Chichén Itzá. Arquitectura, geometría y astronomía

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Chichén Itzá arquitectura, geometría y astronomía

Antecedentes Después de la decadencia de las majestuosas ciudades de El Petén, el norte de la península de Yucatán hace mil años se convirtió en el escenario del resurgimiento de la cultura maya para el Posclásico. Quizá la más famosa de las capitales de ese periodo es Chichén Itzá. Sin embargo, poco se sabe acerca de los fundadores que levantaron los primeros edificios conocidos como Chichén Viejo.

Ismael Arturo Montero García con el apoyo de Garmin de México

Chichén Itzá

Arquitectura monumental Chichen Itzá fue una metrópoli multiétnica, fue un centro cosmopolita irradiador de mensajes simbólicos gracias al empuje de los itzaes y al antiguo sedimento cultural maya; fue una ciudad híbrida. El centro urbano de Chichén Itzá conservó los patrones arquitectónicos heredados de la tradición clásica maya, pero los adaptó a un nuevo orden social y político. En lugar del predominio de la estela que representaba al rey y sus hazañas, y en lugar de la escritura jeroglífica que trazaba los orígenes y la continuidad del linaje real, en Chichén Itzá el arte público trasmite un mensaje que alude a símbolos colectivos y los expresa en el lenguaje más abierto de la pintura y la escultura. Al contrario de la tradición clásica, en Chichén Itzá no es posible reconstruir la vida y las hazañas de los gobernantes porque no existe registro público de estos hechos. Hay templos y palacios dedicados al ejercicio público del poder, pero en los principales monumentos de la ciudad como el Gran Juego de Pelota, el Templo de los Guerreros, el Patio de las Mil Columnas, el Mercado o la pirámide de El Castillo figuran no uno, sino varios personajes en los ritos del ejercicio del poder. Estas construcciones tienen dimensiones grandiosas; poseen espacios y galerías de gran amplitud. Su arquitectura y simbolismo transmiten un mensaje político religioso asequible a grandes audiencias, formadas por grupos étnicos diversos, ignorantes de los secretos de la escritura. Chichén Itzá abarcó un área de aproximadamente 25 kilómetros cuadrados, pero la zona monumental puede dividirse en dos grupos principales de los cuales se derivan varios conjuntos arquitectónicos. Al sur se encuentra el Grupo de la Serie Inicial o

Chichén Viejo, la cuidad del Clásico de cuyo nombre no se tiene certeza. Los monumentos principales son el Templo de la Serie Inicial, llamado así porque en él se encuentra la única fecha conocida en Chichén Itzá –que corresponde al año 879 d. C.–, el Templo de los Tres Dinteles, La Iglesia, Las Monjas, la Casa del Venado, el Templo de los Búhos, la Casa Colorada y el Akab-Dzib (‘Escritura Oscura’) un edificio que guarda en su interior una inscripción que no ha sido posible descifrar. Estos edificios construidos sobre plataformas rectangulares bajas, estaban compuestos por varias crujías de múltiples cuartos techados en saledizo, pórticos con dinteles, cresterías, molduras, cornisas, mascarones, mosaicos de piedra y decoraciones típicamente Puuc. Tras la presencia de los itzaes estos edificios no fueron destruidos, aunque algunos fueron modificados; se adosaron nuevas estructuras para integrar elementos toltecas pero prevaleció la tradición arquitectónica maya. En la parte norte de Chichén Itzá se ubican los edificios del periodo Posclásico con las influencias estilísticas del Altiplano, entre las que destacan los taludes y muros verticales, columnas con alfardas en forma de serpientes cuya cabeza descansa en el suelo, portaestandartes flanqueando las escalinatas y techos de apariencia plana con almenas en vez de las típicas cresterías mayas del período Clásico.

representaciones de guerreros que no presentan deformación craneana a diferencia de los mayas del Clásico. Estos guerreros están ataviados con plumas de águila, tocados, pectorales en forma de mariposa, escudos redondos y átlatl. Una de las esculturas más representativas de esta urbe para el periodo Posclásico son los chac mool; es necesario apuntar que el término fue acuñado en 1875 por el explorador Augustus Le Plongeon. Este tipo de escultura encuentra amplia difusión en Mesoamérica y se les haya asociados a contextos sagrados, es decir, en pequeños altares, en juegos de pelota o directamente relacionados con el dios de la lluvia, como lo vemos en el Templo Mayor de Tenochtitlan en la ciudad de México. Se le han atribuido dos funciones diferentes: como altar en el que se colocaba la ofrenda dedicada al dios, ya fueran alimentos, corazones u otros dones, y como piedra de sacrificios. En el caso de Chichén Itzá, los ejemplos que encontramos muestran a personajes con indumentaria tolteca

Las paredes, las jambas y algunas columnas se presentan ricamente decoradas con esculturas en bajo relieve cuyo tema principal es la guerra y el sacrificio; son abundantes las 3

Una gran planicie

La formación de una planicie con multitud de cenotes obedece a que la región está compuesta por una secuencia de capas horizontales de calizas, se trata de una plataforma de estratos de rocas carbonatadas de origen marino cuya emersión comenzó durante el Oligoceno, hace 33 millones de años, dejando en la superficie una gran planicie kárstica. La glaciación que marca la etapa final del Pleistoceno provocó un descenso en el nivel del mar; posteriormente, al concluir el periodo glacial las masas de hielo se descongelaron, lo que se tradujo en un aumento en el nivel del mar, que inundó nuevamente la costa atlántica. Dicho de una manera más simple, los suelos de la península se formaron por la acumulación de sedimentos en lo que hace millones de años fue un fondo marino que emergió para dar forma a la gran planicie kárstica de Yucatán, Quintana Roo y Campeche ausente de montañas y sin corrientes de aguas superficiales, pues todas son de desarrollo subterráneo.

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El Observatorio

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Cortesía de Tayde Vargas

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Chaac Entre las deidades originales del período Clásico de mayor importancia se encuentra Chaac, el dios de la lluvia, vinculado a la agricultura, la fertilidad de la tierra y al Inframundo; quizá la deidad principal de la ciudad antes de ser ocupada por los itzaes. Su rostro era usado constantemente como decoración en las fachadas de los edificios.

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Sólo es cuestión de números: 52 paneles por cada fachada representados en dos grupos de 26 divididos por una escalinata, así se hace referencia al periodo de 52 años que conformaba un “siglo mesoamericano”, es decir, el número de años que deben de transcurrir para que la cuenta solar o Haab, vuelva a coincidir con la cuenta ritual o Tzolkin. 9 cuerpos escalonados en talud, asociados al número que representaba a los nueve estratos del Inframundo. 18 veintenas o “meses” del calendario los contamos en cada frente exhibidos en dos grupos, un grupo por cada alfarda que intersecta cada una de las nueve plataformas. 364 escalones, consideremos 28 días como un período lunar, así que podemos dividir un año en 28 periodos de 13 días, que resulta en 364, cifra que evoca el número total de escalones de El Castillo de 91 por lado. 13

Cosmovisión

La orientación de la pirámide de El Castillo en su vértice noreste en ~67° 40 ́ fue proyectada a la salida del Sol para el día de su paso cenital, guarda una armonía extraordinaria para el ocaso de ese mismo día con la escalinata poniente orientada a ~292° 30 ́ en dirección al cenote de Holtún distante a 2.5 kilómetros. Para destacar esta simetría, los arquitectos mayas se valieron de una cuidadosa planeación en la disposición de dos edificios. Si trazamos una línea recta desde el centro de El Castillo y la prolongamos por la esquina noreste, pasando por cada uno de sus nueve cuerpos, y la continuamos por la plaza principal llegamos exactamente al centro del Templo de las Mesas. La alineación entre los dos edificios se complementa con el Sol apareciendo sobre el horizonte. Para verificarlo sólo es necesario estar en el lugar indicado, a la hora precisa y en la fecha señalada. Eso fue lo que hicimos el 23 de mayo de 2012, parados en la esquina noreste de El Castillo desde las seis de la mañana esperando al Sol para verlo levantarse sobre el Templo de las Mesas. La pirámide de El Castillo es la cosmovisión ancestral expresada a través de una arquitectura que hace referencia directa al sello del Sol. Como edificio, es la herramienta de una cultura que así demuestra sus creencias vinculadas con la astronomía y la geometría; sus códigos y estructuras se conjugan con tal coherencia que conforman un lenguaje posible de interpretar siglos después.

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Sistema de posicionamiento global marca Garmin, asistido por una antena para mejorar la recepción de la señal satelital instalado en la pirámide de El Castillo.

Ana Ross

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Ana Ross

Ana Roos

Cenote de Holtún La investigación arqueológica de carácter subacuático se concentró en el Cenote de Holtún, ubicado al interior de la zona arqueológica de Chichén Itzá. Dadas las propuestas de mi estimado colega Guillermo de Anda en referencia a un cosmograma en el que cuatro cenotes, uno por cada rumbo, flanquean la pirámide de El Castillo, nos vimos en la posibilidad de incorporar un estudio arqueoastronómico al proyecto promovido por National Geographic. Un tanto preocupado por estar muy lejos del selecto grupo de mayistas en mis conocimientos sobre la región, sólo me di a la tarea de calcular la orientación que guarda el cenote de Holtún respecto a El Castillo, y estimar el momento en que la luz ilumina el interior del cenote que, obviamente, corresponde al día del paso cenital del Sol. 18

Tania Santillán

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Cenote de Holtún

Cortesía de Guillermo de Anda

Ismael Arturo Montero García arqueólogo de profesión, con maestría en historia de México, doctorado en antropología simbólica y posdoctorado en antropología ecológica. Premio Nacional al Mérito Forestal 2002. Fue miembro del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología durante su labor docente en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y en la Subdirección de Arqueología Subacuática del INAH. Es autor de siete libros, ha publicado medio centenar de artículos de investigación en el país y el extranjero. Actualmente se desempeña como director del Centro de Estudios de Posgrado en la Universidad del Tepeyac; además, coordina la organización Ipan tepeme ihuan oztome, dedicada al cuidado y estudio del patrimonio natural y cultural de montañas y cavernas, así como a la arqueoastronomía. 2014, Ipan tepeme ihuan ozotome, México, D. F.

Arquitectura, geometría y astronomía La dicha nos invadió la mañana del 23 de mayo de 2012 cuando fuimos testigos de la erudición ancestral reservada por siglos. Gracias a las aportaciones de tantos investigadores e informantes que nos antecedieron y a los colegas que nos compartieron su conocimiento, ese día pudimos advertir impresionados, desde la pirámide de El Castillo, cómo el Sol, durante su día de paso cenital, se levantaba perfectamente alineado sobre el vértice de la pirámide en dirección al Templo de las Mesas. El Templo de las Mesas, al noreste, y el cenote de Holtún, al oeste, fueron incorporados desde El Castillo al telón de lo sagrado en un escenario que permitía una lectura teológica y sideral que concatenaba, como en ningún otro lugar, las orientaciones y los alineamientos Así encontramos la perfecta sincronía entre astronomía, geometría y arquitectura, que nos lleva a plantear que la pirámide de El Castillo no sólo estaba destinada al culto religioso, sino que también funcionaba como punto focal para la observación del cielo, y en especial del Sol, para un registro calendárico de extraordinaria exactitud.

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