Dos críticos argentinos de Dante Alighieri: Jorge Max Rohde y Ángel Battistessa

June 8, 2017 | Autor: Florencia Fossati | Categoria: Dante Studies, Italian Literature, Dante Alighieri, Literatura Italiana
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"El Alighieri, Shakespeare y Cervantes, máximas expresiones de la literatura cristiana,
dan pábulo de continuo a la investigación erudita, no sólo en la raíz y la florescencia
de sus espíritus, sino también en su condición humana." Jorge Max Rohde

Dos críticos argentinos: Ángel Battistessa y Jorge Max Rohde

Florencia Fossati
Universidad de Buenos Aires

Introducción

La siguiente ponencia se enmarca en el proyecto de investigación "Críticos de Dante en Argentina", de la cátedra de Literatura Italiana, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Su propósito general es el relevamiento, recopilación y análisis de textos críticos sobre Dante Alighieri producidos por estudiosos argentinos. El propósito final es la publicación de una bibliografía crítica y los artículos que resulten de la búsqueda. En la cátedra sentimos que era necesaria una recopilación y sistematización de la producción crítica dantesca en Argentina, que en este momento puede ser definida como una diseminación de materiales difícilmente accesibles.
En esta fase se trabajará sobre dos críticos fundamentales: Ángel Battistessa y Jorge Max Rohde, a partir de artículos y discursos aparecidos en publicaciones periódicas. Ambos son escritores prolíficos, con abundantes trabajos y traducciones sobre varios autores, tanto nacionales como extranjeros. Fueron figuras muy reconocidas en el ambiente intelectual, grandes lectores y recordados profesores. Además, hay un punto especial que los une: la admiración y el amor por Dante (y, como veremos, en ninguno de los dos casos se trata de una afirmación superficial: ambos explicitan un acercamiento teñido de sentimentalismo, aunque de diferentes formas): ambos tradujeron total o parcialmente La Divina Commedia u otros textos dantescos, ambos fueron presidentes de la Sociedad Argentina de Estudios Dantescos y representaron a la Argentina en ocasión del séptimo centenario de su nacimiento ante el Convenio Internacional de Dantistas (uno en 1963, a quién fue encargada la nueva traducción hispana del poema, el otro en el mismo centenario, en 1965) y será objetivo de este trabajo ver ambas formas de escritura, acercamientos y concepciones de la textualidad dantesca. Cabe aclarar que se trata de un trabajo en proceso, no sólo en su generalidad sino en la particularidad de estos dos autores, y que está basado en una primera búsqueda bibliográfica en la cual no se encontraron muchos artículos que respondieran a nuestro objetivo, ya por inhallables, ya por editados en libros.
Primero haremos una breve reseña de sus trabajos, producciones y logros académicos.
Ángel Battistessa (1902-1993), crítico, traductor y profesor universitario, fue discípulo del hispanista Américo Castro y el primer argentino becado por la Universidad de Buenos Aires a pedido de Ramón Menéndez Pidal, Arturo Farinelli y Ernest Martinenche para perfeccionar sus estudios de filología e investigación literaria en España, Francia e Italia. Fue decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires y de la facultad de Letras, fundada por él, en la Universidad Católica Argentina. Fue director o fundador de distintos institutos universitarios en la UBA Recibió numerosos reconocimientos, entre ellos la condición de Profesor Emèrito en la misma universidad, en la UCA y en la de La Plata, Profesor Honorario de la Universidad del Salvador y de la Universidad Nacional de San Juan y Doctor Honoris Causa las dos universidades en las cuales trabajó gran parte de su vida. Entre los premios que recibió se destacan el Gran Premio de Honor de la SADE, el Premio Ricardo Rojas y la distinción especial otorgada por el papa Paulo VI por su traducción de La Divina Comedia. Con respecto a su vastísima producción textual, recordamos las ediciones de Martín Fierro de José Hernández, La cautiva, El matadero de Esteban Echeverría, la Biblia medieval romanceada, las traducciones de Paul Claudel, Paul Valéry, Shakespeare, Goethe, Rilke y, por supuesto, el poema dantesco. Los innumerables ensayos críticos, artículos y discursos y un libro de sonetos completan esta lista tan incompleta.
Jorge Max Rohde (1892-1979), crítico, ensayista, escritor, entre cuya producción se destacan los Estudios literarios, las Ideas estéticas en la literatura argentina, Dante y su sombra, El mensaje de Roma, Diario de un testigo de guerra y Cinco años de París. Se le otorgaron la Orden de la Legión de Honor de Francia y las Órdenes de San Silvestre y San Gregorio Magno en los grados de Comendador y Caballero, respectivamente, por parte de la Santa Sede.

Ángel Battistessa

La base de esta lectura son dos discursos pronunciados por el profesor Battistessa con motivo del séptimo centenario del nacimiento de Dante Alighieri, uno en el acto de Homenaje Nacional, el 15 de junio de 1965 en el Palacio Errázuriz, y el otro en Jockey Club de Buenos Aires el 29 del mismo mes. Se podría pensar que, al tratarse de la misma ocasión con días de diferencia, las dos exposiciones podrían ser la misma, o por lo menos variaciones con una misma base discursiva. De hecho existe un inconveniente para comprobar fehacientemente la relación entre éstas: mientras que la segunda fue editada completa, de la primera sólo fue publicada la primera parte. Suponemos una complementariedad y, siguiendo las palabras del mismo Battistessa, podemos creer que tenían más elementos en común de lo que podemos relevar en esta situación, ya que "el repetir – lo saben los avisadores – no es mala pedagogía. Lo menos que pueden hacer los profesores, y aún los críticos literarios, es no pretender enseñar nada a nadie, pero sí sugerir y proponer: guiar al oyente hasta los grandes textos" y, por otro lado, "está visto que al buen público (como decía el maestro Rossini) nada le agrada tanto como las variaciones sobre temas conocidos."
El discurso pronunciado en la Academia Argentina de Letras, intitulado "Dante y las generaciones argentinas" gira en torno a cuatro generaciones de pensadores y poetas argentinos beneficiarios del legado dantesco, demostrando que "nuestros primeros poetas fueron dantistas sin saberlo". En primer lugar relaciona al poeta florentino con la generación del Himno Nacional por la coincidencia en el concepto de libertad: "Como para nosotros,[como herederos de la fe católica] para Dante el concepto de la libertad cívica no es sino un modo de la proyección social, irradiante, de la libertad personal [el libe albedrío] que el Creador mismo entrañó en cada una de sus criaturas.
En segundo lugar habla de la generación inmediata, anti-rosista, que piensa con Dante en la figura del peregrino / proscrito: habla de los epígrafes dantescos en La cautiva de Esteban Echeverría y los Cantos del peregrino de José Mármol como la marca explícita de la lectura del la Divina Comedia por parte de los fundadores de la literatura argentina en clave de la experiencia del desterrado. Menciona también a Echeverría como el "ocasional primer traductor argentino de Dante".
En tercer lugar, dice sobre la segunda generación romántica: "No tan libre a la efusión personal del canto o a las ideologías todavía inconcretas, ya más realista y atenta a las preocupaciones comunitarias o a los problemas de la organización y el orden [esta generación] no pudo menos que situarse bajo la advocación y, en cierto modo, en el derrotero igualmente propuesto por Dante." Y la figura central es, sin duda, Bartolomé Mitre. Exalta los esfuerzos del general por lograr la paz nacional y la concreción de los supuestos constitucionales, y en este sentido ve a la traducción mitrista de La Divina Comedia "antes que como una proeza idiomática y poética, más bien como un signo más del desvelo de Mitre, nunca interrumpido: la unidad del país y la recta familiaridad ciudadana." Por lo tanto, da mayor importancia a la dimensión política de la traducción por sobre el valor puramente estético: "una especie de admonición ciudadana, indirecta; una nueva y pacífica 'arenga', ahora propalada por la vía alegórica, desde la voz del vate de Occidente".
Finalmente dice sobre la generación siguiente: "conforme con su credo estético desprendido de toda contingencia pragmática, sólo la generación subsiguiente, la propiamente modernista más que la del 80, concluyó por frecuentar en Dante los puros valores poéticos, entallados como es natural en las implicaciones psicológicas, históricas, teológicas y morales las tres Cánticas del poema". No menciona a nadie en especial, pero habla de las varias versiones parciales de la Divina Comedia en la estela de la traducción de Mitre, y ubica su propio trabajo aún no editado en ese momento. Su conclusión, y lo que quiso demostrar en este paneo general, fue que "desde antiguo, el auto de la Divina Comedia nos es una ininterrumpida, monitora y arrobadora presencia."
Esas mismas ideas son repetidas, pero en tan sólo un párrafo, al comienzo de su discurso en el auditorio del Jockey Club, y hace especial hincapié en la idea de las razones de Mitre para hacer la traducción del poema dantesco. Pero veremos que el centro de atención se desplaza hacia otras cuestiones, dato que ya podemos inducir del mismo título.
Se podría decir que, en el discurso pronunciado en el Jockey Club, Battistessa intenta introducir el texto a su auditorio a través de la desmitificación de las ideas que "suele tenerse" del mismo: así construye su argumentación mediante la presentación de un "mito" y su opinión sobre el mismo para demostrar que la grandeza de Dante reside en la posibilidad de leer su poema de forma tal que se pueda reconocer los pasajes, juegos y concertaciones entre los distintos elementos. Su conclusión, en un tono más que admirativo, será que "En el texto de la Divina Comedia casi no hay sitio, ni personaje, ni episodio, a través de los cuales no acierte el poeta a mostrar su multiforme visión de los seres y de las cosas. También, y correlativamente, el estilo de Dante asume todos los acentos propios de cada criatura humana." Los puntos trabajados en este discurso que marcamos como pertinentes son: la razón de la elección de Virgilio como guía, asociada al proyecto político de Dante; la modernidad anticipada debida a su genio, ya que habla universalmente "desde su país y su tiempo"; las referencias hacia la externalidad total (las disputas políticas, los pecados eclesiales, etc.) y la interioridad total (la intimidad del poeta), con la reconocida escasez de datos biográficos concretos (veremos que en este punto coincide con Jorge Max Rohde); la problemática de la existencia real de Beatriz (con una concesión reticente en un tono más que especial, vale la pena citarlo: "Ahora nos dicen - ¡oh estos hombres doctos!- que Beatriz, la Beatriz Portinari, la Bice de este tan arrobado enamoramiento, pudo acaso no haber existido. No nos aflijamos. Aún en tal supuesto, en verdad dudoso, nadie podría negar que desde que Dante la creó, hará cosa de casi siete centurias, Beatriz es una realidad poética inamovible"); la Vita Nuova y La Divina Comedia como testimonios inspirados del paso de lo "transitorio mundano a lo incontestable y eterno" asociado a Beatrice como "la visión, consustanciada, de lo humano con lo divino"; los dos caminos y los tres reinos del itinerario alegórico del poeta (la desesperanza o la purificación, la negación, el sufrimiento justificado por el amor y la inigualada leticia); las razones por las cuales es un poema "conocido por todos" aún sin haberlo leído y reconociendo que "no es un libro ameno en la acepción vulgar de la palabra"; la grandeza de "esa obra maestra del ingenio humano" gracias a la lengua y el estilo y a la capacidad de reservar "valores inamovibles, esenciales", ser "extratemporal y extrageográfica", habiéndose dado "por forzosa limitación humana (...) en un determinado sitio del planeta – Italia y Florencia – y en una determinada etapa en el transcurrir del tiempo – los tres o cuatro primeros lustros del siglo XIV"; y, finalmente, lo que considero la segunda y más importante parte del discurso, la problemática del adjetivo dantesco en la cultura popular. A este punto me remitiré brevemente.
Battistessa intenta demostrar que la carga semántica generalmente atribuida a "lo dantesco" cuando es aplicado "de modo exclusivo a sucesos y aun a personas que sólo cobran presencia en el conocimiento ajeno por algún rasgo tremendo o en afligente circunstancia catastrófica" es errónea, o mejor, incompleta, ya que "es verdad que Dante, artísticamente hablando, con frecuencia se nos muestra terrible" pero aún en el terrible infierno existen muchas notas de ternura y dignidad. Battistessa cita como ejemplos a los famosísimos cantos X y V (del cual presenta una primera traducción). Éste argumento también le sirve para refutar la idea de que el Infierno está estéticamente mejor logrado que las otras dos cánticas, admitiendo que Dante se vale de imágenes y recursos expresivos más rotundos, y que esto parece más atrayente al lector medio: "frente al lector medio mucho más fácil resulta concretar una pena escalofriante (...) después de todo no es muy arduo tener alguna idea del Infierno." En fin "rectamente empleado, el adjetivo dantesco vale sin duda como nota caracterizadora de visiones pavorosas, pero también de episodios amables, de acentos enternecedores, de conmovedoras cadencias" y de dignidad.
La marcada admiración de Battistessa hacia el poeta florentino es evidente en todo el discurso, pero he aquí una cita más que elocuente, refiriéndose al relato de Francesca: "¡Lo que es el genio! A vuelta de largos siglos, para conmovernos y remontarnos a planos de pura belleza, en ceñido número de versos a Dante le basta contarnos la aparente gacetilla."




Jorge Max Rohde

Dado que Rohde mismo compiló los artículos publicados en diversos diarios y boletines bajo el título de Dante y sus sombra, en este trabajo nos limitaremos a mencionar tres artículos aparecidos en el Boletín de la Academia Argentina de Letras con posterioridad a 1970, fecha de dicha publicación. Se trata de "Catón y Bruto en Dante y en la historia", de 1971, "Dante en Ravenna" de 1972 y "Dante en Don Francisco de Quevedo", de 1974. por lo que estuvimos investigando, no parece haber más estudios dedicados a Dante en la vasta bibliografía de Rohde que los mencionados.
En el primer artículo, Rohde trabaja dos de las figuras históricas más controvertidas, tanto dentro del propio discurso histórico como del dantesco. Muy brevemente, explica que "El Alighieri percibe en la historia de Roma la mano de la providencia, secreta conductora de los designios de Dios. El imperio de Augusto es un imperio gibelino." Y dice que la aparente contradicción de la admiración por Catón, víctima de la dictadura cesárea, no es tal porque la memoria de Julio César debe ser afamada por hacedor del poderío romano, pero Dante sigue a Lucano en la construcción de Catón como un dechado de valores civiles, ascendido y cristianizado por su holocausto en la discordia cívica. La figura de Julio César es la bisagra entre ese republicano y otro: Bruto. Aquí Rohde hace una lectura histórica de la figura del asesino del César como un hombre que antepone su ideal de las instituciones libres frente al odio personal que sentía por Pompeyo, enemigo de César. Bruto veía en éste, como lo hacía la aristocracia desposeída y cuestionada, un peligro de dictadura, "la autoridad ética pisoteada por el cónsul, desertor del propio abolengo." Veamos cómo lee la figura de Bruto en relación a la concepción dantesca y la reflexión histórica posterior: "El símbolo de la libertad patricia [Bruto] padece hasta el fin de los siglos el castigo del Alighieri, allá en el fondo del infierno, (...) Dante, conciente o inconscientemente, le otorga la grandeza del silencio [ya que no suelta quejido]. La acción de Julio César que lleva al imperio de Augusto, autorizado por Dios, explica la apología del Alighieri en el dictador sacrificado y la pena impuesta a su verdugo. Pero el tribunal de la historia, en segunda y última instancia, absuelve a Bruto por el crimen de contenido político."
En el artículo "Dante en Ravenna" se encarga de proponer una reposición del itinerario dantesco en el exilio, especialmente sus últimos años en Ravenna. Rohde parte de la afirmación de no poder afirmar casi nada sobre la vida de Dante, ya que "su tiempo mortal piérdese de continuo en la sombra, aunque nos guíen, aquí y allí, tercetos de lumbre." Rohde relaciona a Dante y a Miguel Ángel por tratarse de los salvadores de sus respectivas estirpes después de una o dos generaciones decadentes, especialmente la de sus padres: "En ambos ejemplos la providencia estética apercibe llanos anónimos para que resalten cumbres de luz." También recoge o propone soluciones a los puntos oscuros de la bibliografía dantesca: parece seguro que, aunque Boccaccio sugiera lo contrario, compone la Commedia en el exilio; que Gemma Donati y sus hijos pudieron ser secretamente auxiliados por Corso Donati, tío segundo de la mujer de Dante (aclara que no lo leyó en ningún lado); que sólo se conocía del Infierno los tercetos "que no convierten al poeta en verdugo de sus contemporáneos (por pensarse en las posibles venganzas que éstos o sus familiares pudieron haber consumado); que la dolce vita de la corte escalígera no placía al espíritu melancólico y pensante del poeta. Con respecto al refugio en Ravenna, comenta que "nos place evocarle, olvidado de sí mismo, discurriendo en los sucesos anónimos del vecindario. En chácharas descansa el pensamiento, el de la Commedia que está elaborando."
Del tercer artículo, "Dante en don Francisco de Quevedo" sólo diremos que Rohde considera al poeta español como "discípulo consciente o inconsciente del magno poeta", que no leyó en ninguna lengua comentarios sobre Dante en Quevedo; que éste "fraterniza en el infortunio con Dante"; que se encuentran claras alusiones en el primero de los Sueños, el Juicio Final, en la Epístola censoria, en las Cartas del caballero de la tenaza, en la Visita de los chistes y en el Memorial, que es "la descomposición política, social, económica de España". Según Rohde, "El poeta del retruécano reidero, de la sátira drolática, del carbón caricaturesco, también es el poeta que traduce a Epicteto y a San Francisco de Sales, medita en Séneca y en los padres de l Iglesia y compone, inspirado en el canto XV del paraíso, la Epístola censoria más perenne que el bronce.

Conclusión

Sólo resta hacer un pequeño comentario sobre la importancia de la labor crítica de Rohde y Battistessa. Reconocemos que el tono de la escritura de ambos críticos hoy en día parece añeja, aún prendada de viejas concepciones prorrománticas como la del genio, que están absolutamente atravesados por la ideología cristiana en la idea del destino asignado a Dante y su lugar en la Divina Providencia, sinceros, atrevidos y originales, con fuerte identificación nacional en el caso de Battistessa, y lingüística en el de Rohde (siempre habla de "nuestro Cervantes", "nuestro Jorge Manrique", "nuestro Lope", "nuestra Cruz del Sur"), con gran capacidad comparatística (ambos trabajan constantemente a Dante en relación con autores de otras culturas) y, al vez más evidente en Battistessa que en Rohde, un afán riguroso de trabajo sobre el mismo texto. Por todas estas razones y no a pesar de ellas, consideramos que ambos críticos deben se recordados y recurridos, ya por las propias ideas que vuelcan, ya por una importancia de carácter histórico dentro de la crítica dantesca argentina y mundial.
















Bibliografía
BATTISTESSA, ÁNGEL. Personajes, sitios y episodios de La divina comedia", Buenos Aires, folleto de la Biblioteca del Jockey Club, 1965.
---------------------------------"Dante y las generaciones argentinas", en BAAL, XXX, 1965.
ROHDE, JORGE MAX. Dante y su sombra, Buenos Aires, EUDEBA, 1970.
------------------------------"Catón y Bruto en Dante y en la historia", en BAAL, XVI, 1971.
------------------------------"Dante en Ravenna", en BAAL, XXXVII, 1972.
------------------------------"Dante en don Francisco de Quevedo", en BAAL, XXXIX, 1974.






1



Dante y su sombra, Buenos Aires, EUDEBA, 1970, p. 133
Publicado en Dante en América Latina. Actas del Primer Congreso Internacional sobre Dante Alighieri en Latinoamérica. Ercolano (Napoli): La Buona Stampa, Marzo 2007

Se toman como referencia el discurso de Raúl Castanigno (BAAL, LVIII, 1993) con motivo de su fallecimiento y el artículo aparecido en La Nación (17 de agosto de 2002) en conmemoración de los 100 años de su nacimiento.
Se toma como referencia la reseña de Rodolfo Modern (BAAL, LVII, 1992) con motivo del centenario de su nacimiento.
"Personajes, sitios y episodios de La divina comedia", Buenos Aires, folleto de la Biblioteca del Jockey Club, 1965, p. 8
ídem, p. 22
"Dante y las generaciones argentinas", en BAAL, XXX, 1965
ídem, p. 12
ídem, p. 19
ídem, p. 20
ídem, p. 22
ídem, p. 23
ídem, p. 27
ibídem, p. 23
ídem, p. 10
ídem, p. 14
ídem, p. 14
ídem, p. 15
ídem, p. 16
ídem, p.16
ídem, p.17
ídem, p. 19
"Catón y Bruto en Dante y en la historia", en BAAL, XVI, 1971, p. 29
ídem, p.34
"Dante en Ravenna", BAAL, XXXVII, 1972, p. 377
ídem, p.380
"Dante en don Francisco de Quevedo", en BAAL, XXXIX, 1974, p. 113
ídem, p. 114

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