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May 31, 2017 | Autor: B. Zurbano Berenguer | Categoria: Feminism, Feminismo, Anarquismo, Historia Contemporánea de España
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Feminismo y anarquismo en España: Una mirada a los inicios del anarcofeminismo en España.

Teresa Fernández Ostos ([email protected]) Universidad de Sevilla

Belén Zurbano Berenguer ([email protected]) Universidad de Sevilla

Introducción: feminismo y anarquismo El anarquismo y el feminismo son dos ideologías1 estrechamente vinculadas entre sí. Éste vínculo se centra en el principio articulador de ambas propuestas: la libertad del ser humano. El anarquismo o ideología libertaria está basada en relaciones sociales no jerárquicas y en una organización singobierno de autoridad. El feminismo, por su parte,sustenta sus principios definitorios en la eliminación de las desigualdades entre mujeres y hombres que tiene por consecuencia la merma de libertad de las segundas. Del mismo modo, el feminismo busca emancipar las relaciones sociales de la dictadura del patriarcado como la forma de jerarquía sexual a la que obedece la subordinación femenina. Hay autoras que afirman que la filosofía anarquista contiene intrínsecamente los valores del feminismo en tanto que búsqueda de la libertad. A lo que habría que añadir que ambas ideologías coinciden asimismo en que es necesario un proceso liberador previo, emancipador. Las aspiraciones anarquistas son política, social y económicamente igualitarias. Política y socialmente, una sociedad anarquista es una sociedad sin gobierno, sin relaciones jerárquicas institucionalizadas o patrones de autoridad (Ackelsberg, 2006: 48).

Hay otra clave en las cercanías filosóficas y epistemológicas entre el anarquismo y el feminismo: el concepto de igualdad. Ésta aparece como elemento subyacente en el anarquismo, cuya propuesta de organización social se articula en torno a la asunción de que sin privilegios no hay diferencia entre los seres humanos, y en el feminismo, para el que es el reto principal sobre el que diseñar su propuesta de convivencia social. En el anarquismo, la igualdad es un principio fundamental sobre el que asentar un modelo de sociedad basado en que las diferencias entre las personas son impuestas por los sistemas de institucionalización estatal y económica. Es decir, por los gobiernos y el capitalismo, ejes fundamentales de corrupción humana y social e instituciones a destruir en un sistema libertario. En el feminismo, la igualdad es el principio rector que sirve, de un lado, como herramienta para tomar conciencia de la opresión y marginalización de 1

Nos referimos a ideología como el conjunto de ideas y valores sobre los que se sustenta una proposición de organización social. Feminismo y anarquismo en España: Una mirada a los inicios del anarcofeminismo en España. Teresa F. Ostos y Belén Zurbano Berenguer 2

las mujeres y, de otro, como valor moral esencial para la definición de su propuesta política: la sociedad igualitaria. La sociedad en la que no sólo los hombres son iguales, sino también las mujeres. Ambas ideologías comparten dos basamentos éticos de calado (los principios de la igualdad y la libertad) sobre los cuáles construyen sus propuestas sociales, políticas y económicas. Y, sin embargo, no siempre las relaciones entre anarquismo y feminismo han sido fáciles, ni claras. Incluso, en ocasiones, han sido “extrañas” (Méijome, 2013: 81).

La perspectiva de género en los principios libertarios Puede decirse que los valores feministas encuentranen el anarquismouna de las ideologías políticas más afines con sus principios definitorios siempre que nos situemos en la corriente libertaria bakuniana. En su Catecismo revolucionario, Bakunin señalaba la importancia de las mujeres en la lucha y en la sociedad, situándolas como camaradas sin cuya ayuda no se triunfaría en la revolución social (Bakunin, 1866: 4). Bakuninllega a comparar Capitalismo, Patriarcado2 y Estado al afirmar que La mujer es, en el Capitalismo, propiedad privada del hombre, y que mediante el matrimonio y la familia, ésta estaba reproduciendo las condiciones en las que se fundamenta el Estado (Cit. En Méijome, 2013: 87).

Sin nombrarlo de forma explícita, la identificación de la mujer como posesión en laorganización capitalista hunde sus raíces en lo que el movimiento feminista denominará sistema de dominación patriarcal. De hecho, las intersecciones entre Patriarcado y Capitalismo son claves en el feminismo para explicar la subordinación de la mujer en contextos de libre mercado y de derecho reconocido al trabajo. De una forma quizá algo naïfmuchos pensaron que la liberación de la mujer vendría únicamente de su asimilación al tejido productivo, de su integración en el mundo laboral-asalariado. Pero la emancipación femenina y la igualdad entre los sexos no podía seguir un único camino pues la explicación de la desigualdad no responde a una única causa. Como no podía ser de otro modo, la incorporación de la mujer al mundo laboral extra doméstico 2

La mayúscula es totalmente intencional por parte de las autoras.

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no fue, por si solo y en los primeros tiempos, un indicador de mejora en sus condiciones de vida. No obstante, las relaciones entre anarquismo y feminismo tuvieron en las condiciones laborales un elemento vertebrador y fue punto de confluencia de intereses de clase y de género. Por ello, explica Ackelsberg (2006) las relaciones en España entre el surgimiento del anarcofeminismo y el anarcosindicalismo son tan sólidas. Aunque lo que interesaba a Bakunin parece ser la posición de la mujer como sujeto en el que se manifiestan con contundencia las relaciones de propiedad, orden y jerarquía propias del Estado (relación desigual de control y poder), de una manera clarividente,Bakunin identifica las relaciones no igualitarias, de sometimiento, entre hombres y mujeres mediando la institución del matrimonio. Éste abogaba por la igualdad entre los sexos, la abolición de la institución del matrimonio y la necesidad de emancipación de las mujeres a través del trabajo asalariado. Pero las ideas anarquistas no se han constituido en un tótem monolítico y la diversidad y heterogeneidad de sus posturas ha sido rica en general y también en cuanto a la situación de las mujeres en la sociedad y en la lucha libertaria. Nash (1975) distingue dos corrientes bien diferenciadas en cuanto al papel que el anarquismo otorga a las mujeres: de un lado, las corrientes bakunianas, defensoras de la igualdad entre hombres y mujeres; de otro, las proudhonianas, aferradas a la idea de la mujer como esposa y centro del hogar. En ésta, el papel de la mujer no era negado, pero sí definido en tanto que secundario con respecto al del hombre y acotado dentro de los límites de la domesticidad y el hogar como espacio propio de desenvolvimiento femenino. La división de roles y la legitimación de los espacios asociados a los sujetos sexuales no escapa a las miradas liberadoras de algunas corrientes anarquistas para quienes la condición sexual es definitoria del papel social. Para Pierre-Joseph Proudhon(1809-1865)la existencia de la mujer cobraba sentido a través de su función reproductora esencial para definir su naturaleza femenina.En su obra Amor y matrimonioexpone la inferioridad física, intelectual y moral de la mujer, basándose en la supuesta superioridad natural masculina. Llegando a responder con beligerancia a las aspiraciones de independencia y emancipación de algunas mujeres

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Ustedes atacan todo cuanto yo amo y reverencio, la única de nuestras antiguas instituciones [el matrimonio] a la cual he conservado respeto, por cuanto en ella veo una encarnación de la justicia (Proudhon, cit. en Méijome, 2013: 86).

Estos planteamientos que contradicen los principios de la libertad fundamental, humana, ponen de manifiesto la diversidad de planteamientos libertarios con respecto a la posición de la mujer en la sociedad. Desde corrientes que defienden la institución privada y abiertamente jerárquica del matrimonio basándose en la concepción misógina de las relaciones entre los sexos (defendida entre otros por el que fuera uno de los pilares teóricos del anarquismo) hasta corrientes que reclamaban justo lo contrario, su total abolición: La igualdad social con el hombre implica que exijamos juntamente con la libertad, iguales derechos y deberes para los hombres y las mujeres, o sea, la igualdad de los derechos de la mujer –políticos, sociales y económicos- con los del hombre; por consiguiente, queremos la abolición de la ley tanto eclesiástica como civil, ligadas indisolublemente al derecho de la herencia (Bakunin cit. en Prado, 2011:13).

Las relaciones entre anarquismo y feminismo no son siempre fáciles ni unívocas. Qué papel tiene la mujer en la sociedad, a qué sujetos se hace referencia con la aspiración de igualdad fundamental o cómo organizar las relaciones entre mujeres y hombres son interrogantes no respondidos del mismo modo dentro de todas las corrientes anarquistas. Siguiendo las concepciones bakunianas podemos sostener no obstante que entre el anarquismo y el feminismo en la búsqueda de la igualdad y la libertad para todas las personas existía cierta retroalimentación teórica, filosófica y ética. Tal y como señala Ackelsberg, los componentes más importantes de la visión social anarquista señalan una sociedad en las que las personas son respetadas igual y mutuamente, en el terreno sexual, económico y político (1999: 65). Desde el anarquismo se busca la abolición de las estructuras de dominación (jerarquías, instituciones) y desde el feminismo se añadirá que una de dichas estructuras es, precisamente, el patriarcado como sistema de organización social basado en la diferencia sexual y la apropiación del sistema de poder por el sexo masculino que subyuga a las mujeres y las domina.

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Frente a este análisis feminista que ha puesto de manifiesto la necesidad de una liberación femenina para la consecución de una igualdad real, el movimiento libertario, eminentemente masculino y masculinizado, ha desarrollado diferentes respuestas: proponer la emancipación en el seno de la Revolución (asexuada, obrera) o negar la necesidad de ésta ignorando la dominación masculina y las lógicas patriarcales de organización social y colectiva.Incluso algunas autoras afirman que En ningún caso se contemplaba la posibilidad de que las mujeres pudiesen crear espacios de resistencia propios, en los que ellas mismas decidiesen las estrategias que les eran válidas para afrontar, y en muchos momentos enfrentar, las opresiones en cuanto que mujeres y, en este caso concreto, anarquistas (Méijome, 2013: 88).

Desde un punto de vista histórico, la primera evidencia de estas tensiones entre las mujeres anarquista y feministas y los grupos anarquistas se dio públicamente en el Pleno del Movimiento Libertario celebrado en octubre de 1938, donde el colectivo Mujeres Libres (del que hablaremos posteriormente)exhortó a la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) a que admitiera si realmente no reconocía la igualdad entre sexos (Ackelsberg, 1999: 190). Esta falta de reconocimiento, con el tiempo, iría desapareciendo con los años, sumando al feminismo en la lucha anarquista. Desde las bases anarquistas,las necesidades de las mujeres, y en el caso de las mujeres libertarias doblemente, pues su adhesión a la causa de la igualdad y la libertad era fervientemente política, no podían desatenderse. Mujeres, esposas, trabajadoras y madres libertarias comprometidas con un futuro mejor no podían ignorar que su situación en las fábricas, en las casas y en los colectivos no eran las mismas que la de sus compañeros. Y pese a los obstáculos iniciaron una lucha que inexorablemente, en ocasiones, se distanciaba de la de sus compañeros en la búsqueda de una habitación propia en la que encontrarse y encontrar la manera de identificar, nombrar y significar sus propias luchas como anarquistas, pero también como mujeres.

Anarcofeminismo en Mujeres Libres. Puntualizaciones terminológicas. Antes de adentrarnos en uno de los precedentes del anarcofeminismo en España y del primer grupo de mujeres que puede ser así denominado, Mujeres Libres, es necesario Feminismo y anarquismo en España: Una mirada a los inicios del anarcofeminismo en España. Teresa F. Ostos y Belén Zurbano Berenguer 6

hacer una apreciación. Puede parecer accesoria o incluso no merecedora de más de una nota al pie. Sin embargo, para las firmantes de este manuscrito, esta pequeña precisión sí tiene un gran valor. Mujeres Libres está considerado el primer colectivo feminista del movimiento libertario español (Méijome, 2013) además de claramente anarcofeministas (Nash, 2003) pero, sin embargo, ellas nunca se reconocieron como tal. La importancia de recalcar esta anotación, y los motivos que nos llevan a nombrar o renombrar a este colectivo con terminologías que nos son cómodas teóricamente, pues los análisis nos han llevado a ello, es la de no traicionar las voces y memorias de quienes construyeron los procesos, historias y experiencias que tan valiosas se han considerado por las autoras que firmamos estas páginas. Parece un imposible, o al menos un muy difícil, la labor de visibilizar, reconocer y legitimar los esfuerzos y luchas de estas mujeres quienes desde su triple esclavitud, de género, cultural y laboral (Méijome, 2013: 89), consiguieron conformar un grupo de mujeres activas que luchaban por sus derechos desde el paradigma ideológico del movimiento libertario. Mujeres a las que debemos un enorme respeto y el reconocimiento de que nunca se denominaron anarcofeministas. Y parece siempre tarea difícil (e inquietante, si se nos permite) etiquetar a alguien como éste/a no ha decidido etiquetarse. Para nosotras hoy el reto de definir a Mujeres Libres como el primer colectivo de anarcofeministas españolas no es una apuesta poco arriesgada. Creemos firmemente que las reflexiones que se plantean, los análisis desde una clave de género y las propuestas ulteriores son razones suficientes de su naturaleza como libertarias y como feministas.Yestamos convencidas de que es en la novedad y originalidad de sus propuestas en las que radica su no identificación con la terminología “feminista”. Su propia reivindicación libertaria como sujetos sexuados que encuentran en el hombre a la autoridad es sintomática de una profunda mirada feminista de la realidad individual y social. No somos las únicas que lo pensamos (Ackelsberg, 1999; Nash, 2003; Méjiome, 2013). Sin embargo, el argumento de la reiteración retórica que tan bien parece funcionar en la Academia (es válido en tanto que se ha dicho antes y pueda citarse) aquí no nos sirve y queremos sostener con firmeza, como desarrollaremos en páginas posteriores, que Feminismo y anarquismo en España: Una mirada a los inicios del anarcofeminismo en España. Teresa F. Ostos y Belén Zurbano Berenguer 7

estamos convencidas del carácter anarcofeminista de Mujeres Libres. Si ellas no se sintieron así, o si pesaron otros condicionantes sobre su declaración como feministas, son cuestiones tan inamovibles como profundamente respetadas. Existen poderosas razones que explican, a nuestro entender, la desafección por la terminología “feminista” en el contexto de Mujeres Libres. Este colectivo desechó el término “feminista” por las vinculaciones que el feminismo burgués (el reconocido como “El Feminismo”) tenía con los movimientos sufragistas que mantenía en el momento. Así, como señalaron en el informe que la Federación elevó a los comités superiores del movimiento libertario en el Comité Nacional de octubre de 1938 en Barcelona, subrayaron que no se designaban como feministas, debido a que no estaban de acuerdo con las actuaciones llevadas a cabo por los grupos políticos que se designaban como tal y que solo respondían a los intereses de sus partidos para captar miembros. Mujeres Libres afirmaba que su impulso era: Servir a una doctrina, no a un partido; capacitar a la mujer para hacer de ella el individuo capaz de contribuir a la estructuración de la sociedad futura, el individuo que aprendiera a determinarse por sí mismo, no a seguir ciegamente las indicaciones de una Organización (1938).

Esta negativa a ajustarse al término devenía de un proceso histórico anterior en el cual se otorgaban características favorables al sistema capitalista y patriarcal, buscando solo la consecución de algunos derechos políticos y no la plena igualdad.Como señala Méndez: El feminismo hispano anterior al nacimiento de Mujeres Libres era un movimiento que expresaba visiones y objetivos de sectores de clase media, con énfasis en el logro paulatino de los derechos políticos y en ir disminuyendo lo más absurdo de una tradición espiritual y jurídica misógina, ocupándose relativamente poco de la discriminación social, educativa y cultural que padecían las españolas obreras y campesinas. (2013: 33)

De esta forma, el sentido negativo del término “feminismo” venía por su atribución a los grupos que defendían los derechos de las mujeres dentro del citado sistema capitalista, mientras que Mujeres Libres proponía una igualdad fuera de dicho sistema y Feminismo y anarquismo en España: Una mirada a los inicios del anarcofeminismo en España. Teresa F. Ostos y Belén Zurbano Berenguer 8

en contra del que consideraban principal problema, el sistema patriarcal. Desde su fundación, Mujeres Libres exigió ser considerada como un grupo independiente, rechazando ser denominadas como feministas, con la finalidad de desasirsedel sentido peyorativo de que gozaba el término a principios de siglo y manteniendo una postura de defensa de la igualdad femenina y de independencia del colectivo, pues no querían ser el ala femenina y secundaria de ningún colectivo, sino que se las reconociera como grupo independiente e igual a la propia CNT o FAI (Méndez, 2013: 33). Consideramos importante seguir recalcando como fundamental que el rechazo a la terminología (pues no podemos defender aquí que sus análisis y propuestas difirieran de los postulados feministas) hunde sus raíces en el momento histórico preciso en el que “El feminismo” estaba claramente colonizado (cabe preguntarse si hoy no) por el feminismo ilustrado sufragista del que se sentían claramente distantes por una cuestión de clase. Tal y como explica Méjiome Los movimientos feministas tienen una raíz burguesa que pretende conseguir la igualdad de los géneros tomando como base la posición del varón en la sociedad; es decir, en sus inicios no buscaban la transformación social sino la participación de la mujer en los privilegios, el poder y los estamentos jerárquicos que hasta el momento eran exclusivamente masculinos (Méijome, 2013: 92).

A las Mujeres Libres con una voluntad emancipadora radical, con un proyecto de transformación social revolucionario, el derecho al voto las distanciaba más que las acercaba a las que se proclamaban bajo la bandera del “feminismo”. Tampoco hay que olvidar que el contexto de desarrollo de este colectivo de mujeres está condicionado por corrientes libertarias no siempre dispuestas a debilitar la lucha en pro de una emancipación de la que no todos estaban convencidos. Entendiendo por feminismo la lucha por la igualdad de las mujeres en una sociedad libre y con unas relaciones entre hombres y mujeres no basadas en la dominación situamosa Mujeres Libres como profundamente feministas y por supuesto, anarquistas.

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El colectivo Mujeres Libres: anarquismo y feminismo en España No podemos hablar del concepto anarcofeminismo hasta la década de 1970, tras la segunda ola feminista radical de 1960 (Méijome, 2013: 84), aunque en España ya se dieron a principios del siglo XX las primeras organizaciones anarquistas con espíritu feminista. Nos referimos al colectivo Mujeres Libres, organización nacida en 1937 vinculada a los ideales de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) y la Federación Anarquista Ibérica (FAI), el cual sostenía su carácter anarquista pero, como hemos señalado,desestimaba señalarse como feminista. Mujeres Libres, a la que podría denominarse protoanarcofeminista pero a la que hemos decidido considerar libertaria y feminista completamente, tiene sus inicios en la creación de la revista Mujeres Libres, cuyo primer número data de mayo del 20 de mayo 1936y estaba dedicado a la “cultura y documentación social” (Nash, 1975: 12). El fin de la revista era despertar el interés de las mujeres por los temas sociales y atraerlas hacia los ideales libertarios, señalando sus objetivos en términos políticos y culturales. Cabe destacar que la revista no se identificaría con los grupos anarquistas ni utilizaba el término, pues así evitaba el recelo que pudiera despertar en la generalidad de las mujeres (Ackelsberg, 1999:165). Sus fundadoras eran mujeres pertenecientes al movimiento anarcosindicalista, en concreto, muchas de ellas provenían del anterior colectivo barcelonés Grupo Cultural Femenino, vinculado a la CNT, que posteriormente se unificaría en Mujeres Libres. Las fundadoras de Mujeres Libres y más prolíficas en sus artículos fueron: Lucía Sánchez Saornil, Mercedes Comaposada y Amparo Poch y Gascón. Ellas iniciaron el núcleo de mujeres con influencias anarquistas y feministas del colectivo, el cual en dos años se extendió por las zonas republicanas del país (Nash, 1975: 12-14).Desde sus comienzos funcionó de forma autónoma, sin subordinarse a otros colectivos y compartiendo la estrategia anarcosindicalista de lucha de clases y la visión comunista libertaria (Méndez, 1999: 33). Llegó a contar con 147 agrupaciones locales, las cuales tenían un mínimo de 10 afiliadas, congregando en 1937 un total de 20.000 mujeres, mayoritariamente de clase obrera, según estimaciones de Nash. La revista Mujeres Libres sirvió al colectivo como vehículo en el que exponer sus ideas, a la vez que herramienta de captación de nuevas afiliadas. Durante su existencia llegó a Feminismo y anarquismo en España: Una mirada a los inicios del anarcofeminismo en España. Teresa F. Ostos y Belén Zurbano Berenguer 10

publicar 13 números, junto a numerosos folletos dirigidos al público menos letrado (Nash, 1975: 28). En agosto de 1937 celebrarían en Valencia el que fue su único Congreso, en el cual formalizaron su fundación y establecieron sus bases. Como se expone en la obra de Nash (1975: 14-16), fue en este congreso donde se acordó la estructura del colectivo en agrupaciones locales, provinciales y regionales, con sus propios comités, así como una unificación final a través de un Comité Nacional que poseería seis secretarías de acción (general, político-social, económico, propagandístico y de asistencia social). La base principal que se aceptó sería la independencia y autogestión de Mujeres Libres, lo que buscaba diferenciarse del resto de agrupaciones femeninas que dependían de los partidos, los cuales estaban dirigidos por hombres. El fin último sería la creación de una Confederación Internacional a partir de los apoyos extranjeros. En cuanto a las bases ideológicas, Mujeres Libres señaló como objetivo la emancipación femenina y la captación de las mujeres para el movimiento libertario (Nash, 1975: 15). El Comité Nacional sacaría un documento dirigido a las mujeres que quisieran organizar una Agrupación de Mujeres Libres en su comunidad, con un mínimo de 10 afiliadas, señalando que dicho grupo buscaría: 1. La emancipación de las mujeres de su triple esclavitud (la de la ignorancia, la que suponía ser mujer y la intrínseca a la condición de obrera/ productora en el sistema capitalista). 2. Hacer de la organización una fuerza femenina que trabajase en la consecución de la Revolución. 3. Construir la conciencia de convivencia y colaboración entre hombres y mujer con la finalidad de eliminar las diferencias sociales entre ambos sexos. Este documento animaría a las mujeres a participar en la cuestiones sociales y a actuar a favor de su reconocimiento como igual (Nash, 1975: 75- 85). El fin de esta organización era crear una corriente femenina consciente que sostuviera la revolución, incidiendo en todos los aspectos de la vida, con un carácter anarquista que pugnara contra la lucha de clases y la subordinación femenina (Andrés 2006: 44-46). La captación de mujeres para revolución era un tema tratado en la Revista Mujeres Libres

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y, en respuesta a las críticas de los compañeros masculinos anarquistas, Lucía Sánchez Saornil, escribiría que “preparar a las mujeres para la revolución era parte de hacer la revolución”, siendo la captación una cuestión principal (Ackelsber, 1999: 163). Mujeres Libres sostenía su organización bajo las premisas de captación y capacitación, con el objeto de formar a las mujeres e introducirlas en el movimiento libertario. La capacitación se basaba en la formación y educación de las mujeres, para así disminuir el alto índice de analfabetismo y posibilitar el desarrollo de un trabajo que les diera independencia económica. La educación posibilitaba que estas pudieran superar la subordinación a la que estaban sometidas, pudiendo actuar según sus posibilidades y no por su sexo. La captación sin la formación anterior no tenía sentido, pues las mujeres no estaban preparadas para actuar como iguales en los colectivos sindicalistas, donde los hombres tenían toda la representación y poseían la formación necesaria(Ackelsberg, 1999: 177-179) Este colectivo se sostenía sobre una serie de principios en los que se encontraban: la participación femenina en el trabajo asalariado, la educación y formación de las mujeres, la libertad de las relaciones de pareja, la regularización de la situación de las prostitutas y la educación sexual (Méndez, 2002: 34). Así, la educación y formación era, como hemos señalado antes, el principal trabajo que desempeñaban desde Mujeres Libres, estableciendo una serie de programas educativos que liberase el potencial femenino y permitiese su incorporación a la revolución y posterior sociedad igualitaria. En cuanto a la empleabilidad femenina, es cierto que contaba con la negativa de muchos de los colectivos anarquistas que veían en la incorporación de la mujer otro elemento más para el aumentodel desempleo. Aun así, Mujeres Libres desarrolló una lucha en este sentido buscando el reconocimiento como iguales en lo laboral, tanto en el acceso al empleo como en las retribuciones, ámbito que sostenía grandes confrontaciones (Ackelsberg, 1999: 188-189). Para Mujeres Libres la base de la independencia femenina era su independencia económica. Esta lucha por el acceso al trabajo estaba además alimentada por las exigencias de la guerra, por la cual muchas mujeres habían ocupado puestos de trabajo que se consideraba que debían abandonar una vez concluido el conflicto. Mujeres Libres subrayaba la necesidad de que esta incorporación laboral no fuera transitoria ya Feminismo y anarquismo en España: Una mirada a los inicios del anarcofeminismo en España. Teresa F. Ostos y Belén Zurbano Berenguer 12

que tanto hombres como mujeres tenían derecho a un trabajo digno. Del mismo modo, añadían que el paro femenino suponía una carga social y que el trabajo enel hogar no eximía de la participación en la producción. De esta forma Pilar Grangel llegó a publicar en la revista del colectivo: Que no se tema por el trabajo de la mujer, que el problema no es, de ninguna manera, competencia de brazos, sino atropellamiento de derechos. Hay quien se cree que corre prohibiendo andar a los demás. Las consecuencias de ello son: el malestar general de la humanidad y el divorcio moral del hogar (en Nash, 1975: 145)

Para el acceso al mercado de trabajo las mujeres necesitaban prepararse, por lo que la agrupación creó diversos programas educativos destinados a la formación ocupacional. Muchos de ellos estaban insertos dentro de los programas de los sindicatos, que por su parte seguían interesados en cubrir las bajas masculinas destinadas al frente. En el número 10 de la revista se realizaría una reivindicación de la igualdad laboral y salarial que concluía con la petición “en el campo, en la fábrica, en la tienda, en la oficina, a trabajo igual, salario igual” (en Nash, 1975: 153). La mujer ha de ser económicamente libre. Se ha dicho muchas veces, pero hay que repetirlo sin cesar. Sólo la libertad económica hace posible las demás libertades, tanto en individuos como en los pueblos(Nash, 1975: 182).

Otro tema que también era discutido en la revista era la educación sexual, la cual era tratada sin tapujos, buscando ofrecer una visión realista(y muy feminista) basada en que las mujeres pudiesen tomar decisiones en base a sus propias necesidades. Mujeres Libres defendía de este modo un discurso neomalthusiano, sosteniendo el control de la natalidad como un derecho femenino, pues su identidad como mujeres era independiente de la posibilidad de ser madres. Siguiendo la teoría malthusiana, el crecimiento de la población se relacionaba con el aumento de la producción, efectuándose en progresión aritmética y derivando en desequilibrios graves. Para los anarquistas las formulaciones de Thomas Malthus se tomaban desde una óptica defensiva, pues las condiciones impuestas por el capitalismo limitaban el desarrollo de las nuevas generaciones. Un control de la natalidad favorecía destinar más recursos a un menor número de hijos y, de igual manera, favorecía la emancipación femenina. Si para el capitalismo un exceso de mano de obra significaba abaratarla, para los anarquistas

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controlar la natalidad era una forma de luchar contra las directrices del Estado (Andrés Granel, 2008: 76). Para Mujeres Libres “no todas las mujeres que han dado a luz y soportan las vicisitudes de la maternidad, pueden por este solo hecho llamarse madres” y “para ser madres se necesita más que dar a luz a cachorros humanos” 3 . La maternidad era concebida como una responsabilidad, tanto para hombres como para mujeres, ante la cual se debían poner los medios necesarios. La libertad sexual era, en general, un tema ampliamente tratado por los colectivos anarquistas, pues sustentaba la idea de igualdad en la pareja, construida sobre la base del amor libre como acuerdo entre dos personas para compartir existencia, repudiando el control y la sanción institucional (Méndez, 2002: 34). Pero esta postura no siempre fue defendida por todos los colectivos anarquistas, existiendo contrarios a la misma como el ya citado Proudhon, quien mantenía una postura defensiva ante la institución del matrimonio y el sometimiento femenino. Por su parte, Mujeres Libres se posicionaba a la defensa del acceso a la información sexual, que posibilitaba el conocimiento del propio cuerpo, siendo un importante aspecto en la construcción de la identidad y el desarrollo como personas (Ackelsberg, 1999:204). Aunque el colectivo no llegó a mencionar el amor libre en las páginas de la revista, sí que publicó artículos contrarios al matrimonio y al sometimiento que éste significaba para las mujeres. Nos pasamos los años afirmando que para la unión de dos seres bastaba el libre consentimiento de ambos y que un certificado matrimonial no era otra cosa que un contrato de venta4(Nash, 1975: 179).

El matrimonio era visto como un tipo de prostitución, y respecto a la misma Mujeres Libres se posicionaban en contra de la existencia de este intercambiopero a favor de las prostitutas. Este enfoque provenía de la perspectiva de la prostitución como efecto del sistema capitalista, el cual obligaba a las mujeres a vender su cuerpo y ser tratadas como mercancías. 3

Extractos del artículo de EttaFedern, Mujeres Libres nº12, en Nash, 1975: 172. Artículo de Luisa Sánchez Saornil en Horas de Revolución, publicado por el Sindicato del Ramo de Alimentación en Barcelona. Citada en Nash (1975). 4

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Así, Mujeres Libres, crearon un sistema de ayudas y control de la prostitución basado en la educación y el acceso a la sanidad de las prostitutas. Una de las medidas llevadas a cabo fueron los “liberatorios” de prostitución creados desde el Ministerio de Sanidad, medida tomada por Federica Montseny, ministra de Sanidad

y Asuntos Sociales

durante la II República. Montseny también llevaría a cabo la legalización del aborto libre durante las 12 primeras semanas de gestación (Méijome, 2013: 90). Mujeres Libres está organizando liberatorios de prostitución, que empezaran a funcionar en plazo breve. A este fin se destinan locales adecuados en distintas provincias, y en ellos se desarrollará el siguiente plan: Investigación y tratamiento médico-psiquiátrico, curación psicológica y ética para fomentar en las alumnas un sentido de responsabilidad, orientación y capacitación profesional, ayuda moral y material en cualquier momento que les sea necesaria, aun después de haberse independizado de los liberatorios. (Mujeres Libres, 65 días de Revolución, en Nash, 1975: 184).

Es destacable la definición que Mujeres Libres hacía de la prostitución, la cual incluía a las mujeres que dependían económicamente de los hombres (Ackelsberg, 1999: 208). Las acciones de estos “liberatorios” estaban encaminadas a eliminar la prostitución a través de la emancipación femenina, dando la posibilidad a las mujeres de ejercer otra profesión. Esta labor estaba dirigida tanto a la atención de las mujeres que ejercían la prostitución como a los hombres que hacían uso de la misma. Podemos encontrar documentos dirigidos directamente a los hombres, como el artículo Rutas, publicado el 21 de enero de 1937 destinado a los combatientes: Combatientes: no seáis vosotros, nuestros propios camaradas, los que entorpezcáis una labor de por sí tan difícil. Ayúdanos a que todas las mujeres sean libres, dueñas y responsables de su dignidad humana. Buscad en vuestras relaciones sexuales el intercambio completo, purificaros la sangre y el espíritu. Resolved el problema de una manera sana, con mujeres “limpias” y conscientes. Ayudadnos a que todas las mujeres sean así5. (Nash, 1975: 186-187)

5

Mujeres Libres, folleto “Ruta”, 21 de enero de 1937. En Nash (1975), p. 186-187

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Su labor de capacitación de las mujeres y la organización de las mismas de forma independiente a las organizaciones masculinas, supone un referente histórico para el feminismo actual y debe de ser visibilizado y legitimado social y académicamente. La lucha por el reconocimiento de las organizaciones anarquistas y su participación autónoma como colectivo de mujeres en el Movimiento Libertario no se daría hasta el 24 de enero de 1939. Ese día fueron llamadas a la reunión del Movimiento junto a la CNT, FAI y las Juventudes Libertarias, siendo la primera y última vez que serían convocadas, pues ese mismo día sus integrantes serían evacuadas a Barcelona (Ackelsberg, 1999: 241). El fin de la guerra supuso para las integrantes el exilio y, aunque intentaron proseguir su trabajo desde fuera de España, ya no consiguieron la misma repercusión. Los objetivos de Mujeres Libres eran demasiado ambiciosos para el poco tiempo que pudieron trabajar en ellos.

Conclusiones El movimiento Mujeres Libres fue un movimiento profunda y sólidamente feminista y libertario. En el seno de esta organización de mujeres se plasman con claridad la unión en la defensa de la igualdad y la libertad, de los valores anarquistas y de la lucha feminista. Este colectivo, organizado para acabar con la desigualdades sexuales sin descuidar su horizonte libertario, muestra en su trayectoria un colectivo de mujeresindependiente y autogestionado que trabajó para denunciar y eliminar las desigualdades económicas, laborales, sexuales y socialesasociadas al género. En ellas, las ideologías feminista y anarquista se unieronpara construir un sistema social en pro de la igualdad y libertad de todos sus miembros, independientemente de su sexo o clase. Desde la agrupación Mujeres Libres, primero con la revista y posteriormente con el colectivo, se llevaron a cabo importantes labores de concienciación y formación, que prepararon a las mujeres para transitar el camino de la igualdad. Aunque los objetivos que plantearon a su comienzo tenían amplias miras no pudieron desarrollarse por completo debido a su desaparición con el final de la guerra civil y la posterior dictadura, Feminismo y anarquismo en España: Una mirada a los inicios del anarcofeminismo en España. Teresa F. Ostos y Belén Zurbano Berenguer 16

pero significaron la creación de un primer movimiento libertario feminista español que supo alentar a las mujeres a la lucha, alcanzando las 20000 afiliadas, lo que dejaría un poso difícilmente borrable. Los colectivos feministas actuales deben mucho a aquellas mujeres organizadas entorno a unos ideales que no dejaron instrumentalizar por los grupos políticos, defendiendo su independencia y el reconocimiento de sus derechos autónomos como principio de lucha feminista. Mujeres Libres expuso abiertamente la situación de las mujeres en España, su falta de formación y la necesidad del reconocimiento del derecho a un trabajo digno como medio hacia la igualdad. De la misma forma, la exposición de los problemas y necesidades sexuales y el derecho a la libertad sexual y reproductiva de las mujeres supusieronel comienzo de una nueva conciencia para muchas, que a través de los textos de la revista se adentraron en una sexualidad iba más allá de la maternidad y que no pertenecía a los hombres. Tanto la lucha de clases como la conquista por la igualdad de género tienen enemigoscomunes entonces y ahora: el sistema capitalista y el patriarcal. Ambos las caras de una misma moneda: las sociedades basadas en jerarquías institucionalizadas a partir del sistema sexual y económico. Así, el sistema capitalista propicia y mantiene la superioridad de una clase dominante a través del poder económico, clase que ostenta los privilegios propios de pertenecer a ella. El patriarcado, por su parte,construye las diferencias y privilegios en base a una organización masculina de la sociedad en la que las mujeres se someten a los designios de un mundo creado al margen de ellas 6. Desde las ideologías anarquistas y feministas se busca una Revolución que elimine estas instituciones naturalizadas basadas en la desigualdad para construir un sistema social basado en la igualdad entre las personas y el reconocimiento de los derechos, iguales, de todos los sujetos sociales. Las estructuras de dominación, ya sean de orden económico, político o de género (aunque no haya nada más político que el género), sitúan a la humanidad en un proceso 6

El sometimiento y la dominación puede ser de cariz violento o no. Sobre las teorías del patriarcado (impositivo, de consentimiento…) habría mucho que hablar. Feminismo y anarquismo en España: Una mirada a los inicios del anarcofeminismo en España. Teresa F. Ostos y Belén Zurbano Berenguer 17

autodestructivo que mantiene a las sociedades divididas en dominados y dominantes, poderosos y subyugados y cuya libertad solo se puede alcanzar a través de la Revolución, una Revolución que tengan entre sus principios constitutivos la igualdad entre los géneros. Pues, cualquier otro planteamiento sería traicionar el propio principio de igualdad constitutivo del proyecto libertario. La inspiración de Mujeres Libres, así como la de todas aquellas féminas que trabajaron por una sociedad equitativa y libre debe continuar hoy en las mentes de todas aquellas personas que creen y trabajan para una sociedad para todos y todas, sin patrón, sin Dios y sin marido.

Bibliografía Ackelsberg, M (1999). Mujeres Libres. El anarquismo y la lucha por la emancipación de las mujeres. Barcelona: Virus. Andrés, H (2006). “Mujeres libres:emancipación femenina y revolución social” Germinal, 2 de octubre 2006 pp. 43-57 Andrés, H. (2008). “Anarquismo y sexualidad” Germinal, 5 abril 2008 pp. 65-84. Bakunin, M. (1866).Catecismo revolucionario [en línea]. Disponible en: http://bibliotecanacionandaluzasevilla.files.wordpress.com/2008/10/catecismo-de-unrevolucionario.pdf (Fecha de última consulta: 12 de octubre de 2014). Méijome, A. (2013). “Anarcofeminismo e identida(des): una mirada histórica al anarcofeminismo en el estado español” Revista Internacional de Pensamiento Político. I época, vol.8 pp.81-94 Méndez, N. (2002). “Mujeres Libres de España 1936-1939: cuando florecieron las rosas de fuego” Otras Miradas vol. 2 nº 1 pp.29-37. Nash, M. (1975) “Mujeres libres: España 1936-1939. Barcelona: Tusquets. Proudhon,

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http://www.bsolot.info/wp-content/uploads/2011/02/Proudhon_Pierre_JosephAmor_y_matrimonio.pdf(Fecha de última consulta: 12 de octubre de 2014).

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en:

Sánchez, L.(2007). “El anarcofeminismo en España: las propuestas anarquistas de Mujeres Libres para conseguir la igualdad de género.” Foro de Educación nº 9 pp. 229238.

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