Carminho Memoriae Innocents | poesía (2017)

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CARMINHO MEMORIAE INNOCENTS POESÍA Luis Cruz-Villalobos

H E B E L

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Luis Cruz-Villalobos CARMINHO MEMORIAE INNOCENTS POESÍA HEBEL

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CARMINHO MEMORIAE INNOCENTS POESIA Luis Cruz-Villalobos

HEBEL Ediciones Humus | Poesía 5

CARMINHO MEMORIAE INNOCENTS | POESÍA © Luis Cruz-Villalobos, 2015. © HEBEL Ediciones Colección Humus |Poesía Santiago de Chile, 2017. www.issuu.com/hebel.ediciones Este trabajo pertenece a la obra: Poemas 1516. Obra Compilatoria. © Luis Cruz-Villalobos, 2011. Registro de Propiedad Intelectual N° 274.405. Revisión editorial: Marcelo Gatica Bravo Pórtico: Daylíns Rufín Pardo Imagen de portada: detalle de “La muerte de Marat”, de J.-L. David, 1793. Qué es HEBEL. Es un sello editorial sin fines de lucro. Término hebreo que denota lo efímero, lo vano, lo pasajero, soplo leve que parte veloz. Así, este sello quiere ser un gesto de frágil permanencia de las palabras, en ediciones siempre preliminares, que se lanzan por el espacio y tiempo para hacer bien o simplemente para inquietar la vida, que siempre está en permanente devenir, en especial la de este "humus que mira el cielo".

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Pórtico

LA POESÍA ES OTRA PATRIA

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Nadie lo ha de dudar: la poesía es otra patria. Aquella tierra franca donde se encalla, se naufraga y sobrevive de alguna tempestad que aún amanece. Lugar al que se llega desde las coordenadas del deseo –ese de respirar, de no acallar, de hacer visible; ese otro de soñar y subvertir la geografía escabrosa o incólume de la memoria. Es una felicidad llegar a ella y el poeta lo sabe. Quedan pocos lugares en la tierra del alma donde se nos permite detener el momento y colgar de los árboles el corazón, la voz, el canto, un adiós, un “tal vez”, las lágrimas de amor, la madrugada. Son escasas también las latitudes desde donde es posible encauzar el disímil camino de la ventura, para regresar al mismo lugar o, simplemente, erguir el corazón del cuerpo e invitarlo a danzar, durante años. Aeternus, sin tiempo… Si el reloj de la poesía tiene un compás y límite sólo puede ser este. La vastedad presente de lo cotidiano, la infinitud de las pequeñas cosas, la inmensidad del horizonte azul que nos habita. El tiempo del poema es la pausa liberadora que suprime y subyuga al opresivo kronos sibilante. Como un Miguel de espada blanca le interrumpe su línea de serpiente. La patria del poema es además otra forma del tiempo, y el poeta lo vive. Lo reabre cuando dice: Ven, te voy a contar… Lo inaugura con galas cuando, a pesar de todo, se decide a cantar y soñar también lo no vivido: esa memoria y mapa del anhelo. Ese croquis de estrella o planeta posible que es en sí, toda imagen de algún sueño. 9

–Ven, mira, es todo…– dice el poeta al tiempo que vacía de pequeñas ternezas su zurrón de juglar enfrente nuestro. –Es todo…– exhala. Y nos muestra el vacío con que habrá de seguir después de hacer su entrega dejando caer las manos de esa, su Voz que cuenta, canta y estremece. Y se va como un modo de quedarse. Si algo aprendemos de la Poesía es que su permanencia es un Silencio. Cuando calla el poema, tal vez, no es porque ha muerto; sino porque ha engendrado y escondido su sabia miel en lo más íntimo de nuestras entrañas. Desde allí late, se alza, poliniza. Se expande y crece. Y es hermoso saber que al reino de Poiesis le definen aunados, e indisolublemente, la palabra que crea y el fecundo callar. Ese morir del punto y el final es la resurrección del propio verso que estalla ahí –y desde ahí destella– en múltiples sentidos. Que se cosmodesliza como una supernova en la silente profundidad creadora que lo sumerge todo y nos habita. Es allí, en ese estar del no decir, donde reencarna y cobra nueva vida todo lo que una vez fue dicho. Al sellar un poema, un cántico, un exordio, asistimos a la muerte de todo lo que fue o no pudo ser. Punto final, espacio en blanco, otra página se iza… Atracamos en tierra de poesía haciendo reverencia al buen amor que enrumba y que no ciega con el polen de plata de sus alas; y al mal amar, de gris y barca, despidiéndolo con gracia.

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Es difícil la poética geografía interior, y lo palpa el poeta. Por saberlo no ceja ni se detiene, entonces. Comprende que agachar los dedos frágiles de la palabra hasta esos riscos de algas secas que también hacen parte de la patria Poesía, no es subyugar la Vida condenándola sólo a lo escabroso o a lo agreste. No es un rendirse, no un cambiar el todo que se da en el poema por la Nada. Cuenta como genuflexión de resistencia de quien busca el Amor del cual escribe. Cuenta como milagro de fe terca. Como gesto de Luz y pena ida. El poeta lo advierte y nos impele: Aprendamos, justamente, que en esta patria de la Poesía los vencedores fueron –antes que nada y antes– los caídos por un sueño que no fue. Y aunque parezca triste el acto de tatuar nuestras nostalgias sobre la piel de una tierra a la que se llega, precisamente, movido por ellas; no hay – sin embargo– peor melancolía que el tratar de olvidar, olvidando las marcas. Todo poema nace como acto de ruptura. Se rompe a puño y letras el falso pedestal donde se nos condena la Alegría. Se sale, verso en ristre, a demoler los monumentos sin oraciones ni futuro que nos petrifican la sal de tanto mirar al pasado. El éxodo es preciso. Debemos liberarnos con/versos de esta fe en las nuevas cosas. Y salvar -y salvarnos- de aquella pétrea y condenada suerte de la mujer de Lot. Arribar a la patria Poesía sabiéndola otra tierra y nueva polis, es un acto fundante que requiere, como de parto, gritos que también pidan porque reinen el Bien y su armonía en medio de las sombras de algún mal. Que

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sobrevuelen estos y su plata de sol por sobre los espectros de quienes ya lo hicieron y todavía nos acechan. ¡Ay, esas calles de la poesía, tan abiertas, tan nobles como son, terminan bienviniendo cada presencia…! No es la tierra Poesía, sin embargo, desvariada o inocente, a pesar de que existan en ella y sus caminos desvíos cuasi puros, rutas vírgenes. Ha de saber, no más, quien llegue a ellas que en lo que siembre, riegue y fructifique allí en ese otro espacio, no podrá repetir las malas hierbas. Que no podrá venderle este nuevo jardín a los cardos estériles. Que jamás podrá ser la existencia de la espina razonable, si no es que viene a proteger los nuevos tallos; porque todo lo nuevo, lo bello y aún lo bueno que hoy existe, cabe tan solo en una pequeñita flor… Tal como ya el poeta ha oraculado, todo está conectado aquí y en ella. Sus coordenadas no escapan a esta, la suerte humana de no ser y no estar jamás tan solos. No es posible escapar de esta divina condición de religados. Su mundo no es ajeno al entramado vital que nos remueve y es sabio comprender - ya el poeta lo ha dicho- que bien pueden deberse a las amapolas los giros en la conciencia de las mariposas. La poesía y su tierra, por renacida, son sobre todo sitios para la desnudez. Se puede morir asfixiados por la soledad si la inhalamos tras máscaras de plástico. Escondidos tras estas, es imposible escuchar el llanto del jornalero, danzar para adormecer los sentidos o hacer oír la oportuna respuesta cuando el payaso, desde su mueca en carne viva, nos pregunta por el Amor.

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Toda distancia en el espacio de la poesía es desnuda distancia de dos. Y son duplas así las perspectivas, las diferentes percepciones que se nos cruzan y asaltan al andar el poema y adentrarnos en la profundidad de sus arenas. Quien llega a esa, su orilla, de soledad no estará solo. Será bien recibido por espectros que vienen de otra parte. Por gente que escribe y se reescribe; y cree que todo libro es una carta a la Muerte que se pretende Reina. Gente que cree, sí, que habrá traición- más nunca habrá condena- en irrumpir y desgarrar con la palabra que salva, por responder al Eco de la Vida que clama desde adentro para resucitar. Esta Vida desde donde se zarpa siempre a algún poema, la que vive pidiendo un poco de ternura porque es vida de perros, al fin. Y el poeta, lo sabe…

Daylíns Rufín Pardo La Habana, Cuba Otoño de 2015 AD

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DESDE CARMINHO

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Al son del álbum Cantar de Carminho (2013)

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I Dame la mano Felicidad mía y nuestra Dame la mano Con ese candor leve Que llevas sobre tu piel tan suave Yo te seguiré Como niño pequeño Pero no olvides detenerte De vez en cuando Para que pueda ver tus ojos Y no quede a oscuras Dame tu amor Tu beso Tu calma Oh felicidad mía y nuestra Que no me queda tiempo Para perderlo En nimiedades vacías Dame tu abrazo Quieto Lúcido Para seguir Incluso cuando el camino suba A las alturas remotas del día Dame tu risa clara Para que no se desanimen mis almas Mi piel cansada Ni las palmas de mi pecho Ni la sien de mi demora Dime que me quieres Que me visitas por las noches

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Que sueñas conmigo Y yo te seguiré Como niño Que sabe que puede confiar Exactamente en lo que viene.

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II El corazón Sabe de desgarros De mentiras Y de negros horizontes Sabe historias abiertas Al infierno Y no puede esconder Su desazón En medio de la nieve O en medio de la tormenta Pues allí se encuentra Con su color más propio El corazón Sin embargo No se rinde Sigue por las laderas agudas De los despeñaderos Que ya no tienen nombre Ni flores Ni aromas dulces Sino sombras Perdidas.

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III Me acaricias con tu voz Y yo sin conocerte Qué puedo decir Acaricias a cuantos pasan Y se detienen en tu son Tu melodía tan honda Tan llena de un amor dolido Que solo puede saciarse Con los más profundos Y luminosos abismos Pero también tu voz Sabe revolotear como ave Pequeña y veloz Que busca un nido tierno Amable para el vientre Y para el trino cansado Y así tu canto Que nos toca la piel La piel más íntima del instante Nos alza y nos deja caer Como madre o amante.

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IV El adiós Salió por las sendas antiguas Y llegó hasta mi puerta Y nos encontró Nos apretó el corazón Y lo hizo saltar en mil pedazos Siendo ya tarde Noche profunda sobre los ojos Quedamos mudos Sin ninguna esperanza digna De ser abrazados Y seguimos como hojas De un otoño permanente Que olvidó que en su vientre Llevaba oculta la primavera Y solo parió inviernos rudos Para nuestro fin Tan contrarios a la ilusión Como la muerte está lejana De los besos.

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V Tal vez Sí Tal vez Ese sea el nombre Nuestro De este camino compartido Tan tierno Y pobre Tan solitariamente acompañado Tan silencioso Solo murmurante Solo diminuto en sus gestos De un afecto Que no tiene nombre Aunque tal vez Si lo tiene En el fondo Allí Donde palpita Y se acrisola como un sueño Que quiere volar Más allá De su tal vez.

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VI Lágrimas de amor Vinieron a golpear la puerta de ella Y la sedujeron a beber De las fuentes del abismo Para dormir Y no despertar Sino siendo otra Más lejana de sí Que repleta de algún pasado Lágrimas de amor Eran esas oscuras humedades Que se le abalanzaban Y le recorrían la vida Haciéndola oler a perfumes De algún tiempo Que nunca se pudo vivir De algún lugar Que jamás habitó.

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VII Quiéreme De madrugada Búscame De madrugada Llórame De madrugada Deslúmbrame De madrugada Pero no te vallas De madrugada No arrojes tus sueños De madrugada No pienses en el mal De madrugada Ni corras vacía De madrugada Sólo quiéreme De madrugada Busca mi rostro De madrugada Encuentra mi corazón De madrugada Mi más leve piel De madrugada Mi más sísmico paso De madrugada Mis piedras y mis flores De madrugada Mis cantos y mis desvíos De madrugada Mi vida y mi muerte

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De madrugada Allí y acá De madrugada En medio de tormentos De madrugada Y en medio de disfrutes De madrugada Aquí y allá De madrugada Justo hoy De madrugada.

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VIII A dónde me llama la ventura A qué vida A qué paisaje Pues no tengo brújula a mano Y la ventura Me acaricia la mejilla Y me dice que su viaje remoto Es digno de ser tomado Pero mi corazón Se esconde Y no salta a ese barco Solo se queda mirando Desde el muelle Como quien observa dulcemente Un atardecer Que hace arder lentamente El amplio horizonte.

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IX Agua sobre el agua Olas sobre las olas Lluvia sobre la lluvia Pena sobre la pena Beso sobre el beso Dicha sobre la dicha Voz sobre la voz Así nos vemos las caras En estos vaivenes de vida Y aprendemos a resistir Como los antiguos Que se escondían De los fantasmas De hielo o acero Para sobrevivir Y regresar dignos Al hogar tibio Que siempre aguardaba Con el gesto y el ritmo Del más esperado amor Que lleva en su ser Dicha sobre la dicha Beso sobre el beso Pena sobre la pena Lluvia sobre la lluvia Olas sobre las olas Agua sobre el agua.

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X Comenzamos una danza Que ha durado ya tantos años Bajo un sol amigo Que conoce nuestros nombres Y mide cada paso y soplo Pues camina en nuestra piel Como pionero de su mundo Mientras nosotros Danzamos a tu ritmo Tan hermano que ya es El mismo palpitar De nuestros pasos Que sin dejar de ser arduos O incluso tristes Son los que nos han tocado Y nos animan en la sombra Haciéndonos escampar Claros y nuevos en la dicha De la mañana que se abre Después de cada noche.

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XI Te voy a contar un sueño Que no he tenido aún La travesía hermosa y larga Que aún no he esbozado Te contaré de vidas bellas Y tempestuosas Que no me atreví a vivir De saltos a nuevos abismos Que me esperaron Pero que nunca vieron mi vuelo Te contaré de tardes tibias Bajo la sombra de un alero Mirando mares amables Y también huracanados Que me llamaban a memorias Que algún día fueron reales Y se forjaron con amor y pena Te contaré historias inventadas En los pasillos de casas Que no he visto aún Donde jamás viviré Ni podré abrir nunca Nuevas memorias al sol.

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XII Ven a mi ventana Y mira hacia dentro Aquí estoy Lleno de estas luces Que no saben bien De dónde vienen Ni adonde van Ven justo En este momento En que el tiempo Se aprieta Ante tanta alegría Y tanta desolación Ven y mira Es esto lo que tengo Nada más que esto Y el futuro Que no nos pertenece Aún vendrá Y con su manta de madre Nos cubrirá Para no morir En el frío de la larga noche.

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XIII Tiemblo Tu voz Me cuenta Del día Y yo Tiemblo La piel Del alma Se agita Como colibrí Y espero Aquí Junto al sol Tu canto Y me sumerjo En un mar Que me abraza Como cielo Y tu voz Aquí Llegando Como olas Me estremecen Y mi pecho Se duerme En la belleza Que es la verdad Pero que se va Leve Ágil Como un atardecer

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Lentamente Muy despacio Pero ido Al fin.

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DAMNATIO MEMORIAE

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Al son del álbum Destroyed de Moby (2012)

Damnatio memoriae es una locución latina que significa literalmente 'condena de la memoria'. Era una práctica de la antigua Roma consistente en, como su propio nombre indica, condenar el recuerdo de un enemigo del Estado tras su muerte. Cuando el Senado Romano decretaba oficialmente la damnatio memoriae, se procedía a eliminar todo cuanto recordara al condenado: imágenes, monumentos, inscripciones, e incluso se llegaba a la prohibición de usar su nombre. Muchos emperadores también se vieron afectados por esta práctica.

Dammnatio memoriae Augusto P. U.

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I No queda más remedio que su ausencia Dicen Vociferan por las calles Gritan a montones No queda más remedio que el olvido La memoria condenada Muerta Partida en dos En cuatro En mil Y lanzada como ceniza Al viento Al espacio sideral Frío y solo No queda más remedio que la nada El descalabro exacto De toda la existencia Del retrato del sí De la reproducción del paso No queda más remedio que la muerte total De lo que queda Después de la muerte total Es decir La desintegración precisa Del recuerdo De aquel que partió En medio de risas En medio de la esperada condena

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No queda más remedio que el brebaje En veneno La ponzoña verde El retiro de la señal del escape El abismo inyectado a las venas No queda más remedio que la desfiguración La aniquilación masiva De todo lo que fue De la náusea Del despeñadero De la ruina Que resultó para tantos y tantas Su existir fallido.

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II Necesitaba amor Igual que todos Paría día y noche Clamores de afecto Pero nadie entendió Solo vimos Sus garras Sus nefastos Y purulentos Actos de egoísmo Vimos también Su llaga Abierta de par en par En medio De sus discursos Que ni sabía pronunciar Obtusos Retrógrados Insensibles y rufianes Pero sin embargo No podemos negarlo En el fondo De su miseria Solo pedía Un trocito Un rescoldo Un gramo Una seña Un punto Un aliento Un roce

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De amor De puro amor Que lograra Despertarlo De su mal Que llamó bien Para él Y para todos.

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III Aprendemos a correr por las calles en toque de queda Para que las balas no se posen sobre los hombros O sobre las caderas cansadas de tantas infamias Aprendemos a escondernos de los que no tienen nombre De los que sacan con mentira la verdad que se quería olvidar Y la toman con pinzas desde las entrañas del dolor perfecto Aprendemos a sentir un odio que no logrará borrar la justicia Pues es impensado el mal que estos gestan en la piel Y en lo que la piel esconde y que ellos desvelan como si nada Aprendemos a matar en silencio y a gestar planes de muerte Para que una mínima justicia se los lleve de una vez por siempre A algún tipo de infierno que sea más duro que esta existencia Aprendemos a tratar infructuosamente de olvidar a los caídos A los amados que se fueron con el silencio como sello digno En sus labios hermosos y destrozados por los verdugos.

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IV Para qué fue Toda esta lucha Esta guerra Esta muerte Se pregunta En comandante De los rebeldes Y guarda Hondo silencio Triste silencio Y sigue jugando Su partida De ajedrez Consigo mismo Para no morir De pavor Ni de pena Pues tantos Y tantas Cayeron Bajo su orden Bajo su sueño Para nada Para nadie Pues todo Absolutamente Permaneció Idéntico Igual Que si no hubiesen Dado la ofrenda

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De sus vida Por un sueño Que jamás Fue.

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V La historia contada de boca en boca Sabrá borrar su nombre por los siglos Pues nadie aprenderá a pronunciarlo Sino como ofensa sino como epíteto En la boca de los pueblos dormirá Su nombre y sus títulos como daga Como maldición que no se osa decir Para no atormentar a los que viven Adiós le dirán todos y todas a su rostro A sus gestos déspotas y obscenos Que se pasearon por tantos años Ante nuestros desprevenidos ojos La historia escribirá su nombre muerto En la arena de las playas de los niños Y estos pasarán corriendo y jugando Por ellas borrándolo para siempre.

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VI Muchos tratan De reconstruir Sus pasos Hacia nuevos Y más altos Caminos Pero es duro Después De haber sido Transformado En cosa En llaga Muchas tratan De elevan Un vuelo Más libre Después De las salas Oscuras E infernales Donde Se les obligó Un trino Que nunca Debió salir Muchos tratan De olvidar Y avanzar Para no sentir

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El abismo Roto El precipicio Abierto Que se forjó En el pecho Después De la asfixia Después Del ultraje Muchas tratan De olvidar Y seguir Por una senda Que sepa A amores Y dichas Después Del odio largo Y el pavor Que casi No se detuvo.

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VII Salieron por las calles Eran millones Y llevaban en sus manos Martillos y chuzos Para demoler Todos los monumentos Visibles o invisibles Hechos en homenaje A los que infamaron La vida de tantos Caían de las cornisas Las horribles esculturas Y eran demolidos Los mausoleos feroces Con la rabia de las viudas Y el ímpetu de los deudos Y nadie podía parar A ese mar de gente Que vociferante y digna Elevaba vitores Ante el triunfo del olvido Ante la destrucción De la memoria más oscura Que no debía cruzarse Ya nuevamente Por las calles de la vida De ninguno de los pueblos.

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VIII Quisieron realizar algunos sobre su nombre La apoteosis Pero no prevalecieron Pues triunfó el sentido hondo De la justicia Y triunfará aún ahora En medio de estos tiempos inciertos El honor por la vida La dignidad de cada uno y cada una En medio del privilegio de los pocos El sentido de esta historia Que parece ir a ningún lado Logrará saltar a la palestra Y dar sus más diáfanas razones Que convenzan el corazón del corazón Del pueblo Para que todos busquen el bien más pleno Y no las migajas egoístas De un bien privado Que no lleva sino a la barbarie Y al robo Esa es la esperanza alzada En medio de la noche larga de estos días El anhelo de un espacio amable Donde cada cual reciba lo suyo Y no se le quiete con mentiras suaves Que solo buscan el bien único de los mismos La apoteosis fue inviable Del tirano que construyó las doliente pirámides

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Pues el derrumbe será inminente Y las alturas tendrán que caer Más temprano que tarde Cuando el palpitar de las calles Se torne torrente Imparable Que desmorone a los pocos Que todo se llevan.

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IX Quién era Ya nadie lo sabe Qué hizo Solo mal Que todos recuerdan Dónde quedó su gloria En la fosa común En el mar Encadenada a unos rieles Qué fue de su fama Se extendió Como peste maldita Quién le recuerda Sólo las cucarachas tornasoles Que comen carroña Dónde fue a parar Su dignidad y su cargo Ya nadie entiende De esos juegos groseros A partir de qué Se cuenta la historia de su muerte Sino como punto cúlmine De su degradación

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Quién era Quién fue Ya nadie lo sabe Sólo se atisba Su esencia Su más oscura sombra.

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X Una flor pequeña Como las del desierto Crece Brota como sol diminuto Y es suficiente Pues ella Impregna Con su dulce perfume El corazón De los niños y niñas Que han salido A caminar Por estas nuevas veredas Que llevan más allá De la tortura Y la muerte Y más allá De los sueños bellos Que implicaban violencia Una flor pequeña Es suficiente Como lápida indestructible Como sello De la damnatio memoriae Del malvado Que ya no volverá.

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DESDE INNOCENTS

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Al son del álbum Innocents de Moby (2013)

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I Suena una música artefáctica y repetitiva En los oídos vacíos del espacio que se queda estupefacto ante el tiempo Vienen a mi memoria libros vendidos a precio ínfimo En un supermercado que quedaba en el tercer piso de un mall Yo no sé si somos o no inocentes Pero este Moby así nominó su último disco de minimalismo electrónico Yo simplemente escribo algunas líneas que llamaré poemas Desde luego no serán como los de siempre pues hoy Bach está muerto Tengo música sintética en las venas Y algo de ritmo creciente en este pecho verde que hoy me puse La poesía no es inocente Definitivamente nunca lo es realmente ni tampoco demasiado oportuna Y yo me canso de escribir tonterías Que se inmortalizan al ritmo de estos gemires que brotan del milagro binario.

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II Mareos Giros en la conciencia de las mariposas Algunos Piensan que esto puede deberse a las amapolas Decantadas Como alimento de viajes al estilo de Poe No Nada de eso en estas circunvoluciones amarillentas Nada Solo un poco de música electrónica que enciende la piel Dulcemente Como una lámpara de buenos colores y buen diseño Yo Engullendo algunas horas o minutos o segundo del ahora Calmo Esta sedienta sed de agua pura y espesa y gris y parda Aquí En este rincón del psiquiátrico que tiene un color de muros pestilente.

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III Salimos a caminar Con máscaras de plástico Y esto no es extraño De hecho es lo más normal Pues cubrirse la cara Es un gesto de civilización De pura aristo-cracia Vulgaridad virtuosa de siempre Así somos los parlantes erectos Nosotros el humus que mira al cielo Mira y clama y pide Un pan que no suele llegar a tiempo Somos estos energúmenos Más repletos de fantasmas que de luz Más vaciados de penas y temores Que los agujeros negros que nos atraen Y así vamos por la vía Como pidiendo un consejo al viento Como durmiéndonos en la huella Y siendo aplastados por los camiones

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Pedimos un mundo nuevo Que quepa en el bolcillo izquierdo Un planeta reciclable Que no quepa en los tachos de basura verde Y seguimos con convulsiones Con síncopa que no se detiene jamás Sólo en medio del silencio obtuso Que se esconde en todas las esquinas Pues la soledad habita los rincones Aunque nadie la vea con claridad Pues anda desnuda por las noches De las ciudades con más de ochenta mil habitantes.

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IV Hay un jornalero que se levanta todos los días Excepto los domingos y festivos Con la misma calma y tristeza en el fondo Para caminar hasta la locomoción colectiva Allí entre olores y sopores de cientos Respira su nostalgia de un mundo que no fue Dos horas demora su viaje sobre estas ruedas y esos pies Que ya están cansados de no tener más que cargas A veces llora lenta e imperceptiblemente Después de la jornada cuando llega el pago Allí parte veloz y casi con cierta alegría A sumergirse en un mar rojo como la sangre que le quitan Allí se pierde por horas e incluso días Para olvidar algo que ya no recuerda bien realmente.

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V Todos alzan las manos Alegres Nadie sabe porqué Y no importa Es celebración in situ Es danza Tomadas las manos Las caderas maduras La vida es perfecta allí En el movimiento Todo parece un lindo sueño Que vale un centavo Y pasa Como quien cuenta un segundo Todos cantan que lo único Exactamente lo único que quieren Es una vida perfecta Nada más ni nada menos Pero se conforman Con este convulsivo baile

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Manos alzadas Mente en blanco Coro sencillo Saltos en multitud Nada más se pide Nada más se quiere Hasta que al fin La música se apaga Y todos mueren de tedio De hambre y sed se sentido.

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VI Él decía Que ella lo era todo para él Y ella no Solo guardaba un silencio largo Él la miraba Desde el otro lado del océano Y ella hacía gestos Extraños y bellos con las manos Él se dormía Como encantado por un hechizo Y ella sonreía Silenciosa y casi cándida.

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VII Quién me amará Decía el payaso Quién me amará Cantaba y chillaba Quién me amará Decía con estupidez Quién me amará Tocaba su cornetín Quién me amará Pedía de rodillas Quién me amará Pensaba a solas Quién me amará Decía entre malabares Quién me amará Decía entre risotadas Quién me amará Escribía con serpentinas Quién me amará Y se reía de sí mismo.

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VIII Viene Van Son oscuros Son claros No tienen nombre Y si lo tienen En fin Qué importa Así Los espectros Recorren la mente Del pobre poeta Y este Miente Miente que sabe Que su cantar Tiene sentido Y que es desde su vientre De donde viene el canto Pero no Solo es dictado Por los espectros Astutos Feroces Dormidos Recatados Y rufianes Así es la cosa Nada más Y nada menos Que espectros

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Que viven En el centro Exacto De otra parte.

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IX El tenía un libro amarillo Que le podría costar la vida Un libro amarillo Comprado de ocasión Que no lograba dejar de leer Como furtivamente Y se la pasó noches enteras Rumiando las peligrosas glosas Las terribles citas Los demoledores párrafos Y un día Apareció muerto Tenía en su mano extendida Cual pintura de Jacques-Louis David El libro amarillo Y una carta Para el mundo entero Que nadie jamás pudo leer.

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X Mujer No grites Le dice el hombre A su amante En medio de la sala Pero ella se despliega En un parlamento inexacto Y agudo Que saca a la luz Los rincones más sucios De aquel rufián La gente se vuelve Y mira los ojos de aquel hombre Vestido con elegancia Y logra descubrir Su desnudez más álgida Su corazón más remoto y doblado Y cae Al suelo del suelo Partido en dos Como un fruto amargo.

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XI Hay hombres que cantan bajo Como pidiendo un poco de ternura Detrás de su apariencia De desgarro y flama Pues bien Todos pedimos lo mismo Es certero reconocerlo Pedimos un poco de ternura Desde el desgarro y la flama Que nos habita.

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XII La historia termina Con la escena de un perro callejero Que se lame las llagas Y que nadie lo ve Salvo otro perro callejero Que lo ataca Y lo deja medio muerto Así terminaba la historia Es triste Lo sabe el poeta y el narrador También lo sabe el abogado y el sepulturero Pero así es la vida Dicen en coro En cuarteto polifónico Y se dan vuelta en su cama Acomodan la almohada Y se duermen en paz Aunque el infierno exista A la vuelta de la esquina Para tantos y tantas Que solo tienen vida de perros.

FIN

Santiago, 5-8/11/15

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Luis Cruz-Villalobos (Santiago, 1976). Poeta y editor chileno. Es ministro presbiteriano, psicólogo clínico y candidato PhD (VU Amsterdam). Cuenta con una amplia producción poética, con más de cincuenta obras publicadas, dentro de las cuales se destacan: Poesía Teológica (2014), prologada por el reconocido filósofo norteamericano John D. Caputo, y Como Abrazo Exacto (2015), antología seleccionada y prologada por el destacado poeta Alfredo 72 Pérez Alencart, de la Universidad de Salamanca.

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