El indefinido nuevo sistema de partidos en Colombia

July 27, 2017 | Autor: F. Acuña Villarraga | Categoria: Colombia, Electoral systems, political parties, and executive-legislative structures, Party System
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Universidad de Buenos Aires Facultad de Ciencias Sociales

Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe

ISSN 1853-2713

OBSERVATORIO LATINOAMERICANO 5

DOSSIER COLOMBIA Buenos Aires, diciembre 2010

Autoridades Facultad de Ciencias Sociales

Decano Sergio Caletti Vicedecana Adriana Clementi Secretaria Académica Stella Martini Secretaria de Estudios Avanzados Carolina Mera Secretaria de Gestión Institucional Mercedes Depino Secretario de Cultura y Extensión Alejandro Enrique Secretaria de Hacienda Cristina Abraham Secretaria de Proyección Institucional Diego de Charras Instituto de Investigaciones Gino Germani Director: Julián Rebón Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe: Director: Waldo Ansaldi Biblioteca Norberto Rodríguez Bustamante Director: Daniel Comande

Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires Marcelo T. de Alvear 2230, C1122AAJ Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina www.iealc.fsoc.uba.ar - [email protected]

Director: Waldo Ansaldi Comité Académico: Hugo Calello, Rubén Dri, Eduardo Grüner, Mario Toer (titulares), Héctor Angélico, Atilio Borón (suplentes) Secretaría: Mgr. Silvia Demirdjian, Mgr. Juan Diez

ISSN 1853-2713 2

OBSERVATORIO LATINOAMERICANO

Observatorio Latinoamericano es una colección de trabajos que, bajo la forma de dossier, publica el Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe (IEALC), de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, con el objetivo de ofrecer a todos los interesados en conocer más y mejor a América Latina, información y opiniones sobre la región y cada uno de sus países, sea para fines docentes, de investigación o de mero deseo de ampliar la capacidad de comprensión de realidades complejas, usualmente no tratadas o insuficientemente tratadas por los medios de comunicación comerciales. Observatorio Latinoamericano reproduce material generado por académicos y periodistas latinoamericanistas de distintos países y orientaciones. Iniciamos la colección con textos publicados en medios de comunicación alternativos, que cubren lo que la prensa comercial suele ocultar, pero paulatina y crecientemente vamos incorporardo los trabajos de nuestros propios investigadores e investigadoras. En todos los casos se consignan los créditos y reconocimientos correspondientes. Observatorio Latinoamericano es una publicación electrónica, de acceso, distribución y descarga gratuitos. Los textos pueden reproducirse libremente, pero en todos los casos se indicará la fuente, particularmente la original en los casos en que así corresponda, es decir, en el de textos publicados inicialmente en otra publicación, sea ella en soporte digital o papel. El dossier Colombia ha sido realizado bajo la coordinación de las Magisteres Nathalie Goldwaser y Ana Polack Para la realización de este número contamos con la colaboración del Instituto Francés de Estudios Andinos (IFEA. UMIFRE 17, CNRS-MAEE), al cual expresamos nuestro agradecimiento.

Números publicados : 1. Haití, febrero 2010 2. Paraguay, mayo 2010 3. Guatemala, agosto 2010 4. Bolivia, octubre 2010

3

Coordinadoras del dossier 5 NATHALIE GOLWASER. Licenciada en Ciencia Política por la Universidad de Buenos Aires (UBA) y Magíster en Comunicación y Cultura por la misma Universidad. Docente concursada de Historia del Arte en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (UBA) Integrante del Proyecto UBACyT Republicanismo, nación y democracia. Dimensiones filosóficas, políticas y legales de la diversidad en Argentina. Investigadora Asociada del Instituto Francés de Estudios Andinos (IFEA. UMIFRE 17, CNRS-MAEE ). Becaria doctoral CONICET con sede en el Instituto de Investigaciones Gino Germani (FSOC – UBA). Actualmente prepara su tesis de doctorado en Ciencias Sociales (UBA) en co tutela con Paris 1 Panthéon Sorbonne.

ANA POLACK. Licenciada en Ciencia Política por la Universidad de Buenos Aires (UBA) y Magister en Estudios Latinoamericanos, opción ciencia política, por la Universidad de Paris 3, Sorbonne Nouvelle. Integrante del Instituto de Estudios sobre América Latina y el Caribe (FSOC-UBA) y de la Cátedra de Historia Latinoamericana (UBA). Actualmente prepara su tesis de doctorado -en historia- por l’Ecole de Hautes Études en Sciences Sociales y en Ciencia Política por la Escuela de Política y Gobierno de la Universidad de San Martín.

4

Contenido

Introducción, Ana Polack y Nathalie Goldwaser

7

Bicentenario: Pasado y presente de la Nación colombiana La disolución de las cuerdas de imaginación en el virreinato de la Nueva Granada: 1765-1810, Georges Lomné

10

Entre lo local y lo cosmopolita. Discursos sobre la Nación en la Republica de la Nueva Granada: 1832-1848, Nathalie Goldwaser y Gina Paola Rodríguez

31

Populismo, reeleccionismo y bonapartismo. Una mirada al populismo a través del estado de opinión, Delfín Grueso

45

La realidad social colombiana Gente afrocolombiana, negra, palenquera y raizal, Jaime Arocha Rodriguez

58

Emplazamiento del desplazamiento, Amparo Vega

68

Discurso, género y poder. Aproximaciones al discurso periodístico colombiano sobre la violencia, Gabriela Castellanos

87

Democracia, partidos y violencia política El indefinido nuevo sistema de partidos en Colombia, Francisco Gutiérrez Sanín y Fabián Acuña

114

Colombia confió: retrospectiva futura. Lo alcanzado y algunas conjeturas sobre cómo y por qué se logró, Antanas Mockus

127

Violencia política en Colombia. ¿La paradójica institucionalización de una disfunción?, Gina Paola Rodríguez

141

La evolución de las estructuras armadas en el periodo post-desmovilización. Pasado, presente y futuro, Frédéric Masse

152

Cambio y continuidad en Colombia tras las últimas elecciones presidenciales de junio de 2010 La política colombiana entre el conflicto y la renovación, Ana Polack 164 Entrevistas: Parlamentario andino Héctor Heli Rojas – Partido Liberal Colombiano

170

Senador nacional Jorge Robledo - Partido Polo Democrático Alternativo

175

Senador nacional Roy Barreras – Partido de la U

182

5

Mapa de Colombia

6

EL INDEFINIDO NUEVO SISTEMA DE PARTIDOS EN COLOMBIA Francisco Gutiérrez Sanín1 y Fabián Acuña2

Introducción Hasta hace relativamente poco el sistema político colombiano estaba caracterizado por un bipartidismo estable y muy persistente. En 2002, empero, se produjo una salto cualitativo, en el que los dos grandes partidos tradicionales, liberal y conservador, perdieron sus mayorías en el congreso, y cedieron la presidencia a Álvaro Uribe, un ex liberal, que logró reinventarse exitosamente como independiente. Queda abierta la pregunta de si el “deshielo” (Lipset y Rokkan, 1967) del sistema de partidos colombianos es o no irreversible. En efecto, algunas de las nuevas formaciones podrían retornar a su fuerza de origen, el partido liberal. Pero ese por el momento es un tema que está completamente abierto. Describimos a continuación algunos rasgos característicos de esta evolución del sistema político colombiano, y de los factores asociados a él. La exposición se desarrolla así: la primera sección hace referencia al tránsito de la estabilidad al deshielo, la segunda está dedicada una reflexión sobre los cambios institucionales desde 1991; la tercera describe el nuevo sistema. En las conclusiones, esbozamos algunos elementos para reflexionar sobre la irreversibilidad de los cambios aquí descritos. 1. De la estabilidad al deshielo En 1958 comenzó en Colombia el Frente Nacional (FN), fruto de un acuerdo consociacional (Hartlyn 1993) entre liberales y conservadores con el fin de terminar la dictadura del general Rojas Pinilla, para lo cual establecieron la repartición paritaria de las tres ramas del poder público, para evitar más enfrentamientos entre los partidos tradicionales3. Dados los diseños del FN –orientados a dar representación paritaria a liberales y conservadores, posibilitar el bloqueo de legislación que consideraran amenazante4 y la alternancia presidencial—la competencia política se trasladó del ámbito de inter-partidista al intra-partidista. Los liberales comenzaron el FN con un bajo nivel de

Profesor del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales – Universidad Nacional de Colombia 1

2

Profesor de la Universidad Nacional y de la Universidad Javeriana, investigador.

Este proceso fue denominado la “convalecencia democrática”, por pretender bajar el calor de la política competitiva, que era considerado el factor de origen de la Violencia de mitad del siglo XX en Colombia. 3

Uno de los mecanismos más importantes de diseño frentenacionalista, consistió en requerir supermayorías -2/3 partes- para las reformas en el Congreso, con el fin de impedir que alguno de los dos partidos llegara a convertirse relativamente fácil en una mayoría hegemónica; además obligaba al consenso entre ellos. En la reforma constitucional de 1968, se dejó el umbral de 2/3 partes únicamente para reformas constitucionales. 4

114

faccionalismo, y con un control relativamente fuerte de sus listas de candidatos5 por parte de la dirección del partido6. Los conservadores, en contraste, estaban divididos7 en dos fracciones irreconciliables8; Con el tiempo, los diseños institucionales del FN propiciaron un brutal crecimiento del faccionalismo, principalmente dentro del partido liberal que condujo eventualmente a la hiperfragmentación (Gutiérrez, 2007 y 2004), en la que fueron protagonistas los barones regionales del llamado “oficialismo liberal” (ver cuadros 1 y 2). Cuadro 1. Número de listas en Senado durante el FN según partido Año

Nº Curules*

Listas PL

Listas PC

1958

80

18

49

1962

100

42

65

1966

106

66

76

1970

118

108

98

* Del total de curules, por la paridad a cada partido le corresponde el 50% Fuente: Cálculos propios con base en información de la Registraduría Nacional del Estado Civil

Cuadro 2. Número de listas en Cámara durante el FN según partido Año

Nº Curules*

Listas PL

Listas PC

1958

152

27

56

1960

152

64

49

1962

184

75

59

1964

184

113

89

1966

190

106

99

1968

204

112

108

1970

210

174

142

* Del total de curules, por la paridad a cada partido le corresponde el 50% Fuente: Cálculos propios con base en información de la Registraduría Nacional del Estado Civil

5 Hasta la reforma Política de 2003, en Colombia los partidos políticos no tenían restricción en el número de listas que postulaban. 6

“Con listas únicas se presenta el liberalismo al debate electoral”. El Tiempo. 11 de marzo de 1958

7

“el conservatismo inscribió hasta 4 listas en algunos departamentos”. El Tiempo. 11 de marzo de 1958 En cabeza de dos expresidentes: Mariano Ospina Pérez (ospinistas) y Laureano Gómez (laureanistas)

8

115

Este fenómeno produjo un cambio en la composición del personal político tradicional, por nuevas figuras regionales y posteriormente locales quienes propiciaron nuevas técnicas de consolidación de electorados más cercanos a través de fidelidades personales más que de partido (Gutiérrez, 2003)9. La unidad organizativa básica de cada partido, el directorio, fue copada –en el liberal en mayor medida, y en el conservador con un rezago temporal-- por liderazgos regionales, que se habían emancipado del nacional y que tenían en las regiones, crecientemente, a generosos financiadores y a proveedores de seguridad (Leal y Dávila, 1990). Esto generó, frisando la década de los 80, una disolución del aparato partidista entre las fuerzas tradicionales. Sin embargo, dado el profundo enraizamiento de ellas en el electorado colombiano, la volatilidad electoral era baja (de hecho, bajó sustancialmente en relación con el período del FN). Ya advertía Mainwaring (2001) sobre la combinación poco común del sistema de partidos colombiano “entre las democracias del mundo, son pocos los países como Colombia, que tienen organizaciones partidistas débiles y personalismo fuerte, por un lado, pero volatilidad electoral mediana o baja, por el otro”. Los políticos emancipados de la tutela del liderazgo nacional rápidamente crearon coaliciones regionales, en las que participaron narcos, paramilitares y otros criminales (Leal y Dávila, 1990; López, 2010), lo que generó una oleada de escándalos e inestabilidad que antecedió, y sobrevivió, a la Constitución de 1991. Esta había tenido como propósito hacer caber a la política plenamente dentro de la legalidad (Gutiérrez 2007. Cap. 8), pero pronto se vio que el objetivo no se había conseguido. La década que sigue a la proclamación de la Constitución se caracteriza por una fuerte tensión entre unos diseños institucionales y un ethos orientados a jubilar a la vieja política, y a poner a la nueva en el marco de la legalidad, junto con la persistencia de las identidades tradicionales y de las redes de acción colectiva entre políticos y criminales. El desprestigio creciente de la política tradicional entre auditorios claves –tecnócratas, clase media de las grandes ciudades, medios y formadores de opinión—genera una paradoja. Pues por una parte rechaza a los líderes regionales independizados del centro partidista, pero por otra parte les da incentivos para huir hacia adelante y presentarse como rebeldes contra las estructuras tradicionales (lo que en parte en realidad son). Por eso, la disolución gradual del bipartidismo tradicional es una obra común de nuevas fuerzas que resultan de movilizaciones ciudadanas (por ejemplo, los movimientos cívicos) y nuevas identidades, por una parte, y de políticos regionales que han lanzado su grito de independencia contra las jerarquías tradicionales (Gutiérrez 2001a). No debe extrañar, pues, que a los partidos tradicionales y a su personal político le surjan dos tipos de competidores, los nuevos e independientes, y los políticos transicionales, que se pueden definir como aquellos extradicionales que buscan reinventarse como independientes (Gutiérrez 2001b). Esta nueva especie política es particular porque nace, crece, y se forma en los partidos tradicionales, pero pretende camuflarse de independiente para evitar el desprestigio de los anteriores. Desde un punto de vista analítico, constituye un ejemplo espectacular de imitación exitosa, por lo que se verá enseguida. Muchos de los protagonistas de la política colombiana de los últimos años (incluyendo a Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos) son transicionales. Como se ve en el Cuadro 3; fueron en realidad los transicionales quienes protagonizaron el deshielo del bipartidismo tradicional colombiano. Al derretirse el bipartidismo colombiano, y aparecer nuevas identidades en reemplazo de las viejas y estables, los políticos tienen agitadas trayectorias, en el curso de las cuales adoptan

Entre las nuevas técnicas de consolidación de electorados, también debe contarse la consecución de recursos entre ellos de actores ilegales. 9

116

varias adscripciones partidistas. Ya el marbete del partido no tiene tanto peso, y esto se puede observar operacionalmente en la trayectoria de los políticos10. Cuadro 3: Voto por candidatos tradicionales, no tradicionales y transicionales Año

Voto agregado por los partidos tradicionales (%)

Candidatos no tradicionales (%)

Candidatos transicionales (%)

1978

96,09

3,91

0,00

1982

98,78

1,22

0,00

1986

94,77

5,23

0,00

1990

85,43

14,57

0,00

1994 (1)

91,30

8,70

0,00

1998 (1)

69,95

10,00

20,05

2002

32,38

7,70

59,92

Fuente: Tomado de Gutiérrez 2007, p. 469

2. Cambios Institucionales La evolución del sistema de partidos en Colombia ha estado marcada por significativos cambios institucionales. Aparte del desmonte del FN, el principal llega con la descentralización, que no sólo pone a la consideración del elector una nueva serie de cargos de crucial importancia, sino que quita a los liderazgos nacionales la gran base de la designación de cargos en el nivel subnacionales11. La Constitución de 1991 profundizó la apertura del sistema, bajando las barreras a la entrada12 y haciéndolo aún más proporcional13. Con todo y eso, los tradicionales –en su forma terminal, hiperfragmentada (Gutiérrez 2004) siguieron ganando las elecciones, lo que llevó a diversas propuestas de

“Hay políticos que han entrado y salido de un mismo partido dos, tres y más veces…, o que han pasado por tres, cuatro o cinco banderías en un tiempo cortísimo. Armando Benedetti fue serpista, miembro de Cambio Radical, y ahora del Partido de la U. Zulema Jattin, liberal, se volvió uribista, después formó un grupo parlamentario que volvería al partido, finalmente se decantó por el uribismo. Rafael Pardo, liberal, uribista, liberal. María Emma Mejía, liberal serpista, independiente, liberal, aspirante al Polo…Quizás quien mejor ejemplifique el nuevo comportamiento es la parlamentaria Rocío Arias: primero liberal, se hizo elegir al congreso con su propia agrupación, pasó después al Partido de la U, fue expulsada por sus vínculos públicos con los paramilitares, y a partir de entonces golpeó a las puertas de Colombia Democrática, Colombia Viva, Convergencia Ciudadana, Dejen Jugar al Moreno, y el Movimiento Comunitario, desembocando en Dejen Jugar al Moreno” (Gutiérrez 2006b. pp.113) 10

11

Paradójicamente, los impactos políticos de la descentralización han sido poco estudiados.

El art. 107 de la Constitución de 1991 autoriza a cualquier ciudadano a fundar y organizar partidos y movimientos políticos. 12

Con la creación de la circunscripción nacional del senado y dándole acceso a la televisión a movimientos 13

117

reforma14. En 2003 se produjo una nueva reforma (Acto Legislativo 01 de 2003), después de varias intentonas15, que buscaba consolidar a los partidos, y acabar con la hiper-fragmentación. Prohibió a los partidos presentar más de una lista por cargo a proveer en cada circunscripción electoral, cambió la cuota electoral haciéndola algo menos proporcional (de Hare a d’Hondt), estableció una umbral de votación16 que obligó a varios movimientos pequeños a unirse a partidos más grandes, o formar partidos de coalición que actuaran en bloque para superarlo y creó el sistema de bancadas que le introducía algo de cohesión a la representación parlamentaria de los partidos. Un poco en contravía, introdujo el voto preferente, para administrar los serios problemas de acción colectiva que afrontaban todas las agrupaciones de alguna magnitud. Varias de estas medidas parecen haber tenido el efecto cohesionador que se buscaba (Acuña, 2009). En contravía, en 2004 se produjo otra importante reforma político electoral, con la autorización de la reelección inmediata del presidente. Uribe, que había llegado al poder y había gobernado con el apoyo de una constelación de fuerzas –el partido conservador, junto con otras nuevas que en esencia constituían desprendimientos del partido liberal— apostaba por un modelo altamente personalista, en el que los partidos jugaban un papel subordinado. De hecho, su primer gobierno se había arropado con la bandera de la lucha contra la corrupción y la politiquería, lo que le permitió presionar estratégicamente tanto al congreso como a los líderes regionales que constituyeron sus interlocutores básicos durante los ocho años de su gobierno. Con el tiempo, Uribe logró construir una coalición estable, pero ella se vio desquiciada por la investigación de la “parapolítica” –vinculación entre paramilitares y políticos—liderada por la Corte Suprema de Justicia, que vinculó judicialmente a más de 93 congresistas17. Las cifras muestran que hay una diferencia estadísticamente significativa entre la coalición uribista y las demás fuerzas: aquella anidó a más criminales (Gutiérrez, en López 2010). Uribe no podía sacrificar a esta gente, no sólo por su profunda mentalidad anti-partidista, sino por necesidades estratégicas (mantener apoyos regionales y mayorías en el congreso, hacer votar una segunda reelección, acceso a personal capaz de llevar a cabo el trabajo sucio, etc.). En estas circunstancias, no debe sorprender que aún otra reforma política, esta vez en 2009, no haya tomado medidas inmediatas contra la penetración criminal en la política y en cambio haya autorizado el cambio de camiseta o “transfuguismo legalizado”, por una sola vez, lo que bastó para

Varios autores han sugerido que la híper-fragmentación se debe a los diseños de la constitución de 1991, pero en Gutiérrez (2007. Cap 7) se demuestra que eso no puede ser cierto, pues la híper-fragmentación con mucho la precede. 14

Entre los intentos frustrados de reforma política, se encuentran, la comisión para la reforma de los partidos que estableció el siguiente gobierno después de promulgada la Carta Constitucional –Ernesto Samper (liberal)- que fue tomada como una cortina de humo para distraer la atención de los graves cuestionamientos de acceso de dinero proveniente del narcotráfico en su campaña –conocido como el proceso 8.000-; y dos intentos frustrados del gobierno de Andrés Pastrana –de origen conservador, pero se presentó en coalición con otras fuerzas-. 15

Este umbral aplica para los partidos y movimientos –no para los candidatos- en las elecciones de corporaciones públicas de forma diferenciada. En Senado –circunscripción nacional- el umbral es del 2% de los votos válidos, mientras que para el resto de corporaciones –Cámara de Representantes, Asambleas departamentales, Concejos municipales y Juntas Administradoras Locales- es medio cociente electoral; los partidos que no superen éste umbral, no participan en la repartición de curules y quedan expuestos a la pérdida de su personería jurídica. 16

17

“Parapolítica, el proceso continúa”. Revista Semana. Publicado 23 de septiembre 2010 118

consolidar mayorías a favor del trámite en el congreso del referendo de la segunda reelección, donde una de las mayores trabas era la ley de bancadas18 -hija de la reforma de 2003-. Como punto final en la discusión de cambios institucionales, es importante mencionar, que una vez promulgada la Constitución de 1991 comenzó una carrera desenfrenada por hacerle ajustes – reformas y contrarreformas- , un estudio reciente muestra que la Constitución ha tenido alrededor de 19 cambios y 55 proyectos de reforma que han sido derrotados en su paso por el Congreso (Solano 2010); en un escenario como éste es difícil la estabilidad de los actores políticos, y como se demuestra en la siguiente sección, el sistema de partidos se han venido adaptando al marco institucional cambiante. 3. El nuevo sistema Las tendencias de evolución del sistema de partidos expuestas en la sección 1, junto con las reformas institucionales esbozadas en la sección 2, no sólo estuvieron asociados con el deshielo del bipartidismo, sino que permitieron la entrada de nuevos actores en el escenario19. En la actualidad son jugadores significativos: los dos partidos tradicionales, la izquierda (que por primera vez en la historia de Colombia adquiere significancia electoral por ocho años ininterrumpidos), la coalición de fuerzas que han sido llamadas laxamente uribistas y que en la actualidad podrían calificarse de centro y de centro derecha, y algunos independientes. Los Tradicionales Contrariamente al Big-Bang del sistema de partidos que se vivió en otros países andinos, en Colombia el deshielo del bipartidismo no implicó la muerte ni de liberales ni de conservadores. El partido liberal perdió la posición dominante de la que había gozado durante décadas y, a juzgar por los sondeos de opinión, no tiene ni de lejos apoyos sociales suficientes para recuperarla, al menos en el corto plazo. Más aún, ha perdido los nichos urbanos que le daban ventajas estratégicas con respecto de sus competidores (Gutiérrez, 2007). Pero por otra parte los mismos sondeos demuestran que sigue siendo una identidad política muy significativa. El partido conservador mantiene una posición análoga, aunque con un conjunto de fortalezas y debilidades diferente. Estuvo en la coalición de gobierno –y enquistado en posiciones estratégicas—durante los ochos años de Uribe. A la vez, hace mucho perdió casi todo contacto electoral con la capital, es débil en las grandes ciudades, y tiene serios problemas por los contactos de sus líderes regionales con redes corruptas y/o criminales (haciendo eco a lo que sucedió con el partido liberal un par de lustros atrás). Ambas agrupaciones continúan manifestando serios problemas de acción colectiva. A pesar de ello muestran su vitalidad, ilustrada por la movilización de sus apoyos en eventos excepcionales20.

18 Parte del bloqueo que se dio en el Congreso para permitir el referendo para un tercer mandato de Uribe se dio en la coalición de gobierno, que contaba con líderes de partidos que acompañaron un segundo periodo del presidente Uribe, pero otro periodo adicional significaba el aplazamiento injustificado de sus aspiraciones presidenciales. El caso más significativo se dio en el partido uribista Cambio Radical, dirigido por el candidato presidencial Germán Vargas Ll. quien haciendo uso de la ley de bancadas dio la directriz a sus parlamentarios de no votar favorablemente el referendo reeleccionista; a través del “transfuguismo legalizado” de la reforma 2009, 5 miembros de ese partido se cambiaron al Partido de la U, y de ésta forma completaron las mayorías para que fuera aprobada la iniciativa. Más tarde la Corte Constitucional la declaró inexequible.

Como lo afirma Seyd (1999), agrupaciones nuevas no implica necesariamente nuevo personal político, esto se puede ver representado en los transicionales. 19

Liberales y conservadores realizaron consultas internas muy concurridas; el primero en 2002, para la aprobación de la plataforma ideológica, el código disciplinario y los nuevos estatutos del partido; la votación superó los dos millones y medio de votos; y el segundo en 2005, para ratificar los nuevos estatutos y escoger 20

119

La reacción de los dos partidos tradicionales frente a la presidencia de Álvaro Uribe fue distinta; el liberalismo había perdido con anterioridad dos elecciones presidenciales y en 2002 jefes liberales de amplia trayectoria habían salido del partido para acompañar al disidente: “Había tres posiciones: unificar el partido bajo la égida de Uribe, unificar al partido tolerando la coexistencia de posiciones anti y pro uribistas y hacer oposición a Uribe. Terminó imponiéndose la última” (Gutiérrez 2006b. pp.115). De esta forma el liberalismo estuvo del bando opositor los ocho años que duró el gobierno. En la actualidad, sin Uribe al mando, el liberalismo decide luego de fuertes discusiones internas21 hacer parte del gobierno de Unidad Nacional -para varios liberales era insostenible luego de doce años22 continuar en oposición23-- . A cambio, logró incluir varios proyectos de ley fundamentales para el partido en la agenda del actual gobierno. La historia del conservatismo es diferente, tanto por su historia como por su identificación desde el principio con las políticas de Uribe. Fue uno de los pilares de la coalición de gobierno24; al momento en que se definió la imposibilidad del presidente de presentarse a una segunda reelección, el conservatismo se vio en la necesidad de elegir candidato presidencial que le garantizara permanecer del lado ganador. Por la indefinición de un candidato único de la coalición uribista, el partido optó por la vía de elegir su propio candidato a través de una consulta interna que terminó fragmentándolo, lo que se vio reflejado en los pobres resultados de la candidata que finalmente fue ungida25. Luego de la contundente victoria en primera vuelta de J.M Santos, todo el partido migró unánimemente a las toldas de la Unidad Nacional. Sin embargo, ha manifestado creciente incomodidad con algunas de las posturas de los socios en la Unidad Nacional, relacionadas con temas que van desde políticas reproductivas y sexuales hasta la reparación de las víctimas del conflicto armado. La Izquierda Electoral Los tradicionales han sido desplazados de las grandes ciudades básicamente por los sectores independientes y la izquierda electoral. El Polo Democrático Alternativo PDA que hace parte de los segundos, y se constituye en una “confederación”26 de movimientos de centro izquierda e izquierda

directorios departamentales y municipales, también se preguntó si el conservatismo debía postular un candidato del partido en las elecciones de 2006 o debía apoyar la reelección de Álvaro Uribe. Esta consulta convocó a casi un millón de conservadores. En 2007, el partido repitió el ejercicio de elección de sus candidatos por consulta popular y obtuvo alrededor de 1.750.000 votos. 21 La organización de juventudes del liberalismo es una de las más activas en los partidos políticos; en la convención nacional del partido, los jóvenes en señal de protesta al acercamiento con el nuevo gobierno repartió volantes a los asistentes con la consigna: “si estás de acuerdo con los falsos positivos, eres un falso liberal”. El lector recordará que J.M Santos era el director de la cartera de Defensa para el tiempo en que se desataron denuncias de asesinatos extrajudiciales y extracombate de jóvenes que hacían pasar por guerrilleros, por parte de miembros de la fuerza pública hecho que se denominó “falsos Positivos” 22

Doce años, por 4 años del gobierno de Pastrana, y 8 de Uribe

23

“El ‘transfuguismo’ hacia Santos se tomó el liberalismo”. El Espectador 23 de abril de 2010

24

En retribución recibió una importante porción de la “torta” –burocrática-

25 La ex embajadora Noemí Sanín ganó la consulta por una diferencia mínima –frente a Andrés F. Arias-, y en lugar de zanjar diferencias con su contendor, se encargó de profundizarlas, esto hizo que los conservadores que acompañaban al precandidato Arias, no dudaran en unirse a la candidatura de J. M Santos. “Líderes regionales de Andrés F. Arias se unen a Juan Manuel Santos”. El Espectador 12 de abril de 2010. “Miembro del Directorio Nacional Conservador le pide a su partido apoyar a Juan Manuel Santos”. El Espectador 21 de abril de 2010. 26

Así lo define su presidenta Clara López Obregón en entrevista personal 120

más neta27 tiene sus orígenes en 2002 en torno la candidatura presidencial de Luis Eduardo Garzón28. En las elecciones subnacionales de 200329 esta coalición de izquierda (ya como Polo Democrático Independiente) obtuvo sus logros más significativos en la capital de la república30 La consolidación del PDA como proyecto político se le debe a la reforma política de 2003, como se mencionó, ésta obligó a pequeños partidos de izquierda a sumar fuerzas para no verse marginados ante el umbral (Acuña 2009)31. Actualmente cuenta con una representación parlamentaria notable, y con algunos éxitos en gobiernos subnacionales. Pero el desgaste de ocho problemáticos años de gobierno ininterrumpido en la capital32, junto con permanentes divisiones, enfrentamientos públicos y retiro de figuras de reconocido peso33, han puesto en cuestión incluso su supervivencia futura. De partidos uribistas a la Unidad Nacional La coalición de movimientos uribistas se caracterizó por su fragmentación y personalismo, relacionados con las tendencias centrífugas de partidos articulados alrededor de liderazgos regionales, pero también con la negativa del presidente a concentrar sus esfuerzos en una sola carta ganadora. El principal movimiento uribista es el Partido Social de Unidad Nacional (más comúnmente conocido como Partido de la U.) fundado por el actual presidente JM Santos en 2005 y apalancado en el poder de importantes barones regionales disidentes de ambos tradicionales, en su mayoría liberales--. Le sigue en importancia Cambio Radical, creado en 2002, también de origen liberal, y que marcó distancia del presidente Uribe luego de conocer su intención de postularse a una segunda reelección. El Partido de la U y Cambio Radical constituyen en la actualidad las dos principales fuerzas de la coalición del presidente Santos. Otros movimientos menores tienen en común su cercanía con Álvaro Uribe, pero también los cuestionamientos por su altísimo nivel de criminalización y relacionamiento con grupos paramilitares34: Colombia Democrática (2003) dirigida por Mario Uribe35 –primo de Álvaro Uribe-; Inicialmente, el Polo Democrático PD, estuvo conformado por siete movimientos con trayectorias muy diversas: el Frente Social y Político FSP, Unidad Democrática, Vía Alterna, el Partido Socialdemócrata Colombiano, la ANAPO, la Alianza Social Indígena y el Partido Socialismo Democrático (Rodríguez 2004. p. 204). 27

28

Fue la tercera votación más importante en las elecciones presidenciales de 2002

Bajo la sigla PDI, Polo Democrático Independiente, que antecedente del PDA luego de la vinculación de Alternativa Democrática, movimiento de izquierda que faltaba por unirse. 29

El PDI obtuvo en todo el territorio nacional 10 diputados, 16 alcaldías, y 268 concejales. 8 de los concejales son de Bogotá, constituyéndose, junto al partido Liberal, en los partidos que más curules obtuvieron. 30

31 Aunque todas las organizaciones que hicieron el pacto de unidad renunciaron a su personería jurídica, no hicieron lo mismo a sus jerarquías ni estructuras internas, como el caso del MOIR, el Partido Comunista, y aún la Anapo.

El segundo gobierno del PDA en Bogotá no ha logrado superar la barrera del 30% de favorabilidad en ningún sondeo de opinión; y sus procesos de contratación han sido muy cuestionados sus procesos de contratación. 32

Miembros fundadores y figuras connotadas del PDA han salido del partido, para ubicarse en alternativas de centro. Luis Eduardo Garzón, ahora milita en el Partido Verde, y Gustavo Petro, candidato presidencial 2010, anunció su salida recientemente. 33

Esto no quiere decir que el Partido de la U y Cambio Radical sean ajenos al fenómeno de la parapolítica. 34

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Alas-Equipo Colombia (2005)36, que sufrió una división interna por la “parapolítica” y se presentó dividido a las parlamentarias de 201037; Convergencia Ciudadana, (1997) que murió porque sus líderes están en la cárcel sindicados por sus relaciones con grupos paramilitares –como se mencionó, el movimiento Alas, pero, también Colombia Viva y Colombia Democrática sufrieron una suerte parecida-. Convergencia Ciudadana reencarnó para las elecciones de 2010 en el Partido de Integración Nacional PIN38 en el que hacen parte familiares de quienes están en la cárcel. El PIN actualmente hace parte de la mesa de la Unidad Nacional. Los independientes En el nuevo panorama, más que una dispersión de identidades políticas que se expresan alrededor de una “nube” de fuerzas, predominan las tendencias a la cohesión. Vale la pena destacar en este contexto un partido cristiano pequeño, pero muy estable, el MIRA39, que a diferencia de los otros movimientos cristianos mantuvo su independencia y no fue atraído por el discurso uribista40. Además, se negó a utilizar el voto preferente, privilegiando valores como la cohesión y la disciplina. De manera un poco sorprendente, tuvo éxito en la operación41. El fenómeno independiente más importante de los últimos años encarna en el Partido Verde, quien dio la sorpresa en las elecciones parlamentarias de 2010. En realidad, el Partido Verde era una agrupación completamente marginal, una sigla, que fue colonizada por cuatro exalcaldes que habían gobernado a sus respectivas ciudades con más gloria que pena –Antanas Mockus, Enrique Peñalosa y el ex PDA Lucho Garzón, de Bogotá, y Sergio Fajardo42, en Medellín--.Todos ellos se apoyaban en una rica experiencia de gobierno, un estilo moderno que casaba bien con las nuevas tecnologías de comunicación, y una promesa de renovación que sin embargo no era antigobiernista, algo que cayó bien en un país con altos niveles de polarización y sólido apoyo a Uribe entre diversos sectores. En algún momento, comunicadores y académicos llegaron a creer que existía una posibilidad real de que la “ola verde” –encabezada por el candidato presidencial Antanas Mockus y secundada por los otros Adelanta un proceso judicial por vínculos con grupos paramilitares Esta es una de las coaliciones más interesantes por ser atípica; este partido es la unión de una fracción de origen conservadora del departamento de Antioquia, y otra de origen Liberal, que tiene sus mayores apoyos en el departamento del Cesar. 35 36

La fracción de Equipo Colombia liderada por Luis Alfredo Ramos retornó al Partido Conservador, mientras que la fracción de ALAS, no alcanza superar el umbral, perdiendo su personería jurídica 37

Éste partido sacó alrededor de un millón de votos en las elecciones parlamentarias, pero en toda la contienda de 2010 fue visto por la opinión pública, y por sus pares como el “patito feo” de la política, por tener en sus listas familiares de los encarcelados por la “parapolítica”; por esta razón semanas antes de la elección presidencial, no habían declarado su apoyo a J.M Santos, por ser tratados como “bichos raros”. Véase en: “PIN no apoyaría a J.M. Santos para no verse sometido a un “desplante””. El Espectador 12 de mayo de 2010. 38

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Movimiento Independiente de Renovación Absoluta

40 Los líderes del Partido Nacional Cristiano PNC, se aliaron en una primera etapa a Cambio Radical, por su cercanía con el uribismo, pero en el momento en que éste estableció una posición antireeleccionista, aprovecharon la reforma del 2009 para trasladarse al Partido de la U. Adicional, otros sectores cristianos convergen en el partido de la U -los movimientos cristianos luego de la constitución de 1991, se caracterizaban por la dispersión, lo cual resalta la excepcionalidad del MIRA. 41 La mayoría de partidos que optaron por la lista cerrada –no voto preferente- para mantener disciplina en su organización, han fracasado en el intento y han perdido su personería jurídica; el MIRA es la excepción.

Fajardo fue el último en llegar a la organización, luego de que sus listas de Senado y Cámara sufrieran una estruendosa derrota, lo que dejó sin piso la aspiración presidencial de Fajardo. 42

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exalcaldes43—sorprendiera a la candidatura oficialista de Santos. Sin embargo, la primera vuelta presidencial deparó una amarga sorpresa a los que abrigaban tal ilusión: Santos ganó muy ampliamente, con mayorías que fueron después refrendadas en la segunda vuelta. Conclusiones y advertencias Colombia ha pasado de ser un país con un bipartidismo estable y de larga duración a uno con un sistema político más diverso, más fluido y más complejo. En la actualidad, varias fuerzas compiten en las elecciones. Primero, están liberales y conservadores, que se han diferenciado y distanciado, aunque ahora pertenecen ambos a la Unidad Nacional de Santos. Segundo, nos encontramos con una izquierda electoral (PDA), que aunque en crisis profunda, conserva reservas electorales mucho mayores a las que podía aspirar en el período precedente. Tercero, están los Verdes y partidos indígenas (ASI) y religiosos (MIRA) que se presentan también como herederos de la Constitución de 1991, que tradicionalmente han tenido un buen desempeño en las elecciones subnacionales, pero que en las últimas elecciones encontraron un lugar en la competencia nacional. Cuarto, está la constelación de partidos uribistas. Así como izquierda y verdes son herederos de las terceras fuerzas que alimentaron la constitución de 1991, los uribistas están directamente emparentados con los transicionales. Casi todos ellos hicieron el grueso de sus carreras en el partido liberal –preferentemente—o en el conservador, y cuando descubrieron que había nichos electorales a los que no tenían acceso por usar un marbete tradicional, se decidieron reinventar. No puede descartarse, por lo tanto, que Cambio Radical o el Partido de la Unidad Nacional retornen a la casa liberal de la que salieron, y con la que mantienen diversos vínculos, si hay condiciones e incentivos suficientes para hacerlo. Habría que ver si eso nos retorna al bipartidismo tradicional, y a una segunda etapa de “congelamiento” prolongado. En contra de esta posibilidad está el hecho de que el país se ha modernizado, los tradicionales se han des-urbanizado, y la base tecnológica de construcción partidista ha cambiado sustancialmente. Pero aparte de problemas “identitarios” hay también otros relacionados con los “incentivos”. El nuevo sistema político colombiano no se puede entender separado de los diseños de la reforma política de 2003, cuyo gran triunfo fue haber logrado que los congresistas decidieran acabar con la hiper-fragmentación impidiendo la proliferación de listas, a cambio de permitir el voto preferente. Este último sirvió como paliativo para negociar los grandes problemas de acción colectiva que tienen todos los partidos colombianos, que antes de 2003 se solucionaban en esencia dándole a cada político la posibilidad de presentar su propia lista. Ahora bien, el paso de políticos de la nube uribista a una agrupación única, como el partido liberal, los dejaría en el predicamento de aceptar actuar en listas únicas, lo que probablemente no sea racional para ellos. Dicho de otra manera, a partir de cierto umbral la unificación de fuerzas genera un fenómeno de congestión. En vista de ello, es posible que el número relativamente alto de partidos que existe en la actualidad sea un equilibrio. Distinta es la situación del PDA, que es en realidad una coalición de partidos que actúa bajo una misma sigla. Una vez más, el fenómeno no se puede entender sin la reforma de 2003. Y de igual forma, es posible que parte de las tendencias centrífugas que afectan a esa agrupación tengan una explicación puramente mecánica (como subproducto de los problemas de acción colectiva generados

La elección del candidato presidencial del Partido Verde se realizó a través de una consulta popular abierta, y se destacó la unidad de los tres -Mockus, Peñalosa y Garzón- que toda la gira de campaña la realizaron juntos y pactaron entre ellos no hacer campaña por su nombre, sino por el partido, evitando así – como suele pasar en las primarias de los partidos- que cada uno hiciera campaña a costa del desprestigio de sus competidores de partido; el acompañamiento continuo de los derrotados al ganador –Antanas Mockus-, marcó un estilo diferente de hacer política que explica en parte su gran aceptación como alternativa política. Este hecho puede ser contrastado con la consulta del tradicional partido conservador, que -como se mencionó- luego de las primarias fue imposible curar las heridas entre los competidores. 43

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por la imposibilidad de diversificar listas). Por otra parte, es claro que el PDA enfrenta una fractura posiblemente irreparable, con contenidos programáticos que no necesariamente se pueden resumir a través de la dicotomía moderados-radicales. Y finalmente, se ha abierto un espacio importante para los movimientos independientes que aún tienen el desafío de permanecer vivos en las próximas elecciones44 y convertir los casi tres millones de votos, en militantes de partido; allí hay un largo camino por recorrer. Como en los otros lugares del espectro político, lo que caracteriza la situación aquí es una gran fluidez.

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Con frecuencia, la alta volatilidad se genera por éstas agrupaciones independientes 124

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