“Estudio preliminar” a Borderland (1907) de Atilio Chiappori
Descrição do Produto
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Boi.derland
Atilio Chiappori
Estudio preliminar de Soledad Quereilhac
;v[`, EDICI0NES BIBI.IOTECA
NACI0NAI.
COLECCIÓN LOS RAROS N° 47
ÍND[CE
Chlapporl, Atilio
Borderland ; con estudio preliminar de Soledad Quereilhac. - 1a ed. -Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Biblioteca
Naclonal, 2015.
180 p. ; 21xl3 cm.
Estudio
preliminar
............................
por Soledad Quereilhac
lsBN 978-987-728-023-4
Borderland 1. Narrativa Argentina. 2. Cuentos. 1. Quereilhac, Soledad, estudio preliminar. 11. Título Pró108O
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Biblioteca Nacional La
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Dlrección: Horacio González
Madamoiselle
Subdlrección: Elsa Barber
La
Dlrecclón de Administracióm Roberto Arno Dlrección de Cultura: Ezequiel Grimson
Dlrección Técnica Bibliotecológica: Elsa Rapetti
Dirección Museo del Libro y de la Lengua: María Pia López
Coordinación Área de Publicaciones: Sebastián Scolnik
Área de Publicaciones: Yasmrn Fardjoume, María Rita Fernández, Pablo Fernández, lgnacio Gago, Griselda lbarra, Gabriela Mocca, Horacio Nieva, Juana Orquin, Alej-andro Truant
Diseño de tapa y armado de interiores: Carlos Fernández
2015, Biblioteca Nacional
Agüero 2502 -C1425EID Ciudad Autónoma de Buenos Aires
www.bn.gob.ar
lsBN 978-987-728-023-4 lMPF{E.SO EN AF\GENTINA - PRINTED IN ARGENTINA
Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723
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Estudio preliminar por Soledad Quereilhac
Hacia fines del siglo XK, el nombre "borderland" estaba asociado al mundo del espiritismo: así se Uamaba la revista que, entre 1893
y 1897, dirigió el periodista inglés William Thomas Stead, centradaenladifiisióndelasinvestigacionespsíqüca,s,1osfenómenos
producidos por los médiums y otros asuntos paranormales. De aparición trimestral, Boñt7c7i¢#¿ traspasó las fronteras de su pai's y
tuvo 11egada a diferentes ciudades de Euopa y de América, entre ellas, Buenos Aires. Una revista locd como Co7zf}zz7zc7.4. j?czJÁfzz
Sc77z¢7z¢/ Socz.oÁ)'gz.co-EPz.rz.ti¿¢ soh'a reproducir algunos de sus
artículos. También llegaron a nuestro pai's noticias de los libros que el pionero periodista inglés publicó sobre diferentes casos de [erLó"enos ex+:ríiíÑs:. Redl Gbost Stories (L&9T) , More Ghost SSories
(1&92):)yAfierDe¢th:Lettersfiom]ulia(1905).LComoestRtiiJ"o reunía cartas ya publicadas en su revista (cartas dicta.das por el
espíritudeunaperiodistamuertaalpropioStead,queeramédium escribiente), fie conocido vulgamente en la época ba.jo el u'tulo Bo#t7c"4z7zc/, a pesar de que ese no fiiera su nombre original.
Dos años después, en 1907, se editó en Buenos Aires el primer
libro de relatos de Atilio Chiappori compuesto por seis cuentos, algunos de los cuales ya habían sido dados a conocer en el diario £4 JV¢cz.o'7£. Su título, claro está, fiie Bo#¢r/¢7¢¿ y esta elección
mereció una nota. aclaratoria del autor: W:i[li¢m Stedd, usd;ndo el derecho de prioríddd, ha i]ubl¿cadp u;m l¿bro ocultista con el tí¢üh! de este volumen. Sin ei'nb¢rgo, el duSor
lo adoptd, Sencílhmerrte, corivencído de que a úyigiÁma tierrd, 1 La traducción castellana de los títulos es: HZÍ£07.j.Áff rc¢/cí cJc /zz#£mm (\&ST), Más historids redles de ftmtasmas (L&92:) y Depués de ld rnuerte: cd;rias
dc ]ulia (1905) .
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Soledad Quereilhac
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comodéstadesuspersomjes,podrd¢Pl¿cárseleconmd;yorijropíe-
lil}i.o de Chiappori tanto como los casos extremos de "perturba-
ddd ld desígmáón expresiva de `Bordehnd:, Tíem de corif tn.2
i'ií)ii mental". Si por un lado "ha estudiado en su libro con una iii'olijidad cruel los fenómenos más dolorosos de la inteligencia",
Chiappori se refería, por cierto, a la obra £4Úgr Dc¢£¿.. Zc#gw /o77z/z¢/z.¢, conocida también como Bo7:dcr/¢7¢ó7, y si bien su libro
i}()r otro, afirmaba Becher, "1as cosas no son ante sus ojos sino l(}s signos perma.nentes y materiales de fi].eizas invisibles y en
pertenecía al mundo de la ficción literaria, compartía algo más
i`ttt.c sentido habría derecho para tenerle por un escritor místico"
que el título con ese universo a medias místico, a medias laico,
(1,. 4.5).
que tenía en Stead a uno de sus tantos referentes célebres. Con esta nota, Chia.ppori no sólo demostraba su indulgencia respecto
El nombre Bo#z7cr/¢7z¿ englobaba, entonces, con notable efi-
de cualquier efecto de repetición sino que además señalaba la
i'i`cia tanto el mundo de frontera de los personajes de Chiappori -=(iue oscilaban entre la cordura. y la locura, la materia y el espí-
cercanía de su "tierra de confin" con los temas del espiritismo
iitu, la realidad y la alucinación, entre otros lindes- como los
moderno y experimental tal como Stead lo practicaba, así como
víi`culos del texto con la. cultura de la época, puntualmente,
con las ciencias ocultas en generd en su versión de fin de siglo:
con esa zona de encuentro entre las inquietudes de las ciencias y
racionalizadoras de los fenómenos, ansiosas por encontrar expli-
los misterios del espiritualismo tan característica del período de
caciones científicas sobre las fiierzas de la mente y del espíritu,
cntresiglos. Cabe señalar, a propósito, que el estudio por parte
empecinadas en llevar "más allá" las fronteras del conocimiento.
cle científicos prestigiosos de los fenómenos ocultos, como los
En la elogiosa reseña bibliográfica publica.da en Z¢ JV#z.o'#, su
íntimo amigo, el escritor Emilio Becher, afirmaba: "Este título de `Borderland'-tierradefrontera-convienecomoningúnotroala
clifundidos por Alfred R. Wállace, William Crookes, Charles lüchet, Cesare Lombroso,5 entre otros, solía ser pensado en la
¿.poca como un auténtico cruce de frontera o, mejor aún, como
obra de don Atilio Chia.ppori",3 y amparaba sus argumentos en
una osada estadía en "borderland", 1a. tierra limítrofe con la.
una serie de híbridos disciplinares que atra.vesa.ban las historias.
inuerte o con la fantasmagoría. Asimismo, en la amplia difiisión
Becher encontraba en el primer relato ("Un libro imposible"), tanto "1as conjeturas de la clínica" como "1a hipótesis del ocul-
tismo". Señalaba que las experiencias de científicos reconocidos
de la época en el terreno del espiritismo, como las del psiquia.tra
Jules Bernard Luys,4 aparecían versionadas ficcionalmente en el 2 Chiappori, Atilio, "Nota" en Bo#¿c7:4z#¿ (p. 48; 1as páginas citadas en el
prólogo corresponden a la prescnte edición). 3 Publicada. el 26 de noviembre de 1907 en £4 JV¢c%# con la firma de Emilio Becher.
4. Jules Bemard Luys (1828-1897) fiie un psiquiatra y neurólogo francés muy reconocido por su estudio de la anatomía cerebral. Entre varias instituciones, trabajó con Jean Martin Charcot en la clínica de la Salpetriére y hacia el final de sus días, se dedicó al estudio de fenómenos paranormales.
5. Alfred Russell Willace (1823-1913) fiie el naturalista inglés que postuló,
junto con Charles Darwin, la teoría de la evolución de las especies por selección natural. Arribó, de hecho, a las mismas conclusiones que Darwin un año antes que él, en 1858. Paralelamente a sus trabajos científicos, investigaba el cspiritismo y publicó notables informes sobre los fenómenos presenciados. William Crookes (1832-1919) fi].e un físico inglés cspecializado en el estudio de la radiación; también se interesó por el espiritismo e hizo públicas sus investigaciones con médiums. Charles Richet (1850-1935) fiie un fisiólogo francés ganador del Premio Nobel de Medicina en 1913 por su estudio de
las alergias. Publicó libros sobre el espiritismo y lo paranomal de amplísima circulación en la época. Finalmente, Cesare Lombroso (1835-1909`), médico y criminólogo italiano, se dedicó a estudios similares a partir de 1890. Todo cllos eran científicos asiduamente mencionados en la prensa argentina y sus libros traducidos al castellano se vendían en las librerías.
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periodística que estos temas tuvieron durante esos años, apaJ.ecía recurrentemente la imagen de un avance hacia un territorio aún
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como sostienen algunos críticos) ,6 es un logrado representante de
riormente estaba más allá del "borde", una especie de desierto
lo fantástico de entresiglos y conforma, junto con los anteriores autores, el primer capítulo de la historia. de este modo narra.tivo en nuestras letras. Lejos de ser una forma embrionaria o inaca-
ajeno a la ciencia que ahora se convertía en fructífero campo de
bada, los relatos fantásticos de Holmberg, Lugones, Chiappori y
investigación.
Quiroga responden a constantes tanto formales -como temáticas
intocado por el conocimiento científico, un territorio que ante-
Al publicaj. 1os relatos de Bo#dcrÁz7zcZ, Atilio Chiappori logró
una de las mejores maniftstaciones de la narrativa fa.ntástica de la época, .orientada en la senda ampliamente cientificista. que
ya había transitado Eduardo L. Holmberg desde la década del setenta del siglo XIX y que continuó Lugones con sus prime-
que se explican por el contexto histórico cultural del que emer-
gen y con el cual dialogan en clave de fantasía. Aquello que conforma lo misterioso, 1o utópico y lo pesadillesco en el relato fantásüco nunca es una constante sino que
ros relatos publicados en diarios y revistas desde 1897, 1uego
sc transforma históricamente, junto con la sociedad y su culi`iira. Y estas transformaciones no afectan sólo a los tópicos lite-
incluidos (en parte) en su libro £&Ácrz# cxZ7iz%# de 1906. En
i'¿`rios, sino que además determinan las formas de los relatos,
ambos autores era. posible encontrar una concepción de lo cien-
`w lenguaje, su estructura, 1a perspectiva con la que se presenta
tífico claramente miscelánea y en total sintonía con los descu-
h sobrenatural y los códigos culturales que se presuponen en
brimientos, teorías e inquietudes irresueltas del campo científico
1!` ficción. Chiappori sintonizó como pocos la curiosidad y el
del período de entresiglos, sobre todo aquello vinculado al salto
it`mor que despertaban en la época los avances de la psicología,
desde una perspectiva puramente materialista hacia cuestiones espirituales y del más allá. De manera. contemporánea. a lo que
h i)siquiatría y la medicina, paralelamente a las investigaciones Hiil)i.c lo espiritual y lo paranormal, y representó ese cúmulo de
ya empezaba a publicar Horacio Quiroga en el semanario C47iff
i.i``()ciones con sus historias fantásticas y extrañas, tensando los
jJ C¢7ig¿zf durante la primera década del siglo, en su mayoria relaT;os cTw:wcL"f ggo ."€giaríían Cüemos de a,mor de locima y de miÁ,erte
li¡l(w de su cultura contemporánea. Creó para ello un territorio
(1917), y en sintonía. también con relatos más tardíos como £¢ pJz.¢#z.7z¢, de su íntimo amigo Ricardo Rojas, publicado en
i iN',``` cncontraron su lenguaje.
£¢ 7zo#c/4 Jc77z¢7z¢/ (1917), Atilio Chiappori integra junto a ellos
um i}luma importante para derribar algunos mitos de la crítica,
la primera camada de escritores que dio inicio y consolidó la
•ulti't` todo cuando se condena al modemismo al repertorio sen-
narrativa fantástica en la Argentina, cuyas mej ores expresiones se
iuiillwi¿` cle ninfas, cisnes, castillos y esoterismo, y no se detecta,
impregnaron de un imaginario tanto cientificista como ocultista
tir` ltiii`t.nte, el gran atractivo que ciertas cuestiones de la ciencia
y extrapolaron hacia horizontes fantásticos tensiones culturales de época en torno al conocimiento secular.
Íi 1 iil` l'`,i``lllo Soto ya sostenía en 1959 que la inclusión del hipnotismo, los
Bo%c/c#/¢7zcZ, por ello, antes que un precursor de un género fan-
llit`i'¿`rio propio, su "borderland", donde los hi'bridos y las mix-
( ;(m sensibilidad y gusto modernista, Chiappori es, además,
•i`i.iili.t` (lt. ilcmencia y los temperamentos voluptuosos se habi'a convertido
Miiiilwnn.ntt' cn un recurso vetusto, pero le reconoce a Chiappori su valor
tástico que encontraría cabal elaboración en la década de 1940
Hiinii iiit.i tii'6or del cuento extraño. (Soto, L. E., "Estedcismo y esoterimo:
con Jorge L. Borges, Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo (tal
ftHNri I.iiii[` . cri Ai[.LekA, Rafa!el Alherto (dii:). Hístoria de ld literatura argentiW, li.iiiii lv. l)ucnos Aires, Peuser,1959, p. 330).
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Soledad Quereilhac
despertaron siempre en los modernistas, sobre todo las zonas
de contacto entre ciencia y espiritualismo. Hay en Chiappori tanta fascinación por la lividez de sus jóvenes mujeres, los esta-
dos enfermizos apenas decadentes y la frase adomada de metáforas cromáticas, como por la experimentación médico-ocultista o por los ensayos de exteriorización de la sensibilidad tal como los practicaban los investigadores de la época.7 Los relatos de
Chiappori son ejemplo de que los antagonismos entre ciencia y
modemismo, entre materialismo y espiritualismo, son ante todo construcciones posteriores que pecan de esquemáticas acaso para
facilitar el amado de un liviano cuadro de época, acaso para
crítica y las historias de la literatura argentina,8 sino que también
realiza un viaje en el tiempo hacia una forma de sentir e imaginar
el mundo en clave fantástica y extraña, plasmada por un joven cscritor del 900.
Bo7idcr/¢7z¿ había gozado, hasta el momento, de dos reedicio-'
nes: una en 1921, cuando Manuel Gálvez decidió incluirlo en su colección "Biblioteca de Novelistas Americanos". En esa. oca-
sión, se incluyó la reseña bibliográfica que Emilio Becher había [)ublicado en £¢ JV#z.o'7¢ como introducción al libro. La segunda cdición data de 1954, cuando la editorial Kraft publicó conjuntamente Bo#c/c#/¢7¢¿ y la novela £¢ cf€r7z¢ ¢7zgz4rfz.¢ (1908),
iiiia historia de macabra originalidad acerca de un ginecólogo
poder situar al autor o a la obra estudiada en el terreno de lo contrahegemónico,vicioyarecurrentedeciertacrítica.Notodo
tiue lacera el cuerpo de una mujer por despecho. La edición de
producto cultural del período de entresiglos que no adscribiera expresamentealpositivismoera,pordecantación,anti-científico
i`()nservar, a su vez, en esta, su tercera, edición. Cabe mencionar,
ni ajeno a todo interés por los avances de la ciencia; ni, por otro
lado, todo discurso identificado con las ciencias fiie inmune a
la mística. La cultura de entresiglos es una gran gama de grises en torno a estas cuestiones y la literatura fantástica es, por
Kraft también conservó la i.eseña de Becher, texto que decidimos i`{) obsta.nte, que en 1986, su hijo, Sergio Chiappori, publicó 1¿` antología ProJ4 7z¢r7ijz}z.zJ¢, en la que incluyó tres relatos de
llorderland> Fiaigm€r[+os dc La eterria angustia, tiguLrLos reLír+os tlc £¢ Í.f/4 cJc /4Ü roj:Áif 7io/.4u (1925) y otros textos. Han pasado
cierto, uno de los terrenos más ricos para explorar esa gama. En
i``iichos años desde aquellas reediciones parciales o completas, y t,ii inclusión ahora en la colección Los Raros claramente renueva
este sentido, una lectura actual de BoñJcr/4#¿ no sólo permite encontrarse con la originalidad de las fantasías de Chiappori,
t'l horizonte de lectura y su diálogo con los lectores.
sino también revela cierta sensibilidad de época respecto de los
misterios, los miedos y los ensueños de una cultura secular. Por
añadidura., nos recuerda que el género fantástico en nuestro pai's
tiene larga data y que sus formas han estado siempre ligadas a lasencrucijadasculturalesdesuépoca.AlreleerBo7icJcr/4#dhoy, el lector no sólo se encuentra con relatos desestimados por la
n l ,ii bibliogra.fía sobre Chiappori es modesta. Para ver una reconstrucción ilr h`S lccturas críticas hasta la década del ochenta, véase Chiappori, Sergio, ''N.iiicia preliminar" a Chiappori, Atilio, Pro£¢ 7z¢mz#.z/¢, Buenos Aires,
^i ,i(l{`mia Argentina de Letras, 1986, pp. XI-XIX. También: Gagliaj.di, t :iilllt`i.mo R., "Atilio Chiappori (1880-1947) entre mis libros'', en Á@..//
lwiiliiol950.blogcínddrío.com/2011/08/01657-atilio-cbiapporí-mi-bíbliogrd//J /wt.-##j.//c77w-r-gzzg/z."z/z..Áfflz/ [Consulta: 15 de febrero de 2015]. Entre li n ("ii\i(lios más recientes se hdlan Molloy, Sylvia, "La violencia del género y lj ii,ii'i.:`iiva del exceso: notas sobre mujer y relato en dos novelas argentinas
7 Uno de ellos es Albert De Rochas (1837-1914), un oficial politécnico del ejército francés y un investigador metapsíquico muy famoso en los años de entresiglos. Es autor de numerosos libros sobre extcriorización de la sensibi1idad y otros fenómenos. Fragmentos de sus libros fiiei.on reproducidos en la revista espiritista Comfzz#cz.4.
•1.. iii'li`cipios de siglo", Ji@Íf}¢ Jióc7io4mcrj.c#7¢4, vol. IXIV, núms. 184-185,
inlln tll(`lcmbre de 1998, pp. 529-542; y'Prieto, Martín, "La prosa modemista • 1` . 1.' i w'l(iiic Larreta y Atilio Chiappori", Bñcw óíf}o#.4! cJc Áz /z.fcnjz##¢ 4rgg#fz.#4, l`iit'iiiw ^ircs, Taurus, 2006, pp.164-167.
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Entre aquellos aspectos que se iluminan de otra manera con esta reedición está, como dijimos, su valor como integrante del
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l''m iina carta posterior, enviada desde Madrid, Rojas mantiene i'l i`iitusiasmo por el libro y le informa a su amigo que le regaló
iiii cjemplar de Boñdcr/47¢¿ a Rubén Darío, al tiempo que dejó
primerlotederelatosfantásticosdecalidadenlaliteraturaargentina. Y es curioso que lo que hoy puede valorarse como hallazgo no siempre gozó de la misma perspectiva. Las aguas estuvieron
i ii i'o en la Biblioteca de la ciudad.[° En una línea similar, Alberto
divididas en 1907 respecto de Bo#z7crÁ7¢¿: a la ya citada nota de
•Ii` 1907 cuánto valoraba su reciente publicación: "Querido
Emilio Becher podemos sumar, como lectuas altamente valorativas del libro, la correspondencia privada que el autor mantuvo con Ricardo Rojas y con Alberto Gerchunoff. El primero le envió desde ltalia un detallado análisis de los relatos, señalando aciertos y alguna que otra objeción, pero en líneas generales su
1 :hl¿`ppori: su Bo#z7Gr/¢#¿ (iojalá fiiese mío!) me obliga a una
aprecia.ción era que:
•uit.i'll)iendo un aru'culo sobre el libro, pero la irrupción de la
( :t`i'chunoff le manifestó a Chia.ppori en varias cartas a lo largo
iii 'i lvfl correspondencia con usted".[] "Hoy releo `Mademoiselle
1 ¡i.¡wroche'. Está impecablemente escrito. Sin dudas, usted es de
1" tiiie mejor escriben por aquí y tiene poco que esperar del lnnii.o en materia de perfecciones".[2 Gerchunoff decía estar
Borderl¢yid es uno de los bueiws llbros que hdn ¢P¢recido en
i.u,t`í.m de Becher termina inhibiéndolo. En todo caso, quedan tiiiti t`.irtas como testimonio del entusiasmo. Un entusiasmo
el Río de la Pl¢Sa dumnf;e los últimos dlez años y uno de los
•itit`, ¿`1 igual que el de Rojas, no enfaüza tanto en cuestiones de
mejores entre los cuerif os y novelds. Q!uizds no me sería dif tcil
índ¿c¢r su uerdadera ubicacíón eri;fte estos últimos, Pero todd
ii,.`iHi`i.o (literatura fantástica) como en la calidad de su escritura \'. i `ii i`l caso de Rojas, en la sinceridad de su gusto sensible por lo
comp¢ración es desdgradable y bástele saber que lo pr¢ero a
• in.i`rio, lejos de snobismos.
otros que h¢m tenido la i]rioridad debido a la fiaha de sin-
Ni} obstante, no todos fiieron elogios: en la revista JVoíof7^oJ,
ceridad crítíca que bd;y eri;fte nosowos. Hallo eri usted gm
i " 1¿` que Chiappori colabora.ba regulamente, Roberto Giusti
probidad en el conocimierií;o de los asuyiSoS, habil¿dad en 1! condensacíón del relato y senüdo estético en la ldbor del estilo.
1iit.nl[}omásreticente.Sibiendestacabacuestionesdeestiloyde "hiiiiiltectura de la frase", reducía el libro a un "intento", a una
Se ue, además, que son ciertos rftd;mlentos de su serMibil¿dad
• il H ,i i` medias acaba.da. Y aña.día., además, una observación final
los que le han lleuado a la elección de esos temas y no el sno-
• iin ' ili`sestimaba los relatos por enfermizos y decadentes:
bismo o ld rebusca imelectual y querida de lo exmordin¢rio.
Estas cualldddes, especialmente la úhimd, tierien p¢m mí gm
I.'ii(: Bo[de;r+ari!d es una flor extmñd: es un líbro demasiddo
importcmcia, porque corutiSuyen un elemerií;o de moralíddd
i/iilíiroso. Sobre sus i)dginas se cíerne uj2a atmósfira mals¢md.
quefihaenldm¢yori]¢rtederi;uesftaltiemtwcí'.9 9 Bjcardo Rojas. [Carta enviada por RjcaJ.do Rojas a Atilio Chiappori]. Roma, lro de enero de 1908, 8 h. Bibhoteca ``Jorge Luis Borges" de la Academia Argentina de Letras. Archivo epistolar ``Atilio Chiappori'', ÁÍP..// wwG#¿m.gc/%r/wwwjfáf/Ázc4z.//or7%.Áfflz [Consulta: 12 de febrero de 2015]. Todas las cartas subsiguientes pertenecen al mismo archivo epistolar, de modo
l.i l{li ,`rilo Rojas. [Carta enviada por Ricardo Rojas a Atilio Chiappori]. t lii.liltl, 23 de mayo de 1908, 4 h.
11 ^llii'm Gerchunoff [Carta enviada por Alberto Gerchunoff a Atilio • l.iniiiwi'l|. Buenos Aíres, ¿2 de septiembre? de 1907, 2 h.
1 ' ^ll)i`i'to Gerchunoff [Caj.ta enviada por Alberto Gerchunoff a Atilio •
que no se repetirá la referencia.
ltiiiiinii'l|. Buenos Aires, s/m,1907, 3 h.
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Soledad Quereilhac
-;erM¿o¿es 'de despdcbaf la-corno receta. gusf¢riame que el señ,or Poresaexpresmdoi#naopiníónpummerrSeP.ersonal,sippr,e-
-ái;¢ppori " ;p¢rt¢ra desde yd de esta li:erüu." ?:o,rma,L_!__ -;;; r#iera cor;su estilo ta,m iropio, m inco"f iÁmdible,..algúm otrol¿bro-¿cómodecírlo?-mássano,máshum¢no..."
Su desaprobación de la "atmósfera malsana" apunta directa-
mente a aquello que un lector de literatua fantástica y extraña valoraría hoy como posiüvo: su experimentación con los lindes
entre la razón y la locura, la ducinación y la culpa, la vida y la muerte,aprendidaclaramenteenEdgarAuanPoe(lasmenciones a"Ligeia",porejemplo,sonrecurrentesenBonJcz4z#AAñosmás
tarde,LuisEmilioSoto,enelmarcodeuntomodelafzzf£orz.4¿c
/4/mm4rgg##.7¢4dirigidaporRaíáelAlbertoArrieta,conservó
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|`iccíón nouelesca las reuelaciones de Cha,rles R.lchet. Pero es
iiiiiegable el clima de expectacíón escaloftid,nte que corMigue
( `,l)iapporí con su Poder de sugestíón ric"c[dva.'4 ( :Ii!i`ppori no estaba solo en esta supuesta ficcionalización de
t tiiii`i'icncias como las de Bjchet; también Lugones construyó
iiiui'h¿`s de sus fantasías de Z#¢c#z4f é:xZ7iz#af al amparo de teo-
i 1" y ¿.xperiencias científicas (o pseudo-científicas) contemporáiii `,i`i, muchas de ellas expresamente mencionadas en sus cueni.i`i, y otro tanto realizaría., acaso de manera más laxa, Horacio i ltili'(}g.i. Pero este ejercicio, que años más tarde sería un rasgo • niit;iitiitivo de la ciencia ficción, no era valorado en sí mismo
i." 1:` crftica, sino visto como un desvío del contenido dramái it i i iii`cesario en toda narración o del trazado de una psicología
algunosdeestosreparosaunquecombinándolosconotrasobser-
i. m l()`i personajes. Por el contrario, el lector actual sabe que la
vaciones que demostraban más fina sintonía con las historias de
i .i i t\ii`i`(iión ficcional de teorías e hipótesis que surgen de diferenh 'i .ll`.itii)linas y la voluntad de raciondizar, con dgún tipo de
Chiappori. Soto también eligió la ubicación de "precursor" para
proferirmáscómodamentesuscríticasdtexto.Sibienreconstruía consolidezelmarcoculturalqueposibilitólabuenarecepciónde
un libro que combinaba misterios, nociones de medicina e insinuaciones espiritistas, tarnbién apuntaba:
Borderl¢nd i]aga el tributo a la timftía.litem:ía de u: mo: •ie-s;¢utor.Elprop¿oAb;gustocaro-p!otqgonista.delre!:,to rn,eriio de t;¢ri¿ción> a despecho de la cl¢rioídente res.is:en:ia
• .~ i .llt .i`i`ión lógica, el fenómeno sobrenatural que se narra, es una
•Liu`ilt`iicialiterariaensímismaquenadaledebeaunasupuesta
• .uniii'i`snción dramática. En este sentido, los cuentos de estos
H u . ti{',`i `"rgidos del modernismo fiieron pioneros en la creación •li ,iiiit'`iiticas fantasías cienu'ficas, si bien muchas veces dentro •1.Ii,ill`imtivo"científicas"seincluyeraunamplioyheterogéneo r ,.,, t ,„ ctc díscíp]ínas.
•-;Á exteriso d;l v-olumer= d¢eride a los héroes de. un líbro non¢So.|...|El¢mb¿ciosoestud¿odelcdsoclíriícoyldtm?~oyd
íe[ '-óiids terr.or tales ;e[eg¢n Oexperiencíis e[ corLf metaísíquicas> lícto esp¿ritud[ qre a una .enzon_a ?Or4e:!"ní_, qfia.
:;-e;¿ninsim;úan,nopufnJes:rcuríosídades,alreded:r]!e:. •:titerío, t;¢níeos de u; ¢ficionado a ens¢ym al ¢mpa,fo de la
^imMit.wblográficos
1 iu inn n t`uvo que ver en la elección de estas fantasías la for-
M h i" tli` cada uno de los autores. En ma.yor o en menor nh ili.ln ií`i`to Holmberg como Lugones, Q.uiroga y Chia.ppori 1 i ' n 1 ulw Emilio, "Esteticísmo y esoterismo: Boñc/c#4z#¢', op. c7.f., pp.
13 Giusti, Roberto "Letras argentinas», JVojo*ofi Buenos Aires, Tomo 1, nro. '-11
5, diciembre de 1907, p. 333.
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combinaron su vocación por las letras con sus conocimientos sobre ciencias, a veces adquiridos en la universidad, otras veces
demaneraautodidacta.EduardoHolmbergserecibiódemédico en 1880, pero toda su vida trabajó como natualista; se dedicó al estudio de aves y arácnidos, y entre 1888 y 1903 fiie direc-
tor del Zoológico de Buenos Aires. Con un recorrido inverso,
Leopoldo Lugones ingresó en 1898 en la Rama "Luz" de la
SociedadTeosóficayseconvirtióenunmiembroactivo,colaborador de su revista J%/¢¿e/pÁ¢.¢. Allí, discutía temas científicos desdelaperspectivateosóficayesclaroqueasícomo£4óJoc#z.#4
w%deHelenaBlavatspseconvirtióenpartefiindamentalde su biblioteca, muchos líbros de divulgación científica también lo hicieron, acorde con la voluntad teosófica de alcanzar una síntesis de todos los conocimientos. Lugones siempre se vinculó
conlascienciasdesdeunlugaraltamenteespeculativo,buscando incrustar en su discurso matrices espiritualistas; ejemplo de ello
sorL s"srib: ros Elosto de Amegbíno (1915) y El tamaño d?l e_pacio
(1921).Porsuparte,HoracioQuiroga,sibiencafecíadeformación académica, fiie un autodidacta: montó un laboratorio en Buenos Ajres donde practicaba galvanoplastia, se fascinó con los
aspectos técnicos de la fotografía y ensayó diferentes emprendimientos agrícolas en Misiones.
Atilio Chiappori no quedó fiiera de estas mixturas formativas. Ingresó en 1897 a la Facultad de Ciencias Médicas y cursó hasta el quinto año; 1e interesaba sobre todo la psiquiatría. Allí
Ilii`mtura y al arte. En 1902, comenzó sus primeras colaboracio-
iii`\i como periodista y simultáneamente, a instancias de las exi-
i.,i`iicias paternas, fegenteó una famacia duante algún tiempo. l''m en esos afios cuando conoció a Ricardo Rojas, Emilio lli.t.her, Alberto Gerchunoff, Maj-io Bravo, Manuel Gálvez, l ''iii.,c`nio Díaz Romero y Charles de Soussens; todos ellos, junto
i on otros, se reunían en el cuarto de Emilio Ortiz Grognet, anüi.,oo compañero de Chiappori del Colegio Salvador, con quien w t it`i'minó reencontrando en este ambiente de jóvenes escritores ` |li`l'iodistas de profesión.16
( :hiappori solía escribir en diferentes revistas y diarios pori i tiii is sobre letras francesas, artes plásticas y literatura en genei il. l'`iic colaborador de J¡Z7caf, la revista de Manuel Gálvez; de
i'Víi`////'oJ, dirigida por Giusti y Alfredo Bianchi; de los semana-
• ii n /;'/ fJogzzr y C4fijzf y C4rgfzzJ, donde publicó adelantos de Z¢
t /, i //í/ /j%g¢4f#.4, y donde aún permanecen inéditos en libro varios • i"iiii`q y relatos costumbristas. Fue crítico de arte en el diario
/ z Wí/(';.ó# durante varios aáos y luego en el diario Z4 P%zLf4.
1 u 1 `) 1 1, fundó la primera revista de arte en Ar-gentina, Pzz/ib, i",tni.l¿`da de su propio bolsillo. Además de desempeñarse en ii iit`i i:argos públicos, Chiappori ingresó como secretario del 1 I.iiii`(i Nacional de Beuas Artes el mismo afio en que lanzó
É' ` ///,/` y, diez afios más tarde, asumió como Director. Su carrera
i.mn`H'/,óaorientaj.se,mayormente,hacialasartesplásticasyesa i li.i i i li'in siguieron también sus publicaciones: Z;¢ 6c/Zczz z.7zc/z.-
\iil. |\t)\C», I;mz en el T¡emplo (194f l). La írimortdl¿ddd de una
se hizo amigo del fiituro cirujano Enrique Finochietto, quien al momento de publicar Bozdcz/4#d le envió sus felicitaciones
uÍ/,Í(1{J42)yA4:¢cf#ofyrc77¢pc%772c#for(1943),todosensayos
ilnr t i]cstiones estéticas. Sólo un libro de relatos se intercaló
desde Viena.]5 Sin embargo, cuando estaba cerca de recibirse de
médico, Chiappori abandonó sus estudios paj:a dedicarse a la
21
i.iw,it:liiraorientaciónhacialaplástica.:Z4á/4¿chrof@ro/.ÁÜ
ii''''.).dondereaparecenalgunospersonajesdeBoñdcr/4%¿yde / t n t //# 4#g7##.¢. No obstante, cabe señalar que su hijo, Sergió
15 Finochietto, Enrique [Tarjeta enviada por Enrique Finochietto a Atilio Chiappori],Viena,13dejuliode1907,2h.Biblioteca"JorgeLuisBorges"de la Academia Argentina de Letras. Archivo epistolar ``Atflio Chiappori", ÁP.'// wwM/c##. GdMn/wwwífáf/4;cÁz.//orm.Á" [Consulta: 12 de febrero de 2015] .
ii i
` t w nl mspecto Chiappori, Atilio, Jicc#gn¢~ ¿e ¢ ¢z.& /¢.fffljz#.4y 4rffi#.c:jz, m.i^lm,F,mecé,1944.
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` l :`iito Chiappori como Rojas han dejado intensos retra.tos de su
Chiapporí, menciona un cuarto líbro de ficción, R¢% /c /4 fiJorcf£#, que permanece inédito. [7
ChiapporiesunodelosmiembrosfiindadoresdelaAcademia
ArgentinadeLeuas,impulsadaporManuelGálvezen1931;su
participaciónevidenció,noobstante,1*diferenciffconRicardo Rojas,quienrenuncióinmediatamentedconvite.ElgolpistaJosé
FélixUriburuestabaenelpoderenesemomentoymuchossimpatizantes con el radicalismo desistieron de participar (otros fiieron
vetadosporelgobierno,comoLisandrodelaTorreyBaldomero
Fernández Moreno). Con los años, Chiappori giró hacia una
in``igo tempranamente fállecido (en 1921, con 39 años), aque-
|:`tlo tanto de talento como de inestable y enfermiza sensibilii|:`(|.'8 Mucho del universo de Emilio Becher -aquel universo iiiii. escasamente plasmó en el papel pero que cobró forma en w i)ropia vida- parece habitar los relatos de Bo7idGrÁz7¢ó7, pun-
i ii``Iinente "Un libro imposible". Su protagonista, un escritor li¡i)t.restésico, lector tanto de simbolistas, esteticistas y moderiil.ti¿`s como de ocultistas y científicos, busca la mayor experiint'iiiiición en el arte: ser él mismo sus personajes convirtiéndose
" ii`¿'dium de numerosas almas perdidas. Pero, como veremos,
posición más conservadora en el arte, pero durante la primera década del siglo sin dudas estuvo en sintonía con un imagina-
" t'n`presa fracasa y su obra queda eternamente inconclusa; lo
rio -emergente y transgresor de los códigos literarios imperantes
•iun.itlo protagonista es la página en blanco y el mito de haber
paralanarrativa..Ciertamente,susaÁosenlaFacultaddeCienci* Médicas, sus lecturas de Poe, Baudelaire, Flaubert, D'Annunzio, Darío,entremuchosotros,susconocimientossobreartesplásticas
ysucuriosidadporloocultista(dmenos,comomotivoliterarid lo habían dotado de un proverbial mosaico de registros con los cualesconcebirposiblefmtasías"defrontera". VdemencionaraquíelrolquesuamistadconEmilioBecher
i u ilt it (iue termina teniendo entre sus ma.nos el nervioso y enflail. Ii i `ii`a joven promesa.
l'``;¿i {)bra inconclusa lo aqueja en un lenguaje muy similar al • iiii ` i,t` ()bserva en parte de la correspondencia de Becher. `Rojas
i li. t' iitii. sus mayores crisis depresivas comenzaron en 1907, año
i n tiH(` Chiappori ideó los relatos que integrarían Boñdé'r/¢#¿. 1 ii,Hiil(} Rojas en Europa,1ee en una de sus cartas:
cumplióensuliteratura.TticomoreconstruyeenR%*dc¢
\ii lii' pasado una mala época: la gmn depresión irrtelectual
2Jz.d4/z.Jg7i¢77.4y#¢fz.c4,ytalcomoseevidenciaensucorrespon-
i\ iiiiii`iil. Estoy esplinético (sic) y rabíoso. M tmbcijo eri T:a
denciapersond,aprincipiosdesigloBecher,RojasyChiappori
1 lii\l\'m se mec¢níza cada día más y ftera de LaNa!¿kón m
manteníanestrechoslazosdeamistad.Becherhabíasidomiem-
h ii:i`ii N(ida. Vuelvo a eri;ft¢r en un ri,üeuo Período de sueño
bro de la Sociedad Espiritista Constancia, dirigida por su
"''l',l''ll:o.`9
padrino,CosmeMariño,yhabíacolaboradoentre1898y1903 enlarevistahomónima,antesdeincorporarsecomocríticolite-
rario en £4 N%z Este escritor suele ser recordado como el ejemplom*cabddeunatípicafiguradd900:eljoventalentoso sin obra, la eterna promesa que nunca se concreta, aquel
in
t tii.' ltn|i`S, Ricardo, "Evocación de Emilio Becher'', en Emilio Becher,
/ .Í Í ii ~ ./.' /Í/`. Jo/7¡4n4f y o#zzf p4'gz.##, Buenos Aíres, Instituto de Literatura
`ii iiiiii,i, l''l''yl„ UBA,1938, pp. V-XIMI; y Chiappori, Atilio, "El cuarto 1,1 millo.'. i.i` /locíicnjJoj ..., oP.
cz.f., PP.109-117.
que sucumbe de manera definitiva ante la página en blanco. 1 ` i
" i . liMli` i`n Rojas, Rjcardo, "Evocación de Emilio Becher», op. cj.f.,
'„ 17 Chiappori, Sergio, op. cit, p. X
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Curiosamente, Augusto Caro, el protagonista de "Un libro imposible", esto es, el autor de ese libro que ya no va a concretarse, dice en líneas similares:
Heuiuidomtasemocionesconftdd¿ctorías,her¥ejadot?nS.o: •;;s;;;:--he úbrddo en t¢nSds sensaáones, que__ahora.,mi uida • -1; ;ri¿emo en todas P¢ries, ryi,enos en mí. Y no. só.lo por esd
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muchos de ellos fantásticos, y contribuirá así a consolidar el corpus. Pero Chiappori no fiie tan prolífico y es claro que a partir de 1911 sus intereses artísticos cambiaron, a pesar del breve recreo que significaron algunos relatos de Z4 ¢.f/4 ¿c
/af ror4f 7'o/.af. En la imposibilidad de Augusto Caro también resuenan, oblicuamente, 1as dificultades para el arraigo de un F,énero nuevo en la literatura argentina.
dispersióndeespíriSu-wezcod:urid:dpersona!,si:oJq:^e:.^::^
Y;;;;;;;; es i]¢ra mí un entgm-a fiío. Puedo deci.r que ya be ;~uri;;;;o`co";overmes¿nodisgre,g?nd:me>,ah,:::.et.::;`:::,d°L, des¢p¢recido(p.99).
La comparación no deja ser, claro está, una hipótesis; pero aun
cuando el personaje de Augusto Caro no remita ciento por cientoaEmilioBecher,esinnegablequeChiapporihavolcado
ensupersonajeunclarop%culturJdeépocavinculadoa la esterilidad literaria, a las dificultades de concretar una obra en un campo literario aún en formación y a la desorientación
generddeunageneracióndejóvenesescritoresqueteníantoda laliteraturaargentinaaúnnoescritaensusmanos.Laconjuncióndeesteescritorestérilquesehabíaadentradoenelmundo de los espíritus para conseguir su materia narrativa parece un cfpGc#o de Becher, así como de otros colegas que anhelaban multiplicarlaspáginasdeloquebuscabaarmarsecomoliteratura argentina. A ello puede agregarse, también, el hecho de que el relato fantástico tenía aún escasos representantes locales. Si bien
la obra de Holmberg es significativa y él fiie un cultor casi excluyente del género, Lugones, como sabemos, publicó sólo
dos libros de relatos fantásticos (£4f p#z4f cx###4f y C#G#foj /zz¿#/cf,1924),unnúmeromenorcomparadoalavastedadde su obra poética y ensayística. Quiroga publicará, durante las primeras tres décadas del siglo, más de doscientos cuentos,
La tierra del confin `1 bien los rela.tos de Bo#/€r/¢7z¿ poseen autonomía y resisten
ln lcctura por separado, están cohesionados por un sistema de i)i`i'sonajes y por un texto que da marco a la enunciación. En ln iiitroducción titulada "La interlocutora" se presenta a quien tit`i'¿t la destinataria de estos relatos: una joven "alta, fina, sin-
ii,uli`i.menté pálida", a medias niña a medias mujer, que era "la y,,I`t.e ideal":
Áiiida de ftbulds, su espírím no destellabd la clariüidencia iiiilinérica de sus berrn¢mas extmierrestes, More[h, Llgeíd, iu..r() aquila;iábdlo, en c¢mbio, Sensíbil¿dad t¢n exquisita, que i.l wiitido de las imágenes abrícw;e pa#a ella con sori]resas de
""(ligío (p. 5L).
1.1 n,ii'i'¿idor le cuenta a "1a interlocutora." 1as historias de
#.wi/Í'//Í///¢ y son frecuentes el apelativo de "Señora" y la insert-ii\n ilt. [li`{logos entre ellos en las narraciones. Su nombre sólo WW ii`vt`l¿`clo en el 1ibro siguiente, Z¢ c#wz¢ ¢7¢g%J#.¢, dado que
•111 i lln 1,cticia Dardani, es la prota.gonista; también será reve-
hiln"('wlibrolacausadesuvidamelancólicaydesuencierro •ii l.i i iiiliMi "Las Glicinas", su gusto por las historias maca.bras y
h i l"nm {lcfinitiva de los diálogos con el narrador al final del
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En el relato "El pensamiento oculto», el narrador asegura
libro.Temporalmente,1anovela¿4##47¢g%#narralosaños anteriores a la situación de Bo#/cr/4#d, y también un momento con lo cual se transmite la idea de una obra que se va
posterior, completando en otra.
Lospersonajesm*culinossontodosjóvenesegrffadosdelcole-
gioEISalvador,colegiodqueefectivamenteasistióChiappori,y conforman un grupo de amigos con el narrador: Augusto Caro
sobre su amigo, Saúl, quien también intentará matar a su esposa: "yo sa.bía del gran peligro de una impresión muy fiierte para ese ccrebro atribulado que algunos signos premonitores condenaban y¿` a la demencia precoz" (p. 118); y más adelante: "era el fondo iii`urótico de sus padres, en €special el materno, 1a causa de las
i i'ibulaciones de ese pobre amigo por quien sentí en ese instante iii`¿` lástima infinita" (p. 129). Asimismo,1os hermanos lrene y
(protagonista de "Un libro imposible"), Pablo Beraud (de "El daáo"), Emilio Flores ("Mademoiselle Gavroche") y Máximo
i ioii`nes "dilapidaron" 1a "plenitud emotiva" de su descendencia
Lerma (``La corbata azul"); en ``El daño" aparece también lrene
( i ). 56). Irene Caro, enferma de hemofilia, siente como un "male-
Caro,hermanadeAugusto,mientrasquelasensudFloraNist,
l¡i'l()" el constante "peligro invisible» que la acecha., y sabemos
presenteenelmismorelato,reapareceluegoen"Elúltimovals", deLzÍJ/4¿e/4rroJ4rroj4f.Asimismo,eldoctorBiercold,médico
i iut` l¿i hemofilia es una enfermedad hereditaria.2° Al vincular la
expulsado de la Facultad por investigar fenómenos ocultos,
ii\il y los impulsos misóginos, Chiappori somete a extrañamiento
^ugusto Caro son hijos de un libertino y nietos de un bebedor,
lii'it`i`cia con los desórdenes mentales, el desequilibrio emocio-
entregadoluegoaunavidadebohemioentreescritores,también
\ tnll`icre pátinas macabras a un mecanismo naturd. El tópico
reaparece en muchas historias.
t 'i llt'('`icnte en la época, sobre todo ligado a la idea de degenera-
Lagra.vitacióndelosrelatossobreuncomúnsistemadeper-
i 1. M i}i`i.o el autor le imprime algunos rasgos singulares.
sonajeslepermiteaChiapporitrabajarsobreunadesusobsesio-
( )i i'i` i)articularidad de sus historias es el protagonismo y sobre
nes:1oscaracteresheredados.Amediocaminoentrelaspresupo~
i"lu l¿i ii`usual diversidad de perfiles que presentan sus perso-
sicionesdeépocasobrelaposibilidaddeheredarrasgosmorales
H iii '. ll`n`cninos. Si bien "1a interlocutora" cumple con todos
oadicciones(comolaprostitución,elalcoholismo,1avidadiso-
l.i t wiiiii``itos de la mujer del decadentismo, personajes como
1uta) y una hiperbólica construcción literaria de la herencia,
1 lmJ Nist` ("El dafio") o como María Rosa ("El pensamiento
Chiappori insiste en una imagen asfixiante, casi una condena
•nii1iti")i`(}cranfrecuentesenlaliteraturadeépoca.Adiferencia
parasuspersonajes:susantepasados.DeMáximoLerma,fiituro
il. I . uiMtltlo Lugones, en cuyos cuentos de Z4f/#rzaf c!*#z7Z#
asesino de su esposa, se dice:
•..lu 1" littmbres ejercen de experimentadores con las fi].erzas w Hli iii, ( :lii:`ppori eligió la figura de una mujer a la vez ascét:ica y
'.Js`;:ícw;e;;e:-;.;;;;úr?o.s¢ngutios:urí:r]0.tiju:.S,0^St::S::.[e:„:,en¢ ¿Recuerda el carácter mel¢ncólíc.O de !? .:^aL?:.e^.d^e.+#%hí]%°;, ':íJ:i;.;;efro,que!abr?f-o?s_uin!ehcid.:.!_!..la„:)e;.l,::,^Supymosp)
iii i .l.i m lw ¿`quí que en realidad las mujeres son transmisoras del gen de
„;,:%a„etgí.;;::_;ím„....+Eseíeseqúhbfo:.r.:.Í:.::o~en:^e„[„
li
W Hii` il,itl, i}cro hasta hace poco tiempo se creía que no la padecían; se
•`. i.w ili i .iiii. t.,t'il(} los hombres enfermaban de hemofilia. Actualmente esa
"h";;;;;jJ;i;ftrmadelahiperes.tes.i:que?_:.l:r¢f`a::s%%res
lui
„;jft:¡e;:.¡;;o._crtiísene;atristti¿n;aescenat...]`p.Lo6h.
lili 11! 1
.
i i t ii,l t'ii iliscusión y se han registrado mujeres con síntomas hemo-
...nnnm, i`n l907, Chiappori pudo haberse permitido una licencia i
il ,il . niii`'l)li. iin personaje femenino con hemofilia o pudo, por caso, ` Hiii lii``(}i'nmción médica.
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sensual,culta,bisexualyatléticaparaelpersonajedelacientífica
autodidacta que lidia con lo paranoma|.21 SedicedeFloraque,"educadacontodaslaslibertadesmasculi~
nas,poseíaunacultuasuperior",porquelabibliotecadesupadre, un prestigioso naturalista, "no tenía secretos para ella". Con "sus diletantismos de hipnotizadora'', era aficionada a la qu'mica, leía obrasdegeneralizacionesmédicas-especialmentelasrelacionadas alapatologíamental-ysesentíaauaídaporlasprácücasdelahipnosis y la sugesüón. Un sistema de referencias identificable en la épocareconstruyeeltipodelectuasdelamujer:losexperimentos del coronel Albert De Rochas y los realizados asimismo por Jules Bemard Luys. A este material se suma la lectua de los informes sobre hipnosis de Jean-Martin Charcot y la de una monografia académica,yapartedelaficcióndeesterelato,titulada"Eldaño", cuya redacción habría costado a su autor, el Dr. Biercold, la pérdida de su cátedra en la Facultad de Medicina. Segúnelnarrador,esamonografíasosteníaunahipótesis"tan probablecomocualquieradelasqueabundanenloslibroscientíficos. Fundábase en hechos inexplicables, es cierto, pero bien comprobados" (p.185). Con la monografía del Dr. Biercold, el
relatointroducesuhipótesisfantástica:tomandolasteoríasdela
sugestión hipnótica con orientación ocultista, aquellas que afirmaban no sólo la posibilidad de imponerle acciones al hipnoti~
zado, sino también de generarle daños en su cuerpo aún mucho tiempo después de la sesión, el fronterizo doctor postula que si se toma como pa.ciente a un hemofflico y si se realiza sobre su
cuerpo un leve corte, se puede lograr que comience a sangrar a
la hora y lugar indicados, y provocarle así una muerte a la distancia,deaparienciaespontánea..Lahipótesismezclaeldiscurso
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Efectivamente, son esas las indicaciones que sigue Flora para vtmgarse de lrene Caro y de su prometido Pa.blo Beraud (ex
iiiii.inte de Flora) di'as antes de su boda. Hipnoüza a lrene y t`i` una escena de sugerente lesbianismo-1e susurra "muy cerca.,
i'iinio si la estuviese besando", su mandato, cuyo contenido no
wt`xplicitacompletamenteenelrelato;apenasellugarylafecha i`iitiuedeberáproducirseaquelloqueleordena:ellechonupcid, iiii h noche de bodas. El espectáculo que se desencadena ese día i'i` t i'¿{gico, dado que lrene muere desangrada en la cama. El lec-
i.n' intuye que, mediante el daño, pudo haber existido una pre`'1^ "(lcsfloración" en manos de Flora (no es casual su nombre),
",ydconsecuenciatrágicasólofiiepospuestaporlahipnosispara M iii(`r la perfecta escena del crimen. La pregunta de la interlo• iooi'¿`: "¿Fue por la antigua cicatriz que se desangró la pobre
li.'nt`?" es evadida con pudor: "No, Señora., ningún médico se w i. W('i n mencionar el sitio de la herida". 'líiiicsis de la figura tradicionalmente masculina del científico
• .iii h {lc la bruja o la hechicera de la superstición popular, Flora 1 Hw t,i)i'ica el repetido y pasivo lugar de mediadora (z#cc7z.z477z) que
•i i.",i`"`ba a las mujeres en el ocultismo, para asumir el activo liwiiilt`ls.ibioquevemásalládelasffonterasdelamedicinayde
1 n m ,iili`mias. Si la mayoria de los experimentadores de Lugones • ii. Hi'iHi'i`ii un fatal destino por causa de sus experimentos, en
11.l,iiiii" h experimentadora logra triunfar por sobre la pálida, wuiii.,iiii y ,i¿`nta prometida de su amante. Sólo en otro relato, ``E1
nlni"wls",laj7%77zc/zz¿zz/cencontrarálamuerte.23 1 u "1'',1 pcnsamiento oculto", el personaje femenino no es pro-
iüMuuit n iit'ro demuestra hacia el desenlace una fortaleza poco l.+i ii. iii(`. María Rosa es la esposa de un auténtico "borderline",
delocultismodelaépocaconeldelahechiceríaantigua(daáoo
11
a.ojo) y el de la psiquiatría (hipnosis) .
. h -,1 ,,,,,,,,,, `,lano.
21 Sylvia Molloy dice que Flora Nist es una versión ``local de la `mujcr nueva.". (Molloy, Sylvia, op. cit, p. 532.)
1 ui`ih t wi\ A l''tllmrlal de Buenos Aires,1925.
\1 i ..i.ilt'ii./{) dcl relato, se refiere un accidente con una hebilla, que lastimó
I 1 ln liii.lo i`ii Ghiappori, Atilio, Z4 íf4g cá h roúffl ro/.4r, Buenos Aires,
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Saúl, que poco a poco va cediendo su cordura a la invasión de
l:mtasmagóricas para torturar a esos "icobardes!" que se ani-
sus delirios paranoicos. Y al igual que los protagonistas de "La
ii`¿`n a lacerar a una mujer.
"La mariposa" sigue un formato clásico del relato de terror
corbata azul" y de Z4 cfg77¢4 4#g:24rfz.4, su obsesión es su esposa,
su mundo íntimo, la imposibflidad de poseerla de manera abso-
l:`iitástico. Un escritor atribulado que escribe de noche una "i`i¿`lhadadanovelaqueyanoacabarénunca"(p.148)yquecon-
luta. "Su vida interior me era impenetrable" (p. 121) dice des-
esperado y es por ello que decide matarla arrojándola desde el
viii`n,consuarte,todaclasedeánimasasualrededor,setopacon
bote sobre el que navegan las aguas de EI Tigre. Torpemente, la
iiii{` mariposa negra y siente inexplicables ansias de matarla; más
arroja en una zona baja del río y la mujer sobrevive; pero lejos
in'H`, de quemarla viva. Relata por carta los sucesos a su mujer,
de victimizarse les grita a su esposo y al narrador, testigo de la
Mi`i'ccdes, que no lo acompaña esa noche pero que de alguna
escena: ``icobardes!... los dos contra una mujer... iqué grandes
iii,`i`craestápresentedemanerafantasmalPorqueloquesucede
cobardes!" (p.135).
La obsesión por la mujer está notablemente trabajada en los relatos y las referencias explícitas a lo sexual no se escatiman. En t`La corbata azul", el macabro y recurrente impulso del protago-
nista de ahorcar a su mujer se describe en estos términos:
i " 1¿` muerte de la mariposa es un auténtico híbrido entre una
iihin.ición culposa y un hecho sobrenatural: |...J de Pror[to, en esa niel?ld lumínosa, dlguíen me toca h Nii(i[dft de m¢nera muy débiL muy su¢ve. . . ¡Ah, sí a lo meiM hubífse i)od¿do grit¢f, gritdr muy fterte mí m¿edo, i)edir
Aií, de todo el cuerpo de su mujer, sólo el cue[lo fino y redorido
vw)rro^! [. . .| Voluí los ojos y de la ¢tmósfira oi)dlina ví surstr
cmdíale con la fiurzd de u;n rn,aligno hechizo simi]atista, de
NM fiorma. alada en cuyo rostro de sombrd bri[lab¢n dos ;jos
u,na fiscínacíón serLsoríal. Y era tdmta ld vehemencia.d.e :u
iiiii' erdri los tuyos, gr¢ndes, negros, criminales. ¡Ojos de locura
orgrimo que, d la ryiera idea de ¢prisíon_arlo, ¥ sem:!ihdad
•iiii' ine m¿rdb¢n perdld¢merite, que mirdb¢n hctsta dermo del
biperexcitddatrasmitíalealucindcíonesflsicds(p.1T2).
Ni'l)ro,r:¢trdndolo/.Despuésfiuunbesofiío,unbesoqueno w i)iinaba nunca; después, no sé. . . (p.15T) .
Las escenas de desnudez son frecuentes, a la manera de ese ima1 i "ii'li)osa asesinada se transfigura en una gran figura antro-
ginario erótico de la poesía de Samain o del propio Lugones en sus comienzos. Así como se habla de la "vehemencia de su
i""i.l;i, con altura humana; sus ojos remiten directamente a
orgasmo" en la cita precedente, también se mencionan cor-
1 i i iiwm del narrador y parecen desnudarlo por dentro. En un
piáos que caen, escotes que se desprenden o moretones producto de la excesiva pasión. Esta explicitación sexual hace más
i wn c.¢os ojos ultraterrenos, híbridos entre el fantasma y el mul.ci)ncretanloquelospersonajesmasculinosnuncapueI H li,n er con sus mujeres: mirarlas hasta en sus más íntimos
poderosas a las mujeres de Chiappori, las dota de una carnadura propia que trasciende la típica figura de la niña angelical.
i h i .ii`'B, cscarbar en su cerebro y en su intimida.d. Esa mirada
A su vez, estas mujeres no permanecen exclusivamente como
h u. iiiintc concluye finalmente en un beso de muerte ("mis ii Jw. i `'mngües presentaban las cárdenas señales de la morde-
víctimas de la locura de sus amantes, sino que en dos relatos, ``Un libro imposible" y "La mariposa'', retornan en formas
I M i `i `J cl cscritor queda loco de por vida, o casi. Auténtica
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Estudio preliminar
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fantasía de terror, el cuento representa una escena de pesadilla
i liiiiii)o. Ayudado por los efectos del hachís, siente suprimirse ".'1 víiiculo de cohesión de la personalidad", y su ser se disemina
para el escritor que evoca a la mujer ausente con su escritura. El recuerdo se autonomiza de la psiquis y parece corporizarse
"liiitit¿i en las cosas inertes", "como si una fiierza extraña ven-
en un ánima que luego toma la forma de una mariposa. Como esa evocación incluía deseos sádicos (quemar viva a la mari-
i ii`i,` l¿t cohesión molecular de un sólido" y se desvaneciera "lo
posa-mujer), termina recibiendo un ca,stigo sobrenatural; es la
" it`li`to ligar al arte con un cruce de frontera hacia el más allá. 1'" l:i obra de arte no se concreta nunca, ya que el desvío espi-
propia presencia evocada la que se venga y muerde al narrador. Reconocible discípulo de Poe, Chiappori ofrece una ficción plausible de ser leída desde la perspectiva de género; en este caso, la versión fantástica de los miedos masculinos frente a las
formas de desear a. una mujer. "La mariposa" paj-ece un esbozo más clásico y breve del argumento de t`Un libro imposible", cuento más farragoso y cier-
iiiliiiiio que un gas que se expande" (p. 83). Chjappori busca en
i ii liii¿i clesencadena un suceso trágico: Augusto invita a su mujer, '\.iii María, a encarnar ella también a otras mujeres y estados de
iiiliiiu femeninos, pero cuando le pide que recree la sensación • li i tti'i' ¿`sesinada por él mismo, ella efectivamente muere y desde
i i iitiiii'es su fantasmal presencia acosa al fillido escritor. ' lltilas las noches, una materia jabonosa y blanca lucha por
tamente más ambicioso en cuanto a la experiencia que busca
i ulit,u' forma en la habitación de Augusto Caro hasta que el
narrar. La historia está más expresamente vinculada con las
i"iil(i narrador es testigo de la venganza de ultratumba: una nuili \i dc encajes animada, que parecía "un copo de espuma o iui,i llma blanca",24 "se levantó del lecho y cubrió a Augusto,
hipótesis ocultistas de la época y es claro que Chiappori buscó articular las proposiciones de las ciencias ocultas sobre materia-
lización de espectros y mediumnidad con la experiencia creativa
de la literatura.. Una nueva tierra de frontera que el autor supo conquistar con originalidad. "Un libro imposible" narra la reaparición del joven Augusto
i i iiilti cl borde del escote a rozar sus labios amoratados". Recién i n i'l i'elato "El daño", nos enteraremos de la efectiva muerte
ilr ^uii,usto Caro, si bien aquí ya se insinúa ese final. También il n i `iiios que el hijo que el escritor había tenido con Ana María
Caro, 1uego de seis años de paradero desconocido. Reinstalado
( . .i i ,i víctima de las apariciones espectrales de la madre, casi un
en su quinta de Luján, "Villa Engaddi", deba.tiéndose en las fron-
` ..ii.lt`iiado de por vida. a la hiperestesia y la alucinación, según
teras entre la locura y la razón, Augusto Caro relata a su amigo la extraña experimentación espiritual en la que se embarcó, bus-
i 1 iwt'i`,idor) está al cuidado de lrene,1a enferma de hemofilia. Si
cando convertirse en el primer autor que no sólo inventara sus
i li itliii.,uc cs el largo rodeo, entre testimonial y argumentativo,
persona.jes, sino que antes pudiera Jcr ellos, encamar todas las
1 h n .'1 argumento es muy simüar al de "La mariposa", lo que los • iiir i`l cscritor fracasado debe dar para explicar su experiencia.
1 lw inm necesidad en el relato de fi]sionar la ra.dicalidad experi-
personalidades y estados de ánimo posibles, para contar así con un infinito material narrativo. Especie de versión espiritista del
w iihil de quienes estudiaban los fenómenos paranomales con
escritor naturalista, tan interesado como este en adquirir pleno
ii.ii. i,idlcalidad creativa, literaria, narrativa: el escritor quiere
conocimiento de su referente, aunque a través de métodos más radicales que la anotación en una libreta, Augusto Caro se termina convirtiendo en experimenta.dor y en médium al mismo
t 1 u .il cüplritismo se describe con las mismas palabras al supuesto "ectoplas-
• ] . iii.i`lc dc materia portadora de la vida que ema.na dcl cuerpo de los vivos ii n iniodc scr pcrcibida por los sensitivos o por algunas cámaras fotográficas.
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Soledad Quereilhac
Estudio preliminar
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ser la voz de todas las ánimas desgraciadas que vagan en una
i woi)ulsados llenos de lágrimas" (p. 63). Esta historia intercalada
atmósfera de este mundo y para ello no le alcanzan las metáforas. Busca extraer lo que llama una "impresión fotográfica." en la
" un reflejo espectral de la historia principal, en la que Augusto ( :m también experimenta con su mujer y termina matándola,
"acción de un espíritu sobre otro" (p. 86) y elaborar con ello su
w m con un sadismo algo más disimulado. Pero en ambas se
primera gran obra. Busca. encarnar él mismo a esos fronterizos de la vida y la muerte, y luego representar lo vivido en el papel.
iilii\imaesaobsesióntambiénpresenteenlosrelatosnofantásticos '.1 :i corbata azul" y "El pensamiento oculto": destruir el cuerpo
Busca, en definitiva, el mayor realismo para lo sobrenatural.
li'iiicnino, pasar sin solución de continuidad de la extrema ado-
En la descripción de esa empresa, el relato también se ocupa
i,it'l('in y atracción hacia la aniquilación violenta. Mientras en
de desplegar estrategias de verosimilitud apoyadas sobre todo en
li w rcla[os fantásticos se enfatiza en el método utilizado (quemar
reconocibles deícticos culturales: nombres propios de escritores,
`ilv,` :` la mariposa, torturar con cosquillas, encarnar la muerte) ,
ocultistas y científicos; reproducción del discuso del espiritismo
m l(}s no fantásticos la narración se concentra más en el pasaje
y de los informes sobre sesiones con médiums; analogías entre máquinas o leyes de la fi'sica con fenómenos sobrenaturales. Lejos
de buscar transmitir un mero ensueño, "Un libro imposible"
•lt` `m sujeto hacia la locura y el crimen. En este sentido, sobre
inilu "La corbata azul", comparte rasgos con fiituros relatos de 1 liii.¿icio Quiroga sobre el proceso de volverse loco.
racionaliza la experiencia sobrenatural, construye explicaciones
tomando elementos de la cultura contemporánea y finalmente afirma la existencia del fantasma al colocar al incrédulo narra-
^i)clando, entonces, al registro de lo plenamente fantástico n J l:`s insinuaciones de lo extraño, Chiappori concibió con su
dor como testigo de la materialización. Con ello, se coloca en el
//i//#rr/4#¿ una lograda tierra de confín, donde el mosaico cul-
terreno fronterizo entre la fantasía cienti'fica y la fantasía estética.
Asimismo, Chiappori vuelve a concebir una historia en la que
i ui ,,il (lc entresiglos adquirió una singular combinatoria. Con sus i i ni.c.` cntre las ciencias ocultas, 1a locura, 1a medicina, y el ero-
la misoginia se cuela para desatar la tragedia. Es interesante la
i iiiin(), logró cabales fantasías de época y dejó testimonio de una
mención de una historia intercalada al comienzo del relato: la
i"mn de experimentar lo misterioso y lo sobrenatural que se
del misterioso Pablo Lasca, viudo de tres matrimonios, del que
i i ,i"Ii)rmaría para siempre décadas más tarde.
se afirma estar "dotado de una potencia nociva" (p. 62). Sus tres jóvenes esposas murieron antes de cumplir medio a.ño de casadas. En todos los casos, 1os médicos comprobaron la muerte por síncope cardíaco. Pero la sospecha popular es que Pablo Lasca
tortura. a sus esposas hasta matarlas durante las noches de tor-
menta, no con golpes, sino atándolas a la cama y sometiéndolas a etemas cosquillas hasta hacerles estallar el corazón. A cada. una de sus mujeres "ha.cíala reír horas y horas en la obscuridad, sin
tregua, sin perdón, hasta verla aj.quearse toda, el seno erecto, las venas del cuello gruesas como cuerdas, la cara azul y los ojos
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Soledad Quereilhac
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Estudio preliminar
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