¿Como laborar humanamente en un sistema deshumanizado?

August 24, 2017 | Autor: Beth Santillán | Categoria: Literatura, Trabajo, Ensayo
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Panorama Socio demográfico del Distrigo Federal 2010. http://www.inegi.org.mx/prod_serv/contenidos/espanol/bvinegi/productos/censos/poblacion/2010/panora_socio/df/Panorama_DF.pdf
Sitio web de la Real Academia Española
http://lema.rae.es/drae/?val=educaci%C3%B3n
Los triunfadores – LATAPI Sarre, Pablo. Revista Proceso 15 de julio de 2007

Karl Marx


Universidad Nacional Autónoma de México


Facultad de Contaduría y Administración


Ética en las Organizaciones


Profesor: César Márquez Márquez

¿ Cómo se labora humanamente en un sistema deshumanizado?
ENSAYO FINAL



Santillán Segura Beatriz Jeanette

Fecha de Entrega: 29 de noviembre de 2013








Introducción
Alguna vez hemos escuchado hablar de los términos generación "X" y generación "Y", ambos forman parte de un conjunto de etiquetas que se han otorgado por parte de psicólogos y escritores (Douglas Coupland) a quienes nacimos en ciertas décadas (1965-1980 y 1981-1993), dado que se habla de que en cada una de ellas la mayoría de sus miembros estamos marcados por similitudes en nuestra forma de vivir que nos ha llevado a coincidir en características tanto ideológicas como sociales.
Es difícil aceptar completamente dicha postura, no sólo porque cada vida es única y diferente , sino porque la formación de una persona es diaria, en todos los lugares, y son un gran número de factores los que influyen en nuestra visión del mundo, sin embargo, la existencia de ideas y premisas que cambian de una manera general a miles de personas es bastante real.
Así mismo, durante los últimos 30 años han ocurrido cambios significativos en el mundo, sobre todo ligados a la aparición, y adaptación de nuevas tecnologías, que han transformado como se llevan a cabo todas las actividades, desde la forma de relacionarnos y entretenernos hasta la manera de trabajar. Esta última es el tema principal del presente ensayo.
Porque el trabajo ha forjado al hombre y viceversa, naciendo en la era primitiva como una necesidad meramente fisiológica y que poco a poco fue diversificándose, ampliándose y controlándose. Lo que laboralmente vivió alguien en los años 20 es poco comparable con quienes hoy buscan su primera oportunidad de trabajo. Nuestra forma de pensar y de percibir la realidad ha tenido un giro impresionante, la forma en que nos contemplamos y la de nuestro quehacer como miembros de una sociedad, simplemente se vive diferente.
En las siguientes líneas expresaré algunas ideas sobre la postura laboral en México, para descubrir cuáles han sido los principales cambios en la visión del trabajo y sobre todo reflexionar sobre la posibilidad de trabajar viviendo humanamente, esto dado el sistema económico en el que nos encontramos.





¿Cómo se labora humanamente en un sistema enajenado?
Es probable que vivamos la cumbre del capitalismo, la demostración total de dicho sistema y de sus consecuencias, todo en un país que a su vez, figura en el surrealismo.
La Ciudad de México tiene abundancia en gran medida y en ese mismo plano carencias extremas, está llena de oportunidades así como de desilusiones, en la ciudad se pueden palpar todos los extremos. Afuera de cada gran plaza comercial, hay ancianos vendiendo goma de mascar. En nuestra ciudad se concentran más de 8 millones de habitantes de los cuales el 57% de ellos se presenta como población económicamente activa.
El trabajo y la oportunidad de conseguirlo es parte de la fama de la ciudad, así como es la actividad principal y la más olvidada. Comenzaré recapitulando algunos de los preceptos sobre el capitalismo, dado que es el sistema que rige nuestra sociedad.
En el sistema capitalista la fórmula comprende el uso o inversión del capital en los medios de producción (fuerza del trabajo) que genera la plusvalía, la cual nos lleva a la obtención de más capital. Así mismo en dicho sistema el trabajador como miembro de la fuerza de trabajo, es un agente pasivo, que se otorga en potencia, en acto y resultado.
El ser un agente pasivo implica la aceptación para ser aceptados, la obediencia sin cuestionamientos, la falta de crítica, la no –creación, la absorción de paradigmas, el abandono a nosotros mismos, a nuestro valor como humanos capaces de decidir su propio destino, para ser lo que se nos pide que seamos.
De esta manera, la plusvalía que el trabajador generó, es la producción de lo no-humano, el hombre se enajena para obtener capital que le permita seguir consumiendo dicha plusvalía, pero esta vez materializada, es decir, obtiene a cambio de su trabajo capital para poder seguir comprando y así continuar viviendo en el sistema.
El consumo de los bienes necesarios para la sobrevivencia es en realidad simple, sin embargo la existencia de mecanismos en el mercado que estimulan el consumismo crean necesidades artificiales, detonan comportamientos impulsivos, modelos a imitar, estereotipos, patrones de aceptación y reconocimiento. Aparecen también las tendencias, las conductas de consumo, la definición de estilos de vida cargadas de juegos sentimentales.
Mientras que lo producido por el hombre le es arrebatado para ser desviado a fines que no le conciernen, su trabajo, al ser algo que se ha desprendido de él, algo que se ha reducido a calidad de medio para la obtención de un fin, se ve convertido en una mercancía más.
Es así como el trabajador se vuelve más pobre a medida que produce más riqueza, puesto que su conocimiento y experiencia le permiten realizar las labores con mayor rapidez y complejidad, sin embargo ahora debe entregarse a ellas más tiempo y finalmente se asume su trabajo en una existencia externa, como algo impuesto, forzado y que implica sacrificio.
Reduciendo así su vida a una constante lucha que día a día pelea por la subsistencia, así es el trabajo enajenado. Un abandono, que se ha ido reforzando a través de la nueva educación. La nueva educación porque el papel que jugaba anteriormente era meramente cultural, era un vehículo de autoconocimiento , si nos remontamos a su procedencia etimológica la palabra educación proviene de la latina ēducātiō o educatĭo, educatĭōnis que inicialmente tenía una acepción semejante a la de criar/crear y desde la palabra ēdūcō (ē-= fuera, desde y dūcō = extraigo, guío, conduzco), que significa el promover al desarrollo intelectual y cultural del educando desde las propias potencialidades del mismo en un proceso activo. Orientado así a favorecer el desarrollo de la conciencia de cada persona para llevar a cabo en lo posible su óptima forma de vivir.
Poco a poco este concepto se ha ido difuminando, ya que hoy en un gran número de escuelas se ha envuelto con el nombre de "educación" a algo que se dirige más a un aspecto meramente instructivo, transformándola, o mejor dicho, distorsionándola para volverla un medio. Un medio que promete hacernos más vendibles al mundo que absolutiza y propone al éxito como única meta para la existencia, para la obtención de bienes materiales, de símbolos de realización externos, cuantitativos que al llegar el anochecer son incapaces de otorgar al ser una satisfacción que vaya más allá de la capa superficial del hombre.
Y se olvida, se deja de lado la excelencia, el concepto que va más allá de lo tangible y lo moral, pues ella implica la ética del hombre, el ser, su aspecto cualitativo, el regreso al aspecto interno de cada uno para reconocerse a sí mismo.
Menciona Pablo Latapí en su artículo titulado "Los triunfadores" : " Mala la (educación) que ignora que somos seres-en –el –límite, a veces triunfadores y muchas veces perdedores". El ignorar que somos seres imperfectos, vulnerables y paradójicos, es una distorsión existencial, no porque el hombre no sea perfectible, sino porque es una posición que promueve la comparación eterna. Así como la idea de que los demás son ajenos a nuestro crecimiento.
Por otra parte el humanismo, ya sea concebido como movimiento intelectual, filosófico o cultural nos habla de una formación integral del hombre, una abundancia enriquecedora de sí mismo y de los demás. Esto al dar énfasis a la dignidad y al valor de la persona, no volviéndola objeto, sino considerándola como un ser capaz de encontrar, dado que se cultiva constantemente y al cultivarse construye sociedad.
En este aspecto podemos recordar algunos puntos que Jean Paul Sartre toca en su obra el "Existencialismo es un humanismo" ya que plantea la dignidad del hombre como mayor a la de una piedra o una mesa, puesto que la existencia del hombre mismo precede a la esencia, esto dado que el hombre es un proyecto que se vive subjetivamente y que dicho proyecto será lo que el hombre se haya hecho, ya que el destino de él ésta en sus manos. Puesto que no nacemos definidos, nos creamos.
De esta manera el reconocernos como seres capaces de decidir, así como seres responsables, es decir, como personas que asumimos las consecuencias de nuestros actos, nos brinda la autonomía que nos hace definir cuáles son nuestros límites.
Trabajar implica una cruda lucha, una competencia eterna, cuyo concepto de ganador varía de empresa en empresa, de zona en zona. El precepto de los últimos años es; "para trabajar hay que ensuciarse las manos, eliminar a los otros, ponerse una máscara y caminar hacia la paga económica más alta, pues solo así se vivirá bien". Irónico.
Por otro lado, el desarrollo de la tecnología, y el descenso de la importancia de la vida religiosa, ha favorecido el acceso a la información, pues se tiene una mayor apertura a las opiniones, así como se ha expandido el campo de visión de lo que se busca en un trabajo.
Por ejemplo, "CIA de Talentos", una página web latinoamericana cuya finalidad es la recolección de datos sobre jóvenes que se encuentran en la licenciatura o a punto de culminar su carrera, pero que cuentan con deseos de incorporarse al mundo laboral, recopila lo que sus suscriptores buscan en un trabajo, y dichos resultados son vendidos a otras empresas que en su búsqueda de capital se orientan sobre lo que la fuerza laboral joven estamos buscando.
Las encuestas del año 2012 mostraron que los objetivos han cambiado y que entre los aspectos principales esperados en un trabajo ya no ocupaba la primera posición la remuneración económica, sino el aprendizaje y la experiencia. Así como más del 40% de los encuestados planteaba el deseo de crear su propia empresa en un periodo no mayor a diez años.
Esto resulta sumamente interesante desde muchos ángulos, dado que hay organizaciones en las cuales existen colaboradores con más de 30 años trabajando, los cuales tienen incluso prácticas corporativas que ya no funcionan, que alejan al personal. La falta de flexibilidad es una de ellas puesto que si algo nos han enseñado las nuevas tecnologías es que siempre existe la manera de realizar las cosas de maneras muchas veces más simples.
Es así como se vive un choque generacional en el que los miembros de las nuevas generaciones llegan a saber más y con mayor facilidad sobre temas que personas de los años 70´s u 80´s tuvieron que aprender por obligación, o viceversa. La cuestión radica en cómo se lograra trabajar en equipo así como sentirse pleno cada uno de los colaboradores.
Lo cual nos habla o nos acerca un poco a la otra visión de trabajo. Ya no completamente como un medio, sino como un fin al que podemos comprometer nuestro ser, porque tiene que ver con nosotros.
El reconocernos nos permite a su vez visualizar de una forma diferente nuestro entorno, puesto que al trabajar somos cada uno de nosotros quien decide bajo qué condiciones lo aceptaremos o lo haremos, con quienes y lo más importante cuál es la actividad realizaremos.
Esta decisión es única como cada uno de nosotros, dado que tendrá un significado diferente, será parte de nuestro desarrollo integral.
Es en este momento cuando el trabajo puede convertirse en arte.
Para ello se habla de un agente activo, humano, que se hace a sí mismo, que crea, que desafía y cuestiona su entorno en la búsqueda de la realización humana. Que vive en constante crecimiento, en constante cambio.
Cómo lo menciona Friedrich Nietszche en una de sus obras más reconocidas "Así hablaba Zaratustra " en uno de los capítulos titulado: "De las tres transformaciones del espíritu" , el hombre que fue en alguna ocasión destinado a obedecer , se hace de la carga más pesada , como un camello puesto que tiene que sobrellevar los mandatos que se le han impuesto, sin embargo aparece la conciencia que es representada con un león que nos obliga a evaluar lo que hemos hecho, brindándonos la fuerza para desafiar dichos preceptos y ser capaces de crear nuestras propias reglas, dando pie a la lucha entre el deber" y "querer". Finalmente después de dicha batalla aparece la figura del niño que nos recuerda que para crear se debe después de todo volver a tener inocencia, una mente pura para la re-creación.
De esta manera se puede trabajar bajo nuestra decisión respondiendo tanto a un conflicto cultural como a la satisfacción de necesidades. Este se plantea como el trabajo ideal.
Así mismo tener un trabajo en el cual podemos realizar nuestras potencialidades humanas dejará de ser visualizado como obligatorio y lleno de sacrificio, puesto que nos entregaremos al saber que tendrá un valor más allá de un procedimiento. Así como nos permitirá encontrar respuestas no solo externas, sino también internas.
El crear es una condición humana, que ha sido oprimida a lo largo del tiempo, por lo que solo reconociéndonos a nosotros mismos como seres capaces de generar, nuestros productos no serán ajenos, pues plasmarán y exteriorizaran lo que somos.
De esta manera la vida no se verá reducida, sino enaltecida como un desarrollo constante.
Esa es probablemente una de las batallas más importantes que se viven a nuestra edad, dadas las facilidades que se nos ofrecen actualmente, la pereza espiritual es un camino fácil, las convenciones lo son también. Puesto que lo establecido nos coloca como seres que debemos aceptar el destino que nos toco, llevándonos a un conformismo que puede causarnos una ansiedad mayor orillada a dedicar nuestro tiempo libre a la monotonía, al tedio. A la desvalorización de nuestro ser.
Lo importante es no olvidar que el hombre es posibilidad abierta, único, auténtico, artista, creador. Eso lo es. Lo complejo es reconocerse como tal.








Conclusión
El sistema en el que vivimos definitivamente no nos brinda las condiciones perfectas para el desarrollo humano, sin embargo tampoco es válido el culpar a un orden económico de nuestra realización integral. La realización integral como lo que somos depende nosotros, de las decisiones que tomemos, así como de la forma en la que nos contemplamos en el mundo.
Para trabajar humanamente en un sistema deshumanizado, basta con eso, con trabajar pero de una forma diferente a la convencional, es decir, de una forma en la cual seamos responsables de nuestro trabajo, que lo hayamos elegido, y sepamos que dicho trabajo nos proporciona un continuo desarrollo humano, pues solo así realizaremos nuestras actividades con compromiso y gusto. Dejando en el , algo de nosotros.
Definitivamente las condiciones sociales cambian con el tiempo, y también las grandes empresas adaptan poco a poco las nuevas prácticas corporativas, por lo que es una cuestión de tiempo para saber cuál es el futuro del trabajo.
Sin embargo, el énfasis recae también en que el humanismo no solo debe aplicarse en el aspecto laboral, es decir, el vivir humanamente puede brindarnos una nueva forma de concebir la realidad, así como una ayuda a nuestra sociedad.
"...Cuando haya desaparecido la subordinación esclavizadora, de los individuos a la división del trabajo, y con ella, la oposición entre el trabajo intelectual y el trabajo manual; cuando el trabajo no sea solamente un medio de vida, sino la primera necesidad vital; cuando, con el desarrollo de los individuos en todos sus aspectos, crezcan también las fuerzas productivas y corran a chorro lleno los manantiales de la riqueza colectiva, solo entonces podrá rebasarse totalmente el estrecho horizonte del derecho burgués, y la sociedad podrá escribir en sus banderas: ¡De cada cual, según sus capacidades; a cada cual, según sus necesidades!"


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