Espectáculo Potencializado

¨¨Y sin duda nuestro tiempo (...) prefiere la imagen a la cosa, la copia al original, la representación a la realidad, la apariencia al ser... lo que es ´sagrado´ para él no es sino la ilusión, pero lo que es profano es la verdad. (…)¨ (Debord, La Sociedad del Espectáculo 2)

Espectáculo potencializado. ¨El concepto de espectáculo (...). Sus diversidades y contrastes son las apariencias de esta apariencia organizada socialmente, que debe ser a su vez reconocida en su verdad general. (...) el espectáculo es la afirmación de la apariencia y la afirmación de toda vida humana, y por tanto social, como simple apariencia.¨ (Debord, La Sociedad del Espectáculo 4)

La práctica total de una formación socioeconómica en su capitalismo tardío, ha desarrollado un lenguaje de lo espectacular, que no es nada más que el sentido de su empleo del tiempo. ¨No dice más que ¨lo que aparece es bueno, lo que es bueno aparece¨.¨ (Debord, La Sociedad del Espectáculo 4) El espectáculo como principal producción de la sociedad actual resulta de ser en el tener, el tener al parecer. Según Debord, el espectáculo expresa, lo que la sociedad puede hacer, pero en esta expresión lo permitido se opone absolutamente a lo posible. Los gestos del hombre ya no son suyos, sino de otro que lo representa. El espectáculo como mapa de este nuevo mundo, recubre exactamente su territorio y se nos muestran en todo su poderío representadas en máquinas abstractas estéticas. La historia, presente en toda la profundidad de la sociedad se presenta desdibujada como efecto de superficie. Lo que ha sido representado como la vida real se resuelve simplemente como la vida realmente espectacular. Cuando se afirma que vivimos en la época de las máquinas abstractas estéticas, significa que éstas configuran ese triple espacio de lo estético: sentidos, sensibilidad, imaginación. Y, por otra parte, que son máquinas en donde predomina el efecto de superficie, el fenómeno de las pantallas que miramos y que nos miran en cualquier lugar en el que estemos, con las cuales interactuamos todo el tiempo y a través de las que nos relacionamos en gran medida con el mundo. Debord sostiene que la realidad del tiempo, reemplazada por la publicidad del tiempo, se presenta en el conjunto de conocimientos que continúan desarrollándose actualmente como pensamiento del espectáculo, la misma que debe justificar una sociedad sin justificaciones y constituirse en ciencia general de la falsa conciencia. La mercancía viene a ser incesantemente modificado y reconstruido, en donde el mundo real deviene a imágen, y la imágen en seres reales y en motivaciones eficientes de un comportamiento hipnótico. Los aparatos seudosensacionales se han convertido en una excesiva atracción de la humanidad de nuestra época al ser la humanidad misma su espectador. La necesidad anormal de representación compensa aquí un sentimiento torturante de estar al margen de la existencia. Estéticas Caníbales sostiene que otro de los fenómenos más curiosos de la época del capitalismo tardío y de los posmodernidad, tiene que ver con el destino de la belleza. Se produce el giro estético del arte posmoderno al diseño en donde encuentra su plena realización; una estetización de este campo que se vincula a los procesos de valorización de las mercancías. Estetización del diseño que se corresponde con una estetización del capital, con su espectacularización y con la invasión de todos los ámbitos de la vida. En la espectacularización de la realidad y rematerialización de la vida como fenómenos predominantes en las sociedades actuales, se puede visualizar el

destino de las imágenes y de los objetos en el mundo actual; el mundo como imagen y los objetos técnicos convertidos en el gran paradigma social. Son las grandes marcas las que se apropian de la necesidad de un futuro, de la ilusión de un porvenir y del porvenir de la ilusión en el desarrollo discursivo de la felicidad, el bienestar, la paz, de la realización personal. Las marcas llevadas de la mano del diseño, reintroducen las grandes narraciones en el mundo, convertidas en estrategias de venta, de intercambio de mercancías. (Rojas, Estéticas Caníbales) Se presenta de esta manera una comunicación de lo incomunicable. La destrucción extrema del lenguaje vulgarmente reconocida como un valor positivo oficial, puesto que se trata de publicitar una reconciliación con el estado de cosas dominantes, el de la apariencia y de la simulación. Se desarrolla un lenguaje de la contradicción que debe ser dialéctico en su forma como lo es en su contenido, la verdad de la sociedad, no es otra cosa más que la negación de esta sociedad. Las ideas se transforman. El sentido de las palabras participa en ello, el plagio es necesario, el tiempo como el espacio lo implica. El desvío es el lenguaje fluido de la anti-ideología. La comunicación sabe que no puede pretender que detenta ninguna garantía en sí misma y de modo definitivo. De esta manera se interviene en tal violencia la acción que trastorna y arrebata todo orden existente. Es aquí donde el arte del cambio debe llevar en sí el principio efímero que descubre en el mundo. Hacer ver por diversas mediaciones el mundo que ya no es directamente aprehensible. Elegir la vida y no su eternidad. Del nexo directo entre estética y forma, el plano de la sensibilidad jamás vaga en la indefinición o en la indiferencia, es decir, toda sensibilidad se define en una forma. Por eso, la primera acepción de forma es todo aquello que introduce una distinción. La Forma conforma a la sensibilidad y esta da origen a la subjetividad por un lado y a la objetividad por otro. La Forma, da lugar a los diversos regímenes de la sensibilidad, que se corresponden con períodos históricos determinados de sociedades o grupos específicos, y que finalmente hacen que el mundo sea de una y otra manera. Estéticas Caníbales aclara la necesidad de distinguir entre Forma y formas. La primera, hace referencia a este fenómeno fundamental que es tanto originario como originante, la que al darle forma a la sensibilidad, provoca la emergencia de la formas. El arte muestra estos procesos, estas relaciones, en su forma. Esta serie de transformaciones que llevan desde lo in-distinto a lo distinto, conduce a que la Forma sea simultáneamente disposición y dispositivo. Se tiene que resaltar el dispositivo como conjunto heterogéneo que constituye una red o un campo, que establece tanto los elementos que le pertenecen como las reglas a las que están sometidos. (Rojas, Estéticas Caníbales) ¨El pensamiento, para devenir un conocimiento, necesita de un soporte, de una inscripción exterior, que, en un segundo tiempo, será internalizada. No existe conocimiento sin soporte, ya que éste permite la configuración del pensamiento, que, sin él, es inaprehensible¨ (Déotte, ¿Qué es un aparato estético? 18)

Un aparato es una configuración técnica del aparecer en donde lo que aparece está desde ya, configurado técnicamente por un aparato produciendo individuación y sociabilidad. Déotte sostiene que la perspectiva, el museo, la fotografía, el cine y la cura analítica podrán ser pensados como aparatos, al configurar el aparecer del acontecimiento, creando nuevas condiciones de la temporalidad y por otro determinando nuevas estructuras del espacio, transformando cada vez regímenes de la sensibilidad que se van desarrollando en la sociedad. Walter Benjamin fue el primero en testimoniar una teoría de los aparatos, al considerar que la fotografía y el cine no

implicaban únicamente un cambio en los procedimientos de la representación sino que, además, una revolución en las condiciones de la percepción. ¨(...) para Benjamin, la reproducción bajo las formas más variadas, es la condición de posibilidad de la producción artística. De donde se admite la igualdad entre reproducción = producción. (...) la imaginación artística no consiste en una puesta en forma de una materia informe, (...) sino en una deformación, disolvente, (...) Lo que implica que habría que entender de otra forma, por ejemplo, el término de ruinificación (...)¨ (Déotte, ¿Qué es un aparato estético? 78)

Los aparatos configuran la sensibilidad común en tal sentido que siguiendo tal aproximación, podremos descubrir un hacer mundo y un hacer época. El régimen estético del arte supone revoluciones de la sensibilidad común, de la participación en lo sensible, y del reconocimiento implícito que admite la igualdad en nuestra facultad de juzgar, lo que supone para Déotte una misma facultad de juzgar para todos. Debemos ser particularmente sensibles cuando afirmamos que las artes siempre aparecen configuradas por los aparatos y de su capacidad cosmética de hacer comunidad y de hacer mundo, suspendidas con la violencia de la época. Son los aparatos que otorgan propiedad a las artes y les imponen su temporalidad, así como de la singularidad cualquiera. Son ellos los que hacen época y no las artes. Según este autor, lo que importa, en este sentido, es el estudio de la imagen y del soporte, o bien de la superficie de inscripción. Una superficie de inscripción está conformada por una determinada tecnología junto con el régimen –o los regímenes- que se desprenden de la emergencia de esta tecnología así como los modos en que el poder escribe o describe dicha superficie, como marginalmente los oprimidos alcanzan a colocar allí sus propios signos o proponer fragmentariamente otros regímenes, que son tanto discursivos como imaginarios. Esto quiere decir que los regímenes de lo discursivos y figurales, su lógica redefine el carácter del teatro como superficie de inscripción. ¨Cada época configura el fenómeno gracias a un aparato, transformándolo en digno aparecer. Cada sociedad posee valores estéticos diferentes, dado que las singularidades dan lo mejor de ellas mismas al aparecer unas frente a otras dentro de la esfera pública.¨ (Déotte, ¿Qué es un aparato estético? 20)

La manera como el modo de percepción se elabora, es decir el médium - aparato donde ella se lleva a cabo en tanto que determina el modo de percepción de las sociedades humanas, no está solamente determinado por la naturaleza humana, sino por las circunstancias históricas. Si queremos pensar estos aparatos por ellos mismos, no hay que reducirlos a su uso. Debemos preguntarnos por su funcionamiento, es decir, estudiar la lógica propia de los aparatos culturales en tanto objetos técnicos. Déotte comenta en la insistencia puesta sobre una relación entre fin y medio ya que, conquistar el médium quiere decir entonces lo contrario; apropiarse de ese medio para hacer un fin en sí. De esta manera, médium será entendido como diversas técnicas que es su propia finalidad según épocas diferentes. Se trata de una técnica que no podemos reducir a su uso, como lo hacemos cotidianamente con los objetos técnicos, por el contrario, entenderlo según este autor, bajo el término de ruinificación como disolución, oportuno proceso que libera una aparición. ¨Ya que se trata de hacer aparecer, de hacer visible lo no-visto, de articular lo inarticulable, de circunscribir lo que no tiene forma.¨ (Déotte, ¿Qué es un aparato estético? 99)

Déotte sostiene que la clave consiste más bien en otro modo de aprehensión no focalizado, la distracción. La inervación de los nuevos objetos técnicos que no impone una disciplina, sino una percepción sinestética, donde lo lúdico de la distracción es más relevante que la negatividad de su resultado, así como del aprendizaje institucionalizado. Inervación entendido esencialmente, un modo de acción, una reapropiación del cuerpo por si mismo, un redescubrimiento de la materia en relación al universo técnico. La distracción se opone al conocimiento objetivante, necesariamente atento. Esta repartición de lo sensible, codifica tanto el aparecer como el hacer; en palabras de este autor, el hacer-hacer o el hacer-saber. Todo ha de ser inventado, todo queda por realizar en un mundo que posee la cualidad de ser tangible, de estar a disposición, de estar indexado. Se altera la división entre lo aceptable y lo inaceptable, lo visible y lo invisible. La creación de nuevos mundos, nuevos territorios y por lo mismo nuevas sensibilidades, poéticas diferentes. ¨Todo dispositivo se define pues por su tenor de novedad y creatividad, el cual marca al mismo tiempo su capacidad de transformarse o de fisurarse y en provecho de un dispositivo del futuro. En la medida en que se escapan de las dimensiones de saber y de poder, las líneas de subjetivación parecen especialmente capaces de trazar caminos de creación que no cesan de abortar, pero tampoco de ser reanudados, modificados, hasta llegar a la ruptura del antiguo dispositivo.¨ (Deleuze, ¿Qué es un dispositivo? 159)

Nos referimos a estos cambios en el mundo del arte como un daño, que estrictamente hablando se configura bajo un aparato, pues si no permanecerá sólo como un afecto. En la medida que el objeto del daño no había sido nunca considerado, él debe poder crear su propia forma de comunicación, su propio médium, como debe hacerlo toda nueva obra de arte que, por definición, no era esperada, y que debe entonces suscitar un público que a cambio de esto lo legitimará. Se trata de singularidades que hacen aparecer una nueva circunscripción del daño, transformándolo en una nueva universalidad singular al dirigirse a una comunidad que jamás existió como experiencia. Déotte sostiene, justamente el rol de la opinión pública, que es verificar la validez de la argumentación puesta a su disposición, como el rol del público del arte que es literalmente realzar la obra, reconociendo que se trata de arte. Todo esto no podría existir si no existiera una sensibilización al respecto. La opinión debe devenir sensible a un daño que antes no había sido percibido, a ciertas obras aún oscuras. Ya que para que una opinión tal se constituya, es necesaria una ruptura en el régimen de las artes, en el modo de aparecer; es decir, en el orden de la cultura entendida como formación por medio de la imaginación. Las revoluciones son culturales. (Déotte, ¿Qué es un aparato estético?) ¨Pertenecemos a ciertos dispositivos y obramos en ellos. La novedad de unos dispositivos respecto de los anteriores es lo que llamamos su actualidad, nuestra actualidad. Lo nuevo es lo actual,. Lo actual no es lo que somos sino que es más bien lo que vamos siendo, lo que llegamos a ser, es decir, lo otro, nuestra diferente evolución. En todo dispositivo hay que distinguir lo que somos (lo que ya no somos) y o que estamos siendo: la parte de la historia y la parte de lo actual. La historia es el archivo, la configuración de lo que somos y dejamos de ser, en tanto que lo actual es el esbozo de lo que vamos siendo¨ (Deleuze, ¿Qué es un dispositivo? 160)

Estéticas Caníbales propone trabajar en las fisuras de la Forma del Equivalente General, reconocer las tendencias y las obras que han hecho posible una fragmentación parcial y provisional de la sensibilidad y discursividad del capitalismo tardío y de la virtualidad como régimen estético actual. El traslado, la apropiación, el uso productivo de las diversas formas de arte, que generalmente se limitan a cortar y pegar podría enriquecerse con el entendimiento de sus reglas de producción, lo que permitiría escapar

de la literalidad del diseño o del arte como un regreso romántico. La producción de líneas de ruptura, nuevos descubrimientos, redefiniciones, alteraciones, cambios de dirección en perspectiva del mundo occidental que permitan el camino hacia una nueva estética desde América Latina que descubra aquello que le es propio. La forma no se agota en la expresión de unos ciertos contenidos, sino que los rebasa. Solo así esa forma estará en la capacidad de expresar otros contenidos diferentes, y en este caso, reprimidos. La forma no expresa simplemente un cierto contenido, sino que tiene espacio y tiempo para otros contenidos. ¨Porque la naturaleza implica diversidad, variación, constante emergencia de lo nuevo, de lo distinto, que se agrupa en grandes conjuntos marcados por la multiplicidad que, por otra parte, se corresponde de mejor manera con la imagen (...) “… la bella diferencia cultural. O por el contrario, tomar la multiplicidad en la cultura, la cultura en cuanto multiplicidad.” (Rojas, Estéticas Caníbales)