Centro-norte: Fragmentos de culturas antiguas (2015) pp. 44-47

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EL DESAFÍO DE LA HISTORIA • AÑO 8 • REVISTA 48

INDÍGENAS PREHISPÁNICOS

Año 8 • Revista 48 • Bs. 2.400

R.I.F: J-29355653-8

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EL DESAFÍO DE LA

Sin proponérnoslo nos topamos con “un desafío”, que nos fue fácil encarar aunque no vencerlo con la rapidez que hubiéramos querido. Otras exigencias, vistas en retrospectiva, nos dieron su guerra, pero al final la fuerza estaba de nuestro lado. Y por demás, con la Historia tenemos nuestra bien establecida relación. Pues bien, este “desafío” nos ha costado un esfuerzo redoblado, pero al final aquí estamos. Hace unos meses largos terminamos la labor editorial del número 50 de nuestra revista. Es decir, teníamos nuestro hilo de producción tenso y listo. El paso siguiente era, según lo usual, enviar el número ya listo – el 48 – a la imprenta. Y al hacerlo comenzó un genuino “calvario”. Voy a resumirlo para no abusar de la paciencia de quien esto lea, que más bien querrá irse directamente a la “joya” que tiene entre las manos: sencillamente las prácticas de impresión editorial se habían entrabado de manera que lo ya inveterado no habría de ser más lo propio en nuestras relaciones comerciales con quienes nos imprimen el material de El Desafío de la Historia. Aquí recomenzamos, con nuestros propósitos de siempre: rigor, entretenimiento, educación, pulcritud editorial y anhelos de servir y ser útiles.

Asdrúbal Baptista

EL DESAFÍO DE LA

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La vida de Venezuela lleva en su interior realidades que, para la gran mayoría de quienes somos de aquí, son espacios históricos desconocidos. No sólo porque son remotos, o mejor, remotísimos, sino también porque no tienen cabida o expresión en la práctica de la diaria existencia bien en lo que se nos ha enseñado o en los “valores” que orientan la manera normal como nos vemos. Que por nuestras venas corre sangre de antiguos aborígenes, no podrá negarlo nadie que pueda contar unas pocas generaciones de su ascendencia. Pero entiéndase, decir sangre es referir tradiciones, actitudes primarias ante el mundo. Venezuela, o como sea justo llamarla, es mucho más que la épica de hace un par de siglos que se nos recuerda de mil maneras. Somos, también, de un tiempo todavía más pretérito, aunque ello no se nos haga presente puesto que lo ocultamos a conciencia. El Desafío de la Historia asume en este número la compleja tarea de ir hacia lo más remoto. Ahora bien, porque en estas cosas del espíritu y su conocimiento no debe haber acomodos, y para que el amigo lector sepa que cada número que entregamos se escruta con libertad, este editor participó del criterio, en reunión de especialistas, que el adjetivo prehispánico podía no ser el adecuado para identificar aquel mundo humano que hablaba su propia lengua, que sentía y veía lo sagrado muy a su manera, que contaba los amaneceres y crepúsculos en términos que reflejaban su modo propio de saberse humanidad. Quiero decir, no eran en verdad prehispánicos. Si de este modo se los llamara se deja colar, quizás, la tentación de creer que su ruta histórica tenía en el interior la necesidad de ser “hispánicos”, o lo que es no menos serio, que lo hispánico es lo que los define. Eran ellos, sencillamente, mucho antes del tiempo cuando otra forma de humanidad se les hizo presente, y llamarlos de otro modo condiciona ya la forma como ha de entenderse todo el tema. Pero admita el respetado amigo lector, que se trata de abordar una materia de gran importancia, que bien comienza con un mismo título de bautizo, y no únicamente de inventar argumentos. Por lo demás, pensar sobre estos temas, llamar la atención sobre las implicaciones de una palabra u otra, es El Desafío de la Historia en una de sus expresiones más valiosas. De allí que este número posea una significación que no es posible exagerar. No me queda sino escribir que este editor siente una especial complacencia al saberse en compañía de Luis E. Molina y sus colegas historiadores. Por otra parte, y sin dejar a un lado los ilustrativos textos del resto de este número de la revista, que son genuina historia documental, debo decir que hay uno entre ellos sobre una materia que aún reverbera. Y que sólo por esta razón merece una mención particular. En agosto de 1987 hubo un serio incidente fronterizo entre Colombia y Venezuela. El centro visible del asunto fue la corbeta colombiana llamada Caldas, a la que el país vecino hizo atracar en aguas reconocidas por Venezuela como suyas, sin el consentimiento de las autoridades nacionales. En aquel tiempo se discutían, téngase en mente, los límites territoriales entre Venezuela y Colombia. El Desafío de la Historia retoma este asunto, y lo hace con sobriedad, como debe ser. Fue aquél un tiempo de tensiones, en el que el espíritu bélico estuvo cerca de hacer de las suyas. De esto hace 27 años, y por necesidad más de uno de nuestros lectores vendrá a enterarse por primera vez de algo que hubiera podido llegar a ser una acción militar internacional de Venezuela. En este sacudir la memoria histórica, sobra decirlo, tiene nuestra revista su continua razón de ser.

Asdrúbal Baptista

seccioNes 12 14 16

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BREVES NACIONALES

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CARTAS DEL LECTOR



HUMOR De todo un poco • Mirla Alcibíades

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MÚSICA Hay algo que diferencia los bailes de Caracas y los de Europa… • Mariantonia Palacios



CINE Los stunt men • Rodolfo Izaguirre



ESTAMPA Misa, toros y paganismo • Vilma Lehmann

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HISTORIADORES Agustín Millares Carlo

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GASTRONOMÍA La leche se halla sujeta a falsificaciones

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dossieR COORDINADOR: Luis E. Molina

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84

88 90

VIDA COTIDIANA La protesta en clave morse • Rosalba Di Miele Milano DEPORTES Medalla de oro en béisbol en los Panamericanos de 1959 • Carlos Irazábal Arreaza BREVES INTERNACIONALES LA FOTO EN LA HISTORIA Un disfraz muy popular • Sheila Salazar MODA Los pantalones femeninos y la igualdad de derechos • Cecilia Rodríguez Lehmann

aRtículos 26

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Baños y letrinas • Crisanto Antonio Bello Vetencourt



Incidente en Apurito, 1865: Venezuela gana el juicio • Julieta Salas de Carbonell

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Las zapatillas rojas • Belén Lobo

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LIBROS



CD

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Breves notas sobre Erwin Poensgen • Domel Silva L. Al borde de la guerra: la crisis de la corbeta Caldas • Alexander Coiro

Cauces y mareas originarias: Orinoco y zona oriental prehispánica de Venezuela • RodRigo NavaRRete Fragmentos de la historia prehispánica del centro-norte de Venezuela • eduaRdo HeRReRa Malatesta El occidente de Venezuela en tiempos prehispánicos • luis e. MoliNa Arqueología y medio ambiente de los Andes venezolanos • eRika WagNeR Los pueblos del desencuentro: sociedades indígenas venezolanas del siglo xvi • eMaNuele aModio

EL DESAFÍO DE LA HISTORIA • AÑO 8 • REVISTA 48 E DITOR Asdrúbal Baptista • [email protected] COORDINADOR Elías Pino Iturrieta • [email protected]

PRESIDENTE EJECUTIVO Crisanto Antonio Bello Vetencourt • [email protected] DIRECTOR Pedro Luis Bello Vetencourt

DIRECCIÓN DE ICONOGRAFÍA Vilma Lehmann • [email protected]

DIRECTORA DE VENTAS María Cecilia Bello Vetencourt • [email protected]

INVESTIGACIÓN DE ICONOGRAFÍA Sheila Salazar • [email protected]

CONSEJO EDITORIAL Asdrúbal Baptista

J EFE DE REDACCIÓN Israel Ortega Oropeza • [email protected]

Elías Pino Iturrieta • [email protected] Inés Quintero • [email protected]

DISEÑO GRÁFICO Nikka Hernández

Crisanto Antonio Bello Vetencourt

FOTOGRAFÍA Yuri Liscano

Crisanto Bello Paoli

S ECCIONES Mirla Alcibíades • HUMOR Rosalba Di Miele Milano • VIDA COTIDIANA Carlos Irazábal Arreaza • DEPORTES Rodolfo Izaguirre • CINE Vilma Lehmann • ESTAMPA Mariantonia Palacios • MÚSICA Sheila Salazar • LA FOTO EN LA HISTORIA Cecilia Rodríguez Lehmann • MODA

DIRECCIÓN DE ARTE Mariví Frías • [email protected]

PROMOTOR DE ARTE Daniel Suárez • [email protected]

A SISTENTES DE ADMINISTRACIÓN Liliana Ardiles • [email protected] Michael Otamendi • [email protected]

A SESORES Emanuele Amodio Carlos Hernández Delfino

CORRECCIÓN Y REDACCIÓN INTERNA Alexander Coiro • [email protected] A DMINISTRACIÓN Ma del Carmen Rodríguez de Zella • [email protected]

CONTADORA Gladys J. Aponte

Una publicación del Grupo Editorial Macpecri C.A. Multicentro Empresarial del Este. Torre Miranda. Núcleo B. Piso 15. Ofic. 154. Chacao. Caracas, Venezuela. Tlf. (58-212) 263.6293 Fax. (58-212) 264.0039 RIF: J-29355653-8

Una historia que se remonta a unos 13.000 años antes de la actualidad es la que El Desafío de la Historia presenta en el dossier de su número 48: la de los habitantes que desde entonces y hasta la llegada de los conquistadores europeos dominaron las tierras que hoy conforman Venezuela. Una historia hoy reconstruida a partir de un lejano rastro revelado por los yacimientos arqueológicos y antropológicos y por algunos testimonios de la civilización que conquistó estos territorios. Este legado, mayormente opaco y fragmentario, tiene sin embargo aspectos que son dignos de la más grande admiración, como por ejemplo el arte de su cerámica. Por ello hemos seleccionado para ilustrar la portada de este número una figulina procedente de Quíbor. Imagen tomada de: LUIS MOLINA Y MARÍA TOLEDO. WACHAKARESAI. LA HISTORIA QUE DUERME BAJO TIERRA (Quíbor, 1985).

PRESIDENTE Crisanto Bello Paoli

El Desafío de la Historia es una publicación mensual y su contenido es propiedad del Grupo Macpecri C.A. Queda prohibida la reproducción total o parcial de cualquier texto o imagen sin la previa autorización del Grupo Macpecri C.A. El Grupo Macpecri C.A. no es responsable del contenido de los artículos, ni de los conceptos expresados en ellos. La responsabilidad es exclusiva de sus autores. Las colaboraciones son estrictamente solicitadas. Depósito legal: pp200702DC2655 ISSN: 1866-8068

AUDITORA EXTERNA María de la Luz García G ERENTE DE VENTAS Heylamar Ramos • [email protected] COORDINADORA DE VENTAS Bárbara Leal • [email protected] E JECUTIVA DE VENTAS Yoconda León • [email protected] G ERENCIA DE RECURSOS HUMANOS Leopoldo Lares • [email protected] D EPARTAMENTO DE INFORMÁTICA Eliecer Gerdler • [email protected] R ELACIONES PÚBLICAS Rafael Augusto Caraballo Paoli • [email protected] A SESORÍA LEGAL Genovese Joblove & Battista Raif El Arigie Harbie Eduardo Rodríguez Selas José Ramón Meignen

Caracas, 2015

A SISTENTE DE OFICINA Elizabeth Useche Berostegui PARA INFORMACIÓN DE VENTAS comunicarse con: [email protected]

M ENSAJERÍA José Luis Medina

PARA INFORMACIÓN DE SUSCRIPCIONES comunicarse con: [email protected] Telf. (212) 263.62.93 eldesafiodelahistoria

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• colaboRadoRes

eMaNuele aModio. Antropólogo e historiador. Catedrático de Antropología Histórica en la Escuela de Antropología de la Universidad Central de Venezuela, cuyo departamento ha dirigido, y docente invitado en diferentes posgrados en Venezuela y el exterior. Últimas publicaciones: Las profundas cavernas de la memoria. Aproximaciones al barroco latinoamericano (2010) y Stupor mundi. Federico II e le radici dello stato moderno (2012). alexaNdeR coiRo. Licenciado en Letras por la Universidad Católica Andrés Bello. Actualmente estudiante de Maestría en Historia de Venezuela en la misma institución. eduaRdo HeRReRa Malatesta. Antropólogo por la Universidad Central de Venezuela con maestrías en Antropología (Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas) y Sistemas de Información Geográfica en Arqueología (University College de Londres). Actualmente realiza un doctorado en la Universidad de Leiden, Holanda. luis e. MoliNa. Antropólogo y Magister Scientiarium en Conservación y Restauración de Monumentos por la Universidad Central de Venezuela. Profesor de la Escuela de Antropología de esta universidad. Ex director del Museo Antropológico de Quíbor y del Instituto del Patrimonio Cultural. Ha publicado numerosos trabajos sobre arqueología venezolana de las épocas prehispánica y colonial y sobre conservación del patrimonio cultural. RodRigo NavaRRete. Antropólogo por la Universidad Central de Venezuela con estudios de posgrado en el Departamento de Antropología de la Universidad de Binghamton (Estados Unidos). Se ha desempeñado en las áreas de investigación y conservación en el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, el Consejo Nacional de la Cultura y el Instituto del Patrimonio Cultural. Profesor agregado de la Escuela de Antropología de la Universidad Central de Venezuela. Ha publicado sus artículos en publicaciones periódicas especializadas nacionales y extranjeras. Julieta salas de caRboNell. Estudió biología en la Universidad Central de Venezuela y un Diplomado en Historia de Venezuela en la Universidad Metropolitana. Ha publicado los libros Caminos y fogones de una familia merideña (2009) y El misterio de las fuentes (2012). En Internet, sus crónicas aparecen en Código Venezuela y en CAVEA, Revista Cultural (Valencia, España). dóMel silva l. Licenciado en Historia por la Universidad Central de Venezuela. Tesista de la Maestría en Historia de las Américas en la Universidad Católica Andrés Bello. Docente de la Universidad Experimental de las Fuerzas Armadas. eRika WagNeR. Antropóloga por la Universidad Central de Venezuela. PhD en Antropología por la Universidad de Yale (Estados Unidos). Investigadora Emérita del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas. Ha realizado investigaciones arqueológicas sistemáticas en los Andes venezolanos y en la Cuenca del Lago de Maracaibo y publicado sus resultados en numerosos artículos en revistas científicas venezolanas y extranjeras.

RAFAEL MARTÍNEZ Centro de Arte Daniel Suárez Urb. Alta Florida, Av. El Ávila con calle San Miguel. Qta. Veneyork. Caracas - Venezuela. Caracas-Venezuela • Teléfonos: 0212.730.3316 / 0416.539.3731 • RIF: J-31683823-4

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Daniel Suárez Centro de Arte

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• bReves NacioNales MEDINA ANGARITA SE EXPLICA Ante el golpe de Estado contra su mandato, ocurrido en 1945, el presidente Isaías Medina Angarita apenas opone resistencia. De allí el triunfo sorprendentemente fácil de la llamada Revolución de Octubre. Muchos años después, en un libro titulado Cuatro años de democracia, el mandatario derrocado escribe así sobre el punto: “Para evitarle a mi país los males de una prolongada conmoción, de la inseguridad, de la guerra civil y del desprestigio internacional, no vacilé un momento en sacrificar mi condición política, el prestigio del gobierno que presidía, mi situación material y la de los míos y hasta el concepto que sobre mi valor de soldado pudiera formarse”. Uno de los testigos del suceso de 1945, Julio Diez, quien se encuentra presente en el Palacio de Miraflores (en la imagen) mientras el movimiento armado está en desarrollo, describe una escena directamente relacionada con la explicación que se acaba de leer. Es la siguiente: “El general Medina lucía tranquilo y sereno. Algunos oficiales y jefes le pidieron delante de mí, autorización para atacar a los rebeldes. Medina no la quiso dar”.

BUSCANDO CURAS En las Ordenanzas de la conspiración de Gual y España, descubierta en 1787, se lee lo siguiente: “Cualquier eclesiástico seglar o regular que poseído de las sanas máximas de esta causa común recurre al pueblo en defensa de sus derechos, contribuyere con su persona, bienes y talento a consolidar el establecimiento de la independencia, merecerá la aprobación y concepto del Gobierno para ser empleado, remunerado y premiado”. Honores y metálico para los bonetes, en suma, si apoyan el plan revolucionario. Más claro no canta un gallo.

¿AUXILIO PARA AGRICULTORES Y CRIADORES? En 1928, el gobierno de Juan Vicente Gómez funda el Banco Agrícola y Pecuario. La renta petrolera se coloca, por primera vez, al servicio de los sembradores y los criadores de ganados, en principio. Sin embargo, apenas pone a circular cantidades exiguas para el cometido. En 1928 concede aportes por 22 millones de bolívares. La cifra se reduce a 6 millones en 1929 y apenas asciende a 19 millones en 1930, para llegar sólo a 600.000 bolívares en 1932. Créditos minúsculos, en realidad, para las necesidades del país y para los planes de quienes veían una ventajosa oportunidad en el crecimiento de la riqueza producido por la industria de los hidrocarburos.

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VENEZUELA EN 1936 De acuerdo con Luis José Silva Luongo, en su trabajo titulado De Cipriano Castro a Carlos Andrés Pérez, la situación del país a la muerte de Juan Vicente Gómez es como sigue: “El país tiene una población que apenas llega a los 3.491.000 habitantes, la mayoría de ella analfabeta, azotada por la tuberculosis, la sífilis y las enfermedades tropicales. Excepto la producción petrolera, que fluye crecientemente al exterior, Venezuela es un país extremadamente pobre y muy atrasado en todos los aspectos”. De la descripción se desprende la ardua tarea que deben llevar a cabo los gobernantes del postgomecismo para que Venezuela salga del atolladero.

LAS PREDICCIONES DEL ABUELO Federico Salas Roo fue el abuelo de Mariano Picón Salas, notable escritor e historiador. El viejo fue un lector infatigable, que miraba el mundo moderno con cierta aprehensión. En Viaje al amanecer, su nieto escribe de él como sigue: “Mi abuelo que vio llegar a nuestra pequeña ciudad montañesa, perdida y olvidada en la geografía de la América del Sur, grandes inventos como la luz eléctrica, el fonógrafo y el cine, profetizaba la volcánica confusión que producirían en las gentes estos extraños artilugios […]. Los tiempos que nacían habían perdido la medida, el orden y calma que Dios quiso imprimir a las cosas del Universo. Vamos a tener más bienes e inventos, pero los recibiremos con espíritu más enfermizo e intranquilo, era su moraleja”.

EL CESE DE LA GUERRA A MUERTE En al artículo 14 del Tratado de Armisticio firmado en Trujillo por el Libertador presidente, Simón Bolívar, y el general en jefe del ejército español, Pablo Morillo, el 25 de noviembre de 1820, se pone fin a la situación de hostilidad sin reglas ni límites que de hecho existía. Dice el artículo 14: “Para dar al mundo un testimonio de los principios liberales y filantrópicos que animan a ambos gobiernos, no menos que para hacer desaparecer los horrores y el furor que han caracterizado la funesta guerra en que están envueltos, se compromete uno y otro gobierno a celebrar inmediatamente un tratado que regularice la guerra conforme al derecho de gentes, y a las prácticas más liberales, sabias y humanas, de las naciones civilizadas”. Los tratados de regularización se llevaron a cabo después, en efecto, para poner coto a la despiadada sangría que había sido rasgo fundamental del conflicto por la Independencia. EL DESAFÍO DE LA

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• caRtas del lectoR

Descubre las verdades detrás de estos rostros... Señores: Con mucha emoción les agradezco el reportaje de los scouts Carmona y Petit, pues son un icono en el centenario de historia que cumplió la Asociación Scout de Venezuela el año pasado. Espero ver algún día otro reportaje scout en “nuestra revista de historia nacional”. Otro detalle, he leído sobre sus acercamientos con las instituciones educativas para promover la difusión de la historia venezolana. Les propongo hacer esas actividades con los grupos scouts, y de una vez quedo presto a ayudar en esa relación. Siempre Listo Para Servir. scteR. edWiN JiMéNez del gRupo scout teRepaiMa de cabudaRe Colecciono El Desafío de la Historia desde que salió, mis hijos y yo somos ávidos lectores de la revista. Quisiera pedirles que incluyeran más contenido para los pequeños de la casa, actividades que puedan hacer para reforzar lo que aprenden en el colegio. Considero que hoy más que nunca es importante que aprendan la historia de su país. saRa góMez valeNcia Señores de la revista: Como aficionado de las carreras automovilísticas y la historia me sorprendió gratamente ver que publicaron un artículo sobre la fórmula 1 venezolana. Reviví las historias que me contaba mi abuelo sobre las carreras que se hacían en Los Próceres. Me gustaría ver más artículos sobre la historia del automovilismo en las páginas de la revista. diego sáNcHez caRacas Me gusta mucho la revista, mi dossier favorito es el de fútbol y no me pierdo la sección de Deportes. Deberían hacer un dossier sobre las glorias deportivas de Venezuela, es imprescindible resaltar aún más a sus grandes figuras. José MoRales saN cRistóbal Estimados: Disfruté mucho la lectura del dossier sobre la conspiración de Gual y España. Me alegra que se hayan animado a darle cabida en su revista a tan importante episodio de nuestra historia. Sigan así. José caldeRóN los teques

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• HuMoR • Mirla Alcibíades

DE TODO UN POCO

• Dibujo de Luis Guevara Moreno para El Sádico Ilustrado, n° 14.

Este día leeremos algunos breves. Han sido tomados de la prensa escrita en varios puntos de la geografía nacional. El primero de ellos apareció en 1890 en Caracas: El colmo del egoísmo. —¿Qué es un egoísta? —preguntaron a una señora. —Egoísta —contestó— es todo aquel que no se ocupa de mi persona. En la misma ciudad y año, cuando el tranvía se había vuelto familiar medio de transporte, un humorista concibió esta situación: —Caballero —dice el colector a un anciano blanco de canas y encorvado por los años—, caballero, pague usted su puesto. 16 •

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—¡Mi puesto!… Ya se lo pagué a usted. —Se equivoca, señor… —¿No recuerda que se lo pagué en la Plaza Bolívar, al subir al carro? —Allí no entró sino un muchacho… —¡Ese soy yo!… ¡Juzgue usted cuánto tiempo hará que estamos en camino! En 1895, los marabinos mostraban preocupación ante la avanzada de los socialistas en el mundo. Por eso reprodujeron en un periódico “En un meeting de albañiles en huelga”: Un orador, después de brillante exordio, dice: —¿Quién construye las casas de los burgueses? Vosotros. ¿Quién construye

las casas de los potentados? Vosotros. ¿Quién construye los tribunales? Vosotros. ¿Quién construye las cárceles? Vosotros. (Grandes aplausos.) El orador pierde la cabeza, y añade: —¿Y quién llena esas cárceles? Vosotros también. No podía faltar uno de locos: En un hospital de locos, uno de estos, que parecía estar ya completando su curación, conversaba a través de la reja de su celda con un amigo que había ido a verle, y le decía: —No te fíes nunca de los locos aunque te parezcan cuerdos, porque a la hora menos pensada hacen de las suyas. —No tengas cuidado, contestó el amigo, yo no me fío de ninguno. Un rato después le dijo el loco que acercara el oído para decirle un secreto que no convenía que oyeran los guardianes y demás gente que pasaba por allí. Obedeció el amigo, y el loco, sacando sus brazos por la reja, le agarró la cabeza y la magulló horriblemente contra los hierros, gritando al mismo tiempo: —¿No te había dicho que no te fiaras de los locos? Una alianza peligrosa: cura y coqueta. —Diga usted, señor abate: ¿la coquetería es pecado mortal? —No, señora: ¿no ve usted que, si lo fuera, se habría usted muerto hace muchos años? De feos: Un hombre muy feo estaba en una reunión vuelto de espaldas a una señorita muy chistosa que, viendo que no le mostraba el rostro, dijo a sus amigas: —Está visto; este hombre trata de agradarme.

• Música • Mariantonia Palacios

Las ventanas se convirtieron en protagonistas durante la Colonia y gran parte del siglo XIX venezolano. Sus barrotes fueron mudos testigos del cortejo de los galanes que, tarde a tarde, intercambiaban miradas y sonrisas con sus acicaladas dulcineas sentadas en los poyos interiores, especialmente diseñados para ver y dejarse ver. Además del “ventaneo” de las pollas y donjuanes, las ventanas servían para asomarse a la calle y escudriñar el ir y venir de la gente, enterándose así de los jugosos pormenores de la vida cotidiana. Pero las ventanas tenían también otra finalidad, ya no para escrutar el exterior, sino para que los de afuera miraran hacia adentro a través de las impenetrables rejas. Esto era especialmente importante cuando se organizaba un baile, una fiesta o un espectáculo. Se dejaban las ventanas abiertas de par en par para provocar una “sana envidia” en los que no estaban invitados. A este grupo de curiosos que se agolpaba en los barrotes de las ventanas de las casas particulares para presenciar desde la distancia los saraos y convites se le llamó barra, haciendo referencia al público que asistía a presenciar los juicios o sesiones del Congreso. Esta aglomeración de personas llamó la atención de algunos de los viajeros europeos que visitaron Caracas en la segunda mitad del siglo XIX, para quienes era una verdadera novedad. Así lo deja claramente establecido el diplomático británico Edward Eastwick (1814-1883), quien pasó por Venezuela en 1864: “Y por lo general en salas con ventanas hacia la calle, la gente del pueblo mete desenfrenadamente sus brazos desnudos y sus rostros grasientos por entre los barrotes y se dedica a criticar a los danzantes, por cierto que con mucho donaire. En una ocasión vi que uno de esos harapientos espectadores casi rozaba con sus brazos descubiertos los de una señora elegantemente trajeada, mientras su dulcísimo aliento abanicaba los bucles de la dama. 18 •

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En otra oportunidad, durante una fiesta nocturna, hablaba yo con varias damas, cuando uno de estos dignos sans-culottes introdujo tan bruscamente su cabeza por la ventana para escuchar lo que charlábamos, que yo corté de pronto la conversación, lo que le hizo exclamar: Caramba con estos aristócratas que se niegan a hablar con quien no sea de su clase.” Muchos años antes, el oficial del ejército de los Estados Unidos de Norteamérica Richard Bache (1794-1836), comentaba asombrado que en un baile ofrecido por el Marqués del Toro alrededor de 1822, “los criados se apiñaban en los umbrales, y demostraban, con sus aprobatorias sonrisas, estar no menos complacidos que los invitados con la música y los valses que siguieron y no menos remisos en exteriorizar su regocijo”. Para el Embajador del Imperio del Brasil, Miguel María Lisboa (1809-1881), esta es una circunstancia que diferencia claramente los bailes de Caracas de las “grandes reuniones de Europa”. Y describe a los esclavos y criados de la capital venezolana, contrastando con “tanta elegancia y tanto lujo”, asomados en “las ventanas exteriores de las casas de polvo, en las barandas, patios y puertas interiores […], siguiendo los movimientos de sus jóvenes señoras”, y aprovechando para “entregarse con ardor al ejercicio del baile” en los rincones, pasillos y antesalas. Pero no sólo los esclavos o criados hacían de barra. El espacio era compartido con aquellos que no tuvieron el privilegio de ser invitados. La ocasión era ideal para criticar en voz suficientemente alta a los danzantes, tanto por su manera de bailar, como por la vestimenta. En algunas ocasiones, y para congraciarse con estos “autoinvitados”, la dueña de la casa les ofrecía refresco o algún pastel, lo cual era celebrado con natural entusiasmo. Si, en cambio, ►

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TODO SOBRE es una revista de lectura ligera que ofrece, en cada número, los conocimientos esenciales acerca de alguno de los personajes y acontecimientos que han escrito nuestra historia, protagonistas de la política, el espectáculo, la ciencia, el arte y muchas otras áreas del acontecer del país.

VENEZ RIDA UELA

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► el jefe de familia decidía cerrar la ventana, el estruendo de la barra era infernal al reclamar la continuación del espectáculo. Ya entrado el siglo XX, esta singular costumbre de fisgonear en las fiestas a través de la ventana continuó campante. Antonia Palacios, en su leído libro Ana Isabel, una niña decente, nos describe la barra de “chiquillos agarrados a los balaustres” y de “muchachos andrajosos que alcanzan a asomar la cabeza hacia el corredor” que “asiste” a la piñata de Teresita. Sabias palabras las publicadas en el periódico El Zancudo del 3 de agosto de 1878: “Ustedes jóvenes adultos, espe-

ranza de nuestra patria, ¿no comprenden que demuestra muy mal tono y es más que ridículo el permanecer toda la noche viendo un baile por la ventana? 1.- Prueba que no se han acordado de ustedes para invitarlos, y esto es hacer poco caso de su importancia. 2.- Se parecen ustedes a los perros que humean de lejos un hueso que encuentran fuera de su alcance. 3.- Si están allí para vigilar a una muchacha que se encuentra en el baile y con quien tienen planchas, triste papel hacen, y no serían pocos los retorcijones que llevan a verla galanteada por otros, paseándose de brazo con un rival, o bailando apretado, como se usa hoy en día, con un doncel ■ de los que no se muerden la lengua para decir piropos”.

• Grupo de curiosos haciendo de barra frente a una ventana, para presenciar desde el exterior un convite o sarao. Cosas de la noche. El Zancudo. C araCas, 1876.

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• ciNe • Rodolfo Izaguirre

En el asalto a la caravana, los pieles rojas caen aparatosamente de sus caballos, heridos de muerte. Un negro africano cae por el desfiladero del safari y los hombres mueren inevitablemente en las guerras. Son muertes aparatosas que vemos en las pantallas del cine ejecutadas, de manera precisa y admirable, por hombres diestros cuya profesión es justamente la de morir espectacularmente cada vez que así lo disponga el guion de la película. Son profesionales dentro de la industria del cine cuya misión es realizar ante las cámaras acciones peligrosas como caídas o saltos llenos de riesgos. Los hemos visto disfrazados de pieles rojas y caer del caballo al galope en el asalto a la caravana o en los enfrentamientos

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con los soldados; los hemos visto saltar desde la baranda de un puente y caer en las turbulentas aguas del río. Otras veces, son los arriesgados pilotos del avión en llamas o del helicóptero en el que escapan los villanos cayendo desde un farallón o estrellándose contra un automóvil. Los hemos visto mil veces cumpliendo en el cine lo que más gusta al propio cine: ¡la muerte violenta! Estos actores se llaman stunt men, una expresión inglesa que quiere decir hombres diestros. ¡Es una especialización dentro de la industria! Mientras más terrible sea la caída o el riesgo de muerte, más cuantiosa será la paga a cobrar en las taquillas de la empresa productora. Hay, ciertamente, una tarifa que estipula lo que debe pagarse

de acuerdo a los metros de altura, a lo helado de las aguas, al peligro mismo de la muerte. En un tiempo me crispaban las muertes violentas de apaches, siouxs y comanches, víctimas de las balas del hombre blanco colonizador que exterminaba por igual a búfalos y etnias. Acusaba a Hollywood de genocida, de auspiciar y estimular el odio y la violencia racial al convertir en épica gloriosa la conquista del Oeste y el exterminio de las comunidades autóctonas en clara y desvergonzada exaltación fascista. Pero cuando supe que se trataba de stunt men, profesionales disfrazados de pieles rojas que caían brusca y aparatosamente de los caballos y que por

• La profesión de los stunt men inspiró la novela The Stunt Man de Paul Brodeur (1970), la cual a su vez sirvió de fuente para la película del mismo título dirigida por Richard Rush y protagonizada por Peter O’Toole (1980). En las imágenes: fotograma fotograma y carteles del filme.

hacerlo ganaban un sueldo que les permitía sostener una familia y educar a sus hijos, terminé aceptando sus muertes violentas y me dije: “¡Sí, es fascismo; pero que sigan matando apaches en el cine!”. En el cine venezolano comienza a hacerse presente esta especialidad, aunque continúan evitándose las acciones demasiado violentas y de alto riesgo por temor a que sea difícil ofrecer realismo en ellas. Cuando en 1968, el italiano Alessandro Blasetti filmó en San Juan de los Morros las batallas de la película La epopeya del Libertador, el presidente Leoni puso a disposición el batallón Plaza de caballería. De inmediato se evidenció que se trataba de expertos jinetes pero

que no sabían caerse del caballo heridos de muerte en el combate. Por el contrario, se cuidaban en la vida del cuartel de no caerse para evitar algún castigo o recriminación. ¡No eran stunt men! ¡Eran soldados! Los productores de la película prefirieron rodar las secuencias de combates en Almería, donde contaban con gente experta en caer de los caballos. De tal manera que por el pago de

un buen salario continuarán muriendo en el cine los héroes y los villanos; los soldados enemigos y los defensores de la patria; los piratas, pieles rojas y bucaneros. Los hombres que ejecutan, en lugar del protagonista, las acciones de mayor riesgo. Allí estarán siempre dispuestos a rondar el peligro, porque son los stunt men, los diestros personajes del cine, auténticos héroes de la aventura cinematográfica.

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a • Vilma Lehmann

Los toros eran en el Nuevo Mundo uno de los espectáculos preferidos por la población, e incluso formaban parte de fiestas religiosas que podían durar varios días. Antes de comenzar las corridas, era costumbre que los señores de mayor jerarquía del pueblo convidaran con refrescos, licores y dulces. Al terminar la corrida se ofrecía otro brindis y terminaba la noche con un baile. “En una corrida matan más o menos doce toros, hiriéndolos principalmente con la lanza a dos o tres pasos y frente a frente […]. Sea lo que fuere, la cosa está llena de peligros y sabe a paganismo, pero excepto España y Portugal no se ha visto eso en ninguna otra parte de la cristiandad” (Fuentes para la historia colonial de Venezuela. Caracas: Academia Nacional de la Historia).

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isto ia o es

Agustín Millares Carlo

• La corrida de toros (detalle), 1810, por Francisco de Goya. The MeTropoliTan MuseuM of arT, nueva York.

Paleógrafo e investigador de fecunda trayectoria. Nació y murió en Las Palmas, Islas Canarias (1893-1980). Gracias a sus trabajos en materia de archivos y documentación, la historiografía y las humanidades en general adquirieron notable desarrollo. Licenciado en Filosofía por la Universidad de Madrid, catedrático de paleografía en la Universidad de Granada, director del Instituto de Filología de la Universidad de Buenos Aires, catedrático de El Colegio de México y de la Universidad Autónoma de México, se radicó en Maracaibo a partir de 1954 como profesor de la Universidad del Zulia. Allí dirigió el Centro de Investigaciones Humanísticas, la revista Baraltiana y el boletín de la Biblioteca General. También se ocupó entonces de estudios sobre la imprenta y el periodismo venezolano, así como de la investigación sobre bibliotecas coloniales. De su bibliografía se señalan ahora los siguientes títulos: Apuntes para una bibliografía de los estudios clásicos en España y América; Archivo del Registro Principal de Maracaibo: protocolos de los antiguos escribanos; Los archivos municipales de Latinoamérica; Bibliotecas y difusión del libro en Hispanoamérica colonial; Catálogo razonado de los libros de los siglos XV, XVI y XVII de la Academia Nacional de la Historia; Ensayo de una bibliografía de la imprenta y el periodismo en Venezuela; La imprenta y el periodismo en Venezuela: desde sus orígenes hasta mediados del siglo XIX; Materiales para la historia del periodismo y la imprenta en el estado Zulia; Maracaibo y la independencia de Venezuela, y Rafael María Baralt (1810-1860), estudio biográfico, crítico y bibliográfico. Del presente repertorio, que apenas se ocupa de una parte de sus obras, se deduce la notable contribución de Millares Carlo a los estudios históricos.

Crisanto Antonio Bello Vetencourt

Puede resultarnos difícil imaginar las peripecias que en siglos anteriores pasaban nuestros ancestros para poder hacer sus necesidades. Hoy en día es muy extraño conseguir una casa que no disponga de un cuarto de baño, pero antiguamente eso era poco habitual. De hecho, las pocas casas que poseían una habitación para dicho propósito, solían tenerla fuera, posiblemente con la finalidad de evitar malos olores dentro de casa.

• Cuarto de baño de la Quinta Anauco, Caracas.

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• En el antiguo mundo grecorromano, cuando un hombre de la alta sociedad precisaba el uso de una letrina pública, solía hacer sentar antes a alguno de sus esclavos para que la piedra se calentara. En la imagen: Letrinas romanas.

Para dar un ejemplo de esto, vale citar, que uno de los hombres más importantes del siglo xix venezolano, como fue el doctor don Juan de Dios Picón, quien representó a Mérida en el Congreso de la Gran Colombia y fue rector de la Universidad de Mérida, en un documento fechado en 1847, en el que funda una obra pía agradeciendo a Dios que le devolviera la salud a su hijo Luis Dionisio, hace una breve descripción de su casa de habitación, que quedaba frente a la fábrica de la Catedral de Mérida. Allí dice, entre otras cosas, que tiene un pequeño patio empedrado y en él se encuentra una letrina con cañería de ladrillo. Evidentemente esto es un lujo para la época. Por lo general, las familias de más modesta condición que vivían en la ciudad debían conformarse con hacer uso de sus bacinillas o dirigirse a un lugar apartado en el monte.

por lo general, las faMilias de Más ModesTa CondiCión que vivían en la Ciudad debían

En Caracas, al visitar la Quinta de Anauco en San Bernardino, subiendo al segundo piso, se pueden ver bacinillas muy refinadas, como cajas con asientos aterciopelados que, en su interior, guardan una bacinilla más pequeña. Llama la atención que algunas de ellas tengan cerradura, lo que evidencia su uso privado. También allí se puede apreciar otro lujo para épocas previas: una especie de tina de baño, cavada en el suelo, a la que una quebrada, que se desvía por la casa, surte de agua. Pero era muy poco frecuente que una casa pudiera contar con semejantes comodidades. Lo más usual era que en las casas no hubiera ni ducha, ni bañera, con lo que podemos suponer que la gente no se bañaba, a menos que fuese a un río o lago, pero no era frecuente. La higiene que posiblemente alguna vez existió en nuestra cultura, desapareció probablemente junto con los baños árabes en la península Ibérica, tal vez tras la expulsión de Boabdil por los Reyes Católicos, y en Venezuela heredamos esa misma falta.

ConforMarse Con haCer uso de sus baCinillas o dirigirse a un lugar aparTado en el MonTe

A lo largo de la historia ha ido variando la manera de realizar estas actividades. Veamos algunos ejemplos. En la Universidad de Salamanca existía una pared dentro del recinto universitario que servía como urinario a sus estudiantes. Hoy se puede visitar y se conserva intacta. En Versalles, a finales del siglo xvii, era común que la gente hiciera sus necesidades en los pasillos, mientras el rey, Luis xiv, extendía invitaciones a unos cuantos elegidos, para que presenciaran su real acto de defecación, lo cual era considerado un honor. También se puede ver que en muchas de las antiguas ciudades romanas y griegas se conservan letrinas entre sus ruinas. Es el caso de la ciudad de Éfeso, en cuya plaza pública hay una hilera de letrinas, una junto a otra, donde probablemente los hombres de la ciudad discutían sus asuntos políticos mientras hacían sus necesidades.

• Bacinilla privada, con cerradura, asiento aterciopelado y forma de caja.

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INCIDENTE EN APURITO, 1865:

Venezuela gana el juicio Julieta Salas de Carbonell

El 25 de enero de 1866, Erastus Dean Culver, ministro residente de la Legación de los Estados Unidos de América en Caracas, se dirigió a su jefe inmediato, el secretario de Estado William H. Seward, dándole cuenta de un infausto suceso: el ataque que un grupo insurgente muy bien armado había perpetrado la noche del 18 de octubre del año anterior al vapor Apure, de bandera estadounidense.

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• Los vapores de rueda o de chapaleta fueron utilizados profusamente para la navegación fluvial en todo el planeta. Los ríos Hudson y Mississippi, en Estados Unidos, el Congo en África, y el Orinoco y el Apure en Venezuela, por ejemplo, eran surcados por este tipo de embarcaciones. En la imagen: Dos vapores de chapaleta. Fotografía de Eugenio Rojas Camacho.

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Campamento a orillas del río Orinoco, por Édouard Riou. El Mundo Ilustrado, ToMo viii, Madrid, 1883. libros raros Y ManusCriTos, biblioTeCa naCional, CaraCas.

EL ATAQUE El Apure era propiedad de la Línea de Vapores del Orinoco, empresa que monopolizaba la navegación por este río y sus afluentes desde que, en 1849, el gobierno nacional había firmado contrato con The Orinoco Steam Navigation of New York. Por más de 18 años, la Línea de Vapores del Orinoco prestó un servicio más o menos regular entre la isla de Trinidad, Ciudad Bolívar y los puertos de Apure y Barinas, pero con el paso de los años el servicio decayó hasta que, para 1866, solo el Apure –a pesar de hallarse en bastante mal estado– navegaba la ruta entre Ciudad Bolívar, San Fernando y Puerto Nutrias.

EL CONTRATO El 9 de octubre de 1865, el Apure, al mando del capitán John G. Hammer, zarpó de Ciudad Bolívar rumbo a Puerto Nutrias en el estado Zamora –hoy Barinas– con paradas intermedias, llevando a bordo carga liviana y

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pasajeros. El día 16 de ese mismo mes atracó en el malecón de San Fernando, donde fue recibido por el general Juan Bautista García, designado hacía apenas cuatro meses como presidente del estado Apure, y cuya gestión, desde su nombramiento, se había visto dificultada por grupos de facinerosos y cuatreros que asolaban el llano, en especial por las acciones de los hombres al mando de los generales Sosa y Méndez, alzados contra el gobierno central. Al atracar el vapor en San Fernando, el general García aprovechó para contratar a satisfacción de ambas partes –el gobierno del estado y el capitán Hammer como representante de la naviera–, previo el pago del flete y de los pasajes correspondientes, su traslado y el de un contingente de cincuenta hombres de tropa al mando de nueve oficiales, hasta un sitio aguas arriba que le sería indicado a Hammer en el transcurso de la travesía.

El día siguiente, a las seis de la mañana, el Apure zarpó hacia Puerto Nutrias, haciendo escala en Apurito, donde dejaría carga, y al regreso recogería pacas de plumas de garza y cueros de caimán. El atraque en Apurito, a donde llegó el 18 casi a las siete de la noche, se llevó a cabo sin ningún problema y sin la menor sospecha del peligro latente, y como el río Apure llevaba poco caudal y era peligroso continuar la navegación en la oscuridad, el capitán Hammer dispuso el amarre del buque a unos árboles a la orilla del río para esperar el amanecer. Cuando estaban a punto de descargar la mercancía, un espía del gobierno le avisó a García que los alzados habían sido avistados en las cercanías del pueblo; el general ordenó el desembarque de treinta hombres para ir en su búsqueda, con la mala suerte de que los alzados se les adelantaron y los atacaron al desembarcar. En medio de un cerrado tiroteo, el primer

oficial, Julius de Brissot, trató de quitar la pasarela de embarque y cortar amarras cuando fue alcanzado por un tiro de fusil que le rozó el cráneo. Como pudo logró llegar a la cubierta superior del vapor donde el general García se había refugiado para exigirle que asumiera el comando de la tropa, ya que sus oficiales habían desaparecido, cuando recibió otro disparo, esta vez fatal, que le atravesó el corazón. Las fuertes descargas de los rebeldes desde tierra habían perforado las cañerías de agua en la cubierta principal y la caldera del vapor estaba a punto de explotar, lo que obligó a Joseph Stackpole, el maquinista, a tratar de repararlas cuando un disparo le dio en el brazo derecho. De repente el capitán Hammer, que no se daba abasto tratando de salvar su navío, se dio cuenta pasadas las diez de la noche, que un grupo de rebeldes había logrado subir por la proa, lo que

le impediría levar anclas. Desesperado por la actitud del general García y sus oficiales, decidió exigirle personalmente al jefe de los rebeldes que suspendiera el fuego, con la mala suerte que un disparo le dio en el pecho y cayó muerto a no más bajar a tierra.

En medio de un cerrado tiroteo, el primer oficial, Julius de Brissot, trató de quitar la pasarela de embarque y cortar amarras cuando fue alcanzado por un tiro de fusil que le rozó el cráneo

Eran más de las dos de la madrugada del 19 de octubre cuando cesaron los disparos de los rebeldes, y el primer oficial de abordo, Philip D. Caufield,

logró que el general García permitiera soltar las amarras del barco que, llevado por la corriente, se varó un poco más abajo en un banco de arena. Ya eran más de las seis de la mañana cuando Caufield decidió ir a rescatar el cadáver del capitán Hammer. En un bote de remos regresó a Apurito, donde organizó el entierro del desafortunado capitán, pero no se quedó para el sepelio porque le urgía la situación del vapor del que ahora era responsable. Gran sorpresa le esperaba, pues al llegar al banco de arena donde estaba el Apure encallado, se encontró con que el general García, sus oficiales y la tropa habían embarcado en unas curiaras que vinieron por ellos y desde lo lejos daban hurras y se declaraban victoriosos. Después que las curiaras con García y sus hombres desaparecieron río abajo, Caufield regresó a Apurito a conferenciar con los “generales” Sosa

• El río Apure es navegable a lo largo de 800 de sus 820 kilómetros de longitud. Nace de la confluencia de los ríos Sarare y Uribante y atraviesa los llanos a lo largo de la frontera norte del estado Apure (en el mapa), hasta desembocar en el río Orinoco.

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y Méndez, quienes no pusieron objeción a que el vapor descargara la mercancía y que los pasajeros pudiesen desembarcar. Con más calma se pudo proceder a sepultar al capitán Hammer y al primer oficial, y al atardecer de ese mismo día el Apure, esta vez al mando del Sr. Caufield, continuó viaje hacia Puerto Nutrias.

LA REACCIÓN El incidente en Apurito causó gran conmoción entre los habitantes de Ciudad Bolívar, donde el capitán Hammer –quien tenía más de dieciséis años viviendo en ese puerto– era respetado por todos y en especial entre la colonia extranjera residente en Guayana. El general José Loreto Arismendi, presidente del estado Guayana, ordenó a la Corte de Pri-

Los cónsules igualmente exigían al gobierno de Venezuela reparaciones por las vidas de Hammer y de Brissot, una pensión para las viudas de estos valientes, así como la prisión y el subsiguiente juicio de los generales García, Sosa y Méndez mera Instancia de Ciudad Bolívar un informe exhaustivo de esta tragedia. A su vez, John Dalton, cónsul americano, levantó un informe en el que trataba de demostrar que el causante del incidente había sido el propio general García por haber obligado

• William H. Seward (en la imagen) había sido gobernador y senador por Nueva York antes de encargarse del Departamento de Estado en 1861. Como secretario de Estado le correspondió hacer frente al incidente del vapor Apure y canalizar los reclamos del gobierno estadounidense. La resolución del caso, sin embargo, tendría lugar más de quince años después de su salida del cargo en 1869.

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en nombre de los Estados Unidos de Venezuela al capitán Hammer a embarcar hombres armados, sin tomar las debidas previsiones para proteger las vidas y bienes de ciudadanos de los Estados Unidos de América que cumplían sus labores ordinarias. El 21 de noviembre, Dalton procedió a hacer una protesta formal ante las autoridades del estado Bolívar, y esa fue la noticia que envió a Caracas. A continuación, y por los canales oficiales, Erastus Dean Culver, ministro residente de la Legación de los Estados Unidos de América en Caracas, elevó su protesta ante Rafael Seijas, ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela. Era la opinión de Culver que tanto el gobierno venezolano y la prensa nacional parecían no haberse dado por enterados de los sucesos de Apurito, aunque él estaba en conocimiento de que los periódicos de Caracas habían recibido de sus corresponsales en Ciudad Bolívar noticias de esta salvajada. Dos semanas esperó por una explicación y disculpa, hasta que muy molesto le hizo saber a Seijas su disgusto. No fue sino el 27 de noviembre que Culver recibió contestación a su nota del 13 del mismo mes, en la cual el ministro expresaba el dolor que este crimen había producido en la persona del general Antonio Guzmán Blanco, “ciudadano vice-presidente encargado de los deberes del presidente” –el mariscal Falcón, presidente de Venezuela, vivía retirado en su hacienda de Coro–, pero que como el ataque al vapor Apure y el asesinato de los oficiales norteamericanos había tenido lugar en el curso de una batalla entre los insurrectos y las fuerzas del gobernador del estado Apure, el “ciudadano vice-presidente” había nombrado una comisión para el estudio de este luctuoso suceso y que, al recibir el informe debido, le sería comunicado al gobierno de los Estados Unidos de América en la persona del ministro Culver.

Mientras tanto, en Ciudad Bolívar, los representantes consulares y ciudadanos extranjeros residentes en la ciudad se habían reunido en el Club del Comercio el 12 de noviembre, bajo la dirección de John Dalton, el cónsul americano, para conocer un informe sobre los sucesos de Apurito, y acordaron elevar una solemne protesta “en nombre de la humanidad y del derecho internacional contra el sacrificio sin sentido de vidas valiosas, y de la innecesaria exposición de pasajeros inocentes, mujeres y niños, a un peligro inminente”. Los cónsules igualmente exigían al gobierno de Venezuela reparaciones por las vidas de Hammer y de Brissot, una pensión para las viudas de estos valientes, así como la prisión y el subsiguiente juicio de los generales García, Sosa y Méndez. Como era de esperarse, ni Sosa ni Méndez se dejaron apresar, y aunque el general García fue obligado a renunciar –por haber sido edecán de Ezequiel Zamora y ser persona de actuación distinguida en el gobierno de la Federación–, al año siguiente fue designado senador por el estado Apure. En los papeles del Departamento de Estado en Washington se encuentra la correspondencia sostenida entre Culver en Caracas y Seward en Washington sobre el incidente del vapor Apure, desgraciado suceso cuya responsabilidad nunca fue aceptada por Venezuela, aunque el gobierno de los Estados Unidos reclamó en fuertes términos el castigo de los culpables y la indemnización para las viudas o representantes de las víctimas.

EL FALLO Fue solo veinte años más tarde, el 5 de diciembre de 1885, cuando se firmó una convención entre Venezuela y los Estados Unidos en que se estipulaba que las demandas contra Venezuela que ciudadanos de los Estados Unidos hubiesen presentado a su gobierno para su evacuación en Caracas, serían sometidas a una co-

• Desde 1849, la Orinoco Steam Navigation Company de Nueva York prestaba sus servicios de transporte a lo largo de los ríos Orinoco y Apure, uniendo los puertos de Trinidad y de los estados venezolanos Bolívar, Apure y Barinas. En la imagen: Acción de la Orinoco Steam Navigation Company.

misión compuesta por tres personas, una en representación de los Estados Unidos, la segunda en representación de nuestro país y una tercera escogida por las partes. En el Caso de Amelia de Brissot, Ralph Rawdon, Joseph Stackpole y Narcisa de Hammer vs. Venezuela, tras largas deliberaciones, la Comisión falló a favor de Venezuela. En el dictamen aceptado por todas las partes se especificaba que Venezuela no tenía que pagar indemnización alguna a los demandantes, incluido Ralph Rawdon como representante de la Orinoco Steam Navigation Company, porque, según la opinión autorizada de los comisionados, el capitán Hammer, a sabiendas de que en Apure operaban grupos armados en contra del gobierno, había aceptado el transporte de tropa y oficiales y en pago había recibido el monto indicado, entrando en un contrato con el general García que este había cumplido a cabalidad. Igualmente declaraban que el general García no tenía conocimiento

previo de la presencia de rebeldes en Apurito y por lo tanto no era responsable del ataque perpetrado contra el vapor Apure y que, además, los barcos de dicha compañía habían estado –según el artículo 10 de sus estatutos– sirviendo como transporte de tropa para el Gobierno durante los años 1849 a 1863, incluyendo los cinco años de la Guerra Federal, sin ningún inconveniente y aún más presentando buenas ganancias –Venezuela le había pagado a la compañía solo en el año 1860 la suma de 86.487 dólares americanos–, y que esta pequeña expedición de García, a pesar de todo, les había reportado una ganancia de 300 dólares. Business is business, el negocio primero, decidieron los comisionados, y es de suponer que el presidente general Joaquín Crespo en Caracas y el Ilustre Americano, general Antonio Guzmán Blanco, residenciado en París, recibieron la noticia con gran satisfacción, una de las pocas oportunidades en que nuestro país no fue declarado responsable.

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• Moira Shearer (en la imagen), bailarina y actriz de origen escocés, formó parte del International Ballet de Mona Inglesby y del Teatro Sadler’s Wells antes de interpretar el papel que la llevaría a la fama en el filme Las zapatillas rojas.

rojas

Las zapatillas

Belén Lobo

• Cartel promocional del filme The Red Shoes (Las zapatillas rojas), 1948, cinta que contó con la coreografía de Robert Helpmann y con la actuación del bailarín Léonide Massine, grandes celebridades del ballet de la época.

Una estudiante de ballet se convierte en una gran estrella, pero se suicida cuando se enfrenta al dilema de elegir entre el amor y su brillante carrera.  Las zapatillas rojas (The Red Shoes) fue una película exitosa en 1948 porque, además del exquisito melodrama que comportaba su argumento, permitió a los espectadores adentrarse en el mundo del ballet y conocer algunas célebres coreografías. La trama del filme marcha paralela al cuento de Anderson que da título a la película y muestra la coreografía central de Robert Helpmann: una joven calza unas zapatillas mágicas elaboradas por un diabólico zapatero (Léonide Massine) y se ve forzada a bailar hasta morir de agotamiento. En

el filme, es la historia de Victoria Page que se convierte en una gran bailarina, sacrificada por su tiránico empresario que la obliga no sólo a bailar sino a elegir entre el amor y la danza. La muchacha, desesperada, sin saber qué decisión tomar opta por la muerte y se precipita a los rieles del tren cuando este entra en la estación. Al final, Boris Lérmontov (Anton Walbrook), el empresario, anuncia entre sollozos la muerte de la bella y gloriosa bailarina. En su momento, la película emocionó a todos por la extraña belleza que emanaba de sus imágenes. Contribuyó mucho al éxito la presencia de Moira Shearer como la joven bailarina suicida. Esta película inglesa hizo que en Caracas, niñas y adolescentes

Esta película inglesa hizo que en Caracas las niñas y adolescentes sintieran nacer o acrecentarse en ellas la pasión por la danza, a pesar de su dramático y terrible final

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sintieran nacer o acrecentarse en ellas la pasión por la danza, a pesar de su dramático y terrible final. En efecto, Las zapatillas rojas mostraban por primera vez a los espectadores no sólo fragmentos del segundo acto de Coppelia, Giselle o de la Boutique fantasque y otros célebres ballets blancos, sino el universo secreto de la danza que se agita tras los bastidores. Acrecentaba el interés de los espectadores la presencia en el filme, como integrantes de su trama, de Léonide

Massine y Robert Helpmann, los célebres bailarines y coreógrafos. Para los amantes de la danza escénica, esta película realizada por Michael Powell y Emeric Pressburger se convirtió en una película de culto. Hoy, probablemente, la veríamos con mayor espíritu crítico y constataríamos que Moira Shearer no era quizás tan buena bailarina como creíamos, pero para quienes nos iniciábamos entonces en la danza ella era fabulosa. En todo caso, Las zapatillas rojas

inauguraron en Hollywood una serie de películas melodramáticas cuyos argumentos giraban en torno al mundo del ballet. En el estreno simultáneo en varios cines de Caracas antes de su proyección, la Escuela Nacional de Ballet dirigida por la Nena Coronil comprometió a sus alumnas más adelantadas a mostrarse en varios “cuadros vivos” en puntas y tutú largo para prestigiar aún más la fascinación y el encanto que se desprendían del filme.

• El éxito de Las zapatillas rojas fue tan rotundo, que su protagonista Moira Shearer (en la imagen) protagonizó, posteriormente, otros filmes como bailarina. Estos, sin embargo, nunca le reportaron la misma fama que había alcanzado con el primero.

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• La figura humana fue una constante en la mayor parte de las tradiciones cerámicas prehispánicas. Los personajes masculinos, sentados sobre bancos ceremoniales, evocan a individuos que posiblemente tenían posiciones políticas o religiosas relevantes en sus comunidades, mientras que las figulinas femeninas tienen una profusa decoración pintada, que parece representar la pintura corporal. A la izquierda: Figura masculina, Rincón de Guardia, valle de Quíbor. ColeCCión Museo anTropológiCo franCisCo TaMaYo Yépez, quíbor, edo. l ara . A la derecha: Figulina femenina. Quíbor. Imagen tomada de: luis Molina Y María Toledo. Wachakaresai. La historia que duerme bajo tierra (Quíbor, 1985).

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• Familia de indígenas suramericanos, primera mitad del siglo xix, por Johann Moritz Rugendas. biblioTeCa naCional, C araCas.

Las primeras poblaciones que existieron en el actual territorio de Venezuela se remontan a unos 13.000 años antes del presente. Su procedencia es aún poco clara y algunos hallazgos arqueológicos del norte de Colombia indican que esta región podría haber sido el lugar desde el que arribaron al occidente venezolano. Estas sociedades primigenias están representadas en numerosos yacimientos arqueológicos y paleontológicos del occidente de Venezuela, que indican que su subsistencia estuvo basada en la captura de animales terrestres, algunos de gran tamaño y ahora extinguidos, como los mastodontes y megaterios. Sin embargo, muy posiblemente aprovecharon la disponibilidad de alimentos vegetales y marinos que obtenían mediante la recolección. Algunas sociedades de cazadores derivaron su subsistencia hacia una economía con énfasis en la recolección, y parece haber existido una coexistencia temporal de sociedades cazadoras y sociedades recolectoras. Una vez configuradas como tales las sociedades de recolectores, algunas orientaron su tecnoeconomía hacia la explotación de ambientes costeros y lagunares, aprovechando la fauna existente en los mismos, mientras que otras parecen haberse centrado en la recolección de especies vegetales y en la cacería de menor tamaño. Algunos de estos modos de vida perduraron hasta

el momento de la conquista en el siglo xvi, mientras que otros transitaron hacia formas productoras de alimentos. El modo de vida recolector tuvo su origen ancestral en los antiguos cazadores del interior y del litoral. Los cambios climáticos ocurridos hacia finales del Pleistoceno plantearon nuevas situaciones para las formas de subsistencia de estas sociedades. Antes que la expansión territorial como una forma de paliar la disminución de los recursos alimenticios, se derivó hacia otras formas de apropiación del ambiente, siendo aparentemente la más exitosa aquella desarrollada por los recolectores de las zonas litorales e insulares. Durante casi seis milenios, las sociedades recolectoras no se mantuvieron estáticas, sino que por el contrario vivieron profundos cambios que, en ciertos casos, llegaron a generar formas incipientes de agricultura. En otras situaciones, si bien no se puede decir que desarrollaron conocimientos del manejo de los cultivos, se sentaron las condiciones para que, bajo los influjos de otros pueblos agrícolas, se desarrollaran los modos de vida agrarios. A partir de entonces, se abre un complejo proceso que explica la diversidad cultural que existía en nuestro territorio para el momento de la conquista europea. EL DESAFÍO DE LA

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El Orinoco La historia cultural del Oriente de Venezuela es diversa y cambiante desde su origen, tal como sus medioambientes. Al sur del Orinoco –estados Bolívar y Amazonas–, las vastas selvas tropicales y sabanas circundantes conectan con las tierras bajas suramericanas. Como epicentro transversal, la cuenca del Orinoco, con una longitud de 2.200 km desde sus fuentes, corta la Venezuela centro-oriental hasta el estado Delta Amacuro y desemboca en el océano Atlántico.

Cauces y mareas originarias Rodrigo Navarrete

• Mapa de localización de los primeros yacimientos arqueológicos del Oriente venezolano. En: Miguel arroYo, lourdes blanCo Y erika Wagner (ediTores). Arte prehispánico de Venezuela. C araCas: galería de arTe naCional, 1999.

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historia

• Apéndice antropomorfo con brazos, Saladero, municipio Sotillo, estado Monagas.

La cuenca del Orinoco compromete la mayoría de las otras cuencas hidrográficas venezolanas y se conecta con la gran hoya amazónica. Al norte, los llanos cubren gran parte de los estados Monagas y Anzoátegui, flanqueados por una cadena montañosa costera. Sobre ellas, se hallan las costas de los estados Anzoátegui y Sucre, que son altas y bajas, alternadas por albuferas, bahías, manglares y áridas playas abiertas. Al fin cierran las islas, en especial el estado Nueva Esparta –Margarita, Coche y Cubagua–, que conectan en el mar Caribe con el arco antillano. Y su fuente de comunicación y transformación de procesos y desarrollos regionales amazónicos, orinoquenses o caribeños: el agua. Quizás por la compleja geomorfología neotropical amazónica, aún no tenemos evidencias de cazadores de megafauna y de otros recursos locales del Pleistoceno tardío. Empero, los cambios ambientales del Holoceno temprano formaron diversos nichos ecológicos que forjaron nuevas tecnologías productivas, como la explotación costera, la recolección intensificada y la cacería de pequeños mamíferos, y forjaron modos de vida y formas de organización social diversificadas. La ocupación temprana regional promueve un amplio abanico de bandas pretribales especializadas apropiadoras desde al menos 9.000 años antes del presente –período llamado Mesoindio en Venezuela–. Grupos nómadas de hasta 100 personas restringidos a un territorio, organizados en micro-bandas consanguíneas de 12 a 35 individuos, seguían ciclos estacionales naturales de movilidad. Al sur del Orinoco, raspadores

en jaspe y lascas en basalto de Tupuquén y Cueva del Elefante, contextos líticos de percutores y lascas primarias en el bajo Caroní –tradición Caroní– y lascas unifaciales no modificadas en Atures, muestran tecnologías distintivas para la cacería de pequeños mamíferos, aves y réptiles, pesca de peces y tortugas y recolección de frutos, algodón, miel, insectos comestibles, etc.

Vestigios de pobladores de la costa Cerca de 7.000 años antes del presente, los contextos de manglares y albuferas de Paria –Ño Carlos, Las Varas, Remigio, Guayana– presentan modos de trabajo restringidos a nichos neoholocénicos costeros. Su extraordinaria concentración biótica permitía un uso conjunto de los recursos forestales de los mangles y bosques afiliados; la recolección de crustáceos, bivalvos y gasterópodos en aguas bajas y costas, y de frutos y otros recursos vegetales y animales, y una variada pesca y la cacería de pequeños mamíferos, aves y réptiles. Sus concheros mezclan restos de moluscos, bivalvos, crustáceos, pequeños mamíferos y aves, lascas, puntas de piedra percutida, pesas líticas pulidas para la pesca, punzones, cuchillos y agujas de hueso o concha para la fabricación de redes. Otros pescadores y explotadores de recursos marinos de costa y alta mar dominaban técnicas de navegación y poblaron las islas cercanas y las Antillas. Sus sitios, grandes acumulaciones de restos de gasterópodos y bivalvos –concheros–, marcan la tradición EL DESAFÍO DE LA

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• Apéndice de vasija, 1000 a.C. a 600 d.C., serie Barrancoide, Barrancas, estado Monagas.

• Vasija oval con motivos zooantropomorfo, 1000 a.C. a 600 d.C., serie Barrancoide, Barrancas, estado Monagas. faCulTad de CienCias eConóMiCas Y soCiales, universidad CenTral de venezuela , C araCas.

Manicuaroide y muestran una secuencia tecnológica de diversificación y aumento en los instrumentos. Su primera etapa, Cubagua –2325 a.C. –, presenta lascas para fabricar arpones, martillos para abrir conchas, piedras pulidas de dos puntas, puntas de proyectil, discos y anzuelos de hueso y concha. La segunda, Manicuare –1730 a 1190 a.C.–, posee además gubias de botuto –Strombus gigas– para elaborar embarcaciones; cuentas y colgantes de concha, piedra pulida y hueso, y pesas de redes. En Punta Gorda y Carúpano también hay escasa alfarería, evidencia de contacto con tribales agroalfareros de tierra firme. Otros concheros de recolectores y pescadores en Maurica o Pedro García (estado Anzoátegui) poseen artefactos de piedra percutida para abrir bivalvos, mientras los de posibles recolectores sucrenses de El Conchero y El Peñón muestran lítica percutida irregular y multifuncional para la pesca, cacería y recolección.

Primeras tribus en el Orinoco Los suelos neotropicales suramericanos son ácidos y arcillosos, escasos en nutrientes, con baja capacidad de carga biótica, lo que, junto a altas temperaturas, dualidad estacional y biótica, desecación extrema en estación 42 •

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• Artefactos de hueso y concha, complejo Cubagua.

seca y lavado agresivo durante la lluviosa y lixiviación de la materia orgánica y del humus, los hace poco aptos para la agricultura intensiva, caza, pesca y recolección. Sin embargo, las vegas de sus ríos meándricos obtienen ricos suelos aluvionales estacionales que arrastran nutrientes de tierras altas. Aptas para la agricultura pero restringidas, se extienden a la lo largo de las profusas redes fluviales amazónicas y serán el foco de desarrollo de las culturas del Formativo Suramericano, caracterizadas por un proceso de sedentarización de grupos tribales agroalfareros más numerosos y que dependían principalmente del cultivo de la yuca y otros tubérculos, raíces y rizomas, complementada por caza, pesca y recolección. Nuestros primeros pobladores tribales, procedentes de Amazonia central mediante la red fluvial Amazonas-Río Negro-Casiquiare, llegaron al bajo y medio Orinoco cerca de 1000 a.C. En un principio, para el alto y medio Orinoco, se conoce una ocupación esporádica, reducida y muy móvil, definida como Cedeñoide, asociada con posibles arawakos primigenios, caracterizada por cerámicas mezcladas con arcilla endurecida y materias orgánicas y decoradas con incisiones sencillas en bordes.

• Fragmento de vasija del alto Ventuari, estado Amazonas.

• Indígena arawaka, 1818, por John Gabriel Stedman.

Casi simultáneamente, dos grupos tribales más sedentarios y numerosos, también del mismo tronco lingüístico arawako, forman tradiciones distintivas al arribar al Orinoco. Por una parte, la Saladoide –representada por los estilos Cotúa y probablemente por la fase Iboa en el alto Orinoco, Ronquín en el Orinoco medio y Saladero en el bajo Orinoco, y caracterizada por una cerámica muy fina y compacta con incisiones curvilineales anchas, apéndices modelados y una típica pintura blanca sobre base roja o cruda con complejos motivos en zonas geométricas y líneas circundantes. Por otra, la Barrancoide que, centrada en el bajo Orinoco, desarrolla dos etapas definidas por una sucesiva alternancia de complejos motivos modelado-incisos e incisos curvilineales anchos sobre voluminosas y pesadas vasijas con frecuentes formas complejas, bordes en pestaña y grandes apéndices.

Los arawakos hacia la costa y las Antillas A partir de 600 d.C., una abrupta penetración de otro grupo amazónico posiblemente caribe desde Colombia y los llanos occidentales venezolanos, llamada Arauquinoide, define los estilos Camoruco y Guarguapo en el Orinoco medio y bajo respectivamente. Con una ce-

rámica con esponja de agua dulce y variados motivos aplicado-inciso-punteados, estos navegantes de cauces principales quizás promovieron el surgimiento de sociopolíticas más complejas junto a la agricultura del maíz. Asimismo, dinamizaron relaciones interétnicas, tanto con arawakos como con nuevos migrantes minoritarios de tierra adentro como los valloides en el Orinoco medio o la tradición Cachamay o el estilo Apostadero hacia el bajo Orinoco, portadores de alfarerías más sencillas plásticas e inclusiones minerales y vegetales. Durante ese período, quizás por la presión caribe, los arawakos se movieron a la costa oriental y, al integrarse con otros grupos, originaron gran parte de las variantes que crearon las tradiciones antillanas. Conjugaron rasgos barrancoides, saladoides y de otros vecinos, como los memoides de la Depresión del Unare, en una cerámica inciso-aplicado-punteada. A su vez, desde el occidente falconiano, los dabajuroides –inclusión de concha y pintura rectilínea bícroma– navegaron la región hasta Margarita e influyeron la cultura y quizás su sociopolítica. Finalmente, la violenta irrupción europea desarticuló las organizaciones autóctonas, forzó traslados indígenas y desestructuró identidades culturales, evidente en alfarerías indígenas muy simples como la guayabitoide. EL DESAFÍO DE LA

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Centro-norte El conocimiento que se tiene de los grupos prehispánicos de esta región es fragmentario, debido a que esta historia ha sido construida principalmente desde la arqueología, que es en sí una disciplina que trabaja con fragmentos de la cultura. A pesar de casi 150 años de investigaciones arqueológicas, la complejidad socio-cultural de los grupos indígenas del pasado ha dificultado la construcción de modelos sociales. Sin embargo, existen elementos sociales y simbólicos que se pueden hilvanar para reconstruir esta historia.

Fragmentos de culturas antiguas Eduardo Herrera Malatesta

• Sitios arqueológicos de la región centro-norte de Venezuela. En: Miguel arroYo, lourdes blanCo Y erika Wagner (ediTores). Arte prehispánico de Venezuela. C araCas: galería de arTe naCional, 1999.

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Período temprano Alrededor de 3500 a.C., grupos cazadores-recolectores estaban asentados en las costas centrales y los alrededores del Lago de Valencia, aunque es posible que antes de esto ya hubiera asentamientos humanos. Las formas de vida de estos grupos todavía sigue siendo un misterio, aunque se presume que estos pobladores tempranos se instalaron en distintas áreas de la región y constituyeron la base poblacional con la que se mezclaron los grupos que paulatinamente fueron llegando desde distintas zonas del actual territorio nacional. Los primeros asentamientos de grupos humanos hacedores de cerámica en la región datan de, al menos, el inicio de la era cristiana, y se han localizado principalmente en las costas centrales. Cerca del 300 d.C., grupos posiblemente hablantes de lengua arawak migraron desde el bajo Orinoco hacia la región y se asentaron en las orillas del Lago de Valencia y las costas centrales. Su cerámica (denominada barrancoide) fue una de las más ricas en términos decorativos del período temprano, pues

• Cuello de vasija con motivo antropomorfo, 1000 a.C. a 600 d.C., serie Barrancoide, Barrancas, estado Monagas. Museo de CienCias, C araCas.

contenía motivos decorativos estilizados y altamente llamativos, los cuales emulaban el tallado en madera. Estos motivos exhiben rasgos animales o humanos y, en ocasiones, combinaciones de estos. Los hacedores de la cerámica barrancoide fueron una sociedad con un sistema de creencias espirituales muy complejo. Alababan la naturaleza, principalmente la fauna terrestre y las aves. Posiblemente fue una so-

ciedad que consideraba que tanto animales como humanos poseían alma. Por algunas representaciones, incluso se podría asumir que creían en el desdoblamiento del ser y la transformación humano-animal. Fueron los primeros en la región en fumar tabaco en pipas de arcilla, actividad que se cree estaba limitada a los hombres, junto con el resto de rituales chamánicos. Estos grupos fueron cazadores, pescadores

Los hacedores de La cerámica barrancoide fueron una sociedad con un sistema de creencias espirituaLes muy compLejo. a Lababan La naturaLeza , principaLmente La fauna terrestre y Las aves.

posibLemente fue una sociedad que consideraba que tanto animaLes como • Icaco. En: Charles César de roCheforT. Histoire naturelle et morale des îles Antilles de l’Amerique, 1685.

humanos poseían aLma

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• Pipa con hornillas de rasgos antropomorfos, serie Barrancoide, La Cabrera, Lago de Valencia, estado Carabobo.

• Figulina femenina parada con posibles pintaderas en las manos, isla Dos Mosquises, archipiélago de Los Roques.

y agricultores; y mantuvieron relaciones de comercio con grupos de distintas áreas de la costa y las islas del Caribe. Los vecinos inmediatos de estos grupos arawak fueron una población que aparentemente sólo se asentaba en las costas, siendo su denominación arqueológica Ocumaroide. La presencia de este grupo en las costas es contemporánea con la de los grupos arawak (+/- 300 d.C.). Aunque su historia, costumbres y religión son poco conocidas y se desconoce su filiación lingüística, se ha determinado que produjeron una cerámica ricamente decorada con motivos pintados utilizando colores blancos, negros y rojos, y tuvieron preferencia por los hábitats costeros y la explotación de los recursos marinos. Su interés por el mar los llevó hasta las islas del actual archipiélago de Los Roques, lo que indica que fueron habilidosos navegantes, y allí explotaron recursos como botutos, sal y tortugas 46 •

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marinas que posiblemente eran parte primordial de su dieta y sistema económico.

en contraste con Los pobLadores tempranos, estos grupos parecieran haber tenido creencias reLigiosas donde se exaLtaba La feminidad y La reLación con La tierra .

L a gran

cantidad de figuLinas con motivos femeninos recoLectadas es un fuerte indicio de esto

Período tardío El período tardío se inicia alrededor del 900 d.C. con la llegada de nuevos pobladores desde el medio Orinoco, pero con tradiciones culturales y lingüísticas diferentes a los pueblos asentados hasta el momento. Estos grupos han sido asociados con poblaciones caribes, que habitaron las costas, el Lago de Valencia, las islas oceánicas, el valle de Caracas y las montañas aledañas. Se ha planteado que estos grupos lograron sostener asentamientos con altas densidades de población, debido al cultivo del maíz. La cerámica de estos grupos era también distinta a sus precedentes, y su estilo se observa con pequeñas variaciones en toda la región. Arqueológicamente se conoce como valencioide y está caracterizada por tener variados

• Figulina antropomorfa de pie con tablillas incisas, 1200 d.C., serie Valencioide, Los Cerritos, estado Carabobo. fundaCión lisandro alvarado, valenCia , esTado C arabobo.

• Figulina femenina, Isla Dos Mosquises, archipiélago de Los Roques.

motivos de reptiles (ranas, serpientes), abstractos y representaciones de divinidades femeninas. En contraste con los pobladores tempranos, estos grupos parecieran haber tenido creencias religiosas donde se exaltaba la feminidad y la relación con la tierra. La gran cantidad de figulinas con motivos femeninos recolectadas es un fuerte indicio de esto. Por otra parte, mantuvieron la tradición arawak de fumar tabaco en pipas, aunque se desconoce si los chamanes fueron mujeres u hombres. Sin embargo, es posible que no haya existido diferenciación de géneros en las actividades rituales, pues la costumbre de deformarse los cráneos, se ha descrito para hombres y mujeres. Además de estas evidencias, estas poblaciones construyeron una gran cantidad de montículos artificiales de tierra en las orillas del Lago de Valencia, lo que pudo constituir un avance tecnológico en respuesta a las inundaciones regulares del lago.

• Ilustraciones para Los tres reinos de la naturaleza de Georges-Louis Leclerc Comte de Buffon.

Estos grupos caribes parecen haber mantenido un control político y cultural sobre la región centro norte desde su establecimiento, aunque todavía se mantiene en discusión si este control sobre el territorio y otros grupos fue pacifico o bélico. No se sabe si la “desaparición” de los portadores de cerámica barrancoide se debió a conflictos con los caribes o a la asimilación a otros grupos. La relación entre los caribes y los portadores de cerámica ocumaroide parece haber sido pacífica. En general, los portadores de la cerámica valencioide mantuvieron relaciones comerciales y políticas entre sus distintos asentamientos en el lago, las costas, las islas y las montañas circundantes, así como con otros grupos lejanos de occidente y oriente. El control de los caribes en esta región perduró por centurias hasta que la invasión europea los obligó a generar nuevos sistemas sociales y políticos de integración. EL DESAFÍO DE LA

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Occidente El Occidente de Venezuela presenta un diverso panorama en lo que corresponde a las sociedades que lo ocuparon desde varios siglos antes de la conquista europea, las cuales mantuvieron una intensa dinámica de relaciones e intercambio entre regiones relativamente distantes, como fueron el noroccidente venezolano, la región llanera y la cuenca del Lago de Maracaibo.

Cuna del desarrollo económico Luis E. Molina

• Mapa del noroccidente de Venezuela. En: Miguel arroYo, lourdes blanCo Y erika Wagner (ediTores). Arte prehispánico de Venezuela. C araCas: galería de arTe naCional, 1999.

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• Pipa de cerámica, siglos ii al vii d.C. Cementerio La Pura y Limpia, valle de Quíbor. coLección museo a ntropoLógico francisco tamayo yépez , quíbor , edo. L ara .

Las primeras sociedades agrícolas y sedentarias del noroccidente venezolano tienen sus testimonios en yacimientos arqueológicos que se han fechado hacia 300 o 400 a.C. Uno de ellos, conocido como Tocuyano, en las cercanías de la población de Quíbor, estado Lara, contiene cerámica policromada de gran complejidad estética que se repite con iguales características en sitios del valle del Yaracuy, del estado Portuguesa y de la costa central de Venezuela, lo que indica la red de relaciones que existía entre las sociedades prehispánicas. Algunos investigadores han señalado que esta cerámica tuvo su origen en la Guajira colombiana, mientras que otros han establecido un origen orinoquense.

Cementerios y cultivos A comienzos de nuestra era, destacan en el panorama arqueológico del noroccidente de Venezuela numerosos cementerios de gran complejidad por el número y características de los enterramientos humanos depositados. Se observan en ellos marcadas diferencias en el tratamiento dado a algunos individuos al momento de morir. Igualmente, se caracterizan estos cementerios por la presencia de cientos de objetos de adorno fabricados en concha de caracol. Además del grado de

• Vasija efigie de perfil compuesto, Cementerio Boulevard de Quíbor, siglo iv d.C. coLección museo a ntropoLógico francisco tamayo yépez , quíbor , edo. L ara .

especialización que debieron tener los individuos que fabricaron esos objetos, esta industria requirió de una extensa y compleja red comercial, pues la mayor parte de las especies utilizadas como materia prima era de origen marino, obtenidas en las costas de los estados Falcón y Carabobo o en islas como las del archipiélago de Los Roques. A partir del siglo x de la era cristiana existen elementos que indican un aumento del tamaño de las aldeas, estructuras artificiales de tierra en forma de montículos y un gran desarrollo de las redes de intercambio con regiones muy lejanas. Se observa el aumento de los instrumentos de trabajo asociados al cultivo y procesamiento de granos y se tienen pruebas directas de la utilización del maíz a través de la recuperación de mazorcas carbonizadas con fechas que van desde la décima centuria de nuestra era hasta el siglo xvii después de Cristo. Igualmente, se han recuperado testimonios acerca del procesamiento de la sal de tierra, que fue un bien de gran aprecio para la conservación de la carne y el pescado. Un ejemplo de este proceso son los sitios arqueológicos que se encuentran en las cercanías de la población de Guadalupe, al norte del valle de Quíbor. EL DESAFÍO DE LA

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• Urna funeraria con representación antropomorfa, Maracaibo, estado Zulia.

Montículos, calzadas y campos elevados En los Llanos occidentales está atestiguada la presencia de grupos agrícolas desde 1000 a.C., pero no es sino hasta el 400 o 500 de nuestra era cuando tiene lugar un profundo cambio en estas sociedades que los llevó a formas complejas de organización social. En esta época aparecen en las llanuras de Barinas, Apure y Portuguesa grandes construcciones artificiales de tierra, como son los montículos y las calzadas. Para el 1000 d.C., los llanos altos de Barinas estaban poblados por una numerosa población organizada en sistemas cacicales que dominaban territorios muy específicos y que comprendían aldeas con diferentes niveles de jerarquía. Junto a las obras artificiales como montículos para habitación o de tipo fúnebre, durante esta época se construyó una compleja red de terraplenes o calzadas que comunicaban las aldeas entre sí y a la vez cumplían el papel de fortificación de los centros de mayor rango. Para el siglo xii d.C. el desarrollo de las fuerzas productivas de los cacicazgos llaneros aumentó su capacidad con la adopción de sistemas artificiales para la agricultura, como son los sistemas de campos elevados, que se encuentran al sur de Barinas y norte de Apure. Los campos elevados constituyeron una importante respuesta a la necesidad de incrementar la producción agrícola en las zonas más anegadizas de los llanos. Por medio de ellos, se logró controlar las inundaciones creando áreas cultivables durante la época de lluvias, que a su vez constituían reservorios de humedad para las épocas de sequía.

Cerámica y palafitos

Los campos eLevados constituyeron una importante respuesta a La necesidad de incrementar La producción agrícoLa en Las zonas más anegadizas de Los LLanos

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La cuenca del Lago de Maracaibo fue escenario de importantes desarrollos culturales durante la época prehispánica. En la región de La Guajira, entre los siglos v a.C. y viii d.C., los asentamientos eran de gran tamaño, con una economía en la que destacaba el cultivo de la yuca y el maíz. Para entonces, se producía una cerámica polícroma, incisa o grabada, denominada tradición Hornoide, que comienza a ser desplazada a inicios de nuestra era por gente que fabricaba una cerámica en la que predominaba la decoración pintada, la cual se conoce como tradición Ranchoide. La gente que fabricaba esta alfarería poseía un modelo tecnoeconómico más diversificado y por tanto más exitoso, que les permitió desplazar a sus predecesores. El maíz pasó a ser de mayor importancia que la yuca como cultivo; también se explotaron otros recursos fluviales (peces y caracoles), además de la caza de la abundante fauna terrestre de la región.

• Vasija efigie con pedestal (forma m), Boulevard de Quíbor, estado Lara.

• Urna con tapa, Rancho Peludo, estado Zulia.

En la margen oriental del Lago de Maracaibo, sitios arqueológicos como el de Lagunillas demuestran la existencia de poblados palafíticos cinco siglos antes de nuestra era, mientras que en el sur del Lago las sociedades prehispánicas adoptaron en algunos casos la agricultura de raíces, especialmente de la yuca, mientras que en otros dieron preferencia al cultivo del maíz. Hasta la época del contacto con los europeos, estas sociedades tuvieron una estrecha relación con el norte de Colombia y la región andina venezolana. Al igual que el resto de las poblaciones asentadas en la cuenca del Lago de Maracaibo, los grupos humanos del sur del Lago mantuvieron una prolongada estabilidad tanto por la viabilidad de sus estrategias económicas como por su pertenencia a extensas y complejas redes de intercambio con sociedades de mayor complejidad económica y social.

L a gente que fabricaba esta aLfarería poseía un modeLo tecnoeconómico más diversificado y por tanto más exitoso que Les permitió despLazar a sus predecesores

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historia • 51

Los Andes Los Andes venezolanos son por su origen y estructura geológica, por su litología y morfología, parte de la gran cordillera andina que tanto identifica y caracteriza al continente de Suramérica. En sentido estricto, los Andes venezolanos constituyen un sistema montañoso integrado por la cordillera de Perijá y la cordillera de Mérida. Ambos conjuntos montañosos son parte de la gran cordillera de los Andes que, en 8.500 km de longitud, bordea el océano Pacífico desde la Tierra del Fuego en su extremo meridional, hasta Venezuela en su extremo septentrional.

Arqueología y medio ambiente Erika Wagner

• Región andina. En: Miguel arroYo, lourdes blanCo Y erika Wagner (ediTores). Arte prehispánico de Venezuela. C araCas: galería de arTe naCional, 1999.

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• Hombre sobre dúho, 1000 a.C. a 300 d.C., Carache, cueva de Santo Domingo, estado Trujillo. Museo de CienCias, C araCas.

• Cuenco de base anular, distrito Torres. ColeCCión núCleo arqueológiCo de C arora , edo. l ara .

Los Andes venezolanos se consideran, entonces, como la prolongación más norteña de ese enorme edificio montañoso. Y a su vez, no son más que una continuación de la cordillera Oriental de Colombia que conjuntamente con la Central y la Occidental, bifurcan en aquel país el septentrión andino montañoso de Sudamérica.

Arqueólogos e historiadores de la región andina Resumiremos los desarrollos culturales prehispánicos de esta vasta zona del occidente venezolano: los Andes, los cuales culturalmente forman parte del “área intermedia”. Después de la síntesis ofrecida por José M. Cruxent e Irving Rouse, en la cual presentan un cuadro panorámico de los desarrollos culturales de la Venezuela prehispánica y una cronología arqueológica regional, se han realizado investigaciones de detalle, en áreas específicas. Investigaciones posteriores han aportado datos que han modificado, ampliado o confirmado nuestras interpre-

taciones sobre la historia cultural del área. Alfred Kidder II realizó el primer estudio arqueológico sistemático en el occidente de Venezuela, y en 1934 llevó a cabo sus excavaciones en la región de Carache en el sector nororiental del estado Trujillo. En 1941, Cornelius Osgood y George D. Howard emprendieron un reconocimiento arqueológico global de Venezuela, y en los Andes excavaron el cementerio de Tabay (cerca de la ciudad de Mérida). Alrededor de 1945, J.M. Cruxent inicia una serie de excavaciones de sondeo en todo el país que culmina con el establecimiento de estilos cerámicos y complejos no cerámicos. Obtuvo restos arqueológicos de La Mulera y Capacho (estado Táchira), Chipepe (estado Mérida) y Santa Ana y Betijoque (estado Trujillo). Estos materiales andinos, junto con otros obtenidos de los estados Lara y Falcón, permitieron a Cruxent y a Rouse establecer catorce estilos cerámicos para Venezuela occidental, pertenecientes a las series Dabaju-

roide, Tocuyanoide y Tierroide, y además una cronología arqueológica regional, la cual abarca desde 15000 a.C. hasta tiempos históricos. Desde el punto de vista histórico, los Andes venezolanos han sido estudiados por diversos autores. Se destacan quienes han basado su información en los primeros cronistas: Juan de Castellanos, fray Pedro Aguado y fray Pedro Simón, y han seguido la división clásica que se ha hecho de los aborígenes andinos en dos grupos: timotos y cuicas, confundiendo unidades lingüísticas, culturales, raciales y políticas. Miguel Acosta Saignes hizo el primer intento de enfocar la historia cultural del país desde el punto de vista etnohistórico sistemático. Estableció su “área cultural prehispánica de los Andes venezolanos”, aplicando por primera vez el concepto de área cultural a Venezuela. Con este enfoque, Acosta Saignes evita el error de autores anteriores al no correlacionar, por ejemplo, evidencias lingüísticas con evidencias políticas. EL DESAFÍO DE LA

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• Vasija moviforme tetrápoda con motivos zoomorfos, 1000 a.C. a 300 d.C. Carache, Cueva de Santo Domingo, estado Trujillo. Museo de CienCias, C araCas.

Lo anterior resume brevemente los dos enfoques tradicionales, arqueológico el primero y etnohistórico el segundo, utilizados en el estudio de la Venezuela prehispánica andina. Desde que iniciamos nuestros trabajos en los Andes en 1963, hemos tratado de integrar los dos enfoques arriba mencionados y, además, hemos enfatizado el factor ambiental. Por sus montañas elevadas y por su ubicación en los trópicos, los Andes venezolanos presentan un mayor contraste de clima y vegetación que cualquier otra región de Venezuela, y por consiguiente ofrecen una serie de zonas altitudinales a las cuales tuvo que adaptarse la población aborigen: 1) la zona de los páramos, 2) la tierra fría, 3) la tierra templada y 4) la tierra caliente. A veces la transición de una zona a otra es gradual, lo cual explica la presencia de un número aún mayor de nichos ecológicos (Boconó, estado Trujillo). 54 •

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La zona paramera Está ubicada entre los 4.600 y 3.000 metros de elevación aproximadamente. Las glaciaciones pleistocenas y las neoglaciaciones han sido activas en esta región y en los límites superiores de la tierra fría. El clima es húmedo, la vegetación escasa y el suelo pobre para la agricultura; sin embargo, ofrecía cacería a la población de la tierra fría. Era zona de paso a regiones más bajas durante confrontaciones bélicas, en viajes de exploración o intercambios comerciales y, sobre todo, fue escenario de prácticas religiosas como lo atestigua el hallazgo de objetos “ceremoniales” en cuevas y abrigos rocosos elevados, entre los cuales se destacan figurinas antropomorfas de arcilla y piedra, pequeños cuencos trípodes (“incensarios”) y placas o pendientes alados conocidos como “alas de murciélago”. A partir de la conquista europea estas cuevas también sirvieron de escondite a la parafernalia ritual aborigen, para así escapar a la

destrucción de los españoles, empeñados en convertir al indígena a la religión católica.

La tierra fría Se encuentra entre los 3.000 y 2.000 metros de altura. Es la zona por excelencia del cultivo de la papa y, en la época colonial, se añadió el trigo. Muchos yacimientos arqueológicos se ubican en las terrazas y valles fluviales a lo largo de los ríos Chama y Motatán (zonas de Mucuchíes, Apartaderos y Timotes) en el estado Mérida. Culturalmente, esa población precolombina de la tierra fría se caracteriza por el patrón andino establecido en base a nuestras excavaciones en la zona de Mucuchíes (sitios de Chipepe, El Mocao Alto y La Era Nueva) y en las excavaciones de Iraida Vargas en la zona de Tabay (sitio San Gerónimo) y confirmado posteriormente en los sitios de Chicuá, Misteque, Alto de Mucuyupú (zona de Timotes). Este patrón incluye:

• Yacimientos y zonas arqueológicas de los Andes venezolanos. En: Miguel arroYo, lourdes blanCo Y erika Wagner (ediTores). artE prEhIspánIco dE VEnEzuEla . C araCas: galería de arTe naCional, 1999.

• Ilustraciones para Los tres reinos de la naturaleza de Georges-Louis Leclerc Comte de Buffon.

a) Construcciones de piedra: terrazas agrícolas o andenes, murallas, cercas, basamentos de viviendas y mintoyes (bóvedas alineadas por piedras que se utilizaron como tumbas o silos para almacenar productos agrícolas). b) Los muertos eran enterrados con objetos votivos, se destacan los pendientes alados de serpentinita. c) La cerámica que tipifica al patrón andino es generalmente simple, tosca y de formas sencillas. Abundan vasijas globulares, ollas, jarras y trípodes. La decoración es escasa, encontrándose decoración plástica burda. d) La subsistencia se basó en el cultivo de la papa, la ruba o ulluco (Ullucus tuberosus) y la cuiba u oca (Oxalis tuberosa), complementándose con la recolección de frutos silvestres, miel y animales de caza: venados, conejos, lapas, báquiros, picures, tortugas, algunos obtenidos de zonas más bajas. e) El comercio o intercambio con grupos de zonas menos elevadas

debió ser importante por la presencia de cerámica típica de la tierra templada, por los restos de animales cuyo hábitat son las sabanas llaneras (tortugas) y de mazorcas de maíz (que se cultivan debajo de 2.400 metros de altura). La serpentinita, materia prima para la elaboración de los pendientes alados, atípica en los Andes, debió obtenerse de regiones muy distantes en expediciones de recolección o por comercio como la cordillera de la Costa, las penínsulas de La Guajira y Paraguaná, la Sierra Nevada de Santa Marta e inclusive las Antillas, especialmente Cuba. Cronológicamente, este patrón ha sido ubicado en los períodos iv y v de la cronología regional (en base a fechas radiocarbónicas y por la presencia de mayólica europea). La gente del patrón andino tuvo nexos culturales con los pueblos protohistóricos de la región Tairona y Chibcha de Colombia, con los cuales compartieron las construcciones de piedra, una agricultura EL DESAFÍO DE LA

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• Sierra Nevada, 1866-1874, por Christian Anton Goering.

La tierra caliente basada en el cultivo de tubérculos de clima frío y algunos elementos cerámicos.

La tierra templada Está ubicada entre los 2.000 y 800 metros de elevación. Gran parte de los fértiles valles y faldas de montaña se encuentran en esta zona altitudinal, la cual alberga el mayor porcentaje de la población andina moderna. Lo mismo debió ocurrir en tiempos prehispánicos ya que el material arqueológico de esta zona es abundante y variado. La población prehispánica, de la tierra templada se caracteriza por el patrón subandino establecido en base a nuestras excavaciones sistemáticas en el valle de Carache, estado Trujillo: fase Mirinday. Este patrón se distingue por: a) Ausencia de construcciones de piedra. b) Entierros simples. c) En contraste con el patrón anterior, la cerámica (el elemento cultural más abundante y diagnóstico) es mucho más elaborada y artística 56 •

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que aquella que tipifica al patrón andino. En la decoración de las vasijas no utilitarias se combinaron una serie de técnicas y diseños mono y polícromos con motivos geométricos donde predominan los colores rojo, blanco y negro; elementos plásticos como el aplicado, punteado e incisión y la combinación de pintura y decoración plástica. d) La subsistencia estuvo basada en el cultivo del maíz por el hallazgo abundante de mazorcas de maíz quemadas, manos y metates. Cronológicamente, este patrón encaja en los períodos iv y v de la cronología regional (1000 d.C. hasta tiempos históricos). Hemos ubicado en este patrón los estilos pintados protohistóricos de las series Tierroide y Dabajuroide. El patrón subandino muestra fuertes similitudes culturales con Centroamérica, especialmente con Panamá, con quien comparte el complejo maíz-manos-metates y la cerámica pintada geométrica, y con algunas Antillas como Aruba y Curazao.

Está ubicada por debajo de los 800 metros de altura. Corresponde esta zona tropical y caliente a las tierras bajas del estado Táchira y a la zona de transición entre el pie de monte andino (por ejemplo los Llanos de Monay) y las tierras bajas de la cuenca del Lago de Maracaibo. Es una zona de transición que va desde extensas áreas secas xerofíticas hasta zonas de mayor pluviosidad y vegetación. Las excavaciones realizadas en los sitios de Los Tiestos, Los Baños y El Jobal en el estado Trujillo, han permitido establecer la fase Betijoque, la cual tipifica al patrón andino-norteño-tropical. Este patrón se caracteriza por: a) Una cerámica diversificada con énfasis en diseños pintados que cubren gran parte de las superficies de las vasijas. Se destacan las bases anulares y de pata-anillo. b) La subsistencia estuvo basada en el cultivo del maíz y posiblemente de la yuca, combinándose con la recolección de caracoles terrestres y caza de mamíferos.

• Cuenco pentópodo de los lagartijos, 400 a.C. a 300 d.C., serie Tocuyanoide, El Empedrado, vía Trujillo, estado Lara. C asa de la CulTura de el eMpedrado, esTado l ara .

c) El tratamiento de los muertos era variado, destacándose los entierros en urnas. d) Otros elementos diagnósticos son las figulinas antropomorfas y los adornos. Sugerimos que muchos rasgos que tipifican a este patrón son de naturaleza perecedera y no se han preservado arqueológicamente como ha ocurrido con otras culturas de la América tropical. Cronológicamente este patrón ha sido ubicado en el período III de la cronología regional (300-1000 d.C.), en

base a fechas radiocarbónicas que oscilan entre 280 y 430 d.C. Sugerimos tentativamente que tipifican a este patrón, además de la fase Betijoque, algunas fases tocuyanoides y posiblemente Santa Ana en Trujillo. Para un conocimiento más global de los Andes, la consulta de obras de historiadores geólogos, geógrafos, ecólogos, arquitectos, fotógrafos, viajeros, exploradores, pintores, poetas, artesanos (ceramistas), y en especial los informantes campesinos, permiten una visión más amplia.

• Figulina femenina sentada, 170 a 430 d.C., Betijoque, estado Trujillo. Museo de CienCias, C araCas.

• Placa lítica alada. Andes venezolanos. ColeCCión biblioTeCa febres Cordero, Mérida

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Los pueblos del

desencuentro Los pueblos indígenas que los europeos encontraron en el continente americano vivían sin soluciones de continuidad en esos territorios desde por lo menos 15.000 años. Durante todo ese tiempo, se habían mezclado repetidamente, separado, guerreado y, sobre todo, habían creado lenguas y culturas diferentes.

• Grupo de indígenas que van a nado a una isla para divertirse, por Theodor de Bry.

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Sociedades del siglo XVI Emanuele Amodio

• El mar Caribe según un mapa de la época colonial.

No habían habitado siempre los mismos territorios sino que, durante su larga historia, se habían movido de uno a otro, a veces de manera rápida, impulsados por una contingencia social (por ejemplo, la guerra), a veces con lentas migraciones continuadas durante centenares de años (a raíz de cambios climáticos), como en el caso de los caribes, quienes desde el centro del subcontinente se movieron hacia el norte terminando por ocupar la costas orientales de Venezuela y algunas islas antillanas del mar Caribe. Precisamente por la complejidad de todos estos movimientos poblacionales, la reconstrucción de la historia y de las culturas de estos pueblos resulta problemática, sobre todo considerando que se trataba de pueblos en los cuales el saber se transmitía oralmente, lo que implica que para conocerlos nos queda solo el registro material de su existencia.

Sociedades segmentarias y sociedades cacicales El mayor de estos problemas atañe a la relación entre los datos arqueológicos y los datos históricos, sobre todo en cuanto a la identificación entre los pueblos que los conquistadores encontraron en el siglo xvi y los investigados por los arqueólogos, cuya antigüedad se remonta entre dos y tres mil años antes de nuestra era. Evidentemente, hubo continuidad de ocupación del territorio venezolano en el período que media entre los lejanos pobladores indígenas y los pueblos del siglo xvi, pero no estamos completamente seguros si fueron los mismos, en consideración de las migraciones y las diferencias culturales expresadas, entre otras características, por las cerámicas y la tecnología. Fundamentalmente, había dos tipos de organizaciones sociales que coexistían en el territorio que actualmente llamamos Venezuela: sociedades segmentarias y sociedades cacicales, diferenciándose por el tipo de relaciones sociales que existían entre las diferentes familias extendidas. En el primer caso, las segmentarias, las relaciones sociales eran fundamentalmente horizontales, salvo en las épocas de guerras cuando eran nombrados jefes de batalla; en el segundo, las cacicales, la sociedad estaba organizada en niveles estratificados más o menos complejos, con caciques centrales, a menudo hereditarios. Sin embargo, aparte de pocos casos EL DESAFÍO DE LA

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• Mapa ilustrativo para Estudios de etnología antigua de Venezuela de Miguel Acosta Saignes.

como el de los palenques del Oriente de Venezuela y de Manaure en la región occidental, la mayoría de las sociedades indígenas encontradas por los españoles era de tipo segmentario (lo que implica que las cacicales que construyeron, por ejemplo, los montículos de los llanos, habían desaparecido).

Pueblos en contacto Los contactos que estos pueblos realizaban históricamente determinaron la constitución de amplias áreas geográficas y políticas de intercambio hasta constituir áreas culturales más o menos homogéneas. Utilizando un criterio lingüístico-cultural, es posible identificar, por ejemplo, un área caribe centro-oriental, incluyendo grupos como los cumanagoto, los kari’ña-caribes, los chaimas, etc.; un área caribe occidental, incluyendo los grupos caribes de la sierra de Perijá, los pemeno y los bobure; un área aruaca occidental, que incluía caquetío y achagua, entre otros. Utilizando un criterio geográfico, se puede definir: un área amazónica, con grupos como ye’kuana, piaroa y yanomami; un área andina, con grupos de habla diferente como los timoto-cuica y los muiscas. De la misma manera, es posible identificar un área orinoquense, ocupada por pueblos con economía ligada al gran río y, en consecuencia, homogéneos en aspectos tecnológicos, alfareros, etc. Desde nuestra perspectiva, es necesario dinamizar el modelo interpretativo, introduciendo criterios económicos y políticos, sobre todo desde la perspectiva de las relaciones interétnicas, lo que puede definir una región en un momento histórico dado entre pueblos diferentes, 60 •

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historia

conformando sistemas regionales de intercambio de corto o largo alcance geográfico, dentro de un horizonte cultural compartido. Esta hipótesis de trabajo surge de la constatación de que las influencias culturales mutuas entre pueblos étnicamente diferentes se daban constante y automáticamente en las zonas fronterizas de cada uno y, en tiempos especiales, durante los intercambios periódicos de productos. Esto quiere decir que existían sistemas complejos de relaciones entre grupos diferentes, que producían una mayor o menor semejanza entre grupos culturales diferentes. Un sistema de intercambio regional constituiría, en este sentido, un área cultural ya que en ese sistema los datos fluirían libremente, produciendo un espacio de intercambio central y uno periférico. En la periferia del sistema comenzaría otro sistema, etc. Los sistemas interétnicos de intercambio regional, conformados también por sub-sistemas, que podemos claramente identificar utilizando las crónicas y los documentos de archivo, son los siguientes: 1. Un sistema caribe-arauaco de intercambio que incluía las poblaciones de la costa oriental de la actual Venezuela y las islas del mar Caribe. 2. Un sistema en el Orinoco bajo y medio, que enlazaba el sistema costa-islas con otro amazónico y de las sabanas guayanesas. 3. Un sistema de intercambio amazónico, comprendiendo a grosso modo las regiones del alto Orinoco. 4. Un sistema de intercambio guayanés, incluyendo los grupos de la Gran Sabana, la cuenca del río Branco (actual Brasil) y la del Esequibo. 5. Un sistema andino, incluyendo el piedemonte y los grupos del sur del Lago.

• Guerreros caribes según una estampa anónima del siglo xvi.

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• Mapa de América. En: Theodor de brY. Sive Novus Orbis Respectu Europaeorum Inferior Globi Terrestris Pars, 1596.

Identificando etnias

Lecturas recomendadas

Aunque no estamos seguros de todos los pueblos indígenas que integraban estos sistemas, particularmente por el hecho que los españoles confundían a menudo el nombre étnico con el de las comunidades locales, encontramos warao (guarauno) en el delta del Orinoco; kari’ña, chaima y cumanagoto en las costas y llanos orientales; caracas en la costa central; caquetío en las costas occidentales y llanos occidentales; wayuu (guajiro) en la península de La Guajira; barí y yupka (los dos llamados motilones) en la sierra de Perijá; timote y muisca en los Andes; varios pueblos en la región amazónica como los yanomami (wayka), los ye’kuana (o makiritare) y los wotjuja (piaroa), entre otros, y finalmente pueblos del medio Orinoco, como los tamanaco, que han desaparecido. De todos estos pueblos indígenas del primer siglo de la conquista, los de cultura y habla caribes y aruacas fueron los más numerosos y, entre estos, encontramos los que más resistencia opusieron a la conquista, como en el caso de kari’ña del oriente de Venezuela y los wayuu aruacos de la península de La Guajira.

• Amodio, Emanuele. Relaciones interétnicas e identidades indígenas en Venezuela. Procesos históricos, territorios y culturas. Caracas: Archivo General de la Nación, 2011. • Antczak, M.M. y Antczak, A. Los ídolos de las islas prometidas: Arqueología prehispánica del Archipiélago de Los Roques. Caracas: Editorial Equinoccio, 2006. • Arroyo, Miguel; Blanco, Lourdes y Wagner, Erika (editores). Arte prehispánico de Venezuela. Caracas: Galería de Arte Nacional, 1999. • Navarrete, Rodrigo. Nosotros y los otros. Caracas: Monte Ávila Editores Latinoamericana, 2007. • Sanoja, Mario y Vargas Arenas, Iraida. Antiguas formaciones y modos de producción venezolanos. Caracas: Monte Ávila Editores, 1978. • Wagner, Erika. Los pobladores palafíticos de la cuenca de Maracaibo. Caracas: Lagoven, 1981.

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historia

Dinámica social y cultural Interacción entre sociedades de la costa caribe colombiana, la cuenca del Lago de Maracaibo y la costa occidental del estado Falcón.

Llegada a la cuenca del Lago de Valencia de nuevos pobladores desde el Orinoco medio. Movimiento desde esta región hacia el archipiélago de Los Roques.

Desplazamientos desde la península de Paraguaná hacia las Antillas Neerlandesas, el archipiélago de Los Roques, la isla de Margarita y la Costa Oriental.

1000 d.C.

Coro 600 d.C.

La Asunción

Influencia de las culturas del bajo Orinoco hacia la cuenca del Lago de Valencia.

Maracaibo Barquisimeto Lago de Maracaibo

200 a.C.

San Carlos Guanare 400 d.C.

San Cristóbal

.C .

Barinas

30 0 d

0d

Mérida

0

C.

90

0 10

d.

Barcelona

San Felipe Los Teques Valencia

San Fernando

0 60

d.

Cumaná

Maturín .C .

1000 a.C.

Tucupita

C.

1000 a.C.

Ciudad Bolívar

600 d.C.

Difusión de estilos cerámicos desde el noroccidente hacia la región andina. Sistemas cacicales en los llanos occidentales e influencias culturales hacia el noroccidente.

Pto. Ayacucho

Llanos orientales de Colombia

Primeros pobladores tribales, procedentes de Amazonia central mediante la red fluvial Amazonas-Río NegroCasiquiare, llegan al medio y bajo Orinoco. Movimientos desde el medio Orinoco hacia la costa oriental.

Penetración de otro grupo amazónico posiblemente Caribe, desde Colombia, en los llanos occidentales venezolanos y el Orinoco medio.

Regiones geográficas de Venezuela. Cordillera Central

Lago de Maracaibo

Sistema Deltaico

Cordillera Oriental

Los Andes

Sur del Orinoco

Sistema Coriano

Los Llanos

Las Islas EL DESAFÍO DE LA

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BREVE NOTA SOBRE

Erwin Poensgen Dómel Silva

Con amplia experiencia en asuntos latinoamericanos, llegaría a Venezuela en 1937 el diplomático alemán Erwin Poensgen. Si bien las investigaciones actuales parecen revelar que no suscribía la ideología del nacismo, a Poensgen correspondió la difícil labor de representar a su país ante el gobierno venezolano durante los años previos e iniciales de la Segunda Guerra Mundial.

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• La permanencia de Erwin Poensgen en Venezuela coincidió con el avasallante expansionismo alemán que tuvo lugar con las anexiones de Austria y Checoslovaquia y las invasiones de Polonia, Dinamarca, Noruega, Bélgica, Holanda, Luxemburgo y Francia. Sobre estas líneas y en la página anterior: Desfile y concentración nazi con Adolf Hitler a la cabeza.

Durante los años previos a la Segunda Guerra mundial, el Reich alemán y los Estados Unidos intentaron influir sobre los gobiernos de Eleazar López Contreras e Isaías Medina Angarita. Alemania, mediante las casas comerciales y el café, mientras que los Estados Unidos harían lo mismo por medio de sus poderosas empresas petroleras. En el caso de Alemania, la cancillería del Reich había enviado a dos diplomáticos de muy alto nivel, como lo fueron el conde Franz von Tattenbach (entre 1932 y 1937) y Erwin Poensgen (entre 1937 y 1941), no solo por su preparación en asuntos propiamente diplomáticos, sino también por su conocimiento sobre América Latina. Ambos habían ejercido una dilatada carrera en los países americanos, y conocían la dinámica comercial. Erwin Poensgen (1882-1966), antes de llegar a Venezuela a desempeñar

funciones diplomáticas, ya tenía bastante experiencia en asuntos latinoamericanos. Había ingresado al servicio diplomático en 1913 y posteriormente fue enviado a Lisboa, Madrid, Luxemburgo, Guatemala y Ciudad de México. Tenía reputación como un experto en economía y era heredero de una reconocida familia industrial. En 1925, su nombre aparece en una “Nómina del cuerpo diplomático extranjero, acreditado ante el gobierno de Panamá” ostentando el cargo de Consejero de la Legación alemana en el país centroamericano. En 1929 asumió una responsabilidad mayor para los intereses económicos de su país. Como encargado de negocios de Alemania firmó un acuerdo, en agosto de ese mismo año, conjuntamente con el subsecretario de Relaciones Exteriores de los Estados Unidos Mexicanos −Genaro Estrada−,

un documento titulado “Convención adicional que prorroga el plazo fijado en la convención adicional del 15 de diciembre de 1928, para la comisión de Reclamaciones”. En él se establecía cómo el Estado mexicano compensaría al gobierno alemán por los bienes alemanes perjudicados a raíz de la Revolución Mexicana. En mayo de 1937, Poensgen llega a Venezuela en sustitución del conde Franz von Tattenbach, quien estuvo a cargo de la Legación alemana entre 1932 y 1937, y también había desempeñado durante muchos años funciones diplomáticas en Latinoamérica, antes del estallido de la guerra. Esto es una muestra del alto grado de preparación y especialización de la cancillería alemana en sus tres fases de la reestructuración estadal (Imperio Prusiano, República de Weimar y Tercer Reich). EL DESAFÍO DE LA

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Detrás de él se ocultaba el secretario de Legación Thomas Ramelow y el agregado comercial Helmut Hesse, los jefes de la Gestapo en Venezuela

• En Venezuela, los gobiernos de Eleazar López Contreras e Isaías Medina Angarita (en la imagen) debieron hacer frente a no pocos incidentes bélicos, principalmente de guerra submarina, en las aguas territoriales venezolanas durante la Segunda Guerra Mundial.

UNA FACHADA INOCENTE En Venezuela, son pocas las referencias que existen sobre el ministro alemán Erwin Poensgen, casi todas obtenidas en la documentación existente en la Casa Amarilla, y en los libros que han hecho muy breve mención de él como ministro alemán en el país. En el caso de Erwin Poensgen, resulta interesante realizar un estudio referente a su postura ante los asuntos concernientes a la guerra y cómo estos lesionaban las relaciones entre ambas naciones. La “Lista negra”, los 66 •

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incidentes con los buques mercantes alemanes (Mimi-Horn, Sesostris y Durazzo) en aguas venezolanas, la propaganda anti-nacionalsocialista en la prensa, la vigilancia del Estado venezolano hacia el cuerpo diplomático que él representaba y la preocupación por el trato de connacionales, forman parte de su interés. Para el historiador norteamericano James J. Barnes, el ministro Poensgen no era miembro del partido Nazi. Su función “sirve en una fachada inocente”.

Detrás de él se ocultaba el secretario de Legación Thomas Ramelow y el agregado comercial Helmut Hesse, los jefes de la Gestapo en Venezuela; al igual que otros subjefes de la Gestapo en Venezuela, Herr Rahnert y Herr Hartwig von Jessen, que fueron nombrados cónsules alemanes en Caracas y Maracaibo, respectivamente. Estos se valieron de la inmunidad de los estatutos diplomáticos para realizar sus actividades de espionaje. De igual manera, había otros agentes de la Gestapo en el territorio quienes no eran parte de la Legación alemana, como el Dr. Hans Wessemann, quien ganó “fama” internacional por el secuestro del renombrado escritor Berthold Jacob. Poensgen lidiaría con un ambiente ambivalente en Venezuela, marcado entre el respeto por su investidura y la política de nuestra nación ante la amenaza del nacionalsocialismo. En 1941, las relaciones diplomáticas llegaron a su punto más álgido por el tenso ambiente de la Segunda Guerra y, en diciembre de ese mismo año, Venezuela rompe relaciones con el Eje. Después de este acontecimiento no se sabe más de la vida de este personaje, en cuanto a fuentes venezolanas.

• Temiendo que el paludismo endémico de los alrededores de Puerto Cabello afectara a su tripulación, Erwin Poensgen intentó evitar que el carguero alemán Sesostris fuese trasladado por las autoridades venezolanas hacia el puerto carabobeño. En la imagen: Bahía de Puerto Cabello y Castillo Libertador, según tarjeta postal editada por el comercio local La Tentación e impresa en Alemania.

• En América Latina, a Erwin Poensgen (en la imagen) correspondió llevar adelante misiones diplomáticas en Guatemala, México, Panamá y Venezuela.

EL CASO DEL SESOSTRIS Poensgen se preocupaba ostensiblemente por la vida de sus compatriotas, como ocurrió cuando el vapor alemán Sesostris, arribó al puerto de Carúpano el 31 de agosto de 1939 y posteriormente fue trasladado a Puerto Cabello. Las autoridades portuarias tomaron las medidas necesarias, manteniendo una estricta vigilancia sobre la tripulación. Poensgen, por su parte, solicitó al canciller venezolano: “Hacer gestiones para que la tripulación del Sesostris, alojada en la colonia de Chirgua no sea trasladada, como se me ha informado que está proyectado, a otro lugar más cerca de Puerto Cabello, en vista del gran peligro que entraña ese proyecto, dada la epidemia de paludismo reinante en esas regiones. Como me llegaron nuevas informaciones insistiendo que San Esteban, lugar donde la epidemia es particularmente endémica y donde ha hecho grandes estragos entre la población, será elegido para alojar la tripulación de la Sesostris, tengo la honra de volver a rogar a vuestra excelencia se sirva interponer su influencia para que no sean tomadas medidas con respecto al alojamiento de mis compatriotas,

que podrían perjudicar su salud”. La noche del 31 de marzo de 1941, siguiendo órdenes de sus superiores, la tripulación del Sesostris incendió la nave. El estado venezolano realizó un juicio contra esta. En agosto de ese mismo año el embajador alemán solo se limitó a recibir las últimas decisiones del Estado venezolano sobre el otrora Sesostris, sin poder solicitar explicación alguna. Aunque Erwin Poesngen fuera la máxima autoridad del tercer Reich en Venezuela, él mismo no llevó a cabo una labor proselitista, según la documentación consultada. Sólo hay un expediente en que solicita la legalización del Partido Nacional Socialista en Venezuela, y hasta donde se ha podido conocer no se evidencia un interés de su parte por propagar el nacionalsocialismo en nuestro país. Desde las fuentes documentales venezolanas faltan estudios para poder aproximarse detalladamente a las funciones del referido canciller, y mucho más para intentar hacer un estudio de sus rasgos biográficos. Sobre esto último corresponde un arduo trabajo documental en archivos extranjeros.

LECTURAS RECOMENDADAS • boersner, Demetrio. Relaciones internacionales de América Latina. Caracas: Editorial Grijalbo, 2007 (séptima edición). • RODRÍGUEZ, José Ángel (compilador). Alemanes en las regiones equinocciales. Caracas: Alfadil Ediciones, 1999.

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Alexander Coiro

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Colombia y Venezuela han tenido disputas fronterizas desde el mismo instante en que nacieron como repúblicas. El Tratado Michelena-Pombo de 1833 fue el primer capítulo de una serie de discusiones que buscaban aplicar el uti possidetis iure de manera satisfactoria para ambos Estados. Ello devino finalmente en el Tratado López de Mesa-Gil Borges de 1941, tristemente célebre para los venezolanos. Pero, con el desarrollo de nuevos conceptos en relación al derecho del mar, se abrió un nuevo frente de disputas en el Caribe, especialmente en el Golfo de Venezuela.

• Mediante tratados con arbitraje internacional, declaraciones oficiales e incluso iniciativas privadas, Venezuela y Colombia han reclamado para sí, a lo largo de su historia, el archipiélago de Los Monjes (en la imagen). EL DESAFÍO DE LA

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LA LUCHA POR EL ESPACIO VITAL

• El más grave de todos los incidentes que tuvieron lugar entre las naciones colombiana y venezolana en torno al archipiélago de Los Monjes, aconteció durante la presidencia de Venezuela por Jaime Lusinchi (en la imagen).

• Patrullero misilístico ARV Libertad de la armada de Venezuela (PC14). ColeCCión C arlos hernández gonzález.

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La crisis del archipiélago de Los Monjes de 1952 asomó por primera vez la posibilidad de un conflicto relativo a la soberanía sobre este espacio. La postura firme del Estado venezolano hizo que Colombia desistiese de sus reclamos sobre las islas, aunque luego buscaría reafirmar su dominio en el área. Ambas naciones suscribieron la Declaración de Sochagota en 1969, comprometiéndose a delimitar conjuntamente sus zonas marítimas. El proceso se empañó cuando el 26 de marzo de 1971, el submarino ARV Carite interceptó al destructor colombiano ARC Almirante Padilla en aguas del Golfo. Ambos gobiernos se acusaron mutuamente de haber violado sus espacios soberanos, pero al final se impuso el diálogo y el protagonista del incidente dio marcha atrás. A la controversia siguió una tensa carrera armamentista en los años setenta. La Comisión Mixta que se entabló según lo pactado en 1969 produjo la Hipótesis de Caraballeda en julio de 1980. Días después, nacionalistas radicales en Venezuela denunciaron el documento por ser en extremo dañino para nuestra integridad territorial. El entonces presidente Luis Herrera Campíns consultó el proyecto con la nación, recibiendo un sonoro rechazo que le hizo suspender las negociaciones. Las tensiones entre Colombia y Venezuela se encontraron así en un punto muy alto. Era un hecho que ninguno de los dos quería ceder en sus reclamos ni ver modificaciones adversas en su propio mapa. En 1986, el canciller colombiano Julio Londoño Paredes entregó a su homólogo venezolano, Simón Alberto Consalvi, una hoja de ruta para retomar el proceso, pero Venezuela hizo caso omiso. Sin embargo, el 6 de mayo de 1987,

• Corbeta colombiana ARC Caldas. Fotografía de Robert Sheina. ColeCCión C arlos hernández gonzález.

Colombia invocó el Tratado de No Agresión, Conciliación, Arbitraje y Arreglo Judicial de 1939 para forzar la reapertura del proceso. El presidente Jaime Lusinchi respondió llamando a consultas al embajador venezolano en Bogotá y destacando públicamente que el mismo tratado rechazaba su aplicación en cuestiones limítrofes. La Cancillería indicó posteriormente que ya los presidentes de ambas naciones se habían comprometido con anterioridad a tratar este tema directamente y sin intermediarios. El gobierno venezolano recibió amplio apoyo en el país por la posición adoptada. Colombia decidió entonces aplicar la “hipótesis máxima”.

Pero a las 10:15 pm (HLV) del 11 de agosto, la fragata ARV Brión observó atónita a la ARC Caldas navegando sin luces cerca del archipiélago de Los Monjes. De inmediato empezaron comunicaciones entre los capitanes de los navíos exigiéndose uno a otro la retirada

EL INTRUSO Dicha hipótesis consistía en trasladar la disputa a tribunales internacionales y, a la vez, hacer acto de presencia en las aguas en litigio. Así, la Fuerza Naval del Atlántico ordenó a la ARC Caldas, una corbeta clase Padilla, movilizarse al área considerada por el vecino país como propia. El 9 de agosto, el patrullero venezolano ARV Libertad vigilaba los sectores fronterizos. A las 8:10 am (HLV), detectó la presencia de la ARC Caldas en los 11° 46’ N, 70° 52’ O, al sur del paralelo de Castilletes (12°). Es decir: el barco estaba en aguas venezolanas. La versión colombiana, por su parte, afirma que la corbeta se encontraba en el norte del paralelo, en los 12° 4’ N, 70° 51’ O. Minutos después, el capitán de la ARV Libertad, Alfredo Castañeda Giral, le ordenó categóricamente por radio a la corbeta que se fuera de la jurisdicción venezolana. Luego de vuelos rasantes de varios F-16 de la Fuerza Aérea Venezolana (FAV) y tras momentos de tensión, la Caldas se retiró. Por seguridad, Venezuela incrementó su flota en la zona donde ocurrieron los hechos. Pero a las 10:15 pm (HLV) del

• Durante su presidencia, Luis Herrera Campins (en la imagen) había enfrentado una situación análoga. Cuando las tensiones limítrofes entre Venezuela y Colombia se repitieron en 1987, Lusinchi consultó, entre otras, la opinión de Herrera.

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• Patrullero misilístico ARV Libertad (PC-14) el 10 de agosto de 1987, durante el embarque del primer misil.

SUBE LA TENSIÓN 11 de agosto, la fragata ARV Brión observó atónita a la ARC Caldas navegando sin luces cerca del archipiélago de Los Monjes. De inmediato empezaron comunicaciones entre los capitanes de los navíos exigiéndose uno a otro la retirada. Se repetía la situación de 1971. Los F-16 de la FAV hicieron vuelos rasantes sobre la corbeta como medida de disuasión durante quince minutos. Pese a ello, el Gobierno colombiano ordenó continuar y, de hecho, reforzar su posición. Ante este panorama, Lusinchi se reunió el 12 de agosto con su gabinete ejecutivo, y tras concluir que la estadía de la Caldas constituía una acción guerrerista frontal y meditada, decidió el despliegue de la Armada en el Golfo y el traslado de vehículos blindados del Ejército a la Península de la Guajira. Venezuela concretaba la movilización militar más grande en su historia. No obstante, se buscó una solución diplomática. El embajador venezolano en Bogotá, Luis La Corte, se reunió con el presidente Virgilio Barco para tratar el nivel de peligrosidad latente. La nota GM-1627, enviada por el canciller Consalvi al embajador neogranadino en Caracas, reafirmó la soberanía venezolana sobre el golfo y que, hasta ese momento, se había evitado tomar las medidas de rigor, pero que la paciencia tenía un límite.

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Venezuela decretó la alerta militar y constituyó un teatro de operaciones en Fuerte Tiuna, para cuya comandancia fue nombrado el general de división José María Troconis. Se aprobaron las “reglas de enfrentamiento” en caso de guerra formal y se activaron fuerzas de tarea para complementar la respuesta. El país vecino también puso a sus tropas en alerta y movilizó soldados hacia La Guajira. El día 16, Colombia respondió la nota GM-1627 aduciendo sus propias tesis limítrofes y apoyando la versión de que su navío se encontraba en aguas propias. Ocurrió que ese

Ocurrió que ese mismo día la corbeta ARC Independiente llegó al sitio de la crisis para relevar de su puesto a la ARC Caldas. Al ver las dos embarcaciones, la Armada pensó que ya se trataba inequívocamente de una intención guerrerista por parte de Colombia y ordenó la preparación de todas sus unidades, con la ARV Sucre poniendo a tiro a la ARC Independiente

• Patrullero misilístico ARV Libertad (PC-14) después de interceptar a la ARC Caldas el 10 de agosto de 1987, en la base naval Mariscal Falcón de Punto Fijo, durante la instalación de los lanzadores de misiles antibuque Otomat.

mismo día la corbeta ARC Independiente llegó al sitio de la crisis para relevar de su puesto a la ARC Caldas. Al ver las dos embarcaciones, la Armada pensó que ya se trataba inequívocamente de una intención guerrerista por parte de Colombia y ordenó la preparación de todas sus unidades, con la ARV Sucre poniendo a tiro a la ARC Independiente. Así, las tropas venezolanas esperaban órdenes para atacar.

EL MOMENTO DECISIVO La situación prebélica también suscitó reacciones internacionales. Varios gobiernos regionales, además del secretario general de la Organización de Estados Americanos, instaron a Colombia y Venezuela a buscar una solución pacífica, así como ambos gestionaban la paz en Centroamérica. El día 17, Lusinchi sostuvo reuniones con el Alto Mando Militar y los ministros de Interiores, Exteriores y Hacienda para hacer una evaluación más completa de la crisis. Horas después, se reunió con los expresidentes Caldera, Pérez y Herrera Campíns, los presidentes de las cámaras del Congreso, los ministros de Interiores y Exteriores y el secretario de Acción Democrática. Hizo lo mismo con los líderes de los partidos políticos del país.

• General de división Eliodoro Guerrero Gómez, ministro de la Defensa en agosto de 1987. ColeCCión C arlos hernández gonzález.

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• Movimientos efectuados por las corbetas Caldas e Independiente del 9 al 17 de agosto de 1987. Dibujos de Nicos Chionis tomados de Alfredo Castañeda. El día que iba a lanzar el misil (Caracas, 1995).

Barco también tuvo un cónclave con su Alto Mando Militar. Allí, estudiando la correlación de fuerzas, se llegó a la conclusión de que Colombia estaba en desventaja táctica y armada frente a Venezuela. Barco manifestaría su preocupación al sentirse mal asesorado en cómo abordar la situación, por lo que decidió ordenar el retiro de la corbeta. Al anochecer, el gobierno venezolano finalmente aprobó el ataque contra la corbeta Independiente si no abandonaba el espacio marítimo venezolano. El ultimátum formal quedaba por anunciarse. Se libraron órdenes a todas las unidades para que asumieran estaciones de combate. A las 11:45 pm (HLC), la Radio Nacional de Colombia transmitió el mensaje de Barco en el que ordenaba la normalización del incidente. Minutos después, la Armada colombiana formalizó el retiro a la ARC Independiente del Golfo. Las unidades de la Armada de Venezuela vieron cumplir el repliegue hacia las dos de la mañana. En la noche del 18 de agosto, Lusinchi confirmó el retiro de la corbeta y rechazó cualquier medida de fuerza para negociar la frontera en el Golfo. Añadió que Venezuela sería firme en defender sus espacios marítimos, alabó a las Fuerzas Armadas por su desempeño e invitó al gobierno colombiano a la reflexión. Días después, Barco expuso que los problemas como este debían resolverse sin enfrentamientos ni daños a las relaciones bilaterales, pero manteniendo sus reclamos. La tensión vivida disminuyó con el pasar de los días, y ambos países volvieron a sentarse a conversar en 1989, dejando atrás el incómodo incidente.

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• gastRoNoMía

La leche SE HALLA SUJETA

A FALSIFICACIONES

• En Europa, durante la Edad Media, el consumo de leche era escaso debido a que no se había descubierto aún un método adecuado para su conservación. Por ello los consumidores preferían en su lugar productos lácteos como la mantequilla y los quesos. En la imagen: La lechera o Criada con cántaro de leche, 1658-1660, por Jean Vermeer. rijksMuseuM, á MsTerdaM.

Durante el siglo XIX el consumo de la leche se hallaba muy extendido en el país, era muy común ver la figura del lechero que, con su vaca, recorría las calles ofreciendo esta apreciable bebida. De esta forma se garantizaba su frescura y calidad. Pero también la leche se repartía envasada, o se podía adquirir en el mercado, en las pulperías o en las bodegas. En este caso, debían extremarse las precauciones para no adquirir un producto que además de caro podría estar adulterado, tal como lo observaba un manual de alimentación del siglo XIX, que además instruía acerca de la forma de envasarla para conservarla en buen estado el mayor tiempo posible: “La leche de vaca que es de consumo general se halla sujeta a falsificaciones; así en las grandes poblaciones es difícil adquirir una leche pura a bajo precio, en general está adulterada: porque a medida que el consumo de la leche aumentó, el precio sube y los medios de falsificar aumentan también […]

así suelen adulterarlos los dueños de las vacas o los encargados de repartirlo y consiste en añadirle una cantidad de agua más o menos grande. La leche de buena calidad debe tener buen gusto y no dejar ningún sedimento, al hervirse no debe coagularse. Como la leche se altera fácilmente, se ha estudiado el modo de conservarla. Por lo general se cuece la leche cuando llega a casa y de esta manera se retarda su coagulación, después debe colocarse en un paraje fresco y verterla en una vasija muy limpia de barro, loza, porcelana, vidrio u hojalata; entre nosotros se usan cántaros construidos con esta materia para transportarla y venderla. Las vasijas de cobre o plomo pueden hacerla nociva. Hoy se expende en el mercado una leche esterilizada y por consiguiente desprovista de toda sustancia nociva y tiene la ventaja de conservarse por largo tiempo en buen estado. Es recomendable para la alimentación de los niños y de las personas de estómago delicado”.

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• vida cotidiaNa • Rosalba Di Miele Milano

en clave morse La protesta

La llegada del telégrafo de manos de Manuel de Montúfar en 1856 significó un avance comunicacional que tendrá, durante el gobierno de Juan Vicente Gómez, además de utilidad pública, utilidad política. Un servicio de espionaje fundamental para que el gendarme controlase sin cortapisa cualquier movimiento subversivo. Es quizás esta la razón por la que los telegrafistas del país, a excepción de los del estado Táchira, se cohesionan para exigir mejoras salariales en bien de sus familias, amén de considerar su utilidad y lealtad a Juan Vicente Gómez. Comienza en 1914 una manifestación de los telegrafistas de Caracas, a los que se unen los operarios de Irapa, Macuro, Yaguaraparo, Río Grande, Güiria, Río Chico, y los de las estaciones de Valencia, Trujillo y Maracaibo. La disminución de salarios y la suspensión de recursos para el mantenimiento de los equipos son las razones para soliviantarse contra la medida tomada por la Dirección General de Telégrafos, dirigida por J. Eloy Anzola de quien piden su remoción. Tanto atrevimiento es justificado en primer lugar por razones económicas: no alcanza el sueldo para sostener a la familia, como se lee en la comunicación que va de Trujillo a Caracas con fecha de 5 de marzo de 1914, dirigida al señor Anzola: Urgente. Habiendo comunicado el señor jefe de estaciones de Maracaibo que los sueldos de los operarios de esta oficina se los han rebajado a Bs. 200 mensuales, cuya suma no les alcanza para sostenerse aquí y girar a sus familias, me han autorizado para que pida sus reemplazos inmediatamente.

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Los seis (6) operarios, pues, fueron eliminados. Protesto contra este hecho. Landaeta Noria. Jefe de estación de Trujillo. La imposibilidad de proveer a la prole provoca una resolución más tajante en Miguel Gómez, quien desde Píritu le comunica al director de Telégrafos: “En vista de haber sido rebajado el presupuesto de esta oficina y no siendo posible sostenerme con mi familia con un sueldo tan mísero, renuncio al cargo de jefe de ella”. Quizás este asunto práctico es más que suficiente para plantarse frente a los jefes y solicitar mejoras salariales, pero los huelguistas acuden a argumentos más altruistas. Son ellos fieles, abnegados y útiles servidores de Juan Vicente Gómez y de su causa, por lo tanto no merecen tanto menosprecio. En una circular con fecha 4 de marzo de 1914, los operarios de oriente se justifican ante el Benemérito: “En el deseo de que nuestros justos reclamos lleguen libremente hasta usted con la diafanidad de la justicia que los motiva, y de que usted, nuestro único jefe se dé perfecta cuenta de la triste condición que aflige hoy al gremio de telegrafistas venezolanos que no es, por cierto, la que merecemos los que tenemos la alta honra de ser colaboradores importantes de usted, y de su gobierno, ya como telegrafistas, ora como servidores leales decididos y abnegados, venimos a pedirle, muy respetuosamente, la destitución inmediatamente del actual director de los Telégrafos Nacionales, por considerarlo un obstáculo a nuestros sanos propósitos y factor principal en nuestra triste condición actual. Somos sus subalternos y amigos...”.

• El telégrafo de Morse, que se usaba en Venezuela a finales del siglo xix, estaba compuesto por un sonante y una llave transmisora, activados por una rudimentaria pila. En la imagen: Sonante “María”, por Hernani Mérida.

Una misiva semejante hace Juan E. Loaiza, jefe de la estación de San Antonio del Golfo, en nombre de sus compañeros de oficio, dirigida al presidente de la República: “Así, pues, general: sus dos formidables columnas de héroes, con la fuerza armada con el fusil, y el telégrafo, no inerme, nuestra pluma no vacila ante el peligro… saben darle impulso, y listos siempre a cambiarla por el fusil en caso dado, puesto que demasiado sabe usted que en nosotros los telegrafistas tiene un Ejército de fieles servidores que saben ocupar la vanguardia de su digna y brillante causa...”. La incondicionalidad con el régimen es clara, pero también, los telegrafistas son conscientes de su importancia en la política como de cualquier persona que requiera de sus servicios para comunicarse y convenir actividades econó-

micas fundamentales para la subsistencia. Es lo que se recoge de un telegrama del 5 de marzo de 1914 de un grupo de operarios dirigida a sus colegas de oriente, sureste y occidente: “El gremio de telegrafistas debe darse una clara idea de la fuerza potencial que tiene, desde luego que es el eje sobre el cual descansa el gobierno y la Venezuela comercial: por cuyo motivo, no debe ni pensar siquiera, torcer el rumbo de este paso trascendental... que nos conducirá a la cima de nuestras justas aspiraciones…”. Tanto arrojo tiene sustento en argumentos que muestran a voces su utilidad pública y su interés en los negocios privados. Aunque de seguro, la preocupación fundamental de cada telegrafista tiene un único norte: proveer adecuadamente a sus mujeres y a sus hijos. “Recibido y en cuenta”, responde el general Gómez.

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• depoRtes • Carlos Irazábal Arreaza • Las carreras deportivas de Dámaso Blanco (a la izquierda) y Luis Peñalver (a la derecha) tras obtener el oro panamericano en 1959, tuvieron desarrollos similares. Ambos cosecharon grandes éxitos en el béisbol profesional venezolano y en las Ligas Menores; no obstante, ninguno de los dos logró consolidarse en las Grandes Ligas.

Nuestro primer galardón a nivel internacional en béisbol fue el conquistado en La Habana, en la Cuarta Serie Mundial de Béisbol Amateur en 1941, cuando derrotamos al equipo cubano, favorito de los entendidos; luego, en los años 1944 y 1945, nuestra novena obtuvo el primer lugar en las Series Mundiales celebradas en Caracas. En esta oportunidad vamos a referirnos a la medalla de oro que ganó nuestra selección de béisbol en los terceros Juegos Deportivos Panamericanos celebrados en 1959 en Chicago; con un equipo dirigido por José Antonio Casanova, campo corto de los campeones en La Habana en 1941 y mánager de los equipos ganadores en 1944 y 1945, e integrado por los lanzadores Luis Peñalver, José Pérez, Francisco Oliveros, Enrique Capechi, Tadeo Flores y Manuel Pérez Bolaños; los receptores William Troconis y Raúl “Cigarrón” Landaeta; los infielders Rubén Millán, Dámaso Blanco, 78 •

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José Flores, Domingo Martín Fumero y Luis Manuel Hernández, y los outfielders Eduardo Amaya, Miguel Girón y Francisco “La Marca” López. Quedamos en el grupo A con Estados Unidos, México, Brasil y Costa Rica. En el primer encuentro vencimos a los norteamericanos once por seis; en el segundo perdimos contra México tres por cero; reaccionamos y le ganamos catorce a uno a Brasil y a Costa Rica catorce a dos, y así terminamos la primera vuelta. En la segunda enfrentamos a Cuba a quien dominamos seis a cinco, luego derrotamos de nuevo a Estados Unidos tres a dos y, en la final, contra Puerto Rico, ganamos seis por dos. Además de la actuación de los lanzadores, sobresalieron el primera base José Flores, quien en el primer partido contra los Estados Unidos conectó jonrón, triple y sencillo y empujó cuatro carreras, y William Troconis, el cual en el segundo encuentro con-

tra los norteamericanos disparó jonrón, triple y fletó dos de las tres carreras. Refiriéndose al triunfo, Dámaso Blanco, tercera base del equipo, declaró: “En realidad, hubo dos momentos. Uno impactante como fue para todos nosotros ganarle a los Estados Unidos en el estadio Comiskey Park, sede de los Medias Blancas de Chicago. Nos hizo sentir que sí podíamos ganar la medalla de oro; y naturalmente, el momento cumbre cuando se aseguró el oro. Antes del juego con Puerto Rico el mánager Casanova nos reunió a todos. No se sabía quién sería el pitcher abridor. Había un abanico de posibilidades y él se decidió por Luis Peñalver. Después que le ganamos a Puerto Rico y fuimos campeones, tuvimos que entonar el Himno Nacional. No había una grabación en todo el estadio. Tal vez pensaron que no íbamos a ganar. Ese instante nos conmovió a todos”.

Mía

Vetencourt

• bReves iNteRNacioNales “UN IDEAL POR EL QUE ESTOY DISPUESTO A MORIR” El 20 de abril de 1964, Nelson Mandela (en la imagen) compareció ante el Tribunal Supremo de Pretoria que lo juzgaba por actos de sabotaje dirigidos a derrocar el apartheid. En su comparecencia, Mandela explicó por qué decidió luchar contra el sistema establecido en Suráfrica: “Durante toda mi vida me he dedicado a esta lucha de los africanos. He luchado contra la dominación de los blancos, y he luchado contra la dominación de los negros. He anhelado el ideal de una sociedad libre y democrática en la que todas las personas vivan juntas en armonía y con igualdad de oportunidades. Es un ideal por el que espero vivir y que espero lograr. Pero si es necesario, es un ideal por el que estoy dispuesto a morir”.

SANTIAGO DE LINIERS

ELEGIMOS IR A LA LUNA El 12 de septiembre de 1962 el presidente estadounidense John F. Kennedy pronunció un discurso en la Universidad de Rice, Texas, donde explicó por qué el gobierno decidió impulsar el programa espacial de la NASA: “¿Por qué, se preguntarán algunos, elegimos la Luna? ¿Por qué la elegimos como nuestra meta? Y tal vez, también se pregunten: ¿Por qué escalar la montaña más alta? ¿Por qué hace 35 años volamos sobre el Atlántico? […] Elegimos ir a la Luna en esta década no porque sea fácil, sino porque es difícil, porque esa meta servirá para organizar y probar lo mejor de nuestras energías y habilidades, y porque este desafío es uno que estamos dispuestos a aceptar, un desafío que no estamos dispuestos a posponer, y uno que pretendemos ganar”.

Jacques Antoine Marie de Liniers et Brémond, conocido como Santiago de Liniers (en la imagen), fue un noble y militar francés que, formado como subteniente de caballería en Francia, llegó a formar parte de la armada española y sirvió a la corona de España en los territorios del Río de la Plata, donde gracias a su actuación en la reconquista de Buenos Aires, luego de las invasiones inglesas de 1806 y 1807, fue nombrado virrey de la ciudad por el rey Fernando VII, ante la oposición de los nobles locales. Liniers no duraría mucho en el cargo: en 1809, con Fernando VII prisionero de los franceses, la Junta Suprema Central de Buenos Aires nombró a Baltasar Hidalgo de Cisneros como su reemplazo. Al año siguiente, Liniers se involucró en un movimiento contra la llamada Revolución de Mayo, que buscaba deponer la autoridad del virrey Cisneros por una Junta de Gobierno. Fue fusilado el 26 de agosto de 1810 por los revolucionarios argentinos. Su cuerpo está enterrado en el Panteón de Marinos Ilustres de Cádiz, donde una placa de bronce donada por la República Argentina reza en su honor: “Los últimos héroes de la patria vieja fueron las primeras víctimas de la patria nueva”.

EL WILHELM GUSTLOFF

VLAD EL EMPALADOR

El Wilhelm Gustloff (en la imagen) fue un trasatlántico alemán construido en los años treinta por orden de Adolf Hitler. En un principio la embarcación llevaría su nombre, pero luego, por razones propagandísticas, se decidió bautizarlo en honor a Wilhelm Gustloff, líder del Partido Nacional Socialista en Suiza, asesinado en febrero de 1937. La construcción de esta embarcación se enmarcó en el programa “Fuerza por la Alegría” del sindicalista Robert Ley, programa bajo el cual se quería brindar a los alemanes actividades recreativas a bajo costo. Su viaje inaugural se realizó el 21 de abril de 1938 con destino a la isla de Madeira, Portugal. Con el inicio de la guerra, en 1939, fue transformado en un buque hospital y luego en un buque cuartel. En 1945 es destinado a la operación de rescate de refugiados civiles y militares provenientes de Prusia Oriental, que huían con el avance de las fuerzas soviéticas. En enero de ese año, el Wilhelm Gustloff estaba en el puerto de Danzig, Polonia, evacuando a militares y civiles. Oficialmente se tenía registro de un poco menos de 9.000 personas a bordo, aunque algunas fuentes estiman que, en realidad, había unas 10.000. A su paso por el norte de la isla de Bronholm, fue detectado por el submarino soviético S-13, que disparó tres torpedos contra el trasatlántico. En total solo sobrevivieron unas 1.200 personas, por lo que se considera como la mayor tragedia marítima de la historia.

Vlad III (en la imagen), príncipe de Valaquia (localidad que hoy se encuentra al sur de Rumania) entre 1456 y 1462, se hizo conocido por la crueldad con la que trataba a sus enemigos. El príncipe –conocido también como Vlad Draculea (hijo del demonio)– tenía especial predilección por el empalamiento, tortura a la que se dice sometió a cientos de miles de personas. Bram Stroker se inspiró en él para crear a su personaje más famoso, el Conde Drácula.

MERCENARIOS ALEMANES Durante la Guerra de Independencia de los Estados Unidos, el gobierno británico usó los servicios de mercenarios alemanes para luchar contra los estadounidenses. Estos soldados pertenecían a las tropas de príncipes alemanes que recibían dinero de la Corona británica para ceder sus servicios. Para la corona, era más fácil pagar por los servicios de estos mercenarios que reclutar soldados para su causa. Se estima que cerca de 30.000 alemanes tomaron parte de las luchas en Estados Unidos, aproximadamente un cuarto de las fuerzas a favor de la Gran Bretaña.

• la foto eN la HistoRia • Sheila Salazar

• Disfraz de dominó. Ciudad Bolívar, sin fecha. Fotografía de Eugenio Rojas Camacho (Rojitas).

Los carnavales, festividad heredada de los europeos, se comenzaron a celebrar durante el período colonial. Tal como lo referían algunos personajes que nos visitaron en el siglo XIX y ciertas crónicas publicadas en los periódicos locales, en estas fiestas solía caerse en incontables excesos.En esos días cualquier desprevenido corría el riesgo de ser objeto de bromas pesadas. Según refiere Rafael Pineda, en el caso de Ciudad Bolívar, a inicios del siglo XX, “de sábado a martes hasta mediodía se sucedían verdaderas batallas en las calles. Por otra parte, unos cuantos envalentonados —por amistad y confianza, pero también por la licencia del momento— penetraban como una tromba en algunas casas, provistos de toda clase de líquidos puros y mezclados, para ‘salar’, como se decía, a alguien que estaba reposando tranquilamente, lejos de la algarabía general. Esta barbarie tolerada por las costumbres […] concluía por acuerdo tácito al mediodía”. En la tarde desfilaban las comparsas por las principales calles. Los disfraces predilectos en esa época se inspiraban en la comedia del arte (commedia dell’arte) género originario de Italia, de allí surgen los disfraces de Arlequín, Polichinela, Colombina, etc., así como el de Dominó, que visten los personajes de la fotografía. Este último muy popular en Ciudad Bolívar, ya que contaba con sastres y costureras expertos en confeccionar estos disfraces inspirados en la comedia del arte.

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• Moda • Cecilia Rodríguez Lehmann

Los pantalones femeninos

y la igualdad de derechos

Pocas prendas han creado tanta controversia como los pantalones femeninos. Desde que los hombres comenzaron a usar pantalones a principios del siglo XIX, esta prenda se convirtió en una marca de género. El pantalón definía el ideal del hombre moderno burgués, en él estaban imbricados los valores de la decencia, la igualdad, la contención, la sobriedad, pero también los valores de la masculinidad. Recordemos que, en el siglo XVIII, la moda caprichosa y excesiva de la corte francesa había debilitado las fronteras entre lo masculino y lo femenino: tanta peluca, maquillaje y medias de seda habían reconfigurado la concepción de la hombría. Después del cataclismo de la Revolución Francesa, la masculinidad estuvo asociada al trabajo y a la contención en oposición a la visión un tanto más excesiva y feminizada de sus predecesores. Cuando las mujeres intentaron usar pantalones por primera vez, la controversia no se hizo esperar. A mediados del siglo XIX, un grupo de mujeres liderizado por la americana Amelia Bloomer (1818-1894) intentaron usar pantalón debajo de una falda corta. Pregonaban que las mujeres tenían los mismos derechos que los hombres y que los vestidos pomposos y elaborados impedían el movimiento y la libertad del cuerpo femenino. Estas mujeres hicieron del pantalón su bandera política, el símbolo de la libertad y de la igualdad de los derechos (incluyendo el tan controvertido derecho al voto). Si el pantalón había significado para el mundo masculino la apertura hacia los valores republicanos de la libertad y de la igualdad, estas mujeres querían

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formar parte de ese cambio y extender la simbología democrática del pantalón hacia la esfera femenina. Como era de esperarse, estas mujeres fueron ridiculizadas, se les negó por completo su condición femenina, se les llamó hombres-mujeres, se les negó su participación en los espacios políticos y tuvieron que renunciar al uso del pantalón en los espacios públicos. El pantalón tuvo entonces que salir de la esfera femenina ya que violentaba la diferencia genérica tan cara al proyecto burgués, hacía que los roles de lo masculino y lo femenino parecieran menos claros y que los límites entre ambos géneros se hicieran más confusos; una confusión que no podía permitirse una sociedad que dividía los roles domésticos y políticos basados en el género: la mujer en el espacio doméstico, madre y esposa devota, y los hombres en el espacio público y político. No fue hasta bien entrado el siglo XX cuando las mujeres finalmente pudieron usar pantalones y deshacerse de los engorrosos vestidos. Cuando la mujer salió a trabajar en la calle e hizo suyo el espacio de la urbe, el espacio de lo público, pudo entonces asumirse como un ser con pantalones, un ser que podía moverse con mayor amplitud y comodidad, que podía patear la calle y asumir un carácter más libre e independiente. El pantalón, tan cargado de simbología política desde finales del siglo XVIII, así como de las formas de la libertad y de la igualdad republicana, finalmente pudo formar parte del guardarropa femenino y de la manera como las mujeres se imaginaron a sí mismas y como se autodefinieron dentro del espacio social.

• En esta imagen de Amelia Bloomer podemos apreciar con nitidez como debajo del vestido a la rodilla sobresale el pantalón largo que permitía caminar con libertad de movimientos por los espacios públicos.

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En el IESA y de la mano con Total Oil & Gas

Reconocido como uno

Conferencia sobre costo y precio del petróleo

de los más importantes estudiosos de la economía del petróleo en Venezuela, Asdrúbal Baptista –el editor de la revista

El Desafío de la Historia– dictó una conferencia acerca de este tema de vigencia permanente en nuestro país porque el funcionamiento de la economía depende, en buena medida, del ingreso petrolero.

Científico social, investigador y profesor universitario de larga trayectoria, nuestro editor Asdrúbal Baptista, ha sido también autor de una extensa obra y presidente de la Academia Nacional de Ciencias Económicas durante el período 2007-2009. En la conferencia “El Petróleo: su precio y su costo”, Baptista plantea interrogantes acerca de las condiciones del mercado petrolero desde la perspectiva de la oferta, para poner de manifiesto que el petróleo no es un bien gratuito de la naturaleza sino que su extracción y procesamiento representan un costo para llevarlo al consumidor.

El interesante encuentro tuvo lugar en la sede del IESA, y fue una iniciativa del Grupo Editorial Macpecri, el Centro Internacional de Energía y Ambiente del IESA y la empresa Total Oil & Gas. Al mismo asistieron numerosas y destacadas personalidades, empresarios y estudiosos vinculados no sólo a la industria petrolera sino a otras áreas del quehacer económico del país, y está enmarcado dentro del programa “Creando conciencia histórica en futuras generaciones”, que el Grupo Editorial Macpecri, a través de su revista El Desafío de la Historia, desarrolla desde hace siete años.

• i os

MiRla alcibíades MUJERES E INDEPENDENCIA. VENEZUELA: 1810-1821. CARACAS: ARCHIVO NACIONALCENTRO NACIONAL DE LA HISTORIA-CASA NACIONAL DE LAS LETRAS ANDRÉS BELLO, 2013.

El proceso de emancipación venezolano brindó un escenario propicio para que la mujer se pronunciara políticamente. Estaban quienes se hallaban a favor y quienes defendían la causa realista. Hay quienes sitúan esta participación en los días posteriores al pronunciamiento de abril, como José de Austria. Pero según constata Mirla Alcibíades, ya la mujer se asomaba al espacio de lo público. A propósito del intento fallido de Francisco de Miranda de invadir Venezuela, un grupo de habitantes en el que se encontraban los principales de la sociedad, hacen sus donativos al gobierno para enfrentar la invasión; entre ellos no faltaron los nombres de varias féminas. Aun cuando la historiografía no le ha regateado a las mujeres su participación en la independencia, escasos son los nombres de las damas a quienes se les reconoce su aporte. Seguramente, un grueso de ellas ha pasado inadvertido. Esa es la duda que la autora intenta despejar en este trabajo. A partir de una acuciosa investigación, le sigue la pista a otras identidades y, una vez que logra dar con ellas, pone el acento en establecer cuáles fueron las prácticas que desempeñaron y los espacios donde se desenvolvieron. 88 •

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diego bautista uRbaNeJa LA RENTA Y EL RECLAMO. ENSAYO SOBRE EL PETRÓLEO Y ECONOMÍA POLÍTICA EN VENEZUELA. CARACAS: EDITORIAL ALFA, 2013.

Rafael J. Reyes álvaRez CONVERSACIONES CON EL CAPITÁN. LA VERDADERA HISTORIA DE LOS FERRIS EN LA ISLA DE MARGARITA. AUTOEDICIÓN, 2012.

En este trabajo, Diego Bautista Urbaneja repasa el trayecto a lo largo del cual Venezuela se convierte en una sociedad dependiente de la renta petrolera o, como dice el autor, en una sociedad de reclamadores de renta. Esa conversión se efectúa paulatinamente. Transcurrieron varias décadas para que los venezolanos tomaran conciencia de que la principal riqueza del país era el petróleo “y que esa riqueza estaba ahí, lista para ser reclamada”. A partir de entonces, nadie piensa en materia económica en otra cosa que no sea el petróleo. Tal como asevera el autor, “el país no se dedica a otra cosa que no sea ver qué hacer con él, y hace también mucho que el petróleo está allí, en el occipital de los venezolanos, respaldando lo que ellos puedan pensar respecto a qué es aquello a lo que tienen derecho. De modo que no es necesario recordar o tener en cuenta nada más a la hora de pensar en sus expectativas legítimas. La justicia es, cada vez más la justicia en el uso de la renta”. Pero es tarea pendiente del Estado lograr un equilibrio entre la economía productiva y la rentística: “El rentismo no es un destino. Somos nosotros los que a lo largo de la historia hemos decidido lo que él ha hecho de nosotros. Esa es la premisa de la que siempre ha de partirse y esa es la premisa de la que se ha partido en la llamada que una y otra vez alguna voz le ha propuesto al país”.

Este relato recoge las memorias del autor acerca del largo camino recorrido hasta lo que sería la materialización de un proyecto: una empresa de navegación en el estado Nueva Esparta, la C.A. Ferrimar. La idea inicial era la de crear un sistema de ferris que cubriera la ruta MargaritaCumaná. Antes de materializar este sueño, debió pasar por varias decepciones, tal como aconteció en 1957 en el Centro Social Nueva Esparta de Caracas, cuando rodeado de paisanos residentes en esa ciudad, les presentó su propósito: “Estaban como diez personas, todos margariteños, profesionales […]. Entonces presenté mi proyecto con detalle […]. Hablé extensamente sobre la parte donde figuraban las utilidades […], pero no hubo nadie que respondiera al proyecto, que le gustara la idea […]. Todos se llevaron su copia del folleto pero no mostraron ningún interés”. Lejos de amilanarse, continúo en su búsqueda de socios y financistas. Cómo logró reunirlos, cómo obtuvo el financiamiento y dónde adquirió el primer barco, son parte de los hechos referidos en este trabajo, junto a las anécdotas y los desencuentros, hasta que logra arribar a puerto margariteño el primero de los ferris.

J-30803420-7

• CANTO A LATINOAMÉRICA ANTOLOGÍA (1968-2009) INTÉRPRETE: SCHOLA CANTORUM DE CARACAS. DIRECTORES: ALBERTO GRAU, M ARÍA GUINAND, ANA M ARÍA R AGA. FUNDACIÓN EM PRESA S P OL AR Y F UNDACIÓN S CHOL A CANTORUM DE CARACAS, CARACAS, 2012.

Como parte de las celebraciones de los 45 años de vida artística de la Schola Cantorum de Caracas, sale al mercado el disco Canto a Latinoamérica, una antología que recoge grabaciones de esta prestigiosa agrupación coral a lo largo de su fructífera trayectoria. El hilo conductor es Latinoamérica, pues todo el repertorio gira en torno a música y/o poesía de autores del continente. La selección hecha por Andrés Ferrer y Víctor González da muestra de la versatilidad del coro, pues hay boleros, sones cubanos, aguinaldos, madrigales y música folklórica venezolana. Un recorrido que abarca desde el popular bolero “Bésame mucho” de Consuelo Velásquez, hasta la muy contemporánea versión de “La fiesta de San Juan” de Beatriz Bilbao. Son grabaciones realizadas en distintas locaciones y años, comenzando en 1968 y culminando en el 2009, bajo la dirección de quienes han estado al frente de la Schola durante estos 45 años: Alberto Grau, María Guinand y Ana María Raga. Un disco muy recomendable para quienes hemos sido seguidores de esta agrupación coral que ha sido merecedora de innumerables reconocimientos dentro y fuera del país, y que alcanza ya 45 años de impecable desempeño, algo ya de por sí loable.

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A MIS HERMANOS INTÉRPRETE: AQUILES BÁEZ TRÍO: AQUILES BÁEZ (GUITARRA), ROBERTO KOCH (CONTRABAJO), ADOLFO HERRERA (BATERÍA); INVITADOS: BETSAYDA M ACHADO , M ARIANA S ERR ANO Y A NA I SABEL D OMÍNGUEZ (VOCALISTAS), JORGE TORRES (MANDOLINA). PRODUCCIONES GUATACA, CARACAS, 2011.

INNOVA INTÉRPRETES: 6 X S CHERZO: LUIS M ANUEL CASTILLO (FLAUTA, FLAUTA ALTO Y PICCOLO), MIRIAN LA REDONDA (OBOE Y CORNO INGLÉS), JESÚS CALATAYUD (VIBRÁFONO), ALIS CRUCES (CUATRO), MARCOS TORRES (BAJO ELÉCTRICO), R AFAEL VÁSQUEZ “EL CHUME” (MARACAS). TECNOCONSULT, CARACAS, 2013.

Aquiles Báez es uno de los músicos venezolanos más versátiles del momento. Es guitarrista, arreglista, compositor y productor, teniendo en su haber más de trece producciones discográficas y una larguísima lista de destacados músicos con los que ha tocado. El CD A mis hermanos es una apuesta arriesgada porque incluye once composiciones de Aquiles un tanto alejadas de la rítmica o melodías alusivas a lo latino con las que suele trabajar. El estilo es más bien cercano al jazz fusión. No es fortuito haberse hecho acompañar en esta oportunidad por un baterista, Adolfo Herrera, y un bajista, Roberto Koch, aunque en algunos números cuenta con la acertada colaboración de las vocalistas Betsayda Machado, Mariana Serrano y Ana Isabel Domínguez. El propio autor aclara en la descripción del disco: “No hay marcha atrás, seguimos encontrando espacios”, refiriéndose a la búsqueda de un lenguaje propio. La calidad del disco es excelente. Destacan “Siete”, por su ritmo enrevesado, y “Duerme mi niño”, en la hermosa voz de Mariana Serrano.

La empresa de ingeniería venezolana Tecnoconsult organizó, por segundo año consecutivo, el concurso In Crescendo con la intención de respaldar el talento musical emergente de Venezuela a través del financiamiento de una producción discográfica. En esta oportunidad, fue seleccionada la agrupación 6 x Scherzo, conformada por seis jóvenes integrantes. La música que seleccionaron para grabar este CD evidencia la proveniencia de algunos de sus integrantes de las filas de las orquestas de “El Sistema”, como es el caso del guiño a Béla Bartók y a Vicente Emilio Sojo que hacen en su “Bartóklada” en ritmo de merengue. En el resto de la producción predominan composiciones inspiradas en ritmos venezolanos, algunas de reconocidos maestros como Pedro Colombet, José Antonio Naranjo y Aldemaro Romero, y otras de Alis Cruces, cuatrista de la agrupación. Lo realmente innovador de 6 x Scherzo es la combinación instrumental con la que trabajan y la condición juguetona, fresca y desenfadada con la que fusionan lo académico con lo popular, combinando un vibráfono y un bajo eléctrico con instrumentos venezolanos como el cuatro y la maraca, a los que suman instrumentos sinfónicos como la flauta y el oboe, logrando así una sonoridad distintiva y original.

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