Análisis del Discurso Político

June 19, 2017 | Autor: Liliana Cuadra | Categoria: Discourse Analysis
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UNIVERSIDAD NACIONAL DE LOMAS DE ZAMORA


FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES


Carrera: LETRAS


Asignatura: GRAMÁTICA ESPAÑOLA II

Profesora: Lic. Patricia Vila

Trabajo monográfico

Alumna: Liliana Cuadra


-Julio 2010-


ÍNDICE

Índice………………………………………………………………………..…..Pág. 2


Introducción................................................................
..........................................Pág. 3


Desarrollo…………..............................................................
...............................Pág. 4


Conclusión..................................................................
.........................................Pág. 13


Anexo………………………………………………………………………..…Pág. 14


Bibliografía................................................................
..........................................Pág. 17








INTRODUCCIÓN



Este trabajo apunta a analizar el discurso político de la Senadora
Cristina Fernández de Kirchner, en el Club Obras Sanitarias, el 27 de abril
de 2005[1]. Intentaré concretamente, identificar e interpretar los
elementos lingüísticos propios de la comunicación en una perspectiva
pragmática, entendiendo por ella al estudio del uso del lenguaje en
contexto. Éste análisis se llevará a cabo queriendo explorar no solo lo
evidente del discurso, sino también lo que se encuentra por debajo del
entramado superficial del mismo pues, como lo señalan varios especialistas,
puede expresarse en forma implícita mucho más de lo que se dice















DESARROLLO

Algunos lingüistas coinciden en el sentido "propio" que resulta
conveniente atribuir al término enunciación.
Benveniste sostiene que "la enunciación es esa puesta en
funcionamiento de la lengua por un acto individual de utilización."
Anscombre y Ducrot en tanto, refieren que "la enunciación será para
nosotros la actividad lingüística ejercida por el que habla en el momento
en que habla" (también por el que escucha en el momento en que escucha).
En el discurso, se debe considerar la enunciación como un
acontecimiento que, como tal, nunca se repite en forma idéntica. Todo
discurso expresado ante oyentes no sólo origina interacción comunicativa
sino que además espera transformaciones. Si esto es así, se debe suponer
que todo enunciado emana una acción, y en consecuencia, éste se convierte
en herramienta para movilizar a otros, según sean las relaciones
establecidas entre las partes. De ahí que conformar un mensaje, implica, en
muchos casos, llevar a cabo acciones en el momento de ser expresadas. Se
observa que es propiedad del lenguaje lograr que el decir sea un tipo
particular del hacer y que, en última instancia, el hacer y el decir actúen
simultáneamente.
J. L. Austin2, en sus conferencias sobre actos de habla, dice: "los
filósofos han propuesto que el papel del 'enunciado' es solo 'describir
algún estado de cosas' o 'enunciar algún hecho', con verdad o falsedad".
Cuando la senadora Fernández de Kirchner dice: "[…] debíamos
proponerle al país una manera diferente de construir y hacer política,
[…]3, está llevando a cabo el acto de "proponer cómo hacer política",
independientemente de que en verdad lo realice. Este tipo de enunciados,
que no describen estados de cosas (los denominados constatativos) sino que
hacen lo que dicen en el instante mismo del decir, son los que Austin
denomina realizativos o performativo4.
Un enunciado está formado por muchas palabras que parecen ser
descriptivas y sirven para indicar (y no para registrar) las circunstancias
en que se formula el enunciado o las restricciones a que está sometido.
Anteriormente se expuso que comunicarse conforma un tipo de acción,
y los actos de habla serán sus realizaciones particulares. Austin expone
que "decir algo" es "hacer algo" e introduce el concepto de actos
ilocutorios o ilocucionarios. Al hacerlo, distingue dentro de estos el
preguntar, afirmar, proponer, ordenar o prometer, con lo que comprende la
dimensión del enunciado realizativo. Los actos perlocucionarios, en tanto,
se relacionarán con los efectos que se pretenden obtener sobre la audiencia
al llevar a cabo el acto: consolar, confundir, hacer creer. Por último,
los actos locutorios o locucionarios son los que se realizan por el hecho
de decir algo. Dentro de ellos, distingue el autor otras tres categorías:
el acto fónico, el fático y el retórico5.
En esta ubicación de los enunciados se articulan las distintas
dimensiones que, según Austin, son simultáneas. Por ende, cuando dice 'acto
de habla', se está refiriendo a los tres actos que lo componen. Al decir,
realizativo o performativo, remite el autor a aquellos enunciados que no
solamente 'dicen' algo sino que le agregan el accionar. Y porque hacen al
decir (y no dicen simplemente) es que no se pueden someter a condiciones de
verdad o falsedad, sino a condiciones de adecuación o inadecuación. Se da
allí, justamente, el efecto convencional en el que no vale ya la verdad
como elemento absoluto, como contenido proposicional, sino la adecuación a
un contexto que implica convenciones sociales y culturales propias de
determinada comunidad. Sin duda, el mayor aporte de esta teoría se da en la
dimensión ilocucionaria, en la de hacer algo cuando se dice, con el
agregado de que ese 'hacer' no necesariamente tiene que estar explícito.
Valgan como ejemplo las palabras de la Senadora al principio de su
discurso: "[…] simplemente intento reflexionar acerca de las cosas que nos
pasan y cómo funcionamos muchas veces como sociedad. Y lo necesario que es
volver a tener confianza y fe en nosotros mismos, en que podemos hacer las
cosas, con esfuerzo, con trabajo, con compromiso y también con sacrificio,
pero que las podemos hacer."6 Explícitamente, la Sra. de Kirchner expone
las acciones del Presidente: "[…] Es este proyecto y es este Presidente el
que acompaña a la sociedad en la voluntad de vivir en un país mejor […] ;
da ejemplos de sus experiencias:"[…] Vinimos a contarles a los argentinos
lo que allá en el sur lejano habíamos hecho, cómo habíamos enfrentado la
dura adversidad, cómo habíamos conformado una realidad allá"; y explica su
forma de pensar la política: "Es necesario entonces concebir a la política
como la expresión de ideas pero al mismo tiempo concretando gestiones,
hablando de lo que queremos hacer y no hablando mal del otro ; hablando de
lo que hicimos y lo que vamos a hacer. […] Cuando ustedes quieran saber qué
va a hacer un político, no lo escuchen cuando habla ni lean lo que escribe,
miren lo que hizo, lo que está haciendo y se van a dar cuenta lo que puede
hacer"7.
Sintetizando, Austin explica que el procedimiento del acto
performativo requiere del emisor la adhesión de pensamientos y sentimientos
a las acciones que declara realizar. Es decir, si está llevando a cabo un
acto de 'prometer', en el momento de enunciar la promesa es lógico que se
piense que posee la intención de cumplirla. El acto de habla existe igual,
más allá de que cumpla o no con lo que promete. La Senadora expresa: "[…]
Por eso, […] aquí estamos, para hacernos cargo de la historia, para
hacernos cargo de las esperanzas y de la fe de una sociedad que apuesta de
una vez y para siempre a un triunfo"8.

He dicho, en la introducción de este trabajo, que la perspectiva
pragmática se ocupa de las condiciones y reglas para la idoneidad de los
enunciados o actos de habla en un contexto determinado. En ese sentido, la
perspectiva pragmática de la comunicación estudia las relaciones entre
emisores y sus oyentes a través de cómo se generan los significados, cuáles
son las reglas de su funcionamiento y qué efectos logran. Esto nos lleva a
determinar los principios que regulan el uso del lenguaje en la
comunicación.
Grice9 establece un principio básico del que derivan máximas, al que
denomina "principio cooperativo". El autor propone una serie de normas que
se supone son aceptadas de modo tácito por quienes participan en el acto de
habla. Si este principio se viola, puede el destinatario concluir que el
emisor no tiene real intención de comunicarse, o bien que está violando
dicho principio con el fin de introducir nueva información. Tal principio
se desarrolla en las categorías de cantidad -sea lo más informado posible-
, cualidad - sea honesto- , relación -sea pertinente- y modalidad -sea
claro.
Se comunica con lo que se dice, pero también, y en gran parte, con
aquello implicado en lo que se dice. Para explicar este aspecto, el autor
designa este contenido implícito introduciendo el término "implicatura, es
decir, un tipo de inferencia plenamente pragmática cuyo reconocimiento
tiene consecuencias relevantes en la discusión de la relación entre
semántica y pragmática.
Las implicaturas dependen del contexto y están ligadas al principio
de cooperación, puesto que para inferir lo implícito hay que suponer que el
hablante se ajusta a tal principio. Grice presenta dos tipos de
implicaturas: las convencionales, que derivan de los aspectos
convencionales del significado de las palabras y no de factores
contextuales y las conversacionales, regidas por los principios que regulan
la conversación y el contexto.
En el discurso analizado, la Senadora Kirchner sostiene claramente
el principio de cooperación, ya que su transmisión cumple con las máximas
que lo establecen. Comunica a la audiencia sus ideales, aclara dichos
impertinentes a su política, es clara y parece honesta al presentar su
postura frente a los ciudadanos. En este intercambio comunicativo, el
hablante (la Senadora) recibe por parte de la asistencia (oyentes)
aplausos, vítores y muestras de apoyo; intercambios conversacionales que
serán provechosos sólo suponiendo que se conducen de acuerdo, en general,
con el principio y las máximas.
A continuación, algunos de los rasgos distintivos de las
transacciones cooperativas: los participantes tienen un fin común
inmediato; las contribuciones de los participantes deben corresponderse
mutuamente y ser independientes unas de otras; existe siempre un
entendimiento de que, siendo invariables otros factores, la transacción
debe continuar en el estilo apropiado (puede ser explícito, pero
frecuentemente es tácito), a menos que ambas partes estén de acuerdo en que
debe terminar. Aquí, algunos ejemplos específicos en el discurso elegido
que avalan lo antedicho: "Vinimos a contarles a los argentinos lo que allá
en el sur lejano habíamos hecho, cómo habíamos enfrentado la dura
adversidad, cómo habíamos conformado una realidad allá […]. Y así
empezamos, duramente, no transigiendo, cuando los que desertaron […], nos
pusieron frente al deber histórico de hacernos cargo, sí, de hacernos cargo
de lo que había pasado en la Argentina. Una devastación nunca conocida, el
rompimiento de todo el sistema político, la desesperanza, las desigualdades
más profundas que uno puede imaginarse; una Argentina, una sociedad que se
sentía traicionada por sus dirigentes, abandonada por sus direcciones
políticas, quebrada en la moral y en la fe. […] Por eso, cuando ese 25 de
mayo, en ese discurso ante la Asamblea Legislativa, plantamos las bases de
lo que debería ser a nuestro criterio una gestión de gobierno. […]
planteamos que era necesario en la Argentina volver a juntar legalidad con
legitimidad, que era necesario volver a unir el discurso y la palabra con
la acción concreta en la gestión de gobierno, porque había habido demasiada
estafa, demasiada defraudación; […]".10
En conclusión, como dice Grice en su artículo: "[…] Para determinar
una implicatura conversacional en particular, el oyente deberá reponerla
basándose en los siguientes datos: 1) el significado convencional de las
palabras empleadas y la identidad de cualesquiera referencias que
involucren; 2) el principio de cooperación y sus máximas; 3) el contexto,
lingüístico o cualquier otro, de la emisión; 4) otros elementos del
conocimiento común del hablante y oyente; y 5) el hecho (o hecho supuesto)
de que todos los elementos relevantes mencionados se hallan al alcance de
ambos participantes y que ambos saben o suponen que ése es el caso".11

En 1969, John Searle12, filósofo norteamericano, reformula y
sistematiza en su libro Actos de habla, la hipótesis fundamental de Austin
(la de los enunciados performativos). En esa revisión, agrega Searle una
serie de conceptos muy interesantes que, si bien podrían aplicarse a
cualquier tipo de discurso, están directamente relacionados con los de
índole política.
Para el autor, hablar un lenguaje significa tomar parte de un tipo
especial de conducta, altamente compleja, cuya particularidad consiste en
estar gobernada por determinado tipo de reglas que es necesario dominar.
Por consiguiente, aprender y dominar un lenguaje equivale a aprender a
dominar esas reglas.
En principio existe una conducta intencional, basada en términos de
una significación propia del hablante y, por tanto, no natural. El emisor
produce actos de habla, ciertos sonidos organizados en oraciones, bajo
determinadas circunstancias, por algo y para algo, con la intención de que
su mensaje sea reconocido por la audiencia. No olvidemos que para Searle un
acto de habla equivale a la unidad de la comunicación lingüística y que
esas circunstancias son las que hacen que las oraciones se conviertan en
actos de habla. Por otro lado, las reglas, de carácter constitutivo y no
regulativo, van a crear dicha conducta. De ahí que el lenguaje sea un tipo
de conducta intencional conformada por un determinado tipo de reglas que,
indefectiblemente, conducen a realizar actos de habla.
Pero la eficacia de esta teoría de la acción, con el supuesto de una
fuerte dosis de intencionalidad, radica en que el acto de habla producido
está generando determinada información ligada a la literalidad de ese acto
en el marco de un contexto adecuado. Y aquí, junto con Searle, advertimos
que la presencia de ese contexto es fundamental, porque será éste el que,
en última instancia, permitirá identificar lo que luego nuestro autor
llamará la fuerza ilocucionaria, a través de la cual podremos distinguir
una promesa de una pregunta y una pregunta de una orden, ya que con un
mismo contenido proposicional alguien puede asignar distintas fuerzas
ilocucionarias.
Por este camino, Searle agrega un enfoque complementario que
supone, por un lado, un significado de carácter semántico, y por otro, un
significado ligado fundamentalmente a las situaciones de habla. De ahí que
el acto de habla se produzca siempre en un contexto determinado y que sea
éste el que finalmente le asigne su significación total.
Llegamos pues, según Searle, a distinguir dos tipos de elementos:
los contenidos semánticos por un lado, y los dispositivos de fuerzas
ilocucionarias por otro. A partir de ellos, todo hablante, al organizar su
discurso, está generalmente realizando "tres géneros distintos de actos" a
saber: el acto de la emisión: el emisor dispone palabras en períodos
oracionales bien constituidos; el proposicional: el emisor refiere y
predica (similar al acto locucionario de Austin), y el acto ilocucionario:
el emisor manda, denuncia, promete, etc. (tomado directamente de Austin).
Se destaca la importancia que tiene la dimensión proposicional para
la postulación de Searle, ya que es ésta la que conlleva el contenido
semántico que tendremos que vincular con lo que se está haciendo al
realizar determinado acto de habla.
Una proposición es el contenido del acto, lo que se promete en el
acto de 'prometer', lo que se afirma en el acto de 'afirmar'. Aunque
debemos distinguir con claridad y señalar las fronteras existentes entre lo
que es un contenido proposicional y un contenido ilocucionario, pues ambos
representan dos áreas que pueden relacionarse pero no identificarse, son
dos dimensiones de una unidad: el acto de habla.
¿Cuáles serían los indicadores de la fuerza ilocucionaria? En primer
lugar, los realizativos explícitos, aunque pueden también funcionar como
tales otros recursos del lenguaje como el orden de las palabras, la
entonación de la frase, las interrogaciones, los exclamativos, los
imperativos, un verbo auxiliar (deber o poder), los adverbios y locuciones
adverbiales, etc. De hecho, los valores indicadores de una fuerza
ilocucionaria se ligan a una proposición donde encontraríamos las
propiedades semánticas y sintácticas. Sirvan como ejemplo las oraciones
pronunciadas por la Senadora: "[…] Se trata entonces, argentinos y
argentinas, de comprender la necesidad de tener confianza en nosotros,
[…]"; "[…] cómo funcionamos como sociedad […]"; "[…] nos dijeron 'no van
a poder'. […] Nos dijeron que no se iba a poder enfrentar a esos
intereses, […]".13
Los actos ilocucionarios, se expresan a través de una serie de
verbos conjugados en primera persona del singular del presente del
indicativo activo, adquiriendo de esta forma carácter de realización de los
actos que presentan. Ahora bien, si el decir tiene la capacidad del hacer,
sin dudas, ese hacer estará necesariamente ligado a un contexto social en
el que hay una serie de convenciones que regulan la interacción y nos
permiten comunicarnos y entendernos. Searle establece una serie de reglas
que vendrán a condicionar los actos de habla, reglas que se clasifican,
según su naturaleza, en constitutivas y regulativas.14

Si no conocemos las reglas que originan los actos de habla, no
podremos comunicarnos con un grupo social, ya que participar en la
interacción comunicativa exige respetar ciertos principios del lenguaje y
no solamente los gramaticales.
Las reglas para el acto de habla son:
1) Condiciones normales de entrada y de salida, esto es, hablar
inteligentemente y tener la capacidad de
comprender.
2) Condiciones del contenido proposicional:
- El hablante expresa una proposición dentro de una emisión.
- Al expresar esa proposición (la de prometer), el hablante predica un acto
futuro del hablante (toda promesa se proyecta hacia el futuro).
3) Condiciones preparatorias.
- El oyente prefiere que el hablante haga el acto futuro a que no lo haga.
- El hablante cree que el oyente prefiere que él haga ese acto futuro a que
no lo haga.
- No es obvio ni para el hablante ni para el oyente que el hablante lleve a
cabo el acto en el discurso normal de los acontecimientos (nadie puede
prometer obviedades, sino algo que comprometa al sujeto).
4) Condiciones de sinceridad, vinculadas a los estados psicológicos.
- El hablante tiene la intención de realizar lo expuesto.
5) Condiciones esenciales.
- El hablante tiene la intención de que la emisión lo coloque en la
obligación de hacer el acto.
- El hablante intenta generar en el oyente el conocimiento de que la
emisión que acaba de producir lo coloca en la obligación de hacer ese acto.
- El hablante desea que esa producción sea reconocida en virtud del
significado de la proposición que el acto conlleva.

A partir de estas condiciones, y basándonos en la propuesta de
Searle de las cuatro reglas de constitución del acto de habla, trataremos
de aplicarlas al acto de 'prometer', sumamente relacionado con el discurso
político.
Primera regla. Referida al contenido proposicional
- La promesa se emite sólo en el contexto de una oración o fragmento mayor
del discurso, cuya emisión predica un acto futuro del hablante.
Segunda regla. Referida a las condiciones preparatorias.
- La promesa se emite sólo si el oyente prefiere que el hablante haga el
acto futuro a que no lo haga, y si el hablante cree que el oyente prefiere
que lo haga a que no lo haga.
- La promesa se emite si no es obvio, ni para el hablante ni para el
oyente, que el acto futuro ocurriría en el decurso normal de los
acontecimientos.
Tercera regla. Referida a la condición de sinceridad.
- La promesa se emite siempre y cuando el hablante tenga la intención de
llevar a cabo el acto futuro.
Cuarta regla. Referida a la condición esencial.
- La emisión de la promesa cuenta cómo contraer la obligación de hacerla,
es decir, de realizar lo que se está prometiendo.
"[…],nos pusieron frente al deber histórico de hacernos cargo, sí,
de hacernos cargo de lo que había pasado en la Argentina. […] por eso vale
la pena hacer política, para transformar la realidad, para transformar la
calidad de vida de los ciudadanos. […]Por eso, con la misma fuerza de aquel
26 de julio, con las mismas convicciones de ese 25 de mayo, aquí estamos,
para hacernos cargo de la historia, para hacernos cargo de las esperanzas y
de la fe de una sociedad que apuesta de una vez y para siempre a un
triunfo. Que no es ni el de un partido ni el de un hombre, es el de todos
los argentinos. Muchas gracias".15
El fragmento citado representa un típico caso de acto de habla
directo, donde las cuatro reglas constitutivas se ven aplicadas al acto de
'prometer', es decir, a una sola fuerza ilocucionaria.




CONCLUSIÓN

En síntesis, hacer uso del lenguaje consiste en llevar a cabo una
serie de actos, según determinadas reglas, que permitirán emitir un mensaje
que pueda ser entendido por segundas personas. En el discurso político, el
emisor lleva a cabo acciones que no deben confundirse con la acción de
pronunciarlas, pues hace algo más que decir algo. Desde el punto de vista
comunicativo, un texto o discurso que tenga carácter argumentativo es un
«gran acto» de habla que un hablante produce para convencerse a sí mismo o
a uno o más interlocutores de la validez de una tesis propia o ajena. Como
se mencionó anteriormente, el lenguaje, en general orientado hacia la
comunicación, comporta enunciados que procuran obtener o provocar
reacciones en los demás.
Searle dice: "Si pudiéramos conseguir un análisis de todos los actos
ilocucionarios en términos de efectos perlocucionarios, las perspectivas de
analizar los actos ilocucionarios sin referencia a las reglas se verían
incrementadas grandemente. La razón es que el lenguaje podría considerarse
entonces solamente como un medio convencional de alcanzar, […]. El acto
ilocucionario no implicaría entonces esencialmente ningún tipo de regla en
absoluto. Los actos ilocucionarios serían entonces convencionales […] pero
no estarían en absoluto gobernados por reglas"16

"El arte de persuadir consiste en agradar y en convencer; los
hombres se gobiernan más por el capricho que por la razón. Por esto hay que
tener en cuenta a la persona que se quiere movilizar, conocer su espíritu y
su corazón, los principios con los que acuerda, qué cosas ama; luego tomar
el asunto que se trata, qué relaciones tiene con los principios
sostenidos".
Pascal17
..
ANEXO


Discurso de Cristina Kirchner en Obras

Discurso completo de la Senadora Cristina Fernández de Kirchner.
En el acto realizado en el estadio Obras Sanitarias el 27 de abril de 2005
En este mismo lugar un 26 de julio de 2002, hace poco menos de tres años,
un puñado de hombres y mujeres vinimos a recordar a Eva Perón, pero además
vinimos a presentarle al país un proyecto político, un proyecto de nación.
Algunos titularon ese día que se lanzaba una candidatura, el país no
necesitaba candidaturas, tenía tal vez demasiados candidatos, el país
necesitaba un proyecto nacional, un proyecto de nación.
Y eso fue lo que ese 26 de julio, en una larga marcha que venía de mucho
antes, ese puñado de hombres y mujeres, de una generación que creció en
medio de dictaduras feroces y que nos hicimos hombres y mujeres en una
democracia también muy maltratada por los intereses corporativos, habíamos
comprendido que había un punto de inflexión en la historia, que debíamos
proponerle al país una manera diferente de construir y hacer políticas, una
forma que no se agotara en las tradicionales, en esa de los políticos
hablando mal de los otros y bien de uno mismo.
Vinimos a contarles a los argentinos lo que allá en el sur lejano habíamos
hecho, cómo habíamos enfrentado la dura adversidad, cómo habíamos
conformado una realidad allá. Me acuerdo que algunos escépticos decían
bueno, pero una cosa es allá en el sur, una provincia alejada, poca gente,
y otra cosa es el gobierno de la Nación, como si la capacidad de gestión,
como si las convicciones, como si el compromiso político fuera una cuestión
demográfica y de geografía y no de profundas convicciones personales y
compromiso con la sociedad y con la historia.
Y así empezamos, duramente, no transigiendo, llevando adelante lo que
nosotros queríamos para un día como hoy, un 27 de abril también, de hace
dos años, cuando los que desertaron porque ni siquiera tuvieron el coraje
de hacerse cargo de lo que habían hecho, nos pusieron frente al deber
histórico de hacernos cargo, sí, de hacernos cargo de lo que había pasado
en la Argentina. Una devastación nunca conocida, el rompimiento de todo el
sistema político, la desesperanza, las desigualdades más profundas que uno
puede imaginarse ; una Argentina, una sociedad que se sentía traicionada
por sus dirigentes, abandonada por sus direcciones políticas, quebrada en
la moral y en la fe.
Siempre sostuve que aquella crisis era algo más que una crisis económica o
una crisis social, era una profunda crisis moral y de fe en nosotros
mismos. Nos habían convencido de que nada podía salirnos bien, nos habían
convencido de que nunca nos iba a ir bien, como si pesara sobre nosotros
una maldición gitana o una cuestión genética. Nos habían quebrado la moral,
nos habían quebrado la esperanza, que es lo más difícil de construir y con
lo único que el hombre puede enfrentar la adversidad del destino.
Por eso, cuando ese 25 de mayo, en ese discurso ante la Asamblea
Legislativa, plantamos las bases de lo que debería ser a nuestro criterio
una gestión de gobierno, también algunos sonrieron escépticos. Cuando
planteamos que era necesario en la Argentina volver a juntar legalidad con
legitimidad, que era necesario volver a unir el discurso y la palabra con
la acción concreta en la gestión de gobierno, porque había habido demasiada
estafa, demasiada defraudación; cuando sostuvimos que unir los conceptos de
legalidad y legitimidad en la acción de gobierno no era solamente una
cuestión semántica sino una cuestión vital, algunos nos miraron escépticos.
Cuando sostuvimos que la lucha contra la impunidad y en ese marco el
respeto irrestricto a los derechos humanos eran banderas de este gobierno,
algunos también miraron escépticos. Cuando sostuvimos que era necesario
volver a representar a los ciudadanos, que los partidos políticos debían
volver a hacer eso, representar a los ciudadanos, ser los articuladores de
los intereses, sí, y hablar también sin miedo de los intereses; en la
política hay intereses, en la vida cotidiana hay intereses, lo que hay que
decidir es qué intereses se quieren representar y eso lo tuvimos siempre
muy claro. Representar, volver a representar los intereses de los
ciudadanos. La política no es una cuestión de buenos y villanos, malos y
buenos, porque por supuesto el político de turno siempre se pone del lado
de los buenos; no, es algo más profundo, pero también más simple, es lucha
de intereses, y en esa lucha de intereses los partidos democráticos y
populares deben saber qué intereses representar. Claro que no es fácil,
claro que hay peligros, claro que hay presiones, pero vale la pena el
ejercicio republicano de representar a los ciudadanos ; vale la pena cuando
uno estrecha la mano de la gente, cuando puede mirarla a los ojos, cuando
la gente quiere darle un beso, un abrazo y decirle "no afloje". Es ahí
donde uno advierte que vale la pena hacerse cargo de los ideales, vale la
pena hacerse cargo de las convicciones, y que volver a representar a la
sociedad es en definitiva el hecho por el cual nos incorporamos a la
política.
También nos dijeron "no van a poder" cuando hablamos de la dignidad
nacional, de volver a representar los intereses de la Nación cuando
teníamos que ir a negociar afuera los intereses de los argentinos. Nos
dijeron "no van a poder"; con el Fondo no se puede, con esto tampoco se
puede, y pudimos. Pero no porque seamos héroes, personalmente detesto a
aquellos que se presentan a sí mismos como héroes, como los mejores de la
película. No, simplemente hicimos lo que había que hacer, lo que teníamos
obligación de hacer. Era nuestra obligación como ciudadanos, como
argentinos, además de nuestras convicciones. Nos dijeron que no se iba a
poder enfrentar a esos intereses. Y también nos dijeron que no íbamos a
poder enfrentar la crisis energética, que se iba a caer..., si yo leyera o
releyera todo lo que han dicho hoy deberíamos estar todos en los quintos
infiernos.
No hago esto como un ejercicio de acusación, simplemente intento
reflexionar acerca de las cosas que nos pasan y cómo funcionamos muchas
veces como sociedad. Y lo necesario que es volver a tener confianza y fe en
nosotros mismos, en que podemos hacer las cosas, con esfuerzo, con trabajo,
con compromiso y también con sacrificio, pero que las podemos hacer.
Es cierto que por ahí no tenemos los modales que aconseja la diplomacia,
pero les puedo asegurar que me quedo con estos modales y fundamentalmente
me quedo con la forma de ejercer y presentar la defensa de los intereses de
los argentinos. Esos son los modales que valen, esos son los modales que
van a perdurar en la historia y en la memoria colectiva.
Se trata entonces, argentinos y argentinas, de comprender la necesidad de
tener confianza en nosotros mismos. Se trata de comprender que hay una
forma diferente de hacer política, que la política no es solamente hablar
frente a un micrófono o estar en un set de televisión, la política es
gestión junto a la gente y por la gente, por eso vale la pena hacer
política, para transformar la realidad, para transformar la calidad de vida
de los ciudadanos, lo demás es papel pintado. La fama, como diría aquel
tango, es puro cuento, lo que importa es perdurar en la memoria colectiva
por la gestión que uno hace desde el gobierno. Identificamos esto como
gestión política. (Se oye una voz desde el público) De Perón, pese a que le
adjudiquen la frase a Kirchner es mía, compañero, de Perón siempre me
acuerdo cuando se gobierna y voto en la Cámara. Ahí me acuerdo de Perón
siempre.
Es necesario entonces concebir a la política como la expresión de ideas
pero al mismo tiempo concretando gestiones, hablando de lo que queremos
hacer y no hablando mal del otro ; hablando de lo que hicimos y lo que
vamos a hacer. Siempre sostengo: cuando ustedes quieran saber qué va a
hacer un político, no lo escuchen cuando habla ni lean lo que escribe,
miren lo que hizo, lo que está haciendo y se van a dar cuenta lo que puede
hacer. Esto, el testimonio de la conducta, junto a la convicción, junto a
las ideas, es lo que debe distinguir en la construcción de la política.
Por eso digo, como aquel 26 de julio, que no se trata de candidaturas, se
trata de proyectos políticos, se trata de convicciones, se trata de gestión
concreta, de estas cosas. Venimos y queremos hablar con todos los
argentinos.
Finalmente y con esta comprensión quiero decirles que aquellos que dicen y
se asombran por allí porque el gobierno tiene el acompañamiento de la
sociedad, porque la gente confía en la persona del Presidente, porque dicen
que la sociedad acompaña al Presidente y que se equivoca, no han
comprendido nada. No es que la sociedad acompañe este proyecto o acompañe
la figura del Presidente. Es este proyecto y es este Presidente el que
acompaña a la sociedad en la voluntad de vivir en un país mejor, con
dignidad nacional, con orgullo de ser argentinos, con orgullo de volver a
hacer política, con orgullo de representar a los ciudadanos. Por eso, con
la misma fuerza de aquel 26 de julio, con las mismas convicciones de ese 25
de mayo, aquí estamos, para hacernos cargo de la historia, para hacernos
cargo de las esperanzas y de la fe de una sociedad que apuesta de una vez y
para siempre a un triunfo. Que no es ni el de un partido ni el de un
hombre, es el de todos los argentinos. Muchas gracias.




BIBLIOGRAFÍA



AUSTIN, J. L., Palabras y acciones, "Conferencia I", Bs. As.,
Paidós, 1971, Trad. Y Prólogo Genaro Carrió y Eduardo Rabossi.


AUSTIN, J. L., Palabras y acciones, "Conferencia VIII", Bs. As.,
Paidós, 1971, Trad. Y Prólogo Genaro Carrió y Eduardo Rabossi.


GRICE, H.P., "Logic and conversation". En COLE, P. y MORGAN,J.L.
(de) Syntax and Semantics, Volumen 3. Speech Acts, New York, Academic
Press; Págs. 41-58. Traducción de Daniel Romero


SEARLE, John, Actos de habla. Ensayo de filosofía del lenguaje,
Capítulo III, "La estructura de los actos ilocucionarios". Planeta-
Agostini


www.galeon.com/.../biografias.htm


www.barriosdepie.org.ar

-----------------------
[1] www.barriosdepie.org.ar
2 AUSTIN, J. L., Palabras y acciones, "Conferencia I", Bs. As., Paidós,
1971, Trad. Y Prólogo Genaro
Carrió y Eduardo Rabossi. Pág. 2.
3 Discurso político de la Senadora Cristina Fernández de Kirchner, en el
Club Obras Sanitarias, el 27 de abril de 2005
4 Los actos constatativos o descriptivos son actos observables,
verificables, aunque no todos los enunciados verdaderos o falsos sean
descripciones. Por eso se utiliza la palabra "constatativa". Los
realizativos o performativos, en cambio, son actos no verificables, que no
se pueden constatar. Además, no describen o registran nada y no son
verdaderos o falsos. El acto de expresar la oración es realizar una acción,
un acto.
5 AUSTIN, J. L., Palabras y acciones, "Conferencia VIII", Bs. As.,
Paidós, 1971, Trad. Y Prólogo Genaro Carrió y Eduardo Rabossi. Pág. 11 y
sig.
6 Discurso político de la Senadora Cristina Fernández de Kirchner, en el
Club Obras Sanitarias, el 27 de abril de 2005
7 Ibíd.
8 Ibíd.
9 GRICE, H.P., "Logic and conversation". En COLE, P. y MORGAN,J.L. (de)
Syntax and Semantics, Volumen 3. Speech Acts, New York, Academic Press;
Págs. 41-58. Traducción de Daniel Romero.
10 Discurso político de la Senadora Cristina Fernández de Kirchner, en el
Club Obras Sanitarias, el 27 de abril de 2005
11 GRICE, H.P., "Logic and conversation". En COLE, P. y MORGAN,J.L. (de)
Syntax and Semantics, Volumen 3. Speech Acts, New York, Academic Press;.
Traducción de Daniel Romero. Módulo 3, Pág. 11
12 SEARLE, John, Actos de habla. Ensayo de filosofía del lenguaje,
Capítulo III, "La estructura de los actos ilocucionarios", 1969,Planeta-
Agostini. Módulo 2, Págs. 23 y sig.
13 Discurso político de la Senadora Cristina Fernández de Kirchner, en el
Club Obras Sanitarias, el 27 de abril de 2005
14 Las reglas regulativas regulan la conducta anterior a la regla y, por
ende, ajena e independiente de ésta. Según Searle, las reglas regulativas
pueden parafrasearse en forma de imperativos, por ejemplo, "Prohibido
fumar", donde registramos la regulación de una conducta preexistente a las
reglas.
Las reglas constitutivas son las encargadas de crear la conducta o
los actos de habla, conducta que lógicamente pasará a depender de ellas.
Por ejemplo se realiza el acto de afirmar al contar una afirmación en un
contexto en el que esa afirmación puede ser hecha.
15 Discurso político de la Senadora Cristina Fernández de Kirchner, en el
Club Obras Sanitarias, el 27 de abril de 2005
16 SEARLE, John, Actos de habla. Ensayo de filosofía del lenguaje,
Capítulo III, "La estructura de los actos ilocucionarios", 1969,Planeta-
Agostini. Módulo 2, Págs. 32
17 Pascal, Blaise (1623-1662), filósofo, matemático y físico francés,
considerado una de las mentes privilegiadas de la historia intelectual de
Occidente. Nació en Clermont-Ferrand el 19 de junio de 1623, y su familia
se estableció en París en 1629. Bajo la tutela de su padre, Pascal pronto
se manifestó como un prodigio en matemáticas, y a la edad de 16 años
formuló uno de los teoremas básicos de la geometría proyectiva, conocido
como el teorema de Pascal y descrito en su Ensayo Pascal formuló la teoría
matemática de la probabilidad, que ha llegado a ser de gran importancia en
estadísticas actuariales, matemáticas y sociales, así como un elemento
fundamental en los cálculos de la física teórica moderna o sobre las
cónicas (1639). En 1642 inventó la primera máquina de calcular mecánica.
www.galeon.com/.../biografias.htm
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