Gautama con Marx: Comunismo Verdadero

June 30, 2017 | Autor: M. Maitreya Samya... | Categoria: Socialismo, Comunismo, Espiritualidad, Budismo
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Gautama con Marx: Comunismo Verdadero
La Vía de la Economía Dhármica, como forma de articulación práctica y teórica entre Gautama y Marx, deja constancia de la enorme cantidad de imposturas que se han hecho y dicho en representación del Marxismo, motivo por el cual el propio Karl Marx en vida decidió desenmascarar a este movimiento sentenciando contundentemente que él mismo no era marxista. Irónicamente, tanto Gautama como Marx no lograron impedir que luego de sus muertes se acumulen disparates en su nombre.
El Maitriyana es una aproximación a la práctica socialista más revolucionaria y verdadera, por lo que ha sido profetizado por el pensamiento de Marx. Las acciones y enseñanzas metapolíticas del llamado Socialismo Budista son el resultado de una síntesis hermenéutica entre Gautama y Marx, colocando al objetivo de la Cura (Nirvana) de la sociedad en la sentencia central del movimiento.
Totalmente en concordancia con la filosofía anarquista, que asciende desde la Tierra (Gaia) al Cielo, construyendo su visión política desde abajo hacia arriba, la Economía Dhármica parte del aprendiz en carne y hueso, arrancando desde sus acciones y procesos de vida real, transformando su ideología a través del desapego de lo que se ha predicado, pensado, representado e imaginado que es el ser humano.
El Maitriyana no se estanca en la mera recomendación de políticas de Estado, pues se relaciona directamente con las clases sociales por medio de la educación y la meditación libertaria, observando empíricamente la realidad concreta sin ninguna clase de especulación. La contemplación revolucionaria (kakumei-zen) se posiciona en el punto medio entre la estructura psíquica y la estructura sociopolítica. A partir de aquí se percibe que la estructura del Estado brota del proceso de vida del sujeto tal cual éste actúa en el mundo. Por lo tanto, el análisis del Socialismo Budista parte de estas condiciones materiales que determinan límites para la independencia y voluntad del ser humano.
La Economía Dhármica es una interpretación polémica, abierta y libertaria, posicionándose como un pensamiento hermenéutico crítico que deconstruye el sentido de los vínculos sociales, al mismo tiempo que es la base de posturas transrreflexivas que operan frente a la crisis de la civilización capitalista. El Maitriyana denuncia al fundamentalismo del libre mercado cuyo modelo de democracia representativa es funcional al imperialismo y la opresión de los pueblos. Una de las certezas del Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) es que la próxima era de la humanidad será socialista o no será, por lo que la misión del maestro espiritual es guiar al pueblo para que dicha revolución sea realizada ética y correctamente. El Socialismo Budista es polémico no sólo por su crítica al capitalismo neoliberal, sino también porque carece de los dogmatismos estériles e ideológicos del comunismo autoritario, pues éstos no fueron más que una mala imitación del verdadero pensamiento socialista de Marx. La Economía Dhármica, como forma de socialismo real, supera las inercias históricas y evita colapsar en una mera revolución gubernamental que poco tiene que ver con transformar la sociedad y la política de una forma radical. El Maitriyana es una Espiritualidad Revolucionaria que nunca detiene la marcha del pensamiento crítico, desarrollando una práctica y teoría supraideológica que purifica la epistemología y gnoseología a través de la meditación libertaria. Dado que el comunismo autoritario ha sido una forma de dominación estatal, manifestándose en forma de explotación económica, coerción política, hegemonía ideológica, exclusión social y negación cultural, el Socialismo Budista se propone como un sistema que trasciende estas características opresivas, buscando el Despertar (Bodhi) y la Liberación social. La Economía Dhármica impulsa la renovación del pensamiento crítico, siendo una plataforma práctica y teórica de naturaleza socialista y revolucionaria. El Maitriyana es una red de nodos de pensamiento libertario y conocimientos anti-hegemónicos, transmitiendo teorías sintéticas que conservan dialéctica y paradojalmente el espíritu de la Cura (Nirvana) y la emancipación radical que caracterizaron a Gautama y Marx. Pero este movimiento no se autodefine como marxista, comprendiendo que el mismo Karl Marx asumió esa posición crítica. Así, el Socialismo Budista encara a las verdades relativas y universales a través de una mirada postrracionalista, postmetafísica y postcientífica. Cuando se profundiza en las declaraciones crípticas del maestro espiritual se puede reconocer que el campo de la Economía Dhármica es genuinamente revolucionario pero trasciende al falso dualismo político entre izquierda y derecha. Las tradiciones del Maitriyana únicamente son concordantes con las corrientes marxistas que son autonomistas, heterodoxas, críticas, abiertas y libertarias, por lo que el Socialismo Budista se distancia claramente de las corrientes marxistas que son reaccionarias, burocráticas, dogmáticas y despóticas. Frente a la multiplicidad de corrientes marxistas, la Economía Dhármica habla desde una posición de síntesis dialéctica paradojal que asume su centro en la obra de Gautama y Marx.
En concordancia con Engels, el Maitriyana advierte acerca del peligro que frecuentemente implica el hecho de pensar que se ha entendido completamente la obra de Gautama y Marx con el sólo acto de asimilar sus tesis fundamentales. De esta manera, el Socialismo Budista es crítico frente al mecanicismo y reduccionismo económico de muchos marxistas que hablan de un dualismo entre los campos de las infraestructuras y superestructuras. Siguiendo a Gautama y Marx, la Economía Dhármica se distancia del falso budismo religioso y del comunismo autoritario que han pretendido encontrar un dogma infalible en lugar de asumir que se trata de un sistema práctico y teórico abierto a problemáticas y a la reconstrucción constante de su matriz conceptual. La consistente metodología de la contemplación revolucionaria (kakumei-zen) constata sus proposiciones metapolíticas en base a la percepción directa de los fenómenos y procesos de la realidad política, económica y social, considerando las tendencias históricas en lugar de simplemente alabar ciertas tesis fundamentales. Al igual que Engels, el Maitriyana apunta a la comprensión cumbre (Satori) de una verdadera revolución inconclusa cuyo complejo programa teórico y práctico es una investigación y acción de espíritu libertario. La teoría del Socialismo Budista es inmanentemente una praxis revolucionaria que supera las consideraciones convencionales de la filosofía académica, la ciencia materialista y la política partidaria, las cuales son funcionales a la epistemología dominante de la civilización capitalista. La actividad teórica de la Economía Dhármica se trata de una postulación crítica y abierta al debate y la reelaboración constante, por lo que entonces no es un dogma ni una ideología. Se trata de una reestructuración y renovación en la forma de pensar y actuar en el mundo. Así, la meditación libertaria sigue al espíritu de Gautama y Marx funcionando como una dialéctica paradojal (koan) profundamente revolucionaria y no-dogmática. En el Maitriyana hay una conjunción de una concepción dialéctica de la historia, una crítica a la economía capitalista y un despliegue del método contemplativo, diferenciándose de las simplificaciones del materialismo histórico. Por lo tanto, la Vía del Socialismo Budista es polémica porque cuestiona al comunismo autoritario como un sistema burocrático y despótico que incumple con el sueño de Gautama y Marx de construir una Tierra Pura o civilización socialista del futuro. En efecto, la Economía Dhármica demuestra que Gautama y Marx plantearon un imperativo ético metapolítico, prefigurando una posición crítica frente a la civilización capitalista. La voluntad subversiva del Maitriyana es ser un humanismo revolucionario que invierta, desestabilice o evanezca todas las relaciones sociales en las cuales el ser humano se encuentra envilecido, oprimido, abandonado o despreciado. Por ello, la visión crítica radical del Socialismo Budista a la civilización capitalista parte de un análisis de los venenos del mundo interior que luego se manifiestan en el mundo exterior como codicia, odio y engaño. Un Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) es un ser radical porque aborda el asunto desde su misma raíz, siendo la raíz del mundo el ser humano mismo.
La Economía Dhármica advierte que uno de los peores errores de las corrientes marxistas fue su separación de campos, como el ideológico y el científico, opacando los múltiples contextos de aplicación y estratos de significación de la teoría crítica y abierta de Karl Marx. Esta interpretación o decodificación es una clave esencial en el pensamiento metapolítico del Maitriyana. Además, el Socialismo Budista muestra que la visión de Marx también es un medio hábil (upaya) para analizar la vasta e inexplorada obra de Siddharta Gautama desde un marco interpretativo libertario, no estancándose en el medio simplificador y tramposo del dogma. Aquel aprendiz que tiene dogmas está totalmente descalificado desde una perspectiva espiritual. La Economía Dhármica muestra que existen múltiples lecturas sobre Marx, lo cual desembocó en varias corrientes marxistas. Precisamente, el aparato político estatal fue únicamente una versión del marxismo pero que traicionó el mensaje original de su fundador. El maestro espiritual provee entonces al Discurso Analítico Existencial Libertario (Buddha-Dharma-Sangha) para comprender el espíritu de la revolución inaugurada por Marx.
El Maitriyana también está compuesto por múltiples vías y tradiciones espirituales, pero todas tienen un mismo horizonte que es la comprensión del Despertar (Bodhi) de todos los seres. Esta armonía entre las distintas corrientes internas es lo que falta en el marxismo, lo cual trajo inevitables consecuencias en el campo político y económico del mundo. Por tal razón, el Socialismo Budista es un retorno a la verdadera enseñanza de Gautama y Marx, recordando que los movimientos sociales revolucionarios no deben ser desatados por una minoría ni tampoco que trabaje en pos del interés de una minoría. La Economía Dhármica es el movimiento autónomo de una mayoría social que trabaja por el bienestar de una inmensa mayoría. En concordancia con Marx, la perspectiva libertaria del Maitriyana enseña que un movimiento revolucionario debe no ser heterónomo ni dependiente de la guía externa o desde arriba por parte de una clase elitista, un grupo de intelectuales o un sector burócrata estatal. Por ello, el Socialismo Budista es el movimiento de la inmensa mayoría social de aquellos seres oprimidos, trabajando en función de los intereses de la inmensa mayoría. La Economía Dhármica se trata entonces del movimiento autónomo y libertario del pueblo.
El Maitriyana muestra la falta de compatibilidad entre la cosmovisión marxista del socialismo auténtico con la ideología jacobina del comunismo autoritario. En concordancia con Marx, el Socialismo Budista no plantea una revolución realizada por una minoría ni tampoco hecha desde arriba. Aquí es donde la Economía Dhármica esclarece la desunión entre la teoría libertaria de Marx y la práctica despótica de Lenin, Stalin y todos los otros regímenes totalitarios. El Maitriyana postula que la revolución inaugurada por Gautama y Marx fue una revolución democrática y popular, transmitiendo la Cura (Nirvana) a grandes multitudes en lugar de centrarse en darles poder únicamente a los monjes o a los intelectuales. Sin esta característica democrática y popular toda revolución metapolítica se distanciará del pensamiento de Gautama y Marx. Por lo tanto, el Socialismo Budista está vacío de toda veneración supersticiosa a la maquinaria burocrática del Estado, con sus capas administrativas de funcionarios que siguen sus propios intereses egoístas. Para la Economía Dhármica, la Liberación del pueblo consiste en transformar al Estado por ser una institución que está por encima de la sociedad, convirtiéndolo en un órgano completamente subordinado al pueblo. Esto obviamente implica abandonar el sistema de democracia representativa que es burgués, engañoso e incluso elitista, para reemplazarlo por el sistema de democracia directa. El Maitriyana enseña entonces que no hay Estado autoritario en el pensamiento de Marx, pues el Estado no debe intentar controlar a la sociedad sino que debe ser un órgano del cuerpo social, dependiendo en todo momento y lugar a los intereses espirituales de la nueva sociedad emergente del proceso transicional al auténtico socialismo. Al igual que Engels, el Socialismo Budista señala que en la obra de Marx se describe detalladamente la tarea de evanescer al Poder Estatal viejo y falso para reemplazarlo por un Orden Democrático nuevo y verdadero. Según la Economía Dhármica, el Estado de la transición hacia una organización socialista libertaria no puede ser despótico o autoritario, sino genuinamente democrático hasta transformarse en una asociación de Seres Libres e Iluminados (Arhats-Bodhisattvas). Éste es el Gran Despertar (Bodhi) del mundo.
En concordancia con Furet, el Maitriyana comparte una humilde respuesta a los males del mundo: profundizar una democracia directa con vocación universalista. Así, el maestro espiritual es una antorcha de utopía revolucionaria, situando a la elección del sujeto en el centro de la acción política para poder frenar al frenesí de un mercado neoliberal que se cree un Amo todopoderoso del planeta. A diferencia de la democracia representativa, que está basada en la codicia, el odio y el engaño, el sistema de democracia directa genera la existencia de un mundo postcapitalista y postburgués donde puede florecer una comuna verdadera (Sangha).
Sin embargo, el Socialismo Budista examina este Propósito (Dharma) de revolución social como algo posible pero muy difícil, pues la fe supersticiosa en el Estado impregna al campo psicológico, filosófico y político de los sectores obreros, burgueses y aristócratas. Esto se debe a que la figura del Estado representa una forma inconsciente de represión de la Libertad por la cual el pueblo cede su capacidad esencial de toma de decisiones a un sector de Poder. Según la concepción metapolítica de la Economía Dhármica, la realización de la idea de la Cura (Nirvana) de los males del mundo –o Reino de los Cielos en la Tierra- crea un tipo de sociedad basada en la paz, la justicia social, la educación y la ecología. Desde el espacio de la meditación libertaria nace el abandono a toda veneración supersticiosa hacia el Estado, pues la ética del Desapego desarraiga fácilmente la idea infantil de que el ser humano debe ser dirigido por un Otro, sea bajo la representación de Dios o el Estado. La contemplación revolucionaria (kakumei-zen) permite mirar de una manera distinta a los asuntos e intereses que son comunes a la sociedad, en vez de ceder la toma de decisiones a los funcionarios del Estado. Al igual que Engels, el Maitriyana revela que el sistema de democracia representativa no es más que una forma de monarquía encubierta. Aunque no se trata de una monarquía hereditaria, ciertamente el Estado no es más que un mal, siendo un sistema construido para la opresión de una clase sobre las demás. Evidentemente, el Socialismo Budista concuerda con Engels en que hay que evanescer la fe supersticiosa hacia el Estado, pues la Tierra Pura es un campo donde se hacen realidad la Verdad y la Libertad, los cuales son valores espirituales opuestos al Estado.
En concordancia con Étienne de La Boétie, la Economía Dhármica enseña a que la gente deje de acostumbrarse a pensar que los asuntos sociales no pueden ser percibidos desde una manera alternativa a la del Estado, afirmando que la meditación libertaria provee una experiencia de los asuntos comunes a través de un comunismo democrático y de derechos humanos que trasciende al encuadre estatal a través de un estilo existencialista. La victoria del pueblo, tal como lo hizo la Comuna (Sangha) durante dos mil seiscientos años, debe evanescer inmediatamente los peores aspectos del mal que es el Estado hasta que las generaciones futuras que estén educadas en condiciones sociales libres e iluminadas puedan deshacerse del viejo armatoste del Estado. El Maitriyana demuestra entonces que Gautama y Marx estuvieron más cerca de la corriente del Anarquismo o socialismo libertario que del comunismo autoritario, siendo la principal diferencia entre Marx y los anarquistas la cuestión acerca de si la Liberación o Despertar (Bodhi) debe ser súbita o gradual. La Espiritualidad Reconciliadora enseña ambos movimientos a través de las Vías del Socialismo Budista y el Anarquismo Budista.
Ciertamente existe para Gautama y Marx una nueva forma de Estado transicional –la Comuna (Sangha)- que es radicalmente democrático y que evanesce los peores aspectos del mal que representa el antiguo Estado. Dado que el ser humano interexiste interdependientemente de circunstancias históricas, sociales y culturales, la praxis de la contemplación revolucionaria (kakumei-zen) puede transformar esas circunstancias, enseñándole al aprendiz a evanescer inmediatamente los peores males del mundo despótico que son la guerra, la injusticia social, la ignorancia y la contaminación. En este sentido, la Economía Dhármica cita como precedente de Estado transicional al sistema de cinco poderes republicanos creados por el libertador Simón Bolívar: Poder Legislativo, Poder Ejecutivo, Poder Judicial, Poder Electoral y Poder Moral (Ciudadano). Mientras que los primeros tres son los clásicos del sistema republicado, los últimos dos son notablemente revolucionarios, pudiendo ser semejantes al Poder Democrático Directo y al Poder Periodístico que propone la Espiritualidad Reconciliadora. Así, la propuesta del libertador Simón Bolívar es un muy buen ejemplo de un Estado de transición al socialismo auténtico, dándosele un gran poder al pueblo a través de una plataforma política post-colonial diseñada para la felicidad de la sociedad. El libertador Simón Bolívar buscó la independencia y liberación de toda América, abandonando al imperio español para construir un continente libre y soberano social, política y económicamente, donde impere la paz, la igualdad y la ética. Esta independencia social debía ser alcanzada progresivamente en la conformación de un pueblo libre y soberano donde los seres humanos puedan gozar y disfrutar de las garantías de la libertad, la justicia, la seguridad y los derechos civiles. Esta propuesta de división de poderes fue revolucionaria porque evitaba caer en el propio abuso del Poder, que es lo que sucedió históricamente con los regímenes democráticos representativos que han llevado a la usurpación y la tiranía. De hecho, el libertador Simón Bolívar pareció intuir la visión utópica revolucionaria del Ser Despierto (Buddha) como una idea política realista y pragmática de lo político entendido como el arte de lo posible, no aspirando a lo imposible de una abstracta y perniciosa idea de libertad ilimitada para no descender en la región de la tiranía, pues del libertinaje absoluto se desciende al Poder absoluto, siendo la ética del Camino Medio la suprema libertad social.
El Maitriyana no lee a Gautama y Marx a través del filtro de Lenin o de cualquier ortodoxia religiosa, sino que se sumerge en la práctica de la meditación libertaria como forma de metapensamiento. Por ello, el Socialismo Budista no está sometido a las interpretaciones de las corrientes del pasado, sean leninistas ortodoxas o reformistas heterodoxas. Siguiendo la guía de Marx, la Economía Dhármica muestra que para desapegarse del trasto viejo del Estado es fundamental educar a las nuevas generaciones en condiciones de Libertad y Cura (Nirvana). Esta educación que provee el Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) no es la educación académica estructurada para la servidumbre idolátrica o sumisión ideológica al Estado, sino que se trata de una educación libertaria y espiritual donde únicamente impera la más amplia Libertad y Despertar (Bodhi).
En concordancia con Marx, el Maitriyana trabaja a favor de la desaparición de las diferencias de clase social, recomendando que la producción esté concentrada en manos del pueblo y no a cargo del sector privado o del Poder político estatal, pues ambos son el poder organizado de una clase social para la opresión y alienación de las otras clases. El Socialismo Budista es una organización que opera para luchar contra el materialismo, sea bajo la forma de aristocracia, burguesía o proletariado. En definitiva, la revolución del maestro espiritual es un Contra-Poder, pues no busca convertirse en una clase gobernante sino más bien derribar pacíficamente el régimen vigente de la producción capitalista, haciendo desaparecer las condiciones sociales y económicas que determinan el dualismo entre las clases sociales. La Economía Dhármica trabaja para superar el concepto mismo de clase social, sustituyendo a la vieja sociedad capitalista llena de egoísmo y consumismo en pos del emerger de una asociación en la que el desarrollo de la Libertad del sujeto impulse el desarrollo de la Libertad de todos los demás. Dado que este es el Camino del Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva), el Maitriyana valora a Karl Marx casi tanto como al Maestro Confucio.
En el sistema de civilización dhármica propuesto por el Socialismo Budista la producción social y económica debe estar concentrada en manos del pueblo, por lo que no sería ni propiedad privada ni propiedad estatizada, sino más bien propiedad socializada. Para que esta condición sea cumplida, la Economía Dhármica muestra que el pueblo debe ser gobernante, dejando de ser una clase espectadora, representada y sometida. Aquí, el pueblo se desapega de todo concepto de clase, pues trabaja por el bienestar de todo el cuerpo de la sociedad, utilizando al órgano del Estado radicalmente democratizado como una simple balsa para impulsar la transformación contra-corriente de la sociedad materialista y su régimen de producción capitalista. Aquí, la contemplación revolucionaria (kakumei-zen) es fundamental para reelaborar las condiciones socioculturales del dualismo de clases, sustituyéndolas por una asociación en la que la Cura (Nirvana) del sujeto condiciona la Libertad y Despertar (Bodhi) de todos. La visión utópica revolucionaria de Gautama y Marx se trata de una Comuna (Sangha) de seres humanos libres e iluminados, y no de un Estado totalitario que administra los intereses sociales en nombre de la asociación. Según la enseñanza libertaria del maestro espiritual, el Estado debe ser un órgano subordinado al cuerpo social, y no el órgano subordinante, pues cuando esto sucede hay un cáncer social. Al igual que Engels, el Maitriyana afirma que la propiedad estatal no es la solución del conflicto social, pues ésta radica en el reconocimiento efectivo del carácter opresivo de las fuerzas productivas capitalistas y por lo tanto buscar armonizar el modo de producción social y económica. Para lograr esto, el Camino del Socialismo Budista dice abiertamente que el pueblo debe tomar posesión directa de las fuerzas productivas, no admitiendo tanto a la dirección capitalista privada como a la dirección despótica estatista. La estatización es una medida incompleta y falsa para solucionar los conflictos sociales del pueblo, por lo que la Economía Dhármica propone una socialización económica y política que es realmente una crítica radical al Estado de dominación y autoritarismo. Esto se debe a que el Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) establece sin rodeos que es la sociedad misma la que debe cambiar, tomando posesión efectiva de las fuerzas productivas que suelen oprimirla. Esto implica que el ámbito económico no es per se antiespiritual, sino que más bien lo es la dirección hacia el modo de producción capitalista. En este sentido, el Maitriyana está a favor de una planificación social pero no de una planificación estatal que perdure en el tiempo, pues este viejo trasto sólo debe ser algo transitorio. Así, el carácter revolucionario del Socialismo Budista hace que los medios de producción que suelen oprimir al pueblo se vuelvan contra los mismos productores capitalistas, reencauzando el modo de producción hacia el cambio del mundo. La Economía Dhármica es entonces una fuerza eficaz que sublima el impulso ciego del materialismo, haciendo que el aprendiz tome plena consciencia de cómo convertir su mundo interno y externo en un campo de armonía y serenidad. Esto implica reconducir el campo económico desde la codicia del capitalismo –como causa constante de perturbaciones y cataclismos sociales- hacia la sabiduría compasiva (prajña-karuna) del socialismo auténtico. Esta metapolítica revolucionaria es una transformación que se convierte en la palanca más poderosa de la producción misma.
Para el Maitriyana, la planificación social se realiza con la Atención Plena de los procesos del aquí y ahora, teniendo el conocimiento cumbre (Satori) de las condiciones y causas de los males económicos y políticos de la civilización capitalista. Así, la meditación libertaria impulsa la intervención decisiva de los obreros y estudiantes en la toma de decisiones del mundo, no acudiendo a la planificación estatal de los burócratas por ser falsos representantes del bienestar general. El pueblo –tanto obrero como estudiantil- debe transformarse en gobernante del poder político y económico, rompiendo con la hegemonía capitalista que ha conducido al mundo al borde de su autodestrucción. En el Socialismo Budista la palabra de la producción debe estar en manos de la inmensa mayoría para asegurarse metas a favor de la mayoría de la sociedad, siendo la Economía Dhármica una democracia directa sobre la planificación social, política y económica de los trabajadores y estudiantes.
Las fuerzas activas de la sociedad capitalista, mientras no sean guiadas espiritualmente, obran exactamente del mismo modo que un cáncer: ciego, violento y destructor. Pero cuando se practica la contemplación revolucionaria (kakumei-zen) se puede comprender su accionar, tendencia y efectos, para así poder alcanzar los fines propuestos de la Liberación y el Despertar (Bodhi). Cuando el sujeto comprende el carácter opresivo de las gigantescas fuerzas de producción capitalista, entonces tiene la posibilidad de hacer frente a este sistema de dominio y alienación. El Maitriyana penetra en la naturaleza de lo Real y comprende el modo de convertir a esas fuerzas tiranas demoníacas en fuerzas sumisas servidoras. La clave se encuentra en darle poder al pueblo, pues cuando la gente se asocia libremente y con consciencia de los efectos que generan sus acciones en la naturaleza, comprenden que es posible transformar el sistema económico capitalista desde una tiranía demoníaca en una asociación bondadosa. Esto implica una doble participación por parte de los aprendices libremente asociados: participación sociopolítica y participación científico-gnoseológica, ayudando al sistema democrático directo y además transmitiendo sabiduría compasiva (prajña-karuna).
El Socialismo Budista lucha para que todos los pueblos alcancen la apropiación del conocimiento cumbre (Satori), para que así la visión experta de los grandes maestros espirituales llegue a las clases trabajadoras en la gestión de un mundo mejor, lo cual implica redirigir las fuerzas económicas a través de la planificación social libertaria. Así, la meditación libertaria despierta al trabajador y al estudiante, mostrándoles la división despótica de la sociedad y enseñándoles una vía para llegar a una nueva cooperación social entre los seres humanos. Del mismo modo que la energía nuclear per se no es negativa, sino que depende pura y exclusivamente del uso que se le dé, para electricidad o para la guerra, la Economía Dhármica utiliza el capital y lo pone al servicio de la humanidad, en lugar de la humanidad al servicio del capital. Las fuerzas productivas de la sociedad capitalista deben estar sometidas a un Propósito (Dharma) congruente con la Tierra (Gaia), reglamentando colectiva y organizadamente a la producción para generar lo que Gautama enseñó como los correctos medios de vida y de disfrute: siempre acorde con las necesidades de la naturaleza, la sociedad y de cada sujeto. Este abandono o superación del capitalismo es lo que está reclamando el mundo para la supervivencia y evolución de la humanidad. Aquí, el Maitriyana muestra un panorama claro para la reglamentación colectiva y organizada de un comunismo real, que es el Socialismo Budista, como Vía que trabaja para satisfacer las necesidades espirituales de toda la sociedad.
La ampliación de la consciencia es necesaria en el proceso de Liberación social, aumentando la productividad del aprendiz al enseñarle un medio de vida y de disfrute que es ético y simultáneamente funcional con las necesidades y capacidades de cada sujeto. A diferencia de lo que sucede con la planificación burocrática estatal, la planificación social del pueblo libremente asociado es algo impulsado por la Economía Dhármica, pues en este enfoque el desarrollo de la Libertad de cada uno es la condición básica para el desarrollo de la Libertad de todos. Por lo tanto, el Maitriyana tiene una visión democrática y libertaria acerca de la planificación social, desapegándose de cualquier ideología estatista y despótica que impida la intervención directa del pueblo en la dirección de las fuerzas políticas y económicas. Mientras que el modo de producción capitalista tiende a convertir cada más a los trabajadores en meros consumidores de productos, el modo de producción revolucionario hace que los trabajadores tomen consciencia de que en realidad son productores, por lo que este Camino revolucionario del Socialismo Budista implica trasladar el Poder que tienen las corporaciones y los Estados para entregárselo directamente al pueblo. Sólo por medio de esta conversión de los medios de producción privados o estatales el mundo podrá lograr una genuina redistribución e igualdad social.
A diferencia del imaginario jacobino o estatal, para la Economía Dhármica la condición de posibilidad de la Cura (Nirvana) de los grandes males del mundo es que el pueblo sea efectivamente gobernante de su destino, desarrollando así un sistema de democracia directa que incluso superaría al arquetipo ateniense. Ante la mirada del Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva), el Poder económico capitalista es un problema asociado con el Poder político representativo, por lo que el Camino del Maitriyana enuncia que la revolución socialista libertaria ha de producirse de forma democrática. En definitiva, éste es el futuro de la civilización misma, por lo que ninguna concepción corporativa o estatal puede abolir la naturaleza dhármica de la sociedad global. Sin embargo, para que este sistema acontezca primero se deben crear las condiciones propias para su advenimiento, transformando la mente del ser humano al abolir el egoísmo, dualismo y consumismo. Precisamente, con el Socialismo Budista se destruye la concepción misma de proletariado y del Estado en cuanto tal, pues se evanesce toda diferencia y antagonismo entre las castas o clases sociales. En concordancia con Engels, la Economía Dhármica permite decir claramente que todo sistema que simplemente espere a que se extinga el Estado pero que no intente superarlo en el aquí y ahora, no será más que una forma de autoritarismo o despotismo. La sociedad materialista necesita del Estado porque se depende de un antagonismo entre clases sociales para mantener a la clase explotadora al frente de la dirección de la producción capitalista, la cual convierte al pueblo al sistema de esclavitud y servidumbre. El Maitriyana revela entonces algo que muchos revolucionarios no han comprendido hasta el momento: el Estado mantiene las condiciones de la producción capitalista, manteniendo el sistema de clases y las condiciones de opresión hacia el pueblo. Así, el maestro espiritual teoriza que todo Amo estatal o privado es por definición un Amo explotador.
La contemplación revolucionaria (kakumei-zen) es una forma de comprender que el contrato social libre es una ficción garantizada únicamente por normas del Estado que son vigentes a través de la coacción organizada o la fuerza pública. En definitiva, el Estado es el que asegura las condiciones de opresión y alienación, tanto a través de la legislación capitalista como por medio del uso de la violencia legal. De este modo es cómo la superestructura interviene eficazmente en la infraestructura de la sociedad.
El Socialismo Budista es el representante oficial de todos los pueblos del mundo, pues su síntesis entre Gautama y Marx conforma una dirección espiritual libertaria para el cuerpo social de la Tierra (Gaia). Esto implica una desidentificación hacia la ilusión del Poder del Estado, el cual históricamente siempre ha sido una forma opresiva y aliada al esclavismo, feudalismo y capitalismo. La Economía Dhármica busca que el Estado se convierta en un órgano de la sociedad y no en su ineficaz representante, teniendo un poder superfluo porque en la civilización socialista libertaria no existe ninguna clase social a la que hay que mantener oprimida y sometida. Cuando desaparezcan de la mente de la sociedad los modos de vida del egoísmo, dualismo y consumismo, basado en la codicia, el odio y el engaño, entonces ya no será necesaria esa fuerza de represión que es el Estado. El primer acto en que el Estado se manifieste efectivamente como ejecutor del bienestar, la Libertad y el Despertar (Bodhi) de toda la sociedad, tomando los medios de producción capitalista y dándoselos directamente al pueblo, entonces éste paso será el último acto del Estado burocrático despótico y será simultáneamente el inicio de un Estado de transición hacia su inevitable disolución. La meditación libertaria es una intervención revolucionaria que apela a tomar consciencia de la superficialidad de la autoridad del Estado en todos los campos de la vida social, por lo que el mal del gobierno sobre las personas debe cesar y ser sustituido por una mera administración de los procesos de producción. El Maitriyana es un movimiento revolucionario que libera tanto el mundo interno como el externo, enseñando una práctica contemplativa que no produce la abolición del Ego y el Estado, sino más bien su extinción (Nirvana) por sí mismos a través de un cultivo gradual, pues en definitiva ambos no tienen existencia real. A partir de aquí el Socialismo Budista valora, reivindica y justifica a la consigna anarquista en lo que se refiere a dejar atrás al Estado.
La Economía Dhármica es un medio útil (upaya) del Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) que enseña que ninguna revolución verdadera puede hacerse por decreto, denunciando que algunas corrientes aparentemente marxistas no fueron más que adoradores del Estado, defendiendo permanentemente su autoridad represiva sobre las relaciones sociales. Paradójicamente, las corrientes marxistas del comunismo autoritario no supieron construir una civilización postcapitalista, sino que más bien instauraron un régimen pre-capitalista, pues al establecer un gobierno sobre las personas instauraron un despotismo generalizado que prohibió toda posibilidad de la democracia que es necesaria para llevar a cabo la revolución deseada por Gautama y Marx. La sabiduría compasiva (prajña-karuna) del maestro espiritual recuerda al aprendiz que el Estado debe ser un órgano subordinado a la Cura (Nirvana) de la sociedad y no a su represión, por lo que el Maitriyana considera que el Estado de transición debe ser radicalmente democrático, dependiendo completamente del control de la mayoría social que trabaja siempre por el interés de la inmensa mayoría. En este sentido, el Socialismo Budista es una planificación metapolítica que concluye que no hay revolución social alguna sin la presencia de un Estado transicional con democracia directa, socialización del Poder y autogobierno de las masas populares. La enseñanza de la Economía Dhármica es sencilla: los impulsores del comunismo autoritario o Socialismo estatal, burocrático y despótico son realmente pseudo-marxistas a la luz del pensamiento del Maitriyana, cuya crítica comprende perfectamente el motivo por el cual Karl Marx dijo no soy marxista.

Ahora bien, si el mismo Karl Marx se declaró como no-marxista, cuál sería la razón por la que el Dalai Lama Tenzin Gyatso declaró que desde el punto de vista sociopolítico él se considera a sí mismo como marxista. Esto se debe a que el Socialismo Budista no está en contradicción con la visión crítica de Marx a la religion. De hecho, el entendimiento metafilosófico del Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) lo hace posicionarse ni a favor ni en contra, sino en un más allá de las instituciones religiosas. A diferencia de la metafísica, la Economía Dhármica está realmente dedicada al servicio del pueblo, promoviendo la ética social del pacifismo, la igualdad social, la educación y la ecología, motivo por el cual importantes maestros espirituales han deseado afiliarse al Partido Comunista. Sin embargo, el comunismo autoritario tiende a intentar subyugar las enseñanzas del Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva), puesto que todo sistema despótico oprime a la naturaleza del Despertar (Bodhi) por ser una fuerza que tiene la potencialidad libertaria de sublevarse contra el status quo. En concordancia con el Dalai Lama Tenzin Gyatso, el Maitriyana afirma que mientras el capitalismo se preocupa únicamente por la ganancia y el beneficio monetario, el Socialismo Budista está basado en los principios éticos de Gautama y Marx, preocupándose por la redistribución de la riqueza y la igualdad social. La Economía Dhármica se preocupa por el bien de la mayoría, que son los obreros y estudiantes, pero también se interesa por el destino de los que son minoría o simplemente no son escuchados por el sistema, como los indigentes y los niños. Así, el maestro espiritual revela que la falla del comunismo autoritario –como el soviético- fue debido a que era un régimen totalitario, pero no fue a causa de que la visión de Karl Marx esté equivocada. Ésta es la razón por la que el Dalai Lama Tenzin Gyatso se considera a sí mismo mitad budista y mitad marxista. La metapolítica del Maitriyana considera a Gautama y Marx como héroes inspiradores para la posibilidad de un movimiento comunista genuino, logrando que la humanidad se vacíe de toda ideología ilusoria para así poder cambiar completamente su actitud hacia la vida. El Socialismo Budista, al promover la justicia social y los derechos humanos, es un verdadero comunismo libertario con la capacidad de beneficiar a todos los pueblos del mundo.
Una de las mayores contribuciones del movimiento revolucionario de la Economía Dhármica es su análisis deconstructivo o meditación libertaria acerca del sistema capitalista, descubriendo que éste produce estructuralmente guerra, pobreza, ignorancia y contaminación, acortando la consciencia del sujeto y oprimiendo su práctica de vida con los venenos de la codicia, el odio y el engaño. Pero el Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) no se limita a simplemente realizar una crítica al materialismo o la metafísica, pues su visión clara describe detalladamente cómo sería el mundo más allá de la civilización capitalista. En contraposición a Margaret Thatcher, el maestro espiritual no hace más que demostrar con sus palabras y actos que hay una alternativa al capitalismo, pudiéndose transformar la economía, política y cultura de toda la civilización contemporánea. Ante el inevitable colapso del capitalismo, el Maitriyana declara que la democracia directa y los derechos humanos harán que el Socialismo Budista emerja como una tercera vía al dualismo entre el capitalismo neoliberal y el comunismo autoritario. La vía crítica de la Economía Dhármica demuestra a través de la lógica dialéctica paradojal que la progresión histórica para el emerger de una civilización dhármica es la siguiente: primero, la tesis de lo que se ha denominado como la expansión del capitalismo salvaje; segundo; la antítesis de lo que Marx llamó como la paréntesis de la dictadura del proletariado o comunismo crudo; tercero, la síntesis del comunismo libertario que el Maitriyana rebautiza como Socialismo Budista. Esta síntesis abierta y dinámica es lo que Chögyam Trungpa llamó como la práctica del comunismo verdadero, lo cual implica que los regímenes despóticos y totalitarios no fueron más que un inicial o falso comunismo según la mirada contemplativa del Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva).
La meditación libertaria es una forma de percibir los problemas estructurales de la sociedad, tanto políticos como económicos, comprendiendo que la miseria (dukkha) es una condición cíclica creada por el sistema capitalista, el cual es profundamente perverso. De esta manera, todo proceso de Cura (Nirvana) del mundo interno es indudablemente un proceso de insurrección contemplativa frente al Poder dominante, imaginando cómo crear un más allá de la cultura global capitalista, cuyo sistema político y económico es esencialmente maligno.
En concordancia con el Dalai Lama Thubten Gyatso, la Economía Dhármica afirma que los venenos de la codicia, el odio y la ignorancia parecen dominar totalmente a la sociedad global, la cual ha incorporado como parte de la vida cotidiana al conflicto y la injusticia. Así, el maestro espiritual predice que si los pueblos no hacen los cambios necesarios para abandonar la violencia, entonces la humanidad tendrá poca chance de sobrevivir al Apocalipsis. Al respecto, el Maitriyana es una vía reconciliadora que enseña al aprendiz la forma de protegerse éticamente del terror y la destrucción tanto del capitalismo barbárico como del comunismo despótico. Para asegurar la supervivencia y evolución del ser humano, el Socialismo Budista conserva dentro de sí los mejores aspectos de los sistemas anteriores, mostrando la forma de llegar correctamente a una sociedad sin Estado y sin religión, pues estas instituciones son esencialmente egoístas, dualistas y consumistas. Por lo tanto, la Economía Dhármica enseña al sujeto que en su corazón se encuentra la fuerza para hacer un esfuerzo por la situación del mundo y evitar el desastre inminente, utilizando los métodos del pacifismo, redistribucionismo, alfabetismo y ecologismo como medios hábiles (upaya) para traer Despertar (Bodhi) y bienestar apropiado a todo el pueblo. Teniendo en cuenta este Propósito (Dharma), el aprendiz debe trabajar diligentemente en el aquí y ahora, porque de lo contrario no habrá ningún futuro posible para la Tierra (Gaia). El Maitriyana utiliza el conocimiento cumbre (Satori) de Gautama y Marx como oráculos que guían a la sociedad a través de un Estado de transición hacia una civilización postcapitalista.
En concordancia con Zizek, el Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) no intenta destruir nada ni precipitar el decline del capitalismo, enseñando la meditación libertaria como una forma de atestiguar cómo el sistema se está autodestruyendo en un bardo cultural, al mismo tiempo que también es una forma de imaginar alternativas para construir un mundo mejor. A diferencia del capitalismo y su consolidación de riqueza, poder y violencia contra la mayoría del pueblo, el Socialismo Budista es la consolidación del evento de la Cura (Nirvana) en el campo de la política y la economía, siendo un retorno dialéctico a relaciones orgánicas y tradicionales dentro de la sociedad. Dado que el capitalismo es un conjunto de intereses individualistas que producen una vergonzosa y brutal explotación del pueblo y de la naturaleza, cuando el sujeto practica contemplación revolucionaria (kakumei-zen) sobre el sistema financiero puede concordar con Lobsang Lhalungpa y decir no veo ningún ser humano ahí, pues sólo hay fantasmas hambrientos en traje. Pero la visión crítica de la Economía Dhármica también aborda cómo la cultura mundial de Oriente y Occidente se ha convertido a la idolatría del materialismo. Así, el Maitriyana es un movimiento revolucionario transcultural especialmente adaptado a una sensibilidad socialmente comprometida, estando liberado de la influencia cegadora del bagaje cultural relacionado a las poderosas fuerzas materialistas. Al igual que el Maestro Khenpo Gangshar, el Socialismo Budista enseña al aprendiz a ser desapegado y no perderse a sí mismo en el encuentro con la tecnología y el estilo de vida consumista. La meditación libertaria, en efecto, es ver más allá de la cultura, comprendiendo que la Espiritualidad de la Economía Dhármica siempre debe superar los componentes culturales capitalistas del mundo contemporáneo. En una sociedad global de superficialidad y banalidad, el Maitriyana se levanta como una Espiritualidad Libertaria y Emancipadora con la suficiente sabiduría compasiva (prajña-karuna) para transformar la sociedad y purificar la cultura. En tanto que la civilización capitalista de Occidente y Oriente intenta convertir en un fetiche a la Espiritualidad, como lo afirma Zizek, el Socialismo Budista funciona en el mundo globalizado como una contracultura de Desapego en la cual nunca se cancela el impacto de lo Real, que es estructuralmente insatisfactorio, impermanente e insustancial. En este sentido, si el mundo está lleno de guerra, injusticia social, ignorancia y contaminación, la orientación de la Economía Dhármica –primariamente a través de la contemplación revolucionaria (kakumei-zen)- permite al sujeto comprometerse y confrontar esta realidad deseando transformarla. El Maitriyana, con su énfasis en la Liberación personal y social, se posiciona fundamentalmente contra el status quo, pues eso conlleva el deseo desapegado del Despertar (Bodhi) del mundo interno y externo. De esta manera, el Socialismo Budista no sólo no funciona como un fetiche de la cultura global capitalista, sino que más bien es su antídoto perfecto, siendo la Cura (Nirvana) de toda ideología materialista o metafísica. La Economía Dhármica no es más que el resultado de este compromiso real del maestro espiritual con el mundo, cuya visión realista naturalmente lo impulsa a actuar espontánea y libertariamente, no retirándose de la vida de manera ascética o nihilista. El Maitriyana muestra entonces que la meditación libertaria es una posición de renuncia hacia el materialismo, pero no es un retiro de los vínculos sociales con los demás. La contemplación revolucionaria (kakumei-zen) permite al aprendiz poder asumir una posición dialéctica paradojal de distancia hacia su propio egoísmo, dualismo y consumismo, pero sin alejarse de la relación con el prójimo. Ésta es la estructura de sanidad mental según el Socialismo Budista. Al percibir lo Real tal como es, el Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) está capacitado para participar en el mundo pero sin alienación ni estrés. La ética del Desapego, a diferencia del fetiche, no deja intacto al mundo, sino que siempre está construyendo una Tierra Pura libre de todo rasgo hegemónico. Al estar desapegado del Ego, el maestro espiritual es un sujeto con un estado de consciencia ampliada y superior (ECAS), lo cual le permite comprender también que el dualismo es ilusorio –como la distinción entre Oriente y Occidente- y que el consumismo es la hegemonía cultural global. Frente a esto, la Economía Dhármica no hace más que cuestionar el control, expansión y dominio por parte del status quo.
El Maitriyana no sólo busca la Liberación del mundo interno, purificando la mente del apego, aversión e inconsciencia, sino que también busca la Liberación del mundo externo, purificando la sociedad de la codicia, odio y engaño. Esto implica que es fundamental el trabajo de la meditación libertaria y su análisis sobre cómo el Discurso cultural influencia y domina a los pueblos. Pero también es crucial dedicarse a la misión de crear una alternativa al sistema actual, y este es precisamente el Propósito (Dharma) del Socialismo Budista. El proceso del Despertar (Bodhi) no sólo es la trascendencia de la falsa consciencia del Ego, también es el abandono del sistema social de la ideología. Así, el estudio revelador de la Economía Dhármica desarrolla las condiciones para el emerger del comunismo verdadero, libertario y espiritual, por lo que el enfoque de la contemplación revolucionaria (kakumei-zen) es el suplemento ideal para un movimiento de lo Real.
En concordancia con Gautama y Marx, el Maitriyana afirma que la revolución social no es un conjunto de ideales a los que la realidad debe ajustarse, sino que es la misma naturaleza dhármica de la sociedad, por lo que el Socialismo Budista es un movimiento de lo Real que desea abolir el presente status quo, alcanzando la Cura (Nirvana) de la mente y la Autoliberación del pueblo. De esta manera, la Comuna Libertaria (Sangha) es realmente la encarnación práctica de un sistema social postcapitalista que durante los últimos dos mil seiscientos años ha demostrado un modo alternativo de vida basado en el desapego hacia el materialismo. La Economía Dhármica muestra entonces que el Despertar (Bodhi) es nada menos que la desalienación. Al igual que Gautama y Marx, el movimiento Maitriyana representa el verdadero espíritu de la lucha contra la desigualdad y la pobreza generada por el status quo.
El Socialismo Budista, como Espiritualidad Reconciliadora, asume la función de ser una terapia radical aplicada a la sociedad, trabajando pacientemente para la Cura (Nirvana) del pueblo. La Economía Dhármica es un movimiento de lo Real con un profundo compromiso social, revelando los errores e ilusiones del sistema para poder despertar a la gente, por lo que parece intentar construir una Comuna Libertaria (Sangha) a nivel global, unificando y reconciliando a la humanidad en la acción del Propósito (Dharma). En la época del decline o Apocalipsis de la civilización capitalista, el Maitriyana sintetiza todo el poder colectivo salvador, buscando que el aprendiz asuma una vía de insurrección para convertirse en un nuevo tipo de líder comunitario que descubre y enseña el potencial espiritual de la humanidad y de la Tierra (Gaia). Dado que el Socialismo Budista es un movimiento popular de lo Real, no se coloca en una posición cómoda, sino que constantemente evade a los estereotipos e ideas fijas. Desde el punto de vista de la Economía Dhármica, para transformar el mundo es necesaria una insurrección global que sea elusiva a pensar únicamente en el fin de tomar el Poder, más bien concentrando toda su fuerza en materializar medios correctos para llevarlo a cabo. Así es cómo la democracia directa golpeará el mundo con una luz de esperanza, pudiendo aparecer en cualquier momento y lugar sin depender de liderazgos políticos tradicionales. La metapolítica del Maitriyana es un Nuevo Orden Mundial que despeja a las fuerzas de la manipulación a través de la mente despierta (bodhicitta), apareciendo en los momentos y lugares que se la requiera, pues así son los Seres Libres e Iluminados (Arhats-Bodhisattvas). Cuando el Dalai Lama Tenzin Gyatso se lamentó que no haya llegado al Tíbet un comunismo genuino, no sólo estaba criticando al comunismo autoritario sino que también mostraba la dirección hacia dónde él quería llevar a su pueblo: mitad budista, mitad marxista. Ésta tercera vía radical es el Socialismo Budista.
Sin embargo, este Camino de síntesis superadora que es la Economía Dhármica supone la dolorosa decisión de abandonar el dualismo de izquierda y derecha, haciendo que el sujeto quede ideológicamente vacío, pues mantener estos falsos polos opuestos infecta a la mente con ideas ilusorias. Así que paradójicamente el maestro espiritual enseña que en un mundo globalizado, donde ya no existe más Oriente y Occidente o izquierda y derecha, el Camino Medio del Maitriyana concuerda con Gramsci y medita libertariamente sobre lo Real con el pesimismo de la inteligencia superior y con el optimismo de la voluntad de vida. Sólo así se podrá evitar el egoísmo, dualismo y consumismo, enfrentando la existencia con honestidad, osadía y solidaridad.



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