\'Cerramientos y trazas de montea\' de Ginés Martínez de Aranda. To the reader

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AL LECTOR

C

OMO considerase que muchos de los sabios Arquitectos antiguos que escribieron en el arte de Arquitectura y la experimentaron en grandes edificios que al presente hay hechos no pusieron en plática los liniamentos de las trazas de montea y en nuestros tiempos no las alcanzan a tener si no es aquellos que en su mocedad se han dado a la disciplina del trazar y contra hacerlas me pareció ponerlas por escritura no mirando si había autor ni maestro antiguo debajo de cuya doctrina ampararme para tener el autoridad que convenga especialmente sabiendo la necesidad que el arte de arquitectura tiene de estas dichas trazas de montea por ser principal parte suya y por arrimarme a la doctrina que Vitrubio nos enseña en el primero capítulo de su primero libro donde dice que el arquitecto para ser perfecto no ha de carecer de los demás artes. Siendo esto así como se ha tenido perpetuo silencio en estas dichas trazas de montea si no me engaño los grandes artífices antiguos las han dejado para que los venideros tengan continuo ejercicio en el trazar y contra hacerlas. O por ser la disciplina y estudio de ellas trabajosa por haber de estar los artífices continuamente asidos a la materia para ponerlas por modelos. O por no haber dado en las difinitiones que los términos de ellas tienen para ponerlas por escritura por tanto digo que estuvo muy elocuente el filósofo Sócrates que Vitrubio nos dice en el tercero prólogo de su libro que los hombres habían de ser trasparentes para que se pudieran claramente conocer los que eran sabios y así fueran tenidos en lo que merecen pues no es así sino como quiso la naturaleza no es posible que los hombres puedan juzgar la ciencia de los artes oscuras como ello pasa y los mismos Artífices aunque prometan su prudencia si no son ricos y muy favorecidos y bien hablados no pueden alcanzar autoridad conforme a la industria de sus estudios para que se crea que saben aquello que profesan especialmente en esta escritura que los vocablos nacen de la propia necesidad del arte y por no ser usados son obscuros. Si las escrituras que contienen preceptos ampliamente no se resumen y abrevian y con pocas palabras se declaran pondrán en duda a los lectores por tanto me pareció por más claridad dividirlas en cinco partes en la primera trataré de arcos dificultosos en la segunda de capialzados y

puertas en la tercera de caracoles y escaleras en la cuarta de pechinas y bóvedas en la quinta de capillas y ochavos en todo esto he puesto mucho cuidado y diligencia en la disposición que fuese de tal manera que no solamente los elevados y sutiles ingenios las hayan de entender pero los medianos sean de ellas participantes según que sean inclinados al arte harto será comenzar y abrir el camino a los que fueren más avisados y no menos deseosos de ayudar a enriquecer este arte que yo la dificultad que describir estas dichas trazas hay es la que se tiene en hallar moneda de buen metal y subida de quilates por que así como es más estimada la que debajo de menos materia contiene más valor así es más excelente traza la que en pocas palabras tiene encerrados muchos y notables puntos de geometría y así en esto siempre tuve cuidado y principal intento de contra hacer las dichas trazas y ponerlas por modelos antes de ponerlas por escritura cuanto pude hice por sacar a luz la grande obscuridad que los términos de ellas tienen consultándolas con hombres doctos y personas eminentes y tracistas pero con todo eso si esta compostura y parte de ella no estuviere tal suplico no se impute a mi voluntad ni poco trabajo porque como hombre pude errar. Que cosa es traza Traza es toda cualquiera figura que en su distribución causare alguna alteración de robos y extendimiento de líneas y circunferencias Estas se componen de Area y partición y montea de que proceden muchas y infinitas figuras geométricas como adelante se verán en demostración y declaración de difinitiones Como se dijo en su momento,1 el ultimo capítulo del Estudio Preliminar es en realidad un comentario del contenido de este prólogo. Repetirlo sería innecesario; más vale analizar aquí las fuentes del proemio. Las dos citas de Vitruvio nos hacen pensar en la traducción de Miguel de Urrea como fuente; pero la confrontación de los dos textos no acaba de confirmar esta idea. La primera referencia a la dotrina que Vitrubio nos enseña en el primero capitulo de su primero libro donde dice que el arquitecto para ser perfeto no ha de carecer de los demas artes es en realidad una perífrasis

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V. p. 264 y ss. del Tomo I.

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de un pasaje que en Urrea ocupa cuatro páginas; y una perífrasis expresada con un léxico diferente, pues Urrea la abre traduciendo «La architectura es una sciencia adornada de muchas disciplinas, y varia erudición» y continúa «aquellos que professan ser architectos, han de ser ejercitados en lo uno y en lo otro, de manera que conuiene ser ingeniosos y faciles para deprender la sciencia».2 Al largo de todo el pasaje, Urrea utiliza «scientia» y no arte como Aranda; sólo más adelante aparece «porque causas conviene que el architecto sea sabio en las artes».3 En cambio, Aranda sí cita a Vitruvio en sentido estricto cuando afirma: por tanto digo que estuvo muy eloquente el filosofo Sócrates que Vitrubio nos dice en el tercero prologo de su libro que los hombres habían de ser trasparentes para que se pudieran claramente conocer

pero no parece que la fuente sea Urrea, que traslada así: pues este Sócrates, se dice haber dicho prudente, y doctísimamente, que convenía que los pechos de los hombres tuvieran ventanas, y estuvieran abiertos para que se pudieran claramente conocer lo que en ellos estaba4

Pero a renglón seguido leemos en Aranda: los que eran sabios y así fueran tenidos en lo que merecen pues no es así sino como quiso la naturaleza no es posible que los hombres puedan juzgar la ciencia de los artes oscuras como ello pasa y los mesmos Artífices aunque prometan su prudencia si no son ricos y muy favorecidos y bien hablados no pueden alcanzar autoridad conforme a la industria de sus estudios para que se crea que saben aquello que profesan

y aquí el modelo sí es Urrea, que traduce el pasaje y los doctos y sabios fueran tenidos en lo que merecen. Pero porque no es así, sino como quiso la naturaleza, no es posible que los hombres puedan juzgar de la sciencia de las artes obscuras, como ello pasa, y los mesmos artífices aunque prometan su prudencia si no son ricos [...] o no fueron favorecidos, o elocuentes, y bien hablados, no pueden alcanzar autoridad, y conforme a la industria de sus estudios, para que se crean que saben lo que profesan5

Esta interpretación de Vitruvio era frecuente en el mundo andaluz; Hernán Ruiz traduce otro pasaje próximo como los arquitectos que sin letras contendieron que solamente fuesen ejercitados en las manos no pudieron hacer que tuviesen autoridad por sus trabajos y los que se confiaron en buenas razones y en solas las letras son vistos no alcanzar licencia sino la sombra más los que aprendieron lo uno y

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Marco VITRUBIO, De arquitectura, dividido en diez libros, traduzidos de latin en castellano por Miguel de Urrea architecto ..., Alcalá de Henares, Iuan Gracian, 1582, f. 5 v. 3 Marco VITRUBIO, De arquitectura, dividido en diez libros, traduzidos ... por Miguel de Urrea, f. 34 v. 4 Marco VITRUBIO, De arquitectura, dividido en diez libros, traduzidos ... por Miguel de Urrea, f. 34. 5 Marco VITRUBIO, De arquitectura, dividido en diez libros, traduzidos ... por Miguel de Urrea, f. 34.

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lo otro así como adornados de todas las armas más presto alcanzaron con autoridad lo que arriba fue propuesto [...]6

También es muy claro el paralelo entre Aranda y Urrea en el pasaje especialmente en esta escritura que los vocablos nacen de la propia necesidad del arte y por no ser usados son obscuros. Si las escrituras que contienen preceptos ampliamente no se resumen y abrevian y con pocas palabras se declaran pondrán en duda a los lectores; Urrea traduce a Vitruvio de esta manera: «esto no puede acontecer en las escripturas de los architectos, porque los vocablos nacidos de la propia necesidad del arte, por no ser usados son obscuros [...] si las escrituras que contienen preceptos ampli[a]mente no se resumen y abrevian y con pocas y claras sentencias se declaran [...] pondran en duda a los lectores».7 No nos debe extrañar que Aranda lea a Vitruvio en castellano; al fin y al cabo, en la Academia de Matemáticas dirigida por Herrera, las clases se imparten en castellano, lo que constituye una novedad, dado que la gran mayoría de los técnicos de la época desconocen el latín.8 Precisamente del ambiente de la Academia procede otra fuente básica del prólogo, la Teórica y práctica de Fortificación de Cristóbal de Rojas. Cuando Aranda dice que en esto siempre tuve cuidado y prencipalmente de contra hacer las dichas trazas y ponerlas por modelos antes de ponerlas por escritura, es bastante claro el paralelo con Cristóbal de Rojas, para el que no se puede saber perfetamente el cerramiento de un arco si no es contrahaciéndolos por sus piezas de barro ò de yeso, y esto digo por la experiencia que tengo de ello, que en tiempo de mi mocedad me ocupe en contrahazer, y levantar modelos de muchas diferencias de cerramientos de capillas9

También son claros los préstamos de Philibert, aunque nunca literales, lo que no es de extrañar si recordamos que sus obras no se tradujeron al castellano y que nada de la biografía de Aranda hace pensar que tuviera conocimentos de francés. En el pasaje que habla de la necesidad que el arte de arquictetura tiene de estas dichas trazas de montea por ser principal parte 6

Hernán RUIZ EL JOVEN, Libro de Arquitectura, 1550, f. 1, transcrito por Pedro NAVASCUÉS PALACIO, en El libro de arquitectura de Hernán Ruiz el Joven, p. 57. 7 Marco VITRUBIO, De arquitectura, dividido en diez libros, traduzidos ... por Miguel de Urrea, f. 65 v. 8 José Antonio MARAVALL, Antiguos y modernos. La idea del progreso en el desarrollo de una sociedad, Madrid, 1966 (2ª ed. Madrid, Alianza, 1986, p. 500); María Isabel VICENTE MAROTO, «Juan de Herrera, un hombre de ciencia», en Juan de Herrera y su influencia, p. 81. V. también Fernando MARÍAS, La arquitectura del Renacimiento en Toledo (1541-1631), Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1983-86, t. I, p. 40: Juan Gómez de Mora sólo contaba con la traducción de Urrea. 9 Cristóbal de ROJAS, Teórica y práctica de fortificación, conforme a las medidas de estos tiempos ..., Madrid, Luis Sánchez, 1598, f. 97.

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suya parece oírse el eco de Philibert: «ciertas trazas y líneas que llamamos Geométricas, muy necesarias a los Arquitectos, maestros de obras, aparejadores de cantería, canteros y otros»10 Las munchas y infinitas figuras geométricas recuerdan asimismo a Philibert y «la infinita diversidad de invenciones que yo podría dar»11. Pero sobre todo, resuena la voz del Philibert que dice «los trazados de Geometría, que os muestro, de los cuales nunca he oído que se haya escrito nada, ni de autor antiguo ni moderno»12 en dos pasajes centrales del prólogo, el inicial COMO considerase que muchos de los sabios Arquitectos antiguos que escribieron en el arte de Arquitectura y la experimentaron en grandes edificios que al presente hay hechos no pusieron en plática los liniamentos de las trazas de montea

y el conocido Siendo esto así como se ha tenido perpetuo silencio en estas dichas trazas de montea si no me engaño los grandes artífices antiguos las han dejado para que los venideros tengan continuo ejercicio en el trazar y contra hacerlas

En este último la influencia de Philibert y la de Rojas se entrelazan. Lo mismo sucede en otros casos; el pasaje donde se nos habla de las trazas de montea y se nos dice que en nuestros tienpos no las alcanzan a tener si no es aquellos que en su mocedad se han dado a la diciplina del trazar y contra hacerlas parece recoger ecos de Philibert, que aconseja a los señores que «se sirvan de hombres y los empleen según su calidad y el estado que hayan aprendido desde su juventud, si no quieren equivocarse»13 y sobre todo de Cristóbal de Rojas, para el que «consiste el saber hacer las bóvedas en el mucho uso y experiencia que se tendrá de ellas».14 También en las referencias a los modelos se mezclan las influencias de Rojas y de De L'Orme, que había advertido que 10

Philibert de L'ORME, Le premier tome de l'Architecture, París, Federic Morel, 1567, f. 50 r.: «certains traicts & lignes que nous appellons Geometriques, fort necessaires aux Architectes, maistres maçons, appareilleurs de pierres, tailleurs & autres». 11 Philibert de L'ORME, Le premier tome de l'Architecture, 71 v.: «l'infinie diuersité de inuentions que i'en pourrois donner» y f. 219: «les anciens & excellens Architectes nos ont donée &trouué suivant les vestiges de nature, par grandes & infinies experiences [...] les Architectes qui entendront bien l'art [...] pourront [...] trouuer une infinité de belles inuentions [...]». V. Manuela MORRESI, «Philibert de L'Orme. Le patrie de la lingua», en Anthony BLUNT, Philibert de L'Orme, Milán, Electa, 1997, p. 184. 12 Philibert de L'ORME, Le premier tome de l'Architecture, 87 v.: «traicts de Geometrie, lesquels ie vous propose, sans iamais auoir entendu qu'il y en ait esté escrit aucune chose, soit par les Architectes anciennes ou modernes». 13 Philibert de L'ORME, Le premier tome de l'Architecture, f. 22: «Ie conseille doncques aux Seigneurs qu'ils se seruent des hommes, & les employent selon leur qualité & l'estat q'ils ont bien apprins des leur ieunesse, s'ils ne veulent estre trompez».

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como la cosa es difícil en sí, es problemático que pueda ser entendida si no es por los que tienen la geometría en la mano y han comprendido los trazados tomándose el trabajo de contrahacerlos cortando trozos pequeños de madera o de piedra como si los fuesen a poner en obra15

Cuando Aranda dice por ser la disciplina y estudio de ellas trabajosa por haber de estar los artífices continuamente asidos a la materia para ponerlas por modelos, una vez más aparece la sombra de Philibert, que representa por una palma «una constancia y firme propósito [por parte del sabio arquitecto] de soportar penas y trabajos en todos sus encargos y asuntos, para llegar a la gloria, honor y victoria significados por la dicha Palma»16, pero la emblemática del abad de Noyon contrasta con el tono cotidiano de Aranda, en el que se puede ver la influencia de Cristóbal de Rojas: «en tiempo de mi mocedad me ocupe en contrahazer, y levantar modelos de muchas diferencias de cerramientos de capillas». La presencia del léxico albertiano, recibido con toda probabilidad a través de la traducción de Lozano, es corta pero inequívoca; se une sorprendentemente a la jerga de los pedreros en los expresivos liniamentos de las trazas de montea y en la definición de Traza, en la que area y partición contrastan llamativamente con la montea canteril de origen francés.17 No tan evidente, pero sí probable, es el origen albertiano o vitruviano de neologismos como simetria, edificio, columna y miembro.18 En otros pasajes resuena el espíritu didáctico de Serlio: en todo esto he puesto mucho cuidado y diligencia en la disposición que fuese de tal manera que no solamente los elevados y sutiles ingenios las hayan de entender pero los medianos sean de ellas participantes según que sean inclinados al arte harto será comenzar y abrir el camino a los que fueren más avisados y no menos deseosos de ayudar a enriquecer este arte que yo

recuerda a 14

Cristóbal de ROJAS, Teórica y práctica de fortificación, f. 101. Philibert de L'ORME, Le premier tome de l'Architecture, París, Federic Morel, 1567, f. 78 v.: «Et pour autant que la chose est est difficile de soy mesme, il est aussi malaisé qu'elle se puisse entendre, sinon par ceux qui ont la Geometrie en main, & inteligence des traits auecques la peine qu'ils prendront de les contrefaire, couppant de petites pieces de boys ou de pierre tout ainsi si les vouloient mettre en oueure & appliquer en quelque grand bastiment». 16 Philibert de L'ORME, Le premier tome de l'Architecture, f. 50 v. : «une constance & ferme propos de soustenir peine et travail en toutes les charges & affaires, à fin de paruenir à gloire, honneur & victoire, signifiez par la dite palme»; Philippe POTIÉ, Philibert de l'Orme. Figures de la pensée constructive, París, Parenthèses, 1996, p. 76. 17 Leon Battista ALBERTI, Los Diez Libros de Achitectura de Leon Baptista Alberto, Madrid, Alonso Gómez, 1582, traducción de Francisco Lozano, p. 5. 18 «Area», «columna» y «Symetria» aparecen en el «Vocabulario de los nombres obscvros y dificultosos que en Vitruvio se contienen [...]» incluido al final de Marco VITRUBIO, De arquitectura, dividido en diez libros, traduzidos ... por Miguel de Urrea architecto. 15

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habiendo yo preparado algunas reglas de arquitectura, presuponiendo que no sólo los elevados ingenios las habían de entender, sino que cualquier mediocre podría ser capaz, según fueran más o menos inclinados al arte19

Otras influencias son más difusas, y reflejan una serie de tópicos muy frecuentes en los siglos XVI y XVII. Encabezar un prólogo con las palabras AL LECTOR era muy frecuente en el siglo XVI, no sólo en España sino en Francia o en Italia;20 la declaración o exposición del contenido también era uno de los lugares comunes de los proemios españoles de la época21. Otros estereotipos se tratan con cierta elegancia: Aranda no dirá que «personas doctas le han animado» como era frecuente en los prólogos españoles del Siglo de Oro, sino que él ha acudido a estos hombres doctos y eminentes en busca de consejo y saber, que incorpora a su obra para beneficio del lector. Uno de los lugares comunes más frecuentes de la época, la belleza e importancia de la brevedad,22 aparece en el pasaje: la dificultad que descrebir estas dichas trazas hay es la que se tiene en hallar moneda de buen metal y subida de quilates por que así como es más estimada la que debajo de menos materia contiene más valor así es más excelente traza la que en pocas palabras tiene encerrados munchos y notables puntos de geometría

que Bonet relaciona con el conceptismo. Pero también encuentra su paralelo en Cristóbal de Rojas: «por ser materia que la tiene dentro en sí muy escondida»,23 y a Simón García.24 Aunque nos parezca corto a nuestros ojos, era un prólogo más bien largo para los usos quinientistas; baste recordar que Juan Pérez de Montalván, después de ofrecer al lector de su Primero tomo de las comedias un «Prólogo largo / Porque no se puede

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Sebastiano SERLIO, Tutte l'opere di architettura e prospettiva, Venecia, 1600, l. IV, f. 126: «hauendo io apparecchiato alcune regole nell'Architettura, presupponendo che non pur gli eleuati ingegni l'habbiano ad intendere, ma ogni mediocre ancora ne possa esser capace, secondo che più & meno sarà egli a tal arte inclinato». Esto llega a convertirse con el tiempo en realidad un tópico de los textos de cantería; François DERAND, L'architecture des voutes, Preface, escribe para los «ouurieres courieux d'apprendre». 20 A[lberto] PORQUERAS MAYO, El prólogo como género literario. Su estudio en el Siglo de Oro español, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1957, pp. 61, 140. 21 A[lberto] PORQUERAS MAYO, ibid., pp. 137, 138. 22 A[lberto] PORQUERAS MAYO, ibid., pp. 134, 140. 23 Cristóbal de ROJAS, Teórica y práctica de fortificación, 101 r. 24 Antonio BONET CORREA, «Simón García, tratadista de arquitectura», en Simón GARCÍA, Compendio de Arquitectura y Simetría de los Templos, Churubusco, Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía, 1979 (Ahora en Figuras, modelos e imágenes en los tratadistas españoles, Madrid, Alianza, 1993, p. 182).

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decir mucho en pocas razones» se despacha con dos páginas, una menos que las planas de Aranda.25

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A[lberto] PORQUERAS MAYO, El prólogo como género literario, p. 134.

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