Carta a Lea: Sueños para nuestra época

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Miércoles, 03 de Abril de 2013 Antología Denis Sulmont _______________________XI Parte: Reflexiones Sobre el Socialismo y el Capitalismo

Carta a Léa: Sueños para nuestra época1 Denis Sulmont, 1 de agosto de 1996 Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.

Querida Léa, Me han pedido expresar algunos puntos de vista sobre el tema “Ser socialista en el Perú” para una plenaria del Movimiento Democrático de Izquierda convocada este fin de semana. Se me ocurrió expresarme a través de una carta dirigida hacia ti. Lo hago porque me parece importante discutir las cosas con tu generación, hablando de la manera más clara posible, con el cariño y la confianza de un padre a su hija. Tú tenías 15 años cuando cayó el muro de Berlín. Eres un post-socialista que creció mientras las ideas neo-liberales tenían el viento en popa, y mientras Sendero Luminoso engendraba el terror. En medio de todo eso, desde chiquita, vienes buscando crear algo nuevo y bello para el mundo de hoy. Quiero compartir contigo como veo la manera de asumir los retos de la época nueva que nos toca vivir, recogiendo lo mejor del socialismo, pero dejando lo que tuvo de malo y feo. Quisiera repensar contigo el socialismo “después del diluvio”, como dice la filosofa española Adela Cortina, reenfocándolo como radicalización de la democracia. Voy a ordenar mis reflexiones en torno a tres grandes preguntas: ¿Cómo entiendo la izquierda, el socialismo y la democracia? ¿Cuáles han sido las fallas principales del socialismo? y ¿cuáles son los retos centrales de nuestra época? Tratare de ir al grano y no aburrirte. Denis

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Publicado en agosto de 1996.

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Miércoles, 03 de Abril de 2013 Antología Denis Sulmont _______________________XI Parte: Reflexiones Sobre el Socialismo y el Capitalismo A los lectores Ha transcurrido poco mas de un año desde que recibí lo que ahora se ha convertido en una publicación y, hoy puedo confesarles que tras la primera ojeada a estas páginas me rehusaba a aceptar que se trataba de una carta. Definitivamente no es del tipo de las que uno suele recibir todos los días (ní por el contenido, ni por la extensión), menos aún la carta de una hija esperaría de su padre. Con esta impresión inicial postergué lo que sería la primera lectura de la carta. Sólo mucho después descubrí que estas líneas posibilitaban algo importante: el diálogo. Crean un espacio cercano que posibilita comunicarnos entre generaciones. Quizás es por ello que la intimidad de esta carta es compartida ahora con otros destinatarios (no exclusiva con aquellos –a los que llaman- post-socialistas). Encuentro aquí un espacio necesario y enriquecedor para el intercambio de nuestras visiones acerca de esta nueva época, de este período que no encuentra aún etiqueta o de un mundo en “transición”, como prefieran llamarlo. Pero también siento que es un intento de comprensión y de apertura a experiencias distintas, desafíos, ideales, sueños y apuestas. Un intento por recibir lo que viene sin dejar lo que queda y las ganas de aprender uno del otro. Sin duda es una suerte poder aprovecharlo. Léa

P.D.: No conformarse con una sola lectura.

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Miércoles, 03 de Abril de 2013 Antología Denis Sulmont _______________________XI Parte: Reflexiones Sobre el Socialismo y el Capitalismo ¿CÓMO ENTIENDO DEMOCRACIA?

LA

IZQUIERDA,

EL

SOCIALISMO

Y

LA

Norberto Bobbio, un politólogo italiano que ha reflexionado sobre a democracia, da una buena explicación de la diferencia entre quienes se ubican a la derecha y os que se ubican a la izquierda. Para los de derecha, el progreso depende ante todo de! estímulo que a sociedad ofrece a los mejores; para los de izquierda, depende ante todo de la igualdad de oportunidades que la sociedad puede ofrecer a todos. En la familia, hemos sido y seguimos siendo pluralistas. No te hablo sólo de mis diez hermanos sino de mis padres. Cuando hay elecciones, mi madre escoge un candidato socialista y mi padre uno de derecha liberal. Ambos son super generosos. Sus posiciones políticas son diferentes pero no buscan imponerse. Lo interesante es que pueden coexistir y dialogar. Lo inaceptable es una derecha o una izquierda que se excluyen mutuamente. Ahora bien ¿por qué me inclino yo hacia la izquierda? Porque siento que existe un orden injusto que es necesario y posible cambiar. Mientras haya gente que es menos y que no puede realizarse como persona humana debido a su situación en la sociedad y en el mundo, siento que debemos trabajar con la esperanza de un cambio. La pobreza injusta y la discriminación son escándalos y además friegan la paz y la felicidad de nuestro mundo. Podemos cambiar eso, inteligentemente. No por obligación tediosa, sino por cariño gratuito y para ser realmente más feliz. No te digo que la injusticia, la pobreza y la discriminación se solucionarán sólo con cambiar las estructuras socioeconómicas y políticas. Las grandes transformaciones son importantes, pero tienen que ser acompañadas de cambios en la calidad de nuestras relaciones con los demás y de nuestra propia vida personal. Como dice Gustavo Gutiérrez, la liberación cruza varios planos: nuestra vida espiritual, interpersonal y social. Hay que ser congruente. Y el socialismo ¿a qué viene? El socialismo es uno de los intentos de resolver los grandes problemas de la vida social planteados en la época moderna, particularmente con la revolución industrial levada a cabo por el capitalismo. Yo diría que el socialismo se sustenta fundamentalmente en lo siguiente: primero, asume como muy valioso algo proveniente del capitalismo industrial: el desarrollo de las fuerzas productivas; o sea, la creciente capacidad que tienen los seres humanos de transformar la naturaleza, de cubrir sus necesidades y de alcanzar nuevas metas de autorrealización, gracias a la organización social del trabajo y el uso de los conocimientos técnicos científicos. En segundo lugar, se preocupa de la contradicción entre el tremendo potencial de desarrollo de las fuerzas productivas de la humanidad, y las inaceptables injusticias sociales existentes en las relaciones entre los seres humanos, especialmente entre quienes controlan los medios de producción y quienes simplemente aportan su trabajo. Y en tercer lugar, plantea que todos los que cooperan en la producción pueden orientar el proceso productivo y compartir los frutos del progreso de acuerdo a sus necesidades y apuntando al desarrollo de su libertad. Uno de los grandes objetivos del socialismo, para Marx, es pasar del reino de la necesidad al reino de la libertad, lo cual requiere el incremento de la productividad y la conquista del tiempo libre. 3

Miércoles, 03 de Abril de 2013 Antología Denis Sulmont _______________________XI Parte: Reflexiones Sobre el Socialismo y el Capitalismo El principal sustento social del proyecto socialista en los países industrializados fue el movimiento obrero. También el socialismo se constituyó en una guía para diversos sectores populares y líderes revolucionarios en luchas por el desarrollo y la autonomía nacional en países semi y subdesarrollados. Las principales revoluciones socialistas ocurrieron en Rusia (1 917) y en China (1949). En los países industrializados de Europa prevaleció un socialismo reformista propiciado por los partidos llamados social-demócratas. En los Estados Unidos, las ideas socialistas fueron bastante arrinconadas. Como ves, hubieron diversas vías nacionales de inspiración socialista. No me interesa ahora analizar las diferencias, sino tratar de entender por qué el socialismo tuvo tanto jale en el mundo, por qué tanta gente dio su vida por él, y por qué un tercio de a humanidad legó a ser gobernado por regímenes políticos proclamados socialistas. Creo que la clave de la explicación reside en que el socialismo dio una doble esperanza a os de abajo: les dio la esperanza de acceder plenamente al progreso industrial moderno, de superar a pobreza, el trabajo inhumano y la explotación, por un lado; y, por otro, es dio la esperanza de convertirse en ciudadanos iguales. Algo de todo eso buscamos los izquierdistas de los años 70 en el Perú, traba con los sindicatos, apoyando las luchas campesinas, la organización en los barrios populares. Tratamos de dar poder a la esperanza de los de abajo. Ahora déjame añadir unas palabras sobre la democracia. ¡Los griegos se pasaron! Inventaron la democracia, junto con la filosofía, el teatro, los juegos olímpicos y otras maravillas. Su concepción de la democracia constituye una idea genial, un aporte al progreso de la humanidad. Sin pretender llevar a una sociedad perfecta, la democracia nos ofrece principios claves para gobernar la vida pública y hacer compatible la coexistencia social y el ejercicio de la libertad. Pero, no quisiera olvidar que los ciudadanos libres de Atenas podían ejercer su libertad porque contaban con gente que podían trabajar para ellos: las mujeres y los esclavos. Muchos siglos después, Kant, gran filósofo y admirador de los principios de libertad, igualdad y fraternidad de la revolución francesa reconocía con mucha honestidad que estos principios no se aplicaban a los obreros ni a los empleados domésticos que carecían de propiedad (también reconocía que las mujeres no tenían los mismos derechos que los hombres). Y más tarde, Ho-Chi-Minh, el líder de la liberación nacional ‘Aetnamita, decía que todo el socialismo estaba contenido en la declaración de Independencia de los Estados Unidos y en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de la Revolución Francesa. Deduzco de estas observaciones que la democracia es algo valiosísimo, pero no es nada fácil que sea ejercida efectivamente por todos, sin exclusión. Allí veo necesario un encuentro entre lo mejor del liberalismo y lo mejor del socialismo. El gran reto para la humanidad sigue siendo llevar a la práctica, a lo largo y ancho del mundo, los ideales de libertad, igualdad y fraternidad. ¡Sigo con mis raíces francesas! La democracia se sustenta ante todo en dos principios que han de compatibilizarse: Por un lado, el reconocimiento de cada individuo como persona humana, portador de iguales derechos y deberes fundamentales garantizando el ejercicio de su libertad y la libertad de los demás; y, por otro lado, el reconocimiento de cada individuo como ciudadano miembro de una colectividad humana, con derechos y 4

Miércoles, 03 de Abril de 2013 Antología Denis Sulmont _______________________XI Parte: Reflexiones Sobre el Socialismo y el Capitalismo deberes que le permiten participar en la toma de las decisiones relativas a asuntos de interés público. La democracia combina la promoción de la persona humana con la promoción del ciudadano. No es posible si la gente no comparte valores básicos de coexistencia; y eso supone alguna identidad nacional. Históricamente, en los países capitalistas donde ha podido extenderse, la democracia ha dado lugar a tres generaciones de derechos: La primera abarca los derechos civiles que comprenden la libertad de expresión y creencia, el derecho de propiedad y de asociación, y los derechos políticos que consisten en la facultad de elegir a los gobernantes y de ser elegidos. La segunda se refiere a los derechos económicos y sociales” que incluyen la salud, la educación, el trabajo, la seguridad social y la vivienda; es decir el acceso a los frutos del progreso (muchos de esos derechos conquistados por el movimiento obrero están cuestionados por las corrientes neoliberales, pero siguen siendo muy importantes). Finalmente, está la tercera generación de derechos, reuniendo los que apuntan a defender los valores culturales, a calidad del medio ambiente y las condiciones para que cada pueblo pueda vivir en paz. A eso hay que añadir el reconocimiento de los derechos de la mujer. Me parece importante que exista el mayor reconocimiento posible de todos estos derechos, y que contemos, a nivel nacional e internacional, con procedimientos institucionales y formas de presión moral y política para que se respeten. El reconocimiento de los derechos es una forma de regular los mercados y las empresas. Es fundamental regular un mercado decisivo para la realización de cada persona: el mercado de trabajo. La regulación de los mercados y de las empresas exige instituciones sólidas con servidores públicos probos y eficientes. Relacionado a la democracia, quisiera añadir el tema de la ética aplicada a la vida social. Pienso que no hay democracia sin valores básicos compartidos. De allí la importancia de la educación. Es importante respetar la pluralidad de las creencias y de los valores específicos. Cada persona, cada grupo debe ser libre de definir su propia manera de ser feliz. Pero para que eso sea posible, hay que contar con reglas de juego y criterios básicos. Entre ellos, coincido con quienes piensan que deben estar la autoestima, la libertad, la igualdad, la solidaridad y la no discriminación. No resulta fácil compatibilizar estos criterios. Por ejemplo, la libertad tiende a generar diferencias y desigualdades. Hay que encontrar una forma de considerarlos de manera interrelacionada. Me parece un avance en este sentido la teoría de la justicia del filósofo norteamericano John Rawls que hace un puente entre las preocupaciones del liberalismo y del socialismo. Esta teoría de la justicia nos plantea a exigencia que cada persona cuente con bienes sociales primarios para desempeñarse: derechos y libertades básicas, ingresos suficientes, igualdad reales de oportunidad en educación y salud, y bienes culturales y afectivos que sirvan de sustento a la autoestima. ¿CUÁLES HAN SIDO LAS FALLAS PRINCIPALES DEL SOCIALISMO? Antes de analizar las fallas del socialismo, no hay que olvidar sus logros históricos. El socialismo propició grandes conquistas sociales en el mundo industrializado. Llevó a cabo el despegue económico de Rusia y China. Permitió a los cubanos resistir a la agresión norteamericana y obtener notables resultados e el campo de la educación, de la salud, del deporte y del arte, (Pienso en tu amiga cubana que baila 5

Miércoles, 03 de Abril de 2013 Antología Denis Sulmont _______________________XI Parte: Reflexiones Sobre el Socialismo y el Capitalismo tan bonito). Pero reconocer estos logros no me hace olvidar OS horrores del stalinismo, lo feo de los estados dominados por un partido único y por tremendas burocracias, y la falta de libertades privadas y públicas. Estos problemas terminaron por paralizar la capacidad de progreso económico y social de los regímenes llamados comunistas, agudizaron los descontentos internos y desembocaron en la caída del muro de Berlín en 1989. Ese mismo año, los estudiantes chinos intentaron levantar la estatua de la Libertad en la Plaza Tianamen en Pekín. Te cuento una anécdota personal. En mayo de 1968, ocurrió un gran movimiento estudiantil en Francia que cuestionó muchas cosas tanto del capitalismo como del socialismo. Yo estaba terminando mis estudios de sociología en París (redactaba mi tesis sobre Chimbote) y me encontré metido hasta el cuello en estos acontecimientos. Acababa de comprar un libro de André Gorz, titulado: “El socialismo difícil”, que buscaba hacer converger los ideales del socialismo con la libertad, Me acuerdo que me picaban los ojos con los gases lacrimógenos mientras lo leía. En este entonces tenía esperanza en la democratización de 05 regímenes socialistas y particularmente en la apertura política de la “primavera” en Checoslovaquia. Así que decidí viajar allá con algunos amigos. Ocurrió que tres días antes de la fecha prevista para nuestro viaje, el ejército ruso invadió Checoslovaquia para restablecer el “orden’. Te imaginas mi desilusión. Estaba de acuerdo con Gorz: el socialismo con el que soñaba era realmente algo difícil. Cuando llegué al Perú, no te cuento el desconcierto que me provocaron las polémicas entre pro-soviéticos, maoístas, trotskistas, etc. Tuve que apegarme a la realidad nacional y las luchas populares. Me gustó aquella frase de Mariátegui que habla del pesimismo de la realidad y el optimismo de la acción. Bueno, regresamos a nuestra pregunta: ¿Cuáles ha sido las fallas principales del socialismo? Pienso que son dos: la primera, su concepción del Estado y del poder político, concepción que no permite la construcción de un sistema de representación democrático; la segunda, el no dejar espacio a! mercado y la empresa. Voy a tratar de explicar cada problema de manera sencilla. La doble cara del poder del Estado El análisis marxista entiende el Estado como un aparato mediante el cual una clase ejerce su dominación sobre el conjunto de la sociedad; una máquina de opresión al servicio de la burguesía en la sociedad capitalista. Tal concepción implica una estrategia de poder para as ciases dominadas basada en lo que podemos llamar ‘la vuelta de la tortilla, es decir el reemplazo de la dictadura de los dominadores por la dictadura de los dominados a través de la captura del aparato estatal. En este esquema, la lucha política y la naturaleza del poder aparecen determinados mecánicamente por ¡os intereses particulares de cada clase. Esta visión instrumental del Estado resulta insuficiente para dar cuenta de la evolución de los regímenes democráticos en los países capitalistas desarrollados, y tuvo implicaciones extremadamente graves en los países comunistas. No nos permite entender el significado de las conquistas sociales y políticas logradas por la democracia burguesa; y contribuye a explicar e! enredo burocrático de los regímenes socialistas concretos.

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Miércoles, 03 de Abril de 2013 Antología Denis Sulmont _______________________XI Parte: Reflexiones Sobre el Socialismo y el Capitalismo El problema de fondo es el siguiente: el Estado no puede ser entendido sólo como instrumento de poder de una clase. En realidad, tiene una doble cara que nos remite a la tensión existente entre la división y la unidad de la sociedad. El Estado es la expresión de una hegemonía que no sólo se define desde una esquina de la sociedad como dice Gramsci (es decir, defendiendo intereses particulares de un sector de clases), sino también se constituye como poder general, integrador de las diferencias y de los antagonismos sociales. A través del Estado, el conjunto de la sociedad se objetiva y se reconoce a sí misma, como colectividad y orden compartido. Marx, retomando el análisis de Hegel sobre la escisión entre la sociedad civil y el Estado, veía en éste una forma particular de producto social, producto que se separa de los sujetos que lo generan y se transforma en poder general aparentemente autónomo sobre ellos. Pero a su vez Marx subrayaba el carácter falsamente general de este poder en la sociedad capitalista. Me parece importante subrayar la doble dimensión del concepto de Estado, como lo hace el politicólogo chileno Norberto Lechner: por una parte, el Estado como modo de constitución de un orden gene ral que establece derechos y deberes ciudadanos; y, por otra, el Estado como “aparato de dominación” relacionado con os intereses de las clases dominantes. Ambas dimensiones interfieren mutuamente; pero distinguirlas nos permite entender por qué ¡os actores sociales, dominados a la vez, se sienten oprimidos por el Estado y lo reivindican, luchando para conquistar sus derechos. El considerar sólo la cara del Estado como “aparato de dominación”, ha llevado a muchos socialistas a despreciar la “democracia formal”, contraponiéndola a la lucha por la igualdad real. Los países comunistas trataron de resolver el problema de la representación de los ciudadanos a través de la llamada “democracia directa” y del partido, pero terminaron consolidando sistemas burocráticos antidemocráticos. Una gran lección histórica del socialismo real es la tremenda importancia de la democracia formal; es decir, la construcción de un régimen político basado en el reconocimiento de las libertades individuales, la garantía de un sistema transparente de elecciones y la vigencia de instituciones autónomas. Déjame culminar esta reflexión un poco pesada señalando tres cuestiones importantes: Primero, es necesario romper con una visión monolítica de la sociedad. Hay que reconocer la autonomía de los individuos y la pluralidad de los intereses y de los valores particulares. Los individuos y los grupos no pueden identificarse directamente con el “bien común’, ni ejercer un “control común” sobre el conjunto de la sociedad sin tener un sistema de representación y de mediación política. La sociedad es diversidad y esta diversidad exige la política; es decir, un espacio público de confrontación y de diálogo donde la gente pueda reconocerse mutuamente en su diversidad. Aquí es importante ¡a pluralidad de partidos, tanto de izquierda como de derecha, y que podamos escoger, como tus abuelos. Aquí es importante también que los medios de comunicación de masa contribuyan a democratizar el espacio público, abriéndolo a todos sin discriminación. Segundo, mencionaré la importancia de valorar tanto los ámbitos privados como los ámbitos públicos de la vida. Hay que respetar cada uno de estos ámbitos y enriquecerlos mutuamente. La vida privada es en primer lugar el espacio familiar, el de la subsistencia cotidiana, del amor y de los afectos; un espacio que debe ser protegido 7

Miércoles, 03 de Abril de 2013 Antología Denis Sulmont _______________________XI Parte: Reflexiones Sobre el Socialismo y el Capitalismo de la injerencia de la sociedad, como el niño es protegido por su madre. La vida privada abarca nuestras redes de relaciones sociales más amplias, las personas con las cuales compartimos el origen social, las convicciones religiosas y opciones de diferentes naturalezas. Parte de la esfera privada lo constituye nuestras iniciativas profesionales y empresariales. La vida pública no debe abarcarlo todo. Debe centrarse en cuestiones de interés general. Creo que el socialismo del futuro debe propiciar un equilibrio sabio entre la vida privada y pública. Si nos encerramos en nuestra pequeña esfera personal o grupal nos empobrecemos y terminamos aburriéndonos (como las mujeres enclaustradas en el hogar); si nos entregamos enteramente a ¡a escena pública, perdemos nuestra autonomía y sensibilidad personal (como algunos “stars’ y políticos profesionales). Tercero, quisiera aclarar algo en relación a la idea de “radicalizar la democracia. Si eso quiere decir ampliar el sistema de elección y de representación política a todos los ámbitos de la vida, francamente no estoy de acuerdo. Las decisiones en una familia, por ejemplo, no se toman por votación; la gestión de una empresa, una universidad o un hospital exige sistemas de asignación de cargos distintos a los de la democracia formal. Hay diferentes ámbitos de acción privada o semi pública que requieren un nivel de autonomía para definir sus fines y elegir su personal responsable. La radicalización de la democracia a mi entender debe apuntar a lo siguiente; 1) afianzar un sistema de representación política lo más transparente posible para atender los grandes asuntos de la vida pública nacional; 2) promover y garantizar institucionalmente: los derechos cívicos-políticos, los derechos socioeconómicos, los derechos culturales, ambientales y de paz y los derechos de la mujer; 3) asegurar procedimientos de regulación de las empresas y de los mercados básicos, sobre todo el mercado de trabajo; 4) promover criterios éticos básicos de convivencia y de justicia social, especialmente a través de la familia, las instituciones educativas y los medios de comunicación; y 5) respetar la diversidad y propiciar el diálogo entre las diferentes opciones ideológicas y culturales, buscando un balance entre la vida privada y ¡a vida pública. La radicalización de la democracia, así entendida, ha de contribuir a la cohesión social de una nación, lo cual a su vez propicia una interacción positiva entre el desarrollo de sus capacidades productivas y a justa distribución social de los frutos de dicho desarrollo. El espacio del mercado y de la empresa privada Tocaré ahora el otro talón de Aquiles del socialismo: el problema del mercado y de la empresa privada. El socialismo fracasó -afirman los liberales- debido a su pretensión de reemplazar el mercado por la planificación centralizada del Estado y debido a su oposición a la empresa privada. La falta de espacio para la competencia y la iniciativa empresarial habría propiciado la rigidez de las economías socialistas, la cual explicaría su ineficiencia en relación a economías de mercado. Allí está el principal argumento neo-liberal contra el modelo socialista. ¿Es válido este argumento? ‘Yo diría que en parte no, y en parte sí. En parte, las afirmaciones neo-liberales no dan cuenta de la realidad. Las empresas públicas y la intervención planificadora del Estado han sido herramientas 8

Miércoles, 03 de Abril de 2013 Antología Denis Sulmont _______________________XI Parte: Reflexiones Sobre el Socialismo y el Capitalismo fundamentales para el despegue económico de varios países rezagados, no sólo comunistas, como la URSS y China, sino también no comunistas, como Alemania, Japón y Corea del Sur. Recordemos que las empresas públicas dieron el primer impulso a sectores estratégicos de la producción; por ejemplo, ¡a siderurgia y las centrales hidroeléctricas. Recordemos también que las grandes corporaciones privadas regulan los mercados y planifican sus operaciones. No hay que ser simplista, pues. Pero es cierto que una falla de los regímenes socialistas fue no dejar espacio a los mercados y la empresa privada. Para muchas transacciones, el mercado es un sistema muy práctico de asignación de recursos, que deja más libertad a los agentes económicos y promueve al más eficiente. Pero eso vale en tanto existan confianza, transparencia y cierta igualdad de condiciones para competir. Por ello, el Estado tiene que intervenir primero para asegurar reglas de juego adecuadas. En especial es importante que el Estado regule los mercados claves para el desempeño económico de la gente; me refiero al mercado de trabajo, el mercado de crédito y el mercado de seguros. El Estado debe intervenir directamente allí donde el mercado no funciona en aspectos vitales para la sociedad y las personas, por ejemplo para asegurar la defensa nacional y el acceso de todos a ciertos servicios básicos como la educación y la salud. Los socialistas se opusieron a la empresa privada, al igual que al libre mercado, para evitar la concentración del poder económico de los capitalistas. Muchos pensaron que la transferencia del control de los medios de producción podía hacerse vía la estatización de las principales empresas. Otros propiciaron sistemas cooperativos y de autogestión. Las dos opciones se combinaron. Sin embargo, ninguna de las dos resolvió satisfactoriamente el problema de la democratización del poder económico: en el caso de la estatización, porque el poder tendió a concentrarse en las capas burocráticas y tecnocráticas de las organizaciones; y en el caso de las empresas asociativas, porque los trabajadores socios no dejaron de representar también grupos de intereses particulares. En ambos casos, la falta de democracia política a nivel del Estado frustró los objetivos que el ideal socialista se proponía. No es cierto que todas las empresas estatales y asociativas sean ineficientes. Algunas funcionan mejor que las empresas privadas. Cuando cuentan con objetivos claros, un personal competente y responsable y una fiscalización adecuada, pueden tener un buen desempeño. Pero también hay que reconocer que la propiedad y el interés privado tienen algo bueno: el ojo del dueño engorda al caballo. El socio de una cooperativa agraria, al convertirse en parcelario, de repente tiene que ponerse más mosca para sacar adelante su producción. En este sentido, la competencia del mercado es positiva: propicia la eficiencia, la mejora productiva, la búsqueda de productos nuevos y de mejor calidad. Pienso que toda empresa debe contar con un espacio de autonomía y ser sometida a alguna forma de competencia para ser creativa y eficiente. Eso debe ser válido tanto para las empresas privadas como para las otras. Pero autonomía y competencia no significan aislamiento sino interacción en una red de relaciones: cada empresa actúa en relación con otras empresas (competidoras, proveedoras, subcontratistas), con entidades financieras y con diversas instituciones (asociaciones, gremios, sindicatos, etc.). En esta red de relaciones, no es posible ni conveniente que todo funcione de acuerdo a la “mano invisible” del mercado. Es importante, creo, que 9

Miércoles, 03 de Abril de 2013 Antología Denis Sulmont _______________________XI Parte: Reflexiones Sobre el Socialismo y el Capitalismo intervengan también otras manos. La “mano invisible” del mercado es muy útil para los intercambios económicos comunes y corrientes; pero a ella, hay que sumar la “mano visible” de las organizaciones y de las instituciones públicas para asegurar ciertos servicios básicos y regular lo que afecta al bien común; y además tiene que haber el apretón de manos’ de la gente que comparte valores y proyectos, que se pone de acuerdo para actuar de manera concertada. En esta propuesta de varias manos’, la competencia tiene un espacio y puede desempeñar un rol positivo. Pero debe ser una competencia regulada (algunos la llaman “competencia madura”, que deje lugar a formas de cooperación entre empresas e instituciones. Es esta combinación entre competitividad y cooperación la que explica el éxito de ciertas zonas industriales en diferentes partes del mundo. Ahora, con todo eso, ¿es posible democratizar la propiedad de las empresas y asegurar un control social sobre ellas? Creo que sí, pero no hay una receta mágica, ni una sola vía de solución. Parece aconsejable una pluralidad de formas de propiedad y de propietarios. Deben coexistir empresas privadas, públicas y asociativas. En cada uno de ellas, puede abrirse fórmulas mixtas de participación. Me parece positivo que se difunda la micro y pequeña empresa. Me parece bien que los trabajadores asalariados puedan adquirir acciones de las empresas donde trabajan. El accionariado difundido -aquel capitalismo popular que se intentó con la Telefónica- es una forma de ahorro y de inversión para mucha gente. Pero los pequeños accionistas tendrían que organizarse para hacer valer sus puntos de vista frente a los grandes accionistas y a los gerentes. Además, los pequeños accionistas no representan a toda la sociedad. Lo mismo ocurre con los socios de las cooperativas y de las empresas autogestionarias. Y ¿qué pasa con los grandes monopolios y con las empresas transnacionales? Dicen que 500 empresas transnacionales realizan intercambios económicos equivalentes al 50% del comercio internacional. Muchas de ellas manejan un presupuesto superior al del Estado peruano. Qué tal poder! Entre las grandes empresas hay competencia, y también arreglos y concertación. ¿No queda más remedio que resignarse ante la concentración de poder de gran capi tal? Nuevamente te diré que no. Pero ojo: me parece equivocado pensar que una empresa es buena cuando es chica y mala cuando se vuelve grande. Depende. Para producir muchas cosas (por ejemplo en la industria de confección), son preferibles las pequeñas empresas. Pero en otros campos, como la industria petrolera y las telecomunicaciones, es necesario reunir mucho capital y tener una organización muy amplia; así que necesitamos también, en cada país y en el mundo, grandes empresas. Las grandes empresas tienen que ser eficientes y bien orientadas. La concentración del capital no garantiza eso. La acumulación de poder en el terreno económico-financiero puede llevar a grandes derroches. Además las transnacionales se convierten en súper-poderes que influyen sobre las políticas en todos los terrenos: el medio ambiente, la cultura, la legislación laboral, etc. Los liberales consecuentes plantean que la manera de atacar este problema consiste en garantizar la competencia mediante una serie de normas que prohíban las prácticas monopolistas. Efectivamente, es, necesario un ordenamiento institucional que democratice la información, propicie la competencia leal y evite los amarres monopólicos. En eso, estamos de acuerdo. Pero, las 10

Miércoles, 03 de Abril de 2013 Antología Denis Sulmont _______________________XI Parte: Reflexiones Sobre el Socialismo y el Capitalismo políticas anti-monopólicas no terminan de resolver el problema. La competencia, por más transparente que sea, también da lugar a ganadores y perdedores; y los ganadores adquieren ventajas que les permiten desarrollarse más. El asunto consiste por lo tanto en regular no sólo a competencia, sino también el desempeño de las empresas ganadoras. Y eso hacerlo a nivel nacional e internacional. Hay que atacar el problema de la democratización del poder económico y del control social sobre las empresas desde varios ángulos a la vez. El asunto de fondo no se arregla reemplazando un dueño por otro, ni los grandes por los chicos. El reto consiste en sumar diferentes influencias y procedimientos para que todas las empresas, además de ser eficientes y viables económicamente, asuman sus responsabilidades sociales y cívicas; es decir sus responsabilidades respecto a la vida de la gente, y respecto a la nación, a región y la localidad donde operan. Lo fundamental, son los bienes y servicios concretos que ofrecen las empresas: ¿responden a nuestras necesidades y aspiraciones? ¿Contribuyen a resolver nuestros problemas, a mejorar nuestra vida? La conveniencia y la calidad de estos bienes y servicios deben ser el fin principal que legitime la actividad empresarial, antes que el afán de lucro, de poder y de prestigio. Se trata de ir a contracorriente de quienes piensan que se puede hacer puros negocios. Paralelamente, hay que tener en cuenta los efectos sociales de la actividad empresarial: ¿en qué medida genera o reduce el empleo, paga bien o mal a los trabajadores, respeta o desatiende los derechos laborales, deteriora o cuida el medio ambiente, coopera con la educación o no se interesa en ella, etc.? Finalmente, interesa evaluar cómo incide la actividad empresarial sobre el desarrollo local, regional y nacional, mediante los eslabonamientos de la producción, las nuevas inversiones, el pago de impuestos y otros aportes. ¿Cómo lograr que las empresas asuman lo mejor posible su responsabilidad en estos diferentes aspectos?, tal es la cuestión que debe movilizar la creatividad de todos, empezando por los propios empresarios. Esta cuestión concierne tanto a las entidades del Estado, como a las organizaciones no gubernamentales, los sindicatos de trabajadores, las instituciones de defensa de los consumidores, los partidos políticos y los medios de comunicación de masa. Por ejemplo, me enteré de una iniciativa interesante: un grupo de empresarios peruanos vienen trabajando con la Organización Internacional del Trabajo, una metodología para la elaboración por parte de cada empresa de un balance social anual, paralelamente a su balance económico, con la finalidad de poder evaluar su desempeño en cuanto a creación de empleo, beneficios sociales y otros impactos sociales. ¿CUÁLES SON LOS RETOS CENTRALES DE NUESTRA ÉPOCA? Está claro que entramos en una nueva época. No sabemos aún muy bien cómo calificarla. Las etiquetas proliferan: mundo globalizado, sociedad de consumo, sociedad post-industrial, tercera ola’, era de la informática, etc. Diversos filósofos diagnostican un agotamiento de la idea del progreso y auguran una etapa post-moderna’, un estilo de vida más “light’. Al caer el muro de Berlín, el asesor político norteamericano, Francis Fukuyama, describe el triunfo del capitalismo liberal como el fin de la historia’, algo así como la superación hegeliana de las grandes pugnas ideológicas y políticas en el mundo. Otros observan perplejos la fuerza reivindicativa de las identidades culturales,

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Miércoles, 03 de Abril de 2013 Antología Denis Sulmont _______________________XI Parte: Reflexiones Sobre el Socialismo y el Capitalismo religiosas, regionalistas y nacionalistas, y se asustan ante el resurgimiento de los extremismos fundamentalistas y de las luchas interétnicas. El sociólogo Alain Touraine, que tú conoces, tiene el razonamiento siguiente: con el advenimiento de la sociedad de consumo post-industrial, el socialismo -que fue el movimiento social central de la sociedad industrial- entró en crisis. La sociedad postindustrial implica por lo tanto una etapa ‘post-socialista”; en la que el problema social central por resolver ya no es la lucha obrera contra el capital, sino la defensa de las personas en tanto que sujetos y actores frente al poder tecnocrático. En una dirección diferente, pero también interesante, está la idea de Peter Drucker, el “gurú” de la administración de negocios, que habla de una sociedad “postcapitalista, al observar que una gran parte del capital financiero de las empresas proviene de los Fondos de Pensiones, cuya plata pertenece a los trabajadores; así que esos trabajadores podrían controlar la marcha de las empresas... ¿Estamos ante una gran confusión? Ciertamente el panorama es complejo. Creo que estamos viviendo una época de transición, abierta a nuevas y fascinantes posibilidades, por un lado, y, por otro, cargada de inquietantes problemas. Una época que desafía nuestra libertad y capacidad creativa. Te aclaro que no creo que estemos yendo hacia una nueva época post-moderna. Hay cosas valiosas en las críticas de los post-modernos, como el valorar el presente, cuidarse de los grandes discursos, relativizar la idea del progreso. Pero yo diría que nuestra época seguirá un rumbo moderno, con sus peligros y potencialidades. Más que pretender ponerse al margen de la modernidad, siento que tenemos que asumirla, actuando contra sus peligros y potenciando lo positivo que nos ofrece. Debemos adoptar una posición pro-moderna crítica y creativa. Me gusta el planteamiento de Touraine en su libro “Crítica de la modernidad” (1 992), que nos surgiere “volar con las dos alas de la modernidad: la razón y el sujeto”. Quiere decir: lograr que a racionalidad esté en sintonía con la libertad de las personas. Para ubicar los nuevos retos actuales, me referiré a cinco grandes tendencias que marcan la época que atravesamos: la hegemonía del capitalismo, la globalización, el nuevo paradigma técnico- productivo y los cambios en el mundo del trabajo; la conciencia ecológica, y la centralidad del saber. La hegemonía del capitalismo Con la crisis del socialismo y el fin de la guerra fría, el sistema capitalista de organización de la economía aparece como el único viable de nuestra época. Quizás eso cambie dentro de 50 años. ¿Quién sabe? Pero por el momento, el capitalismo se ha impuesto en el mundo. Eso no hay que confundirlo con el triunfo de las ideas neoliberales, triunfo que es real pero más coyuntural. Es verdad que muchas ideas neoliberales forman parte del sentido común; pero hay una reacción al neo-liberalismo en todas partes la gente quiere que el Estado también intervenga para resolver sus problemas. Ya pasó la época de la Thatcher y de Reagan. Sin embargo, es evidente que e! capitalismo, como modo de producción y de intercambio económico, no tiene competidor en el mundo.

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Miércoles, 03 de Abril de 2013 Antología Denis Sulmont _______________________XI Parte: Reflexiones Sobre el Socialismo y el Capitalismo Junto con la hegemonía del capitalismo a nivel mundial, la desaparición del bloque socialista y a desaparición del socialismo como modelo alternativo de desarrollo económico, debilitaron a todos los partidos y las organizaciones que se reclaman de los sectores populares y también a quienes buscan una renovación del socialismo. No obstante, pienso que esta situación tiene algo de positivo. Nos exige ser mucho más rigurosos y creativos en nuestras críticas y planteamientos. La hegemonía del capitalismo nos obliga a actuar desde adentro del monstruo. Ello significa afirmar los valores de la persona humana, de la justicia y de la convivencia democrática en cada esfera de la vida social, económica, cultural y política. Significa luchar constantemente por hacer prevalecer estos valores sobre la lógica del lucro y de la acumulación de poder del capital. Significa propiciar la regulación de los mercados, consolidar instituciones capaces de garantizar los bienes públicos; promover la transparencia del sistema político; compartir criterios éticos básicos. En fin, significa profundizar la democracia tal como lo he señalado antes. Actuar desde adentro implica asumir responsabilidades en las empresas, en los organismos públicos, y en todas las partes del sistema para transformarlo paso a paso. Lo planteado puede ser entendido como darle un rostro humano al capitalismo. En parte es cierto. Francamente, prefiero un capitalismo regulado que respete derechos democráticos a un capitalismo salvaje. Pero debemos apuntar modestamente a más: a que las raíces de la democracia penetren más hondo en nuestro mundo, y que el desarrollo sea más humano, utilizando las fuerzas progresistas del capitalismo pero contrarrestando sus fuerzas negativas. Tanto por la experiencia anterior del socialismo como por la correlación actual de fuerzas, no tiene sentido apuntar a “voltear la tortilla’. Pero sí tiene sentido apuntar a la democratización y a la humanización radi cal de nuestro mundo concreto. La globalización Consecuencia del espectacular desarrollo de los medios de comunicación y de la hegemonía del capitalismo, la globalización alcanza el conjunto de nuestra existencia. Estamos viviendo en una “aldea global”. La globalización abarca tres dimensiones: 1) en su dimensión económica, se refiere a la intensificación de los flujos comerciales y financieros a nivel mundial, la creciente importancia de las redes de empresas transnacionales, y al papel creciente de a competencia internacional; 2) en su dimensión socio-política, tiene que ver con la creciente interdependencia de las naciones en lo que atañe a las políticas sociales, la preservación del medio ambiente, las epidemias, los equilibrios geopolíticos, etc..; y 3) en su dimensión cultural, da cuenta del acceso inmediato y generalizado a las informaciones, las ideas, las imágenes y las diferentes expresiones artísticas y recreativas del mundo entero. Estos días, estamos impactados por los juegos olímpicos de Atlanta que reunió a 1 97 países. Los siguieron 3,500 millones de telespectadores. ¿No te pareció simpático ver a gente tan diversa bailando juntos la macarena? Ahora bien, la globalización no significa homogeneización. Hay competencia entre las grandes empresas transnacionales y entre los bloques de países (Estados Unidos, Europa, Asia). No obstante que muchos países subdesarrollados han progresado notablemente, las distancias son mayores entre los países más ricos y más pobres. Pero 13

Miércoles, 03 de Abril de 2013 Antología Denis Sulmont _______________________XI Parte: Reflexiones Sobre el Socialismo y el Capitalismo lo más importante son las diferencias sociales en el seno de cada país: entre quienes participan en las formas dominantes de organización y de consumo mundializado y quienes no tienen acceso real a ellas. Al mismo tiempo, los marginados o excluidos están ahora mucho más informados que antes de o que ocurre en todo el mundo. Tienen la gran ilusión de poder ellos también participar en los maravillosos beneficios del progreso moderno. Esta tremenda contradicción entre exclusión y expectativa requiere alguna solución. De lo contrario, estamos avanzando hacia un mundo recontra triste: un mundo de apartheid social, con creciente violencia e inseguridad, con múltiples odios y racismos, y con gente que termina hundida en la desesperanza. Nuestras grandes ciudades ya tienen demasiado de esta tristeza. TÚ y tu madre saben de asaltos y balaceras en Lima! Requerimos asegurar el acceso de todos a los bienes fundamentales necesarios para su desempeño social: educación, empleo, salud y autoestima. Si no atendemos estos problemas, estamos jodidos. La globalización tampoco significa homogeneización cultural. Coexiste con la pluralidad de modos de vida, de religiones y de manifestaciones propias de cada pueblo. El ‘ver todo el mundo a la vez implica también descubrir las diferencias y revalorar su propia identidad. Además de compartir algunos ídolos mundiales, como Michael Jackson, la gente quiere mostrar lo suyo, reencontrar sus raíces y afirmar su propia identidad en el mundo. Esta combinación entre universalismo y particularismo, tomando lo mejor del uno y del otro, me parece apasionante. Otro aspecto clave de la globalización que no puedo dejar de tocar es la internacionalización de la competencia. Simplificando, hay ahora dos tipos de competencia: 1) La competencia espúrea basada en los bajos salarios, el desconocimiento de derechos laborales (el “dumping social’), y el saqueo de los recursos naturales: y 2) la competencia auténtica, basada en la organización eficiente de la producción y de la infraestructura económica (por ejemplo, buenos sistemas de transporte y de comunicación), la calidad del trabajo y la capacidad de los recursos humanos (buena salud y educación, buen trato, participación responsable de los trabajadores). La competencia auténtica no me parece mal: contribuye a un desarrollo bien cimentado. El Estado tiene que promoverla en todos los campos, protegiendo el país de todo tipo de competencia espúrea. Finalmente, pienso que, con la globalización, el Estado Nación sigue siendo importante, pero tiene que coexistir con alguna forma de organización política supranacional capaz de regular la vida común en nuestra aldea global. Este papel lo viene cumpliendo, de manera muy parcial, una serie de entidades: la Organización de las Naciones Unidas, el Fondo Monetario Internacional, la Organización Mundial del Comercio, la Organización Internacional del Trabajo, la Organización Mundial de la Salud, etc.. Se han firmado importantes convenciones y códigos de conducta internacionales. Pero necesitamos un especie de Estado mundial de derecho, que sea a la vez democrático y de bienestar. Necesitamos además una sociedad civil internacional que comparta los criterios básicos de libertad, igua)dad y solidaridad. En eso me parece que hemos avanzado algo; existe más presión mundial por la vigencia de los derechos humanos y la democracia en cada país. Pero estamos lejos de contar con un sistema democrático mundial. El reto de la democracia a este nivel es una utopía que vale la pena perseguir. Nuevo paradigma técnico-productivo y transformación del mundo del trabajo

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Miércoles, 03 de Abril de 2013 Antología Denis Sulmont _______________________XI Parte: Reflexiones Sobre el Socialismo y el Capitalismo Estamos viviendo un extraordinario salto en el desarrollo de la ciencia y la tecnología, que, junto con la globalización, transforma toda nuestra vida; en particular, los sistemas de producción y el mundo del trabajo. La informática y los nuevos sistemas de comunicación permiten a las empresas organizar la producción de manera más automatizada y flexible. Propicia estructuras empresariales basadas en redes de múltiples unidades coordinadas entre sí. Siguen prevaleciendo las grandes empresas, pero se abre un espacio creciente para las pequeñas y medianas empresas. Enhorabuena! Estos cambios trastocan algo fundamental para la vida de la gente: el empleo. Los empleos estratégicos, los que tienen mayor capacidad de incrementar el valor de las cosas, corresponden a los trabajos que implican el uso de los conocimientos científicos, técnicos y culturales, el manejo de información y de los sistemas de comunicación. Son los que Robert Reich, Ministro de Trabajo de Clinton, llama los “analistas simbólicos”. Por ejemplo, los diseñadores, los programadores, los consultores, los artistas, los comunicadores, los intermediadores. Un segundo tipo de ocupación que va a cobrar creciente vigencia en el futuro, corresponde a los servicios a personas, los trabajos que implican una calidad de relación personal, como la educación, el cuidado de niños, de enfermos, de ancianos, servicios de seguridad, de recreación, de animación, etc.. Esos son trabajos que no pueden hacer las máquinas. Quedan finalmente los trabajos estandarizados; es decir las labores obreras y administrativas de ejecución más sencilla y repetitiva. Este tipo de empleo va a ocupar una parte menor de la fuerza de trabajo, pero seguirá siendo importante. Aproximadamente un tercio de la fuerza laboral continuará realizando las tareas rutinarias. Tú te ubicas entre los analistas simbólicos y ¡os que dan servicios a personas. La competencia en los mercados de trabajo está basada ahora fundamentalmente en la calidad educativa y en la calidad personal. Depende del colegio, del instituto y de la Universidad de donde uno proviene; depende de su salud, de su buena presentación y de su agilidad mental. Depende también de la confianza que inspira. Los empleadores miran el curriculum de los candidatos y son muy selectivos. Aquí se plantea el gran reto de la democratización de los mercados de trabajo, ofreciendo más oportunidad de educación de calidad a cada joven, y recusando todas las formas inaceptables de discriminación. Los cambios actuales apuntan a incrementar la productividad del trabajo. Hacen posible producir más con menos trabajo humano directo, y con menos trabajo rutinario: Eso genera, en todo el mundo, el problema del desempleo. Este es un problema decisivo, ya que el empleo es para la mayoría de la gente la fuente principal de acceso a recursos económicos y prestaciones sociales; y además el tener un empleo es una base de la autoestima personal. En este sentido, el resolver el problema del empleo constituye un reto ineludible. ¿Cómo resolverlo? Pienso que hay que tomar en cuenta simultáneamente a la vez el valor del empleo, y el valor del tiempo libre, relacionando ambos al lado positivo del incremento de la productividad. Me explico.

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Miércoles, 03 de Abril de 2013 Antología Denis Sulmont _______________________XI Parte: Reflexiones Sobre el Socialismo y el Capitalismo Hoy, la humanidad puede producir los bienes y servicios básicos necesarios para vivir más con menos tiempo social de trabajo. Eso ofrece la posibilidad de tener más tiempo libre, no sólo para descansafl vivir gratuitamente nuestras relaciones de afecto y nuestra vida espiritual, y pasar momentos de pura recreación, sino también para estudiar y para realizar otros trabajos que contribuyan al desarrollo de la calidad de vida personal y social (cuidar nuestros hijos y ancianos, ofrecer gratuitamente servicios a la comunidad en cuestiones de salud, educación, medio ambiente, arte y cultura; asumir responsabilidades gremiales y políticas, etc.). El progreso de la productividad, en este sentido es bueno. Pero ¡a condición de redistribuir el fruto del progreso! Hay tres formas complementarias de redistribuir los frutos de progreso: 1) pagar bien a los trabajadores; 2) reducir el tiempo de trabajo dependiente (menos horas al día, menos días a la semana, menos años en la vida) y compartir así los empleos existentes; y 3) asegurar buenos servicios públicos accesibles a todos, especialmente en salud, educación, y una buena jubilación para la tercera edad. La reducción a escala mundial del tiempo laboral parece hoy día una utopía. Pero es tan importante para la humanidad como la conquista de las 8 horas del movimiento obrero a fines del siglo pasado y principios del presente. No se trata de vaticinar el fin del trabajo como dicen algunos para impactar, sino de actualizar la utopía liberadora del trabajo. El trabajo seguirá siendo una dimensión fundamental de la existencia humana. Debemos apuntar a potenciar su sentido creador para todos, y a disminuir -también para todos- su carga penosa. En el Perú no logramos todavía una reconversión productiva que mejore realmente la productividad y asegure una competitividad auténtica. Tampoco existe una decidida política de redistribución. Se recortan los derechos sociales, se desgastan los sindicatos, los salarios son bajísimos, hay escasez de empleos adecuados y proliferación del empleo informal de escasa productividad. Lejos de disminuir, la jornada laboral se incre menta con el pluriempleo. Aumenta el trabajo -mal remunerado- de las mujeres y de los jóvenes Es necesario una reconversión productiva con equidad. Debemos apuntar a un desarrollo local y nacional sustentado en empresas de diferentes tamaños capaces de incrementar la productividad, y de redistribuir los frutos de esta capacidad pagando buenos salarios, beneficios sociales e impuestos adecuados. La competencia internacional espúrea presiona hacia el recorte de los derechos laborales. La flexibilización de las relaciones de trabajo y los sistemas de subcontratación dificultan o simplemente impiden la organización sindical. La mayoría de las pequeñas empresas no respetan los derechos laborales. Las empresas mayores segmentan las categorías de trabajadores entre los estratégicos y los descartab!es”. El mundo laboral se vuelve más fragmentado y complejo. Es necesario crear nuevas formas de definir y garantizar los derechos laborales fundamentales: especialmente los relacionados a la representación sindical y la negociación colectiva, las condiciones de trabajo y la igualdad de trato. Los organismos internacionales deben establecer cláusulas sociales” ratificados por los Estados nacionales para regular la mundialización de la producción y del comercio, buscando disuadir a los que no respetan los derechos laborales básicos. Hay que defender el derecho al empleo y a la reconversión ocupacional. No es posible la estabilidad en un mismo trabajo; pero cuando hay un proceso de reducción de 16

Miércoles, 03 de Abril de 2013 Antología Denis Sulmont _______________________XI Parte: Reflexiones Sobre el Socialismo y el Capitalismo personal, las empresas, el sindicato y el Estado deben ofrecer alternativas a los trabajadores desplazados: programas de capacitación y de apoyo crediticio para la creación de empresas, conformación de bolsas de trabajo, etc. Hay que establecer formas de defensa personalizada de los trabajadores dispersos e inestables, tales como los centros de consultoría económica y de defensoría legal. Por mi parte, trato de contribuir a algo de eso. La conciencia ecológica Tanto el capitalismo como el socialismo, fascinados por el desarrollo de las capacidades productivas de la industria, trataron muy mal a la naturaleza. Hasta se olvidaron de ella. En su primer Congreso en 1 875, los Socialistas Alemanes publicaron un manifiesto que empezaba así: “El trabajo es la fuente de toda riqueza y de toda cultura’. Karl Marx tuvo entonces un comentario atinado que podría resumirse así: “Señores, la riqueza no tiene sólo un padre, el trabajo, sino también una madre, la naturaleza”. (de allí viene el título de libro deAlain Lipietz sobre trabajo y ecología que ayudaste a publicar). Hay que construir un mundo moderno no sólo sobre la base de la transformación productiva del trabajo, sino también sobre la base de una relación cariñosa con la madre naturaleza. La transformación productiva realizada por el trabajo humano es necesaria para mejorar las condiciones de vida de todos nosotros, y para desarrollar nuestras capacidades creativas. El arreglo humano de un paisaje puede resultar muy bello, al igual que una construcción y un diseño urbano bien logrados. Nuestra “pachamama” está en condiciones de ofrecernos sus recursos, sus fuerzas y sus bellezas, siempre y cuando sepamos respetar sus equilibrios. La carrera productivista desenfrenada produce daños: destrucción de la capa de ozono, contaminación de ríos y mares, etc. Estos daños hacen insostenible el desarrollo, afectan la calidad de nuestra vida ahora y, lo que es muy injusto, la de as futuras generaciones. Existe felizmente una conciencia más extendida de nuestra responsabilidad ecológica, que obliga a los poderes públicos a concertar acciones a nivel internacional e internacional. El problema no es sólo técnico, sino político y ético. Está en juego la responsabilidad de los ciudadanos y su capacidad de influir sobre las decisiones de las empresas, de los gobiernos y de todos los que han de tomar decisiones involucrando nuestro medio ambiente. El poder del saber y el manejo de la complejidad Un característica central de nuestro tiempo es la importancia del conocimiento, de la información y de la capacidad de manejar procesos complejos. Alvin Toifler, en su libro “Power Shift” (1990) dice que ahora el poder estratégico no reside ni en las armas ni en el dinero, sino en el saber. El poder de las grandes organizaciones consiste cada vez más en su capacidad de generar y utilizar, de manera sistemática, los conocimientos de punta y una gran cantidad de informaciones. Este poder controla las instituciones claves de la sociedad: los órganos administrativos y de inteligencia del Estado; las mejores universidades, las

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Miércoles, 03 de Abril de 2013 Antología Denis Sulmont _______________________XI Parte: Reflexiones Sobre el Socialismo y el Capitalismo empresas estratégicas, los grandes centros de salud, los principales medios de comunicación, los institutos de asesoría más prestigiados, etc. El saber se vuelve fundamental para el desempeño laboral. Los centros de trabajo de mayor relevancia buscan trabajadores con buena formación de base y con buena calificación técnica y profesional, capaces de aportar su inteligencia y su ingeniosidad. No contratan a alguien sólo para obedecer, sino para interpretar información, coordinar iniciativas y resolver problemas. Eso puede dar lugar a un trabajo más interesante. Dado el rol del saber en la sociedad, uno de los mayores retos que tenemos hoy es propiciar las condiciones para que todos, con criterio de equidad, puedan desarrollar sus habilidades, su inteligencia y su creatividad. Tú, al estudiar educación, has entrado en un campo de acción decisivo. ¿Cómo democratizar el acceso al sistema educativo y su calidad? allí tienes la gran cuestión del momento. El problema empieza desde la primera infancia y abarca todos los niveles y todas las modalidades educativas a lo largo de la vida. También nos interesa democratizar el acceso a la información. Las computadoras actuales, y los sistemas de comunicación como Internet, la Red Científica, etc. abren fabulosas perspectivas. Te confieso que me fascina la aventura de BilI Gate, el creador de Microsoft que nos facilita el acceso al mundo de la informática y a Internet. Pero, en este campo, las tendencias contrarias a la democratización son también poderosísimas. Finalmente, está claro que ahora, más que nunca, toda acción comprometida con la transformación de la vida social, demanda una capacidad de “computar lo complejo. Exige manejar conocimientos e informaciones precisas, coordinar diferentes recursos y habilidades particulares sin perder una visión de conjunto, y estar en condición de intervenir de manera oportuna. Eso supone mucha organización. Una organización no burocrática, sino flexible, ágil e inteligente, que recoja lo mejor de los nuevos modelos de administración. La organización involucra a los partidos políticos que van a seguir ocupando un lugar importante en el futuro, siempre y cuando se modernicen. Cada vez más la organización tiene que sustentarse en redes de asociaciones especializadas sin fines de lucro, donde los ciudadanos responsables juntan recursos y talentos para intervenir en los múltiples campos donde está en cuestión la calidad de la vida, los derechos y la democracia. Por ejemplo: el problema del SIDA, el uso de los medios de comunicación en los barrios populares, la defensa del medio ambiente, la promoción de la mujer, los niños en la calle, los pacientes de los hospitales; etc.. También pueden participar en dichas redes los gremios profesionales (el Colegio de Sociólogos entre ellos), los sindicatos, los gremios empresariales, las universidades, y muchas otras instituciones. MÚLTIPLES POSIBILIDADES DE REALIZACIÓN HUMANA Y MÚLTIPLES CAMPOS DE LUCHA. Para concluir esta larga carta, te diré lo siguiente: vives una época extraordinaria, que abre posibilidades múltiples de realización humana. Existen posibilidades objetivas de erradicar el hambre y la miseria, de cuidar mejor nuestra 18

Miércoles, 03 de Abril de 2013 Antología Denis Sulmont _______________________XI Parte: Reflexiones Sobre el Socialismo y el Capitalismo salud y de vivir más años, de profundizar nuestra capacidad de conocer, de elevar la productividad y la calidad de nuestro trabajo, de incrementar nuestro tiempo para la gratuidad, de desarrollar la música, el baile y todas las creaciones artísticas, de reencontramos con la naturaleza, de recorrer el mundo, de compartir más plenamente la amistad y el amor. Haciendo esta enumeración, estoy pensando en todo que te gusta, con tu formidable vitalidad. Pero, para hacer realidad estas posibilidades, tenemos también que asumir múltiples campos de lucha. Antes, parecía que todo el problema estaba centrado en el conflicto entre el capital y el trabajo. Este conflicto no desapareció, pero junto a él, se nos presenta hoy una gama mucho más amplia de problemas claves que enfrentar, porque los terrenos de intervención del capitalismo y del poder tecnocrático se han diversificado tremendamente, y porqué las posibilidades de realización humanas son mucho mayores. Además de la producción industrial, de las finanzas y del comercio, los grandes poderes del capital y de la tecnocracia intervienen en a producción de los conocimientos, los medios de comunicación, la educación, la producción artísticocultural, el deporte y los campos de interés. En el Perú, hay tanto por hacer y tantos obstáculos que vencer. ¿Cómo asumir los múltiples terrenos de lucha que se nos presenta? Intenté en esta carta señalar algunas de mis pistas de respuesta. ¡Espero tu reacción! Te quiero, Denis

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