Donoso y Serrano: Literatura como Crónica de Viaje

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Inostroza 1 José Donoso y Miguel Serrano: Literatura como crónica de viaje1 Nicole Inostroza Las nuevas creaciones se apoyan en lo anterior; la originalidad no surge ex nihilo, sino a partir de la inserción en una tradición, de la apropiación de los textos precedentes a favor de nuevas producciones. Todo escritor cita. La escritura está llena de ellas, y Donoso, uno de los escritores chilenos más importantes del siglo XX, no es una excepción. A través de sus novelas declara su fascinación, a veces irónica, por una tradición eminentemente europea. Al igual que Borges, se universaliza, y busca referentes a través de la realización de sus viajes. Glosa Martín Cerda: “Todo viaje verdadero, al arrojarnos en una vida ajena —entre los otros, en la “alteridad”—, nos enfrenta, al mismo tiempo, a la vida propia” (13), mostrando la capacidad de cualquier viajante de aprehender el entorno ajeno de una manera propicia para el enriquecimiento humano. El traslado del pensador desde un lugar a otro abre la panorámica de una tradición que se da a conocer en sus calles ante el recién llegado, las particularidades de un mundo reflejado en la escritura de antecesores que ocupan un lugar en el pensamiento actual, quienes delimitaron de una u otra forma distintas épocas en su peculiar pluma. Escribe Donoso en “Viaje a lomo de libro:” Europa entera está repleta de la huella de sus escritores. Cualquier río del centro de Francia es, para mí, el Vibonne, de Proust. El tren que me llevaba a París se detuvo cinco minutos en Rouen: miré por la ventana, tratando de descubrir a Emma Bovary en la multitud. Conocí las nieblas de los malecones del Havre y Cherbourg, en las páginas de Pierre Mac Orlan. Veré la meseta castellana con los ojos de Antonio Machado, y la tierra ocre de Provenza con los de Jean Giono. (217)

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Paper presentado en Coloquio Pangea, Departamento de Literatura Creativa, Universidad Diego Portales, 10 de Octubre 2012.

Inostroza 2 El oficio del escritor es muy particular. En vacaciones no deja de cumplir su labor habitual. A diferencia del veraneante regular que se desliga de su vida cotidiana y pasa a ser uno más entre los típicos cuerpos asoleados en la playa, el escritor lleva su trabajo con él. En nuevos territorios, sigue pensando, reflexionando, creando, y escribiendo. Dice Barthes que “la prueba de la maravillosa singularidad del escritor es que durante esas tan comentadas vacaciones, que comparte fraternalmente con obreros y dependientes, no deja de trabajar, o al menos no deja de producir. Falso trabajador, también es un falso vacacionista” (36). De esta manera, el viaje otorga al escritor un material provechoso para la creación de crónicas literarias. Durante sus andanzas por Italia, José Donoso persiste en la escritura. En “La entrevista imposible con Ezra Pound, el poeta enjaulado,” ensayo escrito en 1961 por Donoso, el autor narra su reunión con el poeta norteamericano en tierras italianas. El viaje hacia Europa propicia el encuentro y la creación literaria. Donoso va en busca del Pound enérgico, del poeta más grande del siglo, metonimia de la cultura occidental misma. “Yo recordaba la imagen de un Pound deportista, fuerte, que evoca Wyndham Lewis: desnudo hasta la cintura, boxeando con un joven gigantón americano, el joven Hemingway, que era su maestro de box” (174). Al contrario del Pound joven y esbelto, Donoso descubre la vejez y el cansancio que el paso de los años ha dejado en el poeta, un cuerpo marcado por la tortura del campo de concentración. “A los 75 años está cansado, enfermo, desilusionado” (169), escribe el chileno. Incluso, a pesar de que en el mismo ensayo se indica que Pound vivió hasta 1972, la descripción que hace Donoso se enfoca en mostrar el ocaso del poeta, haciendo siempre hincapié en los estados meditabundos, la melancolía y lo distraído de sus azules ojos; el fin de una época de esplendor. Dice Donoso, describiendo el paisaje que lo rodea en Italia: “Desde la ventana se veía el valle que la protege [a la colina]. Dicen que en primavera es un mar de manzanos en flor y que más tarde los árboles se

Inostroza 3 cargan de frutos rojos. Yo vi el valle bajo la nieve, rodeado de las formaciones fantásticas de los montes Dolomitas, cubiertos de hielo invernal” (170). El paisaje aquí es una metonimia del estado del viejo poeta, el viaje de toda una vida, la magnificencia de una juventud primaveral seguida por el deterioro de una senectud invernal. “Yo vi el valle bajo la nieve,” dice, refiriéndose a Pound abstraído en sus pensamientos melancólicos, cubierta la cara de arrugas, delgado el cuerpo. Donoso, aunque enfrentado al poeta “más cansado y deprimido que nunca” (170), halla en su mirada el resplandor de una vida brillante: “Pude observar… un rostro fino y fuerte a la vez, estático, con toda la vida concentrada en los ojos increíbles: azul verdoso muy claros, mucho rato apagados, pero que de pronto se encendían con una extraordinaria intensidad de vida, que luego volvía a apagarse” (172). El chileno se dirige a buscar al “grande a quien todos reconocen como la fuente primera de la dicción poética de nuestra época;” no halla más que el cansancio, el decaimiento, y la imagen fantasmática del gran poeta del siglo XX. En un segundo trayecto, Donoso se detiene en Trieste, al noreste de Italia, ciudad que albergó a James Joyce durante su juventud. La ciudad que conoció los comienzos del genio de la novela moderna se le presenta a Donoso deteriorada. “No existe aquí la gorda prosperidad lombarda y piamontesa, ya que el puerto, que en otro tiempo enviaba sus naves a todos los mares del mundo, se halla en decadencia” (175). El escritor se desplaza por una ciudad desalentada, disminuida frente a otros puertos de mayor importancia, compuesta por la mezcla de distintas razas, carente de pasado: “no existe en Trieste el pasado renacentista o medieval, siempre presente en otras ciudades italianas, que hace de cada pueblo un museo de maravillas. Es una ciudad de principios del siglo pasado” (176). Es aquí donde el chileno se entrevista con Letizia Svevo, hija de Italo Svevo, autor que cultivó una profunda amistad con James Joyce. La hija de Svevo le cuenta detalles sobre la llegada de Joyce a Italia,

Inostroza 4 acerca de la relación que él mantenía con su padre, hechos cotidianos del irlandés. Donoso se encuentra con el Joyce en vida a través de la mediación de los relatos coloquiales que la hija de Svevo le narra, persigue a su fantasma en Italia, en los recuerdos que los demás mantienen en forma de testimonio. La decadencia no sólo se destaca en la fachada de la ciudad, sino en el retroceso de la estirpe familiar de Joyce, la disolución de un saber que logró establecerse dentro de los cánones de la literatura universal, que retrató con grandeza la vida de la Irlanda de los años veinte, para finalmente dejar en el pasado todo vínculo con las tierras del norte. Así termina Donoso su ensayo: “El sobrino de James Joyce, en cambio, no quiere saber nada con la literatura. Le gustan las motos, y es apasionado por la ingeniería. No ha leído jamás las obras de su notable tío y es ciudadano italiano. Pero en él, la sangre de Joyce sigue viviendo en la ciudad de Trieste” (181). Me parece que es posible detectar la situación que vive José Donoso en sus viajes inscrita en una de sus novelas. En El jardín de al lado (1981), el protagonista es un escritor chileno radicado en España. Viviendo en un país extraño, se encuentra desesperanzado de la vida, de su mujer, y aún más, de la escritura mediocre en la que se encierra a sí mismo. Las descripciones demuestran la total decadencia de Julio, mientras intenta hacer que escribe, pero no lo logra, y se arroja al dulce acogimiento del alcohol. Al final del segundo capítulo, tras remarcar esta desolación, Donoso cita a Eliot. El poeta proveniente de Missouri le sirve a Donoso como vínculo para leer a Pound. La cita proviene de los Cuatro Cuartetos, y dice: …wait without hope For hope would be hope for the wrong thing; wait without love For love would be love for the wrong thing; there is yet faith

Inostroza 5 But the faith and the love and the hope are all in the waiting (…). (ctd en Donoso, “El Jardín” 114-5) La desesperanza envuelve al personaje donosiano, se concentra en los ojos perdidos de Pound postrado en el sillón del castillo italiano, se alberga en la ciudad portuaria de Trieste; desde la ficción hacia la realidad, la atmósfera decadente se hace presente en el viaje que Donoso emprende y constata con su pluma. Años más tarde, el escritor Miguel Serrano emprende su propio viaje a visitar a Pound, esta vez a Venecia, muy pocos meses antes de la muerte del poeta en 1972. El viaje se inserta de la misma forma: supone un soporte para la crónica literaria; toma forma ensayística. El Pound que Serrano conoce está en su completa decadencia, tanto así que la mirada abstraída que este chileno también reconoce en el norteamericano le parece producto del vaciamiento del cuerpo, una especie de “desencarnar,” como señala el autor. El viaje de Serrano supone otra forma de acercamiento hacia la crónica de viaje, otra forma de ver al poeta. Para el chileno, el fantasma de Pound se halla por encima del cuerpo de este: “No recuerdo lo que hablé, sentado al lado del poeta; lo hice sí dirigiéndome a su ‘fantasma’. Allí estaba Pound, inmóvil, sin tocar su plato, mirando no sé dónde, pareciendo no escuchar y, en verdad, no escuchando con sus oídos, no viendo con sus ojos” (164). El silencio característico de Pound se debe a su cercanía a la muerte. Menos de cinco meses después de su entrevista con el poeta, Serrano se entera del fallecimiento de Pound. Viaja a Medinaceli, ciudad cercana a Madrid donde se realiza un monumento al poeta. ¿Por qué Medinaceli? Allí el Cid se habría refugiado durante su destierro, viaje que realizó también el norteamericano en 1906, siguiendo la ruta del Campeador. Es en esta pequeña ciudad donde Serrano vuelve a dialogar con Pound, pero esta vez lo halla en toda su esplendorosa juventud. El escritor, en medio de los preparativos

Inostroza 6 para el establecimiento del monumento, retoma el mejor período de Pound, rencontrándose con él a través de la lectura de sus poemas: Y el fantasma vino y se sentó en una silla, no sé dónde, de seguro no allí en ese cuarto de hotel, y se puso a hablar, a hablar como no lo haría hace tanto tiempo. Estaba otra vez joven y recitaba poemas cósmicos, decía cosas inmortales, bellas, inmensas, como la ciudad de Venecia, como el paisaje de Castilla, como las montañas de la Luna. (169-70) Serrano también viaja, encuentra a Pound que encarna el espíritu de la poesía occidental del siglo XX, es capaz de conocerlo, a través de su escritura, más allá de la vejez, en una vuelta hacia la juventud. Pound para Serrano es: el más grande poeta vivo de nuestro tiempo… el mayor poeta de este siglo, contemporáneo de Joyce, Stravinsky, de Richard Strauss, de Picasso, grande como ellos, tal vez más porque Pound ha sido el iniciador de un movimiento de apertura hacia el Este, hacia el Oriente en la poesía, y el representante de una generosidad universal y abierta, que es la expresión genuina de su inmenso continente americano del norte… (165) De esta forma, el viaje funciona en la medida que propone nuevas lecturas de los autores. La relevancia del acercamiento de los chilenos a la literatura europea se refleja en el trayecto del viaje como búsqueda de una Edad de Oro que ubican en la lectura de las grandes obras canónicas, viaje que sólo los sitúa frente al declive de la misma, reflejado en el decaimiento de Pound como figura prominente, y el término de la estirpe irlandesa de Joyce. Además, el viaje a Europa significa para ellos La Tradición donde son capaces de reconocerse e insertarse.

Inostroza 7 Tanto Donoso como Serrano encuentran en Pound la vejez, el fin del viaje de toda una vida. Sin embargo, Miguel Serrano, al verlo más cerca de la muerte, halla en él el espíritu de la niñez, el regreso hacia un estado anterior, hacia un “descarnar,” y establece diálogo con su fantasma, desprovisto de toda enfermedad, de toda melancolía propia del Pound que ve Donoso en Italia. Por esto, la apropiación del viaje culmina en el retrato decadente efectuado por Donoso, y más tarde, y en adición al aporte donosiano, en el rescate de la época de esplendor hecho por Serrano. En consecuencia, el viaje de Serrano proporciona otra arista a la escritura de la crónica de viaje. Por sobre todo, la figura de Pound es, tanto para Donoso como para Serrano, la encarnación del Maestro. Sólo después del viaje hacia el encuentro con la tradición, con el Maestro, el escritor ejecuta, hace literatura.

Inostroza 8 Works Cited Barthes, Roland. “El escritor en vacaciones.” Mitologías. Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores, 2010. Print Cerda, Martín. “De viaje.” Escombros. Santiago de Chile: Ediciones Universidad Diego Portales, 2008. Print. Donoso, José. El jardín de al lado. Santiago de Chile: Alfaguara, 2009. Print. ---. “Viena y la cultura.” Diarios, ensayos y crónicas. La cocina de la escritura. Santiago de Chile: RiL Editores, 2009. Print. ---. “La entrevista imposible con Ezra Pound, el poeta enjaulado.” El escribidor intruso. Santiago de Chile: Ediciones Universidad Diego Portales, 2007. Print. ---. “Triste, encuentro con el espectro de James Joyce.” El escribidor intruso. Santiago de Chile: Ediciones Universidad Diego Portales, 2007. Print. ---. “Viaje a lomo de libro.” El escribidor intruso. Santiago de Chile: Ediciones Universidad Diego Portales, 2007. Print. Serrano, Miguel. “Fenómenos celestes en homenaje a Ezra Pound.” Antología de Ezra Pound, Homenaje desde Chile. Santiago de Chile: Editorial Universitaria, 2010. Print.

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