\"De Cartago a Cádiz. Notas de iconografía religiosa\".

July 17, 2017 | Autor: María Belén Deamos | Categoria: Archaeology, Prehistoric Archaeology, Prehistory, Terracotta Figurines
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1808-1812: los emblemas de la libertad Alberto Ramos Santana & Alberto Romero Ferrer (eds.) Cerámicas hispanorromanas: un estado de la cuestión Darío Bernal Casasola & Albert Ribera i Lacomba Grupo de presión y reformas arancelarias en el Régimen Liberal, 1820-1870 Enrique Montañés Primicia Marginados, disidentes y olvidados en la Historia Santiago Moreno Telo & José J. Rodríguez Moreno (eds.) Personajes, poderes, fotalezas y otros temas de la Historia de Andalucía (siglos XIV y XVI) Alfonso Franco Silva Linajes gaditanos en la Baja Edad Media: breve estudio de la oligarquía local (siglos XIII-XV) Francisco Javier Fornell Fernández Los cómics de la Segunda Guerra Mundial: producción y mensaje en la Editorial Timely (1939-1945) José Joaquín Rodríguez Moreno

La ciudad de Cádiz, la Gadir fenicia, es, sin ninguna duda, el más importante centro urbano entre los asentamientos fenicios de la península ibérica, y del que a la vez se han conservado más testimonios de índole religiosa, tanto referencias de los autores griegos y latinos como documentación arqueológica. Conscientes de ello, las autoras del libro, especialistas en el estudio de la religión fenicia, historiadoras y arqueólogas, han dedicado durante años sus esfuerzos –con el apoyo económico del Ministerio de Ciencia e Innovación, de la Junta de Andalucía y de las Universidades de Sevilla y Cádiz– al estudio de estos testimonios, y sus trabajos se han publicado en diferentes revistas especializadas, actas de congresos y monografías, en ocasiones no fácilmente asequibles. En este volumen se han recogido algunos de los más significativos, con la idea de facilitar su consulta a un público no necesariamente especiazalizado.

M.ª Cruz Ceballos, profesora titular del Departamento de Historia Antigua de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Sevilla, ha dedicado la mayor parte de su carrera profesional al estudio de diversos aspectos relacionados con la religión en el mundo fenicio-púnico, tanto en la península ibérica e Ibiza como en el ámbito mediterráneo. Junto con otros especialistas, ha formado el grupo de investigación Religio Antiqua (Historia y Arqueología de las Religiones Antiguas de la Península Ibérica), que ha participado en diferentes proyectos de investigación siempre relacionados con los cultos fenicios en el ámbito occidental del Mediterráneo, prestando especial atención a la ciudad de Gadir. Colaboradoras en estas tareas han sido las Profesoras María Belén Deamos, de la Universidad de Sevilla, y Ana M.ª Niveau de Villedary y Mariñas, de la de Cádiz, además de la Dr.ª Ana M.ª Jiménez Flores, todas ellas coautoras de la presente obra.

M.ª CRUZ MARÍN CEBALLOS (Coord.)

En la misma serie

Cultos y ritos de la Gadir fenicia

cubierta GADIR:Maquetación 1 26/05/2011 21:07 Página 2

Gallegos en Cádiz. Redes Sociales y estrategias familiares de las pesquerías galledas durante el siglo XX Esmeralda Broullón Acuña

Cultos y ritos de la Gadir fenicia

Liberty, Liberté, Libertad. El mundo hispánico en la era de las revoluciones Alberto Ramos Santana & Alberto Romero Ferrer (eds.) El castillo de San Romualdo. Historia y documentos de la ciudad de San Fernando (Cádiz) Fernando Mósig Pérez Experiencia y memoria de la Revolución Española (1808-1914) Diego Caro Cancela & Fernando Durán López

M.ª CRUZ MARÍN CEBALLOS (Coord.)

ISBN: 978-84-472-1343-6

9 788447 213436

Cultos y ritos de la Gadir fenicia M.ª CRUZ MARÍN CEBALLOS (Coord.)

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Catalogación: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz Serie: Monografías Historia y Arte Catalogación: Secretariado de Publicaciones Universidad de Sevilla Serie: Historia y Geografía Núm.: 192

Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética o cualquier almacenamiento de información y sistema de recuperación, sin permiso escrito del Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz y del Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Sevilla.

Esta obra ha superado un proceso de evaluación externa por pares

Motivo de cubierta: Busto de diosa menor en terracota (siglo V a. C.). Museo de Bellas Artes de Cádiz © SERVICIO DE PUBLICACIONES DE LA UNIVERSIDAD DE CÁDIZ 2011 Doctor Marañón, 3 - 11002 Cádiz Tlf.: 956 015 268; Fax: 956 015 634 Correo electrónico: [email protected] Web: http://www.uca.es/publicaciones © SECRETARIADO DE PUBLICACIONES DE LA UNIVERSIDAD DE SEVILLA 2011 Porvenir, 27 - 41013 Sevilla Tlfs.: 954 487 447; 954 487 451; Fax: 954 487 443 Correo electrónico: [email protected] Web: http://www.publius.us.es © Los autores, 2011 Impreso en España - Printed in Spain ISBN (Universidad de Cádiz): 978-84-9828-337-2 ISBN (Universidad de Sevilla): 978-84-472-1343-6 Depósito Legal: BI-955-2011 Maquetación e impresión: GRAFO, S.A.

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Índice

PRÓLOGO ............................................................................................

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INTRODUCCIÓN En torno a las fuentes para el estudio de la religión fenicia en la Península Ibérica.........................................................................

15

M.ª Cruz Marín Ceballos

EL SANTUARIO DE MELQART Reflexiones en torno al papel económico-político del templo fenicio ........

47

M.ª Cruz Marín Ceballos

Los sacerdotes del templo de Melqart en Gadir según el testimonio de Silio Itálico........................................................

63

M.ª Cruz Marín Ceballos y Ana M.ª Jiménez Flores

Los santuarios fenicio-púnicos como centros de sabiduría: el templo de Melqart en Gadir ............................................................

77

M.ª Cruz Marín Ceballos y Ana M.ª Jiménez Flores

Les contacts entre Phéniciens et Grecs dans le térritoire de Gadir et leur formulation religieuse: histoire et mythe ...................................

111

M.ª Cruz Marín Ceballos

Imágenes para Melqart. La iconografía del santuario de Hércules gaditano 133 Ana M.ª Jiménez Flores, Mercedes Oria Segura. M.ª Carmen García Morillo

CULTOS URBANOS Cultos fenicio-púnicos de Gadir: Prostitución sagrada y puellae gaditanae Ana M.ª Jiménez Flores

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Las imágenes en el servicio de culto. Acerca del «supuesto» timiaterio de Punta del Nao ................................................................

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De Cartago a Cádiz. Notas de iconografía religiosa ..................................

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El capitel protoeólico de Cádiz .................................................................

207

El Kronion de Gadir: una propuesta de análisis ........................................

221

Escultura femenina entronizada de la necrópolis de Cádiz ........................

247

Nuevos datos sobre la presencia de «pebeteros en forma de cabeza femenina» en la Bahía de Cádiz............................................................................ 265 LA RELIGIOSIDAD FUNERARIA Religiosidad funeraria en la necrópolis prerromana de Cádiz ....................

321

Aegyptiaca: datos sobre la espiritualidad en la necrópolis de Gadir............

349

Acerca de ciertos cultos semitas extremo-occidentales ...............................

371

Algunos indicios sobre la (posible) práctica de sacrificios humanos en Cádiz 405 EL ENTORNO GADITANO Itinerarios arqueológicos por la geografía sagrada del Extremo Occidente

423

Gorham’s Cave, un santuario en el Estrecho. Avance del estudio de los materiales cerámicos ..................................................................

473

Santuarios prerromanos de la costa atlántica andaluza ..............................

491

EPÍLOGO La singularidad religiosa de Gadir en el mundo fenicio-púnico.................

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De Cartago a Cádiz. Notas de iconografía religiosa* M.ª Cruz Marín Ceballos y María Belén Deamos

Nos proponemos en este trabajo1 llamar la atención sobre varias piezas de terracota de gran interés halladas en los centros púnicos de Cartago y Cádiz, tratando de penetrar en su significación histórico-religiosa. La primera de ellas2 fue hallada en el santuario excavado por L. Carton junto a la estación de Salammbô3, en Cartago (Fig. 1). Es un prótomo que mide 45’5 cm de altura, abarcando hasta la base del cuello de la imagen femenina que reproduce. La figura presenta el rostro con los labios entreabiertos en la típica expresión patética de época helenística, y grandes ojos que seguramente irían coloreados, como el resto de la pieza, colores que conservaba aún muy vivos en el momento del descubrimiento4. Las orejas, escasamente visibles bajo el cabello, van agujereadas para ser adornadas con pendientes. El cabello, partido en el centro, se muestra

* Publicado en L’Africa romana. Mobilità delle persone e dei popoli, dinamiche migratorie, emigrazioni ed immigrazioni nelle province occidentali dell’ Impero romano. Atti del XVI convegno di studio, Rabat, 15-19 dicembre 2004 (A cura di A. Akerraz et alii), vol. Terzo: 1461-1476. Roma, 2006. 1 Este trabajo ha sido realizado como actividad del grupo de Investigación de la Junta de Andalucía Religio Antiqua (HUM-650), en el marco del proyecto «La religión de la Turdetania prerromana» (BHA 2003-05866). 2 Musée National de Carthage n.º Inv.º 54.1.7. L. CARTON, Sanctuaire punique découvert à Carthage, Paris 1929, p. 9, n.º 9, pl. 1; Z. CHERIF, Terres cuites puniques de Tunisie, Roma 1997, p. 117, n.º 440, pl. LI; Hannibal ad portas. Macht und Reichtum Karthagos, ed. Badischen Landesmuseum Karlsruhe, Stuttgart 2004, p. 237 n.º 20. 3 CARTON, Sanctuaire, cit., p. 9, nota 1, advierte de que la pieza ha sido ampliamente restaurada, aunque opina que con suficiente verosimilitud. 4 Ibid. p. 9, menciona el dorado de los cabellos, el rojo vivo de rostro y cuello, el azul del «velo» que encuadra el conjunto.

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Fig. 1. Gorgona. Santuario de la estación de Salammbô, Cartago (Museo Nacional de Cartago, Inv. 54.1.7).

abundante y rizado en su parte superior, justo hasta la altura de las orejas, cayendo luego en largos mechones ligeramente ondulados hasta el borde inferior de la pieza, a ambos lados del largo cuello. Se adorna con una especie de diadema, decorada con estrías verticales, que sirve de base a una corona formada por cuatro plumas y un uraeus en el centro. Las típicas serpientes de Medusa se ordenan aquí de forma sui generis. Las colas forman una doble vuelta a modo de falso nudo en el cuello —lo normal es que sea bajo la barbilla, pero aquí se dispone de más espacio—, continúan luego su ascenso a cada lado del rostro haciendo una curva a la altura de las orejas, para luego asomar de nuevo cerca de la diadema o base de la corona a manera de bucles, que parecen asas. Por último, es sólo la cabeza de una

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serpiente uraeus la que surge de la diadema, formando una línea vertical en el centro, entre las plumas de la corona. La placa de terracota que le sirve de fondo se vuelve en forma ligeramente cóncava hacia el frente formando ondas, asemejándose a un velo. Nos encontramos ante una representación de Gorgona, más concretamente de Medusa, que ofrece algunos rasgos ya conocidos en la iconografía clásica, junto a otros nuevos que encuentran, sin embargo, explicación desde la perspectiva del ambiente púnico al que pertenece. Se trata de una Gorgona de «tipo bello», que como es sabido, comienza a darse en el mundo griego desde el s. V, marcando una tendencia que triunfará plenamente en el helenismo y perdurará en época romana5. El rostro de nuestro ejemplar responde a esas características de la época helenística. El alargamiento del cuello, que la diferencia de los simples gorgoneia, es propio de esta fase en la que la cabeza de Gorgona se humaniza y deja de ser simplemente una máscara para cobrar vida propia6. Ello permitirá a su vez que el cabello le caiga en mechones hasta el borde inferior de la imagen, no enmarcando simplemente la cabeza como era usual en los gorgoneia. También es helenístico el detalle de las colas de las serpientes anudadas al cuello, aunque normalmente forman el nudo hercúleo7, sin duda un elemento apotropaico más que refuerza la función de estas imágenes. En nuestro caso, el nudo es simplemente una doble vuelta, que observamos en ciertos ejemplares tardíos de Gorgona (Fig. 2), como el que aparece sobre un friso del Palazzo dei Conservatori (2749-2752) de Roma, datado hacia el 91 a. C., al parecer de procedencia númida8. Los mismos rasgos del rostro, con esa expresión patética, de una belleza fría que a la vez inspira terror9, son propios también del helenismo. En cambio, un rasgo típico de la época: las alas que surgen de la cabeza de la diosa, no se dan en nuestra terracota. Como más arriba se ha indicado, observamos por otra parte en ella elementos de una gran originalidad, que sin duda se deben a su adscripción púnica. La concepción misma del conjunto, para el que no hallamos paralelos, a medio camino entre los prótomos púnicos y los gorgoneia clásicos, la disposición de los aros de las

5 I. KRAUSKOPF, Gorgo, Gorgones, en LIMC IV, 1, p. 330. 6 Ibid., Gorgo, p. 328. 7 R. FERWERDA, Le serpent, le noeud d’Hercule et le caducée d’Hermès. Sur un pasaje orphique chez Athénagore, «Numen» XX, fasc. 2, 1973, pp. 108-112. 8 O. PAOLETTI, Gorgones Romanae, en LIMC IV, 1, n.º 164, p. 357. También lo lleva la Gorgona que aparece en el exterior de la «Tazza Farnese» (s. II-I a. C. ). Cf. M. BIEBER, The sculpture of the Hellenistic Age, New York 1961, fig. 411. 9 KRAUSKOPF, Gorgo, cit., p. 330.

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Fig. 2. Cabeza de Medusa, Tazza Farnese, exterior (Bieber, The Sculpture of the Hellenistic Age, cit., fig. 411).

serpientes, la misma elaboración del cabello, pero sobre todo la diadema adornada con las cuatro plumas y la serpiente uraeus central. En el mundo púnico, la corona de plumas es un atributo propio de ciertas divinidades, en especial del egipcio Bes10, aunque también Baal Hammon lleva una supuesta corona de plumas que algunos creen en realidad palmas11. En el caso estudiado, tenemos razones fundadas para pensar en Bes (Fig. 3). Es bien conocida

10 Al parecer desde el Imperio Nuevo, y se cree que puede deberse a influencias nubias, H. BONNET, s.v., Reallexikon der ägyptische Religionsgeschichte, Berlin 1952, p. 104. También lleva esta corona su forma femenina, Besit (TRAN TAM TINH, en LIMC III,1, p. 112). 11 A. ROOBAERT, Sid, Sardus Pater ou Baal Hammon? À propos d’un bronze de Genoni (Sardaigne), Religio Phoenicia, «StPhoen» IV, Namur 1986, pp. 343-5, quien piensa en una relación entre las palmas y Baal Hammón. A favor de esta interpretación se muestra P. XELLA (Baal Hammón. Recherches sur l’identité et l’histoire d’un dieu phénico-punique, Roma 1991, p. 121, nota 59. Probablemente lleva una corona de palmas la figura femenina representada en una terracota arquitectónica helenística de Capua, cfr. M. BONGHI JOVINO, Artigiani e Botteghe nell’Italia preromana, Roma 1990, tav. VII, 1.

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la difusión que esta deidad de origen egipcio llegó a adquirir en el mundo fenicio. Ya desde la segunda mitad del II milenio se documenta ampliamente en la región siro-palestina, alcanzando especial importancia en las metrópolis y colonias fenicias a lo largo del I milenio12. De Cartago conocemos algunas imágenes en terracota que reproducen siempre la corona formada por un número indeterminado de plumas del mismo tipo que las de nuestra Gorgona, aunque no tan distanciadas unas de otras. Bes se ha confundido con Gorgona desde al menos la segunda mitad del s. VI a. C., fenómeno que se ha podido seguir especialmente a través de la iconografía de los sellos (Fig. 4). Boardman ha observado el paralelismo entre ambas imágenes: el rostro frontal, demoníaco, la corona de plumas que puede evocar las serpientes de Gorgona —como es el caso de nuestro prótomo—, las serpientes en las

Figs. 3 y 4. A la izquierda, Cabeza de Bes, terracota, Leningrad, Ermitage (LIMC III, 2, n.º 79a); a la derecha, Bes con rasgos de Gorgona, escarabeo de calcedonia (BM ANE 103300, Beazley Archiv 22/X43).

12 A. HERMARY, Bes (Cypri et in Phoenicia), en LIMC III/1, pp. 108-12. D. GÓMEZ LUCAS, Introducción al dios Bes: de Oriente a Occidente, en E. FERRER ALBELDA (ed.), Ex Oriente lux: las religiones orientales antiguas en la Península Ibérica, Sevilla 2002, pp. 87-121.

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manos o a ambos lados de la cabeza que puede presentar el dios en las reproducciones más antiguas13. Como bien ha apuntado G. Hölb14, la unión de Bes con Gorgona refuerza el carácter apotropaico de la imagen. En definitiva, nos hallamos ante una pieza única, como tantas otras creaciones del artesanado púnico, que utiliza elementos de la tradición clásica para representar conceptos, en este caso religiosos, que le son propios. Y, lógicamente, hemos de preguntarnos acerca de la función de esta imagen en el lugar en que se encontró. Ese lugar, como ya se ha indicado, es el santuario excavado de forma muy sumaria por el Dr. Louis Carton en 1916, cerca de la estación de Salammbô, en Cartago, a unos 500 m al oeste del tofet. Las circunstancias de la excavación nos privan de datos que ahora nos serían preciosos, no obstante lo cual N. Ferchiou ha logrado recomponer en parte la interesante decoración de estucos para los que ha sugerido una fecha de fines del s. III a. C., estableciéndose la fecha ante quem en el 146 a. C.15. P. Xella ha mostrado su opinión de que el santuario pudo estar dedicado a Baal Hammón16, cuya imagen se alzaría en el centro de un baldaquino sobre la pared de fondo. Delante, una especie de nicho o altar para los objetos de culto o votivos. La terracota estudiada, aunque de una tipología singular, era una más de las muchas halladas en la capilla, entre las cuales se recuperaron varios pebeteros en forma de cabeza femenina, que probablemente representaban a Tinnit17 entre otros elementos que permiten pensar en esta diosa18, lo que no es extraño ya que ambos constituyen una pareja inseparable en la Cartago púnica.

13 Serán muchos más, sin embargo, los préstamos iconográficos entre ambos personajes. Para más detalles véase J. BOARDMAN, Archaic Greek Gems, London 1968, pp. 27-37; KRAUSKOPF, Gorgo, cit., p. 322. 14 G. HÖLB, Ägyptisches Kulturgut im phönizischen und punischen Sardinien, Leiden 1986, t. I, p. 311. 15 N. FERCHIOU, Le sanctuaire punique de Carthage dit «chapelle Carton» (Salammbô), «CEDAC», 8, junio 1987, pp. 13-7. EAD., Témoignages de l’architecture religieuse et funéraire de la Carthage hellénistique, «RivStudFen», xv, 1, 1987, pp. 15-45. 16 XELLA, Baal Hammon, cit., p. 135. 17 M.ª C. MARÍN CEBALLOS, Observaciones en torno a los pebeteros en forma de cabeza femenina, en A. GONZÁLEZ BLANCO, G. MATILLA SÉIQUER, A. EGEA VIVANCOS (eds.), El mundo púnico. Religión, Antropología y cultura material (Estudios Orientales 5-6), Murcia 2004, pp. 324-5. 18 CARTON, Sanctuaire, cit., pp. 19-21, n.º 34.

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No es, sin embargo, la única representación de Gorgona que se documenta en el mundo púnico. Un reciente trabajo de B. Costa y Jordi H. Fernández19 nos ahorrará en buena medida la enumeración detallada de las mismas. Realizaremos, no obstante, algunas consideraciones que afectan a la valoración de nuestro ejemplar. Resulta de interés, en primer lugar, advertir de la escasa presencia de Gorgona en el mundo oriental. Conocemos un gorgoneion en un colgante de collar procedente de Sidón, datado entre los siglos V-IV a. C.20. Además, se han de tener en cuenta los escarabeos estudiados por Boardman, más arriba citados, en los que aparecen mezclados los rasgos de Gorgona y Bes, con una cronología entre los siglos VI-V a. C. De muchos de ellos se desconoce la procedencia, pero hay otros de la región fenicia, Chipre, Grecia y también de Occidente (Cerdeña, Etruria, Magna Grecia). Sin embargo, donde hallamos más documentación es en el mundo púnico occidental, como bien han constatado Costa y Hernández: Cartago, Sicilia, Cerdeña e Ibiza21. En la mayoría de los casos se trata de una cabeza cortada, máscara o gorgoneion, muy reinterpretada por el artesano púnico, de manera que conserva escasos elementos del original griego, aproximándose, en todo caso, al tipo «medio»22. La encontramos sobre las cáscaras de huevo de avestruz, soportes cerámicos de tipo diverso, apliques decorativos de hueso o marfil, joyas y escarabeos. Excepcional es su representación en la pintura de dos hipogeos de Tuvixeddu23, en uno de los cuales se muestra en relación con una serpiente uraeus alada y flores de loto. En época helenístico-romana se documenta también el tipo «bello»24, con las serpientes anudadas bajo el cuello —es el caso de la pieza aquí estudiada— y, en ocasiones, alas en la cabeza25. Sin embargo, continúa utilizándose la máscara del 19 B. COSTA, J. H. FERNÁNDEZ, El rostro de la muerte: representaciones de gorgoneia en la necrópolis del Puig des Molins (Eivissa), en ID. (eds.), Misceláneas de Arqueología ebusitana II. El Puig des Molins (Eivissa): un siglo de investigaciones, Eivissa 2004, pp. 197-250. 20 S. MOSCATI, Premesse fenicie dell’arte punica, «RstFen», XV, 1, 1987, p. 6, n.º 6, tav. III, a. 21 COSTA, FERNÁNDEZ (eds.), El rostro de la muerte, cit., p. 217. 22 KRAUSKOPF, Gorgo, cit., pp. 323-4. 23 P. MATTAZZI, La tomba «dell’ureo»: note a margine, «RstFen», XX, 1, 1994, pp. 15-30. 24 KRAUSKOPF, Gorgo, cit. pp. 324 ss. 25 Un ejemplar de este tipo formaba parte, junto con una Victoria cistófora y elementos vegetales, de la decoración de una placa de terracota que adornaría un trono, probablemente de Baal Hammón, del llamado «santuario Baudin» o de Amilcar (zona Norte de Cartago). En el santuario Carton se encontró una placa de función similar, en la que también se representaba una minúscula cabeza de Gorgona rodeada de elementos vegetales (C. PICARD, Victoires et trophées puniques. La souveraineté de Baal Hammon, «StudMagr», III, 1970, pp. 57, 60). La cronología de estas piezas es de mediados del siglo II a. C.

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tipo «medio», con rasgos arcaizantes26. En todo caso, en esta época el icono de la Gorgona parece haberse incorporado de manera definitiva a la imaginería religiosa púnica, y en este sentido nos parece destacable su representación en una de las árulas de terracota de Solunto estudiadas por F. O. Hvidberg-Hansen, en concreto la n.º II27, junto con una serie de símbolos que, pese a su interés histórico-religioso, permanecen todavía sin descifrar adecuadamente. El problema surge, sin embargo, cuando intentamos averiguar el significado de estas cabezas, porque no cabe esperar una asimilación por los púnicos de su valor original. Incluso parece probable que la Gorgona púnica haya evolucionado en su propio simbolismo. Costa y Hernández son conscientes de que algunos de estos gorgoneia no tienen simplemente un valor apotropaico, indudable por otra parte. Piensan «en una representación de tipo espectral relacionada con la propia muerte»28, haciendo especial énfasis en su mirada penetrante29. Sin embargo, en ciertos casos se plantean un probable carácter sicompompo que, en su opinión, sería patente en las pinturas del hipogeo de Sabratha y, quizá, en las llamadas «damas de Ibiza», dos conocidas figuras femeninas de torpe factura, en las que destaca sobre todo el vestido decorado de forma abigarrada con elementos vegetales, entre los que se deja ver un gorgoneion. Como otros autores30, se inclinan a ver en estas imágenes una representación de Tinnit31. El carácter minoritario, sin embargo, de estas representaciones, les hace pensar en una corriente de tipo mistérico que habría afectado al mundo púnico32. Creemos de interés mencionar una inscripción púnica, desgraciadamente incompleta, procedente del tofet de Cartago, estudiada hace años por G. Garbini, quien lee lo siguiente: wylk rbm …‘lˇs wtmk hmt ’yt ’grgnt, que él traduce: «Los príncipes ofrecieron en holocausto …la víctima designada y apaciguaron a la (o

26 Es el caso de los gorgoneia del monumento númida de Simitthus, KRAUSKOPF, Gorgo, cit., p. 329, Kat. n.º 193. En el hipogeo de Sabratha (del «difunto heroizado»), del 50 de la era, se reproducen varias Gorgonas de un tipo específico, que poco debe al modelo clásico: G. MABRUK, A. DI VITA, G. GARBINI, La tomba del «difunto eroizzato» a Sabratha, «LibAnt», XVXVI, 1978-79, pp. 45-67. 27 F. O. HVIDBERG-HANSEN, Due arule fittili di Solunto, «ARID», XIII, 1984, pp. 38-9. Se establece como fecha ante quem la época augústea (pp. 25, 40). 28 COSTA, FERNÁNDEZ (eds.), El rostro de la muerte, cit., p. 226. 29 Ibid., p. 229. 30 M.ª J. ALMAGRO, Corpus de las terracotas de Ibiza, Madrid 1980, p. 128. 31 COSTA, FERNÁNDEZ (eds.), El rostro de la muerte, cit., pp. 203, 231. 32 Ibid., p. 233.

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las) gorgonas (?)»33. Otros intentos de traducción han resultado de escaso éxito34 y pensamos que la documentación iconográfica puede apoyar esta lectura, al mismo tiempo que la inscripción puede ayudarnos a entender el valor de estas imágenes. También se han visto representaciones de Gorgona en dos bustos de terracota hallados en la ciudad de Cádiz hace más de una década35. Forman parte de un conjunto de cinco piezas, obras de un mismo taller local para el que se sostiene una datación de fines del siglo VI o principios del V a. C.36 Tienen en común el peinado y la diadema, la túnica suelta con escote en V, las grandes orejas descubiertas y las cuencas oculares vacías para ser animadas con ojos de otro material, probablemente pasta vítrea, cuya mirada, más humana, debía atenuar la sensación de inquietud que el espectador siente al contemplarlas hoy, pero sólo las dos que ahora nos interesan poseen atributos que puedan orientar acerca de su identidad. Una de ellas (Fig. 5) presenta diez estrechas y sinuosas barritas de arcilla aplicadas en forma radial sobre la diadema37, que semejan pequeñas serpientes que salen de los cabellos. Lleva el pelo con raya central recogido en mechones peinados horizontalmente y distribuidos en dos mitades simétricas a ambos lados de la frente, dejando descubiertas las orejas. Por delante de ellas, un corto mechón liso, a modo de patilla, cubre parcialmente los lados de la mejilla; de la parte posterior, salen otros tres mechones largos y rizados que caen sobre los hombros. Sus brazos, do-

33 G. GARBINI, Note di epigrafia punica. II. L’iscrizione cartaginese CIS I 5510 e il sacrificio «molk», «RSO», 42, 1967, pp. 8-13; ID., Venti anni di epigrafia punica nel Magreb (19651985), «RstFen», XIV, suppl., 1986, pp. 24-25. 34 Ibid. Cf. los comentarios de J. TEIXIDOR, Bulletin d’ épigraphie sémitique, «Syria», 53, 1976, pp. 330-1. 35 Museo de Cádiz, Inv. n.os 21.991 y 21.992. 36 Fueron estudiadas por A. ÁLVAREZ, R. CORZO, Cinco nuevas terracotas gaditanas, «BMC», VI, 1993-94, pp. 67-82, que las fecharon entre fines del siglo VI y principios de lV a. C. de acuerdo con los datos de la excavación publicados por J. F. SIBÓN, Informe de la excavación del solar de la calle J.R.Jiménez, «BMC», VI, 1993-94, pp. 83-8. Posteriormente se confirmó que se habían fabricado en un taller próximo al lugar del hallazgo: F.GILES, D. SAMPIETRO, Análisis de las terracotas púnicas y sedimentos vírgenes de «paleosuelos rojos» hallados en la excavación arqueológica de la calle Juan Ramón Jiménez de Cádiz, «BMC», VI, 1993-94, pp. 89-91. Desde aquí queremos agradecer las facilidades que hemos recibido por parte del Dr. Antonio Álvarez, director del Museo Provincial de Cádiz, para examinar detenidamente las piezas, así como su asesoramiento y el de D. J. M. Sánchez Peña, restaurador del centro y escultor. Estamos igualmente agradecidas al Dr. M. Blech que atendió nuestras consultas y al Dr. M. Kunst, encargado del archivo fotográfico del DAI en Madrid, que nos proporcionó las fotos que ilustran estas notas. 37 Más de la mitad han desaparecido, pero su huella se percibe bien.

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Fig. 5. Terracota de Cádiz (Museo Provincial de Cádiz, n.º R.º 21991, fotos DAI, Madrid, R. 84-96-11 y R. 84-95-6).

blados sobre el pecho, son deformes38 y aunque muy deteriorados, como las manos, se aprecian bien los brazaletes que ceñían sus muñecas. En la mano derecha tiene un cuenco semiesférico al que acerca el morro un animal que la figura sostiene con la otra mano y apoya sobre su pecho. La segunda terracota (Fig. 6) lleva en la cabeza dos pequeñas alas y tiene el brazo derecho doblado sobre sí mismo, con la mano en alto mostrando la palma y el izquierdo flexionado en ángulo sobre el pecho, sujetando con la mano cerrada una píxide en cuya tapadera apoya un dedo pulgar de longitud desproporcionada. Las serpientes en la cabeza de la primera y las alas en la de la segunda, fueron determinantes para identificar en los dos casos representaciones de Medusa, de ahí que se reconociera un caballito39, trasunto de Pegaso, en el animal que aparece en 38 Parece claro que en los dos ejemplares los brazos se añadieron a un busto que carecía inicialmente de ellos. Este y otros rasgos técnicos nos llevan a pensar que en la fabricación de las piezas intervinieron diferentes artesanos. 39 A. ÁLVAREZ, R. CORZO, Cinco nuevas terracotas, cit., pp. 69-70. La interpretación ha sido seguida por E. GANGUTIA, La Potnia Equina, «Emerita», LXX, 1, 2002, 3, pp. 9-40.

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Fig. 6. Terracota de Cádiz (Museo Provincial de Cádiz, n.º R.º 21992, fotos DAI, Madrid, R. 87-96-11 y 12).

una de ellas (Fig. 5), pese a que el rabo corto y las pequeñas protuberancias que presenta entre las orejas, indicativas de una cornamenta que empieza a apuntar, deja pocas dudas sobre su condición de ciervo40. Ciertamente serpientes y alitas en la cabeza son atributos iconográficos propios de esta Gorgona, pero no privativos, y salvo en estos rasgos las terracotas gadiritas tienen poco que ver con la imagen arquetípica de aquélla, ni en su versión monstruosa más antigua, ni en su aspecto humanizado, más tardío. La griega Ártemis se representa a veces también con serpientes en alusión a su carácter ctónico41. Como Hékate, con la que a menudo se confunde42, lleva serpientes en las manos43, pero en terracottas arcaicas, de fines del 40 Es fácil identificar en la representación la imagen de un cervatillo de corta edad en el que se han querido marcar los pivotes precursores de las astas que presentan las crías –gabatos– de menos de un año, según nos indica D. F. Gómez Ceballos, a quien agradecemos la información. 41 L. KAHIL, Artemis, en LIMC II,1, p. 742. 42 L. KAHIL, La déesse Artemis: Mythologie et iconographie, en J. N. COLDSTREAM, M. A. R. COLLEDGE (eds.), Greece and Italy in the Classical World. Acta of the XI International Congress of Classical Archaeology, London 1979, pp. 77-8; H. SARIAN, Hekate, en LIMC VI, 1, pp. 9856 y 1016-7. 43 Cfr. PAUS, VIII, 37, 4.

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o principios del VI a. C., se la representa también con serpientes en la cabeza (Fig. 7)44. Como diosa salvaje que protege a los animales, la Potnia Theron, Ártemis está asimismo emparentada con la Gorgona más arcaica, asociada como ella al ámbito de la naturaleza45 e, incluso, se la representa a veces con cabeza de Gorgona46. Por otra parte, el ciervo tiene un lugar destacado en el culto y en la iconografía de Ártemis47; a ésta se le consagran principalmente animales jóvenes48 y son frecuentes las representaciones de la diosa con un cervatillo en brazos49 (Fig. 8), en actitud VII

Figs. 7 y 8. Ártemis (a la izquierda, LIMC II, 2, n.º 85; a la derecha, Higgins, Catalogue of the Terracottas, cit. n.º 1075).

44 KAHIL, Artemis, en LIMC II, 1 y 2, n.º 85. En la descripción de la pieza no se alude a las serpientes, pero en nuestra opinión es evidente que son ofidios los que se confunden con el peinado y tocado de la imagen. Ejemplos de la misma iconografía encontramos en F. WINTER, Die Antiken Terrakotten. III. Die Typen der figürlichen Terracotten, Berlin-Stuttgart 1903, fig. 240, nos 2 y 7-9, entre otros. El tema se incorpora después a la iconografía romana de Diana: G. BAUCHHENSS, Artemis/Diana, en LIMC II, 2, n.º 376. 45 KRAUSKOPF, Gorgo, cit. p. 321. 46 Cfr. M.P. NILSSON, The Minoan – Mycenaean Religion and Its Survival in Greek Religion, Lund 1968, p. 506; J.P. VERNANT, La muerte en los ojos. Figuras del otro en la antigua Grecia, Barcelona 1996, pp. 39-40; W. BURKERT, La religione greca di epoca arcaica e classica, Milano 2003, pp. 298 y 301. 47 Cfr. KAHIL, La déesse Artemis, cit., p. 82; BURKERT, La religione greca, cit., pp.162, 299. 48 P. LÉVÊQUE, L. SÉCHAN, Les grandes divinités de la Grèce, Paris 1990, p. 355. 49 KAHIL, Artemis, en LIMC II, 2, nos 572, 578, 582, 667, entre otros; R.A. HIGGINS, Catalogue

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de protegerlo y alimentarlo50, un gesto que se subraya en la pieza de Cádiz y que podemos reconocer en otras terracotas púnicas51. Tampoco para la iconografía de la otra pieza gaditana (Fig. 6) encontramos una explicación satisfactoria en el ámbito de las Gorgonas, si exceptuamos las alitas, que, por otra parte, no son exclusivas de Medusa52. La mano abierta y en alto es un gesto ritual de tradición oriental que cobra especial importancia en el mundo cartaginés, a juzgar por los múltiples testimonios que se han conservado53. A veces está relacionado con la divinidad, pero con más frecuencia son mortales los que lo ejecutan. Se suele interpretar como un gesto de bendición a los fieles o de salutación ante la divinidad, pero recientemente se ha propuesto ver en él la prestación de un juramento de fidelidad pronunciado por los dioses o por los hombres. Los objetos (jarros, páteras o píxides) que portan los personajes representados en las estelas o en los sarcófagos cartagineses, serían indicativos de los diferentes rituales que se realizaban durante la ceremonia. Por último, los brazaletes que lucen en la muñeca o en el antebrazo, podrían simbolizar el vínculo contraído con la divinidad54. Estas terracotas de Cádiz han sido datadas por Corzo y Álvarez en la transición del VI al V a. C.55, pero parecen más bien obras de carácter helenístico que, en con-

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of the Terracottas in the Department of Greek and Roman Antiquities British Museum, London 1954, nos 889 y 1075, por ejemplo. Cfr. KAHIL, La déesse Artemis, cit., p. 83 y LÉV Eˆ QUE, SÉCHAN, Les grandes divinités, cit., p. 355. A. M.ª BISI, Le terrecotte figurate, en S. MOSCATI (ed.), I Fenici, Milano 1988, p. 352. Las encontramos en representaciones de Tarento atribuidas a Ártemis Bendis: R. A. HIGGINS, Catalogue of the Terracottas, nos. 1331 y 1362, entre otros. P. PENSABENE, M. R. SANZI DI MINO, Museo Nazionale Romano. Le Terrecotte. III, 1. Antefisse, Roma 1983, p. 74, lám. 46. Sobre la asimilación de Ártemis y Bendis, Z. GOCEVA, D. POPOV, Bendis, en LIMC, III, 1, pp. 95-7. El tema es tan conocido que consideramos innecesario hacer una larga enumeración de testimonios al respecto. Sirvan como ejemplos ilustrativos del repertorio oriental los recogidos por A. ´ MAES, Le costume phénicien des stèles d’ Umm El-‘Amed, en E. LIPINSKI (Ed.), Phoenicia and the Bible, Proceedings of the Conference at the University of Leuven (15-16 March 1990), «StPhoen», XI, 1991, pp. 211-24; para su difusión en ámbito cartaginés, cfr., entre otros, H. BÉNICHOU-SAFAR, Les tombes puniques de Carthage.Topographie, structures, inscriptions et rites funéraires, Paris 1982, fig. 71; y M. HOURS-MIEDAN, Les représentations figurées sur les stèles de Carthage, «CahByrsa», I, 1950, láms. XVIII y XXXIV, entre otras. H. BÉNICHOU-SAFAR, Le geste dit «de l’orant» sur les steles puniques de Carthage, en A. GONZÁLEZ PRATS, (ed.), El mundo funerario. Actas del III Seminario Internacional sobre Temas Fenicios, Alicante 2004, pp. 99-116. ÁLVAREZ y CORZO, Cinco nuevas terracotas, cit., p.70.

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secuencia, habría que fechar no antes de fines del siglo IV, o quizás ya en el III a. C. Como productos locales que son, no tienen réplicas exactas en otros sitios, pero coinciden en algunos rasgos con piezas itálicas y sículas procedentes de Ariccia56, Capua57 y Morgantina58 que se fechan en los siglos III-II a. C. Los mechones rizados que caen sobre los hombros responden a una moda tardía, no anterior al siglo III a. C. y otro tanto ocurre con la stephané en forma de creciente59. Asimismo, las alitas se hacen frecuentes en la iconografía de Medusa a partir de fines del IV y, sobre todo, durante el III a. C.60 El aire arcaizante, más que arcaico, que puedan tener estas producciones gaditanas61, lo encontramos en otras muchas obras escultóricas del período Helenístico, sobre todo de la fase final, y se debe a que los artistas tardohelenísticos encontraron en el arte griego precedente «un inmenso desfile de formas, una historia de la que se podía escoger, y a veces combinar, una amplia gama de estilos, cada uno de los cuales tenía su propio encanto y poder de evocación»62. Las piezas gadiritas son, en resumen, un ejemplo más de la reelaboración por parte del artesanado fenicio de formas estéticas y elementos iconográficos tomados en gran parte de la imaginería griega, dando como resultado obras totalmente originales63. Los atributos que se resaltan en ellas son expresivos del carácter divi-

56 Roma medio republicana. Aspetti culturali di Roma e del Lazio nei secoli IV e III a.C. Catalogo della mostra, Roma 1973, pp. 321-324, nos. 473-474, láms. LXIII-LXV, por referirnos sólo a los bustos. 57 M. BONGHI JOVINO, Terrecotte votive. Catalogo del Museo Provinciale Campano, II. Le Statue, Firenze 1971, sobre todo n.º 24, p. 56 y lám. 23, 1 y 2. Es una representación sedente de la que se conserva sólo el busto, pero tiene evidentes rasgos en común con las de Cádiz. 58 M. BELL, The Terracottas. Morgantina Studies, vol. 1, Princeton (NJ) 1981, p. 143, n.º 116 y lám. 34. Como las cinco del conjunto de Cádiz, la pieza citada tiene sendos orificios a ambos lados del cuello para pasar un collar. 59 D. BURR THOMPSON, Troy. The Terracotta Figurines of the Hellenistic Period, Princeton 1963, pp. 37, 49, respectivamente. 60 KRAUSKOPF, Gorgo, cit., p. 328. 61 ÁLVAREZ, CORZO, Cinco nuevas terracotas, cit. p. 69. 62 J. J. POLLITT, El arte helenístico, Madrid 1989, p. 270. Un buen ejemplo de obra arcaizante es la Ártemis de Pompeya, en el Museo de Nápoles, fechada en el siglo I a. C. (pp. 288, 298, fig. 194). 63 El mismo hecho se ha señalado reiteradamente en distintos lugares del ámbito fenicio-púnico; cfr., por ejemplo, A. M.ª BISI, Le terrecotte figurate di tipo greco-punico di Ibiza. II. Museo Archeologico di Barcellona, «RstFen», II, 2, 1974, pp. 243-4; más recientemente, D. BERGES, Die Tonsiegel aus dem karthagischen Tempelarchiv, en D. BERGES, W. EHRHARDT, A. LAIDLAW, Die deutschen Ausgrabungen in Karthago, Mainz am Rhein 1997, vol. II, p. 64.

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no de las imágenes, así como de las prerrogativas de la deidad representada, posiblemente la misma en los dos casos, y de aspectos destacados de su culto. En nuestra opinión, se trata de una diosa fenicia que reúne rasgos coincidentes con Medusa y, sobre todo, con Ártemis, con más probabilidad Tinnit que Astarté64. El conocido epígrafe funerario bilingüe procedente de Atenas, en el que el nombre de un sidonio, Abdtanit, se traduce por Artemidoros (CIS I, 116), documenta la asimilación que ya a principios del siglo IV a. C. se había producido entre las dos diosas. Tanit es, como Ártemis, virgen, pero a la vez madre nutricia, concepto que pervive en su advocación romana de Nutrix65. Por otra parte es una diosa alada como Ártemis y Gorgona66, con las que comparte también su aspecto ctónico de diosa del Más Allá, por lo que no debe extrañar la presencia de serpientes en su cabeza. Las grandes orejas descubiertas son una clara aportación púnica a la iconografía griega que inspiró estas imágenes67; con ellas se evoca la disposición de la diosa a atender a los que imploran su protección68. Estas terracotas gaditanas vienen a añadir un elemento más de interés al estudio de la Gorgona púnica. Ciertamente que presentan muy escasos rasgos propios de esta divinidad, lo que, como se ha dicho más arriba, ocurre con la mayor parte de las representaciones púnicas de la misma, por la sencilla razón de que no son propiamente Gorgonas, sino que, tomando algunos elementos de la iconografía de las mismas, reflejan concepciones religiosas propias. Pero si en la mayoría de los casos conocidos en el mundo púnico la imagen de Gorgona se limita a lo que conocemos como gorgoneion, es decir, la máscara, en el caso gaditano nos encontramos con bustos que representan claramente a una divinidad, que adopta, por separado (las alas en un caso, las serpientes de la diadema en el otro) algún rasgo propio —aunque evidentemente reinterpretado— de la iconografía de Medusa que, como se ha dicho más arriba, no es exclusivo de la misma.

64 Por esta última parece inclinarse E. FERRER, Anotaciones sobre el taller cerámico de Gadir, «BMC», VII, 1995-1996, p. 65. 65 Cf. H-P. MÜLLER, Beobachtungen zur Göttin Tinnit und der Funktion ihrer Verehrung, en M. HELTZER, M. MALUL (eds.), Teshurot I Avishur, Studies in the Bible and the Ancient Near East, in Hebrew and Semitic Languages Presented to the Professor Yitzhak Avishur at Sixty, Tell Aviv-Jaffa 2004, pp. 141-51. 66 Sobre la iconografía de Tanit alada, cf. M.ª E. AUBET, Algunos aspectos sobre iconografía púnica: las representaciones aladas de Tanit, «Rev. Univ. Complutense», XXV, 101, 1976, pp. 61-82. 67 Véanse los numerosos ejemplos de Ibiza recogidos por BISI, Le terrecotte figurate di tipo grecopunico di Ibiza, cit., láms. XLIV-XLV, LI, o LIX. 68 O. KEEL, Ch. UEHLINGER, Dieux, déesses et figures divines: les sources iconographiques de l’histoire de la religion d’ Israël, Paris 2001, p. 36.

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En un trabajo reciente, H. P. Müller ha destacado el aspecto de valor numinoso negativo69, en definitiva, el carácter ambivalente, mezcla indisociable de rasgos positivos y negativos, de algunas figuras divinas propias del mundo púnico, aunque comunes con otras divinidades del ámbito clásico. En este sentido destaca a Tinnit que, junto con Baal Hammón es receptora de los sacrificios Mlk, que para el autor no serían sino un medio de asegurarse la inmortalidad. De este modo la diosa, al igual que la Ártemis arcaica, por su relación con el mundo de la muerte, y en su opinión por la recepción de los sacrificios, sería un ser temible, «sombra de lo que causa terror»70. En nuestra opinión esta idea puede cuadrar con la expresada en la inscripción CIS I 5510 más arriba citada. Pensamos pues, con todas las reservas posibles ante lo excepcional de estas imágenes, que los bustos gaditanos reflejan, entre otros, este aspecto numinoso-negativo de Tanit, que la asemeja a Gorgona, al mismo tiempo que su proximidad a Ártemis, partícipe de este aspecto negativo y a la vez diosa nutricia. En definitiva, serían testimonio de esa ambivalencia que resalta Müller.

69 Concepto acuñado por R. OTTO, Lo santo, Madrid 1965, pp. 80 ss. 70 H-P. MÜLLER, De Umgang mit dem Negativwertig-Numinosen in der phönizisch-punischen Religion, en A. LANGE, H. LICHTENBERGER, K.F. DIETHARD (hrsg.), Die Dämonen. Die Dämonologie der israelitisch-jüdischen und frühchristlichen Literatur im Kontext ihrer Umwelt, Tübingen 2003, pp. 115-6.

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La ciudad de Cádiz, la Gadir fenicia, es, sin ninguna duda, el más importante centro urbano entre los asentamientos fenicios de la península ibérica, y del que a la vez se han conservado más testimonios de índole religiosa, tanto referencias de los autores griegos y latinos como documentación arqueológica. Conscientes de ello, las autoras del libro, especialistas en el estudio de la religión fenicia, historiadoras y arqueólogas, han dedicado durante años sus esfuerzos –con el apoyo económico del Ministerio de Ciencia e Innovación, de la Junta de Andalucía y de las Universidades de Sevilla y Cádiz– al estudio de estos testimonios, y sus trabajos se han publicado en diferentes revistas especializadas, actas de congresos y monografías, en ocasiones no fácilmente asequibles. En este volumen se han recogido algunos de los más significativos, con la idea de facilitar su consulta a un público no necesariamente especiazalizado.

Gallegos en Cádiz. Redes Sociales y estrategias familiares de las pesquerías galledas durante el siglo XX Esmeralda Broullón Acuña

Cultos y ritos de la Gadir fenicia

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M.ª Cruz Ceballos, profesora titular del Departamento de Historia Antigua de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Sevilla, ha dedicado la mayor parte de su carrera profesional al estudio de diversos aspectos relacionados con la religión en el mundo fenicio-púnico, tanto en la península ibérica e Ibiza como en el ámbito mediterráneo. Junto con otros especialistas, ha formado el grupo de investigación Religio Antiqua (Historia y Arqueología de las Religiones Antiguas de la Península Ibérica), que ha participado en diferentes proyectos de investigación siempre relacionados con los cultos fenicios en el ámbito occidental del Mediterráneo, prestando especial atención a la ciudad de Gadir. Colaboradoras en estas tareas han sido las Profesoras María Belén Deamos, de la Universidad de Sevilla, y Ana M.ª Niveau de Villedary y Mariñas, de la de Cádiz, además de la Dr.ª Ana M.ª Jiménez Flores, todas ellas coautoras de la presente obra.

M.ª CRUZ MARÍN CEBALLOS (Coord.)

En la misma serie

Cultos y ritos de la Gadir fenicia

cubierta GADIR:Maquetación 1 26/05/2011 21:07 Página 1

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