Cómo es “el mejor marco teórico hoy posible” en la Filosofía Sistemática Estructural

July 6, 2017 | Autor: Emmanuel Sicre, Sj | Categoria: Filosofia Del Lenguaje, Filosofía, Sistemática, L.B. Puntel
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Universidad del Salvador Área San Miguel – Colegio Máximo de San José

Facultad de Filosofía

SEMINARIO DE FILOSOFÍA SISTEMÁTICA Prof. LORENZ BRUNO PUNTEL Alumno: EMMANUEL SICRE, SJ

Cómo es “el mejor marco teórico hoy posible” en la Filosofía Sistemática Estructural

Agosto de 2011

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“Estaba convencido de que el trabajo filosófico serio tenía su precio, y que con más razón eso valía para un libro con la amplia temática y el ambicioso proyecto del texto mencionado; un libro así, decía yo en la fundamentación que hice entonces de ese rechazo, únicamente se podía justificar como resultado de un largo proceso de maduración. Hoy puedo ver que esa convicción era acertada.” L.B. Puntel

La presente monografía busca poner de manifiesto qué significa el concepto de “marco teórico” (Theorierahmen) para la Filosofía Sistemática Estructural desarrollada por el filósofo Lorenz B. Puntel en su obra Estructura y ser. Un marco teórico para una filosofía sistemática. (Struktur und Sein1), que, como señala el epígrafe, nace de una convicción acertada del proceso de maduración del autor respecto de su concepción filosófica. Con este trabajo se pretende una aproximación analítica y descriptiva de las modalidades que asume este concepto, sus especificidades y determinaciones. Todo en vistas de demostrar su necesidad esencialmente constitutiva a la hora de elaborar una teoría filosófica sustentable, que pueda dialogar con otras filosofías sin caer en un fragmentarismo inconexo por la falta de inteligibilidad y coherencia. Tal objetivo se enfrenta con la dificultad que el mismo Puntel advierte respecto de los conceptos cuando sostiene: “sólo de unos muy pocos conceptos se podrá decir que pueden ser “perfectamente” realizados, y ello, por regla general, solamente en algunos casos.” (p. 184). En este caso particular, se es conciente de que nos adentramos en una empresa teórica de gran envergadura filosófica, y que ha supuesto la reflexión de una obra como Estructura y ser para poder llevar a cabo esta posibilidad explicativa.

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PUNTEL, Lorenz B. Struktur und Sein. Ein Theorierahmen für eine systematshce Philosphie. Mohr Siebeck, Tübingen, 2006. Para las citas se tomará como fuente el texto original alemán ya que la traducción del texto al español elaborada por el Dr. E. Sinnott aún no ha sido publicada sino en forma de “apuntes de clase.” En el caso del capítulo VI, como la versión facilitada por el profesor es la portuguesa, la traducción libre al español es mía. En adelante se citará solamente la página de la fuente.

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El esfuerzo de tematización crítica de los lazos que articulan las teorías particulares con una teoría general de la realidad como un todo llevado a cabo en Estructura y Ser, permite resaltar que cualquier intento filosófico de nuestro tiempo debe tener en cuenta la perspectiva de la totalidad para ser congruente con su apelativo de filosófico. Ya que la actividad filosófica que no pretende una integralidad teórica y niegue explícitamente el carácter abarcador tradicionalmente atribuido a esta, se contradice a sí misma. Por esto se intenta destacar el lugar central que el marco teórico representa en esta tarea. El modo de exposición del presente trabajo está desarrollado en cuatro puntos. Partiendo de una pregunta que oriente la especificidad del tema, en primer lugar, se plantea la necesidad, remarcada una y otra vez, de darle importancia al concepto central de marco teórico dentro de la filosofía y su contexto de producción a nivel histórico; así como también su aplicación al universo ilimitado del discurso y su origen terminológico con las modificaciones que Puntel introduce partiendo de la expresión de Carnap linguistic framework. Luego, en segundo lugar, se pasa a la caracterización de los elementos o componentes del mismo, a fin de describir lo esencialmente constitutivo del concepto de marco teórico en la filosofía sistemática y que la obra señala insistentemente en cada uno de sus seis capítulos. En un tercer momento, se trata de responder a la pregunta “¿qué es el marco teórico?” ya anticipada y preparada a partir de la reflexión de los componentes desarrollada en el apartado anterior. Para finalizar, se hace una exposición sintética de los rasgos definitorios del marco teórico metasistemático, es decir, la propia reflexión teórica sobre el marco que la misma filosofía sistemática ha elaborado a lo largo de la obra. A fin de concluir la presente monografía se presentan unas reflexiones finales. Para terminar esta introducción vale decir que la presente tarea de exposición supone un entramado de citas muy fecundo que da cuentas de la integralidad de la obra.

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Índice Introducción……………………………………………………………………….

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Índice ……………………………………………………………………………..

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1. ¿Por qué el marco teórico? ……………………………………………….

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1.1. Contexto de producción del marco teórico en la filosofía sistemática……………………………………………………………. 1.2. ¿A qué aplicar el marco teórico? El universo ilimitado del discurso………………………………………………………………. 1.3. Orígenes del concepto: Rudolf Carnap y su “linguistic framework” …………………………………………………………..

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2. Caracterización del marco teórico ……………………………………….

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2.1.La pluralidad de marcos teóricos………………………………………

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1 2.2.La comparación y elección de marcos teóricos………………………...

0 1

2.3.Fundamentación y no suposición del marco teórico..………………….

2 1

2.4.Relativismo moderado y no contradictorio…………………………….

3 1

2.5.Coherencia y cohesión……………………….…………………………

5 1

2.6.Completud……………………….……………………..….……………

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3. ¿Qué es el marco teórico? ……………………….……………………….

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3.1. ¿De qué tipo de marco se habla? ……………………….……………..

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3.2. El lenguaje del marco teórico ……………………….………………… 4. El marco teórico metasistemático……………………….………………..

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Conclusión……………………….……………………….……………………….

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¿Por qué el marco teórico? Desde el comienzo de Estructura y ser, Puntel no se cansa de señalar la jerarquía y centralidad del concepto de marco teórico para la filosofía y, como para él, la filosofía es esencialmente teoría2, no se puede prescindir del enmarcamiento que supone todo hecho teórico. Esto asume una importancia esencial en la obra porque “se parte de la fundamental visión de que todo planteo teórico, todo enunciado teórico, toda argumentación, toda teoría, etc., es comprensible y apreciable sólo si se la concibe como situada en un marco teórico.” (p. 11). Por todo esto se puede decir con Puntel que el marco teórico (y sus momentos constitutivos, a saber, un lenguaje, una lógica, una conceptualidad con todos los componentes que constituyen un aparato teórico) es un “concepto central” en su elaboración filosófica. Sin este concepto Puntel señala que “se puede ver la fuente de incontables y fatales errores” (íd.) en gran parte de los filósofos de todos los tiempos. Por eso, es necesario que el marco teórico esté fundamentado a cabalidad y a ello dedica Puntel los seis capítulos del libro que “representan las etapas de la elaboración del marco teórico completo de la filosofía sistemática estructural.” (p. 17)3. De ahí surge la necesidad de reunir en la presente monografía los aspectos principales de un concepto principal, valga la redundancia, de alta complejidad y que atraviesa toda la obra de manera cada vez más rigurosa.

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“…la filosofía como actividad teórica apunta exclusivamente a verdaderas teorías; su meta no es establecer una forma de vida buena ni la creación de obras de arte.” (p. 35) 3

Y tal es la dedicación a este objetivo que el autor aclara al describir el capítulo IV que no se podrá esperar o exigir que se trate de todos los ámbitos de la realidad, porque “eso equivaldría ya la exposición completa de una filosofía sistemática estructural plenamente realizada” (p. 21).

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1.1.

El contexto de producción del concepto de marco teórico

Puntel asume inicialmente una perspectiva temporal-histórica en la cual inserta su modo de filosofía analítica: la filosofía sistemática estructural. Y esto es más claro cuando afirma que “vista en su conjunto, la historia de la filosofía debe entenderse como el proceso de depuración teórica de la filosofía” (p. 15). Por tanto, son dos las perspectivas para analizarla: Históricamente, la filosofía presenta una forma de saber de carácter universal. Aunque, y esta es la otra perspectiva, actualmente es de carácter fragmentario sólo en la filosofía analítica. Señala que la causa de dicha fragmentación se debe a la práctica de un método fragmentario sin un carácter abarcativo ni articulado respecto de la realidad. Para una exposición completa en todo aspecto, Puntel sostiene como idea regulatoria el método en cuatro etapas (a saber, 1. invención y construcción de teorías, 2. constitución de teorías en sentido estricto, 3. constitución del sistema, y 4. verificación de adecuación y condición de verdad) que la sistemática busca llevar a cabo. Además, de tematizar el lazo entre las teorías particulares en una teoría general de la realidad como un todo, es decir, una teoría del ser. Y aclara: “únicamente el reconocimiento de la necesidad de tratar toda cuestión filosófica particular en un marco sistemático, y no en una splendid isolation, puede vencer al fragmentarismo, que es la deficiencia fundamental del filosofar hoy.” (p. 26).

1.2.

¿A qué aplicar el marco teórico? El universo ilimitado del discurso

De aquí surge, para la filosofía sistemática, la necesidad de establecer una teoría general que recoja interrelacionando todos los datos (o estructuras) de la realidad (entendida como “universo ilimitado del discurso”, “mundo”, “lo dado universal”, “ser”). Puntel usa la expresión de Rescher “truth-candidate” (“candidato a la verdad”) para decir

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que “la dimensión del universo del discurso es el dato abarcativo en sentido literal de: lo dado [datum] para comprender o explicar de la filosofía, esto es, todo aquello en lo que la teoría filosófica se puede o se debe ocupar” (p. 13). En efecto, para dar respuesta al complejo problema de la relación de la teoría y el universo ilimitado del discurso, aparece como clave otorgarle un lugar central al concepto de marco teórico. Por lo tanto, es necesario determinar con exactitud la relación entre dimensión estructural (formal y semántica) y del universo del discurso (dimensión ontológica) para toda teoría, en función de las consecuencias ontológicas que resultan de la pluralidad de marcos teóricos.

1.3.

Orígenes del concepto: Rudolf Carnap y su “linguistic framework”

El concepto de marco, según lo narra Puntel, pasó a ocupar el primer plano del trabajo filosófico con Rudolf Carnap al introducir el concepto de “marco lingüístico” (linguistic framework). Vale decir que no se trata simplemente de un concepto, sino de una teoría con un fuerte poder explicativo que se inserta dentro de las ambiciones teóricas del positivismo lógico. Con todo, Puntel, considera que induce a error. Lo demuestra al presentar la exposición de marco lingüístico del mismo Carnap que lo plantea desde el hecho posible de “to introduce a system of new ways of speaking, subject to new rules; we shall call this procedure the construction of a [linguistic] framework for the new entities in question”4. Luego añade la distinción carnapiana de preguntas sobre la existencia: internas y externas. A lo que Puntel concluye diciendo que “no es claro cómo entiende Carnap la diferencia entre ambas especies de cuestiones referentes a la existencia.” (p. 30), porque 4

CARNAP, Rudolf. Empirism, Semantics, and Ontology, Revue Internacional de Philosophie. 1950, Año. 4, Nº 11, pp. 21.

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los ejemplos de marcos utilizados por Carnap contienen elementos lingüísticos, pero también lógicos y conceptuales5. Cabe destacar que tampoco comparte con Carnap que la decisión racional acerca de la introducción de un determinado marco (teórico o lingüístico), se forme bajo el juicio puramente práctico. Puntel piensa que la cuestión acerca de la adecuación o inteligibilidad de un marco teórico determinado, es un juicio estrictamente teórico que conlleva la necesidad de introducir un marco que contenga una adecuación y una inteligibilidad más elevada. Sostiene: “la cuestión verdaderamente práctica reside, para el filósofo o el científico, en otro lugar, a saber, una etapa antes: entenderse y comportarse como un filósofo o un científico.” (p. 89). De todos modos, Estructura y ser le debe a Carnap la intuición fundamental del concepto de marco sobre el que desarrolla su propia comprensión y su complejo aparato teórico.

2.

Caracterización del marco teórico

Dado que la filosofía es una actividad teórica que apunta a la elaboración y exposición de teorías, la primera determinación sobre el marco teórico es que se trata de “la totalidad de los factores que satisfacen las condiciones específicas” (p. 29) para tal elaboración y exposición. Por este motivo, a continuación se introduce una serie de rasgos fundamentales del marco teórico en su conjunto que han sido desarrollados a lo largo de la obra y que merecen ser destacados para el análisis y aproximación al concepto. Dichos

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Inducen a error a pesar de que Puntel rescata la redición del texto de 1972 en la que Carnap añade una nota aclaratoria a su concepción.

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elementos constitutivos hay que comprenderlos interrelacionadamente para verlos funcionar dentro el concepto6.

2.1.

La pluralidad de marcos teóricos

En primer lugar, hay que destacar que, si bien Puntel considera que todo su libro está al servicio de la elaboración de un marco teórico de una filosofía sistemática, es necesario partir de una premisa ulterior, a saber, que “el mejor marco teórico hoy posible” (p. 12) (así concibe el autor su propio marco teórico), convive con el hecho de que hay una pluralidad de marcos teóricos. Esta realidad enfrenta las ambiciones de toda filosofía con una cuestión ineludible: ¿es posible un marco teórico absoluto? Se puede admitir tal posibilidad. Pero lo que no está permitido considerar como real es que los seres humanos puedan alcanzarlo, si bien, Puntel reflexiona, ya avanzada la obra, que “el teórico dispone de un potencial de inteligibilidad que posee un “alcance” mayor que el alcance del marco teórico tácticamente empleado por el teórico hace posible y en principio puede alcanzar” (p. 326). En consecuencia, esto permite reposar en una certeza: la inaccesibilidad a un marco teórico de carácter absoluto; y trabajar en una exigencia: que dicha inaccesibilidad no significa la imposibilidad de considerar un todo como tal desde la complejidad propia de la realidad y de buscar teorizarlo. Y esto porque “el teórico se encuentra ya en una “metadimensión” respecto de “su” marco teórico” (íd.) y que no se agota en ese marco. Asimismo cabe rescatar que “en el curso de la concreción y la determinación sistemática del marco teórico, se suman nuevos elementos, de modo que paulatinamente 6

Parece oportuno rescatar una apreciación de Puntel que puede ayudar a comprender lo que conlleva esta gran empresa teórica: “la inteligibilidad de la concepción reclama una exposición no solo compleja, sino también a menudo redundante y pedante.” (p. 33).

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van surgiendo ulteriores marcos teóricos subordinados, más determinados y más eficaces, como formas más concretas del marco teórico general” (íd.). Queda claro, entonces, que se trata de marcos teóricos distintos pero no “desconectados”; al contrario, todos están sistemáticamente conectados. Y más aún, la totalidad de todos estos marcos teóricos “específicos” constituyen el marco teórico completo de la filosofía sistemática plenamente elaborada.

2.2.

La comparación y elección de marcos teóricos

Es necesario caer en la cuenta de que, como lo indica Puntel, “es un hecho que es parte de potencial teórico de nuestro pensamiento el que podamos traspasar los límites de determinado marco lingüístico y teórico.” (p. 95). Por lo tanto, si estamos ante la posibilidad siempre presente de comparar el marco teórico propio con otros7, se impone una pregunta clave aquí, y sería: ¿por qué se admite precisamente un marco teórico determinado y no otro? En primer lugar, se puede considerar con el autor que: Afirmar que un marco teórico determinado es el correcto sin más, esto es, el mejor en sentido absoluto y, por eso, el único marco teórico posible y real, supondría haber consumado una tarea imposible: la tarea de comparar entre sí todos los marcos teóricos (reales o posibles), como resultado de hallar el correcto y mejor en sentido absoluto. (p. 54)

Por lo tanto “hay que despedirse para siempre de la utopía de que sería posible o por lo menos razonable desarrollar la única filosofía sistemática verdadera, y hasta demostrarla o “comprobarla” como tal.” (p. 92). Ante esto se hace evidente, como se ha señalado, la 7

Así lo especifica más precisamente, por ejemplo, en el capítulo V, cuando ha descrito el operador universal, sostiene: “los marcos teóricos pueden ser comparados entre sí, y ello atendiéndose a las diversas formas, niveles y grados de la relación del sujeto con la naturaleza o el mundo. La escala sirve en ello como medida para la comparación: cuanto más particularista es determinado modo de la relación del sujeto a la naturaleza o mundo, tanto más restringido, inadecuado y menos objetivo es el marco teórico correspondiente.” (p. 541).

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multiplicidad de alternativas teóricas para enfrentar los problemas filosóficos y la consecuente dificultad de la fundamentación, que, de no existir la pluralidad de marcos teóricos, no haría falta. Pero es más evidente aún, la pregunta por el sistema superior de fundamentación y los criterios con los que juzgar su superioridad si se desea hacer una elección teórica adecuada8. Por eso la discusión de Puntel con Carnap respecto de la decisión racional acerca de la introducción de un marco teórico (o lingüístico) determinado, es importante y oportuna. Es acertado que Puntel señale el malentendido en el que incurre Carnap al sostener que se trata de una cuestión puramente práctica. La elección de un marco teórico es una cuestión estrictamente teórica porque corresponde a la tarea de una persona dedicada a la teoría y que “si procede de una manera consecuente, aceptará y aplicará el marco teórico que se destaca por ser apto para alcanzar la mayor inteligibilidad posible en relación con el ámbito de teorización en cuestión.” (p. 90). También es necesario considerar lo que respecta al resultado de una comparación entre marcos teóricos. El filósofo explica que es posible que al comparar los marcos teóricos, remitiéndose a uno más abarcativo (un marco metateórico), surjan cuatro consecuencias posibles: superioridad o inferioridad del propio marco, equivalencia o deficiencia de ambos. A partir de tales resultados es posible ubicar el propio trabajo teórico dentro de las infinitas posibilidades teóricas de la filosofía. De todos modos, en lo referente a la filosofía sistemática, es lógico pensar según este planteo, que “cuanto más se avanza en la exposición […], tanto más estrecho es el espacio

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“Aun cuando un marco teórico o sistemático haya sido “elegido” en forma adecuada, se está todavía lejos de haber cumplido la tarea de concretar ese marco en relación con las distintas problemáticas y ámbitos de la filosofía sistemática. En ese respecto, el teórico debe emprender y fundamentar, en cada nueva “etapa” de la exposición sistemática, la elección de una forma concretada del marco teórico general.” (p. 97)

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de posibilidades de decisión para la elección de un marco teórico concreto para un ámbito específico.” (p. 98).

2.3.

Fundamentación y no suposición del marco teórico

Se llega entonces al mentado problema de la fundamentación del marco teórico. Tal problemática deviene necesaria para la filosofía sistemática, porque trata de demostrar que la comprobación de la formulación del más sencillo de los enunciados se da en un determinado marco teórico. En efecto, si se dan por supuestas las verdades sobre las que un marco teórico descansa, y no puede ser fundamentado se cae en una posición fundamentalista. Por esto Puntel desarrolla que una fundamentación es relativa a su marco teórico en un doble sentido: primero, respecto de su marco subsitemático propio (fundamentación intrasistemática: donde coinciden plenamente la fundamentación y la demostración sin confundirse); y luego, respecto de la relatividad del marco teórico sistemático total (metasistemático). Es decir, que el enfoque de la filosofía sistemática “no parte de algo así como verdades fundamentales que desde el principio se afirmen como válidas y deban ser mantenidas a toda costa” (p. 68), sino que llega al final de la empresa teórica a la cuestión de la verdad siendo así un enfoque de tipo “coherencial.” En este sentido Puntel considera el concepto omnideterminante de marco teórico inserto en el proceso de autoexposición de una teoría filosófico-comprensiva. Especialmente lo resalta en relación a los tres niveles del proceso. A saber, el sistemáticoincoativo (es decir, el espacio teórico racional de una terminada situación históricohumana), el intrasistémico conceptual (la estructuralidad interna del marco teórico aceptado y “aplicado” por un cognoscente) y el comprensivo. El marco teórico, entonces,

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se ubica en el primer nivel en cuanto que la relación con la teoría filosófica estructural, las aclaraciones y las tesis globales (expuestas en la introducción y el capítulo I de Estructura y ser) son en su conjunto el ejemplo más apropiado del concepto de fundamentación incoativo-sistemático. En el caso de la filosofía sistemática la fundamentación o justificación de dicho marco “resulta de la crítica de otras posiciones en razón de sus oscuridades e incoherencias, y del desarrollo de una alternativa positiva que se logra a partir de la visión anticipada del todo.” (p. 88). Esto le permite posicionarse como un marco teórico superior.

2.4.

Relativismo moderado y no contradictorio

Estructura y ser plantea un relativismo moderado y no contradictorio. Este criterio parece fundamental para no creer que una exposición tan rigurosa como la de la filosofía sistemática pecaría de absolutista en el peor de los sentidos. Dicha concepción es conciente de su apertura, lo que sucede es que se comprende a sí misma como “equilibrada desde el punto de vista sistemático: todo marco teórico hace posibles enunciados verdaderos, pero no enunciados verdaderos en el mismo nivel. Son verdades relativas a los correspondientes marcos teóricos. Esa relatividad es una forma específica de un relativismo moderado y libre de contradicciones.” (p.12)

En efecto, al comienzo de la obra, Puntel deja claro que este será un tema importante de rescatar porque una filosofía como la sistemática que se funda en la condición de verdad, pareciera que no puede tener un carácter relativo, ya que se plantearía el trillado tema de la relatividad radical de la verdad. Por eso dice, con respecto a la fundamentación

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intrasistemática, que “todo lo que resulta rigurosamente del marco teórico admitido, sencillamente se muestra como verdadero-en-ese-marco-teórico.” (p. 97)9. Esto no presenta contradicción alguna porque, como se ha señalado, “todos los enunciados científicos o filosóficos presuponen un marco teórico del que reciben antes que nada la forma determinada o la condición determinada que ellos tienen” (p. 23). Y ante la pluralidad de marcos teóricos es lógico que todo enunciado tenga una condición relativa sólo al marco que le corresponde. Es decir, que “la verdad de toda sentencia y de toda proposición contiene una relatividad intrínseca a un marco teórico.” (p. 323). Entonces se trata, dice Puntel, de una “forma moderada del relativismo de la verdad.” (íd.)10. Con todo no se excluye la posibilidad de una “verdad absoluta”, pero no entendida “lisa y llanamente independiente de todo marco teórico […], sino, antes bien, verdadera en todo marco teórico.” (p. 324). Más claramente se dice que hay verdades (al menos algunas) relativas a todos los marcos teóricos, y en este sentido son absolutas. Tales “verdades” son de carácter lógico y metafísico, como lo son, por ejemplo, el principio de no contradicción, el de coherencia universal, etc. De todos modos, especifica Puntel, este concepto funciona en un lugar sistemático como idea reguladora (Kant) o/y concepto límite de la empresa teórica en su conjunto.

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Con esto se pone de manifiesto, además, la importancia esencial de la teoría de la verdad dentro de la obra del filósofo que, si bien no será desarrollada aquí, será oportunamente mencionada en relación al concepto del marco teórico que se intenta explicitar. 10

Que incluso pensada en su aplicación a la historia mundial desarrollada en el capítulo IV: “la mencionada “relatividad” alude al grado de adecuación del marco teórico; la ilimitación de la teoría de la historia mundial buscada concierne a la amplitud temática y a la completud temática de la teoría. Dicho concisamente: una o la teoría irrestricta de la historia mundial […] puede ser desarrollada en marcos teóricos más o menos adecuados.” (p. 468).

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2.5.

Coherencia e inteligibilidad

En este apartado entramos en una de las características más indispensables del concepto que se está analizando. Si el punto metodológico que sirve de criterio para una aclaración de la relación entre la filosofía y las ciencias, tanto en general cuanto en el caso concreto, es el concepto de marco teórico; y si una epistemología que ignore todo marco teórico por intuitiva que sea, “es completamente incoherente y, por tanto, insostenible.” (p.76), es necesario seguir buscando los criterios más asertivos en torno al trabajo teórico. Como criterio de superioridad de un sistema en comparación con otros, Puntel propone “la idea de la coherencia más alta o relativamente máxima” (p. 93). Para evitar tomarla como consistencia, se apela a la perspectiva de la inteligibilidad: a mayor inteligibilidad, mayor coherencia alcanzada. A su vez, “la inteligibilidad se caracteriza por medio de varios factores que tienen […] un carácter relativo en la medida en que a un teórico le parecen razonables, y, en cambio, a otro teórico le parece lo contrario.” Por eso hay que distinguir entre criterios de inteligibilidad fundamentales, es decir, que fijen el límite entre lo que es y lo que no es inteligible (lo es algo que no sea tan “singular”, inasible o contradictorio en sus determinaciones); y criterios comparativos entre una mayor o menor inteligibilidad (es mayor si obtiene y articula una estructuralidad mayor y más detallada de la “cosa” de la que trata (o acerca de la que se “habla”). Hasta aquí se ha dicho lo esencial de ambos. Más adelante cuando se exponga el concepto de marco teórico, visto desde la perspectiva metasistemática, serán dados más elementos de caracterización de estos dos aspectos fundamentales.

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2.6.

Completud

Este es otro de los criterios que están al servicio del marco teórico y que lo hacen más inteligible. Se habla, claro es así, de una completud relativa concerniente tanto a la cantidad de los datos como a “los “modos de darse” de los datos, su pertinencia, las interrelaciones en las que toman parte, etc.” (p. 94). Esto no significa para Puntel un súper-marco teórico sino que por el contrario comenta la necesidad de recurrir al famoso teorema de la incompletud de Gödel que “declara que hay verdades que pertenecen a un sistema formal provisto de suficiente fuerza de expresión, pero que no podrían ser demostradas como verdaderas en ese sistema o con los medios de ese sistema.” (p.156). Esto significa que la imposibilidad de una demostrabilidad absolutamente abarcadora y completa de todas las verdades de un sistema formal con sus medios propios, se puede aplicar a la cualidad de la universalidad de una teoría. Por eso Puntel considera esta filosofía abierta aunque “no se puede subrayar con suficiente insistencia que […] se trata sólo de la exposición del marco teórico de una filosofía sistemática. Esa sola tarea puede considerarse inmensa, pero la realización de la propia filosofía sistemática de acuerdo con ese marco teórico es una tarea incomparablemente más grande.” (p. 26).

Por tanto el ideal de completud (al igual que el método en cuatro etapas) funciona como una idea reguladora, “el cual, en el caso de que venga a ser alcanzado, sólo puede serlo con referencia a las teorías o dominios objetivos individuales.” (p. 621).

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3.

¿Qué es el marco teórico?

Ya se viene repitiendo en cierto sentido lo que se entiende en Estructura y ser por marco teórico. En este apartado se intenta precisar y concretar su referencia para aproximarse aún más en la respuesta a la pregunta planteada sobre el marco teórico para la filosofía sistemática. Podría ser pertinente comenzar por lo que sostiene Puntel en el capítulo I: En este libro el término “marco” se aplica en un sentido teórico amplio, esto es, en el sentido de marco teórico. Como marco teórico, marco designa la totalidad de todos aquellos marcos específicos (como el lingüístico, el lógico, el semántico, el conceptual, el ontológico) que de una u otra manera constituyen los componentes irrenunciables del marco (general) supuesto por una teoría dada. (p. 30)

Dicho esto cabe preguntarse sobre qué marco se desea poner el acento.

3.1. ¿De qué tipo de marco se habla?

Puntel señala las dos posibilidades aspectuales del marco. Se trata de la diferencia entre el marco y lo que éste enmarca, es decir, lo que representa o contiene. Por tanto “marco” enlaza dos conceptos distintos: -

uno abstracto o subdeterminado. Caracteriza al marco en la medida

en que es considerado independientemente de eso de lo que es marco. Este tipo de marco no es considerado por Puntel, sino en cuanto que muestra cómo el marco abstracto se desarrolla, o puede y hasta debe desarrollarse, para pasar a ser un marco concreto o determinado.

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-

Y otro concreto y determinado plenamente, que “articula el marco

atendiendo explícitamente a su relación con su (o con un) “contenido”; expresa, por tanto, la unidad de marco “abstracto” y contenido.” (p. 31) Puntel aclara inmediatamente que el marco teórico que le interesa exponer es el de la segunda caracterización, es decir, uno plenamente determinado y concreto. La filosofía sistemática estructural considera el marco teórico, no en el sentido de un sistema formal no interpretado, antes bien, se trata de un marco teórico filosófico (y científico) como “instrumento que permite captar, comprender y explicitar algo.” (íd.). Esto implica que “el propio marco teórico contiene elementos que no son de naturaleza puramente formal, sino que contienen una interpretación, o, más, bien, una referencia a algo.” (íd.). Sin embargo, se puede concluir que todo marco teórico contiene conceptos formales (elementos puramente formales), y conceptos “con contenido” (elementos “materiales”). Para una comprensión más acabada de lo que significa el trabajo de diferenciación de los niveles se puede citar el siguiente fragmento ciertamente esclarecedor: El punto de vista decisivo es aquí la diferenciación de distintos planos tanto del marco teórico cuanto del contenido. El marco teórico más abarcador y más completo para la filosofía sistemática estructural sostenida aquí es altamente complejo: él mismo consiste en una pluralidad de submarcos teóricos particulares. Como se verá en el presente capítulo, en el comienzo de la exposición se tendrá, sólo un marco teórico abstracto, en el sentido de puramente global, cuya “formula abreviada” es la “cuasidefinición” […] de la filosofía sistemática estructural. Aquí se presentarán sólo los conceptos más amplios de esa filosofía y se dará una explicación introductoria. La especificación o concreción de ese marco teórico se da a través de la elaboración de ulteriores marcos teóricos, cada vez más específicos o concretos, y de teorías particulares elaboradas sobre esa base. Cada uno de esos marcos teóricos específicos o concretos representa un nivel o plano distinto de la teoría filosófica general. (p. 31). 11

Parece clave rescatar que el marco teórico de la filosofía estructural es él mismo una pluralidad de submarcos teóricos particulares. Esto da la pauta de que el proceso

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La cursiva es mía.

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expositivo de concreción del marco teórico debe atender a tres factores: a) a la variación del significado propio de “marco” y de “contenido” (ya que a cada marco teórico le corresponde un tema o contenido determinado); b) a que ese proceso de transformación de un ámbito de objetos (o de un tema) en componente de un marco teórico no abarca toda la exposición de conjunto de la filosofía sistemática; y, por último, c) que todo el proceso descriptivo debe entenderse como una “red teórica” y no como una “construcción circular” de la teoría filosófica general. A partir del capítulo IV se comprende la aplicación o especificación del marco teórico en relación con el mundo. Allí se expone que el marco teórico es la base de las preguntas sobre el sentido o el fundamento último, pero cabe preguntarse si siempre deberán remitir a un marco teórico ulterior o más abarcador hasta el infinito. A lo que Puntel contesta: “los seres humanos, no podemos apuntar, descubrir, proyectar sencillamente hasta el infinito marcos teóricos siempre ulteriores que tengan sentido; eso es sencillamente una ilusión, una representación o una afirmación “vacía.” […] eso no nos impide estar abiertos a un marco teórico ulterior. (p. 466). Dicha referencia da la pauta cada vez más clara de lo que Estructura y ser pretende decir con marco teórico. También resulta importante destacar que hay que pensar que el marco teórico en cada caso ulterior, más abarcador, se mostrase más adecuado frente al precedente. […] el lazo con el marco teórico que se hace a un lado no se debe concebir de modo tal que el marco teórico nuevo niegue en todo respecto todo lo que caracterizaba al marco teórico o a los marcos teóricos precedentes; antes bien, el lazo entre los marcos teóricos se articula en la idea de adecuación respectiva mayor. Eso implica una comunidad fundamental constante de los factores centrales entre los marcos teóricos. Así, todos los marcos teóricos “reales” y todos los “posibles” están estructurados por medio de la gran idea fundamental de “coherencia”, aún cuando tampoco entonces se entienda por coherencia exactamente lo mismo. (íd.).

Si el marco teórico en el capítulo I habilita para una cuasidefinición de filosofía sistemática estructural en cuanto que consiste en la determinación de un concepto

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desarrollado en su propio seno; y definida como “la teoría de las estructuras universales (más generales) del universo ilimitado del discurso” (p. 35)12; finalmente se podría hacer con una determinación más detallada de lo que es el marco teórico cuando en el capítulo V se lo describe como las “maneras en que el mundo se manifiesta o articula [no meramente coexistiendo sino formando en su conjunto una coherencia interna] en su estructuralidad […] en sus distintos “niveles estructurales” ontológicos.” (p. 544). Para darle más justeza al concepto de marco teórico Puntel señala “tres pares de conceptos como criterios para la apreciación de la fortaleza y la debilidad de la adecuación ontológica de los marcos teóricos” (p. 545). A saber, según su grado de profundidad serán estructuras superficiales (perspectivas particularistas) o profundas (perspectivas más universalistas); según su texturalidad será fina o gruesa (formando un continuum en dirección de la elaboración de estructuras de texturas cada vez más finas, diferenciadas o específicas); y según su grado de coherencia (menor o mayor cantidad de aspectos o momentos estructurales relacionados entre sí). A este último aspecto vale adicionar, para enriquecer y determinar aún más el horizonte de las preguntas y posibilidades de articulación de tales estructuralidades, que “aparte de los grandes conceptos de la dimensión originaria del ser, del ser como tal, de ser en su conjunto13, contiene también las modalidades” (p. 589) del ser: la necesidad, la posibilidad, y la contingencia.

12

Se trata de un procedimiento de red que intenta “insertar todos los “elementos” pertinentes en un gran todo coherente teóricamente articulado.” (p. 623). 13

Esta es la gran “idea” o la gran intuición de la filosofía sistemática que da base al marco teórico que se quiere exponer en toda la obra Estructura y ser. Cf. p. 623.

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3.2.

El lenguaje del marco teórico

Como es lógico no se puede olvidar el tema del lenguaje dentro de la filosofía sistemática. Parece oportuno rescatar su importancia en este apartado una vez que se señalaron sus elementos fundamentales y su definición más aproximada, de modo tal que quede más explícitamente notada su relevancia para el concepto de marco teórico. Es sabido que la filosofía analítica concibe el lenguaje como base del resto de las demás disciplinas. Cabe resaltar que la filosofía sistemática también considera el lenguaje como fundamental, pero no toma la universalidad proclamada por la analítica respecto del lenguaje porque ve que la universalidad como criterio metodológico y teórico de articulación, no puede decirse que sea aceptado universalmente como en Kant. Puntel considera que el análisis del lenguaje no es universalmente admitido ni definitivo. En este sentido, el autor reflexiona sobre el lenguaje pero con vistas ontológicas y como la dimensión de la exposición de la teoricidad. Para ello propone distinguir14 claramente entre lenguajes naturales (normales, hablados, empleados por una comunidad) y artificiales (construidos, formales o especializados). Desde el punto de vista de la comunicación los primeros se destacan por sus niveles: expositivo (descriptivo-indicativo), de exposición estética, pragmático, expresivo. Los artificiales, en cambio, en relación a los niveles de comunicación sólo desarrollan el primero, a saber, el expositivo, que es el lenguaje de la teoría. El marco teórico de la filosofía sistemática emplea un lenguaje filosófico sistemático transparente desde el punto de vista teórico y con vista a las implicancias ontológicas. Por

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Más precisamente en el capítulo II, 2.2. El lenguaje como medio expositivo de la dimensión de la teoricidad y en el V, 5.1.4. El concepto adecuado del lenguaje filosófico teórico; y 5.1.5. La pluralidad de lenguajes: su interpretación ontológica y algunas consecuencias.

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ello “parte del lenguaje natural; pero ello se debe entender en el sentido de que excluye en la forma más acabada posible las incorrecciones, las indeterminaciones y las vaguedades que caracterizan al lenguaje natural.” (p. 108). Explica Puntel, Esto indica el siguiente estado de cosas: un lenguaje es enteramente transparente desde el punto de vista teórico cuando todos los factores que caracterizan su condición teórica se examinan y se aclaran con exactitud. Esos factores son los que constituyen el central concepto de marco teórico. (p. 127)

Entre estos factores de teoricidad hay que mencionar ineludiblemente el lugar del sujeto, de los hablantes. Esto lleva al planteo de la dimensión de la efectuación de la teoricidad como atravesada por dimensión del saber o del conocimiento. Estructura y ser sostiene una postura contraria a aquella que pretende colocar el saber (o el conocer) del sujeto como condición de la dimensión de la efectuación de la teoricidad para trasladar el centro “al marco teórico, dentro del cual, como se viene diciendo, únicamente, se puede desarrollar toda teoría, y al contenido articulado en ese marco.” (p. 133). Así se logra “depotenciar” el sujeto, que la modernidad y también la filosofía actual han sobrevaluado (cayendo en subjetivismos, relativismos, escepticismos, absolutismos, dogmatismos,…), otorgándole un papel derivado o subordinado. Con esto queda claro que un marco teórico “no se realiza desde el punto de vista de un operador-determinado-por-un-sujeto (p. 154)15, pero tampoco prescinde de él porque lo requiere en una racionalidad universalista que esté “inserto por entero la dimensión de toda objetividad.” (p. 157). Se puede ampliar retomado hasta aquí que la determinación completa de la dimensión de teoricidad atañe al concepto de marco teórico en cuanto que supone el

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Lo contrario sería un súper-marco teórico absolutista y dogmático que no admite la pluralidad de marcos teóricos.

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intento de concebir el “lazo entre el lenguaje, el conocimiento y el concepto estructural de teoría.” (p. 188). Se dice intento porque el único modo de alcanzar tan alto nivel de determinación es su condición de verdad. Y ese componente esencial del marco teórico que es la teoría de la verdad “lleva al máximo la inteligibilidad y la coherencia del marco teórico por medio de la elaboración de la interrelacionalidad de semántica y ontología.” (nota, p. 198). En el capítulo V, se describe del lenguaje como un sistema semiótico que en el uso es sólo segmental y que su repertorio nunca estará disponible como un todo. Por eso Puntel señala que “la tarea del marco teórico es justamente aclarar y reglamentar la forma de manejo de un lenguaje infinito no numerable [de expresiones].” (p. 521). Y esto porque es enteramente aplicable en una cierta amplitud, y porque un lenguaje de estas características tiene una función explicativa irrenunciable que se condice con la expresabiliadad universal del ser.

4.

El marco teórico metasistemático

En primer lugar, no sería redundante decir que una metasistemática viene a ser una reflexión teórica sobre la propia filosofía sistemática desarrollada en Estructura y ser, es decir, una autoexplicación de sí misma. Puntel desarrolla el concepto de metasistemática haciendo una clasificación oportuna entre una inmanente (teoría de la interconexión de todas las estructuras del ser. La arquitectónica, al decir de Kant) y otra externa, dentro de ésta última, se habla de una metasistemática intrateórica (a su vez, interfilosófica, no filosófica y filosófica) y extrateórica. Así es que la noción fundamental referente a la metasistemática externa

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resulta de dos suposiciones básicas: la de la pluralidad de marcos teóricos, y la de que un marco teórico supremo, último o absoluto –en caso de que se dé un marco asísencillamente es inalcanzable, al menos para nosotros, los seres humanos, como se ha dicho. Esto quiere decir que la filosofía sistemática estructural es un “sistema abierto”, esto es, esencialmente incompleto. Una vez caracterizados estos dos ámbitos, uno ad intra y otro ad extra, de la filosofía metasistemática, es necesario distinguir las diferencias entre los conceptos de inteligibilidad y coherencia trasversales a ambos ámbitos16. Lo que se busca es aclarar con precisión su aspecto relativamente máximo. En primer lugar, hay que decir que se trata de dos formas de relatividades: - una relativa al marco teórico, que debe estar bien determinado (inteligibilidad y coherencia mayores) para escoger (a fin de ser usado) entre la pluralidad de marcos teóricos, y, además, porque sólo puede ser utilizado uno por vez. - y otra inmanente al marco teórico. Esta “supone como base un marco teórico reconocido y su relatividad; se trata, por tanto, de una relatividad dentro de la relatividad basal o fundamental […] del marco teórico.” (p. 620). Y también es la realización de un determinado nivel de inteligibilidad y coherencia dentro del marco utilizado. Internamente, como se trata de una teoría de la teoría, Puntel se pregunta si es posible aplicar el método en cuatro etapas también a la exposición del marco teórico. Ciertamente que sí ya que ““metasistemática inmanente” quiere decir que la filosofía sistemática o su marco teórico como un todo se explican a sí mismos. […] es autoexplicación.” (p. 621).

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Estos conceptos no son idénticos, “al contrario, [la inteligibilidad], es, sobre un aspecto, la base, sobre otro aspecto, consecuencia del concepto de coherencia.” (p. 617)

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Pero vale aclarar que sólo podrán ser aplicadas las tres primeras etapas, porque la cuarta traspasa lo inmanente al ponerse en relación con otras teorías17. Externamente, la metasistemática designa las dimensiones “meta” (más allá) con referencia a la propia filosofía. En tal caso metasistemática debe ser entendida como una “perspectiva de análisis teórico” que tiene como tema la filosofía sistemática estructural y viene a ser “el auxilio del concepto de marco teórico” (p. 625). Es decir, subraya Puntel, el marco teórico metasistemático. A su vez es posible distinguir la constitución de este marco metasistemático a partir de la dimensión intrateórica (que contiene todos los elementos18 requeridos para tematizar la filosofía sistemática y las otras filosofías, para luego también poder ser puestas en relación a fin de ser comparadas tematizando tal relación 19); y la dimensión extrateórica (más ligada al mundo de la vida, por ejemplo; y que articula incluyendo “todos los elementos que posibilitan una tematización de la relación entre la filosofía sistemática y esa otra dimensión extrateórica.” (íd.)). Es interesante resaltar que, cuando se comparan marcos teóricos intrateóricamente, es preciso diferenciar dos tipos de discusiones: las de una misma tendencia, y las de dos o más tendencias diferentes. En el primero de los tipos puede suceder que el marco teórico completo puesto en relación deba ser “reconstruido”; o simplemente “perfeccionado”. Cuando hay tendencias diferentes lo que acontece es algo gradualmente distinto a lo dicho anteriormente respecto de los marcos. Por tanto lo que se debe procurar en este tipo de discusión es que haya una base común mínima que contenga aquellos factores que son 17

A recordar, 1. invención y construcción de teorías, 2. constitución de teorías en sentido estricto, 3. constitución del sistema, y 4. verificación de adecuación y condición de verdad. 18 19

A saber, lenguaje, conceptos, principios, instrumental lógico, etc. Cf. pp. 625-625.

Y con la posibilidad de obtener las consecuencias ya mencionadas arriba: superioridad o inferioridad del propio marco, equivalencia o deficiencia de ambos. Cf. punto 2.2. de la pág. 11 del presente trabajo.

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indispensables para que ocurra una discusión, como argumentación, claridad, reglas lógicas, facultades semánticas y cosas de género, etc. Por último, a nivel intrateórico, se debe concluir con la autocomprensión que tiene la filosofía sistemática de su propio marco metasistemático, porque considerarlo como “neutro” sería dogmático e irracional, más aún, iluso. Tal marco teórico posee, en el caso de la metasistemática inmanente (la arquitectónica), “la inteligibilidad y la coherencia relativamente máximas.” (p. 632), y en el caso de la metasistemática interfilosófica externa, “la inteligibilidad y la coherencia relativamente más elevadas.” (íd.). Con “más elevada” se intenta decir dos cosas: la consideración y comprensión más completa de los datos cuantitativa como cualitativamente; y las “interconexiones más determinadas o más finamente estructuradas “entre” los datos.” (p. 634). Dentro de la relación que se establece entre la filosofía entendida en términos de interrelación e interconexión con otras ciencias particulares, es necesario “reconocer la diferenciación fundamental entre filosofía como ciencia universal y las demás ciencias como particulares, [porque esto] lleva al filósofo de orientación no fisicalista-monista directamente a situar en otro marco teórico la articulación de los fenómenos que no pueden ser explicados en el marco teórico de las ciencias particulares.” (p. 637).

Y esto porque la filosofía sistemática estructural tiene como tarea elaborar las estructuras más universales del universo ilimitado del discurso en un marco teórico apenas relativamente con un status universal. Estructura y ser se cierra apelando a tres tesis para concretar un modo de autodeterminación: la fundamentación sólo posible post factum de la filosofía sistemática; la última etapa del método propuesto de la verificación de la verdad; y la fundamentación metasistemática. Tal autofundamentación debe ser entendida como relativa (no última) a su

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propio marco teórico, no absoluta y contingente. Y para ser confrontada y mantener su autofundamentación en un proceso permanente, se puede apelar a tres niveles: desde la “periferia” (sin quedar modificado el marco teórico), desde un plano intermedio (respecto de ámbitos internos al marco teórico), o en el ámbito central (respecto de las dos tesis fundamentales: la idea central del marco teórico y de las dos dimensiones elementales de las estructuras fundamentales y la del ser como un todo). Así concluye la exposición de la metasistemática. Habiendo intentado dar una autoexplicación de sí misma, la filosofía estructural sistemática en este último capítulo, logra dos posibilidades teóricas más: la de ampliar el horizonte teórico dando “otra vuelta de tuerca” a su exposición; y, la de no dejar cabo suelto a nivel expositivo.

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Conclusión

Como se dijo en la introducción, la presente monografía buscó poner de manifiesto qué significa el concepto de “marco teórico” para la Filosofía Sistemática Estructural desarrollada Puntel en su obra Estructura y ser. Se puede decir que la aproximación analítica y descriptiva del concepto y de sus modalidades, especificidades y determinaciones distintivas, llevada a cabo en esta exposición ha logrado demostrar que el marco teórico comporta una necesidad esencialmente constitutiva si se quiere elaborar una teoría filosófica sustentable. Y que en el plano de interrelacionalidad con otras filosofías o campos teóricos pueda dialogar sin caer en el fragmentarismo actual por la falta de inteligibilidad y coherencia. Se creer haber cumplido con la necesidad de poner de manifiesto el esfuerzo de tematización crítica de los lazos que articulan las teorías particulares con una teoría general de la realidad como un todo, a partir del análisis del amplio y complejo concepto de marco teórico. Se piensa además, que el modo de exposición del presente trabajo ha sido oportuno a la vez que posibilitador de una síntesis abarcativa que ha supuesto un entramado de citas muy fecundo. Tal entramado estuvo “facilitado” por la notable integralidad de la obra completa. Con todo cabe rescatar que una filosofía como la sistemática estructural sorprende por varias razones, pero es posible subrayar dos más relevantes. Por un lado, porque su estructuralidad es impecable y de una prolijidad metódica llamativa. Cada nivel, cada clasificación, cada exposición conllevan la precisión, la claridad y la coherencia que ella misma exige. Por otro lado, porque la formalización de un marco teórico tan completo no

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quita, ni ensombrece, la posibilidad de desarrollar un contenido filosófico muy actual a la vez que universal en diálogo con la historia de la filosofía. Diálogo que se torna fundamental para poder llevar a cabo el proceso de depuración teórica de la filosofía si quiere ser fiel a su tradición holística. Por último se podría decir que el estudio del marco teórico de la filosofía sistemática ha significado no sólo la ampliación de los conocimientos, sino que también ha sugerido la necesidad de establecer relaciones teóricas desde una actitud filosófica fundamental que lleve a la búsqueda de la verdad relativamente máxima y posible.

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