Aspectos más destacados de la novela \"Amor y guerra\" de Ramón Saizarbitoria

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Aspectos más destacados de la novela Amor y guerra
Breve panorámica de novela vasca en la Transición
La etapa posfranquista se inicia en 1975, con la publicación de Sekulorum Sekulotan, de Patri Urkizu. Obra vanguardista, intenta trasladar a la prosa vasca la técnica de la corriente de conciencia, por medio de un texto sin signos de puntuación, como hizo James Joyce en su día.
En 1976 Bernardo Atxaga publica Ziutateaz. La historia tiene lugar en una ciudad deshumanizada, imagen de la actitud represiva de una dictadura que acababa de desaparecer. Koldo Izaguirre publica ese mismo año Zergatik bai, obra que refleja el inconformismo del autor con el euskera batua.
Joxe Austin Arrieta, en su novela Abuztuaren 15eko bazkalondoa (1978) expone los recuerdos de la infancia del narrador y protagonista en el seminario de Donostia. En 1987, Arrieta publica Manu Militari. En este caso, los recuerdos forman parte de la juventud del protagonista, y se reflejan en las cartas que este escribe a su novia mientras cumple el servicio militar.

Ramón Saizarbitoria. Primera etapa y transición democrática
Ramón Saizarbitoria fue un innovador en la novela vasca del siglo XX. "Saizarbitoria hacía suya la afirmación e J. Ricardou acerca de que la novela es la aventura de la escritura. Por primera vez en la narrativa vasca, un escritor explicitaba su preocupación por la forma novelesca y se adscribía a la afirmación barthiana de la preeminencia de la técnica en toda creación literaria".
En 1969, Ramón Saizarbitoria publica su primera novela, Egunero hasten delako, donde el autor utiliza diversos planos narrativos para contar una historia basada en un tema controvertido todavía en 2015, como es del aborto.
En el prolífico –para las letras vascas- 1976, Saizarbitoria publica su segunda novela, Ehun metro, cuya primera edición había sido secuestrada por la censura en 1974. La obra narra los últimos momentos de un miembro de ETA, antes de caer abatido por la policía en San Sebastián.
De ese mismo año es Ene Jesus cuyo protagonista, un enfermo mental, nos hace llegar unas informaciones cada vez más fragmentadas, en paralelo al deterioro y a la merma de su sistema nervioso.

Ramón Saizarbitoria. Segunda etapa. Amor y guerra
Tras 19 años sin publicar, Saizarbitoria da inicio a una segunda etapa como escritor, con la publicación de nuevas obras: Hamaika pauso (1995), Bihotz bi. Gerrako kronikak (1996), Gorde nazazu lurpean (2000) y Martutene (2013).
Bihotz bi. Gerrako kronikak (Amor y guerra, 1999) representa la crónica de una muerte anunciada ya en la primera página (el protagonista y narrador decide asesinar a su esposa, por la que siente un cariño enfermizo, plagado de celos).
El protagonista, vendedor de diccionarios enciclopédicos, transita por una vida anodina en la que los únicos momentos algo divertidos son los que comparte con un grupo de jubilados en el bar Hambre, ante un plato de huevos con chorizo. Su esposa, Flora, es profesora de piano en el Conservatorio de Donostia, donde viven. El matrimonio no tiene hijos, y tampoco parece que les importe mucho.
La vida en común de la pareja se reduce prácticamente a una serie de desencuentros y peleas por las que dejan de hablarse durante días. "En ocasiones, me parece que aquellos enfados que daban inicio a una temporada en la que no nos hablaríamos, acontecían porque necesitábamos un descanso (…) puesto que tras la tormenta siempre viene la calma". El sexo suele ser el protagonista de sus reencuentros, y la vida vuelve a la normalidad hasta la siguiente pelea. "En la novela se narran, por boca del marido, los momentos fundamentales del deterioro de la relación con su esposa".
La fidelidad no parece ser el plato fuerte de su relación: Flora inicia una relación extramatrimonial con Adolfo, un compañero de trabajo y acordeonista por más señas, mientras que nuestro protagonista mantiene una relación con una chica bastante más joven que él, Violeta, que al final resulta ser su sobrina.
Da la impresión de que la mediocridad de la vida en común es la que empuja a Flora a los brazos de su amante. Cuando el marido se entera tiene una típica reacción machista y, en vez de propiciar una separación de mutuo acuerdo, obliga a la esposa a renunciar a su amante, la espía y utiliza las confidencias de Flora contra ella misma.
Al final de la obra el protagonista pretende recrear un crimen perfecto -intentando que parezca un accidente- y arroja a Flora por la ventana, al más puro estilo de las noticias sobre violencia de género que nos llegan cada día, pero sin los consabidos remordimientos e intentos de suicidio con los que acaban dichas historias.
Las referencias a la Guerra Civil en Amor y guerra
Aunque nuestro protagonista no vivió la guerra en primera persona, ese hecho histórico impregna las páginas de la novela de principio a fin.
Los compañeros de tertulia del narrador vivieron la guerra como gudaris, en primera línea o en la retaguardia. Las referencias al conflicto son continuas y las consabidas historietas consiguen, a base de repetir los mismos hechos una y otra vez, el efecto de hacer que el lector se sienta rodeado de abuelos contando batallitas.
Cuando surge alguna novedad da la impresión de que los mismos tertulianos frenan su curso, para que todo siga como estaba. El día en que nuestro protagonista descubre que Samuel, uno de los contertulios, posee una antigua fotografía en la que aparece su padre junto a una joven, Mikele de Abando, que es el vivo retrato de su amiga Violeta, parece que una ráfaga de aire puro barre la atmósfera viciada (todavía se podía fumar en los establecimientos públicos) del bar.
Al final Mikele, a la que el padre del protagonista dejó embarazada, resulta ser la abuela de Violeta. Mikele comparte con ella, como lo hizo con su hija, un melanoma que, al final, será la causa de la muerte de todas ellas. "-Bésamelo –señalándose el lunar-. Así sabré que cuando muera seguirás queriéndome. Lo besé, y he de confesar que sentí algún reparo".
La novela está plagada de pequeñas historias de guerra, siempre repetidas. Las novedades las traen contertulios ocasionales como Potto, un bertsolari poco ducho en su oficio, que reconoce en la foto de Samuel al padre del protagonista, al que en plan irónico llama Ikurriña, -porque parece ser que no se distinguió especialmente en la contienda, como sí creía el hijo que había ocurrido-.
Probablemente el episodio histórico más impactante narrado en la novela sea el del hundimiento del bou republicano Navarra. Se trata de un pequeño episodio de la guerra civil que muestra el heroísmo de los vencidos y una cierta cualidad humana en los vencedores. "En contra de la costumbre, no los fusilaron, pues el capitán del Canarias declaró que aquellos hombres eran unos héroes y merecían seguir vivos".
El episodio fue narrado por el escritor Arturo Pérez-Reverte en un estremecedor artículo, Un marino decente, publicado en el año 2012.

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OLAZIREGI, M. J. R. Saizarbitoria: de la novela experimental a la memoria como eje narrativo, p.1
SAIZARBITORIA, R. (1999) Amor y guerra. Madrid, Espasa Calpe S.A, p. 25
OLAZIREGI, M. J. R. Saizarbitoria: de la novela experimental a la memoria como eje narrativo, p.9
SAIZARBITORIA, R. (1999) Amor y guerra. Madrid, Espasa Calpe S.A, p. 198
SAIZARBITORIA, R. (1999) Amor y guerra. Madrid, Espasa Calpe S.A, p. 209
http://www.perezreverte.com/articulo/patentes-corso/658/un-marino-decente/



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