Gritemos por México

Gritemos por México
Jaime Nain Peñuela Cruz

Estamos en vísperas de conmemorar un acontecimiento que ocurrió hace 206 años, que nos dio una identidad, una soberanía, una nación, que junto con un pueblo que estaba harto del dominio español; Miguel Hidalgo y Costilla la madrugada del 16 de septiembre de 1810, dio inicio al movimiento de independencia, acontecimiento que duró once años, de lucha, muerte y guerra.
Actualmente en nuestro país estas escenas de violencia no son tan extrañas, cada día vemos en el periódico o en la televisión que "ejecutaron" a alguna persona, desaparecieron a algunas otras, la "libertad" por la cual pelearon los héroes insurgentes se va esfumando o se va descubriendo solamente como un sueño inalcanzable.
Yo me pregunto: Desde hace 206 años, ¿verdaderamente hemos sido libres?, ¿verdaderamente hemos consolidado una nación independiente?, o simplemente hemos sido actores en un escenario de país manipulado por personas de élite, que a partir de sus recursos económicos crean una realidad de nación a su antojo, donde la libertad y la autonomía la gozan solo unos pocos.
La guerra de Independencia comenzó ante 300 años de sometimiento español, lo más curioso es que siempre entran en juego el poder, el someter, las garantías, y es por eso que los que encabezan este movimiento son principalmente los criollos, hijos de españoles que querían recibir los mismos beneficios que ellos en la Nueva España.
Desde este momento empieza el rumbo de un México nuevo, que se guía por impulsos, por tratar de alcanzar el beneficio propio y no incluir a la sociedad, pues bien, lo dice Ramón Kuri Camacho en su libro El barroco jesuita novohispano: la forja de un México posible:
"La tensión que se presentó en México fue entre el bien común y el cálculo de poder, entre el Estado como un todo orgánico y el Estado como artificio, entre la política como misión y la política como arte o "ciencia", entre el poder como función liberadora y el poder como ostensión y éxito personal."
En la actualidad nos damos cuenta que en vez de ser un país que va con miras a ser primermundista simplemente se conforma con lo que es, sin importarle a los gobernantes el bienestar de la sociedad, pues para poder subsistir nos vemos dependientes de países que son potencias.
Siendo muy sincero no le puedo llamar independencia a la intolerancia por parte del gobierno ante movimientos que alzaron la voz y les costó la vida como los estudiantes que criticaban el autoritarismo del gobierno y pedían el respeto de la autonomía universitaria (La matanza de Tlatelolco en el 68), o el más reciente movimiento de 300 estudiantes que exigían empleo y educación al gobierno, sin embargo, lo único que recibieron fueron balas y la desaparición de 43 compañeros, y que después de dos años siguen sin aparecer (El caso Ayotzinapa), y también la excelente diplomacia que presentó el gobierno en Oaxaca contra profesores desarmados que pedían una oportunidad para dialogar sobre la reforma educativa.
No vayamos a olvidar también los imperios de Iturbide y Maximiliano impuestos en el país, la venta de "La Mesilla", la perdida de los antiguos estados del norte como Texas, la Alta California, Nuevo México, entre otros. Los mártires de 1907, la famosa "Decena Trágica", la intolerancia religiosa que se vivió en el gobierno de Plutarco Elías Calles, la devaluación del peso, la matanza de Acteal, las muertas de Juárez, la matanza de Tlatlaya, la mafia dentro del ejército, la opresión y asesinato de reporteros, etcétera, etcétera, etcétera.
Podría seguir aumentando esta larga lista con acontecimientos que han pasado a lo largo de la historia de nuestro país, algunos que salieron a luz, algunos otros que siguen sin saberse y otros que nunca se sabrán. Se dice que el hombre que no conoce su historia está condenado a repetir sus errores; por eso puedo afirmar que, ante siglos de historia, ni siquiera tenemos la mínima idea de lo grave que es repetir estos errores, que se van renovando cada vez que acaba un sexenio.
Seguimos viendo guerra, muertes, movimientos, manifestaciones, delincuencia, corrupción, traiciones; y me vuelvo a preguntar ¿por qué no hacemos nada?, ¿por qué no levantamos la voz?. Es tiempo de cambiar verdaderamente las cosas, dejar el miedo y la inseguridad, no sentir un patriotismo o un nacionalismo, preocuparnos por nosotros mismos, respirar un ambiente de paz, de seguridad.
Yo no quiero vivir en un país que acepta el aborto, la eutanasia, la unión de homosexuales, peor aún la adopción por parte de estas parejas. Un país sin libertad de expresión, con narcotráfico, donde el presidente que nos gobierna es un ignorante sin estudios. Yo no quiero un México así, porque me doy cuenta que nunca existió la independencia. ¡Despierta México!, basta de que el gobierno nos siga dando "pan y circo", regresa a tus orígenes y fórjate como una verdadera nación, por eso yo los invito a que no gritemos por la independencia:
¡GRITEMOS POR MÉXICO!