De por qué Luis G.Urbina no bebía tanto como quería con Jesús Valenzuela docx

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De por qué Luis G. Urbina no podía beber tan seguido con Jesús Valenzuela como hubieran querido

Amado Nervo había decidido matarse. Como cada cierto tiempo, la crisis que nacía en las contradicciones espirituales de Amado Nervo, lo había llevado a decidir quitarse la vida. Su vida bohemia y disoluta no se avenía bien con sus arrebatos de fe católica cada vez más frecuentes y profundos. Dedicó esa noche a despedirse de cuántos amigos pudo encontrar en un paseo frenético y mórbido donde anunciaba su muerte para el momento en que el alba despuntara. Desde hacía un par de años dirigía Nervo El Mundo Ilustrado, semanario que pertenecía a las empresas editoriales de Rafael Reyes Spíndola: El Imparcial, El Mundo (diario) y El Mundo Ilustrado. Así que llegó hasta la redacción de este semanario, que estaba al igual que el resto de los periódicos en el edificio que construyó Reyes Spíndola enfrente de la Alameda. Ahí lo encontró, y le anunció gravemente, Rafael, vengo a despedirme. A dónde vas, si se puede saber. Me voy a matar. Algo en el tono, en la manera que dijo estas palabras le hizo creer a Reyes Spíndola que Nervo iba a tener éxito esa vez y le dijo, No'mbre, qué te vas a matar, qué te parece si mejor te vas a Europa, como corresponsal de El imparcial, para reseñar la Exposición Universal de París. Nervo, alucinado por el ofrecimiento, apensa cabía de gozo. Abandonó inmediatamente el proyecto de su planeada muerte, abrazó a Reyes Spíndola y salió con el fin de apartar un boleto en el barco que salía tres días más tarde de Veracruz. Al día siguiente, el pleno de la Revista Moderna celebraba como suyo el viaje de Nervo y lo veían como un triunfo más del grupo decadentista. A pesar de la premura y de la gran cantidad de cosas que hacer, Nervo celebra con Luis G. Urbina y con Rubén M. Campos. Corren una farra en salón Weber, que dura hasta la madrugada. En el tren colocan a Nervo en camino a Veracruz, aun bajo los efectos de la fiesta, y dan por concluido el asunto. El compromiso con Reyes Spíndola era publicar en el Mundo Ilustrado las crónicas de la Exposición mundial. Aún en viaje, Nervo publica una crónica sobre Nueva York en La revista Moderna. Reyes Spíndola toma esto como un agravio en contra del compromiso adquirido por Nervo, y le comunica que si quiere proseguir el viaje a París es por cuenta propia. Nervo manda un cable a la Revista Moderna, donde indignados leen la resolución de Reyes Spíndola. Jesús Valenzuela lee el cable a Jesús E. Luján, patrono de la revista, quien indignado exclama, Que siga el viaje, ahora será por cuenta de La Revista Moderna, faltaba más. La relación entre Reyes Spíndola (y sus diversos proyectos) y los escritores de La Revista Moderna quedó dañada desde ese momento.

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