El tejido en curva nahua: el textil como patrimonio cultural.

May 30, 2017 | Autor: F. Hernández Jiménez | Categoria: Patrimonio Cultural, Patrimonio cultural inmaterial, Estudios De Latinoamerica
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Universidad Nacional Autónoma de México Posgrado en Diseño Industrial Instituto de Investigaciones Antropológicas Sociedad Mexicana de Antropología, 2010. Flor Hernández Jiménez [email protected]

El tejido en curva náhuatl: el textil como patrimonio cultural.

A B S T R A C T. El textil como uno de los elementos que conforman la cultura material de las identidades étnicas, representa una de las máximas expresiones de complejidad y tradición simbólica. Su confección involucra un amplio espectro de relaciones socio-culturales, desde la influencia del medio ambiente en la utilización de los materiales para la elaboración de hilos y tintes; la cosmovisión expresada a través del trabajo iconográfico de sus bordados y composición formal; el desarrollo técnico heredado por medio del vínculo parental y la tradición oral; el desarrollo económico y laboral del grupo social; la tradición ritual y su relación con el reconocimiento social.

La tradición textil es una de las manifestaciones del patrimonio tangible e intangible de las culturas populares y étnicas. Debido al reconocimiento por su expresión simbólica, reconstruida a través de la técnica, ha sabido responder a las demandas de la cotidianidad para cubrir necesidades como cultura material y como objeto mercantil. Estas dos dimensiones de la transformación y adaptación cultural requeridas para la conservación del patrimonio cultural, nos muestran las problemáticas que enfrenta el patrimonio tangible e intangible en la actualidad para prevalecer.

La revalorización de los patrimonios intangibles.

Existen distintos enfoques de apreciación del patrimonio cultural, considerando dos grandes aspectos por los cuales está compuesto: lo tangible y lo intangible.

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Si bien la cultura esta compuesta por ambos, existe una larga tradición mecanicista aplicada epistemológica y ontológicamente en la investigación, originada a partir del planteamiento cartesiano, bajo el cual, el objeto de estudio tiende a dividirse en dos: la escencia, la idea de la que esta compuesta: res cogitans; y su materialidad o composición física: res extensa. Al contener ambos aspectos y colocándolo como observador, el hombre es el único ser dual que analiza los fenómenos culturales bajo una mirada que prioriza por la evidencia física, dejando aislada su relación con lo simbólico, es decir con su origen en lo humano.

En la actualidad, el trabajo antropológico, etnográfico, arqueológico, arquitectónico, intenta ampliar el espectro de análisis integrando todos aquellos criterios que ayuden a comprender el origen, magnitud e impacto de la creación humana en el desarrollo y transformación del acervo cultural.

El acervo simbólico o intangible, que se manifiesta a través de la materialidad: la arquitectura, la música, la pintura, el canto, la literatura, el textil; se expresan físicamente por medio de las formas, las estructuras, los ritmos, los colores, las texturas, las dimensiones y todas aquellas manifestaciones percibidas sensorialmente. Así logran cristalizar las ideas que los originaron pero que se modifican siempre en relación con su grupo social y contexto. De este modo prevalece, desarrolla y se modifica a la par que conserva su esencia.

El patrimonio intangible o simbólico, considera elementos cuya confomación es más compleja, ya que se basa en el conjunto de ideas compartidas como los valores, los símbolos, las habilidades, los ideales, las normas, etc. que configuran la cultura de un grupo social. Este capital simbólico se conforma y modifica a partir de las acciones e interacciones, que se llevan a cabo entre las personas que componen un núcleo social determinado. De esta manera, el patrimonio intangible es la parte más rica y compleja de

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la cultura: se modifica por el tiempo, a través de los hechos, nutrido de la vida cotidiana y transformado por las rutinas.

El patrimonio intangible aglutina todas aquellas variantes a través de las cuales la cultura se enriquece de la transformación y el cambio como respuesta a las modificaciones del contexto, y da lugar al proceso de reapropiación identitaria, en el que el individuo y su conjunto re-construyen y enriquecen su identidad cultural con elementos nuevos y otros que prevalecen. Es ésta la llamada propiedad emergente, la capacidad desarrollada por los individuos como agententes de re-estructuración socio-cultural.

2. La dinámica socio-cultural para la revalorización del patrimonio intangible.

Dentro de las dinámicas sociales, la creación de la cultura material es la que da lugar al patrimonio tangible como evidencia de su existencia, es decir, es testimonio construido materialmente. El intangible en cambio, se mantiene en recreación a través de las costumbres, conocimientos, sistemas de significados, habilidades y formas de expresión simbólica... Pocas veces reconocidas explícitamente como parte del patrimonio cultural. La cultura, así entendida, es dinámica. Se transforma constantemente: cambian hábitos, ideas, las maneras de hacer las cosas, y las cosas mismas, para ajustarse a las transformaciones que ocurren en la realidad y cambiarla; Este conjunto, es lo que denomina Guillermo Bonfil como acervo cultural de las sociedades, que no es otra cosa que su patrimonio y base del sentido constructivo de realidad.

La importancia de la revalorización de los patrimonios intangibles se refiere a la capacidad para reconocer y validar la importancia de los elementos de la cultura que en un sentido amplio la integran, pero debido a que éstos no son bienes materialmente acumulables, su carácter simbólico o precisamente intangible, los hace más difíciles de aprehender, capitalizar, valuar y apreciar. Son modos de hacer y pensar que originan la cultura

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material, y que en cierto modo la conforman y validan. Nociones constructivas

Las nociones constructivas o los procesos de proyección, forman parte de estos bienes incalculables, que además de ser una herramienta fundamental para la creación cultural, han contribuído a la caracterización de las diversas identidades culturales, ya que a través de las diferencias que de ellas derivan para construir el mundo circundante, se configuran también el mundo de la significación, las ideas y la cultura misma.

El saber hacer o las nociones constructivas, como lo son las técnicas, constituyen el capital creativo que transforma y vincula directamente la cultura simbólica y la material. He ahí su relevancia como patrimonio tangible e intangible. El proceso de creación, es el momento en que las ideas se traducen para tomar forma, cuerpo y sentido. De este proceso también se origina la transformación material de la cultura y la integración de nuevas ideas o significados. La interacción de los elementos externos e internos de un grupo cultural con otro, manifestados en lo material e inmaterial, permite el desarrollo de dinámicas estáticas (las que prevalecen) y dinámicas flexibles (las que se modifican). En argumentos de Gilberto Giménez, esto quiere decir que la cultura esta siempre operando bajo la dinámica del cambio:

...todas las configuraciones culturales están sujetas al cambio a la corta o a la larga... sin embargo, no tienen el mismo grado de fluidez en todas sus partes... puede distinguirse en ellas “zonas de estabilidad” dotadas de mayor solidez y consistencia, y “zonas de movilidad” caracterizadas por la mayor celeridad y frecuencia del cambio. Por eso la cultura puede ser vista, por un lado, como herencia, tradición y persistencia; y por otro como desviación, innovación y metamorfosis permanente.

Una de las características fuertes de la cultura (junto con todas sus manifestaciones),

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deriva de esta alta capacidad de intercambio, adaptación y transformación. Gilberto Giménez, aporta una fórmula para comprender ésta propiedad:

...¿cómo puede describirse y explicarse la dinámica cultural?... ¿cómo se define el cambio? Apoyándonos en la lógica praxeológica, diremos que el cambio implica la transformación de las cosas, es decir, el tránsito inicial de un estado de las cosas (S1) a otro sucesivo (S2), en un periodo de tiempo determinado (T), y mediante la acción de un agente (A). Lo que podría expresarse en la fórmula A -> S1 T S2

Gilberto Giménez enlista en su capítulo La dinámica cultural, una serie de posibilidades de cambio o adaptación cultural de las manifestaciones simbólicas y materiales, en base a las características estables o intrínsecas, inestables o extrínsecas de los sistemas culturales, de donde podríamos destacar la importancia de la mezcla entre lo nuevo y lo tradicional: tradición y modernización sólo se oponen como tipos ideales polares. Pero históricamente no son del todo incompatibles ni excluyentes. No sólo pueden entremezclarse y coexistir, sino también reforzarse recíprocamente... citando a Georges Balandier, "toda modernidad pone de manifiesto configuraciones que asocian entre sí rasgos modernos y tradicionales; la relación entre ambos no es dicotómica, sino dialéctica".

Las técnicas textiles como patrimonio tangible e intangible.

Dentro del universo cultural de los objetos y la cultura material se localizan los objetos denominados comúnmente como artesanías, entre las que se encuentra el quechquémitl de tejido en curva.

Para un lego del universo de las artesanías, éstas pueden convertirse en objetos exóticos o curiosos; sin embargo se caracterizan por ser elaboraciones que hacen evidente la

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importancia de la dimensión cultural e instituyente de identidad cultural como esencia de su sentido constructivo, rasgo que poco a poco ha dejado de ser reflejado por las demandas constructivas de la cultura capitalista, pues la mayoría de los objetos industriales obedecen más a las necesidades productivas como el consumo y la moda que se ha explotado ampliamente por el sector turístico. Sin embargo se diferencían de otros objetos por la variante de la motivación y un muy característico sentido único de elaboración que deriva de las diferencias utilitarias, funcionales y significativas.

Las tradiciones constructivas tales como la técnica del quechquémitl de el tejido en curva, forman parte de las manifestaciones del patrimonio tangible e intangible de la cultura náhua de la Sierra Norte, que muestra a través de su transformación y cambio las problemáticas socio-culturales actuales. La investigación etnográfica y antropológica nos sirve en estos casos como una herramienta fundamental, que nos permite situar a los objetos construídos en un contexto socio-cultural bien definido para comprender qué significan los cambios materiales y técnicos en relación con las situaciones que se enfrentan por grupos culturales distintos, recordándonos que no existe una lectura univalente para el bagaje simbólico y material.

El tejido en curva náhuatl: patrimonio tangible e intangible que refleja el cambio.

Originalemente, el quechquémitl era una prenda formada por dos rectángulos unidos de manera que los picos de la prenda caen al frente y por la parte de atrás como triángulos. Esta prenda, identificada en representaciones arqueológicas, parece haber sido usada por las antiguas deidades de la fertilidad. Tal vez se utilizó por primera vez en la costa del Golfo, pues el quechquémitl fué -y áun lo es, la prenda por excelencia de esa región. Similar al Huipil, el quechquémitl es una prenda que se empleaba para cubrir el torso como una túnica suelta, sin mangas, compuesta de dos lienzos (o más...) Puede reconocerse en estatuillas de barro de la zona zapoteca, centro de Veracruz,

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Tehotihuacan y Xochicalco del periódo Clásico y en la zona mixteca del Posclásico.

Como prenda prehispánica aún conserva las siguientes características: 1. Uso del telar de cintura, el cual permite sólo una anchura fija de los lienzos. El ancho depende del uso que se le da al lienzo. 2. Prendas enredada en el cuerpo. Las pricipales fueron el máxtlatl, el enredo y la capa masculinos y el enredo, el huipil y el quechquémitl femeninos. 3. No ser hecha a medida. A no ser que se tratara de atuendos para usos particulares, para proteger todo el cuerpo o de atuendos militares (por ejemplo los trajes de jaguar y de coyote), la ropa no se cortaba con mangas y piernas, y tampoco se ceñía al cuerpo. 4. A pesar de que todos los estratos sociales usaban las mismas prendas, el estatus se indicaba por el uso de diferentes fibras, colores, diseños y cantidad de adornos.

Una pieza textil puede presentar distintas variantes materiales y constructivas que dan evidencia de qué tan fiel permanece a su elaboración original, haciendo notar el esfuerzo del artesano por mantenerse ligado a la tradición contructiva de la pieza. Asi bien, podemos considerar como “tradicional” a una pieza que conserva en su mayoría los aspectos y procesos constructivos que la componen, tales como la siembra o cuidado del animal o la planta empleado para la obtención de la fibras de tejido y pigmento; la técnica de hilado, cardado y teñido; la técnica de confección y tejido (como la de telar de cintura); la confección de la prenda; los motivos icónico-sombólicos; las paletas de color; las dimensiones y hasta las texturas.

Sin embargo, debemos considerar que en el textil tradicional estas características físicas, técnicas y materiales, son poco relevantes si no se considera primero el sentido de construcción que arrastran detrás: la elaboración de estas prendas no siguen un manual de instrcucciones, ni se llevan a cabo siguiendo un método único. La manera de crear las piezas tradicionales obedece una lógica constructiva guiada y grabada por los

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lazos y recuerdos, en su mayoría emotivos o de vínculo parental, directos con el grupo de pertenencia cultural. Estos vínculos constructivos arrojan la información y sentido de cómo se construye, usa y significa la prenda.

Los pasos a seguir para elaborar las prendas son ubicados secuencialmente según una lógica de memoria particular y compartida. Es decir, las dimensiones, la cuenta de hilos, los colores y formas, remiten a recuerdos concretos con los lazos de pertenecia cultural como la calendarización ritual, el status, el reconocimiento o posición según la labor, la relación con el propio cuerpo... que reactivan el sentido de pertenencia y el autoreconocimiento identitario. El tejido así, se convierte en una actividad de reactivación y re-conocimeinto de la identidad socio-cultural de la persona que las elabora y que comparte al instruir a alguien más que desee aprender la técnica.

Esta información también constituye una evidencia simbólica para el conocimiento de un contexto histórico y socio cultural particular: El análisis de la tecnología textil nos permite ver procesos de integración e interrelación en poblaciones situadas en extensas áreas de lo que se conoce como Mesoamérica. Tales procesos han sido ilustrados frecuentemente por migraciones, contigüidad lingüistica, cosmogonías y rituales comunes a ciertas áreas. Menos frecuente es ver el caso de observar fenómenos tecnológicos que den cuenta de tales interrelaciones... El estudio de los (estos ) aspectos técnicos ayudará a completar la caracterización de estos importantes documentos (códices y lienzos) pero además nos permitirá incursionar en las posibilidades interpretativas de los intercambios y prestamos culturales. . En los textiles podemos observar que las variantes constructivas, técnicas, iconográficas y materiales son un reflejo concreto de las variantes de los contextos culturales en los que se desarrollan. En este caso, el quechquémitl en curva elaborado únicamente por los grupos totonacos, náhuas y otomíes, presenta una particularidad que lo resalta del resto,

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es descrito por varios autores como una técnica de origen precolonial, que se caracteriza por tejer hilos de trama como urdimbre o de urdimbre a trama a modo de curva, para hacer una figura de escuadra. Las observaciones de la técnica varían técnicamente dependiendo del grupo étnico, zona y tiempo de registro, pero mantienen constante esta característica. Entre los autores que han hecho observaciones sobre la técnica, se encuentran los antropólogos Bodil Chirstensen, Irmgard W. Johnson, Stresser Pean, Jacques Gallinier, Ruth Lechuga, Hugo Enrique García Valencia y el etnólogo Arturo Gómez, quienes actualmente se encuentran en el desarrollo de un proyecto de rescate de la técnica, para el Instituto de Artesanías e Industrias Populares del Estado de Puebla en colaboración con el FONART.

Las variantes observadas en un textil se presentan en distintos niveles, que van desde la apreciación estético-plástica como la composición formal y los motivos iconográficos empleados, hasta especificaciones muy particulares cómo las variantes técnicas y de estructura, la composición y el origen de las fibras, el origen del color.

Las particularidades de cada textil, son evidencia del contexto que enfrenta cada grupo cultural: qué vinculo mantiene con su entorno natural (si aún se cosechan las plantas, se cuida de los animales que proporcionan pigmentos y fibras); quiénes llevan a cabo la técnica (género, número, edad, actividad laboral); tecnología, (tradicional, industrial); para qué son empleados los textiles elaborados, (para uso cotidiano, ritual, para su venta como artesanía); significado latente, (frecuencia de uso al interior de la comunidad, quiénes y cómo recuerdan lo que significa el textil, etc).

Patrimonio, tradición e industria.

Las variantes que remiten a la tradición constructiva que represena el patrimonio simbolico del textil y que en apariencia no son tan evidentes, son conocidos únicamente

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cuando la artesana tejedora comparte el sentido de construcción de la prenda, proporcionando detalles de cómo se ha relacionado el textil a lo largo de su vida y labor como tejedora. El sitio donde ella se instala en el mercado de artesanías es un importante vínculo con la empresa turística que es el nexo económico de mayor impacto en la ganancia económica por su labor, al mismo tiempo que sirve como sitio de comunicación con la familia. Citas de entrevistas realizadas en el año 2009, Tejedora de Cuetzálan del Progreso.

1. Relación actividad-calendarización: Antes tejía cuando no era época de siembra, por que era justo el tiempo que nos daba de tejer, mientras la milpa crecía. 2. Relación parental-instrucción (vínculo afectivo): El Tenjcohuipil (huipil antiguo) me lo enseño mi abuelita; me decía no vayas mami, ven a ayudarme... Uno no podía decir que no, uno no veía ni a los ojos a la gente grande. 4. Relación de dimensión-cuerpo: Aquí es un dedo de ancho, del hilo colorado... Aquí es un codo. Para niña sería la mitad. 5. Relación sujeto-material: No jales el hilo por que se tuerce, el hilo hace lo que tu le digas 6. Relación actividad textil-contexto actual: Antes enseñábamos a tejer, ahora no hay a quien en la familia... Algunos quieren, otros se van a trabajar. Ya cuando mis hijos crecieron tuve más tiempo de tejer, hacer más rebozos y tener más dinero. Ya no dejo que otros vendan mi trabajo por que sé que lo venden más caro. 7. Relación tradición-innovación: Me enseñó mi suegra, pero yo creo que es más fácil hacerlo así. Ya no se usa el hilo teñido como antes... El de ahora dura más y no se despinta, muchos

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se quejaban de eso, así ya no nos dicen que lo demos más barato.

Conclusión: Elaborar un textil es una vivencia que tiene que ver con la expereicnia de vida: como tejedora, artesana, nieta, hija, madre, pero también como mujer casada que ayuda a su esposo a ganar dinero, que cuida de los hijos y teje cuando ellos no están, que tiene un dedo de grosor para el hilo colorado, y un recuerdo de su abuela que le decía que nunca dejara de tejer.

La reactivación de los vínculos emotivos, personales, culturales dan sentido a la tradición y elaboración textil. Esta característica particular y única del sentido constructivo, es el patrimonio cultural simbólico que se esconde el las prendas tradicionales y que representa además, la esencia más fiel del sentido de pertenencia e identidad cultural que va más allá de su valor capitalizable como objeto mercantil.

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