidad de almacenamiento del país.52 La habilidad para atraer a sus clientes –ya fuesen productores independientes o comerciantes locales– dependía en gran medida de los contactos comerciales y sociales que fueran capaces de establecer, no sólo en esos sectores sino también en los círculos financieros del país. A su alrededor también se tejía otra densa red de actores como los entregadores, capataces, clasificadores y barraqueros. Los consignatarios recibían la lana, la clasificaban y la colocaban en el mercado para su venta, obteniendo según la clasificación y las condiciones del producto y del mercado, diversas cotizaciones. En este proceso, el consignatario debía hacerse cargo de la llegada de la lana a la ciudad y cobraba una comisión por sus servicios. La casa Lanusse y Olacirregui de Bahía Blanca, por ejemplo, se reservaba por comisión de venta y guía un 3% del total. La lana no se vendía inmediatamente y, por lo tanto, había un gasto por depósito y servicios conexos. Los descuentos que realizaban los consignatarios se correspondían, en general, con cinco rubros: fletes y descarga; almacenaje; balanza, peones y entrega; seguro y comisión de venta. El sistema de consignación no parece haber sufrido enormes diferencias entre fines del siglo XIX e inicios de los años 1930, aunque se detecta una mayor especialización a medida que avanza el siglo XX. También se habría mantenido la tendencia a que los consignatarios no se limitaran a aceptar la mercadería en consignación sino que compraban por encargo de algún cliente o por cuenta propia (a veces para realizar operaciones de especulación). La información era uno de los factores más decisivos para vertebrar las relaciones entre consignatarios y clientes, ya que proveían a estos últimos de conocimientos para definir estrategias y planificar el rumbo económico.53 La correspondencia entre consignatarios y clientes se estructuraba a partir de los informes de mercado, aunque 51 CASSAGNE SERRES, Alberto Comercio de nuestros frutos, Cabaut, Buenos Aires, 1910, p. 209. 52 CASSAGNE SERRES, Alberto Establecimientos Ganaderos, Baiocco & Cía, Buenos Aires, 1925. 53 STIGLER, George “The economics of information”, en The Journal of political economy, Vol. 69, núm. 3, june, 1961, pp. 213; STIGLITZ, Joseph “Information and Economic Analysis: A Perspective”, en Economic Journal, Vol. 95, Supplement: Conference Papers, 1985, pp. 21-41, entre otros.



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las cartas también traslucen problemas con las remesas, faltantes de carros, recepción de envíos por huelgas, entre otros temas. Otro aspecto que acaparaba atención en las relaciones entre clientes y consignatarios se refería a la calidad de la lana consignada. Aquí se materializa una situación crítica y propia del mercado de lanas en Argentina. Si bien los atributos físicos de la lana podrían haber ayudado a mejorar la eficiencia de las transacciones, debido a la inexistencia de una clasificación científica-técnica se producían constantes tensiones en las cadenas de comercialización. No es de extrañar que la proximidad fuera una de las ventajas relativas de los agentes locales por sobre otros intermediarios y, por ello, los consignatarios preferían interponerlos en sus operaciones con los productores. Una vez realizada la venta, el consignatario enviaba al cliente la liquidación, la cual consistía en un informe detallando el lote al que pertenecía la lana vendida, el tipo y el precio unitario, el comprador (exportador), el total obtenido, y los distintos descuentos realizados. En esta instancia se ajustaban las distintas operaciones de créditos y débitos.54 Detrás de la formalización de estas operaciones se encontraba un aspecto central: la financiación. Las casas consignatarias eran el respaldo con el que contaban estos agentes locales (ya fueran comerciantes o productores independientes) para financiar el ciclo productivo y acceder a financiación de corto plazo, contribuyendo con ello a otorgar liquidez a la economía zonal. En el caso de los comerciantes, la operatoria se ajustaba a cánones similares a los detectados para acopiadores de cereales (aunque sin formalizarse contratos de ventas). Para los comerciantes rurales más chicos, los consignatarios eran su principal base de financiamiento para atender la habilitación productiva a sus clientes y sus compromisos comerciales. Por ejemplo, Severino Fernández giraba en descubierto sobre Casa Chapar, la cual además de consignataria eran proveedora de mercaderías. En general, el procedimiento típico era que les informara: “…tengo que manifestarles que siendo el 1° de julio el pago del arrendamiento de campo, desde esa fecha tendré que girar en descubierto, bajo el sistema de siempre, hasta que yo pueda vender haciendas o remitir frutos…”.55 En el caso de los productores independientes, la dinámica era equivalente. Una vez realizada la venta, el consignatario les acreditaba la suma obtenida a los productores en el haber de su cuenta corriente, mientras que en el debe se asentaban las órdenes de pago y los giros pagados a su orden en períodos previos. Cabe indicar que no siempre el comerciante o productor era deudor sino que los saldos fluctuaban de acuerdo con las liquidaciones de plaza y los vaivenes productivos y de mercado.56 54 CASSAGNE SERRES, Alberto Comercio de nuestros…, cit., p. 218. 55 Fondo Fernández, Colección Privada, Fondo Fernández, Libro Copiador, núm. 2, f. 479, 1911. 56 Trimestralmente le enviaban las planillas de contabilidad para que prestara su conformidad. No hemos observado conflictos en torno a ellas, pero sí en cuanto a los precios pagados y otras condiciones de venta. En el caso de Severino Fernández, en algunas temporadas las liquidaciones arrojaban un saldo negativo como en 1923, por sumas de $23.187 en octubre, $17.538 en julio, $14.861 en abril y de $10.900, en enero de 1924. Mientras que las liquidaciones de 1926, por el contrario, registraron saldos

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Sumados a los tres niveles descriptos, en las cadenas de comercialización participaban las casas de exportación y los agentes de casas europeas consumidoras de materia prima, las cuales desde el siglo XIX operaban en forma directa en Argentina. Las empresas compradoras de lana para exportar habrían sido en la década de 1920 las de F. Davreux y Cía., Soulas y Cía., Masurel Fils, entre otras. Estas empresas no solamente operaban en el Mercado Central de Frutos sino que también extendían sus intereses en las zonas productoras. El modo de operación de estas grandes empresas era definido por algunos especialistas como “venta al barrer”, indicándose que el pago de la lana se efectuaba con giro a la vista a cargo de cada una de las casas compradoras. La venta en consignación al exterior se realizaba cuando se trataba de cantidades importantes.57 A finales del siglo XIX sofisticados canales de distribución vinculaban a los productores –aun de zonas remotas– con los distintos consumidores internacionales de lana. El sistema de ventas en Argentina –aunque este aspecto requeriría de análisis futuros– habría continuado organizado en forma mixta, mediante la operatoria en mercados extranjeros y las ventas por acuerdos privados, mediante contratos.58 No obstante, podría indicarse que en Argentina, y a pesar de las enormes transformaciones y cambios operados, el comercio de exportación continuó siendo dependiente de la demanda externa y poco especializado, pues el producto en general se exportaba sin procesamiento alguno. En este contexto, las redes de comercialización se mostraron muy flexibles para ajustarse a los distintos cambios de la demanda internacional, a los modos de ventas internacionales, a los recurrentes vaivenes en los precios y a las propias fluctuaciones de la cría del ovino. Conclusiones La Pampa no fue una provincia dominante en las estadísticas productivas de la lana pero tampoco su participación fue menor, particularmente en dos coyunturas: luego del reacomodamiento de los planteles lanares de la provincia de Buenos Aires a fines del siglo XIX y en el interregno entre 1937-1950 ca. Asimismo, otro rasgo detectado fue que, salvo en algunas zonas, no se produjo una fuerte especialización hacia la producción ovina sino su complementariedad con otras actividades. También hemos propuesto la diversidad de situaciones productivas y de acceso a los mercados, mediante la articulación de una densa red de comercialización.

a favor de Fernández por valores de $53.082 en octubre, de $54.893 en julio, de $62.094 en abril y de $76.185 en enero de 1927. El interés cargado en estas operaciones se hallaba dentro de los precios del mercado. Se devengaban sólo cuando se excedía del plazo otorgado. 57 CASSAGNE SERRES, Alberto Establecimientos Ganaderos…, cit. 58 Statistical handbook of the sheep and wool industry, Bureau of Agricultural Economics, Canberra, 1949 pp. 152-155. Ver también VILLE, Simon “The Relocation of the Market for Australian Wool, 1880-1939”, en Working Paper 02-14, Department of Economics, University of Wollongong, 2002.



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Otro de los hallazgos del artículo ha sido detectar la perdurabilidad de algunos de los rasgos básicos de los circuitos productivos y mercantiles. También puntualizamos que la escasez de efectivo y la estacionalidad de la actividad hicieron surgir en el interior del sistema comercial distintas modalidades de financiamiento que se combinaron entre sí y fueron adaptándose a los cambios institucionales y productivos. En tal sentido, la visión sobre los intercambios comerciales se aleja enormemente de las descripciones más costumbristas y se ha puesto de relieve la complejidad de los mecanismos productivos y de intermediación asociados a la economía del lanar. La reconstrucción de los circuitos productivos y de comercialización también descubrió los múltiples y variados vínculos informales entre los distintos tipos de agentes económicos, vislumbrándose mecanismos concretos de coordinación económica.59 Las redes comerciales y de financiación en la economía del lanar se desplegaban cruzadas por distintas jerarquías, pero el énfasis recaía en la funcionalidad para reducir los costos de transacción, generándose formas híbridas de coordinación.60 Sólo a partir de la funcionalización de redes comerciales podían vender y comprar lanas, aprovisionarse de efectivo, cobrar deudas o realizar distintas operaciones las empresas analizadas. Las incertidumbres surgían cotidianamente ante la complejidad de resolver situaciones en un mercado altamente inestable e internacionalizado. El grado de movimiento de los distintos agentes era diferencial, pero aún en márgenes limitados, los actores intentaron diseñar estrategias posibles para enfrentar las incertidumbres y reducir los riesgos (maximizando sus ingresos por las ventas de lanas, animales y cueros). A partir de estas elecciones surgían relaciones estratégicas. Los agentes analizados –productores, comerciantes, consignatarios– desplegaban estas estrategias de acuerdo con sus preferencias e información disponible. En tal sentido, y como es un tópico claramente admitido por numerosos estudios, la información era un bien extremadamente valioso en este contexto y cada agente intentaba obtenerla por distintas vías. No todos los actores poseían el mismo bagaje informativo ni tenían igual acceso a la misma, otorgando ventajas comparativas hacia los agentes mejor informados. A su vez, hemos expuesto que la capacidad de conocer la situación local era un factor trascendental y los comerciantes-acopiadores suministraban la distribución de la información en el espacio local. En tal sentido, la cercanía influía decisivamente en los mecanismos de recolección, procesamiento y confiabilidad de la información. Finalmente, puede indicarse que las transacciones conllevaban múltiples negociaciones, tal como ha quedado relevado al revisar el accionar de productores, acopiadores locales y consignatarios. Hemos mencionado ya la complejidad asociada a 59 PRETTY, Jules y WARD, Hugh “Social capital and the environment”, en World Development, 29 (2), 2001, 209-227. 60 POWELL, Walter “Neither market nor hierarchy: networks forms of organization”, en Research in organizational behavior, núm. 12, 1990, pp. 295-336; EBERS, Mark –editor– The Formation of Interorganisational Networks, Oxford University Press, Oxford, 1997.

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conocer los atributos de la lana negociada. Otras veces se hacía patente la dificultad para acordar las condiciones y asegurar el cumplimiento de los acuerdos. En tal sentido, el marco económico, pero también el institucional, modelaron la evolución de los mercados. Los agentes debieron mostrar una gran capacidad para adaptarse a su entorno, adquiriendo nuevas habilidades y conocimientos. En este proceso fue vital la articulación de las empresas en extensas redes comerciales, las cuales también mostraron flexibilidad para funcionar en un contexto caracterizado por recurrentes fluctuaciones y agudas crisis de rentabilidad.

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