Félix Murcia, arquitecto cinematográfico

June 5, 2017 | Autor: A. De Mingo Lorente | Categoria: Cine Español, Toledo
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16TOLEDO

LA TRIBUNA VIERNES 1 DE ABRIL DE 2016

UNIVERSIDAD DE CASTILLA-LA MANCHA | ESCUELA DE ARQUITECTURA

FÉLIX MURCIA, ARQUITECTO CINEMATOGRÁFICO

El veterano director artístico dio una conferencia en la Escuela de Arquitectura. Dos de los ejemplos a los que recurrió fueron El rey pasmado (Imanol Uribe, 1992) y El perro del hortelano (Pilar Miró, 1997)

Félix Murcia (Aranda de Duero, 1945) fue Premio Nacional de Cinematografía en 1999. Ha ganado cinco premios Goya. /DAVID PÉREZ

ADOLFO DE MINGO | TOLEDO [email protected]

«U

n buen director artístico debe saber mucho, para poder inventar de manera verosímil todo lo que no conoce». Es una de las máximas de Félix Murcia (Aranda de Duero, 1945), Premio Nacional de Cinematografía (1999) y ganador de cinco premios Goya a la Mejor Dirección Artística, que ayer explicó en qué consiste su oficio a un grupo de alumnos de la Escuela de Arquitectura de Toledo. «Tenemos puntos en común, en el sentido de que trabajamos con espacios, maquetas y dibujos». En Alemania, añadió, el director artístico recibe la denominación de filmarchitekt, equivalente a la de scenografo en Italia. Su trabajo, subordinado al guión y a las exigencias del director, consiste en ambientar visualmente la película. Confluye, por tanto, con varios oficios del cine, entre ellos fotografía, vestuario y efectos especiales. «En los inicios del cine, Méliès se encargaba de todo; con el tiempo, hemos ido especializándonos por departamentos». El veterano profesional compartió con los estudiantes de Arquitectura algunos de sus dibujos, storyboards dibujados a rotring 0,2 -«se hacen para que se entiendan, no para colgar en la pared»- y paletas de color concienzudamente elaboradas para cada proyecto. Los decorados de madera de balsa y los trucajes para incendios y detonaciones, explicó, van cediendo protagonismo a los efectos digitales. Ha habido cambios en este sentido desde que comenzó como director artístico en 1987, con El bosque animado (José Luis Cuerda, 1987)-tras una larga experiencia como decorador, interiorista y profesor de estas especialidades, así como un buen número de películas-, pero las bases del oficio se mantienen. Entre los ejemplos que mostró -los decorados y el vestuario de

El ‘Cuarto prohibido’ del Alcázar madrileño fue recreado en realidad en Toledo.

Luces de Bohemia (Miguel Ángel Díaz, 1985), o la dirección artística de Bwana, de Imanol Uribe (1996)-, Félix Murcia destacó especialmente dos, El rey pasmado (Imanol Uribe, 1992) y El perro del hortelano (Pilar Miró, 1997). Esta última, adaptación fílmica de la obra de Lope de Vega, fue filmada en Portugal, aunque el dramaturgo la ideó ambientada en Nápoles. Su punto de partida fueron las azulejerías de palacios como el de Fronteira, en Lisboa (que Murcia llegó a comparar gráficamente con las cerámicas napolitanas). Sus gamas azules determinaron el storyboard de la película y elementos tan sutiles como el encendido color del vestuario de la protagonista, Emma Suárez, en contraste con la discreción de los atuendos masculinos -entre ellos el del actor Car-

melo Gómez, de azul oscuro y negro-, que se mimetizaron con el entorno en el que se desarrollaba su papel. «Fue un guiño a Lope de Vega, que en su texto hablaba de personajes que parecían formar parte de los tapices, como disimulándose, y salir de ellos». Con respecto a El rey pasmado, «la mejor tabla cromática con la que podíamos contar fue la pintura de Velázquez». Félix Murcia tuvo la oportunidad de preguntar al propio Torrente Ballester, autor de la espléndida novela en la que se basó la película, cómo había imaginado él los interiores del Alcázar madrileño de los Austrias. El director artístico conjugó la respuesta del escritor -espacios laberínticos, fruto de la yuxtaposición de arquitecturas desde época islámica, bastante alejados de la idea de monumentalidad que a

«Un buen director artístico debe saber mucho para poder inventarse verosímilmente lo que no conoce»

priori sería posible atribuir a la corte del Rey Planeta- con la lectura de Mesonero Romanos y dos especialistas de los años ochenta: la francesa Veronique Gerard (De castillo a palacio: El Alcázar de Madrid en el siglo XVI, publicado por Xarait en 1985) y el estadounidense Steven Orso, de la Universidad de Princeton (Philip IV and the decoration of the Alcazar of Madrid, Nueva Jersey, 1986). El resultado fueron algunas de las mejores ambientaciones que ha dado el cine español del Siglo de Oro, entre ellas el célebre paseo realizado por el joven rey Felipe IV (encarnado por el actor Gabino Diego) en busca del ‘Cuarto prohibido’ en el que se acumulaban las pinturas de desnudo adquiridas por los monarcas anteriores. Félix Murcia concibió en un magnífico continuum visual de apenas unos segundos -al son de la personal y en cierta manera hipnótica interpretación de los versos de Calderón de la Barca coordinada por el director musical de la película, José Nieto- hasta cuatro espacios monumentales diferentes: el palacio del Marqués de Santa Cruz del Viso del Marqués (Ciudad Real), el Hospital de Santa Cruz de Toledo, la Sala de las Batallas del Monasterio del Escorial (Madrid) y los sótanos del Alcázar toledano. Fue en esta última localización, mediante un decorado artificial, donde el director artístico situó el ‘Cuarto prohibido’. Félix Murcia, que a finales de 2013 habló sobre esta película en la Facultad de Humanidades de Toledo, añadió la siguiente anécdota sobre el rodaje en Toledo: «A comienzos de los años noventa no había ningún formato de papel fotográfico tan grande como para permitirnos reproducir las pinturas de Tiziano de una sola pieza. Así que hubo que recurrir a fragmentos, que tuvimos que pegar in situ y disimular mediante colgaduras por delante de los cuadros».

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