El Laborismo, línea Cipriano Reyes. La verdadera historia. Por Ariel Kocik
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El Laborismo, línea Cipriano Reyes (la verdadera historia)
Investigación periodística de Ariel Kocik Introducción y aclaración El presente texto es apenas un fragmento de El Laborismo, Línea Cipriano Reyes , extensa investigación de Ariel Kocik registrada con derechos de autor. Este fragmento constituye el capítulo 3 del libro Laborismo, el partido de los trabajadores (editado por Capital Intelectual en 2014), que Santiago Senén González firma y vende como propio, aunque no sabe explicar cómo se confeccionó. Las 67 hojas del libro que median entre la página 157 y 224, al menos, corresponden al total puño y letra de Kocik, aunque otros ganen dinero con ello. Al inicio del capítulo 3, sin embargo, Senén González injertó tres hojas realmente suyas (pag.153156), con errores como afirmar que Cipriano Reyes “perdió los testículos”, lo que confirma que no estuvo investigando. También
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señala que “Reyes estaba solo y sin posibilidad política” (la versión de los verdugos de Cipriano), lo que contradice el trabajo de Kocik, que sostiene lo contrario por haberlo investigado. El presente texto es el capítulo 3 del citado libro (pag. 159224), pero más generoso, pues contiene citas de documentos y párrafos algo más extensos (solo lo necesario, algunos jamás vistos por Senén González), que aquí están marcadas en azul para distinguir. Estos agregados suman datos y confirman el origen y el verdadero autor del trabajo. Es decir: quién hizo las entrevistas, quien investigó en archivos y fuentes, recorrió el conurbano o la provincia y escribió todo, en tanto el que figura en tapa se limitó a copiar con apuro. También se incluye un párrafo inicial, no publicado en el capítulo 3 del libro (Senén González lo reemplazó por sus dos páginas de equivocaciones). El Laborismo, línea Cipriano Reyes , de Ariel Kocik, está citado en la bibliografía y en varios pasajes del libro, pero no como corresponde por ley de citas, pues la copia es textual. Una de las más célebres frases de Cipriano, que Kocik mostrara en forma segmentada a Senén González (necesitado de información urgente), como se publicó en el libro, aquí se ofrece completa: “Saben los mazorqueros a sueldo que no me asustan, y estoy dispuesto a jugarme la vida por la libertad del pueblo (Aplausos)... por una organización de trabajadores libre de sátrapas y acomodaticios”. Otra frase que ningún periodista recortaría (a no ser que la desconozca completa) es aquélla denuncia en una plaza colmada de La Plata: “El gobernador creó una repartición especial, denominada Turismo y Pesca, para Alejandro Mercante: hace turismo en el mar del
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presupuesto y pesca los pesos depositados por el pueblo. ” La parte final no le fue dada a conocer a SG para luego recordarle, eventualmente, su acto de apropiación. La previsión no fue infundada. Apenas un ejemplo más para que los lectores sepan la verdad. En un libro sobre el mundo del trabajo, debe saberse quién es el verdadero autor del trabajo. Este último sólo notó la dimensión del hecho cuando el libro ya estaba en la calle, pues no se lo dejó ver cómo quedaría. (Sí se publicó un trabajo sobre María Roldán con la firma de Kocik). Sirva también de homenaje a la verdad histórica, que hasta hoy han ocultado quienes se florean como “laboristas de la primera hora”, mientras se llevaban bien con gremialistas menemistas y nunca hablaron de las torturas en años de Perón, ni del laborismo proscripto. Sin rencores, y como un nuevo aporte a la verdad para todos los que investigan y se interesan por el tema, nada anecdótico a la historia argentina y del peronismo hasta el presente. “Una nueva conciencia en marcha” El Laborismo nació en Berisso, por dinámica del desenvolvimiento sindical. Una fuerza obrera venía madurando en 1945. Al tiempo llegó a la Plaza de Mayo, y en cuestión de días se lanzó como partido nacional, voceado por cada provincia. El mismo año que los trade unions ganaron en Inglaterra, los trabajadores argentinos se proyectaron a la lucha electoral y a la vida política. Después del 17 de octubre,
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Cipriano Reyes y Ramón Washington Tejada se sentaron en la Plaza de Mayo con los libros de Cipriano, sobre la doctrina laborista de Harold Lasky.1 El partido se formó en tiempo récord y comenzó la campaña a cal, tiza y carbón para vencer a la Unión Democrática, que tenía buenas consignas, pero los obreros creían que nunca las cumpliría. Carlos Arol Echenique, gremialista de La Plata, explicó: “Luego de la inolvidable e histórica gesta cívica del 17 de octubre de 1945, surgió el partido laborista argentino, cuyo propulsor y principal inspirador fue Cipriano Reyes, obrero de los frigoríficos de Berisso.” Reyes evitó ir algunas reuniones, donde iba su gente, para no tener que reaccionar ante quienes se habían “borrado” en los días de octubre y no entorpecer la unidad. Se vendían bonos de 1 a 5 pesos para costear su diario, que enfrentaba a toda la prensa gráfica y a la radiofonía. El nuevo partido era un grito de protesta “porque vibra en él, hijo legítimo del pueblo argentino, la angustia de los desheredados de nuestra propia tierra… las voces de los esclavos de Misiones, del Chaco, de Tucumán, de Entre Ríos”2 Su acción en los barrios fabriles nutrió una mística surgida del “ santo dolor de las rebeldías proletarias”. El humanismo social nutrió la doctrina laborista, marcando otro rumbo, incluso después de 1955, cuando el partido volvería “sin odios ni rencores”. Cipriano Reyes fue elegido diputado, surgido de las rugientes calderas de Berisso. Para sus colegas, el sindicalista “no omite sacrificios en la defensa de sus queridos camaradas de los Del Campo, Hugo. Sindicalismo y peronismo. 1º edición, Buenos Aires, Siglo XXI, 2005.
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Reyes, Cipriano. ¿Qué es el Laborismo? R.A., Buenos Aires, 1946
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frigoríficos”.3 Borrada ha sido la brillante actuación inicial y resistencia posterior del laborismo, en especial de la mayor provincia, fuerza ilegalizada por Perón, que resultó desaparecida de la historia. El laborismo bonaerense fue decisivo en el triunfo electoral, torciendo un resultado adverso en otros distritos, como las reticentes Córdoba (bastión de Sabbatini) y Corrientes. Mucha agua había corrido desde entonces. Las cartas de Cipriano Reyes al parlamento, denunciando la cárcel y la tortura, serían ignoradas por hombres como Héctor Cámpora, que le debían a Reyes tanto como su banca de diputado. Cipriano lo llamó “el complaciente y escurridizo dentista Cámpora, que atendía con solicitud y premura lo que llegaba por boca y mandato de la señora”. Agustín Rodríguez Araya denunció en el recinto la situación extrema de Cipriano Reyes en la prisión.4 Recuerda Hugo Gambini el ingreso de aquél grupo de conservadores en las listas bonaerenses: “Desprendidos de la Unión Democrática, que no quiso admitirlos oficialmente en sus boletas electorales, algunos caudillos conservadores de segundo plano… fueron acercándose a Perón respaldados por el Jefe de Policía, Filomeno Velazco…” Se trataba de Edmundo Suscita Seeber, Alberto Teisaire, Luis Visca y el propio Héctor Cámpora, nucleados por el jefe de la policía federal, general Filomeno Velazco. No tenían ningún caudal y entraron gracias a Reyes, hombre fuerte en la provincia, quien cedió esas bancas para calmar al círculo áulico, que ponía en riesgo el triunfo. Perón no quería tantos sindicalistas, sino conservadores o radicales. Así entró Cámpora, que no tenía relación con el movimiento obrero ni con el 17 de octubre. Reyes, Cipriano. Ob. Cit. Reyes, Cipriano. La farsa del Peronismo , SudamericanaPlaneta, Buenos Aires, 1987.
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“Por temor a quedarse sin nada, me rogaron que les dejara mechar aunque fuera dos diputados en la lista provincial. Yo conseguí que entraran cinco y casi se desmayan de la alegría. Pero me lo metieron a Visca, a quien tenía catalogado desde 1925” , diría Cipriano Reyes.5 Sobre éste último, contaría Raúl Filgueira, primer intendente de Berisso: “Tenía un arrastre bárbaro, algunos a lo mejor no eran laboristas, pero seguro eran ‘reyeristas’… era un tipo muy esclarecido”.6 La delegada María Roldán agrega: “ El que trajo todo y dio una manifestación realmente orgánica para que todos nos pusiéramos a trabajar sindicalmente fue Cipriano Reyes, es innegable. Él fue el motor principal que movió los engranajes para que toda la república pensara que sin un sindicalismo puro y bien guiado, bien manejado, no íbamos a ningún lado, que el capital iba a seguir extorsionándonos, pagando lo que querían y chupándonos la sangre... El interés político y el sindicato lo abrió Reyes y nadie más. El que lo discute, dice pavadas".7 El obrero Luis Jorge (Espagueti) coincide. “El sindicato lo armó Cipriano Reyes.” Antes, el pequeño sindicato parecía un comité comunista, señala Jorge, testigo de las primeras horas del movimiento nacional.8 De aliados a enemigos Respecto a la conspiración de Borlenghi junto al coronel Pomar, previa al triunfo de Perón, reiteradas denuncias Cipriano Reyes confirmadas por el coronel Gregorio Pomar. 6 Entrevista a Raúl Filgueira, primer intendente de Berisso, por Ariel Kocik. 7 James, Daniel, Doña María. Historia de vida, memoria e identidad política , Buenos Aires, Manantial, 2004. 5
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Entrevistas con Luis Jorge, por Ariel Kocik.
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En sus memorias de los días como testigo y actor de la campaña electoral de 1946, en la cocina de las candidaturas, Cipriano Reyes menciona que Perón quiso imponer al candidato a gobernador de Buenos Aires, distrito clave del país. Sería el doctor Bramuglia, aunque Perón usaba muchas cartas. Una noche, en pleno congreso laborista de La Plata, se aparecieron el mayor Arrieta y su esposa, Elisa Duarte, hermana de Eva. Estaban escondidos en un auto, a la vuelta del Cine Edén donde se hacía el congreso partidario en las calles 12 y 62. Hicieron llamar a Reyes para conversar. Elisa le pidió a Cipriano, sentado en el asiento de atrás, que su esposo fuera gobernador, pues Perón estaba de acuerdo. Reyes le dijo que nada podía decidirse fuera del congreso. La gestión inicial para proclamar a Bramuglia se disolvería por maniobras extrañas que se jugaban en el departamento de la calle Posadas. Se percibía un intento de favorecer a los radicales renovadores, más manejables, y quitarles poder a los laboristas. Reyes y su grupo volvieron a la casa de Perón varias veces, casi a diario en aquéllas horas de calor de enero. En la primera, Perón se hizo el desentendido sobre el tema Bramuglia, quien con su aval había arreglado con los “renovadores”, que lanzaron la fórmula Juan BramugliaAlejandro Leloir, a espaldas de los laboristas. En el siguiente encuentro, hubo una inesperada aparición de Evita, quien preguntó por Cipriano y al verlo, le reclamó más radicales en las fórmulas. Reyes le dijo que eso lo resolvía el partido. Perón la invitó a salir y tuvo una discusión fuerte con ella en el cuarto de al lado. Uno de los muchachos armados que acompañaban a Cipriano (como parte de su seguridad), al parecer de apellido Aguirre, contó que Evita quedó muy enojada con Reyes, afirmando: “Este negro
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se quiere salir con la suya”.9 Para Jorge, Evita y su hermano Juan no lo querían a Cipriano. La conducción laborista identificaba a los hermanos Duarte como radicales, antes protegidos por el comité de la UCR en su pueblo natal. Cipriano ese día dijo que el partido no quería intromisiones de paracaidistas y que por haberse cortado solo, Bramuglia ya no corría con el laborismo, que elegiría una fórmula propia. El coronel jugó una carta más: recordó que la fórmula de Bramuglia ya estaba en la calle. Contaría Reyes: “El tono imperativo con que Perón marcó esta expresión nos hizo cosquillear la piel. Reaccionamos.” El laborismo mantuvo su postura. Jazmín Quijano, presente en la reunión, protestó: “¡Esto es una barbaridad! ¡Esto es un alzamiento!” Convencido de su mal cálculo, Perón comprendió que la fórmula de Bramuglia ya no valía mucho y pasó entonces a pedir: “Fíjense bien lo que van a resolver… ¡Podemos perder la elección!” La respuesta fue: “Quédese tranquilo, coronel. Perderemos si vamos con esa fórmula. Esta gente no suma, por el contrario, resta.” Los laboristas se levantaron y salieron volando para La Plata. A la noche los llamaron para verse con Perón otra vez. Al otro día, 28 de enero, otra vez en Posadas 1567, apareció el brigadier Bartolomé De La Colina, quien lo invitó a Reyes a pasar a una oficina poco usada por Perón. Con buena fe intentó influir. Ante la explicación de Cipriano, el militar aceptó que algunos laderos de Perón, sin tener que ver con la base obrera del laborismo, pretendían encabezar las listas.
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Entrevista de Ariel Kocik a Luis Jorge, marzo 2013.
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De la Colina dijo que, por lo visto, los laboristas tenían razón. Perón quedó muy molesto: “¡Ustedes son los caprichosos!” , exclamó . Se marchó a la cocina seguido de cerca por Cipriano, quien así recordó la escena: “Cerró violentamente la puerta cerca de mi cara. Mi reacción fue rápida: puse la punta del pie contra ella, con la intención de entrar tras él para explicarle lo que ya sabía de antemano. Tanto el coronel Mercante como otras personas me tomaron amistosamente de los brazos pidiéndome que me calmara, que tuviera en cuenta que se trataba del coronel Perón. ‘ Él está un poco nervioso, Cipriano. Serénese usted y ya mañana veremos cómo podremos arreglar todo esto’ .” Reyes no se moderó: “Todo lo que ustedes quieran. Pero nosotros no le podemos permitir que nos trate como si él fuera el dueño de la República… Se cree que somos unos pobres negros de los frigoríficos… ¡Somos nosotros los que lo sacamos de Martín García el 17 de octubre!... ¡Les aseguro que si esto hubiera ocurrido en otro lugar, uno de los dos habría salido por la ventana!’.” Recuerda una vez más Cipriano: “Posiblemente, mis impulsos me llevaron más allá de lo que debieron. Pero eran tantas las situaciones confusas, los juegos tramposos y sucios, que ésta había sido la gota que desbordó el vaso.” Mercante, presente en la reunión, al salir les pidió a los laboristas que se vieran al día siguiente y de ahí mismo salió su candidatura, contraria a los deseos de Perón. No hubo arreglo entonces, y el laborismo se bastó para vencer en la provincia clave del país. Es posible que Perón estuviera mal informado por su entorno, respecto al valor del laborismo. Alfredo Panelli, obrero de Berisso y congresal laborista de La Plata, se lo volvió a decir a Perón: “Nos cansamos de ser jugados por gente que
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nada sabe ni nadie conoce, pero que quiere figurar primera en todas las listas, en perjuicio de los hombres probados del Laborismo”.10 Son entretelones que vivieron los que hicieron el 17 de octubre y el partido para ganar. Perón podía intuir que no podía darse el lujo de prescindir de ellos, pues su convocatoria era necesaria para ganar. “Reyes, me hubiera puesto un negro de los frigoríficos, de esos que firman con el dedo, antes que ponerme al “gringo” (por Mercante); este lo máximo que puede llegar a ser es secretario mío…” , le dijo Perón al líder del laborismo provincial cuando esa fuerza lanzó la fórmula MercanteMachado. En el Congreso fervoroso que lo proclamó, Mercante expresó: “Este es un día venturoso para mí, lleno de alegría, la más grande satisfacción de mi vida (grandes aplausos). No pensé ni soñé nunca llegar al sitio privilegiado al cual ustedes, con el laborismo, me han elevado en estos momentos (nuevos aplausos). No puedo darles otra cosa a ustedes, los hombres del 17 de octubre, que estas palabras de agradecimiento. ¡Juro por el puño de mi espada y por mi honor de soldado que sostendré y cumpliré fielmente con el mandato y los postulados que el laborismo me ha impuesto al designarme para tan alto cargo en el primer Estado argentino!”.11 Mercante conocía aun más de cerca que Perón a los dirigentes de Berisso, a quienes había tratado durante sus conflictos sindicales. Cuando los obreros salieron a la calle en octubre a rescatar a Perón, también pidieron por Mercante, “su más eficaz colaborador”. El “gringo”, además, vivía muy cerca de Berisso. Reyes, Cipriano. La farsa del Peronismo , SudamericanaPlaneta, Buenos Aires, 1987.
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Reyes, Cipriano. Ob. Cit.
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Cipriano Reyes y Francisco Suárez Izcúa recuerdan a la esposa Elena (de Mercante, llorando, a quien le prometieron liberar al marido “o se incendia Buenos Aires”. En la primera semana de febrero, Perón leyó desde los balcones del local electoral de la calle Cerrito –inmueble conseguido por el laborista Juan Bracamonte los nombres de los candidatos a gobernador, sin nombrar a Mercante . “Seguramente la omisión fue debido a una amnesia pasajera del coronel, ya que después del triunfo Mercante se transformó en ‘el mejor amigo en la lealtad’ o en el ‘corazón’ de Perón”, ironizaba Reyes. “Se notaba una falta de solidaridad, de apoyo moral, de consideración ‘de arriba’ que caía directamente sobre la cabeza del candidato a gobernador. No podíamos entender el sentido de esta oscura maniobra. Lo que no ignorábamos era que la mayoría del círculo áulico de Perón deseaba la derrota de Mercante, y el resto no creía en su triunfo. Los renovadores se negaban a darle su voto… Ninguno de sus amigos (ni los de Perón), ni siquiera aquellos a los que llevó a los cargos más encumbrados durante su gobierno, vinieron a prestarle aunque más no fuera su apoyo moral, a acompañarlo o a despedirlo a una estación ferroviaria, mucho menos a estar de su lado cuando apedreaban el tren o le gritaban ‘nazi’… Solo ese pequeño grupo de laboristas de Berisso y La Plata lo acompañaba y respondía por su seguridad… Mercante solamente contribuyó con cinco mil pesos para los gastos de la campaña. Lo demás lo realizamos los laboristas con cal, tiza y carbón y pinturas donadas por los compañeros. No quedó un solo lugar posible en toda la provincia que no mostrara nuestra propaganda… Lo más importante de todo este proceso es que había quedado plenamente confirmado que sin la organización,
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programa y fuerza políticogremial del laborismo, Perón no solo mordía el polvo de la derrota, sino que también habría terminado políticamente”, aseguró Reyes.12 Al momento del triunfo electoral, las relaciones entre Perón y el laborismo de Buenos Aires estaban casi rotas. Pero el optimismo por el triunfo obrero sobresalía. El acto laborista en La Plata por el 1° de mayo fue multitudinario y fervoroso. Reyes contó para el diario Crítica que ya no quiso tratar con Perón. El día que Perón asumió en el Congreso Nacional, 4 de junio de 1946, Cipriano Reyes, Ricardo Giovanelli, Dardo Cufré y Pascual Salvattore y otros laboristas se encontraban fuertemente armados en la central de su partido, en la calle Bartolomé Mitre, listos para enfrentar el asalto policial, que finalmente no llegó.13 Al día siguiente, el diario El Intransigente de Salta denunciaba al régimen penal benigno en la propaganda por la tortura y muerte del ciudadano Luis Palomo. Eran horas de dramatismo. En esos días, el laborismo afirmaba: “Desconocemos cualquier cuerpo que se constituya al margen de las legítimas autoridades; reafirmamos nuestra fe en el Partido Laborista y solamente acataremos la voluntad y las determinaciones de sus congresos partidarios… enfrentaremos la lucha sin claudicaciones… estamos dentro de la legalidad, reconocidos por la justicia electoral de todo el país… No nos arredran las insólitas órdenes de disolución, vengan de donde vengan… Estamos al frente del movimiento nacional y popular, que no solamente representa el derecho de los trabajadores argentinos, sino también los anhelos y las inquietudes de un pueblo que, conformado en una Nueva Conciencia en Marcha, enarbola firmemente las banderas de una democracia, manifestándose con decisión y coraje en los 12
Reyes, Cipriano. La farsa del peronismo. Ob. Cit. Reyes, Cipriano. La farsa… Ob. Cit.
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momentos difíciles de la historia.” Firman Cipriano Reyes, Evans Nave, Héctor Reyes y León Franchimón. El senador provincial Juan Seisdedos Martín afirma que el laborismo condensa “el auténtico sentir democrático de la clase trabajadora”, para la “emancipación total de las fuerzas populares”: Bajo ese mandato, “defenderemos sus banderas sin temores ni claudicaciones”. Al ganar las elecciones el partido anunció el ascenso de fuerzas eminentemente proletarias . Si el éxito se expandía en el continente, “es posible que la liberación sea positiva y definitiva”. Franchimón, Seisdedos Martín y Manuel Fossa encabezaban un bastión defensivo laborista en el parlamento provincial. Algunos resortes del Estado, que los obreros creyeran a su favor meses atrás, se volverían en contra de los hombres del 17 de octubre. Ante el inicio de la persecución, en junio, el Partido Laborista advertía: “Por este camino los sindicatos libres desaparecerán, pues todo obedece a un plan y a una estrategia. La máscara cruda del fascismo se alzará entonces con toda su crudeza. Si el Parlamento ofrece una resistencia… será indudablemente disuelto. La cárcel y los campos de concentración será el destino de muchos de nosotros”.14 Un testigo de la experiencia del laborismo argentino, agudo observador, que destacó su importancia, fue Arturo Frondizi. Llegó a ser amigo de Cipriano Reyes, el primer rebelde contra Perón, cuando Frondizi era una estrella del Congreso. Optimismo inicial Pont, Susana Elena (1984). Partido Laborista: Estado y Sindicatos . Buenos Aires: Centro Editor de América Latina (Biblioteca Política Argentina). 14
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El sindicalista Luis Monzalvo integró el alto mando del laborismo y luego abandonó el partido. Él mismo rebate la versión de que esa fuerza recibiera impulso de Perón: “El 27 de octubre nos recibió Perón en su casa de la calle Posadas. Habíamos concurrido todos los integrantes del Consejo Central Nacional del Partido Laborista. (…) Lo sorprendió la constitución del Partido Laborista, así como también los 85 telegramas que nos daban cuenta de la constitución de Centros Laboristas en el interior del país. Nada dijo que pudiera interpretarse como que estaba de acuerdo con nuestra conducta. Siempre gentil, se desvió con habilidad del tema”.15 Susana Pont coincide plenamente citando testimonios que lo avalan. El mismo Perón señala que los laboristas estaban agrandados y con razón, porque habían creado un partido nacional en 15 días. Se refiere al laborismo como “el partido gracias al cual fui elegido presidente”.16 Es interesante como el diario La Nación se refería respetuosamente al programa del nuevo partido, y al “candidato del Partido Laborista”. No decía Perón lisa y llanamente, ni calificaba al partido como una mera herramienta ocasional. El gremialista Pedro Otero afirmó que diariamente se atendían en la sede de la capital, a cientos de delegados del interior que iban y venían formando centros partidarios. El principal inspirador fue Cipriano Reyes, actuando con autonomía. La idea de hacer un partido obrero venía madurando en la lucha gremial, recordaría María Roldán. Luis Gay dice que en 1945 alumbró un sueño de la clase obrera, resultado de un largo proceso. En el verano de 1946 Gay expresaba 15
Torre, Juan Carlos. La vieja guardia sindical y Perón. Sobre los orígenes del peronismo, Sudamericana, Buenos Aires, 1990. pag 178. 16 Pavón Pereyra, Enrique. Yo, Perón. Ed. MILSA. Buenos Aires, 1993.
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su pleno optimismo por la marcha del nuevo partido. Inicialmente, se intentó llamarlo Partido Laborista Argentino, donde quisieron jugar varios oportunistas que fueron denunciados por la dirigencia sindical más comprometida, afirmándose finalmente el nombre Partido Laborista, terminando con la confusión. Había nacido el diario El Laborista , con toda fuerza e irreverencia . Su edición afirmaba que se leía “en Flores, pero no sobre Rivadavia, sino más adentro, donde el elegante no se aventura.” También en Belgrano, donde la engalanada Cabildo “no siempre alcanza a cubrir al harapo delator”. Y por supuesto en Patricios y en toda la zona sur fabril. Se burlaba de los doctorales Nicolás Repetto y Rodolfo Ghioldi. Por su parte, Gay estaba “contentísimo” por la acelerada marcha. Corrían las burlas sobre la “unión aristocrática”, como llamaban a la Unión Democrática, coalición de los partidos políticos. “Somos profundamente democráticos porque somos obreros”, decía Gay. “Jamás permitiremos los dirigentes del Partido Laborista que se lleve al país al desastre de una aventura totalitaria, porque repugna al sentimiento del pueblo argentino”, agregó. Las palabras cobran un gran significado. Gay iba más lejos: “rechazamos al nacionalismo antisemita, agresivo y terrorista, que practica procedimientos totalitarios.” (La alianza nacionalista había pintado toda la casa de un vecino de Lanús: “Este judío es comunista. Viva Perón” ). Y Aseguraba: “La clase obrera argentina, en su inmensa mayoría, rodea al Partido Laborista”. El dirigente Pedro Otero afirmaba que el movimiento no era electoralista, sino que iba a calar en el pueblo, después de consagrar a Perón. Otero cedería luego a la disolución del partido ordenada por Perón. Fernando Suárez, de Quimilí, afirmaba que el Partido Laborista sintetizaba los anhelos de los santiagueños, después de una explotación
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de décadas, representando a “la totalidad de los trabajadores regionales”.17 Al mismo tiempo había una enorme preocupación por el funcionamiento orgánico del partido, mediante asambleas y cuerpos colegiados, que ya quisieran los viejos partidos políticos, habituados al caudillismo, la manija y el comité. Una ojeada por los nombres que figuran en el cuerpo directivo del partido inicial, arroja que no toda la conducción encarnaba la línea más pura marcada por la provincia de Buenos Aires. La junta nacional no tenía la misma fuerza que la junta bonaerense. La preservación de la “unidad nacional de los trabajadores” implicó la aceptación de dirigentes no tan combativos, varios ausentes el 17 de octubre. Son de notar algunas diferencias importantes en el campo sindical que nutrió al partido. Autonomía laborista en los gremios Los nuevos sindicatos surgidos hacia 1943 o poco antes, fueron alentados por Perón, pero a veces lo precedieron, como la Unión Obrera Metalúrgica, y también lo sobrepasaron, como el sindicato de la carne. Reyes estuvo preso muchas veces bajo el régimen de Farrell. Su aliado portuario José Schizzi, también estuvo preso y sería desplazado después de pelearse en la CGT.18 Schizzi volvería a acompañar a Cipriano Reyes en 1955, relanzado el laborismo. El joven Eduardo Seijo, de origen chileno, condujo la Unión Obrera de la Industria de la Madera y una federación más amplia en el interior. Seijo también tironeó con Perón y protestó 17
Distintos ejemplares del diario El Laborista. Di Tella, Torcuato. Ob. Cit. Pag 263273. Información más profunda en declaraciones de Seijo a la prensa en 1955. 18
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por aumentos de salario. Fue secuestrado, torturado por la policía y deportado en un avión militar, lo que marca una clara autonomía.19 En la madera actuaron los hermanos Manuel y Mateo Fossa. Mateo era un izquierdista independiente que influyó a su hermano. Por su parte, Manolo , gremialista de San Martín, se vinculó a Cipriano Reyes, conoció Berisso y se hizo laborista. Creyó en Perón pero su independencia es clara: sufrió atentados por resistir la disolución del laborismo. Francisco Galizia fue fundador del sindicato Luz y Fuerza en San Nicolás y en otros pueblos, muy elogioso del papel de Reyes, a quien acompañó cuando sufrió atentados. El laborismo bonaerense sería el puntal de la fuerza gremial que encarnó Cipriano, no solo en San Martín, Avellaneda o Berisso, sino en ambientes más pueblerinos y agrarios, como Tandil, Magdalena o Junín. Por su parte, el dirigente del gremio telefónico, Luis Francisco Gay, de la Unión Sindical Argentina, quien sería presidente del laborismo, hacia 1944 organizó una marcha opositora al régimen militar, junto al gráfico René Stordeur y el marítimo Antonio Aguilar, que fue prohibida por el gobierno, mientras Perón era secretario de Trabajo.20 Gay fue elegido presidente del laborismo por espíritu conciliador y encarnó una línea menos dura que Reyes, pero como líder de la CGT electo en 1946, tampoco se plegó fácil a los planes de Perón. Su colega Modesto Orozco, diputado laborista, tuvo una postura firme contra la intervención a su sindicato y se solidarizó con Cipriano cuando éste sufrió atentados.21 El líder metalúrgico 19
Di Tella, Torcuato. Ob. Cit. Pag. 182183. Di Tella, Torcuato. Ob. Cit. 21 Pont, Susana Elena (1984). Partido Laborista: Estado y Sindicatos . Buenos Aires: Centro Editor de América Latina (Biblioteca Política Argentina). Pag. 61 y 62. 20
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Hilario Salvo, que actuó el 17 de octubre con Reyes, y deseaba la armonía con Perón, no obstante diría que un verdadero sindicalismo podía beneficiar más al pueblo que el verticalismo.22 El veterano Sebastián Marotta se mantuvo lejos de la Secretaría de Trabajo, en tanto su hermano José, de los municipales, sería diputado electo por el laborismo, al que abandonaría. Reyes lo repudió como un “monumento a la obsecuencia”. Del gremio del vidrio salió el dirigente laborista Vicente Garófalo, aliado de Reyes en Avellaneda, muy importante en las jornadas de octubre, quien también contrarió la orden de Perón de disolver el partido, al menos en un principio. El negro Aníbal Villaflor, líder de los barraqueros en Avellaneda, estuvo en la marcha a la plaza de Mayo y en la formación del laborismo. Por el lado de los ferroviarios y los tranviarios, más protegidos y mejor pagos, estarían en la vereda de enfrente el 17 de octubre. A esos gremios pertenecían los líderes de la CGT como Silverio Pontieri y Nestor Álvarez, luego más dóciles con Perón. La federación de los empleados del comercio, dirigida por Ángel Borlenghi, tuvo un sospechoso papel que incluyó denuncias de conspiración contraria al movimiento de los frigoríficos. Después Borlenghi ayudaría a perseguir al laborismo y sería ministro peronista por casi diez años. Del gremio cervecero salió Alcides Montiel, a quien Reyes también denunció por haber consentido dócilmente la disolución del laborismo. Según Reyes y Ernesto
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Baily, Samuel. Movimiento obrero, nacionalismo y política en la Argentina. Buenos Aires, Hyspamérica. 1985.
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Cleve, los laboristas le habían regalado la banca de diputado. Montiel fue señalado como “vendido” a viva voz por los obreros de la carne. En orden de docilidad, hay que anotar a los cegetistas Juan Perazzolo y Cosme Givojen, ambos interventores de sindicatos, sin excluir roles policiales. La historia más oficial del 17 de octubre incluyó un poco actores menores como el textil Andrés Framini cuyo gremio no mostró especial fuerza y olvidó a dirigentes como María Roldán, de mayor brillo.23 En cuanto al mismo Luis Francisco Gay, respetado por el núcleo duro de Reyes por ser honesto e íntegro no tuvo un papel en la movilización callejera del 17 de octubre, sino en las negociaciones en la Casa Rosada. Oscar Troncoso atribuyó el vuelco de la situación a la masa de Berisso, juzgando que los sellos porteños tuvieron un rol más espectador. Habrá un correlato en febrero, cuando la elección será definida en los baluartes bonaerenses, línea dura de Reyes. Obreros y gendarmes Si bien habría traiciones, muchos se mostraron firmes contra la orden de disolución. Susana Pont cita testimonios claros sobre la amplia democracia en los congresos para elegir líderes muy prestigiados por su papel antes y después del 17 de octubre, en el sur de Buenos Aires. “Cipriano Reyes, que había desechado la fortuna, los honores oficiales y los cargos más encumbrados que se le ofrecían para doblegar su lealtad ideológica, se manifestó como un fogoso parlamentario de la causa que Perón y sus incondicionales habían traicionado reiteradamente, no obstante seguirla usando como bandera”, contaría Walter Beveraggi Allende, 23
Ver www.cuentosperonistas.com de Ariel Kocik.
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opositor a Perón, quien se sumó al partido cuando ya estaba perseguido. Algunos beneficiarios del triunfo laborista colaboraron en su proscripción. Los legisladores Roberto Cursack y Héctor Cámpora fueron presidente y vice de una junta provincial del Partido Único, organismo interino que dispuso de la policía bonaerense contra los militantes laboristas, con intimaciones para abandonar su partido, mediante citas en las seccionales en distritos como Azul, Tandil, Tres Arroyos y Necochea. Esa junta “fue haciendo el partido único por las comisarías”, denunció Reyes en el Congreso en 1946.24 Manuel Fossa, dirigente gremial del 17 de octubre, diputado laborista, afirmó que las juntas del partido Único “han fracasado y no tienen personería para tomar determinaciones a espaldas de la masa y de las normas democráticas”. No toleraba que “personas que nadie eligió hablen en nombre del laborismo sin tener en cuenta la respetabilísima opinión de los afiliados, a los que se fulmina con amenazas si no acatan incondicionalmente los ucases ”, que eran propios del “repudiado totalitarismo”, que “repugnan a la conciencia de hombre libre” y están en contra del ideario del 17 de octubre. No es “coaccionando a los laboristas en las comisarías de los pueblos como se hará un partido revolucionario”, sino con “la comprensión, la libre discusión, la sólida base doctrinaria, un amplio programa de acción y una noble declaración de principios.” Agregaba Fossa: “Nada de esto se ha hecho, pero en cambio, se busca el apoyo de políticos repudiados por el pueblo. Se equiparan las fuerzas insignificantes con las
Denuncia de Cipriano Reyes en el congreso. Octubre de 1946.
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mayoritarias, mientras se desconoce a los verdaderos dirigentes. Las actitudes de los obsecuentes son peligrosas para todos los movimientos.” 25 A mediados de 1946, los hombres del 17 octubre como Cipriano Reyes quedaban desplazados por gente como el ex radical Alejandro Leloir. Incluso por el gendarme Guillermo Solveyra Casares, verdugo de los campesinos chaqueños en 1945, quien intervino en las reuniones oficiales cuyo objetivo era disolver al Partido Laborista, con la presencia policial. “No formaba parte de ningún organismo, pero por mandato de Perón era pieza fundamental en esta clase de enredos”, según explicó Reyes. En realidad, Solveyra ya era un asesor policial de Perón en asuntos de seguridad y “contención”. El 14 de mayo de 1946 se realizó en el salón Augusteo una reunión política. Se buscaba forzar la “unidad” entre laboristas y radicales renovadores. En realidad, se trataba de presionar al laborismo para que aceptara disolver su mayoría, beneficiando a los políticos y a los militares que no tenían partido ni votos, pero se ofrecían para ocupar los puestos que estaban por arrebatarse. Como la senaduría de Luis Gay. Se lo pudo ver al torturador de la gendarmería. “Vimos que en el vestíbulo se hallaba el comandante Guillermo Solveyra Casares, quien manifestó que se hallaba allí ‘como árbitro designado por Perón’ para mediar entre las partes, designación que ignorábamos por completo los laboristas”, explicó Cipriano. También hicieron gala Raúl Borlenghi (hermano de Angel Borlenghi), y Manuel Castro, secretario del almirante Alberto Teisaire, manejando a los grupos que vivaban a Perón. Se trataba de “desconocidos que pasaban por ‘dirigentes’, no se 25
Diario El Día , 1946.
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sabe de dónde ni de qué, pero eran los que más vivaban al presidente electo” , señaló Reyes. Ya estaba en marcha la infiltración del partido, con métodos como sobornos y amenazas. En aquéllas horas decisivas se jugó la libertad del movimiento obrero y el destino del movimiento social. Al día siguiente, el dirigente Luis Gay se reunió con el gendarme Solveyra Casares –otra vez con facultades de Perón, como si fuera un dirigente político o gremial en la oficina que funcionaba en el departamento de Rolando Lagomarsino, avenida Rivadavia 1515, séptimo piso, también usado por Perón y por Teisaire. El hombre que presumía de haber matado a cinco personas en el Chaco, le señaló a Luis Gay abiertamente la intención de disolver el partido obrero y hacer el unicato. Represor del norte (con víctimas fatales como Leonor Quaretta) , jefe del aparato represivo, es probable que hablara con amenazas poco veladas. Manuel Fossa dijo que Gay habría cedido para no correr la suerte de Reyes, expuesto a atentados, preso y torturado.26 Gay optó por un retiro de la escena, sugerido por la policía. Acabó en un pueblo del interior. Respecto a Solveyra, la Liga Argentina por los Derechos del Hombre afirmaría en 1955: “El sistema de torturas realizado por indignos funcionarios policiales abarca ya prácticamente todo el territorio de la República. Se hallan comprometidos en la aplicación de esas torturas, la Sección Especial y funcionarios de todo el país, comenzando por el Asesor de Asuntos Policiales de la Presidencia de la Nación, comandante de Gendarmería Guillermo Solveyra Casares.”27 Volviendo a los albores del gobierno de Perón, un día después del encuentro entre Luis Gay y Solveyra Casares, el 16 de mayo de 1946, Mercante 26
Manuscrito de Manuel Fossa en poder del autor de este trabajo. Documentos de la Liga Argentina por los Derechos Hombre, en poder del autor.
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asumió como gobernador de Buenos Aires. Una multitud obrera vivó a Cipriano Reyes en la Plaza San Martín de La Plata, delante de Perón, de Eva y de Mercante. Perón dejó el balcón sin hablar y Eva sufrió un desmayo. Así lo recordó el propio Mercante. La gente gritaba por Cipriano y el clima estaba caldeado. Poco después un grupo de la guardia del presidente electo invitó a Reyes a conversar en un aparte, adentro del edificio de la gobernación. Se trató de una celada. Le mostraron las armas e intentaron generar un desenlace fatal. El objetivo era matarlo y culparlo de agresión, pero se evitó porque a la sala entraron abruptamente los activistas de Berisso, entre ellos Héctor Reyes, Jacinto Biscochea y Ricardo Giovanelli, distribuidos en los pasillos por prevención. No estaban autorizados formalmente a entrar, pero en La Plata eran locales y se metieron con alguna complicidad, introduciendo unos 250 activistas y delegados. En la plaza había comenzado la gresca con los provocadores y reinaba el alboroto en la casa de gobierno.28 Luis Jorge, obrero de Berisso, señala que por entonces Dardo Cufré, hombre de acción, habría pateado violentamente el escritorio de Mercante.29 Cufré sería acusado de bandolero por la prensa de Angel Borlenghi, y a su vez definido como un ejemplo de lealtad y arrojo por sus compañeros laboristas. El mismo Cufré resistiría siete años de cárcel y rechazaría una oferta de salida para acompañar a su amigo Cipriano Reyes. Juan Ovidio Zavala lo definió como un excelente y solidario compañero de la prisión.30 28
Reyes, Cipriano. Ob. Cit. Luis Jorge en conversaciones con el autor. 30 Entrevistas de Ariel Kocik con Juan Ovidio Zavala. 29
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“La mayoría es laborista” Días después, Perón lanzó por radio la orden de caducidad del laborismo, más acatada por los diputados electos que por las bases. Pero a todo esto, el Congreso nacional había quedado poblado de obreros. El diputado Reyes asumió orgullosamente en nombre del partido laborista. Otros aún dudaban qué hacer y muchos se iban pasando al partido único. Pero el nombre laborismo seguiría sonando , sobre todo en las bases. La primera vez que habló en el parlamento, Reyes hizo un apasionado alegato contra la ley de residencia, que debía derogarse inmediatamente, en nombre de “40 años de sufrimientos”. Pero vio cómo sus amigos de los gremios dejaban de lado ese mandato histórico del movimiento obrero, para alinearse con Perón, manteniendo vigente a la repudiada ley 4144. El conductor del giro legislativo que llevó a cabo la maniobra, fue el diputado John Cooke, presidente de la comisión de asuntos constitucionales, acompañado por gremialistas como Alcides Montiel. En este y otros temas, Reyes mantuvo una absoluta independencia, intransigente en asuntos que creía irrenunciables para un sindicalista. Muchas veces los radicales lo aplaudieron, y se llevó la sorpresa de coincidir con quienes fueran sus rivales en la campaña, en muchas demandas obreras, como la derogación de la ley 4144, la huelga de los obreros de la carne y los repudios a la represión, como en una temprana y consciente defensa de los derechos humanos, olvidados por el bloque de la mayoría. No era tan sorprendente: en el radicalismo estaba en pleno ascenso la intransigencia, inspirada por Moisés Lebensohn, cuyo programa social
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y económico era más avanzado que el propuesto por Perón. Arturo Frondizi y Ricardo Balbín apoyaron muchas protestas obreras que fueron reprimidas por el gobierno y denunciaron la depreciación de la moneda, que impactaba en la clase popular. Incluso el sector radical más clásico, denominado unionista , con hombres como Santiago Nudelman y Silvano Santander, hicieron una defensa apasionada de los presos políticos y gremiales, muchas veces torturados. Nudelman se ocuparía del caso Cipriano Reyes, quien fue preso y castigado en 1948. El ex radical Eduardo Colom llevó adelante una campaña de prensa contra Cipriano y su laborismo rebelde. Reyes contestó: “No se puede discutir la manera de pensar y el criterio que tenga cada individuo para discernir las cosas a su manera, pulsando el movimiento colectivo. Yo no soy jefe de ninguna fracción política, ni de ningún movimiento. Soy un compañero de lucha dentro de las organizaciones obreras, que marcha de acuerdo al temperamento democrático de la propia organización obrera, realizando grandes luchas por la defensa de sus intereses en el país. Traidores a la patria son aquellos que reciben de una u otra manera, cheques para mantenerse en estado político… Es necesario que deje perfectamente aclarada mi posición dentro del movimiento laborista, porque nada ni nadie podrá romper mis convicciones laboristas, porque he nacido con ellas, he sido un paria en mi propia tierra y me ha tocado ganar la vida desde abajo. Si alguna vez fui a parar al calabozo o a la cárcel, fue por defender los intereses comunes de la clase sufriente de nuestra patria, pero nunca por malversación de fondos ni por ostentación de falsos títulos. Jamás me he encontrado en ese
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camino porque en mi personalidad de obrero y de representante de la clase trabajadora he cuidado muy bien mi fuerza moral. No vengo traído por el paracaidismo de los tránsfugas de todos los movimientos, que se infiltran para coparlos o sacar partido de ellos, ni estoy en la situación de aquellos a quienes no se les cortado el cordón umbilical del presupuesto para que sigan viviendo.” El verdadero movimiento laborista, proclama, “está encarnado en la clase trabajadora, en los hombres de convicciones democráticas, en los que tienen un profundo concepto del humanismo, mientras el autor de estos artículos (Eduardo Colom) posiblemente no tenga más que un espíritu servil y esté integrando el rebaño de los eunucos de la corte.” Para Cipriano, el diario La Época se había transformado en “una cueva de ratas de imprenta prendidas del queso del presupuesto”. Ambos estaban armados y ese día casi se agarran a tiros en el Congreso. Colom diría que Perón lo sacó del medio a Reyes porque le tenía miedo, reconociendo que su condena fue una “monstruosidad jurídica”, como menciona Gambini. En el laborismo había luchadores, y otros no tanto, como suele suceder. La actitud de muchos gremialistas elegidos por espíritu conciliador (conducían organismos como la CGT) no se condecía con la conciencia de las bases y sus conductores intermedios, en sindicatos hasta entonces libres, que no resignaron la bandera del partido, ni la libertad sindical. Respecto al gendarme Solveyra Casares, como parte de sus funciones, intervino en las reuniones entre Perón y los dirigentes de la carne (como Hipólito Pintos) que continuaban su huelga, en una lucha que duró todo 1946. Se trataba de un conflicto laboral, pero allí estaba otra
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vez Solveyra, al lado de Perón. La popularidad del laborismo proscripto ha sido subestimada. No obstante, fue explicada por el peronista Ricardo Guardo, presidente de la Cámara de Diputados, quien propuso “tomar” ese nombre, pintado en los muros de campaña, para el partido de Perón, aún en veremos. Para Guardo, el laborismo era la clara mayoría en Buenos Aires, Santiago del Estero y Tucumán.31 Era importante que lo dijera Guardo, quien fuera presidente del Centro Universitario Argentinos, completamente ajeno a la base obrera (es claro que Perón sumaba de todos lados). Guardo aspiraba a que el partido oficial fuera “laborismo” , en vez de partido único o peronista . En los hechos, se trataba del hurto del partido de Reyes en beneficio de Perón, quien no tenía partido propio. Se estaba operando una infiltración en una fuerza obrera democrática, con auxilio de políticos profesionales. El laborismo quería apoyar a Perón, pero no servilmente, como era un principio natural del movimiento obrero. Ningún jefe político podía exigir más lealtad que las bases, que estaban lejos de tener todo resuelto. En tiempos de Yrigoyen, por ejemplo, los convenios favorables nunca habían implicado, siquiera, una identificación con el presidente. Ahora, setiembre de 1946, el partido único del Presidente aún no levantaba vuelo, orientado por ex radicales, conservadores y militares, vueltos contra los luchadores gremiales del laborismo. La situación era motivo de ironías populares como la que fustigaba a Mercante por hacer “gobierno de familia” en la provincia. Perón era popular como figura 31
El Día , agostosetiembre de 1946. Documentos en archivo de Ariel Kocik.
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individual pero había surgido de los cuarteles, y el laborismo tenía demasiado prestigio para prohibirlo de la noche al día, algo de lo que tomó nota el entorno presidencial. En cuanto al partido único, poco feliz, urgía otro paraguas, otro nombre, para encubrir al unicato como entidad política. Estos hechos sucedían luego de que Perón decretara la “caducidad” del laborismo, arrojando a la clandestinidad a esa fuerza de base, que resistía sin recursos, evidenciando ser la única con capacidad de lucha en el llano y en la adversidad. En esa base obrera está la explicación de la resistencia de Reyes, que no podría haber soportado solo la persecución y los atentados. En cuanto a los políticos que estaban copando los puestos de conducción, quien pintó de cuerpo entero a los grupos de la junta renovadora fue el propio Perón. El 12 de enero de 1946, en plena campaña electoral, en carta a Jazmín Quijano (el líder del grupo), el coronel denunció el “descarado fraude de los comicios internos realizados por la Unión Cívica Radical, Junta Renovadora”. Fue tan grosera la maniobra que la describió de este modo: “Asalto a mano armada de los comicios, impedimento, por la fuerza, de votar a los simpatizantes de las listas no oficialistas; expulsión de fiscales; desaparición de los libros de actas y afiliados de los comités; rechazo de los fiscales en la Primera y Segunda sección electoral, votaba solamente el encargado de mesa; en el Comité de la calle Cross, rotura de urna, etc…”32 A ese núcleo pertenecían Diego Molinari y John Cooke, hijo del alvearista Juan Isaak Cooke, canciller del régimen de facto. 32
Reyes, Cipriano. La farsa del peronismo. Ob. cit.
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Antes del ucase de Perón, el ferroviario Ramón Washington Tejada, activista del 17 de octubre, ligado a Reyes, alertaba por los logreros que eran “a menudo inconciliables con el espíritu del Laborismo , cuyo peligro se acrecienta por la destreza que poseen éstos en los manipuleos políticos y en la intriga palaciega.” Afirmaría Reyes: “La laucha política que es la Junta Renovadora se arrojó ávidamente sobre las posiciones como los caranchos sobre los huesos”. Ya en setiembre de 1946, en el distrito Magdalena, lindero a La Plata y Berisso, los laboristas advertían: "No existe otro partido Laborista que el que preside en el orden nacional el diputado nacional Cipriano Reyes , y en el orden local el diputado provincial Carlos Alberto Fragueiro" . (Este último no es otro que el descubridor de Héctor Cámpora en San Andrés de Giles, allá por 1943, permitiéndole ingresar a la política como delegado del régimen militar). Agregaban los laboristas que los otros "sienten la necesidad de usar este nombre para atraer adherentes a sus filas, porque saben que sin él jamás lo conseguirían". En un mensaje a los “piratas políticos”, la junta central del laborismo declaró: “Fracasadas todas las tentativas realizadas para ahogar nuestro movimiento… las hordas famélicas vuelven sus ojos hacia nuestro Partido Laborista con ansias incontenibles de devorarlo. ¡Ya no hay Partido Único! Se cumplió lo que anunciamos… cuando dijimos que el Partido Único ‘era un muerto’. ¡Ahora hablan del Partido Laborista! Del Partido Laborista, quienes jamás sintieron una inquietud que justifique su pretensión de disfrutar de tal derecho… Nosotros sabemos, porque lo presentimos, porque acaso los brillantes resplandores de la aurora que se avecina anuncian la inminencia de una jornada pletórica de gloria: sabemos que, a corto plazo, los hombres y mujeres de nuestra patria habrán de
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disfrutar, con toda la amplitud de sus ansias incontenidas, de una vida mejor… Si agotados todos los recursos el hecho llegara a consumarse, se apoderarán solo del nombre, como se apoderaron de nuestros locales y nuestros muebles, mientras la conciencia de la clase trabajadora permanecerá, como entonces, fiel y unida, dispuesta a hacer sentir su influencia colectiva con el peso de su voto, de su palabra y de su acción”.33 Es una clara respuesta a las intenciones expresadas por Ricardo Guardo y otros, en el sentido de robar el nombre. La declaración fue reproducida por medios de Buenos Aires y del norte del país. “Horas febriles” La solidaridad con la línea dura de Reyes existía en más provincias: “La junta central del Partido Laborista de la provincia de Santa Fe, con sede en esta ciudad, calle Presidente Roca 2502 (…) hace saber a los compañeros laboristas y simpatizantes lo siguiente: Que reconoce como único jefe y abanderado del auténtico partido laborista al diputado nacional D. Cipriano Reyes”. Allí había dirigentes como Francisco Luque Suárez y Julio Gutiérrez.34 En el norte argentino, la combativa federación obrera del azúcar, se negó a festejar el aniversario del 17 de octubre junto a la CGT. El 17 de octubre de 1945, los dirigentes de la FOTIA, como Manuel Lema y René Villacorta, estaban en Berisso con Cipriano Reyes, actuando en coordinación. Luego hicieron campaña “a lomo de mula” y el laborismo arrasó en Tucumán, barriendo a los conservadores de Antonio Santamarina. En esa provincia, de 82.791 votos que 33
El Día , setiembre de 1946. Diciembre de 1946, de los diarios. Archivo familia Reyes, investigado por Ariel Kocik.
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obtuvo Perón en las elecciones de febrero, el laborismo puso 75.842. El magro resto lo aportó la junta renovadora. La diferencia es clarísima. La de Tucumán era sin dudas una línea afín a Buenos Aires. Luis Gay cita un elocuente documento. Ante la orden de disolución de Perón, la federación laborista tucumana recordaba su compromiso exclusivo sus “compañeros de sufrimiento”, repudiando la pretendida “fusión a palos” con fracasados de la política, que “solo pretenden medrar con el éxito actual del organismo de los trabajadores (laborismo)”. Agregaba la proclama: “Tucumán ha sido y será la provincia ejemplo de laborismo, sin fusiones… Ejemplo de laborismo puro. Tucumán no será la provincia que traicione al partido, permitiendo que sea el primer jalón de fusión alguna.”35 Corría la segunda mitad de 1946. En cuanto a Santiago del Estero, el propio diputado Ricardo Guardo (de la junta radical renovadora y hombre de Perón en el parlamento) señaló que la clara mayoría era laborista, coincidiendo con Fernando Suárez, laborista de Quimilí, quien señaló la enorme esperanza que despertó el partido en una provincia muy explotada y sufrida. Lo mismo había expresado Antonio Carabajal, para quien era natural que un pueblo humilde se identificara con una “auspiciosa liberación”. El coronel Aristóbulo Mittelbach había proclamado que el laborismo era la “genuina expresión revolucionaria en lo que atañe a Santiago”. Allí también se repudiarían las amenazas del poder central, y el laborismo seguía vivo todavía en 1948.36 Asimismo, en la capital mendocina, dirigentes como Federico Vietti, Manuel Peña y José Cayetano , alzaban la bandera del partido perseguido, manteniendo un acto junto a Cipriano Reyes y 35 36
Documentos citados por Luis Francisco Gay. Documentos conseguidos por Ariel Kocik, ignorados por SG.
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Carlos Guericke. En una línea también rebelde, reclamando autonomía, se pronunciaban en la provincia de Corrientes (provincia resistente al peronismo vertical), dirigentes como Vicente Coccia y Miguel Virasoro. En Buenos Aires, laboristas de Morón, Matanza, Cuatro de Junio, La Plata y Bahía Blanca desechaban pasarse al partido Único. El diputado Yesid Yanzon, dirigente de San Pedro, saluda a los que luchan “sordamente, sin vacilaciones ni retrocesos”, en nombre de los “miles y miles de argentinos” que vieron “en la bandera del partido Laborista” el medio para resistir a la oligarquía , actuando con “principios y fe revolucionaria” en un movimiento “que tuvo la virtud de despertar el sentido exacto de argentinidad dormido en el corazón del pueblo.” A la vez el diputado Yanzón repudió las cesantías docentes. De los parlamentarios laboristas, Luis Adolfo Testa era de San Vicente, Francisco Galicia; de San Nicolás, Juan Manuel Seisdedos Martín; de Junín, el diputado Hipólito Pugliese venía de Zárate, donde años antes actuara con Reyes. El senador Benito Ferro era del oeste bonaerense. Eduardo Olmos actuaba en el conurbano. En San Pedro estaban Domingo Sanguinetti y Juan Grupo. El sindicalista Carlos Echenique venía de Chivilcoy y actuaba en La Plata. El laborismo bonaerense tenía base obrera en zonas fabriles pero también calaba en distritos agrarios. El bastión bonaerense, con centro en La Plata, estaba liderado por Cipriano Reyes, Alfredo Panelli, Francisco Suárez Izcúa, Atilio Soria, Juan Manuel Seisdedos Martín y Manuel Fossa. Los legisladores laboristas Seisdedos Martín y Benito Ferro valientemente denunciarían las torturas de la policía de La Plata contra estudiantes socialistas.37 37
Ver “Las cárceles en tiempos de Perón”, por Ariel Kocik, publicado en la Revista Todo es Historia número 525 en abril de 2011.
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En agosto, el Tercer Congreso Laborista, con 1.500 delegados políticos y gremiales de todo el país , con “singular entusiasmo y crecido concurso popular” , afirmó en el Coliseo Podestá de La Plata los principios del partido. “La masa se mantiene fiel a los principios por encima de los conductores extraviados. En el espíritu del pueblo está encarnado el laborismo con raíces indestructibles y a nosotros nos tocará defenderlo”, afirmó Reyes. Otros dirigentes afirmaron: “La adhesión a las actividades y actitudes de la junta que preside el diputado nacional Cipriano Reyes, es entusiasta y unánime. La gente de trabajo del campo argentino, la que no vive del Presupuesto, la que anhela el engrandecimiento de la patria a través de la acción de un partido proletario y argentinista, como es el laborismo, está por el mantenimiento de los ideales claramente expresados en la declaración de principios y en la carta orgánica (…) Las deserciones, en forma harto graciosas en muchos casos, no han hecho sino tonificar a la masa partidaria. El Laborismo está viviendo horas febriles de su evolución pujante. La indecisión de sus noveles legisladores no es más que sarampión de una vitalidad sana y robusta. En la primera renovación legislativa –dos años pasan muy velozmente… se verá ‘quién es quién’ en el laborismo. Se asentarán los valores auténticos, sucumbirán los ficticios, surgirán otros nuevos mejor aquilatados”. La Federación Gremial Laborista expresó en el congreso que “la potencialidad y jerarquía del Laborismo como fuerza mayoritaria nacional ha surgido del gigantesco aporte de los disciplinados gremios de trabajadores del país, y sus postulados encarnan los innegables derechos de las masas obreras”. Declaraba su “absoluta solidaridad con Cipriano Reyes porque su orientación pública es la única que responde sinceramente a los postulados de construir el pedestal
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incólume de los principios del partido”. Un gran cartel vestía el escenario: “Laboristas, ayer como hoy, siempre firmes”. Se coreó el nombre de Reyes, entre arengas de tono vibrante y aplausos a los legisladores leales. Reyes dijo que no obedecería a los “paracaidistas, los sátrapas, los obreristas de la mesa servida y los que se pasaron toda la época del fraude levantando quinielas.” Trataban de eliminar al laborismo con “el fraude más grande que pueda imaginarse”, lo que corroboraban los delegados distritales, donde la policía los amenazaba. Recordó Reyes que el señor Roberto Cursack logró su cargo siendo antiperonista, “para convertirse hoy en el peronista número uno y acusarnos a nosotros de traidores”. Repudió a los “delincuentes que se agarran de la soga que mejor les viene a mano” y a los que “forman una pandilla de acomodaticios del presupuesto”. Durante los meses siguientes al “ordeno y mando” para forzar la disolución, eran muchos los legisladores dispuestos a exigirle a Perón la reivindicación del partido, o a formarse un bloque aparte. Sin anidar un ánimo de ser opositores, porque eran parte esencial del movimiento popular, pero marcando una clara autonomía. Luis Francisco Gay, elegido conductor de la CGT en noviembre de 1946, recuerda que 28 diputados y 11 senadores estaban decididos a seguir ese camino.38 “Yo fui designado secretario general (de la CGT), a mi juicio, porque el movimiento obrero quiso reivindicar al Partido Laborista (…) mi designación tuvo sentido reivindicatorio para el partido absurdamente disuelto, cuyos ideales y propósitos estaban intactos”. Gay derrotó al candidato de Perón, que era Borlenghi. Antes había marcado la autonomía. En febrero, Gay afirmó en un
Gay, Luis. El Partido Laborista en la Argentina. BiblosFundación Simón Rodríguez.1999.
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discurso que la clase obrera, luego de la guerra, había cobrado noción de su lugar. Era la madurez del pueblo. El 4 de abril, al celebrar la victoria electoral, en la Plaza de la República, Gay había afirmado que “El Partido Laborista es el artífice del triunfo”. También advirtió que “no hemos aparecido políticamente para satisfacer deseos personales de nadie, sino para servir a una causa”. Lo hizo antes que hablara Perón. Relataría Gay: “Perón disuelve el partido (laborista) sin ningún derecho, simplemente para favorecer una maniobra que él ya estaba elaborando in mente en colaboración con los radicales renovadores… Perón disuelve el partido… cuando se da cuenta que el partido no secunda totalmente sus propósitos, él se da cuenta de que el partido es difícil de manejar”.39 Respecto de Gay, Perón había dicho en 1945: “Felicito… a las autoridades del gremio, y muy especialmente a los esforzados paladines Gay y Orozco, que representan en la historia de este meritorio gremio el tesón, la honradez, la lealtad de un dirigente obrero.”40 A través de uno de sus hombres Alberto Teisaire Perón había intentado comprar a Reyes: “Gay no puede seguir siendo el presidente del partido (laborista). Usted es el hombre fuerte y Perón lo tiene reservado para después; primero hay que eliminar a Gay.”41 Reyes sonrió y le advirtió a su compañero: “nos quieren tender la cama a los dos”. Poco después, Teisaire se prestaba a la trampa para dejar a Gay sin su banca de senador, operativo respaldado por el doctor Eduardo Colom
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Del Campo, Hugo. Sindicalismo y peronismo. 1º edición, Buenos Aires, Siglo XXI, 2005.
Op. cit. Pag. 357. 40 Del Campo, Hugo. Ob. Cit 41 Ver Horowicz, Alejandro. Los cuatro peronismos. Hyspamerica. Euros 18; Gambini, Hugo, La primera presidencia de Perón. Centro Editor de América Latina. 1985. Bs As; Del Campo, Hugo. Sindicalismo y peronismo. Op. cit.
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desde el diario La Época . Esa maniobra fue posible porque los peronistas obtuvieron el “favor” de Díaz Malaver, quien permitió burlar el mandato popular. Los laboristas forcejeaban en la puerta del Congreso para entrar a “darle una paliza” a Díaz Malaver por su vuelco que permitió estafarle la senaduría a Gay.42 En cuanto al final de Gay, fue amenazado y el propio jefe de la policía Filomeno Velazco lo puso en aviso de que podía haber un atentado en su contra, según Juan Carlos Torre. Para Cipriano Reyes no hubo aviso en la media docena de atentados que padeció. Gay pasó a un pueblo de la provincia. Más tarde trabajó para el gobierno de Arturo Illia y se afilió a la Unión Cívica Radical, como explica Torre. Entre junio y julio de 1946, los legisladores Yesid Yanzón, Hipólito Pugliese, Benito Ferro, Francisco Galizia, Juan Fernández, Luis Adolfo Testa, Eduardo Olmos y otros estaban dispuestos a preservar al laborismo, gestor de sus bancas legislativas. Ferro llegó a afirmar que “se levantaría la tapa de los sesos antes de traicionar al laborismo”. Incluso a fines de 1946, el radical Silvano Santander se refería al “gobierno laborista”, por el partido que elevó a Perón.43 Resistencia Afirman la importancia del laborismo algunos hechos de 1946. La autonomía con que se condujo en la elección de candidatos como Mercante, resistido por Perón, su programa y sus principios, convencieron a Perón de que no podría Gambini, Hugo. Historia del peronismo. Volumen 1. Planeta, Buenos Aires, 2001.
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Documentos conseguidos por Ariel Kocik, ignorados por SG.
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controlarlo. Sus dirigentes tenían serios reparos hacia el líder, aunque confiaban en un contralor, si el partido se mantenía intacto. La popularidad de Perón no impedía vislumbrar el motor del triunfo –la estructura, la masa y la militancia, herramienta que no se ataba por entero a un líder único. El nuevo presidente apuró su arremetida contra el laborismo antes de la fecha fijada por el gobierno de facto para la vuelta al curso constitucional del país. Una semana antes del ucase contra el laborismo, cuando Mercante asumió como gobernador, gente de la custodia de Perón intentó matar a Reyes en una sala de la gobernación de La Plata, aprovechando la confusión, después que miles de obreros corearan el nombre de Cipriano, mientras Mercante, Perón y Eva estaban en el balcón. Recuerda el propio Mercante: “Perón y yo salimos al balcón y ellos empezaron a gritar: ‘Reyes, Reyes’. De manera que acorté el discurso porque el ambiente estaba caldeado. A Perón, que estaba a mi lado, ni siquiera lo nombraron. ‘Esto lo veo feo’, me dijo Perón…” El presidente electo dejó el balcón sin hablar pues “el horno no está para bollos”.44 Las cartas estaban echadas. Después de su accidentado paso por La Plata, Perón apuró el ultimátum contra el partido que lo eligiera presidente. Hubo forcejeos, idas y venidas. Reyes resistió la proscripción, recibió mensajes conciliadores, intentó salvar la unidad. Incluso dijo que aceptaba unirse a los “paracaidistas” si le prometían respetar el programa popular. Pero nada se cumplió y los locales laboristas eran asaltados para ganar tiempo. Al negarse definitivamente a aceptar el partido único, el diputado Reyes anunció, el 11 de julio de 1946: “La posición clara y perfectamente definida del 44
Reyes, Cipriano. Ob. Cit. Testimonio de Mercante citado en Torre, Juan Carlos. La vieja guardia sindical y Perón. Sobre los orígenes del peronismo, Sudamericana, Buenos Aires, 1990.
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partido al que pertenezco –es decir, el Laborismo ha asumido en la Provincia de Buenos Aires, posición que se traduce con la invariable consecuencia con el sito contenido humanista, político y social que le diera origen en la vida cívica nacional, me impone el deber ineludible de permanecer leal a sus ideales. Partido de la revolución, fiel y auténtico representante e intérprete de las justas aspiraciones de la masa sufriente, partido que encarna el sentido de una nueva conciencia en marcha y que ha conseguido fundir en un solo crisol las múltiples inquietudes de las clases obreras, rebeldes en sus reacciones pero profundamente nobles en sus aspiraciones, no admite presenciar con indiferencia suicida la inmolación de lo que constituye la causa principal de su existencia: la libertad.” Tal fue “la bandera laborista en la cruzada del 17 de octubre, la bandera de los oprimidos… de paz y de concordia social, que vive a tono con el imperativo social y revolucionario de la hora, a cuya sombra se cobijan, en un amplio abrazo de solidaridad humana, los cientos de miles de trabajadores... Con insospechada sinceridad y sana inspiración patriótica, sostenemos el ideario laborista con la íntima convicción de que cumplimos el mandato que el pueblo delegara en nosotros el 24 de febrero y por cuyo cumplimiento hemos jurado ante Dios y ante la patria”.45 En una carta entregada en mano durante una cena formal, Cipriano le recordó a Perón que se cuidaba de quedarse con las banderas del laborismo, pero deseaba convertirse en el amo de la república, olvidando a quiénes lo ayudaron a subir. Julio Godio señala que la rebelión laborista contó con el apoyo de parte importante de sus bases y centros partidarios. 45
Documento en poder de Ariel Kocik, que Senén González ignora de dónde salió.
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“Desde ese instante, el laborismo comenzó a ser objeto de una vasta y repugnante persecución. De todos los rincones del país llegaban las noticias y voces de protesta, denunciando los asaltos que se cometían contra nuestros locales y las personas de nuestros dirigentes”, afirmó Reyes. En la legislatura provincial, los delegados laboristas de San Pedro, San Nicolás, Vicente López, Cuatro de Junio, Avellaneda, Florencio Varela, Azul y General Paz, junto a los dirigentes platenses Alfredo Panelli, Atilio Soria, Francisco Suárez Izcúa, los legisladores Francisco Galizia, Yesid Yanzón, Juan Fernández, Hipólito Pugliese y otros de origen obrero, le espetaron a Roberto Cursack y a Héctor Cámpora, jefes de la junta del partido Único, en tono sereno pero no exento de energía , que los esfuerzos por la unidad habían sido manoseados. Si querían a la masa laborista , debían aceptar su programa, o confesar uno nuevo y superior, sin métodos “coercitivos y antidemocráticos” hechos mediante “la fuerza policial”. El laborismo “no está dispuesto a ser un rebaño” e integrará otra fuerza amplia, con su concepción doctrinaria intacta, “sobre la base fundamental de cimentar definitivamente la justicia social en el país”. Denuncian que es inaceptable el uso de la fuerza policial del Estado para destruir un partido político, citando a sus militantes a las comisarías.46 En 1946 un hombre del laborismo llegaba al histórico Senado, metiendo una cuña al poder conservador y corrupto de su provincia. El laborista Juan Bracamonte, senador electo por Catamarca, no pudo asumir a su banca, pues bajó la orden de impugnarle una “conducta inmoral” en su vida. No pudo defenderse el día que lo “juzgaron”, pues hombres armados le impidieron entrar al Congreso, aunque 46
El Día y denuncias de Reyes en el Congreso.
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invocaba su condición de legislador. Bracamonte, periodista de buen pasar, había puesto dinero y locales para la campaña. Fue él quien consiguió el comando electoral de Perón, en la calle Cerrito 366 de la capital federal, amplio y amueblado, donde el coronel tuvo su base de operaciones (luego sería incautado por la Fundación Eva Perón).47 La banca de Bracamonte fue arrebatada en beneficio de Vicente Saadi, cuyo clan parecía manejar los hilos. Gente del gobernador Pacífico Rodríguez había exigido la confirmación del intendente provisorio Antonio Fausto Mercado, quien precisaba de un acuerdo del Senado. El ministro del Interior, Angel Borlenghi, informado por la delegación de la policía federal, ordenó reprimir su intento de toma de la legislatura. Se acusaba a Domingo Iturralde, de la policía local, de favorecer el desorden. En realidad, el laborista Juan Bracamonte, Miguel Vizoso e Iturralde habían logrado paralizar la ciudad en defensa del gobernador electo y de Mercado. Fue el espectáculo que vio Román Subiza, el encargado de asuntos políticos de Perón, en la delegación policial de la capital catamarqueña. Por allí pasó la gente vivando a Rodríguez y a Mercado. El 30 de julio lograron paralizar la ciudad, invitando al cierre de negocios. Perón y Borlenghi pasaban las noches en vela , informados por Subiza. A la rebelión laborista de la provincia de Buenos Aires se sumaban las revueltas del interior. Había dos gobiernos: Rodríguez reasumía el poder acompañado en manifestación por los municipales hacia la casa de gobierno; mientras tanto Juan Córdoba, el hombre de Saadi, se proclamaba gobernador en su casa, nombrando gabinete. Ya el 1º de agosto el Senado firmó la intervención a Catamarca. Hubo tiroteos en el centro histórico de 47
Reyes, Cipriano. Ob. Cit.
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la ciudad. Se enfrentaba la gente de Rodríguez con los que manejaban el Senado. El laborista Bracamonte apostaba por los primeros, donde actuaban los trabajadores municipales.48 La identificación de Bracamonte con Cipriano Reyes incluía datos posteriores: en 1947 lo aseguró su “inalterable solidaridad” tras haber sobrevivido a un atentado. De esa vida “mucho esperan el país y sus instituciones”, aseguró.49 El interventor Subiza le dejaría el poder a Córdoba, quien al parecer negoció con Mercado. El beneficiado era Saadi. La calma se volvió a romper en enero de 1948, recuerda Luna. Entonces Perón intervino Catamarca, Santiago del Estero y La Rioja al mismo tiempo. La tierra de la virgen del Valle resultaría intervenida tres veces. Catamarca encontraría en Vicente Saadi a su gobernador en 1949, aunque Perón ya le tenía previsto un final y marcharía preso por delitos contra el pueblo catamarqueño. Eran hechos de corrupción evidentes, pero fueron usados contra él cuando se negara a apoyar la reforma constitucional peronista.50 Bajo su reinado de pago chico, desde 1946, había habido “ agresiones a diputados disidentes, detenciones y allanamientos, cruces de furiosas cartas… Más de treinta familiares y clientes gozaban de los gajes presupuestarios, en una virtual dictadura” , recuerda Félix Luna. Agrega detalles como “ambiciones mezquinas, politiquería de un nivel tan bajo como en los peores tiempos del fraude”. Tanta corrupción resintió el apoyo electoral. La gente creía en Perón, pero no en sus personeros. En una elección, el peronismo sólo ganó por 159 votos en la capital, por 45 en Ancasti y en Valle Viejo apenas
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Artículo “Los líos provinciales” de Félix Luna para la Revista Todo es Historia 204, abril de 1984.
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Documentos conseguidos por Ariel Kocik Gambini, Hugo. tomo 1. pag. 119121.
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por un voto.51 Las oligarquías provinciales no habían resignado su poder, entrando al nuevo movimiento y desplazando a la base obrera. El laborismo bonaerense mostró en 1946 la intención de salvar hasta donde fuese posible la cohesión y la unidad popular, más amenazada, según ellos, por los politiqueros y los recauchutados del fraude. Los gremialistas de la zona sur, como Vicente Garófalo y Helio Mutis , dirigentes del comité de enlace del 17 de octubre, línea Reyes, que pusieron a la industria vidriera en pie de huelga y a una amplia zona de Avellaneda en la calle, afirmaron en el teatro Roma su vocación laborista, contra la orden de Perón. Habían sido delegados de la tercera sección electoral, con base en Avellaneda, donde Garófalo fue comisionado. En medio de una “extraordinaria agitación” obrera, en julio de 1946 seis mil laboristas reunidos en San Martín junto a Manuel Fossa y José Perrone , desafiaron al amenazante despliegue de cientos de policías con máusers y caballería, y a los matones que fueran por las fábricas intimando a las bases a no concurrir. En San Martín hubo disparos contra la dirigencia laborista, pero no pudieron impedir el pleno éxito del acto. Reyes invitó a ganar la calle en forma ordenada con principios democráticos. Era parte de un programa de reafirmación, con actos en el conurbano y en el interior provincial. “Solo nosotros sabemos lo que es luchar durante veinte años contra la oligarquía y el capitalismo, por eso se teme al laborismo y se teme a los trabajadores argentinos”, dijo Cipriano en una nueva concentración, en Ensenada, con Antonio Toscano, ante “numeroso y entusiasta público”. Francisco Suárez Izcúa dijo estar 51
Reyes, Cipriano. La farsa del peronismo. Ob. Cit Artículo “Los líos provinciales” de Félix Luna para la Revista Todo es Historia 204, abril de 1984.
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otra vez “batallando en el llano, a pesar de haber triunfado electoralmente, porque nos han traicionado.” Cipriano resumió: “no nos importa lo que digan los individuos a sueldo”. Se refirió al partido Único, “al que ridiculizó con frases de aguda ironía”. En el teatro de Magdalena, Reyes proclamó que el gobierno no quería el avance social del pueblo, causando “verdadera sensación en el auditorio por sus enérgicas apreciaciones”.52 También denunció a Borlengui como traidor al movimiento. Poco después, el laborismo reunió a cinco mil personas en pleno barrio pituco de la capital federal, como también a muchos miles en Mar del Plata, donde nuevamente hubo disparos.53 En Cuatro de Junio (Lanús) y en San Isidro se ratificaba el carácter laborista del movimiento. En varios pueblos se marcaba la línea de acción. “Dirigentes laboristas de Junín desconocen la orden impartida por Perón” , tituló el diario El Día .54 Luego de auscultar a la masa laborista, el centro de Junín decidía sin vacilar, en nombre del auténtico programa revolucionario . Los firmantes recordaban su activo papel en el triunfo, venciendo nada menos que al radicalismo de Moisés Lebensohn. Los conducía Juan Manuel Seisdedos Martín, senador provincial, oriundo de la localidad de los hermanos Duarte y de Moisés, intransigente en su solidaridad con Reyes. En Lincoln, pueblo natal de Cipriano, el pronunciamiento fue terminante en el sentido de adhesión y apoyo a la actitud del diputado Cipriano Reyes. La entusiasta asamblea envió a Juan Sorsarburu a llevar la solidaridad a La Plata.55 En pueblos como Baradero, la junta renovadora (la otra fuerza que apoyó a Perón), no logró juntar siquiera decenas de votos, 52
El Día. Documentos en poder de Ariel Kocik, ignorados por SG. 54 El Día , meses de 1946. 55 Documentos de Ariel Kocik, ignorados por SG. 53
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contra miles laboristas. En Caseros, literalmente, los renovadores no habían pasado los 20 votos. Otro tanto (decenas de votos) en Alvear, Madariaga, Maipú, Saavedra y San Andrés de Giles, el pueblo de Héctor Cámpora. La diferencia entre laboristas y renovadores era abismal en los distritos obreros como Berisso, Avellaneda, Cuatro de Junio (Lanús), Lomas de Zamora y Matanzas. Definitivamente el laborismo era el gran caudal electoral que torció el resultado en 1946, venciendo en pueblos donde nunca habían perdido los radicales o los conservadores. Decenas y decenas de centros partidarios desconocían ahora la orden de disolución, solidarios con Reyes, vía despachos telegráficos, llamadas telefónicas y viajes de delegados. Unas trescientas adhesiones en total de localidades, pueblos y barrios diferentes.56 A quienes los llaman “elementos díscolos” y les prometen “las más severas sanciones”, les recuerdan que son el núcleo que militó el tri electoral. En el verano de 1947, un diario de Tandil reflejó con fotos un acto de Reyes con notable asistencia y duras críticas para la gobernación Mercante. En la cúpula del partido hubo abandonos. Se discutía si muchos de los que se fueron habían merecido sus cargos, brindados para unir al movimiento obrero. En la base podía notarse otro ánimo.57 En el laborismo, recuerda Manuel Fossa, “no hubo privilegios para quienes habían organizado la histórica jornada (del 17 de octubre), ni exclusiones para
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Gay, Luis. Ob. Cit. S. Reyes: El señor diputado Montiel tiene esa banca porque yo lo puse en una lista, desgraciadamente equivocándome. Sr. Cleve: Eso es cierto Sr. Reyes: En nuestro congreso partidario, al señor Montiel no lo conocían ni los trabajadores que se incorporaban a nuestro movimiento político. (Diario de sesiones de Diputados, 4 de julio de 1947). Agregaría Cleve: “Los hombres del Partido Laborista le regalamos la banca”. 57
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quienes defeccionaron en esa oportunidad. Así pasaron a integrar las listas para las elecciones tanto los unos como los otros, que en adelante resultaron ser quienes mejor aprovecharon las oportunidades.” El optimismo y el entusiasmo parecían intactos. Las traiciones no nos han castrado de principios ni de combatividad , decía Reyes. La delegada del frigorífico Swift, María Roldán, ofrece su testimonio para Daniel James. María ayudó a armar el Partido Laborista y salió de gira por la provincia, que en cuatro meses vio seis mil actos de una nueva fuerza, en una campaña a puro pulmón, popular como nunca. Desafiamos a que nos demuestre lo contrario, cualquier partido político argentino , dirían. Si en el calor tucumano los laboristas hacían campaña a lomo de mula, en Berisso, el gran La Plata y el gran Buenos Aires, cabeza del gremialismo y cuna del partido, militaban en trenes, camiones, autos y hasta en bicicletas. Recuerda María Roldán: "Una noche, mientras hablábamos esas cosas así a la deriva, se empezó a dibujar el Partido Laborista en una cajita así que la señora de Reyes le había comprado a la nena unos zapatitos, hizo así como unos triángulos, como unas diagonales, como está La Plata trazada, y en el centro la central laborista.” Continúa: “Fue como un contagio el Partido Laborista. Hubo gente que vendía el caballo, el sulki, que ponía todo lo que tenía para hacer un local. (...) Quiero decir que fue la primera emancipación donde el obrero descargó todos sus dolores, sus malestares, sus ansias de vivir mejor, sus luchas, fueron las primeras luchas con el Partido Laborista, tal vez las más peligrosas, las más arriesgadas, tal vez las más divinas porque incluso no se salía, uno se lanzaba a la lucha y no había algo que pudiera decir si puede ser, íbamos a la deriva como un barco sin timón." No bastaba un sindicato fuerte, urgía un partido obrero con algún hombre en las
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Cámaras, "que en este caso fue Reyes". Señala María: "la doctrina del laborismo es una doctrina muy parecida a la de Jesucristo, siempre ayudar al más débil." Convenció a compañeras eslavas comunistas de que tal era el instrumento de las masas argentinas. La acusaban cuando hablaba en tribunas: "Esa señora debe ser comunista". Y respondía: "No, querido compañero, yo soy laborista".58 Dora Roldán recuerda los apasionados debates, casi a los gritos, de María con Cipriano y otros dirigentes de acción en el sindicato de la carne.59 Carlos Arol Echenique recordó: “En la primera hora fue el Partido Laborista el que llamó a los trabajadores para lograr y defender las conquistas que la situación reclamaba. No nos engañemos, el laborismo no fue un error como algunos creen y difaman con malas intenciones, sino por el contrario, fue el acierto más completo del movimiento obrero argentino... El laborismo quiso mejoras inmediatas, y mejores condiciones de vida para su pueblo, pero no quiso personalismos, ni jefes, ni endiosamientos de personas, sólo luchó para la democracia, la libertad, y defendió sus principios y derechos”. María Roldán habla de la ruptura con Perón: "Tanto que se hizo y tanto que se dijo del laborismo, y tanto que lo quisimos al laborismo, y que de un momento a otro desapareció, también nos conmueve grandemente, este es un punto final como dicen ahora los políticos radicales que no debía haber ocurrido, bueno, la verdadera historia, porque a la historia no se la puede borrar, es que de ahí del laborismo nace el Partido único. Nosotras las mujeres laboristas hicimos hincapié
James, Daniel, Doña María. Historia de vida, memoria e identidad política , Buenos Aires, Manantial,
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2004. 59 Entrevista de Ariel Kocik con Dora Roldán.
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para que el laborismo siguiera en pie, pero desgraciadamente fue entregado, no sabemos a quién ni qué pasó, lo que sabemos es que fuimos a nuestro local y no estaba más el letrero y no existía el local del Partido Laborista. Nosotros dimos lo mejor de nuestra vida, no solamente María Roldán, hubo hombres que vendieron el autito, la casa, hubo hasta separaciones matrimoniales por hombres que siguieron al laborismo, otros la bicicleta para poder ir a pegar carteles, y ganamos un 24 de febrero por amplia mayoría. (...) En esa fecha ganamos en lugares que nunca habían perdido los conservadores, creo que en Tandil les ganamos por diez mil votos, nada de cien, doscientos votos, fuimos hasta la frontera con Bolivia, la frontera con todos lados. Con Cipriano Reyes nos quedamos quince días en cada provincia. Cuando de repente desapareció, había gente que lloraba, pero era fuerza mayor. Reyes se fue del Sindicato de la Carne, donde vivía con su esposa, que en paz descanse, falleció, pobre Clementina, era una santa mujer, y su hija”. Insiste: "No podía creer que Perón borrara el laborismo, no podía creerlo, para mí era una cosa que no tenía que ser, porque yo recorrí el país muchas veces gritando ’Viva el Partido Laborista’, ’Viva Perón’. Mucha gente vendió su casa, se separaron de sus esposas, muchos vendieron rifas para juntar plata para pegar un mural de propaganda, y entonces pensaba: ’¿cómo pueden borrar todo esto así nomás?’. (...) Cuando Perón borró el laborismo lloré mucho porque era algo nuestro, era nuestro sacrificio... años de jugarse la vida y de ver a muchos compañeros muertos". Sugiere que "había hombres grandes llorando, que no podían creer que Perón hiciera una cosa semejante". Es un capítulo que muchos de su generación conocen: "Si un partido en el cual milité, que llevé a un hombre como presidente, que hablé un 17 de octubre para él, que me he jugado la vida
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(...) y veo eso, pienso: ’Él no va a desconocernos, a ignorarnos’, pero nos desconoció a todos en un momento dado."60 Haroldo Gutiérrez, que se decía "un peronista de toda la vida", cuando James le preguntó por la prohibición del laborismo en 1946, "sacudió la cabeza y, con lágrimas en los ojos, contestó: ’eso nunca debería haber pasado’".61 Cipriano, más directo, afirmó que aquella orden "fue el nacimiento de los López Rega, de los Lorenzo, de tantos siervos que debía besarle el ruedo del vestido a Evita para seguir recibiendo el dinero a carradas de las afiliaciones".62 “No hicimos el 17 de octubre para tiranos ni patrones” Los actos laboristas del 17 de octubre de 1946, en rebeldía con el gobierno, lograron una asistencia notable, sin propaganda y bajo amenazas, pues no había peor disidencia que la de los testigos del ascenso de Perón, los de la primera hora. La masa obrera fue convocada sin antelación. El gremio de la carne, por ejemplo, se hallaba volcado a su lucha con los frigoríficos, sin tiempo para fiestas. La crónica del diario El Día comparó el acto de Reyes con el acto de Mercante, ambos en La Plata, el laborista en la Plaza Italia y el oficialista en la Plaza San Martín, ambos muy cerca. “Un raro fenómeno climático hízose presente en un tramo tan corto de la ciudad. No era igual la ‘temperatura’ en la plaza San Martín que en la Plaza Italia. La espontaneidad y el entusiasmo de ésta, contrastaban con la circunspección y el recato que la apreciable cantidad de
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James, Daniel. Ob. Cit. James, Daniel. Ob. Cit. 62 Testimonio para El Día , de La Plata. Archivo de Ariel Kocik. 61
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empleados administrativos impuso al acto donde, se había anunciado, hablaría el jefe de la gobernación bonaerense. En cuestión de cifras, el veredicto se inclinaba por cierta paridad, aunque desviando el fiel de la balanza hacia la plaza Italia. No obstante debieron contarse muchas más “delegaciones” en la plaza San Martín, si los carteles que por docenas lucían –todos pintados por la misma mano, con los mismos colores, idéntica tela y clavados a palos de similar procedencia, si estos carteles, decíamos, respondían en la realidad a una presencia física acorde con su representación. Esto último no quedó fidedignamente documentado, porque no puede generalizarse sin suficiente prueba el caso de los portadores del cartel de la Federación Universitaria Revolucionaria…” En el acto laborista, Francisco Suárez Izcúa recordó el sublime momento en que “nos poníamos a la cabeza de las fuerzas obreras, para arrancar de las garras de la oligarquía a quien, por entonces, teníamos como el crisol de la justicia social en la Argentina.” Y anunció: “Pocas veces ha sucedido lo que ha ocurrido con el partido Laborista en la provincia de Buenos Aires, que colocó desde el gobernador a la mayoría parlamentaria y luego esos mismos hombres, muchos de los cuales ocupan puestos que nunca soñaron conquistar, nos vuelven las espaldas. Los que tomamos la dirección del partido, les decimos: el laborismo no sabe tocar retirada, marcha siempre adelante.” Advirtió que los acomodados esgrimían el “puñal florentino de doble filo de la traición por la espalda”. El senador Juan Manuel Seisdedos Martín denunció que el gobierno buscaba crear una conciencia adicta comprando diarios y escribas mercenarios. María Roldán
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afirmó que las mujeres laboristas tenían "una actitud heroica que hoy declinan los hombres que caen de rodillas ante las migajas del presupuesto". Por su parte, Cipriano Reyes disparó contra los “camanduleros y disfrazados del acto frío y hosco de la Plaza San Martín”, a quienes llamara “los muertos que caminan”. Afirmó: “Nosotros nunca hemos mentido al calor oficial ni queremos beneficiarnos políticamente, si para eso hay que traicionar.” A diferencia de los otros, decía, “no le hemos pedido al gobernador, ni al feje de policía, ni al director de escuelas que amenace a los empleados para que vengan a nuestro mitin. Entendemos que no se puede gobernar un país con amenazas.” Atacó al director de Escuelas, quien estaba cómodo en su “puesto usurpado” pero no “en el corazón de las madres y del pueblo, que lo apunta con su dedo acusador”. Afirmó: “Nuestro movimiento vino a marcar una nueva era política. Vino a traer el programa de justicia social, por el que se luchó tantos años. Pero nos encontramos con que en el primer mensaje a la Magistratura, leído por el gobernador de la Provincia, coronel Domingo A. Mercante, fruto del movimiento laborista, declaraba públicamente que iba a ser el afiliado número uno de los muertos que caminan, de ese conglomerado amorfo de traidores de muchos partidos. También nos dijo en la época de la euforia, cuando se lo proclamó candidato a Gobernador en el Congreso Laborista: ‘Confieso como hombre y como soldado que he de morir para defender al Partido Laborista’.” Expresó que sentía “lástima por esos parásitos, tránsfugas y felones” que “militan siempre en las filas de los acomodados”. Señaló que los laboristas no le habían pedido gratitud ni limosnas al gobernador, porque no habían hecho la revolución para él sino para el pueblo. Cipriano censuró al enemistad con los estudiantes y
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rechazó expresamente la frase “alpargatas sí, libros no”, pues el pueblo también ansiaba su superación cultural. Recordando la jornada de 1945, Cipriano mencionó ante la plaza, la infructuosa búsqueda de Angel Borlenghi, ahora ministro, quien en octubre anterior “seguía conspirando contra Perón, con Avalos y con Vermengo Lima.” Ya había denunciado Reyes que Borlenghi conspiró en la calle Tres Sargentos con gente como el coronel Suárez y unos obreros gráficos. Tampoco Mercante tuvo contacto con el núcleo decidido. Explicó Reyes: “Cuando se lo detuvo el 15 de octubre de 1945, Suárez Izcúa y yo llegamos hasta su domicilio”. Entonces le dijeron a su esposa Elena: “Todos los detenidos saldrán en libertad o se incendia Buenos Aires.” También se ocupó de la CGT y de su presunto papel: “¿Con qué derecho viene la CGT a celebrar el 17 de octubre, si no quería la huelga y le importó diez cominos Perón ni Mercante. Y Mercante, ¿cómo puede festejar el 17 de octubre, si él no intervino en el movimiento?” Afirmó Cipriano que si habían mandado algún espía, que subiera y comprobara la gran concurrencia “sin necesidad de dádivas” ni amenazas a empleados públicos, de los cuales muchas cabezas ya habían sido solicitadas en La Plata. Denunció que la policía no hacía nada por parar el juego clandestino, que implicaba directamente a funcionarios. “Señor jefe de policía: la gente del partido único juega en Berisso, en Junín, en Mercedes, en Las Flores, en Dolores y Necochea…” En otro orden, volvió a denunciar a los Mercante: “Nosotros, que hemos venido luchando contra el nepotismo, recordamos que el coronel Mercante nos dijo: ‘Ni un puesto de cochero le daría yo a mi hijo’. Y nos encontramos con que el coronel Mercante ha colocado a su hijo como introductor de embajadores
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en la Provincia; y creó una repartición especial para Alejandro Mercante; denominada Turismo y Pesca, h ace turismo en el mar del Presupuesto y pesca los pesos depositados por el pueblo.63 Director de Higiene es Héctor Mercante, ministro de Obras Públicas, Raúl Mercante, y otros familiares más sido empleados, como Hugo Mercante, que es funcionario de la Secretaría de Trabajo y Previsión.” La ironía popular hablaba de una “Flota Mercante” en la gobernación. Por último Cipriano le pidió al jefe de policía, coronel Adolfo Marsillac, que volviera al cuartel y devolviera los sueldos al pueblo, pues sus dos cargos eran incompatibles por ley. Ya lo había acusado por atentados contra los obreros de la carne. Reyes cerró el acto en la Plaza Italia con “una emocionada exhortación” a luchar por la justicia y la libertad, con vivas a la clase obrera.64 Para entonces, el gobierno de Mercante ya se había apropiado del diario El Laborista , cuya edición destacó, entonces, el presunto papel central que jugara “el gringo” el año anterior, así como El Líder señaló que su director, Ángel Borlenghi, “iba y venía” pidiendo la libertad de Perón.65 Los protagonistas reales pensaban exactamente lo contrario. Al año siguiente, en 1947, la propaganda incluiría a Evita entre los que “hicieron” el 17 de octubre. Con el tiempo, nadie faltó a la cita, como dijo Oscar Troncoso.
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Esta frase sólo puede leerse segmentada en el libro de Capital Intelectual, pues SG la ignora. Respecto a la conspiración de Borlenghi junto al coronel Pomar, previa al triunfo de Perón, ver diarios de sesiones, documentos del año 1946, declaraciones de diputados radicales y de Cipriano Reyes en el Congreso y en actos públicos. Ver El Día, La Nación , etc. 64
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Ver: Plotkin, Mariano, Mañana es San Perón. Propaganda, rituales políticos y educación en el régimen peronista (19461955), Buenos Aires, Ariel, 1993.
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Al cabo del acto laborista en La Plata, un poco más tarde, el mismo partido hizo otro acto en la Plaza Congreso de Buenos Aires. Recién llegado del sur, insistentemente aclamado por el público, Cipriano Reyes afirmó: “Yo no sé por qué el gobierno ha querido darle un sentido oficialista al 17 de octubre, cuando en realidad no lo hicimos para elevar a tiranos ni patrones, sino como un movimiento democrático por la emancipación de los trabajadores y el pueblo argentino”. Ya se había leído una nota de George Michanovsky, de la federación obrera estadounidense, que destacó a Reyes y al laborismo. Ya habían hablado dirigentes como José Perrone; de San Martín, Adolfo Martínez; de Santiago del Estero, y Sara Sastre; de las mujeres laboristas. Agregó Cipriano: “Yo les aseguro desde aquí que ninguno de los personajes que están en los balcones de la Casa Rosada festejando esta fecha estuvo o participaron de estos acontecimientos. Es necesario esclarecer ciertas cosas para que mañana ¡no se escriba la historia con la mano de los traidores! Pasamos por alto los agravios, porque no queremos descender de nuestras convicciones.” Continuó: “Seguimos la ruta trazada, no estamos contra nadie. Nos defendemos cuando se nos ataca.” Afirmó que en el pueblo argentino no permitiría que lo llevaran como un rebaño y en esa hora amarga, veremos el espíritu de San Martín erguirse . Junto a él estaba Vicente Garófalo, el sindicalista del vidrio y comisionado de Avellaneda, además de otros dirigentes. El líder laborista desvirtuó la imputación que le hacían por el crimen del estudiante Aarón Saimún Feijóo: “Dios algún día cortará la mano del asesino que quebró esa valiente voz de protesta.” Allí hubo contingentes de obreros de Avellaneda, Lanús, Loma de Zamora, Morón, San Martín, Vicente López, Mercedes y otros distritos, bajo una
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intensa lluvia. No faltaron los camiones de provocadores alrededor, siempre con la gentil actitud de la policía.66 Suele olvidarse que la convocatoria laborista era a riesgo de perder el trabajo, ser reprimido o secuestrado por una policía que torturaba como práctica rutinaria. Poco después Reyes describía “olas de hambre en las calles, donde caen desvanecidas mujeres y niños para esperar por un kilo de papas”. Tiros en La Plata En 1947, el diputado Cipriano Reyes, que es cristiano, se opone a la enseñanza religiosa en las escuelas y denuncia “torturas en presencia de Cristo”. El partido no se rinde y anuncia más actos en el extremo sur de la provincia. Paralelamente, por esos días era asesinado un canillita del diario La Hora en plena calle, entre otros atropellos. En lo político, advierte Reyes : “Sabemos que se viene operando un movimiento de política centralista, casi totalitaria, una política individual, por la que se pretende manejar mediante órdenes y contraórdenes. Eso es lo que está contribuyendo al proceso de descomposición del Partido Peronista.” Habla del laborismo: “Se lanzó un ucase para disolver a todos los partidos políticos. Nosotros no aceptamos tal mandato, porque era un atentado a la Carta Fundamental y a las leyes que conforman las instituciones que han de regir los destinos del país, ya definitivamente encauzado en la vía de la legalidad. No podíamos permitir que el Partido Laborista, con personalidad jurídica y política, tuviera que cambiar a sus elementos en forma dictatorial y personal… Se 66
El Día, La Nación, La Prensa , etc.
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pretendió romper por la fuerza… intentándose formar un partido único de la revolución… Espero que no se me tachará de vanidoso si recuerdo que hice una profecía ante nuestro Tercer Congreso Laborista, cuando me referí al conglomerado de los muertos que caminan. El mismo Presidente de la República me dio la razón al expresar que no existe más el Partido Único y que ahora habría un Partido Peronista, llenando él mismo la primera ficha. En esa oportunidad también dijimos que el muerto que camina ha cambiado de cajón, pues se trata de un conglomerado que no llegará a ninguna parte, por ser un movimiento que obedece a determinadas personas, que va a provocar una subversión institucional en las catorce provincias de la República.” En defensa del federalismo, proclama Reyes: ““El partido Laborista al que represento, desea dejar sentada, por mi intermedio, frente al problema institucional de la provincia de Córdoba, su posición clara y terminante de respeto a las autonomías provinciales que nuestra Constitución garantiza y constituye el mandato histórico de nuestro pueblo. Como nuestra historia lo registra en innumerables circunstancias, todas las veces que los conductores del pueblo argentino han querido desviarse de ese mandato popular, derivado de la idiosincrasia de nuestro pueblo, e incluso de la conformación de nuestro territorio, han sobrevenido luchas y conflictos, y la República nada ha avanzado en el afianzamiento y consolidación de sus instituciones… Las injerencias del poder nacional en los Estados provinciales, han sido siempre el botín de algunos de los allegados a los poderes centrales, han quebrantado profundamente la vida política… El Partido Laborista ha querido en todo momento ser el intérprete de las inquietudes, anhelos y reivindicaciones de nuestro pueblo, para sostener
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siempre el respeto de todas las autonomías. El vasallaje con que se intenta someter a Córdoba parece un embajador con un disfraz funesto para el Estado federal… Estamos contemplando el proceso de descomposición del movimiento llamado peronista. Ya va a ver el pueblo de Córdoba cómo le van a pagar... Córdoba es el pregón de avasallamiento de las demás provincias. La búsqueda de centralizar el poder, el control de toda la política desde el Poder Ejecutivo, se debe a que todavía no se ha podido realizar ni mediante la propaganda, ni con la falta de libertad, ni con la ausencia del derecho de reunión, no se ha podido realizar, repito, desde arriba, el partido oficialista que el actual poder apuntara en su política.” En un reflejo cíclico, el siglo veintiuno muestra una propaganda hegemónica y un “proyecto nacional” en torno al peronismo. Raúl Bustos Fierro, diputado peronista por Córdoba, confesaba su simpatía por Reyes en 1947, sin trasgredir a Perón.67 Enrique Álvarez Vocos, diputado y dirigente de de Luz y Fuerza que actuó el 17 de octubre, apoyó a Cipriano en nombre de su provincia. El “turco” Ramón Asís había intentado jugar a dos puntas, según decían en Córdoba.68 Los historiadores Félix Luna y Juan Carlos Torre aportaron detalles sobre esos “líos provinciales” donde los radicales y los conservadores lograban arrebatar posiciones a los laboristas, desplegando sus años de trenza y comité, con apoyo del poder central. Desde aquél discurso de Reyes, que alertó al país por el fin del federalismo, fueron intervenidas Catamarca, La Rioja, Santiago del Estero, Santa Fe y Corrientes. En otro orden, Reyes lamenta que el diputado Cooke propusiera “alumbrar el camino con llamas 67
Gambini y otros lo consideraron de los más aptos de la bancada peronista.
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Documentos conseguidos por Ariel Kocik.
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de cadáveres”. Dos días después del anuncio, una bomba deja muertos a cuatro militantes en un acto socialista en Buenos Aires, entre ellos Mario Roberto Port. A la semana siguiente, Ignacio Fontán, obrero de taxi de la zona, querido entre sus colegas, hace su primer viaje para llevar al diputado Reyes a la estación de La Plata y cae muerto por una ráfaga de ametralladora. Reyes guarda su sombrero perforado. Los asesinos esperaban al diputado laborista en la puerta de su casa de La Plata, donde su hija Teté se preparaba para la escuela.69 Algunos tiros entraron a la casa del vecino, Zulpicio Aramburu. La casa de Cipriano se llena de amigos y dirigentes del partido , como Manuel Fossa. Por la tarde, en la Legislatura provincial, el senador Juan Manuel Seisdedos Martín recordará que, al igual que en otros atentados contra Reyes, hubo balas calibre 45 de la policía, además de ametralladoras. Algunos laboristas de La Plata afirman que los asesinos estaban en un auto Ford o Mercury sin chapa, que hace propaganda oficial. En el Congreso Reyes le cuenta la noticia por teléfono a Ernesto Cleve, gremialista de La Plata, ahora diputado. Fueron amigos y luchadores desde temprano. Vieron alumbrar la figura de Perón.70 El Congreso está conmovido. Cleve recuerda otros hechos. Quienes piden “la cabeza de Sanmartino” obedecen a una consigna “del traidor Aureliano Hernández, condecorado por el dictador Franco”. Agrega que Hernández, líder de la CGT, es un delator de la policía. El radical Ernesto Sanmartino recuerda el atentado contra él mismo, hecho por “un súbdito español, 69
Entrevistas del autor a Teté Reyes. Testimonio familia Cleve.
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con frondoso prontuario policial, que levantaba jugadas clandestinas en las fábricas, amedrentando a los obreros”. Era Manuel Costa, servidor del mafioso Alberto Barceló, ahora cercano a Evita. El doctor Balbín recordó otros intentos algunos en su contra y señaló que el presidente pide medio millón de metros de cuerda para colgar gente de los faroles. Alberto Candiotti comparó el atentado a Reyes con el crimen de Giácomo Matteoti, a cargo del fascismo en las afueras de Roma. Bustos Fierro lamenta que la oposición primero demonizara a Reyes y ahora lo valore como conductor de masas. Cuando llega Cipriano, Ernesto Cleve lo estrecha en un “emocionado abrazo” y muestra el sombrero roto con la “marca de los asesinos”. También lo abraza Modesto Orozco, quien ya denunció la intervención a su propio gremio, el sindicato telefónico. Los radicales aplauden de pie. El presidente Ricardo Guardo concede la palabra al “diputado por Buenos Aires” . Reyes expresará: “Saben los mazorqueros a sueldo que no me asustan y estoy dispuesto a jugar la vida por la libertad del pueblo ( Aplausos ) Por una organización de trabajadores libre…”71 Prosigue: “La mano de Dios desvió a la mano traidora y han tronchado la existencia de un pobre obrero”. Varios se indignan cuando afirma: “Este atentado se hace en nombre del presidente de la república”. Cipriano mencionará incluso al “genio sublime de Sarmiento” al recordar que “las ideas no se deguellan”. Afirma: “Hemos venido observando con dolorosa impresión, que los discursos del presidente de la República –con el mayor respeto y la mayor consideración que nos pueda merecer el mismo ofrecen piola, garrote, revólver y violencia contra los que quieran oponerse a esta 71
Célebre frase que solo puede leerse segmentada en el libro de Capital Intelectual, pues SG la ignora.
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llamada y mentida justicia social de la política de estos tiempos. (¡Muy bien! ¡Muy bien! Aplausos ) Esto lo decimos con absoluta serenidad, con ese sentido de las cosas que prueba en estos momentos que nosotros, los auténticos laboristas, los que hemos podido perfilar nuestra acción y nuestra lucha en una doctrina política, en un movimiento social, estamos donde estuvimos siempre, estamos donde hemos creado nuestra fuerza, estamos en defensa de los derechos de la clase trabajadora y del pueblo, y no queremos que nadie se sienta superhombre ni Dios frente al pueblo, yendo contra su evolución histórica… No repudio el atentado por lo que a mí respecta. Estoy, como todos los diputados que algún día les dé por levantar la frente y concluir con los atropellos, esperando días tristes, que alcanzan a todos los hombres que luchan por el bienestar de todos los pueblos del mundo”. Reyes vuelve a decir que el ministro Angel Borlenghi ha traicionado al movimiento obrero y también a Perón, pues conspiró contra en la calle Tres Sargentos, junto a un militar. El diputado Gregorio Pomar confirma: “Me consta que el ministro del Interior conspiraba contra el coronel Perón.” Aflora un historial de atentados narrado por Cipriano: “Todos los diarios del país se hicieron eco de aquel famoso atentado a nuestro acto en Berisso, cuando gritaban ‘Viva Perón’, ‘Viva el Partido Único’, y nos descargaban los revólveres. (…) En Mar del Plata se creó análoga situación ante 10.000 espectadores que estaban en nuestro acto, contra los 150 del grupo de la CGT, en el que estaba el señor diputado Montiel, que tuvieron que suspender el acto por falta de clientela ( risas )… Toda la prensa del país se ha hecho eco del atentado en San Martín, cuando tiraron cuatro balazos sobre nuestra tribuna, gritando ‘Viva Perón más que nunca’, mientras descargaban las armas. No fue siquiera preso el que cometió
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el último atentado en San Martín, sabiendo quiénes eran los que gritaron y tiraron y donde estaban porque nosotros facilitamos a la policía domicilio, nombre y apellido. No es posible que el país siga viviendo este estado emocional doloroso e incomprensible. Si los señores representantes del gobierno están tan seguros de que el pueblo sigue aplaudiendo sus obras y sus fantochadas, no tienen por qué apañar a la jauría que sale a la calle a apagar la voz de los que piensan en forma distinta”. Dice a continuación Reyes: “Vemos cómo se execra a los hombres de la oligarquía para luego salir a firmar manifiestos en su favor; cómo se execra el fraude y luego se sientan en bancas de diputados los que son hijos putativos del fraude mismo”. En respuesta a palabras funestas de Cooke, Reyes afirma que la civilización apagó las hogueras de los bárbaros. Señala que si el gobierno estuviera seguro, no tendría por qué permitir actos criminales, o usar delatores como Aureliano Hernández, bandido empedernido y conductor de la CGT, en reemplazo del honesto Luis Gay.72 Finaliza afirmando “el sentimiento profundo, la doctrina, la corriente ideológica del Partido Laborista que es clamor de pueblo, inquietud de pueblo, esperanza y espíritu de pueblo; porque sin vanidad sabemos que Partido Laborista y pueblo son una misma cosa”. El Día reflejará: “Numeroso público se había congregado en la puerta de salida de la Cámara para esperar al señor Reyes. El diputado laborista agradeció el homenaje en breves palabras que provocaron una sostenida ovación, la que continuó mientras aquél se alejaba del lugar en automóvil.” En el entierro del taxista, Reyes afirmó: “Ignacio Fontán, estás en mi lugar”. Semanas después la oposición sufrió la clausura de un semanario muy 72
Documentos en poder del autor.
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leído: La Vanguardia , del partido socialista, cerrado por “ruidos molestos” que afectarían a los vecinos. El mismo año, el llamado partido único se convertía en partido peronista. El laborismo, clandestino La última medida del gobierno en 1947 fue dejar listo un partido peronista, con cierto corte militar. La orden para iniciar 1948 fue impedir que el laborismo concurriera a las urnas en marzo. Como una paradoja, el peronismo orgulloso de las proscripciones en su contra empezó su vida electoral en 1948 proscribiendo al laborismo, cuya personería política se arrebató a fines de enero, cuando estaba listo para el día de medir fuerzas, ya delimitados los campos, con el nuevo partido peronista, que así se llama ahora. La proscripción final llegó cuando el laborismo estaba en campaña en la calle. Se utilizó a seis empleados del ministerio del Interior, que usaron libros robados por la policía. El juez federal Oscar Palma Beltrán convalidó la acción (junto al doctor Romero Ibarra); luego silenciaría las torturas contra Reyes. Los reclamos del doctor Seisdedos Martín son rechazados por “injuriosos”.73 Sin embargo el movimiento laborista proseguía su marcha, “libre de todo personalismo, sin enconos ni rencores, con una doctrina y una personalidad propia”, que había surgido “del sufrimiento del pueblo”, según afirmaba su junta. Antes de la renovación legislativa de 1948, se le quitará la personería política al Partido Laborista. Desde entonces, ningún acto del laborismo fue legal.
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Beveraggi Allende, Walter, El Partido Laborista, el fracaso de Perón y el problema argentino , Bs. As., 1956 y fuentes de prensa
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“El Partido Laborista fue así privado de concurrir a elecciones de cualquier naturaleza, y más aún, convertido en agrupación política al margen de la pseudolegalidad reinante en el país”, recuerda Walter Beveraggi Allende. “Este inconcebible atropello solo puede interpretarse como la manifestación más clara de que Perón temía decididamente al Laborismo en las urnas. Perón tuvo positivo miedo de enfrentar al Partido Laborista y solo se creyó a salvo de una derrota espectacular cuando con los procedimientos arbitrarios y precipitados se le hubo impedido su concurrencia a elecciones”, sostiene Beveraggi Allende. Este último, nacionalista, acusado de fascista, llegó al partido en momentos duros, en 1947. Como miembro de la resistencia civil hizo contacto con Cipriano, a quien antes viera como un enemigo, por ser el hombre que más se había jugado por Perón. A través de Reyes fue conociendo a dirigentes laboristas y acabó por sumarse al partido. Conviene aclarar que esto sucedía en 1947, cuando el gobierno suponía ya haber apagado la rebelión laborista. Beveraggi sería torturado, escaparía del país, y el bloque peronista lo declararía privado de su ciudadanía argentina. “Traidores a la patria son vuestros amos, el tirano que os tiene a su servicio” , contestaría, agregando que a nadie representaban los hijos de la Constitución ilegítima de 1949 (denunciada con claridad por Moisés Lebensohn), puestos a dedo por el Presidente. Les recuerda que esa privación de ciudadanía por parte de serviles es un timbre de honor porque es la consecuencia de haber sabido defender a la república aún desde la cárcel y la tortura. En la estrategia de Perón pesaba un cálculo. Muchos laboristas, al no poder votar por su partido, votarían a candidatos peronistas como “un mal menor”, según se
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expresó en muchos centros laboristas, donde Reyes pulsó la opinión. En lo sucesivo, sobre todo después del encierro de Cipriano, se buscó el divisionismo , invitando a los obreros “a formar un ‘laborismo disidente’, que no sería molestado por la policía… siempre y cuando desplegara una ‘oposición constructiva’…” Agrega Beveraggi Allende: “Esos ofrecimientos arreciaron inmediatamente después de nuestro ingreso a la cárcel en septiembre de 1948, y tenían por principal objeto atizar un laborismo ‘colaboracionista’ y que ‘prescindiera de Cipriano Reyes’…” Se usó el nombre laborismo para nombrar a gente que había entregado al partido o se había dejado sobornar, sugiriendo que los “complotados” y encarcelados, sus dirigentes más firmes, eran subversivos o empleados del extranjero. El diario El Laborista , vocero en sus meses iniciales, fue puesto al servicio del partido único y del peronismo, de la mano Ángel Borlenghi, usando su nombre y su lema “Una Nueva Conciencia en Marcha”. Se generaba la idea de un laborismo dulce, que no contradijera a Perón. El régimen no habló más de los laboristas encarcelados. Eran “Reyes y sus cómplices” o “los complotados”. No salían en la prensa. Otra versión afirma en 1948 Perón le ofrece al laborismo, como un último llamado, algunos ministerios y puestos de privilegio si se integra mansamente al gobierno. La propuesta de Perón recibiría un categórico rechazo que arroja por tierra cualquier acusación de oportunismos a sus dirigentes. En gremios donde hay conocidos laboristas, la amenaza consiste en separar a esos delegados o perder mejoras laborales. Beveraggi Allende describe “un siniestro plan para suprimir totalmente la acción pública del Partido Laborista y silenciar a sus dirigentes, particularmente a Cipriano Reyes, cuya popularidad se acrecentaba
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constantemente y cuya palabra esclarecedora iba restándole día a día miles de partidarios a Perón entre los integrantes de la masa trabajadora.”74 Afirma además: “Jamás Perón se animó a medir fuerzas con el Partido Laborista que lo había repudiado”, relata Beveraggi Allende . Este testimonio podrá ser matizado y evaluado en su medida, pero lo cierto es que se amalgama con hechos y testimonios, como detenciones, castigos policiales, deportaciones y relatos coincidentes de otras víctimas. El laborismo estaba intacto. Aún ante los mayores riesgos, todavía realizaba actos en Mar del Plata, Córdoba, Santiago del Estero y Buenos Aires, y contaba con defensas en Santa Fe. En la rebelde Corrientes los hombres de Perón debieron hacerle un grosero fraude. Nunca se explica por qué, si el laborismo no era una fuerza importante como hasta hoy repite la narración oficial más propia del peronismo no se permitió el veredicto de las urnas. Los medios oficiales no lo reflejaban, y a veces se privilegia la propaganda de un régimen sobre el testimonio de sus víctimas. Lo que parece a la vista, es que Perón no halló otro argumento que las cárceles y las torturas para sacar a Reyes del medio. “Obreros que nada pedían y todo lo daban” Los testimonios existen. Carlos Arol Echenique, laborista de La Plata, nacido en Chivilcoy, identificado plenamente con Cipriano Reyes, brindó detalles: “Vinieron las elecciones del 24 de febrero de 1946. Amplio triunfo del Partido Laborista Argentino pero luego nos dimos cuenta de la gran traición de Perón. Beveraggi Allende, Walter, El Partido Laborista, el fracaso de Perón y el problema argentino , Bs. As.,
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También nos dimos cuenta que como sindicalistas éramos muy buenos, pero como políticos teníamos poca experiencia, y que no se podía obrar de buena fe. La orden de Perón fue tan perversa como terminante. Ordenó que la disolución de todas las fuerzas políticas que lo habían apoyado en su elección y la conjunción de las mismas en un solo partido denominado ‘Partido Único de la Revolución Nacional’; con el solo fin de desligarse de los principales dirigentes laboristas que no compartían con él, debido a su gran personalismo y decisión de querer hacerlo todo por su cuenta, como si el Partido Laborista no fuese un partido organizado y democrático, donde había autoridades que respetar, decisiones de congresos previos; como si no existiera una carta orgánica, la que había que respetar y hacer respetar en todos sus puntos. Las primeras divergencias surgieron como es del domino público cuando Perón quiso imponer la fórmula Alejandro Leloir y Atilio Bramuglia para la gobernación y vicegobernación respectiva, en la provincia de Buenos Aires. Fue cuando se chocó con Cipriano Reyes y Luis F. Gay como con los demás de la Junta Nacional Laborista, que sostenían la tesis democrática que los candidatos tenían que surgir de las convenciones partidarias, y no podían ser elegidos ‘a dedo’ como pretendía Perón. Recordarán que en esa oportunidad se impuso la tesis democrática del Partido Laborista recayendo la candidatura del coronel Mercante para la gobernación de la provincia de Buenos Aires y Machado para vicegobernador. Estas divergencias políticas previas a la elección le dieron la pauta a Perón de que los miembros del laborismo no se prestaban ni se prestarían nunca a su juego; pero lo más importante era para él ganar la elección fijada para el 24 de febrero… y luego al diablo con todos los dirigentes que no se sometieran a sus fines y decisiones personales. Fue así que en elecciones brillantísimas se impuso el Laborismo, el 24 de febrero, por su parte
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Perón, ya no necesitaba más del Partido Laborista, y vino la gran traición de Perón al movimiento laborista y no como sus subordinados decían que Cipriano Reyes traicionó a Perón. Reyes no estaba solo, tenía mucha gente consciente con él, pero era gente de pueblo, obreros y dirigentes gremiales que se mantuvieron firmes en el Laborismo. Obreros que nada pedían y todo lo daban. Obreros que se forjaron un ideal y no “arribistas” como todos los Diputados y Senadores Nacionales y Provinciales que se dejaron llevar como ovejas, como inofensivos animalitos de cuatro patas, como dijera el diputado por San Pedro, Yesid Yanzón, en el último congreso Laborista realizado en el Coliseo Podestá, cuando todavía quedaban unos cuantos dirigentes y senadores del Bloque Laborista, pero que no obstante sus promesas de fidelidad al partido fueron saltando el cerco, quedando en definitiva muy pocos ciudadanos electos por el Partido Laborista y fieles al mismo, que supieron resistir con altura y patriotismo la opresión dictatorial y antidemocrática de Perón… A Cipriano Reyes le hubiera resultado muy cómodo ‘tomarse el avión’ con los cien mil pesos que le ofrecieron por su silencio conjuntamente con el compañero Dardo Cufré, pero ambos, sin ninguna garantía por parte de la policía, con respecto a sus vidas, resolvieron quedarse en su patria: este era su lugar. Si morían lo hacían en su patria como auténticos argentinos por una causa de argentinos”75 Echenique tomó partido por la reconciliación y la amnistía sindical en 1955, denunciando duramente a los “charlatanes” que venían de la Unión Democrática.
Echenique, Carlos Arol. El Partido Laborista y el obrero argentino. La Gráfica. La Plata. 1956. Libro
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conseguido por Ariel Kocik, nunca visto por SG.
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El sindicalista Juan Manuel Fossa, diputado laborista, aliado leal de Reyes, explicará: “La independencia, la democracia y la libertad de tomar determinaciones por su cuenta que caracterizaba al Partido Laborista no fueron del agrado de Perón, quien, imbuido del criterio verticalista, que impera en los cuerpos militares, donde la mayoría queda obligada a la obediencia porque no tiene voz ni voto. Esta tendencia del laborismo se puso de manifiesto cuando, los delegados de la Provincia de Buenos Aires, al discutir con los representantes de la Junta Renovadora y al no poder lograr un acuerdo satisfactorio resolvieron dar por terminadas esas gestiones y presentarse con lista propia en las elecciones del 24 de febrero de 1946. Resultaron inútiles los esfuerzos de Perón para que se reviera esa medida; pues nosotros argumentamos que esa había sido una resolución de nuestro Congreso Partidario, y que solamente otro Congreso podía modificar, puesto que los dirigentes no hacíamos más que cumplir las decisiones de la mayoría. Fue un duro golpe el que dieron al personalismo de Perón los laboristas de Buenos Aires al demostrar tan amplia independencia de criterio, y si bien, porque así convenía para no agravar la situación admitió lo actuado, reaccionó violentamente el 23 de mayo cuando poniendo de manifiesto su vocación autoritaria declaró por sí la disolución de los Partidos que le habían dado el triunfo. Quizás sea esa determinación la que marca el apogeo de Perón y el principio de su decadencia, porque al pretender monopolizar el manejo de las fuerzas que lo habían encumbrado, las fue debilitando y quitándoles la significación que debieran haber tenido a lo largo de su gobierno. Veamos sino: disolviendo el Partido Laborista anuló la representatividad de sus dirigentes, que en su mayoría habían sido los gestores de la jornada del 17 de octubre a la que Perón debía su restitución en el poder. Sin embargo no pensó que aquél
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movimiento fue posible porque esos dirigentes habían actuado por su cuenta, con espontaneidad, independencia y energía suficiente para organizar un movimiento impresionante, que prolongado a través del Partido Laborista demostró ser mayoritario en el país.” Fossa no niega “realizaciones” del régimen de Perón, que no quedaron en el papel, como las escuelas, el deporte y los policlínicos.76 Los “complotados” Reyes ponía a consideración del pueblo la decisión de resistir. “Era el desafío de la dignidad civil contra la indignidad del despotismo. Nuestra lucha era tesonera y cargada de incertidumbre. No sabíamos cómo ni cuándo caeríamos en el camino. Nos hacían llegar ofertas dadivosas por nuestro silencio y para que nos incorporáramos al bloque oficialista, con la consabida amenaza de muerte si nos atrevíamos al rechazo. Era sí o sí. En el recinto comenzaron enseguida los ataques verbales contra mí. Fuera del Parlamento se sucedían los atropellos a nuestras tribunas partidarias, las persecuciones personales y los ataques a mano armada a nuestros centros políticos, asalto y pillaje contra nuestros sindicatos, detenciones y secuestros de dirigentes y delegados obreros. La acción oficial fue creciendo hasta imponer absolutamente el vasallaje político y gremial, con el aplauso general del rufianismo que ya se presentaba desembozadamente como factor de poder”. Agregaba: “Ya era clara la acción de un gobierno que con intriga y compra de conciencias implantó el despotismo, cayendo en peores vicios que los del sistema desalojado el 4 de junio de 1943… Pusimos nuestra acción
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Archivo Manuel Fossa, gentileza de su familia. Documentos conseguidos por Ariel Kocik.
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parlamentaria, nuestro pensamiento, e incluso nuestras vidas, al servicio del pueblo y de la patria, soportando varios atentados criminales por defender esa hermosa causa en la que muchos se cobijaron y luego la traicionaron”. Al concluir su mandato los legisladores laboristas, marchan a la cárcel o a la sala de torturas. Juan Manuel Seisdedos Martín es encarcelado por medio del juez Oscar Palma Beltrán. Corre setiembre de 1948. Cipriano Reyes es acusado de poner bombas para asesinar al Presidente y a Eva Duarte –con inconsistencias en la acusación formal como acusar al ciego Luis García Velloso de montar explosivos, resultando capturado, encapuchado, torturado, desaparecido por un mes y cautivo sin garantías para su vida hasta 1955.77 En vez de tomarles declaración de inmediato, el magistrado Palma Beltrán apareció cuatro días después, cuando las torturas ya se habían consumado. Un diario oficialista señaló la “conceptuosa nota del presidente Perón sobre la estupenda pesquisa policial”. Además, Walter Beveraggi Allende señaló: “Lo que nunca se comunicó a la prensa, lo que la dictadura peronista silenció meticulosamente, fue el encarcelamiento y las torturas que simultáneamente se impusieron a más de cien dirigentes sindicales de la Capital Federal y Provincia de Buenos Aires, vinculados al Partido Laborista.” Va en línea palabras de Ricardo Balbín, respecto a secuestros ocultos: “Las persecuciones de abajo no trascienden; la detención de obreros no encuentra columnas en los diarios; las huelgas sojuzgadas no tienen resonancia; apenas si las tienen aquellas cuando los Reyes, Cipriano. La farsa del Peronismo , SudamericanaPlaneta, Buenos Aires, 1987. El legislador Eduardo Colom , leal a Perón, al punto de montar una campaña de prensa contra Reyes, expresa que el proceso “resultó infame, puede calificarse de monstruosidad jurídica. La verdad es que Perón lo mantuvo preso porque le tenía miedo. Cipriano había jurado matarlo y le sobraban agallas como para hacerlo". Gambini, Hugo. Historia del peronismo (Volumen 1). Vergara, Buenos Aires, 2001. 77
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hombres que van presos interponen un recurso; y una Cámara recibe la orden desde arriba de aplicar el decreto ley más brutal que tiene la república”.78 Un testigo de ello es el trabajador Américo Romero, sindicalista maderero y simpatizante radical, ferozmente torturado por la policía. El chileno Eduardo Seijo, gremialista de la madera y dirigente laborista, fue secuestrado (se presentaron recursos de hábeas corpus patrocinados por Atilio Librandi) y deportado al país trasandino.79 A Cipriano Reyes lo capturaron la noche del 23 de setiembre, en la casa de Walter Beveraggi Allende, avenida Quintana 24 de la capital federal. De entrada hubo golpes de puño, insultos y las “pullas más soeces”. En la puerta de Leyes Especiales (la vieja guarida del comisario Racana) , una turba gritaba “¡A la horca!” . Luis Eugenio García Velloso fue sustraído de su domicilio en Tinogasta 3043, junto a su esposa Lía Spangenberg y la joven Lidia Riquelme , llamada a protagonizar una dramática historia en las cárceles del peronismo, torturada por el director penal Roberto Pettinato y sus cómplices. Luis Rojido, presidente del laborismo de Mar del Plata, fue detenido en su ciudad , donde vivía en la calle Rivadavia. La prensa oficial celebra que se fraguara el “plan subversivo” y advierte que se capturaron armas de largo alcance, proyectiles y explosivos. Aparecen fotos con “el arsenal” hallado en Berisso, que hizo el 17 de octubre pero ahora luce como el centro de la insubordinación. El sacerdote Víctor Farías es arrancado de su casa de Quilmes, en la calle 25 de Mayo. Otro cura de esa zona, también detenido, fue Fidel Moreno.
Discurso por la expulsión de Ernesto Sammartino. Entrevistas de Ariel Kocik al doctor Librandi.
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En Berisso hubo una barrida que incluyó a luchadores gremiales como María Roldán o Ricardo Giovanelli. El ex delegado Luis Jorge recuerda a Giovanelli, quien vivía en la calle Génova 4736, tirando del uniforme de Perón en reclamo de las mejoras laborales. De no conseguirlas, “¿cómo vuelvo a Berisso?”, explicaba. Héctor Reyes, Tito , hermano de Cipriano, se sumó a las víctimas de las
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redadas. También cayó Dardo Cufré (y su hermano Ramón, que estaba enfermo), quien permaneció preso desde 1948 hasta 1955.81 Otra víctima fue el gran luchador anarquista Antonio Gérez, orador en el grandioso acto junto a Perón en 1944. Naturalmente, eran gente de acción gremial y tenían muchas detenciones. A Giovanelli se le secuestró un revólver y la policía de La Plata recordó sus entradas policiales. También fueron detenidos Gumersindo Viso, Carlos Alem, Juan Carlos Latorre y Raúl Angel Bulacio. Se llevaron a Clementina Salguero, esposa de Cipriano Reyes, a su hija Argelia ( Teté ), de 14 años, y a los mozos de su almacén de Gonnet.82 La casa de la familia Reyes fue invadida y ocupada por los policías. Mientras los gremios oficialistas se hacían eco en la Plaza de Mayo del “complot de Cipriano Reyes para asesinar al Presidente y a su esposa”, la primera dama pronunciaba un emotivo discurso en el balcón de la Casa Rosada, repudiando a quienes “querían matar a una humilde mujer”. A su vez Perón acusaba a los “complotados” de estar pagados por el oro extranjero. En tanto los acusados, protagonistas del 17 de octubre, vivían una “antología del horror en las cámaras de torturas”.83 En el palco oficial estaban, entre otros, el general Filomeno Velazco y el comandante Guillermo Solveyra Casares, jefe de 80
Testimonio de Luis Jorge para Ariel Kocik. Diario El Laborista . 82 Testimonio familia Reyes para Ariel Kocik (aunque Senén González lo cita como si lo hubiera hecho él) 83 Diario Crítica , meses finales de 1955. 81
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torturadores, cínicamente presentado como “secretario de asuntos gremiales de la Presidencia”. Las víctimas fueron obligadas a escuchar los discursos del presidente, quien agradeció a la Providencia por haberlo salvado.84 El 24 de setiembre de 1948, según Beveraggi Allende, el diario La Prensa publicó un telegrama donde los encargados de la Embajada Argentina en los Estados Unidos felicitaban a Perón por haber descubierto la supuesta conspiración . “O sea que los diplomáticos peronistas eran videntes señala al respecto Beveraggi Allende, pues festejaban el 23 en el hemisferio norte la frustración de un complot que habría de descubrirse en Buenos Aires 24 horas después”. Era verdad: el telegrama publicado por La Prensa está fechado en día 23 de setiembre y expresa la “congoja de la comunidad argentina” por las noticias. Antes que en Buenos Aires se conociera el “complot”, los diplomáticos argentinos en Washington ya estaban al tanto.85 El diario El Líder , en manos de Borlenghi, señaló que los corresponsales del diario The New York Times en Buenos Aires, que preguntaron al ministro del Interior por los hechos, eran “espías del imperialismo”. El oficial Salomón Wasserman, verdugo de muchas víctimas, fue ascendido por decreto presidencial el mismo día que torturó a Cipriano Reyes, 25 de setiembre de 1948, felicitado por Perón públicamente, y días después recibido en persona por el Presidente, como él mismo contaría llorando.86 En el parlamento los diputados peronistas quisieron forzar un repudio al “complot” de Cipriano Reyes, pero Ricardo Balbín volvió a mostrar temple: se expresó por la paz y recordó que no 84
La Razón, meses finales de 1955. La Prensa, setiembre de 1948. 86 Diarios y documentos conseguidos por Ariel Kocik. 85
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pedía ventajas en la calle, a la que enfrentaba con valentía. “Sin odios ni rencores” Pese a sus discursos en sentido contrario, alguien recordó que la relación de Perón con los embajadores norteamericanos que sucedieron a Spruille Braden fue cordial, y que su gobierno no contradijo tanto a los Estados Unidos, en los conflictos internacionales (caso Guatemala), y sobre todo en la pelea con los frigoríficos extranjeros , a los cuales benefició con millonarios subsidios mientras eran secuestrados obreros de la carne. Por su parte, Cipriano Reyes quedaría preso hasta 1955. Al salir de la cárcel, muchos obreros de Berisso se fueron “casi en caravana” hasta su casa de La Plata para saludarlo. Cuando el laborismo recuperó la legalidad y se relanzó en 1955, despertó un entusiasmo muy fuerte, aunque nadie lo ha estudiado, acaso por rencores de ambos bandos. Se diluyó luego porque sus líderes, en especial Reyes, no querían ser prenda de división del país. María Roldán se reintegró a laborismo y salió de gira con Cipriano como en el 45’, por todos lados, con un entusiasmo increíble , como le contó a Daniel James. Todas las semanas había actos laboristas en pueblos y ciudades de Buenos Aires y del interior, desde Florencio Varela a Vicente López, o desde Azul hasta Pilar, cada pueblo con un centro partidario. Viejos dirigentes volvieron a rodar con Cipriano, como Ricardo Giovanelli (de Berisso), Víctor Visca (de Vicente López) o Gerónimo Schizzi (del puerto) y Héctor Reyes, hermano y compañero de luchas de Cipriano. En San Martín, Cipriano Reyes mencionó los excelentes recuerdos que esa barriada le traía, de la mano de María Roldán, quien instó a marchar con fe y esperanza. También habló Domingo Sierra, de la junta local.
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Hubo actos en todo el conurbano y en las provincias. El coronel Virasoro representaba al laborismo correntino. Los laboristas de Santa Fe estaban representados por Luciano Larguía y Miguel Revellino. En Lincoln seguía militando Juan Sorsarburu como en 1946. A Reyes lo tentaron con ministerios que rechazó. Su familia recuerda cuando los militares fueron a su casa. el primer reflejo fue creer que sería nuevamente detenido.87 En una cena, José Antonio García, laborista de Salta, afirmó: “Traigo el saludo cordial, sincero, leal y de gratitud de los laboristas salteños hacia Cipriano Reyes, apóstol de la democracia argentina y mártir insustituible de la lucha civil… quien todo lo ha dado en aras del santo ideal que abrazara… A Cipriano Reyes le corresponde el prólogo que en el futuro hablará la historia obrera argentina… En la lejana Salta, aún se siente repiquetear por sus caminos, montes y quebradas el credo laborista que Cipriano Reyes creara, en un glorioso 17 de octubre, y ahora robustecida por esa frase llena de humanismo y espíritu de solidaridad humana, cálida y serena, sin mezquindades ni inspiración de venganza, que pronunciara al salir de la cárcel, cuando dijera ‘sin odios ni rencores’…” Por su parte, expresó Reyes: “Nosotros marchamos firmes y seguros, porque hemos sufrido vicisitudes y tragado la saliva amarga, pero como hombre templado en todas las luchas, respondemos con las mismas palabras que dije al salir de la cárcel: sin odios ni rencores.” Alertó que “ya se está manoseando la democracia” y señaló: “Está vivo el espíritu del 17 de octubre que naciera en Berisso. Aquéllas tempestades trajeron estos vientos”.88 87 88
Testimonio familia Reyes para Ariel Kocik. Documentos conseguidos por Ariel Kocik, ignorados por SG.
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En el universo de peronistas marginados, nacionalistas, radicales, militares duros, extremismo, especialmente con la virulencia entre adversarios, Cipriano Reyes optaría por un progresivo retiro de la escena central, como “homenaje a la unidad nacional” y a la lealtad a la clase obrera, pues unos sacrificaron su libertad, y otros eran indolentes a sus urgencias. Afirmó que “nada ni nadie podrá vencer mi voluntad de unir a la familia argentina”. También alertó que las restricciones convertían a delincuentes en futuros héroes, en referencia a los burócratas de los gremios.89 Reyes se reencontró con viejos amigos como Ernesto Cleve. A Beveraggi Allende lo descartó por su tendencia contraria a la reconciliación. Carlos Arol Echenique afirmó: “los ladrones, los asesinos, los torturadores, los delincuentes a la cárcel, a purgar sus culpas, los demás ciudadanos, los honestos, los que están libres de culpa y cargo, los que no están manchados y nada se les ha probado, libertad para ellos, porque no es un delito haber sido peronista”. Agregó que el egoísmo de la clase privilegiada abrió el camino para la demagogia. Había necesidades, dolores y pobreza. La propaganda habitual de un régimen contrasta con los testimonios de los más perseguidos. En 1955 Cipriano Reyes reclamaba viviendas dignas, un publicitado logro peronista: “Así surgió ese inmenso Gran Buenos Aires que une a la ciudad con Florencio Varela y Ensenada, con Tigre, con Moreno, con Matanza. Ahí están viviendo varios millones de trabajadores. ¿Cuántos son los trabajadores del Gran Buenos Aires que no tienen vivienda más o menos dignas? No hablemos de grandes comodidades, sino de esas comodidades esenciales que hacen que los hijos puedan nacer y crecer sanos? He recorrido varias barriadas formadas 89
Diarios partidarios de la época y archivos de Cipriano Reyes. Diario El Laborista , verano de 1956.
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alrededor de grandes fábricas y como un contraste trágico aparecen al lado de esas fábricas los pobres rancheríos que el viajero veía en el interior del país… Han sido incorporados a las industrias, pero siguen viviendo como los peones de la peor estancia. Les falta agua, higiene, electricidad, y nada pueden sorprenderse si los hijos se mueren a los pocos meses de nacer o crecen enfermizos. Ha llegado de poner en el medio a este gran problema. Hay que edificar grandes barrios en todo el gran Buenos Aires con los fondos mal habidos de los funcionarios…Este es el deseo de los laboristas.”90 Confirmando este punto de vista, azorados cronistas visitaron una villa inundada del noroeste de Buenos Aires, cuyos vecinos habían sido ignorados por el gobierno durante años. Se ironizó que la Ciudad de los Niños de Gonnet (La Plata) no era para todos. Zanjas fétidas, charcos, ratas, basura, niños corriendo alrededor, casas de lata, cartón y paredes endebles recordaban a un “campo de concentración”. Nadie hablaba de estos barrios y Perón incluso mandó de vuelta a una delegación de la villa que intentara verlo en la Casa Rosada. Lo único que habían logrado los vecinos eran unos adoquines. La única vez que el gobierno justicialista se había ocupado de esos cientos de familias en la miseria, fue para incendiar un barrio y forzar un desalojo colectivo.91 Cipriano Reyes ayudó a liberar a peronistas detenidos como Hugo del Carril. Alejandro Leloir lo pidió llamar como garantía, a través de su esposa, pues confiaba en él. Gremialistas como Pedro Otero le agradecieron al “compañero Cipriano” que velara por la integridad de ellos, reconociendo que antes no habían tenido coraje para visitarlo. Reyes participó en la reforma constitucional de 1957, 90
Diario El Laborista , conseguido por Ariel Kocik . Documentos y prensa de la época parte del archivo de Ariel Kocik.
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velando por mantener las conquistas sociales. Más tarde Arturo Frondizi intentó sumar al laborismo a su movimiento intransigente, que pretendía superar al peronismo. En los años setenta, Cipriano llegó incluso a participar en las negociaciones por el retorno de Perón al país, en medio de un país que parecía no tener solución contra la violencia, y en un sentido su postura de entonces podría emparentarse con la de Ricardo Balbín, quien abrazó a Perón intentando superar los enconos del país. Con casi un siglo de vida, Reyes se confesaba lleno de amigos peronistas, que lo cargaban en la calle: ¿Seguís cabrero, Cipriano?92 Entonces vivía a metros de la estación de La Plata y seguía caminando junto a su pueblo, repudiando al menemismo que preanunciaba el presente del país.
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Reportaje para el diario El Día de La Plata. Conseguido por Ariel Kocik
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