Activando una Artemisa Consensuada

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UNIVERSIDAD DE LA HABANA Facultad de Filosofía e Historia Departamento de Sociología

ACTIVANDO UNA ARTEMISA CONSENSUADA Aproximación sociológica a la reestructuración urbana de la ciudad de Artemisa, desde el proceso de activación de patrimonio cultural.

Autor:

Raúl Eduardo Betancourt Argüello Tutor:

Roberto Dávalos Domínguez

La Habana, Mayo de 2014. Año 55 de la Revolución Cubana.

“El pasado es la raíz de lo presente. Ha de saberse lo que fue, porque en lo que fue está lo que es”.

“Para conocer a un pueblo se ha de estudiar en todos sus aspectos y expresiones: en sus elementos,

en

sus

tendencias,

en

sus

apósteles, en sus poetas y en sus bandidos.”

José Martí

I

Forma de Citar y Referenciar utilizada: Se hace uso de la norma adoptada por la Asociación Estadounidense de Psicología (American Psychological Association, A.P.A.), conocido como Estilo APA. Es decir, un estilo fecha-autor resumido, introducido entre paréntesis en el cuerpo del trabajo, que remite a una lista completa ubicada al final, en el apartado de Bibliografía. En el presente trabajo de Tesis, las citas textuales están entrecomilladas y generalmente en cursivas. Al final de la cita le sigue, entrecomillado, el apellido del autor, la fecha de publicación y el número de página de donde se extrajo la cita textual. Ejemplo: “Sin poder; podríamos decir, no existe patrimonio.” (Prats, 1997; 27). Las referencias no textuales están escritas en un estilo de letra normal, colocándose entre paréntesis el apellido del autor y la fecha de publicación de la obra. En ocasiones concretas se colocó también el número de página de donde se extrajo la idea no textual a la que se hizo referencia. Ejemplo: De esta forma, y creyendo a Prats (1997; 22) los parámetros básicos que definen lo que es el patrimonio cultural en la actualidad sólo puede ser su carácter simbólico, y esto es, su capacidad para representar simbólicamente una identidad.

Abreviaciones utilizadas: 

DPPF: Dirección Provincial de Planificación Física.



DMPF: Dirección Municipal de Planificación Física.



AHS: Asociación de Hermanos Saiz.



PCC: Partido Comunista de Cuba.



Ibíd.: Ibídem



Op.cit.: Opere citato



CITMA: Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de Cuba



CODEMA: Consejo para el Desarrollo de la Cultura Monumental y Ambiental

II

Dedicatoria

A quienes se merecen aparecer más que yo en la atoraría de la presente tesis, por acompañarme en el esfuerzo, la experiencia, la alegría y el sudor que caracterizó la travesía no sólo de la presente investigación, sino también de la realización de los estudios que contribuyeron a llegar a este informe, el cual presuntamente me concederá el título de licenciatura en Sociología. A mi hermana Mariela Antonieta, por permitirme ser su ejemplo, A mi mamá, Carol Patricia, por darme ánimos y creer en mí, A mi papá Raúl José, por ser un referente digno a quien seguir, Y a mi novia, Carmen Mariela Cabrera Monroy por su apoyo incondicional.

III

Agradecimientos:

A Carmen Mariela Cabrera Monroy, por desvelarse conmigo en los detalles, por acompañarme en todos los aspectos de la investigación, por refugiarme de la ansiedad y la tensión. A mi familia, Mariela Antonieta, Carol Patricia y Raúl José, por confiar en mí, por exigirme calidad y dedicación, por su comprensión y apoyo, por ser mi guía y mi luz mediante los cuales forjo y avanzo en mí camino. A mi tutor, Roberto Dávalos Domínguez, por su fortaleza en salud, que le ayudó a soportar conmigo las tenciones y la presión de última hora, por sus consejos, por ser más que un profesor, un amigo. A todos los representantes de las instituciones locales de Artemisa, quienes me prestaron su tiempo, sus criterios, su apoyo, y en algunos casos, su amistad. Con una mención especial a Rodolfo Augusto Moreira, Director de la Dirección Provincial de Planificación física, a Marta Zailí Troncoso Hernández, Directora del Museo Municipal y a Carlos Manuel Collazo, Primer Secretario del PCC de Artemisa. A la Revolución Bolivariana de Venezuela y a la Revolución Cubana, por darme la oportunidad de estudiar, por luchar por el futuro, la paz y la libertad. A Julio Alejandro Rojas Medina (Jano), de quien tomé el relevo para luchar en contra de todo lo que deba ser cambiado y cuya memoria no traicionaré jamás. A todas las personas que he conocido en los estos últimos años, por permitirme conocerles y por regalarme recuerdos invalorables.

IV

Índice de Contenidos: Dedicatoria: ……………………………………………………....III

Apertura:

Agradecimientos: …………………………………………….... IV Introducción: …………………………………………………….VII Epígrafe I: Reconstrucción histórica de los contextos que originaron la aparición del concepto de Patrimonio Cultural. …..…. 01 I.I.- El siglo decimonónico. …………………………….… 02

Epígrafe II: Breve aproximación genealógica a la noción de Bien Cultural. …………………………………………………. 03 II.I.- Evolución semántica del concepto. ………................. 05 II.I.I.- Folklore. ……………................................... 05 ¿Patrimonio Cultural? II.I.II.- Cultura Popular. ……….…………………. 06 Perspectivas II.I.III.- Patrimonio Cultural material. ………….… 07 pluridisciplinarias en II.I.IV.- Patrimonio Cultural inmaterial. …………. 07 la búsqueda de una definición conceptual. Epígrafe III: Hacía la construcción social del Patrimonio Cultural. .………………………………….......................... 09 III.I.- Rehabilitación Integral. ………………….................. 12 III.II.- Puesta en Valor. ………………………....………..... 13 III.III.- Activación del Patrimonio Cultural. . ……………... 15

Capítulo I:

Epígrafe I: La construcción social de la ciudad y de la realidad urbana. …………………………………………………… 21 I.I.- Los tipos de valor en el patrimonio cultural urbano. ………………………………………………......... 23 I.II.- La renta del suelo urbano. …………………..……… 24

Capítulo II: La activación de la Ciudad patrimonial.

Epígrafe II: Reestructuración del orden simbólico de la Ciudad. ……………………………………………………………. 25 II.I.- La apropiación social del patrimonio cultural urbano. ……………………………….…………… 25 II.II.- Algunos actores sociales vulnerables a la activación de Patrimonio Cultural. …………………………………… 29

V

Capítulo III: Diseño metodológico.

Epígrafe I: Metodología. ………………………………………… 33 Epígrafe II: Operacionalización y conceptualización de 34 variables. …………………………………………………………. Epígrafe III: Métodos, técnicas y procedimientos. …………….… 39 Epígrafe IV: Criterios de la muestra. …………………………..…

41

Epígrafe I: Caracterización sociodemográfica de la ciudad de Artemisa. …………………………………………….….. 42

Capítulo IV: Construyendo una Artemisa Consensuada. Análisis de los resultados.

Cierre:

I.I.- Breve Reseña Histórica de la Ciudad. …………..….…. I.I.I.- Etapa colonial (1800-1880). ………..…….….. I.I.II.- Etapa republicana (1890-1950). …………..… I.I.III.- Etapa Revolucionaria. ……………………… I.I.IV.- El patrimonio cultural físico, mueble e inmueble, reconocido. ……………………

44 44 49 51 55

I.II.- Breve caracterización del Patrimonio Cultural Intangible Urbano de la Ciudad de Artemisa. …………..….

59

Epígrafe II: El proceso de activación del patrimonio cultural en la reconstrucción de una ciudad consensuada. …………

63

II.I.- Caracterización de los actores sociales y su participación en la activación de patrimonio cultural…………. II.I.I.- Rehabilitación Integral. ……………..……… II.I.II.- Puesta en valor. ……………………..……… II.I.III.- Activación del Patrimonio Cultural. ……… II.II.- Características del proceso de activación de patrimonio. ………………………………………………

63 65 66 67 70

Conclusiones: ……………………………………….…………..

78

Recomendaciones: …………………………………….………

80

Bibliografía: ………………………………………….………..

XI

Anexos:

………………………………………………………… XVII

VI

A modo de Introducción.

“Ninguno de los objetos sociales, tiene tanto dominio sobre el hombre, ni está presente de tal forma en vida cotidiana de los individuos como el espacio.”

Milton Santos.

“Nada de lo que es apasionadamente vivo muere del todo, sino que perpetúa, se lega, se transmite de generación en generación, se supera.” Jacques Stephen Alexis. “De todas las mudanzas originadas por el tiempo, ninguna hay que afecte tanto a las estatuas como en cambio de gusto de sus admiradores.” Marguerite Yourcenar. La mayor parte de la humanidad vive hoy día en áreas urbanas, practicándose en ella toda una gama de procesos sociales, culturales, políticos, económicos que forman parte de la vida cotidiana, de ese acervo de prácticas culturales y actividades que caracterizan la reproducción de los individuos particulares, quienes a su vez, crean la posibilidad de la reproducción social (Heller, 1994). La ciudad empieza siendo escenario que posibilita la aparición de una sociedad en sí, en tanto que configura las estructuras de los sistemas y relaciones sociales que en ella se desenvolverán siendo, al mismo tiempo, producto del actuar cotidiano de esos miembros de la sociedad que la habita. La Ciudad aparece de este modo casi como un laberinto de posibilidades y oportunidades por el que a diario transitamos, sin salida aparente. Nos vemos condicionados por la estructura de los muros y en busca de recompensas que también parecen escapar de nuestro control inmediato. En la cotidianidad de la vida urbana, Lefebvre (1974) encontró como, mediante las relaciones de poder, la macroestructura condicionaba los microsucesos que los individuos producen día a día. El modo de producción entonces organizaría y produciría su espacio, tiempo y relaciones sociales modificando por retroacción las representaciones sociales de los habitantes de la ciudad.

VII

Nace la Ciudad mediante un proceso de gestación en el que, desde sus primeros pobladores, se ha seleccionado memorias, cultura, historia e identidad para materializarlas en componentes estructurales urbanos. Metafóricamente y a lo largo de su desarrollo, la ciudad acumula su propio patrimonio, huella de sus pobladores y de los forasteros que por ella han transitado. Nace, como escribiría Spengler (1922/3; pp.84-86), el “alma” de la ciudad, un cuerpo visible, un rostro y gestos que expresan el estado de ánimo ciudadano. El patrimonio se construye inicialmente en obras monumentales que hicieran alusión a la memoria histórica nacional o local, que mitificaría el pasado, creando una sensación de orgullo patrio o local. En la vida cotidiana, los bienes patrimoniales tienen a ser concebidos como sacros, perdiéndose el origen de los mismos a causa de leyendas vinculadas que exaltan y condicionan los valores de los lugareños. Es por ello que suele concebirse, en los estudios sociales, y como diría Jean-Claude Duclos en el prólogo a la obra de Llorenç Prats (1997), al Patrimonio Cultural como algo esencialmente negativo y merecedor de duras críticas. El presente estudio parte de una perspectiva guiada por el concepto de “activación” del patrimonio cultural, introducido en los estudios urbanísticos por Prats (ibíd.) y que define al patrimonio cultural como de representación simbólica de la identidad, en la que los actores sociales, participantes de la vida cotidiana, negocian con la historia, llegan al consenso y se les exige compromisos, desde un aparato legal estatal en el que versa el poder. Esta definición de la gestión del patrimonio cultural permite visualizar el proceso por el cual unos bienes se convierten en referentes de la identidad cultural, como así, el proceso por el cual la identidad cultural se transforma para adaptarse a algunos bienes que se activaron en Patrimonio Cultural.

Además permite la separación analítica entre los

distintos actores sociales que participan en el mismo con tal de conocer las relaciones que se establecen entre ellos y las condiciones en la que participan del proceso. A partir de la nueva división administrativa, con vigencia desde el primero de enero del 2011, que hace de la ciudad de Artemisa la cabecera de la nueva provincia de Artemisa, se genera un proceso de activación de patrimonio cultural.

VIII

La activación de patrimonio cultural, como proceso, se refiere a la construcción, o invención, de nuevos referentes patrimoniales, legitimados en el reforzamiento de los valores, ética e identidad cultural de un pueblo. La crisis de los noventas en Cuba significó, desde la dimensión patrimonial, un deterioro de los bienes culturales muebles en todo el municipio artemiseño, dado a las condiciones especiales del periodo, en las que se tuvo que priorizar otros sectores con incidencia más directa en la calidad de vida de la población (salud, educación, etc.). A pesar de los esfuerzos realizados por las instituciones culturales de la época, que con limitaciones de recursos lograron llevar a cabo ciertos proyectos comunitarios que vinculasen especialmente a los jóvenes con las manifestaciones culturales, con tal de salvaguardar las tradiciones locales, puede llegar a hablarse de un periodo no sólo de crisis económica, sino también de valores. El cierre de la biblioteca municipal, el deterioro del cafetal Angerona, la incidencia de nuevas tecnologías (el DVD y la música grabada, por ejemplo, que transformarían el modo de relación social en espacios públicos) son algunos de los fenómenos agravantes. A partir del 2011, Artemisa se erige como una nueva provincia, y recupera así una oportunidad histórica para reconciliarse con su pasado e identidad cultural. Los libros de la historia de Artemisa de Leandro Rodríguez y Manuel Isidro Méndez son ya patrimonio material del municipio. Con la lectura de sus páginas, el lector, puede visitar metafóricamente la ciudad en un pasado que ya revista signos de modernidad. No sólo sus “establecimientos modernos e higiénicos”, sus “hoteles magníficos y confortables”, su “prensa espontanea”, sus industrias, o sentido de la moda, sino además por las lecciones de civismo y de cultura promovidas por Campoamor, por sus hijos que participaron en la lucha revolucionaria, cuya sangre sigue y seguirá birlando por siempre en la bandera de Cuba, y por otras figuras carismáticas, como Trujillo, que reflejan todo un modo de sentir y de ser de un pueblo que es un referente a seguir en cuanto a valores. Las investigaciones sociales, más que servir de diagnóstico, pueden seguir aportando para continuar realizando esfuerzos en conjunto, desde los aparatos legales del gobierno, desde las instituciones locales subordinadas y también desde la población local, que tributen a una reconciliación con la memoria histórica y a un desarrollo a futuro sustentable.

IX

En este sentido, la presente investigación sociológica pretende describir la interrelación entre los distintos actores sociales, como los mencionados, en la construcción de una ciudad consensuada, esto es decir, participativa. En la que los esfuerzos de gestión urbana acerquen la ciudad cada vez más a sus ciudadanos, y los ciudadanos, en relación dialéctica, se acerquen cada vez más a su ciudad. Se traza, teniendo en cuenta lo mencionado el siguiente problema de investigación: ¿Cómo se relacionan los actores sociales en la activación de patrimonio cultural urbano para la transformación de la ciudad de Artemisa en cabecera provincial, a partir de la nueva división político-administrativa del 2011? Siendo el objetivo general de la investigación el que se cita a continuación: Describir la participación de los actores sociales en el proceso de activación de patrimonio cultural urbano para la transformación de la ciudad de Artemisa en cabecera provincial, a partir de la nueva división político-administrativa del 2011. La tesis se estructura en cuatro capítulos, en el primero se propone una definición, desde la sociología, del concepto de “Patrimonio Cultural”, como además de los modelos de gestión más mencionados en la literatura consultada, esto son: “rehabilitación integral”, “puesta en valor” y “activación de patrimonio cultural”. En el capítulo que sigue se aborda teóricamente algunos de los condicionantes, desde el patrimonio cultural, que contribuyan a la creación de la ciudad, desde el punto de vista de la imagen de la misma y de la vida cotidiana de la población ciudadana. Ambos capítulos fueron redactados con referencia a una abundante bibliografía consultada, cuyos autores básicos y fundamentales son: Llorenç Prats, Antonio Ariño, Néstor Gástrica Canclini, Joan Prat, Henri Lefebvre, Christian Topalov, y otros autores contemporáneos que teorizan sobre la realidad latinoamericana y europea, también se consultaron obras clásicas de autores como Karl Marx, Friedrich Engels, Pierre Bourdieu, mediante las cuales se pudo profundizar más en los aspectos teóricos y conceptuales de la investigación. El tercer capítulo se dedica a exponer los aspectos metodológicos de la investigación que permitirán avanzar y entender mejor el cuarto y último capítulo, el cual se refiere al análisis sociológico de los datos recopilados en el trabajo de campo. El presente informe de investigación cierra con las conclusiones arribadas y las recomendaciones sugeridas.

X

Capítulo I: ¿Patrimonio Cultural? Perspectivas pluridisciplinarias en la búsqueda de una definición conceptual "Pues, al fin y al cabo, una cultura es el conjunto de historias que da cohesión a una sociedad." Dietrich Schwanitz Epígrafe I: Reconstrucción histórica de los contextos que originaron la aparición del concepto de Patrimonio Cultural . La noción de lo que hoy entendemos por Patrimonio Cultural, surge en la Grecia antigua y vendría a representar los bienes económicos, -pater monere- (que estaban bajo la responsabilidad del padre de familia), que no podían ser intercambiados ni vendidos, y por tanto, sólo podían ser transmitidos por herencia al interior de la propia familia. Una noción que resultó significativa para la sociedad griega, en la época del régimen de la oikonomía. A partir del período romano, el término latín “patrimonium” segu iría aludiendo a la herencia y vendría a designar un nuevo tipo de organización social, del “famulus” (esclavo doméstico) surgiría la familia, que le daría al jefe de familia la patria potestad y el derecho sobre la vida y muerte sobre los hijos, la mujer y cierto número de esclavos (Engels, 1884; 33). Es en este periodo en el que por vez primera se codifica en leyes lo que era una noción. El derecho romano aludiría a lo patrimonial como el conjunto de bienes que se heredan del padre. La creciente demanda d e cultura que caracterizó a la sociedad romana propiciaría transformaciones subjetivas en la significación que iban a tener estos bienes heredables, perdiendo

paulatinamente

su

carácter

monetario

para

incorporar

predominantemente riquezas en un sentido más estético y cultural. El arte y la cultura de las civilizaciones derrotadas y conquistadas dejarían de ser considerada como repulsivas y bárbaras para convertirse en un bien deseable, bello y pedagógico. Serían tesoros que simbolizarían poder y status social, pero también sería un referente del buen gusto ( Llull Peñalba, 2005; 184) y condición para la hibridación cultural con la que se identifican a los romanos.

1

La extrapolación del concepto, desde su noción de propiedad privada, del ámbito familiar-personal, a su significación moderna, de carácter social, como propiedad pública-colectiva, tiene un largo proceso en las sociedades (García López, 2008; 3). Los bienes heredables se abrieron paso por la historia, desde las cámaras de tesoros hast a las exhibiciones públicas, respondiendo a manipulaciones que de ellas hacían quienes de ellas se habían apropiado. I.I.- El siglo decimonónico. Recibida como herencia, Ptolomeo I, hace de la biblioteca de Aristóteles un templo de musas, -“diosas de la memoria”-, del griego Mouseion y Museum en latín, es decir, Museo. Se constituiría así uno de los primeros edificios de la historia utilizado para exponer determinados objetos destinados al conocimiento y a la cultura. Sin embargo, no sería hasta mediados del siglo XVIII d. C. que se institucionalizaría el Louvre como uno de los primeros museos públicos –de acceso libre-, donde se exhibirían los objetos culturales desde una nueva perspectiva, que respondería a un nuevo concepto, el de patrimonio histórico (Mantecón 1998), a la luz de un nuevo orden que los concebiría como monumentos nacionales La revolución francesa iba a significar transformaciones sustantivas que enriquecerían la relación dialéctica existente entre las sociedades y su memoria histórica. Los conceptos decimonónicos de “Patrimonio y Memoria Histórica” iban a constituir la creación de los primeros censos nacionales sobre monumentos históricos. Consecuentemente con la creación de estos registros comenzaría el debate sobre los indicadores a cons iderar para definir que puede entenderse por Patrimonio o Monumento Histórico de la nación. Es también en el siglo XIX en el que por primera vez empieza a existir interés académico en la restauración y conservación del legado patrimonial (ibíd.). El fulgor revolucionario dieciochesco significó una ruptura con la sacralidad que imponía, en el imaginario social, la hegemonía de la iglesia y de la monarquía hasta entonces vigentes. El Humanismo del Renacimiento de los siglos XV-XVI ya había suscitado el interés por el conocimiento, las

2

artes y memorias del pasado, como también una proyección hacía el futuro, cuyo eje central dejaría de ser la iglesia para ser el ser humano. Sin embargo aún perduraban conceptos religiosos económicos y políticos que legitimaban la triada Dios-Rey-Estado (García López, op.cit.; 4). El conocimiento e interés que suscitaba la antigüedad, para los renacentistas, se vio enmarcada en una visión estrechamente utilitaria. El culto a la antigüedad romana impulsó la reconstrucción y restauración de los bienes testimoniales con el objetivo de que imiten, de manera autentica, el pasado añorado. Se perdería así el valor documental del patrimonio y la posibilidad de reinterpretación y readecuación del pasado al presente, pues según el paradigma clasista que operaba, el pasado perduraba vivo en el presente y era ilícito reinterpretarlo ( Hernández i Martí, 1997). Es también esta época histórica en la que los estados modernos se empezarían a formar. En este sentido, el Patrimonio Cultural empe zaría a adquirir una identificación más definida como patrimonio histórico de interés nacional. Epígrafe II: Breve aproximación genealógica a la noción de Bien Cultural. La noción de lo que hoy conocemos como Patrimonio Cultural ha madurado a lo largo de toda la historia de la humanidad por lo que resultaría difícil atribuirle a alguna época el origen del mismo. Sin embargo, es en el siglo XIX en el que existen movimientos masivos que buscaban la apropiación social de los monumentos y de las calles (ibíd.) Si antes el rey heredaba la tierra y a quienes las ocupan como súbditos, con las revoluciones burguesas decimonónicas la figura del monarca se cuestionaría y derrocaría. Los bienes que este heredaba se les conferirían al nuevo sujeto, la Patria. Quienes habitaban la tierra dejarían de ser súbditos para erigirse como ciudadanos en su nuevo rol d e sujetos con poder de decisión. El museo del Louvre resultó de la nacionalizaci ón de las colecciones privadas de las figuras abolidas de la monarquía, para su apropiación social y disfrute para todos los ciudadanos. Sin embargo, estos esfuerzos pioneros para acercar, al pueblo llano, estos bienes pertenecientes a la cultura de élite de la nación, no resultaron de la efectividad esperada (Llull Peñalba,

3

2005; 188). El Patrimonio Histórico seguía siendo sólo de la minoría aristocrática y burguesa que disponía del capital económico y cultural necesario para disfrutar de su contemplación y comprensión. Fue a partir del Romanticismo, de la primera mitad del siglo XIX, que se lograría establecer una relación emotiva entre las personas y su pasado histórico artístico (ibíd.; 189). El arte adquiriría un carácter de documento histórico (Fernández Martínez, 2012; 53), siendo idónea para reproducir los testimonios materiales del pasado urbano mediante la evocación de monumentos, paisajes, ruinas, calles y rincones, expresando valores ideológicos, espirituales y contenidos científicos en el marco d el desarrollo del positivismo. Se amplía la noción de monumento elaborado en la revolución francesa al nuevo concepto de “monumento histórico -artístico” (Pérez Cortés, 2010) que vendría siendo el eslabón adyacente más cercano al concepto actual de “Patrimonio histórico-cultural” o “patrimonio cultural”. A mediados del siglo XX (14 de mayo de 1954), la UNESCO convoca, en La Haya, una Convención para la protección de los bienes culturales en caso de conflicto armado. Las atrocidades cometidas , contra los bienes culturales patrimoniales, en la segunda guerra mundial suscitaron la preocupación y la voluntad de colaboración internacional para crear medidas preventivas que pudieran evitar que un desastre similar volviese a ocurrir en la historia. Es en esta convención en donde por primera vez se hace referencia al concepto de “bien cultural” para refiriese a los monumentos histórico artísticos heredados del pasado, con un valor histórico, artístico y cultural no sólo para las personas identificadas con estos bienes, y “propietarios” de los mismos, sino para toda la humanidad. Se introduce, de este modo, por primera vez una noción de uniformidad para garantizar la protección de todos los bienes culturales, así definidos, sin importar su origen o propietarios. Por una parte, compromete al Estado como el actor responsable del cuidado de los bienes patrimoniales al interior de su estado -nación en tiempos

de

paz,

y

por

otro

lado,

crea

mecanismos

reguladores

internacionales que sancionen el incumplimiento de las normas establecidas incluso en tiempos de guerra. Otro merito que tiene la convención es el de incluir en su definición de bienes culturales protegidos no sólo bienes

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materiales inmuebles, sino también objetos muebles, como los centros monumentales (Quintana Cruz, 2001). II.I.- Evolución semántica del concepto. Aún con lo complejo e impreciso de una reconstrucción histórica tan sintética, lo que se ha pretendido conseguir es traer a la reflexión los usos, acepciones, significantes y significados de la noción con la que se ha operado lo relevante con el patrimonio cultural, desde una visión transversal por la historia. En todas las formas lingüísticas que la noción ha asumido en su evolución resurge la misma idea de base. El interés que se ha tenido desde tiempos muy remotos a preservar aquello que constituye la memoria del accionar humano, bajo el prisma de aquello que se quiere legar al futuro y en relación con aquello que se asumió del pasado. Una revisión exhaustiva de la bibliografía que ha abordado temas relacionados

con

las

manifestaciones

culturales

her edadas

inter-

generacionalmente permitiría una comprensión holística acerca de las múltiples

formas

que

ha

adoptado

el

concepto

hasta

llegar

a

su

denominación actual. Joan Prat (1999) hace un estudio preliminar cuyas conclusiones puedan servirnos de referencia. II.I.I.- Folklore En la década de los setentas, del siglo recién concluido, el concepto de moda en las investigaciones culturales era, según escribe Prat (1999), el de Folklore (folclore). Un término proveniente de la lengua inglesa, que vendría a significar etimológicamente el acervo de conocimientos pertenecientes al pueblo y que vendría a substituir lo que se conocía hasta entonces como “antigüedades populares”, término que empezaba a confundirse con los intereses de los anticuarios o coleccionistas que poco o nada tenían que ver con las manifestaciones culturales que practicaban los acto res sociales en su cotidianidad (Ortiz, s.f.). Los folkloristas, en diferencia con los anticuario s, empezarían a concientizar, en el pensamiento intelectual, la brecha que se había creado entre el saber erudito y el saber popular. Los estudios de los

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anticuarios, en cambio, según señala Ortiz (op. Cit; 2) tenía n la finalidad de señalar y combatir las fallas y supersticiones de las clases populares que eran concebidas como subalternas. Los románticos alemanes ya habían creado , a mediados del siglo XIX, un concepto para indagar en la búsqueda del “genio popular”, en la vida de una comunidad (Salgado Gómez, 2008). Le llamarían Volkundo (ciencia del pueblo). Fue, no obstante, el concepto creado por William John Thorns, Folklore-, el que se universalizó (Dragoski y Romano, 1981), en la búsqueda intelectual por los aspectos concretos que configuraban el volkgeist (Prat, ob. Cit., 90), es decir, el “el alma del pueblo”, traducido en las historias legendarias, las tradiciones, el lenguaje, etc. II.I.II.- Cultura Popular En la década de los ochentas del siglo XX surge con fuerza el nuevo concepto

de

“Cultura

Popular”

que

vendría

a

substituir

en

las

investigaciones el término de folklore (Prat, 1999, 89). Prat justifica el hecho de substitución de conceptos por el interés de los antropólogos sociales a separarse del territorio académico y perspectiva de los folkloristas clásicos. El nuevo concepto aparecería con una nueva neutralidad, al no estar estigmatizado a nivel académico y estar menos manipulado que su homónimo de Folklore. La nueva denominación aparece con una intencionalidad mucho más marcada y clara que otras terminologías anteriores. La cultura popular se interpreta en relación dicotómica y antagónica con la cultura de élite, y que, desde una perspectiva gramsciana de hegemonía, se trascribe en una cultura dominante y otra dominada. Las tradiciones culturales empiezan a tomar nuevos matices, el folklore no interesaba ya sólo por su valor de herencia legitimada por su antigüedad, sino por ser un escenario dinámico, en constante movimiento y transformación, que representaría la vida cotidiana del pueblo, sus sentimientos, identidad e ideología. García Canclini (2000c; 4) concluye que el término de cultura popular ha tenido una evolución como otros conceptos en ciencias s ociales. En un principio aparecía con minúsculas y tenía un carácter cr ítico e original, hasta que proliferaron los estudios sobre el tema, el concepto se exaltó e

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idealizó y empezó a escribirse en mayúsculas. Por último, los medios de comunicación, la constante producción de necesidades de las industrias culturales, transformaron el sentido del concepto, haciéndolo parecer errático y teniéndose que escribir entre comillas. Esta “cultura popular”, entrecomillada, se convirtió en el juego de las clases dominantes en lograr que las clases subalternas colaboren con las élites, participando de la cultura del consumo proliferada. II.I.III.- Patrimonio Cultural material. La UNESCO, en el año de 1972, promulga a la Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural, dando origen a una nueva corriente; el interés por lo patrimonial. La convención se preocuparía básicamente por el patrimonio cultural de interés excepcional, monumentos y lugares. II.I.IV.- Patrimonio Cultural inmaterial. Es en la década de los noventas en la que se populariza el uso académico del concepto de “Patrimonio Cultural inmaterial”, que incluiría en su definición al folklore y a la cultura popular, pero desde una perspectiva normativista. Prat expresa así su hipótesis: “Cuando en los años setenta hablábamos de Folklore, en los ochenta de Cultura Popular y en los noventa lo hacemos de Patrimonio, nos estamos refiriendo a la misma realidad, al mismo objeto de estudio”(Prat, 1999; 88) El concepto de patrimonio cultural material e inmaterial haría referencia al valor que tienen los “bienes culturales” como legado a futuras generaciones, priorizando en su protección, conservación, rehabilitación, restauración y difusión. Se instaura así como un concepto analítico muy amplio y pluridimensional, que bien podría servir de objeto de estudio para las más disimiles ciencias sociales, siendo sus fronteras académicas, de existir alguna, muy difusas. Sin embargo, se suele acompañar a esta nueva acepción del término “Patrimonio” de diversos epítetos cuya única finalidad serían la de caracterizar alguna dimensión, rama científica o eje temático a

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la que se haría referencia con la denominación empleada. Así se emplean conceptos

como

“patrimonio

arquitectónico”,

“patrimonio

ecológico”,

“patrimonio

geográfico”,

“patrimonio

antropológico”,

marcar

abordajes

interdisciplinares,

“patrimonio

paleontológico”, “patrimonio

mientras

que

se

artístico” “patrimonio

histórico”

para

utilizan

otras

denominaciones, como “Patrimonio Industrial”, “Patrimon io Biocultural” “Patrimonio Urbano” para abordar ejes temáticos o incluso paradigmas que caractericen el enfoque con el que se abordará el objeto de estudio en cuestión. El epíteto cultural con la que caracterizamos al patrimonio responde a la lógica del concepto previamente citado, de “bien cultural”. Al concebir las manifestaciones tangibles e intangibles representadas en el patrimonio como un bien colectivo se le añade expresividad pleonástica al abordaje del mismo, al considerarse como testimonios pert enecientes a los actores sociales representados en ellos. Es, de este modo, un concepto relativamente universal que facilita la suficiente abstracción analítica , desde un modelo ideal, para no obviar la posible exclusión y arrinconamiento de algún actor social a su interior, que no esté siendo participe de la apropiación social que supone la acepción actual de lo patrimonial. Para finalizar esta breve sistematización de la evolución histórica y conceptual de la noción del Patrimonio Cultural cabe mencionar que un mismo bien cultural que haya sobrevivido del pasado hasta la actualidad representa una época histórica determinada con su correspondiente fracción de cultura e ideología en ella impregnadas. Sin embargo, dicho bien cultural ha atravesado desde entonces distintos episodios históricos que le otorgan un valor agregado, muchas veces obviado en las tareas de rehabilitación y restauración. Es decir, muchas veces se sigue operando en la actualidad mediante el paradigma clásico del renacimiento, destruyendo parte del valor documental que el monumento ha ganado por su paso por la historia. De ahí la importancia de trabajar con un concepto estratégico de Patrimonio Cultural. De esta forma, y creyendo a Prats (1997; 22) los parámetros básicos que definen lo que es el patrimonio cultural en la actualidad sólo

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puede ser su carácter simbólico, y esto es, su capacidad para representar simbólicamente una identidad. Epígrafe III: Hacia la construcción social del Patrimonio Cultural . El patrimonio cultural no preexiste por sí mismo , adquiere su valor en relación con los actores sociales a quienes representa , evocando los valores y las prácticas socioculturales del pasado legítimamente reconocido como la memoria colectiva de una localidad:(un barrio, una ciudad, una comunidad). La noción se viene gestando desde la antigüedad para nacer con el romanticismo decimonónico, en su acepción de un bien colectivo que vincula simbólica- y sentimentalmente a las generaciones vivas con su memoria histórica. También, en el siglo XIX, surge el concepto de Patrimonio Histórico Nacional, el cual se “incardinaría en la tradición folklorista, que exaltaría los referentes nacionales, al servicio de la construcción de identidades colectivas.” (Homobono, 2007; 60). A pesar de que la noción se institucionaliza como resultado de las revoluciones burguesas del siglo XIX, que s e caracterizaron en gran medida por la desacralización de las figuras de la monarquía, el estado y la religión, fue esto también el origen del surgimiento de nuevas figuras que se erigirían en una nueva sacralidad, revestida por la modernidad. La razón, la ciencia, el orden y el progreso serían los nuevos ideales impulsados por el paradigma positivista que dejarían su impronta en la manera de concebir los fenómenos de la realidad social. El patrimonio histórico nacional naciente se redefine así con los cánones conceptuales

del

positivismo

decimonónico.

En

este

sentido,

las

aportaciones de la ciencia a la temática crearían las primeras listas o inventarios de los bienes patrimoniales valiosos y dignos de conservación. También crearían mecanismos y metodologí as para la correcta preservación y difusión de estos bienes, que acabaría por museificarlos, lo cual resultaría en una violenta separación de la patrimonialidad cultural con su comunidad “natural” de origen. En otras palabras, se le substraería el valor d e uso a los bienes patrimoniales mientras se les acrecentaría su valor simbólico o cultural.

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Este proceso de museificación, que tendría como fin asegurar la conservación y transmisión del patrimonio histórico nacional con tal de garantizarles, a las futuras generaciones, su contemplación y comprensión, vendría

a

suponer,

paradójicamente,

la

detonación

del

proceso

de

decadencia del mismo. La substitución que se hiciera, a mediados del siglo XIX, del concepto d e antigüedades populares por el concepto de folklore , trató de superar la concepción coleccionista con la que se abordaba los temas relevantes con los bienes culturales, para denominar la expresión cultural del pueblo llano y no la apropiación que hacían d e estos los anticuarios. En la nueva denominación, sin embargo, persistiría una noción que acompañaría al desarrollo semántico del concepto a lo largo de la historia. La noción del acervo de objetos considerados como valiosos y legítimos, respaldadas por su prestigio histórico y simbólico (Mantecón, 1998). A mediados del siglo XX se produce una nueva transformación radical en el pensamiento académico y popular. Las catástrofes ocasionadas en las guerras mundiales, la fabricación de la bomba atómica y su po sterior detonación

en

Hiroshima

y

Nagasaki

habían

causado

un

temor

y

desconfianza en la ciencia y en la razón, que se vería generalizada en la conciencia colectiva de todo el mundo. Los resultados de esta nueva revolución científica, en términos de Kuhn, conllevarían a un cambio de paradigma, al replanteamiento de todas las categorías analíticas con las que se venían operando desde la última centuria. La segunda mitad del siglo XX, por lo tanto, estaría marcada por la desacralización de los “instrumentos de la modernidad” (Hernández I Martí, 1997, 28), -razón, ciencia y progreso-, que coincidiendo con la obra de Berger y Luckmann (1966), “la construcción social de la realidad”, daría origen a una nueva conceptualización de la noción del patrimonio cultural. En

términos

generales

–escribe

Hernàndez

i

Martí-

(op.cit.),

el

patrimonio cultural vendría a ser definido como una “construcción social”, entendida ésta como la selección simbólica, subjetiva, procesual y reflexiva de elementos culturales (del pasado) que, mediante mecanismos de mediación, conflicto, diálogo y negociación, son reciclados, adaptados,

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refuncionalizados, redituados, revitalizados, reconstruidos o reinventados en un contexto de modernidad. Por otra parte, Prats (1999; 20) juzga el carácter de construcción social como de una legitimación de universos simbólicos creados, idea que compara con una noción de “invención” del patrimonio cultural, la cual se basa en la obra de Hobsbawm y Ranger, “la invención de la tradición” , de 1988, que remite a una idea de manipulación. En palabras de Prats (ibíd.), “Invención

y

construcción

social

no

me

parecen

pues

procesos

antagónicos, sino más bien fases complementarias de un mismo proceso (…). En éste sentido, para mí, la invención se refiere sobre todo a procesos personales y conscientes de manipulación, mientra s que la construcción social se asocia principalmente con procesos inconscientes e impersonales de legitimación” A partir de esta nueva conceptualización, fue posible denunciar la apropiación ilegitima que hacía el estado y las clases hegemónicas de los bienes patrimoniales, que les usaban para ejercer su violencia simbólica en la población que participaba en la vida cotidiana en relación pas iva con el patrimonio cultural. La noción de la invención y construcción social de los bienes culturales pone el acento en la capacidad crítica y transformadora de la sociedad civil, productora de su propia cultura y quienes además, empezarían a asumir paulatinamente el rol de gestores de su propio patrimonio cultural. Sería el inicio de un movimiento reivindicativo, por el espacio público, que empezaría a tomar protagonismo en su actuar político a nivel global, el llamado “asociacionismo de defensa del patrimonio ” (Ariño, 2004; 92). Las bases teóricas y metodológicas en las que se sustenta el paradigma caracterizado son múltiples. De las obras de Pierre Bourdieu se rescatarían la teoría de los campos sociales, el concepto de habitus y la distinción entre los distintos tipos de capital, especialmente el capital cultural y el simbólico. Se retomarían además nociones de Walter Benjamin con respecto a sus aportaciones a la relación con lo tradicional desde el materialismo histórico, en especial sus aportes relacionados con la reproducción técnica del arte. Entre otros autores más contemporáneos Henri Lefebvre, Néstor

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García Canclini, Antonio Ariño, Llorenç Prats han elaborado aportes teóricos desde distintas perspectivas que enriquecen el análisis y el debate en la actualidad. Los estudios recientes sobre la invención y construcción social del patrimonio hacen uso de diversas expresion es para caracterizar el proceso. Se trata de denominaciones como rehabilitación o recuperación integral, puesta en valor, activación o actuación, interpretació n y gestión del patrimonio cultural, concebidos todos como un proceso de construcción social. Su uso en los estudios varía, siendo entendidos por algunos como sinónimos. La conceptualización diferenciada de cada denominación es, sin embargo, necesaria. Cada concepto tiene su propia carga semántica, lo cual privilegia un enfoque o paradigma en detrimento de otros. Sólo mediante la diferenciación entre los términos es posible establecer la perspectiva que se pretende privilegiar en un estudio concreto. III.I.- Rehabilitación Integral La construcción social del patrimonio cultural, visto desde el prisma de la rehabilitación integral pretende traer al análisis no sólo las estrategias de preservación, conservación, valorización y recuperación de los bienes culturales, sino también analizar cómo ello incide en la calidad de vida de las personas que residen en el sitio, cuyos bienes inmuebles se pretendan recuperar. Las estrategias se ponen en función de las condiciones intrínsecas de cada lugar y de la intervención activa y participativa de los propios residentes, destinatarios principales de las tareas de recuperación patrimonial. Se trata de lograr una distribución equitativa de lo que significa el patrimonio a nivel integral; que se manifiesta en oportunidades de empleo, turismo, higiene comunal, educación, salud, disminución de las brechas de género (Pérez Cortés; 60), formación de valores y el autoreconocimiento de la identidad cultural desde edades muy tempranas. En otras palabras, “...para lograr un eficaz proceso de rehabilitación urbana es imprescindible una rehabilitación social y económica de los residentes (OHCH, 1998).” (247) La estrategia de gestión que se premia en la implementación de este concepto obedece a la necesidad que se percibe de coordinar acciones de rehabilitación o recuperación desde una perspectiva integral. Esto es, desde una visión unificadora de lo físico, urbano, social, educativo, económico, político, religioso, ambiental, jurídico,

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simbólico y demás posibles dimensiones de lo patrimonial. Elaborar una política de gestión desde esta perspectiva implicaría acciones muy complejas por lo que también sería necesaria la participación integral de todas las organizaciones, administraciones, grupos y actores sociales que sean parte de la Ciudad. De esta forma, se pretende lograr recuperar la Ciudad para y por todos los ciudadanos. El concepto, al hacer alusión al vocablo de “rehabilitación”, extrapolándolo desde las ciencias naturales, tiende a delimitar un territorio, un campo profesional, el de los restauradores, arquitectos, arqueólogos e historiadores. Es decir, se limita la intervención en los bienes patrimoniales a la renovación técnica de los mismos, bajo el prisma de la “autenticidad” cuyo fin es devolver el patrimonio cultural a su primer estado. De esta forma, se pierde testimonio patrimonial resultado del paso por la historia del bien rehabilitado. El uso del término de rehabilitación integral suele utilizarse en marcos conceptuales que contienen otras denominaciones y categorías extrapoladas de las ciencias naturales, tales como “proceso patológico”, “diagnóstico”, “inspección”, “síntomas”, “mecanismo de alteración”, “terapia”, “emergencia” que privilegian la perspectiva cuantitativapositivista. III.II.- Puesta en Valor Los bienes culturales, que forman parte del acervo patrimonial, dependen de un proceso de valorización complejo para poder existir como tales. En este sentido, puede afirmarse que la construcción social del patrimonio cultural no es más que la acción resultante de agregar valor histórico, simbólico y cultural a bienes que antes tenían otra significación en la sociedad. Fernández Martínez describe sucintamente el proceso con las siguientes palabras: “(…) (los bienes culturales, antes de su valorización patrimonial) son sólo piedras, artefactos y recuerdos. Después serán patrimonio institucional de un pueblo. Más tarde, con la divulgación y la vinculación histórica, patrimonio público. Luego, con su entrada en el mercado, podría ser patrimonio turístico” (2012; 48) Un monumento, un personaje histórico, un determinado conocimiento o habilidad “vive” su época histórica de origen en, lo que podríamos llamar, su “naturalidad espacio-temporal”. Con la muerte del “autor” del objeto patrimonial, sea este un

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individuo o una época histórica concreta, el propio bien patrimonial empieza también a morir, en el sentido de que pierde las funciones que le dieron origen. En este proceso de decadencia del patrimonio cultural es donde interviene la población local, dotando de nuevos tipos de valor –o revitalizando- el objeto cultural, evitando así su extinción. Es a esto a lo que Llorenç Prats definió como el “primer proceso de negociación” (2005; 20). Esto es decir, que la población local es necesariamente el primer actor social que interviene en el proceso de construcción social del patrimonio cultural, en la medida de que le atribuye al bien cultural un valor jerarquizado legitimado en la identidad. La valorización patrimonial original, la que hace inicialmente la población local, es el primer paso para que un objeto o manifestación cultural se institucionalice en patrimonio, pues, de no haber recibido valor agregado, el bien cultural no habría sobrevivido su propio proceso de decadencia, por lo que no gozaría con la oportunidad de ser declarado como testimonio de la localidad. Es mediante este primer paso que las instituciones políticas pueden hacer sus discursos de defensa del patrimonio cultural con la expectativa o posibilidad de una actuación social consensuada. El valor de un patrimonio cultural puede ser múltiple, por lo que su interpretación depende de cómo se definan las categorías de análisis. Queda entonces, por responder una pregunta. ¿Qué puede significar, en el contexto actual, “poner en valor” un patrimonio? La propia formulación de la interrogante parece ser redundante, o cuando menos pleonástica. Como ya hemos acordado, un patrimonio cultural no puede preexistir por sí mismo a no ser que la población local lo valorice como tal, es decir, que le agregue valor histórico y cultural, basado en la identidad y en la noción de una memoria colectiva. Entonces, estaríamos hablando de poner en valor un objeto cultural con un valor histórico, simbólico y cultural. La paradoja se resuelve mediante el uso casi privativo que se hace del concepto para referirse a la función turística con la que cumplen los bienes patrimoniales. Es así como cobra sentido la expresión. La puesta en valor del patrimonio cultural como recurso turístico, de donde se desprenden la dicotomía entre los conceptos de valor de uso y valor de cambio del bien patrimonial. Se privilegia así las políticas de gestión que restauran, rehabilitan, revalorizan, protegen, conservan y difunden el patrimonio cultural para su uso como herramienta de desarrollo local, mediante el turismo. Se abordan la problemática de la sustentabilidad de estas políticas, para que el turismo no se convierta en depredador del patrimonio local y que no acabe por deteriorar los recursos culturales con los que se cuenta para la activación de la economía local. Para ello un eje central es abordar la relación valor de

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uso – valor de cambio de una manera que concilien los intereses del turismo con los de la población local. La puesta en valor del patrimonio cultural debe enfatizar y garantizar, prioritariamente, el derecho a la apropiación social del espacio público y al consumo-uso social del patrimonio cultural por parte de los residentes. El turismo es sostenible sólo cuando tiene capacidad plena para relacionarse armónicamente con la población local. Esto es la posibilidad de establecer un intercambio cultural equitativo que permitan la hibridación cultural. III.III.- Activación del Patrimonio Cultural La construcción del patrimonio cultural e s, en síntesis, la selección de elementos, a partir de criterios en los que intervienen los valores, gustos e intereses contemporáneos (Prats, 1998, Rubio Terrado, 2011). Esta selección de elementos, para arraigar y perpetuarse, necesitará «convertirse» en construcción social, es decir, alcanzar un mínimo nivel de consenso (Prats, 1997). Las representaciones patrimoniales, o de identidad cultural, no pueden activarse si estas están demasiado alejada del imaginario, o pensamiento, social, pues de no ser así , se reduciría la probabilidad de contar un consenso de los actuantes lo cual se traducida en una reducción de adhesiones a los nuevos valores o referentes activados, perdiendo la posibilidad de legitimación. Entendiendo lo anterior cabe preguntarse, ¿Quién selecciona dichos elementos para su activación? El patrimonio cultural nace de la valorización jerárquica

que

la

población

local

hace

de

determinado

objeto

o

manifestación cultural con referencia a su identidad. Sin embargo, una vez que se institucionalizan en patrimonio cultural, el proceso de selección se suele ocultar y se perciben los bienes culturales como legítimos, sacros y ajenos a cualquier manipulación. En la práctica, se institucionalizan bienes patrimoniales que poco responden a la identidad real de la población local en su conjunto. Se privilegian ciertos sectores o grupos en detrimento de otros , imponiéndose una memoria, una identidad y una histórica hegemónica que esconde y hace olvidar otros recuerdos, valores y pasado, en una amnesia col ectiva. Esto sucede así, como lo explica Llorenç Prats (1997), mediante la modificación, o introducción latente de nuevos, referentes culturales,

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mediante cambios, o ajustes graduales, que mantengan el contacto social y que reorienten la definición de la identidad. En palabras del mencionado autor, estos “cambios graduales evitan el riesgo de desestructuración que provocaría una renuncia brusca a los referentes y significados consensuados y que a la vez permiten desarrollar la vieja estrategia política de cambiar para que todo siga igual” (Prats, 1997; 58). Aún en este contexto, existe la posibilidad de que ocurra un proceso completo de “inversión simbólica” (ibíd.) mediante una revoluci ón social, que active nuevos valores culturales y nuevos referentes p atrimoniales e identitarios, pero sólo si se cuentan con un consenso entre los actuantes, especialmente de la Sociedad Civil, como además del Poder necesario, bien sea el poder político formal o bien poderes informales, líderes de opinión, legitimado por los recursos en capital social, económico, cultural y simbólico que se dispongan. Prats sentencia que “ sin poder; podríamos decir, no existe patrimonio.” (op.cit; 27). Los bienes culturales se patrimonializan a partir de un proceso de producción cultural que selecciona objetos culturales o naturales y los redefine simbólicamente para cumplir con nuevos roles, usos, valores y/o significados sociales. En este sentido, cual quier “objeto” tangible o intangible es patrimonializable y puede llegar a ser considerado como patrimonio cultural. Llorenç Prats (1997:20) lo expresa con las siguientes palabras: Los criterios enunciados (la naturaleza, la historia y la inspiración creativa) vienen a ser como los lados de un triángulo dentro del cual se integran todos los elementos potencialmente patrimonializables (…) El contenido de este triángulo se constituye, pues, en un pool virtual de referentes simbólicos patrimoniales.(… ) ¿Qué significa, en definitiva, activar un repertorio patrimonial? Pues escoger determinados referentes del pool y exponerlos de una u otra forma. (…) No todos sus elementos constituyen automáticamente patrimonios, sino que son potencialmente patrimonializables. (…) Para constituirse en patrimononios, o, mejor, en repertorios patrimoniales, deben ser activados .

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La activación del patrimonio es la forma de construcción social legitimada en el discurso de verdad patrimonial que utilizan los actores políticos, religiosos, administrativos para la cohesión social. El patrimonio aparece como instrumento para ejercer violencia simbólica en determinada población, valiéndose de la educación, la identidad, los valores y, en definitiva, del consenso, condicionado por el poder político existente. Un proceso de activación patrimonial consiste en la relación social existente entre los distintos actores que habitan en la localidad, mediada por el modo de producción vigente. La gestión urbana con base a este concepto podría crear mecanismos regulatorios que permitan una participación equitativa entre los distintos actores que se traduzca en una igualdad en oportunidades para el acceso a la construcción social del patrimonio de la localidad. Prats (1997; 26) describe el proceso como sigue: En un plano abstracto podríamos decir que estos repertorios pueden ser activados por cualquier agente social interesado en proponer una versión de la identidad y recabar adhesiones para la misma. Ya en el plano de la realidad social, debemos decir que, en todo caso, no activa quien quiere, sino quien puede. Desde

esta

perspectiva

de

análisis

es

interesante

denunciar

la

manipulación que se hace del patrimonio y mediante los cuales se pretenden construir discursos de verdad legítimos. El concepto de “activación” funge de herramienta de autognosis mediante la cual los actores sociales pueden situarse en relación crítica con su posición jerárquica al interior del proceso de construcción patrimonial y reivindicar su rol transformativo de su propia realidad social. Analizar el proceso por el cual un bien cultural se patrimonializa, desde la perspectiva de su “activación”, pretende dar respuestas a interrogantes complejas, que suelen ser desplazadas en los enfoques investigativos. Si un patrimonio no preexiste por sí mismo, sino que depende de un proceso de activación, coordinada por una serie de actores sociales, que respon den ante el

proceso

con

diferentes

roles

asimétricos,

entonces

queda

claro

preguntarse las motivaciones o manipulaciones que existieron o se efectuaron en el momento de “activación” de determinado bien patrimonial.

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Esto es preguntarse quién activó el determinado patrimonio, pero también es buscar el porqué de dicha activación. El patrimonio suele autodefinirse como bienes que poseen un valor intrínseco, por su antigüedad, por la historia que cuenta, por representar una sociedad cohesionada, etc. Incluso cuando se piensa en el patrimonio como “construcción social”, o “invención”, y se crea un discurso en el que todos los conceptos terminan en “popular” (cultura popular, tradiciones populares, etc),

se piensan en estas falacias, pero, en verdad, ¿Cuándo algo puede

considerarse ser lo suficientemente viejo para pasar a ser patrimonio histórico? ¿Cuándo algo creado por alguien representa el suficiente modo de sentir del pueblo para instituirse como bien cultural? En definitiva, ¿con que autoridad se crean nuevos referentes identitarios? ¿y bajo qué condiciones participa cada actor social en el proceso? La

rehabilitación

del

patrimonio

cultural

tributa

a

un

pasado

monumentalizado, a glorias locales o nacionales de importancia histórica trascendental, con un valor de génesis cultural y de identidad común a toda la población. Es el tributo a las generaciones ancestrales, percibido como un continuum histórico-cultural lineal, sin rupturas o fracciones en el tiempo, que conecta simbólicamente a los vivos con las gener aciones extintas. La activación patrimonial en este sentido, crea un sentimiento de pertenencia. Creyendo a Ariño (2002, 140) “desde una perspectiva sociológica, conviene diferenciar en todo proceso de activación patrimonial entre el agente activador y la comunidad imaginada que designa al grupo de referencia como sujeto titular del derecho patrimonial. ” El actor activador de Patrimonio Cultural tradicional por excelencia sería, en el caso señalado anteriormente, el estado, haciendo referencia a la nación y la patria, como su comunidad imaginada. El estado, sería el actor social activador de patrimonio cultural por excelencia. Es el Estado quien construye los parques, las plazas y monumentos, y mediante lo cual, activa espacios para celebrar tradiciones culturales determinadas, exposiciones de artes, festividades, etc., que crean y transmiten ideología e identidad cultural. El auge del turismo cultural desplazaría posteriormente a este actor tradicional, el estado, para dar lugar a organizaciones internaci onales que

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determinarían el nuevo patrimonio activado. Surge la figura del “patrimonio mundial”, o “patrimonio de la humanidad”, percibiéndose en una categoría jerarquizada superior a la del “patrimonio nacional”, al referirse a una comunidad imaginada supranacional, cuyo actor protagónico sería el turismo cultural. La puesta en valor turístico del patrimonio se articula con los preceptos establecidos por la UNESCO, como organización rectora por excelencia. Se patrimonializa la cultura desde la perspectiva de la imagen urbana que se pretende insertar en el mercado turístico para su puesta en circulación. La ciudad aparece más como producto que como productora de su propia realidad y vida cotidiana, suponiéndose una discordancia entre el patrimonio cultural local institucionalizado y ofrecido al turista foráneo y los bienes culturales, tangibles e intangibles, reconocidos por la comunidad como su patrimonio local, en el sentido de su mayor uso o apropiación en la cotidianidad. El turismo, como cualquier secto r empresarial, sigue una lógica de maximización de beneficios y minimización de daños. En este sentido, es mucho más probable que actúe aprovechando o explotando “recursos” turísticos patrimoniales ya existentes, invirtiendo en su puesta en valor, más que invertir en una activación de nuevos referentes patrimoniales. Prats (1999) lo justifica al aclarar que para las empresas turísticas activar recursos patrimoniales para convertirlos en recursos turísticos es una operación demasiado compleja, con un nivel d e riesgo demasiado elevado y con una relación de costes y beneficios incierta. Evidentemente otro actor que podría determinar el resultado del proceso de activación patrimonial sería el mercado. Sin embargo, como señala Prats (ob.cit; 34-43) los “actores económicos” no se interesan particularmente en la activación de patrimonio cultural. Las industrias culturales crean estereotipos, imagen y necesidades, mediante campañas de mercadeo, dirigidas a un público determinado, pero no están interesa dos en crear nuevas versiones de identidad, más allá de lo mencionado. La sociedad civil o población local suele actuar como grupo de presión. En este sentido, establecen los límites en el grado de manipulación del patrimonio cultural, permitiendo o no la legitimación de nuevos referentes patrimoniales en un proceso de negociación informal. En otras palabras, los

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agentes hegemónicos dominantes tienen el suficiente poder político y capital económico, cultural, simbólico y social para activar patrimoni o, pero debe cumplir con un mínimo aceptable de condiciones para asegurar la apropiación social del nuevo referente legitimado. La reivindicación de las clases populares para la re -apropiación de la cultura y de la ciudad ha dado origen a una tendencia política q ue se popularizó en diversas regiones del planeta. La construcción de un discurso político que delegue responsabilidades a los gobiernos locales para favorecer una participación activa de la población local en su propio desarrollo regional. La perspectiva de la activación del patrimonio cultural pone el énfasis en el llamado patrimonio vivo. Esto es, los bienes culturales de elaboración recientes, cuyos “autores” aún no han muerto, por lo que aún no se han perdido sus conocimientos, habilidades y capacidad para transmitirlos a la siguiente generación. Es decir, los bienes culturales que aún no se constituyen en tradición, pero con un carácter patrimonializable, por su valor para las siguientes generaciones.

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Capítulo II: La activación de la Ciudad patrimonial. “La ciudad, por su génesis y por su forma, depende simultáneamente de la procreación biológica, de la evolución orgánica y de la creación estética.” Levi-Strauss. Epígrafe I: La construcción social de la ciudad y de la realidad urbana La construcción de la ciudad se constituye en la configuración de las estructuras sociales, políticas, económicas y simbólicas que operan en la vida cotidiana de los actores sociales que en ella habitan. En relación dialéctica, estos actores sociales participan de la vida cotidiana en la búsqueda creativa de medios que satisfagan sus necesidades e intereses individuales y colectivos, para lo cual se reconfiguran las mencionadas estructuras. Se asumen en este sentido dos dimensiones fundamentales del proceso de construcción de la ciudad, la estructural y la de la acción social. La primera se encuentra a su vez condicionada por diversos elementos que convergen en la urbanidad. En última instancia, sería modo de producción vigente el que determinase, hasta cierto límite, a las dimensiones de la estructura. La acción social se vería condicionada por esta, pero manteniendo su carácter creativo y transformador, en cuanto que tiene siempre un sentido intencional, que regula la vida cotidiana (Schneider, 2007). La acción social tiene la posibilidad de transformar la cotidianidad, aun cuando está condicionada por esta, en una relación dialéctica. La apropiación de la Ciudad, por parte de un grupo dominante, conlleva en este sentido a la reestructuración del espacio urbano, con tal de aminorar la presión que ejercen las masas y limitar el alcance de su fuerza de acción. Es la amenaza latente de la construcción de una conciencia de clase con la que las clases populares empezarían a ganar la lucha de clases. Lefebvre lo expresa con las siguientes palabras: “La clase dominante se siente siempre amenazada por el pueblo, por la asamblea de comunidades urbanas; en consecuencia, se juega su existencia social ante ese espectador atento e inquietante al que debe dar garantías. Emolumentos, para el cual hay que organizar espectáculos: las fiestas y los monumentos.” (1970; 216). En las sociedades capitalistas, las clases hegemónicas manipulan la vida cotidiana y reorganizan el espacio según la lógica de rentabilidad y acumulación del capital,

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creando segregación, deteriorando las condiciones de vida y arruinando estéticamente estos espacios urbanos, que se verán camuflados por la fachada del progreso de la ciudad y el fulgor de la centralidad, en la que el precio del suelo expulsa a las clases proletarias que le dieron origen para favorecer los intereses de las clases elitistas. En la ciudad se produce la acumulación de riquezas, conocimientos, técnicas y demás bienes culturales, desde el discurso, o el aparataje conceptual, del poder hegemónico. Es así como la ciudad aparece como un producto en sí misma, en tanto se configura para responder a estos intereses hegemónicos, y no como productora de sus propios espacios y relaciones. Entra en juego la relación dicotómica entre el valor de uso y el valor de cambio de la ciudad. Evidentemente es una relación que se resuelve a favor de las relaciones o modo de producción vigente en la sociedad. En el capitalismo, la ciudad se configuraría para obedecer la lógica de optimación de beneficios. Por tanto, predominaría el valor de cambio sobre el valor de uso. Esto es decir que los espacios públicos se utilizarían para la producción de mercancías y servicios. De ahí la óptica mercantil con la que muchas veces se redefine a los bienes patrimoniales, disfrazándolos como un boleto seguro al desarrollo local mediante la activación masiva e insostenible del turismo cultural, la espectacularización de la cultura que convierte a las manifestaciones culturales en parques temáticos y las ciudades industriales. Todo ello facilitaría la aparición de crisis estructurales que beneficiarían a actores fluctuantes en detrimento a los locales. Desde un escenario contrario, en donde los medios de producción estén en manos de la clase trabajadora y responden a una lógica colectiva, de igualdad de oportunidades y de apropiación social del espacio, estaríamos hablando entonces de una ciudad en la que se privilegia su valor de uso. Esto es decir, que el espacio público sería destinado al disfrute y consumo de la población. Los monumentos y manifestaciones culturales representarían la identidad diversa y cambiante de los actores sociales en ellas representados, al mismo tiempo que estos se sentirían representados en la memoria evocada por el patrimonio cultural activado. Lefebvre resume la tesis planteada con las siguientes palabras: “la ciudad y la realidad urbana son reveladoras de valor de uso. El valor de cambio, la generalización de la mercancía por obra de la industrialización, tienden a destruir, subordinándosela, la ciudad y la realidad urbana”. (Lefebvre, 1970, 236)

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I.I.- Los tipos de valor en el patrimonio cultural urbano. Una vez definido el patrimonio cultural como bien se suponen distintos niveles de relación con el mismo. En un primer plano, los propietarios de esos bienes que los gestionan y utilizan. Pero también están los actores sociales que tienen una relación de renta, que sólo están de visita y pagan eventualmente una cuota para su uso y consumo. En última instancia, están los protectores que legislan las relaciones con una perspectiva de sostenibilidad. Los monumentos, comercios, actividades artesanales, y demás bienes culturales, tangibles e intangibles, adquieren un valor de uso en tanto son visitados y tengan capacidad de oferta de recursos de distintas naturalezas. En otras palabras, el valor de uso, para existir, requiere de la coexistencia de otros tipos de valores, como pueden ser el valor de ocio, estético, ambiental, cultural, cognitivo, entre otros. Además de esto, el valor de uso también existe en la medida de que el patrimonio crea y oferta puestos de trabajo para la población local sin olvidar el valor derivado de la inversión que un actor está dispuesto a hacer para contribuir al mantenimiento o a la activación de un patrimonio que es/será propiedad de la nación. Un tipo especial de valor sería el valor simbólico, que vendría a definirse por la capacidad de un bien cultural a expresar elementos suprafuncionales, en forma de una continuidad con la historia, el tiempo y el espacio (Lefebvre, 1974, 114). Lefebvre (ibid) hace referencia al cementerio por su valor simbólico, que pasaría desapercibido en una gran ciudad moderna, pero cuya ausencia en una localidad sería percibida como fundamental. De ello puede derivar lo que otros autores (Díaz Lagoa, Soler Marchán, et al, 2012;) han llegado a denominar como “valor de existencia”, definido como la satisfacción que se percibe por saber que existe determinado bien cultural, a pesar de que no se haga uso del mismo. El valor de cambio deviene de los ingresos obtenidos como resultado de la rentabilización que se hace del patrimonio cultural. El capital económico obtenido de este intercambio pasará a ser utilizado para la mantención del bien patrimonial, su protección y difusión, como además para iniciar futuros proyectos de activación de bienes culturales y mejorar la calidad de vida de la población. Todo ello bajo el paradigma de entender al patrimonio cultural como un bien que le pertenece a la colectividad.

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Por último, el valor de opción (ibíd.), que se justifica en la medida de que se renuncia a destruir un bien patrimonial para su conservación a futuro, para su consumo o para la investigación. I.II.- La renta del suelo urbano Las nuevas construcciones de patrimonio mueble edificado obedecen a diversos fenómenos que coexisten en la Ciudad. El precio del suelo urbano y su rentabilización es uno de los más relevantes, ya que de ahí devienen otras problemáticas. La activación del patrimonio cultural, de organizarse correctamente, tributa al desarrollo de la infraestructura de servicios básicos, entre las cuales la vivienda es primordial. Topalov (1984) se basa el supuesto de que el suelo urbano, en una sociedad capitalista, sólo podrá experimentar sus niveles máximos de productividad, en cuanto a la explotación de su valor de uso, si se construye en él alguna forma de edificación, especialmente aquellas destinadas a la habitabilidad humana. Distingue entre dos conceptos, entre "la renta diferencial extensiva y la intensiva. De esta primera, se supone el uso del suelo urbano para construir edificaciones en lugares favorables, de los que se podrán obtener una plusvalía extraordinaria, por el valor simbólico que posee el lugar. El precio de la renta del suelo aquí será elevado, pues, se supone una escasez de terreno en dicho lugar privilegiado y la incapacidad de reproducirlo. La renta urbana intensiva, en cambio, supone construcciones con relativamente alta edificación. Surge como necesidad de aminorar la creciente demanda del suelo en las grandes ciudades, a causa del crecimiento demográfico en las mismas y se representa como la aplicación adicional de capital por unidad de terreno. Por lo tanto, el proceso de construcción de edificios obedece a algunas pautas. Las plusganancias que se obtendrán por la producción material del suelo estarán ligadas a distintos factores, tales como la urbanización del suelo (es decir, el trabajo que supone construir en ese suelo en particular, por sus características geográficas. Es más difícil construir en terrenos montañosos que planos, por ejemplo.), el valor que tiene construir en el lugar específico, el coste de la construcción material del edificio, etc. La ciudad, para Topalov, partiendo de lo dicho anteriormente, sólo puede ser el lugar donde se descifran y se articulan, de forma específica, los procesos globales de las formaciones sociales capitalistas (Topalov, 1984:2). El suelo, y su renta, es un bien sin valor. No tiene precio de producción, por lo que, en última instancia, termina siendo un

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residió de procesos políticos – económicos. Lo esencial, entonces para Topalov es señalar los procesos sociales que dan origen a la diferenciación en el valor del suelo dentro de la ciudad, es decir, como se construyó socialmente la noción de “lugares favorables” en la ciudad, y como contribuye esta noción a los intereses de las clases dominantes. De ello, se desprende el papel del estado, en la implementación de las políticas urbanas. El estado, según Topalov, podría paliar los efectos negativos que el proceso de urbanización capitalista acarrea sobre la población general, mediante la regulación de la ocupación del suelo y la aplicación de políticas constructivas (mejor aprovechamiento del espacio urbano). Sin embargo, en las sociedades capitalistas, el estado funge como cómplice de la burguesía, por lo que sus políticas urbanas obedecen a intereses clasistas, que derivan en procesos de gentrificación o elitización camuflados por el discurso de verdad con el que se tiñe a la patrimonialización. Recordando a Lefebvre, queda preguntarse, y ¿el derecho a la ciudad? Epígrafe II: Reestructuración del orden simbólico de la Ciudad La perspectiva marxista permite abordar la apropiación ilegitima del espacio urbano por parte de los grupos en el poder hegemónicos, como resultado de una acumulación capitalista y la expropiación de los medios de producción que obliga a los proletarios a vender su fuerza de trabajo para poder subsistir. Engels (1845) denunció la situación marginal en la que se encontraba la clase obrera en Inglaterra, siendo estos desplazados del centro de la Ciudad que ellos habían edificado con su trabajo, para ahora habitar, en condiciones miserables, en la periferia urbana invisibilizada. La situación de la mujer obrera tenía sus agravantes específicos, que la situaba en una condición de vida aún peor que la de su homónimo masculino. Lo mismo, con sus particularidades, ocurría con los “niños” (sin niñez) forzados a trabajar. La construcción de patrimonio conlleva a consecuencias determinadas, y como ya habíamos analizado, esas consecuencias suelen tener efectos nocivos para los grupos o clases que se han visto excluidos en el proceso de activación patrimonial, o que mantienen una situación desventajosa en el mismo. II.I.- La apropiación social del patrimonio cultural urbano. Los actores sociales construyen sus espacios condicionados por los valores que forman sus habitus de clase (Bourdieu, 1991). En este sentido, el espacio urbano es el

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reflejo de las expresiones culturales e identitarias del grupo social que se ha apropiado del mismo. La revolución francesa decimonónica significó un avance trascendental en la apropiación social de los bienes patrimoniales, con un enfoque nacionalista. El patrimonio de la nación se constituyó así de la expropiación de los bienes de la monarquía, para trasladarlos a la propiedad de la patria, para el uso y disfrute de sus ciudadanos. El museo del Louvre comenzaría con un carácter comunitario, permitiendo el acceso libre a cualquier ciudadano, sin importar su situación social. Sin embargo, se obviaban siglos de desigualdad en la distribución clasista de los diferentes tipos de capital. De esta forma, la contemplación y comprensión de los bienes culturales expuestos seguía siendo privativo a la naciente clase dominante, la burguesía, quien disponía de la suficiente cuota de capital cultural para su apropiación. Sería el inicio de la fractura entre la cultura popular y la cultura erudita, brecha que continuaría profundizándose con el pasar del tiempo. La burguesía dispondría además de capital económico y simbólico que les permitiría, por un lado, adquirir la propiedad de estos bienes culturales, privatizando el patrimonio que se suponía público, y por el otro, fingir legítima esta expropiación. Iniciaría así un proceso de acumulación incesante de patrimonio cultural, que vendría a caracterizarse en el concepto de antigüedades populares, con las figuras del coleccionista y el anticuario. Figuras que no se interesarían exclusivamente de los bienes culturales pertenecientes a la cultura de élite, sino también a las pertenecientes de las clases populares, que distanciarían al pueblo de su propio legado cultural, en un proceso de enajenación. Son, entonces, estos capitales los que se ponen en juego según el “sentido de juego” inherente al “habitus”, y al hacerlo, configuran lo que Bourdieu ha denominado un “campo”: En términos analíticos, un campo puede definirse como una trama o configuración de relaciones objetivas entre posiciones. Esas posiciones se definen objetivamente en su existencia y en las determinaciones que imponen a sus ocupantes, agentes o instituciones, por su situación (situs) actual y potencial en la estructura de la distribución de las diferentes especies de poder (o de capital), cuya disposición comanda el acceso a los beneficios específicos que están en juego en el campo, y, al mismo tiempo, por sus relaciones objetivas con las otras posiciones (dominación, subordinación, homología, etc.). (…) Efectivamente, se puede

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comparar el campo con un juego. (…) los jugadores (…) disponen de triunfos, es decir de cartas maestras cuya fuerza varía según el juego: del mismo modo que cambia la fuerza relativa de las cartas según los juegos, la jerarquía de las diferentes especies de capital (económico, cultural, social, simbólico) varía en los diferentes campos. (1993; 3) El acceso al campo está condicionado por las directrices imperantes en su interior. Siempre se da una lucha entre los recién llegados y los dominantes: los primeros tienden a desafiar la ortodoxia al interior del campo y los segundos tratan de defender su monopolio y de excluir a la competencia. Así, la estructura de un campo está determinada por la relación de fuerzas entre los agentes o las instituciones a su interior. Tales instituciones o agentes mantienen luchas entre sí, ya sea para mantener o para alterar la estructura del campo. Las luchas anteriores han determinado la distribución del capital específico acumulado en el campo y, según esta, se orientan las estrategias para continuar la lucha. De esta manera, para comprender mejor el patrimonio como un espacio de conflicto podemos mantenernos en la terminología de Bourdieu y entenderlo como un “campo” (Mantecón, 1998; Curtoni y Chaparro, 2008; García Canclini, 1999), que en cuanto tal, no ha emanado de la naturaleza sino que se ha estructurado a partir de los capitales, “habitus”, movimientos, intereses, etc., de los jugadores. Por ello señala Gómez Ferri (2004) que son las instituciones políticas, los técnicos, las propias sociedades e incluso los turistas que lo demandan, los que han configurado el patrimonio. Esto, porque aquí no nos estamos refiriendo a la cultura sino al patrimonio cultural, que al contrario de la cultura -en la que vive todo ser humano-, restringe el juego a una serie de jugadores. Este enfoque se hace más claro si tenemos en cuenta los planteamientos de José Luis García García (2008) quien entiende que es distinto hablar de la cultura como patrimonio, que del patrimonio cultural, en tanto que este último toma solo una parte de ese “todo” que es la cultura, y se constituye en representaciones de la misma. Esos símbolos seleccionados tienen que ver con la idea que se ha construido de la cultura como algo asociado a lo ancestral y ligado a un territorio, que ha hecho que no se consideren como patrimonio cultural un sinfín de manifestaciones actuales de la cultura que no calzan con los criterios institucionalizados. Por eso, García García (ibíd.) recomienda ver el patrimonio cultural como un fenómeno que debe ser estudiado históricamente, y al observar este proceso histórico -como ya lo hicimos en alguna medida-, poder ver que la delimitación del campo patrimonial ha ido cambiando por la

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inclusión de nuevos elementos no monumentales y más etnológicos. Ahora puede decirse que la relación entre patrimonio cultural e identidad -entendida esta última a nivel de comunidad y territorio-, es la base del juego: La existencia de un campo implica que todos los agentes involucrados acepten su las reglas del campo. En nuestro caso, esto sería que el patrimonio cultural y el conjunto de bienes culturales que lo constituyen simbolizan la identidad colectiva del pueblo. De esta manera, aunque la asimilación del patrimonio cultural al concepto de identidad se instituya como la nueva lógica del campo patrimonial, tal movimiento está lejos de generar acuerdos y más bien parece acentuar la conflictividad de dicho campo. Con el paso de una visión histórico-artística a la visión del patrimonio cultural como símbolo de identidad cultural, el campo patrimonial se ha ampliado lo suficiente como para que entren en juego toda una serie de actores y agentes sociales que lo complejizan e impregnan nuevas tensiones. II.II.- Algunos actores sociales vulnerables a la activación de Patrimonio Cultural. En la modernidad reflexiva, la acción social se encuentra coaccionada por nuevos sistemas morales y de ética basados en la individualización. Las ciudades aparecen como escenarios generadores de conflictos. El “otro”, cuya forma es verosímil (el desconocido, el vecino, el extranjero,... el diferente), se reviste en figuras semánticas estereotipadas que generan una sensación de desconfianza y temor. Así, las ciudades son espacios conglomerados y, a su vez, segregados, que paradójicamente encuentra cohesión en un ideal de identidad cultural políticamente diseñado y socialmente legitimado. En las sociedades capitalistas, adulto- y falocéntricas, la ideología neoliberal se traduce como la “conducción natural y normal” del ser humano (Carosio, s.f.; 230). Las ciudades, como escenarios y protagonistas por excelencia de estas sociedades, se reconfiguran transformando la estructura del sistema social en toda su complejidad. El orden jurídico se reconfigura, legalizando un creciente número de normas y reglas para garantizar la estabilidad del sistema, mediante la coerción de la acción social de los individuos, que les conduce hacía la conducta esperada. El sistema político traduce la ideología neoliberal en discursos de verdad, legitimando la dominación. Todo ello, adecuadamente estructurado, se retransmite en los medios de comunicación masiva, en las escuelas, en las iglesias y demás instituciones sociales, creando una hegemonía de dominación invisibilizada.

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La figura de la mujer también se desarticula y se reconstruye para obedecer el ideal neoliberal, con el subterfugio del reconocimiento de ella como actor político de pleno derecho y libertades. De ahí la paradoja que encierra la vida urbana para la mujer. A la ciudad se le reconocen grandes logros, que aunque merecen de mérito, tiende a ocultar su lado oscuro. La concentración urbana hace factible el acceso a bienes y servicios básicos, a una cantidad exorbitante de personas. Ello se traduce en la transformación de los patrones inequitativos de género, por lo menos en un nivel más acelerado de como ocurriría en el campo. En el campo, las tradiciones culturales sociabilizadas asignan, a la mujer, roles asimétricos que son superados en la ciudad, en donde ella se hace pública y libre (Carrión, 2005; 89). A esto cabe preguntarse ¿a qué costo?, es decir, ¿Qué precio le es preciso pagar a la mujer por su afamada “libertad”? El imperialismo cultural, impulsado mediante la globalización neoliberal, tiene un objetivo económico y otro político (Carosio, op.cit.; 233). Obedeciendo a este primero, genera mercados para sus productos y para el segundo, segrega a los individuos, desvinculándolos de sus raíces culturales y sociales. Esta globalización cultural se acentuó en el esfuerzo por “neoliberalizar las conciencias” (ibíd.), para lo cual los medios masivos de comunicación, el turismo cultural, la figura de un patrimonio cultural intangible de la humanidad, entre otras instituciones, sirvieron de cómplices en el debilitamiento de identidades locales. De este modo, se propagó el ideal consumista, enfatizando la individualidad y la competencia interpersonal, profundizando un sentimiento de indiferencia hacía la desigualdad de oportunidad e inequidad social. La cultura de la globalización sería el culto a los derechos personales, defendidos por los propios individuos, en pugna con sus conciudadanos. Los ideales neoliberales crearían estereotipos diferenciados para distintos segmentos de la población, con tal de atraer potenciales consumidores. El propio mercado se segmente y tipifica para abastecer a las nuevas figuras creadas por la modernidad. El niño, el joven, el jubilado y la mujer. La lucha de emancipación del movimiento feminista ha servido como subterfugio para las campañas de mercadeo y consumo impulsadas por las grandes corporaciones, que tergiversan el mensaje de reivindicación del movimiento. La modernidad reflexiva ha instalado, en el imaginario social, el ideal de la mujer autónoma, perfectamente ajustada a un modelo de belleza y eficiencia tanto en la vida profesional como en lo personal.

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La planificación urbana opera en sí misma con un sistema de valores y normas condicionados por la ideología dominante. El espacio público creado por tanto responde a las necesidades de las clases y grupos dominantes. En este sentido, el espacio público urbano juega un papel de subyugación, en el sentido de que explota a grupos vulnerables de la sociedad para obtener de ellos ganancias extraordinarias, mediante la oferta de servicios que satisfagan necesidades estereotipadas creadas por las industrias culturales. La mujer aparece en ocasiones como el centro de las campañas de marketing, lo que convierte la centralidad de la vida urbana en espacios públicos destinados a la satisfacción de las necesidades creadas para ella, como centros comerciales cuya imagen publicitaria son mujeres felices cargando bolsas de ropa recién compradas o centros de bellezas. Esta imagen de lo femenino, convertida primero en identidad cultural y luego en patrimonio cultural informal e intangible de la humanidad, siguen sirviendo hoy día como instrumentos de especulación mediante el cual, el sistema patriarcal, deslegitima la lucha de reivindicación de la mujer, ridiculizando el movimiento. En este sentido, no parece ser una táctica muy diferente a la ya utilizada en el pasado, en donde se caricaturizaba a la mujer feminista desdibujándole su feminidad (pintándole barba, bigotes, músculos, bello axilar, etc.). El poder, redefinido desde una perspectiva feminista, para las mujeres en su participación de la realidad social, no puede ser otro que el poder para transgredir prácticas machistas de subyugación femeninas y la capacidad para reinventar nuevas formas de intervención en la vida cotidiana, desde el respeto, la justicia y la equidad social. Sin duda, para lograr lo mencionado es necesaria una transformación de base en la conciencia cultural, en donde la ideología patriarcal-capitalista se ha arraigado desde hace mucho tiempo, transmitiéndose esos antivalores en forma de patrimonio cultural a las nuevas generaciones. Es decir, la transformación de la hegemonía androcéntrica requiere de la creación de espacios sociales en las que tanto hombres como mujeres puedan convivir en condiciones equitativas. El derecho sexual y reproductivo puede fungir como bandera de esta refundación de la identidad cultural, que desmitifique el cuerpo de la mujer como objeto de placer y como instrumento de reproducción de la vida al servicio de un orden masculino. La juventud también se encuentra estereotipada y su identidad debilitada por la aparición de la posmodernidad y de una cultura neoliberal globalizadora. El reconocimiento social del joven como un individuo carente de toda experiencia y

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sentido de compromiso es un estereotipo aún muy difundido y vigente en muchas de las sociedades del mundo. La juventud es un símbolo de rebeldía y de apatía a nivel general, por lo que se les suele recluir en espacios públicos concretos en donde su “participación molesta” afecte en el menor grado posible a los demás miembros de la sociedad. Es decir, se crean espacios y necesidades especiales para los actores que se corresponden con este grupo de edad moderno –que existe a partir de las revoluciones burguesas- que están legitimadas en el imaginario social de la población. Así mismo se entiende que en una sociedad que pone cada vez más el acento en el rol de los jóvenes cierra las posibilidades a un rol constructivo de las personas mayores, confinándoles en estereotipos sociales legitimados. El adulto mayor está expuesto constantemente a diversos peligros que le impone una sociedad que se ha estructurado para serle hostil. La pasividad, el aburrimiento, la soledad, el aislamiento, para mencionar algunos, pueden ser combativos desde una redefinición de la imagen que a nivel social se tiene de la población senescente. Un modelo urbano, que se estructure para el desarrollo social integral, no puede obviar el compromiso con esta población creciente. Es para lo cual, que han de crearse espacios públicos para la participación activa de los adultos mayores, que incluyan actividades deportivas, turísticas, culturales, artesanales, recreativas, sociales, etc. Si el ideal de desarrollo propuesto tiene como eje fundamental crear un ambiente que ofrezca igualdad de oportunidades a todos los segmentos de la población, sin exclusión por su grupo etario, ni por género, color de la piel, religión, u otro, entonces las políticas sociales deberán configurarse para que sirvan de herramienta de dialogo, o puente, entre dichos grupos diferenciados que hacen que nuestras sociedades sean tan heterogéneas y creativas Las políticas sociales dirigidas a lograr la eliminación de las desigualdades evitables deberán plantearse el reto ineludible de encontrar vías para que los adultos mayores recuperen su independencia. Y que se sientan aún vivos y parte activa y transformadora de la sociedad. Para ello es necesario garantizar que la pensión que reciban cubra sus necesidades, pero también garantizarles una igualdad de oportunidades en su participación del mercado laboral. El reto por tanto es encontrar medidas para permitirles a los adultos mayores prolongar su participación en el trabajo productivo de la sociedad, con compensaciones justas –hándicaps- que equilibren las condiciones físicas y mentales entre los distintos participantes, independientemente del grupo de

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edad al que pertenezcan, con tal de aprovechar la sabiduría y la experiencia de unos y la agilidad, fuerza y destreza de los otros.

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Capítulo III: Diseño metodológico. Epígrafe I: Metodología Problema de Investigación ¿Cómo se relacionan los actores sociales en la activación de patrimonio cultural urbano para la transformación de la ciudad de Artemisa en cabecera provincial, a partir de la nueva división político administrativa del 2011? Objetivo General: Analizar las relaciones que establecen los actores sociales en el proceso de activación de patrimonio cultural urbano para la transformación de la ciudad de Artemisa en cabecera provincial, a partir de la nueva división político-administrativa del 2011.

Objetivos específicos: 1.- Identificar los actores sociales que participan en la activación del patrimonio cultural urbano de la ciudad de artemisa. 2.- Caracterizar el rol que desempeñan los actores sociales identificados en el proceso de activación del patrimonio cultural urbano artemiseño. 3.- Describir las relaciones que se establecen entre los distintos actores sociales involucrados en el proceso de activación de patrimonio cultural urbano artemiseño. 4.- Constatar el nivel de conocimiento que tengan los actores sociales de la población local sobre el patrimonio cultural urbano activado en la ciudad de Artemisa. Preguntas al problema: 1.- ¿Quiénes son los actores sociales involucrados, directa o indirectamente, en el proceso de activación de los bienes culturales de la localidad y en qué grado su participación es decisoria o no en el mismo? 2.- ¿Qué rol/roles desempeñan, en el proceso, los actores sociales activadores del patrimonio cultural? ¿Cómo influyen en la activación de los bienes patrimoniales? ¿Qué medios existen que faciliten la participación de los actores sociales en la activación del

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patrimonio cultural? ¿En qué medida garantizan estos medios una participación equitativa entre los distintos actores sociales? 3.- ¿Qué tipo de relaciones se establecen entre los actores sociales concursantes en la activación del patrimonio cultural? 4.- ¿En qué medida conocen los residentes artemiseños el patrimonio cultural activado? ¿Cómo valoran los residentes artemiseños su rol en el proceso de activación del patrimonio cultural? ¿Qué importancia le dan a que se activen nuevos patrimonios o se desactiven otros en la ciudad? ¿Conoce la población local los mecanismos (formales o no) de participación en la gestión de patrimonio cultural, disponible para ellos? Epígrafe II: Operacionalización y conceptualización de variables. Variable: Activación del Patrimonio Cultural Urbano Se refiere al proceso por el cual un conjunto de actores elevan ciertos objetos, “patrimonios culturales”, al nivel de símbolos que representan metafóricamente la identidad cultural de la ciudad. El proceso se traduce en una relación dialéctica entre el “Patrimonio Cultural” y la “Identidad Cultural”, en la que ambas terminan condicionándose y complementándose. Es un proceso esencialmente participativo, que se define por la interrelación entre los actores concursantes en el mismo. Estos actores “inventan”, “construyen” y/o “activan” nuevos referentes culturales a partir de un proceso de “negociación”, “consenso” y “compromiso”, amparados o legitimados en un “poder” político. Dimensión: Participación de los actores sociales Indicadores e ítems:  Uso y/o consumo del Patrimonio Cultural urbano existente.  Valorización de los bienes culturales activados.  Valoración de la necesidad de activar nuevos referentes patrimoniales.  Voluntad y Grado de compromiso de los actores concursantes en la activación patrimonial.  Conocimiento y capacidades existentes en los actores sociales concursantes, con respecto a los mecanismos de activación del patrimonio cultural y de la gestión del mismo, como también de la historia e identidad cultural local.  Sentido de pertenencia, o arraigo de la identidad cultural local, de/en los actores sociales relacionados con la activación del patrimonio cultural.

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 Cumplimiento de las responsabilidades legales otorgadas a cada actor.  Acceso al poder de decisión en cuanto a lo que se construirá o transformará.  Grado de descentralización del proceso y de autonomía de las instituciones locales.  Distribución de poder y responsabilidades entre los actores.  Jerarquización de los actores al interior del proceso.  Grado de efectividad y de complementariedad de los logros alcanzados por cada actor social, en sus responsabilidades formales. Dimensión:

Actores sociales municipales que activan patrimonio.

Indicadores e ítems: Instituciones Culturales.  Dirección de Cultura. o Casa de la Cultura.  Museo Municipal.  Biblioteca Municipal.  Galería de Arte.  A.H.S.

Instituciones medioambientales (administración de recursos ambientales).  Sección del CITMA.  Sección de Recursos Hidráulicos.  Empresa de Comunales.

Instituciones de gestión de la infraestructura urbana.  Dirección de Infraestructuras e Inversiones.  Dirección de Planificación Física.  Dirección de la Vivienda.

Instituciones Políticas.  Dirección del Partido Comunista de Cuba.  Dirección de la Administración Municipal.  Presidentes y Delegados de los Consejos Populares.  Presidentes de los CDR y Jefes de Zonas.

Instituciones económicas o financieras (administración de recursos económicos).  Sección de Patrimonio e Inversiones.  Dirección de Finanzas y Precios.  Dirección de Economía y Planificación.  Grupo Empresarial Instituciones de divulgación de información.  ICRT.  Periódicos y revistas locales. Instituciones sociales.  Dirección de Educación.  Dirección de Deportes.  Dirección de Salud.

Actores informales o no institucionales.  Actores de la población local que participa de actividades económicas (estatal, cuentapropista o ilegal)  Artistas independientes o no vinculados con ninguna institución cultural municipal.  Médicos de la Familia.  Trabajadores Sociales.  Maestros de distintos niveles de enseñanza.  Adultos Mayores o Jubilados.

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Variable: Patrimonio Cultural Urbano Es el conjunto de objetos, lugares y expresiones culturales que representan, simbólicamente, la memoria e identidad colectiva de un espacio urbano concreto. Es el lenguaje en el que se escribe un conjunto vivido, memorizado e imaginado (Lefebvre, 1970, p.189) que ha dado origen y ha acompañado al desarrollo de la ciudad. El patrimonio cultural es una construcción social materializada en objetos-bienes disímiles, de carácter público, creado a partir de la selección de determinadas memorias en detrimento de otras olvidadas. Dimensión: Político-administrativa. Indicadores e ítems:  Discursos (políticos o científicos) que traten el patrimonio cultural como herramienta de cohesión social con arreglo a la identidad local/nacional.  Manifestaciones culturales declaradas o reconocidas como patrimoniales por los actores locales (el orden jurídico vigente, el aparato político, las instituciones locales y/o la población local). o Catálogo o inventario del Patrimonio Cultural Local.  Capacidad del patrimonio cultural activado para representar y reforzar la identidad cultural de los actores sociales dueños de los bienes culturales patrimonialistas y viceversa (capacidad de la identidad cultural para generar patrimonio)  Descentralización del proceso de gestión del patrimonio cultural urbano y traslado de competencias y responsabilidades específicas a las instituciones locales.  Grado de interrelación entre los esfuerzos y logros separados, de cada actor concursante en el proceso de activación, para generar una ciudad consensuada.  Efectividad y legitimidad del aparato jurídico que normativiza las relaciones sociales con el patrimonio cultural. Dimensión: Económica. Indicadores e ítems:  Capacidad (del patrimonio activado) para generar/mantener demandas profesionales, directa o indirectamente, con este.  Capacidad de los bienes patrimoniales para aumentar la productividad de la red de infraestructuras y equipamientos que permitan la inserción local en el mercado nacional.  Incorporación sustentable del turismo en el patrimonio material e inmaterial.

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 Capacidad para adaptar discursos, para el público turístico específico que recibe la localidad, con tal de generar en ellos una actitud de curiosidad, de estudio y profundización en las actividades culturales patrimonialistas.  Capacidad, del patrimonio cultural, para generar, mejorar y mantener servicios sociales básicos para la población residente en la localidad.  Accesibilidad, movilidad y transporte.  Saneamiento/ higiene social.  Nivel de habitabilidad del patrimonio cultural edificado.  Capacidad de los inmuebles patrimoniales para generar nuevos valores de uso, según lo requieren las condiciones y necesidades cambiantes de la población.  Capacidad de los bienes patrimoniales (inmuebles con oferta gastronómica, hotelería, fábricas, tiendas, etc.) para generar recursos económicos que permitan el auto-mantenimiento del patrimonio cultural urbano y la sostenibilidad.  Capacidad de inversión en la activación de patrimonio cultural urbano de los distintos actores sociales concursantes. Dimensión: Cognitiva. Indicadores e ítems:  Capacitación de los actores sociales concursantes en el proceso de activación patrimonial, en cuanto a metodologías participativas que permitan una mayor recopilación de criterios de todos los participantes, como además de métodos y técnicas de gestión del patrimonio cultural.  Disponibilidad de espacios que ofrezcan información acerca de la ciudad y de su historia, identidad y patrimonio cultural.  Afiches y demás recursos iconográficos desplegados en la ciudad que informen o atraigan a la población a conocer sobre los proyectos de gestión del patrimonio cultural y/o a actividades culturales previstas.  Acciones efectuadas para la sensibilización social, mediante la educación, en el valor de los bienes culturales patrimonialistas.  Acciones emprendidas para educar en los niños valores de pertenencia local y de cuidado de los espacios públicos y del patrimonio cultural.  Acciones emprendidas para incluir a los adultos mayores en actividades de difusión del patrimonio cultural local, en la que se aproveche la experiencia y los conocimientos de estos para la transmisión de valores a la siguiente generación, a la vez que se genera en la población senescente una sensación de participación activa en la vida cotidiana de la ciudad.  Acciones efectuadas para generar interés en los jóvenes acerca del patrimonio cultural urbano de la ciudad, a partir de generar nuevos espacios y ofertas de ocio para este grupo etario, que no incluyan sólo música grabada y bebidas etílicas.

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Dimensión: Patrimonio urbano intangible. Indicadores e ítems:  Actividades o conocimientos con un significado especial para la población. o Creación Particular: Creaciones artísticas realizadas por un individuo, o grupo, de orden plástico, literario, interpretativo y/o audiovisual para su uso urbano. o Tradición Oral: Testimonios transmitidos inter-generacionalmente, mediante la palabra hablada, acerca de memorias vividas del pasado de la ciudad y conocimiento urbano. o

Expresiones Colectivas: Actividades rituales, ceremoniales, festivas o productivas que abarcan grupos de individuos o comunidades reunidos en espacios públicos urbanos.

o Otros elementos intangibles que sean percibidos como característicos de la vida cotidiana de la ciudad, como un olor o ruido característico, un color identificativo, etc. Dimensión: Patrimonio urbano Tangible. Indicadores e ítems:  Objetos Culturales: Elementos materiales de carácter mueble, que representan la memoria histórica e identidad cultural de la ciudad, además del universo simbólico, estético y funcional que vinculan las relaciones entre las generaciones pasadas, presentes y futuras.  Patrimonio Construido: Representa los bienes culturales edificados por la actividad humana y de carácter inmueble con valor histórico y/o simbólico, pero que también revisten valor de uso y consumo en la vida urbana actual. o Edificaciones: Construcción inmueble para su utilización como vivienda u otros usos, con un valor arquitectónico y/o simbólico en relación con la representación de la memoria e identidad colectiva. 

Monumentos, viviendas, funerarias, cementerios, cines, parques, plazas, hospitales, escuelas, universidades, sitios urbanos, históricos, comerciales y arqueólogos.

 Patrimonio Natural: Sitios de carácter inmueble creados sin o con poca intervención humana.

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Epígrafe III: Métodos, técnicas y procedimientos. El primer acercamiento al objeto de estudio se realizó mediante un análisis bibliográfico y de documentos, con tal de construir una guía teórica que permitiese elaborar las demás técnicas, procedimiento y marco teórico. Se identifican así las principales preocupaciones de diversos autores y perspectivas pluridisciplinarias que giran en torno al Patrimonio Cultural en el ámbito urbano. Mediante la aplicación de esta técnica de investigación se han identificado principales conceptos, cuya utilidad analítica es fundamental para la elaboración de la presente investigación. La selección de las obras responde a criterios de disponibilidad y de actualidad, como también de heterogeneidad, entendiendo esto último como la lectura de obras pertenecientes a distintas disciplinas académicas. Con respecto a la bibliografía consultada para caracterizar la ciudad de Artemisa destacan las obras acerca de la historia local. “Historia del Pueblo de Artemisa”, escrita por Leandro Rodríguez y publicada en 1946. Algo más recientemente, la obra de 1973, “Historia de Artemisa” del respetado historiador Manuel Isidro Méndez, artemiseño honorifico por su devoción por la villa y en cuyo honor se decidió nombre el Museo Municipal de la actual ciudad de Artemisa. También se consultaron informes de investigación de publicación reciente, como la obra “La Postmodernidad en la Juventud Artemiseña” (2010) de las licenciadas de la Universidad de Artemisa, Ediel Pérez Noguera y Anay Lorenzo Collazo acerca de la crisis de valores de los jóvenes artemiseños, a partir de la crisis de los 90 y la entrada de la (pos-) modernidad a la isla. Por último, merece de mención las obras de Rodolfo Moreira Rosell, “Estrategias para la consolidación de la imagen y la identidad de la ciudad de Artemisa” y “La Participación en los procesos de planificación”. La presente investigación inicia con un diseño de tipo exploratorio, por lo que el método de la observación participante es imprescindible. Facilitó la identificación del valor de uso del patrimonio cultural en la localidad, mediante la observación participante de concurrencias en espacios públicos patrimoniales. También se observó el estado físico del patrimonio material y la actitud de la población en la participación de actividades que conforman el llamado patrimonio “vivo” o intangible. Además se constató, mediante el uso de esta técnica, los olores o aromas significativos en la ciudad y el nivel de ruido en ciertas áreas. Fue muy útil para la triangulación de la información obtenida a través de otras técnicas empleadas.

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Desde las metodologías cualitativas, se hizo uso de las entrevistas en profundidad El tipo de Entrevista en Profundidad seleccionado fue la semi-estructurada, por permitir mayor flexibilidad que la estructurada o formal y mejor organización que la noestructurada. La guía de entrevista puede adaptarse de tal modo que, a partir de las respuestas de los actores sociales, se realicen nuevas preguntas no contempladas en el guion inicial. Se realizaron un total de 13 entrevistas, 8 a actores definidos como Institucionales y 5 a actores caracterizados como Políticos. Actores Institucionales encuestados (8) 1.- Dirección del Museo Municipal.

5.- Dirección de Cultura.

2.- Dirección de la A.H.S.

6.- Dirección de la Vivienda.

3.- CITMA Artemisa

7.- Dirección de Patrimonio e Inversión.

4.- Mausoleo de los Mártires de Artemisa.

8.- Dirección de Planificación Física.

Actores Políticos encuestados (5) 1.- Dirección del PCC artemisa. 2.- Presidente de Consejo Popular Centro. 3.- Presidente de Consejo Popular Matilde.

4.- Presidente de Consejo Popular Reparto Nuevo 5.- Presidente de Consejo Popular Toledo.

La entrevista a expertos se utilizó para complementar la información obtenida de las fuentes bibliográficas y en triangulación con las entrevistas en profundidad realizadas con anterioridad. El experto seleccionado para la presente investigación fue el Historiador de la Ciudad de Artemisa, por sus conocimientos y experiencias acerca de la historia e identidad local, como así mismo de los proyectos de gestión urbana y del patrimonio cultural. La técnica cuantitativa del cuestionario fue de utilidad para recopilar algunos criterios de la población local de forma sencilla, masiva, rápida y eficaz. El cuestionario se elaboró con una mayoría de preguntas cerradas y pocas abiertas, referidas a cuestiones puntuales. Como desventaja a la aplicación de esta técnica se señala la incapacidad que tiene para ofrecer datos discursivos acerca de las experiencias particulares de los actores a los que se encuesta, por lo cerrado de sus preguntas. Las preguntas del cuestionario se redactaron con base a los datos obtenidos de las entrevistas en profundidad y de experto realizadas con anterioridad, con el objetivo de complementar y triangular la información recopilada.

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Epígrafe IV: Criterios de la muestra. Se hizo uso de un muestreo no probabilístico intencional. La selección de la muestra intencional se construyó a partir de sugerencias de actores claves que se fueron conociendo a medida de que el trabajo de campo avanzaba. Esto se explica por la utilización del método conocido como “muestreo en cadena” o “bola de nieve”, es decir, preguntando a determinados actores a quien más se podría acudir para continuar recopilando información. La primera institución u organismo al que se consultó fue a un representante de la Administración Municipal, sugerido por la secretaría de la misma, quien a su vez sugirió que se estableciese contacto con la Directora del Museo Municipal. Realizada esta primera aproximación, y aplicada una primera entrevista en profundidad, se le preguntó a la entrevistada por otros organismos que tuvieran participación en el proceso de gestión del patrimonio cultural artemiseño, mencionando los siguientes organismos e instituciones: Mausoleo a los Mártires de Artemisa, e Historiador de la Ciudad de Artemisa, este último, por sus conocimientos y experiencias en torno a la historia, identidad y patrimonio cultural de la ciudad de artemisa, se seleccionó como experto, a quien se le aplicó la entrevista a experto elaborada. Se prosiguió a entrevistar a los actores mencionados, quienes a su vez, lograda la entrevista, hicieron referencia a otros actores relevantes, como: dirección provincial de planificación física, dirección de la vivienda y dirección de cultura. Entrevistados los actores mencionados, se prosiguió con la técnica “bola de nieve”, obteniendo como resultado la mención de nuevos actores: primer secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC) en Artemisa, CITMA Artemisa, dirección de Patrimonio e Inversión, Dirección de Comunales y Asociación de Hermanos Saiz (AHS). Así, como se mencionó, se concluyó el uso de la técnica “bola de nieve”, haciendo uso del criterio por saturación, puesto que la información recopilada empezaba a arrojar datos redundantes y ya se habían identificado a los actores sociales relevantes. Seguidamente se contactó con los Presidentes de los Consejos Populares, quienes habían sido identificados como actores relevantes para la participación ciudadana en la gestión del patrimonio cultural en la ciudad. Del contacto y entrevista en profundidad con cada presidente, se obtuvo la sugerencia acerca de a que actores de la población, de cada consejo popular, aplicar la encuesta elaborada, de la cual se obtuvieron 12 encuestados por Consejo Popular, que hacen un total de 48 encuestas realizadas.

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Capitulo IV: Construyendo una Artemisa Consensuada. Análisis de los resultados. Epígrafe I: Caracterización sociodemográfica de la ciudad de Artemisa. Con el objetivo de conocer, para su análisis, los datos físicos y sociodemográficos que caracterizan el municipio, se acudió a la Oficina Nacional de Estadística (ONEI) y al Departamento Provincial de Planificación Física (DPPF) de la ciudad, solicitándoles a ambas instituciones la información requerida. La ciudad de Artemisa consta con una superficie aproximada de 510.78 kilómetros cuadrados de suelo urbano y una población que supera los 46.5741 habitantes (50,3% hombres y 49.7% mujeres). Se encuentra urbanizada al 71,4%, lo cual coincide porcentualmente con la población urbana, que es de 71%. El

grupo

etario

más

representativo se corresponde con la juventud, representando un 21,9% de la población. 0-14 años 16,8% 15-29 años 21,9%

30-44 años 21,8% 45-54 años 16,9%

55-64 años 10% 65 y más años 12,6% Fuente: ONEI 2013

Según datos obtenidos de la DPPF, para el 2011, el 75% del suelo de la ciudad estaba ocupado por viviendas. La ciudad de Artemisa posee un fondo habitacional de 12225 viviendas las cuales según su estado y tipología se comportan: 6790 (55,5%) bueno, 3601 (29,5) regular y 1834 (15%) malo y que están diseminadas por los diferentes Consejos Populares que en número de cuatro conforman la ciudad. Ellos son: Reparto Nuevo, Centro, Toledo y La Matilde2. El 70 % de las viviendas fueron edificadas entre los años 1890 y 1940, la superficie media de las mismas es de 65 m2. El centro delimitado, llamado por los lugareños como “Centro Tradicional” ocupa un 3.2% de la superficie total de la ciudad, y en donde se concentra aproximadamente un 46% de la población total. La topografía del suelo es poco accidentada, por lo cual solía identificarse como “tierra llana” en épocas de su fundación, a la par de otros apodos con los que se caracterizaba la ciudad (tierra roja, jardín de cuba). El espacio poblacional urbano se organiza con un modelo reticular y de crecimiento bidireccional (en dirección noreste y noroeste), con una adecuada adaptación a las características geográficas del terreno.

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Según los datos de la ONEI, para la población de Diciembre del 2013. Para una caracterización de los Consejos Populares ver Anexo 1

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Las previsiones para el crecimiento urbano a futuro plantea mantener, consolidar y potenciar el modelo actual, buscando el equilibrio entre crecimiento urbano y mejora de la calidad de vida de la población. El modelo plantea, en cuanto al desarrollo del hábitat, un crecimiento en las zonas noreste y noroeste, específicamente en las zonas conocidas como: Zona Hospital, Zona Matilde, Zona Biplantas y Zona 13 de Marzo, que tienen características de asimilación de nuevas viviendas, que se prevén seguir construyendo bien sea, desde el esfuerzo propio de la población o con financiamiento estatal. Con este último se prevé la construcción de edificios multifamiliares, de 5 plantas o más, para el mejor aprovechamiento del suelo urbano. El crecimiento poblacional, de viviendas y de servicios, comercio y administración, que ya venían surgiendo desde iniciado el siglo XXI, pero que se potencian a partir del 2011, en la que se le confiere la categoría de cabecera provincial a la ciudad, obliga al desplazamiento del centro tradicional, a la creación de una nueva centralidad, conocido por los actores encargados de la gestión urbana como “nuevo centro en desarrollo”, para el cual, el eje de la calle 40 (Avenida del Mausoleo3) fungiría como línea de limitación entre las dos centralidades de la ciudad. La ciudad de Artemisa está situada en el centro sur de la actual provincia que lleva su mismo nombre. Limita al Norte con los municipios de Mariel y Guanajay, al Sur con el Golfo de Batabanó en el Mar Caribe, al Este con los municipios de Caimito y Alquizar y al Oeste con el municipio de Candelaria. Debido a la cercanía

(32 ,9 Km. de distancia promedio) y a la favorable

accesibilidad de Artemisa con estos municipios se establecen relaciones funcionales de empleos y servicios, por lo que se registran movimientos pendulares desde Artemisa hacia estos municipios y en sentido contrario. Artemisa empezó a prosperar poco después de la llegada de sus primeros colonos, adquiriendo, en poco más de medio siglo la categoría de Ayuntamiento. En la actualidad es la ciudad cabecera de la nueva provincia de Artemisa, creada a partir de la división política administrativa puesta en vigencia desde el primero de enero del 2011. En el transcurso de su historia, el municipio artemiseño ha pertenecido a: la jurisdicción del partido de Guanajay, a la provincia de Pinar del Rio (de la cual era su región oriental), a la provincia habana (para la cual era su región más occidental) y actualmente a una

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Conocido por algunos de los lugareños como “Avenida de los Mangos”

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nueva provincia que lleva su mismo nombre (para la cual es su región central-sur). Este hecho ha repercutido negativamente en la construcción de una identidad provincial, la cual hoy día es inexistente. La gestión provincial, según se percibe, apunta a la construcción a futuro a una nueva versión de identidad que tribute a una imagen unificada de la provincia artemiseña. Esto se pretende lograr aprovechando la nueva división político-administrativa, que es concebida, por los lugareños entrevistados, como una oportunidad histórica, en la que el nombre de Artemisa se traduce en provincia y su municipio más importante, en cuanto a progreso y población, en su cabecera provincial. La identidad cultural municipal, que se corresponde con el territorio de la actual ciudad de Artemisa, está, al contrario de la identidad cultural al nivel provincial, muy arraigada en la vida cotidiana de la población. El sentido de pertenencia de los citadinos artemiseños se percibe con facilidad, tanto en los discursos de las conversaciones cotidianas observadas, como en la iconografía de la ciudad4, como así mismo, en las distintas entrevistas realizadas, en la que todos los actores admitieron, en menor o mayor medida, el “chovinismo” de los lugareños. En este sentido, podría afirmarse que una de las funciones principales del Patrimonio Cultural de la Ciudad de Artemisa es la activación y reactivación constante de la identidad cultural local, ya que, como lo creé Prats (1997), “La identidad, del tipo que sea, no es únicamente algo que se siente o piensa, sino algo que se debe manifestar abierta y públicamente”. Es por tanto necesario realizar una sistematización de algunos elementos destacados de la historia del municipio artemiseño, para lo cual se realizó una entrevista de experto al historiador de la ciudad de Artemisa, además de consultar diversa bibliografía relevante, en especial las obras de Leandro Rodríguez y Manuel Isidro Méndez. I.I.- Breve Reseña Histórica de la Ciudad. I.I.I.- Etapa colonial (1800-1880) La fundación de la villa de Artemisa no responde, como es habitual, al crecimiento paulatino de la población que exige de nuevos espacios para el asentamiento humano. En la tarde del domingo, del 25 de abril de 1802 ocurre, en los barrios Jesús María y

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La frase “Hay Sangre en Artemisa Brillando en la Bandera de Artemisa” puede encontrarse en los murales, afiches, pancartas y demás elementos gráficos de los espacios públicos de la ciudad, denotando un sentido de pertenencia arraigado en la historia nacional.

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Guadalupe de la Habana vieja, un incendio que en pocas horas consume una gran parte de las casas, hechas de madera y guano en su mayoría, de las calles Águila y Chávez. El siniestro deja un número significativo de damnificados, que se refugiaron en las cabañas y en los cuarteles de la ciudad. Transcurrido un mes, en el que se trató, sin lograr el éxito esperado, de seguir sensibilizando a la población habanera para recaudar fondos para los damnificados, el capitán general Marqués de Someruelos alienta a los afectados y se les propone, teniendo en cuenta la imposibilidad de crecimiento físico que presentaba la Ciudad de La Habana, que para entonces estaba encerrada en una muralla, migrar a zonas extramuros. Los dueños del Corral de San Marcos ya habían ofrecido en venta, al gobierno, algunas tierras para que pueblen los damnificados. Al aceptar la propuesta 36 familias, el gobierno compra las primeras 100 caballerías de tierra para traerlas y fomentar así la agricultura. A medida de que se va propiciando el terreno para el asentamiento humano, empiezan a llegar los nuevos colonos, designándose cuatro caballerías de tierra para crear el nuevo poblado. Se les empieza a regalar una parcela de tierra a aquellos colonos que cumplían con los requisitos para crear una nueva población agrícola y así es como empiezan a surgir las primeras manzanas del poblado5, con sus servicios sociales respectivos (panaderías, bodegas, barberías, etc.). La nueva villa se funda y empieza a conocer con el nombre homónimo al corral (San Marcos), pero debido a la existencia de otras demarcaciones con igual nombre en diferentes puntos de la geografía cubana, que provoca continuos errores en el reparto de la correspondencia, se adopta, en 1826, como nombre de la ciudad: “San Marcos el de la Artemisa”. Aunque no exista, a ciencia demostrada, un consenso acerca del origen del nombre, los ciudadanos de Artemisa ha hecho suyo su topónimo mediante historias y leyendas transmitidas en forma de patrimonio cultural. La población reconoce en su mayoría, en un 68% (Moreira Rosell, 2011), que el nombre de la ciudad proviene de una especie de planta, la “Artemisia vulgaris” que crecía silvestre y en abundancia, especialmente en la zona cercana a la iglesia, en donde se solían dejar a los caballos pastando. Existen testimonios de la abundante presencia de esta planta en zonas cercanas al paso de nivel (intersección de la línea de ferrocarril con la Carretera Central

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Ver anexo 3 para consultar el primer mapa de la Villa de Artemisa, desde 1810 a 1850.

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en la parte este de la ciudad) y el parque central (donde se encontraba ubicada la iglesia), lo que favorecía su observación y el disfrute del aroma que emanaba de sus pequeñas flores, no solo por los pobladores sino también por los visitantes. A lo anterior se une además la referencia que aparece en los versos del poema “La Flor de Artemisa”, escrito por el poeta Ramón Palma (citado por Moreira Rosell, 2011; 45): “Lógico es que la áurea flor denominara la tierra donde con tanta profusión se criaba.” La planta mencionada, a pesar de las caracterizaciones señaladas, es considerada, sin embargo, como una flor muy poco agraciada y antiestética. Por lo cual, las instituciones encargadas no han considerado oportuno resembrarla en los espacios verdes de la ciudad, siendo hoy día sólo un patrimonio cultural intangible reconocido por los ciudadanos artemiseños, y que se lega, entre las generaciones, como leyenda de la fundación de la villa. Encuentra, la planta, su forma más materializada en el escudo de la ciudad, en la cual le acompaña también la flor del café, que quizás no le dio el nombre a la ciudad, pero que si generó su esplendor. Con una menor representación de seguidores, existen otras dos teorías sobre el origen del nombre de la ciudad que bien merecen de mención. El 32% restante de los encuestados, en la aludida investigación de Moreira Rosell, indicaron, como el origen del nombre de su ciudad, el de la señora de la caza, según la mitología griega. Artemisa o Ártemis fue una de las deidades más veneradas y una de las más antiguas de la mencionada civilización. Que esta deidad les haya sido de inspiración a quienes fundarían la villa se justifica por el amplio nivel cultural de estos, y de una clara veneración a la antigüedad griega, que se ejemplifica por los nombres que le daban algunos de ellos a sus fincas (Neptuno, Calypso, Minerva, Júpiter,). Por último existe una leyenda conocida por la mayoría de los lugareños con los que se conversa, pero cuya representatividad fue nula (0%) en la encuesta de la investigación ya citada. Se trata de la historia de una joven de singular belleza, hija de Don Andrés Pedrea, individuo en torno de cuya vida giraron las habladurías de los habitantes del contorno por mucho tiempo (Leandro, 1946). Su casa era una de las más visitadas de la época, por las tertulias que se ofrecían, famosas por el nivel cultural de Don Andrés, quien era capaz de sostener una larga conversación amena e interesante. El nombre San Marcos de la Artemisa se utilizó hasta el año 1847 en que el capitán pedáneo José María Pérez solicita que se autorice como nombre de la ciudad: “Artemisa”, debido a lo largo del topónimo anterior, que originaba abreviaciones.

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El poblado de San Marcos, desde la llegada de los primeros colonos en 1803, crece muy avivadamente. Este poblado naciente empieza siendo partido de la jurisdicción de Guanajay, poblado fundado en 1650 con el nombre de San Hilarión de Guanajay. Sin embargo sólo le bastó algo más de medio siglo de crecimiento, a la ciudad de Artemisa, para obtener ya para el año de 1879 una categoría de ayuntamiento y convertirse así en la cabecera del partido. En el mencionado año, Artemisa pasa a ser parte de la provincia de Pinar del Rio, siendo su segundo poblado (sólo superado por Pinar del Rio, cabecera provincial) más próspero. El crecimiento extraordinario del poblado, que surgió de un accidente y una necesidad tanto política como social, se debe quizás a cuantiosas dimensiones. El experto entrevistado menciona como factor determinante de este crecimiento la producción del Café. Esta explicación se encuentra además documentada en toda la biografía consultada, que hacen referencia a las siguientes obras: “La condesa de Merlín”, de Cirilo Villaverde, “el reverendo norteamericano Abiel Abbot” de José Jacinto Salas y Quiroga y los libros sobre la historia de cuba, “Historia de Artemisa” e “Historia del Pueblo de Artemisa” de Manuel Isidro Méndez y Leandro Rodríguez respectivamente. El 22 de octubre de 1855 recibe el poblado de San Marcos de la Artemisa el apodo de Jardín de Cuba, no por sus jardines, como pudiera entenderse, sino por su café, que en palabras de Abiel Abbot, citado en Isidro Méndez (1973; 101) había creado el pueblo de Artemisa, enriqueciéndolo y embelleciéndolo, “exaltando su fama, hasta denominarse, por antonomasia Jardín de Cuba”. Aún se mantienen las ruinas del cafetal Angerona, como patrimonio material inmueble de este pasado narrado, que fue considerada como la segunda plantación de Café más importante de toda la isla de Cuba. El Cafetal de Angerona se funda el 10 de agosto de 1813 por el alemán Don Cornelio Souchay, quien fuera su primer dueño y quien hiciera sus primeras compras de tierra entre 1805 y 1807, para llegar a tener, en compras posteriores, hasta 43 caballerías de tierra. La imagen de la Diosa Angerona, esculpida en mármol, y que se estaba ubicada a la entrada del cafetal (actualmente se conserva en el Museo Municipal), forma parte del escudo actual del municipio artemiseño. La historia de los cafetales, especialmente el de Angerona, es reconocido por todos los actores sociales entrevistados y encuestados como significativa en cuanto al origen de la identidad cultural artemiseña. Se destaca el hecho mencionado por el experto,

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corroborado por otros actores, de la importancia de las sublevaciones de esclavos en Artemisa, ocurridos entre 1827 y 1830, en contra de los mayorales, los administradores y los amos, luchando por su libertad y en contra de la tiranía de sus amos. El cafetal Angerona, según mencionan los entrevistados, era un referente en la época, por el trato que se les daba a los esclavos, desde el respeto y sin trabajos forzados, a diferencia de otros cafetales. De ahí que los esclavos de otros cafetales se hayan sublevado, al comparar su situación con sus homónimos del Angerona. Este hecho histórico, transmitido en los libros de historia y de forma verbal, es reconocido como el detonante del ímpetu revolucionario que ha caracterizado siempre a la región. De que haya sido Artemisa quien más hijos haya aportado al Moncada, en la búsqueda de la libertad y en contra de la tiranía, aun teniendo una población relativamente pequeña. El aporte de Artemisa al Moncada es señalado como significativo por todos los entrevistados, llegándose a conocer, por algunos, con el apodo de “la cuna del Moncada”, sin subvalorar a Santiago de Cuba, que es reconocido como la Cuna de la Revolución. Un momento importante en el planeamiento urbanístico de la ciudad lo constituye la división de la villa en fincas urbanas o solares, lo cual se realizó el 14 de diciembre de 1818. Ya desde aquella época la ciudad de Artemisa, constituía paso obligado en la conexión entre la capital y la ciudad de Pinar del Río por encontrarse en medio del “Camino a Vuelta Abajo” o “Camino Real” (conocido luego como Maceo y hoy calle 33). Este Camino Real es una vía de 180 kilómetros, cuya construcción se inició desde La Habana en 1857 y finalizó el 15 de abril de 1894 en Pinar del Rio, atravesando y cortando en dos a la actual Ciudad de Artemisa. Esta vía propició que histórica- y funcionalmente la ciudad se desarrollara alrededor de dos ejes fundamentales: el eje de la Calle 33 (Camino Real o Maceo) y el eje de la calle 50 (Camino a San Juan o República). La villa de San Marcos de la Artemisa destaca, a pesar de un cierto estancamiento desde 1810 a 1820, periodo en el que la villa apenas logra diferenciarse del corral que le dio nombre. Sin embargo quedan relatadas en la páginas de historia (Leandro, 1946) las iniciativas entusiastas efectuadas por los colonos para mejorar lo hecho y edificar inmuebles que se consideraban necesarios. Muchos proyectos previstos no lograron realizarse, pero el entusiasmo en sí es digno de mención. En esta época se construye la iglesia católica “San Marcos Evangelista”, el 7 de diciembre de 1820. Cabe destacar que antes de esta fecha se celebraban los servicios

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religiosos en el oratorio particular del Teniente Coronel Don Manuel Calvo, dueño de la finca “la Matilde”, ubicada en lo que hoy forma parte del Consejo Popular del mismo nombre. El mismo año de 1820, el 20 de diciembre, se inaugura, por la muerte del esclavo “el negro Congo Luis”, el cementerio. La población de la época ya había ascendido a 250 habitantes, con un fondo habitacional de 58 viviendas. En sólo 8 años, para el año de 1828, la población había ascendido a 385 y el fondo habitacional a 87 viviendas. Para 1846 la población era de 638 habitantes, la cual ascendería a 7.500 habitantes en 1879. Es en este año, el primero de enero, cuando se le confiere a Artemisa la categoría de Ayuntamiento. I.I.II.- Etapa republicana (1890-1950) Con el decaer del café, en el periodo entre 1876 y 1895, se comenzó a fomentar el cultivo de la caña de azúcar, transformándose los cafetales en trapiches e ingenios para procesar la caña de azúcar, la imagen de los trapiches y de los ingenios que aparecieron en el horizonte artemiseño ha sido conservada en la memoria de sus habitantes, razón por la cual forma parte del escudo de la ciudad. La historia artemiseña se funde con la cubana en general, cuando reiniciada la independencia de cuba a inicios de 1895 las huestes mambisas lideradas por Antonio Maceo y Máximo Gómez llevan la guerra hasta occidente. Un joven artemiseño6, quien se convirtiese luego en el patriota insigne de la provincia de Artemisa, lucharía junto a Maceo por la libertad de su patria. Cuando se produce el levantamiento del 24 de febrero de 1895 a la edad de 28 años, se incorpora de inmediato en la Provincia de Matanzas, participando en muchos combates que lo hacen acreedor del grado de Comandante del Ejército Libertador. También destacan en la época la “excelsa patricia7” Magdalena Peñarredonda, quien alcanzó el grado de comandante del ejército libertador, fue la delegada de Maceo en la zona pinareña. Sus acciones y pensamientos son evocados por sus comprovincianos, quienes en su honor la consideran “Patriota Insigne” de la provincia artemiseña. Aún en época de la República, Magdalena, quien vivió hasta los 91 años de edad, se mantuvo siempre activa, luchando como periodista, y siempre revolucionaria. Aún hoy, es considerada un referente feminista, luchadora por los derechos de la mujer, en 6

Llamado así por los lugareños, aunque nació en Cayajabos, un asentamiento o poblado perteneciente al municipio. 7 Inscripción tallada en el busto erigido en su honor, ubicado en el Parque Libertad.

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evocación a su vida, a sus acciones y a su pensamiento. Nace en Mariel, el 22 de junio de 1846, pero vivió en sus últimos años de vida en la ciudad de Artemisa, donde muere el 6 se septiembre de 1937. La vivienda en la que vivió sus últimos años de vida, y donde habitaron parte de su familia, está declarada hoy, por el gobierno municipal, como un inmueble a proteger como Patrimonio Cultural. Construida en la calle 44 (Martí), entre 33 (República) y 35, entre los años de 1910 y 1918, mantiene hoy su misma condición de vivienda particular y tiene una tarja que indica que ella vivió ahí. Junto con Magdalena, un sacerdote Mambí se destaca como subdelegado del partido de Pinar del Rio. Monseñor Guillermo González Arocha, fue cura de la iglesia de Artemisa. En 1894, con su anuencia, se construye el Parque Libertad, posterior a la construcción de la Iglesia, en la que regía como párroco. El día primero de abril se recuerda su muerte mediante actividades en el Museo Municipal “Manuel Isidro Méndez”, en donde existe hoy día una vitrina dedicada a él. Con la llegada del Siglo XX y la República se transforma Artemisa y su desarrollo se experimenta hacia el noreste de la ciudad, aparecen nuevos Repartos, se realizan nuevas edificaciones atomizadas por la ciudad consolidada y se crean nuevas urbanizaciones que fueron fomentándose a través del tiempo. En 1909 se construye un comercio-bar, conocido como “La Revoltosa8” con mucha popularidad en su época por los habitantes de Artemisa y visitantes del próspero asentamiento. La ciudad fue ganando esplendor, en poco más de tres años, la población de Artemisa se triplicaría, pasando se tener 7000 habitantes en 1899 a más de 23 000 habitantes en 1930 (Rodríguez, 1946). El crecimiento poblacional, como además el continuo flujo de visitas que la ciudad recibía, debido a la carretera central que atraviesa la ciudad, hace que sea necesario crear nuevos inmuebles para el alojamiento de huéspedes. Es así como en 1910 se construye el Hotel Sevilla, que mantendría su condición de Hotel hasta 19989, y el hotel Campoamor, construido por el afamado Arquitecto Fernando G. Campoamor, que mantiene su misma condición hasta la actualidad10.

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Hoy se conoce como la Bodega el Roble, ubicada en Calle 48 Esq. 29 Artemisa. Posteriormente fue adaptado a tienda TRD Caribe “Casa Sierra” ocupando el área del Hotel y la edificación contigua que inicialmente era la casa de vivienda del dueño del Hotel que ya había sido adaptada a farmacia y se encontraba en derrumbe. 10 Es el único edificio con capacidad habitacional de 11 habitaciones del municipio. Actualmente está cerrado. Existen planes de gestión para su rehabilitación integral, puesta en valor y activación. 9

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La vía que comunicaba a La Habana con Pinar del Rio y que pasaba necesariamente por Artemisa permitiría, como se ha mencionado, el tránsito constante de foráneos, que apreciaban del municipio sus establecimientos modernos e higiénicos, entre los que destacaba la Cafetería Aurora, construida en 1913 y que, en su paso particular por la historia, ganaría fama por su Batido de Plátano. Un inmueble construido en la época, en 1913, merece de especial mención. Se trata del edificio de la Sociedad de Instrucción y Recreo José de Luz y Caballero, construido en su fundación para satisfacer las demandas culturales y espirituales de los miembros blancos de la Sociedad Luz y Caballeros, pero que al triunfo de la Revolución se reactivaría para satisfacer nuevas necesidades de la población, convirtiéndose en la Biblioteca Municipal “Ciro Redondo”. I.I.III.- Etapa Revolucionaria. La década del 50 fue de una gran definición en la identidad de Artemisa, época de un fuerte bregar de las ideas revolucionarias expresadas por los jóvenes artemiseños. Muchas de las edificaciones de la ciudad están vinculadas a la historia de los artemiseños imbricados en las luchas contra la tiranía, en las acciones del Moncada, en los encuentros con el líder revolucionario Fidel Castro. Es de mención especial el inmueble que sirvió de lugar de reuniones de los Asaltante al Cuartel Moncada con Fidel y Abel Santa Maria, la logia Evolución, construida entre 1922 y 1929. Tiene una tarja que identifica este hecho histórico. Destaca en el imaginario social de los Artemiseños la imagen de los héroes y mártires del Moncada, a lo cual la ciudad, en su planeamiento urbanístico y Patrimonio Cultural responde fehacientemente. A penas entrando a la ciudad, desde la carretera central, que comunica a La Habana con Guanajay y a esta con Artemisa, se erigen 17 túmulos, cada uno con un cubo de mármol con el nombre y el rostro de un héroe. La forma geométrica del cubo representa lo simple y puro de las ideas por las que lucharon. Además, repartidos por toda la ciudad, se encuentran otros cubos con el nombre de los héroes como además cinco monumentos independientes, en forma de obelisco, en honor a: Eduardo García Lavandero, Adolfo Delgado Rodríguez, Carlos Rodríguez Careaga, Gilberto López Bosch y Julio Díaz García quienes se distinguieron en la lucha clandestina. Las figuras de Ciro Redondo García y Julio (Julito) Díaz González destacan por su particular carisma y valentía, que llena de orgullo a sus conciudadanos. El traslado de

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las cenizas de Ciro Redondo al Mausoleo significó un “acto de pueblo”, como lo caracteriza la Directora del Museo Municipal entrevistada, por la cantidad de personas que se apropiaron de las calles, acompañando a su prócer hasta su morada final. Ciro Redondo está declarado como el Patriota Insigne de la Ciudad de Artemisa. Nace el 9 de diciembre de 1931, en la calle 3, entre 46 y 48. Su vivienda aún mantiene su misma condición de vivienda particular y tiene una tarja que indica que él vivió ahí. A principios de 1951 laboró en la tienda "La Casa Cabrera", donde lo sorprende el golpe de estado de Fulgencio Batista, el 10 de marzo de 1952 (hay una tarja en la tienda que lo indica), fue posteriormente dueño y trabajador de un ómnibus de la Ruta 35, en la que partiría el 24 de Julio de 1953, junto a otros artemiseños que combatieron junto a Fidel y demás jóvenes en el Asalto al Cuartel Moncada. Hoy existe una tarja de identificación a esta acción, en el lugar en el que estaba la terminal (en la que hoy se construye una maqueta de la ciudad). El 29 de noviembre de 1957, Ciro, quien enfrentó la muerte en combates como Arroyo del infierno (22 de enero); Altos de Espinosa (9 de febrero); Ataque a Bueycito (31 de julio); Combate El Hombrito (30 de Agosto); Pino del Agua (20 de septiembre), entre otras acciones revolucionarias, muere en el combate de Mar Verde, cargando impetuosamente contra las tropas de Sánchez Mosquera. Es ascendido póstumo, por petición del Che Guevara a Fidel, al grado de Comandante del Ejército Revolucionario. Ante la Caída de Ciro en combate, el Che clava una cruz en el lugar en el que se le entierra, tallando en ella una inscripción, que les alertaba a los enemigos que ahí descansaba un enemigo digno, merecedor de respeto. Advertencia que se cumplió, respetándose el lugar provisional de sepultura hasta su traslado al Mausoleo en Artemisa. Julio Díaz fue boxeador, deporte que deja para complacer a su madre. Trabajó en la ferretería el Almacén, que pertenecía al historiador Manuel Isidro Méndez, en la que hay una tarja que lo indica11. Participa en el asalto al cuartel Moncada, fue expedicionario del yate Granma en el 1952, fundador del Ejército Rebelde en 1957, participó en el Ataque al Uvero de 1953, donde muere el 28 de mayo de 1957. El Circulo Social12 del municipio lleva el nombre de “Julito Díaz” en su honor, y sirve como sede de exposiciones de logros de Artemisa y de eventos científicos técnicos en la actualidad. 11

En el año 1996 el edificio fue devorado por las llamas y posteriormente remodelado y se adaptó para convertirse en la actual cafetería Rumbos Palmares. 12 Se conocía en su época de construcción como el Centro de la Colonia Española. Construido para el uso y disfrute de la sociedad media de la época, específicamente para los ciudadanos españoles.

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A petición de los héroes que sobrevivieron el triunfo de la Revolución de 1959 se construyó, tras una reparación general del inmueble el 17 de enero del 2000, un nuevo panteón para el descanso de estos. La lógica del sepulcro original era sólo para los mártires caídos en los combates previos al triunfo revolucionario. Una concepción que se amplió por el deseo de los héroes de descansar junto con sus compañeros. Además, el Mausoleo a los Mártires de Artemisa se construye como un sepulcro de distinta índole al significado tradicional del término. Los nichos, en donde descansan los mártires, están empotrados a la pared. La tumba está bajo tierra, pero permite la entrada de la luz del sol y de la ventilación natural. Es una tumba colectiva, concebida como una tumba abierta a la vida y a la luz (ver anexo 2). Una de las trabajadoras del Mausoleo entrevistada lo expresa con las siguientes palabras: “(el Mausoleo) Es el símbolo de que la muerte no persista en ellos, porque continúan vivos, en su alma, en donde muchos todavía tienen sus familias, el grito de los niños al pasar por la avenida, la lluvia cuando cae, es el canto a la vida en forma general del monumento. Los nichos además no están directamente pegados a la pared, es como si se quisieran sacar de la muerte y traerlos a la vida.” Al triunfar la Revolución en 1959, la ciudad de Artemisa contaba con una población de 21.000 habitantes, donde prevalecían las zonas destinadas al hábitat y en mucha menor escala los servicios y algunas pequeñas industrias. Con la ola de inversiones desatada por los programas revolucionarios, no se hacen esperar rápidas transformaciones en el marco socio-económico del municipio, que implican un desarrollo agigantado de la base económica agrícola, que repercuten en la estructura y desarrollo de la ciudad. El centro de la ciudad se refuerza fundamentalmente por cambios de uso, se construyen algunas instalaciones principalmente de la red gastronómica. Se inicia la ejecución del proyecto de acueducto de la ciudad, en este período comprendido hasta 1970. En otra etapa posterior, en la década del 1970 y hasta los primeros años del 80, se mantiene las tendencias de desarrollo ya definidas aunque con criterios de localización más sólidos consecuencia de instrumentos de planeamiento elaborados en esta etapa y que responden a un Plan Especial para la Ciudad de Artemisa, financiado por el Gobierno Central. Por tanto se consolidan las zonas de viviendas iniciadas anteriormente, se introducen edificios de más altura, hasta cinco plantas. Se localizan inversiones industriales de importancia para el desarrollo de la ciudad tales como la Fábrica de Hielo, la Fábrica de

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Barquillos, la Fábrica de Baldosas y Bloques, se construyen nuevos almacenes y talleres, ubicadas casi todas estas inversiones en una incipiente zona de producción ubicada al Noreste de Artemisa. En este período se conforma un área que se caracteriza por la heterogeneidad de sus instalaciones, pero con potencialidades para lograr una integración funcional y ambientalmente rica con el centro actual y con el resto de la ciudad, a través de ejes viales importantes tales como las avenidas 26, 40 y 41, de sección vial doble v con presencia de paseos peatonales y cierto nivel de arbustivas y áreas verdes. En la misma se edifican el Complejo Deportivo, el Estadio de Béisbol, el Mausoleo a los Mártires, y la Escuela Superior de Perfeccionamiento Atlético, que junto a los existentes Mercado El Pre, la Secundaria Básica Eduardo García Lavandero y la Escuela Primaria Orlando Nodarse integran toda esta zona con vocación de nuevo centro. El Mausoleo a los Mártires de Artemisa, Monumento Nacional, sintetiza toda una tradición de lucha de los artemiseños, constituye uno de los elementos más importantes dentro de la imagen de la ciudad y ha pasado a formar parte de la identidad del pueblo, reconocido por el alto valor patriótico, simbólico y de identidad local, amén de poseer valores arquitectónicos y ambientales indiscutibles. Por todo lo anterior se ubica en un lugar privilegiado dentro del escudo artemiseño formando parte de éste. En el período hasta 1989 es donde la ciudad experimenta el mayor crecimiento, en suelos clasificados como urbanizables y destinados fundamentalmente a la vivienda. El crecimiento poblacional natural y debido a las migraciones hacia la cabecera, el desarrollo experimentado por la industria azucarera (CAI Lincoln y CAI Lavandero) y de materiales de la construcción (Fábrica de Cemento y Fábrica de Asbesto Cemento), los Programas destinados al desarrollo de la agricultura, la educación y la salud requieren de la estabilización de la fuerza de trabajo, que prefiere vivir en la ciudad. Por tal motivo se desarrollan nuevas zonas de viviendas ubicadas en Toledo (El Maizal), al Suroeste del asentamiento, Biplantas ubicada al Noroeste y La Matilde ubicada al Sureste, además de las zonas de desarrollo de las CPA, para dar respuesta a las necesidades de viviendas, zonas que crecen sobre suelos con potencialidades ingeniero geológicas y medioambientales pero sin urbanización previa, por lo que la edificación de viviendas por esfuerzo propio avanzó mucho más rápido, quedando la urbanización pendiente. En este período se construye el edificio multifamiliar Sistema IMS de ocho plantas, el más alto de la Provincia Artemiseña (que aparece en los carteles e imagenes

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identificativas de la ciudad, por lo que bien podría considerarse un nuevo patrimonio cultural local), se culminan inversiones destinadas a servicios de la población, se inicia la primera fase del Hospital General Ciro Redondo, entre otras obras que consolidan a la ciudad y que amplian el patrimonio cultural tradicional de la localidad. La década del los 90 estuvo caracterizada por un estancamiento de las inversiones en la ciudad. Desde el punto de vista del desarrollo de la vivienda continúan completándose las zonas de viviendas definidas, sin manifestarse avances en su urbanización, ni completamiento de los servicios. Las zonas de viviendas se completan y es necesario abrir una nueva, ubicada al Noreste, con suelos de urbanización inmediata y de reserva. Desde el punto de vista infraestructural no se realizaron inversiones de consideración excepto en la telefonía con la digitalización de la planta telefónica y la introducción de la fibra óptica y el cable coaxial. Los finales del 90, y el inicio del nuevo Siglo XXI, trajeron para la ciudad nuevas inversiones previstas en el Programa revolucionario de la Batalla de ideas, surgen nuevos elementos que pasan a formar parte de la identidad de los artemiseños, los Clubes de Computación, las Salas de Video, las Salas de Rehabilitación, el remozamiento de las escuelas y otras obras de la salud, inciden en la creación de un nuevo paradigma para la ciudad. Se edifica el Centro Comunitario de Televisión, nombrado ArTV, quien asume como logotipo identificativo del canal el cubo del Mausoleo. I.I.IV.- El patrimonio cultural físico, mueble e inmueble, reconocido. Las tres etapas narradas pertenecen a un repertorio simbólico del patrimonio cultural intangible de los citadinos artemiseños13. Quizás la etapa menos apropiada en la vida cotidiana de la ciudad estudiada sea la referida a la de su fundación. A los actores (políticos e institucionales14) entrevistados se les solicitó que mencionasen personajes y lugares históricos que consideraban de importancia, por su representatividad en el imaginario social, o en la vida cotidiana, de los artemiseños. Los lugares mencionados responden en un 63% a edificaciones construidas o representativas de la etapa republicana, en la que destacan la Biblioteca “Ciro Redondo”, el Hotel “Campoamor”, la Logia “Evolución”, la Antigua Terminal de Ómnibus “Ruta 35”, y el “batido de plátano” (Cafetería “La Aurora”).

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ver anexo 4, para consultar una tabla que explicita algunos datos sobre algunos de los inmuebles mencionados, de las tres épocas históricas reseñadas. 14 Ver capitulo III, “Diseño Metodológico”

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Otro 22% de las edificaciones mencionadas corresponden a la época Colonial, con el Parque “Libertad”, la Iglesia “San Marcos Evangelista”, el Eje de la Calle 33 (carretera central) y las ruinas del Cafetal Angerona. La prosperidad de la ciudad de Artemisa se haría innegablemente perceptible a partir de finales del siglo XIX e inicios del XX, lo cual se corresponde con las guerras de independencia y los inicios de la república. A causa del paso del tiempo y de algunos desastres naturales, como ciclones, la mayoría de las edificaciones del siglo XIX se perdieron, conservándose en mejor estado aquellas edificadas a partir del XX. Estos elementos mencionados podrían servir de justificación para entender porque predomina el peso de una época histórica sobre la otra en el imaginario social de los artemiseños. Los inmuebles patrimoniales pertenecientes a la época más reciente en la histórica son los que menos se encuentran representados en lo que los actores entrevistados15 definen como Patrimonio Cultural. Así sólo el 15% de los inmuebles mencionados se corresponden con la época de la revolución de 1959, entre los que destaca el Mausoleo a los Mártires de Artemisa y el eje de la calle 40, con apenas mención, o nula, de construcciones recientes de valor patrimonial, como el edificio multifamiliar Sistema IMS de ocho plantas, los nuevos parques creados (Parque “la edad de oro” y Parque de la AHS), y otros edificios, como el Hospital “Ciro Redondo”, que en el siglo 20 fungía como el asilo de ancianos “Santa Margarita” y el estado deportivo, para mencionar sólo algunos. Tampoco parece incluirse, en la definición de Patrimonio Cultural operante en el imaginario social de los entrevistados, los inmuebles con un carácter marcadamente económico, como las fábricas que siguen activas, las cuales han tenido un rol significativo en toda la historia de la ciudad. Es relevante mencionar en este sentido, que todos los inmuebles de carácter económico mencionados son aquellos que hoy día ya no funcionan en la productividad y que están en desuso, como los centrales azucareros Lincoln y Lavandero (mencionado 2 veces) y el Cafetal Angerona (11 veces). Algunas fábricas que hubieran merecido de mención, por su rol en la identidad, imagen y morfología urbana de la ciudad artemiseña, y de sus citadinos, serían la 15

Cabe explicitar que los actores entrevistados aquí mencionados se refieren a los representantes de las de las instituciones de gestión del patrimonio cultural consultadas (ver capítulo III para la metodología), y que lo que se les preguntó, para obtener los datos referidos, fue acerca de lo que ellos considerasen como los lugares patrimoniales más representativos de la ciudad (ver anexo 5 para consultar la guía de entrevista aplicada).

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Fábrica de Refrescos, la torrefactora de Café, la Fábrica de Barquillos, el taller de confección de Textiles, fábrica de tabaco, de calzado deportivo, de galletas y de baldosas y bloques. Estos inmuebles, y otros similares, son fuente de empleo de aproximadamente un 45% de la población, según datos obtenidos de la DPPF. Los resultados relevantes parecen apuntar a un claro desconocimiento del llamado “patrimonio vivo” (de elaboración reciente) y del “patrimonio industrial” en los actores referidos, y la predominancia de un concepto tradicional del “Patrimonio Cultural”, definido esencialmente por su antigüedad. A los bienes patrimoniales arcaicos se les atribuye un valor de ser elementos fundacionales de la identidad cultural actual. El Cafetal Angerona, como ya se había mencionado (ver página 49), es un inmueble que simboliza el origen del afán de libertad, valentía y patriotismo que caracteriza a los artemiseños, como así mismo lo son la Iglesia Católica, el Parque Libertad, la logia evolución, la terminal “Ruta 35” y el Mausoleo a los Mártires, inmuebles que destacan en mención. También se reconocen valores culturales en los inmuebles señalados, pero que también se corresponden con épocas extintas y en honor a personajes insignes reconocidos por los lugareños. Tal es el caso del Hotel Campoamor, reconocido como inmueble de valor patrimonial por la figura histórica del afamado arquitecto Fernando Campoamor, quien fuera promotor cultural

y fundador del “grupo proa”

(autoproclamados minoría del campo), que serían símbolo de civismo y de cultura. Queda por destacar que las tres etapas mencionadas han dejado una impronta perceptible a la observación en la estructura urbana y patrimonial del municipio artemiseño. La toponimia de las calles es un ejemplo claro de lo mencionado. Al llegar al corral San Carlos, los primeros colonos que fundarían la ciudad, traerían consigo una cultura capitalina habanera muy arraigada. De ahí que se decida nombrar las nacientes calles y avenidas, negocios y servicios sociales, de la misma forma como lo hacían en la que había sido hasta entonces su ciudad. Los primeros nombres con los que se identificarían a las calles serían Colón, Concordia, San José, La Merced, Ánimas, San Joaquín. Superada esta etapa colonial y con el advenimiento del fulgor revolucionario e independentista con la que se fundó la República, se cambia la toponimia de las calles, en honor a los héroes y próceres de las guerras de independencia.

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Esta toponimia de las calles, que incluía nombres como Calle General Maceo, Martí, Céspedes, Zayas, Calle República, perduraría oficialmente hasta el año de 1987 en la que se aprobaría su substitución por números, desde una perspectiva de modernidad. Esta transformación en la forma con la que se identificaban las calles es percibida como una evidencia de la pérdida parcial de la identidad cultural. A los entrevistados se les preguntó cómo valoran la toponimia de sus calles, a lo cual la mayoría (11 veces, 78%) coincidieron en la idea de que, a pesar de que la modernidad haya exigido cambios en la rotulación de las calles, aún se mantienen presentes en el imaginario social los nombres de los próceres de la independencia. Los que en 1987 estaban en edad adulta, han transmitido a sus hijos o a la generación siguiente la toponimia de aquella época, mediante el lenguaje cotidiano, por lo que aún los jóvenes actualmente suelen dar las direcciones según los nombres de los próceres y no por números. Los actores sociales restantes (3 veces16, 22%) tuvieron una opinión contraria, al considerar que los la identificación de las calles, según los próceres, se ha perdido en la juventud, substituyéndose por la identificación por números. Sin embargo, todos (100%) los actores estuvieron de acuerdo en que es importante recuperar los nombres de las calles como parte del patrimonio histórico que va a contribuir a la identidad de la ciudad. Actualmente se colocan tarjas con nombres de próceres manteniendo el número de las calles. Se constató que existe un alto valor patrimonial en las viviendas de la ciudad, lo cual se concilia con los datos referidos con anterioridad, en donde el 75% del suelo urbano está dedicado al espacio habitacional. El eje de la calle 33, desde la calle 50 hasta la calle 40, es en sí un patrimonio cultural tangible reconocido por los actores sociales, por tener un conjunto de edificaciones del siglo XX, que tienen un conjunto armónico (el mismo estilo, la misma altura, los puntales altos, etc.), en las cuales han habido violaciones de las normas de regulación urbana vigentes, según lo señala la representante de la dirección del museo, debido a la necesidad de las personas de dar mantenimiento a sus viviendas y teniendo en cuenta que “pagar la multa por el incumplimiento de las regulaciones urbanas es más barato que pagar los materiales adecuados para la restauración de la vivienda, que es una temática muy costosa”.

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Cabría mencionar que dos de los tres actores mencionados no eran originarios del municipio de Artemisa.

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Las casas de los personajes históricos insignes se siguen utilizando hoy día como casas de vivienda, entre otros patrimonios inmuebles, como el “Edificio Matilde” el “Edificio Campoamor”, la casa de Ciro Redondo y la Casa de Magdalena Peñaredonda. La ciudad de Artemisa consta entonces con un amplio repertorio de inmuebles que forman parte del patrimonio cultural local. Destacan los valores arquitectónicos e históricos en los mismos, a los que se les sigue dando valor de uso, por lo que forman parte activa de la vida cotidiana de la mayoría de la población local. Las actividades de gestión del patrimonio cultural obedecen el principio de dotar utilidad a los espacios que se activan. Es decir, predomina el valor de uso sobre los bienes patrimoniales inmuebles existentes en la ciudad. Un ejemplo claro es la nueva Plaza activada a partir del 2013. Construida en las afueras de la ciudad para no molestar a los vecinos con el ruido y actual espacio para celebrar actividades de diversa índole, político, social, económico y cultural. Acá se celebran las fiestas nacionales, como también ferias agropecuarias locales. Lo mismo ocurre con el Boulevard, que actualmente es un concepto a nivel de patrimonio intangible en el imaginario social de la población, construido quizás por las narraciones que se tienen documentada de los viajeros de antaño, que describían al Boulevard con adjetivos afables y que está incluida en los proyectos de gestión para su pronta activación, a partir de haber realizado un cuestionario a la población en la búsqueda de criterios. El Boulevard, más que sólo una calle cerrada, será un espacio detentor de un valor de uso excepcional, por sus servicios sociales y actividades culturales17. I.II.- Breve caracterización del Patrimonio Cultural Intangible Urbano de la Ciudad de Artemisa. La ciudad de artemisa es rica en valores culturales intangibles, en los que se destacan los festivales en honor a Delfín Felitas, la feria del libro, la “Semana de la cultura artemiseña” en abril y las fiestas populares del mes de junio. Desde su fundación en villa los artemiseños han venerado a San Marcos, pudiéndose apreciar en el nombre que se le dio a la Iglesia Católica cuando se construyó, “San Marcos Evangelista”. La Iglesia hace uso del parque para celebrar festividades

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Ver anexo 9 para consultar la transcripción a la entrevista realizada con el primer secretario del PCC de Artemisa, quien se refirió a lo mencionado.

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católicas, especialmente en semana santa, fecha que suele coincidir con la semana de la cultura artemiseña. Existe un reconocimiento a las manifestaciones musicales campesinas, folklóricas y de origen afrocubano como la veneración a San Lázaro y Santa Bárbara algunas de las cuales se celebran en espacios públicos como en el parque libertad. El Museo Municipal “Manuel Isidro Méndez” organiza y efectúa, usualmente con la colaboración de la Casa de Cultura y la Dirección Municipal de Cultura actividades culturales que hacen referencia en la historia local, dirigidas a distintos grupos de edades. En la entrevista sostenida con la directora del museo, como también en una entrevista realizada posteriormente con la directora municipal de Cultura, se constató que las personas apenas asisten a la instalación del Museo18. El Museo Municipal se encuentra en una zona céntrica de la ciudad, ubicada a la par de la Casa de la Cultura. A causa de esto, las actividades musicales de la Casa de la Cultura suelen interferir en las que organiza el museo. Debe mencionarse también que la infraestructura física actual de la instalación del museo está muy deteriorada 19 y no existe ninguna rotulación que identifique el inmueble con la institución de resguardo de los bienes culturales de la ciudad. Se mencionan las características anteriores para enfatizar que, quizás a causa de las adversidades y dificultades citadas, se haya ido gestando un nuevo modelo y definición de museo en la ciudad. En el sentido de que, como es muy difícil lograr que las personas asistan al museo, se trata de llevar el museo hacía las personas. El museo, en su actividad y gestión, contribuye a la creación de nuevos valores culturales intangibles diversos, dirigidos a grupos específicos de la población. Con el Hogar Materno de la ciudad, el museo participa organizando visitas en las que se exponen ciertos temas de la historia local y del patrimonio cultural. Además, aprovechan la oportunidad para sugerir nombres a los futuros artemiseños que están por nacer, con tal de recuperar ciertos valores en la identidad cultural que se perdieron o se fueron debilitando con la aparición de la modernidad. 18

El museo y la Casa de la Cultura se vinculan usualmente con otras instituciones, como los Círculos Infantiles, la Educación Primaria, el Hogar de niños sin Amparo Filial, el Hogar Materno y el Hogar del Adulto Mayor, sin embargo, en palabras de la Dirección del Museo, los esfuerzos siguen siendo insuficientes y sigue siendo necesario comprometer a las personas para que asistan. 19 Existen proyectos para trasladar al museo a un inmueble en mejores condiciones y más céntrico. Además de emprender una campaña publicitaria desde los aparatos institucionales para fomentar una mayor participación en las actividades del Museo. Cabe mencionar que el Mausoleo a los Mártires de Artemisa es el museo con mayor cantidad de visitas de toda la Provincia de Artemisa, por sus valores históricos, arquitectónicas y medioambientales, además de la publicidad que se hace en todo el territorio.

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Es decir, se trata de evitar que se hagan uso de nombres modernos, formados algunos por la combinación entre palabras y nombres de familiares, o nombres extranjeros de difícil pronunciación para el hablante hispano, como también de sugerir el uso de nombres de la literatura, o de la historia, que, en este sentido, es un trabajo de preservación de un patrimonio cultural intangible local, en cuanto a que se intenta de que no se pierda un fondo simbólico de nombres que representan el modo de sentir del pueblo. Los adultos mayores, como actores desvinculados de la vida laboral, usualmente se sienten desplazados de la vida activa, social y productiva de su ciudad. Por ello representan un grupo especialmente vulnerable. La ciudad de Artemisa presenta unas características que favorecen la preservación y el reconocimiento social de todo el acervo de bienes patrimoniales intangibles que tienen los adultos mayores en su historia de vida y experiencias. Según una investigación realizada por Moreira Rosell (2011), el 14% de sus encuestados reconocen a la ciudad de artemisa con el apodo de “cuna del Moncada”. Es indudablemente destacable la representatividad de artemiseños, que partieron desde un pueblo relativamente pequeño, a luchar por la libertad, junto a otros jóvenes, en el Moncada. En honor a ellos, se edificó en 1977 el Mausoleo a los Mártires de Artemisa, ampliado en 1999 para incluir también los restos mortales de los héroes que sobrevivieron el triunfo revolucionario, según iban falleciendo. Aún hoy día, la ciudad de Artemisa consta con la presencia en vida de algunos de los héroes que regresaron a sus casas habiendo alcanzado la victoria y la libertad para todo el pueblo de Cuba y que siguen participando activamente en la construcción de su ciudad. Los dirigentes del gobierno consultan con estos, y con otros adultos mayores de la localidad, en la búsqueda de consejos. El museo además vincula a los adultos mayores en talles sobre el patrimonio cultural y la historia. Se hacen actividades públicas que vinculan a los “abuelitos” con el museo, aprovechando sus conocimientos y experiencia, para la transición a las generaciones más jóvenes, a los “nietos”, a los niños. En la semana de la cultura de Artemisa, que se celebra en Abril cada año, se hacen representaciones teatrales de la fundación de la villa en la que participan disimiles actores pertenecientes a todos los grupos de edades.

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El grupo con menor participación es el referido a los jóvenes-adolecentes, quienes prefieren la música grabada y la oferta de bebidas etílicas a actividades culturales de índole patrimonial. No obstante a ello se promueven campismos populares y rutas, como el afamado proyecto “Rutas y Andares”, organizado por los museos de toda la nueva provincia artemiseña, en las que participan un porcentaje mínimo de la población, pero que poco a poco van confeccionando una identidad cultural coherente y unificada de la provincia. La educación primaria, amparado por el departamento de Educación y Cultura del municipio, tiene un papel decisivo en la formación de los valores culturales de las generaciones más jóvenes. Para lograrlo, se vinculan con el Museo y la casa de la cultura, y se procura formar valores. Se les enseña así a los niños, los monumentos, explicándoles a que se dedican, porque están construidos y porque hay que cuidarlos. La producción de Café es considerado como una de la principales razones del progreso de Artemisa desde los tiempos de su fundación. Hoy día, un espacio céntrico de la ciudad, se percibe, a todas horas, un aroma fuerte a café tostado, proveniente de la torrefactora de café. El olor característico, transportado por el viento, logra viajar por casi toda la ciudad, convirtiéndose en un elemento identificador de la vida cotidiana de la población. La encuesta referida, de la investigación de Moreira Rosell, refleja que el 58% de los artemiseños encuestados reconocen el olor a café tostado como característico de la ciudad de Artemisa. Cabe mencionar que, objetivamente, el olor fuerte y amargo a café tostado en la localidad bien podría llegar, y de hecho lo es, a catalogarse como de contaminación atmosférica. Provoca molestias respiratorias en la población, especialmente aquellos que viven en las zonas cercanas a la torrefactora (calle 33, esquina 38). Por estas razones se prevé reubicarla a las afueras de la ciudad, donde no afecte a la población. Con respecto a la gastronomía local, existen algunas tradiciones intangibles que aún se mantienen, aunque muy deterioradas. Cabe mencionar la costumbre de desayunar del artemiseño del siglo XX. Los locales gastronómicos de la época ofrecían, a precios módicos, ofertas de desayunos muy consumidos por los lugareños de antaño. La costumbre se empieza a deteriorar con la incidencia de la crisis económica de los 90s. Actualmente existen pocos lugares que ofrezcan desayunos, pero se percibe un esfuerzo consensuado, entre la población local y los organismos responsables de la gestión de patrimonio cultural, a recuperar tan afamada tradición.

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Hay dos ejemplos que merecen de mención, activados por iniciativa del gobierno municipal. El restaurante-bar “El Ruanda”, que solía conocerse por su diversidad de ofertas gastronómicas en horas del desayuno. Fue entregado a una Cooperativa No Agropecuaria en calidad de usufructo, bajo la condición de que recuperen y diversifiquen las ofertas de desayuno para el disfrute de la población. El segundo ejemplo se corresponde con un local que, según cuentan los documentos históricos, pertenecía a un forastero emprendedor, proveniente del Líbano, que haría de Artemisa su hogar. Abriría en la ciudad un negocio, “El Cedro del Líbano” en el que vendería sándwiches a sus vecinos artemiseños. Conocida la historia, se decide invertir en una restauración sobre las ruinas del local, que terminaría en la activación de nuevas ofertas gastronómicas, que abre sus puertas desde tempranas horas de la mañana. En tan apretada síntesis, cabe destacar que las instituciones o lugares culturales más representativas de la ciudad de Artemisa son las que siguen: El Museo, la Casa de la Cultura, la Galería de Arte “Angerona”, el Mausoleo, el Cine-Teatro Suarez, la Biblioteca Municipal, las Salas de Video y Computación, El Estadio Deportivo “26 de Julio”, el Parque Libertad y el Parque de la AHS. Epígrafe II: El proceso de activación del patrimonio cultural en la reconstrucción de una ciudad consensuada. II.I.- Caracterización de los actores sociales y su participación en la activación de patrimonio cultural. El ordenamiento territorial y el urbanismo no pueden ser alcanzados con la participación exclusiva de un solo sector, institución o gremio, sino, por el contrario, se requiere de la participación de diversos actores territoriales, desde su concepción hasta la etapa de gestión y control, donde la Administración Municipal juega un rol fundamental. El consejo de la administración es el órgano colegiado, que tiene la misión de dirigir la administración local y las entidades económicas, de producción y de servicios que les están subordinadas y en relación con la actividad de Planificación Física están obligados a desarrollar el proceso inversionista con la máxima eficiencia; perfeccionar la eficacia de los mecanismos para el control y uso eficiente de los recursos; asegurar, exigir y controlar la protección cuidado y conservación del patrimonio del Estado; potenciar el

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desarrollo económico y social del territorio, de acuerdo con la política ambiental nacional , entre otras tareas. Desde inicios del 2011, a solicitud de la Administración Provincial de Artemisa, la cual venía trabajando estrechamente con la Dirección de Planificación Física, se elabora por parte de esta ultima una Estrategia que tiene como objetivo fundamental, el de buscar y consolidar la imagen urbana deseada de la ciudad, a través de la legibilidad y el orden del espacio público, lo que conlleva a elevar la calidad de vida del ciudadano , mediante la materialización de las acciones de la gestión de las administraciones locales que impacten en la forma construida de la ciudad y que permitan además mejorar los servicios públicos con los programas sociales y económicos. Esta estrategia nombrada como Plan Imagen se ha desarrollado en cada localidad de forma independiente y se han obtenido resultados discretos, que han sido evaluados a lo largo de un año, permitiendo realizar valoraciones que conducen a la elaboración de un procedimiento que ordene todo este proceso y que dicte los lineamientos y acciones a acometer para lograr resultados relevantes en este tema. A partir de la investigación de campo realizada se identificaron los actores locales que participan en la Rehabilitación Integral, Puesta en Valor y/o Activación del Patrimonio Cultural artemiseño. Los actores que gestionan el patrimonio cultural se organizan de distintas formas, pero siempre desde una lógica de complementariedad, consulta y participación. Con vigencia reciente, y aún no funcionalmente activo, existe un Consejo para el Desarrollo de la Cultura Monumental y Ambiental (CODEMA) a la que pertenecen las instituciones locales. Es CODEMA quien, por ley, aprueba, o no, los proyectos de gestión del patrimonio cultural material en la ciudad. También existe la Delegación de Monumentos de la Dirección Municipal de Cultura, y, con mayor fuerza que las anteriores, el Grupo de Trabajo para la Implementación del Plan Imagen. Las instituciones locales que pertenecen a estas instituciones, y que por tanto tienen participación en el modelo de gestión del patrimonio cultural artemiseño, son: Dirección de Infraestructuras e Inversiones, Dirección de Planificación Física, Dirección de la Vivienda, Sección del CITMA,, Sección de Recursos Hidráulicos, Sección de Patrimonio e Inversiones, Dirección de Finanzas y Precios, Dirección de Economía y Planificación, Dirección General de Educación Cultura y Deportes, Dirección de Salud, así como por las Empresas radicadas en la localidad: OBE, ETECSA, RH, Empresa Mantenimiento, Comunales, MICONS y otras.

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La población local no es considerada un miembro activo del consejo, delegación y grupo mencionado, sin embargo se invitan a los Presidentes de los Consejos Populares y a los delegados a participar en las reuniones que se organizan, con el objetivo de escuchar sus propuestas y puntos de vista con respecto a lo que se pretende consturir o transformar, como así mismo difundir a la población los proyectos propuestos, para su conocimiento general. Mediante la participación de todos estos actores sociales, se confecciona un Plan de Ordenamiento Urbano de la Ciudad, que somete a la aprobación de la Asamblea del Poder Popular, y que tiene como salida un programa de acciones e inversiones donde se incluyen las destinadas a proteger y conservar el patrimonio. Cada año se proponen las obras a ejecutarse y son incluidas en el Plan de la economía. Con el objetivo de caracterizar mejor a los actores sociales mencionados, se dividirá teóricamente, según los comentarios expresados por los directores de las instituciones entrevistados, en los diferentes conceptos con los que se usualmente se definen los modelos de gestión del patrimonio cultural (Rehabilitación Integral, Puesta en Valor y Activación20). II.I.I.- Rehabilitación Integral La Dirección Municipal de Planificación Física tiene, entre sus responsabilidades, la de conservar, proteger y potenciar la imagen urbana de la ciudad, a partir de las necesidades cotidianas de la población. Obedeciendo a lo expuesto, se crea por iniciativa de la mencionada institución un conjunto de condicionales territoriales, urbanísticas y arquitectónicas, conocido como “Regulaciones del Ordenamiento Territorial y el Urbanismo”, que amparadas en normas y regulaciones nacionales y sectoriales se deben tener en cuenta para la proyección y ejecución de cualquier acción constructiva tanto por parte de empresas, entidades como por la población en general; razón por la cual constituyen un instrumento de control para los procesos de transformación y preservación físico-espacial del territorio. Estas regulaciones limitan la transformación del inmueble considerado como patrimonial de la localidad, permitiendo en algunos casos sólo el mantenimiento o reparación para alargar la vida útil de la edificación en cuestión. Además condiciona las nuevas edificaciones a construir, en tanto deben asumir los códigos arquitectónicos presentes. 20

Ver Capítulo I, Epígrafe III, para consultar la teoría respectiva a lo mencionado.

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Los trabajos de reparación o rehabilitación de los inmuebles más patrimoniales deben realizarse siguiendo fehacientemente el diseño arquitectónico original. En este sentido, se prohíbe el cambio de los materiales y del diseño de la fenestración en particular, y, a veces, el cambio de materiales y diseño, en un sentido general. Los portales de uso público no pueden ser utilizados por los cuentapropistas y se prohíbe el cierre total o parcial de estos. En las entrevistas realizadas a los actores institucionales, se pudo constatar la persistencia de una lógica de Rehabilitación Integral en el modelo de gestión del Patrimonio Cultural Artemiseños. La directora del Museo califica de pérdida de patrimonio cultural la transformación de la fenestración de los edificios históricos, refiriéndose específicamente al antiguo Hotel Sevilla, en la que se substituyó el material de las ventanas de madera por aluminio y cristal, para darle rehusó y convertirlo en la actual TRD “Casa Sierra”. El Hotel Campoamor, cuya rehabilitación se prevé para finales del 2014, ha sido una temática de discusión y debate entre los actores sociales. Ante la necesidad ampliar la capacidad hotelera del municipio, y teniendo en cuenta los pocos recursos con los que se cuenta, habían criterios acerca de activar el inmueble, construyendo con materiales más baratos, con tal de darle reusó con un carácter más inmediato, lo cual además prevendría que se siguiese deteriorando por falta de mantenimiento. Sin embargo, la presión del Museo, del Mausoleo y del departamento de Cultura y de Vivienda, fundamentalmente, exigió un retraso de los proyectos de rehabilitación, para esperar el momento idóneo, en el que se contase con los materiales adecuados. II.I.II.- Puesta en valor La transformación de la terminal de ómnibus “Ruta 35” en la conformación de la Maqueta histórica y del Centro de Información digital de la ciudad de Artemisa también fue calificada por las especialistas de los museos de la ciudad como de una atrocidad contra los bienes patrimoniales locales. Sin embargo el modelo de gestión exige de la generación de la información referida a la ciudad, para que la población local pueda apropiarse de un conocimiento que le facilite participar, con las instituciones locales y el gobierno municipal, en la construcción de la ciudad. La maqueta de la ciudad y el centro de información se construyen desde una perspectiva de Puesta en Valor de la ciudad, previendo flujos turísticos a futuro que encuentren en estas instalaciones, ubicadas en el centro de la ciudad, un panorama

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general de la cultura e historia de artemisa. De la puesta en valor de este inmueble se pretende implementar un programa de opcionales turísticas de recorrido por la ciudad con punto de salida desde la Maqueta Histórica de la Ciudad. Al mismo tiempo se activa una nueva terminal, en la calle 52 entre 37 y 52 final, donde existen buenas condiciones, un amplio espacio de aparcamiento para los medios de transporte, no se crean conflictos viales y hay mayor confort para los pasajeros. Sin mencionar que permite un mayor y más ordenado flujo de pasajeros, desde los asentamientos municipales y hasta las ciudades de Pinar del Rio y La Habana. De igual forma, previendo futuros flujos turísticos, se hace necesario ampliar la capacidad hotelera de la ciudad, para lo cual se prevé la rehabilitación integral del Hotel Campoamor, como además construir el nuevo “Hotel Angerona”, previsto para el 2016. El nombre del nuevo hotel hará referencia a un aspecto de la historia fundacional de la villa de Artemisa, para fortalecer la identidad cultural y mejorar la imagen urbana de la ciudad, haciéndola más atrayente para el visitante foráneo. La rehabilitación y ampliación del Boulevard histórico de las calles 48 y 50 obedece a la misma perspectiva. Se prevé la construcción de una entrada y una salida al Boulevard, para generar en el visitante al mismo una impresión de “estar entrando y saliendo de algo”. Ambas, la entrada y la salida, tendrán símbolos referidos a la historia local: una réplica de la entrada al Cafetal Angerona y una réplica a la entrada de una villa histórica respectivamente. Además, se pretende activar en el boulevard servicios gastronómicos y sociales diversos, actividades culturales, áreas verdes y demás elementos que caracterizan la definición de un “boulevard”. En la entrevista con el director de la AHS, se constató la voluntad política de elaborar una campaña, o spot, publicitaria televisiva y radial para promover la ciudad como producto turístico. Además de la construcción de estatuas caminantes, de personajes históricos y carismáticos, ubicados en lugares públicos de la ciudad, simbolizando su presencia aún en la vida cotidiana de los citadinos. II.I.III.- Activación del Patrimonio Cultural Las características del modelo de gestión del patrimonio cultural artemiseño se acopla con mayor facilidad al que se define a través del concepto de “activación” del patrimonio cultural.

Los proyectos de gestión realizados a partir del 2011, como

además los planes planificados a realizar hasta el 2020, coinciden con una lógica de activar referentes en la identidad cultural del pueblo.

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La ciudad se reconstruye como cabecera provincial a partir de dar solución, a mediano y largo plazo, de las necesidades que demanda la población, y del propio progreso de la ciudad. En este sentido, cabe mencionar que, en el momento de la designación de la ciudad como capital de la nueva provincia, en artemisa no existían los suficientes servicios sociales como: una Terminal de Ómnibus Provincial, Hotel con capacidades suficientes, Banco de Sangre, Sistema de Transporte Urbano y suburbano, Sede Universitaria Provincial, entre otros servicios requeridos de la administración pública. Los actores responsables de la gestión urbana, y del patrimonio cultural urbano, actúan de acuerdo a un modelo participativo y consultivo, en el que se evalúan la viabilidad de los proyectos, se debaten las ideas y se aprueba un plan que, una vez elevado a la asamblea del poder popular, adquiere un carácter legal, con responsabilidades de cumplimiento de lo establecido.

Como señalaría el primer

secretario del partido, la ciudad se va construyendo a partir de la realización de sueños, en conjunto, para alcanzar así un alto grado de satisfacción material y espiritual en la población, de la cual los dirigentes también forman parte. La activación del patrimonio cultural en la ciudad se genera a través del fortalecimiento de los vínculos entre la población y las estructuras del gobierno. Lo cual se logra mediante acciones emprendidas, fundamentalmente desde la educación y la formación de valores en la población, con tal de capacitarles para que puedan participar cada vez más activamente en la gestión de su propio medio urbano. La población participa, de la gestión urbana y patrimonial, a través de los Consejos Populares, organizados en los Grupos de Líderes Formales integrados por

los

presidentes de los Consejos Populares, los delegados de las circunscripciones y las organizaciones políticas y de masas y además por los Grupos de Líderes No Formales donde intervienen los médicos de la familia, los trabajadores sociales, los maestros, los jubilados y otras personas con conocimientos de los problemas e iniciativas para la solución de éstos. En la práctica la población no hace un uso debido de los mecanismos de participación mencionados para su participación en la gestión activa de su ciudad y de su patrimonio cultural. Esto se entiende en varios sentidos. Primero y más perceptible, en la poca asistencia de representantes de la población a las asambleas y reuniones convocadas, y segundo, en la forma de participación que practican los asistentes, la cual se corresponde con una participación pasiva-asistencial. Como consecuencia, en las

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reuniones y asambleas convocadas y planificadas predomina la heterogeneidad de criterios, defendidos por las personas que tienen un mayor capital cultural, social y simbólico y que, por consiguiente, pueden exponer mejor sus ideas e imponerlas, intimidando a quienes pudieran tener criterios contrarios o propuestas diferentes pero que no se deciden a hablar. En este sentido, la metodología de participación empleada en los debates, asambleas y reuniones, cuyo objetivo en recopilar criterios para decidir que activar, demuestra no ser la más adecuada y se hace perceptible una modificación de la misma. Las metodologías participativas podrían servir de ayuda, para lograr una participación activa y más democrática entre todos los actores sociales convocados. Esto se abordará con más detalle en el siguiente epígrafe. Se activa patrimonio cultural como una fuente de empleo para la población y como una posibilidad de mejorar cada vez más la calidad de vida de los citadinos. En este sentido, los cuentapropistas activan nuevos “paladares”, que contribuyen a la imagen de la ciudad, mediante la restructuración de sus inmuebles, siguiendo algunas pautas definidas, la creación de murales, la activación de diversidad de ofertas gastronómicas mercantiles, como también de la activación de una vida urbana dinámica. Esto lo hacen mediante un proceso de negociación con los actores decisivos, el gobierno municipal y sus instituciones subordinadas. También se fomenta y se activan las fábricas urbanas y el trasporte obrero para este sector de la población. Los edificios históricos se rearticulan con la vida cotidiana de la realidad, cambiante y dinámica, siendo escenarios de nuevos usos sociales. De lo que era un convento se convirtió en un hospital y del que fuera un inmueble construido para satisfacer demandas culturales de un sector privilegiado de la sociedad, se transmutaría luego para reactivarse en forma de Biblioteca Municipal, para el uso y disfrute de toda la población. Después de la crisis económica de los 90s, que tuvo su particular impacto en los valores sociales y cívicos, la nueva división política administrativa aparece como una oportunidad para mitigar los efectos negativos de este periodo especial en tiempos de paz. La ciudad de artemisa solía destacar por sus valores medioambientales, por su higiene y la calidad de los servicios sociales prestados. Figuras como “Truijillo”, que revisten de un carisma especial entre los oriundos artemiseños, pasaron a la historia por la calidad de vida, armónica con el medio ambiente, que defendían en su cotidianidad. La figura de Truijillo, quien fuera vanguardia nacional, se evoca como símbolo a los

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valores considerados perdidos. Trujillo destacó por realizar un acto tan necesario, pero estigmatizado usualmente como de banal, como lo es recoger los desechos sólidos de los espacios públicos de la ciudad. Hoy día el legado de Trujillo se cuenta como patrimonio inmaterial entre aquellos que “se sientan de verdad artemiseños”, como lo describiría el presidente de la A.H.S. entrevistado, pero se prevé una activación de una estatua en su honor, para que siga apareciendo como un referente de comportamiento y de reforzamiento de una identidad cultual artemiseña que se preocupe por no ensuciar el espacio público. Cabe enfatizar que en la encuesta realizada a 12 personas de cada Consejo Popular (48 en total21), señalaron, en un 83%, estar “muy de acuerdo” o “de acuerdo” con una afirmación que decía que el inmueble con valor patrimonial puede recuperarse, mediante obras de reconstrucción y de restauración, para cumplir nuevas funciones que satisfagan nuevas necesidades de la sociedad. Estas personas correspondían a distintos grupos etarios, siendo el más representativo, en un 66% el correspondido entre los 5665 años de edad. II.II.- Características del proceso de activación de patrimonio A partir del trabajo de campo realizado, con especial mención a las entrevistas sostenidas con los directores de planificación física, el museo y el primer secretario del partido, se pudo constatar como uno de las principales deficiencias: la no realización de las reuniones y convocatorias, o la poca participación de las instituciones y grupos en las mismas, para la Elaboración de los Planes Generales de Ordenamiento Territorial y Urbanismo. Como también la falta de compromiso que se denota, para dar cumplimiento al Programa de acciones y medidas una vez elaborado por las instituciones y grupos participantes. Particularmente la participación ciudadana es casi inexistente, no sólo en cuanto a su asistencia a las asambleas programadas con sus delegados de circunscripciones y presidentes de los consejos populares, sino que se refiere particularmente a la casi nula participación en cuanto al aporte de sus opiniones y valoraciones, ideas e iniciativas y demás elementos que pudieran enriquecer el debate para la consolidación de una ciudad más unificada y justa. Que la población local no tiene los conocimientos necesarios para participar con los criterios requeridos para la participación, o bien que estos se sientan ya cansados de 21

Ver anexo 7 para consultar la guía de cuestionario aplicada.

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asistir a tediosas y frecuentes reuniones que al final, no parecen resolver nada, fueron criterios de una de los presidentes de los consejos populares entrevistados. Criterio compartido además por otros actores a quienes se les preguntó por lo mismo, y que respondieron aludiendo a la necesidad de superar el modo en el que se organizan las reuniones y exigir una mayor seriedad en la ejecución de los acuerdos logrados. Cabe mencionar que, en la encuesta realizada a la población local, destacó el hecho de que un 64,5% de los actuantes estuvieron entre “muy de acuerdo” y “de acuerdo” con la afirmación que decía que la población local tiene los conocimientos necesarios para participar en la gestión del patrimonio cultural y además tiene el interés para ello. Sólo un 8,3% de los encuestados manifestó estar “muy en desacuerdo” con la afirmación, correspondiendo con el mismo porcentaje aquellos que señalaron no saber que responder. El 19% restante mantuvo una opinión neutral, señalando estar “poco de acuerdo”. Es destacable además, que aunque la muestra es demasiado pequeña para poder reclamar representatividad a nivel poblacional, los resultados son relativamente opuestos a los esperados, teniendo en cuenta que la muestra se seleccionó por indicación o sugerencia de los presidentes de los consejos populares entrevistados, cuya opinión fundamentó la redacción de la afirmación en cuestión, por manifestar ellos lo contrario a lo expuesto. Esto podría servir de indicador para suponer que, por lo menos una pequeña parte de, la población local tiene el interés de participar más activamente en la gestión de su patrimonio cultural y de su ciudad. Por lo que se podría afirmar que entre la población artemiseña hay quienes valoran su rol en el proceso de activación de patrimonio cultural como insuficiente. Existen diversas técnicas de participación desde las metodologías participativas, como lo apuntó el director de la DPPF, que podrían mejorar el nivel y la calidad de la participación ciudadana. Se podrían iniciar los debates con técnicas de presentación interactivas, como la llamada “pelota caliente”, que exige la rápida presentación de todos los participantes del taller, mitigando el ambiente de tensión inicial. Luego, se les podría preguntar a los debatientes acerca de aquello que cambiarían de sus localidades de poder haberlo, en un mundo ideal. Otras técnicas, como la “lluvia de ideas” y la realización de proyecciones a futuro, permiten recopilar los criterios de la mayoría de los asistentes de una forma rápida y dinámica. La ciudad de Artemisa cuenta además con una Universidad Municipal. Los estudiantes de este centro universitario, de carreras como Comunicación Social y

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Socioculturales, se vinculan, con relativa frecuencia, a la realidad urbana de la ciudad de Artemisa. El primer secretario del partido menciona, en la entrevista realizada, que se está contando mucho con estos estudiantes y especialistas relacionados, para la realización de cuestionarios y entrevistas que recopilen de forma efectiva los criterios generales de la población. La universidad, por su distancia relativa al núcleo urbano de la ciudad, no se vincula de manera activa y permanente, como debería, con las instituciones locales que gestionan el patrimonio Cultural Local, limitándose su participación a investigaciones independientes de algunos de sus especialistas o a su participación en talleres. La línea de trabajo en las investigaciones que se realizan se corresponde con estudios sobre la imagen urbana, identidad cultural, semiótica e iconografía urbana de la ciudad, municipio o provincia. La población local tiene, además de la vía formal mencionada (mediante asambleas y reuniones con sus delegados y presidente de cada Consejo Popular), una vía informal para participar en la gestión de su patrimonio cultural urbano. Una parte significativa de población local se vincula activamente, en su vida cotidiana, al patrimonio cultural de la localidad. Algunos de ellos son propietarios de bienes culturales patrimoniales que se materializan en distintas formas: desde lo intangible de sus conocimientos y experiencias personajes, hasta cosas tangibles, como sus viviendas, muchas de ellas identificadas con tarjas por su valor histórico, que se deben conservar y proteger, para lo cual la DMPF ideó las regulaciones especificas brevemente mencionadas con anterioridad. A parte de bienes inmuebles, también disponen, algunos artemiseños, de objetos pertenecientes a héroes locales y/o nacionales, fotografías, libros y/o documentos del pasado histórico de la ciudad, entre otros. El museo tiene, por ley, el derecho de censar estos bienes patrimoniales, aun pertenezcan al ámbito privado-doméstico. Sin embargo, son bienes de valor patrimonial que, simbólicamente, pertenecen a todo el pueblo artemiseño, por lo que no se les permite extraerlos del territorio nacional, con tal de garantizar la preservación de los mismos. Otros actores de la población se vinculan al patrimonio cultural desde su labor como cuentapropistas. Las regulaciones urbanas les impide hacer demasiados cambios en la fachada de sus inmuebles, especialmente si conectan con las calles y avenidas principales (33, 50, 40…) y/o si el edificio cuenta con valores patrimoniales reconocidos. Sin embargo, existe un mecanismo de negociación, formal e informal, con los actuantes. Los representantes de las distintas organizaciones encuestados

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reconociendo que, en su vida cotidiana privada, es decir, fuera de sus ámbitos laborales, se encuentran con personas que les conocen por su labor de gestión del patrimonio cultural. De esta forma, los actuantes de la población comunican informalmente sus inquietudes con estos representantes. Estos últimos lo elevan al debate y eventualmente de materializa en acciones concretas contenidas en el Plan. Con respecto a esto se les preguntó a los actores de la población local si estaban de acuerdo con la mencionada afirmación o no. El 45,8% de los encuestados manifestó estar muy de acuerdo o de acuerdo con la afirmación señalada. Es importante mencionar que los actores que viven en el Consejo Popular Centro representan el 45%, y los que viven en el Consejo Popular Reparto Nuevo el 27%, del total de personas partidarias al criterio citado.

En los

consejos populares Matilde y Toledo el mayor grupo de homogeneización de criterios lo conforma aquellos que estuvieron poco de acuerdo con la afirmación, representando el 66% y el 50% respectivamente. Toledo y Reparto Nuevo son los únicos dos consejos populares en los que hubo encuestados que señalaron estar “muy en desacuerdo” con la afirmación, representando en ambos casos el 16%. Una vía formal en la que participan algunos actores de la población es mediante el contacto de uno o varios organismos y/o instituciones responsables de la gestión urbana y del patrimonio cultural. Cuando los actores desean cambiar el patrimonio en algún sentido, acuden a la Dirección de la Vivienda, a Planificación Física, a la Delegación de Monumentos de la Dirección de Cultural, o –de forma preferente y mayoritaria- al Museo Municipal. Generalmente es la Dirección de Planificación Física la encargada de entregar de manera emergente los permisos que requieran las acciones constructivas a ejecutar en dependencia de su complejidad. A pesar de ello, se pudo constatar en la investigación de campo realiza un profundo desconocimiento, desde los actores de la población hasta algunos institucionales, que le atribuían al Museo Municipal todas las obligaciones con respecto a los temas patrimoniales y su gestión. Esto se constató desde el primer momento de aproximación del investigador a las instituciones, en las que se les solicitó concertar una entrevista con un representante de la institución. Quienes, casi por reflejo, declararon que es el Museo la institución encargada de los temas de Patrimonio Cultural y es allá a donde la investigación de campo debía remitirse. Esto ocurrió en la dirección de: Cultura, la Vivienda, Patrimonio e Inversiones (esta última además diferenció entre “Patrimonio

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inmueble”, que era su ámbito de gestión, con “Patrimonio Cultural”, responsabilidad de gestión que le adjudicó a la dirección de Cultura) y con el Historiador de la Ciudad. Una vez concertada la entrevista con los actores mencionaron, demostraron poseer amplios conocimientos y responsabilidades con respecto a la gestión del patrimonio cultural local y se pudo percibir una lógica de complementariedad entre las instituciones. Cada institución defendía su sector particular y exponía sus responsabilidades específicas, aludiendo a la responsabilidad o campo de otras instituciones cuando se hacían preguntas más generales, que escapaban del modelo de “jurisdicción”, de la gestión del patrimonio cultural, operante en el imaginario social de los actuantes. El modelo de gestión urbana y de patrimonio cultural de Artemisa exige de la elaboración de un plan general de proyectos que se aprueba y renueva cada año. Esto compromete a la Administración Municipal a realizar una evaluación del cumplimiento del Plan de Ordenamiento Territorial y Urbano en relación con el Plan de la Economía y el Plan de Inversiones del año anterior. Se evalúan los resultados alcanzados y los efectos del proceso inversionista, se proponen las acciones y medidas que contribuyan a la implementación del Plan, así como otras encaminadas a dar respuesta a nuevas exigencias, ajustando el programa anteriormente aprobado. Este informe se presenta anualmente a la Asamblea Municipal de manera que esta conozca la marcha de Plan y apruebe las nuevas acciones propuestas. A partir de esta evaluación se empieza a organizar la convocatoria y reunión para la elaboración del Plan para el próximo año. En ella debe participar el Grupo Coordinador del Plan, integrado por las instituciones responsables de la gestión urbana y del patrimonio cultural urbano, de la ciudad. Lo integran todas las direcciones y secciones de la administración local, especialistas de las Direcciones de Planificación Física, Planificación Económica Finanzas y Precios, Unidad Inversionista, Patrimonio e Inversiones, Medio Ambiente, Vivienda, Transporte, Acueducto y Alcantarillado, Agricultura, Higiene y Salud Pública, Defensa Civil y otras entidades de subordinación local, provincial o nacional que actúan en el territorio. Deben incorporarse los representantes de la población: Presidentes de Consejos Populares y delegados. La DMPF tiene entre sus responsabilidades, la de presentar un diagnóstico de la situación actual donde se determinaran las afectaciones de la imagen del asentamiento,

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teniendo en cuenta lo aprobado en el Plan General de Ordenamiento Territorial y Urbanismo, las quejas y planteamientos de la población en las Asambleas de Rendición de cuentas, así como el criterio de los Presidentes de Consejo Popular y delegados de Circunscripción. El mencionado diagnostico incluye:  

   

Situación que presentan los principales puntos visuales que conforman la imagen de la ciudad. (hitos, sendas y nodos principales). Análisis de la situación que presentan las áreas para la venta de productos del agro, la gastronomía popular y servicios en general, que se ubican en portales de uso público, áreas y calles o avenidas principales, parques, lugares de interés histórico, patrimonial, cultural o turístico y que afectan la imagen de la ciudad. Valoración de la situación actual de las fachadas en las Calles principales de cada cabecera municipal y en zonas de edificios multifamiliares, así como de las entidades estatales radicadas en el asentamiento. Situación real de los diferentes accesos a la cabecera municipal Evaluación de la accesibilidad al centro y a los servicios ubicados en éste, para la eliminación de las barreras arquitectónicas y el mejoramiento de la imagen. Otros aspectos relacionados con la higiene comunal y la imagen urbana tales como micro vertederos, salideros, fosas desbordadas, solares yermos abandonados, vías en mal estado, contaminación de ríos, etc.

Atendiendo a lo mencionado, la DMPF presenta, en la reunión, las acciones recogidas en el Plan de Ordenamiento Territorial y Urbanismo previstas a ejecutarse en el año, estableciendo el orden de prioridades, el cual debe ser validado por los representantes de la población que asistan. La Asamblea Municipal presentaría seguidamente los aspectos emergentes de resolver planteados por la población en las Reuniones de Rendición de Cuentas de los delegados. Los actores sociales institucionales, o representantes sectoriales, deberán aportar, cada uno, un análisis de los problemas y potenciales físico-espaciales asociados a su actividad, teniendo en cuenta cómo han evolucionado y sus implicaciones tendenciales, que pueden derivarse en inversiones. Una vez se hayan presentado todos los criterios, se realiza la propuesta de acciones a incluir en el Plan y donde deben participar el Grupo Coordinador, así como representantes de la Asamblea Municipal. Este taller tendrá como salida la aprobación de las inversiones y mantenimientos a ejecutarse en el territorio en el año. La Sección de Patrimonio e Inversiones y la Unidad Inversionista prepararan toda la documentación que se requiere para presentar las propuestas de inversiones y mantenimientos y las conciliaciones con las entidades constructivas que asumirán la ejecución de las obras, según su capacidad.

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Todas las instituciones locales participan en el modelo de gestión urbana y de patrimonio cultural con la misma jerarquía teórica, sólo subordinándose al gobierno municipal y este a la Asamblea Municipal. La lógica de la gestión se traduce en la interrelación de todos los actores responsables para gestionar la ciudad en representación de la población local. En la práctica, las instituciones locales a veces transgreden las fronteras de división de responsabilidades, asumiendo actividades que le corresponden a otro actor. Esto conlleva a que se active y desactive Patrimonio Cultural sin el consentimiento de los actores claves establecidos, según la organización del plan. Que no se haya contado con los especialistas establecidos para la activación o desactivación de algunos inmuebles patrimoniales en la Ciudad es admitido, por el primer secretario del PCC de Artemisa, como un error y se perciben esfuerzos para corregirlo. Este modelo, de funcionar correctamente, podría compararse con la de una maquinaría que requiere del trabajo segmentado de partes diversas para una funcionalidad correcta y precisa. Cabe mencionar que, para que lo anterior funcione como se propone, las diversas partes segmentadas deben encontrar en algún punto un mecanismo de comunicación, que integre los esfuerzos individuales en una lógica colectiva. De lo contrario, la maquinaria no funciona y todo el trabajo realizado segmentado por sus partes carecería de sentido. Por medios intangibles, la población local reconoce a estas instituciones mencionadas (Museo, Cultura, DMPF, Vivienda) como responsables de dar solución y gestión a los temas patrimoniales, reconociéndose además al Museo como la institución rectora (cuando en la práctica no es así, puesto que las demás instituciones no están subordinadas al museo, como tampoco el museo a estas). En la entrevista con los consejos populares, dos de tres opinaron que la institución responsable de dirigir la gestión del patrimonio cultural en la localidad debería ser Cultura, con la Delegación de Monumentos. Sin embargo reconocen que esto no ocurre así en la práctica y que la Delegación de Monumentos está muy deteriorada. El otro criterio restante aludiría a la necesidad de crear una Oficina del Historiador de La Ciudad de Artemisa, y una vez se encuentre consolidada, entregarle a este organismo el liderazgo en cuanto a la gestión del patrimonio cultural. El CODEMA, como comisión de gestión del Patrimonio Cultural, aún no tiene la fuerza necesaria para organizar los criterios de sus miembros. Además, algunos actores (DPPF, Museo, primer secretario del Partido) señalan que CODEMA, además de ser

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una comisión de asesoramiento, deberían incluirse, una vez quede mejor consolidada, en la práctica urbana de la ciudad, realizando censos de inmuebles e muebles patrimoniales, encuestando a la población (recopilando criterios) y organizando efectivamente a todas las instituciones pertenecientes a la comisión. Todo ello se puede traducir en informes que puedan ser llevados al debate para su inclusión en el Plan de Ordenamiento Urbano. La subdirectora del GEA (Grupo Empresarial de Artemisa), con quien se tuvo una conversación informal, menciona un ejemplo relevante. Existía en el jardín del GEA una estatua en tamaño real del Che Guevara. Sin embargo, apenas se colocó en el sitio de honor previsto, de cara a la avenida, la población local transeúnte empezó a manifestar su inconformidad con respecto a la estatura de la estatua, “muy bajito”. Ante tal inconformidad se contactó con la directora del Museo, quien sugirió a la administración del GEA que quitara la estatua del lugar, y que crearan una base elevada en donde volver a colocarla después. De esta forma, la estatua ganaría estatura y los transeúntes volverían a poder apreciar al héroe nacional desde la grandeza con la que se le imagina en la cotidianidad. Este ejemplo constata que la población local artemiseña, quizás aún no del todo organizada, funge como un grupo de presión informal (aunque incluido formalmente en la participación para confeccionar el Plan) para la construcción y transformación de la ciudad y del patrimonio cultural urbano. En palabras de la dirección del Mausoleo a los Mártires de Artemisa, el proceso de decisión de lo que se va a construir, transformar o activar no es tal decisión, más bien son sugerencias de iniciativas. Los distintos actores sociales, institucionales o de la población negocian, valoran acuerdos y llegan al consenso mediante una participación que bien puede ser formal, pues existen los mecanismos dispuestos para ello, o informal, mediante vías espontáneas de la vida cotidiana, a la que en definitiva, participan todos los actores, institucionales o no.

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Conclusiones:

La presente investigación constituyó un acercamiento, desde una perspectiva sociológica, al estudio de la capacidad del patrimonio cultural urbano para activar referentes en la identidad cultural de los ciudadanos que, a su vez, condicione la construcción de la Ciudad. Es necesario enfatizar que el Objetivo General construido, como así también objetivos específicos, se logró cumplimentar en el transcurso del estudio. El problema de investigación, que sirvió de referente para construir todos los instrumentos utilizados, se logró responder, permitiendo concluir lo siguiente: 

El modelo de gestión del patrimonio cultural artemiseño responde más a una lógica de “activación”, que de “rehabilitación integral” o “puesta en valor”, del patrimonio cultural, por volcarse en la construcción de la ciudad a partir de la construcción y/o invención de referentes en la identidad cultural local.



El modelo de activación de Patrimonio cultural se consolida a partir de la oportunidad histórica que eleva la ciudad artemiseña a capital provincial Esto ocasiona una trasformación del referente con el que se gestionaba la ciudad, el cual se traduce en la transición de ciudad municipal a ciudad capital.



De esta forma, desde el primero de enero del 2011, la ciudad empieza a activarse obedeciendo una lógica urbanística. Se solventan los problemas más urgentes de viabilidad intermunicipal y se activan nuevos servicios urbanos, con vocación de centralidad provincial.



La identidad cultural de Artemisa (municipio) es un patrimonio fuerte, arraigado y consolidado en la conciencia de los actuantes. A ello se debe la necesidad de expresar en los espacios públicos algunos elementos de esa identidad y del sentimiento de orgullo por su historia y su territorio.



Considero que lo anterior facilita la consolidación de un modelo de gestión urbana y patrimonial participativo y dinámico,

materializado en el ámbito

formal, pero con mayor arraigo en la organización informal. 

El gobierno local y sus instituciones subordinadas se organizan, para debatir acerca de la gestión del patrimonio cultural urbano, en particular, y de la gestión urbana en general. A estas reuniones se convocan, en calidad de invitados, a representantes de la población local.

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La poca seriedad, en cuanto a llevar al cumplimiento las acciones conciliadas, como además la frecuencia y duración tediosa de las mismas han debilitado la satisfacción por participar de los diversos actores, incluso aquellos institucionales, pero especialmente por la población local.



El gobierno municipal reconoce los errores cometidos y se inicia una campaña para solventar las debilidades de la gestión urbana y patrimonial. De esta forma, se empieza a hacer uso de los especialistas y expertos, para la construcción, transformación y divulgación del Patrimonio Cultural Urbano de la Localidad.



Una de las medidas iniciadas fue acercar las metodologías participativas a los dirigentes de las instituciones sectoriales. De esta forma, dinamizar los talles y reuniones y recopilar la mayor cantidad de criterios como sea posible.



Las responsabilidades y alcance de cada actor está muy bien delimitado y diferenciado, provocando una fuerte especialización de cada institución. De esta forma se establecen relaciones de cooperación y de complementariedad entre los actores. Esto podría traducirse, en términos de Durkheim, en una Solidaridad Orgánica con resultados muy efectivos en el desarrollo urbano y social de la ciudad.



Para lograr lo anterior, es necesario que exista la comunicación entre los distintos actores, lo cual se debe materializar en una participación activa y dinámica, y no sólo presencial, de cada actor. Además se le debe dar continuidad a los acuerdos logrados, ejecutando paulatinamente las acciones conciliadas, con tal de generar una sensación de progreso, satisfacción y de ventajas que se logran mediante los debates convocados.



La población local manifiesta su interés en participar del modelo de gestión, mediante sus acciones en la vida cotidiana. Funge como grupo de presión, transformando aquellos valores activados con los que no están de acuerdo, pero también originando la creación de nuevos espacios que demandan o añoran, como el Boulevard Histórico.



El modelo de gestión artemiseño, pese a algunas limitaciones que se siguen y deberán seguir trabajando, puede considerarse como un modelo consensuado para la construcción de una ciudad capital sustentable, solidaria, hospitalaria, innovadora y patriota, que sea motivo de orgullo para el pueblo y con una creciente calidad de vida para la población.

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Recomendaciones: Los resultados obtenidos a partir de la investigación realizada apuntan a la necesidad de seguir realizando investigaciones urbanísticas paulatinamente con tal de contribuir a solventar los problemas que aún limitan el alcance y éxito del modelo de gestión del patrimonio cultural en la localidad, por lo que se recomienda: 

Hacer llegar el presente informe de investigación a los órganos correspondientes para que sea incluida a los documentos que caracterizan la ciudad de Artemisa, mediante los cuales, se puede, y debe, partir tanto en el proceso de gestión del patrimonio cultural, como en el proceso de corrección de errores.



Fortalecer los conocimientos de todos los actores sociales, especialmente el de la población, realizando una fuerte campaña que podría incluir las siguientes acciones: 

crear talleres abiertos al público,



mencionar los temas patrimoniales y mecanismos de gestión en los distintos niveles de educación,



habilitar salas de computación con programas interactivos acerca del patrimonio urbano y su gestión,



divulgar los proyectos realizados y los pendientes por hacer mediante programas televisivos o radiales, como además de la presa plana y afiches en los espacios públicos,



dar a conocer a la población el catálogo de bienes patrimoniales, muebles e inmuebles.



Equilibrar, mediante la participación de todos los actores sociales, los proyectos de gestión del patrimonio cultural urbano, para que respondan al desarrollo de todas las zonas de la ciudad a un ritmo equitativo (especialmente para disminuir las brechas existentes, en este ámbito, entre los Consejos Populares Centro y Toledo).



Canalizar la participación, interrelación y comunicación entre los distintos actores sociales institucionales a su interior, como así mismo, en relación con la población local y su patrimonio cultural. Esto se podría lograr mediante la inclusión de metodologías participativas en los talles y reuniones convocadas.

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Anexos Índice de tablas e imágenes. Anexo 1: Breve caracterización de los Consejos Populares ..................................................... XVIII Anexo 2: Foto y microlocalización del Mausoleo a los Mártires de Artemisa. .......................... XXI Anexo 3: Mapa de Artemisa desde 1810 a 1850. ..................................................................... XXII Anexo 4.- Lista de los bienes patrimoniales más representativos de la Ciudad de Artemisa, según el trabajo de campo realizado. ....................................................................................... XXII Anexo 5: Guía de Entrevista semi-estructurada en Profundidad. ........................................... XXIV Anexo 6: Guía de Entrevista semi-estructurada a Experto. ..................................................... XXVI Anexo 7: Cuestionario aplicado a la población. ..................................................................... XXVIII Anexo 8: Guía de Observación:................................................................................................. XXX Anexo 9: Entrevista en Profundidad a representante del gobierno municipal. ...................... XXXI Anexo 10: Mapa del desarrollo del centro traidcional de Artemisa. ..................................XXXVIII Anexo 11: Mapa de los Ejes Fundamentales en el Centro..................................................XXXVIII Anexo 12: Fotos de algunos espacios públicos y patrimonios culturales de la ciduad.......... XXXIX

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Anexo 1: Breve caracterización de los Consejos Populares La ciudad se encuentra dividida en cuatro consejos populares netamente urbanos. Consejo Popular Reparto Nuevo Centro La Matilde Toledo Total Ciudad

Área (Km2) 1,65 0,54 1,52 1,39 5.10

Área y población por Consejo Popular.

Población (Hab.) 10971 8646 10744 13066 43427 Fuente: DMPF Artemisa 2007

Plano de Consejos Populares. Ciudad Artemisa. Fuente: DMPF Artemisa 2007

Consejo Popular Reparto Nuevo: El Consejo consta de varias zonas donde se desarrolla la vida cotidiana de la población, entre los espacios urbanos fundamentales se encuentran: El Reparto Pastorita, Reparto Biplanta, Reparto El Rastro y la Zona de Edificios. Se caracteriza sus manzanas ortogonales y por sus edificaciones residenciales del siglo XX, de una y hasta dos plantas. Las vías son de sección entre cinco y siete metros. El Consejo está cubierto con la red de acueducto y es servido por el Pozo El Pilar, El Favorito y Waterloo. En el sector se encuentran los siguientes inmuebles con objetivo económico: Fábrica de Baldosas, Fábrica de Hielo, Frigorífico, Granero, Fábrica de Refrescos, Fábrica de Barquillos, Cocina de Elaboración, Batería de Grupos Electrógeno. Entre los principales inmuebles, que ofrecen servicios sociales en el consejo se destacan: El Hospital General Ciro Redondo, Policlínico Docente Tomás Romay,

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Laboratorio de Microbiología, Sala de rehabilitación, Consultorios Médicos, Farmacia, ESBU Pedro Ortiz, Escuelas Primarias, Círculo Infantil, Centro de TV, Club de Computación y dos salas de video. En el consejo municipal se observó la poca existencia de espacios públicos urbanos para el uso y disfrute de la población. Entre los espacios públicos actualmente existentes se identificaron una Plaza Martiana y dos parques infantiles pequeños, los cuales se encuentran en condiciones de deterioro y carecen de la suficiente iluminación. Consejo Popular La Matilde El Consejo consta de varias zonas donde se desarrolla la vida cotidiana de la población, entre los espacios urbanos fundamentales se encuentran: Reparto Matilde, Reparto Musibay, Reparto San Antonio, Zona de Edificios. Se caracteriza sus manzanas ortogonales y por sus edificaciones residenciales del siglo XX. Predominan viviendas de una y hasta dos plantas, con presencia de edificios multifamiliares de hasta cinco plantas, con la excepción única del edificio ocho plantas, que forma parte de los símbolos contractivos, o patrimonio cultural inmueble, con los que se idéntica a la ciudad. Las vías son de sección entre cinco y siete metros. Destaca la presencia de jardines privados en las edificaciones de habitabilidad humana. Entre los principales inmuebles, que ofrecen servicios sociales en el consejo se destaca el Mausoleo a los Mártires de Artemisa, declarado como monumento nacional, además de: el Policlínico Adrián Sansariq, un Hogar Materno, Hogar de Niños sin amparo filial, Clínica Encefalopática, Sala de rehabilitación, Consultorios Médicos, Clínica de Ortodoncia, Farmacia, ESBU Lavandero, Escuelas Primarias, Círculo Infantil, Club de Computación, Salas de Video, Círculo Social. Como espacios públicos para el uso y disfrute de la población local destacaron, mediante observación, el Mausoleo a los Mártires de Artemisa y su plaza y un parque de diversiones temático (sistema vial) para niños. Existen también algunas instalaciones deportivas. Consejo Popular Centro El Consejo consta de varias zonas donde se desarrolla la vida cotidiana de la población, entre los espacios urbanos fundamentales se encuentran: Reparto Matilde, Reparto Musibay, Reparto San Antonio, Zona de Edificios. Se caracteriza sus manzanas ortogonales y por sus edificaciones residenciales del siglo IXX y XX. Predominan viviendas de una planta, de puntales altos y medianeros, con paredes de mampuesto y cubierta ligera de tejas. Se observan muy escasos jardines privados al frente de las viviendas. El fondo habitacional de este Consejo es el que PÁGINA XIX

presenta peor estado dentro de la ciudad por encontrarse las viviendas más viejas. Presenta varias ciudadelas dentro de la trama urbana. En la parte del centro de la ciudad que le corresponde a este Consejo el fondo habitacional presenta problemas fundamentales de fachada o frente. Destaca las fábricas de Tabaco como inmuebles de carácter económico del consejo popular, como además de ETECSA y otros centros de comercio y servicio. Entre los inmuebles que ofrecen servicios básicos a la población se encuentran: la Farmacia Principal, una Clínica Estomatológica, Consultorios Médicos, Escuelas Primarias, Sala de Video, el Cine-teatro Teatro Juárez, el Museo Municipal, la Casa de la Cultura y Radio Artemisa. Existen espacios públicos a nivel de ciudad como el Parque Central Libertad, y el parque de la Asociación Hermanos Saiz (conocido antiguamente como el parque de los viejos). Consejo Popular Toledo

Posee según la clasificación del suelo un alto porcentaje de suelo urbanizable y se encuentra ubicada en este Consejo una zona de desarrollo de vivienda, ubicada al Noroeste de Artemisa, definida como suelo urbanizable de carácter inmediato con urbanización progresiva. El Consejo está cubierto con la red de acueducto y es servido por el Pozo El Chalet, El Vivero y Waterloo. Se caracteriza sus manzanas ortogonales y por sus edificaciones residenciales del siglo XX, de una y hasta dos plantas. Predomina la presencia de jardines privados y aceras. Posee una zona conocida por El Chalet, en donde predominan las viviendas de madera y fibra y que se encuentran en un estado de deterioro avanzado. Es el Consejo con mayores problemas de servicios fundamentalmente en la zona de desarrollo Maizal, solo existen tres bodegas, los consultorios médicos se ubican en locales adaptados no teniendo los requisitos necesarios para brindar un servicio excelente. Destaca la existencia de una Fábrica de Galletas, un vivero de plantas y el Cementerio municipal, como además el Policlínico Flores Betancourt, consultorios médicos, una farmacia, escuelas primarias, Escuelas Primarias, ESBU y un Círculo Infantil. Se denota acentuadamente la carencia de espacios públicos para el uso y disfrute de la población local. Destaca un parque de diversiones temático para niños (carritos eléctricos conducidos por control remoto por un trabajador).

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Anexo 2: Foto y microlocalización del Mausoleo a los Mártires de Artemisa.

Microlocalización

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Anexo 3: Mapa de Artemisa desde 1810 a 1850.

Anexo 4.- Lista de los bienes patrimoniales más representativos de la Ciudad de Artemisa, según el trabajo de campo realizado. Explicación: A los 13 actores entrevistados se les solicitó que mencionasen lugares u objetos que considerasen como Patrimonio Cultural Urbano representativo de la ciudad de Artemisa. La lista que se muestra a continuación representan los bienes patrimoniales mencionados más de 10 veces. Fecha de Ubicación Construcción Calle 48 (Martí), 1.- Biblioteca esquina 1914 “Ciro Redondo” 27 (Céspedes ) Calle 50 (Repúblic 2.- Hotel a) esquina 1911 Campoamor 27 (Céspedes ) 3.- Iglesia “San Marcos Evangelista”

1825

Calle 50 e/. 25 y 27

Reseña histórica (Fuente: DPPF) En su época de fundación servía como sede para la Sociedad de Instrucción y Recreo, “José de la Luz y Caballero”. Al triunfar la revolución de 1959 se convierte en biblioteca Construido por el afamado arquitecto Campoamor, reconocido impulsor de la cultura, para satisfacer las necesidades de progreso de la ciudad, que atraía visitantes, quienes, hasta entonces, no tenían posada en donde alojarse. La iglesia fue arrasada por un ciclón y reconstruida en el mismo lugar con una nueva torre y campanario. En este recinto se realizaron actividades demostrativas en contra del gobierno de Batista por parte del movimiento 26 de Julio. PÁGINA XXII

4.- Mausoleo a los Mártires de Artemisa.

5.- Parque Libertad

1977

1894

Calle 40 e/. 41 y 49 Calle 48 y 50 e/. 25 y 27.

Construido para guardar los restos de los Mártires de Artemisa, es Monumento Nacional, Tribuna de Actos de carácter político a nivel local, provincial y nacional. Proyectista: Arq. Augusto Olivares Se amplía en 1999. Fue construido en 1894 posterior a la construcción de la iglesia con la anuencia del Padre Arocha quien regía como párroco.

Lugar de reuniones de los Asaltante al Cuartel Moncada con Fidel y Abel Santa Maria. Espacio testigo de múltiples actividades políticosculturales. Este cafetal propiedad de don Cornelio Souchay, nacido en Hanau en 1784 Alemania, fue de los más prósperos Carretera en su época por su belleza y productividad, llegó a 7.- Ruinas del 1813 Cayajabos abarcar 41 caballerías con más de 37 objetos de obra de Cafetal Angerona Km. 3½ grandes dimensiones, con 428 esclavos y más de 650 mil de cafetos en explotación, fue el más lujoso cafetal de la isla y el segundo en producción. 8.- Eje de la calle 1800 desde Se construye como camino en los primeros años de 1800 33 Calle 40 conocido como Camino Real a Vueltabajo o camino hasta real. Calle 58. 9.- Antigua 1947 Calle 33, Terminal desde donde partieron, el 24 de Julio de 1953, Terminal de entre 50 y los Artemiseños que combatieron junto a Fidel y demás Ómnibus Ruta 35 52 (colón) jóvenes en el Asalto al Cuartel Moncada. Hoy existe una tarja que identifica este suceso. En el 2014 cierra como terminal de ómnibus (construyéndose una nueva más amplia, moderna y limpia que satisfaga mejor las necesidades de transporte de la población) y se inician planes de activación del patrimonio, transformando su utilidad y valor de uso. Se está construyendo actualmente, en este sentido, la maqueta de la ciudad de Artemisa y un centro de Información, con computadoras y multimedia, acerca de la ciudad. 10.- “El Batido de 1913 Calle 33 El 15 de abril de 1894, después de 37 años de obras, se Plátano” entre 48 y termina de construir la carretera central, de 180 km, que (Cafetería “La 50 comunicaría a La Habana con Pinar del Rio, atravesando Aurora”) la villa de Artemisa. De ahí que la ciudad se caracterizase desde entonces por un flujo constante y elevado de visitantes, quienes paraban en Artemisa a descansar de su travesía. La cafetería “La aurora” se construye en 1913 como Bar y gana esplendor rápidamente por lo mencionado. A partir de la década de los 60s del mencionado siglo, su Batido de Plátano se hace famoso incluso fuera del territorio local. Hoy es administrado, en calidad de usufructo, por una Cooperativa No Agropecuaria, con la condición de que siempre se siga ofreciendo batido de plátano y “discos” (pan con queso). 6.- La Logia Evolución

1922a 1929

Calle 50, entre 33 (Maceo) y 35.

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Anexo 5: Guía de Entrevista semi-estructurada en Profundidad. La presente entrevista forma parte de los métodos y técnicas de recopilación de información de campo, elaborados para llevar a cabo una investigación sociológica que tiene que ver con el patrimonio cultural urbano de la ciudad de Artemisa. Las preguntas de la entrevista fungen sólo como eje temático por el cual guiar la entrevista, y no como un cuestionario rígido. El objetivo de la entrevista es indagar su punto de vista, o el de la institución que usted representa, en cuanto a determinados elementos del proceso de gestión del patrimonio cultural urbano, para la conciliación, mediante comparación, con otros organismos o instituciones que participen en el proceso. La entrevista será grabada. La grabación será utilizada sólo con fines analíticos y sólo al interior del presente equipo de investigación. Muchas gracias, de antemano, por su paciencia, sinceridad y tiempo. 1.- Caracterización del Patrimonio Cultural. 1.1.- La presente investigación hace uso de una definición amplia e integral, del concepto de patrimonio cultural urbano. Así este vendría a representar los objetos, tangibles e intangibles, a los que se les atribuye valor simbólico, histórico, cultural y social. Es decir, se incluye desde el sistema vial de la ciudad hasta los monumentos históricos. Según su criterio, ¿cuáles serían los lugares patrimoniales más representativos de la ciudad de artemisa? 1.2.- ¿Qué acontecimientos, o personajes, históricos considera usted que aún se mantienen presentes en el imaginario social de los artemiseños? ¿Por qué cree usted que es así? 1.3.- Según su criterio, ¿existe una identidad cultural artemiseña? ¿Qué considera usted que significa ser artemiseño/a para los pobladores? 2.- Gestión del Patrimonio Cultural. 2.1.- ¿Cuál ha sido el papel de la administración municipal Local con respecto al Patrimonio Cultural de la ciudad de Artemisa? 2.2.- ¿Cómo valora usted la relación administración municipal- patrimonio culturalpoblación local? 2.3.- ¿Considera usted que se debe tener en cuenta la participación de los pobladores en el proceso de construcción, transformación, invención, protección y difusión del patrimonio cultural de sus localidades? ¿Porque? 2.4.- ¿Cómo valoraría usted que se ha incluido a la población en el proceso de gestión del patrimonio cultural en Artemisa? PÁGINA XXIV

3.- Medioambiente y espacio urbano. 3.1.- ¿Cómo valoraría la educación ambiental de los artemiseños? 3.2.- ¿Mediante que vías se fortalece la educación ambiental y se reafirman valores de protección del patrimonio cultural urbano de la localidad? 3.3.- ¿Qué impacto en la identidad cultural de los artemiseños reviste, según su criterio, la figura histórica de “Trujillo”? 3.4.- ¿Cómo se prevé el incremento de población en la ciudad de Artemisa, para los futuros años, desde una perspectiva del espacio habitacional urbano? 3.5.-

¿Cómo se organizan y aprueban las licencias de construcción en viviendas que podrían considerarse como “patrimonio habitable”, por su valor histórico?

3.6.- ¿Cómo valoraría usted el impacto, en un sentido urbanístico, que tiene, o puede tener, la inversión de la población local en cuanto a reformar sus viviendas? 3.7.- ¿Cómo valoraría usted la inversión cuentapropista en la activación de nuevos negocios en la Ciudad? 4.- Proceso de decisión en cuanto a la activación de Patrimonio Cultural. 4.1.-

¿Cómo se decide que recursos destinar a la restauración de bienes patrimoniales ya existentes o a la construcción de nuevos patrimonios culturales?

4.2.-

¿Se toma en cuenta los criterios de la población a la hora de aprobar proyectos de gestión de patrimonio cultural? ¿Por qué?

4.3.-

¿Cómo se generan los recursos para la gestión de patrimonio cultural urbano?

4.4.

¿Considera usted que la población artemiseña funge como grupo de presión en cuanto a la gestión de patrimonio cultural urbano? ¿En qué sentido?

4.5

¿Cómo valoraría la comunicación con las demás instituciones locales responsables de la gestión de patrimonio cultural en la ciudad de Artemisa? ¿Y la comunicación con la Población?

4.6.

¿Qué papel juega, o podría llegar a jugar, CODEMA en cuanto a la gestión del patrimonio cultural urbano en la ciudad de Artemisa?

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Anexo 6: Guía de Entrevista semi-estructurada a Experto. 1.- Caracterización del Patrimonio Cultural. 1.1.- La presente investigación hace uso de una definición amplia e integral, del concepto de patrimonio cultural urbano. Así este vendría a representar los objetos, tangibles e intangibles, a los que se les atribuye valor simbólico, histórico, cultural y social. Es decir, se incluye desde el sistema vial de la ciudad hasta los monumentos históricos. Según su criterio, ¿cuáles serían los lugares patrimoniales más representativos de la ciudad de artemisa? 1.2.- ¿Qué acontecimientos, o personajes, históricos considera usted que aún se mantienen presentes en el imaginario social de los artemiseños? ¿Por qué cree usted que es así? 1.3.- Según su criterio, ¿existe una identidad cultural artemiseña? ¿Qué considera usted que significa ser artemiseño/a para los pobladores? 1.4.- Según la bibliografía que he consultado, la villa de Artemisa se caracterizó por un crecimiento muy acelerado. ¿Por qué cree usted que fue así? ¿Qué hecho (o hechos) histórico determinó este crecimiento de Artemisa? 2.- Gestión del Patrimonio Cultural. 2.1.- Según su criterio, ¿Qué aspectos caracterizan las políticas de gestión del patrimonio cultural en Cuba? ¿Se asemeja con las características artemiseñas? 2.2.- ¿Cómo valora usted que ha sido el papel de la administración municipal Local con respecto al Patrimonio Cultural de la ciudad de Artemisa? 2.3.- ¿Cómo valora usted la relación administración municipal- patrimonio culturalpoblación local? 2.4.- ¿Considera usted que se debe tener en cuenta la participación de los pobladores en el proceso de construcción, transformación, invención, protección y difusión del patrimonio cultural de sus localidades? ¿Porque? 2.5.- ¿Cómo valoraría usted que se ha incluido a la población en el proceso de gestión del patrimonio cultural en Artemisa? 3.- Medioambiente y espacio urbano. 3.1.- ¿Cómo valoraría la educación ambiental de los artemiseños? ¿Por qué cree usted que es así? 3.2.- ¿Mediante que vías se fortalece la educación ambiental y se reafirman valores de protección del patrimonio cultural urbano de la localidad? PÁGINA XXVI

3.3.- ¿Qué impacto en la identidad cultural de los artemiseños reviste, según su criterio, la figura histórica de “Trujillo”? 3.4.- ¿Cómo se prevé el incremento de población en la ciudad de Artemisa, para los futuros años, desde una perspectiva del espacio habitacional urbano? 3.5.-

¿Cómo valora usted la forma en la que se organizan y aprueban las licencias de construcción en viviendas que podrían considerarse como “patrimonio habitable”, por su valor histórico?

3.6.- ¿Cómo valoraría usted el impacto, en un sentido urbanístico, que tiene, o puede tener, la inversión de la población local en cuanto a reformar sus viviendas? 3.7.- ¿Cómo valoraría usted la inversión cuentapropista en la activación de nuevos negocios en la Ciudad? 4.- Proceso de decisión en cuanto a la activación de Patrimonio Cultural. 4.1.-

¿Cómo se decide que recursos destinar a la restauración de bienes patrimoniales ya existentes o a la construcción de nuevos patrimonios culturales?

4.2.-

¿Considera usted que toma en cuenta los criterios de la población a la hora de aprobar proyectos de gestión de patrimonio cultural? ¿Es importante tomar en cuenta los criterios de la población local? ¿Por qué?

4.3.-

¿Cómo se generan los recursos para la gestión de patrimonio cultural urbano?

4.4.

¿Considera usted que la población artemiseña funge como grupo de presión en cuanto a la gestión de patrimonio cultural urbano? ¿En qué sentido?

4.5

¿Cómo valoraría la comunicación entre las instituciones locales responsables de la gestión de patrimonio cultural en la ciudad de Artemisa?

4.6.-

¿Cómo valoraría la comunicación entre las instituciones locales y la población?

4.7.

¿Qué papel juega, o podría llegar a jugar, CODEMA en cuanto a la gestión del patrimonio cultural urbano en la ciudad de Artemisa?

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Anexo 7: Cuestionario aplicado a la población.

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Anexo 8: Guía de Observación: -estado constructivo de viviendas, edificios y viales (bueno, regular y malo). -existencia de parques, espacios de áreas verdes y de áreas no utilizadas. - existencia y ubicación de servicios comerciales, gastronómicos, de recreación y otros. - Especificar si son estatales o cuentapropistas, de qué tipo de ofertas, el estado constructivo del inmueble y si existe presencia de referencias al patrimonio o identidad cultural de la localidad. - presencia de empresas estatales o mixtas, fábricas e instituciones. - existencia de iglesias, casas cultos, expendio de productos religiosos. - existencia y ubicación de instalaciones docente-educativas y de salud. - Estado de la higiene de la ciudad. Presencia de vertederos formales e informales. - Alumbrado público y condiciones de las calles o callejones. - Presencia de inmuebles que causen contaminación urbana en la ciudad, por el ruido, malos olores, etc. - Espacios públicos más concurridos de las distintas zonas de la ciudad. Grupos etarios que concurren las áreas. Horarios de concurrencia. - Tipo de actividades que se acostumbran realizar en los espacios públicos. Índole de los mismos (música grabada, trova, teatro, etc.). Grupos que acostumbran frecuentas estas actividades. Frecuencia con la que se realizan. - Presencia de volantes, carteles, afiches y demás recursos publicitarios que convoquen a la participación en actividades culturales a realizar en espacios públicos de la ciudad, o bien que informen acerca de los proyectos de gestión urbana y de patrimonio que se están realizado o planificando. - indisciplinas sociales: irrespeto al derecho ajeno, música a altos decibeles y en altas horas de la noche (qué tipo de música), falta de educación ambiental. - Frecuencia con la que aparecen los temas de transformación de la ciudad en las conversaciones cotidianas en los espacios públicos urbanos.

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Anexo 9: Entrevista en Profundidad a representante del gobierno municipal. Carlos Manuel Collazo. Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC) del municipio de Artemisa. Nota explicativa: La entrevista que se transcribe a continuación se realizó en un ambiente ameno, cuasi informal, que se tradujo en una conversación que duró poco más de dos horas. Por estas mismas condiciones, no fue posible grabar toda la conversación. La transcripción que se presenta es una reconstrucción de una parte de la entrevista (resumida) a partir de las notas tomadas. Investigador: Muchas gracias por recibirme. Como ya le indiqué en el dossier que le había hecho llegar, mi nombre es Raúl, soy estudiante de quinto año de sociología y estoy realizando mi tesis de grado con respecto a la gestión del patrimonio cultural en Artemisa, ahora que se están dando una serie de transformaciones con una lógica urbanística en la ciudad. Llevo realizando mi trabajo de campo para la investigación desde hace tres meses. Ya he entrevistado a casi todas las instituciones locales en este tiempo. Fui primero a solicitar orientación en la administración municipal, ahí me remitieron al museo, donde entrevisté a Marta Saily Troncoso… Carlos C.: Ah!, si, Martica. Investigador: Si, y luego seguí por otras instituciones, más que todo aquellas que pertenecen al CODEMA, planificación física, cultura municipal, comunales, el CITMA. Ya que me interesa conocer la relación entre las instituciones, y la población local, en cuanto a la construcción de patrimonio cultural en Artemisa. Es decir, como se deciden las transformaciones urbanísticas en la ciudad, y como estas responden a una lógica de gestión, o activación, del patrimonio e identidad cultural, desde la participación, o no, de la población local. Carlos C: Mira, yo quisiera que usted entendiera primero cómo funcionan las cosas aquí, porque es algo que a veces no se entiende cómo debería. Primero que todo, debe entender que yo soy político, ¿ya? Soy político, por lo que te darás cuenta que a veces me quedo algo corto con las respuestas que te puedo dar. Y soy licenciado, pero no soy un especialista en arquitectura, ni en arte, historia o en patrimonio cultural. Entonces, que pasa, que existe CODEMA. CODEMA es, como le digo, una comisión, de especialistas, instituciones, que asesoran acerca de todas estas cosas. Ellos son los que saben, y yo les consulto. Disculpa que te diga PÁGINA XXXI

yo, digo “yo”, pero no soy sólo “yo”, es un “nosotros”, todo un equipo que nos reunimos y aprobamos un plan. Todo tiene que ir siempre en un plan. Pero le digo. Se han cometido muchos errores. Aquí lo que se tiene siempre es mucha voluntad. Voluntad política, voluntad para hacer las cosas, ¿no?, pero claro, no siempre se puede hacer todo sólo con voluntad. Y se cometen errores, sí. Por la propia dinámica de la gestión, que se tienen que hacer las cosas rápido, y a veces no hay tiempo para reuniones, o se cuentan con pocos recursos… y no se cuenta con los especialistas debidos. Esto fue más que todo cuando comenzamos como provincia, cuando se aprobó lo de la división político-administrativa, nosotros nos alegramos mucho, pero al mismo tiempo aquello fue un caos, un desorden tremendo. Pues pasar de ser de repente un municipio a una cabecera provincial requiere de nuevas responsabilidades. Ya que como es el centro de la provincia es donde tienen que estar todas las instituciones centrales. Entonces comenzamos en eso trayendo las instituciones provinciales acá porque antes estaban afuera y dispersas, y a mejorar la conectividad vial de la ciudad. Ahora ya todas las carreteras que conectan con otros municipios están asfaltadas, ya no es necesario entrar por todo el centro de la ciudad para ir al hospital, o al cementerio por ejemplo. Ahora ya hay vías directas. Investigador: y la población, ¿Cómo se ha incluido en todos estos cambios? ¿Se les toma en cuenta? Carlos C: Se les toma en cuenta, claro. Por ejemplo con esto que te estaba contando. A mí me han pedido, personas particulares de la población, que mejore el asfalto de frente de sus casas. Pero que pasa. Que yo tengo unos recursos, y de ahí debo destinarlos a proyectos, no sólo del municipio, sino para la provincia. Entonces, lo primero que hice fue eso, asfaltar las vías que comunicaban con el municipio. Y ahora que acaban de entrar más recursos pues podré atender los pedidos de la población que las incluimos en el plan. Investigador: ¿Y cómo funciona esto a nivel de viviendas particulares? Si un particular quiere construir en su vivienda, y esta tiene un valor patrimonial, como se aprueban las licencias de construcción? Carlos C: Bueno, ha habido un esfuerzo para mejorar el estado constructivo del fondo edificado, ¿no? Cuando nosotros comenzamos en el 2011 había creo que un 70% de edificios en un estado bueno y regular. Tu sabes que hay tres categorías, bueno, regular y malo. Ahora, no conozco la cifra exacta, pero ronda por el 90% de PÁGINA XXXII

edificios catalogados entre bueno y regular. Es decir, se ha avanzado bastante. Lo que pasa es que muchos de estos edificios son viviendas particulares de la población, que en la mayoría de los casos no pueden asumir estos costos de restauración puesto que son muy caros. Hay una serie de regulaciones y normas que se deben cumplir, para proteger el patrimonio. Esto implica que no se cambie demasiado el estilo de la vivienda, Y creo que no se les puede exigir que cumplan con todas estas normas, que son muy costosas, y no hacer nada más. Es por eso que yo he asumido parte de estos gastos en restaurar las fachadas de las casas. Para que las personas no violenten el patrimonio y no se den problemas. Investigador: ¿Y con respecto a los negocios cuentapropistas? Carlos C: Al comienzo se cometió el error de aprobar todo, y esto trajo consigo algunos problemas. ahora se ha tratado de corregir algunos de esos errores sin perjudicar a la población. Lo que se está haciendo es lo siguiente. Si alguien quiere montar, por ejemplo, una pizzería en el centro. Lo consulta con vivienda, y lo evaluamos. Si ya hay una pizzería en el centro, le decimos que perfecto que quiera montar su pizzería, pero que no puede ser en el centro por estas razones, pero si quiere, en Toledo, por ejemplo, no hay ninguna pizzería. Así que si quiere, le damos un espacio allá. Si insiste que sea en el centro, entonces le sugerimos otras ideas, que venda pollo o eso. Para tener diversidad de ofertas y que sus esfuerzos colaboren con la lógica urbanística que se le quiere dar a la ciudad. Investigador: Que interesante, entonces se negocia con la población y con todas las instituciones locales, con CODEMA, para llegar a un consenso de como se ha de construir la ciudad. Carlos C: Si, por eso te decía lo que te explique al comienzo. Yo soy político y dependo de los artistas y especialistas para que me asesoren, y con la población a quien se le pregunta que es lo que quiere. Cualquiera puede venir acá, o al CODEMA y traer sus propuestas, buenas ideas para urbanizar la ciudad. Puede ser alguien de la población, o incluso un extranjero. Acá se escuchan todas las propuestas y se debaten. Si son factibles, pudieran entrar al plan. Acá siempre se está soñando. Nunca renunciamos a nuestros sueños. Cuando tenemos un proyecto demasiado ambicioso, lo dejamos para luego, pero siempre presente. Y cuando tengamos una oportunidad, se pone en marcha. Y así vamos construyendo la ciudad, soñando y trabajando mucho. Nosotros trabajamos con los artistas y los arquitectos. Cada vez que hay nuevas propuestas, pedimos unas imágenes PÁGINA XXXIII

computarizadas del resultado final del proyecto. Y así se ve si se aprueban o no. Te digo, nunca prohibimos nada. Si alguien de la población tiene un proyecto que quiere emprender, le pedimos un croquis del resultado final, lo discutimos, y negociamos antes de aprobarlo. Siempre explicamos todo; porque no se puede hacer ahora, porque no se puede hacer en esa zona, y sugerimos otras ideas. También con los edificios históricos que estamos rehabilitando. Siempre se busca que sean lo más fiel a cómo eran en el pasado. Se ha ido trabajando con fotos de la época, para no perder patrimonio cultural. Por ejemplo, La biblioteca municipal, tú sabes que es histórica, ¿no? Tuvo que cerrar por seis años hasta que se asumió el presupuesto para la rehabilitación. Se buscaron las fotos de la época y se les dijo a los arquitectos que tenía que quedar igual. Claro, que se cambiaron cosas, pero se mantuvo el mismo estilo. Hace poco aprobé que derrumbaran unas ruinas de un edificio histórico que estaba en el centro para construir un ETECSA. Llegó la propuesta, con los arquitectos, para hacer el proyecto, atendiendo a las necesidades de la población, porque ETECSA es un servicio social. El edificio, como te digo, era patrimonial, pero ya estaba muy deteriorado, a nivel de ruinas. Por eso se aprobó el proyecto pero ojo, les dejé claro a los arquitectos que reconstruyeran parte de las ruinas una vez terminen, para guardar la identidad, el patrimonio y la memoria. También queremos rehabilitar el boulevard. Que era histórico, son tres o cuatro cuadras creo. Ya que en una encuesta realizada a la población salió que es este uno de los lugares que la población quiere recuperar Y lo vamos a hacer. Pero vamos a rehabilitar el boulevard con todos sus significados, que tenga utilidad para la ciudad.. Vamos a poner de un lado, de entrada al boulevard, una réplica de la entrada del cafetal Angerona. Para eso mismo, ¿no? Para rescatar la identidad y la memoria. Y del otro lado, de salida, la puerta de alguna villa histórica, aún no se. Estoy luchando ahora mismo para que me aprueben crear por lo menos dos clubes nocturnos, que no hay en Artemisa. Porque hacen falta espacios para la juventud, ya que los jóvenes necesitan de espacios donde puedan desahogar toda esa energía que tienen. Si tú les cierras un local a los jóvenes a las 2 de la madrugada, como está establecido estos no se van a ir a sus casas con toda esa energía que aún tienen. Se te van a ir a los parques, a poner música alta con los celulares y a tirar piedras en las ventanas, que al final, molestan más a la población. Por eso se necesitan sitios nocturnos que no cierren y donde puedan estar hasta quedar agotados, para que al salir de ahí sólo tengan PÁGINA XXXIV

ganas de ir a sus casas a dormir. Claro, que tienen que ser sitios que no tengan vecinos. El k-59 no puede ser, pero si los Laureles, que está en las afueras de la ciudad. Investigador: Hace no mucho leí un artículo sobre Artemisa, que hablaba sobre la crisis de valores en la juventud, y lo relacionaba con el deterioro de los bienes inmuebles de la localidad, que afectaba a la identidad cultural de este grupo etario. Según me cuenta, si parecen haber planes para abrir nuevos espacios que refuercen estos valores perdidos. ¿Qué más puede decirme sobre ello? Carlos C: Bueno, primero creo que no podemos hablar de que se han perdido valores. Hay que tener mucho cuidado con eso. Se han atrofiado. Pero aún se mantienen valores y se nota en el respeto a los mártires del Moncada. Artemisa tiene una historia muy interesante, muchos nos dicen que somos muy chovinistas, pero es que hay todo un sentido de pertenencia muy fuerte de los artemiseños. No sé si te has dado cuenta de una frase, que está escrita por todos lados en la ciudad. “Hay sangre de Artemisa brillando en la bandera de Cuba”, y cuando vienen visitantes de otras provincias y ven eso, me dicen, “oye Carlos, ustedes sí que son chovinistas, porque hay sangre de todos brillando en la bandera”. Y es cierto, pero son todo esos valores, identidad y sentido de pertenencia muy característicos del Artemiseño. Yo nací aquí, me crié aquí y me voy a morir aquí, por lo que te puedo asegurar que es así. Y la historia nos lo demuestra. Aquí llegaron muchos viajeros. Y de eso te podrán hablar mejor los historiadores que yo, pero uno de ellos que vino a Artemisa, exclamó que Artemisa era el Jardín de Cuba. Y jardín no por las flores, sino por el Café. Acá estaba creo que el segundo cafetal más grande de Cuba, el cafetal Angerona, donde empezaron ya los artemiseños de antaño a matar mayorales y a derramar sangre por la libertad. Por eso, cuando ocurre lo del Moncada, nosotros sentimos que Artemisa es la Cuna del Moncada. Santiago es la Cuna de la Revolución, y tiene su mérito. Pero de aquí fue donde salieron la mayor cantidad de moncadistas, lo cual, para un pueblo tan pequeño, es un hecho muy significativo. Pero todo ello sin quitarle el mérito histórico que tiene Santiago. Santiago es Santiago y hay que tener cuidado. .Ahora, en estos días, vamos a inaugurar una tarja en el parque Libertad. Donde Fidel dio su discurso el 17 de enero de 1959. Y, por chovinismo, muchos artemiseños han cortado una frase de Fidel del discurso y se repite y se transmite… Dicen que Fidel dijo que Artemisa era el pueblo más revolucionario de Cuba, cuando en realidad lo que PÁGINA XXXV

dijo fue que Artemisa bien podría llegar a considerarse, si tomásemos en cuenta su participación en el mocada, como el pueblo más revolucionario de Cuba. ¿Te das cuenta? Hay mucha diferencia. Entonces, a mí ahora, hace poco, me invitaron a un taller, y fui. Y ahí dijeron que Artemisa era la “Cuna del Moncada”, la “Tierra Roja”, pero nadie mencionó que era el “Jardín de Cuba”. Entonces yo lo comenté. Que había que remitirse a la historia. Antes de todo eso, Artemisa fue el Jardín de Cuba y eso forma parte de nuestra identidad cultural. Investigador: ¿Qué podría decirme sobre la educación medioambiental de los artemiseños? Carlos C: Eso si está muy deteriorado. Se enseña mucho en las escuelas, y se insiste para que no boten basura. Pero a veces no se tiene mucha cooperación con la familia. Y tú sabes que la familia es lo primordial para la educación. Si en tu casa te enseñan otros valores, porque es lo que ves en el comportamiento de tus familiares, por mucho que te insistan desde fuera, es difícil que hagas caso. En tu casa, tu mama, es quien te debe decir que “ser limpios no es limpiar, sino no ensuciar” y ya luego, la escuela complementa esa educación en valores, peor lo que no puede ser es que estén enemistados, la escuela con la familia, y que no se pongan de acuerdo. Ese es el campo en el que menos resultados se han logrado. Se hacen esfuerzos para recoger la basura dos veces a la semana, a un horario determinado, gastando recursos, pero la gente sigue dejando las bolsas en las calles, desde días antes de que pasen a recogerla, los perros las rompen, y se acumulan los desechos sólidos que dan una mala imagen del pueblo. Se hacen esfuerzos. Ya te digo, hay mucha voluntad política. Ahora se va a hacer una estatua de Trujillo, quien fue un artemiseño muy humilde que destacó por limpiar las calles. Y es un referente a seguir en la educación medio ambiental. Yo quisiera, que algún día pueda venir tu familia, por ejemplo, y que vea una ciudad prospera, moderna, pero con su memoria intacta, y limpia. Pero no hay resultado fácil. Si te chapean el jardín, te pintan los muros de tu edificio, que te cuesta mantener limpio tu portal, y esperar a los que recogen la basura y entregarles las bolsas en la mano. No se ha logrado aún fomentar una cultura así. Se ha ido buscando en crear espacios verdes en toda la ciudad, para crear espacios de recreación, para compartir, conversar, leer, para la población. Ahora se acaba de rehabilitar el parque, el que era el antiguo parque de los viejos. En un momento dado, se le empezó a llamar el parque de los homosexuales, y a mí me pareció PÁGINA XXXVI

muy feo, por eso se trató de darle un nuevo significado. Yo defiendo la batalla en contra de la homofobia. Por eso no me parecía que se conozca a un parque como el parque de los homosexuales, cuando todos los parques, plazas, y espacios públicos de la ciudad son de los homosexuales, como también de los heterosexuales, los blancos, los negros, las mujeres, los hombres. De todo el pueblo. Ahora es el parque de la Asociación de los Hermanos Saiz, para hacer trova y actividades culturales. En un futuro, pienso que se pueda poner ahí un anticuario, venta de antigüedades, y pintores, que vendan cuadros con paisajes, y quizás personas vestidas con trajes coloniales, para que los turistas se puedan tomar fotos con ellos. Eso cuando la ciudad crezca lo suficiente y atraiga turistas. Ya, en el espacio de la antigua terminal, se está construyendo una maqueta de la ciudad y un centro de computación, con multimedias acerca de la ciudad, para los turistas y la propia población local interesada en su ciudad, ¿no? Todas estas transformaciones se hacen desde una lógica urbanística de la ciudad, pero siempre atendiendo a la calidad de vidas de la población. Porque nada se hace rehabilitando un edificio histórico y asfaltando las vías, si tienes un hospital en pésimas condiciones, o a la población con problemas de salubridad. Como ocurre en Nueva York, que no es el referente, pero donde hay indigentes muriéndose de hambre, mientras se erige toda una ciudad moderna. Lo primero siempre va a ser el hospital y la población, y luego lo demás. Acuérdate que nosotros somos un experimento. Eso lo señala muy bien, el ojo, la pupila, que está en la entrada, viniendo desde La Habana. Esa pupila, simboliza el ojo desde el cual Artemisa ve al mundo, como referente en la construcción de una ciudad moderna y sustentable, pero desde donde también Cuba y el mundo ven a la ciudad de Artemisa en su proyecto urbano. Investigador: Creo que ya me ha respondido a todas las preguntas que le traía. Muy amable, muchas gracias por donarme todo este tiempo y por su sinceridad. C.C. Gracias a ti por elegir mi ciudad como tu objeto de estudio.

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Anexo 10: Mapa del desarrollo del centro traidcional de Artemisa.

Anexo 11: Mapa de los Ejes Fundamentales en el Centro.

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Anexo 12: Fotos de algunos espacios públicos y patrimonios culturales de la ciduad.

Antigua Estación de Omnibus “Ruta 35”. Actualmente (foto de abajo) está en obras de consrucción para darle reuso. Aquí estará la nueva maqueta histórica de la ciudad.

Edificio “Matilde” Calle 52 Esquina a 23.

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Calle 33 (Camino Real, Maceo)

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Antiguamente finca “las dos ceibas”, en la carretera central. El k-59, un complejo gastrónomico en el que se celebran actividades musicales y culturales a estilo de cabaret. Es conocido por los lugarenos como “las dos ceibas”, en evocación a la finca que ocupaba su lugar en etapas históricas anteriores a la expansión de la ciudad.

Cine-teatro Suarez. Actualmente hay proyectos de reactivación.

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Farmacia “La Reunión”, Hoy día Heladería “Copelia”.

Cafetal Angerona en su época de esplendor.

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Hotel Campoamor. Actualmente está en obras de restauración.

“Casa Sierra”. Este inmueble fue construido a inicios del siglo XIX para ser utilizado como el Hotel “Sevilla”. Hoy día se le dio reuso y funciona como Tienda de Recaudación de Divisas (TRD) PÁGINA XLIII

Iglesia Católica “San Marcos Evangelista”

Hoy, Biblioteca Municipal “Ciro Redondo”, construida en 1913 como sede de la Sociedad de Instrucción y Recreo José de Luz y Caballero.

Parque de la Asociación Hermanos Saiz (AHS). Conocido antiguamente como el “parque de los viejos”

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Bodegón Carvajal (1940), Hoy día Mercado Ideal. Entre calle 33 y 48 (Maceo y Martí).

Algunos inmuebles con valor patrimonial en Artemisa que ofrecen servicios gastrónómicos. De izquierda a derecha, Restaurante-Bar “El Ruanda”, Cafetería “La Aurora” y Sandwishera “El Cedro del Líbano”.

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Artemisa 17 de Enero de 1959 Acto de Entrada de Fidel .

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