Debilidad del Sistema de Partidos Peruano

May 24, 2017 | Autor: M. Ramírez | Categoria: Partidos políticos, Sistemas De Partidos, LIMA PERU
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DEBILIDAD DEL SISTEMA DE PARTIDOS PERUANO Marco Antonio Ramírez Perú acaba de superar el periodo más alto de democracia electoral sin interrupción, 15 años y cuatro elecciones consecutivas en la que los peruanos reivindicamos la democracia y aceptamos sus resultados por encima de nuestras preferencias individuales. Fueron Alejandro Toledo, Alan García, Ollanta Humala y Pedro Pablo Kuczynski, los últimos 4 presidentes electos en el Perú, los protagonistas de este histórico hecho, quienes junto a la credibilidad de los órganos del sistema electoral1 peruano nos transmiten la sensación de que el fortalecimiento de la democracia en el país aunque aún algo lento, se encuentra avanzado y en buena proa. Como país que tiene necesidades que resolver, elegimos a una opción de gobierno que mediante sus propuestas debería responder con soluciones ante los diversos problemas, sin embargo la diversidad de opciones políticas que han sido elegidas en estas 4 últimas elecciones, nos resulta peculiar, puesto que no solo han sido partidos políticos diferentes los que han llegado a ser partido de gobierno, sino partidos con programas diferentes. El programa puede responder a una ideología, que podría ser sencillamente una forma, ante varias opciones, de solucionar determinados problemas, pero ¿que nos hace elegir entre 4 formas diferentes de solucionar los mismos problemas? El Partido Político Perú Posible, con su Presidente Fundador Alejandro Toledo, Presidente del Perú para el Periodo 2001 – 2006, partido autoreconocido como centro izquierda, el Partido Aprista Peruano, con quien fue su presidente en ese entonces, Alan García Pérez, Presidente del Perú para el Periodo 2006 – 2011, partido fundado y naturalmente de izquierda, aunque para muchos cada vez se aleja más de ella, el Partido Nacionalista Peruano, con su Presidente Fundador Ollanta Humala Tasso, Presidente del Perú para el Periodo 2011 – 2016, partido de izquierda, que durante su gobierno cambió de modo radical muchas posturas y programas que inicialmente eran de izquierda y hoy podrían definirse como ultra liberales, y el actual partido de gobierno Partido Peruanos por el Kambio, cuyo Presidente es Pedro Pablo Kuczynksi,

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Jurado Nacional de Elecciones, Oficina Nacional de Procesos Electorales y Registro Nacional de Identificación y Estado Civil.

electo para el periodo 2016 – 2021, partido de derecha. Cuatro diferentes partidos políticos que han logrado ser gobierno con la característica de presentar ideologías y programas de gobierno distintos entre sí y que juegan en el tránsito de la izquierda y la derecha ante un electorado que parece estar desinformado y desesperanzado respecto a los partidos políticos, y que además apuesta por que el candidato (la persona) sea quien resuelva sus problemas, más no evidencia buscar representación en la organización política que la presenta, siendo esta última afirmación el motivo del presente artículo, la volatilidad electoral y debilidad del sistema de partidos políticos en el Perú. Antes de adaptar las condiciones del Perú y el desarrollo de su sistema de partidos al modelo que estudiaremos, tenemos que destacar que hemos tenido una característica importante que no se ha dado en países europeos y es la interrupción y personalización2 del sistema democrático y el carácter elitista de este. Sumado a esto, podemos agregar que si nuestra democracia estuviera basada en partidos políticos, estos debieron canalizar y reunir los intereses ciudadanos para crear una comunidad democrática que revierta el panorama mencionado líneas arriba. Debimos enfrentar la transición democrática con todos esos elementos en contra (Tuesta, 1995) Solo es cuestión de recordar como la representatividad del sistema de partidos se resquebrajó seriamente alrededor de la etapa electoral de 1989-1990 por factores políticos particulares de ese proceso. Ellos, junto con las características de un sistema electoral permisivo y algunos cálculos estratégicos de actores políticos y votantes, permitieron la inesperada y sorprendente llegada a la presidencia de un outsider como Fujimori, quien basó su atractivo en un discurso contrario a los partidos. ( Tanaka, 1998) Mainwaring y Scully definen un sistema de partidos como ‘’un conjunto de interacciones normadas en la competencia entre partidos”. Se habla de interacciones normadas a la existencia de regulaciones claras para todas las organizaciones políticas que deseen competir en elecciones, independientemente de si estas normas son eficientes o estén cumpliendo sus objetivos. En el caso peruano, la nueva ley de organizaciones políticas (Ley 28064) junto a la ley orgánica de elecciones (Ley 26859) establecen los puntos mínimos para el funcionamiento de los partidos políticos, los 2

Clientelismo, populismo, caudillismo.

fines, características, requisitos de inscripción, formas de postulación, etc. estas normas mencionadas nos harían poseedores, según los autores, de un sistema de partidos. Algunos analistas podrán aseverar que en los países donde existen partidos débiles no habría sistema, sin embargo para los autores, los partidos débiles siguen siendo actores importantes en la vida política de un país puesto que canalizan la orientación del electorado. Por ejemplo, el Partido Vamos Perú, partido que hizo alianza con el Partido Aprista Peruano y el Partido Popular Cristiano para crear la “Alianza Popular” y competir en las Elecciones Generales 2016, que podría considerarse un partido débil y relativamente nuevo, fue parte importante del sistema de partidos peruano, debido a que su existencia contribuyó a la competencia política y orientó al electorado mediante símbolos por la búsqueda de votos. Para Mainwaring y Scully son las reglas y la naturalidad de la competencia el primer requisito que debe cumplir un sistema de partidos para ser considerado institucionalizado, normas que se encuentran en el estado peruano, aún dispersas por la falta de un código electoral, sin embargo vigentes y siempre perfeccionables. La naturalidad de la competencia es aún un reto pendiente puesto que durante las últimas Elecciones Generales 2016, 4 fueron los partidos políticos que se retiraron a mitad de la contienda de manera voluntaria al notar que existía poca posibilidad de ganar las elecciones y mantener la inscripción como organización, esto no tuvo sanción alguna por parte del Jurado Nacional de Elecciones, debido a que la norma de organizaciones políticas permitía esta huida olímpica como salida a perder en las urnas. Quizás el requisito más alejado de su cumplimiento para el caso peruano es la necesidad de que los partidos posean raíces estables en la sociedad. La desvinculación de los partidos políticos con los sectores populares es abismal y las protestas en las calles durante el periodo de gobierno pueden ser la mejor evidencia . En nuestro país, los partidos políticos no se formaron con el enraizamiento social propio de los partidos europeos (Tuesta 1995). El casi nulo lazo entre el ciudadano y el partido es resultado de la baja capacidad de la militancia partidaria para acercarse a los sectores populares y organizaciones de la sociedad civil, escuchar las demandas de políticas públicas y agregarlas a sus agendas programáticas, además de respetar a sus simpatizantes siendo coherentes con sus programas de gobierno y con la ideología que se identifican. En un sistema

institucionalizado de partidos, el Partido Aprista Peruano

no podría pasar de

representar los intereses de la izquierda a presentar propuestas de la extrema derecho en la búsqueda de votos, se establece un respeto y una línea que no se debe cruzar respecto a sus programas y hacia el interés de sus simpatizantes. Este respeto del programa también se podría aplicar respecto a cuanto ha podido variar desde que su representante fue elegido hasta el cambio de gobierno. Un ejemplo que aplica perfecto es el de Ollanta Humala y su hoja de ruta, quien se alejó de modo estratégico de sus planteamientos iniciales para presentar un oferta política más ‘’acorde al público electoral’’ peruano y la Comunidad Internacional. La legitimidad asignada al proceso electoral por parte de los actores políticos le asigna legitimidad al proceso electoral y a los partidos, está referido a que por medio de las elecciones se debe consolidar una doble legitimidad, por una parte, los actores políticos principales le dan legitimidad a los partidos porque son figuras representativas de ellos, responden a su línea de programa y sus intereses, asimismo al ser los partidos nexos entre la sociedad y el estado, son los partidos políticos quienes eligen mejor a los representantes a ocupar cargos de gobierno, siendo legítimo la postulación de las figuras elegidas por el respectivo partido político. Competir por medio de elecciones es una característica democrática que ha sabido ser asumida por los partidos políticos, puesto que es el único medio válido para llegar al poder. Los partidos aceptan las reglas del sistema electoral y compiten en elecciones libres y periódicas. Se aceptan los resultados emitidos por el Jurado Nacional de Elecciones- JNE y el cómputo final de la Oficina Nacional de Procesos Electorales ONPE. El último y cuatro requisito, es que en un sistema de partidos institucionalizado importan de verdad los asuntos del partido, se aparte de los intereses personales de los líderes, constituyendo el partido político un ente aparte y valor propio. Las estructuras partidarias deben estar fuertes, hacer vida partidaria, la existencia de militancia comprometida con la propuesta programática para alcanzar puestos internos y/o ser candidato en las próximas elecciones, entre otras manifestaciones. Los dirigentes de los partidos hacen su trabajo y dedican tiempo al fortalecimiento orgánico. La militancia es activa y desarrollada en un espacio democrático, independiente y solvente. Se genera opinión en la ciudadanía y vía medios de

comunicación, así como tomar posición y pronunciarse ante acciones y omisiones del gobierno de acuerdo a su ideología y programa partidario. Cumplir con estos criterios es importante porque permitirá que la democracia se desarrolle de modo genuino. Dentro del primer y más importante criterio señalado por Mainwaring y Scully, se encuentra la medición de la volatilidad electoral, esto nos permite evaluar la regularidad en los modelos de competencia de parte de los partidos políticos. Mainwaring, postula como hipótesis que la volatilidad electoral es un resultado de débil institucionalidad de los partidos y esta aumenta si la fragmentación del sistema de partidos aumenta, es decir, al existir una gran cantidad de partidos políticos, existe también un espacio reducido entre las ideologías o propuestas programáticas de los partidos, lo que genera que el electorado cambie de opción política de forma rápida y ligera en cada elección al no encontrar diferencias marcadas o sustanciales entre las diferentes ofertas electorales. La volatilidad ha estado presente en el Perú en los diversos períodos electorales previos a la elección de Alberto Fujimori, sin embargo pese a los drásticos cambios en las preferencias electorales, estas siempre estuvieron encuadradas dentro de los márgenes del sistema partidario. (Tanaka, 1998) El registro de organizaciones políticas del Perú – ROP del Jurado Nacional de Elecciones nos muestra que el país existen 21 partidos políticos que han cumplido todas las formalidades para su inscripción, la recaudación de firmas necesarias, la evidencia de locales partidarios en un tercio de departamentos y otros requisitos legales constitutivos y normativos contemplados en la nueva Ley de Organizaciones Políticas. .Esta extrema fragmentación partidaria no se hace presente en todas las elecciones en sus múltiples niveles (nacionales y sub-nacionales) puesto que, como señalamos líneas más arriba, algunos partidos políticos para proteger su inscripción ante un panorama político desfavorable y que parece mostrar que no saldrán electos, optan por retirarse de la competencia. La debilidad de los partidos en el Perú y la deslegitimación de estas organizaciones por la población en general, se ha generado que estos sean suplantados por los llamados movimientos políticos independientes, organizaciones políticas locales que

por lo general responden al interés electoral de una persona y no de la comunidad local a ser representada, y se forman sin la necesidad de cumplir con amplios requisitos legales que estipula el Registro Nacional de Organizaciones Políticas del Jurado Nacional de Elecciones, como rendir informes de ingresos y gastos de la campaña electoral, así como evidenciar bases en un tercio de la jurisdicción electoral. Actualmente, estos movimientos ocupan alrededor del 70% de las 25 Gobernaciones Regionales que tiene el Perú. Tener arraigamiento social, tiene mucho que ver con la volatilidad electoral, puesto que son indirectamente proporcionales, una característica de esto podría ser que los electores deberían votar por partido de gobierno y por congreso en una misma opción, sin embargo, el panorama de Elecciones Generales 2016 demostró la presencia de un voto cruzado, puesto que el partido de gobierno (Peruanos por el Kambio) cuenta con menos parlamentarios que el partido que ocupó el tercer lugar en las Elecciones Presidenciales (Frente Amplio). También quedó evidenciado que el voto presidencial no estaba necesariamente relacionado a un partido político, puesto que el candidato del partido Todos por el Perú, Julio Guzmán tuvo un crecimiento en las encuestas exorbitante a pesar de que el partido por el que postulaba no tenía la popularidad de los partidos tradicional y trayectoria, esto podría ser una respuesta al desprestigio de los partidos políticos que cuando llegaron al poder, no trabajaron de modo eficiente y se mantuvieron distantes de la sociedad. (Tuesta, 1995) Identificar a los partidos con un sector de la sociedad también debería ser importante puesto que son nexos que transportan esas demandas, sin embargo nos es complicado determinar qué partidos han incluido a las organizaciones sociales dentro de su equipo, puesto que fueron perdiendo adhesiones al no representar las demandas señaladas por las organizaciones sociales. Antes de los años 80, podíamos encontrar algún vínculo desarrollado entre los partidos peruanos y las organizaciones sociales pero luego del colapso del sistema ha habido una relación bastante débil. Aceptar sistemáticamente a los partidos y a las elecciones como medio para determinar quién gobierna y brindarle legitimidad al proceso electoral y a los partidos es fácilmente medible por encuestas tales como el Latinobarómetro que nos dice que

respecto al apoyo de la democracia hemos disminuido en 3 unidades, en referencia al año 2015. La fortaleza de las organizaciones políticas es clave para cumplir con el último criterio de institucionalización, en virtud del cual, los partidos políticos reciben fidelidad de parte de sus élites políticas, situación que no fue respetada por los partidos que han ganado elecciones, puesto que han hecho super ofertas o promesas excesivas para lograr llegar al poder. (Tuesta, 1995) El último fracaso de uno de los partidos políticos más importantes del perú, el partido Aprista peruano en las elecciones Generales 2016 al ocupar el 5to lugar y obtener solo el 7% de los votos, la pérdida de su voto ‘’duro’’ en el norte del país, podría ser un ejemplo de esto. Múltiples posturas podemos encontrar respecto a la debilidad de los partidos políticos y a la respuesta del fracaso o quiebre del sistema partidario con la elección de Alberto Fujimori, sin embargo, tenemos la suerte de estar viviendo el cuarto periodo constitucional luego de restablecida la democracia y podemos a partir de ello, analizar la situación actual de los partidos en nuestro país. Autores como Tanaka y Tuesta, nos hacen remontes históricos que buscan explicar la debilidad partidaria y el origen como tal, uno de ellos, responsabilizando a la poca audacia para dinamizarse en armonía con la opinión pública y el otro, postula a las difíciles condiciones que tuvieron los partidos políticos para seguir en la línea democrática. No los deja de culpar por hacer elitista la política y dejar de transmitir y ser canal de demandas, además de hacer malos manejos en el Estado haciendo desprestigiar la figura de los partidos en ese sentido. Ambas posturas se encuentran en este punto al postular que Fujimori representaba el candidato en contra de los partidos que utilizó el desgaste por el que atravesaba el sistema para poder ganar, muestra de ellos es que aun cuando el ganó, el Congreso estaba en su mayoría representado por partidos políticos, ante la disolución del Congreso y la convocatoria de nuevas elecciones, los partidos no supieron proyectar un rol bien visto ante los medios y no participaron del proceso, dándose casi por desaparecidos y con ellos el sistema.

Ante este panorama, aplicar las 4 condiciones de Mainwaring para evaluar la institucionalización de nuestro sistema nos permite identificar en qué sentido debemos impulsar como Sociedad Civil y como hacedores de política soluciones que permitan fortalecer e institucionalizar nuestro sistema de partidos que es garante de una vida democrática como país. Ante el problema de la estabilidad en las reglas y en la naturaleza de la competencia entre los partidos, podemos exhortar en dos líneas: La primera referida y direccionada a la administración electoral encargada de elaborar las normas de competencia y el marco legal en virtud del cual los partidos hacen vida política. Demandar más rigidez en las normas de competencia que den seguridad al proceso electoral y la voluntad de la ciudadanía que no puede verse mermado por cambio de última hora, cambios como la emisión de una norma que sancione la entrega de dádivas que sobrepase un monto establecido en campaña electoral cuando el proceso electoral ya ha sido convocado y los partidos políticos tienen ya un plan de trabajo para el cual han ido adquiriendo insumos que les permitan lograr la victoria. Fomentar desde sus instancias el desarrollo de los partidos políticos como tal, en sus roles esenciales y funciones como nexos canalizadores de demandas sociales que buscan llegar al poder para satisfacer las necesidad colectivas y no como grupos que solo buscan llegar al poder para satisfacer intereses personales que les cueste no volver a ser elegidos. La fiscalización obligatoria de la democracia interna de los partidos políticos por parte de los órganos electorales es también una tarea pendiente, además de la eliminación del voto preferencial y la obligación de paridad de género para la admisión de las listas presentadas por los partidos postulantes a los cargos de elección popular, modificaciones normativas que son parte del paquete de reformas que los órganos electorales están promoviendo de manera conjunta para el fortalecimiento de la democracia. El segundo aspecto sobre el cual trabajamos es sobre el enraizamiento social y la organicidad de los partidos políticos, aunque muy ligada a la primera recomendación podría tener una salida en los miembros del padrón electoral que se encargan de brindar votos para que un partido político llegue a ser gobierno. Asimismo, la

necesidad de que fortalezcan la vida partidaria, la capacitación e investigación con el financiamiento público para época no electoral que se hará efectiva el próximo año. Fomentar el voto informado y la criticidad al momento de elegir un partido político, podría alejar a las figuras individualistas que improvisadamente buscan llegar al poder. El voto crítico es un mecanismo de control que no se ve como eficiente pero que si se aplicara de modo mayoritario obligaría a que los partidos políticos hagan vida partidaria y no sean solo un grupo que busca llegar al poder, de modo contrario no podrían lograr su objetivo y se limitaría este tipo de participaciones oportunistas. Una forma de evaluar de modo sencillo que tan orgánico es un partido político podría ser contrastando sus propuestas en período de la campaña de los diversos procesos en los que haya participado. Un partido que recoge propuestas para integrar votos sin tomar en cuenta el perjuicio que puede causar a sus electores será un partido en el que no prima la militancia sino el interés o intereses de la cúpula partidaria. Respecto a la legitimidad del proceso electoral al tener como participantes a los partidos políticos, hay una doble dirección hacia donde se puede trabajar, la primera referida a la democratización de los partidos políticos respecto a la organización interna de estos. Elegir candidatos cuadros del partido y que representen a la militancia del partido, será una señal que hará legítima la representación tanto para los militantes y por ende la Sociedad Civil como para el proceso Electoral. Incidir de modo especial en las regiones periféricas del país puesto que la aparición de los movimientos regionales y las organizaciones locales, amenaza con la integridad y la holisticidad que ofrece un partido político como tal. La falta de atención y la dejadez por parte de los partidos políticos ha descuidado tanto a las bases de campaña que se han recurrido a novedosos mecanismos de participación como los movimientos y las organizaciones locales. Brindarle la misma atención a los comités partidarios más alejados es democratizar un partido y hacerlo legítimo puesto que al ser atendidas este tipo de necesidad, no podrá presentarse ninguna objeción de los candidatos que salgan elegidos para cargos nacionales y subnacionales, porque la participación de los miembros del partido ha estado difundida y totalmente avalada.

Finalmente, la separación de asuntos del partido y asuntos de la cúpula dirigencial del partido va a tener solución solo si se reorganizan los asuntos partidarios y los mecanismos de control que permiten alejar a los partidos del dominio de cúpulas partidarias que manejen a la organización ‘’partidaria’’ como una empresa que postule y oferte puestos de poder para los diferentes ámbitos de gobierno. El financiamiento público y la proba fiscalización de ella, va a brindar un apoyo significativo para las organizaciones políticos que les va a permitir alejarse de las ofertas facilistas que hacen inorgánico y por ende ilegítimo a un partido político. Implantando estas soluciones, a largo plazo podremos resarcir en alguna medida, las fallas que dejó la crisis de los años 90 y la ruptura y casi sepultación de nuestros partidos políticos, optimizar el sistema para gozar de una vida democrática con partidos políticos fuertes e institucionalizados porque será muy difícil sobrevivir a la moderna democracia de masa con un sistema de partidos incipiente.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ● Tanaka, M. (1998). Los espejismos de la democracia: El colapso del sistema de partidos en el Perú, 1980-1995 en perspectiva comparada. Lima: IEP. ● Tuesta, F. (1995). Sistema de partidos políticos en el Perú 1978-1995. Michigan: Fundación Friedrich Ebert.

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