Página No. 1 de 5
CONVERSAR E I(NNO)VAR Por: Alfredo Gutiérrez Borrero (2011)
[email protected] [email protected] https://utadeo.academia.edu/AlfredoGuti%C3%A9rrez Versión en español de mi carta abierta (de agosto de 2011) al doctor en doctor noruego en diseño, Ivar Holm autor de un libro notable (lastimosamente sólo disponible en inglés) sobre los valores y la subjetividad en las profesiones de diseño, en especial la arquitectura y el diseño industrial en el contexto europeo. Tesis doctoral, cuya traducción al español es: “Ideas y creencias en la arquitectura y el diseño industrial: cómo las actitudes, orientaciones y suposiciones subyacentes dan forma del entorno construido”
Ivar Holm y su libro
Holm, Ivar. (2006). Ideas and beliefs in architecture and industrial design: how attitudes, orientations, and underlying assumptions shape the built environment. Oslo: AHO, The Oslo School of Architecture and Design. Disponible para descarga en: http://www.aho.no/global/dokumenter/forskning/avhandlinger/holm_ideas_and_beliefs.pdf
Querido Ivar: Un saludo desde Bogotá. Excuso mi demora en contestar tu correo de julio 21 de 2011 y correspondo con una carta abierta que espero sea publicada en la revista proyectodiseño. Quiero contarte (y a quienes lean), el porqué considero útil tu trabajo, cómo lo encontré y qué relaciones establecí con él. Acaso los párrafos siguientes merezcan una respuesta tuya que encuentro trascendental para mí, y para algunas personas, entre miles, que en Colombia se ocupan del diseño.
Página No. 2 de 5 Verás, creo que si quienes amamos el diseño conversamos más. Con más personas, haremos mejor diseño. Te soy sincero: pienso que en Colombia hemos diseñado poco. Al menos frente a lo que podríamos hacer. Todo por una debilidad que, en mi criterio, comienza y acaba en el discurso. Algunos pensarán que por discurso de diseño, aludo a que las mujeres y los hombres diseñadores escriban bien y hablen bonito. Pero me ocupa otra cosa. Algo que décadas atrás observó el pensador estadounidense Donald Schön (1930-‐1997): los diseñadores no son una vanguardia heroica, ni una élite clasista que dispone el entorno material de la gente. Más bien, son participantes en una gran conversación social y su papel es contribuir a hacerla lo más reflexiva posible para plasmar nuevas artefactualidades. Permíteme un rodeo. En 2007, dentro de mi siempre inconclusa investigación sobre diseño y género, hallé en Wikipedia una singular obra, hipervinculada desde un artículo sobre valores arquitectónicos de diseño (donde la citaban profusamente): http://en.wikipedia.org/wiki/Architectural_design_values. Recordarás que a comienzos del siglo XX algunos filósofos acuñaron el término axiología (“tratado de lo valioso” desde su raíz griega), y acaso coincidas apreciado Ivar, en que desde la axiología hay valores éticos (para prescribir lo que es ‘bueno’ y ‘justo’ en individuos y sociedades) y valores estéticos (según los cuales establecemos lo ‘bello’ o ‘armónico’). Tal vez ambos asumimos los valores como preferencias e inclinaciones que cualifican formas de actuación y resultados de la acción humana: pues gracias a ellos juzgamos y decidimos qué está bien o mal o qué ‘debería’ ser en cada situación. A su turno, los valores arquitectónicos de diseño soportan las conductas y acciones de diseñadores y arquitectos cuando toman decisiones. Precisamente de eso versa la citada obra, Ivar, es una indagación bien estructurada y documentada, publicada en 2006, que tú titulaste: Ideas and beliefs in architecture and industrial design: how attitudes, orientations, and underlying assumptions shape the built environment (“Ideas y creencias en la arquitectura y el diseño industrial: cómo las actitudes, orientaciones y suposiciones subyacentes dan forma del entorno construido”). ¡Es tu tesis doctoral en la Oslo School of Architecture and Design! Un trabajo interesante aquí donde los estudios doctorales en diseño son raros. Te sorprenderá que en Colombia conozcamos tu trabajo (algunos estudiantes y yo, cuando menos). En él evidencias cómo el conjunto de valores (value set),de cada profesional, define la direccionalidad y multiplicidad de enfoques en las profesiones de diseño e incide en cómo cada profesional en ellas se relaciona y trabaja con clientes, estudiantes o colegas. Comparto tu punto: más que formas, funciones, sistemas y procesos, son los valores de quienes dirigen escuelas, empresas y gremios profesionales de diseño los que marcan el rumbo histórico de las mismas. Y el resultado material del diseño. Raramente explicitado o tenido en cuenta ese conjunto de valores diferencia unos de otros a los profesionales en su punto de vista, y según los enfoques de diseño que abracen o rechacen; por lo mismo distancia o aproxima las personas según las escuelas en donde se hayan graduado o sus posturas individuales. ¡Cuando valoramos el diseño no todos compartimos o somos influidos por los mismos
Página No. 3 de 5 valores e intenciones! Tus reflexiones Ivar son felizmente conversacionales: los valores verbalizados y actuados en la conversación cotidiana determinan los resultados del diseño. Así, quienes diseñan para Apple Inc., Toyota Motor Corporation, o Marimmeko, tienen modos de conversar-‐coordinar proyectos, y producir: artefactos digitales de consumo, automóviles, o ropa y accesorios, según el caso, que en algo resultan diferentes de los que tendrían aun esas mismas personas si diseñaran para Nokia, Renault, o Benetton Group S.p.A.; ello por cuanto las tradiciones empresariales generan prácticas de diseño discursivas equiparables a los acentos que tienen personas que hablan el mismo lenguaje pero viven en diferentes países (o en diversas regiones dentro de una nación). En Renault diseñan en ‘renaulés’, en Nokia en ‘nokiés’, etc. Lo cual aplica también para universidades o instituciones. Jonas Löwgren y Erik Stolterman (a quien citas en tu texto) https://wiki.sfu.ca/spring10/iat832g100/images/archive/5/53/2010013120185 3!Lowgren-‐Stolterman-‐ch3-‐Thoughtful_Interaction_Design.pdf (ver slide número 9), señalan sobre lo anterior que el conocimiento de un diseñador sobre su producto surge de una conversación continua sostenida en diversas situaciones del proceso, entre el diseñador y las demás personas involucradas en ellas. De nuevo, Donald Schön, también citado por ti, precisa que la conversación y la reflexión que se dan en un proyecto son componentes esenciales de la práctica de diseño. Así, los artefactos son elaborados en medio de conversaciones continuas mediadas por valores: quienes diseñan presentan discursivamente sus ideas a otras personas y al ser retroalimentados las adaptan una y otra vez hasta que las conversaciones condensadas en indicaciones e instrucciones culminan en artefactos diseñados. Asimismo, la evaluación de una decisión de diseño depende de la lógica empleada para valorarla ¡y sobre todo de quién, o quiénes la efectúen! Varían los diseñadores, varían las bases lógicas, los discursos y varían esas valoraciones (de las que muchos diseñadores no hablan o cuya importancia niegan) evidenciadas en actuaciones sustentadas, más en disposiciones personales que en hechos incuestionables. Te comento Ivar, que un año luego de hallar tu libro, encontré la obra de Klaus Krippendorff, a quien también mencionas en tu trabajo, pero por un libro The Semantic Turn (El Giro Semántico) http://es.wikipedia.org/wiki/El_Giro_Sem%C3%A1ntico que no aparece allí, porque fue publicado el mismo año que tu tesis doctoral. Entre ambos encuentro afinidades; de hecho hablé acerca de tus ideas con el propio Krippendorff, a quien conocí personalmente gracias a la Universidad Jorge Tadeo Lozano); ahora puedo contactarte directamente con él. Para Krippendorff es el discurso que usan quienes diseñan (al diseñar) la máxima herramienta configurativa de los artefactos diseñados. La comunidad de los diseñadores robustece su discurso, si cada quien explicita las ideas y creencias subyacentes que tú mencionas. Los discursos de diseño fuertes (justo los que no tenemos en Colombia y según tu trabajo y el de Krippendorff probablemente en ninguna parte del mundo) sirven para instituir prácticas corrientes y consolidar la profesión ante terceros. Son pautas conversacionales colectivas que permiten identificar en un momento dado qué es diseño y qué no lo es para quienes las conversan. Mediante dichos discursos se posiciona la identidad de quienes vivimos o queremos vivir el, en y del diseño, ante
Página No. 4 de 5 quienes son extraños al enfoque. Ahora bien, apreciado Ivar, el retórico español radicado en Suecia, José Luis Ramírez González (a cuyas ideas de algún modo te aproximas en tu libro aunque no lo referencies), señala que toda vida social y política es, sin residuo, fruto de construcción discursiva. La ética en el diseño está íntimamente ligada a la vitalidad del discurso más que a normas impersonales. Más diseñadores habrían de preocuparse por pensar en lo que hacen con las palabras y más aún en los que sus palabras hacen con su profesión: que la crítica del diseño no nos impida analizar el diseño de la crítica, diríamos haciendo eco de Ramírez. Justo ahí, asumo que tu trabajo sobre los valores de los diseñadores y la incidencia que tienen las orientaciones y las suposiciones subyacentes en el posicionamiento y avance de la profesión, se encuentra con el de Ramírez, especialista en diseño urbano, según el cual: muchos diseñadores creen que por el hecho de usar las mismas palabras hablan de lo mismo, pero una cosa son las palabras y su significado establecido y otra el sentido que expresan para cada diseñador en un momento determinado, dentro de un proyecto específico. El diseño habría de ser mucho más dialógico y la planificación de la sociedad mediante la proyección de artefactos ser más un escenario de conversación sobre significantes de apariencia unívoca pero de significado siempre ambiguo. Los puristas temen a la ambigüedad, pero el verdadero peligro reside en la univocidad, diríamos parafraseando a Ramírez, en especial cuando niega la conversación como eje de la profesión. Paul Pangaro, https://vimeo.com/15836403 a quien tampoco referencias en tu obra, explica cómo el diseño es conversación escenificada: la innovación surge en la conversación (‘con’ igual ‘juntos’: ‘versación’ igual ‘versiones’: dar versiones en compañía, sin tener que estar de acuerdo). Basado, entre otros, en Horst Rittel, aquel profesor de Ulm, a quien sí citas, Pangaro dice que cuando tenemos problemas similares a los ya solucionados, sabemos conversarlos porque tenemos vocabularios para hacer distinciones precisas, dar instrucciones correctas, e implementar los procesos necesarios: esto es, podemos manejarlos. Sin embargo, cuando diseñamos en busca de novedades estamos ante problemas y situaciones inéditas —de las cuales emergerán artefactos jamás vistos— y carecemos de un lenguaje para resolverlas, por lo cual ¡tenemos que diseñarlo! Los robots y el ciberespacio fueron diseñados así por novelistas y luego pudieron ser visualizados y fabricados. Según Pangaro: conversar para crear un nuevo lenguaje es la tarea puntual más importante que hacemos las personas al diseñar. Conversar en la elaboración teórica, implica diseñar formas de actuación y práctica, y supone la invención o elección de palabras y argumentos. Recurro de nuevo a José Luís Ramírez: toda razón o es práctica y constructiva, o sea discursiva (conversada y diseñada) o no es razón. Hay que diseñar conversaciones porque el diseño es conversación. Cada proyecto que quienes diseñamos generamos ha de ofrecer a las personas posibilidades de conversar sobre aquello con lo cual quieren interactuar. Tenemos que contribuir a que otras personas diseñen sus propias conversaciones mediante y gracias a los artefactos diseñados. Dice Pangaro que la conversación conduce al acuerdo (al menos para seguir conversando) y el acuerdo conduce a la acción y a la transacción que repetidas en el tiempo fundamentan relaciones, las cuales prolongada se transforman en confianza que suministra suelo fértil para los cambios que son la
Página No. 5 de 5 base de la innovación: al conversar creamos nuevo lenguaje que a su vez requiere cambio que necesita nuevo lenguaje al cual a su vez creamos mediante más conversación, etc. Eso me hace pensar que aún vivimos en la edad de piedra del diseño conversacional; y que innovar en la conversación es el primer paso para conversar en la innovación. Con lo cual Ivar, suspendo por ahora la conversación. Antes de concluir expreso públicamente mi agradecimiento a la profesora Halina Dunin-‐Woyseth, directora del programa doctoral de la Oslo School of Architecture and Design, gracias a quien pude contactarme contigo; ojalá Halina (quien gentilmente habló de considerarlo), incluya el escenario colombiano de la arquitectura y el diseño, en sus estudios comparativos entre países sobre investigación en diseño: pues aquí hay también creciente interés sobre el diseño de nuevas posturas epistemológicas para la práctica creativa, y de nuevas formas de argumentación en el campo específico de investigación y educación para la investigación en diseño. También aquí estamos revisando los estudios en diseño y redibujando permanente las relaciones entre las nuevas realidades y las tradiciones del diseño (en especial aquellas que desconocían las ideas y creencias subyacentes y privilegiaban una supuesta objetividad cuasi-‐científica). Espero Ivar, nos cuentes sobre las repercusiones de tu trabajo y tus últimos avances al respecto. Con gusto lo compartiré con los lectores. Ahora bien, algunos amigos señalan que yo tengo una permanente necesidad de demostrar que he leído citando obras y autores. Están en lo cierto. Pero si tú respondes, será evidente mi mayor satisfacción: conversar, para innovar con aquellos a quienes he leído y diseñar en conjunto al hacerlo. Con un factor adicional, al leer tu respuesta, quizás algunas personas que mágicamente adivinan los contenidos de los libros sin ir más allá de sus títulos, se animen a franquear la barrea idiomática y aprovechen tu trabajo. Con aprecio y admiración, Alfredo Gutiérrez Borrero Bogotá, Colombia. Sudamérica.