Análisis de artículo

Por: Marilia Bones

Marzo, 2015

Pérez-Tornero, J. y Tayie, S. (2012). La formación de profesores en educación en medios: currículo y experiencias internacionales. Comunicar, 39 (XX), 10-14.

En un momento en donde nuestras vidas están inmersas en los medios de comunicación, es imprescindible que la educación forme un currículo en donde estén presentes los medios tecnológicos dentro de sus actividades de avalúo y estrategias educativas. Por ende, sus docentes deben poseer las habilidades para dominar la tecnología y usarla como herramienta eficaz para el proceso de enseñanza-aprendizaje. Este artículo expone un currículo interesante que integra y propone esos cambios como finalidad curricular de manera internacional.

En los últimos años se ha señalado en varios estudios la necesidad de potenciar un cambio de cultura mediática y de competencias comunicativas para el cual la formación de profesores es un elemento esencial. Por ello, la UNESCO tuvo la idea en el 2008 de desarrollar un currículo mundial de formación de profesores. Era el momento en donde mundialmente, los sistemas educativos emprendieron reformas curriculares y destacaban las competencias digitales con los medios de comunicación. También, la integración de la Internet a las salas de clase, lleva a que la renovación y la formación de los docentes sean obligatorias. Ya los medios no tendrían que ser solo receptivos, sino que tanto profesores como estudiantes pueden ser los emisores, o mejor expresado: los productores y creadores. Planearse estrategias educativas internacionales es necesario, gracias a la globalización que vivimos. El “UNESCO MIL Curriculum and Competency Framework” integra la evolución entre la comunicación y la educación. Sus principales criterios son: ecológico, que reconocen los distintos medios, como: libros y la Internet; funcional, configura las metas del currículo y operativa, el trabajo de docentes y alumnos. Muchos países, como Brasil, África y España, están estudiando propuestas y han adaptado a sus currículos el modelo de la UNESCO con la misión de favorecer la alfabetización mediática y que los docentes adquieran las habilidades necesarias

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para las competencias y retos educativos modernos. Se hace referencia al caso de la ciudad del Cabo en Sudáfrica, donde Ibrahim Saleh, a base de la perspectiva socioeducativa de su país, llega a la conclusión que el currículo de la UNESCO podría ayudar a mejorar el estado actual de la alfabetización informacional y mediática en su país. Otro estudio de Susan Moeller (Maryland, EE.UU.) demuestra que los jóvenes actuales con independencia de donde viven, presentan un fuerte rasgo de adicción a los medios, ya que viven con ellos y difícilmente pasan un día sin “desenchufarse”. Mientras que el estudio de Tayie (Egipto), Pathak (EE.UU.) y Hirsjarvi (Finlandia), mediante una metodología cualitativa y comparativa, exponen que los jóvenes del mundo están adueñados de sus teléfonos móviles y de las computadoras como vías de satisfacción personal. Es un fenómeno global que trasciende fronteras. En otras palabra, que ya no son simples consumidores, sino que son entes activos que construyen contenidos y participan activamente en las redes sociales. Los autores quieren avanzar en la educación en medios y formación de los docentes con el objetivo de aprovechar esa tendencia mediática a una creativa y consciente. Por último, Tejedor y Pulido (España) se ocupan de fortalecer los jóvenes a los riesgos de la Internet, como el ciberacoso. Señalan que afectan un 44% de la población infantil en su país y un 20% en EE.UU. Favorecen el currículo de la UNESCO y una atención especial a estrategias de prevención. Estoy completamente a favor de la propuesta de los autores, de lo importante que es reformar el currículo con un enfoque en los medios tecnológicos, como el presentado por la UNESCO. Muestran varios estudios que evidencian lo vital que es esa transformación, que aunque empezada por esos países en el 2008, aún en muchos como el nuestro no está adaptada en pleno 2015. Los jóvenes de hoy, que son nuestros estudiantes, son una generación que es socialmente activa por los medios electrónicos.

Han

desarrollado naturalmente

unas capacidades

informativas que los hacen sentirse cómodos con los medios de comunicación. Un currículo que no integra estrategias ni actividades tecnológicas, prácticamente en esta era, es uno que padece de flexibilidad y “accountibility”. Es menester que cada

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uno de los que nos dedicamos a la educación, entendamos que el mundo ha cambiado, ha evolucionado y por lo tanto; también la manera de enseñar y adquirir conocimientos. Ello implica que tenemos que adaptarnos a esos cambios y atemperarnos a la realidad social y económica en la que vivimos. Los docentes de hace 15 años no tenían las herramientas tecnológicas, pero los estudiantes eran distintos. Hoy día, que un profesor no conozca ni utilice los medios tecnológicos como estrategias y técnicas de enseñanza es inaceptable. Como los estudios mencionados de este artículo evidenciaron, los jóvenes de esta generación viven de la tecnología, ya es algo que necesitan a diario y les satisface. El currículo de la materia que sea, debe ir encaminado bajo esa idea, de atemperarse a la sociedad. En mi especialidad (Español) es fundamental que la clase sea dinámica y capte la atención de los estudiantes. Constantemente voy a talleres de capacitación sobre innovaciones tecnológicas como: aplicaciones del celular y ciberespacios, que pueda integrar a mi sala de clases. Prácticamente, diariamente hago uso del proyector y la computadora. Cada vez que integro el uso de la computadora, el celular o videos en Youtube; la clase es divertida, hay más participación y los resultados son mejores. Además, tengo grupos en “Whattsapp” donde hay una comunidad de estudiantes y por la misma aplicación hacen preguntas, comentarios y sugerencias. Igualmente, he permitido que me envíen fotos de sus asignaciones o sus trabajos por medios electrónicos sin necesidad de imprimirlos. Se ha abierto una ventana a la comunicación, donde todos forman parte, incluso los más tímidos se sienten cómodos, expresándose en los medios donde se sienten como peces en el agua. En mi experiencia, esto me ha acercado mucho más a mis estudiantes y a que ellos potencien sus inteligencias, aun cumpliendo los objetivos del curso. Esa flexibilidad, ha dado como resultado que los estudiantes sean más responsables con sus tareas y finalmente perciban que el aprendizaje puede y debe ser dinámico, personalizado y divertido.