El Texto Dramático para adolescentes como nexo identitario.

Ensayo: EL TEXTO DRAMÁTICO PARA ADOLESCENTES COMO NEXO IDENTITARIO Por: Sandra Burmeister García 1 de junio 2016

Diplomado de Literatura para Infancia, Adolescencia y Juventud Universidad de Chile Discusión histórico-crítica de la literatura para adolescencia y juventud

Ensayo: El Texto Dramático para Adolescentes como Nexo Identitario (8 páginas). Por Sandra Burmeister García © Derechos Reservados 2016. Se puede reproducir citando la fuente.

EL TEXTO DRAMÁTICO PARA ADOLESCENTES COMO NEXO IDENTITARIO En el presente ensayo se desarrollará una reflexión crítica y personal a partir de la siguiente pregunta: ¿cómo debiera ser el texto dramático para adolescentes? La estimación de este ensayo se realizará en correlación a textos leídos para el Módulo 2 del Diplomado Literatura para Infancia, Adolescencia y Juventud, los cuales están mencionados en la bibliografía final. Además, se compartirá la información proveniente de un par de experiencias de escritura creativa realizadas con adolescentes, desde la práctica de la pedagogía teatral, en dos contextos, uno es el escolar y el otro es en un establecimiento para el desarrollo artístico. No obstante, a modo de nexo pedagógico, breve, se abordará el concepto de canon a partir de las experiencias en pedagogía teatral, que ya fueron enunciadas como aporte al valor estético en la escritura para adolescentes. Por consiguiente, lo recién revelado tiene como fin articular ideas entre lo que debiera ser el texto dramático para adolescentes, cuando éste surge desde un proceso creativo, vinculado al teatro, dentro y fuera del aula formal. El propósito de este ensayo es dar pie a próximas investigaciones para profundizar en el campo de la creación literaria para adolescentes, desde el arte escénico, siendo éste un aporte al desarrollo de la escritura narrativa para el mismo segmento. Por lo tanto, el siguiente ensayo está vinculado a los campos del saber de la propia autora, desde su experiencia profesional y vivencial en las artes escénicas pedagógicas, aplicadas, en el arte literario. La opinión vertida en este ensayo crítico y personal queda sujeta al criterio de quien la escribe y con el valor agregado, de la opinión posterior, de quien lo lea. La adolescencia es considerada como una transición compleja en las etapas del desarrollo del juego, desde la óptica de la pedagogía teatral, con lo que es preciso recordar que la primera no se puede subestimar considerándola sólo como el paso intermedio del sujeto, ad portas, de convertirse en un joven y adulto útil, para la sociedad. Por el contrario, ésta es una transición de las edades en que los cinco sentidos están alertas a diversos estímulos internos y externos, como si fueran antenas parabólicas interconectadas entre sujetos y con el entorno. Por lo mismo es imperativo entender que los sentimientos y las pasiones del ser humano están presentes durante toda la vida y que el gran despertar de estos ocurre en la adolescencia, en la búsqueda de estar siendo, como seres inconclusos, en una realidad que siendo historia también está inacabada, porque los seres humanos tienen conciencia, a diferencia de los animales, de su inconclusión, decir lo

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contrario sería negar a hombres y a mujeres en su vocación ontológica e histórica de humanizarse (Freire 65). A lo anterior, se puede añadir que el dilema existencial para el/la adolescente radica en descubrir el lugar que ocupa en el mundo, algo que según algunas escuelas psicológicas coincide como un período de crisis identitaria (Silva-Díaz 186). Y es que el/la adolescente construye su identidad a través del lenguaje cuando comienza a cuestionarse y hacerse preguntas en la búsqueda de respuestas sobre sí mismo/a, aludiendo a la subjetivación, existente, en relación con la palabra (Silva-Díaz 187). En consecuencia, resulta oportuno realizar un alcance al significado de adolescencia, entiéndase ésta como un estado de transición que suele ocurrir a partir de los doce años hasta los diecisiete años, periodo que está en estrecha relación con gustos y preferencias que son propias en esta etapa de la vida (Borda 24). Se ha dicho que la dispersión como la contradicción son condiciones propias de la adolescencia que se manifiestan en los cambios de humor dentro de la vida familiar, de la vida escolar y dentro de otros contextos. Por ejemplo, el sexo se convierte en un problema debido al cambio evidente en el cuerpo físico y con éste aparece el pudor. La toma de conciencia del sexo en los padres, como algo que no se cuestionaba en la infancia, también se convierte en un conflicto. Aparece, entonces, la incertidumbre con su propia personalidad, porque, muchas veces, el/la adolescente no logra entenderse a sí mismo/a al no tener definida su identidad individual ni tampoco la identidad grupal. El/la adolescente se siente incomprendido/a, sufre momentos de rebeldía y, por lo general, no entiende por qué le está pasando esto (Cervera 4-5). A mitad de este ensayo es apropiado compartir una reflexión de Federico García Lorca (1935), dramaturgo español del siglo XX, quien decía sobre el teatro lo siguiente: “El teatro es la poesía que se levanta del libro y se hace humana y al hacerse habla y grita, llora y se desespera”. De acuerdo a lo anterior, se puede consignar que el teatro es la escritura en la cual se instala el cuerpo, dando vida a las palabras dormidas, tal como lo hace el/la adolescente cuando se levanta de su letargo a partir de un estímulo que moviliza toda su voluntad. El texto dramático despierta cuando se le interviene con la voz, con el cuerpo, con el pensamiento y con las emociones.

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Reflexionado lo anterior y encausando este ensayo en lo que respecta a cómo debe ser el texto dramático para adolescentes, se debe mencionar algunos aspectos estudiados en la pedagogía teatral, como por ejemplo, que el/la adolescente magnifica la importancia de su existencia hacia sus pares o a sus grupos de identificación; muchas veces estos están estructurados en torno a un líder, fuerte, de personalidad capaz de aglutinar al resto por una enorme necesidad de pertenencia, en que los y las adolescentes aclaman explorar, curiosear y descubrir el mundo (García-Huidobro 25). Entonces, en el caso de la escritura, quien escriba para adolescentes deberá instalarse en el lugar de ellos y ellas, o al menos, aproximarse a sus gustos, necesidades e intereses, mediante una previa indagación exploratoria. Si se desea conocer a el/la adolescente y explorar sus necesidades y llevarlas como datos inclusivos en la construcción de un texto dramático y/o narrativo, éste/a se observa a partir de la improvisación como técnica de actuación y juego, desde los doce a quince años de edad, donde el/la adolescente experimenta modelos de identificación que le permiten construir su personalidad, en un momento en que se ve afectado/a por cambios corporales y psicológicos propios de la edad (García-Huidobro 26). El/la adolescente, cruzando el umbral de los quince años hacia los dieciocho años, se conoce desde la observación mediante la dramatización, como una forma de juego, que sirve para que experimente consigo mismo/a nuevos modelos de identificación personal para disipar y controlar la sensación de carencia que no logra identificar como algo propio de la edad. Entonces, la dramatización sirve de marco legal para la experimentación del/a adolescente para que escenifique conceptos no realistas y formas abstractas que tanto le atraen, como por ejemplo: el sexo, la libertad, el aborto, la droga, la incomunicación, el amor, el abandono, la traición, el consumismo, la violencia, entre otros. En esta etapa de la vida, se potencian los grandes ideales, los proyectos y los intereses vocacionales (García-Huidobro 27). Ambos aspectos anteriores, sobre las etapas del desarrollo del juego en la pedagogía teatral, apuntan a la importancia de vivir la experiencia de nuevos modelos de identificación personal, debido a que el/la adolescente es una esponja humana, hambrienta de conocimiento, de adrenalina y de aventura, que va interactuando en el medio mediante sus cinco sentidos. Página 4 de 8

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Dicho todo lo anterior, es necesario realizar un alto para la reflexión sobre si la escritura para adolescentes estaría o no dentro del canon. Para ellos es necesario recordar dicho concepto entendido como la hegemonía de obras escogidas para ser estudiadas, muchas veces, impuestas por las instituciones de enseñanza, apelando a un valor estético, original y a las pasiones y sentimientos intensos del ser humano. Algo que está muy lejos de tener una finalidad didáctica y de entretención como la subliteratura, siendo ésta última relegada a clichés y a lugares comunes, donde las historias se repiten (Lorente 236). Para abstraerse del canon es fundamental plantearse una investigación exploratoria que permita conocer la cosmovisión existencial del/la adolescente, ya que el resultado podría unir el plano experimental de lo sensible con el plano del conocimiento empírico, transgrediendo todas las normas establecidas, por los expertos, en referencia al canon. Es así que se comparte, brevemente, el sondeo sobre gustos y preferencias literarias, realizado en un 8 ° básico dentro del Colegio New Heinrich High School junto a otro sondeo realizado en un taller de teatro del Centro Cultural Balmaceda Arte Joven (ambos del 2014). Las experiencias exploratorias recopilaron ciertos temas en relación con la soledad en la comunidad escolar, incomprensión en la vida familiar e insatisfacción en la sociedad actual. A su vez, los grupos de adolescentes de cada establecimiento estaban ávidos de soñar despiertos, deseosos de volar con alas y anhelosos de tener poderes extrasensoriales para cambiar la historia del mundo contemporáneo. Lo anterior se reforzó con la experiencia pedagógica teatral, en el taller realizado en el centro cultural mencionado, para la creación del texto dramático y donde la voz y el cuerpo de los/las adolescentes interactuaron en torno a juegos y dinámicas grupales a partir de los temas de interés vistos. En esta ocasión, los/las adolescentes lograron trascender las barreras existenciales e identitarias para fluir con el pensamiento divergente a partir de estímulos físicos y vocales, aplicando la creatividad, la imaginación en la palabra escrita, la identidad familiar, la identidad grupal, siendo todas las anteriores plasmadas como principios identitarios y territoriales dentro de un contexto teatral. También, se pudo observar que el/la adolescente se impone frente a la vida cuando respira, observa, toca, degusta, siente y se expresa, intentando comprender su intimidad pensante, sintiente, contradictoria, dispersa, rebelde y anhelosa con sueños y utopías que crean una identidad mediante una realidad escénica experimental y participativa. Página 5 de 8

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Compartido todo lo anterior, es imposible creer que el valor estético, lo original, la didáctica y la entretención no convivan en unión ante la creación literaria para adolescentes, porque todas las anteriores están concatenadas e implicadas en el imaginario teatral y decir lo contrario sería una cuestión de gusto subjetivo o de un juicio de valor del lector/a más allá de si una obra literaria es buena o mala. Los seres humanos están en un constante proceso de aprendizaje; niños, adolescentes y adultos reafirman su identidad de manera transversal, individual y colectiva en la sociedad y en un mundo ambivalente y repleto de incertidumbre. Y aquello llamado, peyorativamente, como algo entretenido de la subliteratura, para la pedagogía teatral es el juego y éste está presente en todas las etapas de la vida, como una apreciación vivencial, metodológica, lúdica y estética, es decir, el juego potencia al ser humano a desarrollar habilidades sociales de manera integral. El texto dramático para adolescentes debiera ser el nexo identitario que permita la exploración de sensaciones dentro de un marco legal, en el cual el adolescente pueda abrirse hacia el universo de la cultura de la convergencia y participación. El texto dramático como nexo identitario se entrega a la sensación física, donde lo cognitivo, afectivo y psicomotor se ponen de acuerdo para interactuar con éste. Por eso, investigar en la creación literaria para adolescentes, desde una óptica estética y lúdica, es relevante debido a que la adolescencia y el juego teatral son aspectos afines y ambos confluyen en un universo de resonancia mutua y de ficción común. En este espacio juguetón se involucran todos los sentidos a los nuevos modos sensoriales de la lectura entre los jóvenes, algo que el filósofo alemán Walter Benjamin (1935) destacó con el concepto de sensorium (Martos & Martos 5). El texto dramático para adolescentes puede adaptarse a la cultura de fragmentación, cultura de mosaico o cultura digital, reflejando la realidad donde los/las adolescentes tienen permitido desarrollar habilidades sociales, desde nuevos modos sensoriales, traduciendo códigos identitarios, desde sus habilidades naturales y frente a manifestaciones históricas. Por lo mismo, los nuevos lenguajes sociales juveniles pueden ser muy teatrales, debido al uso de un vestuario, una forma de maquillarse, ambientaciones, escenografías y utilerías, como por ejemplo, la moda gótica (Martos & Martos 5). El/la adolescente tiene la capacidad de penetrar en la existencia humana con virtuosismo, porque se nutre de un proceso de sociabilización menos contaminado que el de los adultos, entonces, un texto dramático, escrito a partir de la exploración previa en el juego teatral, permite Página 6 de 8

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descubrir identidades en los jóvenes y, a su vez, entrar en un espacio de nueva escritura, juvenil y participativa, donde priman criterios estéticos, lúdicos y sensoriales, formando una cultura creativa donde el/la pedagogo/a teatral y/o escritor/a, tiene la posibilidad de indagar junto a los/las adolescentes todas las posibilidades que ofrece la imaginación, mediante la aplicación del arte escénico en el arte literario a partir de una metodología activa y vivencial. Finalmente, la escritura de un texto dramático para adolescentes es un diálogo que se da entre escritor/a y adolescente dentro de un espacio imaginario, íntimo, irrepetible, casi de ritual mágico, donde se crea el nexo identitario y donde el/la adolescente registra, de manera auténtica, sus percepciones emocional, cognitiva y corporalmente. El/la adolescente vive en el aquí y en el ahora, instalando toda su humanidad al servicio del lenguaje teatral.

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Lengua

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