Arqueología de Género: La \" SEÑORA O DAMA \" DE CAO

June 2, 2017 | Autor: M. Naharro | Categoria: Estudios de Género
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Arqueología de Género: La “SEÑORA O DAMA” DE CAO María E. Naharro, Julieta Rodríguez y Agustina Luna Facultad de Ciencias Naturales e IML. Carrera de Arqueología. Tucumán, San Miguel de Tucumán INTRODUCCIÓN El trabajo que aquí se presenta, aborda la temática de géneroen relación con uno de los desarrollos teóricos de la Arqueología angloparlante (inglesa, norteamericana) que surgió en la década del 1980’ (Conkey y Spector 1984; Gero 1983; 1985, entre otros): a través del análisis de un caso de estudio particular, la “Señora o Dama” de Cao, proveniente del actual Perú. Los Moche era considerada una sociedad de carácter patriarcal, pero con lo que implicó el descubrimiento de la llamada Señora de Cao se produce un giro en todo lo que se venía pensando y se creía de este grupo tan importante. ¿Qué representó el hecho de que una mujer haya sido líder? ¿Fue la primera? Este caso representa el “otro lado de la historia”, debido a que “La Dama” de Cao posiblemente haya sido la primera mujer en gobernar tierras pertenecientes a la sociedad Moche. ANTECEDENTES Las distintas movilizaciones de carácter feministas producidas en Inglaterra, Estados Unidos y otras partes del mundo como América Latina a lo largo del siglo XIX y principios del siglo XX -según la cronología europea-1. Trajeron ciertas repercusiones en diversos ámbitos académicos. Entre las décadas 1970’ y 1980’, se dio inicio a una reflexión a nivel académico sobre la definición, utilización e investigación sobre el género en muchos ámbitos científicos como no científicos sobre el papel, imagen, etc. de la MUJER. Actualmente es muy difícil consensuar una sola definición sobre el concepto de género, pero si acordamos con diversos autores, Simone de Beauvoir2, Amorós Celia (1995) que el mismo está relacionado con las representaciones, creencias y comportamientos que se asocian a un individuo social –que se construyen dependiendo del contexto sociopolítico- y cumplen el rol de diferenciar lo que se considera vinculado a la femeneidad y la masculinidad en cada sociedad particular. Lo que consideramos necesario aclarar, es que -como varios autores ya han destacado- entre ellos, Margaret Mead (1935) publicó Sexo y temperamento en tres sociedades primitivas, Simone de Beauvoir (1949) y su frase "Una no nace mujer, sino que se hace mujer.", entre otros. Estableciendo que sexo y género no son sinónimos, a pesar de que durante mucho tiempo fueron utilizados como tales. Es importante mencionar que esta idea esto influyó en las formas de construir el conocimiento, y no sólo en la Arqueología sino en las Ciencias Sociales en general. La antigua concepción del género ha llevado en Arqueología a interpretaciones del registro arqueológico sobre el papel de la

mujer en la historia, que lamentablemente fue visto de forma recurrente como pasivo o menos importante en relación con el rol masculino. Como mencionamos anteriormente, la Arqueología afrontaba a fines del siglo XX, una etapa que toda disciplina sufre a menudo, y es la de una autocrítica a la forma de construir conocimiento. “A fines de los años setenta y principio de los años ochenta un número creciente de arqueólogos mostraba una insatisfacción por la orientación que tomaba la arqueología” (Johnson 2000:131). Por ello, la disciplina estaba en búsqueda de nuevas formas de pensar e interpretar el registro arqueológico, como también de aplicar metodológicamente otras alternativas de trabajo. Es así como se desarrolla la llamada “Corriente Postprocesual en Arqueología, proponiendo una visión crítica a la forma tradicional (Procesual) en que se desarrollaba la Arqueología, especialmente desde mediados del siglo XX en Norteamérica. Uno de sus mayores expositores durante los 90’, fue Ian Hodder. Él estableció una fuerte crítica a la forma en la que se realizaba la labor arqueológica antes de los 80’. Este autor expresó que la cultura material debía de ser “leida” como un texto, ya que existen distintas perspectivas acerca de un mismo hecho, reconociendo que la variabilidad de las formas de percepción de cada individuo, donde todas son igualmente válidas. Destacó la importancia de la interpretación de los elementos materiales, porque sólo así se podría conocer el significado que subyace en cada una de ellos, pero señaló que para ello se necesita conocer el contexto de la forma más integral posible. Asimismo, afirmó que el investigador debe ser consciente que la cultura material es producto de la manipulación de las personas3, y por lo tanto están en juego muchas disputas y negociaciones. (Hodder 1999) Según Johnson (2000) la Arqueología de género – en una de sus ramas de desarrollo- “explora la construcción del concepto de género en el pasado a partir de la información del registro arqueológico.” Consideramos que esta rama de la arqueología nos ayudará a establecer una reflexión distinta sobre el registro arqueológico. La arqueología de género, es aquella corriente que busca incluir a grupos minoritarios, entre ellos, a la mujer no sólo en su rol como investigadora en el presente, sino como sujeto activo en la historia es decir, como objeto de conocimiento en la historia en el pasado. Es así que, en el marco de lo antedicho, se han generado importantes aportes, a partir de la revisión de las interpretaciones sobre el rol de los géneros en diferentes ámbitos, pero he aquí que uno de los más discutidos, es aquel relacionado con el ejercicio de poder, y la estructura política. Nos preguntamos ¿por qué la capacidad de ejercer poder se asumió predominantemente como un rol de carácter masculino? Si bien en muchos contextos pasados la evidencia es muy acotada y no es claro si estos ámbitos hechos estaban a cargo de hombre y/o mujeres, en la mayoría de los casos se termina asumiendo que los espacios políticos deben haber sido de dominio predominantemente o exclusivamente masculino. Los moche

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La cultura moche fue considerada una sociedad preeminentemente patriarcal. El investigador que descubrió la llamada tumba del “Señor de Sipán”, Walter Alva y luego Régulo Franco4, que fue quien descubrió a la “Señora de Cao!, afirman que esa antigua concepción sobre los mochicas, entre otras han ido modificándose con el transcurrir del tiempo. Esta concepción tradicional sobre la estructura Mochica se derivó de la interpretación acerca de las iconográficas en la cerámica y que parecían tener de algunas deidades mochicas, especialmente el rol masculino de individuos que detentaban un alto status: gobernadores, sacerdotes, guerreros, etc. Pero, consideramos también que la clasificación que caracterizó los roles masculinos y femeninos en esta sociedad influyó en las interpretaciones posteriores. Castillo y Holmquist (2000) reflexionan a través de la interpretación iconográfica en la cerámica, acerca del papel de la de las mujeres de elite en la sociedad mochica tardía. Las representaciones en el arte mochica muestran a las mujeres realizando actividades relacionadas con lo ritual y otras con lo doméstico. Luego de analizar en base a los atributos como vestimenta, adornos, características faciales y corporales; y también de los contextos, establecen tres tipos de representaciones: “las mujeres naturales (doméstico), las sobrenaturales (ritual) y las esqueléticas (muerte)”. Pero nosotras haremos mayor hincapié en las segundas. Estos autores afirman que las mujeres también se hallan presentes en actividades rituales. Aparecen en cuatro escenas de la iconografía moche, como la del trasporte marítimo, la rebelión de los objetos, el entierro y el sacrificio. Mientras que las representaciones masculinas predominan en todas las escenas sobre lo sobrenatural y ritual. Castillo y Holmquist (2000) dicen que esto no se vería relacionado a una posición social disminuida sino más en relación a la función y género. Somos conscientes que la mayoría de las veces el registro arqueológico está acotado a ciertos elementos o evidencias. Pero, si del análisis de la iconografía moche, se desprende que dentro de las representaciones moche la mujer aparece en relación a roles de alto estatus. Nos preguntamos ¿por qué seguimos adjudicando a ciertas tareas como exclusivas del hombre? Es común que, como individuos pertenecientes a una sociedad occidentalizada pensemos que es normal el hecho de que la mujer no ocupó un rol más allá de la esfera de lo doméstico. “El estilo Mochica Tardío (cerca 550-750 d. C.) de la región norte, y particularmente la cerámica encontrada en San José de Moro, presenta una incidencia mayor en los temas donde figura la Mujer con Rasgos Sobrenaturales” Castillo y Holmquist (2000). Nuestro objetivo es mostrar a través del análisis del caso de estudio particular de “La Dama de Cao”, lo que generó su papel en la sociedad moche, influyendo en el rol de la mujer en posiciones de estatus en períodos más tardíos (550 a 700 d.C.). Es común suponer, y sin fundamentos reales que en todas las sociedades humanas el género masculino es el único capaz de contar la historia y que la historia se compone de hechos relevantes llevados a cabo únicamente por ellos; mientras que las mujeres se quedaban en casa y se encargaban de las tareas “domésticas” del hogar, como de criar a sus hijos entre otras (tarea además no menor).

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Sin embargo, esto no significa que la mujer no haya intervenido en la construcción de lo que ahora somos. Es sólo que desde siempre hemos aceptado, y muchas veces de forma inconsciente, ese sesgo androcéntrico que no sólo se presenta en la ciencia sino que también lo vemos presente en acciones, pensamientos, formas de hablar y demás cosas de la vida cotidiana. Un sesgo androcéntrico es aquella tendencia en la que el género masculino es considerado el centro de todo y posee el dominio de todo debido a que se interpreta que se trata de una condición natural y universal. Considerando todo lo anticipado, planteamos los siguientes Objetivos Realizar un análisis a partir del registro arqueológico asociado a la denominada “Dama de Cao”, que tenga en cuenta los procesos de formación y el contexto de los distintos elementos que conforman este descubrimiento. Analizar los roles asociados a dicha gobernante en el pasado y reflexionar sobre la influencia que esto pudo tener en la sociedad mochica en lo que respecta al rol de la mujer. Señora de Cao EL nombre “Señora de Cao o Dama de Cao” hace referencia a los restos mortales pertenecientes a una mujer de la cultura mochica que se cree gobernó el norte del actual Perú en el siglo IV d.C. El hallazgo se produjo el 15 de mayo de 2006 en el departamento de La Libertad, por parte de un equipo de arqueólogos nacionales dirigidos por Regulo Franco Jordan. Para ello se contó con el apoyo financiero de la Fundación Augusto N. Wiese, en el marco del Proyecto Arqueológico El Brujo. El contexto funerario se recuperó en la denominada Huaca Cao Viejo, considerada como centro ceremonial, emplazada en el Valle de Chicama, Perú.5. La huaca Cao Viejo es una edificación construida por miles de bloque de adobe que se estima originalmente alcanzaba los 35m de alto, 90m de ancho y 180m de largo (Vázquez Hoys 2011). La construcción final es producto de un total de cuatro templos superpuestos, ya que la sociedad moche realizaba prácticas consistentes en “entierros ceremoniales” de edificios, una vez que culminaba un período de gobierno. En esta huaca se sepultaron a individuos de altas jerarquías, como así también a personas sacrificadas como sus acompañantes.6

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Figura 1. Ubicación geográfica de la cultura Moche La tumba de la mujer en cuestión, fue hallada en una plataforma intermedia, lo cual la preservó de las lluvias de esa zona costeña -Fenómeno del Niño- y del efecto de la capa freática del subsuelo. Además, a pesar de que la zona cercana sufrió importantes pérdidas de material arqueológico, producto de los huaqueo o saqueos, esta huaca estuvo exenta de esas situaciones. original no sufriera perturbación alguna, por lo que se trataría de un hallazgo de tipo primario. Esto sorprendió bastante al grupo de investigadores ya que la mayoría de los restos humanos recuperados de esta sociedad sufrieron muchos daños -producto del Fenómeno del Niño-, pero este fardo funerario se hallaba intacto. Otro dato importante sobre dicha plataforma, es que en ella se hallaron otros entierros y uno de los elementos que sirvió de indicio, fue la presencia de una pieza cerámica depositada arriba de cada uno de ellos. Por sobre los restos de la señora de Cao se halló una cerámica con forma de un búho –enterrada hasta la altura del cuello- y a continuación se encontró una cubierta sustentada por unos bloques de adobe y abajo de caña. Debajo, unas maderas de algarrobo desbastadas, a modo de vigas, servían para proteger el entierro.

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Alrededor de éste se habían dispuesto diversas vasijas 7. Finalmente se halló el fardo funerario de la mujer. En uno de los laterales se encontró el cuerpo de una adolescente sacrificada que, según se interpreta fue su sirvienta. Dentro del fardo el cuerpo estaba cubierto con placas de metales de cobre en forma de olas y de aves marinas. Se cree que los demás entierros hallados en tumbas cercanas corresponderían a cuatro acompañantes la protegían en su viaje al Más Allá. Uno de ellos poseía un chaleco de cuero, con aplicaciones de plumas, que representa un personaje de rostro expresivo, elaborado en cobre dorado, y cuyos ojos y boca tienen delicadas incrustaciones de concha y nácar. 8 Como se mencionó anteriormente, el fardo estaba acompañado de once ceramios, pertenecientes a tres períodos diferentes: Mochica, Salinar y Gallinazo. Entre el conjunto, el ceramio de caolín de la Figura 2 representa, al parecer, una escena de actividad de curanderismo de la gobernante. Una curandera, envuelta en un manto en forma de pallar, impone las manos a una niña en brazos de su madre (Vazquez Hoys 2011) - ver figura 2.

Figura 2. Cerámica que hace alusión a práctica de curanderismo de la Señora de Cao (fundación Weise)

Figura 3. Corona (fundación Weise)

Figura 4. Porra (fundación Weise)

Figura 5. Estólicas (fundación Weise)

El fardo funerario completo pasaba alrededor de unos 120kg, a la altura de la cabeza estaba dibujado un rostro humano. Es destacable que na de las telas que envolvía al cuerpo tenía un largo de unos 70 m. Dentro del fardo se fueron encontrando distintos objetos, entre ellos: cuatro coronas y diademas –ver

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figura 3- de cobre dorado; un par de porras –ver figura 4- de madera forradas con láminas de cobre dorado; quince collares de oro, cobre y piedras preciosas; aretes de cobre con incrustaciones de turquesa; 44 narigueras (de alto valor simbólico) que combinaban metales como oro y plata o cobre y cobre dorado9 y estólicas, o propulsores de lanzas, eran armas de gran contenido simbólico, utilizadas en la caza ritual del venado, en la que participaban personajes de alta jerarquía –ver figura 5-. Cuando los investigadores llegaron hasta el cuerpo preservado naturalemente, descubrieron un cuenco de metal que había sido colocado sobre su rostro. Este tenía cinabrio (sulfuro de mercurio), el mismo polvo rojizo que había sido utilizado para pintar su cuerpo, pero algunos investigadores afirman que no tendría un uso para la preservación del cuerpo sino más bien una función simbólica, representando el líquido vital, la sangre. Además creen que al ser este un mineral tóxico, las personas que habrían realizado esto se habrían fallecido después. Además se halló una finísima pieza de cerámica polícroma, diseñada con iconografía moche, en la que se colocó una corona de plata y cobre dorado, en forma de penacho, ubicada a la altura de la cabeza y tiene dos bandas alargadas, muy similar a la que aparece en la iconografía moche, asociada con un personaje del mismo rango que el Señor de Sipán. Gracias a su excelente preservación, el cuerpo de esta mujer preservada naturalmente, permitió realizar algunos análisis de antropología física. Estos han aportado información sobre sus características físicas y las causas de su muerte. Es así que fue posible determinar que su estatura rondaba los 1,45 m y se estima que tenía entre 20 a 25 años al momento de su muerte, la que ocurrió posiblemente por complicaciones después de un parto. Esto último se infiere porque en su vientre presentaba unos pliegues de la piel, típicos del postparto. Otro dato muy interesante es que su cuerpo estaba tatuado con figuras de serpientes, arañas, cocodrilos, animales lunares y figuras geométricas. Debajo del cuerpo había una fina capa de arena y a la altura de la cintura se encontró una copa ceremonial y piezas de conchas (que eran utilizadas por la nobleza en la época prehispánica) en cada una de las manos de la mujer noble. Muerte en los mochica: prácticas y significados La concepción acerca de la muerte y las prácticas en torno a este evento están presentes en todo grupo humano, y la diversidad de formas de concebirla depende de muchos factores. Según Luis J. Castillo B. (2000) la muerte produce una ruptura en el orden establecido y por ello, para contrarrestar sus efecto, las personas realizan rituales funerarios. Esto lleva a que cuando una persona fallece se deba tomar ciertas decisiones, lo que implica la realización de actividades que resultan del sistema de creencias. Referido a esta temática, han trabajado algunos antropólogos como Hertz, Van Gennep y Victor Turner. Es decir que el hecho de llevar a cabo los rituales funerarios no es un hecho no intencional, sino posee un fin completamente manipulado por aquellos actores

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encargados de realizarlo, pero que se produce de manera inconsciente. He aquí presente lo que decía Hooder sobre la manipulación de la cultura material. Consideramos que a través de los rituales funerarios, se puede no sólo conocer la concepción que un grupo humano tuvo acerca de la muerte, el sistema de creencias, hábitos, los roles, sino que además esta práctica es generadora de identidad, representaciones (Castillo B. 2000). Para poder comprender mejor lo postulado, hemos decidido hacer un análisis sobre cada elemento del ajuar para llegar a comprender un poco el rol de esta enigmática dama tatuada. Este trabajo de investigación toma los datos publicados principalmente en Franco Jordan, Regulo y Puelles, Juan Vilela. (2005), del registro arqueológico sobre los procesos de formación y los elementos hallados que acompañan a la “Dama de Cao”. Es posible plantear que el registro arqueológico está constituido por la evidencia arqueológica10, el contexto y los procesos de formación de sitio (Carbadillo y Fernandez 1999: 77). Cada entierro tiene sus características de acuerdo al tiempo, creencias, sociedades. Sin embargo Joseph A. Tainter (Renfrew y Bahn 1993,1998:183184) estableció una serie de atributos que creemos pueden ser útiles, para caracterizar un contexto funerario según la presencia de ciertos indicadores. 

Sin cremación/cremación



Articulado/no articulado



Extendido/no extendido



Supino/no supino



Superficial/no superficial

CUERPO

 

Rampas/sin rampas



Cubierto por troncos/no cubierto por troncos



Cubiertos de lozas/no cubierto pos lozas



Paredes de tierra/ paredes de tronco



Enterrado en posición central/no enterrado en posición

ESTRUCTURA

central  

Individual/múltiple Con ocre/sin ocre



Diversos huesos de animales/ninguno



Artículos sociotécnicos (como corona real)



Artículos tecnómicos (como herramientas)

OFRENDAS

Creemos que sería de ayuda en nuestro caso de estudio agregar algunos indicadores. Por ejemplo en el cuerpo: tatuado/sin tatuar; completo/algunas

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partes, pintado con minerales/sin pintura de minerales. Y en la parte de ofrendas cambiaría el indicador de artículos sociotécnicos por objetos suntuarios importados/ sin ellos; objetos suntuarios locales/sin ellos. Otro concepto importante es el de ajuar o elementos funerarios, son todos aquellos que acompañan al muerto, es decir, aquellas ofrendas que se colocan junto al cuerpo; ya sea objetos materiales (herramientas, vestimenta, adornos, etc.), restos de flora y fauna (semillas, restos fósiles de animales, etc.) y objetos simbólicos. Primero tenemos que tener en cuenta el lugar seleccionado para depositar el cuerpo de esta mujer, en un centro ceremonial. La huaca Cao Viejo tenía la función de ser la sede de muchas ceremonias religiosas, sobre todo el dios Aia Paec, el decapitador, que tenía algunos atributos de un felino que se cree era el jaguar. Existen algunos murales en la Huaca de Cao Viejo que representan los ritos de sacrificio humano que se realizaban, donde los prisioneros iban semidesnudos, atados con una soga para ser llevados con el señor o señora y los sacerdotes. El entierro se halló en unas fosas que conducen a pequeñas cámaras –ver figura 6-. “…los cementerios Mochicas existe abundante evidencia para asumir que las actividades funerarias estuvieron escrupulosamente normadas. Un ejemplo de esto son las plataformas funerarias de alto rango…” (Donnan y Mackey 1978 en Castillo 2000:14).

Figura 5. Representación de la cámara funeraria de la Dama de Cao El cuerpo estaba colocado en posición extendida sobre su espalda, que según Castillo (2000), es la posición típica en los moche para periodos tempranos. Por ej: El Señor de Sipán, las sacerdotisas de San José de Moro, entre otros. En cuanto al ajuar funerario, podemos decir que es abundante, y que los elementos de metal eran símbolos de personas de elite. La sociedad moche poseía una división jerárquica, compuesta por: •

El cie-quich (jaguar), era el rey del valle.

• Sacerdotes o Pillac (zorro), encabezado por el sacerdote guerrero, habitaban en los templos. • El Alaec, era el rey vencido y subordinado al poder del soberano mochica.

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Los artesanos, ceramistas, orfebres y textiles.



El Pueblo (lagarto) campesinos, pescadores.(Steves 2010)

Sólo las personas de mayor jerarquía podían poseer elementos de metal, debido a que se trataba de objetos suntuarios, si a eso le agregamos el simbolismo que confiere el tocado como elemento de la indumentaria de un personaje de alto rango, el valor otorgado es simbólico. Otro objeto importante son las narigueras, cuyo fin era conferir divinidad y belleza a cada palabra que saliera de la boca de dicha persona. Las narigueras presentes, están fabricadas en dos metales oro y plata. Se cree que los colores dorado y plateado y/o el tipo de material representan la dualidad. En los Andes la dualidad es una forma de concebir el mundo pero también al individuo. Es decir como si se viese en un espejo una parte de arriba y una de abajo. Pero en las deidades andinas también existen parejas de dualidades referenciadas al día y la noche. (Rostworowski 2000) Pero es la presencia de otros dos objetos lo que llama más la atención de los investigadores, se trata de las estólicas y las porras eran armas de gran contenido simbólico; utilizadas en la caza ritual, en la que participaban personajes de alta jerarquía. En cuanto a las primeras, se trata de armas, usada como propulsor para lanzar proyectiles, que era utilizado para cazar (defenderse o atacar), en lo referente a las porras, se las asociaba con actividades militares o a guerreros. Ambas presentes en un individuo no sólo determinaban un alto status, sino que además eran fuentes de poder y mando. Lo destacable, es que estos ítems se hallaran asociados al entierro de una mujer. Cada elemento desde la elección de lugar, los acompañamientos funerarios son resultado de toma de decisiones, por ejemplo, nos ayudan a descubrir quién era ese individuo, su identidad. Como se dijo anteriormente la Señora de Cao habría dado a luz antes de morir, lo llamativo aquí es que sólo lo sabemos por su estudio de antropología física. Más allá de ese dato, no existe ningún objeto o representación que haga alusión a su maternidad, ¿Por qué no se buscó destacar ese rol? La verdad que esto no podremos saberlo, sin embargo lo que podemos establecer es que se buscó destacar su función de gobernante en el Valle de Chicama. Por ello se debe el hallazgo de ciertos objetos pertenecientes a la elite y relacionados al poder político-religioso. ¿Será acaso que la decisión sobre la preparación de su cuerpo estaba a cargo de personas de elite? Consideramos que existen ciertos patrones que nos permiten conocer la diferenciación social, y en los moche ésta se caracterizó en base a dos rasgos: pertenecer a cierta clase social, pero también el participar como oficiante en ciertos rituales (Castillo 2000 y Castillo y Rengifo 2008). Entonces, en base al ajuar asociado podemos proponer que otra función del ritual fúenbre fue establecer su función como una semi diosa y también una curandera; al otorgarle un lugar de alto estatus, además de ser enterrada en un centro ceremonial. Un caso similar, en relación a los criterios de selección en establecer cementerios especializados, son los entierros de las “sacerdotisas” de San José de Moro, en Perú –sector mochica norte-. No obstante, dichos hallazgos son de suma importancia ya que se las relaciona con “las Sacerdotisas míticas representadas en la ceremonia representada en una copa” (Castillo y Rengifo 10

2008: 4). Uno de los cuerpos fue encontrado al pie de la Huaca La Capilla (M-U 41). Estaba acompañada por cuatro mujeres, dos de las cuales eran ancianas y se interpreta que habrían sido extraídas de un entierro previo, ya que faltaban partes del esqueleto. Las dos mujeres restantes eran jóvenes sacrificadas y colocadas durante las exequias. También se hallaron huesos de perro y camélido. Su ajuar estaba comprendido por maquetas de edificios, crisoles, objetos de cobre y textilería, cerámicas. “Las ofrendas más significativas eran dos copas con pedestal cónico, una de cobre y la otra de cerámica, muy semejantes a las copas que figuran en la Escena del Entierro (Donnan y McClelland 1999) y dos grandes tocados en forma de plumas con los bordes aserrados.” (Castillo y Rengifo 2008: 23) Otro dato interesante es el hecho de haber sido acompañada por un grupo de mujeres, ya que en la escena asociada a la sacerdotisa se la ve acompañada por un grupo de mujeres. Esas semejanzas entre la cerámica hallada en la tumba de la Dama de Cao con un hecho de curanderismo, y la similitud de las representaciones de la ceremonia de sacrificio con aquella sacerdotisa –M-U 41-, nos lleva a pensar que los moche enterraban a sus muertos haciendo referencia a las funciones que realizaron en vida. Por lo tanto, podemos interpretar que la sacerdotisa fue una persona muy importante durante su gobierno entre los siglos IV y Vd.c. ¿No es llamativo que en períodos más tardíos se hallasen a mujeres ejerciendo roles en lo ritual, es decir, un ámbito tan importante para dicha sociedad? Castillo (2000) afirma que luego, en períodos más tardíos (cerca 550-750 d. C.) las representaciones de la mujeres participando en actividades relacionadas con el “mundo sobrenatural” va en aumento, sobre todo en la región norte, como en San José del Moro. La Dama de Cao gobernó en un periodo anterior, así que nos preguntamos ¿será que desde que ella asumió un rol de alto estatus, los papeles de la mujer en la sociedad moche fueron cambiando? Cabe destacar que la sociedad Moche, tuvo una organización teocrática y se basó la ideología en, sobre todo lo referente al sistema cosmológico, que no sólo permitía comprender la naturaleza, sino que generaba una compleja concepción ritual basada en ceremonias donde participan las personas de alto estatus. Durante estos ritos se aseguraba el beneficio de la sociedad, al predecir el Fenómeno del Niño, y realizar sacrificios a los dioses para la fertilidad agrícola. Esto permitió, a su vez, crear y mantener relaciones sociales, con una marcada diferenciación de estatus y, a su vez, generar poder. A través de ese poder, esos individuos eran capaces de manipular rituales, objetos, monumentos. Esto se puede observar en los períodos más tempranos, ya que luego el poder se ve invertido (Castillo y Rengifo 2008). Tatuajes Algo que llamó la atención a los investigadores fue que el cuerpo de la mujer de Cao estaba tatuado en el sector de los antebrazos, manos y pies con motivos de arañas, serpientes- ver figura 7 y 8-, cocodrilos, animales lunares, figuras geométricas. Esto último llevó a creer que poseía dotes sobrenaturales,

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y se la vinculó con una especie de sacerdotisa o curandera ya que las arañas y serpientes estarían asociadas a la fertilidad de la naturaleza.

Figura 7. Tatuajes

Figura 8. Tatuajes de serpientes y arañas

En la Cultura Mochica el diseño y detalle de los tatuajes permitía diferenciar el rango y asociación. Aún no se ha podido identificar el origen de los tintes utilizados, pero se presume que la técnica empleada para tatuar puede haber sido muy parecida a la que se practica actualmente. Para las culturas prehispánicas la mujer de elite tenía un rol relacionado con la adivinación y la curación. Algunas mujeres mochicas habrían participado como gobernantes de determinados señoríos mochicas, como lo demuestran los símbolos de poder encontrados con la "Señora de Cao". Conclusión Como se mencionó al iniciar el trabajo, las distintas construcciones sobre género han influenciado las teorías y por lo tanto la forma de observar e interpretar el registro arqueológico. A través del análisis de este caso de estudio particular se pudo poner de manifiesto los criterios que se suelen utilizar para la interpretación de los materiales arqueológicos. Primero, cómo ante situaciones de ausencia de evidencia concreta en ámbitos políticos, se infiere que es el hombre el que ejerce el dominio público y no la mujer. La concepción de que existen algunos roles sociales exclusivamente masculinos y otros femeninos, no lleva más que a un sesgo en la interpretación. Muchos autores en la actualidad -con cuales acordamos- creen en la revisión de estos preconceptos, que permita incluir a los sectores ocultos en la historia tradicional, para que tengan una voz, la que ha sido muchas veces silenciada.

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En la sociedad moche, este descubrimiento generó asombro, pero también implicó que la concepción de los moche como una sociedad preeminentemente patriarcal en su forma de gobierno, decayera. La dama de Cao fue enterrada, teniendo en cuenta el importante papel que desempeñó en el sector moche sur para el siglo III d.C. y eso se refleja en la forma en que su cuerpo fue tratado. Esta mujer fue enterrada en uno de los edificios que representaba sus creencias, símbolo de estatus y poder. Lugar donde se realizaban actos ceremoniales centrales, como el ritual del sacrificio. Una mujer que además tenía entre sus posesiones dos elementos, como ser la estólica y la porra, que se creían solamente de hombres-guerreros, ahora podría dar ha lugar a una una nueva concepción de ese papel en una sociedad estatizada. Además de haber sido gobernante, la Dama de Cao también pudo haber desempeñado roles de sacerdotisa, y esto le otorgó la participación en las ceremonias sagradas. Y es posible que también tuviera la capacidad de predecir el clima, algo tan importante para dicha cultura, considerando queesta zona era afectada por el Fenómeno del Niño, lo que traía serias consecuencias al pueblo. Otra cualidad puede inferirse a partir de la iconografía de los tatuajes y la cerámica hallada, que harían referencia a su habilidad para curar a las personas. Suponemos que esta mujer generó influencias en otras mujeres. Esto debido a que se pudo observar que, en períodos posteriores, el papel de la mujer en ámbitos de lo sagrado y sobrenatural fue en aumento, como es el caso de las Sacerdotisas de San José de Moro, en el sector mochica norte. Este es el primer caso conocido en América en el cual una mujer ejerció el poder, pero no significa que sea el único. Solo es cuestión de que se replanteen cómo estamos interpretando este registro. No consideramos que existan roles que sean exclusivamente masculinos o femeninos, ya que desde la antropología existen muchos estudios que demuestran la variedad de situacioens existentes (citas?). La mujer, al igual que el hombre desempeñó y desempeña tareas importantes, sea cual fuese el ámbito en el que se desarrollen. Esperamos que esto sirva, para que las futuras investigaciones en temáticas de género, se aborden desde una múltiple interpretación delas distintas posiciones desempeñadas por los actores sociales. Agradecimientos Queremos agradecer a los profesores que nos ayudaron en el trabajo; al Dr. En Arqueología Carlos Baied, la Dra. en Arqueología Sara María L. López Campeny y Dra. Somonte Carolina de la Universidad Nacional de Tucumán. También a los licenciados José Miguel Naharro y Virginia E. Sosa de la Universidad Nacional de Salta. Bibliografía

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http://es.wikipedia.org/wiki/Dama_de_Cao http://www.fundacionwiese.com/patrimonio-cultural/el-brujo-huaca-cao/lasenora-de-cao.html http://www.bloganavazquez.com/tag/senora-de-cao/ http://emiliaesteves.blogspot.com.ar/ http://www.cemhal.org/publicaciones1b.html http://www.taringa.net/posts/apuntes-y-monografias/18117612/Mochicas--monografia.html

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Ver Wikipedia estudios de género. Ver en Blanco Prieto, Pilar (2004). La violencia contra las mujeres: prevención y detección, cómo promover desde los servicios sanitarios relaciones autónomas, solidarias y gozosas. 3 Dicha cita fue extraída de Johnson, M. Teoría Arqueológica. Una introducción. Donde establece los puntos clave de Hodder con respecto a la arqueología Postprocesual. 4 Ver en National Geografic, La tumba de la Señora de Cao, líder del pueblo mochica. 5 Ver en Wikipedia, la Señora de Cao. 6 Ver en Fundación Wiese, El brujo- huaca Cao. 7 Ver en National Geografic, La tumba de la Señora de Cao, líder del pueblo mochica. 8 Ver en Fundación Wiese, El brujo- huaca Cao. 9 Hace referencia al concepto de dualidad presente en la región andina, en este caso el sol y la luna. 10 Hace referencia a los artefactos, ecofactos, estructuras y representaciones rupestres. 2

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