Apuntes Benjamineanos para una hermenéutica crítica

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12 APUNTES BENJAMINEANOS PARA UNA HERMENÉUTICA CRÍTICA Samuel David Zepeda López concepción moderna del tiempo y la historia en su forma acrítica, el tiempo se ha entendido lineal y progresivo.

Esta

concepción representa la forma hegemónica de interpretar la realidad. Gran parte del pensamiento moderno se ha configurado bajo el mito de la existencia del desarrollo progresivo y, con ello, se han calificado y descalificado posibilidades de pensar y hacer. Asimismo, esta idea dogmática del tiempo sirve también para encubrir verdades y justificar la destrucción y matanza en aras de un futuro que promete ser mejor, sin tener prueba alguna de ello. Bajo esta visión, el tiempo —entendido como progreso continuo— se presenta como una situación natural inalterable que no requiere pruebas y demostraciones. Se piensa en él como una fuerza implacable que nos arrastra hacia un mejor futuro, más avanzado o “evolucionado”. Así, el pasado se mira con desdén, o bien, se utiliza únicamente para justificar y remarcar el presente. De esta manera, “el tiempo se desliza como un

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movimiento constante, no diferente al de una corriente. Porque ni puede una

del tiempo), ya como tiempo mesiánico o divino: la concepción que promueve Benjamin,

corriente detener su curso, ni tampoco puede hacerlo la hora que pasa”.

caracterizada por la discontinuidad y la ruptura. Entonces, se podría decir que la

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La modernidad rara vez se percata que ahí donde cree haber eliminado los

concepción mítica del tiempo es la dominante en el mundo contemporáneo. Esto

mitos, ha fundado nuevos. Donde se piensa que domina la razón, en realidad, se ha

se debe, en gran medida, a la influencia de la Revolución industrial y del capitalismo

insertado una figura ideológica, pues el tiempo “como algo lineal, ininterrumpido

sobre la forma en que concebimos el orden de los sucesos. La idea de progresividad

y con dirección definida es algo que no tiene ningún sustento material”. Bajo

tiene que ver, también, con la productividad que avanza hacia mayores ganancias y

esa concepción se ha fundado el mito del progreso que, como bien dice Franz

eficiencia. En otras palabras, el tiempo apunta a un mejor porvenir, lleno de riqueza

Hinkelamert, es el gran sostén de la modernidad. Así, “el progreso, confundido con

y valor. Si la fórmula de la producción capitalista es aquella en que el dinero genera

el tiempo, se ha identificado con él y ahora lo determina y re-define a su medida”.

más dinero (D - M - D’), o bien, en la que el valor que se valoriza, la posibilidad de

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Ante este hecho, Walter Benjamin se presenta con su fuerza mesiánica y rompe

dar un paso hacia atrás debe descartarse, pues la falta de progreso o el simple hecho

con el supuesto de linealidad, avance progresivo y continuo del tiempo, para dar lugar

de detener la producción implicaría pérdidas. Para el capitalismo no se puede ir de D’

a lo fragmentario y olvidado. De esta forma, Benjamin se separa de las perspectivas

a D ni mantenerse en el mismo nivel para obtener lo mismo que se invirtió. No, lo

ontológicas del tiempo y rompe con una visión lineal de la historia. Para él, justificar

deseable, la razón de ser de la producción capitalista, es que aumente la ganancia, que

la continuidad de la historia sería validar la forma de actuar de los opresores, aquellos

se avance, que se desarrollen las capacidades productivas y cada vez se consiga más.

que intentan justificar —gracias a la idea del progreso— los actos más deleznables

Dentro de la idea mítica del tiempo, se forja en nosotros un horizonte

en la historia de la humanidad.

interpretativo idóneo para negar cualquier otra posibilidad histórica o temporal.

Si creemos la perspectiva burguesa del tiempo como progreso, aceptamos la

Asimismo, la posibilidad de presentarse alguna novedad queda reducida a la simple

continuidad temporal que le ha dado el poder a los opresores. Así, tanto en Los pasajes

y llana visión de moda entre mercancías, lo nuevo es, en realidad, la moda mercantil

cuanto en Las tesis sobre la historia, Walter Benjamin apunta hacia una nueva forma de

que se recicla temporalmente para presentar una especie de eterno retorno de lo

ampliar la experiencia histórica, que busca ir más allá de los límites impuestos por el

mismo. “La modernidad entonces, sería lo nuevo dentro de lo ya siempre sido”.4 En

positivismo, por las percepciones objetivistas y pretende superar las formas clásicas

la modernidad, lo que aparece como más novedoso es, en realidad, repetición. Pero

de reconstrucción de la historia planteadas por ciertas corrientes hermenéuticas.

¿cómo salir de esta concepción temporal? En su texto Sobre el programa de la filosofía futura, Walter Benjamin nos dice que

tiempo mítico y tiempo divino

“no hay liberación del mito, sino una liberación materialista”. La única manera de

Bajo esta lupa se ubican dos posibilidades de interpretar el tiempo: ya como sucesión

ver el tiempo de forma distinta es hacerlo de forma práctica. Se debe reconocer la

continua, vacía y mecánica (perspectiva a la que podríamos denominar concepción mítica

falsedad de aquello que se propone como verdadero y, a la vez, abolir su práctica.

Ovidio, Metamorfosis, xv. Stefan Gandler, El discreto encanto de la modernidad, México, Siglo xxi, 2013, p. 39. 3 Bolívar Echeverría, “El ángel de la historia y el materialismo histórico” en Bolívar Echeverría (comp.), La mirada del ángel, México, Ediciones Era-UNAM, 2005, p. 26.

Para fundar un acto revolucionario que rompa con la lógica mítica debemos detener

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4 Walter Benjamín, Libro de los pasajes, trads. Luis Fernández Castañeda, Isidro Herrera y Fernando Guerrero, Madrid, Akal, 4a reimpr., 2013, passim..

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el paso continuo del tiempo, e inaugurar el tiempo ahora (Jetzeit), en donde cobramos

tipo de interpretación redentora que revele el componente mesiánico encubierto en

conciencia del pasado olvidado y rememorarnos la esperanza y sufrimiento de las

el objeto por la experiencia temporal mítica.

generaciones pasadas, redimiendo esa otra historia.

José Manuel Romero nos dice que Benjamin buscaba mostrar las condiciones para

En la concepción “divina” o de ruptura y discontinuidad con el tiempo, el pasado

la interpretación de los productos que han dejado de ser la moda en la circulación; las

no se presenta como algo cerrado ni irreparable, sino como redimible, modificable.

mercancías olvidadas y dejadas de lado. Para ello, pretendía realizar una hermenéutica de

Es el tiempo en el que las victimas aguardan y permanecen a la espera de su redención

lo concreto,5 una especie de hermenéutica que promueva el ejercicio de la rememoración

por parte de las generaciones presentes. Para Benjamin, lo importante no es el futuro,

política, pues en los objetos-producto existe una carga mesiánica que remite a los

lo preocupante no es qué dejaremos a los que vendrán, sino el pasado que no ha

anhelos y expectativas de emancipación de su época. En la producción de cada

tenido lugar. De esta manera, el acto revolucionario se presenta como una especie de

objeto está presente el avance tecnológico y la posibilidad de mostrarnos cómo esos

fusión entre rememoración y redención del sufrimiento de los oprimidos pasados, lo

avances dieron la espalda a las víctimas para sumarse al dominio y explotación social

que constituye el momento de encuentro entre las expectativas de las generaciones

de la mayoría. Es así que el progreso, aquel viento huracanado que absorbe al ángel

pasadas y la generación presente.

de la historia, impide ver todo ese amontonamiento de escombros y evita que nos

aproximación al objeto concreto En Los pasajes, Benjamin nos pide llevar a cabo una revisión de los objetos que aparecen ante nosotros; no como entes, sino como objetos concretos que son producto de la construcción histórica y de un determinado modo de producción. Es decir, los objetos contienen un significado que les otorgaron las generaciones pasadas, que los produjeron. Sin embargo, dicha significación es encubierta por el presente dominador. Eso quiere decir que el objetivo del historiador y hermeneuta que siga el pensamiento de Benjamin sería buscar otra posibilidad interpretativa del objeto, con el fin de alumbrar la pequeña fuerza mesiánica escondida en los objetos. Según la visión mesiánica, los productos del pasado no son meros objetos analizables mediante la división sujeto-objeto. En realidad, los objetos son realidades descifrables por su carácter como pedazos o fragmentos residuales de otro horizonte histórico. Por ello, Benjamin buscaba irrumpir, mediante los objetos, lo pasado en el presente, quitar el olvido promulgado por la concepción mítica del tiempo. Por ello, nos presenta los objetos del siglo xix de tal forma que podamos llevar a cabo cierto

reapropiemos de lo olvidado.6

fantasmagorías y visión onírica En la modernidad estamos inmersos en un mundo donde los productos aparecen ante nosotros como objetos llenos de valor (de cambio) intrínseco, mismo que parece darse por el objeto en sí, olvidando las relaciones humanas que llevaron a su producción y mercantilización. Actualmente, vivimos en el mundo donde hacemos de mercancías, fetiches. Marx describió esta transformación en El capital. Benjamin retoma esta idea y nos dice que estamos inmersos en la realidad de las fantasmagorías. En este mundo, mismo que el de París en el siglo

xix,

la gente es

percibida como consumidora y los objetos son vistos como valores de cambio; ello opaca las relaciones de producción. De este modo, la fantasmagoría sería una especie de representación de la realidad que oculta las condiciones histórico-sociales de la producción. José Manuel Romero, Hacía una hermenéutica dialéctica, Madrid, Síntesis, 2005, p. 36. Walter Benjamin, “Tesis sobre la historia”, http://www.bolivare.unam.mx/traducciones/ Sobre%20el % 20concepto%20de%20historia.pdf. 5 6

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De igual manera, Benjamin busca mostrar la expresión económica en la cultura,

resulta materialmente posible. De este modo, podemos decir que las imágenes de

pero pretende ir más allá del pensamiento marxista en el que la cultura es mero reflejo

los deseos del pasado son perceptibles e interpretables en los objetos que perviven

de lo económico. Es decir, este filósofo busca la expresión económica al interior de

a la actualidad, por lo que, si logramos despertar de este sueño fantasmagórico,

la cultura. Su teoría apunta al proceso económico como el fenómeno originario y

podríamos interpretar y redimir los deseos pasados.

ejemplar a partir del cual proceden las manifestaciones de los pasajes, busca ver el carácter expresivo de la cultura en los productos industriales.

Sin embargo, en la concepción mítica del tiempo cada objeto parece llevar consigo una censura de lo pasado, pues se asume como retroceso, el objeto pasado

Al estar sometidos al mundo fantasmagórico, la colectividad parece estar inmersa

es visto como una especie de fracaso que representa aún la escasez del presente. En

en un sueño del que debe despertar. Nos dice José Manuel Romero que la carga

el mundo de las fantasmagorías lo que importa únicamente es la mercancía de moda,

expresiva de los objetos sujetos a interpretación está llena de imágenes oníricas, pues el

lo aparentemente nuevo. La fantasmagoría imposibilita la realización del sueño del

colectivo social se comporta en relación a la praxis histórica como si estuviera inmerso

pasado, volviéndolo una desilusión de un mundo al que le faltaba madurar; por ello,

en un sueño, dejándose llevar por lo inconsciente. Así, la colectividad sumergida en

el mundo actual remplaza los deseos oníricos de la liberación con deseos fetichistas

el tiempo mítico y en las fantasmagorías permanece en un sueño constante que no le

de las mercancías y el consumismo. Así que ¿cómo despertar de este sueño?

permite percatarse de la realidad. Así, el objetivo de la hermenéutica de lo concreto 7

sería despertarnos para llevar a cabo la interpretación de lo soñado y darnos cuenta de lo oculto e inconsciente, poder apropiarlo de manera consciente (siguiendo a Freud). Ahora bien, todos los objetos producidos muestran las huellas de los cambios que ha sufrido el capitalismo, pues representan las formas originarias de producción que dieron vida a la actual sociedad de consumo. Es decir, en cada uno de los objetos de antaño podemos ver el origen o el pasado de la época capitalista presente. Si se rompe con su fantasmagoría y su presentación como mercancía fetichizada, cada objeto muestra las formas de producción y consumo de su época. Además, en el objeto se muestran los avances técnicos y tecnológicos aplicados a la producción. Esos mismos avances tienen la posibilidad de mostrar la necesidad que en esa época se buscaba satisfacer o bien, la mejora cualitativa que se requería en ese momento. Así, el objeto anticipa la posibilidad del desarrollo de una nueva situación en la que dichas necesidades sean satisfechas, pues ahora su realización 7

J.M. Romero, op. cit., p. 25.

violencia divina. ruptura de la continuidad temporal Si bien Marx planteaba que el progreso eran las locomotoras de la historia mundial, Benjamin, por su parte, cree que quizá el propósito de una revolución es poner el freno de emergencia de ese tren en el que viaja el género humano. Es decir, romper con la linealidad del tiempo para inaugurar otra posibilidad histórica. Para ello, se podría decir que Benjamin nos pide hacer uso de la violencia divina (tiempo divino) y romper con la violencia mítica (tiempo mítico).8 La violencia divina es todo lo contrario a la violencia mítica, o sea que, si la primera es instauradora de derecho, la segunda lo aniquila, si la primera impone límites, la segunda los destruye. De esta manera y de forma análoga, la concepción temporal divina, a diferencia de la mítica, no cree en el progreso; es discontinua, estática y parte de un nuevo fundamento que no puede ser concebido para el sistema de lo dado. Esta temporalidad, a la que se puede acceder mediante la hermenéutica de lo concreto, aspira a una subversión de la experiencia cotidiana dominada por las 8 Walter Benjamin, “Hacia una crítica de la violencia” en Obras, trad. Alfredo Brotons Muñoz, Madrid, Abada, 2007, t. 2, pp. 183-206.

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fantasmagorías y el mito del progreso a través de la irrupción de la historia en nuestra

indicios de una forma de consumo desaparecida debido a la transformación del

experiencia del presente. Su misión es detener el olvido de las generaciones pasadas

capitalismo. Nos enseña aquel pasado del consumismo que podemos ver desplegado

en el devenir lineal y progresivo del tiempo. Se busca provocar un distanciamiento

de manera diferente (¿evolucionada?).

del sueño en el que estamos inmersos, disolviendo la percepción mítica de los

Ahora bien, ¿qué hacemos con esta imagen del pasado producida por el

productos históricos “dirigir la mirada a lo único que puede aportar salvación, lo

objeto fuera del continuo lineal? Benjamin nos recomienda usar lo que denomina

extraordinario”.

“constelación”, que servirá como conexión entre la imagen del pasado y la imagen

9

Esta forma de interpretar los objetos busca, ante todo, tener una praxis política

del presente. En otras palabras, fundará una imagen dialéctica con relación al lector

en la realidad, pues utiliza la memoria oculta en los productos para actualizar las

actual, así la constelación medía entre el pasado del objeto y el presente del sujeto

expectativas de emancipación de las generaciones pasadas que fueron olvidadas por

que investiga al objeto. Ahora bien, sacar al objeto de la linealidad histórica tiene el

los dominadores del sistema social (aún) vigente. Así, la rememoración de los objetos

propósito de buscar en él todo lo que no ha tenido eco en el presente.

debe suscitar en nosotros el recuerdo, la esperanza y el sufrimiento de las clases

Cada uno de los productos culturales pueden ser descifrados como cargados

oprimidas en el pasado, lo cual podría servir como motor para llevar a cabo la acción

de imágenes utópicas por las personas de su generación, pues el objeto revela el

revolucionaria que por fin redima a esa generación.

proceso de producción y la tecnificación de su época que busca satisfacer ciertas necesidades. Así, el producto muestra un proyecto futuro imaginado como posible

imagen dialéctica y constelación

en el que ciertas necesidades eran satisfechas de forma cuantitativa y cualitativa. El

Benjamin nos pide, al interpretar el objeto, alejarnos de la literalidad aparente de la

objeto muestra la potencialidades técnicas de su época y las utopías que engendraba.

fantasmagoría y ver su profundidad interconectada con el todo de su época. Es decir,

Así, en el análisis desde el presente podemos ver en el objeto su previo y su

el objeto aislado de la continuidad mítica del tiempo contiene en sí su época como

posterior, la discrepancia entre actual y futuro que proyectaba, la divergencia entre

una especie de mónada. Esa es la imagen que debe ser extraída del objeto como

su historia contenida y la historia posterior, así como todo lo que ha ocurrido con las

producto monádico de su época. Así, cada objeto contendría entonces una especie

esperanzas plasmadas en él. Con ello, notamos lo que no ha tenido lugar en nuestra

de imagen del mundo en el que fue producido.

historia y lo que sí. Además, podemos rescatar las expectativas emancipadoras del

La imagen dialéctica, entonces, puede ser entendida como una presentación del

pasado que no han tenido lugar para engendrar nuevas utopías y redimir ese pasado

objeto histórico dentro de un campo de fuerzas cargado de pasado y presente que

olvidado. O bien, regresando a la analogía onírica, al salir del mundo fetichista y

produce electricidad política. Es decir, cada imagen dialéctica revelaría lo general de

ver las relaciones humanas ocultas en la mercancía pasada comenzamos a hacer

una época en lo particular, así se convierte en concentrado de la historia. Por ello,

consciente todo lo que quedó oculto por el sueño mítico y se le da lugar a lo olvidado

podríamos decir que ilumina en el objeto su ser histórico como mercancía y muestra

para retomar el verdadero sueño de la emancipación.

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Walter Benjamin, Calle de dirección única, trad. Jorge Navarro Pérez, Madrid, Abada, p. 15. Sussan Buck-Morss, Dialéctica de la mirada. Walter Benjamín y el proyecto de los pasajes, trad. Nora Rabotnikof, Madrid, Visor, 2a ed., p. 245. 9

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La imagen del presente, en consecuencia, entabla una relación dialéctica con la

determinado sistema económico y político. Debido a ello, estos objetos contendrán

imagen del pasado que posibilita el reconocimiento. La actualización de la imagen

las huellas de su época y éstas podrán ser actualizadas e interpretadas desde el presente.

pasada, en contraste con el presente, es única en cada ocasión y permite ver una

Igualmente, la visión de Benjamin nos muestra que no se debe buscar conocer el

parte olvidada, pero no toda. Por ello, a cada instante se debe revisar ese pasado (a

pasado tal y como ha sido, sino, más bien, adueñarse de un recuerdo que relumbra

contrapelo), pues cada instante tiene consigo la posibilidad mesiánica de redimir un

en el instante del peligro, para actualizarlo y transformar el presente, evitando así

olvido del pasado que nunca terminará. Pues los productos de un determinado pasado

que la clase dominante lo subsuma en su historia. La temporalidad de los oprimidos

sólo resultan interpretables para el presente con el que entran en constelación, “[e]n

no tiene una presencia lineal como la mítica burguesa; más bien, la temporalidad de

realidad, no hay un instante que no traiga consigo su oportunidad revolucionaria”.11

las víctimas es una serie discontinua de momentos en los que se rompe la cadena de

De este modo, el objeto, detenido en la temporalidad, posibilita ser remitido a la experiencia de los sujetos actuales en el marco definido por la constelación, por la actualidad y no por la continuidad que tiene en la linealidad temporal. Es por ello que el objetivo es actualizar, no rastrear su lugar en la tradición que llega a nosotros. Si en la actualidad no podemos recuperar nada de ese potencial utópico del pasado significa que nosotros aún estamos en el mismo estado de sueño que la imagen del pasado que hemos recogido, pues “la imagen verdadera del pasado es una imagen que amenaza con desaparecer con todo presente que no se reconozca aludido en ella.”12 Con su dialéctica de imágenes estáticas, Walter Benjamin busca explicitar y desarrollar las oposiciones reales de dos épocas e imágenes distintas sin buscar una especie de subsunción, sino, exponer los términos extremos que aportarán elementos cognoscitivos relevantes para nuestro presente.

conclusiones Con todo esto podemos decir, a manera de conclusión, que Benjamin renuncia a la idea del conocimiento sujeto-objeto y la perspectiva trascendental u ontológica, pues se vuelca a los objetos en su radical concreción. El autor analiza los objetos como productos industriales que se perciben en una época determinada, con su

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Walter Benjamin, “Tesis sobre la historia”, op.cit. Loc. cit.

temporalidad burguesa.

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