Escravos no Arquipélago da Madeira. Séculos XV-XVII

June 24, 2017 | Autor: Alberto Vieira | Categoria: History of Slavery, Atlantic history, Escravos
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OS ESCRAVOS NO ARQUIPÉLAGO DA MADEIRA Séculos XV a XVII

·Alberto Vieira ·

. AUTÓNOMA

DA

MADEIRA

TiTULO

Os Escravos no Arquipélago da Madeira -

Séculos XV a XVII

I. • edição: Setembro de 1991 Colecção Memórias- 5 AUTOR

Alberto Vieira EDIÇÃO

CENTRO DE ESTUDOS DE HISTÓRIA DO ATLÂNTICO

Rua dos Ferreiros, 165 - 9000 Funchal Telef.: (091) 29635 Fax.: (091) 32151 TIRAGEM

2 000 exemplares CAPA

Escravos negros Locando tambor . Pormenor de um braço do cadeiral da Sé do Funchal (anterior a 1508) COMPOSIÇÃO E I MPRESSÃO

Imprensa de Coimbra, L. d• Largo de S. Salvador, 1-3- 3000 Coimbra Depósito Legal n." 48 451 I 91 IS BN n. o 972-648-046-9

PRÓLOGO El nacimiento y publicación de un libro es siempre motivo de satisfacción por varias razones: porque aumenta la parcela dei conocimiento en algún aspecto inédito, bien sea de creación o de investigación, y porque puede ser motivo de discución para enriquecimiento dei saber. El caso que nos ocupa nos produce aún moyor gozo porque se trata de una obra que versa sobre un tema a/ que estamos vinculado y ai cual nos hemos dedicado durante bastantes anos, y porque a la vez /lena un vacio historiográfico. La esclavitud se inserta dentro dei campo de la Historia social, especialmente porque su estudio nos permite profundizar en e/ conocimiento de los grupos marginados, pero a la vez para /legar a un moyor conocimiento hemos de adentramos en e/ análisis de la demografia histórica, de la historia económica e incluso dei derecho. Los esc/avos son miembros integrantes de la sociedad, pero juegan también un importante papel en e/ sector productivo como fuerza de trabajo, donde colaboran con su esfuerzo en todas las tareas económicas. Los estudios sobre los mismos han aumentado en las últimas décadas, centrándose ahora más en e/ período moderno que era e/ más desconocido, pues normalmente los investigadores se habían ocupado de/ mundo medieval y de/ fenómeno tremendo de la trata en relación con e/ mundo americano. Este espacio poco a poco ha ido rellenándose con importantes aportaciones para e/ caso hispano de V. Cortés y V. Grau/lera en e/ espacio mediterráneo y de A. Franco y A. N'Damba para e/ andaluz. Nosotros nos hemos ocupado de/ caso canario, y Domínguez Ortiz en 1950 daba una visión de conjunto para Castilla, siendo su trabajo uno de los pioneros. En Portugal también se ha profundizado sobre e/ tema con artículos y estudios de A. L. Ferronha, V. Rau y J. R. Tinthorão; sin embargo sobre las is/as atlánticas lusitanas, y la esclavitud practicada en e/las, se hab(a incidido poco, apenas una decena de artículos daban cuenta de la existencia de la institución en Madeira. E/ problema para afrontar e/ tema procedia de la variedad y dispersión de las fuentes, y aún más de la inexistencia para los primeros tiempos de la colonización de Madeira de los protocolos notariales, documentación de gran valor para estudiar e/ desarrollo de la esclavitud en cualquier sociedad. La misma, utilizada en cantidad y con precisiones metodológicas, es la que ha permitido a muchos investigadores, a través de sus distintas escrituras: ventas, poderes, arrendamientos, donaciones, dotes, cartas de libertad y testamentos seguir todo e/ proceso, desde que un hombre pasa a ser posesión de otro hasta que finalmente consigue acceder a/ estado de los libres, con todos los matices que la vida de/ esc/avo tiene, en relación a sua familia, a sus amos, a las leyes y a la propia iglesia. E/ hecho de que sea un grupo marginado tiene además e/ agravante de que la información sobre los mismos la dan otros y casi nllllca los oimos hablar a e/los en primera persona, salvo cuando se personan en algún pleito o en alguna denuncia ante e/ tribunal de la lnquisición. Por lo cual la infonnación ofrecida por las fuentes ha de ser tratada con sumo cuidado. Sin embargo, a pesar de esa complejidad, se necesitaba c01wcer e/ mundo esc/avista en Madeira desde e/ momento de su descubrimiento y colonización, por ser de sumo interés para comprender como se articuló aquella sociedad y la economia de la Is/a, pues esc/avos eran los que trabajaban en las tierras, los que cuidaban e/ ganado, los que aserraban los bosques, y los que trabajaban. en las casas de sus seflores, y no só/o lo que ayudaban con su esfuerzo a fabricar azúcares. Faltaba por tanto una visión de conjunto que profundizara en las diferentes facetas que la institución plantea. A. Vieira para e/lo no escatimó esfuerzos, ni para localizar los datos de fuentes diversas ni para hacer un acopio importante de bibliografia que /e permitiera poner en relación la esc/avitud en Madeira con la de otras zonas. Los datos los fue reuniendo tanto de la consulta dei

Archivo Nacional de Torre do Tombo, conw de los archivos regionales de Madeira y Canarias, donde hizo un seguimiento en aquellas secciones que podían arrojar infonnación sobre el tema. En relación ai Archivo Nacional no solo revisó aquellos fondos que tenían que ver directamente con el archipiélago, tales como los libros de/ Cabildo de la Sé de Funchal, los de la Alfandega y los de/ convento de Santa Clara, sino que se adentrá a la búsqueda de noticias en aquellos otros donde e/ esc/avo estaba presente, cmno e/ de la lnquisición de Lisboa. La infonnación hallada /e permitió contactar con la realidad de una época donde e/ esc/avo estaba imnerso por mor de la necesidad de proveerse de fuerza de trabajo. En el Archivo Provincial de Las Palmas su pesquisa tenía cotno objetivo la consulta de los protocolos notariales de Lanzarote, Fuerteventura y Gran Canaria, en donde y a través de los distintos tipos de escrituras hal/ó ricas noticias sobre las relaciones entre ambos archipiélagos, y e/ tráfico generado por las mistnas. Cana rias, agotadas sus fuentes directas de esc/avos tenía en Madeira un mercado que la aprovisonaba a cambio de cereal, necesario y demandado por la sociedad madeirense. Quizá más ricos por lo directo en e/ acontecer diario de la sociedad en la cual viían los esc/avos, le resultaron los doctunentos conservados en e/ Archivo Regional da Madeira y en los Archivos Parroquiales. Los libros de posturas o de vereações fueron fundamentales, desde e/ momento en que en ellos quedan recogidos los acuerdos a aplicar a los esc/avos y la nonnativa sobre los mismos, infonnando ai tiempo de sucesos en los cuales los cautivos son partícipes, como e/ robo y las huidas. De/ mistno nwdo, a falta de registras notaria/es para el período acotado, los libros de testamentos de las capelas y de la Misericordia de Funchal, suplieron a a quel/os otros, pues e! testamento es Wl docwnento de primera 1nano, primero porque retrata social y mentalmente a los proprietarios de esc/avos, con stts conductas y actitudes, con su riqueza y su pobreza, y luego porque en e/los se recogen aquel/as disposiciones referentes a los cautivos, desde el1nomento que las cláusulas testamentarias recogen aspectos relativos a la libertad de los misnws y las condiciones en que se da, ya que dos eran las fónnulas recogidas en la legislación, por las cuales un esc/avo podía acceder a/ mundo de los libres: las cartas de alhorría y las cláusulas de testamentos. Cada una de e/las ofrecen aspectos variados, que van desde la alhorría sin condición a las condicionadas, a la vez que aparecen emnascarados algunos datas que hacen intuir la relación de parentesco entre el cautivo y su seflor, pues no hay que olvidar que muchas esclavas se convirtieron en concubinas de sus seflores, ofreciéndoles placer, además de hijos. Sin embargo la fuente más completa y a la vez más trabajosa de las utilizadas por e/ autor son los registras parroquia/es en su cuádruple división: bautisnws, matrimonias, obitos y confinnaciones. La nonnalización y regulación de las mismas se aplica con fuerza de ley a partir de las disposiciones dei concilio de Trento, aplicadas en /564, que son aceptadas por Espaíia y Portugal. En Madeira, no obstante, se cuenta con estafuente desde 1538, afio en que comienzan los libros sacramentales de la Sé. Los asentamientos en las partidas suelen ser bastante meticulosos, apareciendo siempre, en el caso dei bautismo, los datos de/ bautizado: sexo, nombre, condición de/ esc/avo y su ilegitimidad, pues en la mayoría de los casos se desconoce su padre. De la madre, puesto que su hijo sigue su condición, só/o figura eltwmbre, a!Ín cuando en ocasiones se menciona a/ menos un apel/ido que corrientemente coincide con el dei dueíio. Estos libras de bautizos /e han permitido a A. Vieira aproximar-se a/ origen y colo r de los esc/avos, pues en muchas ocasiones los recien importados de Africa reciben ya adultos el agua de/ bautisnw en la Js/a, y a su vez estudiar su procedencia, pues en Madeirá igual en Canarias existieron cuatro grupos de esc/avos: canarios, moriscos y negros, además de los mulatos, nacidos en la is/a como fruto.de las relaciones entre blancos y negras. El análisis de los mismos /e hace buscar la relación de Madeira con los puntos de origen bien sean las p/azas africanas portuguesas como las is/as Canarias. Las partidas a su vez le hmt pemútido elaborar numerosos cuadros en donde pone en relación la población cautiva conla total de la is/a, y los esc/avos con sus dueflos, y la calidad y profesión 2

de los misnws, puesto que si algo se consigna fielmente en los registros es e/ nombre completo dei proprietario, sus títulos, as( conw su condición socio-profesional, su naturaleza y vecindad. Con ello el autor ha sido capaz de elaborar una relación entre proprietarios y posesión de cautivos, distinguiendo a unos de otros enfunción de su escala social. E/ análisis de los misnws de ha pennitido comprobar que e/ comportmniento de los eclesiásticos· en cuanto a posesión de esc/avos es e/ misnw en Madeira que en otros lugares de la Península y de Canarias. Los libros de matrinwnios igualmente han sido útiles para conocer que proporción de esc/avos accedían la matrinwnio, puesto que este tanto por leyes civi/es conw canónicas había sido defendido en favor de los esc/avos. De/ mismo modo e/ autor ha realizado un análisis de las relaciones entre los esc/avos y los homhres libres, para conocer en que proporción se rea/izaban estas uniones. Con estas fuentes A. Vieira ha sabido hacer un planteamiento interesante sobre la esclavitud, suponiendo un puesta a punto, con una uti/ización importante dei caudal de infonnación que /e ha aportado la exhaustiva bibliografia utilizada. Con ambas herramientas, fuentes y bibliografia, nos ofrece un panorama amplio de la institución en Madeira, con aportaciones novedosas, pues no só/o se ha limitado a exponernos e/ desarrollo de la esc/avitud, sino que ha ahondado en cuestiones controvertidas y a veces discutibles, conw matizar las repetidas referencias que insisten en só/o asociar e/ esc/avo a la plantación y producción azucarera; aunque esto es cierto, sin embargo, el esc/avo juega un papel de nos menos relevancia en otros sectores, donde desarrollada otro tipo de labores, que iban desde su aportación en la constmcci6n de las fortificaciones hasta e/ amplio campo socio-económico impuesto en Madeira durante los siglos XVI y XVIJ. Para poner esto en relación con la esclavitud hace 1m esfuerzo por sintetizar e/ desarrollo histórico de Madeira en aquellas centurias. A su vez y a través de los esc/avos, y de los tipos e:tistentes, ahonda en las relaciones mantenidas entre Madeira, las p/azas africanas y Canarias, donde e/ esc/avo era un bien intercamhiable por productos necesarios para e/ bastecimiento de la Is/a. Pero 1w só/o se ha lunitado a analizar estos aspectos, interesantes por si 1nisnws, sino que na ahondado en otros, no lllenos importantes, que nos acercan a/mundo lllental y antropológico de la época, cuando estudia la vida cotidiana de los cautivos, sus relaciones con/a iglesia, sus nombres, su integración en cofradías y su participación enfiestas religiosas. Pero no contento con esto culmina e/ trabajo intentando aproximarse y abriendo vías hacia la reminiscencias étnicas y hacia la presencia de topónurws que tienen sus raíces en/a población esc/ava que vivió en Madeira. Dei mis1no modo no conc/uye el estudio con la libertad de los esc/avos, que es nonna/mente donde se cierra el ciclo de la esclavitud, sino que se interesa por conocer cua/ es la vida material y social de aquel/os homhres y mujeres que accedieron a la libertad. Para e/lo intenta aproxinarse a/número, tanto por ciento, de los esc/avos que irmmpieron en elnuevo estado, contratando una vez más que fueron las mujeres y los niifos los más agraciados, bien por haberse criado en casas desusamos conw por ser posiblemente hijos suyos. Las actividades realizadas por los lnisnws y su inserción en la lnisma sociedad que los esc/avizó, queda patente también en e/ trabajo, donde se de1mtestra que mantienen una relación con sus antiguas actividades y con sus seíiores. Así ejercfan labores en e/1mmdo rural y en las ciudades, trabajando tanto en los ingenios, ahora conw personallibre y asalariado, y enlas casas de sus anws. Conw grupo nwrginal, que siguen siendo, pues e/ color y la ilegitbnidad son signos de su antigua condición, mantienenlazosfuertes de solidaridad, ayudando con su esfuerzo a que otros se ahorren, acogiéndolos en sus casas y prestándoles ayuda. Su vida social y material culmina este apartado en donde se compruebba que muchos cambiam de residencia para olvidar su antigua condición. Todo este panorama es recogido por el autor en un trabajo serio y sugerente, que /lena una de las lagunas de la Historia de/ Atlántico y por supuesto de Madeira, que describe de un nwdo sencillo pero a la vez riguroso y docll11lentado, tal conw queda denwstrado por los más de I40 cuadros que acompaíian ai texto, lo lnismo que los mapas.

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El presente libra constituye el núcleo de la tesis doctoral de A. Vieira; una tesis que nos cupo la suerte de co-dirigir en compaíiia de/ prestigioso investigador portugués el profesor Luis de Albuquerque, y que fue defendida en la Universidad de Azares en 21 de Enero de 1991, en donde el autor fue profesor asistente entre los cursos 1982-83 hasta 1985-86, en que se integró en el equipo encargado de instalar el Centro de Historia de/ Atlântico con sede en Funchal, bajo los auspicias dei Gobiemo Regional. La labor de docente la compaginó A. Vieira conla de investigador, pues es bien conocido por sus trabajos referentes a/ mundo atlántico y a su relación con los espacios insulares, preocupación que ha 1nantenido durante los últilnos aíios, con participación en coloquios y congresos intemacionales y nacionales, donde ha demostrado su buen hacer colnD investigador. Su fonnación en las Universidades de Lisboa y Açores y sus condiciones cotno docente, impartiendo las disciplinas de Historia económica y Social, Historia de Portugal e Historia de los descubrimientos e Expansão Portuguesa, le 1/evaron bien pronto a/ campo de la investigación de la mano de los profesores Artur Teodoro do Matos y Luis de Albuquerque, con los cuales ha trabajado y colaborado. E/lo he ha pennitido enfrentarse a las fuentes de los archipiélagos de Açores, Madeira y Canarias, para illtroducirse en e/ conocimiento de/ posado insular. En la última década nos ha ido ofreciendo sus investigaciones. Comenzó estudiando e/ comercio de cereales, tanto de Azares cmno de Canarias para Madeira; en los distintos trabajos sobre este tema analiza como e/ archipiélago madeirense, convertido primero em granero dei reino, cedi! paso a/ cultivo de azúcar, dependiendo para e/ abastecüm"ento de/ trigo de los otros archipélagos; trigo que paga con productos de la tierra, entre e/los azúcar, vino, zwnaque y esc/avos negros. La dedicación a este tnna /e llevó a profimdizar sobre la cueitión cerealística en Açores. A través de estas estudios comensó a plantearse y a abrir de nuevo el camino iniciado a fines dei siglo XVI, por un autor azoreano: Gaspar Frutuoso. Éste en su obra «Saudades da Terra>> intenta hacer una especie de historia comparada, contrastando los aspectos de los diferelltes archipiélagos. Pues bien esta antorcha dei análisis comparado, que no contó con adeptos en el devenir histórico, fue recogida por A. Vieira ai estudiar. las relaciones comerciales entre los tres archipiélagos, donde evidencia una similitud en el proceso de desarrollo económico, diferenciada, tal vez, por sus particularidades naturales. En «O comercio interinsular nos séculos XV e XVI. Madeira, Açores e Canarias», el autor hace un exhaustivo análisis no só/o dei comercio sino de los elementos que lo generan y de los homhres que lo hacen posib/e, con sus circuitos y sus redes mercantiles. Dentro también dei campo económico se ha interesado por el papel e importancia dei azúcar y dei vino, ra~no's claves en el desarrollo de Madeira. El seflorío y la administración municipal, con sus implicaciones políticas, sociales y económicas tamhién ha sido ~notivo de investigación para el autor, lo nús1no que e/ descubrimiento y poblamiento de Madeira, con nuevas aportaciones y puesta ai dia de la bibliografia. Este cmwci1lúento sobre el posado insular file la base para poder emprender con rigor y seriedad e/ estudio de la esclavitud, con un tratamiento eficaz y con el manejo de metódos cuantitativos y cualitativos, a pesar de la dispersión de las fitentes, que A. Vieira h a sido capaz de superar con e/ cruzamiento de las mismas, y con los análisis comparativos, además de con el apoyo de una abundante bibliografia. Por todo e/lo creenws que he~nos de congratulamos y felicitar ai autor, quién con su esfilerzo nos presenta en esta obra en toda su riqueza e/ comportamiento y la actividad de un grupo social doblemente margilwdo, por la sociedad en la que vició y por las fuentes que callan su voz y só/o nos ofrece la de aquel/os que los esclavizaron. Las Palmas de Gran Canaria. Julio de 1991 MANUEL LOBO CABRERA

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INTRODUÇÃO 1. A realização de uma pesquisa documental monográfica é, por vezes, resultado de motivações que nos são alheias: por um lado um compromisso académico, por outro as lacunas c a necessidade de aclarar tJm domínio cm aberto são, nonnalmcnte, as razões que surgem como motivação de base à concretização de um trabalho. Para nós o interesse pelo tema, que ora nos propomos tratar, surgiu com a lein1ra de alguns trabalhos pioneiros neste domínio, para as ilhas Atlânticas. Foi a leirura dos numerosos esn1dos sobre o tema de Manuel Lobo Cahrcra (1), para as Canárias, que nos incutiu o necessário alento para que nos embrenhássemos na documentação histórica sobre a Madeira à procura do rasto da população escrava. Partindo das afinidades entre os dois arquipélagos, que noutro momento tivemos o ensejo de comprovar (2), tomámos os referidos estudos como orientação inicial para a pesquisa. Mas esta intenção ficou gorada, à partida, ao verificarmos que os núcleos documentais disponíveis para a Madeira são diversos dos que existem em Canárias. Perante isto foi necessário definir uma nova estratégia mais consentânea com as nossas disponibilidades documentais. Nas Canárias a existência de um riquíssimo espólio de protocolos notariais possibilita ao investigador imímeras oportunidades na pesquisa histórica (3), enquanto na Madeira há, a este respeito um vazio na documentação. Todavia estas lacunas documentais foram colmatadas, ainda que parcialmente, com o recurso aos arquivos das instituições pias c religiosas c a disponibilidade do arquivos paroquiais, a partir de 1538. Foi no valioso espólio da Misericórdia do Funchal, do Juízo dos Resíduos c Capelas c Convento de Santa Clara que a recolha documental foi mais rica. Mas esta documentação não nos transmite toda a informação desejável sobre a escravan1ra, pois a sua incidência preferencial está nos testamentos e inventários de bens, e outros documentos que também deveriam surgir nos registos notariais, como os contratos de compra e venda, de dívida, trespasses e fretamento de embarcações e constituição de sociedades comerciais. O último tipo de documentos é abundante no arquipélago das Canárias e por isso tem permitido inúmeros e valiosos estudos neste domínio da investigação histórica. Tal como se poderá verificar pelo trabalho de grande fôlego de Manuel Lobo Cabrera (4 ) sobre a escravatura nas

(1) Os seus trabalhos sobre a escravatura inciaram-se com tese de doutoramento- La eslcal'l·tud en las Canarias Orientales en e[ siglo XVI (negros, moros y mariscos), Las Palmas, 1982. (2) O Comércio Inter-Insular 110s séculos XV e XVI (Madeira, Açores e Canárias), Funchal, 1987. (3) Tenha-se em consideração os estudos de Manuel Lobo Cabrcra, V. Cortés Alonso, E. Vila Vilar e A. Franco Silva, citados na bibliografia; veja-se ainda N. CABRILLA:--IA, «La esclavitud en Almería según los protocolos notariales (1519-1576). Tipologia documental», in Actas de Metodologia Aplicada de las Ciências Historicas, V, Santiago de Compostela, 1973, 305-~17. (4) M. LoBO CABRERA, ibidem. Veja,se ainda: A. EIRAS ROEL, «Tipologia Documental de los Protocolos gallegos•, in Historia Social de Galicia en tres Fuentes de Protocolos, Santiago de Compostela, 1981, 21-115; V. CORTÉ.~ ALONSO, "Algunas ideas sobre la esclavimd y su investigación•, in Bulletin de I 'Institui IJelge de Rome, Miscelanea Charles Verlinden, XLIV (1974), 127-144.

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Canárias no século dezasseis, a disponibilidade dos registos notariais possibilitou uma análise alargada da componente mercantil do fenómeno. Mas na Madeira a ausência da mesma documentação e dos registos de entrada e saída da alfândega do Funchal inviabilizaram este tipo de tratamento do problema. Mesmo assim procurámos reunir o máximo de informação possível na tentativa de estabelecer as principais directrizes desta realidade. As lacunas dos núcleos documentais madeirenses, pensávamos nós, podiam ser parcialmente supridas com a disponibilidade dos registos paroquiais, considerada a mais valiosa colecção do Arquivo Regional da Madeira, mas a consulta e análise de crítica interna e externa vieram a comprovar, em certa medida, o contrário. As inúmeras faltas, a deficiente e desordenada encadernação feita já no nosso século, tomam este núcleo documental de difícil uso pelo investigador. Mesmo assim não prescindimos da sua recolha, análise e uso. 2. É necessário referir, também, que outros estudos influenciaram decisivamente a pesquisa e a elaboração do presente trabalho. As inúmeras lcin1ras feitas permitiram o necessário enquadramento da siruação da Madeira no panorama geral da escravarura e das possíveis aportações do caso madeirense na afirmação do fenómeno. Neste sentido os esrudos de Charles Verlinden (5), secundados por Sidney M. Grcenfield (6), vieram a atribuir um lugar de relevo à sin1ação particular da escravatura na Madeira. Mas é preciso ter em conta que todas eles partiram da dedução que a Madeira, por ter sido o modelo instin1cional e económico, o deveria ser ao nível social. Subjacente a esta ideia não há qualquer investigação que a fundamente. Da análise comparada dos componentes mais significativos desta podemos afirmar que estamos apenas perante uma indiciação, que aos referidos estudiosos parece ser um facto evidente. Este tema dominou também as nossas preocupações no decorrer da investigação e escrita do trabalho, mas não nos foi possível dar-lhe o tratamento adequado. A dificuldade derivou, em primeiro lugar, da falta de sincronia dos diversos esn1dos que compulsámos, com uma vasta expressão geográfica e, depois, a impossibilidade de acesso a alguma documentação atinente ao tema. Pensámos que a sua dedução não poderá ser feita de forma apriorística, mas sim deverá ser o resultado de uma análise comparada do fenómeno no Mediterrâneo c, depois, no Atlântico. O que no momento actual se toma difícil de concretizar, uma vez que nos estudos mais significativos sobre a problemática da escravan1ra nas ilhas do Mediterrâneo e Antilhas é patente uma variada incidência temática e cronológica. É necessário referir que, embora o tema venha merecendo, desde o século XIX, uma atenção especial da historiografia europeia e americana e um tratamento preferencial ao nível bibliográfico, subsistem ainda algumas questões cm aberto, que continuam a cativar o interesse dos investigadores. A práxis política dominada pelo movimento abolicionista marcou de forma indelével a produção bibliográfica sobre o fenómeno, não possibilitando, por vezes, uma maior abertura temática. O fascínio pelas seriações numéricas (7), a compaixão pelas condições infra-humanas de existência dos escravos, atraíram os políticos e poderão ter iludido alguns dos investigadores que se têm dedicado ao assunto (8).

(5) Dos numerosos estudos referenciamos os seguintes: Les Origines de la Civilization Atlantique, Nêuchatel, 1966; •Précédents et paralellcs europeéns de l'esclavage colonial», in O Instituto, vol. 113, Coimbra, 1949. (6) •Madeira and the beginings of New World sugar cane cultivation and plantation slavery: a study in constitution building», in Vera RUBIN e Arthur TUNDEN (eds.), Comparative Perspectives on Slavery in New World Plantation Societies, New York, 1977. (7) Evidente como a publicação do trabalho de Philip D. CURTIN, The Atlantic Slave Trade. A Census, Londres, 1969. (8) Refira-se, a título de exemplo, os estudos de Gilberto Freire, nomeadamente o mais publicitado - Casa Grande e Senzala, que se enquadra no panorama da produção literária americana, de que podemos referenciar Stanley M. Elkins (1959), F. Taunembaum (1947), David Brion Davies (1966).

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Perante isto as questões demográficas, sociais, económicas e culturais foram sacrificadas, o mesmo sucedendo, em termos cronológicos, com as épocas iniciais da escravatura em relação à centúria oitocentista. Neste último século é evidente a relação entre o estudo do assunto e a dominância da teoria abolicionista. A par disso as disponibilidades da documentação madeirense não são de moldes a facilitarem esta análise, pois para o período dos séculos XV e XVI, em que a economia açucareira se afirmou, faltam-nos as referências sobre os escravos. Nomeadamente no caso da ligação do fenómeno da escravatura à economia açucareira, os deficientes acervos documentais não permitiram uma análise tão profunda como seria desejável. Daí resultou que o tema continuará ainda em aberto. Pensámos até que será sempre um problema sem resposta definitiva e adequada. 3. As dificuldades encontradas ao longo da pesquisa conduziram-nos à necessária adaptação do projecto inicial às novas circunstâncias, deixando para ulterior oportunidade o tratamento aprofundado das questões que pretendíamos ver resolvidas e outras mais que a investigação suscitou. Aqui optámos pela valorização do escravo no contexto sócio-económico do arquipélago e das implicações que daí advieram para a sociedade. Partindo do princípio que a presença dos escravos na sociedade madeirense não é alheia ao processo histórico do arquipélago fomos aí buscar as motivações disso e da sua evolução. Deste modo é justificável uma breve abordagem da História do arquipélago no período em causa. Assim privilegiámos, por um lado, a cultura da cana sacarina e da estrutura fundiária que lhe deu forma, e, por outro, a intervenção do ilhéu nas iniciativas de reconhecimento da costa africana, de conquista das Canárias e da defesa das praças marroquinas. Ambas as circunstâncias, pensámos nós, contribuíram decisivamente para o lugar assumido pela escravatura na sociedade madeirense. O facto da Madeira ter sido a primeira experiência de povoamento e valorização económica do espaço insular atlântico coloca-a numa posição preferencial para o conhecimento dos vectores dominantes deste processo que deu corpo a toda a dinâmica sócio-económica da expansão europeia no Novo Mundo. Foi na Madeira que a sociedade atlântica deu os primeiros passos, sendo os primeiros escravos conduzidos para a ilha do vizinho arquipélago das Canárias. Todavia a dimensão assumida pelo fenómeno da escravatura, quer em Cabo Verde e São Tomé, quer nas Antilhas e Brasil, situa-se a um nível superior ao do caso madeirense. Af estamos perante a dominância de uma força de trabalho mista- escravos e livres-, sendo por vezes difícil definir qual a situação de uma e de outra, enquanto nestas áreas o processo sócio-económico é definido do pela dominância da mão-de-obra escrava. Perante isto as abordagens comparativas deverão ser cuidadosas e ter em conta esta diversa mundividência assumida pela escravatura. Neste aspecto tivemos em consideração os estudos sobre o vizinho arquipélago das Canárias e dos referentes às sociedades insulares do outro lado do Atlântico (9). O escravo pela posição marginal que adquiriu na sociedade, não assume um local de relevo nos documentos disponíveis, onde está sempre expressa a voz dos grupos dominantes. Deste modo é difícil, senão impossível, encontrar o rasto do seu quotidiano na documentação oficial. A sua presença é esporádica, apenas nos momentos em que se torna necessário, sendo de considerar neste caso os actos escritos relacionados com o ritual religioso, por imposição da igreja, e outros de carácter privado relacionados com os seus proprietários- como sejam os testamentos e demais actos notariais. Nestes casos o escravo aparece sempre em razão da mundividência do livre a quem está subordinado.

(9) Tenha-se em atenção, neste caso, o importante estudo de Richard D. DUNN, Sugar and Slaves. The Rise ofthe plalller class in the English West lndies. 162-1-1713, N. York I Londres, 1973; L. PAYTRAND, L 'Esclavage aza Antilles Françaises avant 1789, Paris, 1897.

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Não é fácil reconstituir, deste modo, o quotidiano do escravo madeirense. Ele andava sempre associado ao do seu proprietário. Até mesmo em momentos em que o escravo é protagonista de algum acontecimento, normalmente de carácter violento, o dono aí está presente, uma vez que sobre ele recaem todas as correspondentes responsabilidades civis. Esta excessiva vinculação do escravo ao dono é um dos aspectos marcantes da expressão da escravatura no arquipélago, sendo também testemunho de uma vivência comum e não scgregativa. Deste modo as suas particularidades tomam-se dificilmente expressivas. O recurso a testemunhos de estranhos, legados pela literatura de viagens (lO), poderá ser uma valiosa fonte de informaçôcs a tal respeito. A par disso o rastreio da mundividência dos libertos poderá ser um indício da anterior situação. Daí a importância que atribuímos a este gmpo. Depois de rastreada a situação procurámos analisar as implicações do fenómeno nos vários domínios da sociedade madeirense, dando particular relevo aos aspectos legislativos e religiosos. Em ambos os casos preocupamo-nos em discernir, por um lado, os indícios da vivência dos escravos através das limitações impostas ou das insistentes normativas do comportamento religioso e social c, por outro, a posição que a sociedade lhes atribuía. Num e noutro caso são poucas ou nenhumas as ligações ou semelhanças com o que se passa do outro lado do Atlântico. Aqui, ao contrário do que sucedeu no continente e ilhas americanas, a pequenês do espaço ocupado fez com que o mundo do escravo e do proprietário se interpenetrem numa sociabilidade particular. 4. Para a realização deste projecto contámos com o apoio de algumas pessoas e instituiçôcs que, pela importância que assumiram, não podemos de modo algum ignorar. Em primeiro lugar os nossos agradecimentos aos Profs. Drs. Luís de Albuquerque e Manoel Lobo Cabrera pelo apoio incondicional que nos deram, aceitando a orientação do trabalho. Os seus inúmeros reparos despertaram a nossa atenção para aspectos, por vezes, ignorados e contribuiram para a presente forma dada ao resultado final. Também não devemos esquecer o apoio e carinho com que alguns dos funcionários das bibliotecas e arquivos, onde realizámos a nossa pesquisa, nos propiciaram: em especial aos funcionários do Arquivo Regional da Madeira que, suplantando os inúmeros entraves impostos, nos facilitaram o acesso a todos.os núcleos documentais disponíveis.

(lO) Para a Madeira temos o testemunho de Giulio Landi, •Descrição da ilha da Madeira», in A Madeira Vista por Estrangeiros, Funchf,;, 1981, 85, 92-93 e 98.

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ABREVIATURAS E SIGLAS A.H.M. A.H.P.L.P. A.N.T.T. A.R.M. ART. CIT. A.F. B. C. CAP(S). C.C. C.H.C.A. C.M.F. C.R. CX. D.A.H.M. ED. Esc. Est. FL(s). F Lib. Li v. Mia M. Ma.

- Arquivo Histórico da Madeira ( 1931-1977) -Arquivo Histórico e Provincial de Las Palmas (Gran Canaria) -Arquivo Nacional da Torre do Tombo (Lisboa) -Arquivo Regional da Madeira (Funchal, Arquivo Distrital do Funchal) -Artigo citado -Alfândega do Funchal (A.N.T.T.) - Baptismos -Casamentos - Capítulo(s) -Corpo Cronológico (A.N.T.T.) -Colóquio de História Canario-Americana (1976-1988) -Câmara Municipal do Funchal -Crisma -Caixa -Das Artes e da História da Madeira (Revista- 1948-71) -Edição -Escravo -Estante - Fólio(s) -Feminino -Liberto -Livre - Misericórdia -Mistos -Masculino N.o -Número - Obitos o. P.J.R.F.F. -Provedoria e Junta da real Fazenda do Funchal (A.N.T.T.) PI -Pai/Mãe PUBL. - Publicado P. I P.P. - Página(s) S.D. -Sem data - Sem Referência S. Ref. - Testamento T. -Tomo T. - Testamento Test. -Total Tot. -verso V o. -Volume V O L. -Falecido + - Não identificado ?

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O ARQUIPÉLAGO E O ESCRAVO A presença do escravo na constituição da sociedade madeirense, desde o século XV, não é um fenómeno isolado, pois enquadra-se no contexto sócio-económico em que o arquipélago emergiu. A falta de mão-de-obra braçal para as novas arroteias e a maior necessidade dela por parte de culturas como a cana sacarina, geraram esta procura, enquanto a iniciativa descobridora do Atlântico propiciava as vias para a seu encontro. Foi de acordo com esta conjuntura que a escravatura ganhou importância na sociedade madeirense e atribuiu-lhe uma situação particular. Mas o evoluir do processo sócio-económico interno, associado às novas condições estabelecidas pelo mercado atlântico contribuíram, ainda que paulatinamente, para a desvalorização da componente escrava na estrutura social do arquipélago. A menor utilidade no sector produtivo e a maior procura por outros mercados e sociedades condicionaram esta deslocação da mão-de-obra escrava. Aqui teremos a oportunidade de acompanhar de perto o seu processo evolutivo ao longo dos séculos XV a XVII, valorizando primeiro os mercados e rotas e depois as componentes demográfica e social. Esta última só foi possível mediante a disponibilidade dos registos paroquiais a partir de 1538.

O ARQUIPÉLAGO.

SÉCS. XV-XVII

A escravatura apresenta-se no arquipélago madeirense como um fenómeno complexo, resultante da intervenção das múltiplas estmturas sócio-económicas que definem o processo histórico local e Atlântico. Deste modo o caso que nos ocupa não deverá ser encarado como um fenómenó isolado. Durante os três séculos de presença dos escravos na Madeira o arquipélago passou por várias transformações que tiveram uma intervenção decisória na sua presença. Deste modo não podemos esquecer tais conjunturas, pela importância que assumem na compreensão histórica deste fenómeno. Este primeiro capítulo tem essa finalidade. Aqui daremos conta da situação da Madeira ao longo dos séculos XV e XVI, através dos múltiplos aspectos sociais, institucionais e económicos. Convém esclarecer que não foi nossa intenção fazer uma síntese aprimorada da História da Madeira mas apenas salientar os domínios que se apresentam imprescindíveis para a compreensão da importância assumida pela escravatura na sociedade madeirense.

O POVOAMENTO

I-

O povoamento do arquipélago iniciou-se na década de vinte da centúria quatrocentista: primeiro em Porto Santo e depois na Madeira. Este processo de humanização e valorização económica das ilhas foi resultado da expansão peninsular e só se tornou possível na confluência dos vectores expansionistas coni as condições do novo rincão. O clima e a geografia influenciaram-no de forma decisiva. A limitada superfície do Porto Santo e as adversidades do clima fizeram com que esta ilha se mantivesse numa posição secundária. Ao invés, na Madeira, as condições favoráveis de clima, em parte da orografia, e a grande disponibilidade de água, possibilitaram-lhe uma importante frente de arroteamento, delimitada, primeiro, à vertente maridional, entre Machico e a Calheta. A amenidade do clima e a suavidade de alguns declives desta vertente contrastam com as adversidades oferecidas pela costa norte, que acumulava ainda as dificuldades de acesso, por terra c por mar. As últimas condicionantes materializaram uma excessiva valorização da vertente sul no período de começo do povoamento da ilha. Apenas a pressão do movimento demográfico terá conduzido ao alastramento do recinto humanizado em altitude e no sentido da costa norte. Até lá estes espaços permaneceram como reservas florestais das gentes ribeirinhas do sul. Foi a partir dos primeiros assentamentos no Funchal c em Machico que partiram os cabouqueiros que deram forma aos novos espaços de fixação, cm Santa Cruz, Câmara de Lobos, Ribeira Brava, Ponta do Sol c Calheta. A tradição anota que a primeira fonte de colonos para o povoamento do arquipélago foi 13

algarvia('). Mas isso carece de provas e as mais recentes investigações têm revelado uma proveniência diversa para estes povoadores (2). A quantificação possível a partir de uma listagem (3) e dos registos paroquiais (4 ) atesta que eles foram maioritariamente do norte de Portugal. A evolução da estmtura religiosa, fiscal e administrativa surge, em simultâneo, como resultado e testemunho da dispersão geográfica dos núcleos de povoamento. Assim às primeiras capelas para o serviço religioso, no Funchal e Machico, vieram juntar-se outras, ainda no século XV, em Santo António, Câmara de Lobos, Ribeira Brava, Ponta do Sol, Calheta e Santa Cruz. A estmtura municipal acompanhou também o progresso, pois aos iniciais municípios nas sedes das capitanias e aos alcaides e juízes pedâneos dos lugares de Câmara de Lobos, Ribeira Brava, Ponta do Sol, Calheta e Machico, sucederam-se os municípios da Ponta do Sol (1501), Calheta (1502) e Santa Cruz (1515). Os primeiros cento e cinquenta colonos, companheiros de João Gonçalves Zarco e Tristão Vaz Teixeira, multiplicaram-se de forma espectacular. Assim, passados vinte anos eram já oitocentos os vizinhos, e para 1514 a tradição historiográfica refere, sem apresentar as fontes, que a ilha tinha mais de 5.000 habitantes. Foi este franco progresso e a afirmação hegemónica do lugar do Funchal que levou a coroa a atribuir-lhe a categoria de cidade em 21 de Agosto de 1508 (5). Um dos índices mais elucidativos sobre a evolução do movimento demográfico da ilha é-nos dado pela estmtura religiosa do arquipélago. A criação de capelanias e freguesias e o aumento do valor das côngmas são os principais elementos denunciadores disso. As primeiras paróquias surgem no século XV a partir dos principais núcleos de fixação- Câmara de Lobos, Calheta, Funchal, Machico, Ponta do Sol e Ribeira Brava. Destas freguesias do litoral se retiraram outras (mapa n. 0 1) na primeira metade da centúria seguinte: Campanário, Estreito Câmara de Lobos, Faial, Gaula, Ponta do Pargo, Santana e Santo António. Por aqui fica demonstrado que, à primeira fixação litoral sucedeu outra no interior. A norte, onde existiu, desde meados do século XV uma capelania em S. Vicente, a partilha das primeiras paróquias data da primeira metade do século XVI: S. Jorge (1517), Ponta Delgada (1520) c Porto Moniz (1540). O confronto desta realidade com o valor das côngmas, estabelecidas de acordo com o mímero de vizinhos de cada paróquia, permite-nos conhecer, com alguma segurança, a evolução da mancha humana em toda a ilha. Comparada esta com os dados apresentados por Gaspar Frutuoso e os declarados no recenseamento de 1598 verifica-se uma tendência concentracionista no litoral sul, com especial incidência na Calheta, Câmara de Lobos, Caniço, Estreito da Calheta, Machico, Ponta do Sol, Ribeira Brava, Santa Cruz e Funchal. No recenseamento de 1598 (6) é patente a macrocefalia da cidade do Funchal, que reune nas oito freguesias em torno do espaço urbano 44% dos fogos e 50% das almas. Entretanto a capitania do Funchal totalizava 79% dos fogos e 82% das almas. É de salientar que a vertente norte, de difícil acesso, pouco cativou as atenções dos madeirenses, uma vez que nesta data os moradores das freguesias representavam ape-

(1) Com base nos textos de Jerónimo Dias LEITE (Descobrimento da Ilha da Madeira ( ... ), Coimbra, 1947, 16) e de Gaspar FRUTUOSO (Livro primeiro das Saudades da Terra, Ponta Delgada, 1966, 218-218); sendo o seu principal arauto Alberto IRIA, O Algarve e a Madeira no século XV, Lisboa, 1974 (Sep. de Ultramar). Confronte-se a crítica de Fernando Jasmins PEREIRA, O Algarve e a Madeira, Braga, 1975. (2) O primeiro a chamar a atenção para esta errada conclusão foi Ernesto GoNÇALVES (•No Minho ao Sol de Verão•, inD.A.H.M., IV, n. 0 21, 1955; idem, ·Anotações•, inFernando de Menezes VAZ, Famílias da Madeira e Porto Santo, vol. I, Funchal, S.D., pp. 224, nota 1, 248 nota 1). (3) Luís de ALBUQUERQUE e Alberto VIEIRA, A Ilha da Madeira no século XV, Funchal, 1987, 56. (4) Luís Francisco de Sousa e MELO, •A imigração da Madeira•, in História e Sociedade, n. 0 6, 1979, 39-57. (5) A.R.M., C.M.F., registo Geral, t. 1, fl. 278 vo.-279. (6) Arquivo Histórico da Madeira, ll, Funchal, 1932, 28-35.

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MAPA NQ 1

-

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,

CRIAÇAO DAS PAROQUIAS NA MADEIRA

SEC. XV -XVI

FAIAL

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SERRA DE AGUA X

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I

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3 4 5

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nas 9% dos fogos e 8% das almas. O século XVII mantém este incremento populacional. Em 1614 o número de fogos aumentou para 5.986 e o de habitantes para 23.345 (7 ). Passados vinte c três anos fala-se na presença de 23.200 almas de confissão para 6.900 fogos (8). E, finalmente, em 1676 a Madeira apresentava 8.469 fogos c 34.622 almas de comunhão (9). Na ilha do Porto Santo, castigada pelo clima e assaltos de piratas c corsários, a população terá atingido as 1.680 almas c os 420 fogos em 1590. Mas o assalto dos corsários argelinos cm 1616 reduzia-se para apenas 25 almas, ficando de pé 106 fogos (10). A par disso é de salientar, noutros domínios, profundas mutações resultantes da necessidade de adaptação da estrutura institucional aos novos condicionalismos do processo sócio-económico. Neste caso foram importantes as iniciativas do senhorio a partir da década de 60. Enquanto cm 1477 (11) D. Beatriz teve plena consciência das dimensões assumidas pelas trocas com o mercado externo, criando duas alfândegas, no Funchal e em Machico. D. Manuel, desde 1486 (12), deu o impulso decisivo para a materialização da estrutura administrativa adequada às novas exigências do final de século. Assim foi ele que promoveu a construção de uma igreja, casa para a câmara, paço para os tahcliães e alfândega, cedendo para o efeito os terrenos que lhe pertenciam, conhecidos como o Campo do Duque. Desta forma o burgo funchalense amplia-se e a área urbana ganha uma nova estrutura, que perdurará até à actualidade. A novidade associada ao elevados proventos arrecadados no início do processo de ocupação do solo madeirense atrairam à ilha inúmeros reinóis. Os filhos-segundos, os trabalhadores c a pequena burguesia apostaram na nova realidade, que lhes grangeou uma posição de evidência na nova sociedade atlântica. Inicialmente o medo de enfrentar a novidade afectou também os estratos sociais baixos, pelo que surgiram cm seu lugar os degradados e escravos. Mas, o imediato progresso económico da ilha conduziu a uma mudança radical, surgindo inúmeros jornaleiros, aventureiros e estrangeiros. A testemunhar a baixa condição social da maioria dos primeiros colonos que povoaram a ilha temos, por uma lado, a reclamação de João Gonçalves Zarco junto do monarca para que lhe enviasse varões de qualidade para desposarem as suas quatro filhas (13). Todavia a aristocracia madeirense safu deste grupo sendo a sua afirmação a partir das riquezas acumuladas com a exploração da terra e o exercício de funções administrativas. Ao primeiro impacto peninsular que deu corpo aos colonos que abriram as primeiras arroteias, seguiram-se depois os demais europeus que contribuiram para espalhar os produtos madeirenses pelos portos europeus. É de considerar ainda a presença forçada de uma população das Canárias e costa africana (mouros e negros). Foram estes últimos que deram o necessário arranque das arroteias para a afirmação das culturas cerealífera e açucareira. A documentação refere-nos, como teremos oportunidade de ver, que este grupo social foi extremamente segregado e alvo de extremadas cautelas por parte dos livres. A servidão forçada

Frédéric MAURO, ob. cit., 504. E. SANTOS, «A sociedade insular madeiren-;e na época moderna: a perspectiva da hierarquia religiosa», in C.J.H.M., 1986. (9) J. Cabral do NASCIMENTO, Documentos para a História dos Capitães da Madeira, Lisboa, 1930, 14. (10) A. A. SARMENTO, Notícia Histórica da Ilha do Porto Santo, 92. (11) A.R.M., C.M.F., t. 1, fl. 231-233vo., publ. in A.H.M., vol. XV (1972), n. 0 52, pp. 79-88. (12) Em 1486 D. Manuel recomendou a construção de wna praça, câmara, paço para tabeliães e picota (A.R.M., C.M.F., t. 1, fls. 25-25vo., inA.H.M., vol. XVI, 1973, n. 0 112, 200-201) e em 1488 o mesmo mandou construir o mosteiro de Santa Clara e a Sé do Funchal (Jbidem, t. I, fls. 163 vo.-164vo., inA.H.M., vol. XVI, 1973, n. 0 126, 212-213). Desta forma se defmia um novo espaço de poder que deu corpo à cidade do Funchal, criada em 1508. Confronte-se José Pereira da COSTA, A construção da Alfândega Nova da Funchal, Lisboa, 1978, sep. da Revista da Universidade de Coimbra, vol. XXVI, António ARAGÃO, Para a História do Funchal, 2. • edição, Funchal, 1987, 98-160. (13) Gaspar FRUTUOSO, Livro Segundo das Saudades da Terra, Ponta Delgada, 1979, 217-218. (7) (8)

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gerava, por vezes, reações intempestivas, o que obrigava a definição de medidas de controlo social, explícitas nas diversas posturas. Também o convívio com o «povo meúdo», nomeadamente os trabalhadores de soldada oriundos do reino, e libertos provocava, por vezes, uma certa instabilidade social (14). Ao lado desta multidão de jornaleiros, rendeiros e foreiros ou criados, definida como «povo meúdo», estavam os mestcrcs, que em conjunto com eslcs estavam num escalão inferior aos principais. A importância dos oficiais mecânicos na ilha ficou definida, a partir de 1484, com a expressão da sua voz em vereação por meio da Casa dos Vinte e Quatro. A partir daí eles passaram a ter um lugar de relevo na sociedade: participavam, na vereação e tinham um lugar relevante nos principais actos públicos como a procissão do Corpo de Deus. Também a cidade lhes reservara um espaço, surgindo as ruas com o nome dos ofícios mais importantes, a atestar a sua importância. O progresso sócio-económico da ilha gerou novas necessidades e adequou os diversos ofícios às exigências do quotidiano. Enquanto na cidade c vilas estes se reuniam em arruamentos os diversos oficiais mecânicos, no campo os canaviais ou o engenho cativavam a atenção dos trabalhadores braçais, especializados ou não. Aí temos mestres de açúcar, purgadores, caldeirciros, tacheiros, escumeiros, etc., que dão vida à safra do engenho. O recrutamento era feito entre escravos ou homens livres. A par deles podemos ainda contar com um numeroso grupo de escravos c moços da lavoura e soldada que asseguravam as diversas tarefas agrícolas nos canaviais, vinhedos c searas. A presença do escravo na lavoura madeirense foi alvo de variadas mutações, de acordo com a evolução da estrutura fundiária. Inúmeros trabalhadores tornaram-se rendeiros ou fÓreiros, possibilitando-se assim a valorização económica do grupo e um maior aproveitamento do solo ( 15 ). Também alguns dos escravos que assumiram, depois, a condição de livres vieram engrossar este grupo, mantendo a vinculação económica aos antigos senhores. Muitos deles entregaram-se à lavoura dos canaviais e safra do engenho ou então foram assalariados ao serviço de outrem.

O REGIME DE PROPRIEDADE No estudo do regime de propriedade da Madeira tem-se valorizado apenas o velho contrato de colonia (16). Os demais aspectos definidores da realidade são escamoteados pelo que poucos têm sido os trabalhos de investigação histórica a este nível. Quase sempre este regime foi

A.R.M., C.M.F., n. 0 1307, fl. 58-59vo., postura aprovada de 17 de Maio de 1546; ibidem, fl. 67vo.-68, postura de 16 de Junho de 1546. (15) João José Abreu de SOUSA, •As Propriedades de Zarco no Funchal•, in Islenha, n. 0 3, 1988, 39-42. (16) Fernando Augusto da SILVA, •Contrato de Colonia», in Elucidário Madeirense, II, Funchal, 1984, 290-291; Eduardo C. N. PEREIRA, Ilhas de Zarco, vol. I, Funchal, 1965, pp. 409 a 434. Quanto à evolução da estrutura fundiária na ilha são escassos os estudos. E mesmo os poucos existentes apenas abordam, de modo lacónico, a concessão de terras ou em exclusivo sobre o contrato de colonia. Veja-se quanto ao primeiro: Fernando Jasmins PEREIRA, Elementos para a História Económica da Madeira, pp> 23-35 e 88-95; idem, •A Ilha da Madeira no Período Henriquino (1433-1460)•, in Ultramar, n. 0 3, 1961, pp. 27-47; Maria de Lurdes Freitas FERRAZ, •Povoamento e Economia da Ilha da Madeira no Século XV•, in Arquivo do Centro Cultural de Paris, III, Paris, 1971, pp. 13 a 53; Pe. Manuel Juvenal Pita FERREIRA, O Arquipélago da Madeira Terra do Senhor Infante, Funchal, 1959; Joel SERRÃO, •Na Alvorada do Mundo Atlântico, in D.A.H.M., n. 0 31 (vol. VI, n. 0 4), 1961, pp. 1-9; Miguel RODRIGUES, •A Ilha da Madeira no Século XV•, in História, n. 0 18, 1980, pp. 2-13. Quant9 à questão da colonia são múltiplos e variados os estudos: Pe. Fernando Augusto da SILVA, •Colonia, contrato de», in Elucidário Madeirense, I, Funchal, 1960, pp. 290-291; Jorge de Freitas Branco, Camponeses da Madeira, Lisboa, 1987, 153-187. . (14)

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definido a partir das iniciais condições jurídicas que regularam o processo de distribuição das terras- as scsmarias (1 7) - c da posterior desvalorização com o abandono das parcelas arroteadas pelos usufrutuários. Pouca ou nenhuma atenção foi dada ao sistema de foros c arrendamento das terras (18). O regime de propriedade surge como corolário das condições jurídicas que presidiram à distribuição das terras e à posterior sucessão, das condições mesológicas do solo arável c dos produtos definidores da agricultura. Deste modo, ao pretendermos estudar as formas de posse e transmissão da terra no arquipélago teremos que ter em conta todos estes aspectos. Foi neste sentido que Virgínia Rau e Jorge Macedo abordaram o estimo do açúcar para 1494 (19), estabelecendo a partir daí a forma de articulação do regime fundiário madeirense em torno da cultura da cana sacarina. Também nós nos preocupamos com tal temática, tendo-lhe dedicado um estudo complementar, a partir dos livros do quarto c quinto do açúcar para os anos de 1500 a 1537 (20). O povoamento e valorização económica da Madeira, nos primórdios da expansão atlântica, foi ao encontro das solicitações da conjuntura interna do reino c do espaço oriental Atlântico. De acordo com Gomes Eanes de Zurara e dos demais cronistas, no começo do Verão de 1420, o infante ordenou o envio de uma expedição comandada por João Gonçalves Zarco para ocupar a ilha. Acompanharam-no Tristão Vaz Teixeira, Bartolomeu Pcrestrelo, alguns homizíados c os que (2 1). O capítulo de uma carta de D. João I, dá conta que ele atribuíra a João Gonçalves Zarco o poder de distribuir as terras, conforme o regulamento que lhe fora entregue (22 ). No regimento joanino determinava-o uma demarcação social dos agraciados com terras de scsmaria. Assim os de mais elevada condição social e possuidores de proventos, recebem-nas sem qualquer encargo, enquanto os pobres e humildes que viviam do seu trabalho só a ela tinham direito mediante condições especiais. Neste caso só recebiam as terras que pudessem arrotear e tornar aráveis num prazo de dez anos. Com estas cláusulas restritivas favorecia-se a concentração da propriedade num reduzido número de povoadores. A partir de 1433, com a entrega do senhorio das ilhas ao infante D. Henrique, o poder de distribuir terras é-lhe atribuído, mas «Sem prcjuyzo de forma de foro per nos dado aas ditas ylhas em parte nem em todo nem em alheamento do dito foro» (23). Isto atesta que o primeiro regulamento de distribuição de terras coube ao monarca. O infante, fazendo uso destas prerrogativas, delegou a sua acção nos capitães (24). As terras eram distribuídas aos colonos por um prazo de cinco anos, findo o qual, se as mesmas não estivessem aproveitadas, caducava o direito de posse e a possibilidade de nova concessão. Confrontadas estas medidas com as do monarca, acima referidas, notam-se alterações significativas no regime de concessão de terras. A pressão do movimento demográfico aliada à falta de terras para distribuir condicionaram as mudanças. Todavia, nas décadas seguintes a entrega de terras e a legitimação da posse geraram conflitos que implicaram a intervenção legislativa do senhorio ou o arbítrio do ouvidor. Em 1461 os madeirenses reclamavam contra a redução do prazo para aproveitamento das terras de scsmaria, dizendo que eram «bravas c fragosas c de muytos arvoredos». Mas o infante D. Fernando não abdicava do foral henriquino e apenas Virgínia RAU e Jorge de MACEDO, O Açúcar na Madeira no Século XV(. . .), Funchal, 1962, 9-10. João José Abreu de SOUSA, «Ü Convento de Santa Clara do Funchal. Contratos Agrícolas (Século XV a XIX)», in Atlântico, n. 0 16, 1988, 295-303. (19) Virgínia RAU, ob. cit .. (20) Alberto VIEIRA, «O Regime de propriedade na Madeira(. .. )», in I C.I.H.M., 1986. (21) Jerónimo Dias LEITE, ob. cit., 15-16; Gaspar FRuruoso, ob. cit., 53. (22) Jerónimo Dias LEITE, ob. cit., 25-26. (23) A.R.M., C.M.F., Registo Geral, t. 1, fl. 282. (24) A.N.T.T., Livro das Ilhas, fl. 550vo .. (17) (18)

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concedeu a possibilidade de alargamento do prazo mediante análise circunstanciada de cada caso pelo almoxarife (25). Passados cinco anos os mesmos moradores do Funchal vêm reclamar contra o regime de sesmarias para os arvoredos e do modo de os «esmontar», mercê dos efeitos nefastos para a cultura açucareira (26). Perante tal o senhorio ordenou aos capitães e almoxarifes que se cumprissem os prazos estabelecidos e que fosse interdito o uso de fogo. Todavia em 1483 o capitão de Machico continuava a distribuir de scsmarias os montes próximos do Funchal, com excessivo prejuízo para os lavradores do açúcar (27). D. Manuel repreende-o e solicita que as concessões, a serem concretizadas, tenham lugar na presença do provedor. E, finalmente, em 1485 (28 ) o duque proibiu qualquer distribuição de terras de sesmaria nos montes e arvoredos do norte da ilha, para em princípio do século XV (1501 e 1508) alargá-la a qualquer concessão de terras em regime de sesmaria (29). Aqui, não obstante, ressalvavam-se as terras que pudessem ser aproveitadas em canaviais c vinhedos. A partir desta data toda a aquisição de terras só poderia ser feita mediante a compra, aforamento, arrendamento, herança ou dote. Enquanto a polftica de compra e venda surge como um mecanismo de concentração da propriedade nas mãos da aristocracia e burguesia madeirenses ou dos estrangeiros recém-chegados, a herança e dote actuam no sentido inverso, conduzindo à desintegração da grande propriedade gerada nos alvores do povoamento da ilha. A par disso o aforamento e arrendamento permitem aos deserdados de terra o usufruto de pequenas parcelas, que serão alvo de uma exploração intensiva. A presença de estrangeiros na Madeira como importantes proprietários começa a ser notada a partir de finais do século XV. O estimo do açúcar para 1494 refere 15 deles com 17% da colheita geral, enquanto nas três primeiras décadas do século XVI estes surgem com 20% da produção açucareira da ilha (30). Esta posição de importante na estrutura fundiária resultou do relacionamento com a aristocracia madeirense por meio de laços de parentesco (31). A primeira transacção fundiária conhecida data de 1454 e resulta da venda feita por Diogo de Teivc a Pedro Gonçalves Barbinhas de umas terras no Funchal por dois mil reais brancos (32). Em 1498 Rui Gonçalves da Câmara vende a sesmaria da Lombada na Ponta do Sol a João Esmeralda (33). Quanto ao regime de aforamento, que se generalizou nas últimas décadas do século XV, a primeira carta surge em 1484 quando Constança Rodrigues entrega uma terra em Santa Catarina a João da Cunha por 5.000 reis de foro (34). Em 1494 o regime atingiu particular significado na cultura dos canaviais da capitania do Funchal, com especial incidência nas partes do Fundo (11 %) e Câmara de Lobos (31 %). A Misericórdia da Calheira, no período de 1582 a 1584 recebia rendas de cinquenta e dois foreiros, que lhe rendiam anualmente 51.980 réis (35). A par disso Bartolomeu Machado surge, em 1593, como um dos principais usufrutuários do sistema de foros, tendo contratos com cinquenta e três foreiros, que lhe rendiam 46.096 réis (36).

A.R.M., C.M.F., Registo Geral, t. I, 204-209. Jbidem, t. 1, fl. 135-136, 137-138vo .. (27) Ibidem, t. 1, fls. 249-251. (28) Jbidem, t. 1, fl. 51. (29) Jbidem, t. 1, fls. 287-288, 289vo.-29l. (30) A. VIEIRA, art. cit.; Virginia RAU e Jorge MACEDO, ob. cit.. (31) João de SOUSA, •Notas para a História da Madeira. Italianos na ilha- Benoco Amador», in Cidade Campo, suplemento do Diário de Notícias, Funchal, 6 de Maio de 1984. (32) Descobrimentos Portugueses, I, n. 0 404. (33) F. A. SILVA, A Lombada dos Esmeraldas na ilha da Madeira, Funchal, 1933. (34) Descobrimentos Portugueses, Vol. III, n. 0 384. (35) A.R.M., Misericórdia da Calheta, ex. 5, n. 0 534. (36) A.R.M., J.C.R., fls. 300-310vo. (25) (26)

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E, finalmente, o Convento de Santa Clara, em 1664 (3 7), surge com 269 foreiros em toda a ilha de que arrecadava 1.072.595 réis, enquanto o da Encarnação tinha, em 1665, vinte e seis foreiros, possuidores de 84 foros nas capitanias do Funchal, Machico c Porto Santo (39). O regime fundiário madeirense ganhou, assim, nova forma, a partir de meados do século XVI, com a generalização do sistema de contrato de arrendamento, aforamento ou parceria. O processo de paulatino afastamento do proprietário da terra propiciou o emparcelamento da propriedade, por morte, com a herança, ou através do estabelecimento de parcelas foreiras ou reguladas pelo contrato de colonia. Neste caso a prática de legados à igreja e instituições religiosas, como forma de expiação dos pecados, é um dado mais na tendência. A conjuntura agrícola dos séculos XV e XVI, a afirmação da religiosidade popular através dos encargos testamentários e a orografia da ilha condicionaram o excessivo parcelamento do espaço arroteável. Aí afirma-se o pequeno proprietário, subjugado a diversas formas de domínio, em que adquire uma dimensão particular, a partir da segunda metade do século XVII, o contrato de colonia. Isto conduziu a uma nova dinâmica na estrutura fundiária c na forma de uso da força de trabalho, tomando, em certa medida, desnecessário o uso da mão-de-obra escrava. Tais condicionantes propiciaram o processo de alforria dos escravos, que, de um modo geral, passaram à condição de colonos do antigo senhor (39). Nos núcleos documentais referentes às Misericórdias do Funchal e Calheta surgem inúmeros encargos de toda a ilha. A maioria dos casos é de aforamento (87%). Confrontados os contratos agrícolas do Convento de Santa Clara nos séculos XV a XIX (40), é evidente para o século XVII a generalização do contrato de meias, a prazo ou perpétuo, como prelúdio do contrato de colonia, que terá a plena expressão no seguinte. Durante o período em análise três produtos definiram a safra agrícola: o trigo, o açúcar e o vinho. Cada um por si definiu uma diversa forma de aproveitamento do solo e de investimentos. Os canaviais requerem áreas especiais abastecidas de água e a principal bemfcitoria se resume praticamente ao engenho, que não é apanágio de todos os lavradores de canaviais. Os vinhedos exigem especiais cuidados, ainda que menos onerosos, com levantamento de latadas c a construção do lagar. O engenho de António Teixeira, no Porto da Cruz, foi avaliado, em 1535, em 200.000 rs. (41), enquanto o de João de Omelas e Vasconcelos no Caniço orçava 192.000 rs, representando 24% do valor total dos bens e bcmfeitorias lavrados no inventário (42). Mais tarde, em 1645, foi vendido um engenho por 422.000 rs, o valor mais elevado que encontramos atribuído a um engenho na documentação (43). Quanto à safra viti-vinícola os investimentos foram de menor valor. Um lagar de cocho ou de pedra poderia atingir os 80.000 rs (44), mas havia deles avaliados em oitocentos réis (45). Aqui o investimento mais caro era a construção das latadas e a retenção das terras por meio de

A.N.T.T., Convento de Sama Clara, n. 0 18. (38) Cabral do NASCIMENTO, .A Restauraçilo e o Convento da Encarnaçilo, Funchal, 1940, 45-47. (39) João José Abreu de SOUSA, •O Povoamento do Porto Moniz (séculos XV a XVI)•, in .Atlântico, 3, 1985, 181-191. (40) Idem, •O Convento de Santa Clara do Funchal. Contratos agrícolas séc. XV a XIX•, in .Atliintico, 16, 1988, 295-303. (41) A. A. SARMENTO, •Apontamentos para a História de Machico•, in D.A.H.M., n. 0 1, vol. I, 8-9. (42) A.R.M., Capelas, n. 0 9, ex. 8, 19 de Janeiro de 1547. (43) A.R.M., Misericórdia do Funchal, n. 0 42, fls. 249-257, 25 de Março. (44) A.R.M., Capelas Inventários, 31, n. 0 835, 5 de Setembro 1650. (45) Jbidem, ex. 38, n. 0 1024, 10 de Fevereiro 1650. (37)

n. o n. 0

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paredes de pedra. No inventário dos bens do inglês Robert Vilovit, em 1689 (46) as vinhas foram avaliadas em 10.900 rs, as paredes em 19.060 rs e a casa em 7.800 rs. Noutro inventário de 1732 (47 ) pode-se ter uma ideia do valor do capital investido na viticultura. Numa área cultivada com 6.650 parreiras, avaliadas em 25.315 rs, foram necessários 2. 710 rs para paredes, 1840 rs para latadas e 1.500 rs para o lagar de pedra e palheiro. Deste modo o elevado investimento que era um engenho, conduziu a que fossem poucos os proprietários de canaviais que o possuíam. No estimo de 1494 para 221 proprietários com uma produção possível de 80.451 arrobas temos apenas 14 engenhos (48), o que dará uma média de 5.746 arrobas por safra, em cada um dos engenhos. Todavia em 1493 (49) refere-se a existência de 80 mestres de açúcar para uma produção de cerca de 80.000 arrobas o que poderá indicar maior número destas infraestruturas na ilha. Por aqui se conclui que a estrutura fundiária madeirense que corporizou a elaboração do açúcar estava muito aquém da congénere brasileira ou são tomense. A ilha de S. Tomé, cuja superfície pouco suplantava a Madeira, produzia mais do dobro do açúcar que os canaviais madeirenses. Por outro lado aqui é evidente a afirmação da grande propriedade, sendo exemplo disso as terras de Álvaro Caminha. Os canaviais madeirenses nunca atingiram idêntica dimensão, sendo evidente na ilha uma tendência para o parcelamento por meio do recurso ao sistema de arrendamento (SO). Se compararmos os dados que testemunham a superfície dos canaviais, a partir dos estimos de 1494 e a arrecadação dos quartos e quintos entre 1500 e 1537, concluiu-se que a cultura se processou na ilha em regime de pequena e média propriedade. A grande propriedade, logicamente em relação à dimensão madeirense, surge com maior evidência nas comarcas da Ribeira Brava e Calheta. Aí, no século XVI, apenas vinte e dois proprietários, que produziam mais de 2.000 arrobas, somando 37% do total da ilha. Este valor é duas vezes superior ao dos congéneres de 1494. Perante este evidência parece-nos ponto assente que a primeira metade do século XVI foi pautada pela afirmação da grande propriedade, a qual se consolida em pleno nas comarcas das Partes do Fundo. Na comarca do Funchal e na capitania de Machico afirma-se respectivamente, a média e pequena propriedade. O número de proprietários com menos de 100 arrobas é reduzidfssimo na capitania do Funchal (5%) e, nomeadamente, nas comarcas das Partes do Fundo (com valores entre os 1% e 5%), enquanto na capitania de Machico atinge mais de metade, 53%. Podemos também concluir que, desde finais do séxulo XV, é dominante a tendência concentracionista dos canaviais. Isto resultou da evolução do sistema de propriedade, desde então, com o aparecimento de Vfncu/os e Capelas. A crise de produção açucareira, a partir da década de trinta, contribuiu também para a concentração, expressando-se na redução do número de canaviais e consequente valor das colheitas, que afectou apenas o pequeno proprietário. O endividamento e a consequente penhora conduziram à transferência para as mãos do grande proprietário: aristocrata, funcionário ou mercador. Esta conjuntura conduziu, nas comarcas da Ribeira Brava e Calheta, ao reforço da grande propriedade, enquanto no Funchal e Ponta do Sol teve um efeito contrário.

Ibidem, ex. 7, n. 0 159. Ibidem, ex. 24, n. 0 630. (48) V. RAU, ob. cit., pp. 50-82. (49) A.H.M., vol. XVI, p. 87. (50) V. RAU, ob. cit.; Alberto VIEIRA, art. cit ..

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A MADEIRA E A EXPANSÃO Foi a ilha a primeira iniciativa a testemunhar a presença portuguesa no Atlântico, surgindo também como o primeiro e mais proveitoso resultado desta aventura. A inexistência de população, em consonância com a extrema necessidade de valorização da área para o avanço das navegações, condicionaram a rápida ocupação e crescimento económico. As condições específicas da conjuntura cm que a ilha emergiu no espaço português favoreceram a sua afirmação. Primeiro como escala ou apoio para as precárias embarcações quatrocentistas, que sulcavam o oceano, depois, como importante área económica, fornecedora de cereais, vinho e açúcar. A par disso o seu rápido progresso social, resultado do porvir económico, condicionou o aparecimento de uma aristocracia-terratcnente que, imbuída do ideal cavalheiresco e do espírito de aventura, se embrenhou na defesa das praças marroquinas, na disputa pela posse das Canárias e viagens de exploração e comércio ao longo da costa africana e até mesmo para Ocidente. Esta múltipla iniciativa propiciou ao madeirense a abertura da rota fornecedora de escravos. Eles surgem, num primeiro momento, como presas de guerra. Das Canárias, a primeira etapa da aventura, vieram os guanches, de Marrocos os mouriscas e das Costas da Guiné os negros. Foi nesta tripla origem que se moldou a escravatura na Madeira ao longo do período em estudo. A proximidade da Madeira ao vizinho arquipélago das Canárias, em conjugação com o rápido surto do povoamento e valorização sócio-económica do solo, orientaram as atenções do madeirense para as ilhas. Assim, decorridos apenas vinte e seis anos sob a ocupação, os moradores da Madeira empenharam-se na disputa pela posse das Canárias, ao serviço do infante D. Henrique. Em 1446 João Gonçalves Zarco, foi enviado a Lazarote, como plenipotenciário para afirmar o contrato de compra da ilha. Acompanham-no as caravelas de Tristão Vaz, capitão do donatário em Machico e de Garcia Homem de Sousa, genro de Zarco (51). Mais tarde, em 1451, o infante enviou nova armada, cm que participaram gentes de Lagos, Lisboa e Madeira, sendo de salientar, no último caso, Rui Gonçalves filho do capitão do donatário do Funchal (5 2). Para a aristocracia madeirense o empenhamento nas acções marítimas e bélicas é, ao mesmo tempo, uma forma de homenagem ao senhor (monarca, donatário) e de aquisição de benesses e comendas. Zurara na «Crónica da Guiné» (53) confirma isso, referindo que a participação madeirense ia ao encontro dos princípios e tradições da cavalaria do reino. O que não invalida a sua presença com outros objectivos, como sucede a partir de meados do século. Os principais obreiros do reconhecimento e ocupação da Madeira, como criados da casa do infante D. Henrique, foram impelidos para a aventura africana, destacando-se nas viagens henriquinas de 1445 e 1460 e nas aventuras bélicas nas praças africanas do norte, nos séculos XV e XVI (54). O capitão de Machico, Tristão Vaz Teixeira, participou pessoalmente numa das expedições de 1445, enquanto João Gonçalves Zarco mandou duas vezes uma caravela, sob comando do sobrinho Álvaro Fernandes. Enquanto Zarco surge apenas para bem servir o infante, Tristão Vaz ia por «bom desejo para serviço do Infante e muito ao seu proveito». Mas Álvaro de Ornelas, escudeiro da casa do mesmo senhor, armou caravela« por fazer alguma cousa de sua honra» (55). (51) José PEREZ VIDAL, «Aportación portuguesa a la población de Canarias. Datos», in Anuario de Estudios Atlânticos, n. 0 14, 1968; A. A. SARMENTO, «Madeira & Canárias», in Fasquias e Ripas da Madeira, Funchal, 1931, 13-14. (52) Monumenta Henricina, vol. XI, 172-179. (53) (54)

Caps. LXVIII, LXX, LXXV, LXXXVII. Gaspar FRUTUOSO, livro Segundo das Saudades da Terra, Ponta Delgada, 1968; A. A. SARMENTO, A Madeira e as Praças de África, Funchal, 1932; João José Abreu de SOUSA, •Emigração Madeirense nos séculos XV a XVII», in Atlântico, n. 0 1, Funchal, 1985, 46-52. (55) Cap. LXX.

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Os filhos dos primeiros povoadores madeirenses evidenciaram-se, também, nas diversas façanhas bélicas nas praças marroquinas e no Oriente, guiados pelo ideal cavaleiresco e interesses económicos. Nas praças marroquinas intervieram várias casas madeirenses, com especial relevo, para os Câmaras, Abreus, Correias, Bettencourts, Dórias, Freitas, Lomelinos, Vasconcelos, Ornelas, Catanhos, Monizes, etc .. Os Câmaras, nomeadamente João Gonçalves, segundo capitão do Funchal, e Simão Gonçalves, terceiro da capitania, marcaram bem a sua presença nestas praças, empenhando nelas os seus haveres c capacidades físicas (56). A bravura e o espírito bélico dos madeirenses estendeu-se às terras orientais onde se evidenciaram João Rodrigues de Noronha, Jordão de Freitas e António Abreu (57 ). Todavia esta presença é diferente da acima citada pois rege-se pelas mesmas razões que levaram os filhos-segundos do reino a demandar estas paragens. A participação madeirense nas praças portuguesas do norte de África não se resumiu apenas ao apoio humano efectivo nas diversas campanhas de defesa das respectivas praças, mas também no provimento de cereais e materiais de construção para as diversas fortificações aí implantadas. Todas as despesas inerentes ao socorro das praças foram custeadas com as receitas dos direitos do açúcar. Só em 1508 com o envio de uma armada de socorro a Safim despenderam-se as receitas da venda de 963 arrobas de açúcar dos direitos reais enquanto em 1514 se gastaram 83$815 reais (58). O pleno comprometimento do madeirense com a intervenção lusiada nas Canárias, costa marroquina e litoral africano, surge, não só como resultado da anterioridade do seu processo de ocupação, mas também por a ilha ter sido, no século XV, um importante porto de apoio c escala às navegações portuguesas no Atlântico. A proximidade do reino, associada às condições dos ventos e correntes marítimas manifestaram-se como os principais entraves à valorização da ilha. As Canárias, porque melhor posicionadas e distribuidas por sete ilhas cm longitudes diferentes, estavam em melhores condições para a prestação do serviço de apoio. Todavia a sin1ação conrurbada deste arquipélago, mercê ãa disputa pela sua posse pelas coroas peninsulares e a demorada campanha de pacificação guanche, fizeram com que a Madeira surgisse, no século XV, como um dos principais pólos do domínio porruguês no Atlântico (59). O maior conhecimento dos mares, os avaQços tecnológicos e da ciência náutica retiraram à Madeira a posição charneira nas navegações atlânticas, sendo substiruída por Cabo Verde ou Canárias. Assim, a partir de meados do século XVI, a Madeira surgirá apenas como um ponto de referência para a navegação atlântica, uma escala ocasional para aprovisionamento de vinho e alimentos frescos. Só o surto económico conseguiu atrair as atenções dos mercadores, das armadas, navegantes e aventureiros (60). No século XV, segundo informação de Zurara (61), a Madeira afirmou-se, a partir de 1445, como um importante porto de escala das navegações ao longo da costa ocidental africana. O rápido surto económico da ilha, associado às já referidas dificuldades encontradas nas Canárias, assim o determinaram. No princípio os excedentes agrícolas da Madeira permitiram ao Funchal substiruir os portos do reino no avitualhamento das caravelas henriquinas. Deste modo

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Gaspar FRUTUOSO, ob. cit., 222-223. Jbidem. A.N.T.T., C. C., II-86-14, 14 de Agosto de 1509; ibidem, 11-46-53, 8 de Abril de 1514. Pierre e Huguette CHAUNU, Séville et l'A.tlantique (1504-1650), vol. VIII,'t. 1, 448. Jbidem, 445-8. Crónica da Guiné, Porto, 1973, caps. XXXI, XXXV, LI, LXVIII, LXXV, LXXXV, LXXXXVII-

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a Madeira passou a figurar como uma importante escala de navegações no Atlântico (62), confirmado por Cadamosto (63). Algumas das caravelas e naus portuguesas das rotas da'Mina, Brasil e India, escalavam a Madeira com assiduidade, aí se abasteciam de vinho e lenha. Por vezes, também as embarcações espanholas aportavam à ilha antes do habitual refresco das Canárias. Assim sucedeu em 1498 com a expedição de Colombo (64). O serviço de apoio às embarcações portuguesas era assegurado e pago pelo Provedor da Fazenda (65 ). Dele apenas se referencia, em 1517, a entrega de oitenta arrobas de lenha a uma nau que se dirigia à India e do envio ao reino, em 1531, de duzentas pipas de vinho para a frota da India (66). Por vezes os navios escalavam a ilha para tomar o vinho necessário para a viagem. Aliás não foram só os portugueses que utilizavam o vinho madeirense na ementa das naus que sulcavam o Atlântico, pois também os ingleses o fizeram por diversas vezes. É o caso, em 1533, da escala de Richard Eraen na viagem à Guiné, que tomou algumas pipas de vinho do Funchal (67). A Madeira, ainda que com pouca frequência, também abastecia os barcos na viagem de retorno, que por aí passavam. Assim sucedeu em 1528 com uma nau régia capitaneada por André Soares, procedente de Mina, que recebeu do provedor da fazenda, biscoito, pescado, azeite e vinho para sustento dos dezoito tripulantes, no período de vinte dias de viagem até Lisboa (68). De acordo com o regimento de 1520 o almoxarifado do Funchal deveria assegurar a reparação e o abastecimento dos navios. O aprovisionamento de víveres era feito de acordo com o destino do navio: os que se dirigiam ao reino recebiam mantimentos para vinte dias, enquanto os que se dirigiam para o Poente e Levante recebiam provisão para quarenta e sessenta dias, respectivamente (69). Este fornecimento consistia em carne, peixe, biscoito e vinho e era distribuído em rações individuais à tripulação (70). A partir do século XVI o arquipélago aparece nos diários de bordo e roteiros apenas como ponto de referência para rectificação da rota ou poiso ocasional de fuga às tempestades, reparação ou aprovisionamento de vinho (71 ). Os ventos que sopram na área dificultam a escala madeirense, obrigando os navegadores a socorrerem-se da escala das Canárias ou a aguardar a passagem por Cabo Verde. A rota a partir de Lisboa passaria entre a Madeira e Porto Santo (72). Daí derivou a recusa do Almirante Gago Coutinho em aceitar a afirmação

(62) Alberto IRIA, O Algarve e a Madeira no Século XV, Lisboa, 1974, 49; Dias DINlS, Monumenta Henricina, Vol. VIII, Coimbra, 1967, 297-98. (63) Viagens de Luís Cadamosto e Pedro de Sintra, Lisboa, 1948, 490. (64) Bartolomeu de LAS CASAS, Historia de las Indias, vol. I, México, 1981, 496-497. (65) A.N.T.T., C.C., 11-87-162, 20 de Fevereiro de 1520, treslado do regimento do almoxarife e oficiais dos contos. (66) Jbidem, II, 69-71, 25-IV,l517; ibidem, 11-166-13, 9-XII-1530. (67) J. W. BLAKE, Europeans in West Africa. 1450-1560, vol. II, Londres, 1942, 314. (68) A.N.T.T., C.C., 11-153-26, 17-XII-1528. (69) Jbidem, 11-87-162, 20-11-1520. (70) Em 1508 (Jbidem, 11-15-52, 30-VIII-1508) há informação da ração completa da nau «S. Martinho• com quarenta e cinco tripulantes que se dirigia para o Levante; cada tripulante recebeu duas pescadas e meia e uma arroba de carne. (71) Joaquim Rebelo Vaz MONTEIRO, Uma Viagem redonda da Carreira da India (1597-1598), Coimbra, 1985, 59-60. (72) Almirante Gago COUTINHO, A Náutica dos Descobrimentos, vol. I, Lisboa, 1951, 220, 336; idem, O Roteiro da Viagem de Vasco da Gama e a sua verstio nos Lusfadas, Lisboa, 1930, 6-13, (Sep. dos Anais do Clube Militar Naval).

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camoneana da passagem pela Madeira da Armada de Vasco da Gama (73); a opinião do erudito Almirante está corroborada, aliás, pelo roteiro da referida viagem (74). Se à ida a Madeira se encontrava muito a ocidente da rota ideal, no regresso ficava também muito aquém do traçado da volta que se fazia pelo largo. A sua posição não permitia o uso como do porto de escala à ida e retorno, perdendo-o em favor das Canárias, Cabo Verde c Açores (75). Todavia estão testemunhadas algumas escalas ocasionais motivadas pelas intempéries ou, segundo a coroa pelo contrabando. Fernão Lopes de Castanheda refere que o governador Diogo Lopes Sequeira, no regresso da India, foi conduzido pelo mau tempo à vista da Madeira (76). Além disso está documentada a escala, em 1520, da nau de D. Diogo de Lima, oriunda da India (77) e em 1528 da nau de André Soares, capitão da Mina (78 ). O mesmo sucede em 1586 com Diogo Rodrigues Cardoso que, no regresso de Angola, naufragou na Madeira (79 ). Se o aparecimento das naus portuguesas da Mina e India no porto do Funchal é ocasional, o mesmo não poderá ser dito com as naus das Indias Espanholas. Elas surgem com assiduidade no porto do Funchal, no último quartel do século XVI, a contrabandear ouro e prata junto dos mercadores ingleses e flamengos. Tal situação obrigou a coroa a tomar medidas severas de punição contra os transgressores e a exigir grande vigilância das autoridades madeirenses (80). Por vezes as condições meteorológicas conduziam a uma alteração no traçado da rota fazendo com que os navios se aproximassem da Madeira. Tal sucedeu em 1542 com duas naus vindas de S. Domingos, que tiveram que aguardar a passagem da armada de protecção, que viria de Sevilha (81), e cm 1581 com outras naus que tomaram igual rumo, tornando-se necessário medidas de vigilância (82). O parcial alheamento da Madeira das grandes rotas oceânicas dos impérios peninsulares favoreceu a sua posição nas relações inter-insulares. Deste modo o Funchal ao longo dos séculos XVI e XVII afirmou-se como o principal ancoradouro de conexão das rotas comerciais que ligavam as ilhas do Mediterrâneo Atlântico (83). O Funchal também exerceu uma importante função de escala nas rotas de ligação das Canárias à Península (84) e dos Açores às praças portuguesas da costa africana a ponto de Frédéric Mauro (85) o considerar como um dos principais portos de conexão com as praças africanas, distribuidor do necessário provimento do cereal açoriano.

Idem, O Roteiro da Viagem de Vasco da Gama (... ), 6-13. Diário de Viagem de Vasco da Gama, Porto, 1945; Álvaro VEUIO, Roteiro da primeira viagem de Vasco da Gama, 1947-1499; Lisboa, 1940; Quirino da FONSECA, Diário de Navegaçélo da Carreira da Jndia, Lisboa, 1938; Abel PEREIRA, Roteiros portugueses da viagem de Lisboa à lndia nos séculos XVI e XVII, Lisboa, 1898; Obras Completas de D. João de Castro, vol. I, Coimbra, 1968. (73) (74)

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E. VILA VILAR, •Las Canarias como base de aprovisionamento de navios portugueseS»,

inliC.H.C.A., I, 1927. (76) Oh. cit., 1929, L. 0 V, cap. XXXII. (77) A.N.T.T., Corpo Cronológico, 11-89-137. (78) Jbidem, 11-153-137. (79) Arquivo Geral de Simancas, Secretarias Provinciales, Liv. 1485, fl. 155vo., publ. in Monumenta MissioTJária Africana, Vol. IV, Lisboa, 1954, o. 0 114, p. 460. (80) Joel SERRÃO, «Holandeses e Ingleses em portos de Portugal no Domínio Filipino», in Das Artes e da História da Madeira, n. 0 3 (19), 9-13. (81) João José Abreu de SOUSA, «Galeões da prata no Funchal (1524)», in Atlântico, 5, 1986-5-10. (82) A.R.M., Documentos Avulsos, ex. 2-215, Sintra, 3 de Outubro de 1581; V. F. AssiS, Epistolario de Filipe II, Madrid, 1943, o. 0 1029, p. 206, n. 0 1114, p. 223. (83) Alberto VIEIRA, O Comércio lnter-Insular (... ), Funchal, 1987. (84) Idem, «O Comércio de cereais das Canárias para a madeira nos séculos XVI e XVII», in VI Coloquio de Historia Canario-Americana, Las Palmas de Gran Canaria, 1988. (85) •De Madere e Mazagan: une Mediterranée Atlantique», in Hésperis, 1. 0 e 2. 0 trimestres de 1953.

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A par deste protagonismo no processo de expansão no Atlântico, a ilha também se evidenciou pelo pioneirismo da experiência de povoamento e valorização económica, que a projectaram como modelo para a definição da sociedade, economia e instituições portuguesas no vasto espaço oceânico. Assim sucedeu com a expansão da cultura da cana sacarina aos Açores, Canárias, Cabo Verde, S. Tomé e Brasil (86) e, com a estrutura institucional porn1guesa nos Açores, Cabo Verde, S. Tomé e Brasil (87).

A ECONOMIA E AS CULTURAS DE EXPORTAÇÃO O processo de aproveitamento económico do arquipélago fez-se de acordo com o rumo que a política tomou, que definiu para o arquipélago um espaço agrícola, subsidiário do mercado europeu: primeiro abasteceu o reino e as praças africanas de cereais, depois proveu o mercado europeu de açúcar e, por último, forneceu as adegas europeias e coloniais. A trilogia rural- pão, açúcar, vinho- comandou a marcha económica madeirense nas centúrias em causa. Todavia as solicitações do mercado externo fizeram com que, em determinados momentos, um dos produtos se apresentasse como dominante na agricultura e trocas com o exterior. A par destas solicitações é necessário equacionar as condições internas geradas pelos factores geo-climáticos. Daí resultaram duas áreas perfeitamente definidas. A Sul um vasto espaço entre Santa Cruz e Calheta, abarcando as melhores arroteias da ilha, onde medravam, escalonados em altitude, searas, latadas e canaviais. A Norte um vasto espaço florestal, abundante em madeiras e água, mas com poucas possibilidades agrícolas, devido ao acidentado do terreno. As principais searas estavam situadas no eixo Funchal-Calheta, o mesmo sucedendo com as vinhas e os canaviais. Aliás, a capitania do Funchal, em 1494, apresentava-se com 80% da produção do açúcar da ilha, sendo destes 64% originário das comarcas definidas como as Partes do Fundo (Calheta, Ponta do Sol e Ribeira Brava). Situação idêntica acontecerá no século XVI com o vinho, uma vez que apenas a área delimitada entre Santa Cruz e Campanário produzia o vinho de superior qualidade para exportação (88). A Madeira de quatrocentos era já uma importante área agrícola e de comércio do mundo português, resultado do êxito e rápida adaptação das três principais culturas- os cereais, a vinha e a cana sacarina. Cadamosto, em meados do século XV, dá conta desta trifuncionalidade produtiva da ilha, relevando a importância dos seus derivados no comércio externo. Não obstante é evidente uma tendência para a afirmação em determinado momento de um produto. O empenho da coroa (manifesto em inúmeros regimentos sobre a cultura e comércio) e da comunidade italiana na cultura da cana sacarina limitaram o progresso das arroteias de cereal. A partir da década de sessenta a produção cerealífera madeirense não satisfazia as necessidades das suas gentes, quando na década de cinquenta era excedente em mais de 65% da produção, que se exportava. O agravamento da situação nas décadas seguintes levou as autoridades locais

(86) Virginia RAU e Jorge MACEDO, O Açúcar da Madeira nos finais do século XV (... ), Funchal, 1962, 9-10; O. RIBEIRO, Aspectos e Problemas da Expansão Portuguesa, Lisboa, 1962, 134-136; J. VIEIRA Y CLAvuo, Not{cias de la Historia de las Jslas Canarias, Santa Cruz de Tenerife, I, 1967, 550; Gaspar FRUTUOSO, Livro Segundo das Saudades da Terra, vol. II, 59, 209, 212; Francisco Carreiro da COSTA, «A Cultura da cana-de-açúcar nos Açores. Algumas Notas para a sua História», in Boletim da Comisslío Reguladora do Comércio de Cereais dos.Açores, n. 0 10, 1949, 15-31; Denunciações e Confissões de Pernambuco. 1593-1595, Recife, 1984, 210; A. A. SARMENTO, O Primeiro Açúcar na Madeira, Funchal, 1949, 59, 66-71. (87) Alberto VIEIRA, «A Madeira na rota dos descobrimentos e expansão atlântica,., in Revista da Universidade de Cqimbra, vol. XXIV, 1988, 578-80. (88) Gaspar FRUTUOSO, Livro Segundo das Saudades da Terra, Ponta Delgada, 1979, caps. XV-XVIII.

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e do reino a definirem uma estratégia para o abastecimento, criando a rota obrigatória de fornecimento do cereal açoriano à Madeira (89). Tudo isto contribuiu para a rápida afirmação da cultura da cana-de-açtícar, em especial na vertente meridional, a que oferecia as condições mesológicas mais adequadas ao seu cultivo. O período de meados do século XV a princípios do seguinte foi pautado por um elevado crescimento, sendo os primeiros anos da centtíria quinhentista definidos por um movimento altista. Todavia, na década de trinta do século XVI a cultura deixou de ter, para o ilhéu, o seu alto valor comercial, a principal activadora das trocas com o exterior. A concorrência do açtícar das Canárias, de S. Tomé e depois a oferta vantajosa do brasileiro, retiraram à Madeira a posição preferencial como mercado de açtícar do atlântico (90). Nas décadas de cinquenta e sessenta a coroa viu-se forçada a conceder algumas regalias aos lavradores de açtícar para atalhar a crise (91) Mas o açtícar madeirense estava irremediavelmente perdido na concorrência com o brasileiro, e só qualquer alteração no mercado poderia modificar a situação. Para isso terá contribuído não só a elevada produtividade das novas áreas, mas também os reduzidos custos de produção. Assim terá sucedido em 1621 com a ocupaç~o holandesa do nordeste brasileiro, que fez renascer na ilha as esperanças na cultura (92). A partir de então o vinho assumiu uma posição favorável nas trocas com o exterior, mercê da fama, que levou a uma insistente procura por marinheiros e colonizadores do continente é referenciado como o principal produto que alimentava as trocas com o exterior (9 3). A cultura da vinha, como a dos canaviais, ocupava as principais terras do espaço agrícola da vertente meridional da ilha, situando-se as áreas de cultivo quase que ao mesmo nível dos canaviais. Ela requeria maior atenção na escolha do solo e das castas, pois a qualidade do vinho produzido resultava da conjugação destes factores. Os melhores vinhos eram colhidos na vertente sul, nas meias terras abaixo. Ele era o delicioso produto que corria mundo sob a forma de vidonho ou malvasia. A elevada graduação alcoólica conduziu a que fosse dos poucos resistentes às constantes mudanças de temperatura, que no dizer dos homens da época lhes atribuía propriedades de um vinho envelhecido. Ao contrário do que sucedia com o açtícar o processo de fabrico do vinho não requeria excessivos cuidados e demasiada intervenção de força de trabalho. A vinificação é um processo simples e apenas impunha maiores cuidados na fase final da clarificação e «adubagem» dos vinhos. Quanto ao açúcar, a morosidade do fabrico e a especialização das diversas tarefas implicava um número elevado de trabalhadores ou de escravos. Se na actividade viti-vinícola a tendência era para a auto-suficiência do agricultor em termos de tarefas, na safra açucareira havia necessidade de recurso aos meios e forças de produção estranhas. Daí terá resultado a extrema necessidade da mão-de-obra braçal, escrava ou não, para a safra do engenho (94). Enquanto a vinificação se poderia executar apenas por um dois homens, a laboração do açtícar só se tornava possível (89) Sobre isto vejam-se os estudos: •O Comércio de Cereais dos Açores para a Madeira no século XVII», in Os Açores e o Atlântico (Séculos XIV-XVI), Angra do Heroismo, 1984; •O Comércio de cereais das Canárias para a Madeira nos séculos XVI e XVII», in II Colóquio de Historia Canario Americana (1984), Las Palmas, 1988; •A Questão Cerealífera nos Açores nos séculos XV-XVII», in Arquipélago, Série História e Filosofia, VII, n. 0 1, 1985. (90) A.R.M., C.M.F., n. 0 1305, fl. 40, 31 Março 1526, Reclamação dos vizinhos do Funchal sobre os açúcares e meles de S. Tomé. (91) A.R.M., D.A., ex. 2, n. 0 181-182, 185-186, 191, 202, Cartas Régias de 12 de Setembro e 12 de Outubro de 1559; 27 de Janeiro de 1561, 22 de Setembro de 1562 e 15 de Julho de 1566. (92) T. B. OUNCAN, Atlantic /slands, Chicago, 1972, 34-36; F. MAURO, ob. cit., 108-109. (93) T. B. DUNCAN, Chicago, 1972, 37-49; •The Bolton letters ( ... )», in A Madeira vista por estrangeiros, Funchal, 1981, 227-393. (94) Giulio Landi, •Descrição da ilha de Madeira ... », in A Madeira Vista por Estrangeiros, Funcha1, 1981, 84-86.

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mediante a presença de numerosa mão-de-obra especializada: esbrugadores, canavieiros, almocreves, prenseiros, moedores, mestres de açúcar, caldeireiros, escumeiros, purgadores, tacheiros, refinadores, cozedores de meles, caixeiros, etc ..

O COMÉRCIO MADEIRENSE O desenvolvimento das relações de troca no mercado madeirense não resultou apenas da oferta de produtos capazes de as manterem, mas também de um variado conjunto de condicionantes necessários à sua manutenção, já anteriormente indicados. Esclarecidos estes factores, vejamos qual a articulação possível com a dinâmica atlântica-europeia. O comércio da ilha não estava aquém da evolução da conjuntura da economia atlântica, bem como dos obstáculos naturais e humanos. Assim, no primeiro caso, o Funchal, porque era o principal porto e praça de comércio, submeteu-se aos interesses da dinâmica comercial europeia. Deste modo o seu rumo económico foi traçado e controlado de fora: o europeu impôs e dominou os circuitos de troca, fazendo dele um mercado de reserva às suas necessidades mercantis. Além disso a coroa, empenhada no comércio exclusivo ou receptiva às solicitações da burguesia comercial, intervém, com assiduidade, definindo uma regulamentação excessiva das actividades económicas. Tal intervencionismo, bem como intempéries, peste, pirataria e corso surgem como sendo os principais entraves à circulação no mercado madeirense. Esta política alarga-se a todos os domínios da vida económica, sendo esclarecedora a permanente intervenção, no século XV, sobre o açúcar. Gaspar Frutuoso (95), em finais do século XVI, sintetiza de modo feliz as duas primeiras centúrias da história comercial da ilha, enunciando: «A ilha da Madeira( ... ) tão afamada e guerreira com seus ilustres e valorosos capitais, e tão magnânima, e com generosos e grandiosos moradores; rica com seus frutos; celebrada com seu comércio, que Deus põe no mar oceano ocidental por escala, refúgio, colheita e remédio dos navegantes que de Portugal e de outros reynos vão, c de outros portos e navegações vêm para diversas partes, além dos que para ela somente navegam, enviando-lhe mercadorias estrangeiras e muito dinheiro para se aproveitar do retorno que dela levam para as suas terras, ( ... )com seu licor e doçura, com um néctar e ambrósia prevê as Indias ambas, a oriental aromática e a Ocidental dourada, chegando e adoçando seus frutos de extremo quase o mundo todo». A pico/a lixbona, no dizer de Torriani (96), mercê da forte actividade comercial, inseria-se de modo evidente na economia europeia e atlântica comparticipante do trato com o Velho e o Novo Mundo, servindo de entreposto de comércio para as riquezas, das áreas vizinhas ou em passagem para e dos mercados longínquos. A Madeira emerge, nos primórdios da ocupação, como o principal celeiro do Atlântico, situação que perdeu, a partir da década de setenta do século XV, em favor dos Açores. Durante cerca de cinquenta anos a Madeira firmou-se como principal fornecedor das praças africanas e do Reino. Todavia, para que assim sucedesse a coroa traçou uma política cerealífera, definida por duas rotas de escoamento: uma primeira orientada no sentido dos portos do reino (Lisboa,

Livro Segundo das Saudades da Terra, 99-100. Descripción e Historia dei Reino de las Jslas Canarias alltes Afortunadas con el parecer de sus participantes, Santa Cruz de Tenerife, 1978. (95) (96)

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Porto, Lagos e Setúbal), delineada a partir de 1439 (97), com a política de isenções fiscais, enquanto a segunda foi imposta por D. Afonso V, tendo como finalidade suprir as praças portuguesas da costa ocidental africana. O celeiro açoriano dos séculos XV e XVII veio substituir a Madeira nesta missão de mercado cerealífero (98). Mas ao porto do Funchal deve-se associar a função redistribuidora do cereal para as praças africanas. A Madeira surge, assim, desde meados do século XV, com um trato assfduo com o reino activado de infcio com as madeiras, urzela, trigo, e depois, com o açúcar e vinho. O movimento estendeu-se depois às cidades mediterrânicas e nórdicas mercê da forte penetração da burguesia comercial estrangeira, atrafda pelo comércio do açúcar. A evolução do sistema de trocas é tão rápido e lucrativo que em 1493 (99) a Fazenda Real lançou dois impostos sobre o movimento do porto do Funchal para custear as despesas de construção da cerca e muros da vila do Funchal. A imposição foi avaliada em 100.000 reais, no caso do vintém lançado sobre a tonelagem dos navios e de 250.000 para os direitos de 1% sobre as mercadorias transacionadas. O comércio do açúcar foi, sem dúvida, o principal activador das trocas com o mercado europeu, assumindo uma posição dominante no período de 1450 a 1550. Todavia a extrema dependência do produto em relação ao mercado e agentes europeus definirá a fragilidade do sistema de trocas, implicando uma permanente intervenção da coroa, senhorio e município. Assim, desde 1469 (100) é constante a sua intervenção no sentido de travar a baixa do preço da arroba do açúcar. Primeiro, até 1495 (101) a coroa manteve a ideia de que o sistema de monopólio para o comércio do produto era a forma mais indicada para a solução do problema, merecendo total oposição dos madeirenses. E, finalmente, em 1498 (102), é tentada uma nova solução, com o estabelecimento de um contingente de 120.000 arrobas de exportação definidas para as diversas escápulas europeias. Mas a ineficácia de tais medidas levou à sua revogação em 1499 (103), mantendo-se, todavia, até 1508 (104) o regime de contrato para a venda do açúcar a exportar. Deste modo o foral do Funchal de 1515 (105) estabelecia a liberdade total de exportação do açúcar da ilha. Os contingentes estabelecidos em 1498 para as escápulas deveriam, certamente, reflectir a situação e as potencialidades do mercado consumidor do açúcar madeirense. Af são definidas três importantes áreas de destino; o reino, a Europa do Norte e o Mediterrâneo. As praças nórdicas (Flandres, Inglaterra, Ruão, Rochela, Bretanha) dominavam esse comércio recebendo mais de metade das referidas escápulas, destacando-se af o mercado da Flandres (34%). (97) Carta Régia de 1 de Junho de 1439, A.N.T.T., ChanceÚlriaD. Afonso V, L. 0 19, fi. 77vo., publ. J. M. Silva MARQUES, Os Descobrimentos Portugueses, I, n. 0 314, 400; J. Dias LEITE, Descobrimento da Ilha da Madeira (... ), Coimbra, 1947, 30. (98) Veja-se a nota 85. (99) «Carta do Duque em que manda que se faça çerca e muros nesta villa do Funchal•, datada de 21 de Junho, A.R.M., C.M.F., n. 0 169, 284-288. (100) Ernesto GoNÇALVES, «João Afonso do Estreito•, in D.A.H.M., n. 0 17, 1954, 4-8; Fernando Jasmins PEREIRA, Alguns Elementos para o Estudo da História Económica da Madeira, 144-162; V. M. GODINHO, Os Descobrimentos Portugueses e a Economia Mundial, IV, 87. (101) «Carta do Duque em que falia sobre ho trauto do açuquer desta ylha•, de 3 de Setembro, A.R.M., C.M.F., t. I, 55 vo., publ. in A.H.M., vol. XVI, (1973), n. 0 191, 313. (102) «Apontamentos que E! Rey Noso Seniior mandou que se cumprisse açerca do açuquer», de 21 de Agosto, A.R.M., C.M.F., t. I, fi. 69vo-75vo.; publ. inA.H.M., vol. XVII (1973), n. 0 221,372,380. (103) «Carta Régia de 18 de Janeiro, A.R.M., C.M.F., t. I, fi. 243 vo.-244; publ. in A.H.M., vol. XVII (1973), n. 0 224, 282-283. (104) «Carta dei Rey Noso Seniior sobre has escapollas•, de 17 de Agosto, A.R.M., C.M.F., t. I, 306-306 vo.; publ. in A.H.M., vol. XVIII (1974), n. 0 316-505. . (105) A.N.T.T., livro das Rhas, fl. 146 vo. e segs.; publ. por Alvaro Rodrigues de AZEVEDO, «Anotações•, in Saudades da Terra, Funchal, 1873, 494-504; confronte-se Urbano de Mendonça DIAS, A Vida de Nossos Avós, II, Vila Franca do Campo, 1944, 10-83.

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Se compararmos as escápulas com o total de açúcar consignado aos diversos mercados europeus, no período de 1490 a 1550, verifica-se uma aproximação dos valores cm causa. Apenas o valor consignado ao mercado italiano, definido pelas praças de Génova, Roma, Veneza e Livorno, se nota uma maior valorização do produto, em correlação com a quebra do mercado francês e turco. A par disso os referidos dados dão conta da perenidade do mercado flamengo e italiano. Em ambos os casos o período de 1501 a 1510 surge com maior volume de açúcar para enviado para ambos os destinos atrás citados. No conjunto das exportações de açúcar conhecidas para o mercado português, definido pelos portos de Lisboa, Viana, Vila do Conde e Porto, situava-se em segundo lugar. Todavia o açúcar era, de um modo geral, canalizado para o mercado nórdico, exercendo estes portos uma importante função redistribuidora. No período de 1535 a 1550, das embarcações entradas no porto de Antuérpia com açúcar, dezasseis são do norte e apenas uma é de Lisboa, afirmando-se, no primeiro caso, Vila do Conde c Porto. Idêntica é também a situação dos portos de Cádiz e Barcelona, de 1493 a 1537, em relação ao comércio com o Mediterrâneo. As operações comerciais em torno do açúcar estavam centralizadas em mercadores ou sociedades comerciais que, a partir de Lisboa, controlavam o comércio por meio de uma complicada rede de feitores ou procuradores. A comunidade italiana detinha a quase totalidade das operações com 78%, pertencendo o restante aos portugueses, castelhanos e nórdicos. Estes últimos, não obstante a posição importante como mercado consumidor do açúcar da ilha, não apresentavam uma intervenção semelhante, tal facto deverá resultar da posição hegemónica dos portugueses na rota, por meio dos mercadores nortenhos e da feitoria portuguesa de Flandres. No século XVII a plena afirmação da comunidade britânica na ilha e a conjuntura favorável do comércio no mercado colonial inglês, definida em 1663 por Carlos II, lançaram o vinho madeirense como um produto importante do comércio atlântico (106). Em finais do século o vinho madeirense havia conquistado o mercado americano, sendo enviado para aí a quase totalidade das exportações. Para o período de 1695 a 1714 dispomos de abundante infonnação nas cartas de W. Bolton (107) sobre o comércio de vinho da Madeira com as Antilhas Inglesas. Nelas se dá conta do envio para Barbados, Jamaica, Nervis, Antigua e Boston a troco de farinhas americanas ou artefactos britânicos. Em síntese o comércio madeirense dos séculos XV a XVII definia-se por uma multiplicidade de produtos, agentes, rotas e mercados. A península, mercê da activa intervenção das gentes daf oriundas no processo de povoamento e valorização económica, apresentar-se-á como o principal e inevitável mercado nas iniciais décadas. A partir daí estabeleceram-se as principais rotas de contacto com o mundo nórdico e mediterrânico e de aproximação com a burguesia comercial e marítima europeia empenhada no comércio dos produtos da ilha. Daí resultou a importância assumida pela rota de comércio com a Europa no contexto global das operações comerciais da ilha. A vinculação do mercado madeirense aos interesses comerciais do reino, e no sentido mais lato, europeu, derivou da anterioridade no processo de ocupação atlântica ter condicionado a extrema dependência ao mercado europeu; primeiro foram os cereais, a madeira, a urzela, o sangue de drago, depois o açúcar e o vinho. Em troca do valioso lote de produções a ilha recebia os produtos necessários ao uso e consumo quotidianos, como ferramentas, panos, tecidos, telha, louça, barro, carne, peixe, sal, azeite. Os contactos com o Reino faziam-se de preferência com os portos de Lisboa, Viana e Caminha. Daf resultou a forte presença de marinheiros e mercadores dos portos do norte que actuam com os principais agentes destas trocas, enquanto nas transacções com o mercado mediterrânico dominavam os italianos. T. B. DUNCAN, ob. cit., 38-72; A. SEBET, 397-410. The Bo!Jon Letters. The Letters of an English Merchant in Madeira, 1695-1714, Londres, 1928, publ. António ARAGÃO, .A Madeira Vista por Estrangeiros, Funchal, 1981. (106)

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A Madeira, mercê da posição privilegiada entre os arquipélagos dos Açores e das Canárias, e do parcial alheamento das rotas índicas e americanas, apresentava condições favoráveis para o estabelecimento de assíduos contactos com as ilhas vizinhas. Os contactos com os Açores emergem como resultado da intervenção madeirense na ocupação e valorização do solo açoriano e da necessidade do recurso ao celeiro das ilhas para satisfazer as necessidades frumentárias. Com as Canárias eles foram mais assíduos e importantes, sendo resultado da proximidade dos dois arquipélagos, da atracção exercida pela terra canária aos madeirenses e, ainda, da hostilização das autoridades e proprietários açorianos à manutenção da rota de abastçcimento de cereais (108). Neste âmbito o cereal foi o principal móbil dos contactos inter-insulares. Assim daquele entrado na ilha, no século XVI, 49% é oriundo das ilhas, o que corrobora a afirmação de Giulio Landi (1530) e Pompeo Arditi (1567), que fazem depender o abastecimento da Madeira do provimento das ilhas vizinhas. No caso dos Açores, evidenciam-se as ilhas do Faial, Santa Maria e S. Miguel, enquanto nas Canárias temos as ilhas de Lanzarote e Tenerife (109). A permanência desta via de abastecimento de cereais implicou um incentivo e alargamento das rotas comerciais entre os três arquipélagos. Assim, ao cereal vieram juntar-se outros produtos que actuaram como contrapartida favorável a estas trocas. Aos Açores o madeirense tinha para lhes oferecer o vinho, açúcar, conservas, peles e chacina, enquanto às Canárias enviava o vinho, canas, fruta verde, liaças de vime, pano (de estopa, burel e liteiro) e sumagre. Em síntese as Canárias ofereciam à Madeira alguns dos produtos alimentares que ela carecia e em troca recebiam, além do vinho e sumagre, uma série de artefactos de produção local ou de importação. A Madeira tinha neste arquipélago vizinho não só um celeiro complementar do açoriano, mas também o açougue, fornecedor de gado e seus derivados, como a carne, sebo e queijo. As mutações da economia da ilha são-nos testemunhadas por diversos estrangeiros e nacionais que nos visitaram. Em meados do século XV Cadamosto ficara estupefacto com as riquezas da agricultura da ilha, celebrando a qualidade do vinho madeirense (110). Quase um século depois, em 1530, Giulio Landi (111) compara o vinho madeirense ao mediterrânico, considerando o malvasia melhor que o de Candia. Já em finais do século XVII Hans Sloane (11 4) referia que o madeirense se dedicava em exclusivo à cultura da vinha, encontrando-se «a maior parte da ilha ( ... ) coberta de vinhedos», o seu vinho «é exportado em grandes quantidades para as plantações das Indias Ocidentais e ultimamente, para o Ocidente, pois não há nenhuma espécie de vinho que se mantenha tão bem em climas quentes». Num relatório de instrução e informação para o governador D. António José de Melo de 1698 (113) refere-se que «O negócio da terra hé vinho e casquinha de sabida; de entrada, muitas roupas, bacalhau, trigo, que não tem o que baste, alguas carnes de que tambem há falta(. .. )». E finalmente em 1727 António Cordeiro dá conta da afirmação hegemónica do comércio do vinho, «a abundância de frutos já não he tanta, como nem he tanto assucar, ( ... )mas a principal de todas he a dos muytos, e excelentes vinhos, que para as nações estrangeiras e Brasil, e Angola está indo continuamente, e (... ) muyta toda a ilha» (114). Desta forma a vinha e o vinho ficarão como as marcas definidoras do progresso sócio-económico do arquipélago no século XVII.

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Veja-se a nota 89. António ARAGÃO, A Madeira Vista por Estrangeiros, Funchal,, 1981, 51-58. «Navegações de Luís Cadamosto•, in A Madeira Vista por Estrangeiros, p. 37. Ob. cit.• p. 86. «Uma Viagem às Ilhas da Madeira ... (1687)», in ob. cit., pp. 158-159. Cabral NASCIMENTO, Documentos para a História das Capitanias da Madeira, Lisboa, 1930, 15. História lnsulana (... ), Angra do Heroísmo, 1981, 95.

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O COMÉRCIO DE ESCRAVOS 1. QUESTÕES E LACUNAS No processo de reconhecimento e exploração do Oceano Atlântico a iniciativa lusíada foi importante, tendo contribuído para a afirmação das ilhas e espaço litoral. Os portugueses foram os pioneiros da sua revelação europeia e da plena hegemonia, a partir do século XV. Isto levou a historiografia a considerá-los como os arautos da escravatura moderna e da sua expansão ao espaço atlântico (1). Hoje está confirmada a continuidade deste sistema no litoral mediterrânico, com activa intervenção de europeus e mouros, cristãos e maometanos, como também a sua existência em terras africanas. Charles Verlinden (2), J. Heers (3), entre outros, demonstraram a sobrevivência da escravatura nas cidades italianas, peninsulares, na Provença, mundo muçulmano e império bizantino. A par disso os estudos sobre os grupos civilizacionais africanos têm provado que a escravatura já existia no continente africano, antes da chegada dos portugueses e que era activo o comércio pelo interior do Saara até à costa mediterrânica (4). A função dos portugueses terá sido a de propiciar a mudança das rotas do interior para o litoral atlântico, facilitando o acesso aos europeus. Note-se, por exemplo, a estupefacção com que Cadamosto (5) e Jerónimo Münzer (6) descrevem a situação, referindo o último que «OS etíopes andam sempre em guerra uns com os outros. Fazem-se mutuamente prisioneiros e vendem-nos por uma bagatela» (7). Por outro lado a abordagem da actividade de troca coloca uma série de problemas, que pela sua especificidade, merecem aqui a nossa referência. A análise do impacto da escravatura no espaço atlântico é um dos aspectos que mais preocupou os estudiosos. Durante muito tempo procurou definir-se esta realidade, através de uma exaustiva quantificação do fluxo migratório forçado, nomeadamente para o continente americano. Mas nem sempre ele se tomava mensurável, à luz dos documentos disponíveis. A perda irremediável dos registos aduaneiros dos principais entrepostos de convergência e exportação no litoral africano, e dos equivalentes de entrada nos portos de destino, a par da acentuada tendência para o contrabando (B), inviabilizaram, até ao momento, qualquer certeza neste domínio. (1) (2) (3) (4) (5)

Confronte-se a breve referência ao debate desta temática na bibliografia.

L'EscÚlvage dans l'Europe Medievale, t. I, Peninsule lberique-France, Bruges, 1955. Escravos e Servidão Doméstica na idade Média, Lisboa, 1983.

Já aludimos esta questão na análise da bibliografia. «Navegação•, in Viagens dos Descobrimentos, Introdução e Notas de José Manuel GARCIA, Lisboa, 1983, 97-98, 104. (6) «Do descobrimento da África Marítima e Ocidental... », in ibidem, 55-71.

Jbidem, 67. É necessário lembrar que a Costa da Guiné, principal fornecedora de escravos, era, desde 1479, uma área de intervenção exclusiva dos portugueses e que havia a preocupação, por parte da coroa portuguesa, em manter este monopólio de comércio. Em face disso, a intervenção de castelhanos, ingleses e franceses só se tornava possível por intermédio do contrabando, muitas vezes com o colaboracionismo dos portugueses. Confronte-se J. VOOT, Portuguese Rule on the Gold Coast 1469-1682, Athens, 1979, 71-92. (7) (8)

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A publicação do trabalho de M. Curtin (9) em 1969, trouxe-nos, meritoriamente, a primeira análise sistemática do comércio de escravos. Entretanto em 1934 Charles Mac Innes (10) havia defmido a estrutura do comércio a partir de três eixos fundamentais- os portos europeus, africanos e americanos-, atribuindo a esta dinâmica comercial a designação de comércio triangular. De acordo com os números fornecidos nos diversos estudos refere-se que o volume total das estimativas do comércio de escravos no AtlâritiCo, para o período de 1451 a 1650, foi 797800 escravos, sendo destes 25000 (3%) para as ilhas Atlântica (incluídas a Madeira, Açores e Canárias). A Madeira, porque próxima do continente africano e envolvida no seu processo de reconhecimento, ocupação e defesa do controlo lusíada, tinha as portas abertas a este vantajoso comércio. Deste modo a ilha e os madeirenses demarcaram-se nas iniciais centúrias pelo empenho na aquisição e comércio desta pujante e promissora mercadoria do espaço atlântico. À ilha chegaram os primeiros escravos guanches, marroquinos e africanos, que contribuiram para o arranque económico do arquipélago. Este comércio entre a ilha e os principais mercados fornecedores existiu e foi em alguns momentos fulgurante. Todavia ignoramos o número de escravos, de diversas origens étnicas, que entraram na ilha. A deficiente disponibilidade documental, para os séculos XV a XVII (11 ), não permite a sua avaliação. Carecemos dos registos de entrada da alfândega do Funchal (12) e das actas notariais. Note-se que no vizinho arquipélago das Canárias a existência dos protocolos notariais tem permitido algumas análises esclarecedoras neste domínio, conforme se poderá verificar pelos estudos de M. Marrero Rodriguez (13) e Manuel Lobo Cabrera (1 4). A única possibilidade de avaliar a dimensão assumida pelo tráfico de escravos estava na reunião da diversa e avulsa informação disponível nos documentos. E foi isso que fizemos. Aqui apresentamos os resultados sem qualquer preocupação de os quantificar e de lhes atribuir a qualidade de testemunhos fiéis dessa realidade que nos escapa. Mesmo assim eles podem ser encarados como a dimensão quantitativa do comércio de escravos para Madeira e das oscilações do mercado interno.

(9) The Atlantic Slave Trade. A Census, London, 1969; e a crítica de D. R. MURRA Y, «Statistics of the s1ave trade to Cuba. 1790-1867•, in Journal oflatin americans studies; III, n. 0 2, 1971, 131-149; Maria Luísa ESTEVES, Gonçalo de Gamboa de Hiala, Capitão-mar de Cacheu e o Comércio Negreiro espanhol (1640-1650), Lisboa, 1988; Miguel ACOSTA SAIGNES, Lei de los esc/avos negros en Venezuela, La Habana, 1978; Henry KAMEN, •El negro en Hispanoamerica (1500-1700)•, in A.E.A., 28, 1971, 125. (10) England and Slavery, Bristol, 1939; confronte-se A. D. WISMES, Nantes et !e temps des negrieres, Paris, 1983. Esta visão ganhou um lugar de relevo na abordagem do tráfico negreiro americano, tendo sido recentemente contestada por W. MINCfllNTON (•The Triangular trade revisited•, in The Uncommon Market, New York, 1979, 331-352). (II) Vejam-se as fontes documentais. (12) Da alfândega do Funchal existem apenas registos de entrada de navios a partir de 1675 (ANTT, P.J.R.F.F., n. 0 954) e dos registos de entrada desde 1650 (Jbidem, n. 146). Todavia aqui a informação sobre os escravos é nula; apenas no século XVIII se regista um livro para lançamento dos direitos pagos pelos escravos vindos do Brasil, entre 1718 e 1721 (Jbidem, n. 0 271 e os diversos livros de entradas a partir de 1759 (A.N.T.T., A.F., n. 05 39-236). (13) LA Esclavitud en Tenerife a Raiz de la Conquista, La Laguna, 1966. (14) LA Esclavitud en las Canarias Orientales en el siglo XVI, Las Palmas, 1982; idem, •Relaciones entre Gran Canaria, Africa y América a través de Ia trata•, in /I Coloquio de Historia Canario-americana (1977), Las Palmas, 1979, 75-98; idem, •Los mercaderes y la trata de esclavos. Gran Canaria, siglo XVI•, in Homenaje a Alfonso Trujillo, 11, Santa Cruz de Tenerife, 1982, 47-87.

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2. OS MERCADOS E AS ROTAS No século XIV e inícios do seguinte o principal mercado de escravos situava-se no Mar Mediterrânico, sob a égide dos mercadores venezianos (15), mas a partir de meados do século XV o movimento foi orientado, por iniciativa portuguesa, para o Atlântico. A penetração lusíada no continente africano, primeiro no Norte, em Ceuta (1415), e, depois ao longo da costa, a partir da ultrapassagem do Bojador (1434), contribuiu para a posição hegemónica dos portugueses no tráfico de escravos na costa ocidental africana. Os escravos que surgem no mercado madeirense são na sua quase totalidade de origem africana, sendo reduzida ou nula a presença de outras proveniências, como o Brasil e demais Indias Ocidentais, India e terras do índico. A última situação terá resultado, por um lado, da distância e, por outro, das assíduas medidas limitativas ou de proibição do tráfico, como sucedeu no Brasil e India. Apenas o mercado africano, dominado pela extensa costa ocidental, em poder dos portugueses, não foi alvo de quaisquer proibições. Aí as únicas medidas foram no sentido de regular o tráfico, como sucedeu com os contratos e arrendamentos. O litoral Atlântico do continente africano, definido primeiro, pelas Canárias e costa marroquina e, depois pela Costa e Golfo da Guiné e Angola, era a principal fonte de escravos. E af a Madeira foi buscar a mão-de-obra necessária para a cultura dos canaviais. Primeiro foram os escravos brancos das Canárias e de Marrocos. Depois os negros das partes da Guiné e Angola. As condições particulares da presença portuguesa no N arte de África definiram para este mercado uma forma peculiar de aquisição. Os escravos eram af presas de guerra, resultantes das múltiplas pelejas, em que se envolviam portugueses e mouros. Para os madeirenses, que defenderam com valentia a soberania lusíada nestas paragens, os escravos mouros surgem ao mesmo tempo como prémio e testemunho dos seus feitos bélicos. Idêntica situação deverá ter ocorrido na India onde os madeirenses também se evidenciaram nas diversas batalhas aí travadas, como sucedeu com Tristão Vaz da Veiga. Na Costa Africana, além do Bojador, os meios de abastecimento de escravos eram outros. Primeiro interveio-se violentamente por meio de assaltos e razias, para depois estabelecer-se um trato pacífico com as populações indígenas. Todavia um dos meios mais importantes de aquisição de escravos era o corso marítimo nas áreas adjacentes ao mundo muçulmano.

CANÁRIAS A primeira pedra do edifício peninsular no Atlântico, que definiu o inicial mercado fornecedor de escravos, foi, sem dúvida, as Canárias. Desde o século XIV, era manifesto o interesse peninsular pelo arquipélago. A urzela, os escravos, contribuíram para a afirmação do novo espaço e o acicatar das rivalidades luso-castelhanas, que ganharam plena expressão com as iniciativas henriquinas, no período de 1424 a 1448 (16). Durante este lapso de tempo sucede-

(15) Confrontem-se estudos de Charles VERLINDEN. (16) Sobre esta questão veja-se Elias SERRA RAFOLS, •Portugal en las islas Canarias•, in Congresso do Mundo Português,III, t. 1, Lisboa, 1940, 221; Florentino PEREz EMBID, Los descubrimientos en el Atlantico y la Rivalidad castellano-portuguesa hasta el Tratado de Tordesilhas, Sevilla, 1948; Luís de AlllUQUERQUE, •Canárias, ilhas•, in Dicionário de História de Portugal, vol. I, Lisboa, 1962, 454-455; Luís SUAREZ FERNANDEZ, Relaciones entre Portugal y Castilla en la Epoca dei infante D. Henrique, Valladolid, 1960; Dias DINIS, Monumenta Henricina, vol. VI, Coimbra, 1964, 139-143; Peter RUSSEL, O infante D. Henrique e as ilhas Canárias, Lisboa, 1979; Alberto VIEIRA, •O infante D. Henrique e o Senhorio de Lanzarote. Implicações económicas, políticas e sociais•, in II Jornadas de História de Lanz.arote e Fuerteventura (1985), Arrecife, 1989.

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ram-se inúmeras expedições portuguesas às Canárias sob a égide do mesmo infante, que recebera de D. Duarte o senhorio das ilhas (17). A proximidade da Madeira a este arquipélago em conjugação com o franco surto do povoamento e valorização sócio-económica do solo madeirense, catapultaram o empenho dos madeirenses para mais esta iniciativa henriquina. Decorridos, apenas 26 anos sob o início do povoamento da Madeira, os madeirenses embrenharam-se na complexa disputa pela posse das Canárias ao serviço do senhor, o infante D. Henrique. Em 1446 João Gonçalves, sobrinho de Zargo, foi enviado a Lanzarote, como plenipotenciário do infante, para firmar o contrato de compra da ilha a Maciot de Bettencourt. Na expedição participaram caravelas de Tristão Vaz, capitão do donatário em Machico e de Garcia Homem de Sousa, genro de João Gonçalves Zarco (18). Cinco anos após o infante organiza nova armada, em que participaram vizinhos de Lisboa, Lagos e da Madeira; sendo de distinguir, de entre os moradores da ilha, a presença de Rui Gonçalves, filho do capitão do donatário do Funchal (19). A participação madeirense, para além do necessário serviço ao infante, orientava-se por objectivos económicos, uma vez que o arquipélago era então a principal área de aprovisionamento de escravos. Note-se que os mercadores da praça de Sevilha surgiam aí como os principais activadores do trato, o que os motivou a comprometerem-se com a conquista levada a cabo por Jean de Bettencourt (20). Durante o longo período de pacificação do arquipélago (1402 a 1495) os aborígenes canários estiveram a saque dos peninsulares, resultando isso da necessidade de uma presa (21) capaz de custear as expedições de conquista e ocupação. As sete ilhas do arquipélago foram palco de sucessivos assaltos e, depois, de campanhas militares de conquista, que conduziram muitos aborígenes canários à condição de escravos. Nas ilhas de Tenerife, La Palma, La Gomera e Gran Canária a resistência à ocupação castelhana contribuiu para a maciça escravização dos seus habitantes. Até à década de noventa, não obstante as medidas limitativas da coroa e do papado, a glierra foi o principal meio de recrutamento de escravos (22). Portugueses e castelhanos fizeram aí várias razias, alheando-se das determinações papais em favor da liberdade dos convertidos ao cristianismo. Em 1434 (23) o Papa Eugénio IV assim o determinará, e em 1490 em carta régia proibia-se a venda de cativos (24) de La Gomera, livres desde Outubro de 1490, por serem cristãos. Não obstante estas proibições, em 1525 ainda se vendiam escravos guanches em Tenerife (25). As condições supracitadas definiram a presença lusíada neste mercado de escravos, surgindo na primeira metade do século XV algumas incursões de que resultou o aprisionamento (17) Carta datada de 3 de Fevereiro de 1446, Vide Silva MARQUES, Descobrimentos Portugueses, I, Lisboa, 1944, 445. (18) A. A. SARMENTO, «Madeira & Canárias•, in Fasquias e Ripas da Madeira, Funchal, 1931, 13-14. (19) Monumenta Henricina, XI, 172-179. (20) A. RUMEU DE ARMAS, La conquista de Tenerife, 1494-1496, Santa Cruz de Tenerife, 1975, 107-114; M. A. LADERO QUESADA, •Los Seiíores de Canarias en Sevilla•, in A..E.A.., n. 0 23, 126; Elias SERRA RAFOLS, A.lonso Fernandez de Lugo. Primer Colonizador espaffol, Santa Cruz de Tenerife, 1972, 5-20; Manuel MARRERO RODRIGUEZ, La Esclavitud en Tenerife (... ), La Laguna, 1966, 26-54. (21) Manuela MARRERO RODRIGUEZ, ob. cit., 26-33. (22) Charles VERLINDEN, Précédents et Paralléles de L 'Erclavage Colonial, Coimbra, 1949 (Sep. O Instituto, Vol. 3), 27; A. RUMEU DE ARMAS, La Política Indigenista de Isabel La Catolica, Valladolid, 1969. (23) M. A. LADERO QUESADA, art. cit., p. 128. (24) E. AZNAR VAILEJO, Documentos Canarios nel registo del sello, La Laguna, 1981, n. 0 262, p. 55. (25) A. CIORANESCU, Historia de Santa Cruz de Tenerife, I, Santa Cruz de Tenerife, 1977, I 09. -Sobre as medidas contra a escravatura dos aborígenes de Canárias veja-se ainda D. WCLFEL, «La Curia Romana y la Corona de Espaiía en la defensa de los aborigenes canarios-, in A.nthropos, XXV, 1930, 1011-1083; M. MARRERO RODRIGUEZ, «Los procuradores de los naturales c·anarios-, in Homenaje a Elias Serra Rafols, I, La Laguna, 1970. 351-367; A. RUMEU DE ARMAS, La Polftica Indigenista de Isabel II la catolica, Valladolid, 1969.

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de escravos. Destas referem-se três (1425, 1427, 1434) que partiram da Madeira (26). Mais tarde, com a expedição à costa africana de 1445 o madeirense Álvaro de Omelas fez um desvio a La Palma onde tomou alguns indígenas que conduziu à Madeira (2 7). Aliás nas inúmeras viagens organizadas por portugueses entre 1424 e 1446, surgem escravos, que depois são vendidos na Madeira ou em Lagos (28). . A pa~r de meados do século XV, são assíduas as referências à presença de escravos canários na ilha da Madeira, os quais actuam como pastores e mestres de engenho (29). A sua presença na ilha deveria ser importante nas últimas décadas do século XV pois temos alguns documentos clamando por medidas para atacar a sua rebeldia. Muitos deles, fiéis à tradição de pastoreio, dedicaram-se também aqui a este ofício. Tal como sucedeu nas vizinhas ilhas das Canárias, nomeadamente em Tenerife, entre eles encontravam-se alguns fugitivos que causavam elevados danos ao gado o que levou, na Madeira, o duque a ordenar em 1483 (30) uma devassa. Dela resultou em 1490 (31) a proibição da sua presença na Madeira e Porto Santo. No documento determinava-se que os escravos canários de Tenerife, La Palma, Gomera e Gran Canaria, deveriam sair até Outubro, exceptuando-se, todavia, aqueles que eram mestres de açúcar, as mulheres e as crianças. Mas, em face da reclamação dos vizinhos, o mesmo foi forçado a retroceder, valendo a determinação apenas para os forros (32). Esta ordem nunca se executou na sua plenitude, conforme se pode ver da nova ordem régia de 1503, em que se estabelecia a sua expulsão, !lo período de dois meses, sob pena de reverterem, na condição de escravos, para a coroa que depois os conduziria a Lisboa (33). Mas novas reclamações dos madeirenses levaram o rei a retroceder, ressalvando os canários forros ou cativos, que eram mestres de açúcar examinados pela Câmara (34). Também a instâncias do capitão do Funchal, Simão Gonçalves da Câmara, foi permitida a permanência dos seus escravos, Bastiam Rodrigues e Catarina, por nunca terem sido pastores. Estranhamente, nos testamentos do século XV não encontramos indicação de qualquer escravo desta proveniência. Para além dos dois escravos que possuía o capitão Simão Gonçalves da Câmara, sabe-se que João Esmeralda, na Lombada da Ponta do Sol, era também detentor de escravos desta origem, sem ser referido o número (35). A par disso em 1455 Cadamosto, na primeira passagem pelo Funchal, refere ter visto um canário cristão que se dedicava a fazer apostas sobre o arremesso de pedras (36). José Ramos TINHORÃO, Os Negros em Portugal. Uma presença silenciosa, Lisboa, 1988. V. M. GODINHO, Documentos sobre a E:cpansllo Portuguesa, III, Lisboa, 1956, 67-71. José Maria HERNANDEZ-RUBIO CISNEROS, Fuerteventura en la naturalezay la Historia de Canarias, I, Fuerteventura, 1983, 950-953. (29) Lothar SIEMENS y Liliana BARRETO, •Los esclavos aborígenes canarios en la isla de la Madera (1455-1505)>•, in A.E.A., n. 0 20, 1974, 111-143. Aqui utilizamos o termo canário para designar os escravos oriundos do arquipélago das Canárias, não obstante esse termo querer significar os habitantes de Gran Canária. Mas segundo Gaspar FRUTUOSO (Ob. cit., livro primeiro, p. 73) «desta (Gran Canaria) tomaram o nome geral de canários os habitadores das outras, ainda que também seus particulares nomeS». (30) A.R.M., C.M.F., t. I, fl. 238vo-249, publ. in A.H.M., vol. XV, 122-134, em anexo documental, n. 0 19. (31) lbidem, t. I, fls. 34 vo-36 vo, in lbidem, vol. XVI, doe. 445, pp. 240-244, em anexo documental, n. 0 20. (32) lbidem, t. 1, fls. 257 vo-262 v o, publ. in ibidem, vol. XVI, 1973, doe. 159, pp. 260-265, em anexo documental, n. 0 21. (33) Jbidem, t. 1, fls. 299 vo-300 vo, publ. in ibidem, vol. XVII, 1973, n. 0 270, pp. 440-41, em anexo documental, n. 0 24. (34) lbidem, t. 1, fl. 107-107vo, publ. in ibidem, vol. XVII, 1973, n. 0 283, pp. 450-451, em anexo documental, n. 0 25. (35) Gaspar FRUTUOSO, livro primeiro das Saudades da Terra, P. Delgada, 1979, 124. (36) José Manuel GARCIA, Viagens dos descobn"mentos, Lisboa, 1983, p. 86. (26) (27) (28)

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Nos anos de 1445 e 1446 estão documentadas diversas expedições às Canárias, que contribuíram para o aumento das presas de escravos do arquipélago na Madeira. Em 1445 ambos os capitães da ilha- Tristão Vaz e João Gonçalves Zarco- enviaram caravelas de reconhecimento à costa africana, mas a desilusão da viagem levou-os a garantirem o custo com uma presa em La Gomera. Entre 1445 e 1446 Alvaro Fernandes fez dois assaltos em La Gomera e em 1446 foi enviado por João Gonçalves Zarco, referindo Zurara a intenção de realizar alguma presa (37). A última bem como as acima citadas revelam que os escravos canários adquiriram uma dimensão importante na sociedade madeirense pela sua intervenção na pastorícia e actividade dos engenhos. Aqui a exemplo das Canárias eles, nomeadamente os fugitivos, foram um quebra-cabeças para as autoridades. Deste modo as Canárias afirmaram-se no século XV como o principal fornecedor de escravos, complementado com as presas dos assaltos à costa marroquina e viagens para sul.

MARROCOS Até à definição da rota atlântica para o comércio de escravos negros, a principal fonte de abastecimento deles resumia-se a diversas iniciativas de corso no estreito de Gibraltar, às incessantes incursões nas Canárias e às presas da guerra de cruzada contra os muçulmanos, na península ou em Marrocos. A guerra de corso foi uma prática comum nas primeiras décadas do século XV, intervindo nela homens como João Gonçalves Zarco. A tradição diz-nos que teria sido numa destas acções que ele conheceu pela primeira vez o arquipélago da Madeira. Aliás desde 1433 os infantes D. Pedro e D. Henrique usufruíram da isenção do quinto do valor das presas realizadas devido à coroa (38). Com a tomada de Ceuta em 1415 abriu-se a possibilidade de novas fontes de abastecimento de escravos. Os cronistas do século XV e XVI relevam o activo protagonismo dos madeirenses na manutenção e defesa das praças em Marrocos. A principal aristocracia da ilha fez delas o meio para o reforço das tradições da cavalaria medieval, uma forma de serviço ao senhor e fonte grangeadora de útulos e honras (39). Esta acção torna-se evidente c imprescindível à sua presença na primeira metade do século XVI, destacando-se diversas armadas de socorro a Arzila, Azamor, Mazagão, Santa Cruz de Cabo Gué, Safim. Af assumiram especial função os capitães do Funchal e Machico, bem como a aristocracia da Ribeira Brava e Funchal. Foi também a Madeira quem abasteceu, por algum tempo, estas praças do cereal necessário à manutenção das gentes. O mesmo sucedeu com o tabuado e cal para a construção ou reparo de fortalezas (40). Na década de setenta do século XV, momento cm que a Madeira se debatia com a quebra da produção cerealífera, este provimento às praças marroquinas e feitorias

ZURARA, Ob cit., caps. LI, LXXV, LXXXVII. Confronte-se V. M. GoDINHO, ob. cit., II, 155. Gomes Eanes de ZURARA, Crónica da Guiné, Porto, I CJ73, caps. XXXII, XXXV, LI, LXVIII, LXX, LXXVI, LXXXV, LXXXVII, LXXXVIII, LXXXIX; Jerónimo Dias LEITE, Descobrimento da ilha da Madeira e Discurso da vida efeitos dos capitiles da dita ilha, Coimbra, 1947; A. A. SARMENTO, A Madeira e as Praças de Africa, Funchal, 1932; Joaquim FIGANIER, História de Santa Cruz de Cabo Gué (Agadir) 1505-1541, Lisboa, 1945; Robert RICARD, Etudes sur l'Histoire des Portugais au Marroc, Coimbra, 1955; João José Abreu de SOUSA, •Emigração madeirense nos séculos XV e XVII•, in Atlântico, 1, Funchal, 1985, 46-52. (40) R. RICARD, ob. cit., 171. Uma das formas de custear estas despesas era a sua troca por escravos, como sucedeu em 1513 com o envio de trinta moios de trigo, vinte quintais de biscoito e remei para Arguim, que foram entregues a troco de seis escravos e um e meio marco e meia onça, menos uma oitava, de ouro em pó e em pedaços (A.N.T.T., C. C., II, 38, 5, certidão de 3 de Abril de 1513). (37) (38) (39)

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da costa da Guiné passou a ser assegurado pelos Açores, mantendo-se, no entanto, a Madeira como centro redistribuidor (41). A dupla intervenção da ilha no provir das praças marroquinas e portos da costa além do Bojador terá contribuido para a abertura das rotas de comércio de escravos, daf oriundos. No caso das praças de Marrocos a assídua presença dos madeirenses na defesa trouxe-lhes algumas contrapartidas favoráveis em termos das presas de guerra. Daf terão resultado os escravos mouriscas encontrados na ilha. Gaspar Frutuoso refere, quanto à ilha de S. Miguel (Açores), que em 1522, quando do sismo e derrocada de terras que soterravam Vila Franca do Campo, era numeroso o grupo de escravos mouros que o capitão Rui Gonçalves da Câmara e acompanhantes detinham, quando anos antes haviam ido a socorrer Tanger e Arzila (42). Idêntico foi o comportamento dos madeirenses que participaram com assiduidade nestas campanhas. Note-se que os mouriscos surgem com maior incidência no Funchal e Ribeira Brava (43), áreas em que os principais vizinhos mais se distinguiram nas guerras marroquinas(«). Eles situam-se quase que exclusivamente no século XVI, se exceptuarmos um caso isolado do Funchal na década de 1631 a 1640. Isto resultou das medidas restritivas à posse de escravos desta origem, estabelecidas pela coroa a partir 1597 (45). Perante o tribunal da Inquisição mourisco era, muitas vezes, sinónimo de professo do Islão e não de escravo. Tudo isto porque era numeroso o grupo de mouriscas alforriados ou livres. Assim sucede em 1618 (46) em que na lista dos denunciados, surgem duas mulheres assim rotuladas, enquanto em 1689 e 1694 nos recusados em habilitações para o Santo Ofício contam-se dois com fama de mouriscas (47). A intervenção madeirense nas praças marroquinas aproximou os corsários argelinos da costa do arquipélago, podendo esta ser entendida como uma acção de represália. Eles surgem com assiduidade a partir de 1566, sendo de referenciar em 1617 assalto às ilhas de Porto Santo e Santa Maria. Da primeira ilha levaram como cativos 900 vizinhos, escapando apenas dezoito homens e sete mulheres (48). O tratamento dado a estas presas era quase idêntico ao dos escravos da civilização ocidental. O que os diferenciava era a possibilidade que lhes era dada pelos marroquinos, de alcançarem a liberdade antes de entrarem no mercado de escravos, caso fosse possível o pagamento do resgate (49). A gravidade do assalto de 1617, mercê da avultada presa motivou uma activa intervenção

(41) lbidem, F. MAURO, •De Madere a Mazagan: une Mediterranée Atlantique», in Hespéris, Paris, 1953; Vitorino Magalhães GoDINHO, •Economia de subsistência e mão-de-obra», in Os Descobrimentos e a Economia Mundial, III, 2. • edição, Lisboa, 1982, 217-286. (42) Francisco de Athayde M. de Faria e MAIA, Capitiles dos Donatários (1439-1766), Lisboa, 1972, 60. (43) Vejam-se os quadros n. 0 117 a 122 em anexo. (44) Confronte-se Jerónimo Dias LEITE, ob. cit., passim e Gaspar Frutuoso, Livro primeiro das Saudades da Terra, Ponta Delgada, 1979, cap. III, XXII, XXIII-XXXIV. A situação na ilha de São Miguel é similar, conforme se poderá constatar do texto de Gaspar Frutuoso (livro quarto das Saudades da terra, II, Ponta Delgada, 1981, 337): «Havia nesta terra muitos mouros que trouxe o capitão Rui Gonçalves da Câmara quando veio de África ( ... )». O mesmo refere ainda em 1522 uma revolta de escravos mouriscos em Vila franca do Campo (ibidem, 228, 293-309). (45) V. M. GODINHO, ob. cit., IV, 191; Fortunato de ALMEIDA, ob. cit., vol. XI, 110. (46) A.N.T.T., Inquisiçilo de Lisboa, n. 0 792, fl. 41-47, 80; ibidem, n. 0 791, fl. 44-49. (47) A.N.T.T., lnquisiçilo de Lisboa, Conselho Geral, L. 0 36. (48) Anais do Munidpio do Porto Santo, Porto Santo, 1989, 14; A. A. SARMENTO, A Madeira e as praças de Africa, Funchal, 1932, 35; Eduardo PEREIRA, Ilhas de Zargo, I, Funchal, 1967, 102; idem, Piratas e corsários nas ilhas adjacentes, 4.• ed., Funchal, 1975. (49) E. G. FREEDMAN, Spanish captives in North Africa in the early modern age, Londres, 1983; Murray GORDON, L'Esclavage dans le monde arabe. V/Je-XXe siecle, Paris, 1987.

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da Mesa de Consciência e Ordens (50). A celeridade na resolução do resgate resultava da presença de inúmeras crianças, temendo-se a sua conversão ao islamismo. O resgaste de cativos era feito pelos alfaqueques (51), no caso do assalto de 1617 eram frades - Frei Paulino da Apresentação e Frei André de Albuquerque. Os contactos entre as partes interessadas faziam-se em Ceuta, Argel e Valença, em que se estabeleciam as formas de resgate. Ele poderia consistir numa troca mútua de -cativos ou no pagamento de uma certa quantia em dinheiro. O dinheiro para esta rendição era resultado das esmolas, legados, rendas e multas, e era reunido, pelo mamposteiro-mor dos cativos, no «Cofre dos cativos». Todavia dos cativos de 1617 do Porto Santo, duzentos atingiram a liberdade por sorte, pois o navio que os conduziu à costa da Berberia naufragou, sendo recolhidos por embarcações portuguesas (52). Mas nem todos tiveram igual sorte e em 1656 ainda se providenciava a libertação de alguns destes cativos do Porto Santo. Alguns portossantenses entregaram ao governador da ilha o dinheiro necessário para que em Lisboa providenciasse o resgaste do resgaste, coisa que ele não cumpriu (53). Também as vizinhas ilhas de Lánzarote e Fuerteventura foram alvo de incessantes assaltos mouriscas, que causaram inúmeros problemas às populações de ambas as ilhas. Gaspar Frutuoso (54) descreve um assalto em 1586 a Lanzarote, mas outros tiveram lugar na centúria imediata (55). O mesmo autor refere que os lanzarotenhos «são leais a portugueses e a castelhanos, e inimigos de mouros da Berberia, aonde vão fazer muitos saltos e trazem muita presa deles, que vendem para a ilha da Madeira (... )»(56). Note-se que o senhorio destas ilhas usufruía do quinto das presas feitas na Berberia. A partir de 1566 estabeleceram-se entraves a estas entradas e em 1572 ficou exarada a total proibição, como forma de evitar as represálias que tinham tido local nesta segunda metade da centúria. A par da organização de armadas castelhanas para saque na área da Berberia surgiram outras para resgate dos cativos (57).

(50) Entre 12 de Outubro de 1617 e 27 de Julho do imo seguinte sucedem-se várias consultas da referida repartição em que se procura solucionar o resgate dos cativos (A.N.T.T., Consultas da Mesa de Consciência e Ordens, L. 0 54 e 65, does. publicados no Arquivo dos Açores, vol.· VII, Ponta Delgada, 1982, 331-337. (Sl) De acordo com o c6digo das Siete Partidas (tit. XXX, lei. I, p. 553) a1faqueques eram •ornes de buena verdad que son puestos para sacar los captivos», Nas Ordenações Afonsinas (livro quinto, tit. XXXXVIII, Lisboa, 1984, 177-178) é referido que nas Cortes de Lisboa, realizadas no tempo de D. Afonso IV, se estabeleceu a forma da sua intervenção, sendo eles nomeados pelo corregedor do Algarve. Em 1442 é referenciado Martim Fernandes, alfaqueque do infante D. Henrique, vide Monumenta Henricina, VIII, n. 0 43, 74; confronte-se V. M. GoDINHO, ob. cit., vol. IV, 190. (52) A.N.T.T., Consultas da Mesa da Consciência e Ordens, L. 0 65, fl. 256, consulta de 11 de Janeiro de 1618, publ. in Arquivo dos Açores VII, P. Delgada, 1982, 334-335. (53) António Nunes Barreto, do Porto Santo, declara no seu testamento feito em 9 de Maio de 1656 (A.R.M., J.R. C,, Cx. 162, n. 0 39) que o seu sogro empenhara a fazenda em 250.000 rs para resgatar familiares cativos. (54) Livro primeiro das Saudades da Terra, Ponta Delgada, 1986, 86. (SS) R. RlcARD, •Recherches sur les relations des iles canaries et de la Berberie au XVI siecle», in Hesperis, XX, Paris, 1935, 70-130; J. VIEIRA Y CLAVDO, Noticias de la historia general de las is/as Canarias, Santa Cruz de Tenerife, 1967-71, 729-730, 817; S. SENA Y FERNANDEZ DE MORATIN Conquista y aventuras de canarios en Berberia, Santa Cruz de Tenerife, S.D., 14; A. RUMEU DE ARMAS, Piraterias y Ataques contra las is/as Canarias, II, Madrid, 1947, 639; Manuel LOBOCABRERA, La Esclavitud en las Canarias Orientales en el siglo XVI, Las Palmas, 1982, 90-98, 151; Idem, Grupos Humanos en la Sociedad Canaria dei siglo XVI, Las Palmas, 1979, 31-35; Idem, •Canarias y Berberia. Relaciones comerciales en los comienzos dei siglo XVI», in Actas dei primer Congresso Hispano-Africano de las Cu/Juras Mediterrâneas, Granada, 1984, 317-323; idem, •Rescates canarios en la costa de Berberia», in Relaciones de la Península Jberica con el Magreb (Siglos Xlll-XV/), Madrid, 1988, 591-620. · (56) Jbidem, 82. (S1) R. RICARD, •Canarios cativos en Africa», in Revista de História, 69, La Laguna, 1945, 79-81; Luís Alberto ANAYA HERNANDEZ, •Repercusiones dei corso Berberisco enCanarias durante el siglo XVII. Cautivos y renegados canarias», in V C.H.C.A. (1982), t. II, Las Palmas, 1984, 125-177.

40

Situação semelhante teve lugar em Portugal, em 1461 com a proibição da posse de escravos mouriscas (58). A proximidade das ilhas à costa africana e as incursões à Berheria a cativar escravos conduziram à valorização deste grupo étnico nas Canárias, havendo em Lanzarote e Fuerteventura mais de 1500 escravos daí oriundos (59). Também em Gran Canaria e Tenerife eles foram numerosos, sendo a sua presença resultado dos vários assaltos feitos pelos vizinhos destas ilhas à Berberia. Em ambas as ilhas o número deveria ser elevado a atestar pelas incessantes intervenções do cabildo contra a sua presença: primeiro em Tenerife, no ano de 1530 e depois em Gran Canaria, em 1541 (60). Diferente foi a situação da Madeira, onde eles não ganharam expressão significativa. Este mútuo temor de represália dos berberiscos, condicionou o comércio e a presença de escravos mouriscas na Madeira e Canárias. No caso madeirense o abandono de algumas praças no período de 1541-1550 (Alcácer Ceguer, Arzila, Azamor, Safim e Santa Cruz) poderá ser apontado como um dos factores que contribuíram para o paulatino decréscimo do número de mouriscas, que, num e noutro caso, forão substituídos, em condições mais favoráveis, pelos da costa da Guiné. Facto curioso é que o desinteresse canário-madeirense pela rota marroquina de escravos coincide, precisamente, com o avolumar das investidas de represália às ilhas de I.anzarote, Fuerteventura, Porto Santo e Santa Maria. A partir desta data inverte-se a situação surgindo os ilhéus, como vimos, na condição de cativos ou escravos dos mouriscas.

COSTA E GOLFO DA GUINÉ No período de 1444 a 1460 os homens ao serviço do infanteD. Henrique reconheceram a costa da Guiné, dando início à penetração no mercado negreiro de escravos e à definição de uma rota marítima concorrencial das caravanas do Sara, dominadas pelos árabes. Em 1446, Álvaro Fernandes, com ajuda de madeirenses, entrou pela primeira vez na Terra dos Negros (61). Em 1483 com a chegada à foz do Rio Zaire, estava definido o espaço litoral africano que se afirmaria como um centro privilegiado do tráfico negreiro no Atlântico. As feitorias de Arguim (1448), S. Jorge da Mina (1482) e, mais tar~e. as ilhas de Cabo Verde, S. Tomé e Príncipe, actuaram aí como os principais entrepostos de tal comércio. O comprometimento dos madeirenses com as viagens de exploração e comércio ao longo da costa africana, e a importância do porto do Funchal no traçado das rotas (62), definiram para a ilha uma posição preferencial no comércio dos escravos negros da Guiné. Deste modo não seria difícil de afirmar, embora nos faltem dados, que os primeiros negros provindos da costa ocidental africana chegaram à Madeira muito antes de serem alvo da curiosidade das gentes de Lagos e Lisboa. Em 1442 surgem em Lagos, por mão de Antão Gonçalves, os primeiros cativos capturados no litoral do Sara. Mais tarde, em 1444, ao atingir-se a terra dos Negros, temos a presença dos primeiros negros através das rotas atlânticas. Todavia só em expedição comandada por Lançarote de Lagos a Arguim se conseguiu a primeira e a avultada presa de escravos, que o mesmo (58) (59)

Fortunato de ALMEIDA, História de Portugal, XI, Lisboa, S.D., 110; F. MAURO, ob. dt., 6. Robert RICARD, •Notas sobre los moriscos de Canarias en el siglo XVI•, El Museo Canario, II,

n. 0 4 (1934), 1-10. (60) José PERAZA DE A YAL\, •Los moriscos de Tenerife y acuerdos sobre su expulsión•, in Homenaje a Eüas Serra Rafols, III, La Laguna, 109-128. (61) Gomes Eanes de ZURARA, Crónica da Guiné, Cap. LXXXVII, 384; O Manuscrito de Valentim Fernandes, Lisboa, 179-180. (62) Confronte-se o capítulo A Madeira nos séculos XV e XVII.

41

partilhou em lagos com o Infante D. Henrique (63). A partir de então estava aberta a porta para o trato de escravos negros, que firmou uma posição de relevo nas relações com a península e ilhas e, mais tarde, nos séculos XVI e XVII, com as Indias Ocidentais. Zurara (64), Cadamosto (65), Diogo Gomes (66) e Duarte Pacheco Pereira (6 7) descrevem de modo sucinto o trato comercial nas décadas de quarenta e cinquenta, dando sobre isso os mais importantes testemunhos. Segundo o primeiro no período de 1441 a 1448 foram conduzidos ao reino, a partir da Costa do Saara, 927 cativos, enquanto Cadamosto informa em 1456 que Portugal recebia de Arguim, anualmente, de 700 a 800 escravos. Os dois últimos corroboram a manutenção deste tráfico até princípios do século XVI (68). Com a morte do infante D. Henrique, em 1460, havia-se atingido uma das principais zonas do comércio de escravos no litoral africano, enquanto que no período do contrato com Fernão Gomes se revelou o Golfo da Guiné e, finalmente, em 1485, Diogo Cão descobria a restante costa que corporizou um novo mercado- Angola. Nas três áreas os madeirenses mantiveram um activo trato. Todavia a primeira assume uma dimensão particular como mercado fornecedor de escravos para a ilha. A área ficou conhecida por Rios de Guiné, tendo como principais entrepostos a feitoria de Arguim e as ilhas de Cabo Verde (69). Francisco de Andrade definia-a em 1521 como «Portos e Rios de tratos e resgates», sendo os seus principais entrepostos Bezeguiche, Porto d'Ale e Joala, os Rios Berbecin, Gâmbia, S. Domingos, Casamansa e Grande, ilhas Bijagós, Rio Nuno e Serra Leoa (70). A situação da Madeira e dos madeirenses nas navegações supracitadas, a par da extrema carência de mão-de-obra para o arroteamento das diversas clareiras abertas na ilha pelos primeiros povoadores, geraram, inevitavelmente, o desvio da rota do comércio de escravos, surgindo o Funchal, em meados do século XV, como um dos principais mercados receptores (7'). Em 1492 (72) a coroa isentava os madeirenses do pagamento da dízima dos escravos que trouxessem a Lisboa. Esta situação, resultante da petição de Fernando Pó, revela que na ilha havia já um grupo numeroso de escravos e que muitos deles eram daí levados para o reino. Refira-se, ainda, que o Funchal se mantinha desde 1470 (73) como um importante entreposto do comércio africano. Nesta data o rei autorizou a permanência na ilha a Fernão Nunes

(63) Gomes Eanes de ZURARA, ob. cit., caps. XXIV, XXV, 122-127; O Manuscrito de Valentim Fernandes, 148-149. (64) Ob. cit. (65) «Navegaçt'Jes», Íll Viagens dos Descobrimentos, Introdução e Notas de José Manuel GARCIA, Lisboa, 1983, 75-138. (66) M. BEHAIM, «Primeiro descobrimento da Guiné», in ibidem, 27-54. (67) Esmera/do de Situ Orbis, 3. 8 ed. por Damião PERES, Lisboa, 1954. (68) Fortunato de ALMEIDA, História de Portugal, VI, Lisboa, S. D., 25-31; V. M. GODINHO, «Ü Mercado da mão-de-obra e dos escravos», in Os Descobn"melltos e a Economia Mundial, IV, Lisboa, 1983, 154-167. (69) António CARREIRA, Os Portugueses nos Rios da Guiné (15()()..1900), Lisboa, 1984, 9-10, 21-25; idem, «Tratos e Resgates dos portugueses nos Rios da Guiné e ilhas de Cabo Verde», in Revista de História Económica e Social, n. 0 2, Lisboa, 1978, 95; A. T. MOTA, «As rotas marítimas portuguesas no Atlântico de meados do século XV ao penúltimo quartel do século XVI», inDo Tempo e da História, III, 1980, 20. (70) A. BRASIO, Monumenta Missiollária Africana, III, Lisboa, 1964, pp. 91-107, referenciado por A. T. MOTA, ibidem, 20. (71) Pedro d' AZEVEOO, «ÜS Escravos», in Archivo Histórico Português, l, n. 0 9, 1903, 297; B. W. DIFFIEeG. D. WINIUS,AjundaçãodolmpérioPortuguês, 1415-1580, I, Lisboa, S. D., 101-103; veja-se anexo documental n. 0 22; A. R. M., Documelltos Avulsos, ex. 4, n. 0 485, Vereação de 26 de Abril de i497. (72) A.R.M., C.M.F., tomo I, fls. 223 vo-225, sentença régia, isentando os moradores da Madeira do pagamento de dízima nos escravos que levarem para Lisboa, para seu serviço, publ. inA.H.M., vol. XVI, 1973, n. 0 161, pp. 269-271. (73) A.R.M., C.M.F., t. I, fl. 146-vo., Carta régia de 25 de Junho de 1470, publ. inA.H.M., XV, 1972, 51-52 ..

42

Boa Viagem, como feitor do seu irmão, Martim Anes Boa Viagem, para os dentes de elefante. Aliás, já em 1466 (74) é referida a penetração nas partes da Guiné, arrendadas a Pedro Gomes, duma caravela armada na Madeira, que actuou a partir da ilha de Santiago. A par disso em 1483 (75 ) D. Manuel, ainda duque e senhor da Madeira, aconselhava as maiores facilidades para as embarcações que dos Açores e Cabo Verde demandavam o porto do Funchal, como forma de incentivar o comércio com estas ilhas. É pouca a informação disponível mas o suficiente para revelar a importância que assumiu na Madeira o comércio com o litoral africano (mapa n. 0 2), onde os escravos deveriam preencher uma posição relevante. Todavia ela impede-nos de avaliar com segurança este comércio e a importância que os mesmos escravos assumiram, no século XV, na sociedade madeirense. A insistente referência, na documentação da época, aos negros, obviamente desta área africana, poderá ser o testemunho da importância que os mesmos assumiram na ilha. Em 1466 (7 6) os moradores representavam ao infante contra a redízima lançada sobre os moços de soldada que condicionava a presença em favor dos negros escravos, situação em que temiam «vir algum perigo». Passados vinte e três anos o capitão do Funchal representara ao duque o perigo cm que estava a ilha, por os vizinhos saírem para Lisboa ou para o litoral africano, «por bem dos muytos negros que hai ha» (77). A par disso, já em 1474 (78), a infanta D. Beatriz, em carta aos capitães do Funchal e Machico, estabelecera medidas limitativas da intervenção dos escravos e forros quanto à posse de casa, para impedir vários roubos. Partindo do rastreio da situação na década de sessenta e ligando-a às demais alusões supracitadas, constata-se que a escravatura negra assumiu particular significado na Madeira no último quartel do século XV. O movimento foi, paulatinamente, desviado no século XVI para o novo continente revelado por Colombo e Pedro Álvares Cabral. Aí as medidas limitativas da escravatura dos povos indígenas, e o franco progresso da economia açucareira definiram o novo rumo, que se afirma, a partir da segunda metade do século XVI (79), primeiro em 1510 (80) com os asientos para La Espai'i.ola, e depois para o Brasil, em 1532 (81). E assim se organizou o tráfico negreiro para o novo espaço, intervindo portugueses, castelhanos e depois ingleses, holandeses e franceses. O comércio, quer nas áreas abastecedoras controladas pelos portugueses, quer nos portos castelhanos de destino estava submetido ao controlo das coroas peninsulares. Enquanto a portuguesa definia o sistema de contratos para as diversas áreas da costa africana, Castela estabelece primeiro o regime de licenças, substituído em 1595 pelo regime de contratos- os asientos (82).

(74) A.N.T.T., Lo. das Ilhas, fl. 2 vo.-4, 8 de Fevereiro de 1472, publ. in História Geral de Cabo Verde. Corpo Documental, I, Lisboa, 1988, n. 0 6, 25-28. (75) A.R.M., C.M.F., t. 1, fi. 38 vo.-349, 12 de Novembro de 1483, «Resposta do duque a alguns apomtamentos sobre hos dereytos•, inA.H.M., XV, 1972, 126. (76) A.~.M., C.M.F., t. I, fls. 226-229vo., 7 de Novembro de 1466, «Apontamentos do infante D. Fernando, em resposta de outros•, in A.H.M., XV, 1972, doe. 13, 38. (77) A.R.M., C.M.F., t. 1, fl. 169, in A.H.M., vol. XV, 1973, doe. n. 0 131, p. 226, em anexo

documental n. 0 23.

Jbidem, tomo velho, fl. 11, em anexo documental n. 0 18. São inúmeros os estudos sobre o tráfico negreiro para o continente americano pelo que remetemos o leitor para o sumário supra na Bibliografia. (~) Elena F. S. de STUDER, La trata de negros en e! Rio de la Plata durante el siglo XVIII, Buenos Aires, 1958. (81) Luís VIANA (fllho), «O trabalho do engenho e a reacção do índio- estabelecimento da escravatura africana», in Congresso do Mundo Português, X, t. II, Lisboa, 1940, 13. (82) George SCEILE, La Traite Negriere aus Indes de Castille, 2 vols., Paris, 1906; Rozendo Sampaio GARCIA, Aprovisionamento de escravos negros na América, S. Paulo, 1962, 6-10, 24-25, 33-185; Emrique OTTE e Conchita RUIZ BERRUECO, «Los portugueses en la trata de esclavos negros en las postrimerias del siglo XVI•, in Moneda e Crédito, n. 0 85, 1958; Vicenta CORTÉS, «La trata de esclavos durante los primeros descubri(78) (79)

43

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101

Se tivermos agora em conta a frequência de ilegítimos constatamos uma maior incidência na primeira metade do século dezassete (quadro n. 0 17 e gráficos n. 0 15). Note-se que foi precisamente neste período que a taxa de fecundidade legítima se apresentou mais elevada, sendo de salientar as décadas de trinta e quarenta. Quanto à expressão geográfica, ela é evidente nas freguesias como Sé, São Pedro, São Martinho, São Roque, Monte, a que se podem associar algumas paróquias rurais, como São Jorge, Santana, Gaula, Faial, Água de Pena, Santa Cruz, Arco da Calheta, Porto Santo, Estreito de Câmara de Lobos. MÃE

DÉCADAS

P/M

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%(I)

N.o

%(I)

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72

7

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1541-50

54

86

5

17

3

1561-70

33

1571-80 1581-90

76 48

59 85 81 72 80 91 86

8 10 5 7 7 5 10 5 3 14 2 5 4 3 4 11

63

1551-60

1591-1600 1601-10 1611-20

177 292

2 7 5 10 32 18

1621-30

293 262

1631-40 1641-50

240

93

4

1651-60

225

77

12

1661-70

140 340

58

10

1671-80

70

16

1681-90 1691-1700

209 142

87 76

10 20

(1)

322

90 89

9 13

29 39 94 67 221 320 340 292 363 259 292 242 486 240 186

Percentagem em relação ao total. Quadro N. 0 17-FILIAÇÃO DOS ESCRAVOS

Outro aspecto de particular interesse e que reforça a ilegitimidade dos escravos é a existência de um reduzido número de pares entre os escravos do mesmo proprietário. Aqui apenas detectamos 6 (3% ), sendo a maioria constituída por escravos de diversos donos ou entre escravos e livres ou libertos. Por vezes sucedem situações que contrariam a norma. Por exemplo, Gaspar Correia, mourisco que em 1561 havia casado com Catarina Correia, mourisca, surge em 1564, já viúvo, a casar com Joana Fernandes, preta forra. O mesmo acontecerá em época anterior com Pero Afonso, mourisco, escravo de Francisco Acioli, que casou em 1546 com Isabel Machado e passados quatro anos aparece em novo casamento, desta feita com Catarina Mendes, mourisca (42). Às vezes surgem-nos viúvas(os), sendo os casos mais significativos os de Bastiana Câmara, mulata, escrava da capitoa do Porto Santo, que casou em 1613 com Manuel Sardinha, escravo de João Sardinha e em 1619 com João Martins, homem livre. Mas também encontramos o inverso, como se poderá comprovar com Gonçalo Dias, preto, escravo do cónego Jerónimo Dias, que casou em 1599, na Sé do Funchal, com Guimar Gonçalves, preta, escrava de Miguel Carvalho. Seis anos mais tarde voltou à mesma igreja para se consorciar com Francisca Pestana, preta e forra. (42)

102

Veja-se o quadro n. 0 82.

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1691-1700

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1681-1690

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38 16

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3713

14

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576 16

;131 44

806 20

1

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36

7

672

13

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1571-1580

3715

17

67 18

8

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95 16

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4

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2

0:

6,7. 68,1

B) Baptismos

I) 1492-1500 2) 1489-1616-B

M) Media

3) Estremoz, Arraiolos e Olivença 4) Em 1552 e 1582

Fonte: V. M. Godinho, Os Descobrimentos e a Economia Mundial, IV, Lisboa, 1983; S. 8. Schwartz, Sugar Plantations ( ... ), Cambridge, 1985; Charles Verlinden, Precedente et Paralléles Européens de L' EsclavageColoniale, Coimbra, 1949; W. O. Phillips, Slavery ( •.• ) , Manchester, 1985; R. Hellie, Slavery ln Russia 1450-1725, Londres, 1982; R. S. Dunn, Sugar and Slaves ( .•• ) , N. York, 1973; O. Patterson, Slavery and Social Death, Londres, 1982; Richard Sheridan, The Development of the plantations ( ... ) , Barbados, 1970.

Quadro

nQ

26: PERCENTAGEM

DE ESCRAVOS EH RELAÇÃO AOS DADOS DA POPULAÇÃO E REGISTOS PAROQUIAIS

125

vos baptizados representam 6%. Mas em Coimbra (81), no período de 1537 e 1640, os baptismos não ultrapassam os 0,5%. Nas freguesias de Lisboa (82) e áreas limítrofes a situação dos escravos é diferente. Assim em Santa Cruz do Castelo (1556) e Santa Justa (1594) surgem os valores mais elevados de baptizados, respectivamente 24% e 25%, depois temos 5% em S. Vicente de Fora (1550), 6% na Conceição Nova (1569-74), apresentando as freguesias limítrofes de Aldeia da Galega (1570) e Ameixoeira (1585-89) respectivamente 6% e 8% (83). A sul do Tejo deparamo-nos com novos dados que oscilam entre os 2 e os 10%, sendo de destacar as freguesias de Santa Maria da Graça em Setúbal com 9% dos baptizados em 1570, Santa Maria do Castelo de Alcácer do Sal (1564-94) com 5% e Maracapacho (1543-48) com 10% (84). As freguesias de Borba, Estremoz, Arraiolos e Olivença apresentam, na segunda metade do século XVI, percentagens semelhantes às que encontramos para a Madeira (85). De acordo com o atrás referido a expressão da população escrava nos registos paroquiais madeirenses não ultrapassa os 3%, o que colide com os valores deduzidos a partir do número apresentado em 1567 (15%) por Gaspar Frutuoso e em 1582 (6,8%) por Francisco Álvares. À falta de mais elucidativa informação fiquemo-nos por estes dados e vejamos qual a expressão no quadro europeu e atlântico. Em Portugal a referida população atinge 13,7% na Estremadura e 10,5% no Alentejo, sendo na cidade de Lisboa, Évora e Algarve, de 10% (86). A última também se repete em Sevilha enquanto em Paios de la Frontera seria de 12% (87). Será, todavia, na Rússia, embora a escravatura assuma aqui uma dimensão diferente, mais propriamente, na Crimeia, que encontramos o valor mais elevado, isto é 68,1% em 1667 (88). Nas Canárias, Manoel Lobo Cabrera (89) refere-nos que a população escrava, no grupo oriental, oscilaria entre os 5 e os 12%. Deste modo os valores capazes de suplantar a Crimeia surgem apenas no Novo Mundo, em S. Tomé, Brasil e Antilhas.

3. O ESCRAVO A condição de escravo na Madeira não implicava a perda de identidade, mas sim a adaptação à realidade local. A par da condição social outros factores definiam a sua identificação: o proprietário, o nome e o estatuto social, estabelecida, também, pelos aspectos fisiológicos. Enquanto os primeiros estipulam o estatuto social, o último é o mais evidente marco visual. Tendo em conta a importância que estas características assumem para a vida do escravo, faremos agora uma breve resenha do que se passava na Madeira para o período em causa. O NOME O escravo, a exemplo do que sucedia com os homens livres, era identificado por um nome oficial, que à criança, nascida na ilha, era atribuído no momento do baptismo. Os restantes que surgem por via da importação, recebem-no também no baptismo ou quando chega à casa do novo

(81)

António de OUVEIRA, A Vida Económica e Social de Coimbra de 1537 a 1640, I, Coimbra,

1972, 223. (82) A. C. de C. M. SAUNDRES, A Social History of Bú:zck Sú:zves and freedmen in Portugal. 1441-1555, Cambridge, 1982, 53-61. (83) Sendo de 3,8% entre 1540 e 1560. (84) lbidem, 57-61. (85) lbidem, 57. (86) Jbidem, 60. (87) V. M. GODINHO, Os Descobrimentos e a Economia Mundial, IV, Lisboa, 1983, 171-172. (88) R. HElllE, Sú:zvery in Russia. 1450-1725, Londres, 1982, 680. (89) La Esclavitud en Las Canárias Orientales (... ), Gran Canaria, 1982, 219-221.

126

proprietário. Gabriel Debien (90) refere, a esse propósito, que os escravos tinham três nomes: o de origem, ligado aos deuses adorados em África, o de origem, atribuído pelos negreiros, de acordo com a onomástica militar e o nome de «plantação» dado pelo destinatário final. Esta tripla atribuição do nome ao escravo levou Peter Hogg (91) a referir as consequências negativas na afirmação da identidade, que se apresentava favorável à mais fácil dominação. Na Madeira não encontramos qualquer testemunho que prove esta realidade. O estudo da antroponímia tem motivado a atenção de múltiplos investigadores, que a ela se dedicam, quando dispõem de listagens exaustivas. Em Portugal são múltiplos os estudos realizados neste domínio, que nos proporcionam um conhecimento, ainda que limitado, da estratégia de identificação (92). Quanto aos escravos não se conhecem estudos especializados sobre a antroponímia, não obstante esta ser uma área que tem preocupado os investigadores dedicados ao estudo da escravatura (93). A forma de identificação de um indivíduo evolui com o tempo e de lugar para lugar. A sua estrutura assenta no nome, propriamente dito, no patronímico e apelido ou alcunha (94). Todavia no século dezasseis os patronímicos desaparecem. Mas nem sempre esta estrutura se manteve na identificação dos indivíduos; os registos paroquiais são exemplificativos da anarquia reinante na antroponímia dos séculos XV e XVII. São inúmeras as dificuldades de identificação dos indivíduos que nos surgem nos registos paroquiais, pois o recurso a um nome simples gerava, por vezes, inúmeras confusões (95). Nos registos de baptismos as crianças são identificadas apenas com o nome logo seguido da indicação dos pais. No caso dos escravos adicionava-se também o nome do proprietário. O apelido surge num momento posterior e só tem expressão escrita nos registos de casamento e de óbito. A estrutura que materializava a identificação do escravo é simples, resumindo-se na maior parte das vezes ao nome, à situação étnica e à identificação do proprietário. Raros são os casos em que a ele se associa o apelido, que poderá ter origem no do proprietário ou progenitores. Por vezes ele é revelador da sua condição social, étnica e profissional (96). Mas também surgem alguns livres que utilizam apelidos, que à primeira vista poderão apontar uma origem étnica • africana, mas nada têm a ver com isso. A partir das listagens fornecidas pela documentação consultada reunimos 7.627 nomes de

Les esc/aves aux Antilles Francaises XVIeme-XVI/Ieme, Basse-Terre, 1974, 71-73. (91) Slavery (... ), Londres, 1979, 33-34. (92) O mais antigo e importante estudo é de J. Leite de VASCONCELOS (Antroponímia Portuguesa, Lisboa, 1928), no seu rastro seguiram: Iria GoNÇALVES, com alguns estudos especializados nesta matéria (•Amostra de Antroponímia alentejana do século XV» e •Antroponímia das terras alcobacenses nos ims da Idade Média», in Imagens do Mundo Medieval, Lisboa, 1988; •Onomástico pessoal de Lisboa de quinhentoS», in Boletim Cultural da Junta DiStrital de Lisboa, II série, LXXXIX-LXXX, Lisboa, 1173-74), Ana Maria ALVES (•Onomástica de Lisboa quinhentista. Subsídio para um estudo de mentalidades na segunda metade do século XVI», in Estudos de História de Portugal, vol. II, Lisboa, 1983, 119-144) e Norberta Betencourt AMORIM (•Sociedade de Poiares através dos seus registos paroquiaiS», in Brigantino, II, n. 0 1-3, 1983). (93) Destes estudos referem-se aqui: Olivier MASON, eLes noms des esclaves dans la Grece Antique», in Actes du colloque I97I. Sur L'Esclavage, Besançon, 1972, 9-23; D. GIOFFRÉ, II mercato degli schiavi a Genova nel seco/o XV, Génova, 1971 (referenciado por Jacques HEERS, Escravos e servidão doméstica na idade Média, Lisboa, 1983, 84-85); Colim PALMER, Slaves ofthe White God, Londres, 1976, 39; V. GRAUILERASANZ, La esclavitud en Valencia(... ), Valência, 1978, 124: A. FRANCO SILVA, La esclavitud en Sevilla (... ),Sevilha, 1979, 185-186; R. HELLIE, Slavery in Russia 1450-1725, Londres, 1982, 298, 397. (94) J. Leite de VASCONCELOS, ob. cit. 71; Iria GoNÇALVES, Imagens do mundo medieval, Lisboa, 1988, 71. (95) M. Norberto AMORIM (Guimarlles 1580-1819. Estudo demográfico, Lisboa, 1987, 13-14) chamou a atenção para algumas ciladas que esta situação pode gerar. (96) Manuel LOBO CABRERA, eLa Población Esclava de Las Palmas ( ... )», 165-166. (90)

127

escravos, libertos e etnias, de ambos os sexos (97), onde apenas 42% surgem com patronímico. Esta ausência torna-se mais notória nas crianças (98%) do que nos adultos (32%), mas era colmatada com a indicação da mãe, por vezes também do pai e do proprietário (quadros n.os 27-28). Facto significado é o de quatro escravas, que surgem a baptizar os filhos, em que apenas

APEUDO

NOME

xvn

XVI N.o

%

N.o

XVI

Total

%

N.o

N.o

%

XVII

TOTAL

%

N.o

%

0%

N.

MÃE-REG. BAPTISMO

268

14

1699

86

1967

85

94

27

252

73

346

100

MÃE-OUTROS (1)

167

35

306

65

473

51

170

58

193

42

463

100

FILHA-REG. BAPTISMO

246

15

1400

85

1646

10

9

90

10

100

5

104

95

109

99 94

1

5

1

25

3

75

4

100

FILHA-OUTROS (2) PAI-REG. BAPTISMO

8

29

20

71

28

16

32

23

110

77

142

100

PAI-OUTROS (3)

121

33

243

67

364

45

266

61

170

39

436

100

FIL-REG. BAPTISMO

289

16

1484

84

1773

96

2

25

6

75

8

100

FILHO-OUTROS (4)

14

13

95

87

109

97

1

33

2

67

3

100

(1) (2) (3) (4)

233 sem nome século XVI e 528 século XVII 7 século XVII 29 século XVI e 13 século XVII 3 século XVI e 4 século XVII

Fonte: Quadros n."' 128 a 135 Quadro N. 0 27- OS ESCRAVOS E O NOME

SÉCULO XV

M

TOTAL

SÉCULO XVD

M

F

M

F

-

7

-

86

M

F

93

Cll

< ~

F

5

M

23

F

2

-

8

-

13

-

9

32

14

55

23

25

11

22

13

47

o

~

'<

t3 ~ ~

o~ ~

Fonte: Quadros n. 05 128 a 135 Quadro N. 0 28-0RIGEM DO NOME. OS FILHOS

(97)

128

Dados com base nos registos paroquiais, quadros n. 0 50 a 100.

se dá conta do nome seguido da filiação para uma mais rápida identificação. Eles deveriam ser muito jovens uma vez que o atributo de posse pelo proprietário era definido pela mãe (98).

%

SOBRENOME N.o %

Masculino

485

43

521

53

42

4

988

Feminino

1530

38

1572

44

698

18

3980

Masculino

1720

Feminio

1653

99 99

14

NOME

12

SEM NOME N.o %

TOTAL(!)

N.o

0,7

14

1746

0,8

1667

(1) a diferença da soma das três partes resulta do facto de este total apenas considerar os escravos e não a sua identificação.

Por outro lado nestes registos de baptismo deparamo-nos com um número significativo de mães sem qualquer identificação. No caso das crianças em identificação temos 698 (18%) do sexo feminino e 42 (4%) do masculino (99). O mesmo não sucedeu cornos filhos do sexo masculino, onde aparecem apenas 14 não identificados (100).

ELEMENTO ONOMÁSTICO

UNIDADES ONOMASTICAS M

N. 0 INDIVÍDUOS

F

M

MÉDIA

F

N.o

%

N.o

%

M

F

Nome

97

146

1036

39

2178

44

10,6

14,9

Sobrenome

80

175

533

15

1766

36

6,6

10,9

Nos adultos do sexo masculino é evidente a presença de unidades patronímicas. Isto deverá resultar do maior número de livres neste gmpo, pois aqui reunimos todos aqueles que, directa ou indirectamente, atestam a filiação escrava. Confrontadas as diversas unidades onomatológicas conclui-se por uma maior riqueza no sexo feminino, quer ao nível do nome, quer do sobrenome. O último sob a forma de patronímico ou apelido. Todavia o confronto da listagem de antropónimos revela uma extrema pobreza de nomes, mercê da tendência para o uso de um reduzido número. Apenas oito antropónimos identificam 60% do total da população em causa (101). Para o sexo feminino o nome mais usual é Maria com 42%, logo seguido de Isabel (14%) e Catarina (12%), enquanto no sexo oposto o mais vulgar é Manuel com 30%, seguindo-se António (25%), Francisco (16%) e João (14%). Aqui merece referência aos nomes ligados com a tradição cristã- Manuel e Maria-, que no

(98) São elas: Andresa filha de Maria e João Vaz, Catarina filha de Jacome, Guimar filha de Ana, Maria filha de Filipa e Maria filha de Isabel. (99) Aí apenas se refere o seguinte: escravo (a) de (... ). (100) O escrivão dá apenas o indicativo do sexo da criança: filha (o) de ( ... ). (101) Noutras áreas esta tendência é muito mais marcante. Assim em S. Pedro de Poiares, no século XVI, apenas cinco nomes representavam 79% dos do sexo masculino e 905 do feminino (Norberta AMORIM, art. cit., 393-410), enquanto em Génova seis nomes surgem com 80% dos do sexo feminino (Jacques HEERS, ob. cit., 84).

129 9

caso do sexo feminino poderá ser um indício forte da importância que adquiriu na ilha o culto mariano (102). A situação toma-se mais evidente se a confrontarmos com o nome dos pais ou proprietários. No caso das crianças do sexo feminino apenas 3% têm origem no proprietário e 14% na mãe, enquanto no masculino surgem 8% com o proprietário (quadro n. o 29).

ANA ANTONIA CATARINA DO MINGAS

11-l

•<

FRANCISCA

~

ISABEL LUIS A

o 25 25

MARIA

~ 11-l 1-1.

ALDONÇA ANTONIA CATARINA

<

I

5 ti:

DO MINGAS FRANCISCA

< ~lo

44 37 87 20 36 62 26 158

5

4 3 7 3 3

142 113 259 103 114

10

306

5

157 1368

4 3 8 3 4 9 59 42

41

7

51

3

5

77

5

9 3 4

63 51 62

4 3 4

66

5

66

78 446 511

5

96

33 38

503 625

10 4 8 2

102 40 79 21 89 102 513

-

OUTROS

7 3 44 14 4 9 2 9 7

ANTONIO

60

DOMINGOS

17

FRANCISCO

37 10 36 31 230

55

PEDRO

39 49 9 39 19

13 16 3 13 6

INÁCIO

-

JOÃO

%

JOIO

18 57 114

JOANE

N."

%

102 76 172 83 78 244 131

11 2 4 8 3 43

19 12 23 9 10

TOTAL

N.•

5

-

OUTROS

...I

%

ISABEL

MANUEL

o

:?;i

N.•

INÁCIA MARIA

.....

XVI

XVI

NOME

I

52 23 42 11 53 71 283

10

13 53

4

70 89 86 60

72

S. 5

4 4 4 6 30 37 11

4 8 2 10 11 54

::Ji U1

~I

ANTONIO



FRANCISCO JOÃO

o

:I:

=

1-1.

MANUEL

JOANE OUTROS

13 136

4 45

242 114 120 313 57 81 53 524

16 8 8 21 4 5

3 35

Fonte: Quadros n. 05 128 a 135 Quadro N. 0 29 -ANTROPONÍMIA DOS ESCRAVOS

(102)

130

C. V., «Maria e a Madeira», in D.A.H.M., n. 0 8, 1959, 36-37.

28t 163 129 352 81 66

660

16 9 9 20 -

4 4 38

A par da filiação dos nomes aos aspectos do culto religioso, a que podemos juntar também o dia do santo em que nasceram, importa referir outras influências de índole profana, como sejam, o apelo aos nomes dos monarcas, rainhas ou príncipes, com uma acção demarcada na época. Certamente que a maior assiduidade do nome João, nos escravos do século XVII, deverá resultar do facto de o primeiro rei após a Restauração se ter chamado D. João IV. Aqui 77% dos escravos com tal nome situam-se nesta centúria. Quanto ao antropónimo António, que surge de forma esmagadora ao lado de Manuel, não encontramos uma explicação plausível para esta deferência omomástica, podendo apontar-se, no entanto, a veneração a Santo António de Lisboa, instituída em 1496 por D. Manuel, como a remota origem. Quanto ao antropónimo Francisco esta aceitação não deverá ser alheia à dimensão assumida no arquipélago pela ordem seráfica: deparamo-nos nos registos de óbitos e disposições testamentárias de libertos e escravos uma forte vinculação. Para o sexo feminino a invocação das figuras bíblicas é dominante, mas não se deverá esquecer alguns aspectos típicos da prática cultural portuguesa, que influenciaram de forma decisiva alguns nomes de escravos. Assim sucede com o culto à Rainha Santa Isabel. Esta afirmação na centúria seiscentista tem a ver, necessariamente, com o facto de a coroa a considerar, entre 1625 c 1626, como a padroeira de Portugal. O recurso ao nome Catarina deverá ser resultado, por um lado, da veneração estabelecida pela mulher do primeiro capitão do donatário do Funchal à santa do mesmo nome e, por outro, da importância que assumiram nos anais da História as duas princesas. A primeira foi regente do reino na menor idade de El-Rei D. Sebastião (1560-1568), enquanto a segunda casou em 1662 com Carlos II, rei de Inglaterra, estando ligada ao governo do arquipélago. Nestas condições importa saber qual a motivação geradora da atribuição do nome à criança que se baptiza. Na verdade as razões, porque são múltiplas, apenas nos iremos preocupar com as que derivam das influências directos dos pais e proprietários. Num total de 3.413 antropónimos atribuídos a crianças recém-nascidas, apenas cento e seis (3%) derivam dos pais, sendo noventa e três da mãe e treze do pai, e setenta do proprietário. Os restantes adquirem a origem em diferentes situações, de acordo com a devoção aos santos e a tradição. Quanto ao sobrenome, que surge de modo geral sob a forma de apelido (103), poder-se-á também estabelecer uma relação a este nível. Aqui a maioria, como é óbvio, é do gmpo dos adultos. Ao contrário do que é considerado habitual na estmtura da unidade onomatológica do grupo ( 104), é reduzido o número dos que filiam a sua origem no proprietário. Apenas 11% foi buscar o sobrenome ao proprietário, filian?o-se cm origem diversa os demais. Por outro lado é de considerar que, entre os que se encontram nesta situação, temos 22% em que o sobrenome surge sob a forma de patronímico, sendo de referir o sexo feminino com mais do dobro nestas circunstâncias. Quanto aos apelidos mais usuais evidenciam-se no sexo feminino- Fernandes, Gonçalves, Gomes, Rodrigues, Dias, Lopes e Nunes- e no masculino- Gonçalves, Fernandes, Rodrigues, Dias e Mendes (105).

2. GRUPOS ÉTNICOS A caracterização étnica dos escravos madeirenses no século XVI é-nos dada em 1530 por Giulio Landi. Diz ele: «estes tomam o nome por uma destas três causas: ou pela religião, como são os que por eles se chamam mornos pois observavam a religião de Maomé, ou pela cor, como (103) De entre as demais unidade deve-se registar os apelativos de ordem geográfica: Maria do Faial, Joana de Braga, Antonio de Braga, Vitória de Évora, Joana das Ilhas, Joane Tavira, Domingas Salamanca, Estevão de França, Manuel Coimbra e Sebastião Elvas. Mas apenas dois deles são denunciadores da origem- Maria do Faial e Joana das Ilhas (Açores)- pois os demais filiam-se em apelativos em uso na Madeira. (104) Manuel LoBO CABRERA, •La población esclava de Las Palmas ( ... ), 165-166. (105) Esta seriação foi feita por ordem decrescente.

131

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.. i ·•, in Studia, n. 0 46, Lisboa, 1987, 193-222; Del Mediterraneo al Atlântico, Contributi di Storia Ec0110mica, Prato, 1973, 25-51. Aqui apenas são citados ostrabalhos mais recentes. Para mais informações consulte-se na bibliografia as obras deste autor. (4) Escravos e Servidão doméstica, Lisboa, 1983, 111-113. (5) O Mediterrâneo e o Mundo Mediterrânico (... ), vol. I, Lisboa, 1983, 178. (6) El Moderno Sistema Mundial (... ), vol. I, Madrid, 1979, 60-61, 122-125. (7) Sweetness and Power (... ), New York, 1986, 32. (8) Slavery (... ), Manchester, 1985, 67, 76-80, 93. (9) «Plantations, sugar cane and slavery• in Roots and Branches: Current Directions üz Slave Studies, Historical Reflections, T. VI, n. 0 1, 1979, 85-119. (10) Ob. cit., p. 122. (11) W. D. Phillips, /bidem, 76-80. Todavia Yoro Fali (•Escravatura, Servidão e reconquista•, in Portugal no Mundo, I, Lisboa, 1989, 303-4) é de opinião diferente. (12) Conforme o defme R. SCHERIDAN «The Plantation was an absolutley un precedented social, economic and politicai institution in the organization of agriculture•, citado por S. MINTZ, Sugar and Society in the Caribbean, New Haven, 1970, XIV. Confronte-se Max WEBER, História Económica e Social, México, 1974. (13) S. W. MlNTZ, Sweetness and Power, New York 1986, 50-51; S. M. GREENFIELD «Madeira and the beginings of sugar cultivation and plantalion slavers• in Comparative perspectives on New World Plwztation Societies, New York, 1979, 236-252; idem •As ilhas da Madeira e de Cabo Verde: rumo a uma sociologia comparativa de diferenciação colonial•, in // Colóquio Internacional de História da Madeira, Funchal, 1989. (1) (2) (3)

169

De acordo com este enquadramento geral estabelecido pela historiografia europeia e americana ficou defmido que a estrutura fundiária madeirense, nos séculos XV e XVI, era resultado disso. Aqui, ao pretender afirmar-se que a cultura açucareira não admitia no seu seio mais que mão-de-obra escrava e que todo o processo assentava na força dos escravos, estava a dar-se uma perspectiva reducionista da força de trabalho na ilha. A opinião conquistou inclusive alguns adeptos na historiografia madeirense, de modo que se fazia coincidir a mancha da escravatura com a das áreas de maior colheita de açúcar (14). É de salientar que todos aqueles que defendem a ideia, para o caso da Madeira, partiram desta suposição, considerada como irrefutável certeza, e ninguém ousou analisar de forma precisa a estrutura fundiária madeirense, procurando o fundamento disso na documentação. Para que se atribua à caracterização sócio-económica da Madeira no século XV o binómio escravo/açúcar, é necessário ter em conta a importância assumida pela escravatura, por um lado, e a cultura da cana-de-açúcar com a correspondente estrutura fundiária que lhe serviu de suporte, por outro. Foi isso que ninguém ousou fazer até ao momento e que nós procuraremos apresentar aqui. A Madeira mercê da configuração geográfica foi definida por uma paisagem agrária específica, assente.em múltiplas peculiaridades. O excessivo parcelamento das áreas agrícolas (poios), única forma. de aproveitamento do solo arável disponível, e a sua ampla disseminação na vertente sul e norte, condicionaram o sistema de arroteamento e de posse das terras. As grandes e iniciais concessões de terreno foram-se dividindo de acordo com o progresso da população e as experiências agrícolas. A primeira exploração extensiva deu lugar ao aproveitamento intensivo do solo, baseada nos inúmeros pois construídos pelos proprietários, arrendatários ou meeiros. Deste modo é difícil, senão impossível, falarmos da grande propriedade de canaviais, se nos situamos ao mesmo nível do mundo americano. Por outro lado no caso americano uma plantação de canaviais encontra-se quase que indissociavelmente ligada a um complexo industrial - o engenho- para a sua transformação, o que não sucede na Madeira. Deste modo, também, a escravatura deverá ter assumido uma dimensão diferente ... · A pouca documentação disponível impede-nos de avaliar a verdadeira dimensão da escravawra nesta cultura. Note-se que no século XV a referência aos escravos é escassa. Eles só ganharam expressão documental nas centúrias seguintes. Por outro lado, a agricultura madeirense é alvo de inúmeras transformações que afectaram a afirmação dos produtos, a estrutura fundiária e, também, a intervenção da força de trabalho. Esta realidade deveria merecer um estudo mais demorado antes de nos determos em considerados apriorísticos. E, finalmente, é de salientar que a faina agrícola ganha forma diversa de acordo com os prodtúos e espaços que a dominam. Assim a cultura dos canaviais ou da vinha tinham implicações sociais diversas. No caso da exploração agrícola madeirense torna-se necessário distinguir dois grupos de proprietários: aqueles que haviam entregue as terras a foreiros ou arrendatários e dos proprietários plenos. Esta forma de dupla posse da terra marcou de modo evidente a actividade agrícola e favoreceu o aparecimento e afirmação do contrato de colonia (15), a partir de finais do século XVI. Por outro lado a extensão reduzida dos canaviais não obrigava à existência de um engenho para a transformação da cana. No início os engenhos de moer cana foram um dos pri(14) Eduardo PEREIRA, Ilhas de Zargo, II, Funchal, 1968, 180; V. M. GoDINHO, Os descob~imentos tUJ Economia MUIIdial, IV, Lisboa, 1983, 181-201. (15) É múltipla a produção historiográfica madeirense sobre o contrato de colonia, todavia o tema ainda carece de um estudo histórico aprofundado, pois a maioria das publicações disponíveis enquadram-se num processo de confronto político; veja-se Fernando Augusto da SILVA, «Colonia, Contrato de» in Elucidário Madeirense, I, Funchal, 1978, 278-279. A mais recente abordagem, que tem o mérito de se fundamentar na pesquisa documental, é de João José Abreu de SOUSA, «Notas de História da Madeira. A Colonia» in Diário de Not{cias, 1 de Julho (p. 6) e 6Julho (p. 16) de 1980; idem, «O Convento de Santa Clara do Funchal. Contratos agrícolas século XV a XIX» in.At/ântico, n. 0 16, Funchal, 1988, 294-303.

170

vilégios dos capitães do donatário e só a muito mais tarde começaram a surgir engenhos de particulares. Deste modo a posição dos escravos na estrutura agrária madeirense deverá ser equacionada de acordo com esta estrutura e processo evolutivo do sistema de propriedade na ilha. Se é certo que na exploração directa ou no arrendamento se estabelece uma posição clara para o escravo, o mesmo não se poderá dizer com o contrato de colonia. A par disso as condições orográficas da ilha condicionaram uma diversa afirmação do sistema de propriedade na cultura açucareira. Diferenciavam-se os canaviais do número de proprietários e dos engenhos. A posse dele só tem lugar com os mais importantes proprietários da ilha, na maioria vivendo de foros e arrendamentos (16). Note-se ainda, quanto ao sistema de propriedade, que em 1494 já se tinha generalizado o sistema de arrendamentos, pois no estimo da produção da capitania do Funchal, para este ano, 21% dos canaviais estavam em poder de arrendatários, sendo 31% em Câmara de Lobos (11). Eles tinham um papel importante na cultura pois representavam 17% do total do açúcar. ' A generalização do aforamento de terras terá ocorrido nas últimas décadas no século XV. O primeiro documento de aforamento conhecido data de 1484, quando Constança Rodrigues afo- rou a João da Cunha uma terra em Santa Catarina por 5.000 rs de foro anual (18). A documentação das Misericórdias da Calheta e do Funchal, para o peóodo de 1493-1617, dá-nos conta de inúmeros contratos deste tipo (19). Sendo assim na análise da escravatura e do seu papel na agricultura madeirense deverá ter-se em conta as mutações evidentes na estrutura fundiária. Perante isto ocorre perguntar qual a posição assumida pelo escravo na estrutura agrícola madeirense. A resposta cabal à pergunta só seria possível se as fontes documentais apresentassem dados mais elucidativos e coincidentes em termos cronológicos. Lamentavelmente as referências mais completas sobre os escravos surgem a partir de meados do século XVI, precisamente na época de crise da cultura açucareira. Confrontados os dados da produção e proprietários de canaviais, no peóodo de 1509 a 153 7, com os dos escravos nesta centúria constata-se uma assimetria entre as principais áreas produtoras de açúcar (Partes do Fundo) e o número de escravos. O Funchal, que se apresentava com apenas 32% dos proprietários de canaviais e 26% da produção de açúcar, evidencia-se como a área de maior expressão de escravos e do número de proprietários. Numa análise das diversas comarcas da capitania do Funchal (Funchal, Ribeira Brava, Ponta do Sol e Calheta) e da de Machico, esta assimetria torna-se mais evidente. Aqui a única concordância possível é na comparação entre ambas as capitanias: no Funchal, principal área produtora de açúcar, com mais de 2/3 dele tem também o maior número de escravos e de famílias que usufruíram do seu trabalho. Para o século XV as referências aos escravos são apenas no Funchal e Ponta do Sol, quando a maior prcdução de açúcar, de acordo com o estimo de 1494, se situava na área definida pelas «Partes do Fundo», em que se enquadrava a última localidade. Ainda nesta centúria é possível estabelecer um paralelo entre as quatro comarcas do Funchal. A área da cidade e arredores continua a afirmar-se como a principal detentora de escravos (81 %). Era aqui que se encontrava o maior número de engenhos, que laboravam 26% do açúcar produzido na ilha, o que poderá ser indício de uma forte vinculação ao escravo. A comarca da Calheta era a principal

(16) Para o período de 1474 a 1537 contabilizamos 729 proprietários de canaviais, enquanto o número de engenhos conhecidos é de apenas 53, datados entre 1452 e 1645 (quadro n. 0 185). Em 1494, no estimo da produção dos 233 proprietários, apresentam-se 80.451 arrobas de açúcar para apenas quatro engenhos. Confronte-se nosso estudo sobre •O Regime de propriedade na Madeira. O caso do açúcar (1500-1537• in .Actas do I Colóquio Internacional de História da Madeira, Funchal, 1989. (17) Alberto VIEIRA, ibidem; Virgínia RAu e Jorge de MACEOO, O açúcar da Madeira fiOS fins do século XV. Problemas da produçilo e comércio, Funchal, 1962. Aqui destaca-se Rui Gonçalves da Câmara, com canaviais no Funchal e Ponta do Sol entregues a 3 arrendatários e que produziram 2.950 arrobas. (18) Descobrimentos Portugueses , Lisboa, vol. III, n. 0 384. (19) Veja-se o quadro n. 0 136.

171

CAPITANIA DO FUNCHAL FUNCHAL P. FUNDO

~

H

~ E-1

TOTAL

CAPITANIA MACHICO

TOTAL

NQ

126

214

340

55

395

%

31,9

54,2

86,1

13,9

100

40739,5

58602,5

9409,5

68012

59,9

86,2

13,8

100

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17863

(3)

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26,3

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NQ

1303

222

1525

197

1722

~

H

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%

75,7

12,9

88,6

11,4

100

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C/)

~

NQ

~ ~ ,§ z

%

4784 78,7

622 10,2

5406 88,9

677 11' 1

(1) Século XVI

(2) Média de produção 1509-1537 (3) Total de escravos assinalados c/ proprietário

Quadro n2. 41:RELAÇÃO ENTRE OS ESCRAVOS E O AÇÚCAR

172

6083 (3) 100

área produtora (28%) de açúcar, apresentando no seu peómetro um número razoável de engenhos (22%). Ao invés, era reduzido o número de proprietários de canaviais (10%) e de escravos (7%). Quando estabelecemos uma comparação entre o número de proprietários de escravos e o de canaviais verificamos que em todas as áreas o primeiro grupo é superior ao segundo. Este facto poderá ser considerado um indicativo seguro de que nem todos os proprietários de escravos se dedicavam à safra açucareira. A diferença entre os dois grupos é mais acentuada no Funchal, onde o número de proprietários de escravos é três vezes superior ao de canaviais. Nas «Partes do Fundo» ela não ultrapassava o dobro, no século XVI, e nas comarcas da Calheta, Ponta do Sol e capitania de Machico apresentava valor inferior. Se compararmos o número de escravos com o dos proprietár~os de canaviais e engenhos de açúcar, deparamo-nos com a mesma situação. Enquanto no século XV esta proporção é diminuta, na centúria seguinte, excepto em Ponta do Sol e Machico, atinge valores elavados, sendo a média no Funchal de dez escravos por proprietário, quatro na Ribeira Brava e três na Calheta. De acordo com o açúcar arrecadado, no século XVI, caberia a cada escravo o seguinte número de arrobas: Funchal ................................................. .. Ribeira Brava .......................................... . Ponta do Sol ............................................ . Calheta ................................................. .. Machico ................................................ ..

13,5 92 400,5 223,5 159,4

Estes valores estão muito aquém da média estabelecida para as Antilhas e Brasil (20). Será isto demonstrativo de que não é tão evidente na Madeira a relação entre o escravo e o açúcar? Pode-se chegar à mesma conclusão quando comparamos os escravos com o número de engellhos na ilha. Enquanto nas Antilhas e América do Sul o valor por engenho oscila entre os 800 e 100 (21), aqui, no global, não ultrapassaria os 30, sendo a média mais elevada no Funchal (com 77 escravos) e Ribeira Brava (com 24 escravos). É de salientar, ainda, que, no total dos 46 proprietários de engenhos, apenas 16 são detentores de escravos (22). Aqui o número mais elevado de escravos não ultrapassava os 14 apresentados por João Esmeraldo na fazenda da Lombada da Ponta do Sol. Na maioria (63%) os valores ficam-se por 5 escravos. Tendo em-ronta o número mínimo de mão-de-obra imprescindível para a laboração de um engenho, seremos forçados a afirmar que a grande força de trabalho que animava os engenhos não era escrava, mas sim livre. É necessário ter em conta que este número de escravos aqui referenciado para João Esmeraldo tem como base as disposições testamentárias de 1522 (23). Esta informação não combina com outra fornecida por Gaspar Frutuoso (24), que fala da posse de oitenta escravos para uma fazenda que produzia vinte mil arrobas de açúcar, o que daria uma média por escravo de 250 arrobas. Serão eles o testemunho da época aurea da sua safra, em princípios da centúria

(20) No Brasil a média de produção de açúcar por escravo era de 50 a 60 arrobas, enquanto nas Antilhas, em geral, era de 64 (H. G. Amorim PARREIRA, «História do Açúcar em Portugal» in Anais, III, T. I, Lisboa, 1952, 152), sendo nas francesas de 750 arrobas (G. MATIN, Histoire de l'Esclavage, Paris, 1948, 122) e na Jamaica, no século XVIII era de 250 arrobas (M. CRATON, Sinews of Empire (... ), Londres, 1974). (21) De acordo com Luís M. DlAZ SOLER (História de la esclavitud negra em Puerto Rico, Rio Pedras, 1965, 155) um engenho de água para laborar necessitava de 37 escravos, entretanto Cirio F. CAROOSO (Negro Slavery (... ),Washington, 1983) refere que um engenho idêntico em Vera Cruz necessitava de 80 a 100 escravos, e para o Brasil Eduardo Correia LoPES (.A. escravatura (. .. ),Lisboa, 1944, 112) apresenta o número de 100 escravos para a laboração de cada engenho. (22) Veja-se quadro n. 0 134. (23) A.R.M., J.R.C., fls. 321 vo-321, 22 de Junho, contrato de partilhas. (24) Oh. cit., 124. .

173

~

ESCRAVOS E ETNIAS SÉCULO XV

SÉCULO XVI

AÇUCAR

SECULO XVII

PROPRIETARIOS ESCRAVOS

MÉDIA PRODUÇAO ( 1 ) ENGENHOS

ETN ESC

FUNCHAL

11

TOTAL N•

2

13

1

N•

943

375

1318

134

13

147

82

CALHETA

56

TOTAL

12 2

14

N•

%

3841

280

4121

75,4

9

97

2

99

20

1,2

70

3

4

86

5,3

367.

3

. 59

3,6

755

1235 395

Fonte: Quadros n2 7 a 61;

SECULO XVI

E FOR

20

1

TOTAL

ETN ESC

E FOR

%

·MACHICO

TOTAL

ETN ESC

E FOR

R. BRAVA

PONTA DO SOL

.

PROPRIETÁRIOS CANAVIAIS

COMARCAS %

80,9

N•

SÉCULO XVII

N•

132

57

126

47

17

37

35

13

6

13

28

11

5

11

10,3

25

9

10

15

55

20

8

%

431

86,6

866

69,7

1,8

36

7,2

38

3

73

1,3

6

1,2

25

2

39

406

7,4

14

2,8

128

13

758

14,1

11

2,2

186

100

SÉCUL!1' XV

%

N•

5467 100. 498

SECULO XVI

N•

%

1630 100 P30, .337

SECULO XV

1243 100

101

233

43

100

269

%

N•

100 46

%

N•

16545

%

N•

%

17863

26

13524

20

8011,5

12

22

19204

28

17

9409,5

14

100

66906

20

SÉCULO XVI

80

8345 100

6801 100

Alberto Vieira, "O Regime de Propriedade na Madeira 1509-1537", in Actas do I Colóquio Internacional de História da Madeira (Funchal, 1986)

1) em arr.obas de açucar Quadro nQ. 42:

RELAÇÃO ENTRE OS ESCRAVOS E A PRODUÇÃO DE AÇÚCAR

quinhentista? ,Na verdade eles são já consentâneos com a média de escravos necessária à actividade dos engenhos. É necessário lembrar, ainda, que as condições de afirmação da escravatura e açúcar nas ilhas do Mediterrâneo Atlântico, as Antilhas e Brasil foram diferentes pelo que à comparação se deve atribuir apenas um marco referencial. Por fim refira-se que na Madeira é evidente uma forte incidência da escravatura no meio urbano, relacionada cornos serviços e ofícios, o que condiciona o baixo nível de arrobas de açúcar por escravo. Por tudo isto não será despropósito afirmar que a situação evidenciada pela escravatura madeirense, neste momento, não resultou apenas como da cultura da cana de açúcar, que influenciou a estrutura económica da ilha nos séculos XV e XVI. Os dados disponibilizados pela investigação levam-nos a concluir o seguinte: num total 502 produtores de açúcar apenas 78 (15,5%) são possuidores de escravos (25). A comparação do número de escravos, que estes possuem, com o número de arrobas de açúcar dos canaviais apresenta, igualmente, valores dispares, pelo que estaremos perante uma prova evidente da intervenção do trabalho livre: a média oscila entre 10 e 1329,5 arrobas por escravo (26). Por outro lado os proprietários com maior qúmero de escravos, como Francisco Betencor, Pedro Gonçalves e António Correia, não são, de modo algum, os maiores produtores de· açúcar. Apenas João Esmeraldo, Simão Acioli e João Rodrigues Castelhano se apresentam como excepção. Note-se, ainda, que Pedro Gonçalves, do Funchal, com 17 escravos, o maior número destes por proprietário, declarou em 1509 a produção de apenas 140 arrobas. Pelo contrário Gonçalo Fernandes da Calheta, que em 1494 produzia 1611 arrobas e em 1534 surge com 3707 arrobas, é referido apenas com dois escravos. O mesmo se poderá dizer de Guiomar Ferreira e Joane Mendes de Brito (27). A par disso, se enquadrarmos os escravos na fundiária dos proprietários, concluiremos pela fraca vinculação à cultura do açúcar: em 104 detentores em simultâneo de escravos e bens fundiários (28), apenas 9 (9%) são possuidores de canaviais. Os restantes, na sua maioria, possuem searas e vinhedos (29). Depois nos signatários de canaviais merece apenas referência Bartolomeu Machado, no Funchal, com 10 escravos. Ao nível do valor do capital investido pelos proprietários madeirenses na mão-de-obra escrava também se verifica uma disparidade em relação a idêntica ao continente americano. Na Madeira o valor oscilava entre os 2 e os 5%, enquanto, do outro lado do Atlântico a percentagem poderia atingir os 28% (30). Mais uma vez importa evidenciar que com estes dados não é fácil estabelecer a tão ambicionada aproximação da escravatura e o açúcar na Madeira. Será esta realidade resultado apenas da disparidade cronológica entre a incidência dos dados sobre a escravatura e a diacronia da produção açucareira na ilha? Para que se encontre uma resposta plausível é necessário um estudo mais aprofundado da estrutura fundiária e a maior disponibilidade de documentação sobre o assunto. Por fim convém esclarecer que não se pretende afirmar que não existe ao nível da Madeira qualquer relação entre o escravo e o açúcar, mas e apenas enunciar que ela não atingiu o mesmo nível de S. Tomé ou das áreas açucareiras do outro lado do Atlântico. Na Madeira o escravo está indissociavelmente ligado à cultura mas nunca com a dimensão que se tem pretendido dar. Veja-se quadro n. 0 135. Veja-se quadro n. 0 134. Veja-se quadro n. 0 135. De acordo com os registos das Misericórdias do Funchal e Calheta e Julgado de Resíduos e Capelas, para os séculos XVI e XVII. (29) A consulta da documentação dos núcleos documentais refer~ntes às Misericórdias e Conventos testemunha a situação. (30) S. B. SCHWARTZ, Sugar Plantation ... , Cambridge, 1985, 215-222. (25) (26) (27) (28)

175

.... -....)

ESCRAVOS-MÉDIA

0'1

ILHA

SÉC. XVII NQ

ANTIGUA BARBADOS CUBA

SÉC. XVIII NQ

(1)%

(1)%

CULTURA AÇÚCAR SÉC. XIX NQ

PRODUÇÃO/TONELADAS

TONELADAS P/ ESCRAVO

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XVII

XVIII

XVII

SUP. ILHA

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XX

XVIII

XIX

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35

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26816

83

108

3100

5800

9600

5,40

0,22

45

50659

77

68003

82

106

9500

7000

29500

0,75

.

0,36

12734

0,14

0,43

soo

33

17120

382000

0,26

1,18

65136

29

322935

43

41634

DOMINICA

12164

87

16872

93

291

1100

2000

0,09

0,12

GRANADA

16375

68

14459

69

133

6900

5400

0,42

0,37

71

GUADALUPE JAMAICA MARTINICA

5226

60

53623

83

92037

16968

72

31548

81

261847

7647

69

54056

83

86499

79

24748

88

66619

84

MAUR!CIAS MONT SERRAT NEVIS

619

2100

7600

31900

0,40

0,14

0,25

4296

6300

24200

42800

0,37

0,18

0,16

11100

35000

0,21

0,40

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1,10

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82

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1789

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88

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1700

1700

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0,25

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0,18

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PORTO RICO

6487

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0,41

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10752

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0,07

0,34

7565

84

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92

147

1400

7800

0,19

0,45

TO BAGO

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TRINIDAD

10009

85 82

11980 18550

95 87

117 1754

2600 2700

3700 29000

0,24 0,27

0,31 1,56

ST. DOMINGOS ST. KITTS

3435 17500

20700 I

ST. LUCIA ST. VICENTS

---FONTE: N. Derr, History of sugar, II, Londres, 1949-50 1)- % em relação ao total da população

Quadro nQ 43: OS ESCRAVOS E A CULTUTURA DA CANA DE AÇÚCAR

Daí resultam as inúmeras informações avulsas que testemunham esta relação: primeiro foram os guanches, que se evidenciaram como mestres de engenho, depois os negros e mulatos, que surgem também aí com uma activa intervenção. O escravo aparece assim, inegavelmente, ligado à cultura dos canaviais mas sem atingir a mesma proporção de S. Tomé ou do Brasil: em 1496 (31) a coroa dava conta da simbiose ao estabelecer a proibição de venda, por dívidas, de bens de raiz «nem escravos nem espravas», animais e aparelhos de engenho, permitindo apenas a transacção nas «novidades» arrecadadas. Noutro documento de 1502 (32), àcerca das águas de regadio, o monarca refere que era hábito os proprietários mandarem «OS espravos e homes de soldada que tem de reger seus canaveaes». A par da ligação do escravo à fase de cultivo e amanho dos canaviais também se pode atestar a presença dele nas diversas tarefas ligadas à laboração do engenho. O regimento dos alealdadores de 1501 (33) refere o serviço especializado, aí diz-se que os mestres e lealdadores que fizessem açúcar quebrado sujeitavam-se a severas penas e, numa alusão clara à presença deles, ordena-se que, caso eles fossem cativos, a coima correria pelo proprietário. O serviço dos escravos poderia assumir duas situações distintas: ajudante dos oficiais da safra, ou os mesmos operários especializados. Em 1482 (34), numa demanda sobre a qualidade do açúcar «temperado», depôem perante a vereação do Funchal os mestres de açúcar, Vaz e André Afonso: o primeiro referia que, por ter estado ausente nas Canárias, um homem, seu cativo, havia temperado o açúcar, enquanto o segundo, também fora da ilha, havia entregue o mesmo trabalho a um moço que o servia de soldada. A estes testemunhos denunciadores da participação do escravo, como serventes, na cultura e fabrico do açúcar também se poderão juntar outros que demonstram terem eles actuado na qualidade de oficiais de engenho: primeiro tivemos os escravos canários que se apresentaram na ilha como exímios mestres de açúcar, como se poderá verificar pela cautela posta em 1490 (35) e 1505 (36), quanto à sua expulsão (31). Desta época apenas temos notícia de dois escravos que foram mestres de engenho, e não sabemos se eram ou não guanches: em 1486 (38) Rodrigo Anes, o Coxo, da Ponta do Sol, estabeleceu em testamento a alforria de Fernando, mestre de engenho, e em 1500 (39) no testamento de João Vaz, escudeiro, refere-se um escravo seu, Gomes Jesus, como mestre de açúcar. É necessário ter em atenção que estes dados são avulsos e, por isso mesmo, pouco esclarecedores da dimensão que os mesmos terão assumido na economia açucareira madeirense. Certamente que a única particularidade do serviço dos escravos nos engenhos madeirenses residia no facto de eles trabalharem de parceria com homens livres ou libertos, destacando-se aqui os trabalhadores de soldada: em 1578 (40) António Rodrigues, trabalhador, declara em testamento que havia trabalhado sob as ordens de Manuel Rodrigues, feitor do engenho de D. Maria. Mais

(31) A.R.M. C.M.F., t. 1, fls. 262 v 0 -269 v 0 , regimento régio de 12 de Outubro, in A..H.M., XVII (1973), doe. n. 0 203, p. 356. (32) Jbidem, t. I, fls. 98-98 v 0 , carta régia de 25 de Fevereiro, in lbidem, n. 0 258, 429-431. (33) Jbidem, t. 1, fls. 83 V0 -94, regimento de 27 de Março, in ibidem, n. 0 246, 412-413. (34) A.R.M., C.M.F., n. 0 1297, fl. 45, vereação de 20 de Abril de 1482. (35) A.R.M., C.M.F., t. I, fls. 34 vo, 36 vo, carta de 9 de Março, in A..H.M., XVI (1973), doe. n. 0 145, pp. 241-242. (36) Jbidem, t. 1, fls. 107-107 vo, carta régia de 22 de Janeiro, in ibidem, n. 0 284, pp. 451-452. (37) Ao contrário do que refere Manuela MARRERO («De la esclavitud en Tenerife-, in Revista de História, n. 0 100, 1952, 434) os escravos também estiveram ligados à safra do açúcar, referenciando-se pelo menos um mestre de açúcar em Telde (M. LOBO CABRERA, EscÚlvos indios en Cana rias, Madrid, 1983 em separata, p. 528, nota 55). (38) A..H.M., III, 1933, 154-159. (39) A.R.M., CapeÚls, cxa. 118, n. 0 4, testamento de 9 de Janeiro. (40) A.R.M., Misericórdia do Funchal, n. 0 684, fl. 539 v 0 , testamento de 23 de Julho.

177 12

tarde, em 1605 (41) é Jorge Rodrigues, hmem baço, forro, quem reclama de Pedro Agrela de Omelas três mil réis de serviço que fizera no seu engenho cm 1604. Em 1601 Jean Moquct (42) dá conta de que os escravos tinham uma activa intervenção na faina dos engenhos, uma vez que o mesmo terá visto um «grand nombre d'esclaves noirs qui travaillent aux sucres dehors la ville». A conclusão possível é que na Madeira, a exemplo do que sucedeu nas Canárias (43), a mão-de-obra utilizada nos engenhos era mista, sendo composta por escravos, libertos e livres, os quais executavam tarefas diferenciadas, sendo os serviços pagos cm dinheiro ou açúcar (44). Neste grupo de escravos incluíam-se os que pertenciam ao proprietário do engenho mas também outros que af serviam como gente de soldada. Também no Brasil estávamos perante uma mão-de-obra mista, mas acontece que os escravos dominavam estes serviços. Eles tanto podiam ser pertença do proprietário do engenho e canaviais, ou de outrém, que os alugava.

lbidem, n. 0 684, fl. 370, testamento de 26 de Agosto. Voyages, liv. 1, p. 50, cit. por V. M. GODINHO, Os Descobrimentos e a Economia Mundial, IV, Lisboa, 1983, 201. (43) F. FERNANDEZ-ARMESTO, 7he Canary isúmds after the conquest, Oxford, 1982, 85; Manuel LoBO CABRERA, La esclavitud en las Ccmarias orientales en el siglo XVI, Las Palmas, 1982, 232-246, idem, Grupos Humanos en la Sociedad Canaria, Las Palmas, 1979, 36, idem, Los Libertos en la sociedad canaria dei siglo XVI, Santa Cruz de Tenerife, 1983, 50-61. (44) Alberto VIEIRA, O Comércio Inter-insular nos séculos XV e XVI, Funchal, 1987, 57. (41) (42)

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O CAMINHO PARA A LIBERDADE Para muitos escravos a porta da liberdade mantinha-se fechada até à morte, mas outros houve que tiveram a felicidade de alcançá-la antes disso, com o recurso às formas de alforria. A morte do proprietário podia ser uma possibilidade para alcançá-la. E foi precisamente a partir de algumas disposições testamentárias que surgiu a maioria dos libertos. A liberdade também podia ser alcançada por desejo expresso do escravo ou seus familiares, por meio do pagamento do seu valor ao proprietário. Os parentes do escravo, nomeadamente os pais livres, poderiam pagar o «justo valor» para a libertação dos seus filhos, quando isso não sucedia ficavam à mercê do senhor dependendo a decisão dos bons serviços a ele realizados. Em 1613 (1), Isabel Coelha deu carta de alforria a Maria Delgada e seu filho Afonso. Quanto à mãe é justificada pelo facto de ter criado os netos e ser muito obediente e por «a limpar e ter muita vigilla nella e de noute e de dia e por outros muitos he vistos respeitos que a isso a movem e por lhe pagar o bom servisso que lhe tem feito (... )». Para o filho a justificação é simples: por «lhe nascer em suas mãos he ella o criar como filho ( ... )». Esta foi uma situação excepcional, pois a maioria dos casos de alforria na Madeira, sucedem-se nas disposições testamentárias, como teremos oportunidade de ver. O caminho para a liberdade do escravo, já referido nas Partidas de Afonso X (2), não se resumia apenas a esta via, pois eram variadas as formas de a conseguír. Assim, alguns actos religiosos em que envolviam escravos, como o baptismo e o casamento, poderiam facilitar a situação, pois que eles passariam a pertencer à comunidade cristã, mas este meio nunca mereceu a plena aprovação dos esclavagistas (3). Depois restava ao escravo a intervenção da coroa, como

A.N.T.T., Convento de Santa Clara, maço 3, n. 0 13, 24 de Dezembro de 1613; em anexo documental n. 0 15. (2) Los codigos Espafloles, codigo de las Siete Partidas, T. III, Madrid, 1848, tit. XXII, lei I a XI, pp. 521-526; na terceira partida (tit. VIII, lei XV, pp. 238-239) ficou estabel~ida o modo como se deveria proceder a essa e a fórmula da carta de alforria. Para o estudo das formas de libertação veja-se Manuel LoBO CABRERA, La Esclavitud en las Canarias Orientales (... ), Las Palmas, 1982, 257 e segs.; idem, Los Libertos en la Sociedad Canaria dei siglo XVI, Tenerife, 1983, 25; Vicenta CORTÉS ALONSO, «La liberación dei esclavo», inA.E.A., XXII, 1965,533, 568; S. B. SCHWARTZ, •The manurnission ofslaves in Colonial Brasil, Bahia 1684-1745», in Hispanic American Historical Review, 54, n. 0 4 (1974), 603-635; F. P. BOWSER •The free person of color in México city and Lima: manurnission and opportunity 1580-1650., in Race and Slavery (... ), Stanford, 1975, 331-368; J. P. TARDIEU, •L'Afranchissement des esclaves aux Amériques Espagnoles, XVIe-XVIIIe siecle», in Revue Historique, n. 0 544, 1982, 341-364. As leis das Sete Partidas foram traduzidas para português no século XIII, sendo em 1341 parcialmente trasladadas nas Ordenações Afonsinas. Da sua tradução portuguesa apenas se conhece a segunda e terceira, publicadas, respectivamente por Pedro de Azevedo (Revista Lusitana, T. XVI, 109-111) e Avelino de Jesus da Costa (Fragmentos Preciosos de códices Medievais, Braga, 1949); confronte-se Marcelo Caetano, Lições de História do Direito Português, Coimbra, 1962, pp. 180-184; Nuno J. Espinosa Gomes da Silva, Historia do Direito Português I fomes de direito, Lisboa, 1985, 160-162. (3) A situação terá gerado algumas dúvidas, pelo que a Casa da Suplicação de Lisboa, informou que em momento algum o casamento de escravo com livre lhe abria o acesso à liberdade (Auxiliar Juridico. Apendice (I)

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sucedeu nas Canárias com os guanches e no Brasil com os índios, ou de parentes e amigos, que conseguiam o dinheiro necessário ao resgate (4). Por fim a fuga era a forma mais violenta, embora não a mais eficaz, de o conseguir. Mas ela nunca foi a mais cobiçada e só surgiu em casos limite e quando as condições do meio o propiciavam. Na Madeira, a exemplo do que sucedeu nas Canárias, fala-se nos séculos XV e XVI dos escravos guanches fugitivos, considerados uma permanente perigo para as pessoas e haveres. No caso da algorria por iniciativa do proprietário é importante saber~se quais as motivações para semelhante atitude. É habitual ouvir-se falar desta como um acto de generosidade do proprietário, contudo a realidade parece ser completamente diferente, quando encaramos a situação em que a liberdade é concedida. Condições específicas côndicionaram sempre a alforria, e também poderemos afirmar que esta nunca era concedida sem qualquer contrapartida (5).

A ALFORRIA Para o arquipélago da Madeira a maioria dos escravos libertos resultam de disposições testamentárias. Dos 642 que conseguimos reunir para os três séculos, apenas treze assumiram a condição por meio de alforria em vida do dono (6) e 183 (29%) por testamento, ignorando-se a forma como se procedeu em relação aos restantes. Das cartas de alforria apenas se conhece duas, de 1591 e 1613 (1), a que se deverá juntar uma extensa demanda judicial (8) entre Francisco Ferraz e Francisco Moreira, acerca da ai forria de uns escravos que haviam pertencido a Maria de Ponte, sogrado primeiro e mulher do segundo. A morte deste procedeu-se às partilhas dos bens, reivindicando Francisco Ferraz os 2/3 do valor de 252$000 réis, o primeiro saldou-os com os três escravos. Eles reclamaram junto do poder judicial e apresentaram a carta de alforria passada em 22 de Maio de 1599, pelo legítimo proprietário, que Baltasar Roiz, desembargador do Paço, presente na ilha, deferiu favoravelmente, reconhecendo o valor legal das referidas cartas.

às ordenanções filipinas, vol. I, Lisboa, 1985, LXV, p. 348), entretanto em 1557 (Monumenta Missionária Africana, II, Lisboa, 1953, n. 0 137, p. 404) o monarca mandava executar em S. Tomé uma provisão em que estabelecia que escravos dos mouros ou gentios por serem baptizados não eram forros; V. M. GoDINHO, Os Descobrimentos e a Economia Mundial, IV, Lisboa, 1983; Vicente CORTES AWNSO, La Esclavitud en Valencia (... ), Valência, 1964, 136. (4) Também em S. Tomé o monarca concedeu em 1515 (Monumenta Missionária Africana, I, Lisboa, 1953, n. 0 87, pp. 331-332 e n. 0 107, p. 376) carta de alforria a todos os escravos e escravas concedidos aos primeiros povoadores, forma utilizada pela coroa para promover a inicial fixação de colonos; Carlos RESTUPOCANAL, Leyes de manumission Bogotá, 1935, 104, 139; Frank TAUNENBAUM, Slave and Citizen, New York, 1947, 50-91.. (S) F. P. BOWSER, art. cit., 341-344. (6) Receberam carta de alforria Brígida, escrava de Gonçalo Pires, sapateiro (A.R.M., Misericórdia do Funchal, n. 0 684, 335-341, 25 de Março de 1507), Francisca, escrava de Leanor Espíndola (ibidem, fls. 90-97, 30 de Janeiro 1533), Manuel, escravo de Francisco Narde (A.N.T.T., Cabido e Sé do Funchal, n. 0 29, 11. 76 vo., ano 1538), Helena e maria, escravas de Simão Acioli (A.R.M., Juizo dos Resíduos e Capelas, fls. 373 vo.-378, 11 de Março de 1538), Máximo, Ursula e Julião, escravos de Manuel de Lemos (ibidem, fls. 628-630 vo., 27 de Agosto de 1601), Ambrósio, escravo de Mor Lourenço (A.R.M., Misericórdia do Funchal, n. 0 684, fls. 192-199, 18 de Junho de 1603), Guiomar, catarina e Francisco, escravos de maria da Ponte (ibidem, n. 0 40, fls. 65-83, 1604), Damião, escravo de Dona Brana (João José Abreu de SOUSA, «Dona Branca. Dois casamentos um testamento•, in Atlântico, n. 0 8, 1986, 274-279), Marta e filhos (Inácio, Bastião, Miguel, Isabel), escravos de Francisco Betencor Correia (A.R.M., Juízo dos Resíduos e Capelas, fls. 241-246, 12 de Maio de 1654) e Filipe, escravo de D. Francisco Soares de Cisneiros (vol. I, 931, 29-33, testamento de 1 de Junho de 1699). (7) Em anexo documental, n. 0 15; A.R.M. Fragmento dum livro de notas do tabelião João de Tavira, 27 de Outubro de 1591. (8) Em anexo documental, n. 0 14.

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Esta tenta ti va de não reconhecimento da liberdade dos escravos não deverá ter sido única nos anais madeirenses. Note-se que isso não ganhou grande apoio dos livres, detentores de escravos, que continuava a ver neles uma forma de rentabilização das suas actividades (9). Para a Madeira e Porto Santo conhecem-se 183 casos de alforria de escravos por meio de disposições testamentárias, lavradas nos 262 testamentos, que reunimos entre 1473 a 1700. Da documentação extraímos, ainda, a referência a 642 escravos, tendo apenas 183 deles (29%) alcançado a alforria por esta forma. Note-se a afirmação maioritária no Funchal (72%), donde são provenientes, também a maioria dos testamentos (79%). É a partir deste universo que procuraremos analisar as razões q~e conduziram à alforria e à forma como ela foi concedida. A alforria por cláusula testamentária esbarrava com diversos entraves. O escravo era propriedade plena da família e cada um só poderia dispôr, caso houvesse filhos, de um terço. Deste modo a alforria só se tornava possível quando a outra parte manifestava igual desejo: em 1473 (10) Clara Esteves recomendava que dois escravos nascidos em seu poder ficassem livres na sua metade, enquanto os filhos de outra sua escrava, Catarina, seriam forros. Entretanto em 1524 (") Joam Mendes de Brito deixava o escravo, Fernando Chamorro, livre, na sua terça. Todavia esta situação, muitas vezes, só se tornava possível após a morte de cônjuge sobrevivo. Em 1528 (12), João Lopes recomendava que os escravos Maria, António e Francisco, seriam forros da sua parte por morte da esposa. Quando havia filhos era necessário salvaguardar a terça parte que·lhes competia dos bens e por isso surgem disposições relegando para eles a liberdade total do escravo. Assim sucede em 1553 (13) com Diogo, mulato, escravo de Sebastião Martins, de Câmara de Lobos, que só após a morte do filho deste, João Martins, alcançará a liberdade. Nem sempre os legítimos herdeiros tinham direito aos escravos, pois em 1572 (14) Lopo Rodrigues estabelece a liberdade para os escravos após uns anos de serviço: Maria ficaria forra ao fim de quatro anos, enquanto o filho, Domingos, deveria servir até aos 25 anos de idade. Os familiares e vizinhos mais chegados poderiam usufruir dos escravos por algum tempo. O período de serviço oscilava entre os dois e os sete anos. Assim sucede com Jorge e Joana escravos de João Afonso, escudeiro, de Santa Cruz, que só adquiriram a condição de livres após dois anos de serviço a João Lopes (15). Pior foi o sucedido com Gaspar, escravo de Leanor Pereira que teve de permanecer sete anos ao serviço do testamenteiro para alcançar a ambicionada alforria (16). Diferente é, no entanto, a condição de Maria, escrava de Isabel Homem de Câmara, que só seria livre depois de ter criado até aos sete anos de idade Isabel, filha de Diogo de França (17). A concessão da liberdade dependia também do comportamento do escravo. Ela só seria concedida se os escravos pautassem o seu quotidiano por um comportamento regular, pois caso contrário poderiam perder esta esperança. Em 1547 (18) o mercador Cristóvão Dias ordena que os escravos João e Antonio sirvam a esposa por um determinado período, «COm condição que

(9) Conforme nos refere A. J. R. RUSSELL-WOOD (•Colonial Brazil», in Neither Slave twor free (... ), Londres, 1972, 94-95), a carta de alforria gerava conflitos em termos económicos e políticos, que faziam perigar o sistema. (10) A.R.M., Capelas, maço 15, n. 0 5, testamento de 1 de Janeiro de 1473. (11) A.R.M., Juízo dos Resíduos e Capelas,fls. 392-396, testamento de 25 de Fevereiro de 1524. (12) A.R.M., Capelas, maço 54, n. 0 10, 6 de Junho de 1528. (13) A.R.M., Juízo dos Resíduos e Capelas, fls. 134 vo.-196 vo., 27 de Junho de 1553. (14) A.R.M., Capelas, maço 60, n. 0 4, 18 de Abril de 1572. (15) Jbidem, maço 34, n. 0 9, 21 de Junho de 1512. (16) A.R.M., Juízo dos Resíduos e Capelas, fls. 715-719, Porto Santo, 27 de Agosto de 1533. (17) A.R.M., Capelas, maço 26, n. 0 5, Estreito da Calheta, 5 de Agosto de 1540. (18) A.R.M., Misericórdia do FWJchal, n. 0 684, fls. 557-560 vo., testamento de 11 de Fevereiro de 1547.

181

helles a syrvão c sejam sempre hobedientes corteses bem ensynados pera ella hemquanto a servyrem que lhe não fujam, não cumprindo eles esta condição, continuavão seus cativos e toma-os em terça». Entretanto, em 1569 (19), Domingos de Braga, casado com Beatriz Nunes, recomendava que os seus sete escravos deveriam servir o derradeiro do casal a morrer com muita obediência e lealdade, pois caso contrário ao que os possuísse assistia o pleno direito de os castigar e vender. Mesmo assim nem todos os proprietários encaravam com bons olhos essa alforria dos escravos, considerando-a um factor de instabilidade social. Note-se que em 1585 (20) João Damil no seu testamento justificava a não atribuição de alforria aos escravos, que não nomeia, pelo seguinte modo: - «tudo esto faso por emtender que ha alforria nestes he perdisão porque como não tem amparo de senhor vem-se a perder como exemplo todellas a alforrias que nesta tera se fezerão porque ou da taverna ou da cadeia não escapão». Na verdade a alforria sem qualquer amparo levava a esta situação. O escravo, sem meios de subsistência e abrigo, vinha alimentar o número de vagabundos ou criminosos que pululavam pela cidade e lugares da ilha. Deste modo ela não deveria ser concedida sem antes se possibilitar ao escravo uma forma de organizar a vida e garantir a subsistência. E assim o entenderam alguns proprietários que lhes concederam dinheiro, roupas, terras, casas e demais meios com este objectivo. No total de 183 escravos que recebem a alforria apenas trinta e oito (21 %) foram contemplados com esta situação. Os proprietários do sexo feminino compreendiam melhor a situação dos seus escravos, nomeadamente os do mesmo sexo e, por isso, lhes atribuíam parte da herança (21). Motivação diferente terá tido Gonçalo Enes, ao conceder em 1597 (22) à sua escrava Madalena, uma casa, como recompensa dos muitos anos que o serviu «de dia e de noite de fonte e ribeira». Esta via de libertação atingia de modo especial aos escravos menores e os adultos do sexo feminino. Neste grupo tivemos cinquenta menores (27%) e cento e nove escravos (60%) do sexo feminino que conseguiram a alforria por disposição testamentária. As preocupações dos senhores, para com os escravos que libertavam, alargavam-se para além deste momento. Assim quanto aos escravos do sexo feminino recomendava-se o casamento (23), sendo maiores e no caso de serem menores (24) só deveriam alcançar esta situação com a maioridade, variando entre os 16 e os 25 anos. Mas nem sempre as escravas encontravam idêntico rumo através do casamento, pois muitas houve que tiveram que se submeter a um recolhimento, imposto pelos proprietários, num convento. A Antónia, escrava do capitão (19) A.R.M., Capelas, maço 18, n. 0 5-6, testamento de 29 de Abril de 1569. (20) A.R.M., Juizo dos Restduos e Capelas, tombo, fls. 489-495 vo., 25 de Julho de 1585. (21) Em 1545 Isabel de Abreu, do Arco da Calheta, concede a cada um dos seus escravos Brito e Isabel, dez mil réis para a ajuda do casamento (A.R.M., Capelas, maço 20, n. 0 3, 9 de Dezembro). (22) A.R.M., Misericórdia do Funchal, n. 0 684, fls. 633-658, 18 de Abril de 1597. (23) Assim Francisco fJ.lho de Catarina, escrava de Ana Esmeralda só ficaria forro aos 16 anos de idade (A.R.M., Capelas, maço 2, n. 0 8, 13 de Dezembro de 1610), Domingos, escravo de Lopo Rodrigues, servirá o seu fJ.lho até idade de 25 anos (ibidem, maço 60, n. 0 4, 18 de Abril de 1572), o mesmo sucedeu com Inês, de apenas cinco anos, escrava de Pedro Vaz, que deveria aguardar mais vinte anos para ser livre (A.R.M., Misericórdia do Funchal, 711, fls. 32 vo.-34, 22 de Agosto de 1577). (24) Em 1547 (A.R.M., Juizo dos Res{duos e Capelas, tombo 299-301, Ponta do Sol, 30 de Outubrõ de 1547). Antónia Esmeralda recomendava ao seu marido que casasse as suas escravas Maria e Catarina. O mesmo sucedeu com beatriz Morena, que recomendou ao seu marido que casasse a escrava Brásia, por ser boa mulher, dando-lhe para isso dinheiro, cama e roupa (A.R.M., Misericórdia do Funchal, 710, fls. 206-211, 16 de Abril de 1549). No caso de Guidónia, escrava de Cecília Barros, a alforria só se tornava uma realidade quando se casasse, até lá continuava servindo o dono (A.R.M., Capelas, maço 9, n. 0 9, 19 de Fevereiro de 1594).

182

Domingos de Figueiredo Calheiros (25) foi dada a possibilidade de escolha entre o casamento e a ida para um convento e o mesmo sucedia com Teresa, escrava do Pe. Manuel Dias Pinheiro (26), que poderia fruir dote anual caso ingressasse num convento. Paulina, escrava de Apelonia Távora (27) e Isabel, escrava de Maria da Câmara (28), deveriam recolher-se, obrigatoriamente, num convento, indo a última a acompanhar Antónia, neta da proprietária, «para a servir e lavar». Assim não o entendeu o cónego Henrique Calaça (29), fundador do convento da Encarnação do Funchal, ao contrariar o desejo de sua irmã quanto a uma escrava que lhe deixara, pois conforme o refere: «me parece que ella ma(i)s queria ficasse forra, e assim o digo que fique forra e como tem sua filha no mosteiro não deixará de continuar lá que não será de perda». Quanto aos menores a atenção era redobrada, surgindo inúmeras recomendações no sentido de se assegurar uma vida normal. Em 1596 (30) João Mendes de Miranda ordenava a sua mulher que tomasse em considerção os escravos António e Bartolomeu, Filhos de Beatriz, ensinando-os e só, quando fossem grandes, lhes desse quinze mil réis, a cada um, para irem «buscar sua vida». Para Dona Guiomar do Couto (31), o escravo Agostinho deveria aprender a ler e escrever, de modo a ser clérigo, caso contrário dar-lhe-iam quatro pipas de vinho «e sua matilotage e o embarcarão para onde quizer ir». Um pormenor bastante explícito nas inúmeras disposições testamentárias, revelador da generosidade dos proprietários de escravos, é-nos apresentando pelo Pe. João Teixeira Dória, vigário do Caniço. No testamento de 1685 (32) ele recomendava que o escravo Henrique seja forro e lhe dêm vestido e «matalotagem» para que regresse ao Brasil ao convívio do seu pai. A alforria do escravo não determinava necessariamente o fim da ligação ao proprietário, pois das inúmeras condições estabelecidas este permanecia ainda amarrado à velha condição: primeiro eram os encargos a cumprir, depois a necessidade de protecção para assegurar trabalho e subsistência. Por muito tempo ele será visto como um alforriado, por vezes sinónimo de perigo, o aue o colocava numa situação difícil na sociedade que se recusava a atribuir-lhes o verdadeiro estatuto social (33). Para o escravo a disposição testamentária era a esperança da liberdade que só atingia concretização plena com o seu cumprimento. Todavia do grupo de libertos por testamento a maioria surge sem qualquer encargo. Note-se que 103 (56%) dos escravos alcançaram a liberdade após a morte do senhor e apenas 80 deverfão cumprir determinados encargos de missas e ofícios caritativos e de ·serviços aos familiares do proprietário (quadro o. 0 44). Os encargos de missa, poderiam ir de apenas só uma missa rezada com ou sem cantochão a uma todos os anos. Nesta situação deparamo-nos com 20 escravos. Também aqui, a exemplo das demais situações, não se vislumbra qualquer critério nos encargos: em 1561 (34) Pero Figueira concedia alforria aos escravos da seguinte forma: Paios, que estava empenhado em 20.000 reais deveria pagar esta quantia e sujeitar-se ao pagamento de uma missa anual, Catarina só teria que (25) (26) (27) (28)

A.R.M., Juízo dos Resíduos e CapeÚls, 386-388 vo., Funchal, 21 de Junho de 1688. A.R.M., CapeÚls, maço 137, n. 0 10, Fajã da Ovelha, 11 de Setembro de 1696. Ibidem, maço 17, n. 0 10, Ribeira Brava, 15 de Janeiro de 1683. A.R.M., Juízo dos Resíduos e CapeÚls, tombo, fls. 350 vo-353, Câmara de Lobos, 2 de Outubro

de 1676. (29) A RestauraçlJo de Portugal e o Convento da Encarnaçilo, 1940, 39; desejo expresso em testamento de 11 de Maio de 1662. (30) A.R.M., Misericórdia do Funchal, 711, fls. 187-189, 23 de Janeiro de 1596. (31) A.R.M., CapeÚls, maço 7, n. 0 4, 18 de Setembro de 1604. (32) A.R.M., Juízo dos Resíduos e Capelas, fls. 396-400, 19 de Fevereiro de 1685. (33) Maria Beatriz Nizza da SILVA (•Escravidão e Casamento no Brasil Colonial•, in Estudos de História de Portugal, vol. II, Lisboa, 1983, 227) comenta, a propósito, o seguinte: «O escravo que se libertava da escravidão, que obtinha a sua alforria, nunca se libertava do estigma do cativeiro: ele não ficava livre, mas sim forro•. (34) A.R.M., Misericórdia do Funchal, n. 0 684, 752-753 vo., 9 de Junho de 1561.

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ACTIVIDADES E OFÍCIOS As actividades àu ofícios desenvolvidos pelos libertos não estavam longe daquelas que executavam ou exerciam quando eram escravos: no meio rural a eterna ligação à terra e, na cidade, a vinculação aos trabalhos oficinais ou as serviços domésticos, continuaram a marcar o seu quotidiano. Tal como o referimos a ligação do movimento de alforria à conjuntura açucareira é um indício de que muitas delas tiveram lugar no seio dos escravos ocupados na safra do açúcar. Por isso não é de admirar a presença de alguns libertos com ofícios ligados a esta actividade (58). Sete deles são referenciados com ofício relacionado com o açúcar- escumeiro, caixeiro, prenseiro, mestre de açúcar, purgado r, caldeireiro - 1 enquanto outros três surgem com serviços prestados aos engenhos de Rui Mendes de Vasconcelos (59), Pedro Agrela de Ornellas (60) e Francisco Lopes (6 1). Ainda com actividade, que se poderá considerar relacionada com o açúcar, temos dois almocreves, sendo um do Funchal e o outro do Arco da Calheta (62). A maioria dos libertos vivia do seu trabalho diário ao serviço de outrém. Esta situação favoreceu a existência de fortes laços de solidariedade entre eles e os outros trabalhadores livres, o que nunca agradou às autoridades municipais (63). A par disso inúmeros encargos de alforria expressam a obrigatoriedade de a soldada arrecadada pelos respectivos forros ser utilizada para colmatar as obrigações com aquele acto. De entre os inúmeros casos referenciados merece a nossa atenção o de Pedro, que fora escravo de Isabel Dinis, vendedeira, que ficará cinco anos de soldada «a quem por ele mais der», sendo o dinheiro arrecadado para o resgate de um cativo dos mouros (64). . Outro aspecto particular da vida dos libertos era o empenho dos senhores em assegurar-lhes os necessários meios de sobrevivência através da aprendizagem de um ofício. Francisco Velosa, ao estabelecer em 1598 (65) a alforria aos escravos, Bento e Gonçalo, recomendava que o testamenteiro os pusesse a aprender algum ofício e só depois de serem oficiais, deveriam ser forros, com quatro mil reais para comer e armar a sua tenda. O mesmo se poderá dizer de António Giba, mulato de Leonardo de Ornelas Travassos, que só ficou forro quando atingiu a categoria de oficial do ofício de alfaiate (66). Para além destes encontramos outros libertos com um ofício determinado ligado à transformação ou aos serviços, sendo de referir que tais forros são maioritariamente do Funchal; encontram-se aí três alfaites e três sapateiros. De entre os ofícios definidos para os libertos aparecem dois com uma actividade pouco comum a este estatuto social: clérigo de missa. O primeiro sa~mo-lo a partir da ordenação em 1538, referindo-se no livro de matrícula (67) que Manuel filho de pai incerto e de Mícia, escrava de Francisco Narde havia recebido carta de alforria, que apresentou no acto. O outro é referenciado em 1563 quando da sua morte, sendo Alvaro Gomes, homem mulato (68). (58) João Pires, mulato, escumeiro de João de Omelas (A.R.M., Misericórdia do Fu11chal, Funchal, n. 0 710, fls. 72-74, 2 de Agosto de 1537), Alvaro mulato, prenseiro de Rui Mendes de Vasconcelos (ibidem, n. 0 984, fls. 52-62 vo., 16 de Abril de 1569), Diogo Dias, mulato, purgador (A.R.M., J.R. C., tombo fls. 31-34 vo., 30 de Novembro de 1629), e António, preto, caixeiro (A.R.M., Misericó'rdia do Fu11chal, n. 0 711, fls. 145-147); Fernando, mestre de açúcar (A.H.M., III, 1933, 154-159); A.R.'M.~,Capelas, ex. 118, n. 0 4, 9 de Janeiro de 1500. (59) Jbidem, n. 0 684, fls. 51-62 vo., 16 de Abril de 1569. (60) lbidem, n. 0 684, fls. 370, 26 de Agosto dç 1605. (61) Jbidem, n. 0 684, fls. 581 vo., 2 de Maio de 1620. (62) Em anexo documental n. 0 3; A.R.M., J.R. C., ex. 5, n. 0 559, 11 de Abril de 1565. (63) Tenha-se em consideração as posturas de 1546, veja-se em anexo documental. (64) A.R.M., Misericórdia do Fu11chal, n. 0 710, fls. 50vo.-54, 19 de Agosto de 1511. (65) A.R.M., Capelas, ex. 2, n. 0 10, Funchal, 28 de Abril de 1598. (66) Jbidem, ex. 14, n. 0 8, 18 de Agosto de 1624. (67) A.N.T.T., Cabido e Sé do Fu11chal, Lo. de matrículas de ordenados em ordens menores, n. 0 29, fls. 76 vo. (68) A.R.M., Paróquiais-Sé, n. 0 68, fls. 36 vo., 18 de Maio de 1563.

193 13

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34. Sé (Funchal)

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Quadro

nQ.

49:

EVOLUÇÃO POR FREGUESIAS DA POPULAÇÃO OA MADEIRA

(1) O mesmo atribui-lhe 130 fogos cm ftnais do séxulo XVL (2) Apresenta-se o topónimo Jardim mas em contrapartida o orago atribuído é N. 11 Sr. 11 da Graça, que corresponde ao E. da Calheta. (3) Em 1588 e 1592 tinha mais de 100 fogos. (4) Número de vizinhos. (') Passando para 100 em 1581 e 130 em 1592. (6) Em 1588 e 1592 tinha mais de 100 fogos. (7) O topónimo referido é madeirense, lugar da referida freguesia. (8) Fins do século XVI menos de 200 fogos. (9) Álvaro R. de Azevedo dá 400 fogos para finais do século XVI. (10) Engloba as freguesias do Funchal (25, 27, 28, 30, 31, 32, 34). * Valor aproximado. + Número de fogos.

10488 (lO)

Quadro n2 50 BAPTIZADO

FILIAÇÃO

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PROPRIETÁRIO

DATA NOME 1682-0ut-03 Out-U5 1683-Fev-11 1685-Mai-15 1686-Abr-09 1687-Jan-24 1688-Jun-21

Miguel Francisco An dr é Apelonia Lou rene a Francisca Niculau Bastião Antonio

OBS.

PAIS

OBS.

NOME

OBS.

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João de Madur~eira Moniz João de Madureira Moniz: Matias Ferreira de Foriseca João de Madureira Moniz Jerónima de Abreu

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Maria do Morais

Capitão

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ÁGUA DE PENA

237

Quadro nQ 51 BAPTIZADO

FILIAÇÃO

PROPRIETÁRIO

DATA NOME 1606-Jun-0 Nov-01 1608-Fev-17 1610-Jul-21 Out-0 1612-Set-1 1613-Jul-31 1614-0ut-2 1615-Jun-1 1617-Nov-2q 1622-0ut-0 1628-Jan-0 1629-Jul-OE Nov-11 1636-Set-0 1638-Ago-?? 1641-Jan-2(

Manuel Joane Sebastião Madalena Francisco Antonio Bartolomeu Leonarda Antonio Lu{s

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1645-Ma!-2E 1657-Mai-0

Isabel Manuel Maria Luzia Maria Nunes Bastiana Manuel Ana Isabel

1658-Jul-07 Set-3(

Manuel Marques

1662-0ut-11 1666-Abr-3( 1669-Jan-2 Abr-2 1671-Abr-1 1672-Set-25

Maria Br!tis Antonio Manuel Ana Mateus Antonio Maria Francisco Bernardo Antonio Inácio Pedro Brás Dionisia Antonio Manuel Manuel Antonia Manuel

Set-1

1677-Fev~2

Mar-1 1678-Mar-2( 1680-Dez-1 1683-Jan-2 Mai-O 1685-Mai-1 1686-Fev-0 1687-Ago-0 1688-0ut-0 1689-Jun-1 1691-Mar-0 1602-Mar-0 1695-Jun-0

OBS.

PAIS

OBS.

OBS.

Manuel Homem d'El-Rei

Dona He lena de Abreu Isabel d 1 Amil Gonçalo Pires Francisco de Barros Baltasar Pinto Antonio Pinto Baltasar Pinto Maria Gonçalves Maria de Abreu Gaspar Homem d' El-Rei Martim Gonçalves Sebastião Gonçalves

Domingas Catarina Ana Jerónima Maria Pinta Maria Maria FeHcia Ana Maria Domingas ?

Tomé Luis Pedro Florença Abreu

Leonard a Maria Maria Inácio Catarina Gonçalves Maria Manuel Farinha Andresa França Madalena Ana Inês Isabel Inês Crispina !sabe 1 Madalena Inês Catarina Catarina Isabel Maria Isabel Catarina Inês Lusia Maria Catarina Maria

Rafael Esteves Florença

Pedro Barreto Pedro Barreto Francisco de Vasconcelos

Capitão

Pedro Barreto Preto

? Ana Barreto PelÓnia de Santo Antonio Gaspar Homem d 1 Eça PelÕnia de Santo Antonio Inácio Cabral Catanho Gaspar de Sousa João de Pontes d'El-Rei Inácio Cabral Catanho Vasco Tomé Mulata

ARCO DA CALHETA

238

NOME Dona Helena

Maria Maria Papel

Gaspar de Sousa Francisco Alvelos Gaspar de Sousa Vasconcelos Dona Crispina Inácio Cabral Catanho José de Andrade Francisco Alvelos Dona Crispina Cabral João Betencor Henriques

Alferes

Padre

Quadro n2 52 BAPTIZADO

FILIAÇÃO

PROPRIETÁRIO

DATA NOME 1570 1570-Har-06 Jun-13 Ago-02 1572-Mar-04 Mar-08 Mai-28 Mai-28 Nov-13 1573-Set-07 1578-Mar-14 Jul-18 Ago-24 Set-04 Dez-28 1579-Nov-02 Dez-16 1580-Abr-04 Abr-26 1581-Fev-03 Har-29 Out-07 1584-Jan-12 Jan-15 Jun-07 1585-Jul-26 1586-Abr-20

Maria Francisco Maria Rodrigo Maria Francisco Antonio Guidania Beatriz Antonio Francisco Leanor Maria Antonio

Preta

Mant~el

Sebastião Matias Filipe Inácio

PAIS

OBS.

Domingas Lucrécia

? Joana Luciana Lucia na ? Antonia

Preta

Catarina Catarina Joana Leanor

Leanor Iria Isabel Todbia Leanor Domingas Leonor Joane Iria Leonor Gonçalves

Sebastião Gonçalves Antonio Correia Antonio Correia Antonio Martins João Martins d 'Aldruma Antonio Fernandes André Afonso Drumond Diogo Lopes Pedro Gonçalves Guimar Correia Antonio Fernandes Antonio Gonçalves Ayres d 'Orne las Diogo Lopes Pedro Gonçalves Ayres d' Orne las Guimar Correia Diogo Lopes Antonio Fernandes Pedro Gonçalves Leonor Ferreira Diogo Lopes, que foi de ...

Joana Lopes Leanor Cosma Inácia Antonia

OBS.

Pedreiro Purgador

Pedreiro

O velho

'1, Guiomar Correia

Francisco Lopez Belchior Drumond João Manuel Gaspar Lopes Cortez Guiomar Correia Francisco Dias Inês Gonçalves Beatriz Jorge Francisco Ferrão Manuel Gaspar Martins Diogo Ferreira Nabais Manuel Martins d'Aldrama

Leanor Correia

Clara João Isabel Beatriz Beatriz Jorge

Padre

Mercador ViÜva

Cabo Verde

Isabel Maria Francisca Domingas Ana Bárbara Maria Domingas Guiné Domingas Esperança Ana Bastiana Francisca Dominga~

Preto

NOME Rui Mendes de Vasconcelos Antonio Corres João Martinho Caldeira Joana Soeira Antonio Corres

Vitória Catarina Gomes

Tomé

Isabel Maria Francisco Catarina Francisco Gaspar Jerónima Gonçalo Gonçalo Bernardino Ana Gabriel Martins Jun-12 Manuel 1588-Mai-0 1 Domingos 1590-Set-25 Luzia 1591-Fev-17 Maria 1593-Abr-10 Francisco Isabel 1594-Jan 1595-0ut-28 Francisco Nov-04 Joana Dez-18 Isabel 1597-Jul-20 Domingas 1598-FEv-18 Antonia 1601-0ut-18 Juliana 1602-Dez-24 Mateus 1603-Set-17 Maria 1604-Jan-03 Madalena Abr-08 Ana Abr-16 Maria Inácio Inês 1608-Mar-18 Balbora 1609-Dez-25 Antonio 1610-Fev-10 Maria Abr-27 Antonio 1612-Mai-13 Inácio Ago-04 Jerónimo 1613-Abr-27 Lucrécia Jul-11 João 1617-Mar-19 João 1618-0ut-26 Francisco Dez-30 Catarina 1619-Fev-12 Apelonia Fev-18 Catarina 1620-Set-17 Antonia 1621-0ut-13 Maria Antonio 1622-Abr-07 Ana 1623-Mar-10 Inácio Mar-21 Bento Mai-01 Amaro 1624-Mar-10 Antonia Mar-18 Bernardino Abr-28 Apelonia Dez-25 Lucas 1626-Ju1-05 Isabel 1627-Jan-16 Amaro Mar-14 Ana Mar-17 Gregório Abr-11 Francisco Mai-27 Domingas Nov-22 Manuel Dez-28 1628-Jan-03 Abr-02 Mai-01 Ago-20

OBS.

Ana Bastiana Esperança Maria Francisca Joana Francisco Caldeira Esperança Domingas Filipa Catarina Francisca Caldeira Bastiana Angela Juliana

Preta

Negro, Cabo Verde

Maria Simoa Gregório Rodrigues Francisco Ferraz Francisco Ferraz Antonio Nunes de Azevedo Maria Nunes João de Betencor Correia Gaspar Lopes Maria SimÕes Francisco Ferraz Gregória Rodrigues Gaspar Lopes Francisco Betencor Henriques Álvaro d' Orne las Francisco Vicente Maria SimÕes Álvaro vicente Francisco Ferraz Francisco Ferraz Maria SimÕes Álvaro Vicente de Silva Dona Isabel Gracioso Pacheco Francisco Ferraz Manuel Lopes de Abreu Francisco Betencor Henriques Francisco Vicente Bartolomeu Vasconcelos Simão Fernandes Francisco Betencor Henriques Francisco Betencor Henriques Álvaro Vicente da Silva Pedro Fernandes Chaves Francisco Fernandes Antonio Correia Henriques Francisco Fernandes Catarina Gonçalves Ana de Castro Breitis Jorge Manuel Lopes d 1 Abreu

Maria Paula Domingas Luzia Gracia

Ferreiro

Mareante

ViÚva

CÃMARA DE LOBOS

239

BAPTIZADO

FILIAÇÃO

PROPRIETÁRIO

DATA NOME 1628-0ut-26 1629-Mai-13 1630-0ut-13 1631-Fev-10 Mar-28 1632-Jan-09 Fev-04 1633-Mar-23 Abr-21 Mai-29 Out-03 Out-16 Nov-29 1634-Jan-04 Fev-11 Abr-09 Abr-18 !635-Jan-01 Jan-31 Abr-14 Mai-11 1636-Jan-23 Set-10 1637-Jan-ll Abr-26 Mai-24 Ago-0 Ago-27 1638-Fev-l Abr-O Jul-2 Out-0 Dez-O Dez-1 1639-Jan-0 1640-Jan-l Ago-1 Nov-2 1641-Jan-0 Jan-1 Abr-2 Ago-1 Set-1 1642-Abr-l Mai-l Ago-3 'ev-1 16 -Dez-1 lb· 1646-Jan-2 Mar-O 1647-Ago-l 1648-Jan-l Fev-2 1649-Jun-19 Jul-09 1680-Set-07

Manuel Manuel Isabel Antonio João Gaspar Brás José Manuel Maria Francic:a Maria Catarina Maria Manuel Ana Lázaro Manuel Maria Maria Manuel Sebastião Antonio I sabe 1 Maria Domingas Antonio Bartolomeu Manuel Maria Diogo Miguel Manuel Pedro Domingos LÚcia Catarina Inácio Maria Domingas Inácio Manuel Francisco Manuel Jacinto Beatriz Maria Inácio Francisca Inácio Manuel Cristóvão Águeda Antonia João Manuel

Set-24

Inácio

OBS.

PAIS Esperança Gracia

Brás Nunes

Maria Dom iogas Filipa Luzia Gracia Maria Lucrécia Maria Manuel Afonso Lobo

Bernardim Fernandes Ana de Castro Simão Fernandes Breitis Jorge Breitis Jorge Isabel de Roiz Manuel Rodrigo

OBS.

Britis Jorge

Guiné

Luzia Catarina Ana Felicia Francisca Maria Maria Filipa Maria Maria Catarina Maria Ana Gracia Esperança Isabel Catarina Luzia Isabel Filipa Catarina Catarina Maria Ana Maria Luzia Sara fina Esperança Isabel Fel!cia Maria Filipa Isabel Maria Helena Helena Isabel Maria Francisca

c.c/ Joana

Negra

Bernardino Fernandes Ana Raiz Breitis Jorge Francisco Betencor Henriques Diogo Dias Ana Roiz Bartolomeu de Vasconcelos Isabel Raiz Isabel Raiz

ViÚva

ViÚva

Ana Nunes

Sebastião Gonçalves do Limoeiro Bernardim Fernandes Francisco de Betencourt Isabel Raiz Diogo Dias João de Medeiros Maria Teixeira Mécia Gonçalves Antonio de Silva Breitis Jorge Isabel de Vasconcelos Ana Nunes Antonio da Silva Francisco Betencourt Henriques Sebastião Gonçalves do Limoeiro Diogo Dias João de Faria Teve Pedro Lopes Correia Isaura de Barros Jacome de Barros Mécia Gonçalves Ana Roiz Dona Isabel Ana Nunes Dona Isabel de Vasconcelos Maria de Góis Gaspar de Vasconcelos Gaspar de Vasconcelos Dona Isabel de Vasconcelos Maria de GÓis Francisco Gomes Gaspar ••• Medeiros Domingos Leitão Maria de GÓis

ViÚva ViÚva ViÚva

...

Antonia Esperança Maria Antonio Farinha Maria Gonçalves

P-reto Maria Maria Nunes

ViÚva de Fra cisco Abreu

Mulata,fo! ra

Set-27

Antonio

Joana

1681-Mai-25 Jul-2(

Breitis Manuel

Esperança Joana

1682-Ago-l Set-1 1684-Mai-2 1685-Abr-l Abr-2 1689-Abr-2 Mai-2 Jul-2 Out-0 1690-Dez-3

Maria Maria Antonio Francisco Francisca ? Joaquim Oomingas José Domingas

1691-Ago-l 1692-Mai-0 Out-1 1693-0ut-l Out-2 1695-Jan-l 1696-Mar-l Mai-O Mai-2

Lourenço Maria Francisco Maria Luis Manuel Manuel Jacob a Manuel

Maria Catarina Clara Isabel Luis a Clara Joane Maria Lusia Marcos Francisca de Freitas Clara Maria Lusia Joane Mariana Isabel Catarina Catarina Clara

Manuel Freitas Teixeira

Padre

Mulata,fo! ra Antonio Vogado Domingos AraÚjo Catarina Fernandes Francisco de Canha Catarina Fernandes Catarina Fernandes Luis Ornelas Vasconcelos Bernardim Fernandes Domingos Gonçalves César Luis de Atouguia Catarina Fernandes Maria Nunes Domingos Gonçalves César Luis de Ornelas

Padre ViÚva

Capitão

Forra

CÃMARA DE LOBOS

240

NOME

OBS.

Padre Manuel Ferreira Filipe Fernandes Catarina Fernandes

Padre

Quadro n2 53 BAPTIZADO

FILIAÇÃO

PROPRIETÁRIO

DATA NOME 1674-Mar-01 1677-Jul-1! Ago-0 1678-Abr-2

Mariana

1681-Mar-09 Ago-17 1687-Jan-12 1692-Mai-18

Maria TibUasio Mariana José

Ana

Catarina Maria

OBS.

PAIS

OBS.

NOME

Jerónimo de Atouguia

Marta

OBS.

Capitão

Gonçalo Pestana

Barbados

Mateus de Abreu

Preta, Barbados

Domingos Gonçalves Manuel Correia de Matos Gonçalo Frei tas de Betencor Gonçalo Pestana Domingos Gonçalves da Pontinha

Catarina ? Mulata

Ana

1

Capitão Herdeiros

CAMPANÁRIO

241 16

Quadro nQ

54 PROPRIETÁRIO

FILIAÇÃO

BAPTIZADO DATA NOHE 1627-Jul-11 João 1629-Hai-15 João 1634-Fev-24 Manuel 1645-Set-09 Antonio 1671-Jul-14 Maria 1675-llar-16 Manuel 1676-Jul-10 Maria 16 7 7-Ago-16 Agostinho 1678-llai-01 Inácio Dez-23 Inácia 1685-Hai-01 Filipe Dez-26 Maria 1687-Jan-25 Bastião 1689-0ut-31 Francisco 1691-Jun-18 Antonia 1695-Nov-13 Josefa 1696-Dez-30 Josefa 1698-Abr-02 Maria 1696-Fev-14 Antonia 1700-Jan-31 Josefa

OBS.

PAIS

OBS.

Mécia Fernandes

Catarina VitÓria Catarina Catarina Antonia Antonia

Isabel Gomes Mécia Fernandes Diogo da Ponte Catarina de Freitas Cata rim de Freitas João Barreto d' Amil Pedro Berenguer Lomilhana

Capitão

Padre Mulata

Manuel Gomes Jardim Pedro Berenguer Manuel Gomes Jardim Pedro Berenguer Manuel Fernandes Pita Alexandre Macedo

Mulata Manuel Fernandes Pita Gontalo Anes Henriques

-

CANHAS

242

Freira

João Barreto d 'Amil

7 Maria Joana Maria Maria da Silva Joana Teresa

OBS.

João Barreto

Maria Ana Teresa Maria

NOME

Capitão Capitão

Quadro nQ 55 BAPTIZADO

FILIAÇÃO

PROPRIETÁRIO

DATA NOHE 1629-Abr-11 1638-Ha r-12 1646-Nov-03 1652-lan-14 1662-Fev-12 1663-Set-15 1670-Har-12

085.

PAIS

Francisca Mariana Antonia Antonia Manuel

Filipa Antonia

Roq~e

Inês Inês

João

!n!s.

Ines

085.

NOHE

085.

Antonia de Menezes Manuel Barbosa Barreto Manuel Barbosa Manuel Barbosa Manuel Barbosa Isabel de Olival Isabel de Olival

.

CANIÇAL

243

Quadro nQ 56 BAPTIZADO

PROPRIETÁRIO

FILIAÇÃO

DATA NOME 1542-Set-24 1551-Mar-71 1552-Jul-77 Dez-?? 1553-Fev-05 Jun-06 Set-08 1555-Ago-11 1556-Ago-30 Nov-15 Dez-14 1557-Mar-02 Mar-14 Abr-05 Ago-?7 Nov-11

OBS.

PAIS Helena Marcelina 1 Francisca Maria Marcelina

Isabel José Isabel

Bárbara Antonio Francisco Francisco Diogo Francisco Catarina André Matias Antonio Beatriz Maria Tudbia

Mulata Mulata

Ana Leanor

Marta

Joane Viane

Domingas Francisca

1558-Jan-30 Fev-13 Ago-14 Out-09 Dez-04 1559-Fev-19 Dez-19 1561-J an-04 Out-25 1565-Jul-08 Set-02 1566-Jun-31 Nov-15 Dez-10 1568-Jan-??

Domingos Antonio Maria Pedro Andreza Francisca Joan e Gaspar Francisco Antonio Bartolomeu Maria Antonio Antonio Manuel

1569-Fev-02 Jun-26 1570-Fev-26 Jul-09 1571-Ago-03

Pedro Francisco Beatriz Beatriz Gregória

1572-Jan-30 Jan-?? Jan-?? 1573-Fev-21 Out-21 1579-Mar-03 Out-28

Pedro Antonio Bastiana Valentim Manuel Pedro

Aldonça Beatriz Policena Concordia Fernandes

1581-Abr-02 Abr-27 1583-Jan-02

Joana Leonor Bartolomeu

Policena Filipe d 'Agre la Maria Bernaldes

1585-Jun-27

Antonia

Concordia Martins

JerÓnimo

Maria Bernaldes

Ana

Beatriz Nunes

Nov-14 1587-Mar-05

Mulato Mulato Mulato

Mulato Mulata Mulata

1

Maria

Simão

Isabel Fraga

Isabel

Catarina do Rego

1590-Fev-07

Maria

Beatriz Nunes

Beatriz

Pedro Jorge Maria Gomes

Mar-16 Jul-17 1591-Jun-14 1592-Mar-25

Maria Gaspar Antonio Francisco

Bárbara de Canha

Abr-04 1594-Jan-13 Fev-02 Dez-28 1595-Fev-07

Antonio Ana Manuel Tomé Ana

Isabel de Fraga Antonia Bárbara de Canha Filipa d 'Agre la Beatriz Nunes

1596-Mar-03

Antonio

Fev-16

Mulata

Margarida Garcia Bárbara Bdgida Isabel Afonso Domingas Gaspar Gonçalves Margarida Filipa Joane Isabel Afonso Bárbara ?

1588-Fev-??

Dez-25

Mulata

Ana Margarida

Mulata Mourisco Francisca Mulato

Mulata Preta Preta

Mulata

Pedro

Jul-26

Fernando

Filipe d 'Agre la

OBS.

Beneficiado

Filha de Antonio Lopes

Mem d 'Ornellas Francisco d 'Ornellas J cão god inho Pedro Alves e Violante Alves Lopes d 1 Agre la Mem d'Ornellas Manue 1 Gavião Manuel Caldeira João Godinho Filipe Martins Ayres d 'Orne! las Lopo Agrela Ga'spar Afonso Guimar Adam João Godinho Simão Fernandes Antonio do Rego Gaspar Afonso Ayres d 'Ornellas Dona Francisca

Sogra de J. Orne las

Cristóvão Rodrigues Constança Lopes Ayres d 'Ornellas

Preta, forra Mulata, forra Preta, forra Mulata, forra Mulata, forra Mulata, forra Mulata, forra Mulata, forra Maria de C.anha GregÓrio Nunes Antonio Pires

Pedro Jorge

Mar-12

Gaspar Afonso Gaspar do Rego Antonio do Rego Antonio Lopes João Godinho Francisco do Rego Antonio Lopes Francisco d'Ornelas ••• Gonçalves Inês Mendes Ayres d'Ornellas Antonio do Rego Leanor Viane Antonio Gonçalves Guimar ••• Inês Ferreira

Ayres d 'Ornellas e Vasconcelos Fernão c1 Agre la

c.c/ Mari Gomes, forros Forra

Diogo de França Manuel Tavares

Foi de •••

Mulata Fernão d 'Agre la Mulata, forra Álvaro ••• Mulata, forra Mulato, forro

CANIÇO

244

Mulata Mulata, forra

Preto

Manuel de Sousa Maria Gonçalves Bárbara de Canha

NOME

OBS.

Fernão d'Agrela

Foi de •••

BAPTIZADO

FILIAÇÃO

PROPRIETÁRIO

DATA NOME 1598-Fev-20

Mar-01 Mar-25 Jul-20 1602-Dez-18 1603-0ut-05

OBS.

PAIS

Margarida

Ana Antunes

Pedro

Pedro Roiz e

Fr,ancisco Manuel Lusia Maria

Preto Preto

OBS.

NOME

OBS.

Mulata, forra, viúva

Branca Dias

Mulatos

Catarina lsabe 1 Pedro Rodrigues

Preta

Francisco Cairos Rodrigues Antonio do Rego Ayres d 1 0rnellas

Mulato, forro

Branca Dias

1604-Ago-1.1 1605-Abr-27 1606-Mai-14

Antonio Melchior

Nov-03 Dez-06 Dez-21 1607-Abr-28 Dez-18 1609-Ago-02 Out-13 1610-Fev-24

Simoa

André Tomé

Ana Francisco Damião Jacinto Francisco

Isabel Águeda Maria Domingas Manuel

1615-Fev-12 Ago-10 1616-Mai-26

José João Vicente

Ago-24 1619-0ut-14 Out-?? 1620-Ma i-04 1624-Mai-12

Manuel Francisco João Ana Manuel

1626-Jul-13 1631-Nov-11

Gaspar JerÓnimo Vieira

Martinho Antonio Pedro João Joane Pedro Francisco Catarina Antonio

Mulata

Guimar Francisco Dias Antonia Vaz Isabel Jerónima Águeda Maria d 'Agre la

Domingos

Out-26 1613-Fev-11 Fev-?? Mar-16 Mar-21

1632-Nov-12 1637-Jun-25 1641 1641 1641-Mar-15 Set-11 Nov-04 Dez-2 1642-0ut-0

Maria

Mulato Ayres d'Ornelas e Vasconcelos Francisco vieira Teixeira Manuel de Bengos Francisco d' Álvares d' Agre la Duarte Martins Tavares Ayres d' Orne llas e Vasconcelos Francisco Vieira

Isabel Catarina Francisco Dias Catarina Vaz

°

Antonio Antonia Manuel Manuel Maria Gaspar Maria Manuel Pedro Henrique Tomé Agostinho Manuel Manuel GregÓrio Paulo Paulina Manuel Jacinto Manuel Joana Maria Vi tÓrio Angela Manuel Isabel

Alfaiate

Mulato

Maria Maria Isabel Francisco Dias Anton~a Vaz Catarina Isabel Fiancisco de Cairos Maria Rodrigues JerÓnima

Catarina Francisco de Cairos Catarina Rodrigues Teodósia Jerónimo Roiz Vieira Maria de Freitas Violante Pires Isabel Isabel

Francisco Vieira Teixeira Gonçalo Álvares Ferreira Gonçalo Álvares Ferreira Ayres d'Ornellas e Vasconcelos Mulato Francisco Vieira Ayres d'Ornellas e Vasconcelos

Maria João dias

Alfaiate

Mulato Francisco Francisco Francisco Francisco

Vieira Teixeira Morais de Aguiar Morais de Aguiar Vieirá

Alfaiate

Mulato Luis Dias

Preta

Policena

Manuel de Freitas Francisco de Sousa Francisco de Sousa e Sá João Gonçalves Galego João Gonçalves Galego Mécia Nunes Pedro Anes João Gonçalves GAspar do Rego

Licenciado

(+)

Padre Padre

Trabalhador MQlata, forra

Violante 1646-Set-1 1647-Set-2 1651-Jan-2 Nov-01 1656-Mai-1 1657-Jan-0 1660-Jan-0 Dez-2 1662-Jul-0 Jul-1 1663-Dez-3 1665-Set-0 1668-Fev-2 Dez-1 1669-Mar-1 1671-Fev-0 1672-Set-0 1673-Jan-0 Ago-2 16 7 4-Mar-2 1675-Jan-?. 1682-llar-2 1683-Nov-2 1684-Ago-2 1687-Ago-3 1691-Nov-2

Duarte Martins ••• Francisco Cairos Rodrigues

Baltasar Ferreira Francisco Gonçalves Salgado Baltasar Ferreira Romão Simão Delgado Ferreira Baltasar Ferreira Simão Delgado Simão Delgado Francisco Fernandes Antonio Barradas João Teixeira DÕria Francisco Fernandes Antonio Pires Francisco Gonçalves Antonio Pires

Luzia Maria Luzia Luzia Luzia Luzia Margarida Luis a Luisa Margarida Margarida Antonia Margarida Luzia Luzia Bastiana Antonia Maria Esperança Joana Catarina Antonia Catarina Perpétua Antonia

Capitão Capitão Capitão Ferreiro Padre

Vigário ••• Orne las ••• Vasconcelos Francisco Gonçalves Salgado Antonio Nunes Calaço JerÓnimo Vieira Jacinto Biart Lourenço Rebelo Dona Joana Lourenço Rebelo Aires Ornelas de Vasconcelos Manuel Telles de Menezes

CANIÇO

245

Quadro nQ 57 BAPTIZADO

FILIAÇÃO

PROPRIETÁRIO

DATA NOME

1601-Mar-07 Abr-26 1602-Jun-02 Jul-19

Joana Adão Jacome Antonio

1607-Ago-26 Out-26 1608-Mai-02 Mai-l? 1610-Jan-12 Mai-06 Set-19 1612-Nov-30 1614-Jan-05 Jan-12

Martinho Bastiana Apelonia Maria Clara Ines Maria Ana Antonio Maria

Mai-17 1616-Mai-17 Jul-15 1617-Jul-15 Out-29 1618-Fev-11 Dez-20 1620-Fev-16 1621-Mar-05 Mai-O! 1622-Mar-15 1624-Jul-09 1626-Set-20 Set-27 Out-15 1629-Dez-21 1648-0ut-11 1650-Mar-2(

Sebastião Gregório Manuel Sebastião Pedro Bras ia Bartolomeu Maria Madalena Maria Bernardo Boaventura Francisco Catarina Maria Domingas Antonio Maria

1651-Ago-1 1652-Fev-2 Abr-2 1653-Abr-01 1656-Abr-0 Mai-3C

Domingos

1658-Mar-0 1659-Abr-0 Nov-2

1660-Jul-1 1661-Jan-1 1662-Fev-1

JoSe Marcos

Leanor Ana Maria Francisco Manuel Domingos Bernardo Bastião André

1663-Mar-1

Catarina

1664-Mar-1 1668-Fev-1 1669-Fev-10 Fev-16 Mai-l 1670-Mai-09 Se t-I 16 71-Nov-0!

Teresa Isabel

Brás Paula Tomé

1675-Jan-01 Jan-1 1677-Jun-21 1678-Jan-2( 1679-Jan-02 Fev-2C Set-08 1682-Fev-07 Jun-18 Jul-29

Guimar Manuel Francisco Antonio Gaspar Alberto Bastião Tomas ia Guimar Catarina Manuel João Lusia Maria Valentim Domingos Joan e Bento João

1683-Jan-12

Amaro

1684-Jun-06 1685-Mai-25 1686-Dez-19 1688-Abr-14 1691-Abr-05 1694-Abr-20 1695-Mar-23 1697-Set-12

Inácia Maria Lusia Violante Francisco Diogo Maria Maria

Dez-O

1672-Jan-0\ 16 73-Abr-0\ Dez-2! 1674-Dez-2

OBS.

Antonia Paulina 1 Francisco Rodrigues Isabel Nunes Bastiana Luzia Maria

Mulata

Preta Lusiasinha Paulina Maria Antonia

Barnabé Gomes Luis a Catarina Catarina Andrade Antonia Ferreira Paulina Antonia Carvalha Catarina 1 Francisca Luis a Francisca Ana Ana Ana Luis a Marta Marta Domingas André Fernandes Maria Frasão Maria Domingas Francisca Maria Francisca André Fernandes Maria Pascoa Francisca Domingas Antonia Maria Francisca André Gonçalves Maria Pascoa Francisco Pereira Domingas Rodrigues Maria Antonia Crispina Francisca Agostinho Maria Isabel Madalena Antonia Francisca Maria Ferreira Crispina Francisca Francisca Antonia Madalena Maria Maria Antonia Maria

Ana Maria Manuel Sardinha Beatriz Rodrigues Amaro Afonso Luzia Maria Fel!cia Maria Isabel Isabel Bernardina

OBS.

Inês Pires de França 1 João Farinha Bárbara Jorge Manuel Homem de Câmara Inês Pires de França' João Tavares João Tavares do Farinha Inês Pires de França Pedro Gonçalves Sebastião de França Inês Pires de França

Preta Pedro Gonçalves Andrada Manuel Ferreira Dona Margarida Fazenda dos Francas Fazenda dos Francas Pedro Gonçalves d 'Andrada Fazenda dos Francas João Farinha Capitoa do Porto Santo Bartolomeu de França André Nogueira André Nogueira André Nogueira Dona Catarina Francisco Sardinha Francisco Sardinha Antonia Fernandes

Herdeiros Padre Padre Padre

Preto Palos Fernandes do Jardim Manuel Brás Manuel Ribeiro Abreu André de França Manuel Ribeiro Abreu Preto

Forra

Manuel Ribeiro Abreu Manuel Jorge Dona Águeda Antonio Sardinha Manuel Ribeiro Abreu

Capitão

Preto Preto Antonio Sardinha Maria Dias Maria Dias Baltasar do Couto

Alferes

Capitão

1 Antonio Sardinha André de França Andrada Maria Jorge Pedro Alvares Bartolomeu Cardoso

Alferes

Capitão

Mulata Domingos Martins Bartolomeu do Couto Cardoso Bartolomeu do Couto Cardoso Pedro Alvares Maria Jorge ? Antonio Gomes Ferreira Maria Esteves Agostinho ••• Manuel de Ponte Gonçalo de Freitas Agostinho de Maia Linhares Matias Sardinha

Padre Capitão Capitão

Barbeiro

Preta Preta

ESTREITO DA CALHETA

246

NOME

085.

PAIS

André de França Andrade Francisca ••• André de França Andrade Manuel Pereira Pedro Gonçalves Bacalhau Francisca Ferreira Manuel da Ponte Manuel Freire

Padre

Capitão

Quadro nQ 58 FILIAÇÃO

BAPTIZADO

PROPRIETÁRIO

DATA NOME

PAIS

OBS.

Sebastião Catarina ? Joane Isabel Domingos Damiana

164 7-Jun-06 1650-Mar-04 1651-Mar-25 Jul-30 Ui52-Jul-18 1653-Jan-12 1655-Mar-14 Dez-24

Domingos Maria Francisco Antonio Isabel Catarina Maria Isabel

Maria Bernard a

1656-Jan-30 1658-Fev-26

Maria Francisca

Maria

Jun-17 Dez-27 1659-Jan-03 1660-Jan-25 1661-Jan-18 1663-Mai-13 1666-Abr-28 Jun-09

João Maria Manuel Ser afina Inácia Manuel Alexandre Isabel

Maria Maria Maria Filipa Maria Lusia

Set-27 1668-Jun-17 Out-01 1669-Jan-03 1672-Fev-25 Mai-13 Fev-17 1674-Jul-05 1675-Mar-18 Out-16 1676-Fev-24 Mai-23 1678-Jun-25 Nov-O I Dez-06 1679-Dez-25 1681-Set-05 Dez-28 1682-Jan-16 Jun-13 Jun-18 1683-Jan-29 Abr-16 1685-Mai-15 Out-17 1687-Set-05 1688-Jan-31 Mar-IS 1690-Mar-04 1692-Mar-19 1693-Mar-12

Doroteia João Manuel Manuel Vitoriano Francisco Guilherme Inácio Sabina Antonio Manuel Bernardina João Maria Simoa Niculau Domingos Manuel Tomás Maria Gonçalo Antonia Ana Pedro Leandro Antonia Domingas Manuel Paulo Manuel MÓnica Maria Maria

OBS.

NOME Antonio Corres Diogo Ornelas de Vasconcelos Diogo de Ornelas Antonio Ãlvares Francisco Goncalves do Pinheiro Francisco Goncalves do Pinheiro Inês de Freitas

Lucrécia

1576-0ut-16 1586-0ut-23 1587-Mar-05 1591-Abr-17 1637-Mai-30 1643-Jul-10 1646-Set-26

Catarina

Madalena Domingas

Bartolomeu Luis Francisco d'Ornelas Catarina de Barros Maria Gomes Baltasar Lu{s Francisco d'Ornelas Nuno do Costa Moniz Maria Gomes

Maria Maria Bernard a Isabel Maria

Baltasar Luis Dona Bárbara

Maria

Manuel de Ornelas Lusia Isabel Maria Isabel Maria Clara Maria Escolástica Maria Clara Isabel Maria Maria Isabel Clara Maria Isabel Cecilia Cecilia Maria Cecilia Maria Isabel Isabel Cecilia Maria Cecilia

Cecilia Maria Catarina Maria Catarina Isabel

Goncalo Faria Leal Isabel Lu!s Pedro de Ornelas Antonio Carvalho Bárbara Osónia Antonio de Faria Nuno da Costa Moniz Solteiros

Preta Preta Preta Preta Preta P~eta

Preta Preta Preta

Antonio de Faria Leal Nuno da Costa Moniz Goncalo de Faria Nuno da Costa Moniz Pedro de Orne las Catarina de Barros Pedro de Orne las Maria de Sousa Pereira Pedro de Orne las Catarina de Barros Isabel Gonçalves Francisco d'Ornelas Gonçalo de Faria Isabel Fernandes Catarina de Barros Gonçalo de Faria Antonio da Costa Faria Baltasar Luis Baltasar Luis Manuel de Ornelas Manuel Luis Manuel Teves Antonio da Costa Isabel Fernandes Baltasar Luis Manuel de Ornelas Baltasar Luis Baltasar Luis Baltasar Luis Manuel de Ornelas Baltasar Luis Manuel de Ornelas Baltasar Luis

OBS.

Mãe do Vigá-

rio Garachico

Capitão Viúva de Amaro Goncalves Viúva de Antonio Outra

Capitão

Capitão Capitão

Viúva

ViÚva

Forra

ESTREITO DE CÃMARA DE LOBOS

247

Quadro

nQ

59 PROPRIETÁRIO

FILIAÇÃO

BAPTIZADO DATA NOME 1674-Jun-18 1676-Fev-20 Abr-26 1684-Abr-12 1693-Fev-23

PAIS

OBS.

QBS.

OBS.

Antonio

Águeda

André da Fonseca de Vasconcelos

Padre

Simão Maria André Inácia

Maria Isabel Isabel Francisca

André de Franca

Padre

Antonio GÓis de Vasconcelos Antonio GÓis de Vas·concelos

FAIAL

248

NOME

Quadro nQ 60 BAPTIZADO

rROPR I ETÃR I O

PILIACÂO

DA. TA

NOME 1573-Nov-14

Domingos

1575-Ago-10

Beatriz

1577-Mar-19 1580-Mai-01 Jul-21

Menina Domingos Amaro

Jul-21

Antonio

Jul-21

Francisco

1590-0ut-15 1593-Mar-20 1598-Abr-25 1602-Ju1-28 1622-Dez-ll 1627-Fev-03 Fev-08 1629-0ut-15 1631-Jui-25 1634-Fev-18

Diogo Maria Joane Manuel Anselmo Inácio Jacinto Antonio Maria Amaro

Abr-O I Dez-02 1637-Jan-01 Mar-28 1638-Mar-01 Nov-13 1641-Mar-27 1642-Fev-04 164 7-Jan-23 1648-Mar-27 1651-Mai-31 1654-Jan-14 Mar-01 Set-06 1657-Mai-20 1660-Abr-07 1665-Mai-17 1672-Abr-24

Maria Isabel Isabel Jacinto Bastião Catarina Isabel Lusia Marcelo Bento Miguel Cristina

QBS,

PA 19

Mulato

Maria Lapa

Maria Lapa Catarina

Aleixo Pedro Alexandre Antonio Nicolau Alexandre Antonia Manuel

Manuel de Couto Francisco do Canto Cardoso Francisco do Canto Cardoso Francisco do Canto Cardoso Padre

Domingas Francisca do Couto Antonia Maria Luis Antonia Domingas Guimar Maria

Mulata

Filipa Nunes

Baltasar Pereira Antonio Ferreira João do Couto Teixeira Antonio Teixeira Vasconcelos Antonio Teixeira Antonio Teixeira Francisco Andrade Coito Manuel Nogueira Francisco Andrade Coito Gaspar:: Gonçalves Jardim Manuel Nogueira do Jardim Gaspar Gonçalves Manuel Nogueira Dona Catarina João do Couto Cardoso Francisco de Andrade Antonio Pereira da Silva

Marta Guimar Marta Guimar Maria Lourenç:a Domingas Maria Maria

Capitão Capitão

Surrador do Jardim

Capitão Capitão Padre Padre

1

Francisco

1677-Jul-24 Ago-01 1679-Fev-11 Abr-02 1683-Abr-21 1686-Abr-10 1687-Set-08 1700-Abr-21

Mulata, forra Mulata

Guiné, preto Guiné, preto Guiné, preto Preto

Francisca Maria

1673-Abr-30 Ago-10 1674-Ago-21 1675-Mai-19

OBS.

Mulata, forra

Manuel Rodrigues Beatriz

Domingas Britis

João e Isabel Francisco Agostinho Bernarda Jacinto

oas.

NOME

Guimar Maria Domingas Isabel Maria Isabel Maria Bernardo Andrade Inês Rodrigues

Matias Rebelo Paulo Fernandes Dona Catarina Paulo Fernandes Paulo Fernandes Paulo Fernandes Paulo Fernandes Leonor Andrade

Isabel

Paulo Homem Catarina Ribeira Leanor do Couto João Rodrigues Inês de Araújo

Sebastião do Couto Madalena Apelonia

Madalena Maria do Couto Pelonia Esperança Madalena Isabel

do Jardim

João Rodrigues Francisco Homem d' El-Rei Inês Araújo Manuel Gomes Falharco José Cardoso José Rodrigues Leça Francisco Vasconcelos Betencor

Capitão

Padre Viúva de Matias Rebelo Padre Capitão

Padre Padre Capitão

1

Angola

F AJ Ã DA OVELHA

249

Quadro nQ 61 BAPTIZADO

FILIAÇÃO

PROPRIETÁRIO

DATA NOME 15.95-Jan-21 1601-Mai-1 1602-Fev-0 1608-0ut-2 1612-Mar-1 1613-Set-1 1614-Mar-2 Set-1 1616-Nov-0 1618-Mai-1 1621-Jan-0 1626-Jun-2 1631-0ut-2 1632-Mai-3 1633-Jul-1 1640-Dez-1 1642-0ut-0 1643-Set-0 1656-Mai-1 1686-Fev-1 1691-Jul-1

Manuel Domingas Maria Isabel

Inês Ma tia Brás Beatriz Bernardo Antonia Isabel João Antonia Inácio Isabel

João Maria Antonia Joana Maria Manuel

OBS.

PAIS

OBS.

Luzia Gracia Filipe Catarina Catarina Maria Antonia Gracia Catarina Luzia Luzia Catarina

OBS.

Teixeira

Manuel Alvares Diogo Nunes Manuel Alvares Manuel Alvares Antonio Teixeira Nicolau Mendes de VaSconcelos Gonçalves Ferreira Manuel Alvares Manuel Alvares Pedro Moniz Roque Ferreira de Vasconcelos Manuel Gouveia Maria da Costa Antonio Teixeira de Vasconcelos Manuel de Vasconcelos Antonio Mendes de Vasconcelos Joana da Câmara Manuel Teixeira Cardoso Roque Ferreira de Vasconcelos Roque Ferreira de Vasconcelos

? Maria Antonia Ana Maria Ángela Doroteia Apelonia Apelonia

GAULA

250

NOME Nuno Fernandes

Mercador

Mercador

Funchal

Funchal

Quadro

nQ

62 BAPTIZADO

FILIAÇÃO

PROPRIETÁRIO

DATA NOME

OBS.

PAIS

OBS.

1589-Hai-12 Out-12

Maria Leanor

1594-Har-0 Har-1 Set-01 1597-Jun-29 1600-Hai-21 1603-Mar-1 1606-Jun-0 1613-Jan-0 1614-Set-1 1619-Dez-2

Catarina Madalena Bartolomeu Francisco

1628-Jun-2

João

1629-Jan-2E 1632-Har-1

Inácio Maria

1633-Abr-1 1649-0ut-2 1652-Hai-2

Clara

Inês

Cosma

Jacinta Inácia Joaquina

Urbano

Madalena Domingos Inês

Preta Jorge Pimenta Catarina Dinis Isabel Maria Helena Afonso Isabel Isabel de Freitas Isabel

Ana

LeaiMir

Manuel

Alberto

Paulo Andrade Catarina Nunes João de Abreu Angela Lopes Filipa Joane Angela Lopes

NOHE

OBS.

Jorge Andrade Freitas

...

Lucas de Freitas Luis Fernandes Barreto Agostinho César Lucas de Fr~itas Lucas de Freitas Lucas de Freitas Lucas de Frei tas Lucas de Freitas Lucas de Freitas Beatriz de Andrade Antonio de Abreu

Brás de Freitas da Silva Antonio de Abreu Leanor de Freitas Jacinto de Freitas da Silva Jacinto de Freitas da Silva

Capitão Capitão

MADALENA

251

Quadro nQ

63 BAPTIZADO

FILIAÇÃO

PROJ'RIETÃRIO

DATA NOME

OBS.

1622-Abr-25 1623-Fev-01 Dez-13 1625-Abr-10 1627-Mai-06 1630-Nov-18 1632-Nov-07 1634-tiar-02 1639-Mai-31 1647-Mai-11 1648-Set-0 1 1649-tiar-31 1650-Jan-02 Jul-15 Dez-16 1652-Jul-26

Manuel Beatriz

Out-13 1653-tiai-30 1654-Mai-18

Dion{sio Bernardo Manuel

Mai-28 1655-0ut-30 1659-Ago-22 1663-Jun-H 1664-Ago-1?

Maria Domingas Roque Manuel Maria

1665-Fev-01

Maria

Mai-2 1669-0ut-2

João Isabel

1671-0ut-0

Francisca

Dez-O 1672-Mai-0 16 7 3-Mai-? Set-1

Andresa Agostinho Antonio VitÓria

1679-Jan-1 1680-Nov-1 1683-tiar-1 1684-Jul-3 Set-2 16: -,\br-0

Antonia Martinho Manuel Manuel José Maria

1690-0ut-0

Maria

1692-Jun-2 1695-Jun-2 Out-1 Dez-O 1698-Nov-2

Antonio João Blanca Tomé Catarina

PAIS

OBS.

Ambrosio

Maria Maria Manuel Cristóvão Matias

Gaspar Dias Biscouto Gaspar Dias Biscouto João Ferreira • João d' Araújo Carvalho Gaspar Dias Biscouto Manuel Teixeira Cardoso Cristóvão Moniz Menezes Matias Mendonça de Vasconcelos Garcia Moniz João Gonçalves Manuel Teixeira Cardoso

.Joana

'Joana Gracia Beatriz Joana Doroteia Filipa Ser afina Catarina Catarina Doroteia Antonio Pereira Breitis Serafins Catarina Florença

Antonio

Domingos Inês Maria Manuel Domingas Antonio Cedlia

OBS.

Padre

Ferreiro

Preta Matias de Mendonça Garcia Moniz

Capitão

Mulata, viúva Antonio Mendes Matias de o o o Vasconcelos Matias de o o o Vasconcelos Antonio de Paiva Menezes

Filipa Serafina Sarafina

Ma~ia Adulta, Guiné

Roque de Vales Mulata, forra

Filipa

Manuel Teixeira Delgado

Adulto Diogo de Sousa Lusia Manuel Fernandes Isabel Neves Joane Isabel Dias

Preta Mulato Manu.el Franco Francisco Dias Franco Roque de Vares Padre Vigário Stª Cru Roque de Vares Per e ira Manuel de Lemos e França Egas Moniz Menezes Egas Moniz Menezes Catarina de NÕia

Maria de Vares Joane Maria Maria Maria João de Sousa

ViÚva

Mulato, sapateiro

Guimar Fernandes Marsal Farinha Mariana Ribeiro Maria Apelonia Luiba Marcelina Marcelina

'

MACHICO

252

NOME Antonio Mendes Antonio ••• Antonio Baptista Esp!ndola TeodÓsio de Matos

Gracia Isabel Ana • Antonia

Preto Catarina de NÓia Forra André Teixeira Antonio de Mesquita Velosa Dona Luisa

Capitão

Quadro nQ 64 BAPTIZADO

FILIAÇÃO

PROPRIETÁRIO

DATA NOME 1654-Dé>-03 1682-Nov-21 1697-Sef-26 1700-Mai-31 Ago-03

André Duarte Maria Manuel Antonio

OBS.

PAIS

OBS.

NOME

Manuel Melim do Porto Santo Matias Agrela João Pinto Lobato Francisco Ferreira Barbosa João Pinto

Bárbara Marta Esperança

Domingas Esperanca

OBS.

Capitão

"

MONTE

253

Quadro nQ 65 VI~ I AÇAO

BAPTIZADO

PROPR I nÁR lO

DATA

NOiit

089.

OBQ,

PAIS

1585-Set-20

Cosmo

Antonio Mendes Joana

1586-Hai-24 1588-Jul-03 1590-Fev-26 1607-Fev-04 1648-Fev-25 Hai-17 1668-Hai-22 1669-Jul-09 1671-Hai-03 1682-Hai-H

Francisco Isabel

Ana Catarina Ana Isabel Gracia Catarina

Ana Ãgueda Matias Inácia Manuel Paulo Maria José

Maria

Vicente Fernandes João Maria Fernandes

Forra

PONTA DELGADA

254

NOHE

Antonio do Carvalhal Antonia Fernandes Antonio do Carvalhal Ana Fernandes Jorge de Vasconcelos Antonio Gomes Francisco Gomes Isabel Pestana Manuel Goncalves de Freitas Isabel Fernandes Pestana Domingos Pestana Isabel Fernandes Pestana

085.

Capitão Capitão

Quadro nQ 6b BAPTIZADO

FILIAÇAo

PR!Jl'IU ET ÁR 1O

DATA

1/0ME

1673-0ut-19 1677-Nov-01 1681-Mai-10 1682-Abr-26 Jul-26 1689-Abr-17 Nov-11

Dez-02 1694-Mai-07 1697-Mai-25 1698-Nov-21 1699-Mai-07 1700-Nov-02

Manuel Maria

Filipe Manuel Maria Maria Aldonça Andresa Maria Maria MÓnica

099,

PAIS

OBSI,

Isabel Maria de Mota Maria Maria Maria Madalena Domingos Fernandes Catarina Fernandes

NClME

José Cordeiro Esplandiam Gonçalves de Gouveia Catarina Caldeira

OBS.

Padre

Gaspar Nunes

Manuel Martins Sequeira Roque Homem d • El-Re i

Alferes

Preto Gaspar Nunes da Costa

Antonio Nunes da Costa Antonio Nunes da Costa Francisco Gonçalves Antonio Nunes da Costa Francisco Gonçalves Gouveia

? Maria

Helena Maria

PONTA DO PARCO

255

Quadro n2 67 PROPRIETARIO

PILIAÇAo

BAPTIZADO DATA ~OME

1581-Ago-11

Domingos

1588-Ago-18 1591-Jan-27

Francisca

1592-Abr-23 1595-Dez-08 1596-Jan-06 1602-Mai-01

Ana Pedro Baltasar Catarina

1604-Dez-16

Cristóvão

1605-Set-19 1607-Jan-05 1608-Jun-05 1617-Fev-19 1629-Dez-30 1631-Ago-05 1633-Mar-15 1634-Ago-30 1635-Jan-05 1636-0ut-18 1638-Mai-14

Mateus

Out-02 1639-Mai-30 Set-08 Dez-29 1642-Jun-01 1658-0ut-17 1660-Mai-29 1671-Nov-01

089. c.c/ Antania Luz criada

Inác ia Esperança Miguel Manuel Antonio Antonio Domingos João

Antonio Pires

Trabalhador, (+) Escrava

Antonia

Preta

Catarina Mendes Niculau Mendes Domingas de Afonseca Catarina Mendes

Escravo Escrava

(+)

João Teixeira Gonçalo Dias João Dias

Das terras do Baptista

Antonio Teixeira Mendonça Luiza ••• João Dias Antonio Teixeira de

Vasconcelo~

João Dias

Maria Isabel Isabel

Antonia Gonçalves

Isabel MadaÍena

Catarina Dias Manuel Pires Manuel de Freitas Francisca de Veloza Vasconcelos Catarina Dias Francisco Gonçalves Manuel Teixeira Inácio Alves Carvalho

Isabel Isabel

Preto Catarina Isabel Esperança Leana Adulto

PORTO DA CRUZ

256

OBS.

Antonio Teixeira de Vasconcelo~ Antonio Teixeira de Vasconcelos João Dias Antonio Teixeira de Vasconcelos Antonio Moniz Antonia Gonçalves Antonia Gonçalves Domingas de Freitas Antonia Pereira Antonia Gonçalves

Domingas de Afonseca Domingas de Afonseca Catarina Mendes Maria Luis

1 2

NOME

089.

Margarida Catarina Catarina Mendonça

Inês

Inês Isabel Ana Maria Manuel Maria Miguel Maria Leanor Filho, Filhas

PA 19

Das terras do Baptista

Viúva ViÚva

Viúva de Niculau Pires

(+)

Padre Padre

Quadro n9 68 · BAPTIZADO

FILIACl\o

PROPRIETÁRIO

DATA

NOME 1601-Jul-08 1603-Set-14

OBS.

Maria

Antonio Gaspar Joane Manuel Maria Manuel Antão André Domingas Ana

Luis a Manuel ·Ana Gracia Petronilha Luis a Maria Maria Felicia

Dez-30 1661-Dez-18 1662-Dez-26 1663-Jan-08 Set-30 Out-26 1664-Jun-16

1665-Jan-10 Abr-12 Jun-13 Dez-14 1666-Jan-01 Mar-09 Mai-20 Jul-29 1667-Mai-19 1668-Fev-24 1671-Mar-10 Mai-07 Out-04 1672-Dez-01 1673-Dez-01 1674-Ago-01 1675-Ago-11 1676-Jul-10 1677-Jul-26 Dez-11 1679-Jan-02

OBS.

Esperança Melchior Jorge Leanor

Manuel

1604-Jun-17 1605-Jan-04 Fev-26 1608-Mar-25 Jun-16 1611-Fev-27 1612-Jan-22 Set-06 1615-Jan-23 Mar-?? Set-20 1617-Fev-20 1651-Jul-22 1653-Ago-21 1654-Jul-16 Set-29 1655-Abr-09 Out-14 1659-Mai-11 Jul-16 Set-18 1660-Mai-12 Jul-14

PAIS

NOME

Mulata, escrava

Catarina

Maria Ãlvares ••• Carvalho Gabriel Pestana VeloSa Gaspar Calassa ?

Lucrécia Amberes Isabel Paula Afonso Maria

Pedro Dias

Cristina Cristina Maria Domingas

Gaspar Calassa Baltasar Castro Baltasar Teixeira Gaspar Calassa João Roiz Calaca Baltasar Teixeira Francisco Moniz de Menezes Antonio Rodrigues Lomelino Manuel Lopes da Silva Sebastião Coelho Calaça Manuel de Vasconcelos Manuel Mendes d' Arruda Manuel Lopes da Silva Manuel Lopes da Silva Manuel Castro Calaça Manuel Mendes Ruas

Luzi& Lu aia Estefãnea Manuel Miguel Luis Antonio

Maria Cristina Domingas Maria Lusia Maria Domingas

Amaro de Leiria Manuel Lomelino ? Josê Calassa Serpa Manuel Castro Calaça Bastião Coelho Manuel Lomelino de Viveiros Maria Viveiros

Maria Maria Feliciano Vicente Manuel Lusia João Domingas Gregória Rodrigo Rafael Francisco Antonio Manuel Luisa Mariana Manuel Boaventura José João Tomás ia Antonio

Maria Cristina Domingas Domingas Maria Maria Isabel Aldiana Maria Domingas Luis a Aldiana Maria Maria Aldiana Domingas Mariana Maria Joana Domingas Manuel Teixeira Maria Mateus Sousa

Jun-26 Jul-18 1687-Jan-02

Pedro Paulina Manuel Sabina Antonio Jacinta Martinho Petronilha Francisca Pedro Antonio Maria Domingas Joane

Apelonia Maria Madalena Luis a Joana Aldiana Madalena ? Maria Madalena Lucrécia Lucrécia Luzia Apelonia Luzia

Jan-14 1691-Abr-02 1692-Ago-03

Gracia Maria Manuel

Justa Apelonia Joana

1693-Jan-22

Maria

Lusia

Abr-18

Jul-03 Set-05 1680-Dez-29 1681-Set-07 1682-Mai-12 Ago-23 1683-Nov-16 1684-Fev-27 1686-Abr-19 Mai-05

Leanor

Policarpo Manuel

Isabel Simoa ? Maria

Roque

Maria

Mateus

OBS.

Simão Delgado

Crispina Maria Lusia

'

Domingas

Preta, adulta

Maria Ferreira Mendonça ? Maria de Viveiros Josê Calaça Manuel de Vasconcelos Manuel Castro Calaça André Calaça Manuel de Vasconcelos Manuel Lomelino Viveiros Maria de Viveiros Bastião Coelho Calaça Manuel de Vasconcelos Manuel de Vasconcelos Manuel de Vasconcelos Mendonça ? Manuel de Vasconcelos Viveiros Antonia Vieira da Fonseca Duarte Mendonça Antonio Carvalhal Manuel Vasconcelos Viveiros

?

Padre

Padre Padre

Padre Vigário

Viúva de Manuel Vasconcelos, capitão Vigário Viúva

Padre

Padre

Padre

Governador

Arrais, barco João Viveiros de Vasconcelos Duarte Mendes Mendonça Domingos Castro Escórcio Belchior Mendonça Vasconcelos Diogo Fernandes Branco Antonio Vieira da Fonseca Domingos de Castro Escórcio Manuel ferreira Mendonça Duarte de Mendonça Domingos Castro Escórcio ? ? ? Manuel de Castro Baião Belchior Mendonça de Vasconcelos Manuel Ferreira Mendonça Filipe Nunes Manuel Bordim

Sargento-moJ Capitão

Governador Governador Padre

Mercador inglês

Belchior de Mendonça Vasconcelos

PORTO SANTO

257 17

PROPRlETÂRlO

FILIAÇÃO

BAPTIZADO DATA NOME 1697-Mar~os

1698-Mai-25 Out-26 1700-0ut-01

OBS,

PAIS

OBS.

NOME

Maria Maria Maria Tomé

Manuel Escórcio Ferreira Manuel Escórcio Ferreira

Gaspar dos Reis

Maria da Silva

Júlia

Filipa do Couto Marta Tomé

Manuel Escórcio Ferreira

Tomé

Maria Tomé

Manuel Escórcio Ferrei ta

Manuel Antonio Geraldo Pedro

OBS. Capitão Capitão

Manuel Escõrcio Ferreira Capitão, almoxarife Capitão

almoxarife

..

PORTO SANTO

258

Quadro n2 69 BAPTIZADO

FILIAÇÃO

PROPRIETÁRIO

DATA NOME 1539-Jan-26 Mar-01 Mar-23

Jun-21 Ju1-06 Out-10 1540-Fev-20 Fev-21

Mai-06

OBS.

PAIS

OBS.

Catarina

Violante

M!cia

Joana João André Manuel Gonçalo

Guiomar Vicente Pires Bastardo Beatriz Francisca Susana Helena Maria Antonio Martins

Ana

Apelonia João Fernandes

Amados

Apar!cia 1541-Fev-06

Maria

1549-Jan-04

Lucrécia

1556-Ago-26

João Apar!cio Gonçalves Rodrigo

Mouro

Mar-29 Set-20

Antonio

Preto

1560~Jan-04

Antonia

1561-Jan-09 Nov-08 1562-Mai-23 1563-Mai-23 Jul-02 Dez-10 1564-Jan-14 Jan-20 1566-Mar-13 1567-Abr-20 Nov-18 1568-Fev-15 Fev-29 1569-Mai-13 1570-Fev-23 Jul-08 Dez-18 Dez-19

Isabel Jorge Juliana ?

1571-Fev-07 Jun-21 Out-22

Tur!bia Francisco

1572-Abr-08 1573-Abr-19 Mai-21 Ago-24 Set-02 1574-Mai-10 Mai-21

Maria Manuel Bento Maria Jorge Inês Bento

1558-Dez-27 1559-Fev-07

Jun-06 Set-14 Out-26

Cristóvão

Joana Bárbara Bartolomeu Helena Adriam Gaspar Martinho Leanor Catarina Alvaro

Francisco Pedro Antonio ~usia

Francisco

Francisca Manuel

Bartolomeu Pedro

1576-Mar-01 Jun-25 Set-18 1578-Mai-22 Jun-04

Antonio Bento Bento Madalena

1579-Abr-31 Mai-02 Nov-14 1580-Abr-25 1581-Jan-12 1583-Mai-30 Jun-23

Beatriz Antonio Miguel Antonio Ana Francisco Antonio

1585-Abr-12

Domingas

NOME

Mourisca Preta Mourisca Preta Mulata Mulato, barqueiro Cozedor meles Preta

Pedro Anes Isabel M{cia Henrique Pedro Vaz Luzia

Almocreve Mourisca

Mateus Gonçalves Leanor Gonçalves

Trabalhach Mourisca

Gaspar de Teives João Ferreira do PÓ Gaspar de Teives Ambrósio de Freitas

Antonio Martins

Barqueiro

Helena Martins

Viúva de Antonio Ferrei r a Almocreve

Pedro Anes Manuel de Bairos Manuel de Bairos

Preta, forra Aparicio Gonçalves

Maria Luisa Barbosa

Mulata, forra

Ana de Teives Mulata

? Maria Fernandes Maria Fernandes Guimar Margarida Margarida Guidonia Beatriz Margarida Guidonia Maria Madalena Bernalda Lucrécia Margarida João Martins Beatriz Henriques Lucrécia Domingas Luis Gonçalves Guidonia Margarida Lusia Lucrécia Juliana Francisca Marquesa Cristóvão Madalena Branca

(+)

Francisco Alv.es d 1 Atouguia Agostinho Jorge Diogo Vaz de Teives Manuel Rodrigues Dona Inês Mem de Brito Manuel Ferreira João Esmeralda

Dizimeiro

Manuel Henriques Agostinho Jorge Francisco Alvares Atouguia Dona Guiomar Francisco Alvares Atouguia Francisco Alvares Atouguia Guiomar .de Betencor Aparicio Gonçalves Aparissas Dona Guimar Lusia Gonçalves Antonio Jorge

Mulato Luzia Gonçalves Pedro Gonçalves

Lavadeira Pescador

Dona Guiomar Francisco Alvares Atouguia Preta

?

Vigário

Lusia Gonçalves Francisco Alvares Atouguia Luis Alvares Riscado Gaspar de Teive Gaspar Vilela Aparisios

?

Antonia Bartolomeu Lusia Margarida

Mulato Preta

Francisca Marquesa Cristóvão de Atouguia Maria Nunes Francisca Antonia

Mulata

Irmães do Vigário

Dona Branca João Rodrigues Hondragão Francisco ·Alvares Atouguia Antonio Rodrigues Camacho Luis AlVares Riscado Pantalião da costa

Luis Ãlvares Riscado Manuel Ferreira do PÓ Pantaleão da Costa Francisco Ã.lvares Atouguia Manuel Ferreira do PÓ João Martins Salvago Bernardo Gonçalves

Margarida Antonia

Gracia Luis Pereira

OBS.

Preta, Guiné Mulata

Padre, !ice!!. ciado

Jorge Gonçalves Preto

RIBEIRA BRAVA

259

BAPTIZADO

FILIAÇÃO

PROPRIETÁRIO

DATA NOME

OBS.

PAIS

Ana Gonçalves Gaspar de Teive Gaspar Vilela Baltasar Gonçalves Bernardo Gonçalves

I 585-Abr-29 Set-31 1586-Ago-24 Ago-31 Dez-lO

Francisco Niculau Lusia Catarina Bárbara

Dez-30 1589-Jun-14

Maria Sebastião

Ago-06 1590-Mal-08 Nov-29 1593-0ut-31 Dez-IS 1594-Dez-02

Gaspar Francisco Cecilia Manuel Manuel Antonio

1597-Mal-25 1598-Dez-13 1600-J an-16

Bento Domingas Ana

Filipa Dias Antonio Rodrigues Catarina Fernandes 1 Vitória 1 Teresa 1 Antonio Rodrigues Catarina Fernandes Isabel Lusia Henrique Álvaro Maria Ferreira

1602-0ut-04 1615-Jul-01 \620-Fev-02 Jul-12 Dez-03 1621-0ut-21 \622-Mal-26 Jun-15 625-Mar-08 Mal-O\

·rrancisca Sebastião Francisco Domingos Isabel Maria Manuel Inácio Lusia Domingos

Set-11 696-Mal-20 Out-08 Dez-29 698-Dez-14

Maria

Isabel Bárbara Isabel Maria

Francisca Manuel Inácio

Maria Manuel Abreu Branco Constança Aguiar

Luis Fernandes Manuel da Fonseca Francisco Alvares

Mercador Padre

Preta Joana Gomes

Mulato

Luis Ãlvares Riscado Joana Gomes

Antonio Andrada do Couto

Preta Preta

Dona Joana Rui Dias Manuel Damil Luís Gomes Manuel Damil Maria Ferreira Antonia Ferre ira Maria Ferreira Miguel Gonçalves Brandão Maria Ferreira Maria Fernandes

Preta

Domingos Rodrigues Camacho

Forra

Brás Fernandes Aguiar Vicente Gomes Isabel Brandão

Potencia Paula

Adulto. Cabo Verde

Antonio Rodrigues Camacho

RIBEIRA BRAVA

260

Vigário, licenciado

Luis Álvares

Mulata Preta

Maria Ferreira Esperança Maria Francisca

OBS.

Mulata

Maria

Inácia Josefa

NOME

OBS.

Apar!cÍ.a Joane Rosado

ViÚva

ViÚva de Antonio Fernandes

Quadro

nQ

70 BAPTIZADO

FILIAÇÃO

PROPRIETÁRIO

DATA NOME 1572-Jun-27 1573- ? -?? 1595-Abr-31 1598-0ut-07 1608-Jun-16 1610-Mai-14 Dez-26 1612-Jun-29 1613-Jun-22 1614-Mai-24

Gaspar

Nov-03 1615-Abr-20 Ago-25 Out-29 Nov-20 1616-Jan-23 Nov-16 1617-Abr-07 1618-Jun-12 Ago-20 1620-Jan-07 1621-Mar-10 Mai-21

Isabel Bernardo Maria Maria Maria Francisco Manuel Antonia Maria João Domingas Antonio

1623-Mar-10 Ago-21 1624-Jan-30 Mar-10 Mai-13 1626-Jun-02

Antonio Maria Antonio Isabel Pedro Maria Maria Clara Pascoal Francisco

Ago-18 1628-Abr-23 1629-Abr-04 Dez-25 1631-Abr-27 Out-21 1633-Abr-13 Mai-12 1634-Fev-05 Mar-21

1635-Jan-21 Jun-05 1636-Fev-14 Abr-14 Abr-18 1637-Mar-03 Jul-12

PAIS

OBS.

Beatriz Constança Clara Maria Guiomar Maria Eva Esperança Catarina Ana Catarina

Catarina Antonio Francisca Clara Francisco Catarina Ana Antonio Paula Maria Maria

Nov-01

OBS.

Manuel de Braga Beatriz Álvares Francisco Álvares Luis Mendes de Vasconcelos Antonio Tavares Nuno da Costa Moniz Simão Delgado João Correia de Miranda Gonçalo Freitas de Silva Mécia de Freitas

Catarina Maria Isabel Ramalho Maria d 'Orne las Esperança Catarina de Freitas Maria Ana Isabel Catarina Esperança Antonio Gonçalves Maria Ferreira Luzia Esperança Maria Catarina Esperança Maria Maria Madalena Maria Catarina Jerónima Luzia Isabel Maria Maria Thorima Maria Susana Maria Inês Maria Maria ?

Manuel Domingos Francisco Manuel Inácia Catarina Bastião Maria Catarina Antonio Julião Catarina Joana

Manuel Afonso João Correia Manuel Carvalho Madureira Gil Carvalho Mulata Simão Delgado Mulata Catarina~ orges Antonio Baptista Gonçalo Moreira

Mulata Diogo de AraÚjo

Mulata

Mulata

Bernardo Tavares Pedro Moniz Barreto Diogo de Araújo Afonso Salgado Maria Favila Diogo AraÚjo João Bernardo de Freitas Simão Delgado Antonio Gonçalves Borim Afonso Salgado João Betencor de Freitas Francisco Moniz Menezes Pedro Moniz Barreto Antonio da Gama Afonso Salgado Luis Gomes Alvello Francisco Moniz de Menezes Pedro Moniz Barreto Tomé Mendes Calaça Dona Maria Antonio de Gouveia Luis Gomes Al vello Bastião Borges Antonio da Gama

?

?

Catarina Catarina ?

Dona Breitis Dona Breitis Gonçalo Moreira Antonio Cardoso Pedro Moniz Barreto Leanor Gomes

Out-02 1638-Mar-07 Mar-ll Jun-21 Jun-29 1639-Mar-30

Manuel Maria Gracia João Inácia João Inácio Catarina

Abr-14 Out-02 1640-Ago-12 1641-Mai-09 1642-Jan-27 Mar-11

Miguel Ana Manuel Maria Esperança Tomás

Aldonca de Freitas Lusia Isabel Isabel Domingas Suzana

Maria de Freitas Francisco de Cata João Teles Menezes Francisco de Cata Diogo de 'AraÚjo ?

Jun-29 1643-Mar-26 Mai-31 Ago-06 1644-Jun-18 Out-07 1645-Fev-17 Jul-03 Ago-10 Nov-07 1646-Mar-03 1647-Jan-12 Mar-03 Mai-17 Out-10 1648-Mai-07 Mai-13

João Ana Maria Luis Inácia Francisca Domingos Maria João Simão Camila Pedro Gonçalo Maria Francisca Diogo Inácio

Madalena Antonia Esperança Maria Luzia Isabel Domingas Luzia Maria Inês Isabel Luiza Esperança CedUa Domingas Isabel Maria

João Teles de Me~ezes Antonio d~ Paiva Antonio Cardoso Doromund Breitis· de Freitas Francisco da Costa Antonio da Gama Diogo de AraÚjo Francisco da Costa Beatriz de Freitas Antonio Gouveia Teixeira Maria dos Araúj os Francisco de Costa Antonio Cardoso Dromund Antonio Spinola de Carvalho João Betencourt de Freitas Antonio da Gama Beatriz de Freitas

Set-18

OBS.

Afonso Anes

Guiné, 6/7 anos

Tomé

NOME

Berberia Luzia Domingas Maria Dias Susana

Foi de ... Sapateiro

Capitão

Padre, Vigário

Mulata Antoneiro da Rocha

Padre, Vigário Mareante Mareante Padre, Vigário

Capitão Mareante

Capitão Capitão

SANTA CRUZ

261

PROPRIETÁRIO

FILIAÇÃO

BAPTIZADO DATA NOME

OBS.

1649-Fev-17 Fev-19 Fev-26 Jul-20

Valentim João Maria Emanuel

Maria Borges Domingas Isabel Catarina

Out-14 Nov-15 Dez-08 1650-Dez-29 1651-0ut-26 1652-Jan-14 1653-Fev-09 Mar-26 1654-Abr-08 Abr-26 Jun-10 Out-26 1655-Mar-15 Abr-15 Mai-13 1656-Dez-16 1657-Mar-10 1658-Mar-24 Jun-16 1659-Mar-18 Jun-28 1660-Fev-22 1662-Jan-19 Fev-12 Mai-06 1663-Ago-22 Out-22 1664-Jan-19 Fev-12 Abr-09 Abr-15 1665-Abr-15 Mai-O! 1666-Jul-22 Ago-26 Dez-17

Mar;!. a

Domingas lsJ.bel Isabel

Francisca Luiza Maria Antonio Antonia Bras ia Antonio João João Ana

OBS.

PAIS

Diogo de Araújo Maria dos Anjos Gonçalo de Carvalho Belchior Rodrigues Teixiera Manuel Lomelino Vasconcelos Manuel Barbosa Manuel Lomelino Antonio da Gama Jorge Moniz de Menezes

?

Inácia Maria Maria ·Lusia Manuel antonio

Francisco GregÓrio Joane Faustino Antonia Manuel Filipe Manuel Manuel Francisca Apelonia Ambrósio Manuel Maria Filipe Dion!sia Maria Joane

Mulata Antonio Sp{nola Carvalho Beatriz de Freitas Manuel Barbosa Matias Ferreira da Fonseca José Lomelino Francisco Moniz de Menezes Matia Ferre~ra da Fonseca Manuel Barbosa Barreto Diogo Lopes Tavares

Capitão Capitão Capitão

Mulata Matias Ferreira da Fonseca Luis Pestana Velosa Beatriz de Freitas Manuel Barbosa João Baptista Sp!nola Antonio Tavares Menezes Belchior Rodrigues

Capitão Capitão

Mulata Manuel Lomelino Diogo Lopes Tavares Antonio Sp!nola de Carvalho João Teles de Menezes Beatriz de Freitas

Capitão Foi de,,,

Mulata

Maria Cabral Inês Antonia Isabel Domingas Cardosa

Capitão Padre, tesoureiro Francisco Vaz Sapateiro Belchior Mendonça de Vasconcel Pires Be~triz Di::.e •. oque FP.rn;:r..des J ot.o Fernandes Yanuel Pereira Francisco Ventura FrMcis.co r'l"'rnendes Gonçalo JJias ; lebos .,etencor :--·aria Teives

Frél.f:cisco Inês r.ntonio Agrela .Antonio Gonçalo Ferna.'1des

!\metal ( s~)

'Funchal (Se)

F\..:nch~.l Sé c. C'le Lobos

G2spar ..... omingos Vonçelvee

!;ov-26

F'uccr.al (sé) E. Cal h e ta r'unchal (sé)

PrRs Afon..C~o

1 '~5-Nov-27

1657-Jan-l 1661-J ,,:.-18 1672-Ago-18 Set-20 1679-!.go-27 1681-Jun-8 1690-Abr-16 1695-Jun-4 1697-Hr-13

Caniço

G::1.spar Bsper.:T.ça .h.ntur.es ApelÓr.ia Lna Agrela

S. Vicer.te

Esperar.ça

~:m~~~~n~t~él r--u..,chal sé

~:aria

E,

C.

s.

~alheta

(1"!)

Lobos

Vicente

sél

F1.;nchal ( Funchal (sé

r\.:.nchal (sé s. Jorge

E. da Calheta FW'.chal (sé)

n:ouri~co u~ourisco

mouricco rr.ulata, forra

:..fcr,:so de ]ri to preta, forra forra preta preto, forro forro mulata, forra

1'

Ana Gomes capitão

Earto:J,omeu de França F'ranciseo Álvaro Agre la Antonio :!e üouveia Antonio de Gouveia Antonio Soares fanue 1 Tomás Francisco Fernandes.

sapateiro

D,. Gaspar Inácio Lopes

cura

cónego

Diogo Gonçalves AraÚjo Francisco Crnela.s

Pedro do Couto r.ntonio Ferreira Souto Diogo de !o'rwça Ornelaa

padre

?r~;ncisco

padre padre

mulato da Costa Fereira

André de F~ança Andr&da

Francisco Henriques Inácio da Camara

José ~enrique

?unchal Funchal

:·:~i-13

detembarearto

f2 õe Dornincos lo'ernanaes, preto

~.atias

1700-Fcv-7

Baltasar Rodrigues

forra

Agoctin.l-Jo de Frei tas

Gas~ar

(sé)

licenciado

Antonio de Meza Bartolomeu de França Eanuel Jorge o velho Francisco Rodric;ues Favila

Pernarda

Funcoal

Manuel Afonso Arrais

!·!aria Vaz

preta preta

1-:aria Paris

Har ia

caldeireiro

preto preto, forro Índio

AI!'hrÓsio Teixeira Pedro

Z3perança Scmtana

Ago-21

Cristóvão Dias

preto preto preto

João Tomás

1698-:'oi-29 Ago-8

? Isabel Pc::checa Si11'.5.o Gonçalves

mulato preto

Esperança Soares

Inácio de Brito Joane t·:éllluel

OBS,

preto preto rr.ulato, forro, caldeireiro

r.~ria

1619-n~r-lO

1620-l ar.-26 1621-l'lai-4 1623-l'lai- 30 1631.-Jul-23 1636-Ago- 30 1649-:.'. v-20 1650-!·:ai-7 0\,;t-27 165?-Jan-8

NOME

OBS,

?

Sardfr.ha Biart

sap:•teiro,::lulatQ, forro

ntor..ia Perpétua

Vicente Gomes

preto

Bartolorr.eu cb r.atoa Jorge He11rique

mercador

341

Quadro nQ 102

cs

r.scR~.vos

smmmo os

T~TP·"EN'T'OS sr~: !A

DATA

LOCAL

PROPRIETÍIUO

ESCRAVO

. i. o

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É

1IJ7}-Jp;n-l

Funt":h~l

Clara i::AtPves

Funchal

Gonç;.lo l.!ias

d~

Sol

CA.tF~rin.ct

e 2 filhos João Ch:unorro

~ervir

Rodrigo Anee

Ponte

João Esteves

c~tarina

1490-'.•1-13

Fun':hal FnnchR.l

João Afonso Cbrreh., mercedor

lh91-F'ev-9

Fur.chal

Maria Petencourt

lltoJ,-J~ll-?6

F1:nchal

Helena Lopes

Antão Franca t:intra Antão Taleiga Jcão Gonçalves P·r:rnco Lourens inho Filipa Catarina Catarina

11,9r:J-Jun-21

F'unchal

Jt.ão Gon~;;:,.lves da Câmara, capitão Leaner rereira

;,.n.

Fortr.

1c:ao-Ja.n-9

F''Jnchal

João Vaz

lc'O~-rai-10

Caniço

Fe!'n~o

15C7-''nr-25 1512-Jun-21

Funchal SR.ntn Cfuz

Conçf'..lo rires, sapatel ro João Afonso, escudeiro

1515-~rt-13

Funchal RI da Janela

Lo:anor Lopee J cão Lourenço

d' Agre la

João •.,..onçalves Pedro t1aria Gemes Jesus, m.açúcar Catarina Leanor Filipe Antonio Er!glda Jorge Joane Eeatriz Pedro 1-!ei ter Antonio Fugã F'crncndo J:.,stevão Eranca

? anos serviço

o

8.cco

Constança Domingas t·'anuel AmbrÓsia

Inês

1 C::?lt-f ev-~4

I·onta de Sol Funchal

anos

I alma e rer,di ão doa c~ti voS

t-'aria

152~-Jen-1:?

5

tP~t:tmPntPiro

llt136-Ahr-8

1516-Qut- 3

CONDIÇOES

Luzia e filho Fernando

1/,~7-ftP'0-9

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A

11,81-~go-21

PliEÇO

João Esmeralda ..r cana Rodrigue~ llondragão

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Catarina Filipa Escravos (10) r ar h.

lO.CCO 10,000 20,000 14.000 1f,OOO lO.OQO 6.000 ),OCO 10,CCO 10,000 4.000 1.000

Do~ingaa

~iendes

Funchal

João

1r:28-Jun-6

Santa Cruz Funcha!!

Diogo Lopes João Lopes

lS~?-Ahr-10

Funchal

Antonio Lopes Libralião

1512-0u t-22

Font.o~

de Sol Funchal Porto Santo

Diogo Vaz de Betencor Lean:=~r Esp{ndola Liam rereira

1 S40-Ago-S

Ponta de Sol Funchal E, da Calheta

João Lsmeraldo João ~:ertine, mercador Isabel Homem da Gamara

15~1-Mar-11

Funchal

Maria Pimentel

F~v-?5

1533-Jan-30 /~o-27

de Brito

Bárl:!ara Joane Bartolomeu Fernando Chamorro Escrava Haria Antonio lo'rancieco Antoriio lo;scravitlhos ( 2) .t.scravo ( 1) Francisca Párbara Antonio

7.000 PÍ morte mul h
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