Análisis Museográfico. Obra Negra.

September 19, 2017 | Autor: Martha Soto | Categoria: Art, Museography, Artes, Arte contemporáneo, Museografia, Frontera Tijuana
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18+ Análisis Museográfico OBRA NEGRA Por: Martha Soto Fotografía: David Aleman

En esta segunda entrega de nuestra columna de análisis museográfico, seguiremos tratando de cubrir la gran necesidad que tiene el público en general de orientación para poder formarse un juicio adecuado sobre las exposiciones que se le ofrecen. En otras palabras, nuestro interés es ayudarle a usted estimado lector en dos cosas; primero, apreciar mejor las exposiciones a las que asiste y, segundo, poder evaluar el uso que los funcionarios de cultura dan a sus impuestos.

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En un trabajo que, según declararon en la inauguración, tomó más de dos años e involucró a los diferentes departamentos a cargo de desarrollar este concepto: “presentando 150 años de historia y más de 300 artistas reunidos por primera vez en una exposición…”. Tanto los impresos como las declaraciones dadas en el día de la inauguración, nos prometen contarnos la historia del arte en Tijuana a través de una exposición en tres pisos. Estos antecedentes nos explican de que tipo de exposición se trata y nos anuncia una exposición necesariamente del tipo didáctico, dirigida al público más diverso y con la función de presentar una imagen balanceada, por lo menos, sino mejor aun objetiva, de lo que nuestra ciudad es, tal y como nos la presentan sus artistas visuales. Exposiciones Didácticas. Las exposiciones de arte en los espacios públicos en general, tienen como fin primordial el de informar al público sobre algún aspecto estilístico, histórico, científico o social del arte. Para este fin, tanto en lo que toca al trabajo del Curador como al del museógrafo, lo esencial es lograr la máxima atención y participación del público, requisitos de la semiótica para que se pueda aprender y retener el significado de la información. En el caso de una exposición como esta, que presenta por primera vez un panorama histórico de las artes visuales de una de las ciudades con una de las producciones más abundantes, diversas y originales en este género, es claro que la misión debió ser informar al público sobre los principales hechos y personajes que han construido esta historia hasta ahora no contada. Información cronológica e histórica que nos permitiera saber quien-es-quien en la historia del arte de Tijuana, era lo menos que se podía esperar de este primer esfuerzo de la principal institución pública de cultura en el noroeste del país. Además, por el nivel de la institución, la cantidad de dinero y recursos invertidos y el tiempo de la planeación y producción, el estándar de calidad museográfica tendría necesariamente que ser el más alto, por lo que no la juzgaremos como un trabajo en ‘obra negra’ que no debe serlo a pesar del título de la exposición.

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La primera etapa en la producción de una exposición de este tipo es de la curaduría. En este espacio no es nuestra intención hacer una crítica formal a este aspecto, pero si tendremos que ver por lo menos la parte de la curaduría que afecta y define el resultado del trabajo museográfico. Lo que los curadores deben contribuir para la ejecución de la museografía son dos cosas; primero, los curadores deben proporcionar a los museógrafos un guión museográfico claro y bien organizado, que les permita montar con rapidez y eficiencia una exposición fácil de ver, fácil de transitar y, sobre todo, fácil de comprender. Segundo, deben proporcionar a los museógrafos textos informativos y otros elementos como tablas cronológicas, diagramas o cualquier otro material didáctico que facilite al público comprender la selección de obras que se les presenta. Especialmente importante es notar que los criterios curatoriales no son una cuestión privada sino, muy por el contrario, deberían constituir el principal material de apoyo, en forma de textos o diagramas, que se proporciona al museógrafo y que se presenta para beneficio del público. Es esta la verdadera y valiosa aportación que un curador puede hacer a una exposición. En este caso, el ejercicio de esa función no se refleja de forma clara en la exposición. Al público se le presentaron textos mayormente contradictorios y a veces incomprensibles, donde se les dan pistas contradictorias para entender lo que se les presenta. Por una parte, los folletos anuncian una exposición histórica: “150 años de historia y más de 300 artistas reunidos por primera vez, en una exposición”, distribuida en tres tiempos, a saber: Primer piso, de 1848−1950, en el segundo piso, de los 50’s a los 80’s; y en el tercer piso, de los 90’s a la fecha. Pero en cuanto entramos en la primera planta, vimos mezclados artistas recientes como Tania Candiani o Julio Orosco por mencionar algunos, junto con algunos de los primeros artistas visuales de Tijuana, como Benjamin Serrano, Daniela Gallois, Cátaro Núñez, Manuel Varrona o Juan Zúñiga. También vimos postales antiguas, alcancías de yeso y obra de artistas de San diego y Ensenada, creando una confusión entre el público, pues no quedaba nada claro si se trataba de una exposición de historia del arte o de una exposición de historia de Tijuana, pero por supuesto, de ninguna de las dos formas podía entenderse el orden de esta historia. Personalmente escuché durante la inauguración comentarios del público como:

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En esta ocasión nos vamos a enfocar en la exposición ‘Obra Negra, Una Aproximación a la construcción de la cultura visual de Tijuana’. esto es lo que anuncian los promocionales impresos distribuidos por CECUT respecto a lo que ellos mismos califican como su proyecto más ambicioso de producción museográfica. La curaduría estuvo a cargo de Carlos Ashida y Olga Margarita Dávila, mientras que la producción y montaje museográfico corrieron a cargo de la gerencia de Exposiciones a cargo de Armando García Orso y su subdirección de Exposiciones, que esta a cargo Illya Haro Sánchez.

“todo esta revuelto”, “¿donde están los pioneros?”, ˝¿por qué los relojes?˝, ˝ no entiendo nada…˝ , ˝ este es el arte de Tijuana que chafa˝

Selección. El proceso de selección es necesario, por supuesto asumiendo que el material disponible exceda el espacio disponible para exhibición; sin embargo, este no es el único caso, normalmente no todo el material tiene la misma calidad o relevancia, además de que puede haber material que resulte redundante sin aportar nada de interés a la exposición. En el caso de un primer recuento histórico del arte de una ciudad con una producción de tal relevancia, abundancia y variedad como Tijuana, el criterio tendría que ser necesariamente el de representatividad, de modo que todas las diversas épocas, géneros, tendencias, corrientes y movimientos quedaran debidamente representados. Bajo este parámetro resulta contraproducente incluir muchas obras de un solo artista, tanto como demasiadas muestras de una corriente o estilo homogéneo, todo lo cual resulta redundante y, de hecho, nocivo si implica dejar fuera los representantes de algunas corrientes. En esta exposición vemos una selección tendenciosa, presentando la clásica imagen del burrito cebra, la basura, la violencia del narco, los secuestros, el mal gusto o kitsch, la basura y versiones de baja calidad de las tradiciones mexicanas. Vimos también la inclusión claramente innecesaria de múltiples piezas de algunos artistas contemporáneos que poco aportaron a la dimensión histórica de la exposición, vimos muchos espacios vacíos y notamos la ausencia de buena parte de las tendencias del arte moderno y contemporáneo de Tijuana. Todo lo que pudiera considerarse aun remotamente ‘expresionista’ fue excluido a favor de una imagen postmoderna bastante homogénea y apenas ligeramente matizada.

Redacción. El curador debe determinar primero cual es la información que sea útil para los objetivos de la exposición, en este caso de información histórica del arte. Luego debe dividir esa información según su extensión en fichas y textos, para finalmente redactar los textos y proporcionar todo esto al museógrafo. Toda la información que el público necesita, el curador debió proporcionarla al museógrafo que a su vez debió darle diseño grafico e incluirla dentro de la exposición. La falla de los curadores se aprecia en la falta de información cronológica, de información sobre la filiación estilística o ideológica de los artistas presentados o cualquier otra información de tipo histórico que nos hubiera ayudado a comprender el arte de Tijuana. Además, muchos de los textos tienen títulos como “ON/P1 Origen/ Nodo 1” o “ON/P1 Parodia/Nodo 2”, que no nos explican nada. En lugar de textos auténticamente informativos, nos ofrecen una perorata pseudo poética respecto a su personalísima visión de Tijuana, salpicada con locuciones latinas como Locus Amoenus, y no le dan al público pista de que se refieren simplemente a un ‘lugar feliz’, como si el habitante promedio de Tijuana hablara Latín, lo que hace sentir al público incomodo e igno-

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rante, según muchos de los comentarios que escuché. La gramática de muchas de las oraciones no tienen sentido, algunas terminan antes de habernos dado el predicado para el sujeto, la sintaxis es tan rebuscada que, al aplicar la formula de Fleisch para análisis de discurso, resulta que corresponde a un nivel de lectura universitario… será que los curadores dan por excluida de esta exposición a la gran masa de ciudadanos de este país que carecen de una licenciatura o grado superior. Los principales lineamientos que habrá de seguir el curador para los textos museográficos, de acuerdo con diversos autores de teoría museográfica, tal como lo enseñamos en nuestro curso de museografía, son:

1.

Título / subtítulos. La función del título de la exposición es doble, por una parte su redacción debe atraer a los visitantes pues se utilizará en la promoción para identificar la exposición, pero por otra parte debe ser indicativo del contenido de la exposición. Aquí no vimos ninguna conexión del título y su contenido, este no indicaba a los visitantes que están en el lugar correcto. El vocabulario no era común y la redacción no estimula ni motiva al público, sólo lo ponía en una situación de desventaja, abusando de palabras rimbombantes o en otros idiomas: “The erotic paradise”, olvidándose de la función de los subtítulos, pues estos bien utilizados nos ayudarían a indicar la forma en que se ha dividido la exposición en lo que respecta al espacio y al tema principal. El buen uso de estos nos hubiera ayudado a aclarar y volver más comprensible la exposición. 2.

Panel Introductorio. Este texto debió presentar los contenidos de la exposición, informar al público acerca de las expectativas que puede tener. Pero no explica de que se trata la organización histórica, de por qué merecen estar expuestos estos objetos, qué se puede aprender de ella. Ni el Panel Introductorio, ni los subsecuentes paneles informativos o introductorios de las secciones en que se dividió la exposición tienen ninguna relación de fuentes, ni materiales adicionales como catálogos, folletos o bibliografía. Lo único bueno que podemos decir de estos textos es que la mayoría de ellos cumplen con los requerimientos de extensión del texto, que no debe rebasar las 150 palabras. Solamente el panel ON/P2 Frontera/Nodo 6 incluye mas de 150 palabras, sumando con ella ofensa al agravio. Fichas Técnicas. Algunas de las obras contenían un listado de datos que identifican la pieza, que incluye el título o nombre de la pieza, su origen (autor, lugar, época, etcétera) y su naturaleza material (materiales, técnicas, usos, etcétera), pero muchas piezas no contaban con esta información, particularmente en el 3er piso y en todos los pisos para el material de video. También encontramos cédulas sin obra, así notamos mejor los espacios vacios.

Guión Museográfico. El guión museográfico es un documento esencial en la producción y montaje de toda exposición pues define el proyecto de exposición, es evidente que esta exposición carece de este, ya que la información de folletos y la promoción, así como las palabras del curador, nos hablan de historia del arte en Tijuana dividida en tiempos, mientras en la exposición las obras están desordenadas. Cada pieza te habla de contextos diferentes, es claro que el curador trató de encajar en la imagen que se tiene en el exterior de Tijuana; se nota que no hay un instrumento o guía y el museógrafo con habilidad trata de armonizar el espacio utilizando técnicas básicas de montaje.

Sin embargo, la naturaleza del objeto de la exposición no los exime de su responsabilidad profesional como curadores. Puede que la identidad de Tijuana este en obra negra, según ellos, pero eso no los excusa de haber entregado un guión museográfico en obra negra. Nosotros creemos firmemente que la identidad visual de Tijuana definitivamente no está en obra negra, puede que sea un edificio orgánico que se transforma, pero repudiamos la noción de inacabado que implica mal hecho, como el trabajo curatorial de esta exposición, que también debió estar bien terminado, aunque quisieran dejarlo después evolucionar.

Quizás los curadores trataron de esquivar su responsabilidad cobijándose en el título que le dieron a la exposición:

Museografía.

Ciudad info Tijuana *esta nota es del 19 de marzo de 2011

En la estructura arquitectónica, se construyeron mamparas y otras estructuras, para dividir el espacio en áreas, esto no estaba claro ya que ni los textos que se encontraban en estas, ni la distribución misma del espacio te daban ninguna guía de cómo debías circular. El público se movía en diferentes direcciones dentro de las salas, generando obstáculos e incomodidad. Otro aspecto importante en relación con lo anterior es la definición de la distancia concreta que habrá entre los elementos de la exposición (piezas, textos, etcétera). Aquí se debió dar un espacio suficiente a cada elemento según su naturaleza, pues esta define el tiempo y distancia necesarios para observar adecuadamente.

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“De ese planteamiento deriva también su nombre: Obra negra, pues el discurso museográfico partió de la consideración de que la identidad visual de Tijuana no está acabada, sino aún en vías de construcción.”

Ahora bien, teniendo un guión museográfico, se sigue con el diseño museográfico. Aquí es donde se definen los aspectos formales de una exposición. Esto quiere decir que al realizar el diseño, el museógrafo define cual será el aspecto concreto que el público percibirá cuando asista a la exposición: cual la atmosfera de color, temperatura, textura, etcétera.

22+ Análisis Museográfico

Otro de los estándares técnicos básicos de la museografía es que las obras bidimensionales deben colocarse a una altura correlativa a la de los ojos del espectador promedio. Sin embargo, la altura de las obras variaba mucho y no cumplía con ningún estándar, ni con los latinoamericanos ni con los que nuestras investigaciones en la ESAV han determinado para el habitante promedio de Tijuana, sino que las piezas fueron colocadas a alturas diversas bajo criterios posiblemente decorativos, pero de ninguna manera museográficos.

y tono claro, se perdía bastantes. Se utilizó iluminación general sin elementos adicionales para piezas específicas; esto es una solución económica y que no falla, generando un espacio limpio ante tanta desarticulación del guión museográfico; aunque claro, para el nivel que se pretende tener en El Cubo y la envergadura de la exposición, podríamos haber esperado algo más preciso. Todas las piezas se apreciaron más neutrales merced a esta disposición cromática del espacio e iluminación.

frases para que no se pierda el sentido al leer. Para lograr esto se tienen algunos criterios técnicos importantes que deben respetarse; sin embargo, en esta exposición la longitud de las líneas sobrepasaba la cantidad de letras o palabras recomendada, y en muchos casos el final de la línea no coincidía con el fin de la oración, rompiendo las palabras en sílabas al final de las líneas, algunas sin siquiera un guión para marcar que la palabra no estaba completa.

Por otra parte, utilizaron una ambientación neutra, lo que es mayormente un acierto, pues trataron de articular grises neutros y blancos con piezas polícromas y saturadas, o por lo menos oscuras, aunque hubo algunos casos donde hizo falta mayor contraste para poder apreciar las piezas, como la pieza de Marta Palau que, por ser también de color neutro

El diseño gráfico en la producción de una exposición se refiere primordialmente a los textos y la señalización. En cuanto a la elaboración de los textos es importante considerar que las letras y palabras son formas visuales y por lo tanto tienen un impacto como imagen. En cuanto a su aspecto semántico, hay que mantener la unidad y coherencia de las

Independientemente de lo bien o mal redactados que estén los textos que se le presentan al público, para que este pueda leerlos se requiere cumplir con algunos criterios técnicos. Por ejemplo, el tipo de letra debe ser lo más simple posible, pues el público no tiene tiempo ilimitado para leer los textos, por eso se recomiendan las tipografías más simples.

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Las condiciones de lectura en una exposición son difíciles para el público, no es lo mismo que sentarse cómodamente a leer un libro o revista. Por esto se recomienda utilizar una ‘paleta’ tipográfica en la cual se determinen los mayores tamaños y pesos visuales para las letras de los títulos, los valores intermedios para subtítulos y fichas técnicas y finalmente los tipos de menor puntaje y versión simple para la información adicional. También se recomienda separar la información en párrafos de acuerdo a sus contenidos. De esta manera se organiza visualmente la información y se hace más simple tener acceso a ella. Sin embargo, en el diseño de esta exposición, claramente no se aplicaron estos criterios técnicos y los títulos de los paneles informativos se confunden con un texto compacto, creando un documento amontonado y

confuso, de difícil lectura. Como en lo demás, el criterio parece haber sido el decorativo, como si nadie esperara que la gente lea los textos y, mayormente, no lo hicimos. Quizás si nos ofrecieran textos útiles, con un diseño adecuado, nos tomaríamos la molestia de leerlos. Servicios Adicionales. Una parte importante de toda exposición y, especialmente, de una exposición de este tipo, son los servicios adicionales de información que se le ofrecen al público. Aquí podrían haberse resarcido de todo lo que no nos dieron en la exposición: Información útil y clara sobre el desarrollo histórico del arte en Tijuana. Si nos fiamos de los comunicados oficiales, esto fue así. En el tercer piso de la exposición se montó un área destinada a servicios e información para el público. En esta área se encontraban varias secciones que se suponía, cubrirían nuestras necesidades de información. Veamos. En la sala 3 se ofreció a los visitantes una sección de archivo para su consulta que, según el semanario Bitacora: “ Se trata de expedientes armados con currícula, publicaciones e imágenes de obras que no forman parte de la exhibición.” Sin embargo, aunque si vimos los bonitos estantes llenos de carpetas blancas, resulto que esta sección no estaba a disposición del público ya que, como comprobamos personalmente haciéndonos acreedores a un regaño del guardia, las carpetas contenían hojas de plástico tipo porta papeles, pero vacías, sin documentación alguna. También se contaba con un área de computadoras, donde se ofrecía información en línea, bueno, eso es lo

que nos platicaron, porque tampoco podíamos accesar a esa área, según nos indicó diligente el guardia. Así que de las dos estrategias de información y servicios al público, ninguna de las dos estaba efectivamente disponible. Que curioso desfase entre nuestra experiencia como público espectador y los pronunciamientos oficiales como el circulado a nivel nacional por Notimex:

“Es por esto que las cosas, aun para un espectador externo, “como es mi caso, están todavía al alcance de la mano y se pueden recoger directamente de sus protagonistas; se pueden distinguir las líneas de conexión que van desde la historia en términos políticos, sociales y económicos con las posiciones estéticas e ideológicas de los fenómenos de la región”, expuso Ashida, quien ha destacado por su conocimiento de las artes plásticas y las visuales”. (el remarcado en negritas es nuestro)

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En el caso de esta exposición la totalidad de los textos se presentaron en una tipografía con serifa y en color gris claro que además tendía a producir reflejos. Aunque el tamaño de letra en los paneles fue un acierto, el color de las letras en gris, se perdía con el fondo. Este es un desacierto tan grande que ni siquiera alcanza a quedar entre las peores combinaciones según la escala de percepción de pares de fondo y figura propuestos por “Color and Communication” de la prestigiosa coleccion suiza ABC Verlang sobre diseño. Estos autores nos dan una lista de combinaciones comunes en el diseño editorial para color de fondo y de letra organizadas de la más efectiva a las menos efectivas, pero gris sobre blanco ni siquiera aparece en la lista pues en esta combinación los estímulos tonales y perceptivos son mínimos. Este tipo de combinaciones si aparecen, sin embargo, en las paletas de colores para decoración.

24+ Análisis Museográfico Que triste que, mientras el curador pudo distinguir con claridad las líneas de conexión de la historia, no se le halla dado la gana compartirlas con nosotros. Bien hubiera hecho en olvidarse de nodos y nudos para darnos una exposición objetiva, balanceada y útil sobre la historia del arte de Tijuana, en vez de simplemente perpetuar la leyenda negra de Tijuana, presentándonos a todos como esos provincianos incultos, folclóricos, violentos viviendo entre basura, narcos y mojados, que tanto insisten en convencernos que somos a pesar de lo que muchos de nuestros artistas dicen en sus obras… ah, se me olvidaba que a esos no los incluyeron. En fin, es triste que esta exposición en obra negra, mal acabada y que tan mal nos pinta, vaya ahora a ser la imagen oficial que nuestro gobierno federal va a promover de nosotros, pues ya anunciaron:

“El curador explicó que hay planes de llevar la muestra a distintas ciudades de la República Mexicana.” 16 de marzo Notimex Se hace tan poca crítica museográfica, por la falta de investigación académica del tema y de publicaciones especializadas en museografía que nos ayuden a hacer buenos montajes museográficos, que la Escuela Superior de Artes Visuales ha considerado urgente generar esta investigación, creando como resultado un manual, de “Producción y montaje de exposiciones” y otro de semiótica formal, que abordan los temas prácticos que la mayoría de las obras disponibles ignoran, ya que suelen enfocarse en el aspecto museológico (administración, política cultural, etc.) Estos títulos están próximos a su publicación, pero los resultados de las investigaciones ya son parte fundamental de los cursos que se están impartiendo en la escuela. Esperamos que esta información ayude al público a acercarse a las exposiciones y a que no les de miedo o se sientan intimidados por no saber si sus opiniones sobre la calidad de lo que se les presenta son correctas. Las secretarias de Turismo y Economía harían bien en analizar la situación que esta exposición plantea, ya que va en contra de todo el trabajo que han hecho para salvar la dignidad de la imagen de nuestra ciudad y convencer al turista de que, en Tijuana, tenemos una riqueza cultural digna de visitar.

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