Entrevista a Evelio Cabrejo Parra

May 27, 2017 | Autor: L. Ordóñez Castro | Categoria: Lingüística
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Se ha dicho que el ser humano ha salido del vientre de la madre para caer en el vientre de la Lengua… y es verdad: salimos de un vientre para caer en otro y la Lengua es generosa: si no hacemos nada en esa cadena simbólica, por lo menos quedan nuestros nombres y con ellos nuestra fecha de nacimiento y nuestra fecha de partida… ese es en la civilización occidental, el mínimo relato de cada uno de nosotros. Así habla Evelio Cabrejo Parra, Psicoanalista y Lingüista colombiano radicado en Francia, a través de cuya mirada nos internamos hoy en la aventura del Lenguaje y el sentido antropológico de la Lengua.

La cadena simbólica de la Lengua:
Hallazgo del eslabón perdido, profecía del próximo eslabón.
Entrevista a Evelio Cabrejo Parra por Sandra Patricia Ordóñez Castro.

Fractal de tiempos: Los sonidos del lenguaje constituyen una estructuración Social del tiempo. Así pues, el niño (que ya los tiene inscritos en su psique en el momento de su nacimiento porque ha ecuchado la voz de la madre durante todo el periodo de su gestación), capta inmediatamente toda esa serie de rasgos acústicos de las personas que le hablan y, a partir del cuarto mes, entra en el balbuceo, es decir, comienza a construir su propia voz apoyándose en las voces que ha escuchado. Entonces entra a formar una forma de tiempo socialmente organizada: se escapa de la naturaleza, creando al interior del tiempo físico, el tiempo de la cultura. Eso es lo que el Lenguaje permite a hombre: salirse de la naturaleza y crear nuevas modalidades de tiempo. He ahí el eslabón perdido.

Lenguaje es movimiento:
Los adultos, inclusive los maestros, tradicionalmente creen que el niño es incapaz de comprender las metáforas del lenguaje, cuando la realidad es que el niño vive permanentemente en la metáfora: cuando coge una cuchara y hace de ella un avión, esta en la metáfora… leva la cuchara a un espacio con el que por definición la cuchara no tiene nada qué ver. Y eso es la metáfora: hacer entrar algo en un movimiento que es simplemenete una creación del espíritu. Entonces es necio pensar que hay que esperar a que el niño pueda "comprender" para empezar a leerle textos… es tan absurdo como que alguien dijera "como el niño acaba de nacer, entonces no le hablo: espero a que empiece a comprender para empezar a hablarle". El niño, desde antes de nacer, ha descubierto que en la voz se esconden ritmos y músicas diferentes… y, luego, cuando entra en el balbuceo, está ávido de esa prosodia, de esa armonía. Por eso, leerle textos, inclusive a un niño de cuatro meses, es lo mejor: él escucha el texto literario y, aunque no comprenda el sentido, comprende el movimiento… entonces está adentro.

La cadena simbólica:
En el momento en que el niño balbucea, el otro está presente en los rasgos acústicos que el niño aprendió de él, y así, cada vez que hablamos, llevamos en nuestra voz una herencia y una identidad. La voz se transmite así de generación en generación constituyendo la cadena simbólica del ser humano y fecundando una especie de inmortalidad a través del símbolo, pues este nos trasciende en el tiempo del antes y del después. Por otra parte, cada lengua da forma a su manera a un escenario antropológico: es un patrimonio simbólico, es decir un conjunto de operaciones abstractas y de contenidos específicos que están en la psique de todos los individuos que conforman una sociedad. Cuando un ser humano lee en el sentido síquico estas operaciones y estos contenidos, pude posicionarse con respecto a ellos. Al hacerlo crea un espacio y en ese espacio puede hacer que su vida sea posible. Así, la memoria individual y colectiva se hibridan constantemente: el individuo nace en una sociedad y desde el momento en que entra a formar parte del sistema simbólico, el otro está en su interior, y al mismo tiempo se le escapa. Ese otro es una caja en la que se esconde toda la experiencia humana, y frente a ella, siempre hay una incógnita…
El libro interno
Cada ser humano sin darse cuenta está escribiendo en su libro psíquico todas las informaciones: las que vienen del mundo social y las que se producen dentro de él mismo. Así pues, el libro psíquico tiene una riqueza y una condensación tal, que cada quien podría pasar toda su vida tratando de entenderlo y siempre había algo que se le escaparía: se trata de un libro tan condensado que nadie puede leerlo en su totalidad. Esta condensación se debe a que, una vez que entramos en la cadena simbólica, llevamos con nosotros todo lo que ha acontecido en su interior. Por lo mismo, y como todo buen libro de literatura, el libro psíquico se deja leer de diferentes maneras, y eso es lo que hay que transmitir a los niños: la importancia de aprender a leer nuestro libro psíquico y a jugar con él, y la noción de que el lenguaje es un dispositivo que tenemos a nuestra disposición para que la vida mental esté siempre en movimiento.

De música y sentido…
Hay un ritmo particular de la lengua oral que no tiene nada qué ver con la lengua escrita. Por ello es necesario preparar al niño para esa transición: el ser humano nunca podrá entrar a leer o a escribir, si no ha encontrado antes el placer del relato. Todos los cuentos, toda la literatura, todos los cantos de cuna, todas esas pequeñas cosas de la tradición oral, constituyen una manera de sacar al niño de la lengua de la vida cotidiana… son "escritos orales" que le dan al niño nuevos ritmos, nuevas prosodias, nuevas músicas… allí está presente la escritura: un cuento tiene una estructura que corresponde a lo que va a encontrar el niño cuando llegue a la lengua escrita: todo cuento es como una frase, algo que tiene sentido completo, que se introduce, se desarrolla y se termina; además, el principio de todo texto es que una vez que se introduzca algo, ese algo tiene que mantenerse en la memoria del texto para construir el filo del discurso respetando el sentido y la prosodia y la morfología de la lengua. Por eso, antes que darle la gramática explícita a los niños (en algún momento habrá que hacerlo) hay que contarles cuentos, porque en el mínimo cuento está presente toda la lengua. Al leerle a un niño le estamos abriendo a un tiempo las puertas de la lengua y las puertas de su libro psíquico… he aquí la clave de una fusión indisoluble: cuando se le da el cuento en una relación de no competición, en la que se le permite manifestarse libremente, sin oponer resistencia a sus interpretaciones, el niño emerge como sujeto y encuentra el placer mental del relato. Entonces el acto de leer y de escribir están ya muy cerca: como fuente de placer.

Un acto de libertad
La psique humana es sensible a la condensación, sea en un libro, en el arte, en la música… Un libro bueno es un libro que se deja leer de diferentes maneras, que está condensado, que permite que se cree un juego entre él y la psique humana, de manera que uno quiera captarlo y él se escape. A los niños hay que darles estímulos complejos. Si se les leen textos y comprenden algo totalmente diferente a lo que comprende el adulto, no importa: es la psique del niño y hay que respetarla. Si comprenden algo que no está relacionado en lo absoluto con el contenido del texto, no importa: finalmente, el texto les permitió hacer eso. Tenemos que hacer de la lectura un acto de libertad… La lectura es el símbolo de la libertad psíquica: la palabra libro viene del Latín liber, que es la misma raíz de libertad. Y la lectura es, tal vez, el único espacio en que a libertad todavía es posible.

Literatura: laberinto de espejos

Los niños que son expuestos a la literatura, cuando llegan a la escuela ya han descubierto que el libro es algo que tiene sentido: cuando un adulo le lee, el niño escucha algunas palabras que ya conoce y poco a poco va descubriendo que algunas cosas que están en su espíritu, están también en el libro: el niño empieza a darse cuenta de que el libro y él no son tan diferentes y siete interés y curiosidad… en ese juego de reconocimiento, va a querer buscar y encontrar cada vez más… ¡entonces comienza esa búsqueda infinita…! De esta manera, además, le estamos acostumbrando a tomar una distancia frente a la realidad de la vida cotidiana y leer su propio libro interno… y ésta es la función que ha de continuar la escuela: darle a un niño todos los instrumentos que han de permitir que su psique se despliegue cada vez más. Porque la psique del ser humano es como el universo: está en un proceso de expansión permanente y no se cierra nunca.

La mirada conjunta

Al principio hay, entre la madre y el niño, una mirada frente a frente: sonrisas, movimientos de la cara, juegos con los ojos... todo ello muy importante. Pero cuando el niño ya puede tener la cabecita erguida como a los tres meses, llega el momento en el que hay que introducir un objeto entre esos dos sujetos, creándose así una mirada conjunta: dos personas diferentes pueden mirar la misma cosa. Se introduce entonces una triangulación en la que puede entrar e libro. A partir de entonces hay una actividad compartida y el papel del adulto en esa nueva forma de relación, es tener una disponibilidad psíquica profunda: ser receptivo a la actividad psíquica del niño y enviarle un eco para así demostrarle que esa actividad psíquica tiene un sentido en la intersubjetividad. El niño empieza entonces a aferrarse a su propia actividad mental porque sabe que el otro la ama: empieza a amar el pensar.

La cajita de la intersubjetividad

La psique humana es híbrida: el niño que ha emergido como sujeto teniendo como espejo una mirada agradable y receptiva, mete en su interior ese espejo que le permitirá en adelante mirarse a sí mismo. Ese dispositivo que será su compañero de la vida desde el cuarto mes hasta el último momento, es la cajita de la intersubjetividad: como el otro está presente dentro de él, el ser humano puede crear un diálogo interno. Así, cada vez que la vida se torna difícil, regresa allá donde fue feliz, donde su actividad psíquica fue reconocida y amada. Este otro simbólico que está ahí, lo acompaña sin que se dé cuenta y es por eso que es capaz de defenderse cuando el ámbito social se torna hostil. Si no lo ha tenido, inmediatamente opta por la fuga. Cada vez que la realidad es cruel, el monologo se pone en movimiento por medio del discurso interno, ese que nadie ve, que permanece en el interior profundo de la psique, en la cajita de la intersubjetividad.

Cierra los ojos…
Hacia los 18 meses aparece el fenómeno de las dos palabras: el niño, y esto es universal, empieza por primera vez a utilizar dos palabras dentro del lenguaje para nombrar lo que está ausente. Esto significa que el niño entra en una nueva modalidad mental, y la imaginación surge con toda su violencia y su aspecto creador: ahora puede nombrar lo que no existe (es una operación única del lenguaje) y, una vez que puede nombrar l que no existe, toda la literatura es posible: puede crear personajes que no existen, puede hacer existir lo que existe de una manera diferente y puede hacer desaparecer lo que existe… eso es la literatura: un juego permanente de la representación de la presencia y la ausencia. El ser humano construye muchos tiempos, y el tiempo físico y el tiempo de la lengua están en diálogo permanente. Cuando yo digo que aquí había una casa, quiero decir que alguna vez estuvo, pero que ya no está. Se trata de operaciones complejas en que la cosa está presente y ausente al mismo tiempo, lo cual es un prodigio que sólo puede obrar el lenguaje. Cuando yo le digo a un niño "Érase una vez…" estoy diciéndole, esto que te voy a contar a continuación, no pertenece a este momento… pertenece a otro tiempo. Vamos a viajar en el tiempo de la literatura. La literatura es un juego que consiste en cerrar los ojos y seguir viendo cosas…

Hipertexto
La psique humana se construye a partir de tres fuentes de información: informaciones que vieven del mundo exterior a través de todos los sentidos, informaciones que vienen del mundo social (una fuente muy compleja que nunca se agota), y lo que el sujeto tiene en su interior. La vida del hombre está destinada a realizarse en un 90% en el mundo de la intersubjetividad. ¿Cuál es allí e papel de la literatura? La literatura es lo que el alma humana sufre individual y socialmente… hay allí personajes que luchan ir ser reconocidos, por ser escuchados, que aman y son amados o que no lo son o que aman y se sienten traicionados, que se debaten en tres las nociones de vida y de muerte, etc. La literatura es un trabajo de la humanidad para resolver sus problemas y leer es, entonces, participar del patrimonio psíquico de la humanidad y así dejar de estar solos simbólicamente. Si amamos un libro de literatura, es porque ese libro que está ahí afuera, está poniendo en movimiento el libro que llevamos dentro de nosotros. La función de la literatura es hacer que el sujeto pueda usar la experiencia humana para poder soportar mejor su propio libro interno.

Comunicación
Cuando se le lee un cuento, cuando asiste a teatro, el niños e hace una representación del otro: en la lógica del otro y juega en su interior. Eso es lo que estamos tratando de hacer todo el tiempo en nuestra vida cotidiana. Lo que pasa es que en la vida cotidiana esta función se da de manera muy rápida. La literatura nos lo permite hacer con libertad y analizar las razones, anticiparnos, comprender… Ese es el sentido del lenguaje: que a partir de una serie de índices, podemos hacernos una representación mental de la representación del otro. He aquí el juego de las representaciones en el ejercicio de esa traslación, la clave de la vida social y de la construcción conjunta de significado.

Ese sujeto invisible

¿Qué es un niño? Un niño es un nido de competencias variadas y muy ricas y el pape de la familia, de la escuela y la sociedad en general, es tratar de alimentar esas competencias. Hemos descuidado la construcción de la psique. Hemos dedicado nuestro tiempo a darle forma a la teoría y al discurso, pero debemos atender a las necesidades psíquicas que hay que alimentar en el niño y ese debe ser el criterio que prevalezca en términos de la educación. Todos los sistemas de educación deberían estar centrados en ese interrogante: ¿cuáles son y cómo alimentar las necesidades psíquicas del niño? Ese es un campo de una poesía y de una humanidad extraordinarias porque la psique es ese sujeto invisible, pero que se construye, se desarrolla y vive en la Lengua y en ella se trasciende a sí mismo. Es necesario que los niños aprendan a jugar con el lenguaje. El ser humano es un ser simbólico y por ello, en la medida en que el lenguaje se instala y seguimos esa parte invisible con los ojos del espíritu, asistimos a la aparición del alma humana: el próximo eslabón.
Max Müller hace un siglo, como profesor de Lingüística de la Universidad de Oxford, escribió el libro Ciencias del Lenguaje y lo empezó así: Si el lenguaje es de origen divino, entonces el lenguaje es el regalo más grande que Dios ha podido hacer al hombre. Si el hombre inventó el lenguaje, entonces el hombre se elevó al nivel de Dios y entró en competición con él. Si el lenguaje viene e la naturaleza, la naturaleza se elevó al nivel del hombre.
El lenguaje es un enigma. Pero el enigma del lenguaje es el enigma del hombre.









Evelio Cabrejo Parra es responsable de los cursos de Ciencias del Lenguaje en la UFR de Lingüística de la Universidad de Jussieu-París y vicepresidente de ACCES (Acciones culturales contra exclusiones y segregaciones).



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