2015 Cerco de Zamora por Sancho II, de José Herrarte y Civea

June 13, 2017 | Autor: Arsenio Dacosta | Categoria: History of Historiography, History of Zamora
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SIC VOS NON VOBIS COLECCIÓN DE ESTUDIOS EN HONOR DE FLORIÁN FERRERO JOSÉ LUIS HERNÁNDEZ LUIS (ED.)

ZAMORA 2015

SIC VOS NON VOBIS COLECCIÓN DE ESTUDIOS EN HONOR DE FLORIÁN FERRERO JOSÉ LUIS HERNÁNDEZ LUIS (ED.)

MINISTERIO DE EDUCACIÓN, CULTURA Y DEPORTE

DIRECCIÓN GENERAL DE BELLAS ARTES Y BIENES CULTURALES Y DE ARCHIVOS Y BIBLIOTECAS

SUBDIRECCIÓN GENERAL DE LOS ARCHIVOS ESTATALES

Zamora 2015

Índice

Tabla de contenidos Sumario analítico..................................................................................... 13-22 Analitic summary..................................................................................... 23-31 Presentación Prólogo: un buen hombre y su huella.......................................................... 33-42 Semblanza de un humanista..................................................................... 43-47 Introducción: un homenaje de la república de las letras................................ 49-52 Antropología José Luis Alonso Ponga Bula, vestimenta y miserere: hacia una interpretación de la Semana Santa de Bercianos de Aliste............................................................. 53-68 Diplomática y Archivística Ana Suárez González Un «cartulario de cartularios» (BNE, MSS/18382).......................... 69-101 José Carlos de Lera Maíllo Estatutos de coro de la catedral de Zamora 1622-1779...................... 103-118

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ÍNDICE

Miguel Ángel Jaramillo Guerreira Ordenanza y acuerdos del Número de los Notarios de la Audiencia Episcopal de Zamora....................................................................... 119-155 Miguel Ángel Martínez Lozano Cuadro diacrónico de las notarías civiles de Castilla y León ............... 157-182 José Luis Hernández Luis Fuentes para la historia de Zamora en el Centro Documental de la Memoria Histórica.......................................................................... 183-200 Victoriano-Antonio Carbajo Martín Carácter y forma de un archivo intermedio. Breve historia del Archivo Territorial de Zamora...................................................................... 201-230 Historia Francisco Javier Lorenzo Pinar Los esclavos en la ciudad de Zamora en el siglo XVI........................... 231-253 Eduardo Velasco Merino La estructura socio-ocupacional en la ciudad de Zamora a partir del Censo de Godoy (1797)................................................................... 255-271 José María Burrieza Mateos Las dos muertes de J. Güelmos. Violencia y religiosidad en una pequeña localidad del oeste zamorano a finales del Antiguo Régimen: Monumenta de Sayago, 1804........................................................... 273-297 Arsenio Dacosta «Cerco de Zamora por Sancho II el Fuerte y gobierno de la ciudad por doña Urraca», de José Herrarte y Civea............................................. 299-315 Cándido Ruiz González La reforma agraria republicana menos conocida: los juicios de revisión de arrendamientos en Toro (1931-1932).......................................... 317-340 Historia del Arte José Luis Hernando Garrido Iconografía de los santos barqueros y psicopompos medievales: el viaje hacia el Más Allá en algunos testimonios de Castilla y León................ 341-373 Luis Vasallo Toranzo Origen y desarrollo de la Plaza Mayor de Zamora y de su Casa Consistorial. Siglos XV y XVI........................................................... 375-406

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ÍNDICE

Irune Fiz Fuertes Pintura del primer tercio del siglo XVI en la antigua diócesis de Zamora.......................................................................................... 407-439 César Amador Isidro García La intervención de Juan del Ribero y Juan y García de la Vega en la iglesia del Monasterio de San Jerónimo de Benavente......................... 441-457 Santiago Samaniego Hidalgo y María Guadalupe Murillo Pérez Revisión sobre el escultor zamorano Juan Ramos (†1585)................... 459-477 Sergio Pérez Martín Nuevos datos para la historia de la platería en la provincia de Zamora (siglos XVI-XVII)............................................................................ 479-508 Carlos Piñel Sánchez El pintor Pedro de Orrente en una colección particular de Zamora..... 509-522 José Navarro Talegón Del medio en que surgió el escultor Antonio Tomé.............................. 523-553 José Ángel Rivera de las Heras Los retablos de la iglesia de Santa María la Real de La Hiniesta (Zamora) en la documentación catedralicia....................................... 555-583 Marco Antonio Martín Bailón Apuntes para la historia de la restauración del patrimonio románico en Zamora.......................................................................................... 585-613 Rafael Ángel García Lozano Maestros sobre planos: aparejadores zamoranos en el ecuador del siglo XX................................................................................................. 615-626 Historia de la Literatura Eva Belén Carro Carbajal «Obra sobre la Descensión [de la Virgen Sereníssima]». Un pliego suelto inédito del siglo XVI en torno a san Ildefonso........................... 627-638 Historia de la Música Alberto Martín Márquez «El hallazgo de la Virgen de la Concha»: una interpretación de la obra a través de su paisaje sonoro.............................................................. 639-650

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ÍNDICE

Museología Rosa Martín Vaquero Arquitectura y contenido. El proyecto didáctico en la creación de exposiciones: «Rosa Escogida» (Zamora), «Plata en el Museo» (Vitoria y A Coruña).................................................................................... 651-673 Relación de otras personas e instituciones que se suman al homenaje............. 675-676

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Historia

Cerco de Zamora por Sancho II el Fuerte y gobierno de la ciudad por doña Urraca, de José Herrarte y Civea Cerco de Zamora por Sancho II el Fuerte y gobierno de la ciudad por doña Urraca, by José Herrarte y Civea

Arsenio Dacosta1

Universidad Nacional de Educación a Distancia (Centro Asociado de Zamora) [email protected]

Resumen Este trabajo ofrece la edición de una tesis doctoral del siglo XIX sobre el Cerco de Zamora. El trabajo, hasta ahora inédito, fue defendido en diciembre de 1895 por José Herrarte y Civea, nacido de Alcañices (Zamora) en 1839. Palabras clave: Cerco de Zamora, Historiografía, siglo XIX, Historia de Zamora. Abstract This paper ofers the edition of a doctoral thesis from 19th Century about the Cerco de Zamora. This unpublished work was defended on Decembre 1895 by José Herrarte y Civea, born in Alcañices (Zamora) in 1839. Key words: Cerco de Zamora, Historiography, 19th Century, History of Zamora. 1 Este trabajo forma parte de los resultados del proyecto de investigación HAR2013-44093-P De la lucha de bandos a la hidalguía universal. Transformaciones sociales, políticas e ideológicas en el País Vasco (siglos XIV-XVI) del Ministerio de Economía y Competitividad del Gobierno de España, y en los trabajos del Grupo consolidado IT-600-13 del Gobierno Vasco. SIC VOS NON VOBIS. COLECCIÓN DE ESTUDIOS EN HONOR DE FLORIÁN FERRERO

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Elvira. Mataste solo, ¿no es cierto? Justo es que solo respondas. Bellido. No, no es justo. Todos ellos tuvieron tanto que ver como yo. Pero no es eso lo que me parece mal. Yo siempre estuve dispuesto a afrontar las consecuencias. Pero esto… es que no lo entiendo. Tomás Segovia. Zamora bajo los astros. Tercer acto.

0. Introducción: El Cerco como tema literario y objeto historiográfico El Cerco de Zamora forma parte del imaginario medieval. Entre la historia y la leyenda, entre la poesía y la historiografía, el motivo del asedio a la ciudad de doña Urraca y el regicidio glosado por el Romancero, ha sido objeto de numerosas versiones y acercamientos. Son bien conocidas las aproximaciones desde la literatura, particularmente la del Siglo de Oro, donde el suceso se convirtió en un motivo recurrente de diversas «comedias famosas». Más allá de Juan de la Cueva (1583) y Guillén de Castro (1613, en cuya obra se inspiraría Corneille para Le Cid), el Cerco ha ocupado a numerosos dramaturgos2. Entre los más antiguos, Francisco Bernardo de Quirós dedicó al asunto su Comedia famosa del hermano de su hermana, impresa por primera vez en 16563. Casi contemporánea a la anterior es la impresión de No está en matar el vencer, de Juan de Matos Fragoso4. Pocos años después, en 1674, se imprimía El

2 Referencia a estas obras y las que siguen, además de en la tesis doctoral de Paola Laskaris, pueden seguirse en: Julio, María Teresa. «La mitologización del Cid en el teatro español». En Sevilla F.; Alvar, C. (coords.). Actas del XIII Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas. Madrid: Castalia, 2000, vol. 4, p. 134-144; y en Peña Pimentel, Miriam. «Sancho II y el cerco de Zamora. El rey/tirano en el Teatro del Siglo de Oro». En Escudero, J.M.; Roncero, V. (coords.). La violencia en el mundo hispánico en el Siglo de Oro. Madrid: Visor Libros, 2010, p. 183-194. El Instituto Castellano y Leonés de la Lengua organizó no hace mucho una exposición reflejada en: Vega, Germán (ed.). El Cid en el teatro del Siglo de Oro español. Las múltiples caras de una figura persistente. Burgos: ICLL, 2007. 3 Véase: García Valdés, Celsa Carmen (ed.). Obras de Francisco Bernardo de Quirós. Madrid: Instituto de Estudios Madrileños, 1984, p.324-384. Véase también: García Lorenzo, Luciano. «El hermano de su hermana de Bernardo de Quirós y la comedia burlesca del siglo XVII». Revista de literatura, 1982, 87, p. 5-24. 4 Comedias nuevas y escogidas de los mejores ingenios de España. Madrid: M. García Morrás, 1668. SIC VOS NON VOBIS. COLECCIÓN DE ESTUDIOS EN HONOR DE FLORIÁN FERRERO

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Cerco de Zamora en el segundo volumen de las Obras del licenciado Juan Bautista Diamante5. El Cerco como motivo literario decayó a lo largo del siglo XVIII, aunque se siguieran representando algunas de aquellas comedias inspiradas en la leyenda. Sin embargo, a principios del nuevo siglo, se reactiva el interés por el Cerco en gran parte gracias a la convocatoria de la Real Academia Española de un certamen poético en 1831. Conservamos publicados algunos de sus resultados, de desigual interés6. Como era de esperar, la mayor parte de los esforzados vates califican a Vellido Dolfos como «traidor», como por ejemplo hace Mateo Martínez y Artabeytia7. En lo mismo redunda el barón de Bigüezal, Joaquín Mencos y Manso de Zúñiga, que lo caracteriza recurrentemente de «vil»8. Por lo general, todos los autores inciden en el arquetipo de «traidor» que personaliza Dolfos, como en el poema épico de Ferrando Corradi9 quien, a pesar de lo anterior, es considerado representante de la «historiografía liberal moderada»10. Por el contrario, el mariscal de campo José Joaquín Virués y Spínola, en su «discurso apologético» anexo al poema, matiza la «traición» y entiende que es un «golpe de mano» propio de una batalla: «la muerte de Sancho no fue alevosa, y aun quizá justificaría que Bellido no fue español»11. No mucho después Bretón de los Herreros ofrecía su melodramático Vellido Dolfos (1839), y el tema, tangencialmente, aparece también en la operística decimonónica, con proyectos dramáticos, algunos sin culminar, de la mano de Massenet o Debussy. La tensión dramática de lo narrado

5 Madrid: Martín Merinero, 1674, aunque más conocida por la edición valenciana de 1766. 6 Dos de ellos editados por Enrique Fernández-Prieto en Dos poemas épicos sobre el Cerco de Zamora: premiados por la Real Academia de la Lengua en 1833. Zamora: [el autor], 1977. 7 El Cerco de Zamora. Madrid: Pedro Sanz, 1833, p. vi ss. 8 El cerco de Zamora por el Rey Don Sancho II de Castilla. Poema premiado por la Real Academia Española en junta que celebró en 31 de enero de 1833. Madrid: Imprenta Real, 1833. 9 El Cerco de Zamora por el rey don Sancho II de Castilla. Madrid: Imprenta Real, 1833. 10 Peiró, Ignacio; Pasamar, Gonzalo. Diccionario Akal de Historiadores españoles contemporáneos. Madrid: Akal, 2002, p. 202-203. 11 El cerco de Zamora. Poema... seguido de un discurso crítico-apologético. Madrid: D.M. de Burgos, 1932. p. 105. Contamos con otra referencia de época, cuyo contenido no he podido cotejar, firmada por Manuel Cortés (El cerco de Zamora. Poema. Madrid: D.M. de Burgos, 1833) que, no obstante, se atribuye a José Donoso Cortés (Nerlich, Michael. Untersuchungen zur theorie des Klassizistischen epos in Spanien: 1700-1850. Ginebra: Droz, 1964, p. 69; y Lama, Miguel Ángel. «La teoría y la práctica literarias del primer Donoso Cortés». Revista de Estudios Extremeños, 2001, 57, p. 211 ss). En esta línea, aunque mucho tiempo después, Francisco Molina Martínez y Miguel Fernández Justo publicarían sendas obras poéticas (El cerco de Zamora: (romance de ciegos); Zamora viriatuda. Zamora: José López Villa y Pascual Rodrigo, 1990; y El cerco de Zamora. Zamora: Monte Casino, 1991, respectivamente). SIC VOS NON VOBIS. COLECCIÓN DE ESTUDIOS EN HONOR DE FLORIÁN FERRERO

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en el Romancero ha seguido sugestionando –siempre en verso– a autores como Tomás Segovia12 o Federico Acosta Noriega13. La figura del Cid ha contribuido mucho, sin duda, a hacer tan atractivo el tema del Cerco, al permitir desde la grandeza de su arquetipo literario y del carácter multiforme del símbolo, numerosas y seculares apropiaciones ideológicas del mismo. La figura del Cid, desde la perspectiva de la crítica literaria, ha sido recurrentemente abordada. Desde este punto de vista, la bibliografía es inabarcable, por lo que remito como referencia –sin dejar de apuntar al Cerco–, al que posiblemente es hoy el mayor experto en el Cid, Alberto Montaner14. No podemos entrar en un análisis más pormenorizado de todo lo que el Cerco implica más allá de la figura cidiana –piénsese en lo sugerente de las figuras de doña Urraca o Arias Gonzalo–, ni en el alcance de la construcción de tan potentes arquetipos positivos y negativos, cuya vigencia ha perdurado hasta hoy y que tiene en el asunto de la traición de Vellido Dolfos un lugar central en el imaginario zamorano15. Este motivo y no otro, es el que empuja a nuestro autor, José Herrarte y Civea, a elaborar un texto académico cuyo objetivo final es la exoneración del pueblo zamorano de tan horrenda tacha. En este breve repaso al motivo del Cerco, debemos avanzar algunas notas sobre la historiografía que permiten contextualizar el trabajo de José Herrarte y Civea. No entraremos aquí en el contenido de la obra que presentamos que debe ser analizado, a mi juicio, desde la fértil perspectiva que ha escogido Martín Ríos Saloma para el análisis de la historiografía sobre nuestro Medievo16. Para un enfoque estrictamente histórico es necesario remitir a estudios introductorios como los de Cesáreo Fernández

12 Zamora bajo los astros. Escrita en 1959, ha sido recientemente publicada y representada por primera vez gracias al esfuerzo del Instituto de Estudios Zamoranos «Florián de Ocampo» (2011). 13 Su Proceso por traición (1970) sigue, por lo que sé, sin haber sido representado. 14 Política, historia y drama en el Cerco de Zamora: la comedia segunda de las Mocedades del Cid de Guillén de Castro. Zaragoza: Universidad de Zaragoza, 1989. Otras obras de referencia en esta misma perspectiva –algunas de ellas tesis doctorales como las de nuestro autor– son las de Julio Puyol y Alonso (El cantar de gesta de don Sancho II de Castilla. Madrid: Victoriano Suárez, 1911), Carola Reig (El cantar de Sancho II y cerco de Zamora. Madrid: CSIC, 1947) y, más recientemente, Paola Laskaris (El romancero del cerco de Zamora en la tradición impresa y manuscrita (siglos XV-XVII). Málaga: Universidad de Málaga, 2006). 15 Buen ejemplo de ello es el cambio oficial de nombre del llamado «Portillo de la Traición» por el de «Portillo de la Lealtad» acordado en el pleno del Ayuntamiento de Zamora a finales del año 2010, incluyendo un acto de desagravio hacia Vellido Dolfos. 16 La reconquista. Una construcción historiográfica (siglos XVI-XIX). Madrid/México: Marcial Pons/ UNAM, 2011. SIC VOS NON VOBIS. COLECCIÓN DE ESTUDIOS EN HONOR DE FLORIÁN FERRERO

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Duro17, José Fradejas Lebrero18, o Enrique Fernández-Prieto19, entre otros20. A pesar del tiempo transcurrido, sigue siendo inexcusable la consulta del opúsculo de Cesáreo Fernández Duro, Bibliografía del Cerco de Zamora, con la comodidad de poder hacerse hoy en línea21. Desde que Manuel de Novoa abordara la cuestión en el siglo XVIII22, en la historiografía zamorana ha pesado en exceso el lastre de tratar de hacer verosímil la leyenda y, sobre todo, justificar el papel de la ciudad en el regicidio. Solo a muestra de inventario, podemos traer a colación los argumentos de Monseñor Boizas quien, siguiendo los tópicos instalados en la memoria popular y en la historiografía, da su versión del regicidio. En Boizas, Sancho II se presenta como un rey confundido más que como un tirano, un monarca que no se ha dejado aconsejar por sus mejores hombres. Es un vicio familiar: los buenos consejos de Arias Gonzalo en relación al reparto de sus dominios es desestimado por Fernando I, siendo esta la causa final de los sucesos de Zamora23. Sancho II se obceca, en suma, en una tarea ilegítima y casi imposible: la toma de la fortificada Zamora –un tópico si cabe mayor– formada tanto por barbacanas como por «las murallas de los corazones de los valientes zamoranos»24. Un asedio de siete meses, según Boizas, «en carencia absoluta de víveres pero no de valor» que se remata con una penosa traición en todo ajena a los zamoranos. El pasaje de Boizas no tiene pérdida:

17 Romancero de Zamora precedido de un estudio del cerco que puso a la Ciudad Don Sancho el Fuerte por… Madrid: Editorial de G. Estrada, 1880. 18 Estudios épicos: el cerco de Zamora. Ceuta: Instituto Nacional de Enseñanza Media, 1963. 19 Romancero de Zamora: recopilación ordenada de los romances épicos relativos a Zamora, precedida de un estudio sobre los mismos. Zamora: [el autor], 1977. 20 El asunto ha sido tratado con mayor o menor detalle y distinta profundidad historiográfica en: Álvarez Martínez, Ursicino. Historia General Civil y Eclesiástica de la Provincia de Zamora. Zamora, 1889; Bueno Domínguez, María Luisa. Historia de Zamora. Zamora de los siglos XI-XIII. Zamora: Fundación Ramos de Castro, 1988; Fernández Duro, Cesáreo. Memorias históricas de la ciudad de Zamora, su provincia y obispado. Madrid: Rivadeneyra, 1882-1883; Fernández Duro, Cesáreo. Colección Bibliográfico-Biográfica de Noticias referentes a la Provincia de Zamora o Materiales para su Historia. Madrid, 1891; y Romero López, Francisco. Leyendas zamoranas. José Ángel Rivera de las Heras (ed.). Zamora: Jambrina, 2010[1963]. 21 La obra era publicada simultáneamente en La Ilustración Española e Iberoamericana, nº XXIX. La edición de Aribau y Cía de 1875 ha sido digitalizada por la Biblioteca Nacional de España. Disponible en: http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000097352&page=1. Consultada el 30/05/2014. 22 Novoa, Manuel de. Historia de Numancia y fundación de Zamora. Biblioteca Nacional de España. Ms. 18009/10. Existe fotocopia de esta obra en el archivo del Instituto de Estudios Zamoranos «Florián de Ocampo» a la espera de poder ser editada convenientemente. 23 Boizas López, Manuel. La Virgen de la Concha y su Cofradía. Apuntes. Zamora: Tipografía Comercial, 1943, p. 23. 24 Boizas, op. cit., 24. SIC VOS NON VOBIS. COLECCIÓN DE ESTUDIOS EN HONOR DE FLORIÁN FERRERO

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«Después de siete meses de asedio, los de Zamora, en carencia absoluta de víveres pero no de valor, se vieron sorprendidos por la presencia de un hombre advenedizo, llamado Vellido Dolfos, de mala catadura, que propuso a la Reina la liberación de Zamora, haciendo levantar el cerco a D. Sancho, ocultando el medio para conseguirlo. Pero Arias Gonzalo, receloso, pide explicaciones, que con altivez se niega a darle el de Dolfos; habiendo altercado entre ambos, en el que toman parte los hijos del Gobernador. Vellido, despechado y haciéndose pasar por víctima de las iras de los zamoranos, busca asilo en el campamento de D. Sancho, quien haciéndose sordo a las advertencias que desde las murallas le hacían Arias Gonzalo y los Caballeros de Zamora, de que se guardase de las intenciones de Vellido, cegado por la ambición, menospreciando los requerimientos de la sinceridad, se fió de la falsa promesa de Vellido, de que le entregaría Zamora sin resistencia, porque conocía un postigo que siempre estaba abierto y por donde podían entrar las fuerzas en la Ciudad, sin la menor oposición25. Sancho sin permitir que le acompañaran sus Caballeros, solo con Vellido Dolfos, se dirige a reconocer el postigo. Una necesidad apremiante obligó al Rey a detenerse, dando el venablo que llevaba a su acompañante, quien aprovechando el descuido, lanza contra D. Sancho el arma por la espalda, dándole de parte a parte, huyendo después de cometido el regicidio a la Ciudad»26.

El relato de Boizas continúa señalando la localización de la Cruz del Rey Don Sancho, no muy lejos de Santiago de los Caballeros, resto según este autor de «un humilladero que en el mismo lugar edificó a la memoria de su hermano, Doña Urraca, Reina de Zamora; y que con la acción del tiempo desapareció»27. Monseñor Boizas al menos reconoce que ningún documento escrito se conserva respecto de este último extremo, «por eso hemos de apelar a la mera tradición y a razonamientos puramente personales»28. No obstante, el autor introduce un argumento de, llamémosla, higiene historiográfica respecto de todas estas infundadas conjeturas: «Dejemos y respetemos al vulgo en su sentir tradicional»29. Herrarte, cincuenta años antes, defendía su tesis con argumentos semejantes, con la particularidad de hacer a Vellido Dolfos gallego o, como mucho, de Valladolid.

25 En este punto Monseñor Boizas introduce una llamada a la fotografía del denominado «Portillo de la Traición». 26 Boizas, op. cit., 24. 27 Boizas, op. cit., 25. 28 Boizas, op. cit., 25. 29 Boizas, op. cit., 26. Todo ello permite a Boizas encontrar un argumento circular para su principal preocupación: encontrar el fundamento de la Cofradía de San Antolín y del culto de la Virgen de la Concha en Zamora, que según el autor estarían precisamente en esta ermita. Advierte de los anacronismos de esta leyenda y otras vinculadas a la venerada imagen Ferrero Ferrero, Florián. Nuevos apuntes sobre la Virgen de la Concha y su Cofradía. Zamora: El Heraldo de Zamora, 1991, p. 17 ss, quien los vincula a las narrativas de repoblación de la ciudad de Zamora. SIC VOS NON VOBIS. COLECCIÓN DE ESTUDIOS EN HONOR DE FLORIÁN FERRERO

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El argumento, que tampoco es nuevo30, permite exonerar a los zamoranos del regicidio que, con el sacrificio posterior de algunos de sus caballeros, se paga injusta y sobradamente. Como decía, no es el momento de abordar la cuestión desde un punto de vista histórico o historiográfico. Sin embargo, para los lectores más curiosos, remitimos a algunos estudios recientes, estrictamente históricos, en los que se parte de las fuentes medievales. A riesgo de olvidar algún título, los más recientes sobre la cuestión son obra de Marta Vázquez Martín (aún inédito)31, de Fernando Luis Corral32, de José María Manuel García-Osuna33, de Pablo Martín Prieto34, y del que, seguramente, es el mayor experto en la mitomanía de los castellanos y leoneses medievales, el profesor Georges Martin35. 1. Presentación del texto y su autor El texto que presentamos aquí es, según el catálogo del Archivo Histórico Nacional, una tesis doctoral cuyo título es suficientemente explícito sobre el tema escogido por el candidato. Por lo que sabemos, este manuscrito no se llegó a publicar, algo realmente sorprendente dada la acreditada costumbre de la época36 y lo atractivo del tema, al menos para la ciudad de Zamora. Se trata de un texto breve, que conservamos manuscrito, dentro del expediente académico de su autor37, hecho que

30 Ya propone este origen Agustín de Rojas Villandrando en El Buen Repúblico. Salamanca: Antonia Ramírez, 1611 (una edición parcial de esta obra en Rodríguez Pascual, Francisco (ed.). Historias de Çamora sacadas de El Buen Repúblico. Zamora: Diputación Provincial, 1990). 31 El cerco de Zamora: la historia imaginada. [Tesina bajo dirección de José María Monsalvo]. Universidad de Salamanca, 2001. 32 «Leoneses y Castellanos en el Cerco de Zamora». En Fundamentos medievales de los particularismos hispánicos. León: Fundación Sánchez-Albornoz, 2005, p. 391-410. 33 «El Cid, Ruy Díaz de Vivar, «mito» del Condado de Castilla frente al «Regnum Imperium Legionensis» del rey Alfonso VI de León, y el cerco de Zamora». Anuario del Instituto de Estudios Zamoranos Florián de Ocampo, 2010, 27, p. 347-389. 34 «La Infanta Urraca y el Cerco de Zamora en la historiografía medieval castellana y leonesa». Anuario de Estudios Medievales, 2010, 40/1, p. 35-60. 35 «Hilando un reinado. Alfonso VI y las mujeres». e-Spania [en línea], 2010, 10. Disponible en: http://e-spania.revues.org/20134. Consultado el 26/10/2014. 36 Así se deduce del Catálogo de la Biblioteca de la Universidad Complutense titulado Tesis doctorales de la Facultad de Derecho, Siglo XIX, custodiadas en la BUC y en el Archivo Histórico Nacional, vol I, 1847-1868. Documento electrónico fechado en mayo de 2009. Disponible en: http://biblioteca. ucm.es/data/cont/docs/60-2014-04-25-doc13114.pdf. Consultado el 26/10/2014. 37 AHN. Universidad Central. Sign: Universidades,815,Exp.7 y Universidades,6597,Exp.15. SIC VOS NON VOBIS. COLECCIÓN DE ESTUDIOS EN HONOR DE FLORIÁN FERRERO

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no debe sorprender al lector dado que la extensión de las tesis doctorales decimonónicas estaba muy lejos de los voluminosos ensayos actuales38. José Herrarte y Civea, con 56 años cumplidos, «sufrió» la defensa de su tesis doctoral39 el 11 de diciembre de 1895 ante un tribunal de destacados académicos. Presidía el mismo Francisco Fernández y González (1833-1917), discípulo de Julián Sanz del Río, conocido arabista, historiador y filósofo, que llegó a ser miembro de las tres academias. Era catedrático de Estética y Metafísica en la Facultad de Filosofía y Letras, y ese mismo año de 1895 había sido nombrado rector de la Universidad Central. Entre los vocales encontramos otros importantes eruditos como son: Juan Ortega Rubio (1845-1920), catedrático de Historia procedente de la Universidad de Valladolid; Pedro Juste Isaba (1840-1899), catedrático de Lengua Griega y Latina desde ese mismo año de 1895; y José Surroca y Grau (1850-¿?), catedrático supernumerario (de Literatura) de la Universidad Central hasta el año 1904 en que se trasladó a la de Granada donde ejerció hasta su jubilación en 1922. Como secretario del tribunal ejerció Rodrigo Amador de los Ríos, hijo de José Amador de los Ríos, arqueólogo como su padre. Fue profesor auxiliar de Historia Crítica de la Literatura Española en la Universidad Central entre 1875 y 1900, y compaginó la docencia con su ocupación como facultativo de archivos y museos, llegando a ser a principios del siglo XX director del Museo Arqueológico Nacional40. La calificación obtenida fue la de «sobresaliente», lejos del «aprobado» con el que había obtenido el grado de licenciado en Filosofía y Letras el 21 de diciembre de 186541 con un ensayo titulado Del teatro latino. Plauto, Terencio, Séneca. Comparación entre el teatro latino 38 «Estaban muy lejos de los valores de las extensas tesis actuales» (Fernández Bautista, Andrés, et alii. «Tesis doctorales españolas de educación durante el siglo XIX». En Investigación e Innovación Educativa al Servicio de Instituciones y Comunidades Globales, Plurales y Diversas. Actas del XVI Congreso Nacional / II Internacional Modelos de Investigación Educativa de la AIDIPE. Alicante: Universidad de Alicante, 2013, p. 1521). 39 La expresión está sacada del Acta del grado de Doctor conservada en su expediente: «sufrido en el día de la fecha el ejercicio del Grado de Doctor (…)». El expediente académico de Herrarte revela que mucho tiempo atrás, en septiembre de 1865, se había matriculado en los cursos de doctorado. En el verano de 1866 pedía que se le designara tema para su exposición doctoral, proponiéndosele el de «Escuelas poéticas del siglo XVI en España. Índole y carácter especial de la Salmantina, de la Sevillana y juicio comparativo de sus principales ingenios». 40 Las referencias biográficas sobre los miembros del tribunal –salvo José Surroca– están extraídas de Abascal, Juan Manuel; Cebrián, Rosario. Adolfo Herrera Chiesanova (1847-1925): su legado en la Real Academia de la Historia. Murcia: Real Academia de la Historia, 2006, y de Peiró y Pasamar,. Diccionario Akal de Historiadores españoles contemporáneos, op. cit. La información académica sobre Surroca la he extraído de La Ilustración española y americana, 1899, 35, y de Díaz y Díaz, Gonzalo. Hombres y documentos de la filosofía española. VII. Madrid: CSIC, 2003. 41 En puridad, el título le fue otorgado el 30 de mayo de 1866, según consta en el impreso oficial que firma el entonces decano de la facultad, el Dr. José Amador de los Ríos. SIC VOS NON VOBIS. COLECCIÓN DE ESTUDIOS EN HONOR DE FLORIÁN FERRERO

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y el griego42, y de las medianas calificaciones con las que había cursado la enseñanza secundaria en Zamora entre 1853 y 1859, aunque en consonancia con la calificación del bachillerato expedida en 1861. Por una breve referencia sabemos que inició sus estudios universitarios en el curso 61/62 en la Universidad de Valladolid, solicitando el traslado a la Central a principios del siguiente, donde acabaría la carrera. Aparte de esas informaciones tenemos algunos otros datos interesantes sobre el personaje, no todos recogidos en el expediente académico. Nació en Alcañices el 29 de enero de 1839, siendo bautizado con el nombre de José Juan Crisóstomo. Su certificado de nacimiento le acredita como hijo legítimo de José Herrarte y Cándida Civea, «naturales de la Ciudad de Zamora» y vecinos de la villa rayana. El apellido del padre –y el de la madre– no se ha conservado en Alcañices ni tiene tradición zamorana por lo que es posible pensar que su padre fue algún funcionario público –quizá de origen guipuzcoano– radicado en la provincia. Desconocemos su ocupación durante los años inmediatamente posteriores a su licenciatura en 1865 y, de hecho, no tenemos noticias sobre su ocupación profesional aunque en 1869 expresaba su intención de opositar –no revela a qué puesto– al solicitar a su universidad un certificado del grado de licenciado. Le perdemos la pista cuatro años, cuando sabemos que fue elegido diputado por el distrito de Alcañices en las elecciones del 10 de mayo de 1873. Sin embargo, según la información que aporta la base de datos del Congreso de Diputados parece que no llegó a tomar posesión43. De hecho, el asunto es denunciado por el Comité Republicano Federal de Benavente en una carta enviada al diario El Imparcial el 24 de abril de 1873. No mucho después, mi paisano es llamado a ocupar el cargo de Gobernador Civil de Salamanca, donde estará hasta finales del año 1873, momento en que es trasladado para ocupar el mismo cargo en Soria44. Le volvemos a perder la pista casi una década, hasta que lo hallamos, como colaborador de Zamora Ilustrada en el verano de 1881. El 20 de julio y 3 de agosto de ese año mostraba su interés por la historia en su artículo «La villa de Alcañices»45. En la segunda fecha, en la misma publicación, Herrarte se explayaba sobre una modalidad deportiva local en «La lucha»46.

42 Este ensayo no se conserva en su expediente académico, pero sí uno titulado «Ympugnación del Ateísmo». 43 «Diputado electo por este distrito en sesión de 14 de agosto de 1873 se admitió al que ocupaba el segundo lugar en el acta de escrutinio general, Sr. Martínez, en lugar del Sr. Herrarte» (Base de datos Histórico de Diputados 1810-1977. Disponible en: http://www.congreso.es). 44 Decreto nombrando Gobernador civil de la provincia de Soria á D. José Herrarte. Gaceta de Madrid, núm. 365, de 31/12/1873. 45 Zamora Ilustrada. Revista Literaria Semanal, 20/07/1881 y 03/08/1881, en dos partes. 46 Zamora Ilustrada. Revista Literaria Semanal, 03/08/1881. SIC VOS NON VOBIS. COLECCIÓN DE ESTUDIOS EN HONOR DE FLORIÁN FERRERO

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Es posible que tras su carrera política volviera al mundo de la enseñanza. Aunque en las oposiciones de 1892 optaba a plaza de profesor de bachillerato en Teruel, Mahón y Canarias47, durante el curso académico 92/93 impartió la asignatura de Geografía en el Instituto de Zamora48, donde continuaría durante el curso siguiente como profesor auxiliar numerario de Letras49. Con posterioridad asentaría su carrera como catedrático de Latín y Castellano en Mahón (desde 189550 hasta 189651) y en Guadalajara (desde 1896 hasta, por lo menos, 190052). No contamos con ninguna referencia biográfica posterior, fuera de la publicación en 1906, en Zamora, en la imprenta de Enrique Calamita, de su opúsculo Consideraciones sobre préstamos y sindicatos agrícolas en la provincia de Zamora. 2. Edición de Cerco de Zamora por Sancho II el Fuerte y gobierno de la ciudad por Doña Urraca, de José Herrarte y Civea53 I En disolución del Califato de Córdoba después de la muerte de Almanzor, poderosos los reinos cristianos merced a la espada victoriosa de Fernando I el Magno, rey de Castilla y León, luchas interiores se iban a suceder entre los príncipes cristianos, deseosos de extender los límites de las fronteras de sus reinos. A la muerte de Fernando I, por disposición testamentaria se dividió su reino del siguiente modo: Sancho heredó Castilla, Alfonso León, García Galicia, Urraca la ciudad de Zamora y Elvira la de Toro. Fernando I, sin considerar que los deberes del rey son antes que el amor de padre, cayó en el mismo error que Sancho el Mayor de Navarra, quien dejó sus estados: a García, Navarra; a Fernando, Castilla; a Ramiro,

47 Gaceta de Instrucción Pública, 15/04/1892. 48 Memoria acerca del estado del Instituto Provincial de Zamora. Zamora: Imprenta Provincial, 1863, p. 42. 49 Memoria sobre el estado de la instrucción en esta Universidad y establecimientos de enseñanza de su distrito… curso académico 1893 á 1894… Salamanca: Francisco Núñez, 1894, p. 119. 50 «Ha sido nombrado, en virtud de concurso, Catedrático de Latín del Instituto de Mahón D. José Herrarte Civea.» (Gaceta de instrucción pública, nº 214, de 15/3/1895). 51 Real orden trasladando á las Cátedras de Latín y Castellano del Instituto de Guadalajara, con el sueldo de 3.000 pesetas anuales, á D. José Herrarte y Cibea [sic], Catedrático numerario de igual asignatura en el de Mahón (Gaceta de Madrid, nº 329, de 24/11/1896). 52 Como tal figura entre los asistentes al Congreso social y económico hispano-americano celebrado en Madrid en 1900 (Madrid: Hijos de M. G. Hernández, 1902, p. 984). 53 Se respetan las notas marginales del autor, aquí al pie. Entre corchetes se señalan las adiciones y comentarios del editor. SIC VOS NON VOBIS. COLECCIÓN DE ESTUDIOS EN HONOR DE FLORIÁN FERRERO

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el condado de Aragón; y a Gonzalo, el señorío de Sobrarbe y Ribagorza54. El ejemplo reciente de lo funesta que había sido la partición hecha por Sancho el Mayor, no sirvió a su hijo Fernando de escarmiento, y la partición que hizo éste de sus reinos encerraba, como la distribución que hizo aquél, una serie de guerras enconadas y sangrientas. El prudente Arias Gonzalo quiso que Fernando revocase dicha división, pero el rey no escuchó el consejo. Si Sancho II el Fuerte55 fue vencido en el Campo de la Verdad por su primo Sancho de Navarra y Sancho Ramírez de Aragón, la fortuna se le mostró sonriente en Llantada y Golpejar, conquistando el reino de León, que perdió su hermano Alfonso, como también en Santarén logró destronar a su otro hermano García, rey de Galicia. Después de apoderarse de Toro, ciudad de su hermana Elvira, puso sitio a Zamora, de la cual era señora Doña Urraca. II Hemos llegado al punto que deseamos tratar, esto es, al cerco de Zamora por Sancho II, y al gobierno de la ciudad por Doña Urraca. Doña Urraca Fernández, hija mayor de Fernando I y Doña Sancha, nació en Burgos en el año 1034. Hermosa de rostro, lo era más de espíritu, conviniendo todos los historiadores en ensalzar su religiosidad y prudencia. Establecióse en Zamora en el año de 1066, conservándose todavía algunos restos del palacio que le sirvió de morada. Hállanse dentro de la muralla antigua y cerca de la actual, entre el Poniente y el Norte, y no lejos de la iglesia de San Bartolomé. Su tosca fachada tiene unos 300 pies de largo, y la huerta, que estaba a su lado occidental, muchos más. Entre el palacio y la huerta se encuentra al presente una puerta o arco de sillería sobre roca viva que debió servir de entrada a la ciudad, pues conserva señales de haber tenido rastrillo. Dicho palacio, que por mucho tiempo fue propiedad de la ciudad, se permutó por las casas en que hoy está el Ayuntamiento al Conde de Bornos. ¡Lástima de la injuria de los tiempos y la incuria y abandono de los hombres hayan venido a convertir la morada regia del siglo XI en sucia y ruin posada de los tiempos presentes! Quien únicamente contemple hoy los pequeños lienzos de muralla y los dos cubos sobre que se apoya aquel arco llamado de Doña Urraca, no podrá formarse seguramente idea ni siquiera aproximada de la fachada exterior del regio alcázar e la antigua señora de Zamora. Son estos cubos parte de dos soberbios torreones, como se ve en un cuadro en lienzo que se conserva en la iglesia56 parroquial de San Antolín de la misma ciudad, cuya existencia se ignora 54 [Sobrarve y Rivagorza en el original]. 55 [Lo que figura en cursiva aparece subrayado en el original]. 56 [Yglesia en el original]. SIC VOS NON VOBIS. COLECCIÓN DE ESTUDIOS EN HONOR DE FLORIÁN FERRERO

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por la generalidad de las gentes. Sobre el arco se percibe un pequeño y toso busto y aún se leen algunos versos de aquel romance: Afuera afuera Rodrigo El soberbio Castellano. III Cuando Don Sancho hubo conquistado los reinos de sus hermanos se puso sobre Zamora con aguerridas tropas, pero la ciudad, bajo la dirección de Arias Gonzalo, resistió con bravura los ataques de sus enemigos. En esta situación dice Mariana57, que un hombre astuto llamado Vellido Dolfos, salió de Zamora y presentándose al Rey, le dijo que él le mostraría la parte más flaca del muro. Creyólo Don Sancho, y haciendo de él más confianza de los que fuera razón, se separó buen trecho de su gente. Entonces, Vellido Dolfos tiró un venablo al Rey y le pasó de parte a parte. Dióse a la fuga, mientras que algunos soldados y el Cid entre ellos corrieron tras el asesino, quien pudo llegar a la muralla y entrar por una de las puertas, abierta a la sazón por los guardas. En esto se fundaron los de Don Sancho para creer que el aso fu pensado y que los zamoranos eran cómplices o encubridores de Vellido Dolfos. Mientras que algunos condujeron el cuerpo de Don Sancho al Monasterio de Oña, otros se quedaron sobre Zamora, resueltos a vengar aquella traición. En particular Don Diego Ordóñez, de la Casa de Lara, mozo de grandes fuerzas y brío, salvó la causa. Presentóse delante de la ciudad armado de todas armas y en su caballo, y desde un lugar alto para que le pudiesen oír, henchía los aires de voces y fieros, amenazaba de destruir y asolar los hombres, las aves, las bestias, los peces, las yerbas y los árboles sin perdonar cosa alguna58. Temblaron los ciudadanos y solo Arias Gonzalo con sus hijos Pedro, Diego y Rodrigo se dispusieron a salir a la demanda. Los tres murieron a manos del valeroso Diego Ordóñez, pero Rodrigo antes de exhalar el último suspiro alzó la espada y si no59 logró dar a Don Diego, hirió al caballo y le cortó las riendas; espantado el bruto, sacó a su jinete60 de la empalizada, y, según las leyes del desafío, Ordóñez debía ser considerado como vencido. De esta opinión eran los ciudadanos,

57 Lib. 9, cap. 9. [N.A. Efectivamente, la referencia es exacta: el capítulo IX del libro Nono de la obra de Mariana se titula «Cómo el rey don Sancho murió sobre Zamora». Vid. Mariana, Juan de (S.I.). Historia general de España. Madrid: Gaspar y Roig, 1855 [primera edición en latín de 1592, primera edición en español de 1601], p. 276-278]. 58 Ibídem. [N.A.]. 59 [sino en el original]. 60 [ginete en el original]. SIC VOS NON VOBIS. COLECCIÓN DE ESTUDIOS EN HONOR DE FLORIÁN FERRERO

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sosteniendo lo contrario Don Diego, porque salió del palenque contra su voluntad, y los jueces se hallaron confusos y sin resolver nada. IV A la narración de Mariana se habrá de añadir que Vellido Dolfos, que, según unos era gallego, y de un lugar llamado Villadave61, y según otros era de tierra de Valladolid, de Tordehumos, creemos con el tumbo negro de Santiago que debía ser vasallo del rey Don Sancho, esto es, castellano. Vellido Dolfos servía a la infanta con treinta62 caballeros y queriendo señalarse con una acción famosa, sin descubrir a nadie su intento, salió de Zamora, hasta el punto que los guardas abrieron la puerta para que entrase, sin sospechar su criminal acción. La mucha distancia que hay de la Puerta a los Reales, lo desigual del terreno y los altos sauces que aún conservaba el arroyo Valorio debieron ser causa de que los de la ciudad no viesen el sangriento drama que tenía lugar en el campo de Don Sancho. No, los muy nobles y leales zamoranos no tuvieron seguramente intervención en el regicidio de Vellido; si alguno de la ciudad se apercibió o sospechó de sus intentos, así lo debió anunciar en altas voces desde la muralla al campo del rey. La sangre derramada por los hijos de Arias Gonzalo purifica a la ciudad de la única falta que puede atribuírsela y es de no haber conocido a tiempo la perfidia del advenedizo Vellido Dolfos. ¿Puede señalarse el sitio donde fue muerto Don Sancho? Arraigada está en el país la creencia de que una cruz bizantina63 de bajo relieve, esculpida en una piedra circular incrustada en la cerca de unas viñas, a unos ciento cincuenta pasos de Santiago el Viejo, en dirección al río, marca el sitio donde el traidor Vellido Dolfos hirió alevosamente al rey Don Sancho cuando éste cercó a Zamora para quitársela a su hermana Doña Urraca. Y que otra cruz también de piedra y de antiquísima forma elevada sobre tosco pilar a distancia de unos dos kilómetros en el camino de la Hiniesta, señala el paraje donde expiró64 en su tienda aquel rey infortunado65. La primera de estas cruces permanece ignorada del común de las gentes, pero la segunda es muy conocida por los naturales de la comarca, designándola desde tiempo inmemorial con el nombre de la Cruz del rey Don Sancho. Conforme con la tradición se hallan la Crónica general y el Romance del Cid, cuyas tras fuentes hace casi prueba 61 [Lugar no identificado, quizá por tratarse de un error de transcripción; podría tratarse de la aldea de Vilabade o Vilabad, del municipio de Castroverde, provincia de Lugo]. 62 [30 en el original]. 63 [vizantina en el original]. 64 [espiró en el original]. 65 Garnacho, [Tomás María]. Breve noticia de algunas antigüedades de la Ciudad y provincia de Zamora, p. 33. [N.A. Cita por la edición de Zamora: imprenta de José Gutiérrez, 1878]. SIC VOS NON VOBIS. COLECCIÓN DE ESTUDIOS EN HONOR DE FLORIÁN FERRERO

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plena de la exactitud con que están señalados los parajes donde fue herido y donde murió el hijo de Don Fernando I el Magno. Pero más que todo esto, lo que da mayor grado de certeza a la tradición lo confirma la creencia general de que en aquella altura, desde donde se domina la ciudad tan codiciada por Don Sancho, tuvo sus reales la hueste de Castilla, y que la cruz alzada al lado del camino señala el lugar donde feneció el monarca, es el responso que se canta allí cuando la Virgen de la Concha va procesionalmente todos los años a visitar a la de Hiniesta. Responso que data del siglo XIII, en cuya época ya existía la cruz, erigida tal vez cuando aún estaría fresca la memoria de estos sucesos. Acto piadoso, que viene celebrándose sin interrupción hace cerca de seiscientos años a consecuencia de un acontecimiento extraordinario del que haré una sucinta relación, puesto que contribuye a demostrar la verdad tradicional del origen de estas cruces66. El año de 1290 dice el señor Garnacho en su obra citada, estando en Zamora Don Sancho IV el Bravo, salió un día hacia el camino de Galicia acompañado de algunos personajes de su corte, a solazarse en la caza de cetrería, a la que era muy aficionado. Ya se disponía a regresar a la ciudad, cuando perseguida por el halcón una perdiz, fue a refugiarse en el fondo de un matorral, en el que descollaba una hiniesta o retama, y entre su frondoso ramaje67, al ir a coger68 el ave fugitiva, se halló con general admiración una imagen de la Virgen oculta tal vez desde la última irrupción de los sarracenos. Llenos de gozo el rey y los de la comitiva por tan peregrino hallazgo, dieran la vuelta a Zamora con la Santa imagen que por el sitio de su invención fue llamada de la Hiniesta llevándola en su cabalgadura el Deán del Cabildo y la depositaron en la iglesia69 de San Antolín, donde permaneció mientras se construía un santuario para darla culto en el mismo paraje en que fue hallada. Así lo dispuso el rey, comenzándose la obra inmediatamente. Y con objeto de proteger la nueva iglesia70 y de hacer habitable aquel lugar desierto, se otorgaron tanto por el citado monarca como por su hijo don Fernando diferentes privilegios. Terminada que fue la iglesia71 en tiempo de Don Sancho el Bravo, el segundo día de Pascua de Pentecostés fue trasladada a su nueva casa con gran solemnidad la imagen de la Virgen acompañada de la patrona de Zamora, a cuyo acto, presidido por el rey, no solo asistió en masa el vecindario de la ciudad, sino el de todos los pueblos de las inmediaciones. 66 Ibídem. [N.A.]. 67 [ramage en el original]. 68 [cojer en el original]. 69 [Yglesia en el original]. 70 [Yglesia en el original]. 71 [Yglesia en el original]. SIC VOS NON VOBIS. COLECCIÓN DE ESTUDIOS EN HONOR DE FLORIÁN FERRERO

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Puesta en marca aquella lucida concurrencia no habiendo memoria en el país de muchedumbre tan numerosa y ordenada, al llegar a la cruz que ya existía en el sitio donde hoy se ve, hizo alto el rey, la inmensa procesión se detuvo y el clero entonó por primera vez un memento por el alma del que había expirado72 allí traidoramente asesinado. De entonces data la histórica procesión de la Virgen de la Concha y desde entonces se canta todos los años el tradicional responso al pie de aquella cruz, por el descanso del alma del rey Don Sancho como en desagravio de la traición de Vellido Dolfos. ¿Se tiene por exacta noticia de la puerta donde entró Vellido73 Dolfos? Cerca del arco de Doña Urraca y doblando el ángulo formado por la muralla donde está el torreón que domina el paso bajo de San Martín, se ve tapiado el postigo llamado de la traición por haber salido Vellido74 Dolfos, volviendo después a entrar por él perseguido por el Cid, quien no pudo alcanzar al fugitivo por cabalgar sin espuelas y que según un manuscrito del archivo de Hijosdalgo de esta ciudad le anduvo tan cerca que a la entrada del postigo todavía el caballo del Cid resolló en las ancas del caballo de Vellido. La posición de este tapiado portillo respecto del sitio donde está la cruz bizantina75 y donde fue herido el rey, hacen verosímil la tradición y justificación de su nombre. Acerca del desafío entre Diego Ordóñez y los hijos de Arias Gonzalo, nada dicen los coetáneos Monje76 de Silos y Obispo Don Pelayo, como tampoco el Cronicón Compostelano, y sólo lo menciona Don Lucas y Don Rodrigo, que vivieron siglo y medio después que tuvo lugar el cerco, añadiendo Mariana no pocos detalles. Respecto al año en que fue muerto Don Sancho, afirma el Padre Mariana que en el 1073, pero somos de opinión que debió ser el 7 de octubre de 1072 como se lee en los Anales Complutenses. V Antes de terminar nuestro trabajo procede decir algo de los últimos días de Doña Urraca. Apenas Don Alonso regresó a Zamora, acompañado de Pedro, Fernando y Gonzalo Ansúrez, luego que fue reconocido y aclamado rey de Castilla, León y Galicia, mostró su agradecimiento y cariño a su hermana Doña Urraca, a quien dejó el gobierno de Zamora. Esta insigne señora que nunca quiso contraer matrimonio, 72 [espirado en el original]. 73 [Bellido en el original]. 74 [Bellido en el original]. 75 [vizantina en el original]. 76 [Monge en el original]. SIC VOS NON VOBIS. COLECCIÓN DE ESTUDIOS EN HONOR DE FLORIÁN FERRERO

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pasó toda su vida haciendo obras de caridad, reedificó y dotó el monasterio de Eslonza, cerca de León en el año 1099, y antes, ella y Doña Elvira sacaron de los montes la iglesia de Oca, trasladándola al Gamonal de Burgos, y dotándola con posesiones y77 conocido a los magnates, y en la desgracia había estudiado al pueblo, en las victorias era generosa y sufrida en los reveses; talento universal, imaginación viva y voluntad de hierro: digna émula de todas esas superiores heroínas que llevan con sus hechos las inmortales páginas de la historia. Cierto es que en el ejercicio de estas excelencias y virtudes tuvo no pequeña parte su fiel vasallo y servidor el nunca bien ponderado gobernador de la ciudad Arias Gonzalo, modelo esclarecidísimo de hombre de gobierno, de pundonoroso caballero y de cuantas dotes requerían aquellos tiempos de reconstitución de la gran monarquía española; más con esto, si el uno merece alabanzas y encomios sin límites, justo es tributar así mismo los que corresponden a las excepcionales78 dotes y cualidades personales de la Señora de Zamora y primogénita de Don Fernando el Magno. Falleció Doña Urraca y fue enterrada en San Isidoro79 de León, con sus padres y con sus hermanos Don García y Doña Elvira, en el año 1101, según expresan los Complutenses y el Padre Yepes. Dice su epitafio80: 1 Nobilis Urraca jacet hoc tumulo 2 tumulata, Esperice decus, heu tenet hic 3 luculus; haec81 fuit optandi proles Regis, 4 Ferdinandi: ast Regina fuit Sancia, quae82 5 genuit bencies, undeciens sol volverat, et 6 semel aunum, carne quod obtectus sponte 7 Hic requiescit Domina Urraca, Regina de Zamora 8 filia Magni Regis Fernandi, haec83 ampli9 ficavit Ecclesiam istam, et multis muneribus 10 ditavit, et quia beatum Isidorum super 11 omne diligebat ejus servitio subju12 gavit, obiit era MCXXXVIIII84. 77 [En este punto parece haber una laguna en el texto, que glosa en cualquier caso las virtudes y actos de Doña Urraca]. 78 [escepcionales en el original]. 79 [Ysidoro en el original]. 80 El epitafio debe leerse por el orden de la numeración. [N.A. El autor alude a que los versos del epitafio aparecen desordenados en el original; aquí se transcriben según su orden lógico]. 81 [Abreviado en el original]. 82 [Abreviado en el original]. 83 [Abreviado en el original]. 84 [El texto presenta algunos errores de lectura que no corregimos y, sobre todo, una disposición del texto que difiere del que transmiten otros autores y la propia lógica del texto. Así lo transcribe SIC VOS NON VOBIS. COLECCIÓN DE ESTUDIOS EN HONOR DE FLORIÁN FERRERO

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Zamora debe agradecimiento eterno a su reina y señora y si la estatua de Doña Urraca no se ostenta en la Plaza Mayor, ni en otro sitio público, en el gran salón de sesiones de la Diputación Provincial se halla su retrato en lienzo al lado de otras pinturas, obra del conocido Padros85, que sintetizando la historia de Zamora perpetúan la memoria imperecedera existente en los corazones de los zamoranos. Los que hemos nacido en aquella legendaria región, llamamos a nuestro pueblo antes que Zamora, la Ciudad de Doña Urraca. Madrid, 5 de diciembre de 1895. José Herrarte86

Ricardo del Arco Garay: H. R. DOMNA URRACA REGINA DE ZAMORA, FILIA REGIS MAGNI FERDINANDI. HAEC AMPLIFICAVIT ECCLESIAM ISTAM, ET MULTIS MUNERIBUS DITAVIT. ET QUIA BEATUM ISIDORUM SUPER OMNIA DILIGEBAT. EJUS SERVITIO SUBJUGAVIT. OBIIT ERA MCXXXVIIII. NOBILIS URRACA JACET HOC TUMULO TUMULATA HESPERIAEQUE DECUS HEU TENET HIC LOCULUS HAEC FUIT OPTANDI PROLES REGIS FREDENANDI. AST REGINA FUIT SANCTIA QUAE GENUIT CENTIES UNDECIES SOL VOLVERAT ET SEMEL ANNUM CARNE QUOD OBTECTUS SPONTE (Sepulcros de la Casa Real de Castilla. Madrid: CSIC / Instituto Jerónimo Zurita, 1954, p. 187-188)]. 85 [Herrarte se refiere a Ramón Padró y Pedret (1848-1919), hijo del escultor Ramón Padró y Pijoan, académico de mérito de la de Bellas Artes de Barcelona y hermano de Tomás Padró y Pedret, pintor y grabador, cuyas xilografías se dieron a conocer en muchos de los medios ilustrados de la época. Este pintor, único licitador del concurso, fue el adjudicatario de los trabajos de decoración del Salón de Sesiones del Palacio Provincial. Comenzó sus trabajos a finales de 1880 terminándolos el 1 de abril de 1882. Un año después se encarga a Padró un retrato de Alfonso XII que queda terminado en el mismo año de 1883. Agradezco la información a doña María Teresa Fernández, secretaria del Instituto de Estudios Zamoranos «Florián de Ocampo»]. 86 [Firma manuscrita con otra letra]. SIC VOS NON VOBIS. COLECCIÓN DE ESTUDIOS EN HONOR DE FLORIÁN FERRERO

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© Ministerio de Educación, Cultura y Deporte © Junta de Castilla y León © Universidad Nacional de Educación a Distancia (Centro Asociado de Zamora) © Asociación de Archiveros de Castilla y León © Instituto de Estudios Zamoranos Florián de Ocampo ISBN 978-84-941454-2-1 DL ZA-223-2015 Compuesto en DE LA IGLESIA IMPRESORES, S.L. (Zamora)

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