El fotoperidismo pixeleado.docx

May 22, 2017 | Autor: Ivonne Ojeda | Categoria: Fotoperiodismo, Fotografia
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La imagen pixeleada del fotoperiodismo.
Ivonne Ojeda de la Torre.
El fotoperiodismo es una de las profesiones con menor participación de mujeres en el mundo. Nunca han existido tantas fotógrafas y tantos canales de difusión como en la actualidad, sin embargo, el rezago y la discriminación siguen presentes.
Por segunda ocasión World Press Photo publicó los resultados del informe State of News Photography 2016. En la encuesta realizada a nivel internacional, cuyos resultados constituyen por su volumen, una muestra representativa de datos sobre el estado actual del fotoperiodismo en el mundo, arrojó que el 85% de los fotoperiodistas activos en medios de comunicación son hombres (gráfico 1).
Durante las olimpiadas del 2015, impresionó la cantidad de fotógrafos y los sofisticadísimos equipos de Nikon y Canon que se utilizaron. Sin embargo, las imágenes detrás de cámaras de los fotógrafos corresponsales dieron cuenta como nunca de la casi nula presencia de fotógrafas cubriendo aquel importante evento (Gráfico 2).
La organización Women's Media Center en el informe Status of Women in the U.S. media 2017 encontró que actualmente en los medios de comunicación de Estados Unidos, las mujeres tuvieron un 38% de participación hasta el 2017 en los medios de comunicación, una cifra controversial para un país desarrollado que se asume como el más democrático del mundo (gráfico 3).
Sin embargo, se trata de una problemática que trasciende las geografías y que se extiende a todos los medios de comunicación, que afecta no sólo en la equidad de participación de las mujeres en medios, sino en la manera en que es tratada la información desde una perspectiva mayoritariamente masculina, que no tiene como prioridad el tratamiento de la información con respeto hacia las mujeres, debido a la falta de voces que hagan contrapeso a formas sexistas o misóginas de digerir e interpretar la información.
Ocurre esto a menudo en casos como el de la periodista Regina Martínez, asesinada en su domicilio en Veracruz, México, en el 2012 y cuyo caso fue desviado desde las versiones oficiales de su labor como periodista, dándole un giro al móvil de su asesinato como crimen pasional.
La organización Artículo 19 documentó en su informe Libertades en Resistencia del 2017, la manera en que los medios de comunicación difundieron la versión dada por el Procurador de Justicia, como crimen pasional debido a las malas prácticas inherentes a la cobertura periodística de la agenda de seguridad y justicia (Artículo 19 2017, Pp. 131).
Entre las versiones periciales difundidas por la prensa se dijo que Regina Martínez fue ultimada por un crimen pasional y que las investigaciones habían concluido que se encontraba en el inicio de una relación dado que en su vivienda se encontraron cosméticos y perfumes nuevos (Artículo 19 2017, Pp. 133).
El crecimiento de la participación de las mujeres en los medios de comunicación ha sido lento y durante el siglo XX con muy pocos avances. No se trata de exponer un panorama desolador de la labor informativa de las mujeres, sino de expresar las severas problemáticas que se padecen en el gremio, y tomar acciones para contrarrestarlas. Tal es el caso del decrecimiento que se observó entre los años 2015 y 2016 en la labor de las mujeres periodistas colaboradoras de medios norteamericanos en coberturas.
Women's media Center publicó en su informe del 2017 que el porcentaje de corresponsales mujeres en Estados Unidos disminuyó del 32% en 2015 al 25.2% en el 2016, una cifra que incluye a las fotoperiodistas quienes mayormente se dedican a realizar coberturas.
A eso se suma que la mayoría de los temas de portada en medios impresos son realizados por hombres, y los temas como el feminicidio que afecta profundamente a países como México se encuentra desdibujado en los temas que difunde la prensa.
El fotoperiodismo que buscaba mostrar el verdadero rostro de la guerra.
La fotografía emergió en el contexto de la revolución industrial, caracterizada por la producción en serie y cuya influencia dentro de la sociedad del siglo XIX abonó a la construcción de sentido en torno a las cámaras fotográficas como productos masificados.
Para ese entonces las primeras oleadas del feminismo abrían espacios de participación a las mujeres tanto en lo profesional como en el mundo social, no hubo segregación de la mujer en los inicios de la práctica fotográfica.
Sin embargo algo ocurrió en torno a la difusión de la práctica en las décadas siguientes, pues comenzó un crecimiento gradual a través los medios de recursos narrativos sexistas que cosificaron a la mujer y la situaron frente a las cámaras como objetos de deseo y no detrás como sujetos pensantes productores de arte, lenguaje y expresión visual.
El género del fotoperiodismo emergió a partir de la segunda guerra mundial, con autores como Robert capa y Henry Cartier Bresson, fundadores de la agencia Magnum. El discurso del fotoperiodismo ha sido ante todo humanista pero también ha sido de reflexión hacia el acontecimiento de impacto, que irrumpe en la cotidianidad y que transforma las vidas de los afectados, que narra recurrentemente historias de devastación, represión, hostigamiento y violencia, donde los retratados son a menudo interpretados con roles de víctimas y victimarios.
Quienes retratan estas historias son los fotógrafos en el rol del observador/informador, a quienes en la práctica se les exige no interactuar ni emitir reflexiones propias sobre los hechos, aunque esto no sea posible, dado que toda imagen es una interpretación de la realidad.
El fotoperiodista es entendido como una persona que pareciera más cercano a un soldado que a un artista, o un contador de historias, cuando se encuentra ante el acontecimiento que retrata.
La guerra de Vietnam modificó las disposiciones estructurantes de la práctica fotográfica no sólo desde lo visual, sino desde su aproximación a lo político y lo ético, reafirmando a la imagen fotográfica como un producto de impacto en las masas.
Estas coberturas introdujeron la teleintimidad de la muerte y la destrucción (Sontag 2003, p.14). Por otro lado, concursos de renombre internacional como el World Press Photo surgido en 1955, se constituyeron como difusores de temas de impacto social.
El fotógrafo documental se reconoció por su valentía para cubrir conflictos violentos y producir valiosos registros fotográficos de acontecimientos socialmente trascendentes (Sontag 2003, p.18), centrados en la excepción, en las guerras, en la violencia, con el fin de atraer interés internacional, alguien que buscaba mostrar el rostro real de la guerra (Sontag 2003, p. 20)
Simultáneamente a la constitución del fotoperiodismo como género, surge una percepción masculinizada del fotoperiodista, una masculinización de antaño, que entiende al hombre como un ser rudo, que no expresa emociones y que prefiere la adrenalina y la acción, antes que la calidez humana.
Surge en respuesta a la requisición de este perfil para la cobertura de conflictos bélicos y de una preconcepción de los "hombres de guerra" ya constituida desde épocas pasadas: los hombres van a la guerra, las mujeres y niños se quedan en casa. El fotoperiodismo puede entonces entenderse como una práctica centrada en el ser humano cuya prioridad es la imagen de impacto y el contar historias donde el operador se abstrae.
En los años 60 se refuerza el perfil del fotoperiodista, no sólo por los temas o las técnicas empleadas, sino por la mercadotecnia, por la imagen construida a partir del cine hollywoodense y alentada por agencias informativas, diarios y concursos internacionales, donde se comienzan a crear significados sobre la figura del fotoperiodista en torno a su identidad como reportero de guerra.
Fotoperiodismo y masculinidad.
Las estrategias publicitarias de los principales corporativos de fotografía refuerzan un sentido masculinizado de la figura del fotoperiodista, los diseños de las cámaras se hacen cada vez más dirigidos al público masculino.
Se homogeniza el discurso en torno al fotoperiodismo, se homogeniza desde el mensaje hasta la construcción de sentido alrededor de él. No hay tantas mujeres fotoperiodistas como hombres, porque el discurso ha excluido a lo femenino de este desde sus orígenes.
La publicidad refuerza el ideal masculino de la fotografía, donde la mujer recurrentemente posa frente a la cámara, y es un hombre el que dispara, la cámara se hace una extensión de su cuerpo de su expresión viril, la antítesis es la fotógrafa que fija su mirada en el acontecimiento social, ya que todo el discurso sobre lo que es el fotoperiodismo se contrapone al discurso de lo que es ella.
Sin duda las cifras están ahí, pero no contemplan a las mujeres fotoperiodistas que salen a la calle sin medio, sin acreditación y cuyos currículos nunca son leídos por los editores, o se les da carpetazo con solo ver el nombre de mujer. Esas mujeres están ahí y no se sabe cuántas son.
Referencias:
Women's media center (2017) The Status of women in the U.S. Media 2017
http://wmc.3cdn.net/dcdb0bcb4b0283f501_mlbres23x.pdf
World Press Photo (2016) The State of news photography
Artículo 19 (2017) Libertades en Resistencia.
Sontag, S. (2003). Ante el dolor de los demás. 29/03(2016, de blog fotoespacio sitio web: http://blog.fotoespacio.cl/wp-content/uploads/2013/08/Sontag_Ante_el_dolor_de_los_demas.pdf



















Gráficos
Gráfico 1




Gráfico 2.

Gráfico 3







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